Como referente a la figura humana y en concreto a la femenina debo mencionar a dos artistas. El primero, Rodin. Su popularidad se atribuye a sus representaciones cargadas de emociones de hombres y mujeres comunes, a su capacidad para encontrar el belleza y patetismo en el animal humano. Elaboraba modelados en barro para que le sirvieran como boceto para su posterior traspaso al bronce o mármol. Enfatizaba el individuo y la concreción de la carne, y sugirió emoción a través de superficies detalladas y texturizadas, y la interacción de luces y sombras.
La segunda artista, Paige Bradley la menciono por sus trabajos figurativos, en su mayoría de mujeres de corpulencia atlética y que se sirve de ellas como vehículo para comunicar la condición humana. Avanza en su trabajo cuestionando, observando, buscando la verdad y la claridad. Me decanté por sus trabajos pues persigue unos objetivos que van más allá de representar al modelo de forma naturalista, y con los que me identifico: “Mis esculturas expresan una profundidad y variedad de lo físico, emocional y espiritual que buscamos como raza humana”.