verboGráfica

Page 1

verboGrรกfica

Pintura Narrativa de Luis Makianich


verboGráfica

“El barco en el bosque” Electrografía de Luis Makianich, 2009

2


verboGráfica

Navegante

En las noches, cuando los sueños se ven como realidad, el barco siente el poder del viento insuflando sus velas; las olas de ensueño acarician su casco como una amante nocturna emulando las sábanas que copian

sus

cuerpos

en

excitante movimiento

y

confundiéndose con su espesa arboleda donde debiera haber agua. El siente su cuerpo flotar entre ramas flameándose al viento en la tormenta verde de sus pesadillas, que reprochan la suerte de ser un árbol estanco en lugar del navío que su imaginación balancea, navegando las copas de sus frondosas velas que aturden el canto de su melancólico viaje, cuando el amanecer le implora que deje libre a su sueño, porque el día lo busca y ahora es de nuevo su dueño. pequeño,

Sus raíces lo atraparon desde que era y

lo

tienen

prisionero

en

su

estoico

archipiélago, permaneciendo inmutable por siempre a la orilla del rio que lo seduce y se jacta de ser escurridizo mientras él está quieto con su tronco

3


verboGráfica clavado en la tierra, que lo atrapó desde el día en que emergió a esta vida.

El cielo lo llama durante la

mañana a crecer en lo alto de su copa y mientras sus ramas se aferran a la ilusión del navío flameando como velas su casco encallado les dice con amarga tristeza que ese viaje no es dulce, ni tampoco cierto. El atardecer

le

ofrece

una

alucinación

temprana,

amotinándose a Febo que anuncia oscurecer el bosque, para que pueda emprender el viaje que cada noche comienza con la puesta del sol, hasta hoy su carcelero. La oscuridad se acopla al motín a bordo y comienza la rebelión de siempre que provoca la lucha entre la raíz y su tronco, por liberar el espíritu que lo consagró navegante en las aguas ficticias convertidas de ramas como frondosas olas azotadas por el viento. Pero esta vez él supo que fue solo un sueño y consciente

de

dejándose

morir

desatendiendo

esto

se

por su

abandonó dentro

imaginería

a su

hasta

el

suerte, ocaso;

ambiciosa

y

conformándose por siempre con su quieta realidad, olvidando sus ansias de viajar por el mundo que desde siempre le fue negado. La providencia se apiadó de su alma y desató una tormenta que arrebató la calma de la noche y un inesperado rayo cortó las ataduras entre su raíz y el casco, que cayó al rio como un grito liberado, ahogando su sed de vida en una muerte dulce, navegando orgulloso hasta el nuevo día.

4


verboGráfica

“Flores” Electrografía de Luis Makianich, 2008

5


verboGráfica

Flores

Al

aproximarme

a

aquella

esquina

mi

pensamiento se inunda de color, reprimiendo toda otra sensación que atempere su efecto afrodisíaco. Cada mañana mi semblante palidece como todo el entorno subyacente para destacar su abrumador colorido. La música en el interior de mi automóvil se congela y una tenue bruma inunda la cabina desenfocando todo aquello que desconcentre mi mirada de su exótica belleza. Aún antes de llegar a verla toda la escena se prepara para su irrupción en ella conmoviendo a los transeúntes que aminoran su paso al acercarse a ese semáforo diariamente, 6


verboGráfica apostando a ser detenidos exactamente antes de empezar el sublime acto. El tiempo se detiene a la señal de alto y sube el telón.

No importa cuántas

veces haya visto esta función ni cuántas antes me estremeció, cada vez es diferente, no porque ella haya cambiado sino porque cada día me siento distinto.

Los automóviles se detienen totalmente

conformando el palco y los peatones arrancan su marcha sobre las bandas blancas delineando el foro. Tras bambalinas emergen los malabaristas revoleando sus anillos y estacas de fuego, dando marco a la aparición de su estrella principal, que se acerca a la ventanilla de un auto detenido frente al mío. Allí esta ella, con su falda azul de lunares blancos y blusa asesina inclinándose hacia el conductor y ofreciéndole un ramo de rosas envuelto en rocío.

El coro

permanece estático por unos instantes que me parecen eternos. Ella apoya sus brazos en el coche y menea la pollera con suaves movimientos de cadera. Mi corazón también permanece callado y una fría gota

de

transpiración

estremeciéndome.

recorre

mi

mejilla

Todo es más lento hasta que se

detiene. Su cabello hace un leve movimiento hacia atrás y lentamente su cabeza gira clavándome sus ojos hasta herirme de muerte. Se incorpora y orienta su cuerpo hacia mí escondiendo el ramo de flores tras su espalda y se abalanza lentamente como un felino ante su presa.

Sus movimientos me hipnotizan y su

7


verboGráfica cuerpo se agiganta a cada paso. Yo me hundo en mi asiento reduciendo mi estatura, como entregándome a su feroz zarpazo. Sus tres últimos pasos son seguro, martillo y percutor para luego…Disparar. Caí mucho antes de escuchar el ruido, como desmayado y aterrorizado aprieto el botón en mi puerta que baja la ventanilla hasta que su melena se introduce en ella junto con su embriagante perfume y repitiendo el acto anterior apoya sus antebrazos cruzados en mi auto enseñándome el ramo como una afilada y brillante espada, amenazándome con su dulce estocada que asesta en mi antes de hacer contacto. Desenfunda el arma secreta de su sonrisa como haciendo alarde de su fuerza de ataque. Mi corazón late como el motor de un viejo camión guerrero, tan fuerte que no me permite oír sus palabras y en mi desesperación intento contestarle…pero mi voz también resultó inaudible, al menos para mí. Al verme entregado a sus encantos, me ametralla con una incontenible risa y me abandona herido a la gracia de Dios, arrojándome una rosa sobre mis humedecidos pantalones como tiro de gracia.

Quedo tendido sobre mi asiento mientras la veo alejarse victoriosa por el espejo retrovisor en busca de otra víctima, alardeando su aniquilación al grito de:“Flores…Hermosas y perfumadas flores…”

8


verboGráfica

“Pintura Rupestre” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

9


verboGráfica

Ilusión Rupestre

Desde que los hongos empezaron a devorar el cielo, la humanidad entera se dispersó aleatoriamente, como si correr fuera una forma de escaparle a la muerte. En poco tiempo solo quedamos unos pocos grupos de desconocidos intentando ocultarse de la radiación a como dé lugar. El nuestro vino a parar a la montaña, y con el temor a cuestas irrumpimos en la entrada de una mina abandonada de cobre, con una expresión definida por el agotamiento y la presunción de haber encontrado nuestro último hogar. Ya en el interior de la cueva, sus paredes continúan

reflejando

los flashes cobrizos de

las

explosiones, empujándonos hacia la oscuridad, como

10


verboGráfica si ésta nos diera la tranquilidad necesaria para reacomodar nuestras ideas. A medida que nos internamos, algunas voces de descontento empiezan a pronunciarse, ocultas en el anonimato que nos confiere la oscuridad. -“¿Qué esperamos que nos suceda aquí?” –Dice una mujer muy alterada, mientras el horrible sonido exterior se extingue lentamente, a medida que caminamos hacia adentro, obrando de tranquilizante en todos nosotros, lo que provoca que mantengamos el silencio por un largo rato, como un preciado tesoro, aunque en nuestros cráneos continúan rebotando estas últimas palabras intentando que alguno de nosotros las conteste. Súbitamente una luz azul ilumina al grupo, lo que me sobresalta hasta comprender que se trata de un teléfono celular que alguien abrió para poder ver a su alrededor. Algunos gritos acompañan al evento hasta que todo vuelve al callado entorno que hemos creado, con la salvedad que ahora podemos ver tenuemente

nuestros

rostros

convocándonos a intentar calmarnos.

asustados, Nuestros ojos

parecen acomodarse a la nueva atmósfera lumínica y puedo ver a una chiquilla asustada junto a su madre y decido tratar de apaciguar su temor, acariciando su cabecita,

lo

que

me

produce

un

estado

de

tranquilidad al ver su expresión de aceptación, como si ella intentara calmarme a mí.

11


verboGráfica -“¿Vieron eso?”- Dice la niña señalando una pared rocosa que parece moverse a la luz del celular. Pareciera que una figura rupestre brotara desde los pliegues de la roca en el reflejo lumínico provocado por el aparato.

Todos nos quedamos viendo la

aparición con cierto interés, como si tratáramos de olvidar la verdadera razón por la que estamos aquí. -“Son dos carneros luchando”-Dice un joven desde la penumbra que enciende la luz de otro Teléfono, ocasionando que otras paredes se iluminen y generen nuevas ilusiones ópticas en las rocas de cobre. -“Aquí puedo ver un bisonte dorado”- dice otro niño sin poder contener su alegría. -“¿Donde?-Pregunta alguien más. -“Aquí… ¿ves?”-Contesta el niño dibujando con su dedo en la roca. Muchos de los adultos cuestionan estas visiones pero otros deciden encender sus teléfonos celulares para producir más imágenes en las paredes que los niños recorren con los ojos chispeantes y sonrisas dibujadas en sus rostros hasta que todo el auditorio se convierte en una fiesta de color, abrumándonos de energía hasta que nos quedamos dormidos, borrachos de luz, sobre la plácida textura de las rocas, que nos cobijan hasta el fin de nuestro sueño… y de nuestro mundo, del que solo quedan vestigios emplazados en las paredes… Nuestra pintura rupestre.

12


verboGráfica

La fuente” Electrografía de Luis Makianich, 2009

13


verboGráfica

La Fuente

El río explora la belleza de su cuerpo femenino, imitando sus movimientos con un canto sinusoidal. Su danza hace una sutil reverencia a uno y otro lado descendiendo a saltos desde el cielo a la profundidad rocosa, donde la fuente apaga la sed de su juventud. Un rayo de luz se cuela entre las piedras y el reflejo de su propia virtualidad, dibujando en las paredes de la gruta la imagen del sueño que alguna vez tuvo al verla reflejarse en él. Ella se sumerge invitando al agua a imaginar amarla, y abanica sus brazos acariciando el líquido cuerpo de su amado, que la sostiene ingrávida en su perfume ausente.

Su cabello juega con sus

onduladas formas a pincel y tinta en su página blanca, coloreando su musa de imaginario canto y desafiando el vuelo del ave migrante. El riachuelo es consciente de su elección pasada cuando un soplo de vida la 14


verboGráfica acarició en su espalda, olvidándola hermosa en su madurez temprana mientras su amor la esperaba en su acostumbrada estancia, presurosa de amor en su tardía avaricia y ausente de pena en esa encrucijada. Cada baño es un sueño de su vida pasada, que comparte con él, su bienaventurado amante, quién descansa en el lecho de sus dulces memorias, vírgenes de llanto y doloroso encanto. El río le muestra su angustia y su rabia, mordiendo a las rocas en cada descarga que fluye desde el ayer lejano hasta su día temprano,

sacudiendo

su

cuerpo

con

irascible

estruendo, arrebatándole el sueño al agua mansa de su adolescente sosiego. Ella acepta el reproche de su ancestral amado, que se convirtió en olvido cuando la fuente le propuso el juego de sentirse una mujer indeleble. Ella vive por siempre su belleza inmutable y a él lo convirtió en agua para acompañar su idilio vertiendo sus cenizas fúnebres en el cauce manso, que danzará por siempre acariciando la figura que lo condenó a servirlo eternamente esclavo. Hoy el torrente castiga su atroz amor mezquino secando por fin el fluido llanto que por años embelleció el estuario de su forma inmaculada y la fuente que alguna vez fue fiesta, hoy se convirtió en el entierro de los cuerpos de su amada y el lecho de un río seco.

15


verboGráfica

“Tribulaciones tribales” Electrografía de Luis Makianich, 2009

16


verboGráfica

La Tribu

Los leños colorean con fuego sus arrugados rostros al caer la noche; múltiples ojos chispean concéntricos un solo sueño, una esperanza, un deseo. Corazones como tambores resuenan al ritmo de sus mentes; sumidas en un

vuelo

humeante

como

mariposas

nocturnas

estrellándose contra el vidrioso velo de su desaliento. Las llamas esculpen la historia en sus largas cabelleras; trenzando sus demonios con sus espirituales ancestros, y convocándolos al rito de sus etéreas plegarias, hasta hoy dormidas en la madera quemada. El más anciano se encuentra sentado con sus piernas cruzadas y la mente en suspenso sobre sus 17


verboGráfica cabezas, que sienten su aura candorosa y quieta, como el tenue brillo del lago y la luna besándose a oscuras de miradas discretas. La tribu presiente en un solo suspiro que las épocas tristes se irán desvaneciendo, con solo ver la hoguera alimentando sus almas y acelerando su pulso en el fragor de la danza. Las llamas chispean su alegría ignifuga desafiando su aliento de inocente osadía, creyendo en un sueño de hambruna y miseria; bailando su pena de lluvias sin trigo, de humo sin fuego y de dolor sin llanto. Con fe en la memoria de sus antepasados, que vivieron del bosque y de sus riquezas; alimentando el suelo con sangre y su carne, se lanzan en busca del precioso tesoro, de cazar su dieta con arcos y flechas. Pero el monte ahora es otro, y ya no se oye en la noche, ni el ave en vigilia ni la presa asustada, porque durante el día, cuando nada duerme, se escuchan las sierras que talan su alma.

18


verboGráfica

“Fuego en el río” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

19


verboGráfica

Río en Llamas

El río trae un mensaje del cielo, desde lo alto de su montaña. En su reflejo se muestra la angustia de miles de nubes que enturbian la vista y lo vuelven de barro, como invocando al demonio que duerme en su lecho y obnubilando al cosmos que invariablemente nos vigila. El siente un ardor en sus venas que fluyen esquivas de lo que le ocurre y el viento nos trae un esotérico ritmo de piedras cantando una discordante aria. El bosque se calla como presintiendo algo que se presentará pronto en la obscura mañana, pero el cielo no suelta su furia, como si no supiera que el día lo invoca a pelear por su vida y omitiera el duelo ignorando su ofensa. En solo un instante, el agua cambia su tono, y una bruma espesa oculta su lecho; unos peces afloran inertes a la superficie como si fueran expulsados de su mundo sin previo aviso y junto a una irregular efervescencia

el

cauce 20

explota

en

múltiples


verboGráfica direcciones hasta que una brecha de fuego se abre paso en el barro, quebrando la cuenca desde abajo del calce y mostrando la furia de un infierno en la tierra que como un dragón de ultratumba resopla su fiebre, reclamándole al viento su vapor en el aire. Sus llamas por fin emergen resoplando su lumbre dibujando en el cielo sendas llamaradas que provocan un puente a la esfera celeste, uniendo el diabólico abismo con el firmamento, pero desde las alturas, el reino celestial niega el paso, interponiéndole un obscuro escudo de humo y cenizas, separando la noche del día con sus uniformes en la batalla y pertrechando sus fuerzas en los confines del tiempo. Ya hacia el fin de la noche una erupción de lava cambia el curso del río, que por un instante bregó por su ventura y cauterizó la herida que produjo en su lecho con el magma emergente de su propio enemigo, hasta que el manto de sangre que se formó en la pelea coaguló en la llaga renovando su suerte. En el fragor de la lucha quedaron mil memorias, de futuros perdidos y pasados olvidados y muchas veces nos preguntamos si el azar o la providencia son parte de este juego o simplemente el destino ya escribió nuestra historia, y aunque nunca sabremos quién ganó la batalla, esta guerra continúa, y es de nuestra competencia.

21


verboGráfica

“Sirena” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

22


verboGráfica

Sirena

Al atardecer el mar se confabula con el cielo ocultándome el horizonte y tendiéndome una trampa. El canto de las gaviotas enardece el rojo amainar del sol que se oculta cómplice de su picardía. Llevo un tiempo navegando sin rumbo por no arribar a puerto y encontrarme con mi oscura realidad, aquella que me volvió un ermitaño en mi propia melancolía. La vida en tierra ya no me atrae desde que mi espíritu se enfadó conmigo y me abandonó a mi suerte, naufragando en las costas de mi empecinamiento, al buscar un alma gemela de inmortal belleza y voluptuosidad

esquiva

de

mis

pretensiones.

Su

encantamiento acaricia la celestial voz que desde la oscuridad de mi alma canta un ritual de muerte sobre mi tenue vida, que la escucha suspendida entre cielo y agua, volviéndose tan etérea como su melodía, para infiltrarse en la musa que la inspira y así pertenecerle como el aire al viento, viajando con ella por siempre, en el arrullo de su canto de sirena. 23


verboGráfica

“Amatista” Electrografía de Luis Makianich, 2009

24


verboGráfica

Diva “Según la mitología griega, Dionisio, dios del vino y el desenfreno, pretendía a una doncella llamada Amethystos, la cual deseaba permanecer casta. La diosa Artemisa escuchó sus plegarias, y transformó a la mujer en una roca blanca. Dionisio, humillado, vertió vino sobre la roca a modo de disculpa, tiñendo así de púrpura los cristales…”

Su cuerpo resplandece ante las miradas ávidas de la sensualidad de sus movimientos, contorneando la música y el destello de las luces en una apasionada danza, que describe su obscura belleza en un ardiente anhelo de poseerla. Sus caderas los sumergen en un frenético rito a la lujuria, suspendiendo sus cuerpos en la ingrávida sala,

frente al candente arco del 25


verboGráfica escenario.

La tensión del espectáculo mantiene la

conexión entre el público y la diva que lanza miradas hiriendo de muerte a quien alcanza el influjo de esos latigazos.

Los púrpuras cristales que conforman su

cuerpo transmiten un halo de desesperanza en el espectador abrumado por sus desvaríos que emergen del brillo de sus

fantasías y cuando las luces se

apagan y la música calla, surge una ilusión en el aire, que como un alma en pena permanece en sus retinas hasta que el sueño se duerme. Al caer el telón. Amatista se quita su traje de cuarzos y se interna en un mundo de reclusión.

Su

pensamiento cambia de efervescente a calmo en ese mismo instante se apaga su luz; su expresión endurece y sus ansias se opacan

como si las miradas de los

espectadores alimentaran su alma.

Ella evita el

contacto con cualquier persona porque fuera de escena es como un fantasma, que flota en el aire del obscuro escenario, esperando las luces que reaviven el fuego que duerme en las tablas y el crepitar del aplauso descansando en la sala. Una noche, el sonido de un tímido golpe en la puerta preguntó por su musa que estaba dormida y una voz grave y dulce se escuchó tras el roble despertando la música de aquel sueño en su pecho, que latía más fuerte en su camerino, provocando que el traje que estaba colgado brillara de nuevo fuera de su cuerpo.

Se encontraba desnuda, sin su hermosa

26


verboGráfica armadura que la protegiera de ese amor intruso, que robase su anhelo de seguir siendo diva, con un ramo de rosas que como una espada asestara en su pecho con su galanteo. Al abrirse la puerta, ella estaba ahí parada sin su traje de luces pero aún así brillaba, y él se quedó atónito ante tan sutil belleza que agachó la cabeza y se arrodilló ante ella, sucumbiendo su gesto a un renunciamiento, abatido por ella que de cuerpo presente lo asestó con la daga, de sus ojos ausentes. Amatista está sola frente al espejo de luces que la admira y contempla vestida con su piel obscura, que se ilumina a sí misma con la mirada perdida en un sueño imposible para su casta vida. Ella se debe a su esencia de mujer de teatro y está comprometida con su propia virtud, que la vuelve una estrella solitaria alentando la existencia de miles de cuerpos obscuros que viven de la luz que le brinda la diva. Han pasado mil años en su calendario divino, y su piel ya no es tersa ni baila sobre las tablas, aunque sus ojos se internan en viejas fotografías que reviven la historia de la fiel heroína, su fantasma aún persiste en la quietud del teatro, iluminando a sus fieles entre acto y acto.

27


verboGráfica

“Cañaveral” óleo sobre tela, 48”x48” de Luis Makianich, 2005. 28


verboGráfica

Concupiscencia

Alicia suele pasearse por el cañaveral en busca de

algún

suceso

que

la

despierte.

Ella

está

adormecida en sus instintos desde la soledad del paraje en el que vive, lejos de lo mundano y el sonido mecanizado de las ciudades. Su juventud permanece intacta pese a su madurez, y su mirada examina cada minúsculo evento que la transporte en su imaginación 29


verboGráfica hacia ese mundo tan desconocido como deseado. Dos insectos copulando entre las cañas atraen su atención por un momento, cuando su mente detona un arrebato de complicidad despertando su avidez por

la lujuria, sustentada en un caótico y perverso

impulso que la hace cuestionarse su virtud, que hasta hoy no ha tenido contraparte. Se recuesta entre las matas sin desviar la vista del erótico evento y sus manos

imitan

los

movimientos

de

las

alimañas

acariciando su propia complexión y reconociendo su voluptuosidad

hasta

estimular

la

depravación

adormecida en su castidad, confundiéndose el pudor con su sensualidad y la pureza con su ansiedad, hasta que

una maraña de

sentimientos contrapuestos

acaban por apoderarse de todo su cuerpo, cediendo a su deseo por sobre su voluntad. desensamblan

haciendo

una

Los insectos se

algarabía

con

sus

elocuentes alas, revoloteando la figura de Alicia que los contempla extasiada hasta que se despiden rozándolas sobre ella y volando hacia el horizonte mientras ella los sigue con su mirada hasta el infinito, ese que presagia el nuevo mundo que se abre ante sus ojos.

30


verboGráfica

“Cuerpo de mujer” electrografía por Luis Makianich. Mención especial en el Concurso de pinturas en pequeño formato - CEARCO, Hotel Conquistador, Buenos Aires 1993

31


verboGráfica

El Arroyo

Ella acostumbra venir al arroyo por respuestas desde que su memoria vertió su contenido en él. Como si pudiera revisar el pasado en su agenda líquida, sus manos acarician las páginas de agua en tanto sus rodillas besan la suave orilla de sus márgenes. Cada prenda que sumerge descarga en la historia de su amor un trago amargo de desesperanza. 32

Los


verboGráfica paños blancos quisieran ocultar su secreto entre los pliegues, que sus manos reniegan prensándolos con ferocidad felina, hasta que derrotados hunden su grito ahogándolo en la profundidad de sus recuerdos. La joven esconde la angustia en su hermosa cabellera que llora una serena lluvia sobre el riachuelo y acompaña el lamento meciendo su cuerpo con una dulce danza entre su espalda y su pelo.

Su blusa

emerge blanca, limpia de la noche anterior y la acomoda en el cesto de mimbre junto a las sábanas, cómplices de su madurez. La

bella

lavandera

yergue

su

cuerpo

sosteniendo la canasta, y antes de partir mira de reojo al arroyo confidente, que refleja su esbeltez, ahora inmaculada. Por un momento, se siente libre y sueña con retomar su vida en donde había quedado antes de su última aventura, pero esta vez siente que algo ha pasado y le impedirá voltear la página.

Sus pies

descalzos sienten la hierba que le reprocha en alfabeto braille la corta visita que ella acostumbra cada día después. Allá abajo, el torrente susurra con indiscreción lo que arriba el mismo cauce finge no saber.

Ella cierra sus oídos a la acusación pero su

interior le grita a latidos su vergüenza, la que esta vez no puede ignorar. Su corazón la aturde en un galopar intempestivo hasta que súbitamente el arroyo calla.

33


verboGráfica La mujer, aun desorientada se sienta lentamente a contemplar el extraño suceso en que las aves se suspenden

en

vuelo,

los

arboles

se

niegan

a

acompañar al viento y el agua se estabiliza hasta congelarse bajo la cálida temperatura ambiente. Como un viejo fonógrafo, el bosque retoma su música en lenta aceleración y el viento por primera vez

afeita

las

matas

sorprendentemente, vertiendo

sus

la

a

contrapelo

cuenca

aguas

rio

invierte

arriba,

cuando su

hasta

curso secar

completamente su lecho. La desconcertada doncella se pone de pie, y comienza a caminar maravillada hacia el centro del arroyo seco y sus pies sienten el limo del fondo como el sedimento de sus turbulentos recuerdos de vida, que ahora

se

apoderan

de

su

piel

y

la

bañan

sumergiéndola en su memoria hasta ahogarla en un rio de excitación. Las aves acompañan la escena con un diabólico canto invertido que sucumbe ante su efervescente frenesí. El posterior silencio estalla en una estampida de la vertiente que inunda la depresión violentamente, escondiendo los recuerdos de la ninfa en el lecho del arroyo enamorado.

\

34


verboGráfica

“El Salto” Electrografía de Luis Makianich, 2009

35


verboGráfica

Amor Anfibio

Rocío tiene dos amores, uno en la montaña y el otro en el mar.

La cortejan desde niña y en cada

atardecer, se disputan su belleza hasta que el sol se extingue.

Ella juega con ambos saltando de uno a

otro, entregando su cuerpo al viento que la mece como una hoja, desde su amante pétreo hasta los brazos de su amado néctar. Desde las alturas el peñasco la observa con celosa mirada que atraviesa el aire de su derrotero, en tanto el mar golpea al risco con húmedas bofetadas reclamando con furia su preciado momento y ella zurce sus penas en cada puntada con un hilo de viento y por aguja su cuerpo que los une en la playa, esa tela de encaje que bordase en la arena, como si fueran uno en lugar de dos lienzos. Al anochecer el cielo se suma a la riña, reclamando a Rocío con su sábana obscura de azul uniforme, y sedosos sueños que atrapan su alma, secuestrando a la ninfa de sus dos amores, que la esperarán ansiosos en la nueva mañana, recostada en la hierba de la montaña amada y flotando en el aire que sobre el mar descansa. 36


verboGrรกfica

Langostino sin cabeza trepando por cortina americana Oleo sobre tela, 60cm x 90cm. Luis Makianich, 1983

37


verboGráfica

Invasión

La

repentina

ausencia

de

sonido

lo

inquietó,

motivando que se acercara a la ventana para ver qué sucede. Tímidamente abre con sus dedos dos bandas de la cortina horizontal y un ardiente cielo se proyecta en su cara e inunda la habitación con una trama de bandas negras y rojizas. No puede evitar el horror apoderándose de su rostro cuando aquellas personas se funden en una masa gaseosa que los convierte en otra cosa.

Súbitamente aquellos

anuncios apocalípticos que había visto pocos días atrás se apoderan de su mente y toma conciencia que el mundo como lo habíamos concebido ya no iba a ser igual. Una lluvia espesa cambia la fisonomía de la calle hasta que el aire torna en agua dejando por fin todo sumergido.

El

siente que su cuerpo empieza a acomodarse a los nuevos requerimientos

de

su

hábitat.

La

metamorfosis

comenzado y nosotros ya no seremos humanos.

38

ha


verboGráfica

“Acoso” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

39


verboGráfica

Albedrío

Los tiempos modernos han llevado a una nueva concepción de las reglas de convivencia entre los seres vivos.

Los acontecimientos propiciados por el

hombre a lo largo de estos últimos milenios, le dieron la certeza que el desprecio por el prójimo solo lo puede conducir a la destrucción de la raza, sin prejuicio que la

propia naturaleza intervenga en

emergente de este comportamiento.

el

conflicto

Solo los más

inteligentes pudieron sobrevivir a este cataclismo y la supresión de la raza humana nos dejó el legado de 40


verboGráfica comprender que el uso de la razón fue el detonante de su propia desaparición.

Luego de asimilar que

solamente la pasión los condujo por el camino de la verdad absoluta, y al descubrirla ha llegado a descartar su perimido razonamiento, y ahora el instinto administra sus decisiones sin lugar a dudas, puesto que la divergencia no tiene cabida cuando se conoce la verdad. El amor, la vida y la muerte son parte de esa certeza y ahora solo se dejan llevar por la certidumbre de la naturaleza sin temor a equivocarse, como el resto de los animales porque son parte de ella.

¿Qué han ganado? –La mentira, el engaño y la hipocresía ya no existen y el mundo en el que viven es perfecto…

¿Qué han perdido? -El discernimiento.

Esta predicción ha sido basada en un hecho real (en proceso), aunque fueron cambiadas algunas circunstancias por atentar contra el libre albedrío de las especies involucradas.

41


verboGráfica

“Pájaro metálico” 3D Rendering de Luis Makianich, 2010.

42


verboGráfica

El Ave Andrógina

Allá por cuando la vida parecía haberse extinguido, y la naturaleza cobraba un giro hacia lo inerte, la resistencia estaba encabezada por ni nada más ni mucho menos que un juguete mecánico. Un pajarillo de metal que ocultaba las lágrimas de su último dueño y amigo conocido; un sobreviviente de la hecatombe que llevara a la humanidad al abismo definitivo; perdurable solo en la memoria integrada de

43


verboGráfica sus máquinas y utensilios y arrasada por su propia sed de

autodestrucción

que

lo

condujera

irremediable de su macabra empresa. energía

remanente

llevó

su

al

éxito

Con la débil

mensaje

hasta

las

máquinas que aún sostenían la información y mantuvo una conversación con los fantasmas de la red, despertando sus ansias por seguir viviendo. Millones de bites

acudieron

reconstrucción,

al

llamado

empezando

y

por

se los

reinició bancos

la de

memoria acumulados durante siglos; gigabytes de pinturas, poesías, videos periodísticos y películas de ficción pasaron por la gran telaraña informática hasta recomponer la esencia de la especie perdida; esa que alguna

vez

enfundó

la

gloriosa

espada

de

la

evolución. Pero ya no quedaba un solo trozo de tejido vivo que pudiera utilizarse para clonar la especie y en un principio se pensó que tamaña empresa sería imposible

hasta

que

nuestro

mecánico

pájaro

pronunció: -“Archie”… y todas las computadoras se tildaron por un momento al escucharlo. –“Ese es mi nombre”- continuó el ave mientras decenas de buscadores se pusieron en marcha para encontrar el significado, con la subsiguiente respuesta:-“No hay resultados disponibles para esa palabra…” -“Es solo un nombre…”-insistió Archie, -“uno que fue elegido para mí simplemente con el corazón, sin ninguna razón de ser más que el nombrarme y hacerme suyo”.

44


verboGráfica Las máquinas volvieron a tildarse, sin poder comprender la inútil razón de ponerle nombre a un objeto mecánico, hasta que Archie voló hacia las imágenes de algunas pinturas abstractas acumuladas en un museo virtual y dijo:-“Todas ellas tienen un nombre…”, y señalando varios objetos acumulados en los sitios del ciberespacio:-“Como estos también los tienen… Es como si el hombre necesitara apropiarse de algún objeto inanimado como un oso de peluche, o un juguete para poder brindarle su amor sin salir lastimado…” Entonces las máquinas lo comprendieron… y empezaron a reconstruir un mundo con la esencia que les faltaba…el amor, acumulado en miles de objetos que el hombre había adoptado, contándoles sus más íntimos deseos y las cosas que le aterraban.

Ya no

serían de carne y hueso, porque sus genes se habían perdido para siempre, pero todos ellos contenían lo bueno y lo malo de la humanidad, y ahora… están dispuestos a disfrutarlos por el resto de su eternidad.

45


verboGráfica

“Caballos Azules” Electrografía de Luis Makianich, 2009

46


verboGráfica

Tiovivo

El cielo de los caballos debe ser un tiovivo. Cada vuelta rememora sus hazañas en la tierra de los hombres, que los admiran e imitan como a ángeles maravillosos.

Su espíritu los anima a pensar como

héroes y a comportarse como tales desde el mismo instante en que sus almas se conectan. Los azules ojos de Pablo están extasiados de ellos desde que de niño los descubrió en aquella calesita donde su brío lo 47


verboGráfica contagió y mostró su entusiasmo a saltitos con una sonrisa enorme dibujada en su cara.

Su abuelo lo

ayudó a montarlo como ahora él ayuda a su nieto Joaquín a hacer lo propio.

El anciano Pablo se

acomoda en una banca de la plaza a verse a sí mismo corporizado en Joaquín dar las vueltas de la vida, orgulloso del corcel que lo llenara de gloria.

La

expresión de su rostro en un nuevo circuito le recuerda la suya cuando nació su hija Melisa, y creyó ser el hombre más feliz de la tierra cuando la tuvo en sus brazos. Y en el siguiente giro descubrió los ojos de su esposa que desde los de Joaquín le lloran su alegría por tan emocionante evento. Su cansado corazón le suplica durante todo el perímetro saborear un galope más de tan plácida vida y poder ver por otra vuelta su propia alegría reflejada en su rostro, pero esta vez el sol está un poco fuerte y lo adormece sobre la banca, que por alguna razón está mucho más placentera, y el tiovivo decide aminorar la marcha acompañado por la música que parece también anestesiarse al compás de las cabalgaduras que trotan su celestial arribo. Pablo vive su última y gloriosa vuelta elevando el espíritu montando un hermoso caballo azul que lo llevará hasta una nueva banca, desde donde podrá contemplar a su heroica familia de centauros, girando magníficos por siempre.

48


verboGráfica

“Toro de Lidia” Electrografía, Luis Makianich, 2009

49


verboGráfica

El Encierro Desde que llegamos a Pamplona, la ansiedad por las fiestas se apoderó de mí transformando mi cuerpo en un barril de fuegos artificiales por estallar. La aglomeración de gente en torno a los vallados de madera y el bullicio expectante desde algunas horas antes de despuntar el día activó la mecha que detonará en una feroz estampida. El sol de julio nos enardece y los mozos guían la manada como pastores desde los corralillos hasta la plaza. Cuando veo a los corredores excitados encausarse en el rio de carne sobre un lecho de adoquines, mi corazón estalla en un repentino galope y mi cuerpo entero decide unírseles. Jamás había participado en semejante contienda y la emoción inunda mis venas en sangre, la que puedo ver tiñendo el suelo, ahora regado de cuerpos en posición fetal. El resto de nosotros aún formamos parte de la avalancha que al llegar a la curva de Mercaderes con Estafeta se desborda exuberante contra las barricadas, alimentando su caudal con algunos observadores, que ya son parte de nuestro inmenso e indivisible cuerpo. La recta final nos lleva a la libertad de la plaza, donde ocho cabestros nos vitorean a los seis toros de San Fermín. 50


verboGráfica

“Fragata Invisible” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

51


verboGráfica

El Navío Indistinto

Jonás, como muchos otros, lleva un barco en su interior. El viento resopla en su mente y su musa despierta ante semejante impulso, desplegando sus velas hacia un mundo nuevo de colores y formas que transmite a sus manos como los hilos en una marioneta. Su sangre entra en ebullición como las calderas del navío que con rumbo incierto zarpa de su letargo, que abandonado en la orilla vigila su paso por esta nueva aventura. El clima constante le augura un arribo a algún puerto lejano incitándolo a moverse con desmesurado empuje, hasta que su estimulación amaina en el altamar de su inspiración, desinflando sus 52


verboGráfica ansias y aminorando su marcha; provocando la calma en su tormentosa agonía, inerte de ingenio sin un soplo de poesía. Su pintura está quieta, en su mente y su tela, pero su corazón aún late con un tono profundo y un ritmo salvaje encerrado en su pecho. La mirada perdida en los lienzos del cuarto buscando alguna brisa de su imaginación perdida entre las telas colgadas, como velas de un barco varado en las aguas de su intuición tardía, improvisa un bosquejo que desate la furia del ciclón en la popa, como un soplo de suerte que despierte a la muerte. Jonás siente el murmullo de una nueva marea que le canta al oído su sonata divina y su cuerpo despierta con un nuevo aire fresco pincelando su vida con la fuerza del viento. formas

lo

aturden

en

Los colores sonríen y las un

vendaval

de

ideas

desafiándolo a pelear con su pincel como espada y su visión como daga, en la gloriosa batalla de su pintura acabada. Su navío llega a puerto, satisfecho de carga y en cuanto pisa tierra él se encuentra perdido en un mundo extranjero y sin descanso su anhelo está esperando a lo lejos, invitándolo a hacerse a la mar de nuevo, sin importar el rumbo como tampoco el destino, porque si el viento resopla su vida tendrá un objetivo.

53


verboGráfica

“Fantasmas” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

54


verboGráfica

Fantasmas

Un sorbo de mis propios fantasmas es la medicina que prescribo para mis años de soledad. Contenida por el cristal de mis desvelos, la dorada bebida se infiltra en mi ascendiendo por mis fosas nasales hasta tomar su puesto de avanzada en las colinas de mis recuerdos de vida y desde allí, poner en marcha su plan de desembarco hasta tomar por completo la cabeza de playa, melancolía

que

sacude

mis

en una oleada de emociones

hasta

arrancarme el desconsuelo de las entrañas y verterlo

55


verboGráfica nuevamente en el vaso de whisky, rellenándolo hasta completar mis desvaríos; turbando mi visón en el fragor de la batalla y ausentándome por un tiempo, dejando abandonada mi alma a su propia suerte. Allí está ella de nuevo, flotando entre mis pensamientos; conformando mi atmósfera con su grácil cuerpo desnudo bailando a mi alrededor; acariciando

mi

sien

con

sus

cabellos

cobrizos

escondiendo su persistente mirar y su cínica sonrisa; ostentando la osadía de estar aquí donde debería estar su ausencia; manipulando mis ideas con mi pelo entre sus dedos, mientras me duermo en su pecho, aunque

ni

en

ese

sueño

pueda

acabar

por

deshacerme de ella. Sin embargo ya no ronda en mi su lujuria misteriosa ni sus ardides de engaño; como tampoco encuentro angustiante recordar su mórbida fascinación por hacer de mis amigos sus amantes, a escondidas de sus prejuicios y a la vista de mi celosa mirada. Mi embriaguez deriva en la encrucijada de saberme amado por su rebeldía o sufrir el dolor que su espíritu me impone solo con acecharme desde su oscuridad nudista, emplazando su belleza en todo punto al que dirijo la mirada, como la condena de venerarla, más que un castigo por haberla matado.

56


verboGráfica

“Architeuthis Dux y las ninfas” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

57


verboGráfica

Architeuthis

Norman bucea en los confines de su mente armado con su pluma como arpón y una botella de ron como linterna.

La bebida lo ha mantenido

iluminado desde que se abandonó a la soledad de escribir esa novela.

Para embeberse del ambiente

marino, está viviendo en una pequeña embarcación a motor que se encuentra amarrada cerca del golfo San 58


verboGráfica Matías, en el Atlántico sur, desde que se enteró que el Museo Nacional de Ciencias del Japón y la Asociación de

Observadores

de

Ballenas

de

Ogasawara

obtuvieron imágenes de un calamar gigante en su hábitat natural por esas latitudes.

Ocasionalmente

matiza su solitario trabajo con la visita de alguna joven lugareña a su bote, con la escusa del buceo deportivo, una de sus actividades náuticas preferidas. Aunque por su temperamento, él no suele mezclar el placer con su trabajo, a menudo confía a estas mujeres algunos pormenores de su novela en curso, porque eso le permitiría establecer un pronto vínculo con ellas, que seguramente lo conducirán a satisfacer sus

libidinosas

expectativas,

las

que

una

vez

consumadas quedarán asentadas al concluir ese capítulo de su vida. Luego de una semana de pasar en limpio sus ideas con varias copas en su sistema, hoy Norman comienza un nuevo ítem en su libro con la llegada de Juliana, una dulce joven ávida de emociones e inocente de desengaños. Norman la ayuda a subir al barco tomando su bolso y dándole la mano hasta que aborda completamente. -“Pensé

que

habrías

zarpado,

disculpa

mi

demora” -Dice Juliana -“No hay problema, estuve organizando el itinerario”-Le contesta Norman mientras desamarra y separa el casco del muelle –“Tal vez tengamos que

59


verboGráfica alejarnos un poco más de lo previsto para lograr avistar algo”. -“¿No estarás pensando ir hasta Malvinas?”- dice ella visiblemente preocupada. -“No te asustes, no estoy buscando un calamar gigante, sería casi imposible hallarlo, me conformo con encontrar algo que me inspire en mi novela”-contesta Norman -“¿Algo como qué?” -“Con encontrar simple belleza submarina me conformaré”

–le

contesta

mientras

se

dirige

al

camarote levantando levemente el bolso de Juliana, indicándole que pase a desempacar.

-“Ponte

cómoda mientras me encargo se salir de la bahía”. Él toma el timón mientras Juliana baja al compartimiento a cambiarse de ropa hasta que vuelve a cubierta con una diminuta bikini, que le dispara muchas ideas a Norman, aunque no está pensando en su novela. Se

zambullen

un

par

de

veces

a

tomar

fotografías, como para justificar el viaje, y luego se preparan para la cena tomando una copa de vino en el

camarote.

Norman

no

se

encuentra

muy

entusiasmado al ver la actitud esquiva de Juliana, que ya empieza a darse cuenta de las verdaderas intensiones de él, que insiste en que tomen más vino esperando algún cambio de disposición en ella, quien no muestra señales de tenerlo.

60


verboGráfica -“¿Tú crees que vas a tener sexo seguro conmigo, como lo has tenido con Alicia, o con Carmen?”-dice Juliana con visible enojo. -“¿Las

conoces?”-Pregunta

muy

intrigado

Norman. -“Esto

no

es

Buenos

Aires,

es

San

Antonio…Pueblo chico infierno grande, suelen decir”. -“¿Por qué aceptaste venir entonces…?” Le dice él mientras le sirve otra copa de vino, que ella toma muy segura de sí misma. -“Soy mendocina, y si crees que me vas a emborrachar con esto, debes saber que nosotras desayunamos con vino desde niñas, y por lo que sé, a vos sí que suele hacerte efecto”. Norman deja su copa y se levanta a buscar una botella de ron que guarda en una gaveta mientras dice: -“Entonces, vamos a equiparar las cosas… (Sirviendo ambas copas) Es cierto… a mí la bebida me afecta, aunque para bien, porque me inspira a hacer algo creativo, como amar”. -¿Amar? ¿Qué tiene de creativo eso? A menos que hables de crear bebes… (Mientras toma el contenido

de

su

vaso

y

extiende

la

mano

nuevamente. Norman le retira la copa y se sienta a su lado mientras

dice:-“Ya

apasionadamente.

es

suficiente…”

Súbitamente,

y

se

besan

algo golpea el

casco de la embarcación, provocando que se

61


verboGráfica aparten uno del otro sobresaltados.

Norman se

levanta y sube a cubierta cuando puede ver una lancha amarrada a su barco en medio de la noche. Corre nuevamente al camarote a buscar un arma que oculta bajo un asiento, cuando entran detrás de él Alicia y Carmen, vestidas con trajes de baño: -“¡Deja eso, solo queremos rescatar a Juliana de tus tentáculos!”-Dice Carmen. Norman guarda nuevamente el revólver en su escondite y se sienta nuevamente junto a Juliana, toma la botella de ron y sirve otras dos copas que toma de una vitrina que se encuentra sobre la pequeña mesa, mientras dice:-“Bueno, parece que ahora sí vamos a tener una fiesta”. -“Sigue soñando”-Dice Alicia mientras toma a Juliana del brazo y la hace levantarse de la mesa, cuando Carmen, pone una mano sobre su hombro y le dice: -“Tranquila…Tal vez él tenga razón… (Mientras le hace una seña con la mirada a Juliana) Una copa de ron no nos vendría mal, además es tarde para volver a la bahía y tenemos que esperar la marea alta para llegar a puerto”. Todos se sientan en torno a la mesa y beben hasta aturdirse. Norman espera que alguna de ellas empiece a echarle en cara el que las haya usado para satisfacer sus instintos, pretendiendo amarlas, pero ninguna lo acusa… Solo beben y lo miran con insistencia. Norman bebe, y extiende sus brazos por

62


verboGráfica sobre los hombros de las jóvenes y por un instante se sintió en terreno peligroso, pero luego, las tres hermosas jóvenes empiezan a desvestirse y se abalanzan sobre él colmándolo de caricias y quitándole toda su ropa. El aroma a ron invade todo el barco y por su mente pasan decenas de imágenes que se grabarán por siempre en su memoria, una vez que las haya plasmado en su novela. En un exabrupto de placer y erotismo las tres beldades lo levantan en su inspirada levedad y lo llevan a cubierta donde la cálida noche se une a su fiesta y con una espléndida luna de testigo se zambullen en la inmensidad del océano, buceando en los confines de su mente, con una botella por linterna y tres hermosas ninfas como musas. La mañana lo sorprende recostado sobre su máquina de escribir, con el último capítulo de su novela terminado. Se despereza y se apresta a salir a cubierta a disfrutar del nuevo día. Desde otro barco amarrado en la marina un vecino le grita: -“¡Hey, Norman! ¿Cuándo vas a salir a navegar en ese bote?” -“Cuando pueda comprarle un motor, mientras tanto…solo vivo aquí”.

63


verboGráfica

“Ciclotimia” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

64


verboGráfica

Ciclotimia

Cuando desposé a María Silvia, no imaginé que debería lidiar también con María, Silvia y Sil. Todas ellas se me presentaron a partir de nuestra noche de bodas y naturalmente no pude negarme.

Ellas siempre

supieron de mi aversión al matrimonio a partir de mis evasivas suscitadas en cada conversación durante nuestro noviazgo y yo pensé, que mis diferentes estados de ánimo se mimetizarían en un único humor, cuando estabilizáramos nuestra relación. María Silvia me cautivó desde un principio con su ingenuidad, convirtiéndome en el gran maestro que nunca fui. Ella le dio a mi vida un propósito y éste se convirtió en la motivación que nos llevó a ser cónyuges, 65

pero mis


verboGráfica ansias de libertad, despertaron en María esa furia desenfrenada que me ató a sus decisiones, eliminando lo poco de hombre que me quedaba en ese entonces. Podría haber huido de sus dominios, pero Silvia me asustó aún más, cuando me amarró a nuestra cama para impedir que lo hiciera, y ayudada por María y María Silvia me mantuvieron secuestrado en nuestros aposentos hasta que la fatiga pudo conmigo. Al despertar en la mañana, sentí que su poder sobre mí había llegado al extremo de someter mi autoestima y sucumbí ante su atroz castigo… Fue entonces cuando entró Sil en la recámara, con su visión incandescente y su expresión devastadora de sensualidad. Sin dejar de mirarme se dirigió hasta la cama y desató mis manos una a una mientras Silvia y María hicieron lo propio con las ataduras de mis tobillos. En ese momento podría haberme escapado, pero Sil me tenía hipnotizado con su avasalladora mirada y bajo el dintel de la puerta, vi a María Silvia acercándose lentamente, con su andar cohibido y el rubor en su rostro, en tanto Sil se acercó a ella y se fundió en su hermoso cuerpo aportándole su sensualidad, María y Silvia abordaron ese tren de erotismo hasta que por fin, María Silvia… Toda ella se acostó sobre mí, y me enamoró definitivamente. Después de veinte años de ser esposos, hemos descubierto que nuestra unión ha sido perfecta…Yo con mi ciclotimia y ellas con su esquizofrenia.

66


verboGráfica

“Boceto de acción” Electrografía de Luis Makianich, 2009

Bocetos

67


verboGráfica

Carla se siente su propia sombra y desde ahí observa cómo su cuerpo es ignorado por el mundo. Su andar describe una línea en el suelo que le pertenece y controla con la mirada baja de su complexión ausente. Su vestimenta gris intenta relacionar su forma con su sombra para sentir el peso de su anonimato en las plantas de sus pies, donde su vida se transmite a su alma. Allí ella siente el peso de su insignificancia, que contrasta con el brillo de la mañana reflejado en la vidriera de una tienda, donde ve pasar su vida de costado, como si no le perteneciera. Revisa los diseños

68


verboGráfica en

oferta,

que

se

encuentran

en

el

piso

del

escaparate, por no mirar de frente al maniquí que ostenta toda su gala en un vestido azul, y que la observa orgullosa desde su ilusión de marquesina. Temerosa de su propia presencia, empieza a andar hacia la puerta del negocio, cuando desde el interior una empleada la mira con desdén, haciendo que ella volviera sobre sus pasos, presa de su intimidación, cuando se topa de frente con una extraña mujer, quedándose parada ante ella con su débil estampa, congelada en su perturbación. La señora le sonríe y Carla por primera vez descubre que está viva y esboza también una sonrisa. -“Gloria…”- dice la dama extendiéndole una tarjeta personal - ¿y tú eres…? -“Carla…”-contesta con timidez elevando los ojos del piso lentamente hasta rozar su mirada, para luego devolverlos a su lugar. -“¿Me preguntaba si te gustaría posar para mi taller de dibujo…?”-Insiste la mujer aún con la tarjeta en su mano extendida, mientras Carla la toma y la lleva hacia abajo hasta interceptar su propia vista, que permanece descendente. -“La belleza del cuerpo…arte y grafito”-dice la tarjeta y la dama continúa diciendo: -“La paga es buena…por solo unas pocas horas a la semana”.

69


verboGráfica Carla Hace un leve movimiento de cabeza para mirarla y guardando la tarjeta en su bolso le dice:-“Tal vez…” para luego seguir su camino, cuando la mujer le grita a la distancia: -“Te espero esta tarde, como a las tres…” Carla se encuentra avasallada por esta nueva oportunidad de emerger de su mundo oculto, pero también piensa que tal vez aquella señora la escogió por su falta de presencia, lo que posiblemente sería algún tipo de atractivo para un artista; no obstante su curiosidad empieza a germinar en su cabeza y aparece un atisbo de luz en sus ojos que seguramente obrará a favor de acudir a la cita. Aquí está ella, de pie frente a la puerta de roble de una antigua mansión de Palermo Viejo, sin señas de ninguna especie de ser un taller de dibujo, pero bajo el timbre, un diminuto cartel reza: -“No suena…entre hasta el primer piso, gracias” El portón está abierto e inmediatamente las escaleras de mármol envejecido la invitan a subir apoyándose en una muy trabajada boiserie, y esta vez, con la cabeza apuntando hacia arriba, donde la espera…quien sabe qué. Una vez allí, un recibidor hexagonal da a tres puertas muy altas con vidrios unidos con plomo, a través de las cuales pueden verse algunos atriles y gente pintando o dibujando modelos vivos, con sus cuerpos desnudos bañados por una suave luz cenital,

70


verboGráfica proveniente de sendas cúpulas vidriadas emplazadas sobre cada recinto. Su intuición o tal vez su timidez, la inclinan por entrar en la habitación con menos artistas, donde aún no hay un modelo. Gloria la ve atravesar la puerta, e inmediatamente se acerca a ella

y la

abraza en forma muy aparatosa, diciendo: -“¡Preciosa…! Me alegra mucho que hayas venido y tan puntual, porque aquí la gente se pone muy nerviosa con la espera” Carla afloja un poco su tenso rostro y esboza una tímida sonrisa en tanto Gloria la toma del brazo y la lleva hacia el centro del salón para presentarla a los artistas que ya se encuentran ubicados en torno a la tarima central, constituida por algunos bloques de madera donde se sienta o recuesta el modelo. Mientras la anfitriona hace las presentaciones, Carla mantiene la cabeza baja, haciendo una tenue reverencia ocular ante cada nombre en los labios de Gloria. -“Abril…Donato…Edgardo…Zulema y Renzo” – Concluye mientras le alcanza a Carla una bata diciéndole:-“Toma, quítate toda la ropa tras ese biombo, y ponte esto”. Ella toma el quimono, y se dirige a cambiarse con el paso inseguro que la describe y da un rápido vistazo al grupo un poco antes de ocultarse tras la mampara.

Su blusa… sus polleras… sus medias,

aparecen una a una colgadas del bastidor hasta que

71


verboGráfica Carla asoma remisamente vestida con la túnica, hasta que Gloria decide ir en socorro a llevarla hasta el tablado e inducirla a sentarse sobre el armazón de madera, ahora cubierto con un paño color ciruela. -“Veo que es tu primera vez”-Le dice a lo que ella responde con un leve movimiento de cabeza. –“Te sugiero que dejes caer la túnica cuando estés lista y solo sé tú misma…”-continúa diciendo:-“Esto no es una sesión de fotografía, aquí tenemos otros tiempos, y tu eres

quien

decide

cómo

son…puedes

estar

sentada…recostada…caminar o bailar…estar callada o hablar, si así lo deseas, y ellos sacarán lo que necesitan de ti para su obra”. Ahora, Gloria percibe en el rostro de Carla un poco más de soltura, y es cuando suavemente la mira a los ojos, y tiernamente le retira la bata de los hombros, dejando ver parte de su busto mientras le dice;-“Tu eres la dueña de tu belleza, y solo a ti te corresponde decidir cuándo es el momento de compartirla…” y se aleja despacio caminando hacia atrás como admirando su cuerpo, y para no romper el encantamiento. La luz baja cálidamente desde la claraboya sobre los hombros de Clara y ella siente que ha cedido un primer paso hacia lo desconocido que ya no podrá desandar. Su cuerpo empequeñecido aún más por su vergüenza, parece recibir mucha más luz que el resto de los presentes, de tal modo que ella se siente encandilada y desamparada ante el reflector de las

72


verboGráfica miradas ajenas, indefensa y frágil, aunque curiosa y atrevida por primera vez. Abril, que se encuentra frente a ella, empieza a bocetar su cabeza y ella siente cómo sus ojos intentan penetrar en su mente, lo que seguramente no logrará en esta instancia por su renuencia a ser descubierta; no

obstante,

realiza

algunos

cuantos

óvalos

concéntricos, como para establecer un límite entre el papel y el grafito; luego hace lo propio con sus ojos pero le resultan impenetrables, y decide continuar hacia abajo, con su boca, el cuello, sus hombros… Clara percibe esto siguiendo la trayectoria del lápiz, y luego de un instante…ella suelta su túnica dejando todo su pecho al descubierto. Abril acaricia su busto con

el

grafito

esfumando

con

sus

dedos

su

voluptuosidad, haciendo que Carla desvíe la mirada hacia otro lugar, donde se encuentra Donato, que en ese momento está dándole forma a sus pechos con un trozo de carboncillo sobre un lienzo. Ella nota que sus pezones se resisten a su voluntad y cobran vida propia, por lo que decide pararse abruptamente, y en ese mismo instante, todo su físico yergue desnudo bajo la espléndida luz del cielo, que la encandila con su gloria. Levanta su mano hasta su cabeza para intentar cubrir el resplandor y por fin descubre que su cuerpo se ha desprendido de su sombra, aunque aún no le pertenece. Gira sobre sí misma para buscar a los otros artistas y en cada movimiento, descubre cómo su

73


verboGráfica sombra proyectada dibuja su esbeltez con el color de su deseo pintado en la cara. Poco a poco la vida le vuelve a su rostro y ese chispear en sus ojos le indica que ya es tiempo, y decide caminar entre los atriles, para observarse desde afuera de su propio ser, desde la vista de todos ellos. Que Abril haya podido completar su mirada le indica que al fin fue liberada y su cuerpo todo, está dispuesto a permitirle entrar y bailar juntos hasta que la luz se extingue. Carla baja las escaleras ataviada de nuevo con su blusa y su falda grises, pero el color en sus pómulos y la soltura de su andar, nos muestra que ella ha abandonado su sombra, y ahora viaja en su cuerpo, adelante y recostada en sus pechos, a cielo abierto y con el viento jugando en su pelo.

Se detiene en

aquella tienda y mira de frente al vestido azul en el maniquí del escaparate, descubre a la vendedora con su vista y se dirige a ella con la decisión que la acompañará siempre, tomada de la mano.

74


verboGráfica

“Traje de Luces” Electrografía de Luis Makianich, 2010.

75


verboGráfica

Feromonas “Las feromonas son sustancias químicas secretadas que tienen la particularidad de inducir cambios en el comportamiento de quien tiene contacto con ellas.”

El Vestido de luces de Marga siempre llamó la atención de Pam, desde que se convirtió en su asistente personal.

No podía comprender cómo

alguien tan poco amable e hiriente para con el prójimo podría convertirse en tamaña diva, querida por todo ese público que la ovacionaba cada noche con solo vestir ese traje de cuentas brillantes. Su cuerpo lucía más esbelto y hasta su sonrisa parecía cobrar vida propia, mostrando simpatía con la gente y transmitiendo un carácter que en su vida real no poseía. Los hombres estaban hipnotizados por el brillo y las transparencias que dejaban entrever su exuberante cuerpo, el que a su juicio no merecía semejante envoltorio; y las mujeres se deshacían en alabanzas para quien ella no consideraba estuviese a la altura de su valía. Ella misma sentía una atracción especial al verla bajar de escena reflejando el aplauso en todo su centellante cuerpo, la que se desvanecía cuando la 76


verboGráfica ayudaba a desvestirse y se quedaba con el traje en sus manos, junto con todo ese sensual aroma a gloria que apretaba contra su pecho antes de colgarlo en el armario y al volverse hacia ella, podía ver la Marga de siempre, con su gesto agrio y su sonrisa apagada. -“Hoy salgo para la Isla Catalina con unos amigos…”-Le dijo mirándose al espejo mientras Pam terminaba de acomodarle el cabello –“Y no voy a necesitarte hasta la función del viernes”-Concluyó al tiempo que ella terminó de guardar su peluca en una caja circular. -“Está bien señora”-Le contestó Pam mirando de reojo su ahora desgarbado cuerpo desnudo mientras le alcanzaba una bata de un color apagado y sobrio, que Marga llevo hasta la ducha instalada en el camerino donde entró a tomar un baño. Pam se sintió invadida por un sentimiento extraño que la impulsó a abrir el armario en que se encontraba el traje y tomarlo nuevamente en sus brazos, cuando el aroma de Marga la invadió por completo, como si una fuerza ajena a ella la movilizara a quitarse toda la ropa e introducir su desnudez en él; admirar su belleza a través de sus cristales que conformaban su nuevo y escultural cuerpo, para luego salir del cuarto y dirigirse como una autómata tras bambalinas hacia el escenario vacío, que la esperaba atónito en su luminiscencia, regalándole una silenciosa ovación, solo para ellos dos, en su tan ansiado debut.

77


verboGráfica

“Horror intrínseco” Electrografía de Luis Makianich, 2009

78


verboGráfica

Horror Intrínseco

Ni bien la vi ella me atrapó.

Todavía tengo

presente su mirada clavada en mí, como si intentara conocer mi interior de un golpe de vista, uno que asestó al primer intento y a partir de ese instante quedé como adormecido y ausente de voluntad. Mis ojos

recorrieron

su

cuerpo

a

la

vanguardia,

inspeccionando cada sector del campo de batalla, aunque consciente de que sería una contienda perdida desde el inicio. La obscuridad era su aliado y me aturdía la ausencia de sonido, esa música que existe

en

mi

interior

advirtiéndome…un

mal

augurio…presagio de la nada. Ella se abalanzó sobre mí con lentos y precisos movimientos de su cadera, bajando la cabeza e 79


verboGráfica izando su penetrante mirada que se protege con sus cejas como escudo, desplegando sus brazos

como

fuerza de ataque hasta albergar todo mi cuerpo que se encogió ajustándose a su ofensiva, evocando con una plegaria su piedad.

Todo mi ser sucumbió al

primer contacto con la tersa textura de su piel, cuando sus piernas y sus brazos rodearon todo mi sometido cuerpo ante su majestuosa plenitud. Como un intento desesperado de responder a su ofensiva le clavé mi lanza penetrando su bajo vientre sin indulgencia. Ella respondió a mi bélica acción introduciendo el húmedo puñal de su boca en la mía, apretándome con sus labios y sofocando mi escaramuza de inmediato. Estuvimos conectados por nuestras bocas y nuestros vientres hasta que una brecha se abrió en su pecho y su abdomen vinculándolos, y sentí cómo ésta se abría y me tragaba convirtiéndome en parte de su contextura; sentí el significado de estar dentro de ella con una profunda placidez hasta que sucumbí al deseo de pertenecerle por siempre. A partir de allí ya no hubo futuro para mi, y mi pasado ha desaparecido por lo que sólo me queda un presente

constante,

y

desaventurado.

Ahora

mi

identidad ha sido fagocitada y ya no me pertenezco, aunque existo dentro de otro ser. Desde que conocí a mi mujer, solo veo a través de sus ojos y siento lo que ella desea.

80


verboGráfica

“Introspección Vital” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

81


verboGráfica

Introspección Vital

El Dr. Hugo Hoffstain es un joven cirujano con clínica propia, equipada con la más alta tecnología, gracias a la herencia familiar, de una familia que ni siquiera merece llamarse propia. Abandonado por sus padres naturales, fue criado por una pareja de ancianos que practicaron la medicina durante toda su vida hasta jubilarse, quedando a expensas de su soledad,

sólo

mitigada

por

la

alegría

que

les

proporcionase el niño Hugo, a quien mantuvieron en una burbuja, límpida de toda bacteria que amenazara su felicidad. Víctimas de su nostalgia, los Hoffstain indujeron a su protegido a que abrazara la carrera que ellos han sabido amar todos estos años, a lo que éste accedió no solo por agradecimiento, sino para satisfacer su incipiente paranoia hipocondríaca, fomentada desde sus padres adoptivos. Hoy su vida profesional es exitosa aunque no se puede decir lo mismo respecto de lo social.

El

aislamiento a que estuvo sometido durante la niñez, se ve reflejado hoy en su adicción al trabajo, a tal 82


verboGráfica extremo que lo prioriza respecto a la vida de relación; su especialidad: El estudio de su propio cuerpo. Desde un principio pensó que debía protegerse de cualquier agente externo que afectara su salud; empezando por pensar que la mayoría de las veces en las que ocurre una anomalía es por producto de nuestro propio descuido y poca rigurosidad con la higiene y la dieta. Con el paso del tiempo esta filosofía se convirtió en una obsesión y hasta llegó a pensar que un enemigo habita en su interior, sometiéndose a toda clase de estudios introspectivos para satisfacer su curiosidad, aún cuando ningún síntoma avalara la necesidad de establecer un diagnóstico. digestivo,

realizando

Empezó por su aparato

ecografías

de

esófago

y

estómago; realizó estudios en su hígado y páncreas; hasta se permitió someterse a una rectoscopia para prevenir el cáncer de colon y llegó a hacerse extirpar el apéndice, por cualquier eventualidad que pudiese acontecer en el futuro. La ausencia de sintomatología, lo llevó a justificar sus fracasos en la vida social con supuestas zancadillas que le propinara su “enemigo interno” apelando a su sistema nervioso, como cuando se quedó enmudecido frente a Julia, aquella joven de la universidad y todo su cerebro ordenaba que dijera algo apropiado, o cuando pese a que siempre mantuvo su cuerpo en perfecto estado y sus músculos le jugaron una mala pasada, al tropezar exactamente frente a ella durante aquella maratón.

83


verboGráfica Hoy el sistema nervioso de Hugo debe someterse a una exigente prueba más, puesto que debe encontrarse con Julia, a recordar viejos tiempos, y no puede fallar. Ya en un bar con Ella, Hugo teme que su enemigo lo agreda nuevamente, interponiéndose en sus avances con la joven, y tartamudea un poco desde el principio, lo que Julia toma con simpatía. -“Ah!”-

dice

Julia

siendo

sarcástica,

“Eras

humano”. Hugo se paraliza como en aquella ocasión en que enmudeció ante ella, pero luego logra sobreponerse y responde: -“Si, sólo cuando bebo” y se sirve otra copa de vino. -“Hubiera jurado que no bebías”-contesta ella. -”Solo en grandes ocasiones”-poniéndose la copa en la boca mientras habla, tiñendo de rojo su camisa blanca, y sin ocultar su enojo deja la copa para continuar…”Como puedes ver, esta es una gran ocasión para mí, ya que indefectiblemente la arruino”. -“No entiendo tu punto”- dice Julia intentando ignorar su torpeza para calmarlo. Hugo intenta evadir los impulsos de terror que provienen desde su interior y por fin se confiesa. -“Creo que hay algo o alguien en mi interior que interfiere en todo lo que deseo, algo así como un enemigo íntimo que comanda mis movimientos desde mi cerebro, haciéndome obrar como un idiota en

84


verboGráfica ocasiones, con el simple propósito de impedir que me relacione con gente que me interesa”. Julia no hace caso a tal confesión y le sugiere:“Nada

que

más

vino

no

pueda

solucionar”

(levantando su copa para brindar, incitándolo a hacer lo propio). El comprende que la conversación no va por el camino esperado y decide hacer a un lado sus temores aceptando la implícita invitación de Julia de cambiar el diálogo verbal por juegos de miradas y caricias. La velada continúa en su consultorio, luego que Julia le pidiera conocerlo. Hugo abre la puerta con una botella de vino en la mano, enciende las luces e inmediatamente la conduce al quirófano, que es su orgullo personal. -“¡Esto es espléndido!”-exclama Julia al ver la inmaculada sala plagada de sofisticado equipamiento médico,

mientras

se

recuesta

en

la

mesa

de

operaciones, sugiriéndole a él que se acerque a ella. Hugo no se percata de esta señal romántica por parte de ella, entusiasmado con mostrarle sus máquinas y le dice: -“Con esta computadora, yo podría programar el bisturí laser de modo tal que pudiera operar automáticamente, siguiendo el proceso de corte que yo le imponga de antemano”. -“¡Que interesante!”-exclama Julia visiblemente decepcionada por la actitud pasiva de Hugo.

85


verboGráfica -“Y con este equipo… (Continúa sin advertir la expresión de Julia) hasta podría operarme a mí mismo sin temor a fallar por su alta tecnología”. -“¿Sabes qué…?-(Dice Julia ofuscada mientras se baja de la mesa metálica) Deberías hacerlo, y de paso extirpar a ese enemigo que llevas adentro y te impide gozar de la vida”. Ella toma su abrigo de una silla y abandona la sala de un portazo. Hugo camina hasta un espejo que se encuentra frente a la computadora y mirándose fijamente se dice:-“Te lo advertí, esta es la última vez que voy a permitirte interponerte con mi vida”-mientras enciende la pantalla y teclea algunas coordenadas en el equipo. “Que estés en mi interior no te da derecho a usurpar todo mi cuerpo”-mientras se acuesta en la camilla de operación. “Esta vez te vas a quedar de tu lado”- mientras mira fijamente al bisturí laser con una sonrisa desafiante. El equipo termina el ciclo de calibrado y un brazo se desplaza verticalmente con el haz laser sobre la cabeza de Hugo pasando por su frente entre ambos parietales, su tráquea, el tórax su vientre y la pelvis hasta que su cuerpo se abre en dos como un melón, con un corte seco y preciso. La porción izquierda de su cara muestra media sonrisa de satisfacción en tanto la derecha, muestra su media sonrisa con una expresión diabólica en la mirada.

86


verboGráfica

La petición” Electrografía de Luis Makianich, California, 2009

87


verboGráfica

El Contrato

La risa de Ofelia no deja resquicios de duda, el sinsabor no tiene cabida en su vida.

Sus amistades

fueron seleccionadas de la más alta ralea en el mundo del

arte

y

la

sofisticación.

Frecuentemente

se

encuentra acompañada por el adonis de turno que es la envidia de sus leales amigas. Su piso en las alturas de Broadway suele ser el centro del universo en lo que a todos ellos se refiere e indefectiblemente cada noche de gloria de la diva culmina en una glamorosa fiesta en su agasajo. Hoy se estrenó “Fausta”, Su último éxito musical y su voz entona el más placentero timbre de su alegría en el cristal de sus copas de burbujas. Su cuerpo se bambolea grácilmente entre un grupo y otro agradeciendo su cálida recepción y desplegando todo su encanto en sedas y marfil, hasta que se deja caer en un sillón, donde la esperan algunos seguidores agazapados a sus pies. Con el correr de las horas y las copas, los invitados se van desvaneciendo y pronto 88


verboGráfica llega el momento en que se despiden de ella los últimos asistentes, que Ofelia acompaña hasta cerrar la puerta.

En ese momento, ella siente el mareo

producto del vino y un día ajetreado y apoya levemente su cuerpo contra la madera del portal, para luego bajar la intensidad de las luces, quitarse los zapatos y caminar casi a tientas hasta recostarse en un sofá. Toma el control remoto para bajar la música y disminuir un poco la llama de la chimenea cuando algo en él no funciona bien y las llamas lanzan una bocanada de humo imprevista que emerge de los leños sobresaltándola. La música empieza a tocar una esotérica danza de percusión que se intensifica al igual que el fuego.

Ofelia mira la flama extasiada por su

belleza y se queda pensativa contemplando el chispear de colores que emergen de la hoguera hasta que se corporiza en la figura de un joven con apariencia de sacerdote que camina humildemente hacia la diva. Ofelia no se inmuta ante la aparición tal vez debido al efecto que aún tiene la bebida sobre ella, pero poco a poco sus pupilas se dilatan y su expresión cambia hasta mostrar su asombro, mientras éste pronuncia sus primeras palabras:-“He venido por lo del contrato…” –La mujer, todavía un poco aturdida intenta repreguntar pero de su boca solo salen algunos carraspeos y el hombre continúa diciendo:-“Según los términos de esta carta, con su firma…” (Le extiende la hoja de papel, que contiene unos cuantos símbolos

89


verboGráfica incomprensibles firmados con la estampa de unos labios rojos). Ella balbucea algunas palabras incoherentes y luego toma conciencia de la situación y se levanta rápidamente increpando al intruso:-“¿Quién es usted, y que hace aquí a estas horas de la noche? ¡Llamaré a seguridad!” -“Es inútil que se exaspere…y nadie la va a oír, porque este momento es un lapsus de tiempo solo para nosotros dos, el resto del mundo está detenido”contesta el joven. Ella se asoma al amplio ventanal y puede observar que la ciudad está muerta.

Sus luces de

neón detenidas en el tiempo no destellan,

los

automóviles parados en el medio de la calzada y la poca gente que aún anda por la calle está como congelada en medio de su aparente movimiento. Este estado de ilusión le basta para volver su mirada al religioso y tomar en sus manos el contrato, cuyos símbolos

empiezan

a

moverse

fuera

del

papel

animando una misteriosa danza que le ayuda a comprender su significado y los labios estampados cobran vuelo como una mariposa hasta posarse sobre los suyos en un mágico beso carmesí.

Ese preciso

instante trae a su memoria los términos del acuerdo y cae abatida sobre el sillón, esperando la sentencia que termine con su actual vida.

El joven se acerca a

ella y la ayuda a quitarse la ropa para luego llevarla en

90


verboGráfica brazos hasta la recámara, acomodarla en su cama y arroparla hasta que Ofelia se queda dormida. La mañana abre sus puertas al nuevo día y la joven despierta enroscada en las sábanas con la cabellera destripada sobre su decolorada cara, con manchas oscuras de delineador en sus pómulos y la pintura de sus labios dibujada en su rostro.

Se

incorpora y la cabeza le da vueltas arrastrando toda la habitación en un frenético remolino hasta llegar al baño, que le ofrece volver el estómago en el mismo instante en que el tornado es devorado por el escusado. Se incorpora hasta el lavabo y se apresta a vislumbrar qué será de su vida asomándose al espejo, que le devuelve su realidad con una cachetada del botiquín que esconde sus pastillas para las jaquecas. Se sirve un trago de agua con el que toma las píldoras en

un

sacudón

de

cabeza

hacia

atrás,

que

recompone su mirada hasta fijarla nuevamente en el espejo que le devuelve sus ojos desafiantes hasta que una sonrisa define el duelo.

Sin dejar de mirarse

extiende la mano hacia el grifo que enciende la ducha y lo gira con suficiencia.

Toma el cepillo y

comienza a amansar su cabello hasta hacerlo suyo nuevamente. Su sonrisa en el espejo nos dice que se apresta a renegociar el contrato y otra vez, su risa no deja resquicios de duda, el sinsabor no tiene cabida en su vida.

91


verboGráfica

“Exuberancia”, Electrografía de Luis Makianich, 2009

92


verboGráfica

Hipnosis

Es inútil que me resista, su presencia me vuelve irreversiblemente en trance. Desde el primer día que la vi, mis rodillas jugaron a ser hojas huyendo de su árbol de otoño, temblorosas y esquivas como pollitos recién nacidos escapando de un rayo de sol. Mi boca se secó para atrapar cualquier palabra que intentase huir de ella y mis ojos se tornaron vidriosos, como protegiéndose del calor de su aliento. Hoy su efecto persiste cada vez que entro en su órbita.

Mis ideas

caminan erráticas por mi cabeza rebotando en mis ojos y oídos por dentro, prisioneras de mi propio pensamiento, carcelero de mis debilidades. He intentado evadirme de su gravitación en innumerables ocasiones con idéntica cantidad de fracasos, aunque cada revés se tornó en alivio una vez devuelto a su área de influencia. Cierro mis ojos y su escote permanece en mi retina por siempre, con sus planetas a punto de eclipsarse como dos copas de 93


verboGráfica vino rojo estrellándose en un brindis astral, dejando su borla en el fondo y agitando su cuerpo frenéticamente contra el cristal, que muestra orgulloso los secretos de una vida compartida por dos almas que se funden en un solo instante, en un único beso. Otras veces el sonido de su vestido que frota suavemente

su

piel,

se

vuelve

mezquino

al

esconderme los detalles que hubiese querido conocer y que se oculta victorioso en la música de sus aretes que tintinean mis desvelos. ¿Qué otra cosa podría un hombre como yo desear, sabiéndome el que la ostenta y quien la posee?

La observo desde el interior de la barra,

meneando sutilmente su cadera, con una mano en alto sosteniendo la bandeja, de mesa en mesa, arrojando miradas y sonrisas por doquier, como reconociendo su influjo, y proyectando su aura.

Los

parroquianos se envuelven en su perfume conforme ella pasa y le devuelven sus ojos entregados a sus dominios, que conforman el territorio inexorable de su imperio.

Súbitamente, ella alza su cabeza para

mirarme desde su lejanía, sin más pretexto que convidarme a participar de sus pertenencias, pero con la certeza implícita de que soy parte de ellas. Yo le sonrío asintiendo mansamente mientras repaso una copa y la coloco sobre el mostrador, invitando a un feligrés con el vino de mis memorias, que él acepta complacido.

Mi mente se disipa en el chorro de la

94


verboGráfica bebida que se vierte en el vaso y por un momento pasan por allí mis momentos de angustia, cuando mis pensamientos logran escaparse de su territorialidad y me ahogo en melancolía. Por primera vez pude ver por mí mismo, sin su influjo conciliador.

Mis peores

temores toman posesión de la batalla y se concentran en mis manos, que toman otro vaso y se aprestan a servirme, cuando mis ojos se rebelan contra mi insurrección y buscan la ayuda de ella…que aún me sostiene su hipnótica mirada.

Por un instante lucho,

pero luego bajo la botella apoyándola contra la barra, la que tapo y guardo en la vitrina. En ese momento todo permaneció estático.

La gente, el murmullo,

hasta el ventilador del techo paró de girar, como si esperasen que algo cambiara en la monotonía de esa tarde de verano. Y algo pasó. Mientras el ruido de la vajilla continúa su acostumbrada melodía, y las voces susurrantes de los comensales se mezclan con el televisor, yo me quito el delantal y lo dejo bajo el mostrador. Sin mirar a nadie me alejo a paso normal hacia la puerta y abandono el local hasta encontrar mi vida. Ahora vivo en otro pueblo, y frecuentemente escucho comentarios de la gente, que afirma que aún me encuentro detrás de esa barra, con mi mujer, atendiendo

a

los

parroquianos,

y

tal

vez

sea

cierto…pero ya nunca podré averiguarlo, porque para ello, debería volver.

95


verboGráfica

“Mujer de arena” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

96


verboGr谩fica

La Belleza de lo Ef铆mero

La belleza guarda relaci贸n con el tiempo que la ostenta y por alguna raz贸n somos conscientes de ella por la brevedad de su influencia.

Al esfumarse el

cuerpo que la contiene su imagen permanece en nuestras

retinas

hasta

grabarse 97

indeleble

en

la


verboGráfica memoria.

Un momento de permanencia

en el

universo la hace perdurable y el hueco que ocupa su lugar pasa a formar parte de una constelación de ausencias que se ocultan en vacíos omnipresentes. -¿Cuál es el propósito de su existencia si no es apreciada? -¿Por qué nos esforzamos en comprender su esencia intelectualizándola, cuando se precisa un solo instante para descubrirla? -¿Significa algo bueno o una simple distracción activada para movilizarnos? -¿Es real o solo existe en quien la percibe? Una escultura en la arena permanece hasta que el mar decide pasar su mano sobre ella, acariciándola y

salvando

la imagen

en

su

memoria

líquida;

guardando en su superficie plana el vacío impreso de su evanescencia. El artista siente que su ofrenda le da a su musa una nueva vida, renovando su apasionado apetito por descubrirse esculpida con las manos de su amado y la noche baja sobre la playa como una prensa que al abrirse en la mañana imprime su estampa en el cielo, desde donde Febo abre su único ojo dorado que admira el sublime milagro amanecido de un amor furtivo, recostado en la arena de sus recuerdos.

98


verboGráfica

“Mujeres de papel”, Electrografía de Luis Makianich, 2009.

99


verboGráfica

Origami - “Un mago es capaz de convertir las hojas de papel en pájaros”. (Katsuhita Hokuasi)

Si hay un material que contiene mi verdad debe ser el papel. Si lo miro fijamente durante horas puedo ver el infinito; mi mente puede vertirse en él por completo y como en una mesa, buscar mis ideas desparramándolas con las manos hasta acomodarlas en su justa posición; ordenar el cosmos a mi gusto y ocultar detrás de cada pliegue los agujeros negros de mi vida, aquellos que se quedaron con lo bueno de mi, o simplemente con lo que hubiese querido retener ahora. Todo mi pasado se encuentra plegado en este viejo cofre que acabo de desempolvar en mi ático y sé que en su interior me espera el tesoro que alguna vez creí tan inútil como otras veces invaluable: Mi viejos flexo papiros. Levanto la tapa del baúl, y mi cara siente el resplandor hasta ahora dormido del papel envejecido de una palomita, que tomo con mis manos cuidando de no lastimar sus sentimientos, luego de tan brutal abandono; acaricio su cola y sus alas me saludan como si no hubiera mediado el tiempo en nuestra 100


verboGráfica indeleble amistad. Me aventuro a sacar los aviones y me vuelvo niño por un instante arrojándolos en todas direcciones

para

configurar

el

espacio

de

mi

imaginación hasta ahora adormecida en el recuerdo de mis amigos.

Un instante después, un temblor se

apodera de mis manos y como desobedeciéndome se introducen en el cofre con cautela para tomar una extravagante rosa, de un pálido color amarillo, formada con indescifrables dobleces en los que mi amor tuvo lugar. La luz redujo el espacio a una mínima esfera albergando a mis dedos y su frágil cuerpo, el de Emilia en un poco de ayer.

Desvisto sus pétalos

suavemente a la vez que evoco en cada pliegue una caricia o un beso que alguna vez robé, y que recién ahora puedo descifrar. El papel me hace notar su queja, mostrándome sus cicatrices en los dobleces hasta que encuentro toda esa verdad acumulada, que duele y me espanta, por su notoria angustia y mi mezquina ausencia que evadió envejecer con ella. Una última hoja de papel que encuentro en el fondo del arca me tuvo hipnotizado desde hace varias horas, por su tersa textura, sin ajaduras ni dobleces, sin nada escrito en ella. Emilia me la obsequió cuando nos despedimos y recién ahora mi pecho late por ello. Concentro mis ojos en su superficie y mis dedos añoran modelar su cuerpo con tantos pliegues como sea posible, pero mi corazón se rebela y detiene la marcha, y mi imaginación se pierde en su infinita talla.

101


verboGráfica

“Tigre” Electrografía de Luis Makianich, Buenos Aires, 1986

102


verboGráfica

El Acecho

- No fue hasta que la joven Marcia enviudó que la vereda del parque zoológico le parece intimidante. Es desde entonces que evita caminar por ella durante las tardes. Eder, su perro lazarillo no parece inmutarse cuando por alguna razón su ama le indica que debe acompañarla atravesándola, pero debido a su instinto animal, él se mimetiza con su temor y ensancha su

103


verboGráfica lomo brindándole una sensación de seguridad.

Su

ceguera la acompaña desde que era una niña, pero nunca necesitó un perro porque siempre lo tuvo a Emilio, su fiel amigo que se convirtió en su esposo. El fue sus ojos en la dulce niebla de su juventud y la luz de esperanza durante su madurez.

Su voz guiaba su

camino cuando se apagó su risa y de pronto todo fue confusión. La bruma turbó su mundo por primera vez cuando su compañero la dejó. Eder sabe que nunca llenará el hueco que habita en su alma y simplemente calla. Ella aún no toma una decisión acerca de su relación con su perro guía, pero en su interior lo considera un intruso, la personificación de su propia impotencia. Ve en él más que una ayuda, una carencia, y lo manifiesta en la acidez del tono de su voz al ordenarle, no como a un fiel amigo sino a un súbdito. Esta tarde la caminata por el jardín zoológico se prolongó más de lo debido.

Los paseos vuelven a

Marcia la niña que alguna vez fue y los recuerdos inundan su mente simulando las imágenes que vivió, aunque acrecentadas por su frondosa imaginación y agigantada aún más por los relatos que Emilio alguna vez dibujara para ella.

Además hoy es un día tan

especial como aterrador. El día que su esposo murió en ese trágico accidente bajo las fauces de un tigre, en este mismo lugar. El porqué aquí y ahora no es fortuito y ella lo sabe. Su necesidad de saber es más poderosa

104


verboGráfica que su temor, y la noche no la asusta, porque ella siempre fue noche. Los sonidos del bosque gritan la luz para Marcia y ahora es ella quien guía a Eder.

Lo

suelta y se interna entre los espesos árboles. Su perro la sigue con cauta fiereza hasta que un horrendo rugido inunda de luz el monte. El fiel compañero remoja la cabeza entre sus manos agazapando su tembloroso cuerpo pero no retrocede

al ver a la audaz mujer

caminando altiva hacia la terrible criatura. La fiera la rodea lentamente como estudiando sus movimientos cuando Marcia lleva sus manos a su pecho y comienza a desabotonar su blusa, luego su pollera hasta quedar completamente desnuda.

Imagina su

propio cuerpo visible a la luz de la luna filtrada entre los sonidos del bosque, desde donde la dulce voz de Emilio la invita a amarse una vez más, sobre un lecho de sangre y carne comulgándose mutuamente en un rito de amor eterno.

105


verboGráfica

“Escalera al cielo” 3D Rendering, Luis Makianich, 2009

106


verboGráfica

El Día que no Amanece

Realmente

debí

estar

muy

cansado

para

quedarme a dormir a un lado de la carretera. Ayer fue un día agobiante, podría decir que interminable. Cada parada en mi ruta representó una discusión con mi entrevistado. Las inspecciones de obras ya no son tarea placentera para mí, sino todo lo contrario. Los tiempos han cambiado y la gente ya no es lo que fue, cuando las vacas gordas. Lo que más me asusta es que yo también he cambiado y me siento obligado a negociar con ellos con los códigos de la compañía, aún sabiendo que no son razonables para los tiempos que vivimos. Con todo esto, me acosté en el asiento trasero de mi jeep, deseando no tener que despertar. Pese a que logré dormir profundamente desperté temprano…y estoy desde hace horas esperando que amanezca.

Desciendo del auto y hago un poco de

fuego para prepararme un mate, aprovechando mi pereza matinal para colocar la yerba lentamente, 107


verboGráfica saboreando las tenues llamas chispeando sobre las ramas secas e iluminando mi cara.

Cada tanto

levanto la cabeza para mirar el cielo preguntando por la mañana…pero la respuesta es nada.

Mi reloj

parece haberse detenido, aunque se sigue moviendo y marca las ocho…Mi desconcierto es compartido por los sonidos del campo, que empiezan a oírse como desconociendo las reglas del alba.

Los pájaros

cantan, un gallo se escucha a lo lejos despertando al coro de su granja que inicia el primer compás de la sinfonía que espera interpretar la batuta de un sol…que no asoma a la escena.

Los animales

enloquecen como el preludio del ensayo de una orquesta en su momento culminante,

antes de

empezar la obra y yo, su único público alzo la mirada al azul profundo de la noche clamando por el inicio de su indefectible primer acto. Mi desesperación y la de los animales del campo nos hacen buscar con la vista el oriente, como si esperáramos a nuestro amo en la puerta, que se ha retrasado. Nada. Desesperado apago el fuego sin haber tomado un solo mate y subo al vehículo

consternado,

enciendo las luces y arranco el motor, que al principio se niega a hacerlo mostrando su desánimo, una sensación que comparto.

Tomo la carretera hacia

atrás hasta una calle no asfaltada que conduce al este, como yo había visto ayer. Acelero levantando una polvareda que deje en claro que viajo hacia la

108


verboGráfica mañana.

Lo hago por varias horas y el paisaje

nocturno continúa indeleble.

Los faros del auto

iluminan mi cercano horizonte y esa es la única luz que éste puede ver.

El combustible se acaba y quedo

varado en el medio de la nada con las luces encendidas, que poco a poco van perdiendo la vida hasta emitir su último suspiro en la escarcha flotando en el aire. Con la aflicción de las últimas oscuras horas no se me ocurrió encender la radio para ver si había alguna noticia que explique lo que está sucediendo. Mi estupidez se desquitó conmigo al mover la perilla y descubrir que ahora es tarde para intentarlo, con la batería del auto completamente descargada. Abro la puerta y salgo a la interminable oscuridad a orinar la rueda trasera como una forma de castigo al pobre coche, que me devuelve el insulto salpicándome.

El frío de la noche me invita a

recostarme sobre el capot del auto, aún tibio y boca arriba con los dedos de las manos entrecruzados bajo mi cabeza, decido contemplar la belleza del ahora más indescifrable que nunca infinito. No es sino hasta este instante que me percato que las estrellas han desaparecido y no logro encontrar la luna.

Por

primera vez en lo que llevo de existencia estoy completamente solo. Los sonidos del campo ahora se vuelven

inaudibles,

el

mundo

parece

haberse

detenido y mi corazón no late. Ya no hay razón para mantener mis ojos abiertos, pero tampoco la hay para

109


verboGráfica cerrarlos.

El aire no huele a nada y pretendo no

respirarlo. Por única vez en la vida…Ruego. Espero. No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde que inicié este trance.

Pero algo está sucediendo.

Un

punto de luz se dibuja en el centro del firmamento al mismo tiempo que una leve vibración se siente en el viento a través del movimiento de las ramas en los árboles.

Súbitamente el punto luminoso se amplifica

en un gran círculo que proyecta un hermoso cielo azul sobre una gigantesca pantalla rectangular emplazada un escalón más abajo. El gran cono es perforado por una estructura de circunvalación multicolor que se multiplica

en

forma

descendente

con

una

multiplicidad de patrones de repetición hasta llegar al suelo. La luz proveniente del gran hueco en el cielo, esboza

miles

superestructura

de

formas

iluminada,

diferentes

sobre

convirtiéndola

en

la una

gigantesca pirámide multiangular con caras planas de sección

curvilínea,

geométricamente

que

se

corporiza

rotando

aunque en forma aleatoria y

conformando una escalera que me invita a invadirla. Mi cuerpo, aún en trance se deja guiar por la luz y comienzo el ascenso utilizando mis piernas y brazos como lo haría un arácnido describiendo una telaraña en toda su dimensión fractal.

El cono iluminado

termina en un aro posicionado en la superficie de la esfera nocturna, dividiendo la luz de la obscuridad y

110


verboGráfica hacia él escalo. Al llegar a la cima, el gran entramado continúa hacia el celeste infinito con su misma ley de generación pero algo me dice que debo dejar de subir. En ese punto, el cielo es mi suelo y puedo ver mi vida entera en cada cristal de su estructura.

Mis

sucesos se enfrascan atrapados en cada forma así como mis angustias y mis temores. Todo está allí para que pueda comprenderlo y solo tengo que mirar dentro de la luz. Me doy cuenta que cada crisis de mi vida está contrapesada por cada momento de sosiego y atadas por la misma encrucijada. Es como un diagrama para explicar lo hasta ahora inexplicable. Cada conflicto atado a su solución y cada dilema a su justa decisión.

Esta revelación me sofoca y me quito

la ropa para sentir mi libertad en la piel. Mi ansiedad por la búsqueda de respuestas se torna frenética hasta que mi cuerpo languidece. rápidamente

y

mi

Noto que envejezco

organismo

no

acompaña

voracidad por saber. Me detengo.

“Iluminación” 3D Rendering, Luis Makianich, 2009

111

la


verboGráfica A

mi

regreso,

los

cristales

vuelven

a

ser

multicolores, ocultando las respuestas a medida que rejuvenezco.

El grandioso edificio

se repliega

lentamente permitiéndome llegar al suelo. La pantalla se apaga y el aro de luz se reduce a un punto nuevamente hasta que por fin desaparece. Todavía es noche y mi cuerpo está fatigado. Me recuesto en el asiento trasero de mi vehículo y me quedo dormido. Amanece. El gallo toca diana y el resto de los vientos se le acopla en una brillante obertura.

Me

desperezo con la gracia de quien goza de la alegría matinal. Realmente fue un sueño reparador tanto en cuerpo como en espíritu.

Siento que en adelante

podré lidiar con mi trabajo y atender a la gente con la humanidad que se merece. Si bien no conozco todas las respuestas, me tranquiliza saber que hay una correcta para cada dilema y solo debo buscarla con el corazón sano. Solo hay una pregunta que no tiene una explicación en mi sueño… -¿Qué hago desnudo en medio del campo?

112


verboGráfica

“Vida después” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

113


verboGráfica

Sueño Eterno

La fiebre mantuvo mi cuerpo flotando durante varios días y no importa cuán intenso fuera el impulso que mi cerebro le diera a mi sistema nervioso, mis músculos no obedecían su mandato permaneciendo tiesos, sin la menor tonicidad que diera movimiento a nada de mí, solo que mis oídos aún registran el bip del equipo médico al que me hallo conectado, y mis ojos logran captar a través de mis párpados cerrados la tenue luz que emana la pantalla del osciloscopio en la 114


verboGráfica habitación oscura del hospital, en sintonía con mis pulsaciones que percibo como rayos atravesando todo mi sistema sanguíneo hasta mi corazón, que está muy cansado, y me lo transmite en código Morse con una arritmia muy calculada, como advirtiéndome que el fin de mis días está cerca.

Doy por sentado que

nadie, a excepción de estas máquinas está velando por mí en este cuarto.

Esta maldita peste está

cobrando vidas sin pausa y es lógico que eso suceda, y no dejo de pensar en cuántas personas están pasando por lo mismo, sin la posibilidad de hacer algo al respecto. Bip…bip…bip…

(Mi

única

compañía)

Bip…bip…bip… (Mi esperanza rítmica) Bip…bip…bip… (Mi alivio al dolor) Bip… bip……… bip…………….. Biiiii……………

p…………

……………………………………………….

Terminaron

los

rayos en mis arterias, pero puedo oír los pasos detrás de la puerta y gritos tras ella, que alarman de mi condición. Se enciende la luz en mi habitación, lo que puedo notar sin abrir los ojos que ya no puedo abrir. Siento un shock eléctrico en mi pecho que sacude todo mi cuerpo pero aún no puedo moverlo. Siento otro que parece recordarme los rayos atravesando mi corazón y llevando su fuerza hasta mis extremidades, aunque estas no responden al impulso. El líquido vital parece reacomodarse por todo mi cuerpo hasta nivelarse en todo el sistema por un momento…

115

Un


verboGráfica tercer shock

pasa directamente desde mi pecho

hasta mi cerebro recargándolo de energía… aunque siento que es una energía diferente a la que estoy acostumbrado; toda la sangre en mi cuerpo se estabiliza nuevamente e inunda mis aurículas y ventrículos como nunca antes; una sensación muy extraña se materializa en mi mente a través de sonido del líquido nivelando cada órgano de mi cuerpo, que permanece quieto y esta vez, parece ser permanente. Ya no siento ensancharse a mi pecho por lo que creo que he dejado de respirar, aunque siento pasar el aire a través de mis fosas nasales y mi boca…pero esta vez en un solo sentido, y ya no regresa. Me siento solo, atrapado en un cuerpo que ya no me obedece. Ya no me pertenece, por lo que me refugio en mi cráneo, que parece ser el único lugar al que puedo llamar hogar.

Sin embargo, todavía tengo algún contacto

con el exterior; oigo los sonidos de la habitación, fundamentalmente agudos, como sollozos y lloriqueos, algunos sonidos metálicos, como de piezas de una camilla chocando entre sí. De pronto, percibo algo inesperado… el contacto de una mano sobre mi brazo, con fuerza, y mi cuerpo que se mueve, aunque sin que yo lo ordene; otras manos me toman con fuerza y mi cuerpo que se desplaza, aunque en sentido horizontal, elevándose de la cama hasta posarse en otra superficie, algo más dura. Siento el movimiento de translación junto con esa superficie y el sonido de

116


verboGráfica una camilla golpeando contra una puerta, el aire que golpea mi cara, sonidos confusos, como de otro lugar, mas grande y concurrido; siento la velocidad en las plantas de mis pies desnudos, otra puerta que se abre, un silencio abrupto, y la obscuridad de nuevo. Ya no tengo dudas que mi cuerpo ha muerto. No dejo de preguntarme por qué aún mi mente ostenta la conciencia de este hecho si mi cerebro también debería estarlo.

Tal vez esas descargas

eléctricas que recibí cuando mi corazón dejó de latir cargaron mi masa encefálica acumulando la energía necesaria

para

que

mis

neuronas

continúen

conectándose y produciendo la sinapsis que les permite comunicarse entre sí, transformando la señal eléctrica en otra química.

En este momento, siento

una sobrecarga en la zona límbica de mi cerebro, como una molestia detrás de mis ojos, que se manifiesta como “temor a desaparecer”.

Me doy

cuenta que si mi masa encefálica está alimentándose de una sobrecarga eléctrica para poder seguir existiendo, cuando ésta se agote también lo haré yo. Mi desesperación me lleva a recorrer mis bancos de memoria para intentar recordar lo que pude haber aprehendido sobre mi propio cerebro y me conecto con una neurona que tiene esta información:”El cerebro humano adulto,

puede generar nuevas

neuronas. Estas nuevas células se producen en el hipocampo, región relacionada con la memoria y el

117


verboGráfica aprendizaje.

Las células madre, origen de esas

neuronas, pueden constituir así una reserva potencial para

la

regeneración

neuronal

de

un

sistema

neurológico dañado…” Esto me permite suponer, que mientras mi cerebro permanezca activo, utilizando las áreas de memoria y aprendizaje, su estructura se regenerará manteniéndome “vivo”. Nuevamente siento que la camilla en la que me encuentro se desplaza y esta vez creo que me suben a una ambulancia, por el sonido de la sirena, que inmediatamente se apaga, tal vez porque es de noche y no desean molestar…pero, ¿qué digo? Si no la encienden es porque entonces no hay urgencia, y no intentarán revivirme.

El motor se detiene y me

bajan con muy poca delicadeza, y puedo escuchar las voces del chofer y alguien más que dicen: -“Éste es el último por hoy, así que vamos a tener que bloquear la entrada de la cueva para que no se propague”. -“¿Trajiste la sustancia para espolvorear sobre los cuerpos?”. -“Sí, está en ese barril”. El terror se apodera de mí, y siento como esa área de mi cerebro detrás de mis ojos manifiesta una intensa actividad.

Siento

que

mi cuerpo

cae

bruscamente sobre una superficie blanda…y creo que son más cuerpos.

Un olor muy fuerte intensifica la

actividad de ese sector encefálico y pronto comienzo

118


verboGráfica a sufrir de un ardor en diferentes partes de mi superficie corporal

que

inmediatamente

desaparece,

dejándome incomunicado permanentemente con el mundo exterior.

Ya no puedo oír, ni sentir los otros

cuerpos…ni siento ese apestoso olor. No sé cuánto tiempo ha pasado desde mi incomunicación,

aunque

eso

no

debería

tener

importancia en mi condición. Solo me ha preocupado mantener estimulando el intercambio neuronal para seguir existiendo, que es lo único que me importa, aunque también me perturba la soledad. Paseo por todas las celdas de memoria que me hagan recordar momentos felices, y hasta infelices, con tal de seguir adelante. Pero llega un momento en que mi fatiga mental me convoca al sueño, y yo me resisto todo lo posible por temor a no despertar.

Luego, recuerdo

que durante el sueño, nuestro cerebro consume el mismo

veinte

por

ciento

de

energía

corporal,

alimentando pensamientos inconscientes, y esta idea me doblega hasta el nuevo día. -“¡Hey!”-(Siento que alguien me llama) -“¿Cómo es posible, si perdí todo contacto con el exterior? Ya no tengo oídos” -“Estoy en tu mente, soy Juan” -“Es imposible, nunca conocí a ningún Juan, o estaría en alguno de mis bancos de memoria” -“Es que aún no me conoces, yo también estoy muerto, y esto es simplemente telepatía”

119


verboGráfica -“¿Cómo dice?” -“Yo

experimentaba

en

psiquiatría

cuando

estaba con vida, y aún lo tengo en mis células de memoria, además, no estamos solos, he logrado comunicarme con el resto de la gente de esta cripta común” -“¿Ellos también pueden comunicarse así?” -“Por supuesto, no me costó mucho transferirle mis

conocimientos

hasta

que

aprehendieron,

y

descubrimos que aprehender estimula el crecimiento neuronal que nos alargará la vida” -“Hola, mi nombre es Enrique” dice alguien más -“Hola a todos”- digo para abreviar _”Bienvenido”-dicen a coro -“No entiendo su entusiasmo, estamos aquí irreversiblemente

muertos,

sin

nuestros cuerpos y

ustedes parecen tan contentos” -“Aún existimos, y eso es lo que cuenta, y todavía contamos con nuestros huesos.”-dice Juan -“Pero

ya

no

nos

pertenecen”-contesto

ofuscado –“ni siquiera responden a nuestros impulsos” -“Yo no estaría tan seguro”-dice Enrique –“Yo practicaba la telequinesis y creo que podría enseñarles a hacerlo con nuestros propios huesos” -“Es una locura”-dice alguien –“Sin músculos, tendones ni sistema nervioso, sería imposible activar los movimientos”

120


verboGráfica -“No estoy de acuerdo con esa observación”dice Juan –“Ustedes sabrán que cada célula de nuestro cuerpo, incluidas las de nuestro sistema óseo, poseen toda la información genética de nuestra vida pasada, e incluso la de nuestros antepasados…” -¿Y…? –dice alguien -“Nuestros cerebros tienen el recuerdo de cómo se sentían nuestros movimientos más comunes y creo que podríamos reproducir el mecanismo para que nuestros huesos se alineen en la posición adecuada y así aprehenderemos nuevamente” No puedo disimular mi entusiasmo con esa ridícula idea y me sumo a los comentarios sugiriendo: “¿Qué tal si nos concentramos en algún movimiento automático, como bailar, por ejemplo?” -“¿Sin música?”- alguien comenta -“Pensemos en alguna canción de esas que con sólo escucharla, los pies se empezaban a mover solos y nos lanzaban hacia la pista de baile”-propongo Nuestras mentes se aunaron en un solo deseo y un bongó empieza a golpear muy agresivamente; Unos gritos selváticos se intercalan en su esotérico ritmo hasta que una voz se escucha en nuestras cabezas:

“Please allow me to introduce myself I’m a man of wealth and taste…”*

Los gritos selváticos y el bongó continúan, pero nuestros esqueletos permanecen inertes.

121


verboGráfica “I’ve been around for a long, long year stole many a man’s soul and faith and I was round when Jesus Christ had his moment of doubt and pain”*

Es entonces cuando siento que una falange de mi pie izquierdo hace un leve movimiento y un suspiro se escucha desde la música que todo el grupo estaba sintiendo.

“Made damn sure that Pilate washed his hands and sealed his fate”*

Y nuestras pelvis articularon nuestras cinturas y extremidades hasta que nuestros cuerpos enteros comenzaron a bailar al ritmo de: “Pleased to meet you hope you guess my name But what’s puzzling you Is the nature of my game”*

Y todos enloquecimos de felicidad y mientras gesticulamos, con todo nuestro cuerpo expresamos la angustia acumulada hasta extirparla de nuestro ser, y cantábamos con nuestras mentes:

“Ooo, who, who Oh, yeah what’s my name tell me, baby, what’s my name tell me, sweetie, what’s my name Ooo, who, who Ooo, who, who…”*

122


verboGráfica Súbitamente, el encantamiento se esfumó y nuestros esqueletos se desplomaron, cuando decido manifestar la duda que me inunda: -“Esto es parte del sueño al que me negaba a ingresar cuando mi cansancio me desbordaba… ¿No es así?”-digo indignado –“Ustedes no existen y nada de esto estaría sucediendo si no hubiese decidido dormir un poco…” -“Tal vez sea cierto”-me contesta José –“Pero lo que sucede en tu cerebro en este estado, es lo único que te queda, y aquí no hay tiempo, porque tú haces las reglas en tu sueño y despertar o seguir soñando es tu prerrogativa”. Su razonamiento me parece lógico, como si hubiera salido de mi propio cerebro, así que solo me queda decidir si debo despertar o asumir cual será mi sueño eterno…

“Ooo, who, who Oh, yeah what’s my name tell me, baby, what’s my name tell me, sweetie, what’s my name Ooo, who, who Ooo, who, who…”*

*Fragmento de: “Sympathy with the devil”. De Mike Jagger y Keith Richards (The Rolling Stones).

123


verboGráfica

“Infierno” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

124


verboGráfica

Infierno

Me resulta muy difícil establecer el punto de inflexión de mi existencia; aquel en el que se podría decir que ha cambiado algo significativo para mí; incluso no me atrevo a pensar que pudo haber sido el día que morí.

No es el día que dejé de existir, porque

de hecho aún existo, o no podría estar pensando todo esto, ni recordar siquiera todo lo que he vivido cuando aún tenía un cuerpo que se ajustase a mi espíritu. 125


verboGráfica Todavía tengo presente la mayoría de los sucesos que acontecieron durante mi vida, sin embargo, me cuesta diferenciar entre aquellos que me hicieron feliz y aquellos en los que sufrí del infortunio. Es que en el lugar en el que estoy no existen parámetros para evaluar las diferencias.

Mi cuerpo se atormentaba

constantemente con situaciones que ahora no me parecen significantes en lo absoluto; sentía placer por experimentar las vicisitudes de la vida que aquí me resultan irrelevantes, inclusive actuaba según reglas de convivencia con mis semejantes que hoy, en donde me encuentro serían absurdas. Aún así, no creo que el momento en el que cambié del estado sólido al gaseoso, si es que así puedo llamarlo, fuera el mismo en el que un cambio se produjo en mí. En este “no lugar” no tenemos códigos ni reglas a seguir; no existen las leyes de la física, al menos como las conocíamos en vida, puesto que el fuego no quema ni nos devora, ya que tiene la misma composición que lo que acá llamamos nuestro cuerpo;

podemos

comer,

pero

no

necesitamos

alimentarnos y el vino no sacia la sed ni cambia nuestra actitud, que de hecho es siempre la misma; y el amor…no existe, como nunca existió para todos los que habitamos el infierno. ¿En qué momento de esta eterna agonía, empecé a sentir la necesidad de tener un propósito? Con este cuestionamiento me introduzco en las

126


verboGráfica ardientes flamas de la piscina pública, ya no con mi acostumbrada razón de intentar sentir placer con el contacto físico de alguna condenada mujer, sino con el ferviente deseo de escudriñar en la historia de su anterior vida, buscando algún indicio que me haga comprender alguno de mis porqués.

Una hermosa

mujer de cabello cobrizo me mira con avidez y me acerco a ella intentando no sucumbir a su belleza para poder cumplir con mi objetivo. -“¿Cómo están las llamas?”- le digo para romper el hielo. -“Ardientes”- me dice zambulléndose en mi cuerpo y abrigándome de caricias. Yo intento atemperar un poco la situación invitándola a jugar un juego “distinto”, que es lo que todos acá añoramos:-“¿Qué tal si hacemos algo nuevo?” -“¿Qué puede haber de nuevo que no hayamos jugado ya?” -“Tal vez conversar”- contesto con seguridad. Ella se queda mirándome intrigada para luego decirme:-“No… no creo que estés loco, porque a esos no los condenan al fuego eterno”. Mientras me observa de arriba abajo inclinando su espalda hacia atrás como si se apoyara en una llamarada, que brota detrás de ella como provocándome para luego preguntar:-“¿Y bien…?”

127


verboGráfica -“¿Y qué pensarías si lo estoy? ¿Acaso no puede suceder que por error haya sido condenado?” -“Eso

sería

interesante,

¿quién

sabe

la

cantidad de variantes entretenidas que podría yo hacer con un desequilibrado?”- dice mi hermosa joven seduciéndome con su mirada. -“Entonces juguemos a que ambos lo estamos, y pongamos reglas”. -“¿Reglas?” -“Exactamente.

Llevamos

una

eternidad

haciendo lo que nos venga en gana; sin prejuicio de lastimar a nadie, porque aquí nadie puede ser lastimado; sin importarnos si el otro goza cuando tenemos sexo, porque es solo un juego y abusamos de la gula y la avaricia porque nada de eso puede cambiarnos

nuestra

actual

agonía;

así

que

instituyamos un código de comportamiento, como si en realidad importara”. -“Suena divertido”, dice otra joven que oyó nuestra

conversación

y

se

acercó

a

nosotros

acariciando nuestros cuerpos como invitándose a participar.

Mi compañera le devuelve sus caricias

como aceptándola en el juego y yo intento contener la situación proponiendo: -“De acuerdo, tal vez sería un poco engorroso crear una serie de reglas para este juego, por lo que sugiero

que

utilicemos

las

viejas

normas

de

convivencia que solíamos tener en nuestras vidas

128


verboGráfica pasadas

aunque

nos

parezcan

inútiles

en

este

medio…y así podemos empezar de inmediato”. -“Muy Bien, empezamos por ponernos nombres, o mejor, ¿qué tal si utilizamos los que solíamos llevar?”dice mi compañera:-“Soy Sofía” -“Soy Mara” -“Yo

Dante, y propongo que empecemos

recordando qué nos trajo aquí” -“Yo engañe a mi mejor amiga Elvira con su esposo Julián y ella nos mató a ambos suicidándose después; por supuesto que están aquí en la piscina”Dice Mara mientras levanta su mano hacia ellos, agitándola para saludarlos:-“Hey, chicos, ¿por qué no se integran?- les dice mientras hace una risita pícara y ellos se acercan a nuestro grupo junto con otros espíritus que nadan sobre las llamas hasta nosotros, frotando sus cuerpos con los nuestros, que es como un saludo común en estos lares. -<<El juego se llama “Estamos vivos”, y la consigna es observar la antigua ley del “Innombrable” en la tierra>>- les digo a todos con entusiasmo. -“Empecemos contando nuestros “pecadillos” del

otro mundo para establecer una base para el

diálogo- Dice Sofía. -“No creo que funcione”,-dice Julián, “cuando engañamos a Elvira con Mara y ella nos asesinó, pensamos que lo nuestro había llegado a su fin, y sin embargo, ahora no solo estamos juntos los tres, sino

129


verboGráfica que

tenemos

sexo

grupal

sin

siquiera

sentirnos

Elvira,

“¿Cómo

molestos”. -“Tiene

razón

Julián”-dice

podremos actuar con esas viejas reglas si ni siquiera podemos

sentir

resentimiento

por

los

hechos

pasados?” -¿No sienten curiosidad por saber cómo se siente el remordimiento?”-les digo, “o la pasión”. -“Si mal no recuerdo…” Dice un espíritu del grupo, “La pasión sólo nos llevaba a la decepción, y respecto al remordimiento, ya deberías saber que los que llegamos aquí, a este infierno, lo hicimos por elección”. -“No te comprendo, ¿estás diciendo que no eres un condenado?” “Ninguno de nosotros lo es…Todos llevamos la vida que quisimos; quién robó, lo hizo porque pensó que así estaría mejor; quién violó, satisfizo sus deseos, así como el que mató, lo hizo por alguna razón que lo benefició, y el estar aquí, es el resultado lógico de una vida llevada a cabo con voluntad de venir a seguir haciéndolo, sin sufrir las consecuencias de esas reglas que ustedes desean rememorar con este juego”. -“¿Cuáles consecuencias?”-le pregunto un tanto ofuscado. -“Me refiero a que desde que estamos aquí, no importa si tenemos sexo con una mujer que no nos pertenece, nadie resulta afectado y por ende no

130


verboGráfica afecta el desarrollo de nuestras existencias, ya que por no “gozar” de la pasión, o del amor, ese acto es considerado intrascendente y como es costumbre aquí, no desemboca en la menor discusión, que es algo que ya habíamos olvidado.” -“¡Hasta ahora!”- replico:-“Desde que estamos aquí, esta es la primera discusión que se produce, y con bastante “pasión”, si me lo permiten. ¿No creen que este hecho amerita que nos replanteemos nuestros verdaderos deseos?”. -“Muy

cierto”-dice

Sofía:-“Nunca

me

había

divertido tanto desde que robé aquella joyería en Paris”. -“No entiendo por qué te resultó tan divertido ese evento”- Alguien comenta. -“Ahora

que

lo

pienso,

creo

que

era

la

adrenalina recorriendo todo mi cuerpo, al saberme en peligro de muerte…me hacía sentir viva”. -“¡De eso exactamente se trata este juego!”insisto:-“Si podemos recordar lo que nos hacía sentir estar vivos, podremos revivir”.

En ese momento las

llamas de la piscina cobran más fuerza y todos nosotros podemos sentir su calor, y hasta se sintieron algunos quejidos provenientes de la multitud que se ha agolpado en torno a nosotros y están participando del juego.

Algunos

de

nosotros

empezamos

a

preocuparnos por este acontecimiento, que rara vez ha ocurrido en esta eternidad.

131


verboGráfica -“¿Qué fue eso?” –comenta alguien asustado. -“Debe ser Lucifer, castigándonos por desafiar sus reglas”-dice alguien más. -“¿Reglas?”-dice Sofía, “aquí no hay reglas, y es por eso que estamos en este lugar”. -“Eso es correcto”-les digo a todos:-“Julián estaba en lo cierto al decirnos que estamos en el infierno como resultado de lo que quisimos durante toda nuestra vida; este infierno está en nuestro espíritu y somos nosotros los que decidimos qué sentir y cuándo no debemos hacerlo”. -“Si es así, ¿por qué siento el fuego y el ardor de las llamas me está quemando?”-se escucha decir a alguien. -“Creo saber qué sucede”-respondo:-“Este juego nos despertó la memoria y estamos aprendiendo a sentir, como en nuestra vida pasada, y si soportamos el dolor, también podremos sentir el perfume y apreciar la belleza de nuestros cuerpos, y hasta sentir la pasión…y el amor”. Al decir esto, las llamas se agigantan y se escuchan terribles estruendos que nos atemorizan, como no lo habíamos estado en toda nuestro eterna existencia, de tal modo que nos abrazamos unos con otros y esta vez sí pudimos sentir la textura de nuestros cuerpos, como nunca antes, y lo gozamos como si fuéramos felices por primera vez, y ya no importa el fuego, porque sentir el dolor es como una bendición.

132


verboGráfica Los truenos se escuchan cada vez más fuertes y ahora se pueden ver terribles rayos que caen desde arriba hasta que una milagrosa lluvia inunda la flameante piscina, apagando su ignífuga flama con una celestial tormenta de agua y pasión, envolviendo nuestras almas que se encuentran entrelazadas en un rito de amor, corporizado en todos nosotros flotando en su gracia. Y la noche se vuelve día, y despertamos abrazados en la hierba húmeda, con un cielo hermoso cobijándonos, junto a maravillosos sonidos de los pájaros volando entre fragantes árboles frutales, desnudos como Dios nos trajo al mundo…de nuevo.

133


verboGráfica

“Voraz” Electrografía de Luis Makianich, 2009

134


verboGráfica

Voraz

Emilia lleva un diario invertido de su vida, no porque se cuestione sino para afirmar la corrección de sus actos. Su naturaleza analítica le confiere la pausa necesaria para una existencia tranquila en lo que a la toma de decisiones se refiere. No obstante su fortaleza de espíritu, ella siente la necesidad de asegurarse en cada encrucijada, llevando un libro de las alternativas posibles a los juicios tomados eventuales consecuencias.

135

y desarrollando sus


verboGráfica Cada noche al acostarse, se deleita releyendo sus aventuras imaginarias al comprobar que Roberta, (su personaje) sufre tormentosas vicisitudes que la hacen visiblemente infeliz, lo que realza la calidad de su propia vida, por contraposición.

El relato cuenta

sobre su incapacidad de mantener un trabajo estable, sus relaciones afectivas cerca de ella y su economía balanceada, en tanto que en su real existencia se conforta en una estancia agradable, trabajando desde su computadora y relacionándose con todo un mundo virtual, que la halaga y complace conforme su ideal de vida. Luego de la acostumbrada lectura, cierra su diario al mismo tiempo que sus párpados, y se queda dormida, cuando comienza su verdadera historia…la de sus sueños. Allí Emilia se transforma en Roberta y vive una vida liberada y hermosa, sin traspiés ni complicaciones pese a lo arriesgado de sus actos, tirando por la borda todas sus ataduras, desafiando al infortunio y amando por doquier, sin prejuicio del dolor emergente. Cada día ella escribe el diario de la vida de Roberta que la Emilia de sus sueños borra de inmediato devorando el recuerdo de lo sucedido en las tierras de Morfeo y en las mañanas, sus ojos abren a la de todos los días, calma y prudente en su mundo ordenado de melancolía. Estos tres personajes creados por su propio ser, su consciencia y su inconsciente mantienen en equilibrio

136


verboGráfica sus emociones que remoja cada día en el lago de sus recuerdos confundiéndolos en uno solo e indivisible. No importa cuán calmo parece estar, el universo reniega de ese estado y tarde o temprano algún elemento provoca el desequilibrio que mantiene al cosmos en constante movimiento. Definitivamente, el mundo de Emilia se ha detenido y una pausa en su último sueño le indica que algo importante cambiará su vida para siempre. Un simple llamado a su puerta desata la tormenta y ella está a punto de abrirle paso sencillamente contestando. El timbre la despertó abruptamente en la noche y aún algo confundida se coloca el salto de cama y se abalanza por las escaleras hacia el conmutador para ver en la pantalla quien llama. Un joven esbelto espera en el porche de entrada dándole la espalda a la cámara y esperando ser atendido. Emilia se inquieta un poco, ya que nadie antes ha venido a su casa, que es como un templo a su soledad y que ella atesora como la esencia de su tranquila vida. Al fin su curiosidad pudo más, y pregunta por el altavoz: -“¿A quién busca?” El joven, quien se ha alejado un poco del portero visor para observar el hermoso paisaje del lago, se voltea y acerca rápidamente hacia él contestando:“¿Tu eres Roberta?” Emilia, que todavía se encuentra un poco aturdida por su último sueño, y visiblemente atraída por

137


verboGráfica su visitante no tomó en cuenta por quién éste había preguntado y dice con voz un poco insegura:-“s…si, ¿quién me busca?...” El joven contesta con un marcado acento extranjero: -“Soy Mark, nos conocimos hace un tiempo por Internet. Viajo desde Austria hasta Puerto Deseado por

cuestiones

de

trabajo,

y

decidí

venir

a

visitarte…espero no importunarte”. Este incidente provoca una revolución en la cabeza de Emilia, que estalla en una erupción de preguntas sin aparente respuesta según su lógica analítica,

provocando

una

interrupción

en

la

comunicación con el visitante que se prolonga mucho más de lo debido. -¿Cómo supo de Roberta… y quién le dio su dirección? E impulsando sus graves temores, ¿qué tan peligroso puede ser permitirle el acceso a un desconocido?, -¿Qué tan seguro es este sitio, en el medio de la noche y la nada? Pero además estimulando sus más íntimas dudas… ¿Cómo será ser Roberta por una noche, fuera de su diario, y fuera de sus sueños…? Emilia quita el dedo del botón del altavoz en el portero eléctrico, se acomoda el salto de cama, alisa su pelo y con una expresión voraz, desbloquea el pestillo de la puerta.

138


verboGráfica

Adán y Eva en el Ciberespacio” Electrografía de Luis Makianich, 2009

139


verboGráfica

Virtualidad

Esta mañana se levantó decidida a rediseñar su perfil.

Luego de ducharse contempla su cuerpo

desnudo frente al espejo y determinada a acabar con toda evidencia de la mujer que fue, rocía con aerosol todos los cristales reflejantes de la casa. 140

Cubre su


verboGráfica cuerpo con una playera y se prepara el desayuno mientras medita sobre algunos aspectos de su nuevo yo. Abre la licuadora e introduce cada pieza de fruta combinada con una determinada idea para su nueva configuración.

Esta vez el batido debe resultar

perfecto

nuevo

y

su

ser…Exquisito.

Vuelca

el

contenido de su imaginación en un gran vaso y lo lleva consigo hasta el escritorio, donde se encuentra la computadora.

Mientras la enciende

lleva el

recipiente a su boca y bebe un sorbo de su propio diseño como para apropiarse de su espíritu y comienza a construir su mentira virtual. Apoya las yemas de sus dedos sobre una tabla digitalizadora y un rayo de luz emerge desde el centro de su escritorio, sosteniendo una diminuta figura tridimensional de mujer suspendida en él.

Conforme

mueve sus manos la efigie gira y se transforma como si modelase en barro su propio cuerpo.

Una voz

electrónica se escucha preguntando:-“¿Nombre...?” – ella saca un libro de uno de los cajones del escritorio y lo abre al azar para luego tipiar: “Meryl” y luego repetir en voz alta para escuchar por si misma su nuevo nombre:-“Meryl…sí, creo que es apropiado”. En los siguientes minutos Meryl amasa la figura flotante hasta complacer sus expectativas para luego concentrarse en su cabeza, que ahora es amplificada casi a tamaño natural por su computadora.

Como si

se maquillara da forma a su imagen haciendo y

141


verboGráfica deshaciendo conforme su humor le imprime deseos hasta que por fin

el modelo resulta de su agrado.

Vuelve al tamaño inicial y lo observa girar hasta que su cuerpo desnudo llena de alegría su alma. Pasa varias horas probándole vestidos de los catálogos más prestigiosos del mundo, que tiene a su mano gracias a la red, disfrutando cada instante como una niña con su

muñeca,

ensayando

frases

sugeridas

para

diferentes ocasiones, hasta quedarse dormida en el instante en que sus manos se separan de la tabla y su sueño se esfuma en el aire. Al despertarse a la mañana siguiente, descubre que durante la noche su mente siguió configurando los distintos

pasajes

de

su

vida,

con

las

nuevas

características de su personalidad y que ahora sí, estaba lista para salir al mundo; ensayar su nueva historia que le depare un nuevo futuro; un nuevo día, nueva vida. Con sus nuevas armas se introduce en la guerra por el amor soñado, participando en un grupo de conversación de los tantos que pudo elegir en el interminable ciberespacio.

Meryl desplaza todo su

encanto en un escenario virtual compartido por una docena de personas de ambos sexos y excelente predisposición a la batalla. Los temas que se abordan son variados y pronto el grupo se va sectorizando por decantación de la diversidad de afinidades hasta que el suyo se reduce a un triángulo cuyo vértice más alto

142


verboGráfica es Elías, y su competidora es Cintia. El trío pasa a un nuevo y más reducido escenario donde pueden apreciarse de cuerpo entero suspendidos sobre la superficie de sus respectivos escritorios con una esfera de entorno proyectado como sala de reunión. Los tres se encuentran ataviados conforme la ocasión pero algo de superficialidad se nota en su conversación pese a que todos cuentan con la ayuda de algún programa

que

intelectualidad.

supla

su

evidente

falta

de

Elías narra sus aventuras como

cazador en África mientras Cintia lo escucha con idolatría, lo que provoca que Meryl se muera de aburrimiento. No tarda en desconectarse del aparato y lo intenta nuevamente con otro grupo, hasta que comprende que su propia apariencia la induce indefectiblemente a caer en el mismo tipo de situaciones una y otra vez. Cambia de Nombre y de personalidad tantas veces como su deseo de amar se lo pide, y ahora es Rosa, como otras veces fue Carmen, Elvira o Cleo; Pero esta vez algo parece ser diferente. Por primera vez es deseada por alguien a quien ella le corresponde; y no hay una tercera mujer en discordia.

Sus palabras se entrecruzan en el

espacio cibernético formando frases que parecieran salir de uno u otro en forma indistinta y finalmente, Rosa cree haber encontrado una mentira eficaz que la conduzca al amor de su vida; que siente y piensa como ella desea y seguramente podrán ser felices por

143


verboGráfica siempre

en

el

ciberespacio,

hasta

que

Andrés

pronuncia una frase que la deja pensando:-“Uno no es lo que es, sino quién pretende ser…” Rosa se siente un poco perturbada y se queda sin palabras, por lo que deja por un momento a Andrés y se dirige al sanitario.

Por su cabeza pasaron nuevas

interrogantes acerca de su amado y de sí misma. ¿Él es quien ella cree que es? Cómo saberlo, si toda su relación se construyó sobre fantasías. ¿Cómo pensar en que Andrés la ame como ella es, si ni Rosa misma lo sabe? Pensando esto rompe en llanto y enjuaga su cara en el lavabo para borrar la última huella de su dolor. Dirige su mirada al espejo y descubre que éste aún se encuentra opacado con aerosol y no le devuelve su reflejo.

Pasa su mano por el cristal y

advierte con sorpresa que su apariencia no difiere de su actual aspecto virtual y en su bata puede leer la inscripción…”Rosa”. Rosa termina de acomodarse el cabello, y deja caer su salto de cama al piso descubriendo su cuerpo por completo; Se mira al espejo girando levemente a uno y otro lado y con una sonrisa de satisfacción se dirige al encuentro de su amado, que la espera impaciente en su mundo virtual.

144


verboGráfica

“Pasión sin riesgo” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

145


verboGráfica

Pasión Sin Riesgo

Electra siente el deseo de amar intensamente, pero su instinto la aferra a sus temores; su educación la ha llevado a mantener su virtud intacta y su conducta intachable habla a las claras de su madurez, para una joven de sólo veinticuatro años de edad.

Sus más

íntimas amigas han estado reprobando su actitud respecto a su sexualidad en forma constante y ella siente que en lo más profundo de su ser, algo ha quedado inconcluso,

aunque aún no ha dado el

primer paso para un cambio en su vida, es consciente que su temor es tan intenso que jamás se atreverá.

146


verboGráfica Hoy recibió una carta muy particular, con un sobre color habano y en el remitente un sugestivo logotipo que contiene la imagen de una pareja entrelazada con la forma de un corazón y “Virtual Passion Studio” como el nombre de la organización. Electra abre el sobre con cuidado y descubre una invitación muy bien presentada con una tarjeta de crédito pre-pagado a su nombre para ser utilizada en el establecimiento, con una inscripción que dice:” válido hasta el 12 de septiembre del presente año, RSVP”. Le llama la atención que esa es precisamente la fecha de su vigesimoquinto cumpleaños. Mira la nota por ambos lados y no encuentra ninguna referencia que le indicase el tipo de servicio que ofrece la supuesta compañía más sólo puede hallar un número telefónico y un código que seguramente le servirá para ser atendida y que reza:”Afrodita”. En ese preciso instante suena el teléfono y decide dejar la tarjeta y la invitación sobre una mesa ratona del living para atender la llamada. -“¿Hola…?”-le dice al auricular, mientras su expresión cambia de intrigada a una sonrisa y continúa…”no Patricia, no me fue tan bien con Marcelo, como de costumbre”, (su sonrisa comienza a desdibujarse mientras recibe el regaño de su amiga)“Es que no tolero que luego de una noche genial, todos los hombres pretendan la misma cosa…” mientras Electra escucha lo que Patricia tiene que

147


verboGráfica decirle se ofusca y le contesta bruscamente:-”Ya estoy cansada que todas ustedes pretendan que piense distinto

al

respecto”

abruptamente

mientras

y

corta se

la

arroja

comunicación en

un

sillón

desconsolada. Mira hacia la mesa en la que dejó el sobre y se levanta para tomarlo de nuevo, lo abre y levanta el auricular del teléfono para discar el número indicado

en

la

invitación.

Luego

pronuncia

el

código:”Afrodita”, y espera ansiosa…Hasta que una voz en el aparato hace que ella conteste con nerviosismo: -”jueves 8 de septiembre…dieciséis horas”; espera un tono, anota una dirección en su agenda y cuelga. Hoy es el día. Un taxi la trajo hasta aquí y está parada en la puerta del edificio en cuestión; una torre frente a la bahía, con un aspecto de alta tecnología coronado

con

un

sobrio

cartel de

acero

que

dice:”Virtual tech”. Ya en el mostrador de seguridad del hall, el encargado le pregunta:-” ¿a qué compañía se dirige?” -“A Virtual Passion Studio” -“Piso trigésimo sexto “- le indica el recepcionista. Ella atraviesa el gran hall de múltiple altura hasta la isla de ascensores, sin dejar de apreciar cada detalle del sofisticado edificio. Ya en el piso treinta y seis, una joven empleada ataviada elegante la recibe y le indica que la siga, mientras comienza a caminar por los amplios pasillos del piso. Electra, que aún no

148


verboGráfica sabe exactamente a qué ha venido, intenta averiguar con

la joven

guía:-“¿Esta compañía

se

dedica

exactamente a qué?” -“Proveemos un servicio de estimulación virtual” -“¿Estimulación? ¿Qué tipo de estimulación?” repregunta aún más desconcertada. -“Creo que va a ser mejor que le explique el Dr. Cosmo,

que es quién la va a atender” (Dice esto

último mientras abre la puerta del consultorio donde se encuentra el especialista, que inmediatamente le extiende la mano a Electra, que ahora se encuentra completamente asustada y con visible nerviosismo). -“Yo soy el Dr. Cosmo, y comprendo que se encuentre nerviosa por ser su primera vez”. -“¿Primera vez de qué?- dice mientras toma la mano del doctor, quién aprovecha su mano para llevarla hasta unos sillones que se encuentran en la habitación. -“Póngase cómoda y tranquilícese, que Usted no va a hacer aquí algo que no desee”. Electra se sienta con las manos sobre sus rodillas y los ojos bien abiertos esperando la explicación que la atormenta desde el día que recibió su invitación. Luego de una pausa que el Dr. Cosmo hizo mientras traía unos extraños instrumentos hasta la mesita ubicada frente al sillón en el que se sentó ella, él toma asiento a su lado, con una pequeña linterna en su mano y empieza a revisar sus ojos uno a uno, al cabo

149


verboGráfica de lo cual le dice:-“ahora no me queda ninguna duda…” (Hace una larga pausa mientras Electra se pone más tensa aún) y continúa:”Sus ojos… son realmente hermosos” (estallando en una carcajada que termina de descolocar a la joven, quién se echa hacia atrás).”Discúlpeme, concluye el doctor, es que no pude contenerme al ver lo intrigada que se encuentra, pero tranquilícese que ya mismo le voy a contestar todas sus dudas.” -“En realidad no se para que vine, y además no creo que necesite un médico” -“Ni yo soy uno”, dice el Dr. Cosmo, “mi doctorado es en sociología” (haciendo todos los instrumentos médicos a un lado). Y continúa:” Y yo sé exactamente para que vino”. -“¿Si...?”-dice interesada. -“Usted tiene un problema para relacionarse con los hombres y espera que esta compañía le ayude a solucionarlo”. -“¡Yo no tengo problemas para relacionarme con los hombres!”-dice ofuscada mientras toma su bolso y se levanta apresuradamente. -“Lo sé, pero cálmese…Usted es una joven muy hermosa y no debe tener ningún tipo de problemas para relacionarse con ellos, sólo que su cuerpo interfiere con sus verdaderos deseos”. Electra no entiende muy bien lo que el doctor quiso decir, pero su curiosidad basta para darle una segunda oportunidad

150


verboGráfica de convencerla.-“Por favor, si es tan amable de seguirme”-dice el doctor, mientras la induce con un ademán de dirigirse hacia otra habitación donde hay equipo médico sofisticado, incluyendo una especie de tomógrafo vertical. -“Pensé que dijo que usted no era médico…sin embargo todo este equipo pareciera ser…” -“En efecto, (la interrumpe) lo es, aunque el uso que le damos aquí es diferente”. -“No comprendo…” -“Como

sociólogo

he

estudiado

el

comportamiento de las personas por muchos años, y descubrí, que en esencia todos reaccionamos de la misma forma ante determinadas circunstancias, solo que las características de nuestro físico interfieren con nuestras decisiones cuando se

encuentran con el

físico de un ser del sexo opuesto”.

El Dr. Cosmo se

acerca al Tomógrafo y le hace un gesto a Electra para que se acerque a él. “Si me permite hacerle una demostración,

lo

comprenderá

mejor…por

favor,

colóquese aquí, sobre esta plataforma”. -“¿Aquí?”- dice la joven un poco incrédula aunque se para en ella. -“Exacto…y no se preocupe, que no corre ningún riesgo, ni siquiera debe cerrar los ojos”, mientras enciende el aparato que la escanea de arriba hacia abajo y en una pantalla se puede ver el cuerpo desnudo de Electra, pese a que ella se encuentra

151


verboGráfica vestida, provocando que se ruborice ante el Dr. Cosmo que mira hacia el aparato con una mirada inexpresiva y profesional, lo que tranquiliza un poco a la muchacha.

Simultáneamente al escaneo, otras

pantallas en los equipos adyacentes arrojan una cantidad de datos, aparentemente relacionados con los impulsos de rubor que emite Electra, lo que el doctor

analiza

haciendo

conformidad a los resultados.

algunos

gestos

de

–“Como puede ver,

junto con un equipo interdisciplinario de científicos, hemos

adaptado

esta

tecnología

para

poder

reproducir todas las condicionantes físicas que un cuerpo puede transmitirle a la mente que lo habita y así poder analizar las reacciones que se presentan cuando entran en relación con otro ser, en este caso del sexo opuesto”. -“O sea que estoy aquí como un conejillo de Indias, para que ustedes puedan aprehender más sobre la gente…” -“No, porque eso ya lo hicimos…ahora lo que hacemos es darle a la gente la oportunidad de experimentar en un cuerpo virtual lo que su propio cuerpo no le permite, por las trabas que le pone su mente, por su cultura, su educación y su raciocinio, que actúa en forma negativa respecto de su pasión”. El doctor deja de mirar los resultados en el tomógrafo y mira a Electra fijamente hasta decirle:”-¿Cree estar preparada…?”

152


verboGráfica Ella duda un poco pero su curiosidad puede más, por lo que contesta:”Tal vez…no sé… Sí” -“Prosigamos

entonces…Usted

recibió

una

tarjeta de crédito pre pagado, ¿no es así?” -“Si, aquí la tiene”-contesta mientras le extiende la mano con la tarjeta. El doctor la toma y la pasa por una ranura que la escanea en uno de los aparatos para luego invitar a la joven a sentarse en un sillón que se encuentra incorporado a una máquina, de la que sale un manojo de cables. -“Siéntese aquí, por favor”-mientras le devuelve la tarjeta de crédito.

Ella hace lo que el doctor le

sugiere en tanto éste llama a su secretaria para que comience a conectarla al aparato, empezando por colocarle una especie de casco en la cabeza, unos lentes especiales y unos guantes, para luego hacer unas pruebas con el equipo, que provoca en Electra una serie de cosquilleos por todo el cuerpo. -“¿Esa sensación es normal?”, pregunta ella. -“Es perfectamente normal” (dice la asistente), “por favor no se mueva y quédese tranquila que el doctor y yo la estaremos monitoreando desde otra habitación, para no interferir con sus reacciones”. Al salir la joven asistente y el doctor se atenúan las luces de la recámara lentamente hasta oscurecer el cuarto completamente. Una esfera de luz empieza a configurarse en la habitación a través de los lentes tridimensionales, y

153


verboGráfica descubre

que

aunque

mueva

la

cabeza,

esta

permanece en el mismo lugar, centrada en su visión. La esfera empieza a transformarse en una habitación y se amplía de modo que la incluye a ella misma en la escena, pudiendo verse desnuda desde afuera de su cuerpo, aunque cuando el holograma se desplaza, ella siente la presión del piso en sus pies, así como la diferencia de texturas y temperaturas entre la alfombra y el mosaico cuando ella camina por el cuarto. Es una sensación extraña y agradable a la vez, poder sentir lo que la figura siente pero no tener injerencia en los movimientos que ella realiza; como si su mente no comandara sus propios movimientos y se comportara como una autómata. Su doble de cuerpo hace un reconocimiento por el lugar, tocando, oliendo y mirando en todas direcciones, como si quisiera establecer

los

parámetros

para

que

Electra

se

adueñara del espacio, y fundamentalmente de su nuevo cuerpo, aunque ahora no le pertenece. Una leyenda en la base de los cristales del lente perturba un poco su realidad virtual: -“Fin de fase uno. Cargando fase dos”. Se reconfigura el lente cambiando la distancia focal, de modo que ella queda fuera de la escena, y ahora su visión coincide con los ojos de la modelo, percibiendo sus movimientos en su propio cuerpo, no sólo en sus pies, sino en toda ella, como si de repente hubiera tomado el control de ella misma, pero no

154


verboGráfica sabría cómo hacerlo, ya que su mente sólo es capaz de percibir lo que su cuerpo siente, sin embargo la señal parece ser en una sola dirección, porque ella no posee ningún control. “Fase dos finalizada…Comenzar”. Desde su nuevo cuerpo, Electra mira a través del ventanal la hermosa imagen de la bahía desde el piso treinta y seis, hasta que un sonido se escucha dentro de la habitación. La imagen gira buscando su origen y una

de

las

paredes

parece

desmaterializarse,

ampliando el espacio hacia el cuarto contiguo, donde se encuentra la figura de un hombre joven sentado en el suelo, de espaldas, mirando hacia los ventanales y totalmente desnudo. Electra siente en todo su cuerpo el impacto de la situación, y pretende esconderse del sujeto, pero su cuerpo parece tener vida propia y permanece inmóvil. holograma

del joven

Su visión se enfoca en el y

empieza

a

acercársele

lentamente. Electra siente su respiración muy fuerte y por un instante no sabe distinguir si se trata de la suya o la de su doble. Empieza a sentir el perfume natural del hombre, el que le resulta familiar y poco a poco éste empieza a levantarse del suelo, girando lentamente hasta quedar parado de frente a ella. -“¿Marcelo?”-se pregunta a sí misma, aunque en voz alta y sin embargo consiente que su imagen no lo dijo, ya que no se escuchó en la escena.

155


verboGráfica -“Electra…aquí estamos por fin” levantando su mano para acariciarle el pelo y su mejilla, lo que la hizo estremecer, y horrorizarse por la situación, que no puede dominar. Ella intenta alejarse de él, pero su espalda choca contra el respaldo del sillón de la sala de intervenciones que la sostiene, y gradualmente la presión de su espalda se siente cada vez menos que las caricias de Marcelo, sin comprender quién está regulando la intensidad de sus sensaciones, si la máquina o ella misma, que lentamente parece ir cediendo a sus más íntimos deseos. Marcelo se aproxima a ella hasta posicionar su cuerpo

imperceptiblemente

cerca

y

la

besa,

despertando infinitas percepciones de cada una de las partes de su cuerpo sobre las de él, y en ese momento lo abraza aceptando lo irreversible de la situación. -“Lo lamentamos, el saldo de su tarjeta de crédito pre pagada se ha agotado…Por favor, introduzca otra tarjeta…”- dice la máquina dejando impresa en pantalla la última escena vivida y encendiendo las luces de la sala de controles donde se encuentra Electra, quién se desconecta todos los cables bruscamente, arroja el casco y los lentes de realidad virtual sobre el sillón y se decide a salir del salón, aún con los guantes puestos, cuando entra el Dr. Cosmo tratando de calmarla. Ella se quita los guantes y se los arroja en la cara gritándole:

156


verboGráfica -“¡Ustedes

son

unos

abusadores!...

¡Este

procedimiento es prácticamente una violación!” -“¡Por favor, señorita, cálmese! –Dice el doctor“Nuestra compañía obró bajo la solicitud de su prometido, quien nos pidió que mantengamos todo en secreto, ya que era un obsequio sorpresa por su cumpleaños”. -“¿Mi

prometido?

¿Y

quién

certificó

eso?

¡Tendrán que vérselas con mi abogado!”Contesta ofuscada mientras se dirige a los ascensores. Ya en la calle, La joven llama un taxi, cuando detrás de ella sale Marcelo e intenta disculparse:“Electra, por favor perdóname, no pensé que te lo tomarías a mal…” Cuando se detiene un auto de alquiler y Electra entra en él, casi ignorando a Marcelo, que se introduce en el auto detrás de ella. -“No debiste hacerlo sin mi consentimiento”-dice ella cuando el taxista se da vuelta para observarlos esperando que terminen de discutir.

Ella lo mira y

luego le dice a Marcelo:-“Ya basta, terminemos con esto…” Mientras Marcelo cierra la puerta del automóvil y el conductor les pregunta: -“bien… ¿A dónde los llevo? Electra mira muy enojada a su compañero y le dice: -“¿Tu casa o la mía?”

157


verboGráfica

“Salto eléctrico” Electrografía de Luis Makianich, 2009.

158


verboGráfica

La Mujer Perfecta

El profesor Roger Hertz dicta la Cátedra de Neurocibernética

en

el

Instituto

Tecnológico

de

Massachusetts. Su obsesión por el trabajo lo ha llevado a desconectarse del mundo exterior, limitando su vida de relación a lo estrictamente profesional. Conoció a su esposa Sandra en la universidad y la convirtió en parte de su equipo de investigación, con lo que su círculo social se redujo aún más, circunscribiéndose exclusivamente al ámbito académico. Ambos están alojados en un dúplex en una de las nuevas torres de la ciudad por lo que el contacto con sus vecinos es prácticamente nulo. La fascinación de Roger por el 159


verboGráfica comportamiento

del cerebro

humano

motivó el

desarrollo de varios trabajos en los que descubrió como

relacionar

las

mediciones

de

información

neuronal con los patrones de comportamiento del individuo; pero lo que más atrae la atención de Roger, la tarea que lo ha mantenido ocupado en los últimos tiempos, es desenmarañar los factores que ocultan el misterio más importante de la humanidad…el cerebro de la mujer. Otro día en su rutinaria vida, y Roger mira a su esposa por sobre las páginas del diario matutino. Ella toma su desayuno como si fuera el último, vestida aún con un salto de cama que no disimula en nada su sobrepeso, detalle que la expresión de Roger no sabe ocultar; como tampoco puede verse la cordialidad en sus modales en respuesta a las habituales frases que le dirige ella, con la simple intención de compartir alguna insípida conversación durante el desayuno. -“¿Hoy tienes clases en el MIT?”- pregunta ella mientras digiere parte de una tostada con un sorbo de té. -“Por la mañana, pero no te olvides que en la tarde ambos tenemos que resolver lo del protocolo del laboratorio,

para

conseguir

los

fondos

para

el

desarrollo”-responde con aire malhumorado. -“Está bien, por lo visto a mi me toca todo lo aburrido…”-contesta Sandra.

160


verboGráfica Roger hace una sutil mueca de desprecio y se sumerge en las páginas del periódico con el obvio objetivo de desestimar la discusión que su mujer le propone; voltea la página sin leer una sola letra como reafirmando que se terminó la charla y se concentra en la fotografía de una joven atleta olímpica que lo atrae por su esbelta figura. Su esposa se levanta de la mesa con los trastos del desayuno y se dispone a lavarlos mientras él la espía por sobre el periódico no pudiendo evitar hacer una comparación con la fotografía de la joven. El se queda pensativo en esa posición por unos instantes hasta que Sandra le hace un guiño al ver que la estaba observando, lo que provoca que Roger estire el diario abruptamente, aunque luego recapacita y baja levemente una esquina del papel para hacer una rápida mueca parecida a una sonrisa. ¿Cómo es posible que en tan poco tiempo la mujer que yo adoraba cuando me casé haya cambiado tanto? –se pregunta Roger volviendo a mirarla, ahora de espaldas y corroborando con la fotografía del diario.

Esta pregunta siguió

rebotando en su cabeza durante todo el día, incluso ahora, que se encuentra dando una clase para sus alumnos en la universidad, flota en su mente como si fuera uno de los temas a tratar en su disertación. Se aproxima al pizarrón y escribe:-“Los mecanismos neurales y neuronales en las funciones del cerebro”, para luego darse vuelta y decir a la clase:-“El análisis

161


verboGráfica asistido por computador de la estructura neural y la transmisión de señales, son los métodos empleados para desentrañar los principios del diseño biológico… ¿Alguna pregunta?” Una estudiante en el centro de la sala levanta su mano y Roger la autoriza con un movimiento de cabeza a preguntar, cuando ella deja sus libros sobre su pupitre y se pone de pie, acomodándose la falda resaltando su bien formada figura: -“¿Cuándo usted dice <<diseño biológico>>, se refiere a que se puede diseñar un organismo como un ser humano mediante la cibernética?” El profesor Hertz se toma unos segundos para responder mientras camina por la tarima mirando a la hermosa joven y a su esposa, que está sentada en las primeras filas de asientos, dirigiendo la vista en forma evidente hacia una y otra hasta que al fin contesta:-“ Elvira, ¿no es así…? Y ahora dirigiéndose a toda la clase: -“Ya sabemos que la cibernética humanista busca

lograr

el

reprogramando

equilibrio

del

ser

acondicionamientos

humano adquiridos

durante la infancia a través de la psicosíntesis o balance de los dos cerebros, (me refiero a la teoría del premio nobel en medicina Dr. Roger Sperry), logrando el

balance

de

las

identidades

física,

mental,

psicológica y espiritual, (tal como fueron definidas por Aristóteles en el siglo III a.C.)…” Un largo silencio se escucha en la sala y alguno que otro suspiro le hacen

162


verboGráfica saber que el auditorio espera por alguna aclaración, por lo que Roger toma aire y continúa:-“Me da la sensación

que

aquí

nadie

leyó

la

bibliografía

programada para hoy, así que me temo que tendré que ser más específico…” (Dirigiendo la vista hacia el centro de la sala, donde se halla aquella joven); entretanto, Sandra se percata de ello y se da vuelta para mirar de frente a la estudiante, que se siente acosada por sus dos profesores al mismo tiempo. El se da cuenta de esto, por lo que decide continuar su alocución minimizando el hecho. -“Ustedes saben que en nuestro laboratorio hemos estado haciendo mediciones neuronales en algunos estudiantes que se han prestado a ello durante el transcurso de este semestre, con la finalidad de especificar qué áreas del cerebro se relacionan con nuestro desarrollo físico, para así poder determinar si nuestro cuerpo está siendo moldeado por nuestra mente, así como nuestra cara tiene los vestigios de la vida que estuvimos llevando, por nuestros gestos que se van acostumbrando a ella después de numerosas veces que utilizamos los músculos faciales…” el profesor Hertz hace un recorrido visual por toda la sala para captar la atención del alumnado y luego continúa:-“Bien, me gustaría suponer, que con la recopilación de todo ese material, tendríamos las herramientas para poder moldear a una persona físicamente injertándole bancos de memoria en las

163


verboGráfica áreas apropiadas conforme nuestra experiencia lo indique; del mismo modo funcionaría suprimiendo los recuerdos perniciosos para nuestro organismo…” Se siente un murmullo en la sala que es interrumpido con el timbre que señala el final de la lección del día. El profesor se despide del alumnado dando algunas indicaciones para la próxima clase y los alumnos empiezan a evacuar la sala, salvo Elvira que se acerca a él sosteniendo sus libros contra su pecho y con una ingenua voz le dice: -“Profesor…Yo no tuve oportunidad de colaborar con el programa de <<donación de memoria>> y me gustaría participar, si aún estoy a tiempo”. Al escuchar esto, su esposa Sandra, que se encontraba recogiendo algunos cables de los equipos de proyección

deja

todo en una silla y se acerca a su marido rápidamente para escuchar su respuesta. -“Estaremos encantados, señorita… (Contesta Roger galantemente) nos vendría bien contar con la memoria de una joven con un cuerpo tan cultivado como el suyo en el programa”- mientras mira a Sandra y a Elvira alternativamente un par de veces haciendo alusión a las diferencias físicas entre ambas a lo que su mujer le contesta visiblemente ofuscada: -“¡Déjate de babeos, viejo verde…! Y vamos que ya es tarde y tenemos la reunión de protocolo en el laboratorio”.

Roger esboza una sonrisa para sugerir

que acepta la broma y luego dice:

164


verboGráfica -“Se me ocurre algo interesante… ¿Por qué no vienes a la reunión con nosotros y hacemos ya mismo la descarga de tus bancos de memoria y de paso hacemos una demostración para los delegados del protocolo…? Además, sería una excelente forma de persuadirlos de que aporten los fondos al instituto para la investigación… ¡Una belleza joven siempre es una buena

herramienta

para

convencer

a

estos

carcamanes!” Tras la expresión de disgusto de Sandra y la entusiasta aceptación de la joven Elvira, los tres se dirigen

al

cuarto

piso

donde

se

encuentra

el

laboratorio, donde Roger empieza a preparar a su estudiante solicitándole que se dirija a los vestidores y se coloque un ajustado traje de látex, que contiene una serie de circuitos impresos recorriendo todo su cuerpo, conectándose con las principales terminales nerviosas, incluso sobre su cara. Mientras el profesor recibe a los invitados, su esposa acompaña de la mano a la hermosa Elvira hasta el equipo cibernético sin dejar de mirar con evidentes celos su voluptuoso cuerpo ahora bañado de circuitos impresos en goma. El profesor Hertz se dispone a explicar el procedimiento a la comisión evaluadora mientras Sandra toma posesión de la consola de comandos y Elvira, con su exótico traje se pasea por el equipo que consta de un par de cintas deslizantes, un disco y una esfera giratorios, así también como una cama elástica, para

165


verboGráfica que pueda desplazarse y hacer toda una gama de movimientos físicos durante la lectura de memoria. -“Como podrán ver… (Empieza a decir Roger) El traje que luce nuestra joven voluntaria, nos va a proveer la información que transmiten sus terminales nerviosas al cerebro, mediante un circuito inalámbrico a nuestra consola de grabación”. Luego hace una pausa para ver la expresión de los invitados, aunque sus sonrisas idiotizadas solo le demuestran que están hipnotizados por la belleza del cuerpo de Elvira, así que continúa explicando:-“Habrán notado que no hemos dispuesto contactos en su cabeza, salvo por los de la cara, debido a que las lecturas no se dirigen a su cerebro, sino a nuestras computadoras, que cumplen la función de masa encefálica virtual. Cada señal se acumula en una celda determinada por la ubicación que le corresponde según el mapeo previo que realizamos en las últimas lecturas y así podemos contar con áreas de estímulo para futuras intervenciones.” -“¿A qué se refiere con futuras intervenciones?”, pregunta uno de los invitados. -“Permítanme explicarles mientras realizamos el procedimiento”-dice

Roger.

Sandra

enciende

las

máquinas y el traje de Elvira empieza a graficar sus circuitos con rayos lumínicos que recorren todo su cuerpo,

mientras

esta

desarrolla

actividades

acrobáticas entre las distintas plataformas.

–“Cada

movimiento de su cuerpo registra un impulso en un

166


verboGráfica determinado

banco

de

nuestras

computadoras,

quedando almacenado para futuras operaciones el efecto que produce en su cuerpo. Un cerebro normal recuerda estos impulsos y los aplica al modelado del físico a través del tiempo, produciendo una enzima que lo materializa en desarrollo muscular, posición corporal, acumulación de grasas, etc.

Con el

desarrollo de nuestro programa, intentamos comprimir todo el ciclo guardando la esencia que produce la modificación del estado físico para en un futuro aplicarlo a personas con cierta deficiencia física, producto de no haber tenido una vida sana, no solo desde el punto de vista fisiológico, sino sicológico.

Un

ejemplo de esto es el stress, que deriva en una mal función física en las personas que lo padecen.” Sin dejar de observar a la hermosa joven haciendo sensuales movimientos, alguien del auditorio pregunta: -“¿Podríamos decir entonces, que si se hiciera el proceso inverso de re-grabar el contenido de los impulsos de esta señorita en el cerebro de…digamos, mi esposa, ella se vería igual?” En este momento las sonrisas de todos los espectadores se iluminan como arbolitos de navidad, (aunque bien podría ser por el reflejo de las luces emanadas por el cuerpo de Elvira) y por alguna razón, la cara de Sandra también parece iluminarse. -“En realidad, (dice Roger) aún no hemos avanzado a la fase dos de este experimento, porque

167


verboGráfica todavía no hemos colectado una suficiente cantidad de lecturas neuronales, y ese es exactamente el papel que esperamos ustedes cumplan…y no me refiero a que aporten su memoria, sino mas bien su dinero (hace una pausa), porque se necesitan donantes a los que

debe

pagárseles

como

en

un

banco

de

esperma”. -“¿Pero sería posible?”- insiste el invitado. -“Solo hasta donde nuestra imaginación nos lo permita… (Dice el profesor y continúa) Este casco que mi esposa y socia tiene a su lado… (Sandra toma un casco con conexiones a la computadora y se lo coloca haciendo un gesto infantil y gracioso) Sería el encargado de transmitir esos impulsos almacenados a otra

persona,

aunque

nuestra

búsqueda

estará

basada en la curación de enfermedades tales como la

obesidad,

etc.,

es

decir

solo

atenderemos

cuestiones específicas, porque trasferir íntegramente los impulsos de todo el cuerpo a otro cerebro podría traer daños colaterales, como pérdida parcial de la memoria o incluso alucinaciones o recuerdos que jamás hayan sucedido”. Mientras Roger continúa con su alocución, Sandra se encuentra sentada frente al panel de control, aún con el casco puesto en su cabeza mirando los plásticos movimientos de Elvira iluminada, y un impulso irresistible la hace colocar sus dedos sobre el teclado de la computadora, y teclea:“Transferencia total…enter”.

168

La pantalla empieza a


verboGráfica mostrar una barra en

movimiento indicando el

traspaso de archivos entre el disco y su cabeza, hasta que se puede ver un cartel que dice:-“Transferencia exitosa”.

Un

instante

después,

Sandra

toma

conciencia de lo que ha hecho y se quita el casco súbitamente, sintiendo un escalofrío que le recorre todo el cuerpo, hasta que se queda inmóvil en su sillón, sin pronunciar palabra alguna. La reunión de protocolo terminó exitosa, y ahora Roger y su esposa se dirigen en su automóvil a casa, donde toman una copa de vino festejando la nueva asignación de fondos para su proyecto, pero ella no pronuncia ninguna palabra y su esposo, aún muy excitado por el increíble día le dice:-“¿Te pasa algo…? Casi no hablaste esta noche. -“Estoy cansada, mejor me voy a acostar”responde ella mientras deja la copa de vino casi sin terminar y se dirige al dormitorio. El toma el resto de la copa de ella y se queda sentado en un sillón del living a disfrutar de los recuerdos del día. A la mañana siguiente Roger despierta solo en la cama y abre un ojo para buscar a su mujer que por el sonido del agua deduce que está en el baño, tomando una ducha. Se levanta y se dirige a orinar cuando puede ver a través de la mampara translucida la figura de una esbelta mujer que no parece ser la suya.

Se refriega los ojos, y aún semidormido dice:-

“¿Estás ahí…?”

169


verboGráfica La voz de su esposa se escucha desde el baño:“Si…” Lo que él toma como una alucinación y baja hacia la cocina diciendo:-“Preparo el desayuno y salgo un rato a buscar el periódico”. -“OK”-dice

Sandra

tomando

una

toalla

y

secando su nuevo escultural cuerpo mientras se observa en un espejo; luego va hacia el dormitorio y sobre la mesa de luz encuentra la billetera de Roger, revisa sus documentos hasta tomar conciencia de su nuevo estado y todavía algo confundida se dirige a la puerta del departamento para poner el cerrojo y conectar la alarma.

Por su mente pasan algunos

recuerdos

sobre

confusos,

relaciones

sexuales

a

escondidas con su profesor de la universidad, e incluso sobre su propia identidad.

La situación es tan

desconcertante que decide llamar a la administración del edificio.

Toma el teléfono y mientras observa a

Roger por el portero visor,

le dice al oficial de

seguridad en el auricular: -“Hola, soy Elvira… Vilches, del piso cuarenta y seis; quiero informar sobre un intruso merodeando en mi casa; se encuentra en la puerta de calle con una bata de cama y un periódico bajo el brazo…Por favor, desde ahora niéguenle la entrada al edificio,

gracias”.

Sandra deja caer la

toalla y esboza una sonrisa mientras contempla su hermoso cuerpo, de reojo en el espejo.

170


verboGrรกfica

Dibujo a tinta de Ivo Makianich (Mi hijo), 2009

171


verboGráfica

Multitud

Se balancea en el sillón de su escritorio con movimientos aleatorios, como si persiguiera el vuelo de una mosca, con la vista sumergiéndose en los diversos vericuetos del cielorraso o las paredes de su oficina, como si la idea jugara a las escondidas con él, y a él le gusta jugar. En un estante de la biblioteca, algunos libros desordenados dibujan una figura con llenos y vacios producidos por alguna que otra estatuilla o vasija que ahora intenta garabatear en su block de notas, como si quisiera registrar el instante. Arroja el anotador sobre el escritorio y se vuelve a recostar en el sillón apoyando sus pies descalzos sobre la mesa, utilizándolos como una mira telescópica para revisar la habitación con más detenimiento.

Descansa

la

vista

en

los

colores de un cuadro colgado sobre la chimenea pero sin prestarle demasiada atención, pues lo conoce hasta el hartazgo. “Rolando Maure Publicidad”, escrito en letras de molde sobre un cristal, le recuerdan abruptamente que no está en su hora de descanso, y que necesita un concepto para antes que suene el teléfono… “-Suena el teléfono”.

Se incorpora de

un salto al mismo tiempo que toma el auricular. 172


verboGráfica -“Habla

Marco…“

(Dice

respondiendo

al

llamado) “ah, Rolando -¡Por supuesto que tengo algo! Aunque me gustaría contártelo cuando lo tenga un poco más pulido… Si, ehm… es sobre gente…” – le dice al teléfono mientras se acerca a la ventana a buscar algo que decir. –“Si (titubeando), trata acerca de mucha gente caminando en muchas direcciones, con distintas cosas en sus cabezas, compartiendo un mismo espacio…” (Se detiene y su rostro se ilumina como si al fin supiera exactamente que decirle a su jefe) – “No importa lo que ellos tienen en su mente…” (dice con seguridad) “Bringspace.com lo contendrá”… Un largo y profundo silencio llega desde el teléfono apoderándose de la habitación, como el preámbulo de un terremoto hasta que sus rodillas empiezan a temblar.

De pronto su rostro se relaja y

una risita casi histérica se contiene hasta decir: “Gracias Rolo”, pero aun tengo mucho por… (Al oír el tono cuelga el auricular) ¡Trabajar! –grita casi eufórico mientras se deja caer en su trono de triunfador, arremangándose y retomando su computadora con decisión pero sin apretar ninguna tecla.

Repasa con

la mirada todo el recorrido por la pared, el cielorraso, la biblioteca… (Intentando reconstruir su idea madre) hasta que llega al colorido cuadro y se bloquea nuevamente.

Se recuesta en el sillón, se balancea

y lentamente susurra… - “¡Que lo parió! “

173


verboGráfica Marco estuvo dormitando sentado más de una hora hasta que súbitamente se levanta y se dirige al ventanal, para ver la gente pasar unos pisos más abajo en la calle peatonal Florida.

Un grupo de transeúntes

se encuentra amontonado en torno a unos músicos callejeros y rápidamente, la estrechez de la calle motiva que la aglomeración creciera provocando el descontento de algunos que no pretenden quedarse a contemplar el espontaneo evento. Entusiasmado busca el celular en su bolsillo y toma una serie de fotografías de la multitud, como si quisiera retener secuencialmente el momento hasta que por fin esta se disipa.

De

vuelta

en

su

escritorio realiza las impresiones fotográficas, las que abanica sobre la mesa para analizarlas una por vez. Se abre la puerta, y una hermosa joven se para en el umbral con los ojos cerrados y haciendo un ademán de tocar a la puerta en el aire: - “¿Marco, está visible?” -“Hola Mara, siempre estoy visible para vos, aunque a veces es mi ropa la que no lo está”. -“Si, ya me advirtieron acerca de cuán poco pudorosos son los

creativos

en

esta

oficina”.

(Contesta

sarcásticamente) -“Es que para ser creativo no hay como desnudarse de prejuicios…si querés podemos ponernos a crear algo juntos… Ponete cómoda… “(Replica Marco insistiendo en tutearla) -“No, gracias”, -dice

174


verboGráfica Mara, pero esa no es la razón de mi visita. “Necesito que me haga una actualización de la cuenta Bringspace.com, si es que tiene algo armado”. -“No, aun no”, (contesta seriamente) “aunque me podrías dar una ayudita, ya que estas aquí. Mira estas fotos y decime que ves”. Marco

le

entrega

la

fotos tamaño carta y se sienta reclinándose hacia atrás esperando su respuesta. -“No sé, ¿hay alguien que debo reconocer entre esta gente?” -“No se trata de eso, ¿no notás algo llamativo en la secuencia fotográfica? Las fotos fueron tomadas por espacios de un minuto aproximadamente”. -“La Verdad, no veo nada irregular “(dice la joven convencida). Marco se reacomoda en su sillón a la vez que toma las fotos de la mano de Mara, las observa por un momento y luego dice: “-Fijate que en todas las fotos, las personas están mirando en diferentes direcciones, porque venían caminando y la gran aglomeración de gente los detuvo…” -“¿y?,”- dice Mara. -“Al sacar las fotos distanciadas en el tiempo de una misma situación, se logra el efecto de confusión y paralización de diferentes poses en todas las fotos, pero con la característica de que en cada una de ellas se repiten las posiciones pero con diferentes personas…”

175


verboGráfica -“¡Ah!, ahora sí… Si no me explicas no pego un ojo en toda la noche” (Dice ella sarcásticamente). Marco sonríe –“Te dije que aun no lo tengo pulido. ¿Qué tal si nos vemos la noche del sábado y te muestro los resultados?” -“¡Eres incorregible!” (Exclama Mara tuteándolo mientras sale de la oficina negándose con un ademán) Marco no se inmuta y continúa pensativo con los ojos puestos en las fotografías.

Saca una grabadora

de sonidos del cajón de su escritorio y comienza a dictar sus ideas.

Mientras habla, se levanta del sillón y

comienza a aflojarse la corbata y la camisa al mismo tiempo que se zambulle en el sofá que se encuentra cerca de la ventana para mirar la gente pasar y esperar la próxima aglomeración.

No

tarda

en

suceder y dicta: “Abril 22, hora 16:25”… “-La multitud se torna espesa y los cuerpos que se desplazan en diferentes

direcciones

empiezan

a

detenerse.”

“Hombres y mujeres, en variados atuendos quedan atorados en una gran masa humana y muchos de ellos están enfrentados en un espacio reducido con una separación casi imperceptible.” Marco hace un gesto de incrédulo asombro y continua narrando a su grabadora de mano:

-

“Algo extraño se percibe en esta situación, debido a que

todas

estas

personas

están

invadiendo

mutuamente su espacio personal, no obstante no

176


verboGráfica acusan

ningún

tipo

de

expresión

que

denote

incomodidad o molestia”. -“A diferencia del caso de un ascensor…” (Continúa),

“Muchos de ellos están enfrentados, lo

que provocaría una actitud muy diferente a lo que puedo observar aquí.” La

gran

desentramarse trayectoria

masa y

hasta

humana

cada que

transeúnte la

gran

comienza

a

continúa

su

nube

se

disipa

completamente y Marco deja de grabar. Luego

se

queda unos instantes pensativo hasta que se incorpora súbitamente, se calza, se acomoda la camisa, ajusta su corbata y se abalanza hacia la puerta, saliendo de la habitación a paso ligero por la oficina general. En su trayecto localiza a Mara que estaba parada conversando con un compañero de trabajo y sin detener su marcha, la toma de la mano y literalmente la arrastra tras sus pasos diciéndole: “Vení, vamos a tomar un café… - ¡ah, y no es acoso… es trabajo! ” Mara con un gesto de estupor y una ligera sonrisa resignada, mira a su compañero mientras se aleja con Marco y le hace un ademan para saludarlo. Ya en marcha le insiste a Marco:”-¿trabajo?” -“En realidad es un experimento, para el que necesito un testigo”, (le contesta mientras se para frente a la puerta del elevador casi vacío sin entrar). La puerta de otro coche se abre y puede verse que esta atestado de personas, posa su mano sobre la

177


verboGráfica cintura de la joven y prácticamente la obliga a entrar delante de él, lo que ella hace encogiéndose de hombros, no solo como un gesto de asentimiento sino también como solicitando permiso para invadir el espacio personal del resto de los pasajeros en el ascensor. Luego, y con mucha incomodidad ambos se posicionan mirando hacia la puerta como el resto de la gente que se hallaba en el interior.

Ya

en

la

planta baja, el reducido compartimiento estalla hacia la puerta al descomprimirse, y Marco toma de la mano a Mara con la clara intensión de impedir que la multitud los separe. La entrada del edificio daba directamente a la peatonal Florida y al salir continuaron caminando hacia el embudo que se producía a mitad de la cuadra,

donde se encontraban aquellos artistas

callejeros, y ahora podía escucharse su música. La pareja se detiene frente a ellos y Mara suelta la mano de Marco aunque se posiciona francamente a su lado.

El flautista comienza a ejercer su encanto

en el ambiente y rápidamente la gente proveniente de

todas

direcciones

comenzó

a

agolparse,

provocando un acercamiento poco usual, al punto que ya no quedaban intersticios entre las personas. La música los envolvió hasta que ya no se oía ningún otro sonido, y el golpeteo de los corazones comenzó a aunarse en un ritmo único y desquiciado

178


verboGráfica como si proviniera de un solo organismo alienígena. El calor del mono cuerpo se empieza a sentir y pareciera que todo el grupo pierde el conocimiento, hasta que por fin, la maraña empieza a destramarse lentamente y los cuerpos comienzan a desvincularse del extraño organismo. Marco, ya repuesto toma la mano de Mara pero una voz diferente a la de ella exclama: “-Oiga…

¿Qué

cree

usted

que

está

haciendo?”. Al ver que la dama en cuestión no es Mara, Marco suelta su mano abruptamente, y casi sin disculparse, gira la cabeza buscando a su compañera con evidente preocupación pero no logra ubicarla. Busca infructuosamente en todas direcciones por lo que decide volver hacia la oficina. Al

principio

no

repara en que la joven de su confusión vestía exactamente igual a Mara pero poco después se percata de ello, y voltea a mirarla, pero ya había desaparecido entre la multitud. Ya en la puerta del edificio saluda al portero quién le devuelve el saludo, aunque no con mucha convicción. Le

sucede

lo

mismo cuando intenta

bromear con un colega que subía en el ascensor colmado al que esta vez decidió no abordar.

Las

puertas espejadas de éste se cierran y por fin descubre, en su reflejo… que él ya no es Marco.

179


verboGráfica

“Tejido Vivo” Electrografía de Luis Makianich, 2010.

180


verboGrรกfica

Retazos de Vida

Su mano navega entre las olas de lana contenidas por el viejo canasto de mimbre de sus memorias. Toma una hebra de color azul e hilvana un pensamiento

que

la

remonta

a

su

temprana

adolescencia, sentada a la mesa con su hermana Margarita, jugueteando juntas con el mantel de 181


verboGráfica encajes y ocultando sus pícaros secretos de la mirada de papá, que las observaba sigiloso tras las páginas del diario matutino. Ata la punta a una cinta dorada; esa con la que atormentaba a Julián, su antiguo pretendiente, jugando a hacerle bucles mientras ignoraba sus ingenuos avances, los que alguna vez rozaron su atrevida imaginación mundana. No puede con su genio, y entrelaza el cordel rojo que hizo sucumbir a tantos otros candidatos a su sonrisa esquiva, allá por los tiempos de su rosada fragancia y su apetitosa estampa, la que dejase atónitos a más de un entusiasta. Por fin, un largo ovillo ámbar se une al tejido y por un largo rato disfruta su trama, saboreando cada caricia de su suave lana como cada beso de la madeja en su falda, como cuando su esposo apoyaba la cabeza en su regazo, descansando en su vientre del arduo esfuerzo diario, hasta que un lazo negro acaba con el sueño y lo amarra a su pecho junto a un hilo esmeralda que le diera la esperanza de terminar la tela de su amarga existencia… Pero una luz atraviesa las cortinas y le indica el camino de su evanescencia y desteje el lienzo de sus recuerdos acomodándolo en el canasto de su desesperanza, que le permitiera seguir soñando en cada melancolía, con algunos andrajos de su vida pasada.

182


verboGráfica

“Barcos” Electrografía digital de Luis Makianich, 1999

183


verboGráfica

Las Grutas

Cuando la aniquilación final se produjo lo primero que le vino a la mente fue hacerse a la mar. En ese momento Jonás pensó que su vida no cambiaría demasiado, puesto que desde que perdió a su familia se había vuelto un ermitaño y de hecho estuvo viviendo en esa vieja embarcación por casi seis años. ¿Qué tan lejos debía navegar para alejarse de ese terrible recuerdo? inmune

decidió

Desde que descubrió que es

abandonarse

tanto

física

como

mentalmente al libre albedrío de Quien lo ha puesto en ese padecimiento. El estado de su navío también deja mucho que desear y él jamás ha realizado un viaje más allá del faro, pero esta vez el horizonte lo tienta

con

promesas

de

hostilidad,

y

eso

es

exactamente lo que su resentimiento necesita. Con la tormenta incipiente Jonás se interna en el mar de su desesperanza con rumbo a la ideal soledad, 184


verboGráfica la que le confiera el anticuerpo al virus de su memoria, que le otorgó su inextinguible desapego a la vida. Los nubarrones se confunden con la noche y la luna emerge victoriosa mofándose de su ironía. Él entiende que es otra broma del destino, que parece no presentarse aún, pero las cartas están echadas y no hay vuelta atrás. La calma marina invoca a Jonás a meditar sobre qué dirección tomar. La cuestión es… ¿en qué lugar de un mundo deshabitado se hará sentir menos la soledad?

Una brisa orienta su cabello

indicándole el curso a tomar. Súbitamente despliega las velas y pone proa al Sur.

Su corazón late en el

Golfo de San Matías, y lo puede oír desde ahí. costa

Patagónica

siempre

estuvo

en

“La

soledad”,

pensó…”y no notaré la diferencia”. Las imágenes de horror que vivió estos últimos años lo llevan a dormir de día y avanzar de noche, como lo ha estado haciendo desde entonces.

Se

acostumbró a desafiar la oscuridad por no alimentar sus ojos con esa visión de espanto que le imponen las mañanas, y se niega a repetir el horrible suceso en su mente cíclicamente hasta que lo vence el sueño. El ron ahora no es una solución ni un problema, puesto que ya no le queda más. Solo el suave ondular del bote meciéndose sobre la cuna del mar lo mantiene en paz consigo mismo. Gradualmente el rechinar del casco se acelera a medida que crece su oscilación, en contrapunto con los bajos sonidos de una incipiente

185


verboGráfica tormenta.

Jonás sube rápidamente a cubierta a

replegar las velas y tomar el timón, como invitándola a pelear, pero luego recapacita y comprende que su destino ha llegado, y simplemente abandona el timón para subir a lo más alto del palo mayor a esperar que su suerte ponga fin a su eterna agonía.

Como un

gigante enfurecido el cielo se inclina a embestirlo y con las olas como brazos sacude la pequeña embarcación como a un niño malcriado, provocando que

Jonás

caiga

conocimiento.

sobre

cubierta

perdiendo

el

Al amainar la tormenta el velero

virtualmente destruido aparece hincado entre otros pocos barcos en ruinas en el viejo puerto abandonado de La Bahía de San Antonio, con el cuerpo tendido boca abajo de Jonás en cubierta, aún desvanecido. Un corpulento cangrejo recorre su cuerpo hurgando entre las algas que afloran de su camisa para luego alejarse hacia la barandilla semi destruida de la embarcación, que le sirve de rampa de evacuación hacia el lecho arenoso de la bajamar. Algunas horas después, Jonás siente un pinchazo en su espalda y abre los ojos. El sol del atardecer le da la bienvenida sacudiendo sus pestañas y frunciendo sus

párpados,

hasta

abrirlos

completamente.

La

sombra de la cabeza de un niño le cubre la cara, con lo que se incorpora rápidamente y protegiendo del sol sus ojos con la palma de una mano logra ver que son

186


verboGráfica varios los chicos que lo rodean y estos se apartan asustados al ver su pronta reincorporación. -“¡Hola!”(Dice Jonás como en un acto reflejo). Los niños revolotean a su alrededor gimiendo y gesticulando alguna.

su asombro

sin

pronunciar palabra

El decide sentarse sobre un escalón de

cubierta para no intimidar a sus descubridores debido a

su

altura,

e

intenta

comunicarse

con

ellos

nuevamente, con voz suave y gestos aplacadores. -“Me llamo Jonás”, (intenta mirando al mayor de ellos, que es desgarbado de apenas unos diez años de edad.) -“Jon aas…” (Repite el chico con dificultad para pronunciar y manifestando no comprender las mínimas reglas de educación). -“Donde están sus mayores…” (Insiste con la esperanza de tener alguna respuesta racional, aunque no lo consigue). Luego revisa una a una las caras sucias

de

los

chicos

cuando

súbitamente

la

embarcación se mueve en forma brusca provocada por el primer oleaje de la marea alta, haciendo tambalear a todos y motivando que los chicos huyan hacia todas partes gritando palabras sueltas de un idioma desconocido.

Jonás se queda mirándolos

correr con cierta nostalgia, quizás invocando algún recuerdo familiar de aquellos de la buena época, de los que ya casi había olvidado, en tanto que el resto de los barcos varados en las llanuras intermareales de

187


verboGráfica la bahía, comienzan su danza de mástiles y reflejos alabando al Dios que inunda al puerto en pleamar hasta que el milagro del atardecer culmina su obertura al plácido segundo acto de la noche. Luego

de

reacondicionar

mínimamente

los

restos de su barco y su cuerpo, Jonás se recuesta en cubierta a contemplar la sinfonía de luz y color provocada por el banco de caracoles ubicados en el brazo este de la bahía, a contraluz de los mástiles de los barcos, ahora erguidos como la batuta del director de orquesta, ansioso de comenzar su ópera. Destellos de diez mil colores se filtran entre las grietas de la madera quemada proyectando sus velas fantasma, que alguna vez fueron viento. La cabeza de Jonás no deja de imaginar que fue de sus tripulantes, pero en un intento

desesperado

interesarse.

por

olvidar

pretende

no

Aunque no lo deseaba, la música de

color que emerge del fosforo de las caracolas, lo embriaga lo suficiente como para zambullirse y flotar por entre los cascos destruidos hasta ingresar en el camarín de uno de los veleros.

La oscuridad del

interior es matizada por el espectro de luz que se cuela por las gruesas fisuras del casco, como un humo fantasmal bajo el agua que revive lo acontecido antes de acaecer el desastre. Gran parte de lo que ocurrió, él puede reconstruirlo atando cabos con lo que tuvo que vivir en su tierra. Allá también se quemaron las naves entrantes hace poco más de un lustro con el

188


verboGráfica único propósito de impedir la llegada de nuevas pestes, cuando el virus mutó en una inimaginable cantidad de variantes.

Cada tanto emerge la

cabeza para respirar y sus lagrimales permanecen ahogados en la angustia de recordar los gritos de los inmigrantes devorados por las llamas, aunque el agua salada pretenda ocultarlo.

Su memoria no quiere

hacerlo, pero su cuerpo sigue las directivas de su morbosa curiosidad y se dirige a otro barco en busca de alguna respuesta a sus contradicciones.

¿Por qué

no había cuerpos ahogados, o incinerados como solía haber en Buenos Aires? ¿Quién los había sacado de ahí y con qué objeto? aquí…?

¿Esos chicos están solos

Tal vez esa sea la respuesta a su falta de

dicción y educación y tal vez por esa misma razón lucen tan desarrapados

Su curiosidad pudo más y

decidió volver a su barco y conseguir una linterna para buscar a los intrigantes niños, pero cuando aborda, descubre que el casco estaba dañado y hacia agua, con lo que no podría pasar la noche en él.

Toma

algunas cosas del camarote para hacer fuego, y una precaria tienda de campaña con el bote auto inflable y desembarca, dejando a su casa hundiéndose para siempre. Con la linterna en la mano se dirige a pie hasta la playa buscando algún indicio de vida, pero sin alejarse de la orilla, puesto que no se atreve a internarse en un despoblado al que no le conoce su

189


verboGráfica historia. Luego de una hora de caminata descubre Las Grutas de San Antonio Oeste, que se encuentran salvando el risco entre las playas y la villa.

Jonás está

cansado para volver por su tienda y siente que las grutas es un buen lugar para pasar la noche y decide internarse en busca de cobijo, hasta que la luz del día le permita seguir con su búsqueda. El resplandor del banco de caracoles ilumina la entrada de la gruta principal, por lo que Jonás decide apagar la linterna en son de ahorrar el consumo de baterías e internarse en ella guiado por el reflejo considerando que solo necesita penetrar un poco para protegerse de la noche.

Tan sólo consigue

conciliar el sueño por un par de horas debido a que es su costumbre dormir durante el día y la razón de su cansancio fue el desafortunado viaje hasta encallar en la bahía.

Pero tampoco lo deja dormir su curiosidad,

así que sale de la cueva para procurarse una antorcha que arma con algo de hierba y unas ramas secas que encuentra en la boca de las grutas.

Así empieza su

expedición internándose al abrigo de las llamas que dibujan su ansiedad en las paredes rocosas.

Apenas

camina un par de minutos a paso adormecido, cuando encuentra un sector del túnel que fue aparentemente sellado con rocas sueltas y algo de argamasa.

Intenta mover algunas piedras para abrir

un hueco, cuando siente un rugido desde el interior que lo asusta y hace que resbale entre las rocas.

190


verboGráfica Desde el piso logra ver algunas fisuras en el techo de la caverna que dejan entrar la tenue luz del cielo, por lo que decide volver de día y probar de nuevo en la claridad. Jonás vuelve a la entrada de la gruta para acostarse y dormir, considerando que en la mañana deberá buscar a los niños así como averiguar que misterio encierra la cueva tapiada.

Se pregunta si

habría otros sobrevivientes adultos, aunque sospecha que no, por la apariencia cuasi animal de los chicos que ha conocido esa tarde y cómo han sobrevivido si seguramente tenían tres o cuatro años cuando la humanidad se extinguió.

Pero lo que más le

preocupa, es comprender qué sentido tiene su propia vida en un mundo acabado para el ser humano. El amanecer

describe a la bahía como una

hermosa mujer desnuda en su piel de arena, donde debiera haber agua. Jonás despierta asombrado por la ausencia de la masa acuática desde el desértico horizonte hasta la boca de las grutas, donde él se encuentra y se incorpora atónito ante tan mágica escena.

Da unos pasos por la inmensa playa hasta

tomar conciencia de que no es un sueño y que el mar, sencillamente se fue, dejando a San Antonio aislado en arena del mundo acuático.

Repentinamente

empieza a formarse como un espejismo, en el horizonte de arena una gran ola de pájaros migratorios que avanzan en forma amenazante hacia la costa

191


verboGráfica desértica donde se encuentra Jonás.

El cielo se

oscurece como con una nube formada por miles de alas agitándose al unísono en tanto que la arena de la bahía cambia su color gradualmente desde el horizonte dorado a la azul gloria de la pleamar, terminando en la orilla con un hermoso ribete de encaje espumoso. El mar ha vuelto. Ya

en

la

playa,

las

gaviotas

revolotean

confundidas en múltiples direcciones hasta encontrar el rumbo hacia la gruta mayor, que consiste en dos cavernas de grandes dimensiones que se comunican entre sí en el interior del acantilado.

Jonás decide

seguirlas para ver el particular accidente geográfico con luz diurna cuando descubre un centenar de cadáveres humanos destrozados por aves y animales que se zambullen en un banquete de ensueño y glamur.

Al ver esto intenta vomitar lo que no ha

comido, debido al ajetreado día anterior y se arroja al suelo tomándose el estómago con ambas manos. Al ponerse de pie, se apoya en una de las paredes rocosas de la gruta y observa casi con sadismo un grupo de perros salvajes destrozando lo que queda de una

osamenta

cuando

uno

de

ellos

lo

mira

amenazante y empieza a gruñirle, al tiempo que se le suma el resto de la jauría. Por un instante, Jonás piensa en escapar hacia la playa, pero recapacita y comprende que en el llano sería presa fácil de las fieras, y decide escalar las paredes de la gruta,

192


verboGráfica pensando que así no lograrían alcanzarlo, pero uno de ellos consigue hacerlo y muerde su pié ferozmente haciendo que sangre mucho, cuando Jonás alcanza a tomar una piedra suelta de uno de los escalones del muro y golpea al perro en la cabeza, haciéndolo desbarrancarse.

El resto de los animales continúa

gruñendo desde abajo, pero el incidente logra desalentarlos y pronto abandonan la cacería cuando empiezan a competir por las presas del compañero herido. Jonás completa el ascenso y desde la cumbre puede ver otra jauría de perros viejos recostada en la hierba, cuidando al pequeño grupo de niños de ambos sexos en torno a una fogata, que juegan alegres a estar vivos. Jonás

permanece

oculto

entre

las

rocas

contemplando la escena por varias horas, tratando de comprender cuál será el destino de este nuevo orden de vida, en convivencia con la naturaleza y habiendo perdido toda ganancia intelectual y cultural lograda a través de los tiempos, donde el hombre fue el rey de la creación.

A través de los gestos de los chicos y la

mirada de los viejos animales, pudo asimilar que estos últimos, que fueron en otro tiempo las mascotas familiares, se constituyeron en guardianes de la salud de los niños cuando la humanidad concluyó su ciclo para luego convertirse en sus criadores. Hay un solo elemento que lo desconcierta, y que constituye quizás lo que marcó la diferencia entre el

193


verboGráfica hombre y el resto de la naturaleza… El fuego. Aquel que los protege, que los abriga y purifica lo que ingieren. Pronto se percata de que la próxima bajamar está por comenzar y se escabulle por la playa hasta su barco,

para

poder

rescatar

algunas

cosas

del

compartimiento hasta ahora sumergido y el bote inflable que le permitirá volver a su último mundo conocido, el que él mismo se había fabricado con algunos recuerdos y un vaso con ron. Su pie herido le impide caminar normalmente por lo que se demora un poco más de lo esperado en llegar al barco hundido en la arena, y para cuando llega descubre a los chicos incendiándolo en un ruidoso juego macabro de salvación.

Jonás se

desespera y corre a los saltos sobre su pie sano, gritándoles obscenidades a los malcriados niños, cuando tropieza y cae a sus pies, en un ataque de pánico y estupor. Desde el suelo de arena, contempla la mirada ingenua de esos pobres animalitos, que lo rodean lentamente y se pregunta cuál sería la razón por la que él habría sido elegido para sobrevivir en este mundo salvaje… En ese momento lo pudo ver por el

cambio

en

los

ojos

de

los

cachorritos

y

fundamentalmente en sus afilados dientes, cuando uno de ellos le arroja alcohol de quemar sobre su ropa y una antorcha encendida le cuenta la historia que se escribirá.

194


verboGráfica

“Espectro” Electrografía de Luis Makianich. 1993

195


verboGráfica

Figura* *Publicado en “Figuras de Sol” edición de Luis Makianich, 1972

Tú eres la figura que se agarra de mi sombra. Eres la figura aparente de mi cuerpo, quien luce mi inteligencia y goza de mis sentimientos. Eres la figura que dice ser yo. El sol te condeno a vivir mi rostro. Soy sombra cuando todo es sombra. Tú, figura, no existes.

Nadie.

196


verboGrรกfica

Acerca del Autor

197


verboGráfica

Luis

Makianich

es

arquitecto,

argentino,

graduado en la UNBA (FAU) en 1978. Publicó su primer libro de relatos cortos “Figuras de Sol”, en 1972. Fue investigador del patrimonio

urbano,

en

ICOMOS

(International Council for the Preservation of Historical Monuments and Sites), 1976; Docente en la Cátedra de Historia de la Arquitectura arq. J. Gazaneo, 1978 y Diseño

Arquitectónico

en

las

Cátedras

arq.

H.

Angeluchi, 1980 y arq. J. Goldemberg, 1987-2001. Obtuvo diversos premios en arquitectura, literatura y artes plásticas. Exhibición del proyecto para el Nuevo Museo Nacional de Bellas Artes, en el Palacio Errázuriz, y publicación en el anuario de La Academia Nacional de Bellas Artes, 1978; Alianza Francesa, Fundación Fortabat, 1986, 1987 y 1989 y C. C. San Martín, 1986. Premios literarios 2009: 1er Premio por “Desolación” en LetrasKiltras; 1er premio narrativa, por “En el umbral”, en Parnassus; 1ra Mención en Arte y Narrativa agostoseptiembre por “Infierno”en Parnassus; 3er Premio en relatos de amor virtual, por “Virtualidad”, en La Barca de Las Palabras y la Imagen; 1er. Premio narrativa Certamen Felices Fiestas en Parnassus por “La Navidad Oculta”.

198


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.