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Día 4: Los salmos en nuestro estudio personal
Este no es un libro de tipo académico, ni se especializa en her‑ menéutica bíblica (ciencia de la interpretación, en particular, de la Escritura). Sin embargo, puesto que sí tenemos como objetivo el estudio de un salmo en particular, considero importante que señalemos algunas pautas generales que nos pueden ayudar cuando nos disponemos a estudiar un salmo de manera personal o devocio‑ nal. Lo que hasta aquí hemos aprendido nos será de gran utilidad. Recordemos que estamos leyendo poesía; eso cambia la manera en que debemos abordar el texto.
Paso 1: Lee el salmo varias veces. Mientras más familiarizados este‑ mos con el texto, mejor. Trata de resumir el tema del salmo en una oración.
Paso 2: Determina a qué categoría o categorías pertenece el salmo.
Paso 3: Busca información del contexto. Para esto, los encabezados de cada salmo pueden resultar útiles. ¿Tenemos información acerca del autor del salmo? ¿Hay algo en el texto que me indique eventos que pudieran estar sucediendo? ¿Puedo relacionar este salmo con algún otro pasaje bíblico específico?
Paso 4: ¿Cómo se siente el autor? ¿Qué emociones podemos percibir a partir de la lectura? Esto nos ayuda a comprender el mensaje que encierran las palabras del salmo que estemos leyendo. No olvidemos, la poesía expresa estados de ánimo, emociones, sentimientos.
Paso 5: Reconoce el lenguaje poético del salmo. En este paso, aplica‑ mos todo lo que estuvimos aprendiendo sobre el género de poesía, las figuras del lenguaje, etc. Recordemos que entender lo que es lenguaje poético nos evita interpretar en sentido literal algo que no lo es.
También debemos prestar atención a la estructura del salmo, es decir, cómo está organizado el texto. Ya que es poesía, la división por estrofas nos ayuda.
Paso 6: ¿Qué dice el texto del salmo acerca de Dios? De esto hablare‑ mos más a medida que estudiamos el Salmo 103, pero la idea es que podamos encontrar en las palabras del salmista aquello que nos revela quién es Dios, Sus atributos, Su carácter.
Una pregunta que nos ayuda es: ¿cómo conectar las emociones del autor con su comprensión de quién es Dios? Como mencionamos antes, en los salmos de lamento, por ejemplo, a menudo encontra‑ mos al final una declaración de confianza que es el resultado de la
comprensión que tiene el autor de quién es Dios, a pesar de sus cir‑ cunstancias o sentimientos.
Paso 7: Aplicación. ¿Cómo puedo identificarme con el mensaje del texto? ¿Comparto emociones semejantes a las del autor? ¿El salmo leído me lleva a alabar a Dios también? ¿Cómo los atributos de Dios —lo que leo de Él en el texto— hablan a las circunstancias que puedo estar viviendo?
Paso 8: Puedo orar con el texto de los salmos. Ellos son poesía, can‑ ción y también oración. Muchas veces nuestras oraciones se vuelven repetitivas, y orar con el texto de los salmos es una manera de orar por lo que Dios quiere, como Él quiere.
Para ayudarnos a entender mejor todo lo anterior, usemos un salmo como ejemplo. Recuerda, no es una ciencia exacta, algunas cosas pue‑ den lucir diferentes a la hora de hacer este tipo de análisis. Y, por razón de espacio, el análisis será breve.
Salmo 3
Paso 1: Leemos el salmo varias veces. En este salmo, el autor expresa cómo se siente ante la persecución de sus enemigos; pero declara su certeza de que, incluso en esas circunstancias, puede confiar en la sal‑ vación y protección que encuentra en Dios.
Paso 2: Este es un salmo de lamento y confianza.
Paso 3: El encabezado del salmo nos dice que el autor es David, y que fue escrito cuando huía de su hijo Absalón. Podemos leer en 2 Samuel 15:13–17:22 sobre estos eventos.
Paso 4: El autor está angustiado, temeroso ante la persecución. El encabezado nos dice que quien lo persigue es su hijo Absalón, así que eso nos ayuda a imaginar qué tan terrible debe ser su angustia al escribir estas palabras. Al mismo tiempo, leemos que tiene confianza en Dios.
Paso 5: En el versículo 1, encontramos paralelismo. La segunda línea repite la idea de la primera con palabras diferentes.
¡Oh Señor, cómo se han multiplicado mis adversarios! Muchos se levantan contra mí.
En el versículo 3, tenemos una metáfora: se dice que Dios es un escudo. Como sabemos, Dios no es literalmente un escudo, sino que se usa esta figura literaria para hablar de Dios como nuestra protección.
En el versículo 6, encontramos una hipérbole; es decir, una exag‑ eración. David dice: «No temeré a los diez millares de enemigos», lo cual es una manera de decir que eran muchos, pero no necesariamente esa cantidad exacta. Cuando se trata de identificar las figuras del lenguaje, no es impre‑ scindible que nos enfoquemos demasiado en encontrar una figura en cada verso, sino recordar que es poesía y los recursos o figuras literarias son algo común en el texto.
Paso 6: El autor habla de Dios como protector (v. 3). Además, trae a la memoria, porque usa el tiempo pasado, que Dios lo ha escuchado (v. 4). Conoce a Dios como su cuidador (v. 5). Sabe que Dios defiende a los suyos de los enemigos (v. 7). Y, en último lugar, reconoce que la salvación viene de Dios, que es un Dios que salva (v. 8).
Paso 7: En momentos de mi vida también me he sentido así, como «perseguida», quizá no por enemigos físicos, pero sí por situaciones difíciles. Como el autor, cuando algo así sucede, puedo recordar que el Señor protege a los suyos y los sostiene. Podemos descansar en paz porque Dios se hace cargo de las circunstancias. Este salmo me recuerda que Dios es mi salvación, de todo tipo; pero, sobre todo, que Él ha provisto para nosotras salvación en Cristo, salvación del pecado y la muerte, los mayores enemigos.
Paso 8: El texto de este salmo es una oración que podemos elevar a Dios, tanto a favor nuestro, como al interceder por otros. De hecho, enseñé el versículo 8 a mis hijos cuando eran pequeños y orábamos con él antes de dormir.
Ahora que hicimos el análisis juntas, ¿qué tal si pruebas hacerlo tú misma, o con el grupo, usando el Salmo 1?