Capitulo 6. El estrés y otros trastornos psicosociales. 1 El estrés. El estrés es la repuesta fisiológica, psicológica y conductual de un individuo que intenta adaptarse y ajustarse a presiones internas y externas. El estrés se produce cuando la velocidad con la que una situación determinada desborda a una persona es mayor que la eficacia con la que se enfrenta a ella. Todo el mundo sufre estrés en multitud de momentos de su vida; no se necesita una personalidad especial o patológica para que esto ocurra. En lo que diferimos unas personas de otras es en la mayor o menor magnitud de exposición a factores de riesgo y en el grado de resistencia a ellos. Por estresores se entiende cualquier suceso, situación, persona u objeto, que se percibe como elemento estresante y en consecuencia, induce a la reacción de estrés.
Los estresores pueden ser de naturaleza muy diversa, desde fuentes psicosociales o conductuales, como frustración, ansiedad y sobrecarga, hasta fuentes bioecológicas y físicas, incluido el ruido, la contaminación atmosférica, la temperatura y la alimentación. La expectación y la imaginación también pueden actuar como estresores y desencadenar una respuesta de estrés. En la empresa, también existen unos estresores específicos externos e internos, según las características del individuo.
1.1
Etapas básicas de la reacción al estrés.
En la etapa A, denominada reacción de alarma, todas las respuestas del organismo se hallan en estado de vigilancia general, pero sin que esté afectado ningún sistema orgánico concreto. Si se prolonga el estrés por un período suficiente, el organismo se habitúa a él e inicia la etapa de adaptación o resistencia. Durante esta fase, se ajusta el metabolismo corporal para hacer frente a la presencia del estrés por un plazo indefinido. La respuesta al estrés se canaliza al sistema o al proceso orgánico específico que sea más capaz de resolverlo o suprimirlo. Como la energía de adaptación es limitada, si el estrés continua, el organismo entra finalmente en la fase de agotamiento, en la cual colapsa el sistema o proceso orgánico enfrentado al estrés. El estrés es algo subjetivo y personal. Comienza cuando percibimos una situación. Existen dos fórmulas básicas para explicar el síndrome del estrés. FÓRMULAS DEL SÍNDROME DE ESTRÉS.
1
1. Estímulo ambiental
⇒
Actividad fisiológica
⇒ Pensamientos
negativos
⇒
Emoción
dolorosa. En la primera fórmula, un estímulo ambiental produce una actividad fisiológica, seguida de una interpretación negativa de la actividad y finalmente una emoción dolorosa. La emoción dolorosa depende de la actividad fisiológica sentida por cada persona. 2. Estímulo ambiental
⇒ Pensamientos negativos ⇒
Actividad fisiológica
⇒ Emoción.
En la segunda un estímulo ambiental da paso a pensamientos negativos, seguidos de activación fisiológica, y una emoción dolorosa. En esta segunda fórmula se invierte la secuencia: los pensamientos negativos preceden a la actividad fisiológica.
1.2
Causas del estrés.
Las causas del estrés son diversas. Entre ellas tenemos: ⇒
La sobrecarga o estimulación excesiva es un estado en el que estamos sometidos a más exigencias de las que podemos satisfacer. Los cuatro factores principales que contribuyen a tal exceso de exigencias son:
⇒
Urgencias de tiempo.
Responsabilidad excesiva.
Falta de apoyo.
Expectativas excesivas de nosotros mismos y de los que nos rodean.
El estrés de privación: La subestimulación de nuestros procesos mentales o emocionales también puede ocasionar estrés y mala salud. Por ejemplo, la posibilidad de sufrir ataques de corazón es significativamente mayor en los dos primeros años que siguen a la jubilación. Esta situación que se asocia a un estrés y a una estimulación demasiado escasos, provoca aburrimiento y/ o soledad, un estado de privación emocional, que con frecuencia ocasiona la pérdida de la autoestima (fuente de estrés por sí misma) y que puede llevar finalmente a conductas autodestructivas.
⇒
La autopercepción: se refiere a la imagen que tenemos de nosotros mismos al evaluar nuestro poder y propia valía. Nuestra conducta está determinada en gran parte por el concepto que tenemos de nosotros mismos, que ejerce, por tanto, una importante función en el estrés personal y en su control. Los individuos con bajos niveles de autoestima y seguridad son mucho más propensos al estrés que aquellos que tienen una imagen segura y positiva de sí mismos.
⇒
La ansiedad: la ansiedad no sólo es un síntoma de estrés, sino que también es causa de más estrés. Las personas ansiosas son propensas a sufrir mayores niveles de estrés a través de un sistema de retroalimentación, la ansiedad genera estrés y el estrés genera ansiedad. Las personas hipersensibles a las reacciones de estrés a causa de la ansiedad tienden a: 2
Preocuparse demasiado.
Ser catastrofistas.
Revivir sucesos pasados desagradables.
Tener una visión pesimista de la vida.
2 Estresores laborales. Existen una serie de estresores exteriores referidos a las características de la organización del trabajo y a las características de éste. Asimismo es necesario también hacer referencia a la influencia de determinadas características individuales y personales, ya que aumentan la vulnerabilidad de estos sujetos para que ante determinadas situaciones sea más probable que sufran estrés (estresores internos o individuales). Tipos de estresores.
Son muchos los estresores externos, entre ellos destacan:
La sobrecarga de trabajo: se produce cuando el volumen o complejidad de la tarea, así como el plazo de tiempo para ejecutarla, sobrepasa las capacidades del trabajador para responder a esa tarea.
La infracarga de trabajo: cuando el volumen o complejidad del trabajo está muy por debajo de las capacidades del trabajador y se convierte en aburrido y sin interés.
La monotonía: tarea rutinarias, de escasa complejidad, monótonas y en ciclos repetitivos.
El ritmo de trabajo: el tiempo de trabajo está marcado por los requerimientos de la máquina, concediendo la organización poca autonomía para modificar su ritmo al trabajador.
La infrautilización de habilidades: las actividades de la tarea están por debajo de la capacidad profesional del trabajador.
La inseguridad en el trabajo: incertidumbre del futuro en el puesto de trabajo.
La falta de participación: la empresa no facilita la iniciativa, la toma de decisiones, la consulta a los trabajadores en temas relativos a su propia tarea.
El control: cuando existe una supervisión muy rígida que imposibilita cualquier iniciativa o toma de decisiones de los trabajadores.
El contexto físico: cuando el ambiente físico del trabajo dificulta o impide la correcta ejecución del trabajo.
Las relaciones personales: se refiere a los problemas que surgen de las relaciones sociales tanto con los compañeros como con superiores y subordinados. 3
La ambigüedad de rol: se da cuando no existe una adecuada información sobre su rol, su papel, laboral y organizacional.
El conflicto de rol: a veces se producen demandas conflictivas que el trabajador no desea cumplir.
Las características de las personas: Se ha demostrado, a través de numerosas investigaciones, que existe una determinada influencia de ciertas características personales en la aparición del estrés. Se trata de que estas personas tienen una mayor vulnerabilidad ante determinadas demandas, y por tanto tienen más probabilidades de padecer estrés. Entre las características personales, existen ciertos aspectos de la personalidad que hacen a las personas más vulnerables al estrés. ⇒
La personalidad tipo A. Este tipo de personalidad no es un rasgo estático, sino un estilo de comportamiento, con el que las personas responden habitualmente ante las circunstancias que les rodean. El comportamiento tipo A es una forma característica de respuesta frente a los factores ambientales del estrés. Este tipo de comportamiento incluye: disposiciones de conducta tales como ambición, agresividad, competitividad e impaciencia. Conductas específicas como tensión muscular, estado de alerta, rapidez en la forma de hablar y en la ejecución de la mayoría de las actividades y respuestas emocionales como irritabilidad y aumento del potencial para la hostilidad y la cólera. Las personas tipo A perciben demasiadas cosas como una amenaza a su control del entorno. Están habitualmente entregadas a su profesión, mientras que descuidan otros aspectos de su vida, tales como la familia, los amigos, las distracciones, etc. El hallazgo de que la persona tipo A está asociada con trastornos coronarios ha sido observado en numerosos estudios del mundo entero. En el cuadro siguiente podemos apreciar que la incidencia de infarto, angina, recurrencia y fallecimiento, es más del doble para el tipo A que para el B (el opuesto al A).
4
La intro-extroversión: las personas introvertidas se estresan ante situaciones de relación social que implican tomar soluciones fáciles, sin embargo, ante problemas importantes, se concentran y son capaces de superarlos sin generarles ansiedad.
Los extrovertidos, solucionan los problemas sencillos y sobre todo de relación social con una gran facilidad, pero ante problemas importantes se angustian, se estresan y les cuesta mucho encontrar soluciones.
La rigidez: las personas rígidas presentan un gran nivel de conflicto y de reacciones desadaptadas, sobre todo en situaciones que implican un cambio y que requieren, por tanto, un esfuerzo adaptativo.
2.1
Diagnóstico precoz del estrés.
Es de gran importancia realizar un diagnóstico precoz del estrés. Resulta fundamental detectar el problema antes de que se agrave y de que provoque alteraciones físicas y mentales importantes y, en algunas ocasiones, irreversibles. Reconocer que el estrés está instaurándose y admitir la necesidad de actuar, es un paso primordial para comenzar a combatirlo. Aunque el estrés se encuentre en una fase incipiente, es fácil detectarlo, porque provoca numerosos síntomas y signos, tanto en el individuo como en el ambiente laboral. Cada uno de estos síntomas y signos puede deberse a factores diferentes, pero la presencia de varios de ellos al mismo tiempo, indica que se sufre estrés y que es necesario intervenir. Los signos que ayudan a reconocer que el estrés se está apoderando de una persona y que es preciso actuar, se pueden clasificar en: físicos, mentales o emocionales y de conducta.
3 Manifestaciones del estrés: signos y síntomas. ⇒ Manifestaciones físicas.
Boca y garganta secas.
Tensión muscular.
Lumbalgia.
Dolor cervical.
Cefaleas.
Indigestión.
Diarrea o estreñimiento.
Tics.
Insomnio.
Hipertensión.
Palpitaciones.
Opresión respiratoria.
Alergias cutáneas, etc. 5
⇒ Alteraciones mentales o emocionales.
Preocupación excesiva.
Ansiedad.
Falta de confianza en uno mismo.
Sentimiento de inutilidad.
Melancolía.
Olvidos.
Sobresaltos.
lnestabilidad emocional.
Soñar despierto.
Falta de concentración; etc.
⇒ Alteraciones de conducta.
Irritabilidad.
Intranquilidad.
Conducta compulsiva.
Dificultad para tomar decisiones.
Equivocaciones frecuentes.
Aumento repentino del consumo de tabaco y de alcohol; etc.
Entre los signos que se pueden observar en el lugar de trabajo para descubrir precozmente la aparición del estrés, se encuentran los siguientes: poca disposición para asumir responsabilidades, quejas numerosas sin presentar soluciones, falta de relación personal con los compañeros, dificultad para realizar tareas corrientes, llegar tarde y salir temprano, dolor de cabeza y malestar gástrico frecuentes, aumento en el número de accidentes y fallos y distracciones frecuentes. Cuando no se lleva a cabo un diagnóstico precoz del estrés y la situación se prolonga, las alteraciones y complicaciones tanto físicas como mentales, pueden ser importantes. Así, hay pruebas de que la exposición a factores estresantes durante un largo período de tiempo, tiene una relación directa con la aparición de alteraciones. ⇒ Alteraciones producidas por la exposición a factores estresantes. Hay pruebas de que la exposición a factores estresantes durante un largo período de tiempo, tiene una relación directa con la aparición de alteraciones en:
Aparato digestivo: náuseas, vómitos, diarreas, ardores de estómago.
Aparato circulatorio: taquicardia, hipertensión arterial.
Aparato respiratorio: sensación de falta de aire, nudo en el pecho, aumento del ritmo respiratorio. 6
Sistema músculo-esquelético: dolores musculares, calambres frecuentes, espasmos, tics nerviosos.
Aparato genital: frigidez, impotencia, eyaculación precoz, dolores menstruales.
Aparato urológico: cólicos nefríticos, micciones frecuentes.
Los estudios epidemiológicos revelan una clara conexión entre las enfermedades cardíacas y los factores
estresantes.
Tales
afecciones
comprenden
enfermedades
coronarias,
hipertensión,
arterioesclerosis y trombosis. De hecho, muchos médicos piensan que el estrés, especialmente el de tipo profesional, constituye el principal factor de riesgo de enfermedades coronarias y ataques cardíacos. En el caso de los individuos con conducta tipo A, sobre todo cuando va unida a otros factores de riesgo, eleva en grado importante las posibilidades de sufrir una enfermedad coronaria. En combinación con el consumo de tabaco, por ejemplo, puede multiplicar por siete este riesgo.
3.1
El insomnio.
Uno de los primeros síntomas del estrés es la alteración del sueño. El sueño ejerce una importante función en nuestra respuesta al estrés, ya que muchos de los efectos adversos anteriormente citados se atenúan al dormir, lo que supone una recuperación emocional y física. El insomnio no sólo constituye un síntoma de estrés, sino que es estresante por sí mismo. En este sentido, el insomnio representa un problema importante, ya que sus efectos se perpetúan y debilitan nuestra resistencia al estrés.
3.2
Fatiga mental y física.
El estrés es un recurso motivador que promueve un rendimiento óptimo. Los niveles apropiados de estrés nos hacen productivos, creativos, comunicativos y sanos. Pasado nuestro nivel de rendimiento óptimo, entramos en la fase negativa del estrés que da lugar a ineficacia, creatividad y productividad bajas, así como a un empeoramiento de las relaciones humanas. La suma de todos estos factores produce fatiga mental. En condiciones de fatiga mental, hemos de esforzarnos más para obtener el mismo rendimiento, con lo que consumimos en mayor grado nuestros recursos físicos, abocándonos a la fatiga física.
3.3
Otros síntomas.
Irritabilidad persistente.
Apatía.
Falta de concentración.
Pesadillas.
Falta de memoria.
Fatiga matutina permanente.
Retraimiento social. 7
Aumento de la agresividad.
Aumento del consumo de café y té.
Pérdida de apetito.
4 Técnicas de prevención del estrés. Las técnicas de prevención del estrés se clasifican en: técnicas de intervención sobre el individuo (técnicas generales; técnicas cognitivas; técnicas fisiológicas y técnicas conductuales) y técnicas de intervención sobre la organización.
4.1
Intervención sobre el individuo.
El entrenamiento en las técnicas que vamos a describir, pone a disposición del individuo una serie de herramientas que le permiten mejorar su competencia en todas aquéllas áreas de su vida (personal, afectiva, familiar, social y laboral) cuyo rendimiento está obstaculizado por su forma particular de afrontar situaciones subjetivamente desbordantes. La importancia que tiene el hecho, de disponer de recursos que permitan un manejo satisfactorio del estrés diario, es crucial para el buen funcionamiento del individuo, de la empresa y de la sociedad en su conjunto. El proceso de prevención y tratamiento del estrés es complejo, y no existe fórmula única capaz de manejar este problema. La clave está en la disponibilidad de un repertorio flexible de soluciones que permitan cambiar de una reacción a otra, según las circunstancias. Las técnicas preventivas y de tratamiento pueden clasificarse en: generales, cognitivas, fisiológicas y conductuales.
Podemos agrupar las técnicas generales en tres grupos que implican diferentes frentes de acción. ⇒ Prepararse ante el estrés.
Aceptándolo como parte inevitable de la vida.
Descubrir sus causas y circunstancias.
Encararlo como un problema a resolver más que como una injusticia.
Sirviéndose de él para perfeccionarse y progresar.
⇒ Controlar los factores personales.
Descanso adecuado.
Ocio.
Cambios de ambiente.
Ejercicio físico. 8
Tener claros los valores de uno.
Aumentar el grado de tolerancia hacia la incertidumbre.
Anticiparse al cambio.
⇒ Controlar los factores referentes al trabajo.
Establecer prioridades.
Reducir exigencias.
Suprimir algunas actividades.
Programar las exigencias.
Rechazar las exigencias irracionales.
Elegir cuidadosamente las metas a conseguir.
Terminar los asuntos pendientes.
Fijar objetivos a corto plazo.
Establecer un horario limitado.
Expresar las emociones.
Concretar el papel de cada uno.
Estas técnicas se basan en la posibilidad que tiene el ser humano de cambiar su pensamiento, de transformar ese diálogo interno que continuamente mantenemos con nosotros mismos. Con estas técnicas, de lo que se trata, es de cambiar la percepción, interpretación o evaluación de los acontecimientos estresores.
Son técnicas que enseñan a controlar los efectos fisiológicos del estrés, a contrarrestar la sintomatología orgánica desagradable que nos crea ansiedad (taquicardia, dificultad respiratoria, tensión muscular...), mediante ejercicios específicos realizados de forma consciente, con la atención concentrada en su desarrollo y en las sensaciones que aparecen durante su ejecución. Entre ellas destacan: ⇒ Técnicas de respiración: el fundamento de la salud es la buena circulación de la sangre, ya que éste es el sistema que transporta el oxígeno y los nutrientes a todas las células del organismo. A través de distintas investigaciones, se ha llegado a la conclusión de que la falta de oxígeno desempeña un papel oncógeno, es decir, destructivo importante. Indudablemente afecta a la calidad vital de las células. Es evidente que la plena oxigenación de nuestro sistema debería de convertirse en nuestro interés principal. 9
La dificultad estriba en que la mayoría de las personas no saben respirar. La manera más eficaz de respirar es: un tiempo de inspiración, cuatro de retención y dos de espiración. Siempre se inspira, se retiene cuatro veces y se espira el doble del tiempo de la inspiración. ⇒ Técnicas de relajación: parten del principio comprobado según el cual es imposible estar relajado físicamente y tenso emocionalmente. La tensión y la relajación son situaciones incompatibles. La finalidad de estas técnicas es promover estrategias de comportamiento que sean adaptativas al tipo de problema o situación que se quiera resolver, para evitar que se convierta en generador de estrés. Las más importantes de éstas son: el entrenamiento asertivo, entrenamiento en habilidades sociales y las técnicas de resolución de problemas.
⇒ El entrenamiento asertivo. La asertividad se puede definir como la confianza puesta en nuestra propia persona, en nuestras opiniones, en nuestros derechos y en nuestras reclamaciones. Es una firmeza que emana de la propia personalidad, es una autoafirmación personal. Las personas asertivas tienen capacidades para reconocer e identificar sus necesidades y hacérselas saber a los demás con toda confianza y claridad. Aceptan que los demás también tienen exactamente el mismo derecho que ellos a hacerse valer. Con el entrenamiento asertivo se pretende conseguir una mayor capacidad para expresar los sentimientos de manera libre, sin agresividad frente a los demás. ⇒ El entrenamiento en habilidades sociales. Las habilidades sociales son la capacidad que tiene el individuo para percibir, entender, descifrar y responder a los estímulos sociales, especialmente a aquellos que provienen del comportamiento de los demás. Con el entrenamiento en habilidades sociales se trata de enseñar al individuo conductas que tienen más probabilidad de lograr éxito a la hora de conseguir una meta personal importante, tal como solicitar un aumento de sueldo, hacer una amistad, etc. ⇒ Técnicas de resolución de problemas. Los problemas a los que no se encuentra solución pueden desembocar en un malestar crónico. Cuando las estrategias de afrontación ordinaria fracasan, aparece un sentimiento creciente de indefensión que dificulta la búsqueda de soluciones y es aquí donde el problema empieza a ser insoluble. Se puede definir un problema, como el fracaso para encontrar una respuesta eficaz. El problema aparece sólo cuando la respuesta es ineficaz. El proceso de la resolución de problemas pasa por las siguientes fases: 1. Delimitar el problema. 2. Especificar el problema. 3. Aclarar el objetivo. 4. Lista de alternativas. 5. Elegir una estrategia. 10
6. Plan de acción. 7. Imaginar el plan. 8. Ponerlo en práctica. 9. Evaluar los resultados.
4.2
Intervención sobre la organización.
En este apartado, nos vamos a referir a la intervención dirigida a modificar ciertos aspectos de la organización de la empresa, que va a repercutir, no sólo en la mejora del bienestar de los trabajadores, sino también en la optimización de los recursos humanos. Asimismo, es una intervención más eficaz, ya que lo hace sobre la fuente del problema.
El planteamiento idóneo para abordar el problema del estrés en una organización de trabajo debe de dirigirse a las causas que originan el problema. Desde un punto de vista preventivo, la lucha contra el estrés ha de estar centrada en la actuación sobre ciertas condiciones de trabajo, en la modificación de ciertos aspectos organizativos que redunden en una reducción del estrés. Cualquier intervención en la empresa que afecte a la organización de la misma no va a resultar fácil.
A pesar de que cada vez se da más importancia "al capital humano", son todavía muchos los directivos que se centran en problemas técnicos o económicos, sin prestar la debida atención a los recursos humanos. Unas veces es por propio desconocimiento de los responsables, otras porque no se presentan adecuadamente los planteamientos, los objetivos, la metodología, que muestren que las medidas que se tomen en cuanto a la organización de los recursos humanos son rentables.
Para poder llevar a cabo una intervención en la empresa lo primero que tenemos que detectar, cuanto antes mejor, es cuáles son los estresores que están actuando y qué aspectos los motivan para poder intervenir sobre ellos. Ya hemos mencionado anteriormente algunos de los estresores que se presentan de forma más habitual en el ámbito laboral. Estresores habituales en el ámbito laboral.
Ambigüedad y conflictos de rol.
Inestabilidad en el empleo.
Falta de autonomía en el ritmo de trabajo.
Ausencia de pausas.
Condiciones físicas. 11
Falta de comunicación.
Sobrecarga cualitativa y/ o cuantitativa.
Estilos de dirección...
Teniendo en cuenta que la acción de los factores estresantes tiene un carácter acumulativo, a mayor número de ellos, mayor posibilidad de que las capacidades de adaptación del individuo se vean desbordadas y, por tanto, más elevado sea el nivel de estrés. Alguno de los estresores, como por ejemplo, los referidos al contenido del puesto de trabajo, se pueden paliar con algunas medidas de reorganización, tales como la rotación, el enriquecimiento de tareas... Otras pueden ir encaminadas a la intervención sobre los individuos. En este último caso se hace necesario un adiestramiento y formación del trabajador.
A la hora de intervenir sobre la organización para evitar la aparición del estrés hay que tener en cuenta dos elementos fundamentales: CONDICIONES DE TRABAJO ESTRESANTES. Respecto al primer punto, hay que tener en cuenta que las condiciones de trabajo no sólo deben de ser determinadas en función de los criterios marcados por el mercado, el proceso productivo, la tecnología, sino que deben tener en cuenta las necesidades, expectativas y aspiraciones del trabajador. PERCEPCIÓN DE LOS TRABAJADORES DE LAS CONDICIONES AMENAZANTES. Ahora bien, aunque se modifiquen las condiciones de trabajo, si el trabajador las sigue percibiendo como estresantes no habremos conseguido nada. Es necesario pues, dotar al trabajador de estrategias de comportamiento, y habilidades para enfrentarse a tales situaciones a nivel individual, ya que el que el trabajador perciba una situación como amenazadora puede depender de las posibilidades que tiene para controlarla, de enfrentarse a ella con éxito.
El control de una situación es función de la posibilidad efectiva que tiene el trabajador de actuar directamente sobre esa situación y de disponer de las estrategias necesarias para enfrentarse a ellas. Por ello, una de las medidas que ha de tenerse en cuenta, es aumentar el grado de control que el trabajador tiene sobre el trabajo. Se ha constatado que este tipo de medidas es particularmente eficaz en aquellos casos donde existen demandas de trabajo muy elevadas pero con pocas posibilidades de control por parte de la persona, de las variables que afectan a la realización de su trabajo. El control del que hablamos se refiere a una serie de elementos a considerar: Elementos referidos al control del trabajador.
Lo que el trabajador debe hacer (funciones, competencias calidad y cantidad).
12
El método para realizarlo.
Los tiempos de trabajo (descansos, ritmos, pausas, horarios...).
La participación en la toma de decisiones en aspectos relacionados con su trabajo.
Hay que tener en cuenta, que si llevamos a cabo este aumento del grado de control tiene que ir acompañado de una formación adecuada, ya que de lo contrario lo que originaríamos sería una nueva fuente de estrés. La Fundación Europea para la mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, aporta una serie de recomendaciones.
Mejorar el contenido y la organización del trabajo para controlar los factores de riesgo psicosocial.
Controlar los cambios en la situación de trabajo, en la salud de los trabajadores y en su interrelación.
Aumentar la sensibilización, informar, preparar y educar.
Ampliar los objetivos y estrategias de los servicios de salud laboral o prevención de riesgos.
Entre las principales medidas preventivas relacionadas con la mejora de la organización del trabajo, hay que destacar las medidas POBLACIONALES:
Descripción clara de las funciones y responsabilidades en el trabajo.
Recompensar el trabajo bien hecho.
Proporcionar la formación adecuada.
Diseñar adecuadamente los horarios de trabajo.
Favorecer la rotación de puestos de trabajo.
Favorecer la comunicación.
Favorecer la participación e integración del trabajador.
Mejorar las condiciones físicas del trabajo.
Aumento del apoyo social.
5 Patologías derivadas de la vida laboral actual. Las variaciones del mundo del trabajo han dado lugar a cambios en el balance entre la actividad física y la psíquica. El desarrollo tecnológico ha disminuido la cantidad de trabajo físico, dando paso a un aumento de la sobrecarga mental y emocional en los ambientes de trabajo, en los que la escasez de espacio, la incertidumbre sobre el futuro y la falta de tiempo son constantes. El efecto en la salud de los trabajadores será el sumatorio de la historia, de las tradiciones, de las relaciones industriales, del marco institucional, de la formación y 13
cualificación profesional, de las políticas públicas y del mercado de trabajo, de la cultura organizativa y de la densidad industrial de cada país o comunidad. A continuación se describen una serie de patologías directamente relacionadas con todos estos nuevos aspectos de la vida laboral:
5.1
Tecno-estrés.
Muerte por sobrecarga de trabajo.
Adicción al trabajo.
Síndrome del quemado (Burnout).
Trabajo a turnos.
Trabajadores aislados.
Teletrabajo.
Tecno-Estrés.
El tecno-estrés fue descrito en USA dentro del personal femenino que presentaba alteraciones cutáneas y empleaba en su trabajo pantallas de visualización de datos (PVD). El uso de PVD en despachos cuya construcción era de baja calidad, no explicaba las quejas planteadas por el personal administrativo femenino relativas a alteraciones de la esferas psíquicas y dermatológicas.
Este proceso afecta a personal ofimático femenino que trabaja de manera sedentaria con PVD. El empleo mantenido del ordenador podría conducir, bien por efecto de los campos electromagnéticos o bien por efecto de los campos electrostáticos, a una disminución de la humedad relativa en un perímetro cercano a la pantalla y por ello afectar la epidermis de la zona del rostro del trabajador. Hasta la fecha, no hay evidencias que indiquen una asociación de esta sintomatología con el uso de cosméticos. Sin embargo, sí parece existir un aumento de vascularización cutánea facial, al que se añaden trastornos hormonales (incrementos de hormonas tiroideas y prolactina con descenso de niveles de testosterona y dopamina), que podrían ser responsables de la sintomatología que refieren las afectadas.
Estas trabajadoras suelen quejarse de gran tensión mental ocupacional, eritema o eccema descamativo facial (no se localiza en ninguna área en particular) y síntomas oculares que se acompañan de tristeza, malestar, fatiga y en ocasiones cefaleas intensas.
Por ser un proceso autolimitado, no se asocia a ninguna otra alteración, ni reviste excesiva gravedad. Las medidas preventivas que han demostrado ser más beneficiosas incluyen: la organización pautada de tiempos de trabajo/ descanso, la hidratación frecuente de la piel (incluso con agua de manzanilla) y el incremento de la 14
humedad del perímetro a la pantalla mediante plantas de alto contenido en líquidos (tropicales o desérticas).
5.2
Muerte por sobrecarga de trabajo. (Karoshi y Karo Jisatu).
Dentro de los efectos físicos y mentales que la sobrecarga de trabajo tiene para la salud, el Karoshi o muerte súbita por sobrecarga de trabajo es quizás la consecuencia más seria de todas. Fue descrito por vez primera en Japón, en donde las jornadas laborales suelen ser prolongadas. Existe un consenso generalizado sobre el hecho de que trabajar un número de horas anormales da lugar a una pérdida de la cantidad y calidad del sueño. Algunos investigadores han sugerido que ciertos factores hormonales y neurogénicos podrían jugar un papel en la enfermedad cardíaca, produciendo cambios en la estimulación eléctrica y un aumento en la secreción de cortisol y catecolaminas. La muerte se produce por una enfermedad cardiovascular (infarto de miocardio y hemorragia cerebral suelen ser las más frecuentes), en una persona previamente sana, sin antecedentes patológicos. ⇒ El Karoshi, suele afectar a trabajadores que tienen una gran capacidad de sacrificio y responsabilidad en la toma de decisiones. Aunque en un inicio fue descrito en personal de alta dirección, sometido a viajes transoceánicos (jet lag) y con escasos periodos de descanso, progresivamente se han comunicado casos nuevos en otras profesiones. Así, en 1995 falleció en Gran Bretaña un joven médico después de trabajar un excesivo número de horas y dormir poco. Según parece, el exceso de trabajo puede matar, pero aún conocemos muy poco sobre cuándo, a quién y cómo lo hace. Desde la introducción de la Revolución Industrial, la sobrecarga física ha dado paso a la sobrecarga psicológica en las empresas. Además, el aumento del desempleo ha hecho que los que trabajan hayan experimentado un aumento de la carga, de la presión y de las horas de trabajo. Se necesita un mayor conocimiento sobre los mecanismos, efectos y, más importante aún, sobre la estrategias preventivas a aplicar frente a la sobrecarga laboral. ⇒ Karo Jisatsu. Recientemente se ha descrito un nuevo proceso, denominado karo jisatsu o suicidio por sobrecarga laboral, cuya incidencia está aumentando rápidamente en algunos países, en especial Japón. Aparece como consecuencia de los trastornos mentales producidos por el trabajo, que desencadenan el suicidio del trabajador al desarrollar periodos prolongados de actividad laboral, por ejemplo, de 17 meses seguidos, sin descansar ni un solo día. Actualmente se debate su consideración como accidente de trabajo, aunque sólo durante 1997 y 1998 se presentaron 40 solicitudes de reconocimiento del karo jisatsu como accidente laboral en Japón. La base de la prevención de este proceso se fundamenta en el cambio de actitud de la sociedad respecto a la importancia del trabajo y a la detección de las enfermedades mentales producidas por el trabajo lo antes posible. 15
5.3
Adicción al trabajo.
Adicción, es un impulso interior patológico que obliga e impone una pérdida de libertad, por generar una imperiosa necesidad de llevar a cabo una actividad que provoca una sensación de gratificación. No sólo las drogas producen adicción. Otras muchas actividades: la alimentación compulsiva, la televisión (el zapping), el juego (ludopatía), las compras, el sexo y el trabajo, se constituyen como adicciones. Mientras las cinco primeras pueden combinarse entre sí, la adicción al trabajo es una adicción pura, pues surge de una necesidad absoluta para y por el trabajo. Tal y como afirma el Profesor Alonso Fernández, la tendencia se convierte en necesidad. Hasta el momento actual no se ha descrito un modelo bioquímico que permita afirmar que la adicción al trabajo pueda considerarse como una dependencia.
Parece que en la adicción al trabajo la causa está en el propio individuo, en sus características personales, existiendo tres tipos de personalidad especialmente predispuesta ya que buscan y satisfacen en el trabajo su desarrollo personal. Tipos de personalidad predispuestas a padecer adicción al trabajo.
Los inseguros que encuentran en el trabajo la recompensa de la satisfacción y la autoestima.
Los ambiciosos que plantean el desarrollo de numerosos proyectos para la obtención del éxito personal.
Los competitivos cuyo objetivo es sobrepasar a los demás.
No es exclusiva de una determinada actividad, pero predomina en profesiones liberales, entre ejecutivos y directivos, si bien puede afectar a todas las escalas sociales apareciendo en cualquier profesión. Aunque parecería lógico pensar que las profesiones alienantes no producen adicción, los modelos de personalidad descritos anteriormente predisponen al desarrollo de una adicción particular; se trata de la adicción a internet o a las PVD. Este tipo de proceso surge en trabajadores que presentan especiales dificultades de comunicación e interrelación con los demás, al trabajar de manera continuada con estos equipos.
1.
En un comienzo, los adictos al trabajo suelen ser grandes trabajadores según comentan sus jefes, pero con un carácter autoritario e incluso irascible, que se manifiesta en primer lugar en el entorno familiar en donde surgen los primeros efectos de esta adicción.
2.
En una fase intermedia se pueden observar las diversas expresiones del estrés, 16
tanto físicas, como emocionales y de conducta. 3.
En fases avanzadas aparecen trastornos mentales, llegando incluso a enfermar de depresión; trastornos psicosomáticos (digestivos o coronarios); y toxicomanías secundarias a las alteraciones de la conducta y/ o al insomnio (tabaco, tranquilizantes, alcohol, cocaína.).
Existe una dificultad clara de identificación de estos procesos, ya que las adicciones se denominan precisamente enfermedades de la negación; esto es, los pacientes no llegan nunca a admitir que la padecen. Por ello, es fundamental mantener una entrevista con los familiares, que permita detectar los trastornos de comunicación o del sueño desde que el paciente logró el empleo, a los que hacen referencia con facilidad.
El tratamiento adecuado supone reconocer e identificar la enfermedad lo antes posible, para derivarla al Médico del Trabajo, ya que estos pacientes suelen beneficiarse de tratamientos que combinan psicoterapia y fármacos. En el caso de la adicción a internet o PVD, se proponen como medidas preventivas: una cuidadosa selección de operadores evitando las personalidades tipo, una pauta adecuada de los tiempos de acceso-reposo en el trabajo, y la creación de mensajes automatizados de desconexión en los ordenadores, que han dado buenos resultados en muchas ocasiones. SÍNDROME DEL QUEMADO (BURN OUT).
Descrito en 1974 por Freudenberger y aceptado en 1977 por la Asociación Americana de Psiquiatría, para englobar los trastornos psíquicos que presentan los profesionales de recursos humanos o de servicios asistenciales, al sentirse agotados tras la realización de su tarea habitual, sobre todo cuando iba dirigida hacia otras personas. Este tipo de estrés laboral, que puede llegar a tener componentes institucionales o corporativos, hace que los profesionales afectados se planteen sentimientos de desengaño de su trabajo en respuesta a la tensión, a la presión extrema y a la urgencia de trabajo a la que se encuentran sometidos. En general, el estrés se suele relacionar con la fatiga por sobrecarga de trabajo, mejora con el descanso y se manifiesta con diferentes niveles de ansiedad. Sin embargo, el Síndrome de Burn out tiene un comienzo lento e insidioso, con una disminución progresiva del entusiasmo, no se recupera con el descanso y las consecuencias a largo plazo son de mayor gravedad que en el estrés; parece como si se tratara de un acúmulo de estrés crónico.
El origen de este síndrome hay que buscarlo en la pérdida progresiva de ilusión, idealismo, energía y propósito, como resultado de las condiciones de trabajo de los profesionales afectados. No parece existir ninguna base caracterológica o de personalidad predominante; en todo caso hay indicios de rasgos obsesivo-compulsivos, por el grado de responsabilidad extrema que llegan a alcanzar en su actividad diaria. 17
Los profesionales con una relación constante, permanente y de ayuda hacia otras personas son los más predispuestos a padecer el Síndrome de Burn out: maestros, trabajadores sociales, profesionales sanitarios, trabajadores de centros penitenciarios, etc. Sin embargo, ha sido descrito recientemente en trabajadores industriales, con la acepción de Síndrome de Tedium ocupacional.
Los principales estresores que posibilitan la aparición del Burnout, parecen ser tres, precisamente los de mayor contenido ansiógeno. Estos estresores son: ⇒ Conflicto de Rol. Supone la aparición de una ansiedad secundaria al hecho de tener que escoger entre dos exigencias diametralmente opuestas, dentro de la misma tarea y en el límite de los recursos existentes. Presupone la aparición de dudas al dar prioridad a una opción sobre la otra, cuestionándose el acierto de tal decisión. Surge un conflicto permanente y constante entre los objetivos profesionales, personales y de la organización. El trabajador afectado por el burn out se cuestiona su grado de implicación profesional y personal en los problemas de los usuarios. ⇒ Ambigüedad en el Rol. La incertidumbre en el grado de realización de la tarea es consecuencia de la ausencia de definición y delimitación clara de las funciones que cada uno tiene dentro de la organización. La inexperiencia en el puesto de trabajo junto a un exceso de confianza en sus propias capacidades, juegan un papel predominante en la inseguridad obtenida en los resultados. El trabajador tiene una duda permanente sobre lo adecuado de su actividad. ⇒ Sobrecarga de Rol. Define la sobrecarga temporal y excesiva de trabajo, unido al miedo a cometer un error en la tarea y la valoración que de dicho fallo puedan hacer terceras personas. Muchas veces las expectativas de los usuarios y del propio trabajo, las interferencias laborales en la vida familiar (y viceversa), las interrupciones cotidianas o la burocratización de los procedimientos, inciden desfavorablemente en este apartado.
1. Inicialmente está descrita la aparición de un cansancio emocional, con fatiga, perdida de energía, cambios continuos de tarea, insomnio, cefaleas, no recuperable con periodos cortos de descanso, que suele pasar inadvertido entre los compañeros de trabajo y no tiene repercusión en el rendimiento laboral. 2. En una segunda fase surge la despersonalización con actitudes negativas, cinismo (llegando a culpabilizar a los demás de sus propios problemas), irascibilidad, y falta de discriminación en la toma de decisiones. Comienza el deterioro de la calidad del trabajo, con episodios de absentismo por trastornos gastrointestinales, osteoarticulares y respiratorios. 3. Por último, aparece la pérdida del concepto de autorrealización personal, con sentimientos de infelicidad, surge la sombra de la incompetencia personal, profesional y familiar, con 18
manifestaciones pseudodepresivas; entonces su situación laboral se ve sobrepasada y muy reducida su capacidad adaptación. Después la pérdida de profesionalidad se hace manifiesta, junto con un agotamiento físico no recuperable; el insomnio que puede condicionar la toxicomanía bien por consumo de estimulantes o calmantes, bien por drogodependencia o alcoholismo, etc.. El trabajador se plantea el abandono profesional y nacen deseos de aislamiento.
Una vez identificado este trastorno, que en un principio puede pasar inadvertido por sus manifestaciones tan anodinas, hay que lograr la integración social de estos trabajadores y su satisfacción en el trabajo de manera precoz. En primer lugar habrá que contar en la empresa con el respaldo al mayor nivel, además de contar con la colaboración de distintos profesionales, pues desde el diseño organizativo, la situación termohigrométrica, las perspectivas en la carrera profesional o hasta el solapamiento de funciones han de ser corregidas. Particularmente, dentro de los profesionales sanitarios es en el personal de enfermería donde están implicada otras dos especialidades técnicas, a la hora de evaluar las condiciones de trabajo. Especialidades técnicas para la evaluación de las condiciones de trabajo. •
La seguridad laboral al intervenir condiciones biomecánicas de deambulación (10 a 15 Km. diarios), manejo de cargas, posturas forzadas o maniobras repetitivas.
•
La higiene industrial por la contribución que las condiciones medioambientales como temperatura, luz, humedad del aire, ruido, tienen en el agravamiento la desmotivación profesional.
A nivel individual da buen resultado lograr mecanismos de retroalimentación, que permiten incentivar al afectado por el Burnout. Deben sentir que participan en las decisiones, y también percibir la ayuda mediante técnicas de refuerzo de conductas positivas. No cabe duda que facilitar mecanismos que permitan afrontar las situaciones de tensión y frustración, pueden mejorar cuando no corregir este trastorno.
5.4
Trabajo a turnos.
La existencia de los ritmos biológicos es conocida desde hace años, algunos de estos ritmos son de gran importancia desde el punto de vista del rendimiento y la seguridad en el trabajo, especialmente los ritmos de vigilia-sueño y el del rendimiento psicomotor. Su conocimiento adquiere una especial relevancia si tenemos en cuenta la existencia de trabajadores a turnos, esto es, individuos cuya jornada laboral es cambiante (mañana, tarde, noche). Los ritmos de actividad y descanso en el ser humano (biorritmos), siguen un ritmo circadiano (cada 24 horas aproximadamente) y están estrechamente influidos por tres condicionantes o controladores: la relación luz-oscuridad, los ciclos vigilia-sueño y la influencia de las conductas sociales.
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Cuando existe una desincronización de los ritmos internos en relación con los externos, aparecen diversos transtornos psicofísicos, consecuencia de una desadaptación del trabajador con respecto a los ciclos medioambientales.
Es éste un problema importante que afecta, por ejemplo, a todas aquellas personas que realizan vuelos transoceánicos con relativa frecuencia (tripulaciones de vuelo, políticos, directivos...), que sufren del denominado "jet lag", uno de los efectos más estudiados de esta desadaptación. No obstante, este problema afecta a otros segmentos de trabajadores: médicos, militares, empleados industriales, y, en general aparece en todas las empresas en las que la actividad se mantiene durante las 24 horas del día. Cuando el personal pasa alternativamente del turno de día al de noche, se produce un cambio brusco de fase, pero tras un número suficiente de días, sería de esperar que sus ritmos biológicos se adaptaran. Sin embargo, esto no sucede, ya que existe un fallo en el ajuste debido a las continuas modificaciones de la rutina establecida, cada vez que cambia de turno de trabajo.
En los trabajadores a turnos, especialmente por la noche, se observa un rendimiento menor en la actividad laboral debido a la fatiga suplementaria que existe; una disminución en la seguridad por afectación muscular que conlleva mayor número de accidentes; y, como consecuencia de lo anterior, un mayor absentismo que se incrementa progresivamente cuanto mas se prolonga el trabajo nocturno. Trabajar de noche supone hacer tareas en periodo de desactivación, con un mayor esfuerzo, y dormir en periodo de activación con lo que el sueño es de peor calidad. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DEL TRABAJO A TURNOS. ⇒
Trastornos del sueño. Secundarios a la alteración del ritmo sueño-vigilia. En principio duermen menos horas, el sueño se hace intermitente y el despertar precoz, pero no hay evidencias de un mayor consumo de psicofármacos.
⇒
Fatiga por afectación muscular. Mayor cuanto mas tiempo se esté trabajando a turnos. Se produce por el hecho de tener que trabajar en periodo de desactivación fisiológica.
⇒
Alteraciones digestivas, cardíacas y nerviosas. Secundarias más al hábito de vida que al trabajo a turnos (dieta, consumo de tabaco y alcohol, etc.).
En cuanto a los cambios de rendimiento a lo largo del día, parece que pueden distinguirse dos tipos de población, claramente definidos a través de diversos experimentos psicológicos: TIPOS DE POBLACIÓN EN CUANTO AL RENDIMIENTO. ⇒
Madrugadora. O personas que se levantan temprano sin gran esfuerzo, pero que tienen la necesidad de acostarse temprano y rinden más en las primeras horas del día.
20
⇒
Trasnochadora. O personas que permanecen activas sin esfuerzo hasta horas tardías, pero en cambio son reacias a madrugar y rinden más en las últimas horas del día.
1. Selección de personal:
en principio parecen factores predictores de una intolerancia a la
turnicidad, la edad y ser madrugador. Estos individuos trabajarán mejor de mañana. Por otra parte, los individuos autosuficientes, solitarios, con poca vida social parece que se adaptan mejor al trabajo a turnos. 2. Duración de los turnos: la evidencia de los efectos de la turnicidad se acentúa a las dos-tres semanas de trabajo, bien es cierto que existe recuperación con el reposo semanal. Una adecuada planificación de los turnos en la empresa podría minimizar los efectos sobre los trabajadores que los realizan.
5.5
Trabajadores aislados.
El desarrollo tecnológico, así como la racionalización y la automatización de la producción hacen que sea cada vez mas frecuente encontrar a un solo trabajador a cargo de varias máquinas o instalaciones. Es esta una situación que cabe esperar aumente en los próximos años, ya que los puestos de trabajo para una sola persona están sufriendo un incremento progresivo. Se considera como trabajador aislado a aquél que trabaja sin contacto auditivo o visual con otras personas y al que no se puede socorrer inmediatamente tras sufrir un accidente o en situaciones críticas.
Actualmente se encuentran trabajadores aislados en procesos automatizados de producción, dedicados a servicios de limpieza, en el interior de depósitos exteriores o frigoríficos, en sótanos, trabajando en centrales eléctricas, en incineradoras de desechos, en estaciones de depuración o de distribución de combustible, en servicios de vigilancia en lugares extensos o de control para las empresas durante los periodos de descanso de la plantilla, etc. No obstante, todo aquel trabajador que realice su actividad en horario variable, suplementario o durante fines de semana, puede también incluirse dentro de este colectivo.
Como riesgos fundamentales en este tipo de trabajadores encontramos: PROBLEMAS DE SEGURIDAD EN EL TRABAJO. Al coexistir un incremento de la carga psíquica (sentimiento de aislamiento o de angustia) con un agotamiento físico, existe un aumento de la probabilidad de que el trabajador adopte decisiones erróneas, lleve a cabo manipulaciones incorrectas o realice improvisaciones en sus tareas. Esta suma de hechos puede aumentar sensiblemente el riesgo de accidentes.
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1. Ausencia de ayuda inmediata. Son numerosos los procesos productivos, automatizados o no, en los que los equipos, herramientas e instalaciones pueden producir un accidente; muchas veces en estos casos la asistencia rápida resulta vital. Los trabajadores aislados, en principio, no tienen tales garantías ante el accidente o en una situación crítica, por lo que las consecuencias en estos casos pueden agravarse considerablemente. 2. Condicionantes psicosociales. Los trabajadores aislados pueden convertirse en individuos solitarios si concurren circunstancias desfavorables. Así, cuando al aislamiento se une el horario (trabajos nocturnos), o el lugar de trabajo (servicios de vigilancia), o la ausencia de contacto con otras personas durante sus momentos de descanso, se pueden hacer más patentes los rasgos neuróticos de la personalidad.
En el proceso de selección, habrían de considerarse una serie de criterios de aptitud para garantizar que el trabajador se adapte al trabajo a turnos. Estos criterios estarían enmarcados dentro de tres ámbitos: I. APTITUD FÍSICA. Resulta fundamental admitir unos criterios mínimos de selección que impidan que los trabajadores aislados sean propensos a tomar decisiones erróneas o improvisadas. Por esta razón, los trabajadores muy jóvenes no deberían ocupar estos puestos. Tampoco deberían considerarse como aptos, o lo serían de manera condicional, a aquellas personas con enfermedades orgánicas no controladas del sistema nervioso, del sistema cardiovascular, del aparato respiratorio,
o
con
enfermedades
metabólicas
no
compensadas.
Las
drogodependencias y el alcoholismo, junto al efecto continuado de estimulantes o calmantes resultan criterios absolutos de no selección. II. APTITUD PSICOLÓGICA. Habrá que tener en cuenta las enfermedades mentales crónicas, y valorar incluso la presencia de alteraciones profundas de la concentración y de la atención. III. APTITUD INTELECTUAL. Estos trabajadores deben conocer su misión, deben tener y comprender las instrucciones o indicaciones escritas sobre los equipos, los estados, los datos, el funcionamiento y las tareas asignadas. Por ello no resulta conveniente adscribir en estos puestos a sujetos que no tengan capacidad de decisión, que desconozcan los materiales, los equipos, o incluso la propia organización de la empresa.
Una vez realizado el proceso de selección y antes de que una persona esté autorizada para trabajar sola, deberá recibir una formación e información que se adecue a la tarea específica que va a realizar. Dentro de este apartado deberá conocer y familiarizarse con la manipulación de la instalación, los equipos y herramientas (incluyendo sus peligros); tendrá claro cuál ha de ser su comportamiento y el nivel de decisión que deberá asumir en caso de avería o mal funcionamiento. Deben crearse sistemas de enlace con el exterior que garanticen que la solicitud de ayuda pueda entenderse en cualquier momento, en caso de urgencia (situación crítica, accidente, enfermedad súbita o simplemente un episodio de angustia). 22
En otras ocasiones habrá que asegurar la llegada a tiempo de socorros, mediante sistemas de vigilancia constantes y/o regulares, o dispositivos de aviso periódico. En la elaboración del plan de emergencia del centro de trabajo, sería conveniente incluir dos aspectos relativos a los trabajadores aislados.
En primer lugar el plazo máximo, calculado en tiempo y distancia, concedido para que un trabajador accidentado y sólo pueda recibir auxilio.
En segundo lugar, describir y detallar los sistemas o fórmulas aplicables para solicitar ayuda en caso necesario, en función del nivel de consciencia del trabajador aislado y accidentado.
5.6
Teletrabajo.
La puesta en práctica en los últimos años de las nuevas tecnologías, y de los nuevos modelos empresariales y productivos, hacen plausible poder realizar la actividad laboral alejado del centro de trabajo, lo que se conoce con el nombre de teletrabajo. Consiste en realizar la actividad laboral (manteniendo la misma remuneración) mediante enlaces de comunicación en tiempo real, incluso desde el propio domicilio del trabajador y ayudado por instrumentos informáticos. Esta combinación trabajo, informática, comunicación y hogar, altera la tradicional relación hombre – oficina – horario. El teletrabajo está cada vez más presente en la sociedad, debido al desarrollo tecnológico, informático y de los sistemas de comunicación. Además, el componente productivo y los imperativos sociales y económicos obligan a buscar métodos para reducir costes y tiempos y conseguir, por otra parte, la flexibilidad e independencia del trabajador. Por el momento es cuantitativamente escaso el colectivo afectado, que incluye principalmente a los trabajadores comerciales, de contabilidad, de seguros, de editoriales, trabajadores de prensa, de inmobiliarias, de bancos y de empresas informáticas.
Los principales escollos relativos a esta fórmula laboral se basan en la pérdida de cohesión organizacional, de las relaciones informales entre los empleados y de la identificación con la empresa. Con ello desaparece el concepto de accidente de trabajo y riesgo laboral, para surgir el de accidente y riesgo a nivel doméstico. Entre las ventajas hay que destacar que el trabajador puede organizar y adaptar todas sus tareas al horario que le convenga, sin olvidar la comodidad que supone trabajar desde su casa.
La valoración del efecto del teletrabajo sobre la salud de los trabajadores es un tanto prematura, dado el desarrollo incipiente de esta nueva forma de actividad. No obstante, es bastante probable que no exista, en 23
principio, una mayor incidencia de la hipertrofia del tiempo laboral en este colectivo, ya que pueden ajustar y distribuir su tiempo entre el trabajo, el ocio y la familia. Deberemos esperar a la generalización del teletrabajo para poder establecer cuáles son realmente sus efectos. Tal vez las alteraciones asociadas con hábitos alimenticios, con el sedentarismo (trastornos endocrinos, metabólicos y osteomusculares), con alteraciones sensoriales (principalmente oftalmológicas) y cardiovasculares deban de ser objeto de especial atención por el Médico del Trabajo en coordinación con el Medico de Atención Primaria. Las manifestaciones psíquicas que el estrés por el teletrabajo pueden producir, podrían ser equivalentes a las descritas para la adicción al trabajo o, en todo caso, tratarse de formas menores de ansiedad, trastornos obsesivo compulsivos o fóbicos.
La prevención de esta patología requiere una adecuada planificación de los distintos tiempos de trabajo y ocio, facilitando técnicas de relajación si fueran precisas. Asimismo, deben vigilarse con especial interés los efectos de la automedicación, los trastornos de la alimentación y los secundarios al sedentarismo.
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