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Día 1: El objeto de nuestra alabanza

ocasiones habla de los creyentes como hermanos; somos parte de la familia de la fe y esta familia tiene nexos más fuertes que los biológicos. Nos une la sangre de Cristo.

Hay algo más que no podemos pasar por alto en esta relación que tenemos con Dios como nuestro Padre.

«Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo». Es para su corrección que sufren. Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos partici‑ pantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad. (Heb. 12:6‑10)

¿Qué entiendes de este pasaje? ¿Crees haber experimentado alguna vez la disciplina del Señor?

La disciplina de Dios para Sus hijos no es castigo en el sentido estricto de la palabra; es para santificación… ¡produce fruto! A menudo, esta disciplina se traduce en pruebas, en situaciones en las que debemos per‑ severar, como el caso de este pasaje de Hebreos. Que Dios sea nuestro Padre implica que, cuando sea necesario, nos disciplinará.

Bendito sea Dios que no solo nos regaló la salvación en Cristo, sino que nos ha hecho hijas, parte de Su familia. Podemos tener una relación íntima, segura y real con el Padre celestial.

Aplícalo

Luego de lo que has estudiado hoy, ¿tienes un nuevo entendimiento acerca de quién es Dios? ¿De qué manera lo que ahora conoces sobre Dios afecta tus relaciones con otros creyentes? ¿Cómo puedes alabar a Dios por algo que viste en este pasaje?

Guárdalo en tu corazón

Como ya es costumbre, seguimos avanzando en la memorización del Salmo 103. Completa los espacios en blanco.

1 Bendice, alma mía, al Señor, ________________________________ nombre. 2 Bendice, alma mía, al Señor, ________________________________ beneficios. 3 Él es el que ____________ todas tus ____________________,

El que __________ todas tus _______________________; 4 El que _______________de la fosa tu vida,

El que te corona de ______________ y ____________________; 5 El que ______________ de bienes tus años,

Para que tu juventud se renueve como el águila. 6 El Señor hace ______________,

Y ___________________ a favor de todos los

______________________. 7 A _____________ dio a ________________ Sus caminos,

Y a los israelitas Sus ________________.

8 ___________________ y __________________ es el Señor, _______________ para la ira y grande en _______________. 9 No luchará con nosotros para siempre,

Ni para siempre guardará Su enojo. 10 No nos ha tratado según __________________________,

Ni nos ha _______________ conforme a _________________. 11 Porque como están de altos los cielos sobre la tierra,

Así es de _____________ Su _________________ para los que le temen. 12 Como está de lejos el oriente del occidente,

Así _______________ de nosotros nuestras ________________. 13 Como un padre se __________________ de sus hijos,

Así se __________________________ de los que le _________.

Día 2 El Dios que nos conoce

Porque Él sabe de qué estamos hechos, Se acuerda de que solo somos polvo. Salmo 103:14

Vivimos engañadas cuando creemos que nos conocemos mejor que nadie. Es muy probable que en algún momento de tu vida te hayas sorprendido ante una reacción o pensamiento que nunca imaginaste tener. Sin embargo, sucedió. ¿Por qué? Porque tenemos un ADN de pecado que afecta cada fibra de nuestro ser y, aunque por la gracia de Dios en Cristo podemos ser regeneradas, este corazón humano seguirá luchando con sus tendencias pecaminosas hasta que sea glorificado, perfeccionado, en la eternidad.

No obstante, sí hay alguien que nos conoce, ¡y muy bien! Alguien que reconoce nuestra debilidad, nuestra pequeñez, nuestra necesidad

de ayuda y gracia cotidiana. Alguien que conoce los escondrijos del alma, los momentos de dolor, nuestras reacciones inesperadas. La Escri‑ tura enseña que Dios nos conoce como nadie más.

Lee nuevamente el pasaje del principio. ¿Qué crees que significa? ¿Qué figura literaria usó el autor? (Respuesta a la segunda pregunta al final del día de hoy).

En un hermoso lenguaje poético, el autor del Salmo 103 nos hace recordar aquel momento de la creación en que Dios, del polvo de la tierra, formó al hombre. Dios nos creó y, como Creador, conoce cada detalle de Su creación. Lee el Salmo 139:1‑4. ¿Qué dice el autor acerca de Dios?

Nuestro Dios es omnisciente, todo lo sabe. Este es otro de Sus atri‑ butos. Algunos también llaman a este atributo el conocimiento de Dios. Veamos algunas definiciones:

«Dios se conoce plenamente a sí mismo y [conoce] todas las cosas reales y posibles en un solo acto sencillo y eterno».1 «Dios lo conoce todo […] todos los eventos y todas las criaturas, del pasado, del presente y del futuro. Él está perfectamente familiarizado con cada detalle en la vida de cada ser en el cielo, en la tierra y en el infierno».2 Busca los siguientes pasajes y anota qué se dice acerca del conocimiento de Dios.

1. Grudem, Teología sistemática, pág. 311, Kindle. 2. Pink, The Attributes of God, pág. 245, Kindle.

Salmo 94:11 1 Corintios 2:10‑11 Hebreos 4:13 Isaías 42:8‑9 Mateo 10:30 Romanos 11:33‑35 1 Crónicas 28:9 Job 37:16

Estos textos nos enseñan que el conocimiento de Dios es perfecto, infinito, lo abarca todo, incluso lo más oculto de nuestro corazón. ¿Qué implicaciones tiene para ti, a nivel personal, saber que Dios tiene un conocimiento así?

Con Dios no tenemos que fingir, ni podemos hacerlo. Dios nos ve tal como somos, «se acuerda de que somos polvo» (Sal. 103:14) y, no obstante, nos ama y nos escogió para salvación. ¡Ese cono‑ cimiento es maravilloso! Que Dios todo lo sepa —incluyendo el pasado, el presente y el futuro— implica que nada lo toma por sorpresa.

Tus ojos vieron mi embrión, Y en Tu libro se escribieron todos Los días que me fueron dados, Cuando no existía ni uno solo de ellos. (Sal. 139:16)

¿Qué quiere decir ese texto?

Compáralo ahora con este otro versículo del Salmo 19:

¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos. (v. 12)

¿Qué dice acerca de nosotras?

Aunque creemos conocernos, en realidad no es así. ¡La verdad es que ignoramos mucho de lo que sucede en nuestro propio corazón! Esa es la razón por la que el Salmo 139 termina diciendo:

Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, Y guíame en el camino eterno. (vv. 23‑24)

Dios conoce todo, nuestros peores y mejores momentos, nuestros peca‑ dos y nuestras pequeñas victorias; pero ese conocimiento no lo aterra, tampoco lo impresiona. Él nos acepta en Cristo, por Su redención. Podemos ir confiadas delante de Él, pedirle que revele lo oculto, que nos guíe. Y, porque Dios nos conoce así, podemos confiar en Su obra en nuestra vida. Él sabe lo que es mejor, lo que necesitamos para crecer conforme a la imagen de Jesús.

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