NÚMERO 20 • OTOÑO 10
�Asociación de Amigos del
Castillo de Loarre
Las
abejas, insectos amigos del hombre El basilisco y su aliento letal (III) Frutales en otoño Medioambiente noticias Noticias de Loarre
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PABELLONES DEL NORTE: una necesidad de espacio para los monjes
Nº 20- Otoño 2010
Sumario Introducción
Anabel Lasheras Presidenta Estimado lector: El veinte de octubre del año 2005, hace ahora cinco años, junto a Antonio García Omedes y a Tere Jaime, compañeros de la Junta Directiva, presentábamos en la sala de prensa de la Diputación Provincial de Huesca el primer número de esta publicación. Han pasado cinco años en los que fielmente, trimestre a trimestre, hemos entrado en vuestras casas para daros a conocer con algo más de detalle el castillo y su entorno. Debo agradecer públicamente la colaboración de todas las personas, de los anunciantes e instituciones que lo hacen posible. A todos y en nombre de los Amigos del Castillo de Loarre, MUCHA GRACIAS.
Y como muchos ya sabéis, nuestro ilustre paisano y Socio de Honor, Carlos Garulo, este mes de noviembre es investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Brasilia. Desde aquí y en nombre de todos, FELICIDADES y enhorabuena. Finalmente, recordaros que un año más la Asociación juega con nuestro número de siempre para Navidad. Podéis pedirla por teléfono a la oficina. Suerte.
Por otra parte, contaros a los muchos amigos que vivís fuera que el pasado mes de julio Loarre contó con la visita de Miguel Induráin acompañando a su hijo en una carrera ciclista organizada, con motivo de las fiestas de Santiago, por el Club Ci-
Pabellones del norte: una necesidad de espacio para los monjes por Ramón Pérez-Lucena.....................................
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Las abejas, insectos amigos del hombre por Eduardo Viñuales Cobos...............................
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El basilisco y su aliento letal (III) por Chema Lera......................................... 12 Frutales en otoño por Adolfo Lahoza..................................... 14 Medio ambiente noticias............ 15
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Diario del AltoAragón - Martes, 27 de julio de 2010
q CICLISMO ÉLITES, SUB-23 Y MASTERS
clista Oscense. También participó Ivan Yebra, ciclista de Loarre.
q CICLISMO CADETES
Noticias de Loarre............................ 16
Brillante actuación de Miguel Bergua en la Pamplona-Bayona
HORARIOS DE VISITA AL CASTILLO INVIERNO (1-Nov. - 28 Feb.) De 11 a 17,30 horas. VERANO (16-Jun. - 15 Sep.) Mañana: de 10 a 14 horas. Tarde: de 16 a 20 horas. PRIMAVERA - OTOÑO (1-Mar.-15-Jun. y 16-Sep.-31-Oct.) Mañana: de 10 a 14 horas. Tarde: de 16 a 19 horas. *Los días 25 de diciembre y 1 de enero permanece cerrado
PRECIOS DE ACCESO AL CASTILLO ENTRADA BÁSICA: 3’00 € por persona. REDUCIDAS: Estudiantes, grupos, jubilados: 2’50 € por persona. INFANTIL (de 6 a 16 años): 2’00 € por niño. MINUSVÁLIDOS Y MENORES DE 6 AÑOS: gratuíta.
SUPLEMENTO VISITA GUIADA (OPCIONAL) ENTRADA BÁSICA: 1’50 € por persona. REDUCIDAS: Estudiantes, grupos, jubilados: 1’00 € por persona. INFANTIL (de 6 a 16 años): 0’50 € por niño. MINUSVÁLIDOS Y MENORES DE 6 AÑOS: gratuíta.
+ Info: www.castillodeloarre.es
El oscense acabó duodécimo EFE HUESCA.- El oscense Miguel Bergua tuvo una destacada actuación en la Pamplona-Bayona disputada el pasado sábado y en la que concluyó duodécimo a 2:41 del ganador, el francés Fabien Frassignes, que superó a Francisco Javier Iriarte, con el que llegó a meta. Bergua estuvo siempre en la parte delantera y encabezando la carrera en varias fases y sólo le faltó poder luchar por el triunfo. La prueba, que contó con 122 participantes en la salida, se rompió desde el inicio. Había tres puertos en la primera parte de la prueba, Erro, Mezquiriz e Ibañeta, y ya en el primero un grupo de cinco, entre los que estaba Bergua coronó escapado, con el oscense segundo. En la bajada se unieron otros cinco integrantes y de nuevo en Mezquiriz Bergua logró coronar segundo y el grupo seguía creciendo en la bajada. En Ibañeta de nuevo Bergua estuvo en la avanzadilla con otros tres corredores y pasó por el alto tercero, lo que al final le sirvió para quedar tercero en el Premio de la Montaña. Otros veinte ciclistas, entre ellos Javier Paúles, se unieron a la lucha por el triunfo, pero se fue haciendo una criba que dejó en diecisiete el grupo. Miguel Bergua estuvo siempre en cabeza e incluso rodó algunos kilómetros escapado con un francés. El viento y los repechos hicieron el resto para que el grupo se fuera cuarteando. Siete corredores marcharon por delante y finalmente se jugaron el triunfo Frassignes e Iriarte, mientras que por detrás fueron llegando pequeños grupos, Bergua lo hizo en el de cinco coredores que ocuparon los puestos del octavo al decimotercero, a 2:41 del ganador. El también oscense Javier Paúles acabó en el puesto 37 a 4:46. Sólo concluyeron la prueba cincuenta corredores, pues se produjeron numerosos aban-
Edita: Asociación de Amigos del Castillo de Loarre.
Miguel Indurain recibe una réplica del Castillo de Loarre. s. e.
Miguel Bergua. d.a.
con Yelko Gómez, además de un triunfo de etapa. BUEN PAPEL DE MELLADO, ARNAL Y PAÚLES Los altoaragoneses Luis Mellado, Dani Arnal y Luis Paúles, del Vacuno de Aragón, disputaron el fin de semana una nueva prueba de la Copa Master Aragonesa, que se disputaba en Torrecilla de alcañiz, con buenos resultados. La prueba constaba de 85 kilometros, que se completaban dando cinco vueltas a un circuito de 17 kilómetros con un alto puntuable.. Mellado llegó en la escapada principal, que se prolongó durante ochenta kilómetros y acabó tercero en su categoría y quinto en la general,. Dani Arnal, que llevaba el maillot de líder de categoría senior y un día después de ser quinto en el Campeonato de España, fue segundo de su categoría y noveno en la general. En el kilómetro seis se produjo la primera fuga, que sería la definitiva. Luis Mellado arrancó en un repecho consiguiendo algunos segundos con respecto al pelotón y se le unió un corredor del Asesores, Jorge De Vicente. Los dos empiezan una larga escapada, aunque poco después se les unieron otros cuatro. Por detrás se fueron forman-
Indurain daMaquetación lustre al Villa de Loarre e impresión: Loher. El corredor catalán Bernat Font fue el ganador de la carrera D. A.
Redacción: Fundación Castillo de Loarre. Fotografías: Antonio García Omedes. Tel. 974 246 052 - Fax 901 955 311 Email: castillodeloarre@gmail.com - Web: www.castillodeloarre.org La responsabilidad sobre textos e ilustraciones corresponde a sus autores. Publicidad: Loher. Tel. 974 222 216.
HUESCA.- La presencia del pentacampeón del Tour de Francia, Miguel Indurain, fue lo más destacado del Trofeo Villa de Loarre de ciclismo, que se disputó en la tarde del sábado. El navarro acudió en compañía de su esposa a la localidad, después de estar los día anteriores en el Tour de Francia, para ver competir a su primogénito. Al final de la carrera y en la plaza del pueblo se le hizo entrega de una replica del Castillo de Loarre. El Club Ciclista Oscense le hizo entrega de lote de productos de la zona. Al final Miguel Indurain dirigió unas palabras a los ciclistas y al público con la sencillez y el poder de convocatoria que le caracterizan. En la prueba, organizada por el Club Ciclista Oscense, participaron sesenta corredores, procedentes de Aragón , Cataluña y Comunidad Navarra. El triunfo fue para el catalán Bernat Font y le acompañaron en el podio dos corredores del Lasaosa Oscense, Iván Yebra y Lucas Casas. Los equipos participantes fue-
ron el CAI de Zaragoza , Lasaosa Productos Químicos de Huesca, Club Deportivo Andorra y Bajo Aragón Histórico de Aragón; los catalanes del Vilanova Unió Ciclista y los navarros del Estella, Club Ciclista Villavés, Aralar Club Ciclista y Hermitagaña . El inicio de la carrera fue muy rápido, con el viento a favor. Una vez en la localidad de Esquedas y ya en la carretera A132 el viento soplaba de cara y hacia que los intentos de fuga fueran bastante dificultosos y no cuajaran . El Bajo Aragón y el CAI intentaban fugas pero no llegaban a formarlas. Rodolfo Estaban, del CAI, cogió unos metros y pasó primero por la Meta Volante de Ayerbe . Entre Ayerbe y la localidad de Loarre se sucedieron los intentos de fuga. Un corredor del Bajo Aragón, Víctor Esteban, consiguió una ligera ventaja en el inicio de las rampas del Castillo y pasó primero por el premio especial Camping de Loarre. En las rampas más duras se formó un grupo de cinco corredores entre los que estaba el local Iván Yebra y el nuevo co-
rredor de Lasaosa Lucas Casas, además de Javier Comin y Jorge Damiel, del Bajo Aragón, y el corredor Bernat Font, del Vilanova catalán. Estos corredores tomaron ventaja sobre el resto en las rampas del Castillo y a falta de medio kilómetro para la meta fueron Iván Yebra y Bernat Font quienes consiguieron despegarse del grupo. Font se impuso por estrecho margen al local Ivan Yebra en la meta. En tercer lugar entró Lucas Casas, que en su estreno con el Lasaosa sorprendió y demostró sus excelentes condiciones de escalador. Javier Comín, del Bajo Aragón y Jaime Corral, del CAI completaron las cinco primeras plazas. A continuación fueron entrando el resto de corredores de uno en uno. Por equipos Bajo Aragón Histórico se hizo con la primera posición seguido por los catalanes del Vilanova y Lasaosa. La carrera contó con el patrocinio del Ayuntamiento de Loarre, Camping de Loarre, Restaurante Caminero y Almendras Pirenaicas,
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Gestión profesional y voluntariado
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n brillante gestor de fondos bursátiles, altoaragonés de nacimiento y ‘coleccionista’ de reconocimientos por su eficacia a la hora de dar buenas rentabilidades, aseguraba recientemente que nuestra provincia tiene un capital inalcanzable para muchos otros territorios: el patrimonio cultural. Un valor que no se puede fabricar, que no se puede improvisar y para el que no existen fórmulas de innovación. Se tiene o no se tiene. Es, en realidad, el premio legado por los ancestros desde muchos siglos ha.
El complejo universo de los mercados no es muy propicio para los lirismos. Por el contrario, exigen análisis certeros y conclusiones rápidas. A la pregunta de cuál es la piedra filosofal del desarrollo de Huesca, expresaba una fórmula sencilla: la gestión profesional y eficaz de ese patrimonio cultural y de la gastronomía, entre otros atractivos. Y, aun siendo muy apreciable tal consideración, el abajo firmante considera que, en una comunidad tan pequeña en activos humanos como la nuestra, hay un factor que complementa la profesionalización, que no es otro que el voluntariado. De la voluntad provienen las obras más sublimes. De la voluntad emergen las acciones más meritorias. De la voluntad surgen las edificaciones más admirables. La misma que, gentilmente y sin más motor que el amor por la tierra y por la fortaleza que se yergue hacia los firmamentos, define a una asociación como la nuestra. Una asociación que incorpora, además, otro elevado concepto: la amistad. Cierto e inefable. La gestión es crucial para añadir valor a un patrimonio nuestro a disposición universal como es el Castillo de Loarre. Pero, además, en un lugar donde todos –o casi todos- nos conocemos por proximidad y por pertenecer a una comunidad demográficamente muy abarcable, el voluntariado resulta imprescindible. Y voluntariado es empujar todos a la vez y en el mismo sentido. Así sea.
Javier García Antón Javier García Antón es director adjunto de Diario del Alto Aragón
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Pabellones del norte: una necesidad de espacio para los monjes
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l castillo de Loarre es una sucesión de momentos constructivos, como hemos ido viendo a lo largo de los artículos publicados en esta revista. Desde su núcleo inicial de hechuras lombardas, en la cota más alta del conjunto, realizado hacia el primer tercio del siglo XI, en tiempos de Sancho III el Mayor de
2- Vista general de los pabellones norte y de la muralla primitiva.
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Navarra, hasta las estructuras más periféricas, como es el caso de la muralla que lo circunda, sobre cuya antigüedad hay diferentes hipótesis, al menos en lo referente a las zonas más próximas a la fortaleza.
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3- Detalle de los pabellones norte.
Como fábrica viva que fue, precisó en cada momento adaptarse a las circunstancias y necesidades de espacio y funcionalidad de quienes lo habitaron. Esa fue en gran parte la increíble labor de adaptar al agreste medio sus diversas dependencias. En un principio, cuando apenas era una posición de vigilancia y hostigamiento hacia las gentes islámicas de Bolea y de la Sotonera, como camino hacia la conquista de Huesca, no se precisaban mas que estructuras militares: muralla defensiva, torres de vigilancia y habitación, aljibes y una pequeña iglesia castrense para implorar ayuda antes de la batalla. El gran problema y, por ende, la magnífica solución que supo encontrar el rey Sancho Ramírez surgió cuando, ya “cristianísimo príncipe” y vasallo del Papa, hubo de propiciar la creación de un templo singular que dejase bien a las claras su poder, la relación con Francia y la magnificencia de quien, investido del poder por la gracia de Roma, comenzaba a tener una privilegiada posición como paladín de la cristiandad y de la reconquista en Aragón. Los nobles, cuya connivencia era antaño necesaria para seguir ciñendo la corona, pasaban a necesitar ser respetuosos con aquel que había sido investido de autoridad por el Papa.
La magnífica capilla real de San Pedro de Loarre, que todavía sigue admirando por sus atrevidas e innovadoras soluciones estructurales y por la riqueza de su arte escultórico, fue templo donde desarrollar sus oficios la comunidad de canónigos de San Agustín que el Papa autorizó por bula del año 1071 (Quamquam sedes). Ahora bien: transformar un castillo en monasterio lleva aparejadas una serie de necesidades de espacio, fáciles de planificar en terreno llano y espacioso. Justo lo que no hay en la roca donde se alzó Loarre. La gran ampliación de Sancho Ramírez, aparte de la ya citada iglesia de San Pedro, consistió en dotar el conjunto de dependencias para el uso de la comunidad canónica agustiniana. El grueso de este espacio ganado al terreno lo fue extramuros del primer recinto, en los llamados “pabellones norte”. Se trata de un alargado espacio al norte de la torre albarrana, con eje mayor en dirección noroeste-sudeste, compartimentado en dos niveles y segmentado a su vez en varias dependencias con accesos independientes.
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4- Interior de los pabellones norte desde el este.
El aspecto actual, dentro de su ruina, nos permite hacernos una idea bastante aproximada de cómo fue este espacio. Una sucesión de arcos de medio punto que arrancan directamente del suelo sirvió, junto con el retranqueo existente en los muros, como apoyo a la solera de madera que fue techo del nivel inferior y suelo del superior. Más arriba, otra serie de arcos de medio punto fueron volteados desde los muros laterales para prestar apoyo a las cubiertas de madera de esta zona superior, sobre la cual hubo un tercer nivel, dado que existen vestigios de una puerta en altura en su ángulo occidental. Así planteado se comprenden los dos accesos en el nivel inferior, más un tercero como paso a una pequeña letrina a poniente y los tres que hallamos en el nivel superior (Imágenes 3 y 5). Una de las estancias que aquí hubo, la central en altura, es la única que se abovedó en piedra. Quedan bien visibles el arranque de su bóveda en el muro norte y los retranqueos y ménsulas sobre las que apeó su piso (Imágenes 3 y
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6). Su situación y su especial tratamiento la diferencia de las restantes estancias y es probable que fuese lugar de dignidad del abad del monasterio. De las tres puertas casi consecutivas que hay como acceso al piso alto una es específica para esta dependencia (Imagen 3). Se da la circunstancia de que a la derecha de esta puerta hay un sillar con una excepcional marca epigráfica en la que leemos el nombre de “SANCIVS” (Imagen 7), por lo que la imaginación popular lo relacionó con el rey Sancho Ramírez, si bien lo más congruente es que el lugar fuera alojamiento del abad y el sillar recibiese el nombre completo de uno de los canteros, por cuanto que la marca de cantería “S” es abundante en lo edificado en época de Sancho Ramírez y el propio nombre de Sancho era uno de los más frecuentes en ese tiempo. Es reseñable la forma de hacer congruentes los accesos a ambos niveles con la necesidad de proveer un retranqueo o resalte sobre el cual apoyar el suelo-techo de madera. La solución fue dotar la parte alta del vano de una estructura plana constituida por sucesivos sillares tallados en cuña,
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con clave central y asiento labrado en los laterales. Esa solución es el “arco adintelado”, que podemos hallar en algunos lugares más de esta misma época. La cabecera de este espacio monástico que analizamos aparece en la imagen 8. Es de gran interés debido a la teoría de Adolfo Castán respecto a ella: que esa zona es parte de una torre nordeste abierta al interior del recinto, de mayor antigüedad que lo edificado en la reforma de Sancho Ramírez. Junto con el arranque de la muralla provista de sucesiones de pequeñas aspilleras oblicuas para verter líquidos ardientes, serían los únicos restos conservados -según Castán- de una primitiva muralla perimetral que dejaría al interior la torre albarrana. Esta hipótesis me parece muy fundada, sobre todo cuando se analiza la estructura de los muros de la zona que estamos considerando. En ellos se advierte una sucesión de diferentes formas de trabajar los sillares que lo corrobora. También, los vanos aspillerados y adintelados, que no guardan simetría con las estancias hechas a posteriori (Imágenes 4 y 6). Los vanos de medio punto de esta zona
6- Perfil de la “celda del abad del monasterio”.
7- Inscripción a la derecha del acceso a la celda del abad.
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de cabecera de los pabellones norte (Imagen 6) son de la época de la reforma monástica. La hechura de sus sillares y las marcas de cantero los identifican como “injertados” en una estructura preexistente. En fin, que en la siguiente visita al castillo, amigo, procura hacer un esfuerzo y pensar en cómo aquellos monjes pudieron ejercer sus funciones monásticas: rezar, dormir, comer, guardar alimentos, leer y escribir sus manuscritos, acceder a la iglesia para sus oraciones regulares, etc., sin interferir con la función castrense del edificio. Empezarás a ver esas ruinas con otro punto de vista. 8- Cabecera de los pabellones norte.
5- Arco de medio punto y accesos a niveles superior e inferior en el muro sur.
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Las abejas,
insectos amigos del hombre
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e doy a elegir a Anabel Lasheras, la presidenta de la Asociación de Amigos del Castillo de Loarre, sobré qué aspecto de la naturaleza puedo escribir en esta revista que ahora ustedes tienen en sus manos. Y ella sin dudar me dice que “sobre las abejas”. Anabel sabe que en Loarre hay varias familias que cuidan de estos singulares “rebaños de insectos”, y ella también conoce que mi hijo Lukas es un gran amante de estos animalillos y que, vestido con su traje y su máscara protectora, nos dice que de mayor quiere ser apicultor. Y acepto además de buen grado la propuesta de Anabel porque es una buena elección, ya qué las abejas desempeñan en la naturaleza silvestre un papel primordial mediante la polinización flores y plantas de todo tipo. Es más, siendo egoístas y pensando sólo en la especie humana: ¿Se han imaginado ustedes qué sería de este mundo sin las abejas? Sin ellas faltarían muchas frutas y verduras que hoy llegan a nuestra mesa. Sí, sí… sin exagerar. La apicultura es una actividad humana que potencia esta función necesaria en el mundo natural, contribuyendo a la conservación de la biodiversidad gracias al aumento de semillas, a una mayor fructificación y, por tanto, al alimento de la fauna salvaje. Los naturalistas conocen bien que la vida es impensable sin los insectos. Son el principal alimento de muchos otros animales. Son necesarios para la perpetuación de muchas plantas a las que sirven como agentes polinizadores. E incluso forman parte de muchas culturas tradicionales humanas. En nuestro planeta se han descrito para la ciencia casi un millón de especies distintas de estos invertebrados. Pero si hubiera uno cercano y especialmente amigo del hombre, posiblemente elegiríamos a la discreta abeja. Es posiblemente el insecto más conocido, pero seguro que todavía desconocemos grandes cosas de este animal social. La abeja (Apis mellifera) pertenece al grupo de los himenópteros –junto con abejorros y avispas-, ya que posee una par de alas transparentes y nerviaciones oscuras, que puede batir casi cien veces por segundo. Es fácil imaginar la velocidad de estas alas cuando oímos el zumbido sonoro que producen. De distribución cosmopolita, vive en campos,
Mi hijo Lukas con su traje de apicultor.
prados, parques y jardines... y en general en cualquier hábitat natural donde haya numerosas flores de plantas herbáceas, árboles y arbustos. Las abejas, al igual que los abejorros, se alimentan de néctar y polen. Su constante visita a las flores de los campos, frutales y plantas silvestres, le ha llevado a ser considerada una de las especies que por, antonomasia, 11
Abeja en diente de león
contribuyen a la polinización del reino vegetal, y por ello desde la antigüedad se les ha considerado como un insecto beneficioso. Se calcula que una colmena visita al año entre 1.000 millones de flores distintas. Y que el 30% de la alimentación humana depende de una u otra forma de las abejas. Las abejas ven colores que nosotros, los humanos, no podemos distinguir. Aprecian la luz ultravioleta, y por eso muchas flores blancas que nos pueden parecer uniformes y poco llamativas, para ellas son un semáforo lleno de líneas ultravioleta, un sistema de señales que atrae a los insectos como las luces de la pista de aterrizaje de un aeropuerto. La abeja es además una especie sedentaria, de costumbres diurnas, que sale de su colmena a partir de mediados de primavera, aunque únicamente cuando hace sol, ya que depende en gran medida de la temperatura ambiente. Como todos los insectos posee varios estadios de crecimiento o formas de vida: huevo, larva, preninfa, ninfa y adulto. Pero dentro de lo que es la abeja adulta podemos distinguir tres tipos: la “abeja reina” es grande y estilizada, tiene todo el cuerpo recubierto de finos pelos y alas transparentes; la “abeja obrera” es la más normal, mide entre 2 y 2’5 cm., con cuerpo oscuro y con el abdomen que no sobresale por detrás de las alas, posee patas traseras con celda para recoger el polen; y el “macho” o “zángano” es una abeja mayor -o más gruesa- que las obreras, con las alas muchos más grandes. Para éste último la cópula es un momento de la vida que le llevará a la muerte, puesto que el zángano debe desprenderse de sus genitales para sellar la cavidad que aloja al esperma en el interior de la reina. Genéticamente su sacrificio merece la pena, pues 12
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En Aragón se calcula que hay unas 100.000 colmenas y unos 1.300 apicultores de los cuales 300 son profesionales.”
aumenta la cantidad de huevecillos fecundados por su propio esperma. Pero, como sólo hay una reina virgen en cada colonia, y muchos zánganos que la cortejan, sus posibilidades de copular otra vez son muy escasas. Las abejas son, en efecto, animales sociales. Forman colonias que pueden superar los 10.000 individuos. Allí la vida social está perfectamente organizada. Todas las obreras tienen un papel que desempeñar, el cual cambia conforme envejecen. Además de recoger polen, una tarea de las abejas es la de producir cera, material con el que construyen celdillas hexagonales donde a modo de “cunas” se alojan los huevos y larvas. Estas últimas se alimentan de “hámago”, una mezcla de miel, polen y juegos gástricos de las obreras. La cera se produce por sintetización de los
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azúcares recolectados en el néctar de las flores y sale en forma de hojuelas de unas glándulas situadas en el abdomen de las abejas. Estas hojuelas se mastican y mezcladas con secreciones glandulares se moldean a una temperatura en torno a los 35º C. Otras celdas se convierten en simples depósitos de miel o de polen, en lugar de puesta de huevos, o para el nacimiento de las reinas. Pero hablemos también de la dulce miel… ya que el fin principal que busca el apicultor es la obtención de este producto natural, edulcorante y sano que desde antiguo se ha empleado como remedio contra toda clase de enfermedades: la miel. Elaborada por las abejas a partir del néctar de las flores y otras exudaciones de las plantas, la miel se compone de ácidos orgánicos, sales minerales, polen y otras sustancias. La miel ha sido definida por los propios apicultores como “una artesanía de la naturaleza”. No necesita de ningún tipo de tratamiento, ni hace falta que se le añadan otras sustancias para conservarla. La cristalización es un proceso natural. Sólo con calentar la miel al baño María, esta recupera su estado líquido, lo que supone una garantía de pureza. Pero la miel, como todo lo natural, tradicional y artesano que no daña la naturaleza, es también algo bueno para el organismo humano. Es un alimento muy energético y, aparte de endulzar comidas y bebidas, con ella se preparan ungüentos, bálsamos y perfumes. Es aconsejada como alimento de iniciación en el nacimiento, y a la muerte como bálsamo u ofrenda. El polen contiene muchos oligoelementos, vitaminas y proteínas; la jalea real es rica en vitamina B5 (ácido pantotémico), siendo de gran importancia para el metabolismo muscular, hepático y cerebral.
Abeja en flor de borraja
Pero en los últimos años, algunos productores del producto melífero han olvidado su hermandad con la naturaleza y sus otros animales, viendo como una amenaza para su explotación a un pájaro de colores llamado “abejaruco”, que como su nombre indica es insectívoro y se alimenta de abejas y avispas. Pero lo que desconocen estas personas es que esta ave también consume otros insectos predadores de las abejas que son, además, perniciosos para la agricultura, por lo que su presencia constituye un agente de control de las poblaciones de insectos dañinos para el hombre. Ecologistas, ornitólogos y naturalistas tratan de concienciar al sector apícola de que abejas y abejarucos siempre han coexistido, y de que el sector de la actividad económica humana es posterior. Que se debe de garantizar la conservación a la par que se vela por el mantenimiento del sector apícola. Y que el equilibrio con la madre naturaleza es necesario.
Fotos y Texto: Eduardo Viñuales Cobos.
Panal de abejas
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El basilisco y su aliento letal (III)
En artículos anteriores hemos mostrado la relación existente entre el Basilisco y la sabiduría arcana, representada por el huevo, la esfera o la cabeza. En la literatura antigua, el Basilisco y el Dragón son los guardianes de tesoros por excelencia, ya sean tesoros reales, ya sean tesoros de conocimientos. Pero quienes escribieron acerca de las figuras mitológicas, no sólo se centraron en mostrar sus aspectos simbólicos. Fueron más allá. Nos presentaron a esas fabulosas criaturas como reales, como existentes en el mundo físico. Con un lenguaje pseudocientífico, autores como Paracelso o Plinio el Viejo pintaron con sus palabras detalles referentes a características físicas e incluso psicológicas de estos seres increíbles, consiguiendo dotarlos de una existencia real más allá de la imaginación. Ellos estaban convencidos de su presencia. Consiguieron que durante generaciones fueran temidos como monstruosas amenazas reales. 14
El maestro cantero -si acaso fuera uno solo- que talló los basiliscos en los capiteles del Castillo de Loarre nos demuestra que los conocía en profundidad. Los hizo renacer desde las frías piedras y mostrar su temible aspecto, similar en todas las representaciones halladas en la Iglesia inferior y en la de San Pedro: seres con cabeza de aves, picos curvos, torsos alados, colas de serpientes terminadas en tres aguijones o garfios. Los textos clásicos nos dicen que los basiliscos asesinaban con la mirada, y, la verdad, los ojos de los basiliscos de Loarre bien pudieran esconder esa capacidad, a juzgar por el gesto fiero y el realismo que muestran. Pero los basiliscos poseían aún otro poder letal. El maestro cantero conocía su secreto. Decidió mostrarlo sólo en uno de los cuatro conjuntos escultóricos dedicados a estos seres. No nos lo puso fácil. El lector de este artículo podrá
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La respiración letal del basilisco le obliga a vivir en medio de la nada.” reconocerlo en el dibujo, pero lo tendrá más difícil si trata de descubrirlo contemplando in situ el capitel situado en el ventanal central exterior del ábside de la iglesia de San Pedro. De nuevo, la cámara fotográfica de mi amigo Antonio García Omedes me facilita la tarea investigadora de los misterios del bestiario.
En efecto, no puede evitar hacerlo. Allí donde hay un basilisco, la desolación y el vacío aparecen indefectiblemente en su entorno. ¿Y saben por qué? A causa de su aliento. Al respirar, el basilisco espira vaharadas de un aire abrasador, un hálito que inmediatamente reduce a cenizas todo cuanto le rodea.
¿Cuál es esa terrorífica capacidad del basilisco?
Observen el dibujo. A través de sus picos curvados, estos basiliscos del Castillo de Loarre lanzan las volutas de aliento ígneo, venenoso, sin duda tan destructivas como las palabras contrarias a la doctrina imperante, tan desoladoras para sus seguidores como las ideas heréticas... ¿Acaso fue un aviso realizado a través del bestiario y dirigido a la comunidad de monjes que aquí habitaban?
Cuentan las viejas crónicas que el basilisco es una fiera solitaria, ajena a la vida en manada que llevan otros seres fabulosos como los centauros, las arpías o las nereidas. El basilisco habita en su guarida, una cueva por lo general, oculto y olvidado en medio de desiertos, perdido en páramos grises y ocres en los que ninguna especie vegetal puede arraigar, ni ningún animal vivir, tan sólo rodeado de polvo y soledad. Ahora bien, no crean los lectores que el basilisco es quien busca y elige semejantes parajes desérticos como hábitat propio. No, por el contrario, es él mismo el que genera tal paisaje infernal a su alrededor.
Quizá podamos encontrar respuestas en los últimos basiliscos que nos quedan por hallar entre los claroscuros pétreos del Castillo de Loarre, a los que dedicaremos un próximo artículo en el siguiente número de esta fantástica revista.
Texto e ilustración: Chema Lera.
Hospedería de Loarre Plaza Miguel Moya, 7 – 22809 Loarre (Huesca) • Tel.: 974 38 27 06 - Fax: 974 38 27 13 www.hospederiadeloarre.com • info@hospederiadeloarre.com
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Frutales en otoño
Uno de los momentos más bellos del año es el otoño. En esta estación, los colores y las formas cambian, se transforman. Este tiempo, para muchos, parece que evoca nostalgia, incluso tristeza. Representa el fin del verano, del llamado buen tiempo, de las vacaciones de casi todos…
Amo el otoño y amo su tristeza, su cielo gris, sus árboles borrosos, entre la niebla, vagamente hermosos… ¿No amáis vosotros la belleza desnuda del otoño? […]
Muchos son los poetas que lo han cantado. Juan Ramón Jiménez, en un tono taciturno, en su Ida de otoño le preguntaba: Por un camino de oro van los mirlos… ¿Adónde? Por un camino de oro van las rosas… ¿Adónde? Por un camino de oro voy… ¿Adónde, otoño? ¿Adónde, pájaros y flores?
Estas palabras describen un momento, quizás triste, pero bello. En ninguna otra estación la paradoja de lo caduco y lo perenne logra tanta belleza. Y los montes, las sierras, las huertas… se llenan de un colorido precioso conseguido por el contraste de los duraderos verdes de encinas, pinos y abetos y los últimos momentos, ocres, rojos y amarillos, de las hojas de chopos, álamos y árboles frutales.
Sin embargo, me identifico más con los versos de Vicente Gaos que dan inicio al poema Sensación de otoño:
A los ojos de un observador, este es un espectáculo esperado, para disfrutarlo, para vivirlo, para no olvidarlo. Han hablado del otoño como el principio de la decadencia… Ojalá ésta fuera tan hermosa, tan serena y tan fresca porque, entonces, hasta el final tendría sentido.
Adolfo Lahoza 16
Nº 20- Otoño 2010
Medio ambiente - noticias En aguas aragonesas viven treinta y dos especies de peces El Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón ha editado un libro novedoso y de gran interés, titulado “Los peces de Aragón”, una obra de Manuel Zapater y José Luis Blanco que pretende ayudar a mejorar en el conocimiento de la fauna de Aragón, detallando en un solo volumen la totalidad de las especies piscícolas presentes en nuestras aguas. “Se trata del primer libro de estas características que se publica en la comunidad autónoma aragonesa, utilizando un tono divulgativo, pero sin olvidar el rigor científico”, explica el Joaquín Guerrero Peyrona, presidente del CPNA, órgano consultivo dependiente del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. El libro recoge y describe un total de 32 especies de peces distintos, establecidos dentro de las aguas de ríos y humedales de nuestra comunidad. Cada uno de ellos lleva una ficha descriptiva donde se indican los nombres científico y vulgar, el origen, la ecología y costumbres –hábitat, modo de reproducción, alimentación-, su distribución en Aragón, posibles amenazas, aspectos referentes a su pesca y su consideración legal… además de fotos o dibujos ilustrativos que ayudan a la identificación de un individuo. De ese total, dieciséis son especies nativas o autóctonas, mientras que las otras dieciséis son especies alóctonas, introducidas por el hombre, siendo consideradas “exóticas” y muchas por desgracia en aumento.
“
Dieciséis especies son nativas y otras dieciséis han sido introducidas. El último de los peces exóticos encontrados es la perca.” Las especies nativas de peces de Aragón son las siguientes: anguila, trucha común, bermejuela –endémico de la península Ibérica e incluido en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón-, barbo culirroyo, gobio, barbo de Graells, barbo mediterráneo, madrilla, madrija, piscardo o foxino, bagre, cacho, tenca, lamprehuela –en regresión-, colmilleja, lobo de río y pez fraile o blenio de río… gran parte de ellos amenazados por la introducción de especies exóticas depredadoras. En cuanto a las 16 especies introducidas o foráneas nos encontramos con: trucha arcoiris –procedente del oeste de Norteamérica-, salvelino –originario de la costa este de Norteamérica-, lucio –de distribución circumpolar-, alburno –pez invasor propio de Europa continental-, el asiático pez rojo o carpín dorado, la carpa –de origen euroasiática-, rutilo, escardino, pez gato negro, siluro, gambusia –introducida en la década de 1920 para combatir las plagas de mosquitos-, el exótico pez sol, black-bass -o perca americana-, lucioperca, además de perca de río, siendo ésta la última especie aparecida en aguas del turolense río Guadalope como consecuencia de los escapes de una piscifactoría. A ellas habría que sumar otras especies de peces también citadas en Aragón, algunas de ellas en balsas de riego -por lo que no pueden considerarse que estén establecidas en la naturaleza-, otras en aguas termales, y tan sólo una cita que no ha vuelto a repetirse: la de la brema blanca, un pez usado como cebo en pesca recreativa, originario de Francia y centro de Europa, que fue descubierto en el año 1995 durante el desembalse de Barasona y del que no se tienen noticias con posterioridad al año 1998. 17
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