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Luces de Bohemia Instituto Cervantes de Praga

Encuentros Literarios - Literární setkání



Puentes de palabras Setkání s překladateli Praga 25.02.2013

9 años

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Lectura de textos y mesa redonda con los traductores: Anežka Charvátová, Blanka Stárková, Petr Zavadil, Jitka Mlejnková, Ondřej Nekola, Petr Gojda, Elena Buixaderas

Música a cargo de: Petr Lukeš

mia.cz sdebohedebohemia e c u .l w s ww om/luce ebook.c www.fac 5.3.2013 cita 2 a im x ó r P

Blanka Stárková (Praga, 1944) Hispanista, traductora, redactora y redactora en jefe de Radio Checa 3 – Vltava. Entre sus numerosas traducciones destacan: Gabriel García Márquez (El amor en los tiempos del cólera, Memoria de mis putas tristes, Relato de un náufrago), Javier Marías (El corazón tan blanco, Todas las almas, Negra espalda del tiempo), Javier Cercas (Soldados de Salamina), Miguel Delibes: (Parábola del náufrago), Zoé Valdés (La nada cotidiana), Julio Cortázar (Los premios), Abel Posse (Los perros del paraiso, Pasión según Eva, Cuadernos de Praga), Jorge Luis Borges (Biblioteca personal)

Fragmento de Parábola del náufrago, Miguel Delibes

Este texto sólo será leído en la sesión.


Anežka Charvátová (Praga,1965) Estudió filología española y francesa en la Universidad Carolina. A partir del 1996 empezó a dar clases de la literatura española en la misma universidad. Fue editora en las editoriales Mladá fronta y Garamond, donde dirigió la edición Transatlantika, dedicada a autores de lengua española y portuguesa, y actualmente es editora de la editorial FRA. Desde febrero de 2013 enseña hispánicas en el Instituto de Translatología de la Facultad de Filosofía de la Universidad Carolina. Traduce del francés, italiano y ante todo del español. Entre sus traducciones destacan: Mario Vargas Llosa, El Hablador (premio Magnesia Litera de traducción en 2004), Ernesto Sabato (Abaddón el exterminador), Reinaldo Arenas (Antes que anochezca), Roberto Bolaño (Los detectives salvajes, La literatura nazi en América; 2666), Isabel Allende (Paula), Luis Sepúlveda (El viejo que leía novelas de amor, Nombre de torero), Arturo Pérez-Reverte (El Club Dumas)… Fragmento de Tres tristes tigres, Guillermo Cabrera Infante ¿Quién era Bustrófedon? ¿Quién fue quién será quién es Bustrófedon? ¿B? Pensar en él es como pensar en la gallina de los huevos de oro, en una adivinanza sin respuesta, en la espiral. Él era Bustrófedon para todos y todo para Bustrófedon era él. No sé de dónde carajo sacó la palabrita —o la palabrota. Lo único que sé es que yo me llamaba muchas veces Bustrófoton o Bustrófotomatón o Busnéforoniepce, depende, dependiendo y Silvestre era Bustrófenix o Bustrofeliz o Bustrófitzgerald, y Florentino Cazalis fue Bustrófloren mucho antes de que se cambiara el nombre y se pusiera a escribir en los periódicos con su nuevo nombre de Floren Cassalis, y una novia de él se llamó siempre Bustrofedora y su madre era Bustrofelisa y su padre Bustrófader, y ni siquiera puedo decir si su novia se llamaba Fedora de veras o su madre Felisa y que él tuviera otro nombre que el que él mismo se dio. Me imagino que sacó la palabra de un diccionario como del nombre de una medicina (¿ayudado por Silvestre?) tomó lo del continente de Mutaflora, que era la bustrofloresta de los bustrófalos. Recuerdo que un día fuimos a comer juntos él, Bustrofedonte (que era el nombre esa semana para Rine, a quien llamaba no solamente el más leal amigo del hombre, sino Rineceronte, Rinedocente, Rinedecente, Rinecente, como luego hubo un Rinecimiento seguido del

Rinesimiento, Rinesemento, Rinefermento, Rinefermoso, Rineferonte, Ronoferante, Bonoferviente, Buonofarniente, Busnofedante, Bustopedante, Bustofedonte: variantes que marcaban las variaciones de la amistad: palabras como un termómetro), y yo, cuando aparecieron los dos a buscarme al periódico me dijo, Vamos a una bustrofonda, porque detestaba los restaurantes de lujo y las lámparas de lágrimas y las flores de papel, y llegamos y no se había sentado cuando llamó al camarero. Bustrómozo, dijo y ya ustedes saben cómo son los camareros en La Habana tarde en la noche, que no les gusta que los llamen por su nombre: ni camareros ni mozos ni dependientes ni cosas por el estilo, así que vino el tipo con una cara más larga que la cola de una boa y casi tan fría y escamosa, y de veras que ya no era un mozo. Bustrósotros, dijo, v-va, vamos a cocomer, dijo imitando un gago este Bustrófunny-man y el camarero(o como se llame) lo miró mortalmente, más víbora que boa o una víboa, y yo me metí una servilleta de papel (era una fonda a la moderna) en la boca para ahogar la risa, pero la risa sabía nadar crawl, relevo australiano o de pecho y las servilletas sabían a saliva de tigre y toca la casualidad que B. que en ese momento se llamaba Bustrófate me decía, Debíamos haber convivido a Bustrófelix, y yo tenía la risa llegando a la presa de papel y él que me pregunta, Eh Bustrófoto, y yo que le digo, con la servilleta en la meta de la boca, Fi flaro, y allá va la servilleta como un volador


de alcance intermedio seguido por una carcajada supersónica que era una cadena de pedos bucales o vocales o bocales y el proyectiro que da, le cae al camarero en su cara, que toma todo el largo de su cara larga como pista de aterrizaje, que en un final da en diana de ojo ajado, y el tipo se niega aservirnos y se nos va de la vida como van las arenas al mar (música de Sabre Marroquín)y arma tremendo bochinche allá en el fondo del océano con el dueño poseidónico y nosotros en el más acá muertos de la risa en la orilla del mantel, con este pregonero increíble, el heraldo, Bustrófono, éste, gritando, Bustrofenó Nemo chico eres un Bustrófonbraun, gritando, Bustromba marina, gritando, Bustifón, Bustrosimún, Busmonzón, gritando, Viento Bustrófenomenal, gritando a diestro y

siniestro y ambidiestro. Tuvo que venir el dueño que era un gallego calvo y chiquito y gordo, más bajito que el camarero, que al ponerse de pie al fondo no daba pie y parecía que se puso de rodillas, un Busto que anda. —¿QUÉ OS PASA? —Queremos (dijo Bustro tan tranquilo, de perfil) queremos quomer. —Pero, haziendo burlas, amiguito, no se come. —Y quién hizo burlas (preguntó Bustrófactótum y como él era un tipo largo y flaco y con muy mala cara y esta malacara picada por el acné juvenil o por la viruela adulta o por el tiempo y el salitre o por los buitres que se adelantaban, o por todas esas cosas juntas, se paró, se puso de pie, se dobló, se triplicó, se telescopió hacia arriba agigantándose en cada movimiento hasta llegar al cielo raso, puntal o techo).

Y el dueño se achicó, si es que podía hacerlo todavía y fue el hombre increíblemente encogido, pulgarcito o meñique, el genio de la botella al revés y se fue haciendo más y más y más chico, pequeño, pequeñito, chirriquitico hasta que se desapareció por un agujero de ratones al fondo-fondo-fondo, un hoyo que empezaba con o y me acordé de Alicia en el País de las Maravillas y se lo dije al Bustroformidable y él se puso a recrear, a regalar: Alicia en el mar de villas, Alicia en el País que Más Brilla, Alicia en el Cine Maravillas, Avaricia en el País de las Malavillas, Malavidas, Mavaricia, Marivia, Malicia, Milicia Milhizia Milhinda Milinda Malanda Malasia Malesia Maleza Maldicia Malisa Alisia Alivia Aluvia Alluvia Alevilla y marlisa y marbrilla y maldevila y empezó a cantar tomando como pie forzado (forzudo) mi FiFlaro y la evocación de Alicia en el mar y Martí y los zapaticos de Rosa aquella canción que dice así con su ritmo tropical:

Laralaralara larararará (afinando su guitarronca voz) Voy arriba! ¡Allá va eso! Bustrófueno mar tes fumas (f)arina fina y Phílar (f)iero fallir afrenar suphón dillito dis phruta Váyala fiña di Viña deifel Fader fidel fiasco falla mimú psicocastro alfú mar sefú más phinas

AH NO pero no sirve: todo esto había que oírlo, hay que oírlo, oírlo a él, como había que oír su Borborigma Darii: [...]


Petr Gojda (Praga, 1985) Nació en 1985 en Vinohrady, sin embargo, últimamente vive enfrente de una famosa cervecería de Nusle. Estudió Hispánicas y Teatrología, durante tres años también estudió dirección escénica y dramaturgia en DAMU. Cerca de dos años colabora como locutorredactor con Radio Checa 3. A veces, pero con regularidad, traduce, y forma parte de diversos proyectos teatrales. Muchas de sus traducciones de textos dramáticos ya se han estrenado en Praga, como por ejemplo: Perro muerto en tintorería. Los fuertes (Angélica Liddell), Feliz cumpleaños Phoebe (Carlos Be)... Fragmento de Achicorias, Carlos Be. Valentín pasó gran parte de su infancia entre la escuela, su casa y los vestíbulos de hotel. Su padre le recogía del colegio, se lo llevaba a un hotel, a un vestíbulo de hotel. Valentín conocía todos los hoteles de la ciudad por el color de sus vestíbulos. Se llevaba muy bien con los conserjes, siempre le traían zumos, un refresco con gas, estaba allí hasta que su padre saliera del ascensor. Una hora, casi siempre. Valentín, un día, llovía, su padre y él llegaron al hotel azul. Calados hasta los huesos. El hotel azul. Valentín se sentó en el vestíbulo, en su sillón favorito. Su padre colgó el abrigo en el sillón, en el respaldo, y su jersey, un jersey verde con cuello de pico. –Vigílamelos bien, ¿eh? –le dijo a Valentín. El abrigo y el jersey verde con cuello de pico en el respaldo del sillón mojaban la nuca de Valentín.

El conserje, como el sillón, también era su conserje favorito. El conserje no decía nada. Miraba a Valentín y no decía nada. A Valentín le gustaba tener algo que hacer, como vigilar el abrigo y el jersey de papá. Pero a veces se aburría y prefería mirar cómo llovía en la calle. El conserje se acercó. Un zumo de naranja. Valentín,en silencio, se lo bebió todo, de un solo trago, sin respirar, muy rápido. Cuando llegaron a casa su padre y él, su madre se puso a gritar. Era la primera vez que Valentín veía gritar a su madre. Su madre le preguntaba a su padre dónde se habían metido, por qué habéis tardado tanto, (...) Aquella noche se gritó mucho hasta que su madre recibió. Sólo entonces volvió el silencio. Por fin. Todo en calma. A Valentín no le gustaban los gritos. Prefería el silencio. Un niño demasiado pequeño para comprender que a su padre aún le gustaba más, mucho más, el silencio y que, con tal de conseguirlo, era capaz de levantar la mano. (...)


Al día siguiente, mamá se levantó con la cara sucia. Valentín se había preparado el desayuno harto de esperar a que su madre fuera a sacarle de la cama. Le preguntó a mamá qué sucedía, tenía un borrón en la cara. Mamá no respondió. Valentín abrió su estuche de lápices y sacó una goma de borrar. Intentó quitarle las manchas a su madre, pero la mujer se apartó con una risa que se convirtió en sonrisa, sonrisa que se convirtió en labios mordidos, labios mordidos que se convirtieron en llanto. Pasó un mes sin que su padre volviera a llevarle de hoteles, de vestíbulos de colores. Al mes, los hoteles cambiaron, hoteles nuevos, y Valentín ya no esperaba una hora a que su padre volviera del ascensor. Esperaba dos, tres horas o más. Y a su madre cada noche le costaba menos golpes volver al silencio. –Tin –su madre le llamaba Tin si estaban solos–, ¿qué haces? El niño se probaba un vestido de su madre,un vestido largo de franela. Cuando su madre se lo ponía, a Valentín le encantaba abrazarla y frotarse con las mejillas. La tela, la sensación era tan agradable. Por todo el cuerpo. –Tin, no seas tonto. Mamá le desvistió. El niño se quedó en calzoncillos, muy quieto, mamá guardaba el vestido en el armario. Una noche su madre le despertó y entre sueños la vio con la cara tan oscura a través de un torrente de lágrimas, miedo. –Tin, vámonos –dijo. Nos fuimos a un hotel. Yo me senté en el vestíbulo. Mamá me preguntó qué hacía ahí sentado. Entonces descubrí que en los hoteles también había habitaciones. Dormitorios.

Compartí con mamá uno muy bonito, con dos camas pequeñas. Mamá durmió destapada. Era la primera vez que la veía desnuda. No era muy diferente a mí, aparte de esos ribetes negros en su piel. Esas manchas de tinta. En la cara, en los brazos, en la espalda. Un inmenso atlas de dolor. Cómo podía quitarle aquellas manchas. Quitárselas, borrarlas... El niño abrazó a su madre y le frotó la piel con los dedos mojados en saliva. Mamá se quejaba, seguía sangrándole un oído. El niño no la soltaba. Quería arrancarle aquellas manchas de la piel, manchas violetas, manchas marrones, manchas amarillas. Aquella noche Valentín tuvo una pesadilla. En la pesadilla, su madre reventaba de pus por cien heridas diferentes y caía inerte al lado de un camino, rodeada de flores violetas, marrones y amarillas. Valentín le preguntaba a su madre muerta qué flores eran aquellas. –Achicorias. Por la mañana, mamá llevó al niño a la escuela. De camino, Valentín le preguntó qué eran las achicorias. –Son flores que crecen en los arcenes de las carreteras, en los descampados, en los márgenes del camino.


Jitka Mlejnková (nacida en Praga) Licenciada en Sociología y Economía Política por la FF de la UK. Fue alumna de los profesores Šiklová, Petrusek o Patočka entre otros. Casada con un español, en octubre de 1974, en plena normalización se traslada a vivir a Madrid. Aprende español con la ayuda de su suegra, MªVictoria Villaverde de Valenzuela, que es escritora, profesora del francés y republicana. A principios de 1975 milagrosamente entra a formar parte del Instituto de la Opinión Pública (IOP) como socióloga, entonces organismo autónomo del ministerio de Cultura. Al principio de los ochenta colabora unos años con Clara Janes en la traducción del checo al español, en su escuela de traducción. Desde 1988 empieza a traducir con su nombre y en tándem con su nueva pareja: Alberto Ortiz Miguelañez, licenciado en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid, En 1992 los dos se trasladan a Praga y fundan Kompas Ibérica S.L. Traducción literaria: Bohumil Hrabal: Yo que he servido al rey de Inglaterra, (finalista del Premio Nacional de Traducción, Mº de Cultura, 1990), Lecciones de baile para mayores; Iva Procházková: El tiempo de los deseos secretos; Karel Čapek: Dášeňka o la vida de un cachorro, Nueve cuentos de Karel Čapek, Iva Pekárková: El mundo es redondo, A. Ježková: 22 Leyendas checas, Escudos y símbolos de las casas de la vieja Praga, L. Lomová: Fondo clásico del cuento popular checo, J. Čermák: Franz Kafka, ficciones y mistificaciones; Arquitectura, vida y cultura en la Checoslovaquia de entreguerras (revista LARS, cultura y ciudad, núm.19, Valencia, 2010); Vitaminas mentales para el futuro: juguetes de Ladislav Sunar (catálogo de la exposición, Museo Picasso Málaga, 2010)

Fragmento de Dášeňka, vamos la vida de un cachorro O Foxovi Když budeš moment držet, Dášeňko, povím ti pohádku o Foxovi. Foxlík byl sice největším foxteriérem v dějinách, ale nebyl prvním foxteriérem na světě. První foxteriér, kterého Stvořitel stvořil, se jmenoval Fox, a ten Fox byl čistě bílý, bez jediné poskvrnky. Jakpak by nebyl bílý jako družička, vždyť byl stvořen pro ráj, aby si hověl na klíně andělů. Co tam v tom ráji dostával žrát? No, smetanu a syrečky; maso ne, protože andělé jsou vegetariáni. A ten Fox byl hravý a neposedný jako všichni foxteriéři; a když se šel před ráj vyvenčit – fuj, co si myslíš, v ráji přece nemohl dělat loužičky, to se nesluší, vždy v bytě se to také nemá dělat, pamatuj si to a vem si příklad z Foxe, který vždycky zaškrábal na vrata ráje, že se mu jako chce jít ven – počkej, kde jsem to přestal? Aha, jak Fox několikrát denně šel z ráje ven. A tam

od čerta: “Ty, Foxi, já bych se chtěl jen na moment podívat, jak to v ráji vypadá. Vem mne tam s sebou!” “To nejde,” řekl Fox, “oni tě tam nepustí.” “Tak víš co,” řekl čert, “vem mne do tlamičky a prones mne dovnitř. Do huby se ti nikdo dívat nebude.” Fox si dal z dobroty srdce říci, vzal toho čerta do tlamičky a proklouzl s ním do ráje; a aby to na něm nebylo vidět, vrtěl vesele ocáskem. Ale Stvořiteli, to se rozumí, není nic utajeno. “Děti, děti,” řekl, “mně se zdá, že tu má někdo čerta v těle.” “Já ne, já ne,” křičeli všichni andělé, jen Fox nic neřekl, aby mu čert z huby nevyletěl. Vyhrkl jen “Haf” a honem zase zavřel hubu. “Nic naplat, Foxi,” pravil Stvořitel, “když máš v sobě čerta, nemůžeš sloužit andělům. Jdi na zem a provázej člověka.” Od té doby, Dášeňko, mají všichni foxteriéři raráška v těle a v tlamičce na patře černý flíček od čerta. Tak je to. A už můžeš běžet.


O lidech Nic platno, Dášo, už brzo budeš muset jít mezi jiné lidi a budeš patřit do jiné smečky. Tak já ti něco povím o lidech. Podle tvrzení některých zvířat je člověk zlý, i mnozí lidé to říkají; ale nevěř tomu. Kdyby byl člověk zlý a necitelný, vy pejskové byste se k němu nepřidali a podnes byste žili divoce ve stepích. Ale z toho, že s ním kamarádíte, je vidět, že vás už před tisíci lety hladil a škrabal za uchem a krmil. Lidí je několikero druhů. Jedni jsou velcí, štěkají hlubokým hlasem jako ohaři a mívají fousy. Říká se jim tatínkové. Těch se drž, protože ti vedou lidskou smečku, a proto tak trochu pouštějí hrůzu. Když budeš dělat dobrotu, neublíží ti ani za mák, naopak tě podrbou za uchem. To ty máš ráda, viď? Druhý druh lidí je o něco menší, štěká tenkým hlasem a má čumáček hladký a holý. To jsou maminky, a těch se, Dášeňko, drž, protože ty tě nakrmí a někdy ti vyčešou kožíšek a vůbec se budou o tebe starat a hladit tě a nedají ti ublížit. Jejich přední tlapky, to ti je samá dobrota. Třetí druh lidí je maličký, trochu větší než ty, a piští a kvičí jako štěňata. To jsou děti, a těch se drž. Děti slouží k tomu, aby si s tebou hrály a tahaly tě za ocásek a honily se s tebou po prérii a vůbec aby byla nějaká psina. Jak vidíš, je to v lidské smečce správně zařízeno. Někdy si budeš hrát na ulici s pejsky a bude ti s nimi dobře a veselo, protože je to tvá krev a tvůj rod; ale doma, Dášo, doma se budeš cítit jen mezi lidmi. S těmi tě pojí něco divnějšího a jemnějšího nežli krev. To něco je důvěra a láska. Tak běž.


Petr Zavadil (Praga,1979) Tras pasar su infancia y adolescencia en Portugal, Cuba y Francia, estudió español y francés en la universidad de Praga. Actualmente trabaja como periodista y realiza traducciones del castellano y del francés. Ha publicado antologías poéticas de Nicanor Parra, José Ángel Valente, Blanca Varela, Andrés Sánchez Robayna y Antonio Gamoneda. Entre sus traducciones de autores cubanos destacan Los cuentos fríos de Virgilio Piñera, la novela Boarding Home de Guillermo Rosales, la novela póstuma de Guillermo Cabrera Infante La ninfa inconstante, entre otras. También tradujo la novela de Mario Vargas Llosa La fiesta del chivo. Poemas, Maurizio Medo Hábito 1. El ojo en la ventana. Nada acontece, excepto la erosión de lo desierto en breves intervalos. Dentro, la pasmosa quietud de una dentadura artificial, una taza de café, dos croissant, y 400 mg. de caltrate. Contemplo mis elementales hábitos: presentarme puntual en el infierno, tantas veces para explicar el ser de la poesía, (y el triunfo del Sporting) dormir como Van Winkle, o levantarme con el corazón lleno de esquirlas cual un falso Oberón. Ciego a sus misterios he paralizado esta absurda contemplación. La soledad asedia, hueca como una tragedia menor. Y mientras, dios está en todas las otras partes, es otra soledad, una alegoría de los absoluto (o de la imaginación) El ojo forja la mirada y descubre que la poesía no está en parte alguna, no se hace Es - vista así hiere por su cinismo. La habitación agota su discurso en los mg de caltrate, los croissant, el café. Nadie cambió el agua en el vaso.

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Nadie es un scherzo de la soledad. Oh moscas, nada acontece.

2. Uno dispone de los objetos, nunca del orden. Si me ves con tal insistencia no responderé más a la realidad de lo que ves. Orden es la estatura con la que nos empinamos [a la vida, a pesar de padecerla. Si te desnudaras… Pero te resistes por los comentarios de la tele, cómo te duele oír que amor carece de forma por su proximidad al espejismo. Cierra la ventana, hasta el caos requiere cierto [orden [ -la Varela. Ladra un perro. Ruido: estampida de cualquiera cosa ajena [a tu voz. No, no es un perro, lo sé por perro, no por sabio. Mis ojos trascienden la mirada sin reivindicar [tu luz. Cierra. Descreo de ellos 3. No sé si estoy sentado, o si sostengo las paredes de la imaginación.

Un rastrillo se mueve sobre el césped. Te distraes midiendo las paredes, de mi imaginación ¿O es la noche?¿Quién sino se dobla dolida por no ver lo que tú? Cierra la ventana. Ampútame esta soledad.

4. Abre. Desleo poemas exhalando maldiciones. La poesía es otra maldición (oh, moscas) la taza, el caltrate, los croissant… Sí, la realidad y mi amor, que está en todas las otras partes, me hiere con su cinismo. Pero ¿quién le mide la estatura, empinado a la par con la vida? Nadie cambió el agua en el vaso, nadie se desnuda sobre…, nadie en las precisas partes en las que se revela mi amor (aunque esto no coincida con la realidad)

5. Descree de mi amor.

Repósate un poco, das vuelta tras vuelta a lo inmediato.

Yo dudo de él. Usualmente, le sorprendo en otra margen, y el bastardo me ve donde no estoy. Si apuestas por él, descree, (y vacía el agua por favor) ampútale el dolor y no los llantos.

Ampútame el dolor y no la oreja, duele desconfiar hasta de la luz

Si crees, casca mi ceño de árbol moribundo. Abre el cuerpo, la ventana.

No era un perro, lo advertí.

Abre, ábreme.

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Elena Buixaderas (Iberia, 1969) Tras recorrer gran parte de la geografía española durante su infancia y juventud, llegó a Praga en 1996 a terminar un doctorado en Física en la Academia de Ciencias Checa, donde trabaja como investigadora hasta el día de hoy. Además escribe poesía y traduce al castellano autores checos contemporáneos, poetas principalmente. Ha traducido a Václav Hrabě, Viola Fischerová, Zbyněk Hejda, Petr Borkovec y Petr Halmay entre otros. En prosa ha traducido las novelas Amor tenebroso de Alexandra Berková y La promesa de Jiří Kratochvíl. Zavři oči, de Blues v modré a bílé, Václav Hrabě Zavři oči Dole na ulici kropicí auto napodobuje déšť Beránci sbíhají do údolí a usínají ve tvém stínu zatímco ručičky hodin se zastavují protože tato chvíle se už nebude opakovat Ticho večera provokuje labutě aby se ještě před smrtí pokusily zazpívat něco o tvé kráse Zavři oči V berlínské hospodě se rouhá jednonohý Kristus a jeho krev padá na hlavy farizejů Hannibalovi sloni leží na březích Konga s odřezanými žilami a vypasení básníci předvídají konec lidské komedie Zavři oči! Zavři oči... Za chvíli umlknou zvony trombóny tramvaje a já budu poslouchat jak se z oblohy s ozvěnou vracejí údery tvého srdce v rytmu ptačích křídel v rytmu v kterém se země kolébá vesmírem v rytmu který se nikdy nikomu nepodaří upálit nebo ukřižovat Zavři oči a bude to jako když měsíc zapadá v aleji mostů Zavři oči

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Fragmento de Slib, Jiří Kratochvíl Dům na Běhounské 3/5 je standardní čtyřpatrový činžák, aspoň tou svou historizující eklektickou fasádou, zapadající do té dlouhé nostalgické řady karnevalu architektonických slohů z konce předminulého a počátku minulého století, karnevalu slohů, který dělá Brno Brnem. Postavili ho bratři Kletzelovi, synové zednického mistra, jako svou ambiciózní stavbu. Nájemní dům na způsob skromného městského paláce a komponovaný ze tří horizontálních částí, přičemž ta prostřední nese arkýř s balkonem a iónskými hlavicemi, prosté to, čemu se tenkrát říkávalo belétage pod kordonovou římsou a na čem se bratři vyřádili. Nad balkonem pak šklebící se tvář, takzvaný maskaron, pozlacená sluncata a rádoby nápaditě stylizovaný dekor. Ano, zvenčí to ještě jde, ale vejdete dovnitř a nepohodlné kamenné schodiště (viditelné už ošlapané tím zmarněným zástupem duší, které zde odžily své nicotné životy), litinové zábradlí s rozvilinami, ošklivé zdi jak v nějaké vězeňské pevnosti, jak v ohavné citadele, potlučené fialové dlaždičky, černé krabice elektrických rozvodů a samozřejmé žádný výtah. Byty na levé straně jsou o něco prostornější, čtyřpokojové, s balkony do šachty dvora, byty vpravo pak třípokojové a vůbec jakoby ošizené, zdrcnuté. A v takovém bytě ve třetím poschodí bydlí architekt Kamil Modráček, nevesele tu na celý život zakotvil. A tady v tom největším pokoji s výhledem do ulice má teď svůj ateliér, poté co mu ten na Leninové ulici znárodnili. Využijme toho, že jsme teď v tom pokoji sami, postavme se k oknu (připomínám, že jsme na počátku padesátých let) s výhledem na protější restauraci U Cajplů a povězme si něco o panu architektovi. Napřed něco příznivého, abychom vás hned z počátku od jeho osudů neodradili. Tedy těžkým hříchem architekta Modráčka nebyla v očích nových hromovládců jen vila pro gruppenfiihrcra SS Wagenheima, ale především to, že svým politickým

přesvědčením nenáležel k té předválečné architektonické levici, že byl totiž bílou mezi rudými vranami.Dobře, ale proč bydlel v činžáku v čase, kdy další brněnští architekti, jako třeba Kumpošt, Kroha, Fuchs, Polášek, Kalivoda, mají už dávno v lepších brněnských čtvrtích své vily? Však ten důvod se vám třeba může líbit. Architekt Modráček se totiž nikdy nespokojil s málem, vždy mířil co nejvýš, přesvědčen o tom, že ani nemá právo uvažovat jinak. Ani nejmenší stín prostřcdnosti. To mu ovšem odradilo klienty a zadavatele. Lidi, co mají velký prachy, jsou často prasata, protože jejich bezměrná důležitost v nich uvolní takový smysl pro kýčovitost a takovou jistotu o téhle své volbě, že opravdu dobrý architekt tu nemá šanci. A pak se stává, věděl Modráček, že i dobrý architekt, aby vůbec mohl svou živnost provozovat, vyhoví zákazníkovi a sestoupí na jeho úroveň, pečlivě se vyhne všem experimentům a potlačí a popře svou invenci. Modráček měl odstrašující příklad v Leopoldu Bauerovi, architektovi, který se proslavil prvním moderním domem ve střední Evropě, robustní a přitom elegantní vilou advokáta Reissiga, tou obdivnou zdravicí americkému architektovi Franku Lloydu Wrightovi. Aby však o deset let později postavil na přání fabrikanta Hechta, v těchže Písařkách a dokonce na téže ulici, klasicistní splácaninu, konzervativní stavbu, jejíž slohový úpadek ocenil pak sovětský konzulát, který se tam po komunistickém převratu nastěhoval. Protože Rusáci jsou přitahováni kýči jako mouchy-nekrobionti lidskými mrtvolami. Modráček bydlel v činžáku, jehož vnější podoba nestála za pozornost, ale aspoň nepohoršovala. Denně stoupal do toho třetího poschodí (s mezaninem) s vědomím, že až bude mít rodinu, nechce ji mít tady, aby jeho těhotná žena nemusela sunout do té výšky a po těch obtížných schodech svůj výsostný náklad. Snil o té své vlastní vile, jedinečném architektonickém zázraku někde v Černých Polích, Úřednické čtvrti nebo Písařkách. Ale čas utíkal a jeho profesionální neústupnost

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způsobila, že dostal příležitost postavit jen vilu na okraji Olomouce a rodinný domek pro svou sestřičku v Brné-Žabovřeskách, obdivuhodnou stavbu, která byla jakousi předběžnou variantou té jeho vlastní vily, ale zato pohltila všechno, co vydělal na olomoucké vile. Ty dvě vily mu ovšem udělaly jméno, jak si pak ověřil i Gúnter Wagenheim před tím, než se mu rozhodl svěřit svou brněnskou vilu, která sice zachránila život Modráčkové sestře, avšak nepřispěla na stavbu Modráčkovy vily. Ale hned po válce se rozhodl konečně uskutečnit svůj sen a vydělat si na svou vilu. A tak nakonec neslavnneslavně vycouval ze své „estétské aristokratičnosti" a rozesel po Brně něco „rozkošných architektonických trpaslíků", jak to škodolibě okomentoval Modráčkův kolega, architekt Kroha, který mu zavidél ty královské honoráře za poválečné architektonické kýčaření. To bylo v roce 1947. Ale když už to vypadalo, že mu všechno hraje do ruky, něco se náhle zvrtlo a Modráček už navždy promažl svůj čas a zůstal uvězněn v činžáku na Běhounské 3/5.

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Ondřej Nekola (Praga,1979) Estudió Filología hispánica en la Universidad Carolina. Actualmente trabaja de periodista en el diario Metro. Entre sus traducciones se encuentran: Pablo Tusset (Lo mejor que le puede pasar a un cruasán), Alberto Marini (Mientras duermes), Alejandro G. Roemmers (El regreso del joven príncipe), también ha traducido varios cuentos y tiene experiencia como traductor de películas. Fragmento de Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, Pablo Tusset En el interior nos encontramos a una chica con chaleco y pajarita que se encargaba de la recepción y la guardarropía. Pareció conocer a Lady First. -Mesa para dos, por favor, Susana. La de siempre, si es posible. -Muy bien. Voy a avisar a don Ignacio. «Don Ignacio», nada menos. Por un momento me imaginé a Paco Martínez Soria vestido de párroco rural, pero acerté sólo a media. La tal Susana no tardó mucho en volver haciendo gestos de asentimiento. Atravesamos uno de los pasos velados por cortinas de terciopelo azul y aparecimos en el salón comedor. A lado y lado de lumbral había un par de tíos enormes, vestidos con traje oscuro y las manos cruzadas sobre el vientre. No me gustan nada tipos más grandes que yo, y menos de dos en dos, y menos aún flanqueando una salida. La decoración era oscura; no vi más de una docena de mesas iluminadas con velitas y, desde el fondo de la sala, una especie de Ministro de Asuntos Exteriores que se nos acercaba con cara de felicidad infinita. -Señora Miralles: nos tiene usted abandonados. Incluso se atrevió a tomarle una mano a Lady First y rozarle el dorso con los labios. En lo que a mi respecta, no encuentro nada más zafío que besarle la mano a una mujer (a menos que la mujer en cuestión acabe de darse crema de Pons y no quede otro recurso para evitar besarla en la cara), pero la experiencia me dice que a las pánfilas de las mujeres les encanta. Se merecen que las traten como a objetos sexuales, por bobas. Lady First ya se esperaba algo así y había

alzado un poco el brazo para facilitarle la tarea: -No exagere, vine a cenar con Lali y Sebastián no hace ni dos semanas. -Precisamente: dos semanas sin dejarse ver constituye una auténtica crueldad de su parte. Empecé a hacerme una idea de la cantidad de pasta que el trío Lalalá se dejaba en aquel garito. El tipo sonreía a más no poder y mantenía una actitud sumisa, un poco inclinado hacia adelante. Unos cincuenta y pico, buena estatura, cabello plateado, piel curtida por exóticas lámparas solares y traje oscuro impecable, con pañuelito en el bolsillo incluido. Ni rastro de Paco Martínez Soria, se parecía más bien a Mario Vargas Llosa pero sin tantos dientes. Y ni siquiera me miró hasta que Lady First hizo los honores. -Le presento a mi cuñado Pablo, hermano de Sebastián. El tío me tendió la mano como si estuviera a punto de entregarme una medalla al mérito de pertenecer a mi Estupenda Familia. -Señor Miralles…, encantado de conocerle. Sepa que el hermano de nuestro cliente favorito es también nuestro cliente favorito. -No esté tan seguro, don Ignacio: sabrá usted que la propiedad transitiva no puede aplicarse a cualquier caso. -Muy cierto, pero estoy seguro de que el suyo no es en absoluto «cualquier caso». Un tipo listo. Volvió a dirigirse a Lady First. -¿Donde siempre? -Sí, por favor, si es posible. Nos acompañó hasta una mesa redonda para cuatro – protegida en un rincón del local por dos biombos que ahora permanecían plegados – e hizo la jaimitada de meterle la silla a Lady First hasta debajo del ojete. -¿Un copa mientras deciden la cena? -Sí, gracias, para mí lo de siempre.

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-Y el señor… Pude haberme puesto contemporizador y tener la fiesta en paz, pero se me fue un poco la olla. -¿Sabe lo que es un Vichoff?“ -Pues, temo que no, pero quizá si me indicara cómo prepararlo…, nuestro barman hará lo que pueda, estoy seguro. -Fácil: vodka helado aromatizado en el mezclador con unas gotas de limón. Se sirve en vaso largo con mucho hielo y se añade otra parte de agua de Vichy bien fría. Admite también una ramita de menta. Si se les ha agotado el Vichy serviría cualquier agua carbónica. Y si se ha agotado el barman servirá también cualquier camarero. El tipo se mantuvo impertérrito: -No hay cuidado, en nuestro establecimiento no se nos agota nunca nada, ni siquiera la paciencia. Entonces… ¿Campari con naranja y… Vichoff? Mi acompañante asintió. El tío dio un paso atrás, media vuelta, y nos dejó a solas en un silencio sólo interrumpido por leves tintineos de cubiertos sobre platos. Dos a cero. Vaya con don Ignacio.

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