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LA METAMORFOSIS

Serie “Flujo”. Ancourt, 2020.

LA METAMORFOSIS Pinta en Normandía, arma su muestra en París, tiene proyectos en Japón. Para la modelo Sofia Fanego hoy el mundo son sus collages.

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Por FEDERICO FERRARI SANCHEZ

Serie “Breath your courves”. Roma, 2019.

Serie “Sensualite naturelle”. París, 2019.

Autorretrato Normandía, 2020

Serie “Vaga Pavana”. Buenos Aires, 2019.

“El arte es otra industria, otro tipo de diálogo. Me dio curiosidad poder conectar con personas distintas a las que acostumbraba a frecuentar”.

Estoy en una nueva etapa: hice un cambio de piel”, dice Sofía Fanego desde su taller en Normandía, Francia. En esa habitación rodeada por la naturaleza es donde crea sus collages. Utiliza washi, un papel japonés, como más de mil especies de flores deshidratadas y recortes de imágenes de libros y revistas de nudismo de las décadas del 30 al 50.

Diseñó sus primeros trabajos en octubre de 2018 en París y ya no se detuvo. En paralelo a su carrera como modelo, creó diferentes series que mostró en la Wunsch Gallery de Buenos Aires, la International Collage Art Exhibition de San Pablo y la SWAB Barcelona Contemporary Art Fair. “El arte es otra industria, otro tipo de diálogo. Me dio curiosidad poder conectar con personas distintas a las que acostumbraba a frecuentar”. A comienzos de este año, viajó a Japón por una campaña publicitaria y se guardó una semana para aprender a elaborar washi. “Mi maestro no hablaba inglés, pero nos comunicábamos con el movimiento”.

La llegada de la pandemia fue un freno a varios viajes que tenía por delante. “Por primera vez en mi carrera estuve tres meses en un lugar sin moverme. Dediqué tiempo a mi jardín y a la huerta que planté al lado del taller. ¿Viste cuando sentís que no podés acelerar el tiempo? Justamente la naturaleza tiene eso”. De esa experiencia surgieron sus ganas de ir por más y ahora está estudiando jardinería y paisajismo a distancia en la Universidad San Jorge de España. “Lo que aprendo enriquece mi obra, pero también adquiero un oficio que podría poner en práctica en un futuro”.

Está en la etapa final de una serie en la que reflexiona sobre la piel y el paso del tiempo. Formará parte de Poblados, el libro que va a publicar con el dramaturgo argentino Nicolás Heredia. “El autor escribe cartas a una persona atemporal que le responde con collages”. También se dedica a los autorretratos. “Me costó, porque en mis creaciones anteriores tomaba siempre otros cuerpos. Fue con el confinamiento que me di cuenta de que podía ponerme frente a la cámara de una manera distinta a la que me exige el modelaje. Lo hago para trasmitir un mensaje, comunicar una idea”.

Su agenda para lo que resta del año ya está definida. Este mes lanza Mono, el libro que hizo con la artista Hiroko Matsubara. “Es una serie que se fue construyendo en mis tres viajes a Japón. Son todas poses mías como si fuera una escultura”. En octubre planea la primera muestra individual en París con sus autorretratos y en noviembre la espera Japón nuevamente. Esta vez irá a estudiar cerámica y luego, en la isla de Okinawa, se encontrará con un caligrafista para hacer un proyecto en conjunto. “A mi trabajo como modelo le puse toda la pasión. Es la misma que ahora siento por el arte”. n

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