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Apasionamiento de la pesca
from Especial Pesca 2023
by LNCleon
RODRIGO PRADO NÚÑEZ
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LEÓN. Ahí están, los chopos siempre están ahí como esperándonos. Camino despacio, me gusta andar entre ellos, me atrae la transparencia de la ribera y ellos siempre están ahí mirándose en las aguas que voy a pescar, parecen guardianes de tesoros ocultos y enigmas sin resolver, son chopos autóctonos, modestos, sí, pero naturales y enraizados desde siempre en las riberas de nuestros ríos para dar cobijo a todo ser que lo precise, compiten en belleza con el cielo azul y las cristalinas aguas.
Invertidos por la ley de la reflexión nos regalan a cada paso imágenes y figuras mágicas que llenan de sensaciones nuestra aventura. Chopos…chopos del río, árboles recios que solo habláis al viento, ¿cuántos secretos guardáis?, de nubes y aves, de corrientes y peces, de vida y de más. Me gustan los chopos porque son compañeros firmes y silenciosos, cuando me distraigo pescando veo como mueven sus hojas mientras mi pensamiento vaga a su antojo por la corriente del río. Luego, sin querer, suspiro… y sigo pes- cando.
Ortos y ocasos complacen nuestros anhelos, por los que peregrinamos por todo León, caña en ristre cuál Quijano con bacín por yelmo en plenitud de cuerda locura. Despunta el alba, línea tensa. En la al- garada de la chorrera estalla una cebada, sonora, épica. Lanzo y pica, batalla sin cuartel buscando parapeto una y posición elevada otro para controlar la embestida furiosa.
Prueba de resistencia, línea tensa, avance y retroceso en memorable combate, que hace dignos a ambos oponentes y admirable su decisión, hasta el último aliento...Y así, rendida en el último de sus alientos, con un último coletazo de furia que hace percibir su majestuosidad y su ser formidable, se entrega prendida por un engaño oliva con penacho indio y galón amarillo, a la suerte de su destino su alteza real. El caballero pescador, bajando su caña, para mostrar que lo es, ante tamaña resistencia y nobleza, libera su distinguida captura sin decir nada con sus labios mientras piensa, «Quiera Dios que volvamos a vernos Majestad. Vuestra lucha y casta merecen una y mil veces el mayor de mis respetos. Id con Dios...»
Los chopos siguen impasibles con sus reflejos en la dulce agua del río.