Mujeres que cosechan yerba

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l camión va lento por la picada, que es el camino de tierra que lleva hasta el yerbal. Faltan cinco minutos para las 7 de la mañana y acaba de llegar la cuadrilla de tareferos. Entre ellos hay sólo cuatro mujeres, que bajan últimas del camión pero con un salto ágil que denota que lo han hecho muchas veces. Las tijeras, los guantes, la ropa, todo tiene el color de la tierra colorada que se pega a los za-

Andresito es el municipio que más yerba produce en la provincia de Misiones. En la “tarefa” –como le llaman allí a la cosecha– participan familias enteras. Una mujer sola puede levantar hasta 400 kilos por día y ganar más del doble que limpiando casas.

patos y a la cara como un demonio. Aún no hace calor pero, cuando promedie la mañana, el sol se hará sentir: no hay ni una nube en el cielo. La jornada que recién empieza durará hasta las 4 y media de la tarde, con un descanso para comer o dormir un rato donde se encuentre un poco de sombra. A medida que las manos hacen su trabajo (los hombres tienen más el hábito de los guantes que las mujeres) las

Sara y su hija en la tarefa.


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plantas de yerba, antes exuberantes, van quedando ralas, irreconocibles, y algunas hojas y ramitas van cayendo al suelo, donde se mezclan con los choclos de una plantación de maíz que ocupa una parte del yerbal. Después de un largo silencio, donde sólo se escuchaba el tac-tac de las ramas quebrándose, alguien dice: “Se trabaja mucho… pero rinde”. Es Sara, una mujer de pocas palabras pero de sonrisa dulce, que tiene 39 años y tarefea junto con sus hijas, Ana, de 18, y Carolina, de 21. Sara se refiere a lo que cobra en el yerbal, en comparación con otros trabajos: “Pagan 70 pesos los mil kilos”, enfatiza con su voz bajita; cantidad que puede superar por día trabajando en equipo con sus hijas. Si bien el trabajo es duro, la diferencia es notoria, porque como empleada doméstica ganaría alrededor de 150 pesos por mes. Por eso muchas mujeres, tanto aquí, en Misiones, como en Corrientes, se vuelcan totalmente a la tarefa entre febrero y septiembre. En el transcurso del día, cada tarefero va armando su atado de yerba, que se llama “raído”, y que ronda los 100 kilos. La producción de cada persona se pesa dos veces por día: a las 11 de la mañana y a las 4 de la tarde, antes de que termine la jornada. Esa tarea es realizada exclusivamente por hombres (“Los raídos son muy pesados para levantar”, explica Sara), al igual que el acarreo para cargar en el camión que lleva la yerba hasta el secadero, donde empieza el proceso que la convertirá en yerba mate. Los hombres van y vienen por el yerbal con las espaldas cargadas y suelen

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ayudarse entre dos para hacer la tarea más fácil. De vez en cuando largan un ‘sapucay’ –grito que expresa alegría o alivio y es de origen guaraní–, que significa que han logrado un raído muy grande o que han terminado de transportar una carga pesada por demás. Parece que hoy es un día atípico porque, a pesar de que habitualmente hay muchas mujeres que se dedican a tarefear, han venido muy pocas al yerbal. “Es que los viernes se quedan en la casa a lavar la ropa y a hacer la limpieza”, explica Ana con sencillez mientras el capataz, que acaba de pesar el raído que ella hizo con su mamá, grita “ochenta” para que otro lo anote en una planilla.

hombres y mujeres en los yerbales se dejan ver cuando conviven todos durante varios días. Es que, además de tarefear, las mujeres se encargan de la organización de la vida diaria, es decir, de cuidar a los chicos, de procurar el agua, de limpiar y de lavar la ropa. También, de hacer la comida, que generalmente consiste en un guiso o un “reviro”, que se prepara con agua, harina, sal y aceite revolviendo continuamente hasta que en la olla quedan “pelotitas”, con un sabor parecido al de las tortas fritas. La convivencia ocurre cuando contratan tareferos que viven lejos y que, como no pueden ir y venir todos los días al yerbal, se quedan allí, ya sea acampando o en las casas que los LA TAREFA Y LA CASA productores tienen construidas con ese La yerba se empezó a cultivar en for- fin. “En época de lluvia no se puede ma sistemática a principios del siglo XX acampar porque está todo mojado y pero ya antes se cosechaban los yer- no se descansa bien pero, cuando no bales silvestres, que crecían en la selva llueve, sí conviene quedarse porque misionera, y las mujeres eran concha- se pierde menos tiempo”, explica Sabadas para ese trabajo. Las aguas ba - ra. El motivo es contundente: el cajan turbias, un clásico del cine argenti- mión que pasa a buscar a la cuadrilla no, cuenta parte de esa historia. empieza el recorrido a las 5 y media Las tareferas dicen: “Nosotras cose- de la mañana, para recién llega al chamos más que los hombres porque yerbal a las 7 porque levanta a musomos más habilidosas con las ma- chas personas en el camino. Y el tiemnos”. Por su lado, los hombres sostie- po es precioso en este oficio, pues sirnen que ellos cosechan más porque tie- ve para tarefear más, o para renovar nen más fuerza. Pero, según Marcelo las fuerzas para el día siguiente. Aap, que es socio de la Cooperativa Yerbatera del Municipio de Andresito DEL MERCADO –uno de los secaderos de yerba más Luego de diez años de caída del importantes de Misiones–, “no se pue- precio de la yerba –que provocó un de hacer distinción por sexo porque, en gran abandono de las plantaciones realidad, depende de la habilidad y porque a los dueños ni les convenía de la experiencia de la persona”. hacer la cosecha–, la necesidad de En la práctica, las diferencias entre mano de obra actual se debe a una

1. Yerba mate recién molida. 2. Tareferos en el camión que carga los raídos.


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YERBA EL MAYOR PRODUCTOR

reciente recuperación del producto. “Después de mucho tiempo, estamos viviendo un auge de la yerba y, gracias a que hay un buen precio para el productor y para el tarefero, se abrió un nuevo rumbo donde se benefician todos”, explica Mauricio Bogado, que trabajó en un secadero durante 5 años y conoce a fondo el negocio. “Hoy en día el 80% de los tareferos tienen sus aportes jubilatorios y están en regla, cosa que antes no se podía hacer porque el producto no valía nada.” Con este porcentaje de trabajadores “en blanco” coincide Fernando Azula, quien es productor de yerba en Andresito, y da algunas cifras más: “El secadero paga 26 centavos el kilo de yerba verde (la recién cosechada), de los cuales al productor le quedan 13 centavos después de descontar el flete y el sueldo del personal”. Para tener una idea de las proporciones, de una hectárea de yerbal se cosechan alrededor de 10.000 kilos de hoja verde, con los cuales se producen aproximadamente 3.300 kilos de yerba mate lista para consumir. Esto significa que, para conseguir 1 kilo de yerba tal como se compra en los negocios, se necesitan 3 kilos de hoja verde. Si bien la producción es grande, no

María Helena tiene 31 años y hace 12 que tarefea.

El municipio de Andresito está ubicado en Misiones, a 60 Km de las Cataratas del Iguazú, y posee 16.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la yerba mate, cuyo nombre científico es Ilex paraguayensis. Su producción, de 60 millones de kilos por año, lo convierte en el municipio que más yerba produce en la provincia de Misiones. A pesar de contar con 13 secaderos de yerba, el municipio no alcanza a procesar todo lo cosechado, y por eso debe transportar un gran porcentaje de hoja verde a otros lugares para su elaboración. La producción nacional de yerba mate se realiza en el norte de Corrientes y en toda la provincia de Misiones, y la época de cosecha es entre febrero y septiembre.

hay trabajo todo el año en los yerbales. Fuera de la época de cosecha, los hombres hacen “changas” y las mujeres trabajan haciendo limpieza, se emplean en otra cosa porque muchas de ellas –sobre todo las más jóvenes– tienen sus estudios terminados, y otras simplemente se quedan en la casa. Pero, en cuanto llega la época de la cosecha, vuelven todos a tarefear. “A mí me vuelven loca los mosquitos”, se queja Ana –que este año está terminando el secundario, yendo los sábados a una escuela de adultos–. Es imposible n o e nte nd er la , pues los jejenes pican fuerte y al que

no está acostumbrado le dejan una roncha que se va endureciendo con los días. Y hablando de “bichos”, la pregunta sobre las víboras es inevitable: “¡Ay, Dios no quiera”, exclama Ana y asegura que hasta ahora no se ha topado con ninguna, pero que siempre está atenta al suelo porque sabe que andan por ahí.

CUANDO SE TERMINA Aparte de los que van y vienen todos los días, y de los que permanecen de lunes a viernes en los yerbales (no se trabaja sábados ni domingos), hay otra forma de trabajo. Para María Helena, que tiene 31 años y hace 12 que es tarefera, la mejor opción es vivir en la chacra que todos los años hace la cosecha. “Es más cómodo porque no hay que viajar y se puede atender la casa y los chicos más fácil”, dice. Pero esto es una realidad sólo para unos pocos empleados permanentes, que viven en la chacra porque también desempeñan otras tareas. Al igual que otras mujeres, María Helena sostiene que siempre es mejor tarefear de a dos o más para que el trabajo sea más rendidor, como hace ella con su marido: “Un casal (ndr: en portugués, “matrimonio”) junta más de mil kilos por día”, asevera con tono de quien conoce el tema. Sin embargo, hay mucha gente que también trabaja en forma individual. Según Carlos, que aunque es joven hace mucho que tarefea y nunca se quita su sombrero estilo cowboy: “Hay hombres que, solos, juntan esa misma cantidad o más”. A ellos –dice la leyenda– los protege la Caá-yarí, una Pesando mujer alta, rubia y delgada, un raído.


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otros cuidados con la yer- miento natural antes de salir 1. Se a la venta –asegura Marce- cosecha con lo–. En la jerga yerbatera tijera. sistente, la hoja es muy de- decimos que necesita ´ma- 2. Se arma licada y al amontonarse en durar´ para lograr su sabor el raído. el raído, debido a su propia humedad característico, porque de lo 3. Listo para y al clima misionero, se marchita con contrario tiene un gusto tan pesar. bastante facilidad. Para evitar que se fuerte que no se la puede tomar.” eche a perder, desde el momento que La cosecha de la yerba termina se la cosecha tiene que ir lo antes po- cuando empieza el calor más fuerte: sible (no pueden pasar más de 5 ho- en septiembre ya son muy pocos los ras) al secadero; es por eso que duran- yerbales que quedan por tarefear. te la jornada de tarefa los raídos se pe- Comienza entonces la época de san dos veces, dado que la yerba que reemplazar el mate por el tereré, pase cosecha a la mañana “no aguanta” ra lo cual hay que procurar un vaso, hasta la tarde. agua, jugo de alguna fruta y bastanEn el secadero la yerba comienza te hielo. Durante ese tiempo no hasu procesado industrial, que tiene va- brá tijeras, ni tarefa, ni raídos amonrias etapas pero que consiste básica- tonados en camiones que van lento mente en triturarla y sacarle toda la hu- por los caminos de tierra. Hasta que medad, para luego dejarla reposar un llegue el año que viene, y todo vuelaño en los galpones. “Es indispensa- va a comenzar. ■ ble que la yerba tenga su estacionaLORENA LOPEZ

a pesar de su Desde Andresito, Misiones bacolorporque, oscuro y aspecto re-

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que es la diosa de los yerbales. Ella les da el don de cosechar y ganar más (con un método práctico: la Caá-yarí se sube al raído cuando lo llevan a la balanza para duplicar su peso). Pero, a cambio, les exige fidelidad eterna, haciéndoles prometer que nunca tendrán contacto con otra mujer y, si no cumplen, les propina una muerte espantosa. En cambio, no hay rastro de ningún dios con el que las tareferas puedan hacer pactos ni obtener ventajas. A lo sumo, lo que pueden lograr es que les toque un yerbal “rendidor” y en buen estado, para que el trabajo sea Los guaraníes eran grandes consumidores de la caá (“yerba”, en idioma guaraní), menos duro. “Una planta de que recolectaban de los yerbales que crecían naturalmente en la selva. La yerba antes de cosechar pueconsumían mascando las hojas o tomando el jugo que se obtenía luego de de medir hasta 3 o 4 metros macerarlas en agua. A los españoles recién llegados a América les sorprendió el con los gajos y las hojas, pehábito de esta infusión, y se llegó a prohibir su consumo por considerarlo un vicio ro el tronco es de aproximanocivo para la salud. Lo mismo sucedió al principio con los padres jesuitas, que damente un metro y medio, estaban en contra de que “los nuevos fieles” consumieran la caá, porque los que es la altura ideal para obligaba a ausentarse de la misa debido a su poder diurético. Sin embargo, años que el tarefero tenga buena más tarde fueron los mismos jesuitas los primeros en cultivar la yerba para accesibilidad”, explica Marcomercializar el producto. celo Aap. La palabra “mate” no es de origen guaraní sino quichua, dado que el término mati Debido al bajo precio de designa a todo tipo de calabaza, que era el recipiente por excelencia para cebar la yerba en la última década, mate. Y como los españoles le dieron ese nombre y no el guaraní, que era hubo algunos productores caingua, así quedó establecida la palabra que hoy se usa. Con el tiempo, los que no podaron las plantas viajeros del siglo XVIII y XIX que recorrían la Argentina empezaron a gustar del correctamente y muchas de mate, pero lo que muchos encontraban harto desagradable era la “promiscuidad” ellas quedaron demasiado alde la bombilla, que era compartida por todos los tomadores. De ese rechazo nació tas, dificultando la cosecha. el llamado “mate higiénico”, que se consumió en Buenos Aires hacia 1920 y cuya Pero también hay que tener bombilla tenía una boquilla de marfil intercambiable.

BREVE HISTORIA DE LA CAA Y EL MATE


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