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Noticias de Israel
La profecía de la primera venida del Mesías
Por Fredi Winkler
El anuncio en Daniel 9:26-27 de que el Templo y la ciudad de Jerusalén serán destruidos está precedido, en el versículo 25, por la importantísima profecía sobre la aparición del Mesías. Ella es el contenido central del mensaje que el ángel Gabriel le transmitió a Daniel: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”. De esta manera, el año de la venida del Mesías quedó anunciado con bastante precisión y sirve como punto fijo de datación en la historia del pueblo de Israel. Sin embargo, todo lo demás, como la destrucción de la ciudad y del Templo, no fue programado con precisión. Al principio del versículo 26, Daniel se limita a decir que ocurrirá después de la sexagésima segunda semana de años. ¿Qué hizo el liderazgo religioso de Israel con esta predicción en la época de Jesús?
Como sabemos por los Evangelios, entre los líderes religiosos de aquel entonces no había mucha expectativa en cuanto a la venida del Mesías. Por el contrario, cuando Jesús apareció y realizó señales, hechos y milagros claramente mesiánicos, los dirigentes religiosos lo rechazaron. Sin embargo, entre el pueblo prevalecían grandes esperanzas en el Mesías. Esto es especialmente cierto en el caso del movimiento esenio. No se puede probar si su expectativa del Mesías se basaba en las profecías de Daniel, porque los rollos encontrados en Qumrán que tratan del libro de Daniel son solo fragmentarios. Sin embargo, la probabilidad es grande.
La expectativa del Mesías en tiempos de Jesús Como leemos en el Nuevo Testamento, Juan el Bautista fue el precursor prometido del Mesías. Se dice de él en Mateo 3:5: “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán”. Este movimiento de masas no puede explicarse
sino por una clara expectativa del Mesías en el pueblo. Y en Juan 1:19-24 leemos que los líderes religiosos de Jerusalén enviaron hombres para preguntar a Juan el Bautista quién era. Significativamente, su primera respuesta fue que él no era el Mesías, indicando así que esta era una inquietud primordial de los dirigentes religiosos y que eran conscientes de que vivía en el pueblo la expectativa del Mesías. La enorme afluencia que experimentó Juan cerca del río Jordán nos evidencia esta expectativa. La gente venía incluso de lejos, como podemos ver en Juan 1:35-51. Andrés, Pedro, Felipe y Natanael vinieron desde Galilea hasta Juan el Bautista en Jericó, junto al Jordán, obviamente con la esperanza de encontrar al Mesías. Luego, en el versículo 41, Andrés le dice a su hermano Simón Pedro: “Hemos hallado al Mesías”. Estos cuatro hombres se convirtieron en los primeros discípulos del Mesías Jesús. Evidentemente, también habían presenciado el bautismo de Jesús en el Jordán y habían sido testigos de la voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”.
¿A qué acontecimiento apunta la profecía de Daniel? La opinión general es que la profecía apunta a la muerte y resurrección del Mesías. Hay cálculos que muestran cómo se cumplió la profecía al día con la crucifixión. La cuenta comienza con el día en que se dio la orden de reconstruir Jerusalén y termina con el día de la crucifixión. Sin embargo, la profecía solo dice: “hasta el Mesías Príncipe”. Jesús se reveló como el Mesías cuando fue bautizado por Juan en el Jordán. Esto nos hace pensar que la profecía de Daniel po-