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LUCRECIA PITTARO

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LA METAMORFOSIS

LA METAMORFOSIS

Obra del proyecto L.A. Sessions n.2.

“ E N M I M U N D O MANDA EL COLOR”

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Lucrecia Píttaro logró conciliar dos horizontes: el diseño textil y su obra artística. Radicada en París, colabora con Jazmín Chebar y marcas internacionales de lujo mientras desarrolla su trabajo más personal.

Por FEDERICO FERRARI SANCHEZ

Si hay un puente que une al diseñador textil con el artista, ahí es fácil encontrar a Lucrecia Píttaro. Es el color lo que la identifica en los dos mundos. “Entre uno y otro hay un territorio donde pasan muchas cosas y, en general, las más interesantes”, dice desde

París, donde se mudó hace doce años.

Lucrecia nació en Buenos Aires en 1982, se crió en el barrio de Palermo y estudió Diseño de Indumentaria y Textil en la

Universidad Argentina de la Empresa. “No es que la cursé porque me gustaba la moda y miraba revistas, sino que me parecía una carrera plástica, con muchas posibilidades

de poner en práctica la creatividad”, explica. En el tercer año de la carrera entró a Jazmín Chebar, gracias a una amiga del colegio que trabajaba allí como administrativa y le consiguió una entrevista. Cumplió distintas tareas, hasta que Chebar vio sus dibujos y le ofreció comenzar a desarrollar estampas. “Lo primero que hicimos fueron estrellas, algo abstracto. Cuando vino la muestra yo casi colapso de la emoción. Estábamos todos abrazándonos”. Siempre supo que quería irse a vivir al extranjero, pero su salida se fue dando de a poco. Primero fueron cursos en las vacaciones de invierno, en Central Saint Martins, la escuela de arte en Londres, o en Istituto Marangoni en Milán.

En 2008 llegó el momento de saldar la cuenta que tenía pendiente. “Sentía que había un mundo y yo quería ir a ver qué era”, afirma. Los comentarios del artista Pedro Gaeta, su profesor de pintura, sobre sus años vividos en París, definieron la elección. Hacía allí partió, luego de comunicárselo a Chebar. La diseñadora le ofreció seguir trabajando con ellos a distancia. “Todo fluyó. Tenemos un vínculo que es bastante especial; son esas relaciones en las que te entendés sin hablar”. Así comenzó una nueva dinámica, en la que Píttaro colabora en el desarrollo de estampas, gráficos y dibujos, que se plasman en prendas, accesorios, eventos y colaboraciones. Entre las imágenes características de las colecciones de la marca se encuentran bocas, budas, tigres y corazones. “Fueron construyendo un lenguaje. No se trata tanto del elemento en sí, sino que se van sumando en capas y eso es lo que hace que tengan otra profundidad en sentido gráfico”, sostiene. En su ida a París se planteó objetivos claros. Uno fue estudiar. En la Universidad de París 8 obtuvo la licenciatura en Artes Plásticas y el máster en Arte Contemporáneo. Otro fue desarrollar su veta artística. “Al principio me resultaba un poco esquizofrénico trabajar en moda, pensar en un producto. Pero sin querer me sirvió

Pintura en papel del proyecto La Peau.

para mi obra, para sumar cuestiones propias del diseño, como la materialidad”. En La Peau, que fue su primer proyecto más formal, reflexionó acerca de la idea de la piel como máscara y utilizó cuero como soporte. Ahora en Voyage des ancêtres, compuesto por cinco series de trípticos, aborda la repetición. “En lo textil es una constante”, afirma. Sus obras tienen un sinfín de tonos. “Pueden parecer muy coloridas y alegres, fáciles de asociar con algo positivo y, en realidad, cuando empezás a mirar un poquito más, hay una cierta incomodidad y angustia. Los rostros no están tan sonrientes como parecen; el color es más un residuo que una celebración”. Píttaro trabaja desde su departamento en París, que está ubicado en el XII Distrito. Continúa sus colaboraciones con Jazmín Chebar, hizo un trabajo con una firma de lujo francesa y está en conversaciones con una compañía de decoración italiana. Además, incursiona en la cerámica. “Sí mañana me dicen ‘diseñá un auto’, me parecería fascinante, aunque tendría que aprender un montón de cosas, ver cómo lo hago; no es que creo que soplo y hago botellas”, dice esta diseñadora artista, una entusiasta a la hora de conquistar nuevos horizontes. n

Pintura en papel del proyecto La Peau.

“Al principio me resultaba un poco esquizofrénico trabajar en moda, pensar en un producto. Pero sin querer me sirvió para desarrollar mi obra, sumar cuestiones propias del diseño, como la materialidad”.

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