BIBLIA de CREDOS y CONFESIONES
BIBLIA de CREDOS y CONFESIONES
RVR 1960 Biblia de credos y confesiones
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Texto bíblico: Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso.
Reina-Valera 1960® es una marca registrada de las Sociedades Bíblicas Unidas y puede ser usada solo bajo licencia.
Cómo leer y entender la Biblia preparado por Emanuel Elizondo.
Concordancia y ayudas para la lectura de la Biblia
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ENCUADERNACIÓN COLOR ISBN
Símil piel Café 979-8-3845-0748-2
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1 2 3 4 5 6 7 * 26 25 24
RRD
PANORAMA HISTÓRICO DE LA BIBLIA
«Biblia» deriva del término griego biblos («libros»), y se refiere al Antiguo Testamento (A.T.) y al Nuevo Testamento (N.T.). Los 39 libros del A.T. y los 27 del N.T. forman el «canon» de las Sagradas Escrituras. «Canon» originalmente quería decir «caña», y pasó a significar regla o vara para medir. En este sentido, la Biblia es la regla o el modelo de autoridad para los creyentes. El concepto de «canon» y el proceso de «canonización» se refieren al momento en que los libros obtuvieron la condición de «Sagradas Escrituras», los patrones de autoridad para la fe y la práctica.
Organización de la Biblia
El A.T. se escribió fundamentalmente en hebreo, con algunas porciones de Esdras, Nehemías y Daniel en arameo. El A.T. hebreo está dividido en tres secciones: la Ley o Torá (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio); los Profetas, divididos en Profetas Anteriores (Josué, Jueces, 1–2 Samuel, 1–2 Reyes) y Profetas Posteriores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y el libro de los Doce, Oseas a Malaquías); y los Escritos. A su vez, los Escritos incluyen tres grupos: Libros Poéticos (Job, Salmos, Proverbios); los Rollos de las Festividades o Meguilot (Rut, Ester, Eclesiastés, Cantar de los Cantares y Lamentaciones), y los Libros Históricos (1–2 Crónicas, Esdras–Nehemías y Daniel). El orden actual de los libros del A.T. está basado en la Septuaginta, la traducción griega del A.T.
El N.T., escrito en griego, está organizado con los libros narrativos (los cua-
tro Evangelios y Hechos) seguidos por las Epístolas (Paulinas y Generales) y concluye con Apocalipsis. En muchos manuscritos griegos del N.T., las Epístolas Generales (Santiago, 1–2 Pedro, 1–3 Juan y Judas) preceden a las Epístolas Paulinas (Romanos hasta Filemón más Hebreos) debido probablemente a los lazos más directos entre Jesús y Jacobo, Pedro, Juan y Judas.
Formación y canon del Antiguo Testamento
La opinión crítica común es que la triple designación de los libros del A.T., Ley (Torah), Profetas (Neviim) y Escritos (Kethubim), esté basada en la aceptación gradual como parte del canon de cada una de estas tres «colecciones». Esta opinión se basa en gran medida en las premisas de que Moisés no pudo haber sido el autor del Pentateuco y que los libros históricos del A.T. se recopilaron después del reinado del rey Josías (Judá, 640–609 a.C.). Se piensa que los Profetas cesaron para el año 200 a.C., y esto explica por qué el profeta Daniel no estaba incluido en esa sección (su libro se encuentra en los Escritos del canon hebreo); los eruditos críticos ubican la fecha del libro en el siglo II a.C. Generalmente se dice que las Escrituras fueron establecidas en una reunión de rabinos en Jamnia (Jabneh) entre los años 70 y 135 d.C.
Roger Beckwith (1985) llegó a la conclusión de que la colección del A.T. pudo haberse establecido ya en el siglo IV a.C., aunque es más probable que haya sido en el siglo II a.C. Cuando
Dios decidió revelarse a Su pueblo y establecer una relación permanente con ellos, utilizó el principio del pacto, un concepto conocido en la cultura del antiguo Cercano Oriente. La formación de un pacto incluía comúnmente la creación de un documento. Además, la historia del pacto se reflejaba naturalmente en la actualización de ese documento. Por lo tanto, junto con el pacto mosaico llegó el documento mosaico y, a medida que se escribía cada uno de los libros del A.T., su autoridad como Palabra de Dios revelada hacía que la comunidad israelita en surgimiento la adoptara inmediatamente como algo sagrado a lo cual había que someterse. Moisés, como mediador del pacto, escribió la Torá bajo la guía divina. El resto de las Escrituras, los profetas anteriores y posteriores, la literatura poética y de sabiduría, y los libros posexílicos fueron aceptados de manera igualmente inmediata a medida que cada uno de ellos se le entregaba a la comunidad israelita y esta los recibía. La conclusión de este proceso pudo haberse producido cuando se aceptó el último libro como autoridad y vinculante (a lo que se hacía referencia como que «contamina las manos»). Este libro pudo haber sido Malaquías (reconocido comúnmente como el último profeta) o Crónicas (el último libro del orden canónico hebreo). Cualquiera sea el caso, los 39 libros que los protestantes reconocen como el canon del A.T. (igual a los 22 o 24 libros de la comunidad judía [por ej.: los profetas menores se contaban como un solo libro; Jeremías y Lamentaciones como uno; Esdras y Nehemías como uno, etc.]) se estableció muy cerca de la época en que se escribió el último libro.
Formación
y canon del Nuevo Testamento
El proceso de canonización del N.T. es más fácil de determinar, aunque existen preguntas que no se pueden responder completamente. Las Epístolas Paulinas se recopilaron y fueron consideradas como autoridad ya durante la primera mitad del siglo II, tal como se evidencia mediante el canon de Marción (aprox. 140 d.C.) de las 10 Epístolas Paulinas y Lucas. Los cuatro Evangelios se convirtieron en unidad canónica durante la segunda mitad del siglo II con Ireneo (180 d.C.), quien defendía el canon de los Evangelios cuádruplos. La esencia del canon del N.T. estuvo determinada para fines del siglo II e incluía los cuatro Evangelios, Hechos, 1 Pedro, 1 Juan y 13 Epístolas Paulinas, todo aceptado por las iglesias más importantes como textos con autoridad. Apocalipsis también gozó de una aceptación temprana pero más tarde, cerca de la mitad del siglo III, comenzó a ser cuestionado tanto en relación a su contenido como a su autoría. Hebreos fue debatido de la misma manera a causa de las dudas con respecto a su autoría. Muchas iglesias aceptaron Santiago, 2 Pedro, 2–3 Juan y Judas durante la última parte del siglo III, pero no se consideraron plenamente canónicos hasta el siglo IV. El obispo de Alejandría Atanasio fue el primero en mencionar los 27 libros del canon neotestamentario, y en su carta pascual del año 367 instruía a las iglesias en relación al N.T. enumerando exactamente los 27 libros que poseemos. No obstante, aun en ese tiempo hubo algunos grupos, por ej. las iglesias siríacas, que utilizaban un canon del N.T. de 22 libros (sin 2 Pedro, 2–3 Juan, Judas y Apocalipsis) o de 26 libros (sin Apocalipsis). Sin embargo,
con el paso del tiempo, los 27 libros del canon neotestamentario prevalecieron virtualmente en todas las iglesias.
La tarea de la iglesia primitiva en cuanto a la confirmación de la voluntad de Dios sobre el canon del N.T. no fue fácil. Marción promovió en Roma un canon muy limitado (ver arriba) que determinó una resistencia extrema contra el judaísmo. Él rechazaba el A.T. como así también los escritos neotestamentarios que eran «demasiado judíos», y conservó únicamente a Pablo y Lucas (el único escritor gentil del N.T.). A manera de reacción, la iglesia defendió el A.T. y comenzó a definir su propio canon del N.T., mucho más amplio que el de Marción.
Hacia fines del siglo II, el montanismo promovió dentro de la iglesia una voz «profética» en desarrollo. Esta afirmación en cuanto a una nueva revelación hizo que la iglesia se volviera más restrictiva con respecto a la definición del canon y que limitara el N.T. a los libros cuya autoría e influencia apostólica pudieran ser determinadas. A medida que la tarea continuaba, el proceso guiado por el Espíritu se fue desarrollando según ciertos parámetros. Para que un libro fuese considerado Santa Escritura (canónico) debía gozar de una amplia aceptación entre las iglesias. La aceptación local no era adecuada. También era necesario aplicar ciertos criterios para separar las obras posteriores de aquellas correspondientes al siglo I. Los libros tenían que remontarse a la era apostólica y estar conectados con algún apóstol, ya sea en cuanto a la autoría o una asociación directa (por ejemplo, Marcos y Lucas estaban asociados con Pedro y Pablo respectivamente). Los libros también debían demostrar ser
beneficiosos para las iglesias que escuchaban su lectura. Esta dimensión espiritual probablemente era lo más sobresaliente. Nuestros libros neotestamentarios fueron incluidos en el canon debido a que le hablaban a la gente de una manera tan poderosa que no podían ser dejados afuera. Finalmente, los libros se tenían que considerar apropiados para la lectura pública en la iglesia. Debido a que el analfabetismo era tan grande, el primer contacto que la mayoría de la gente tenía con el texto era cuando se lo leía durante las reuniones de adoración y se escuchaban como Palabra de Dios con autoridad. Tales textos se hallaban camino a la plena canonización.
Una etapa adicional de la canonización tuvo lugar durante la Reforma. Los reformadores, haciendo eco a las palabras de Jerónimo, sostenían que era necesario seguir el canon judío del A.T. y así fue que solamente aceptaron 39 libros del A.T. hebreo en lugar del A.T. extendido que se encontraba en la Septuaginta. Estos libros adicionales (Apócrifos) también se encontraban en la Vulgata latina, Biblia fundamental de la Iglesia Occidental durante más de 1000 años antes de la Reforma. Algunas Biblias de la Iglesia Católica Romana y de las Iglesias Ortodoxas todavía incluyen los Apócrifos pero, desde el Concilio Vaticano II, poseen un menor grado de canonicidad y se los denomina deuterocanónicos. Mientras que los protestantes no niegan que estos libros sean útiles, los rechazan como parte de las Santas Escrituras.
TEXTOS Y VERSIONES
1. Texto y versiones del Antiguo Testamento. Los escribas judíos enterraban los manuscritos viejos en un depósito
o genizah y luego destruían estos manuscritos. Los escribas hebreos, llamados masoretas , produjeron el texto masorético entre el 500 y el 1000 d.C. Los eruditos textuales usan varias herramientas para descubrir el texto que existía detrás del texto masorético.
El Pentateuco Samaritano es el texto de los primeros cinco libros del A.T. preservados entre los samaritanos después que se separaron de Judá aprox. en el 400 a.C. Este texto fue preservado en forma independiente al texto masorético, aunque las copias más antiguas que existen no se hicieron sino hasta después del 1000 d.C. Solo en muy pocos casos los eruditos consideran que el Pentateuco Samaritano preserva un texto superior al masorético.
Las paráfrasis arameas del A.T., los Tárgumes, se originaron porque los judíos en las sinagogas del Medio Oriente no podían entender las Escrituras hebreas. A medida que alguien leía el texto hebreo, un intérprete recitaba paráfrasis arameas, que con el tiempo se estereotiparon. Se escribieron antes de Cristo (los Rollos del Mar Muerto contienen un fragmento de un Tárgum de Job). La mayoría de los manuscritos de Tárgumes se originaron entre el 500 a.C. y el 1000 d.C. Los Tárgumes resultan de más interés para determinar doctrina judía que para determinar las primeras fases del texto del A.T.
La Septuaginta, una traducción griega del A.T. realizada en Alejandría, Egipto, entre aprox. el 250 y el 100 a.C. a fin de satisfacer las necesidades de judíos y otras personas greco-parlantes, mantiene variantes textuales (especialmente en Éxodo, Samuel y Jeremías) que
parecen ser superiores al texto masorético. Algunas de esas variantes encuentran apoyo en copias de textos hebreos hallados en Qumrán. Las otras dos traducciones griegas más famosas del A.T. son Aquila y Teodocio y fueron realizadas después del 100 d.C.
Los rollos del Mar Muerto se escribieron antes del 100 a.C. y son más de 1000 años más antiguos que los manuscritos básicos de los textos masoréticos. Se hallaron manuscritos bíblicos con fragmentos o copias completas de todos los libros del A.T. con excepción de Ester. Los rollos de Qumrán a veces difieren del texto masorético (hay 1375 casos en Isaías), pero la mayoría de las variaciones son insignificantes.
Existen otras versiones del A.T. como por ejemplo la Siriaca, la Antigua Latina, la Vulgata Latina, pero ninguna de ellas ofrece muchas variantes importantes en cuanto a los textos masoréticos. El cuidadoso trabajo de los escribas hebreos preservó el texto de la Biblia hebrea de modo que hoy lo tenemos esencialmente como existía antes de Cristo.
2. Texto y versiones del Nuevo Testamento. Al comienzo el N.T. se preservaba en frágiles papiros. Solo se conocen 94 fragmentos de papiros con manuscritos del N.T. Y pocos contienen más que solo parte de una única página de texto. Los manuscritos originales en papiro contenían solo porciones del N.T. Los más antiguos datan de poco después del 100 d.C.
A partir del 350 d.C. aprox., el N.T. circuló como un volumen único en grandes manuscritos de pergamino que también contenían el A.T. griego y otros escritos cristianos como 1 y 2 Clemente, El pastor de Hermas y La
epístola de Bernabé. El pergamino se confeccionaba con pieles de animales.
Los escritos cristianos con citas del N.T. griego también proporcionan evidencia en cuanto al texto del N.T. Sin embargo, algunos «padres» de la Iglesia eran muy inexactos en las citas que realizaban y confiaban en una memoria imperfecta.
Para el 150 d.C. se habían realizado amplios esfuerzos para traducir toda la Escritura al latín antiguo y al siriaco. A partir del año 200, las traducciones aparecieron en varios dialectos de los idiomas egipcios, los idiomas de Armenia, Georgia, Etiopía, Arabia, Nubia y áreas de Europa.
La Vulgata Latina (383–405 d.C.) fue obra de Jerónimo, y llegó a ser la Biblia de la iglesia latina. Entre los ortodoxos de la Europa oriental, el griego continuó siendo el idioma oficial de las Escrituras. Durante el largo período del 400 al 1500, la mayoría de los manuscritos griegos del N.T. usaron el texto oficial de la Iglesia Ortodoxa, de modo que hoy la mayoría de los manuscritos griegos del N.T. son del tipo llamado bizantino, eclesiástico, koiné, estándar u oriental. Los manuscritos más antiguos y (para la mayoría de los eruditos) más confiables son los del tipo alejandrino (también llamado tipo neutral, egipcio y africano). Los encargados de imprenta de alrededor del año 1500 solo contaban con los del tipo bizantino.
Desde ese entonces hemos descubierto más de 5300 copias manuscritas del N.T. completo o partes de este. La tarea de la crítica textual es el proceso de revisión, corrección y utilización de todo este material para reproducir el texto más antiguo posible. El celo misionero es un importante impulsor
de esta tarea. Sin la crítica textual, no serían posibles Biblias modernas en ningún idioma.
TRADUCCIONES
La invención de la imprenta en 1443 y el inicio de la Reforma Protestante en 1517 desencadenaron un gran interés en la traducción de la Biblia. Para esa época, la mayoría de los idiomas modernos de Europa tenían traducciones impresas: alemán, 1466; italiano, 1471; español, 1478 y francés, 1487. Cada una tiene una larga historia de traducción de manuscritos previos a la imprenta. Hay evidencias de que la Biblia en idioma español ya era conocida en España en el siglo X. Un edicto de Jaime I de Aragón en 1223 prohibió a sus súbditos tener los libros del A.T. y el N.T. en idioma romance. El Concilio de Tolosa en 1229 prohibió a los legos que usaran la Biblia en el idioma vernáculo. Sin embargo, no se conocen esas traducciones.
La primera traducción importante al castellano de la que se tienen datos precisos, es la conocida como Biblia Alfonsina, traducida por orden del rey Alfonso X de Castilla (Alfonso el Sabio), que apareció en 1280 y fue una traducción de la Vulgata; pero en forma resumida y parafraseada.
En 1430 apareció una versión del A.T. realizada por el rabino Moisés Arragel, de Guadalajara, España, por órdenes de Luis Guzmán. Como se salvó de la Inquisición, con el tiempo esta Biblia pasó a la familia del duque de Alba, que la posee en la actualidad, por lo que se conoce como la Biblia de la Casa de Alba.
En 1527 el cardenal Quiroga obsequió al rey Felipe II la traducción al español que había realizado de la
Vulgata. Esta traducción se conoce como la Biblia de Quiroga.
En 1543 apareció una versión del N.T. traducido por Francisco de Enzinas, quien utilizó el texto griego que había publicado Erasmo en Bruselas en 1516. La obra de Enzinas fue el primer N.T. completo que se conoció en español.
Mientas tanto, a fines del siglo XV los judíos habían sido expulsados de España; fueron al exilio, pero con ellos llevaron el idioma. Algunos se establecieron en Ferrara, Italia, donde en 1533 apareció la Biblia de Ferrara, que fue una traducción realizada por Yom Tob Atías y Abram Usque.
En 1556 Juan Pérez de Pineda publicó su versión del N.T., para la cual había usado la versión de Enzinas y había agregado su propia traducción de los Salmos.
En 1569 salió a la luz la Biblia del Oso, traducida por Casiodoro de Reina. Esta fue la primera versión de la Biblia completa traducida al español a partir de los originales en hebreo, griego y arameo. Para el N.T., Reina usó la tercera edición griega de Erasmo.
Cipriano de Valera invirtió veinte años en la revisión de la traducción que había completado Reina. Publicó el N.T. en Londres en 1596, y en 1602 toda la Biblia en Amsterdam. Otras revisiones de esta traducción se hicieron en 1862, 1865, 1874, 1883, 1890, 1909, 1960 y 1995. La revisión de 1960 realizada por Sociedades Bíblicas Unidas ha tenido una amplia aceptación en el mundo evangélico hispano. Es interesante notar que el trabajo de Valera se realizó durante el Siglo de Oro en la literatura. En 1790 se publicó en Valencia la Biblia de Felipe Scío de San Miguel, traducida de la Vulgata por orden del rey Carlos III. Esta Biblia consta de 16 tomos.
Otra traducción de la Vulgata apareció en 1822 y fue realizada por Félix Torres Amat y Miguel Petisco; en 1833 se publicó la Biblia de Rivera, igualmente traducida de la Vulgata. Esta fue la primera Biblia en español que se publicó en el continente americano.
Mientas tanto, en el mundo evangélico las versiones de la Biblia continuaban apareciendo. En 1857 lo hizo la traducción del N.T. llamada del «Nuevo Pacto», y que se atribuye a Guillermo Norton de Edimburgo.
La Versión Moderna fue una traducción realizada por H.B. Pratt, misionero, y publicada en 1893 por la Sociedad Bíblica Americana de Nueva York. Esta versión se distingue por ser muy fiel a los idiomas originales; sin embargo, la popularidad que logró fue limitada.
Bajo los auspicios de la Iglesia Católica Romana en Argentina, Juan José de la Torre publicó en 1903 su versión del N.T.
En 1909 se edita una nueva versión de Reina-Valera.
Entre los evangélicos, en 1919 apareció el N.T. traducido por Pablo Besson, pastor en Argentina. En 1923 se publicó la Versión Hispanoamericana del N.T., a cargo de una comisión de traductores designada por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y la Sociedad Bíblica Americana.
En 1944 se publicó en Madrid la versión conocida como Nácar-Colunga. Esta fue la primera traducción a cargo de traductores católicos romanos a partir de los idiomas bíblicos originales. Nácar-Colunga ha llegado a ser la versión católica más difundida.
A partir de la década de 1940, hubo una verdadera explosión de traducciones de la Escritura al español. Lo que sigue es una lista no exhaustiva:
Libros
LIBROS DE LA BIBLIA
ANTIGUO TESTAMENTO
NUEVO TESTAMENTO
Libro Profético del Nuevo Testamento
Apocalipsis
Ayudas para estudiar la Biblia
Calendario anual
Palabras de aliento para tu caminar con Dios .......................... 1623
Armonía de los evangelios
Síntesis de cada libro
Tabla de pesos y medidas
Cómo leer y entender la Biblia
Credos y confesiones
Concordancia
La creación
l IBRO PRIMERO DE MOISÉS GÉNESIS
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3 Y dijo Dios: Sea la luz;A y fue la luz.
4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. B Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.
11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según
su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,
15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.
17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,
18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.
20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.
21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.
2 | Génesis 1–2
22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.
23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.
25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, A conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. B
28 Y los bendijo Dios, C y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.
2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. D
3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, E porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
El hombre en el huerto de Edén
4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos,
5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, 6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. F
8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida G en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
A 1:26 1 Co. 11:7 B 1:27 Mt. 19:4; Mr. 10:6 C 1:27-28 Gn. 5:1-2 D 2:2 He. 4:4,10 E 2:2-3 Ex. 20:11 F 2:7 1 Co. 15:45 G 2:9 Ap. 2:7; 22:2,14
10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.
11 El nombre del uno era Pisón; este es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro;
12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.
13 El nombre del segundo río es Gihón; este es el que rodea toda la tierra de Cus.
14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; este es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates.
15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.
21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
2–3 | 3
22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, A porque del varónB fue tomada.
24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. C
25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
Desobediencia del hombre
Pero la serpiente D era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que
estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?
12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, A y comí.
14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, B y él se enseñoreará de ti.
17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo:
No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
18 Espinos y cardos te producirá, C y comerás plantas del campo.
19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, D por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, E y coma, y viva para siempre.
23 Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.
Caín y Abel
Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido F varón.
2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.
3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. A 3:13 2 Co. 11:3 B 3:16 O, tu voluntad será sujeta a tu marido C 3:17-18 He. 6:8 D 3:20 El nombre en hebreo se asemeja a la palabra que se usa para viviente E 3:22 Ap. 22:14 F 4:1 Heb. qanah, adquirir
4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; A
5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?
7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.B
8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. C
9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.
11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.
13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.
14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.
15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a
Génesis 4 | 5
Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, D al oriente de Edén.
17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc.
18 Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec.
19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.
20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados.
21 Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta.
22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama.
23 Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe.
24 Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.
25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: E Porque Dios
A 4:4 He. 11:4 B 4:7 O, a ti será sujeto C 4:8 Mt. 23:35; Lc. 11:51; 1 Jn. 3:12 D 4:16 Esto es, Errante
E 4:25 Esto es, Sustitución
(dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.
26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.
Los descendientes de Adán (1 Cr. 1:1-4)
5 Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.
2 Varón y hembra los creó; A y los bendijo, B y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.
3 Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.
4 Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.
5 Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió.
6 Vivió Set ciento cinco años, y engendró a Enós.
7 Y vivió Set, después que engendró a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas.
8 Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y murió.
9 Vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán.
10 Y vivió Enós, después que engendró a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas.
11 Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años; y murió.
12 Vivió Cainán setenta años, y engendró a Mahalaleel.
13 Y vivió Cainán, después que engendró a Mahalaleel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas.
14 Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años; y murió.
15 Vivió Mahalaleel sesenta y cinco años, y engendró a Jared.
16 Y vivió Mahalaleel, después que engendró a Jared, ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.
17 Y fueron todos los días de Mahalaleel ochocientos noventa y cinco años; y murió.
18 Vivió Jared ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc.
19 Y vivió Jared, después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.
20 Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió.
21 Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén.
22 Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.
23 Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.
24 Caminó, pues, Enoc con Dios, C y desapareció, porque le llevó Dios.
25 Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec.
26 Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas.
27 Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió.
28 Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo;
29 y llamó su nombre Noé,A diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.
30 Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas.
31 Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió.
32 Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet.
La maldad de los hombres 6 Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
2 que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.
3 Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.
4 Había gigantes en la tierra en aquellos días, B y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.
Génesis 5–6 | 7
7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.
8 Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. C
Noé construye el arca
9 Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, D era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.
10 Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.
11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.
14 Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.
15 Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.
16 Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.
17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para
destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.
18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.
19 Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.
20 De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.
21 Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos.
22 Y lo hizo así Noé; A hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.
El diluvio
Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.
2 De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra.
3 También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra.
4 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.
5 E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.
6 Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra.
7 Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, B y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos.
8 De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra,
9 de dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé.
10 Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, C
12 y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
13 En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca;
14 ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda especie.
15 Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.
16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
6:22 He. 11:7 B 7:7 Mt. 24:38-39; Lc. 17:27 C 7:11 2 P. 3:6
PALABRAS DE ALIENTO
PARA TU CAMINAR CON DIOS
El Espíritu Santo en nuestra vida
Isaías . .
Mateo .
Juan
Hechos. .
Romanos
1 Corintios .
2 Corintios
Gálatas
Efesios
2 Timoteo .
1 Juan
61:1-3
3:11
. 4:23-24; 7:37-39; 14:15-21; 15:26; 16:7-16
. 1:8; 2:38-39; 11:16
8:1-39
2:9-10; 6:19-20; 12:6-13
3:17
5:18
1:13-14; 3:20
1:6-7,14
3:24; 4:4; 4:12-13
El poder de la Palabra de Dios
Deuteronomio .
Proverbios
Isaías
Mateo
Lucas
Juan
Romanos
2 Corintios
2 Timoteo
Hebreos
. 8:2-3; 32:46-47
16:20
59:19-21
. 4:4; 8:16-17; 17:20
11:28
1:1-4,9-13,16; 6:63; 8:31-32; 15:7
10:8-10
10:4-5
3:16-17
4:12-13
Amor por quienes no conocen a Cristo
Jeremías
Mateo
Marcos
Lucas .
Juan
Hechos.
Romanos
1:7-9
4:19; 5:14-16,19; 10:40-42; 16:17-19,24-28; 18:3-5, 10-14; 19:28-30; 20:23,26-28; 25:21; 28:19-20
8:34-35
15:7,10; 18:29-30; 19:10
4:34-36; 6:35,37-40; 16:7-11,13-16
. 1:8; 9:31; 13:47; 18:9-10; 26:16-18
1:16-17; 3:21-26; 4:7-8
Deseo de bendición espiritual
Génesis
Deuteronomio .
Salmos
12:2-3
. 8:2-3,6-9; 28:1-14; 30:19-20
81:10
Proverbios
Jeremías
Mateo .
Juan .
1 Corintios .
2 Corintios
Gálatas
Colosenses
Hebreos
Santiago
1 Pedro. .
. 19:17
32:37
5:3-12
. . 1:8-9
Nuestra identidad en Cristo
Éxodo
Levítico
Isaías
Mateo
Lucas
Juan
Hechos.
Romanos
1 Corintios
2 Corintios
Efesios .
Colosenses
2 Timoteo
1 Pedro.
1 Juan .
Éxodo
Deuteronomio
Josué
2 Crónicas
Nehemías
Job
Salmos .
Proverbios
Isaías .
Mateo . . .
Lucas .
Juan
Romanos
1 Corintios . . . .
15:2-21
3:17-18; 8:9
3:7-9
3:24
. 6:11-12
3:18
5:4-10
19:5-6
20:26
43:1-5
5:14-16,19,44-45; 19:26
14:11
8:31-32; 12:36; 15:3
17:28
8:1-2
. 6:11; 15:10
. 3:18; 4:7; 5:17-21; 6:16-18
. 1:4-5; 3:6,12,15
3:3-4
1:7
2:9-10
3:1-3
Cuando hay engaño e incomprensión
4:11-12,15; 23:22
11:25
. . 10:8; 21:44
32:7-8
13:2
5:15-16
18:16-20,47-48; 33:10-11; 34:15-20; 37:3-7,39-40; 50:15,23; 89:21-37
30:5
25:8-9
. . 5:14-16,19; 20:16
12:7
. . 3:21; 4:23-24; 8:31-32,35-36; 10:9-16; 11:40; 14:6
8:28-39
. . . 4:5; 13:8
2 Corintios . . .
10:4-5 1624 | Palabras
2 Timoteo .
Hebreos .
1:7
. 6:10
Dios es poderoso, fel, y nos escucha
Génesis
Números
1 Crónicas .
2 Crónicas
Salmos
Isaías
Mateo .
Lucas
Juan
Romanos
2 Corintios
2 Timoteo
Difcultades fnancieras
Génesis .
Deuteronomio
Salmos
Proverbios
Mateo
Marcos
Lucas
2 Corintios
Filipenses
1 Timoteo
1 Pedro.
. 22:14
11:23
. 28:9
. 7:14-15; 15:2-3; 20:15,17
. 66:20; 116:1-3,5-6
49:14-15
. 6:3-4,25-34; 7:7-8,24; 19:26; 25:21
1:37
. 9:31; 10:9-16; 11:40
4:21
6:2
4:17
. 22:14
. . 2:7; 8:2-3,6-10; 15:10
37:18-19; 55:22; 100
3:9-10; 19:17
6:3-4,25-34; 25:21
9:23
12:7,22-24,29-32
9:6-11
4:19
6:17
5:6-7
Nuestra herencia celestial
Mateo
Juan
Colosenses
2 Timoteo
Hebreos
Preocupación y angustia
Salmos
Mateo
Lucas
Juan
2 Timoteo
1 Pedro.
6:19-21
14:1-2
3:24
4:8
9:15; 11:16
23:1-3
6:25-34; 7:24
11:9-10,13; 12:7
10:9-16
2:11-13
5:6-7
1626 | Palabras
Cuando la vida parece desmoronarse
Josué . . .
1 Samuel .
2 Crónicas
Salmos
Jeremías .
Mateo
Marcos .
Juan
Romanos
1 Corintios
2 Corintios
Gálatas
Hebreos .
2 Pedro. .
Dios como sanador
Isaías .
Mateo .
Lucas
1 Pedro.
Tiempos de conflicto
Éxodo
Mateo .
Marcos
Juan
Romanos
2 Timoteo
Santiago .
1 Juan
Poder sobre el enemigo
Deuteronomio
Josué
2 Crónicas
Daniel
Mateo .
Marcos
Lucas
Juan
Romanos
1 Corintios .
2 Corintios
Hebreos
Santiago
1:5-9
12:22
. 15:2-3,7; 20:15,17
55:22
29:11-14
. 7:24-25; 11:28-30
5:36; 9:23
8:12; 11:40
6:15-18; 8:28
10:12-13
10:4-5
6:9
10:35-36
2:9
. 53:4-5
8:16-17; 9:22,29-30
1:37
2:22-25
4:11-12,15
10:19-20
5:36
14:16; 8:31-39
10:8-10
1:7; 4:17
3:18
4:4
20:4
21:44
20:15,17; 32:7-8
2:44; 7:14
17:20
9:23; 11:22-23
17:6
8:31-32,35-36; 10:10; 14:6
6:10-14; 8:1-2,31-39; 10:8-10
10:12-13
10:4-5
2:16-18
4:7-8,10
1 Pedro.
1 Juan
Vivir para agradar a Dios
Salmos
Proverbios
Mateo
Lucas
Juan .
Hechos.
Romanos
2 Corintios
Hebreos
La presencia de Dios
Génesis .
Éxodo
Deuteronomio
Jueces
Mateo
Juan
Romanos
Hebreos
El poder de la oración
2 Crónicas
Salmos
Proverbios
Mateo
Marcos
Lucas
Juan
Hebreos
1 Pedro.
1 Juan
Necesidad de paz
Proverbios
Isaías
Lucas
Juan
Romanos
1 Corintios
2 Corintios
Hebreos
5:4-10
3:8; 4:4; 5:4-5
. 118:6-9
29:25
10:26,28
12:7
8:31-32,35-36
10:34-35; 13:47
12:2-5
10:4-5
12:2-3
28:15
33:14
4:7
6:12,16
18:18-20
8:12; 14:15-21,23; 15:2-21
8:38-39
10:18-23
. 7:14-18
6:8-9
15:8
17:20; 18:18-20; 21:11-22; 26:41
9:22-23
1:37; 11:9-10,13
14:12-14; 15:2-21; 16:24
4:16-17
3:10-12
3:21-22; 5:13-15
1:32-33; 16:7
26:34
24:36
14:27; 16:33; 20:21
5:1; 8:6; 15:13
14:33
13:11
10:18-23
Cuando necesitamos sabiduría
Proverbios . . . .
Lucas . . .
Juan
Romanos
1 Corintios
2 Corintios . . . .
Seguridad en Cristo
Juan
Hechos. .
Gálatas
Colosenses
Tito
Hebreos
Tiempos de sufrimiento
Éxodo
2 Crónicas
Salmos
Isaías .
Jeremías .
Lamentaciones
Joel
Nahum
Romanos
1 Corintios
2 Corintios
Hebreos .
Santiago
1 Pedro.
Libertad
Romanos . . . .
2 Corintios . . .
Gálatas
. . . 2:1-14; 9:10
24:45
. . 8:12; 14:26; 16:13-15,25
. 11:33-36; 12:2-5; 15:21
. . 1:5,18,25-29; 2:9-10
4:6
3:16-19,36; 4:10,13-14; 5:24-25,39; 6:27,35,37-40,47, 51,57-58; 8:35-36; 10:9-16,27-29; 11:25-26; 14:6; 20:31
. . 3:19; 4:12; 5:31; 10:36,43; 13:32-34,38-39; 16:31
4:4-5,7
1:18-23; 2:13-15
1:2-3
5:9
16:4
16:9
100
. . 30:15-16,18,20-21; 40:26-31; 43:1-5,19-20; 61:7-11
. 29:11-14
3:22-27,31
2:13,21-32
1:7-8
5:1-5
. 9:24-27; 10:12-13
. 1:5-11; 4:7-10,16-18; 5:1-10
. 4:15-16; 6:17-20,24-26
5:11
. 1:3-9; 4:13; 5:6-10
. . . . 6:6; 7:5-6
. 3:17-18
2:19-21; 4:4-5,7,31; 5:1
El propósito de nuestra vida
Deuteronomio .
1 Samuel
7:7-9
16:7
Salmos . . . . . . . . . . . . 103:2-14,17-19
Proverbios . . . . . . . . . 31:30
Isaías . . . . . . . . . . . . . 46:4; 49:14-15; 51:16
1 Corintios .
. . . . 12:6-13,28
2 Corintios .
Efesios .
Santiago
1 Juan
. . . 3:4-6,18
. 1:1-11; 2:10; 3:20
. 2:5
4:12-16
Confanza en las promesas de Dios
Josué .
1 Reyes .
Salmos .
Proverbios
Romanos
2 Corintios
1 Tesalonicenses .
Tito
Hebreos .
Santiago .
2 Pedro. .
La obra de nuestra vida
1 Corintios
2 Corintios
Efesios .
Filipenses
Colosenses
Hebreos
1 Pedro.
23:14
. 8:56
. 18:30; 33:4-5; 89:35
30:5
3:3-4
1:20-22
5:24
1:2
. 6:17-20; 10:23
1:17-18
1:4
1:8-9
. 3:18; 7:10-11
4:11-16
2:12-13
1:10-14
12:2-3
2:5-10; 3:3-4
La actitud que Dios bendice
Salmos
Isaías
2 Corintios
Filipenses
Hebreos
Santiago
1 Pedro.
50:15,23; 95:6-8; 118:29
35:1-10
12:9-10; 13:4
3:8-10
6:17-20; 12:5-7,9-10,28-29
1:3-5,12-13
1:3-9; 2:22-25; 4:13
Cuando sentimos culpa y vergüenza
Salmos .
Isaías
Romanos
Hebreos
1 Juan .
El Señor es vencedor
Génesis
Éxodo
. 34:5; 103:2-14,17-19
. 1:18-20; 41:9-13; 43:19-20,25; 53:4-6; 54:4-6
8:1; 10:11
10:16-17,21-23
1:5; 2:2
9:9
6:7; 14:14
1630 | Palabras de
Números .
. . 14:9
Deuteronomio . . . . . . 7:21; 12:10; 20:4; 28:1-14; 31:6; 32:11,39
Josué . . . . . .
Jueces
1 Samuel
1 Crónicas .
. . . 1:5-9,13; 10:8; 21:44; 23:10
6:16
. 12:22
28:20
2 Crónicas . . . . . . . . . 20:15-17
Salmos . . . .
Proverbios .
Isaías . . . .
Amós
Nahum
2 Tesalonicenses
2 Timoteo .
Necesidad de dirección
Salmos .
Proverbios
Isaías
Jeremías .
Miqueas .
Premio a nuestra fe
2 Crónicas
Proverbios
Lucas
Juan
Romanos
Gálatas .
Efesios .
Hebreos .
1 Juan .
. . . 18:16-20,32-34; 27:1-2; 29:10-11; 34:18-19; 46:1,5-7, 11; 50:15; 62:1-2,5-8; 91:1,3,4-16; 121:3-8
. . . 14:26-27; 18:10; 19:23; 21:30
. . . 8:13-14; 30:15; 35:1-10; 40:26-31; 54:13-17
4:13; 5:14
1:7-8
3:3
4:17
. 25:8-10,12-14; 32:8; 48:14
. 1:7,23; 3:5-8; 9:10-11; 14:2; 16:3,9; 20:24
. 48:17; 55:8-13
6:16
. 4:2
16:9
. 3:5-6
17:6
. 11:40; 14:12-14
10:11-13,15,17
3:11-14
3:12
6:13-15; 10:35-38; 11:2-3,6-7,9-10; 11:33-34
5:3-5,14-15
ARMONÍA DE LOS EVANGELIOS
EVENTO MaTEO MarcOs Lucas JuaN
Predicción del nacimiento de Juan el Bautista 1:5-20
Predicción del nacimiento de Jesús 1:18-21 1:26-35
Nacimiento de Juan 1:57-66
Nacimiento de Jesús 1:18-25 2:1-20 1:1-14
Genealogías 1:1-16 3:23-38
Circuncisión y nombre de Jesús 2:21
Presentación de Jesús en el templo 2:22-38
Llegada de los magos 2:1-12
Huida a Egipto y regreso 2:13-23
El niño Jesús en el templo 2:41-50
Ministerio de Juan el Bautista 3:1-12 1:1-8 3:1-20 1:6-8,15, 19-28
Bautismo de Jesús 3:13-17 1:9-11 3:21-22
Tentación de Jesús 4:1-11 1:12-13 4:1-13
Jesús comienza Su ministerio 4:12-17 1:14-15 4:14-15
Juan testifca sobre Jesús 4:18-22 1:15,19-36
Llamado de los primeros discípulos 1:16-20 5:1-11 1:37-49
El Sermón del Monte 5; 6; 7 6:17-49
Primer milagro de Jesús 2:1-11
Jesús en Jerusalén 2:13-25
Nicodemo visita a Jesús 3:1-21 Los doce 10:2-4 3:13-19 6:13-16
Comisión y envío de los doce 10:1,5-42 3:14 9:1-6
Regreso de los doce 6:30 9:10
Muerte de Juan el Bautista 14:1-2 6:14-29 9:7-9
Confesión de Pedro 16:13-20 8:27-30 9:18-20
Jesús predice Su muerte 16:21 8:31 9:22
La transfguración 17:1-6 9:2-8 9:28-36
Envío y regreso de los setenta 10:1-20
EVENTO
MaTEO MarcOs Lucas JuaN
Resurrección de Lázaro 11:1-44
Viaje a Jerusalén 20:17 10:32 18:31
El Sanedrín y el complot para matar a Jesús 26:3-5 11:47-53
Jesús llega a Betania 12:1
La entrada en Jerusalén 21:1-11 11:1-11 19:28-38 12:12
Jesús purifca el templo 21:12 11:15-16 19:45
Jesús enseña en el templo 21:23 11:27 20:1
Judas traiciona a Jesús 26:14-16 14:10-11 22:3-6
Preparación para la Pascua 26:17-19 14:12-16 22:7-13
La última cena 26:20 14:17-18 22:14-18
Jesús lava los pies de los discípulos 13:1-11
Jesús anuncia la traición de Judas 26:21-25 14:18-20 22:21 13:10
Últimos discursos de Jesús a sus discípulos 13:31–17:26
La primera Cena del Señor
26:26-28 14:22-24 22:19-20
Predicción de la negación de Pedro 26:34 14:30 22:34 13:38
Agonía en el Getsemaní
26:36-46 14:32-42 22:39-44 18:1
La traición y el arresto 26:47-50 14:43-46 22:47-54 18:2-12
Jesús ante Anás 18:13, 19-24
Ante el sumo sacerdote Caifás 26:57 14:53 22:54 18:28
La tres negaciones de Pedro 26:69-75 14:66-72 22:54-62 18:15-18, 25-27
Jesús ante el Sanedrín 27:1 15:1 22:66-71
Jesús ante Pilato 27:2,11-26 15:1-15 23:1-7, 13-25 18:28
Pilato declara la inocencia de Jesús 23:4 19:4,6
Pilato y el envío de Jesús a Herodes 23:7
Judíos rechazan a Jesús 27:21-25 15:9-14 23:18 18:40; 19:15
Condenado por Pilato 27:26 15:15 23:24 19:16
Escarnecido por los soldados 27:27-31 15:16-20 19:2
Llevado para ser crucifcado 27:31 15:20 23:24-26 19:16
EVENTO MaTEO MarcOs Lucas JuaN
La crucifxión 27:35 15:24 23:33 19:18
Jesús en la cruz 27:36 15:26 23:34 19:19
Su muerte
27:50 15:37 23:46 19:30
Testimonio del centurión 27:54 15:39 23:47
Su sepultura 27:57-60 15:42-46 23:50-53 19:38-42
Su resurrección 28:1-10 16:1-8 24:1-12 20:1-10
APARICIONES LUEGO DE LA RESURRECCIÓN
EVENTO MaTEO MarcOs Lucas JuaN HEcHOs 1 cOr.
A María Magdalena 28:1-10 16:9 20:11-17
A las mujeres 28:9
A los once 16:14 20:19
A los dos que iban a Emaús 16:12 24:13-35
Otra vez a los once 20:26
A los apóstoles en Galilea 16:14 21:1-14
A Pedro 24:34 15:5
A los quinientos en Galilea 15:6
A Jacobo 15:7
A Pablo 9:3 15:8
Comisión de Jesús a los apóstoles 28:19 16:15 24:44
Jesús habla con Pedro 21:15
La ascensión de Jesús 16:9 24:50 1:9
El descenso de Dios el Espíritu Santo 2:1-4
SÍNTESIS DE CADA LIBRO DE
LA BIBLIA
Génesis
Este libro «de los orígenes», por su nombre hebreo beresit, revela la propia naturaleza y el carácter de Dios. Lo muestra como el Creador de todo cuanto existe, la mente maestra detrás de cada acto que nos llena de asombro. Abarca desde el inicio de la maravillosa creación del mundo y la humanidad hasta el comienzo del pueblo elegido. Narra sucesos decisivos como la entrada del pecado y el perdón; el crecimiento y el desarrollo de la humanidad; la dispersión de las razas; la degradación de la raza humana y la continuidad del propósito divino a través de Noé; la redención del pueblo escogido y la salvación a través del Mesías prometido; la vida de Abraham, Isaac y Jacob, y su sistema de gobierno patriarcal. Culmina con la inspiradora historia de José en Egipto, el fin del patriarcado y el comienzo de Israel como nación.
Éxodo
El nombre proviene de la Septuaginta y significa «salida», porque el tema principal es la salida del pueblo de Dios de Egipto. Dios guarda la vida de Moisés y en una de esas ironías divinas, el mismo Faraón que había querido matarlo, termina criándolo y formándolo como líder. La narración continúa hasta la construcción del tabernáculo y el desarrollo del pueblo hebreo como nación. La vida de Moisés, las diez plagas de Egipto, la peregrinación por el desierto desde Egipto al Sinaí, y la entrega de la Ley son los temas principales.
Éxodo abunda en milagros que ponen de relieve el amor de pacto que Dios siente por Su pueblo y que no suele ser correspondido. Se destaca además por incluir los Diez Mandamientos que constituyen el fundamento del código moral de la civilización.
Levítico
El nombre del libro deriva de la Septuaginta y significa «destinado a los levitas» porque se describen las leyes sacerdotales, un manual práctico de ceremoniales religiosos. Leví fue uno de los 12 hijos de Jacob y la tribu que descendía de él tuvo a su cargo la función sacerdotal y la instrucción de la Ley de Moisés. Levítico es también el libro de la expiación, la purificación, la santidad, la adoración y el servicio. La mayor parte consiste en preceptos y estatutos establecidos por Dios para instruir a los sacerdotes levitas en sus deberes y para promover un acercamiento del pueblo hacia Dios y un estilo de vida en santidad.
Números
El nombre de este libro, tomado de la Septuaginta, se relaciona con su contenido: una enumeración de los dos censos del pueblo de Israel, aunque el tema principal es la peregrinación de los israelitas desde el monte Sinaí, donde se promulga la Ley, hasta la tierra prometida, Canaán. El relato está lleno de vicisitudes. En la exploración a la tierra prometida, la cobardía y
el desaliento plasman el informe de los espías al hablar del gran tamaño de sus habitantes; luego describe las experiencias de los 40 años del pueblo en el desierto. Números también describe la santidad y la soberanía de Dios al presentarlo como un Ser celoso y misericordioso que exige obediencia y fidelidad de parte de su pueblo.
Deuteronomio
Significa «segunda ley» y junto a Génesis, Éxodo, Levítico y Números constituyen el Pentateuco, la Torá, donde se encuentra la instrucción de Dios. Deuteronomio es una repetición de la Ley porque muchos de los que presenciaron la entrega de la Ley en el Sinaí habían fallecido, y por lo tanto, era necesario «entregar una segunda vez la ley» para las nuevas generaciones. Se enfatiza la importancia de guardar los mandamientos y las promesas de bendición de Dios. El pueblo prosperaría en la medida que obedeciera a Dios. El libro contiene discursos de Moisés, que son de carácter histórico, legal y profético. El capítulo final registra su muerte.
Josué
El nombre del libro es en honor del espía sucesor de Moisés. Como líder político, religioso y militar condujo a los israelitas en el cruce del Jordán; atacó y conquistó a los cananeos, y dividió la tierra entre quienes lo siguieron. En su discurso, Josué dirige al pueblo a observar elevadas normas de conducta personal, y los exhorta a honrar a Dios. Se destaca la intervención sobrenatural de Dios en el cruce del Jordán y en la conquista de Jericó y Hai. Dios es siempre fiel, y cumple con sus promesas al conducir a su pue-
blo y concederle la entrada a la tierra prometida.
Jueces
El escenario de este libro se desarrolla en una época difícil para Israel donde la decadencia, la apostasía y el pecado alejaban al pueblo de Dios. El Señor levantó jueces para superar dichas crisis. En este contexto de declinación espiritual surgen los jueces como libertadores. Un total de doce jueces, más Débora, gobiernan durante más de 300 turbulentos y sombríos años de la historia de Israel. En este libro se narran clásicas historias como la del vellón de Gedeón, la fuerza impresionante de Sansón y su lamentable necedad y la sorprendente participación de dos mujeres, Débora y Jael, en la toma de tierras que las fuerzas de Josué no habían podido conquistar. Jueces finaliza con la instalación del santuario en Dan, el desorden abominable de la nación y el deterioro político.
Rut
Es la historia de una viuda moabita que, tras suscitarse una serie de desgracias, se traslada con su suegra a Belén debido a una hambruna en la región y deja atrás a su familia de origen. La situación de ambas mujeres transcurre en la oscura y dificultosa época de los jueces en Israel, lo cual resalta aún más la conducta y los valores exhibidos por Rut, una adoradora del verdadero Dios y devota fiel al único Señor. Rut fue bisabuela de David y en consecuencia, forma parte del linaje terrenal de Cristo.
1 y 2 Samuel
Estos libros relatan en detalle los días finales de la teocracia, en la cual Dios gobierna directamente a través de los
jueces, y describen los primeros tiempos de la institución de la monarquía. Israel rechazó a Jehová, su Dios, y pidió un rey, tal como tenían las otras naciones. El primero en reinar fue Saúl, un hombre de agradable apariencia y guerrero competente, pero sin devoción a Dios. Cuando Saúl murió, David, a quien Dios había escogido, asumió como rey. También se relata la vida de David y la de Samuel, el último de los jueces. En la Biblia hebrea los dos libros formaban un solo escrito.
1 y 2 Reyes
Continúan el relato de 400 años de historia de Israel: Desde la muerte de David hasta la deportación del pueblo. Se detalla el reinado de Salomón (hijo de David), la revuelta de Jeroboam, y la división del reino. También encontramos el ministerio de Elías y el de Eliseo, su sucesor. La historia de los reinos del norte y del sur se extiende hasta la caída de ambos, lo que ocasiona la disolución de la nación, la deportación y el cautiverio babilónico. Los dos libros también formaban un solo escrito en la Biblia hebrea y constituyen la continuación del libro de Samuel.
1 y 2 Crónicas
Desarrolla las genealogías desde Adán hasta los reinados de Israel y Judá. Luego, en cierta forma, duplican la información de Samuel y Reyes. También registran los preparativos para el templo y su dedicación; las reformas religiosas, la organización cívica y el decreto de Ciro. Crónicas hace énfasis en la historia de Judá y la adoración en el templo, y resalta la supremacía del pueblo de Dios por sobre sus vecinos paganos. Ambos libros constituyen uno en el canon hebreo.
Esdras
Relata el regreso de la cautividad de algunos exiliados guiados por Zorobabel y Esdras; y también registra las reformas de este último. En esta etapa se reconstruye el templo. La tarea de reedificar el lugar de adoración, llevada a cabo en un ambiente de hostilidad, tomó 20 años. Lo más destacable es la restauración de la verdadera adoración del pueblo. Este libro, Crónicas y Nehemías constituyen una unidad temática.
Nehemías
Como copero del rey Artajerjes, Nehemías disfrutaba de una vida con lujos, pero al enterarse de las condiciones existentes en Jerusalén, renunció a todo para regresar a la ciudad de sus antepasados y reedificar sus muros. La dedicación del muro de Jerusalén, la restauración del altar y del culto, y el arreglo del templo muestran un reavivamiento espiritual. Nehemías fue un hombre de acción y un líder firme que promovió importantes reformas religiosas y sociales.
Ester
Esta maravillosa historia, nos habla de la preservación milagrosa del pueblo de Dios. El libro registra una de las tantas liberaciones que los judíos vivieron en su historia, en este caso, gracias a la obediencia a Dios hasta las últimas consecuencias de una joven llamada Ester. Describe el destronamiento de Vasti, la coronación de Ester, el complot de Amán contra los judíos, su fracaso, la victoria del pueblo de Dios y la institución del Purim en memoria de aquella liberación. La historia constituye un excelente ejemplo de la providencia de Dios, quien predice lo que ha de ocurrir, cuida de sus hijos
1638 | sÍntesis de Cada libro de la biblia
y obra a través de ellos cuando están dispuestos a ser instrumentos en sus manos.
Job
Tal vez sea una de las piezas literarias más antiguas. Pertenece al género sapiencial con Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares. El libro posee un mensaje revelador donde prevalece la sabiduría de Dios en oposición a la humana. Job, un hombre justo, se ve afectado por terribles aflicciones: pierde de repente sus propiedades, sus hijos y la salud. Entonces sus amigos se dedican a la discusión teológica del sufrimiento. Pero la fe de Job no flaquea, su consagración a Dios es absoluta. El libro enseña sobre las artimañas de Satanás, el carácter y la naturaleza de Dios, la interpretación errónea del padecimiento humano y el destino final y eterno de la humanidad. Los últimos capítulos relatan cómo le fue restaurada su prosperidad.
Salmos
Su título en hebreo significa «alabanza» y dentro del canon judío es el más importante de los Escritos. Los salmos abarcan diferentes temas: creación, Palabra de Dios, confianza, sufrimiento, alabanza, conflictos espirituales, victoria de los creyentes santos, conciencia de la presencia de Dios, acción de gracias y comunión personal y comunitaria con el Creador. Algunos salmos tienen referencia directa al Mesías. Todos ofrecen un modelo para glorificar y adorar al Altísimo, y para el arrepentimiento, la confesión, la restauración y la oración. Cerca de 70 salmos se atribuyen al rey David. Gran cantidad de himnos cristianos provienen de los salmos. El libro contiene 150 poemas. Los más
destacados quizás son los salmos 1,19,22,23,91,100 y 103.
Proverbios
Un proverbio es una declaración breve que comunica una verdad ética y moral. La enseñanza por medio de proverbios se originó en el oriente y es una de las formas más antiguas de instrucción. El libro contiene dichos, parábolas y comparaciones que ayudan a aplicar la sabiduría de Dios a la vida cotidiana. La declaración «el principio de la sabiduría es el temor a Jehová» establece la base para el modelo de conducta de los hijos de Dios. Proverbios contiene varias colecciones agrupadas por autor o tema: Proverbios de Salomón, dichos de los sabios, palabras de Agur y Lemuel, y la mujer virtuosa.
Eclesiastés
Significa el orador o el predicador. Este libro sapiencial tal vez haya sido escrito como un soliloquio (una persona que habla consigo misma). Según la tradición judía, el autor fue Salomón, aunque algunos eruditos sostienen que fue escrito en una época posterior. La palabra «vanidad», que aparece vez tras vez en el libro, significa transitorio o pasajero. Cuando el autor señala que todas las cosas son vanidad, quiere decir que se acabarán. El último capítulo declara una verdad crucial: «El fin de todo el discurso oído es este: "Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre"».
Cantares
A este escrito se le suele dar diferentes interpretaciones dispares y controversiales. Una es literal y la otra alegórica. Se le atribuye la paternidad literaria
a Salomón. Relata el afecto recíproco entre el esposo y la esposa, el cortejo de bodas, los sueños de la esposa, la alabanza y los deseos del esposo por su cónyuge. La historia también es símbolo del gran amor de Dios por su pueblo.
Isaías
Es el primer libro de los profetas mayores y fue escrito en una agitada época cuando el pueblo de Israel se había corrompido y alejado de Dios. Redactado por una persona culta, en un buen idioma hebreo, Isaías es considerado una de las grandes obras maestras del mundo. Su estilo es elevado, con expresión vehemente, sentimiento fervoroso y vívida imaginación. Los temas desarrollados son: la santidad de Dios, el pecado personal y las profecías sobre el Mesías; biografías, promesas y amenazas sobre el reino de Judá; juicio y profecías contra las naciones paganas; promesas y consuelo para los exiliados en Babilonia; cánticos del Siervo de Jehová, la justicia divina, las tribulaciones del creyente a consecuencia del pecado y el futuro reino. Isaías se cita en el Nuevo Testamento más que cualquier otro libro de la Biblia.
Jeremías
El profeta vivió en una época de decadencia política, moral, religiosa y espiritual del pueblo hebreo, cuando el reino del sur (Judá) fue llevado cautivo por Nabucodonosor a Babilonia, si bien Jeremías quedó en Jerusalén. Escribió las profecías sobre Judá y Jerusalén, los oráculos contra las demás naciones y la seguridad del juicio de Dios sobre un pueblo pecador. Su libro es profético aunque también conlleva un carácter histórico y autobiográfico.
Lamentaciones
Este libro ha sido llamado un cántico fúnebre sobre Jerusalén. Jeremías, de pie en medio de las ruinas de Jerusalén y del templo, gime por la destrucción causada por Nabucodonosor que él mismo había predicho. En el hebreo original son cinco poemas que evocan la destrucción de Judá y la ruina de la ciudad: 1) El poeta llora y personifica a la ciudad como alegoría; 2) Se conduele por el severo castigo de Dios; 3) Compara su propio sufrimiento con el del resto de la ciudad y anhela el perdón de Dios; 4) Implora por la catástrofe y el abandono de la ciudad; 5) Clama pidiendo ayuda y se compadece suplicando el socorro de Dios.
Ezequiel
Libro de carácter profético cuyo autor es el joven Ezequiel quien fue llevado cautivo a Babilonia a los 11 años, antes de la destrucción de Jerusalén. El tema de su profecía es, precisamente, la destrucción de dicha ciudad, las profecías sobre las demás naciones, el juicio sobre el pueblo, el regreso de los exiliados, y el futuro glorioso y la restauración de Israel. Se destaca un estilo narrativo ordenado y coherente.
Daniel
La profecía de Daniel se desarrolla durante el exilio de los judíos. Sus historias (caps. 1–6) son vívidas y emocionantes, y las visiones (caps. 7–12) son significativas. Se considera que las cuatro bestias (7:3) son las cuatro grandes potencias mundiales: babilonios, medo-persas, greco-macedonios y romanos. Se cree que la segunda visión (8:1) alude al gobierno de los griegos bajo Alejandro Magno. El reino del cap. 9 alude al gobierno mesiánico de Cristo. La visión de 10–12 se considera
una alusión al fin de los tiempos. Las predicciones del libro componen un prólogo imprescindible a la profecía del Nuevo Testamento.
Oseas
El libro pertenece al grupo de los profetas menores. Su estilo literario es brillante y presenta figuras léxicas y amplio vocabulario. El mensaje de Oseas fue dirigido principalmente a Israel. Los primeros tres capítulos ofrecen un relato de los problemas internos de Israel, y el propósito es mostrar los pecados del pueblo y el amor de Dios. El resto del libro contiene denuncias contra el pueblo por su idolatría y su pecado que constituyen mensajes de juicio salpicados de ruegos de compasión y amor.
Joel
Se divide en 2 partes: La primera es histórica y relata una gran calamidad causada por una invasión de langostas, la necesidad de arrepentirse y la restauración; la segunda parte es escatológica y describe la respuesta de Dios a las oraciones del pueblo, el derramamiento de su Espíritu, el juicio de las naciones y la bendición de su pueblo. El libro incluye una profecía que con frecuencia encontramos en los escritos de los profetas: en el futuro, los judíos se establecerían como una gran nación en Palestina.
Amós
Es uno de los primeros escritos proféticos. El autor anuncia que Dios ama la misericordia y no solo los sacrificios formales. Amós nació cerca del sur de Jerusalén, pero dirigió sus profecías al reino del norte (Israel). El libro incluye: epígrafe; oráculos contra Judá, Israel y países vecinos; juicios contra Israel;
cinco visiones simbólicas; y promesa final de restauración y visión de bendiciones mesiánicas. Su enseñanza destaca que la futura grandeza de Israel no se aseguraría por medio del poder ni de la riqueza, sino por la justicia y el juicio.
Abdías
Es el libro más breve del Antiguo Testamento. El profeta Abdías vivió en Jerusalén después de la deportación de Judá a Babilonia. Anunció la caída de los edomitas (descendientes de Esaú), quienes se habían alegrado por la caída de Judá. También profetizó la liberación y el establecimiento de Israel restaurada.
Jonás
El libro de Jonás es considerado por algunos eruditos bíblicos como una narración histórica, mientras otros lo ven como un relato simbólico. Esta alegoría enseña que así como Jonás no cumplió su deber con el pueblo de Nínive, Israel tampoco cumplió sus obligaciones morales y religiosas con otras naciones. La referencia de Jesús a Jonás (Mateo 12:38-41) hace suponer que la narración de este libro fue histórica. El relato alude primero a la misión y la desobediencia de Jonás, y luego a su nueva misión y los resultados obtenidos.
Miqueas
Miqueas fue contemporáneo de Oseas, Amós e Isaías, y predicó contra los pecados de su época. Vivió un tiempo de batalla cruel y presenció la guerra entre el reino del norte y del sur. Sufrió al ver cómo el pueblo amado por Dios se revelaba y olvidaba de Él. Condenó especialmente la opresión de los ricos hacia los pobres y poco tiempo antes
Unidad bíblica
TABLA DE PESOS Y MEDIDAS
Idioma
Medida bíblica
PESOS
Equivalente inglés
Equivalente métrico decimal
Diversas traducciones
gera hebreo 1/20 de siclo 1/50 de onza 0,6 gramos gera; guerá becá hebreo 1/2 siclo o 10 geras 1/5 de onza 5,7 gramos becá; medio siclo; seis gramos de plata
pim hebreo 2/3 de siclo 1/3 de onza 7,6 gramos 2/3 de siclo; cuarto siclo
siclo hebreo 2 becás 2/5 de onza 11,5 gramos siclo; pieza libra grecorromano 30 siclos 12 onzas 0,4 kilogramos libra; kilos mina hebreo/griego 50 siclos 1,25 libras 0,6 kilogramos mina; libra talento hebreo/griego 3000 siclos o 60 minas
75 libras/ 88 libras
34 kilogramos/ 40 kilogramos talento/talentos; 100 libras
LONGITUD
palma (ancho de la mano) hebreo 1/6 de codo o 1/3 de palmo 3 pulgadas 8 centímetros palma; palmo menor; cuatro dedos
palmo hebreo 1/2 codo o 3 palmas 9 pulgadas 23 centímetros palmo
codo/ pechys hebreo/griego 2 palmos 18 pulgadas 0,5 metros codo; codo mayor; metros pékhus grecorromano 4 codos 2 yardas 2 metros pékhus; seis pies; braza
caña grecorromano 6 codos 3 yardas 3 metros caña; vara estadio grecorromano 1/8 de milla o 400 codos 1/8 de milla 185 metros milla romana; estadio
milla grecorromano 8 estadios 1620 yardas 1,5 kilómetros milla; milla romana
Unidad bíblica
MEDIDAS DE ÁRIDOS
Idioma Medida bíblica
Equivalente inglés
Equivalente métrico decimal
Diversas traducciones
jarro grecorromano 1/2 cab 1 1/6 de pinta 0,5 litros vasija; jarra; vasijas de cobre; jarras de cobre; utensilios de bronce
cab hebreo 1/18 de efa 1 cuarto de galón 1 litro cab
quínice grecorromano 1/18 de efa 1 cuarto de galón 1 litro medida; cuarto; joinix
gomer hebreo 1/10 de efa 2 cuartos de galón 2 litros gomer; décima parte de una efa; seis pintas
seah/ satón hebreo/griego 1/3 de efa 7 cuartos de galón 7,3 litros medidas; cantidades
almud grecorromano 4 gomer 1/4 de bushel 9 litros bushel; medida de cereales
efa (bato) hebreo 10 gomer 3/5 de bushel 22 litros bushel; parte; medida; sata
létec hebreo 5 efas 3 bushel 110 litros létec; medio gomer; medio saco
homer/ coro hebreo/griego 10 efas 6 bushel o 200 cuartos de galón 220 litros / 525 litros coro; homer; saco; medidas; bushel/ saco
MEDIDAS DE LÍQUIDOS
Unidad bíblica
Idioma
Medida bíblica
Equivalente inglés
Equivalente métrico decimal
Diversas traducciones
log hebreo 1/72 de bato 1/3 de cuarto de galón 0,3 litros log; pinta
jarro grecorromano 1/8 de hin 1 1/6 de pinta 0,5 litros jarro; cántaro; jarras de cobre; vasijas de cobre; utensilios de bronce
hin hebreo 1/6 de bato 1 galón o 4 cuartos de galón 4 litros hin; pintas
bato hebreo / griego 1 efa 6 galones 22 litros galón; galones; barriles; medidas de líquidos; medidas
cántaro grecorromano 10 hin 10 galones 39 litros cántaros; galones
CÓMO LEER Y ENTENDER LA BIBLIA
CONTENIDO
Cómo estudiar la Biblia ........................................................ 1650
Cómo ver a Jesucristo en la Biblia ........................................... 1651
Cómo leer la narrativa bíblica ................................................ 1653
Cómo leer la poesía bíblica ................................................... 1654
Cómo leer la profecía bíblica ................................................. 1655
Cómo leer los Evangelios 1657
Cómo leer las Epístolas 1658
Apéndice I: Cómo aconsejar usando la Biblia 1659
Apéndice II: Libros del Antiguo Testamento en orden canónico 1661
Apéndice III: Cartas del Nuevo Testamento en orden cronológico 1663
CÓMO LEER Y ENTENDER LA BIBLIA
Cómo estudiar la Biblia
«Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley» (Sal. 119:18).
«Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí» (Jn. 5:39).
Estudiar la Biblia es el privilegio de todo creyente. El cristiano estudia la Palabra de Dios bajo la convicción de que en ella encuentra la voluntad perfecta de Dios. Sin embargo, no todos sabrán cuál es la mejor manera de estudiarla. A continuación se presentan algunas guías para su lectura.
1. ESTUDIA EL CONTEXTO DEL PASAJE
El contexto inmediato
Los versículos inmediatamente antes y después ayudarán al lector a entender el significado del pasaje que estudia.
El contexto de la sección
La sección puede ser, por ejemplo, un fragmento (en narrativa), o una estrofa (en poesía).
El contexto del capítulo y del libro
Es importante estudiar el pasaje a la luz del capítulo entero y después a la luz de todo el libro. De esa manera, el lector tendrá una idea más específica del significado del pasaje en cuestión.
2. ESTUDIA LA GRAMÁTICA DEL PASAJE
Busca las palabras más importantes
Las palabras más importantes son aquellas cuyo significado determina el significado del versículo.
Interpreta las palabras en su contexto inmediato
Toda palabra debe estudiarse, primeramente, a la luz de su contexto inmediato, para no tergiversar el sentido de la palabra.
Estudia esas palabras con la ayuda de una concordancia o diccionario bíblico
La concordancia al final de la Biblia, o un diccionario bíblico, te ayudará a determinar el significado de la palabra.
3. ESTUDIA LA HISTORIA DEL PASAJE
El contexto histórico del pasaje puede encontrarse en herramientas como una Biblia de estudio o un comentario bíblico. Allí se podrá
obtener información como el autor, la fecha del escrito, los destinatarios y su contexto cultural.
A. Conecta el pasaje con la «gran historia»
Todo pasaje se conecta con la gran historia del evangelio, la cual se puede resumir en cuatro puntos:
Creación: Dios es el Creador de todo, incluyendo el ser humano.
Caída: desde el pecado en el Jardín del Edén, el ser humano peca.
Redención: Jesucristo vino a redimir del pecado a todo aquel que cree en Él.
Restauración: Jesucristo restaurará todas las cosas cuando venga en Su reino.
B. Todo pasaje apunta a Jesucristo
Jesús es el punto focal de la gran historia del evangelio y, por lo tanto, todo pasaje, del Antiguo como del Nuevo Testamento, apunta a la obra de Jesucristo en la cruz.
Conclusión
Interpretar la Escritura con esmero es responsabilidad de todo creyente. Gracias a un estudio cuidadoso, el lector podrá arribar al significado correcto. Dios quiere que Sus hijos lo conozcan por medio de lo que Él ha revelado.
CÓMO VER A
JESUCRISTO EN
LA BIBLIA
«Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos» (Lc. 24:44).
Jesucristo es el punto focal de la Escritura. Desde el primer anuncio del evangelio en Génesis 3:15, el tema del Mesías redentor unifica la Biblia entera. El Antiguo Testamento es una flecha que apunta a Jesucristo, el cual se revela en los Evangelios. El Pentateuco lo promete, los Históricos lo presagian, los Poéticos lo apuntan, los Proféticos lo anuncian, los Evangelios lo revelan y las Epístolas lo proclaman.
Los siguientes puntos ayudarán al lector a encontrar la presencia natural de Jesucristo a lo largo de la Biblia.
1. DE MANERA DIRECTA
Muchos pasajes apuntan a Jesucristo de manera directa. Es decir, hacen una referencia a Cristo que es indudable. Algunos ejemplos: La promesa del evangelio en Génesis 3:15
La simiente de la mujer es una referencia a Jesucristo, la cual Pablo clarifica al decir: «a tu simiente, la cual es Cristo» (Gá. 3:16).
Los salmos mesiánicos
Hay cerca de 30 porciones en Salmos que apuntan claramente al Mesías, puesto que el Nuevo Testamento afirma su aplicación mesiánica (ver Sal. 2:1-2 y Hch. 4:25-28; Sal. 2:7 y Hch. 13:33; Sal. 8:2 y Mt. 21:16; etc.).
Los «cantos del Siervo Sufriente»
Hay cinco pasajes en Isaías que hacen clara referencia a Jesucristo: 42, 49, 50, 52–53, 61. En ellos, entre otras cosas, se explica la obra expiatoria del Siervo de Jehová.
2. DE MANERA INDIRECTA
La Biblia presenta personas, eventos y oficios que apuntan a Jesús:
A. Personas (algunos ejemplos):
Moisés es un tipo de Jesucristo al ser un profeta que proclama la venida de un profeta como él (Dt. 18:15).
Jonás es mencionado por Jesucristo como uno que apunta a la obra del Salvador (ver Mt. 12:40-41).
B. Eventos
El éxodo es un paralelo de la obra de Jesús en sus elementos básicos: un salvador, un pueblo rescatado, una salida hacia la tierra prometida.
C. Oficios
Hay tres oficios que apuntan a Jesucristo de manera específica: el sacerdote, el rey y el profeta.
Jesús es el sacerdote perfecto que intercede por Su pueblo (He. 7:24-25).
Jesús es el profeta predicho en el Antiguo Testamento (Hch. 7:37).
Jesús es el rey sobre todo lo creado (Dn. 7:14; Col. 1:16).
3. DE MANERA APLICATIVA
Cristo es el propósito y fin de toda la Biblia. Por lo tanto, vemos a Jesucristo en el Antiguo Testamento cuando aplicamos un pasaje preguntándonos de qué manera revela o resulta en la futura obra redentora de Jesús.
Conclusión
Interpretar la Biblia con el lente de Jesucristo será de mucha bendición para el lector creyente. La Biblia, entonces, no es una serie desconectada de eventos. Más bien, apunta de manera concreta a la obra de Jesús en la cruz.
CÓMO LEER LA NARRATIVA BÍBLICA
La narrativa bíblica constituye una gran porción de la Escritura. Extensos pasajes, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, emplean el género literario narrativo. Hay varios aspectos claves de la narrativa que se enumeran a continuación. Estos aspectos ayudarán al lector a interpretar las narraciones de manera correcta.
1. LOS PERSONAJES
En cualquier historia, los personajes son esenciales. En cada porción deben reconocerse los siguientes:
Protagonista
Es el personaje principal de la historia. Puede ser Moisés, David, Jesucristo o Pablo, dependiendo del texto. Por supuesto, se debe reconocer que Dios es el personaje principal de toda la Biblia.
Antagonista
Es aquel que se opone al protagonista. Normalmente es una persona o personas, como Satanás, Goliat o los fariseos. En algunos casos, el antagonista puede ser una situación adversa (por ejemplo, el diluvio). Personajes secundarios
Son aquellos que juegan un rol importante en la narrativa, pero no son el personaje principal ni el antagonista.
2. LA TRAMA
En la trama hay varios elementos importantes:
En la introducción se presenta el escenario: el lugar, los personajes, y de qué tratará la situación.
En el desarrollo se presenta el conflicto, el cual se agudiza en el clímax, para pasar a la resolución. Es en el desarrollo en donde el intérprete podrá discernir el punto principal de la historia.
En el desenlace se presenta la resolución de la situación y, en algunos casos, la moraleja o enseñanza de la historia.
3. EL TRASFONDO CULTURAL
Los acontecimientos bíblicos suceden en diferentes lugares y contextos. Normalmente, el trasfondo es la cultura hebrea o judía. Pero la Biblia habla también de la cultura egipcia, amorrea, filistea, babilónica, entre otras. Por lo tanto, el lector de la Biblia buscará informarse para llegar a una correcta interpretación. ¿Dónde encontrar información cultural? Aquí tres ejemplos: libros sobre cultura bíblica, Biblias de estudio, y comentarios.
4. LA ENSEÑANZA PRINCIPAL
Toda narrativa bíblica tiene una enseñanza principal que debe discernirse. Encontrar esta enseñanza principal es la clave para interpretar
correctamente el texto. El lector llegará a esta enseñanza por medio de una lectura cuidadosa, al reconocer los personajes, analizar la trama, y considerar el trasfondo cultural.
Conclusión
La lectura eficaz de la Biblia es aquella que toma en consideración cada elemento presente en el texto. La narrativa es un género literario importante en la Escritura, al cual el lector debe poner atención. Al seguir las recomendaciones, el estudioso de la Biblia podrá interpretar bien las narrativas bíblicas.
CÓMO
LEER LA POESÍA BÍBLICA
La poesía hebrea aparece en numerosas partes de la Escritura. No solamente los libros Poéticos contienen poemas, sino también los Proféticos y, en algunos casos, aun hay textos poéticos en medio de una narrativa o epístola. La poesía hebrea tiene características que la distinguen de la poesía contemporánea. Por lo tanto, entender los distintivos de este género literario ayudará al lector en su interpretación. Aquí algunas claves:
1. EL CONTEXTO
El contexto en el que se escribió la porción poética ayuda en la interpretación al determinar por qué se escribió el poema. Por ejemplo, la destrucción de Jerusalén es el trasfondo para el libro poético de Lamentaciones. El pecado de David es el trasfondo del Salmo 51.
2. EL TEMA CENTRAL
Todo poema procura comunicar una idea central. La lectura cuidadosa del poema será clave para arribar a esta idea. Por ejemplo, el tema central puede ser la justicia de Dios sobre Sus enemigos, la proclamación de juicio, la promesa de bendición o la fidelidad de Dios a Su pueblo.
3. LAS ESTROFAS
La gran mayoría de los poemas bíblicos, en especial los salmos, se dividen en estrofas. En muchas versiones bíblicas, las estrofas están demarcadas por un espacio en blanco entre estrofa y estrofa. Cada estrofa es una unidad de pensamiento que contribuye al tema central del poema entero. Por ejemplo, si un salmo tiene cuatro estrofas, cada una contribuye al tema central de todo el salmo.
4. LA ESTRUCTURA
La estructura poética hebrea se manifiesta en diferentes formas. Las dos más comunes son:
APÉNDICE II
Libros del A ntiguo Testamento en orden canónico A
LIBRO FECHA (a. C.) aproximada AUTOR TEMA
Génesis Desconocida Moisés Fundamentos de la historia de la redención
Éxodo Desconocida Moisés Salvados del cautiverio por medio de un libertador
Levítico Probablemente, entre 1446-1406 Moisés El servicio a un Dios Santo
Números Desconocida Moisés Dios da gracia a quienes le sirven
Deuteronomio 1406 Moisés Devoción total al verdadero Dios
Josué Desconocida Desconocido Dios cumple Su promesa de victoria
Jueces 722-586
Rut 1011-971
Samuel 930
Reyes Después de 562
Desconocido Las consecuencias de la desobediencia
Desconocido Dios es leal
Desconocido Dios reina a pesar de los líderes humanos
Desconocido La Palabra del Señor soberano se cumplirá
Crónicas Siglo v Esdras u otros Ascenso y descenso de la casa de David
Esdras 400 Esdras u otros Restauración del templo y renovación del pacto
Nehemías 400 Esdras u otros Reedificar los muros y restaurar la ley
Ester Siglo iv Desconocido La protección providencial de Dios
Job Desconocida Desconocido La soberanía de Dios sobre el sufrimiento
Salmos Siglos xv-vi varios autores La oración y la devoción al Dios altísimo
A Basado en la tabla elaborada por el Dr. Jonathan Latham.
LIBRO FECHA (a. C.) aproximada
Proverbios 970-687
Eclesiastés 970-931
Cantares 970-931
Isaías 742-681
Jeremías 626-586
Lamentaciones 587-586
Ezequiel 593-553
Salomón, entre otros
Cómo vivir en el temor de Jehová
Salomón La vida es vana excepto cuando se vive para Dios
Salomón La belleza del amor matrimonial
Isaías Juicio y consolación por el Santo de Israel
Jeremías Juicio de Israel y nuevo pacto
Jeremías Lamento por Jerusalén
Ezequiel Conocer a Jehová en el juicio y la restauración
Daniel Siglo vi Daniel El dominio absoluto de Dios sobre todo reino terrenal
Oseas 793-686
Oseas Amor divino, despreciado pero constante
Joel Desconocida Joel Un llamado al arrepentimiento
Amós 760-750
Abdías 848-841 o 587-586
Amós Juicio divino sobre Israel por sus pecados religiosos y sociales
Abdías El reino de Edom perecerá, el reino de Dios prevalecerá
Jonás Siglo viii-vi Desconocido La salvación es de Dios
Miqueas 750-690
Nahum 663-612
Habacuc 609-597
Sofonías 640-612
Hageo 520-500
Zacarías 520-500
Malaquías 460-435
Miqueas Juicio divino sobre la injusticia y restauración para el remanente
Nahum El celo protector de Dios
Habacuc De la frustración a la fe
Sofonías Jerusalén y las naciones en el día del Señor
Hageo Reedificar el templo
Zacarías Mesías y restauración – motivo teológico para reconstruir
Malaquías Contra la religión vacía: temer a Dios y prepararse para recibir a Su Mensajero
CREDOS Y CONFESIONES
CONTENIDO
CREDO APOSTÓLICO
200-400 d.C.
El Credo Apostólico es considerado uno de los resúmenes más antiguos de la fe cristiana. Hasta el día de hoy no hay certeza sobre quién lo escribió, tampoco la fecha exacta de cuándo se escribió. Se lo llama «apostólico» no porque los apóstoles lo hayan escrito, pues no hay evidencia al respecto, sino porque es un resumen de la doctrina apostólica que se encuentra en los escritos del Nuevo
Testamento. Este credo ha sido utilizado por todas las ramas de la cristiandad, incluyendo los protestantes históricos. El credo presenta una defnición balanceada tanto de la persona y la obra de Jesús, como un resumen de los fundamentos de la fe. Por esta razón, el Credo Apostólico se ha convertido en uno de los resúmenes más sencillos y profundos de la fe cristiana.
Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, Su Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; desde donde vendrá para juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia universal,1 la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna.
Amén.
1 El Credo originalmente usa la palabra católica. Aquí se usó la palabra universal para preservar el signifcado primario de la palabra.
CREDO NICENO
325 d.C.
El Credo Niceno ha tenido un impacto en el cristianismo como pocos otros credos históricos. Se vuelven a afrmar algunas de las declaraciones de fe hechas en el Credo Apostólico. Sin embargo, se expande y se profundiza en la persona y la obra de Jesucristo y del Espíritu Santo. Esto debido a varias herejías que surgieron en los primeros siglos después de Cristo, en los que algunas enseñanzas atentaron en contra de la Deidad de Jesús o en contra de Su verdadera humanidad. El credo comienza afrmando la fe en un solo Dios, el cual es tres personas: la persona del Padre, la persona del Hijo, y la persona del Espíritu Santo.
Dios el Hijo, Jesucristo, es el unigénito y de la misma sustancia (o esencia) con el Padre; es decir, es uno con el Padre. Con respecto al Espíritu Santo, la iglesia del Oeste en el Concilio de Constantinopla (381) clarifcó que el Espíritu procede no solo del Padre, sino también «del Hijo». Históricamente, esta adición, «y del Hijo» llamada la «cláusula floque», ha sido aceptada tanto por la Iglesia Católico Romana como por protestantes y evangélicos, pero vehementemente rechazada por la Iglesia Ortodoxa. Incluso con eso, este credo es uno de los más claros resúmenes de la doctrina de Dios en la fe cristiana.
Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo de Dios, unigénito, engendrado del Padre antes de todos los tiempos. Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de una misma sustancia con el Padre, quien creó todas las cosas; quien, por nosotros los seres humanos y por nuestra salvación, bajó del cielo, se encarnó del Espíritu Santo y de la virgen María y se hizo hombre. Y lo crucificaron por nosotros bajo el mando de Poncio Pilato, y padeció, y lo sepultaron.
Y al tercer día resucitó, conforme a las Escrituras; y ascendió al cielo, y está sentado a la diestra del Padre; y vendrá de nuevo con gloria para juzgar a los vivos y a los muertos; cuyo reino no tendrá fin.
Y en el Espíritu Santo,1 Señor, Dador de vida, que procede del Padre y del Hijo;2 que junto con el Padre y el Hijo recibe adoración y gloria; que habló por los profetas.
En una Iglesia santa, universal y apostólica. Reconocemos un solo bautismo para la remisión de los pecados. Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
1 Originalmente, el credo terminaba con la frase «Y en el Espíritu Santo». Tras el Segundo Concilio Ecuménico (el Primer Concilio de Constantinopla en 381), el credo se completó con lo siguiente.
2 La adición de la cláusula «y del Hijo» se llevó a cabo gradualmente en algunas iglesias de habla latina en Occidente después del Segundo Concilio Ecuménico (el Primer Concilio de Constantinopla en 381). Esta modifcación no fue aceptada universalmente y fue un punto de controversia teológica entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Oriental, contribuyendo eventualmente al Gran Cisma de 1054.
CREDO DE ATANASIO
381 d. C.
Aunque tradicionalmente atribuido a Atanasio de Alejandría, no hay certeza absoluta con respecto a la autoría de este credo. Sin embargo, resume magistralmente la enseñanza que la iglesia cristiana mantiene sobre la Trinidad. Uno de los principales propósitos es clarifcar la enseñanza bíblica sobre Dios, incluyendo Su unidad en sustancia, como Su distinción en persona. Se enfatiza tanto la Deidad de Jesús como la Deidad del Espíritu Santo, y se especi-
fca que en la Trinidad no hay jerarquía en Su esencia, sino que «en esta Trinidad no hay nada antes ni después, nada es mayor ni menor, sino que las tres personas son entre sí coeternas e iguales. De modo que, en todas las cosas, como queda dicho, debe adorarse a la Trinidad en la unidad y a la unidad en la Trinidad». Este credo refuta contundentemente las antiguas herejías que negaban la completa Deidad o la completa humanidad de Jesús.
Quien quiera ser salvo, ante todo es necesario que mantenga la fe universal1 cristiana, y a no ser que la haya conservado íntegra e inmaculada, sin duda perecerá para siempre.
Ahora bien, la fe universal cristiana consiste en que adoramos a un solo Dios en la Trinidad y a la Trinidad en la unidad, sin confundir las personas ni dividir la sustancia.
Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo. Sin embargo, la Deidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es una, la gloria es igual, la majestad es coeterna. Cual el Padre, tal es el Hijo y tal es el Espíritu Santo; el Padre es increado, el Hijo es increado y el Espíritu Santo increado; el Padre es infinito, el Hijo es infinito y el Espíritu Santo infinito; el Padre es eterno, el Hijo es eterno y el Espíritu Santo eterno. Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno, como tampoco son tres infinitos, ni tres increados, sino un solo increado y un solo infinito.
Así, también, el Padre es todopoderoso, el Hijo es todopoderoso y el Espíritu Santo es todopoderoso; y, sin embargo, no son tres todopoderosos, sino un solo todopoderoso. Así, el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios; pero no son tres dioses, sino un solo Dios. De igual modo, el Padre es Señor, el Hijo es Señor y el Espíritu Santo es Señor; pero no son tres señores, sino un solo Señor.
1 El Credo originalmente usa la palabra católica. Aquí se usó la palabra universal para preservar el signifcado primario de la palabra.
Pues, así como la verdad cristiana nos obliga a reconocer que cada persona por sí misma es Dios y Señor, la religión universal cristiana nos prohíbe decir que hay tres dioses o tres señores. Nadie hizo al Padre, ni lo creó ni lo engendró. El Hijo es solo del Padre, no es hecho ni creado sino engendrado. El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo, no es hecho ni creado ni engendrado, sino que procede de Ellos. Así que hay un solo Padre, no tres padres; un solo Hijo, no tres hijos; y un solo Espíritu Santo, no tres espíritus santos.
Y en esta Trinidad no hay nada antes ni después, nada es mayor ni menor, sino que las tres personas son entre sí coeternas e iguales. De modo que, en todas las cosas, como queda dicho, debe adorarse a la Trinidad en la unidad y a la unidad en la Trinidad. Por lo tanto, el que quiera ser salvo, que piense así acerca de la Trinidad.
No obstante, para la salvación eterna es necesario creer también fielmente en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, la fe correcta es que creamos y confesemos que nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios de la sustancia del Padre engendrado antes de los siglos, y es hombre de la sustancia de Su madre nacido en el mundo; Dios perfecto, hombre perfecto subsistente de un alma racional y de carne humana; igual al Padre en cuanto a Su Deidad, inferior al Padre en cuanto a Su humanidad.
Y aunque sea Dios y hombre, no son dos, sino un solo Cristo; y uno solo no por conversión de la Deidad en carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios; uno en total, no por confusión de la sustancia, sino por la unidad de la persona. Pues, así como el alma racional y la carne son un solo hombre, así Dios y el hombre son un solo Cristo. Que padeció por nuestra salvación, descendió a los infiernos, resucitó de entre los muertos, ascendió a los cielos, y está sentado a la diestra del Padre, desde donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. A Su venida todos los hombres resucitarán con sus cuerpos y darán cuenta de sus propias obras. Los que hayan hecho el bien irán a la vida eterna, y los que hayan hecho el mal, al fuego eterno.
Esta es la fe universal cristiana, y el que no la haya creído fiel y firmemente, no puede ser salvo.
DEFINICIÓN DE CALCEDONIA
451 d.C.
El Concilio de Calcedonia (451) buscó no crear un nuevo credo, sino una defnición o clarifcación sobre la persona de Jesús. La defnición comienza afrmando que no está enseñando algo nuevo, sino aquello que ha sido aceptado por los santos padres, una probable referencia a los pastores y teólogos de aquel tiempo. Varias líneas de esta defnición son de suma importancia, pues se especifca que Jesucristo es «verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, de alma y cuerpo racionales; coesencial con el Padre según la Deidad, y consustancial con nosotros según la humanidad; en
todo semejante a nosotros, aunque sin pecado». También ofrece varias negaciones con respecto a las dos naturalezas de Jesús (la naturaleza humana y la naturaleza divina): «sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación». En otras palabras, la doble naturaleza de Jesús está perfectamente unida en Su persona, pero estas no deben confundirse, cambiarse, dividirse, ni separarse. Aunque no todas las ramas de la cristiandad aceptan la Defnición de Calcedonia, históricamente los protestantes y evangélicos han recibido esta defnición como un resumen correcto de la doctrina bíblica.
Entonces nosotros, bajo la guía de los santos padres, todos de común acuerdo, enseñamos que se ha de confesar a uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo que es perfecto en Deidad y también perfecto en humanidad; verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, de alma y cuerpo racionales; coesencial con el Padre según la Deidad, y consustancial con nosotros según la humanidad; en todo semejante a nosotros, aunque sin pecado; engendrado antes de todos los tiempos por el Padre según la Deidad, y en estos últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, nacido de la virgen María, la madre de Dios, según la humanidad; uno solo y el mismo Cristo, Hijo, Señor, Unigénito, para reconocerlo en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación; la unión no elimina de ninguna manera la distinción de las naturalezas, sino que más bien las propiedades de cada naturaleza se preservan, y concurren en una sola persona y una única subsistencia, no separadas ni divididas en dos personas, sino en uno y el mismo Hijo, Unigénito, Dios el Verbo, el Señor Jesucristo; como desde el principio los profetas declararon acerca de Él, y como el mismo Señor Jesucristo nos ha enseñado, y como el credo de los santos padres nos ha transmitido.
CONFESIÓN DE AUGSBURGO
1530
Indudablemente esta es una de las confesiones más signifcativas del periodo de la Reforma. Mientras las doctrinas de la Reforma comenzaron a esparcirse por el mundo, de la misma manera se multiplicaron los adversarios. Para los reformadores asociados a Martín Lutero era imprescindible publicar un documento donde se resumieran las doctrinas que se consideraban fundamentales para la reforma de la Iglesia. La primera parte, el prefacio, se dirige al Emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano y tiene como propósito explicar la doctrina y práctica de la iglesia asociada con la reforma de
Prefacio al Emperador Carlos V
Invencible Emperador, clementísimo señor: Puesto que Su Majestad Imperial ha convocado una Dieta del Imperio, aquí en Augsburgo, para deliberar acerca de las medidas contra los turcos, el más atroz, ancestral y antiguo enemigo de la religión cristiana y su nombre, y qué hacer para resistir eficazmente su furia y sus asaltos con una fuerte y duradera preparación militar; y también para deliberar acerca de las disensiones en lo concerniente a nuestra santa religión y la fe cristiana, para que en este asunto de religión las opiniones y los juicios de las partes puedan escucharse en presencia de cada uno; y se consideren y se sopesen entre nosotros con recíproca caridad, indulgencia y bondad, a fin de que, después de la eliminación y la corrección de las cosas que se han tratado y entendido de manera diferente en los escritos de
Lutero. La segunda parte es un resumen de las doctrinas básicas y fundamentales de la fe cristiana, mientras que la tercera se enfoca en las diferencias doctrinales con la Iglesia de Roma. El valor histórico de esta confesión ha sido ampliamente reconocido. Es uno de los documentos protestantes con más influencia desde el siglo xvi por ser un resumen detallado de la doctrina de las iglesias que posteriormente fueron llamadas luteranas. Hasta el día de hoy, las iglesias luteranas confesionales consideran la Confesión de Augsburgo como uno de sus estándares doctrinales.
una y otra parte, estos asuntos puedan resolverse y llevarse de nuevo a una única verdad y una concordia cristiana, para que en el futuro podamos abrazar y mantener una religión pura y verdadera, para que así como todos estamos bajo un solo Cristo y batallamos bajo Él, así también podamos vivir en unidad y concordia en una sola Iglesia cristiana.
Y puesto que nosotros, el elector y los príncipes abajo firmantes, junto con otros, hemos recibido la convocatoria a la citada dieta al igual que los demás electores, príncipes y estados, en obediente cumplimiento del mandato imperial, hemos acudido prontamente a Augsburgo, y, lo que no pretendemos manifestar como jactancia, hemos sido de los primeros en llegar aquí.
En consecuencia, ya que incluso aquí en Augsburgo, al comienzo de la dieta, Su Majestad Imperial hizo que
se propusiera a los electores, príncipes y otros estados del Imperio, entre otras cosas, que los diversos estados del Imperio, en virtud del edicto Imperial, expusieran y presentaran sus opiniones y juicios en alemán y en latín, y ya que el miércoles siguiente se dio respuesta a Su Majestad Imperial, después de la debida deliberación, que por nuestra parte presentaríamos los artículos de nuestra confesión el próximo miércoles, por lo tanto, en obediencia a los deseos de Su Majestad Imperial, ofrecemos, en este asunto de religión, la confesión de nuestros predicadores y de nosotros mismos, y mostramos qué tipo de doctrina de la Sagrada Escritura y la pura Palabra de Dios se ha divulgado hasta este momento en nuestras tierras, ducados, dominios y ciudades, y se ha enseñado en nuestras iglesias. Y si los demás electores, príncipes y estados del Imperio presentan escritos similares, de acuerdo con dicha proposición Imperial, a saber, en latín y alemán, y dan sus opiniones en este asunto de la religión, nosotros, con los príncipes y los amigos antes mencionados, aquí ante Su Majestad Imperial, nuestro clementísimo Señor, estamos dispuestos a dialogar amistosamente sobre todas las formas y los medios posibles, con el fin de que podamos unirnos, en la medida en que esto se pueda hacer honorablemente, y el asunto entre nosotros se discuta pacíficamente por ambas partes sin contiendas ofensivas, y pueda eliminarse la disensión, con la ayuda de Dios, y llegarse de nuevo a una verdadera religión armoniosa; ya que todos estamos bajo un solo Cristo y batallamos bajo Él, debemos confesar al único Cristo, según el tenor del
edicto de Su Majestad Imperial, y todo debe llevarse a cabo de acuerdo con la verdad de Dios; y esto es lo que suplicamos a Dios con las más fervientes oraciones.
Sin embargo, por lo que se refiere al resto de los electores, príncipes y estados, que constituyen la otra parte, si no se logra ningún progreso, ni se consigue ningún resultado con este tratamiento de la causa de la religión según la manera en que Su Majestad Imperial ha tenido a bien que se trate, a saber, mediante la presentación mutua de escritos y los diálogos sosegados entre nosotros, al menos dejamos un claro testimonio de que en modo alguno nos oponemos aquí a nada que pueda llevar a la concordia cristiana, tal como podría efectuarse con la ayuda de Dios y en buena conciencia, como también Su Majestad Imperial y, después, los otros electores y estados del Imperio, y todos los que estén movidos por un sincero amor y celo por la religión, y que escuchen imparcialmente este asunto, se dignarán amablemente a tomar nota y entender esto de esta confesión nuestra y de nuestros asociados.
También Su Majestad Imperial, no solo una vez sino a menudo, amablemente señaló a los príncipes, a los electores y a los estados del Imperio, y en la Dieta de Espira celebrada en 1526 d. C., según la forma de su instrucción imperial y la comisión dada y prescrita, hizo declarar y proclamar públicamente que Su Majestad, al tratar este asunto de religión, por ciertas razones que se alegaron en nombre de Su Majestad, no estaba dispuesto a decidir y no podía determinar nada, sino que Su Majestad usaría
diligentemente el oficio de Su Majestad con el Pontífice Romano para la convocatoria de un concilio general. El mismo asunto fue expuesto públicamente con más detalle hace un año en la última dieta que se reunió en Espira. Allí, Su Majestad Imperial, a través de Su Alteza Fernando, rey de Bohemia y Hungría, nuestro amigo y clemente Señor, así como a través del orador y de los comisarios imperiales, hizo que se presentara, entre otras cosas, la siguiente: que Su Majestad Imperial había tomado nota; y había ponderado la resolución del representante de Su Majestad en el Imperio, y del presidente y los consejeros imperiales, y los legados de otros Estados reunidos en Ratisbona, concerniente a la convocatoria de un concilio, y que Su Majestad Imperial también estimó conveniente convocar un concilio; y que Su Majestad Imperial no dudaba que el Pontífice Romano pudiera ser inducido a celebrar un concilio general, porque los asuntos que debían arreglarse entre Su Majestad Imperial y el Pontífice Romano estaban próximos a un acuerdo y a una reconciliación cristiana; por lo tanto, Su Majestad Imperial mismo dio a entender que se esforzaría por obtener el consentimiento de dicho Sumo Pontífice para convocar, junto con Su Majestad Imperial, dicho concilio general, que se publicaría lo antes posible mediante cartas que debían enviarse.
Por lo tanto, si el resultado fuera tal que las diferencias en materia de religión entre nosotros y las demás partes no se resolvieran amistosamente y en caridad, entonces aquí, ante Su Majestad Imperial hacemos la oferta en toda obediencia, además de lo que ya hemos hecho, que todos comparece-
remos y defenderemos nuestra causa en tal concilio cristiano general y libre, para cuya convocatoria siempre ha habido acuerdo de acción y de votos en todas las dietas imperiales celebradas durante el reinado de Su Majestad, por parte de los electores, príncipes y otros estados del Imperio. A la asamblea de este concilio general, y al mismo tiempo a Su Majestad Imperial, nos hemos dirigido y apelado, incluso antes de esto, debidamente y según la forma de la ley, en este asunto, con mucho, el más importante y más grave. A esta apelación, tanto a Su Majestad Imperial como a un concilio, todavía nos adherimos; no tenemos la intención, ni sería posible para nosotros, renunciar a ella mediante este o cualquier otro documento, a menos que el asunto entre nosotros y la otra parte, de acuerdo con el contenido de la última citación imperial, se resuelva amigable y caritativamente, se aplaque y se logre la concordia cristiana; y con respecto a esto incluso aquí damos fe solemne y públicamente.
Artículo I: De Dios
Nuestras iglesias, de común acuerdo, enseñan que el decreto del Concilio de Nicea sobre la unicidad de la naturaleza divina y sobre las tres personas es verdadero y debe creerse sin ninguna duda; es decir, hay una esencia divina que se llama y que es Dios: eterna, sin cuerpo, sin partes; de un poder, sabiduría y bondad infinitos; un Creador y Conservador de todas las cosas, visibles e invisibles; y, sin embargo, hay tres personas, de la misma esencia y poder, que también son coeternas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y el término «persona» se utiliza como lo han usado los padres de la Iglesia,
para significar, no una parte ni una cualidad en otra, sino lo que subsiste por sí mismo.
Condenan todas las herejías que han surgido contra este artículo, como la de los maniqueos, que concibieron dos principios, uno bueno y otro malo; también la de los valentinianos, los arrianos, los eunomianos, los mahometanos y todos los semejantes. Condenan también a los samosatenses, antiguos y nuevos, quienes sostienen que no hay más que una persona, y argumentan sofística e impíamente que la Palabra y el Espíritu Santo no son personas distintas, sino que «Palabra» significa una palabra hablada, y «Espíritu» significa un movimiento creado en las cosas.
Artículo II. Del pecado original
Enseñamos también que, desde la caída de Adán, todos los seres humanos engendrados de modo natural nacen en pecado, es decir, sin temor de Dios, sin confianza en Dios y con concupiscencia; y que esta enfermedad, o vicio original, es verdaderamente pecado, que incluso ahora condena y trae la muerte eterna a los que no nacen de nuevo por el bautismo y el Espíritu Santo.
Condenamos a los pelagianos y a otros que niegan que la depravación original sea pecado, y que, para oscurecer la gloria del mérito y los beneficios de Cristo, sostienen que el ser humano puede justificarse ante Dios por su propia fuerza y razón.
Artículo III. Del Hijo de Dios
Enseñamos también que el Verbo, es decir, el Hijo de Dios, asumió la naturaleza humana en el seno de la bienaventurada virgen María, de modo
que hay dos naturalezas, la divina y la humana, unidas inseparablemente en una sola persona, un solo Cristo, verdadero Dios y verdadero ser humano, que nació de la virgen María, realmente padeció, fue crucificado, murió y fue sepultado, para reconciliar al Padre con nosotros y ser un sacrificio, no solo por la culpa original, sino también por todos los pecados actuales de los seres humanos.
También descendió a los infiernos, y resucitó verdaderamente al tercer día; después ascendió a los cielos para sentarse a la diestra del Padre, y dominar y reinar eternamente sobre todas las criaturas, y santificar a los que creen en Él, al enviar el Espíritu Santo a sus corazones, para regirlos, consolarlos y vivificarlos, y para defenderlos del diablo y del poder del pecado.
El mismo Cristo vendrá nuevamente de modo visible para juzgar a los vivos y a los muertos, etc., según el Credo Apostólico.
Artículo IV. De la justifcación
También enseñamos que los seres humanos no pueden alcanzar la justificación ante Dios por sus propias fuerzas, méritos u obras, sino que la reciben gratuitamente por causa de Cristo, mediante la fe, cuando creen que se los acepta en gracia y que se les perdonan los pecados por causa de Cristo, quien, con Su muerte, ha pagado por nuestros pecados. Dios considera esta fe como justicia ante Él (Rom. 3–4).
Artículo V. Del ministerio
Para que podamos obtener esta fe, se instituyó el ministerio de la enseñanza del evangelio y la administración de los sacramentos. Porque por medio
de la Palabra y los sacramentos, como por medio de instrumentos, se da el Espíritu Santo, que obra la fe; donde y cuando le place a Dios, en los que oyen el evangelio, a saber, que Dios, no por nuestros propios méritos, sino por causa de Cristo, justifica a los que creen que son recibidos en gracia por causa de Cristo.
Condenamos a los anabaptistas y a otros que piensan que el Espíritu Santo viene a los seres humanos sin la Palabra externa, a través de sus propios preparativos y obras.
Artículo VI. De la nueva obediencia
También enseñamos que esta fe debe producir buenos frutos, y que es necesario hacer las buenas obras que Dios manda, debido a la voluntad de Dios, pero que no debemos confiar en esas obras para merecer la justificación ante Dios. Pues la remisión de los pecados y la justificación se reciben por la fe, como también lo atestigua la voz de Cristo: «Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos» (Luc. 17:10). Así también enseñan los padres de la Iglesia. Pues
Ambrosio afirma: «Está ordenado por Dios que el que cree en Cristo se salve, y reciba gratuitamente la remisión de los pecados, sin obras, solo por la fe».
Artículo
VII. De la Iglesia
También enseñamos que una Iglesia santa ha de continuar para siempre. La Iglesia es la congregación de los santos, en la cual se enseña correctamente el evangelio y se administran correctamente los sacramentos.
Y para la verdadera unidad de la Iglesia basta estar de acuerdo sobre
la doctrina del evangelio y la administración de los sacramentos. Tampoco es necesario que las tradiciones humanas, es decir, los ritos y las ceremonias, instituidos por las personas, sean en todas partes iguales. Como lo expresa Pablo: «… una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos…» (Ef. 4:5-6).
Artículo VIII. Qué es la Iglesia
Aunque la Iglesia propiamente dicha es la congregación de los santos y de los verdaderos creyentes, no obstante, puesto que en esta vida se mezclan muchos hipócritas y personas impías, es lícito usar sacramentos, aun cuando sean hombres impíos quienes los administren, según palabras de Cristo: «En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos» (Mat. 23:2). Tanto los sacramentos como la Palabra son eficaces en virtud de la institución y el mandamiento de Cristo, aunque sean administrados por hombres impíos.
Condenamos a los donatistas y a otros similares, que negaban que fuera lícito usar el ministerio de hombres impíos en la Iglesia, y que pensaban que el ministerio de hombres así no era provechoso ni tenía efecto alguno.
Artículo IX. Del bautismo
Del bautismo enseñamos que es necesario para la salvación, y que por medio del bautismo se ofrece la gracia de Dios, y que se debe bautizar a los niños que, ofrecidos a Dios por medio del bautismo, son recibidos en la gracia de Dios.
Condenamos a los anabaptistas, que rechazan el bautismo de los niños, y dicen que los niños se salvan sin el bautismo.
P . 79. ¿Cuál es el décimo mandamiento?
R. El décimo mandamiento es: «No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo».
P. 80. ¿Qué se exige en el décimo mandamiento?
R. El décimo mandamiento exige que nos contentemos plenamente con nuestra propia condición, y que tengamos una actitud correcta y caritativa hacia nuestro prójimo y todo lo que es suyo.
P. 81. ¿Qué se prohíbe en el décimo mandamiento?
R. El décimo mandamiento prohíbe todo descontento con nuestra propia condición, la envidia y la tristeza por el bienestar de nuestro prójimo, y todas las inclinaciones y deseos desordenados hacia cualquier cosa que sea suya.
P. 82. ¿Puede algún ser humano guardar perfectamente los mandamientos de Dios?
R. Desde la caída, ningún ser humano es capaz de guardar perfectamente en esta vida los mandamientos de Dios, sino que cada día los transgrede de pensamiento, palabra y obra.
P. 83. ¿Son todas las transgresiones de la ley igualmente aborrecibles?
R. Algunos pecados en sí mismos, y debido a varias circunstancias agravantes, son más aborrecibles a los ojos de Dios que otros.
P. 84. ¿Qué merece todo pecado?
R. Todo pecado merece la ira y la maldición de Dios, tanto en esta vida como en la venidera.
P. 85. ¿Qué nos exige Dios para que podamos librarnos de la ira y la maldición que merecemos por el pecado?
R. Para librarnos de la ira y la maldición de Dios que merecemos por el pecado, Dios exige de nosotros la fe en Jesucristo, el arrepentimiento para vida y el uso diligente de todos los medios externos por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención.
P. 86. ¿Qué es la fe en Jesucristo?
R. La fe en Jesucristo es una gracia salvífica por la cual lo recibimos y descansamos solo en Él para la salvación, tal como se nos ofrece en el evangelio.
P. 87. ¿Qué es el arrepentimiento para vida?
R. El arrepentimiento para vida es una gracia salvífica mediante la cual un pecador, a partir de una verdadera percepción de su pecado, y la comprensión de la misericordia de Dios en Cristo, se aparta de su pecado con dolor y aborrecimiento de él, se vuelve a Dios, y con pleno propósito se esfuerza para alcanzar una nueva obediencia.
P. 88. ¿Cuáles son los medios externos por los que Cristo nos comunica los beneficios de la redención?
R. Los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención son Sus ordenanzas; especialmente la Palabra, los sacramentos y la oración; todos ellos son eficaces para los elegidos para la salvación.
P. 89. ¿Cómo se hace eficaz la Palabra para la salvación?
R. El Espíritu de Dios hace que la lectura, pero sobre todo la predica-
ción de la Palabra, sea un medio eficaz para convencer y convertir a los pecadores, y para edificarlos en santidad y consuelo, mediante la fe, para la salvación.
P. 90. ¿Cómo debe leerse y escucharse la Palabra para que sea eficaz para la salvación?
R. Para que la Palabra sea eficaz para la salvación, debemos atenderla con diligencia, preparación y oración; recibirla con fe y amor, atesorarla en nuestro corazón y practicarla en nuestra vida.
P. 91. ¿Cómo llegan a ser los sacramentos medios eficaces de salvación?
R. Los sacramentos llegan a ser medios eficaces de salvación, no por alguna virtud que haya en ellos o en la persona que los administra, sino únicamente por la bendición de Cristo y la acción de Su Espíritu en quienes los reciben por fe.
P. 92. ¿Qué es un sacramento?
R. Un sacramento es una ordenanza sagrada instituida por Cristo, en la cual, mediante señales visibles, Cristo y los beneficios del nuevo pacto se representan, se sellan y se aplican a los creyentes.
P. 93. ¿Cuáles son los sacramentos del Nuevo Testamento?
R. Los sacramentos del Nuevo Testamento son el bautismo y la Cena del Señor.
P. 94. ¿Qué es el bautismo?
R. El bautismo es un sacramento donde el lavamiento con agua en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo significa y sella nues-
tra unión con Cristo, nuestra participación de los beneficios del pacto de gracia y nuestro compromiso de pertenecer al Señor.
P. 95. ¿A quién debe administrarse el bautismo?
R. El bautismo no debe administrarse a nadie que esté fuera de la Iglesia visible, hasta que profese su fe en Cristo y su obediencia a Él; aunque los infantes de los que son miembros de la Iglesia visible deben bautizarse.
P. 96. ¿Qué es la Cena del Señor?
R. La Cena del Señor es un sacramento en el cual, al darse y recibirse el pan y el vino, según la ordenanza de Cristo, se anuncia Su muerte; y quienes los reciben dignamente, participan de Su cuerpo y de Su sangre, no de una manera corporal y carnal, sino por la fe, con todos Sus beneficios, para su alimento espiritual y el crecimiento en la gracia.
P. 97. ¿Qué se requiere para recibir dignamente la Cena del Señor?
R. Los que desean participar dignamente de la Cena del Señor deben examinarse a sí mismos respecto a su conocimiento para discernir el cuerpo del Señor, a su fe para alimentarse de Él y a su arrepentimiento, amor y nueva obediencia; no sea que, al participar indignamente, coman y beban condenación para sí mismos.
P. 98. ¿Qué es la oración?
R. La oración es la presentación de nuestros deseos a Dios por cosas agradables a Su voluntad, en el nombre de Cristo, con la confesión de nuestros pecados, y el reconocimiento agradecido de Sus misericordias.
P. 99. ¿Qué norma nos ha dado Dios para guiarnos en la oración?
R. Toda la Palabra de Dios es útil para guiarnos en la oración; sin embargo, la norma especial es esa forma de oración que Cristo enseñó a Sus discípulos, comúnmente llamada Padrenuestro.
P. 100: ¿Qué nos enseña el prefacio de la oración modelo?
R. El prefacio de la oración modelo («Padre nuestro que estás en los cielos»), nos enseña a acercarnos a Dios con toda santa reverencia y confianza, como hijos a un padre que puede y quiere ayudarnos; y también que debemos orar con los demás y por los demás.
P. 101. ¿Qué pedimos en la primera petición?
R. En la primera petición («santificado sea tu nombre») rogamos a Dios que nos capacite a nosotros y a los demás para glorificarlo en todo aquello por lo que se da a conocer; y que disponga todas las cosas para Su propia gloria.
P. 102. ¿Qué pedimos en la segunda petición?
R. En la segunda petición («Venga tu reino») rogamos que el reino de Satanás sea destruido; que avance el reino de la gracia, que se nos incluya y se nos conserve en él, a nosotros y a los demás; y que venga pronto el reino de la gloria.
P. 103. ¿Qué pedimos en la tercera petición?
R. En la tercera petición («Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra») pedimos a Dios que, por Su gracia, nos haga capaces y dispues-
tos a conocer, obedecer y someternos a Su voluntad en todas las cosas, como hacen los ángeles en el cielo.
P. 104. ¿Qué pedimos en la cuarta petición?
R. En la cuarta petición («El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy») rogamos para que, por el don gratuito de Dios, recibamos una porción suficiente de las cosas buenas de esta vida y con ellas disfrutemos de Su bendición.
P. 105. ¿Qué pedimos en la quinta petición?
R. En la quinta petición («Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores») rogamos que Dios, por causa de Cristo, perdone gratuitamente todos nuestros pecados; lo cual nos sentimos más animados a pedir, porque estamos capacitados por Su gracia para perdonar a los demás de corazón.
P. 106. ¿Qué pedimos en la sexta petición?
R. En la sexta petición («Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal») rogamos a Dios que nos libre de la tentación de pecar, o que nos sostenga y nos libre cuando seamos tentados.
P. 107. ¿Qué nos enseña la conclusión de la oración modelo?
R. La conclusión de la oración modelo («porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén») nos enseña a recibir únicamente de Dios nuestro aliento para la oración, y a alabarlo en nuestras oraciones al atribuirle el reino, el poder y la gloria. Y, en testimonio de nuestro deseo y con la seguridad de ser escuchados, decimos: Amén.
CONCORDANCIA
AAARÓN
hermano de Moisés
Ex. 4:14 sostiene los brazos de Moisés Ex. 17:12 hace un becerro de oro Ex. 32 muere Nm. 20:22-29
ABATIR
¿por qué te abates?
Sal. 42:5 la altivez … será abatida Is. 2:11 hasta el Hades serás abatida Lc. 10:15
ABISMO
Un a llama a otro a la voz
Sal. 42:7 a profundo es la ramera Pr. 23:27 lo arrojó al a Ap. 20:3
ABOMINACIÓN a es a Jehová
Dt. 25:16 el peso falso es a a Jehová Pr. 11:1 el sacrifcio de los impíos es a Pr. 21:27 cuando veáis … la a desoladora Mt. 24:15 no entrará ... que hace a Ap. 21:27
ABRAHAM es llamado por Dios Gn. 12:1-5 recibe a los ángeles Gn. 18:1-21 ofrece a Isaac, su hijo Gn. 22:1-4 muere y es sepultado Gn. 25:8-9
ABSTENERSE se abstengan de las cosas santas Lv. 22:2 absteneos de toda especie de mal 1 Ts. 5:22 mandarán abstenerse de alimentos 1 Ti. 4:3
ABUNDANCIA
siete años de gran a Gn. 41:29 en tierra de a Jer. 2:7 la vida … no consiste en la a Lc. 12:15 la a vuestra supla la escasez 2 Co. 8:14
ADIVINACIÓN ni quien practique a Dt. 18:10 como pecado de a 1 S. 15:23 espíritu de a Hch. 16:16
ADOPCIÓN el espíritu de a Ro. 8:15 esperando la a Ro. 8:23 recibiésemos la a de hijos Gá. 4:5
ADORAR
adoraré hacia tu santo templo Sal. 5:7 adorad a Jehová Sal. 29:2
toda la tierra te adorará Sal. 66:4 tampoco adoraremos la estatua Dn. 3:18 adoran en espíritu y en verdad Jn. 4:24 Creo, Señor, y le adoró Jn. 9:38 adorad a aquel que hizo el cielo Ap. 14:7
ADULTERIO
No cometerás a Ex. 20:14 el que comete a es falto de entendimiento Pr. 6:32 del corazón salen ... los a Mt. 15:19 sorprendida en a Jn. 8:3
AFÁN
el a de este siglo Mt. 13:22 los a de esta vida Lc. 21:34 trabajamos con a y fatiga 2 Ts. 3:8
AFRENTA
Dios ha quitado mi a Gn. 30:23 el pecado es a de las naciones Pr. 14:34
AGORERO no seréis a, ni adivinos Lv. 19:26 llenos de costumbres ... y de a Is. 2:6 no se hallarán en ti a Mi. 5:12
AGRADAR
se agradó Jehová
Dt. 10:15
Pero no agradó a Samuel 1 S. 8:6 ¿Se agradará Jehová de…? Mi. 6:7 se agrada del que le teme Hch. 10:35 sin fe es imposible agradar a Dios He. 11:6 de tales sacrifcios se agrada Dios He. 13:16
AGRAVIO
no les he hecho ningún a Hch. 25:10 ¿… no sufrís más bien el a? 1 Co. 6:7 Ningún a me habéis hecho Gá. 4:12
AGUA
sobre la faz de las a Gn. 1:2 las a ... se convirtieron en sangre Ex. 7:20 sacó a de la roca Dt. 8:15 Elías … golpeó las a 2 R. 2:8 un vaso de a en mi nombre Mr. 9:41 correrán ríos de a viva Jn. 7:38 los guiará a fuentes de a de vida Ap. 7:17
AGUIJÓN
Las palabras de los sabios son como a Ecl. 12:11 dar coces contra el a Hch. 9:5 ¿Dónde …, oh muerte, tu a? 1 Co. 15:55 me fue dado un a 2 Co. 12:7
1866 | alabanZa
ALABANZA
Tuya es la a en Sion Sal. 65:1 con voz de a te ofreceré sacrifcios Jon. 2:9 sacrifcio de a He. 13:15 ¿Está alguno alegre? Cante a Stg. 5:13 al Cordero, sea la a, la honra Ap. 5:13
ALFARERO
vete a casa del a Jer. 18:2 tiene potestad el a sobre el barro Ro. 9:21 quebradas como vaso de a Ap. 2:27
ALMA
no dejarás mi a en el Seol Sal. 16:10 levantaré mi a Sal. 25:1 así clama … oh Dios, el a mía Sal. 42:1 hasta partir el a He. 4:12 la salvación de vuestras a 1 P. 1:9 como prospera tu a 3 Jn. 2 vi las a de los decapitados Ap. 20:4
ALTÍSIMO
Jehová; tú solo A Sal. 83:18 el A gobierna Dn. 4:17 será llamado Hijo del A Lc. 1:32 el A no habita en templos Hch. 7:48
ANATEMA
ni toméis ... del a Jos. 6:18 deseara … ser a, separado de Cristo Ro. 9:3 nadie … llama a a Jesús 1 Co. 12:3 otro evangelio diferente … sea a Gá. 1:8
ANDRÉS
llamado por Jesús Mt. 4:18,19 hermano de Simón Pedro Jn. 1:40 lleva unos griegos a Jesús Jn. 12:20-22
ÁNGEL
un poco menor que los á Sal. 8:5 vinieron á y le servían Mt. 4:11 serán como los á Mr. 12:25 son iguales a los á Lc. 20:36 la ley por disposición de á Hch. 7:53 juzgar a los á 1 Co. 6:3 culto a los á Col. 2:18 con los á de su poder 2 Ts. 1:7
Dios fue … visto de los á 1 Ti. 3:16 Dios no perdonó a los á 2 P. 2:4 los á de las siete iglesias Ap. 1:20
ANUNCIAR
mi nombre sea anunciado Ex. 9:16
Anunciaré tu nombre Sal. 22:22 anuncie el evangelio Lc. 4:43 anunciasen en Jesús Hch. 4:2 os anuncian el camino Hch. 16:17
APACENTAR
Jacob apacentaba Gn. 30:36 y te apacentarás de la verdad Sal. 37:3
Apacienta mis corderos Jn. 21:15
Apacentad la grey 1 P. 5:2
APOSENTO
establece sus a entre las aguas Sal. 104:3 cuando ores, entra en tu a Mt. 6:6 ¿Dónde está el a…? Mr. 14:14 subieron al a alto Hch. 1:13
APÓSTOL a a los gentiles Ro. 11:13 ¿no soy a? 1 Co. 9:1 las señales de a 2 Co. 12:12
ARREBATAR
No arrebates …. mi alma Sal. 26:9 viene el malo, y arrebata Mt. 13:19 nadie las arrebatará Jn. 10:28 arrebatado hasta el tercer cielo 2 Co. 12:2 seremos arrebatados 1 Ts. 4:17
ARREPENTIRSE
se arrepintió Jehová Gn. 6:6 los hijos de Israel se arrepintieron Jue. 21:6 me arrepiento en polvo y ceniza Job 42:6 me arrepentiré del mal Jer. 18:8 ¿… se arrepentirá Dios? Jon. 3:9 arrepentíos, y creed Mr. 1:15 si no os arrepentís Lc. 13:3 Arrepentíos, y bautícese Hch. 2:38 arrepiéntete, y haz las primeras obras Ap. 2:5
AUTORIDAD
enseñaba como quien tiene a Mt. 7:29 suprimido ... toda a 1 Co. 15:24 reprende con toda a Tit. 2:15 ángeles, a y potestades 1 P. 3:22 ejerce toda la a de la … bestia Ap. 13:12
AYUNO
Josafat ... hizo pregonar a 2 Cr. 20:3 se reunieron ... en a Neh. 9:1 y proclamaron a Jon. 3:5 sino con oración y a Mt. 17:21 en desvelos, en a 2 Co. 6:5
BBABILONIA
Junto a los ríos de B Sal. 137:1 B ... será como Sodoma Is. 13:19 dijo: Cayó, cayó B Is. 21:9 ¿No es ésta la gran B…? Dn. 4:30
La iglesia que está en B 1 P. 5:13
B LA GRANDE Ap. 17:5
BALANZA
B justas, pesas justas Lv. 19:36 en la b, serán menos que nada Sal. 62:9
Pesado has sido en b Dn. 5:27 tenía una b en la mano Ap. 6:5
BANQUETE
Sansón hizo allí b Jue. 14:10
hizo b a todos sus príncipes Est. 1:3
Belsasar hizo un gran b Dn. 5:1
Leví le hizo gran b
Lc. 5:29 cuando hagas b
Lc. 14:13 hacía cada día b
BAUTISMO
para muerte por el b
Lc. 16:19
Ro. 6:4 un Señor, una fe, un b
sean borrados vuestros pecados Hch. 3:19 no borraré su nombre Ap. 3:5
BRAZO
1 P. 3:21
Ef. 4:5 El b que … ahora nos salva
BAUTIZAR
Jesús hace y bautiza
Jn. 4:1 bautícese cada uno Hch. 2:38 hemos sido bautizados
Ro. 6:3 bautizados en el nombre de Pablo 1 Co. 1:13 habéis sido bautizados en Cristo Gá. 3:27
BECERRO
y salió este b
Ex. 32:24 os habías hecho un b
Dt. 9:16 saltaréis como b
Mal. 4:2 traed el b gordo
los b de los impíos serán quebrados Sal. 37:17 en su b llevará los corderos Is. 40:11 el b de Jehová Is. 53:1 tomándolos en los b … los bendecía Mr. 10:16
BRONCE
Moisés hizo una serpiente de b Nm. 21:9 en vez de b traeré oro Is. 60:17 un tercer reino de b Dn. 2:39 pies semejantes al b bruñido Ap. 1:15
BROTAR
La verdad brotará de la tierra Sal. 85:11 la semilla brota y crece Mr. 4:27 Cuando ya brotan … el verano está ya cerca Lc. 21:30
Lc. 15:23 hicieron un b
BENDECIR de cierto te bendeciré
Hch. 7:41
Gn. 22:17 bendecirá tu pan
Ex. 23:25 bendecid a los que os maldicen Mt. 5:44 para que os bendijese Hch. 3:26 bendecid a los que os persiguen Ro. 12:14 nos maldicen, y bendecimos 1 Co. 4:12
BERNABÉ
vende su heredad
Hch. 4:36-37 enviado a Antioquía Hch. 11:22 acompaña a Pablo Hch. 13:1-3 censurado por Pablo Gá. 2:11-13
BIENAVENTURADO
b es el hombre a quien Dios castiga
B el varón que no anduvo en consejo de malos
B el que piensa en el pobre
B los pobres en espíritu
Job 5:17
Sal. 1:1
Sal. 41:1
Mt. 5:3 me dirán b todas las generaciones Lc. 1:48 b el varón que soporta la tentación Stg. 1:12
B y santo … en la primera resurrección
Ap. 20:6
BLASFEMIA porque b dicen ellos Sal. 139:20 todo pecado y b será perdonado Mt. 12:31 la b de los que se dicen ser judíos Ap. 2:9
BONDAD se regocijen en tu b
2 Cr. 6:41 Mira, pues, la b Ro. 11:22 en su b para con nosotros Ef. 2:7 se manifestó la b de Dios Tit. 3:4
BORRAR
los destruya, y borre su nombre Dt. 9:14 no borres mis misericordias Neh. 13:14 borra mis rebeliones Sal. 51:1
BUENO
y he aquí que era b Gn. 1:31
La palabra de Jehová ... es b 2 R. 20:19 ved que es b Jehová Sal. 34:8 b es Jehová a los que en él esperan Lm. 3:25 ¿Por qué me llamas b? Mt. 19:17
No hay quien haga lo b Ro. 3:12 seguid siempre lo b 1 Ts. 5:15
BUSCAR
si … buscares a Jehová Dt. 4:29 comenzó a buscar al Dios de David 2 Cr. 34:3 bien sobre … los que le buscan Esd. 8:22 me buscaréis y me hallaréis Jer. 29:13 el pueblo buscará la ley Mal. 2:7 buscad ... el reino de Dios Mt. 6:33 le dijeron: Todos te buscan Mr. 1:37 me voy, y me buscaréis Jn. 8:21
No hay quien busque a Dios Ro. 3:11 Ninguno busque su propio bien 1 Co. 10:24 buscan lo suyo propio Fil. 2:21 buscad las cosas de arriba Col. 3:1
C
CABEZA
Te pondrá Jehová por c Dt. 28:13 Toda c está enferma Is. 1:5 Ni por tu c jurarás Mt. 5:36 ha venido a ser c del ángulo Mt. 21:42 Cristo es la c de todo varón 1 Co. 11:3 lo dio por c sobre todas las cosas Ef. 1:22 en la c tenían ... coronas Ap. 9:7
CAER
Caerán a tu lado mil Sal. 91:7 ¡cómo caíste del cielo, oh Lucero Is. 14:12 tu ojo ... ocasión de caer Mt. 5:29 soplaron vientos … y no cayó Mt. 7:25 Pedro, cayó de rodillas ante Jesús Lc. 5:8 cayendo en tierra, oyó una voz Hch. 9:4 ha caído Babilonia Ap. 14:8
CALAMIDAD
hará llover c Sal. 11:6 vuestra c … como un torbellino Pr. 1:27 en el tiempo de la c Jer. 2:27
CAMA
estando en vuestra c Sal. 4:4 toma tu c, y vete a tu casa Mt. 9:6 estarán dos en una c Lc. 17:34 yo la arrojo en c Ap. 2:22
CAMBIAR
no por eso cambia
Sal. 15:4 yo Jehová no cambio Mal. 3:6 cambiaron la verdad de Dios Ro. 1:25 cambiado el sacerdocio He. 7:12
CAMINAR
caminó ... Enoc con Dios
Gn. 5:24 que camina en integridad Pr. 10:9 caminarán, y no se fatigarán Is. 40:31 En pos de Jehová caminarán Os. 11:10
CAMINO
muéstrales el c
Ex. 18:20 en c de pecadores Sal. 1:1
Reconócelo en todos tus c Pr. 3:6
Deje el impío su c Is. 55:7 Yo soy el c, y la verdad Jn. 14:6
CAMPO compró ... c, donde plantó su tienda Gn. 33:19
El c es el mundo Mt. 13:38 estarán dos en el c Mt. 24:40 mirad los c Jn. 4:35 adquirió un c Hch. 1:18
CANTAR
Cantó Moisés
Ex. 15:1
Cantad a Jehová Sal. 30:4
Cantad alegres a Jehová Sal. 98:4 antes que el gallo cante
Mt. 26:34 cantado el himno Mr. 14:26 cantaré con el espíritu 1 Co. 14:15 cantando … al Señor con salmos Col. 3:16
CARGA
Echa sobre Jehová tu c Sal. 55:22 obligue a llevar c por una milla Mt. 5:41 mi yugo es fácil y ligera mi c Mt. 11:30 los unos las c de los otros Gá. 6:2
No os impondré otra c Ap. 2:24
CARNE y serán una sola c Gn. 2:24 Se acordó de que eran c Sal. 78:39 les daré un corazón de c Ez. 11:19 la c es débil Mt. 26:41 aquel Verbo fue hecho c Jn. 1:14 en mi c, no mora el bien Ro. 7:18 la c y la sangre 1 Co. 15:50 el deseo de la c Gá. 5:17
Jesucristo ha venido en c 2 Jn. 7
CASTIGAR
os castigaré aún siete veces Lv. 26:28 Jehová al que ama castiga Pr. 3:12 castigará el fruto de la soberbia Is. 10:12 castigaré a todo circuncidado Jer. 9:25 castigados por el Señor 1 Co. 11:32 para ser castigados 2 P. 2:9
CAUTIVIDAD
volver de la c a su pueblo Sal. 53:6 llevó cautiva la c Ef. 4:8
CELESTIAL vuestro Padre c Mt. 6:26 multitud de las huestes c Lc. 2:13 no fui rebelde a la visión c Hch. 26:19 en los lugares c Ef. 1:3 gustaron del don c He. 6:4 Jerusalén la c He. 12:22
CELO
me movieron a c Dt. 32:21 un vivo c por Jehová 1 R. 19:10 como el Seol los c Cnt. 8:6
El c de tu casa me consume Jn. 2:17 tienen c de Dios Ro. 10:2 vuestro c ha estimulado 2 Co. 9:2 en cuanto a c, perseguidor Fil. 3:6
CEÑIR
me ceñiste de fuerzas
2 S. 22:40 Dios … me ciñe de poder Sal. 18:32
Yo te ceñiré Is. 45:5 se ceñirá, … y vendrá a servirles Lc. 12:37
Pedro … se ciñó la ropa Jn. 21:7 ceñid los lomos 1 P. 1:13
CERCANO dioses tan c Dt. 4:7
C está Jehová a los quebrantados Sal. 34:18
C está Jehová a todos los que le invocan Sal. 145:18
C está mi justicia Is. 51:5 c por la sangre de Cristo Ef. 2:13 el tiempo de mi partida está c 2 Ti. 4:6
CIEGO
delante del c no pondrás tropiezo Lv. 19:14 yo era ojos al c Job 29:15
¡Guías c, que coláis el mosquito Mt. 23:24 y vista a los c Lc. 4:18 tú eres ... pobre, c y desnudo Ap. 3:17
CIELO
creó Dios los c Gn. 1:1
Cuando veo tus c Sal. 8:3 como la altura de los c Sal. 103:11
Jehová dijo: El c es mi trono Is. 66:1 vuestro galardón es grande en los c Mt. 5:12 hasta que pasen el c y la tierra Mt. 5:18 veréis el c abierto Jn. 1:51
COMUNIÓN
La c íntima de Jehová Sal. 25:14 perseveraban ... en la c Hch. 2:42 vuestra c en el evangelio Fil. 1:5
CONCUPISCENCIA
lo obedezcáis en sus c Ro. 6:12 de su propia c es atraído Stg. 1:14 la corrupción ... a causa de la c 2 P. 1:4
CONFIAR
Bienaventurados los que en él confían Sal. 2:12 confó en Dios; líbrele Mt. 27:43 confad, yo he vencido al mundo Jn. 16:33 Yo confaré en él He. 2:13
CONSOLADOR os dará otro C
Jn. 14:16 cuando venga el C Jn. 15:26 si no me fuera, el C no vendría Jn. 16:7
CORAZÓN
los pensamientos del c de ellos
Gn. 6:5 amarás a … tu Dios de todo tu c Dt. 6:5
Jehová mira el c 1 S. 16:7 limpio de manos y puro de c Sal. 24:4 guarda tu c Pr. 4:23 Engañoso es el c Jer. 17:9 rasgad vuestro c Jl. 2:13 allí estará también vuestro c Mt. 6:21 No se turbe vuestro c Jn. 14:1 se compungieron de c Hch. 2:37 con el c se cree para justicia Ro. 10:10 el interno, el del c 1 P. 3:4 mayor que nuestro c es Dios 1 Jn. 3:20
CREAR
creó Dios los cielos y la tierra Gn. 1:1 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio Sal. 51:10
¿No nos ha creado un mismo Dios? Mal. 2:10 creados en Cristo Jesús Ef. 2:10 todo lo que Dios creó 1 Ti. 4:4
CREER no creísteis a Jehová
Dt. 1:32 Si vosotros no creyereis Is. 7:9 ¿Creéis que puedo hacer esto? Mt. 9:28 creed en el evangelio Mr. 1:15 para que no crean y se salven Lc. 8:12 los que creen en su nombre Jn. 1:12 Cree en el Señor Jesucristo Hch. 16:31 cree en aquel que justifca Ro. 4:5 Creí, por lo cual hablé 2 Co. 4:13 no solo que creáis en él Fil. 1:29 los que hemos creído
He. 4:3 Tú crees que Dios es uno Stg. 2:19 Que creamos en el nombre de su Hijo 1 Jn. 3:23
CRISTO
dónde había de nacer el C
Mt. 2:4 se levantarán falsos C Mt. 24:24
Dios le ha hecho Señor y C Hch. 2:36 siendo aún pecadores, C murió Ro. 5:8 si C no resucitó 1 Co. 15:17
CRUZ
el que no toma su c y sigue
Mt. 10:38 no se haga vana la c de Cristo 1 Co. 1:17 el tropiezo de la c Gá. 5:11 muerte de c Fil. 2:8 clavándola en la c Col. 2:14 sufrió la c He. 12:2
CUERPO
los que matan el c Mt. 10:28 esto es mi c Mt. 26:26 miembros del mismo c Ef. 3:6 el c de la humillación Fil. 3:21 la cabeza del c Col. 1:18 vuestro … c, sea guardado 1 Ts. 5:23 capaz … de refrenar todo el c Stg. 3:2 disputando ... el c de Moisés Jud. 9
D
DÁDIVA
las d corrompen el corazón Ecl. 7:7 sabéis dar buenas d Mt. 7:11 la d de Dios es vida eterna Ro. 6:23 Toda buena d y todo don perfecto Stg. 1:17
DANIEL educado en el palacio Dn. 1:1-7 interpreta el sueño Dn. 2:14-45 librado de los leones Dn. 6:10-24 ora por su pueblo Dn. 9:1-19
DAR
Jehová dará también el bien Sal. 85:12 Todo esto te daré Mt. 4:9
A cualquiera que te pida, dale Lc. 6:30 Dad, y se os dará Lc. 6:38 mi Padre os da el verdadero pan Jn. 6:32 mi carne … yo daré por la vida Jn. 6:51 lo que tengo te doy Hch. 3:6 se dio a sí mismo Gá. 1:4 en razón de dar y recibir Fil. 4:15
DAVID
ungido por Samuel 1 S. 16 hecho rey en Judá 2 S. 2 muere 1 R. 2
DECLARAR
me declararé a ti Ex. 25:22 no pudieron declararle el enigma Jue. 14:14 Declararé cosas escondidas Mt. 13:35 declarará todas las cosas Jn. 4:25 declarando … que era necesario Hch. 17:3 fue declarado Hijo de Dios Ro. 1:4 declarando que ... Dios está entre vosotros 1 Co. 14:25
DEFENSA
el Todopoderoso será tu d
Job 22:25 oíd ahora mi d Hch. 22:1 preparados para presentar d 1 P. 3:15
DEJAR
Dios … no te dejará
Dt. 4:31 dejando los mandamientos
1 R. 18:18 dejará el hombre a su padre
Mr. 10:7 dejando todo, le siguieron
Lc. 5:11 el amor nunca deja de ser
a sabios y a no sabios soy d Ro. 1:14 son d a ellos Ro. 15:27
DÍA
1 Co. 13:8 has dejado tu primer amor
DELEITE
amadores de los d más que de Dios
Ap. 2:4
2 Ti. 3:4 los d temporales del pecado
He. 11:25 vivido en d sobre la tierra
llamó Dios a la luz D Gn. 1:5 largura de d Pr. 3:16 ¡Ay de los que desean el d de Jehová! Am. 5:18 del d y la hora nadie sabe Mt. 24:36 Antes que venga el d del Señor Hch. 2:20 Andemos como de d Ro. 13:13 el d de salvación 2 Co. 6:2 sois hijos de luz e hijos del d 1 Ts. 5:5
DIEZMO
2 P. 2:13
Stg. 5:5 el gozar de d
DESCENDENCIA
A tu d daré esta tierra
Gn. 12:7 su d heredará la tierra
Sal. 25:13 la d ... será conocida
Is. 61:9 una d para Dios
Mal. 2:15 levantará d a su hermano
Mt. 22:24 te será llamada d
le dio Abraham los d Gn. 14:20 trajeron ... los d 2 Cr. 31:5 vuestros d y ofrendas Mal. 3:8 doy d de todo Lc. 18:12
DINERO
Venid, comprad sin d Is. 55:1 no llevasen … ni d en el cinto Mr. 6:8 Tu d perezca contigo Hch. 8:20 raíz de ... males es el amor al d 1 Ti. 6:10
DISCÍPULO
He. 2:16
Ro. 9:7 socorrió a la d de Abraham
DESEO
El d de los humildes oíste
Sal. 10:17 el d de los justos
Pr. 11:23 los d de la carne
Ro. 13:14 los d de los ojos
1 Jn. 2:16 según sus malvados d Jud. 18
DESIERTO fuente de agua en el d
Gn. 16:7 grande y terrible d Dt. 1:19 el d y la soledad Is. 35:1 no te convierta en d Jer. 6:8 Voz del que clama en el d Mt. 3:3 venid … a un lugar d
vinieron a él sus d Mt. 5:1 Jesús envió dos d Mt. 21:1 llamó a sus d Lc. 6:13 conocerán todos que sois mis d Jn. 13:35 seáis así mis d Jn. 15:8 el número de los d Hch. 6:1 hallados los d Hch. 21:4
DOCTRINA
Mi d es pura
Job 11:4 la gente se admiraba de su d Mt. 7:28 de la d de los fariseos Mt. 16:12
Mi d no es mía Jn. 7:16 perseveraban en la d Hch. 2:42 no sufrirán la sana d 2 Ti. 4:3
DOLOR
He. 3:8
Mr. 6:31 hecha d su habitación Hch. 1:20 el día de la tentación en el d
DESOBEDIENCIA
la d de un hombre Ro. 5:19 Dios sujetó a todos en d Ro. 11:32 para castigar toda d
2 Co. 10:6 que ahora opera en los hijos de d Ef. 2:2 no entraron por causa de d He. 4:6
DESTRUCCIÓN
la d de mi nación
Est. 8:6 no temerás la d
Job 5:21 que su d ha llegado
Lc. 21:20 para d de la carne 1 Co. 5:5
DEUDOR perdonará a su d Dt. 15:2 como … perdonamos a nuestros d Mt. 6:12 Un acreedor tenía dos d Lc. 7:41
con d darás a luz los hijos Gn. 3:16 mi vida se va gastando de d Sal. 31:10 varón de d Is. 53:3 ved si hay d como mi d Lm. 1:12 será principio de d Mt. 24:8 tengo … continuo d Ro. 9:2 traspasados de muchos d 1 Ti. 6:10 ya no habrá … d Ap. 21:4
DOMINIO
tendrás d sobre … naciones Dt. 15:6 el Altísimo tiene d Dn. 4:25 suprimido todo d 1 Co. 15:24 espíritu … de d propio 2 Ti. 1:7 al d propio, paciencia 2 P. 1:6
DON si conocieras el d de Dios Jn. 4:10 recibiréis el d del Espíritu Santo Hch. 2:38
les concedió ... el mismo d Hch. 11:17 hay diversidad de d 1 Co. 12:4 es d de Dios Ef. 2:8
No descuides el d que hay en ti 1 Ti. 4:14 gustaron del d celestial He. 6:4
DOTE
Dios me ha dado una buena d Gn. 30:20 aumentad ... mucha d y dones Gn. 34:12 conforme a la d de las vírgenes Ex. 22:17
El rey no desea la d
1 S. 18:25 la dio en d a su hija 1 R. 9:16
DUEÑO
el d del buey será absuelto Ex. 21:28
ENEMIGO
las puertas de sus e Gn. 22:17 sean dispersados tus e Nm. 10:35 libró de mano de vuestros e 1 S. 12:11 se turbarán mucho todos mis e Sal. 6:10 retribuir con ira a sus e Is. 59:18 Amad a vuestros e Mt. 5:44 siendo e, fuimos reconciliados Ro. 5:10 todos sus e debajo de sus pies 1 Co. 15:25 amigo del mundo ... e de Dios Stg. 4:4
ENFERMEDAD
ninguna e … te enviaré Ex. 15:26 llevó él nuestras e Is. 53:4 enfermos de diversas e Lc. 4:40 sano de cualquier e Jn. 5:4 a causa de una e Gá. 4:13
1 Co. 7:37
¿Qué bien, pues, tendrá su d…? Ecl. 5:11 sus d les dijeron Lc. 19:33 es d de su propia voluntad
DUREZA
hicieron servir a los hijos de Israel con d Ex. 1:13 en la d de mi corazón Dt. 29:19 Por la d de ... corazón Mt. 19:8 por la d de sus corazones Mr. 3:5 por tu d Ro. 2:5
EEDÉN
un huerto en E
Gn. 2:8
En E, en el huerto de Dios Ez. 28:13 como el huerto del E será la tierra Jl. 2:3
EDIFICACIÓN
ENGAÑADOR
boca de impío y boca de e Sal. 109:2 los gobernadores de este pueblo son e Is. 9:16 escuchando a espíritus e 1 Ti. 4:1 los e irán de mal en peor 2 Ti. 3:13 el e y el anticristo 2 Jn. 7
ENGAÑO
Vino tu hermano con e Gn. 27:35 en cuyo espíritu no hay e Sal. 32:2 ni hubo e en su boca Is. 53:9 el e de las riquezas Mt. 13:22 un verdadero israelita, en quien no hay e Jn. 1:47 nuestra exhortación no … fue por e 1 Ts. 2:3 ni se halló e en su boca 1 P. 2:22
ENOJO
Ef. 4:12
contribuye a la paz y a la mutua e Ro. 14:19 habla ...para e, exhortación 1 Co. 14:3 nos dio para e 2 Co. 10:8 para la e del cuerpo de Cristo
ELECCIÓN conforme a la e
Ro. 9:11 conocemos ... vuestra e 1 Ts. 1:4 hacer frme vuestra vocación y e 2 P. 1:10
ELÍAS predice la sequía
1 R. 17:1 revive al hijo de la viuda 1 R. 17:17-24 E y los profetas de Baal 1 R. 18 arrebatado al cielo 2 R. 2
EMBAJADOR
sus e darán voces
Is. 33:7 enviando e a Egipto Ez. 17:15 somos e en nombre de Cristo 2 Co. 5:20 soy e en cadenas Ef. 6:20
ENCANTADOR
No os volváis a los e Lv. 19:31 arrojado de la tierra a los e 1 S. 28:3 consultaba a adivinos y e 2 Cr. 33:6 preguntad a los e Is. 8:19
el e de tu hermano Gn. 27:44 Jehová, no me reprendas en tu e Sal. 6:1 ¿Guardará su e para siempre? Jer. 3:5 se encendió mi e Os. 8:5 se ha encendido mi e Zac. 10:3 no se ponga el sol sobre vuestro e Ef. 4:26
ENSEÑANZA
Goteará como la lluvia mi e Dt. 32:2 Oíd, hijos, la e de un padre Pr. 4:1 la e es luz Pr. 6:23 esta nueva e Hch. 17:19 para nuestra e se escribieron Ro. 15:4 ocúpate en ... la e 1 Ti. 4:13 exhortar con sana e Tit. 1:9 en la e mostrando integridad Tit. 2:7
ENTENDIMIENTO nación privada de consejos, y no hay… e Dt. 32:28 Dame e Sal. 119:34 manantial de vida es el e Pr. 16:22 con todo el e Mr. 12:33 les abrió el e Lc. 24:45 oraré también con el e 1 Co. 14:15 cegó el e 2 Co. 4:4 los ojos de vuestro e Ef. 1:18