Capítulo 2. Gestión de sectores especiales. 1 Gestión de sectores especiales. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales 31/95 es de aplicación universal, pero no debemos olvidar que por un lado es la transposición de normativas de la Unión Europea, y por otro que constituye una ley de mínimos, que a su vez debe ser complementada por otras normas de inferior rango que faciliten su aplicación. Algunos como la Minería, el Sector Químico, tienen por su especial idiosincrasia, características en su gestión altamente diferenciadas y referentes especiales. En este sentido, destaca el tratamiento específico a los sectores de:
Construcción.
Industrias extractivas a cielo abierto.
Transporte por carretera.
Pesca.
Agricultura.
2 Construcción. El sector de la edificación y de la ingeniería civil en general incluye actividades tales como la construcción, la conservación, la reparación y la demolición de edificios pequeños, medianos o grandes, permanentes o temporales, erigidos para una gran variedad de fines, y utilizando para ello toda clase de materiales y técnicas, desde las más sencillas y manuales hasta la que emplean una sofisticada y potente maquinaria robotizada o programada por ordenadores. Las principales diferencias con respecto a otras industrias consisten en que el puesto de trabajo no es fijo, sino que varía de una obra a otra, y que en general, el puesto de trabajo, no está protegido, permaneciendo expuesto a la intemperie y, por lo tanto, a la acción de los diferentes agentes climatológicos. En que la naturaleza del trabajo no es constante, variando en cada momento, y en que la fuerza laboral no está formada por una plantilla de obreros fijos, sino que en gran parte, está constituida por personal eventual. Excepto un pequeño grupo de trabajadores clave, la mayoría de la mano de obra se suele contratar localmente, con escasa o ninguna especialización. Según las características de cada obra, y particularmente con las relativas al terreno, a menudo es necesario recurrir a un cambio súbito de herramientas y de métodos de trabajo. Durante muchas fases de la obra, y especialmente cuando se está cerca de su terminación, tienen que concentrarse en el mismo lugar trabajadores de distintos oficios, así como materiales que pertenecen a diferentes contratistas, lo cual da origen a confusión y a problemas de organización y de seguridad (Artículo 24 de la Ley de Prevención, sobre coordinación de actividades empresariales, si desea ver su contenido lo tiene disponible en BIBLIOTECA).
2.1
Organización especial y planificación del trabajo.
Durante la fase de planificación del trabajo, puede y deben preverse unas condiciones seguras del mismo. 1
La seguridad de los trabajadores, así como la protección del medio ambiente, deben estar presentes de forma permanente durante la planificación de todas las fases del trabajo. La seguridad de todas las personas que han de vivir o trabajar en el edificio que se está proyectando, así como la de los trabajadores que tengan que mantenerlo, repararlo o demolerlo, puede mejorarse sensiblemente si se tienen en cuenta estas exigencias durante la fase de diseño y proyección de la obra. Los programas de trabajo deben realizarse en colaboración entre los proyectistas y los constructores, siendo conveniente el establecer una serie de listas de comprobaciones que pueden ayudar a prevenir riesgos. También debe destinarse un tiempo y una serie de personas y de equipos para la revisión periódica del estado de la planta, de la maquinaria, de los lugares de almacenamiento y del material de protección personal. El propio edificio en construcción y el estado de las estructuras provisionales (andamios, etc.) también deben ser revisados. Las personas que trabajan en el tema de aislamiento, o en otros medios potencialmente arriesgados, deben estar supervisadas. Una limpieza y orden permanentes ayuda a prevenir los accidentes del tipo de las heridas causadas por clavos de tablas abandonadas en el suelo. En las grandes obras, deben organizarse comités de seguridad en los que estén representados todos los estamentos que participan en las mismas: directores, capataces y obreros. Los trabajadores deben recibir una formación profesional adecuada y deben estar familiarizados con los principios básicos de la seguridad e higiene laboral. Es más, aunque esta formación haya sido adquirida fuera del lugar de trabajo en cuestión, todos los trabajadores antes de ser adscritos a su nuevo puesto, deben recibir además una información específica sobre la tarea que van a tener que desarrollar en esta obra en concreto, así como sobre los riesgos que implica y las medidas de seguridad individual y colectiva que debe respetar. Esto es particularmente importante para los recién llegados al sector de la construcción, así como para los inmigrantes. Deben impartirse enseñanzas sobre la forma de levantar o transportar cargas pesadas o incómodas, con el fin de prevenir lesiones o luxaciones, tanto cuando estos trabajo se realizan individualmente como en grupo. El hecho de realizar un reconocimiento médico a cada trabajador antes de contratarlo, resulta además muy útil para poder destinarlo al tipo de trabajo que le resulte más apropiado, así como para evitar el que sea asignado a una tarea particularmente peligrosa para él o que pudiera afectar negativamente a la seguridad de sus compañeros. Esa circunstancia es especialmente importante en el caso de las personas que deban manejar grúas, vehículos u otro tipo de maquinaria. La utilización de cascos para la protección de la cabeza debe ser obligatoria para cualquier persona que circule por la obra, incluyendo capataces y visitantes. El calzado de seguridad de diversos tipos es necesario para protegerse contra la caída de objetos, o cuando se trabaje sobre superficies inclinadas. No debería existir solamente un número de equipos y vestimenta de protección estrictamente suficiente para atender las necesidades del personal, sino que se debe disponer de un "stock" adicional para poder realizar una 2
limpieza y una revisión periódica de estos elementos. Circunstancia, que es particularmente importante en los casos de las máscaras, cinturones de seguridad y equipos paracaídas.
2.2
Riesgos de caída al mismo y distinto nivel.
Las caídas de las personas que se desplazan a nivel del suelo pueden resultar tan graves como las caídas de altura. Pueden deberse a resbalones o tropezones y es posible evitarlas, quitando, o por lo menos advirtiendo, sobre los obstáculos o irregularidades que existan en los lugares de paso, proporcionando una buena iluminación y cuidando los servicios de limpieza (eliminación inmediata de residuos derramados, objetos caídos, etc.). Los elementos auxiliares destinados a proteger las caídas, como andamios, etc., deben disponer de barandillas y procurando que el suelo de éstos, esté hecho con materiales lo suficientemente fuertes como para resistir los impactos de tropezones o los golpes de las carretillas. Las barandillas de protección deben tener una altura de 90 cm por lo menos, y cuando sea necesario para evitar deslizamientos, impedir el paso o las caídas de objetos, dispondrán de una protección intermedia y un rodapiés. Si no existiesen protecciones contra las caídas de altura, deben utilizarse dispositivos de detención o amortiguamiento de las mismas. La utilización de las técnicas de acceso y de posicionamiento mediante cuerdas se limitarán a circunstancias en las que la evaluación de riesgos, indique que el trabajo puede ejecutarse de manera segura y que la utilización de otro equipo de trabajo no está justificada. ( modificaciones establecidas en al Real Decreto 1215/1997, por el Real Decreto 2177/2004, si desea ver sus contenidos los tiene disponibles en el apartado BIBLIOTECA). También pueden instalarse dispositivos colectivos de detención de caídas (por ejemplo redes de seguridad) a distancias considerablemente mayores de las que admiten los amortiguadores individuales. Las escaleras de mano, los andamios y los sistemas utilizados en las técnicas de acceso y posicionamiento mediante cuerdas, deberán tener la resistencia y los elementos de apoyo o sujeción para su utilización sin peligros. En función de la complejidad del andamio, deberá elaborarse un plan de montaje, cumpliendo con ello con las obligaciones impuestas en el Real Decreto 2177/2004.
2.3
Máquinas y herramientas.
La maquinaria, los equipos y las herramientas utilizadas en una obra no sólo deben satisfacer los requisitos mínimos de seguridad exigidos, sino que tienen que estar en condiciones de operar y resistir con seguridad en un entorno en el que pueden estar expuestos al barro, al polvo, la lluvia, a temperaturas extremas, vientos, etc. Todos estos factores deben tenerse en cuenta a la hora de seleccionar la maquinaria y el equipo, comprobándolos antes de comprarlos y pensando en el lugar donde serán instalados, en las condiciones en que tendrán que trabajar y en la forma de mantenerlos.
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La maquinaria y los equipos accionados por motores son fuente de ruidos molestos y de vibraciones, pudiendo dar origen también a polvos nocivos. Los motores de combustión interna expulsan gases que pueden producir envenenamientos y asfixia; por lo tanto no deben utilizarse en pozos, túneles, zanjas y en otros espacios cerrados, a no ser que se les suministre una abundante y suficiente ventilación forzada. La maquinaria móvil sobre raíles, sobre neumáticos, y la autopropulsada con cabinas de conducción, debe estar equipada con asientos que absorban la mayor cantidad de vibraciones posibles y que sean regulables. Los conductores, también deben estar protegidos contra la caída de objetos, cubriendo las cabinas con cualquier estructura apropiada.
2.4
Equipos de elevación.
En las obras se utilizan equipos de elevación de diversos tipos y formas. En general, la seguridad de estos equipos depende de la elección de las clases de grúas o montacargas que resulten más adecuados para la tarea a realizar, (trabajo pesado o de precisión), de la selección del trabajador especializado que haya de manejarlos y de las revisiones periódicas que aseguren el buen estado y el correcto funcionamiento de sus diferentes elementos mecánicos, eléctricos e hidráulicos, de los equipos de carga y transporte, así como de los mecanismos de control y de seguridad. Otros factores importantes de seguridad, lo constituyen los anclajes a estructuras fijas y resistentes, la estabilidad y el buen ajuste horizontal de los rieles y otras vías de deslizamiento, el no sobrepasar las recomendaciones de carga ni la longitud del brazo móvil o pluma de las grúas, (tolerancias que vienen especificadas por el fabricante), el tomar medidas para que la carga que está siendo elevada no se caiga, así como que tanto ésta como el brazo móvil de la grúa no choquen con nada en su trayectoria y el adoptar precauciones para proteger al personal de la obra y a sus posibles visitantes de eventuales caídas de objetos. En cuanto a los montacargas de obra, los riesgos principales consisten en la posibilidad de ser golpeados por la plataforma del elevador u otras de sus partes móviles o en las caídas de materiales fuera de las zonas acotadas. Por otra parte, los riesgos de estos montacargas son idénticos a los que pueden derivarse del uso de los ascensores de los edificios de viviendas o de las plantas industriales, por lo que se deben respetar todas las medidas de seguridad.
2.5
Instalaciones y dispositivos eléctricos.
Desde el punto de vista de la seguridad eléctrica, las obras deben ser consideradas como zonas húmedas. A menos que haya que tomar precauciones más rigurosas cuando las características de una obra así lo requieran, como por ejemplo el uso de paneles portátiles de distribución y de relés de protección contra la falta de corriente. Las herramientas eléctricas portátiles deben ajustarse a los detalles expuestos en el Reglamento de Baja Tensión. Los cables eléctricos elevados deben estar instalados y protegidos de forma tal que ninguna parte móvil de las grúas o de otros equipos móviles pueda entrar en contacto con ellos o con otros equipos conductores (pararrayos). Las instalaciones eléctricas, los interruptores y los dispositivos de seguridad se estropean fácilmente debido al duro trabajo y a las severas condiciones ambientales a 4
las que se ven sometidos en las obras. Por lo tanto, deben ser revisados con frecuencia por un electricista cualificado. La inspección visual debe complementarse con comprobaciones de resistencia y de aislamiento. Esto también es aplicable a las conexiones a tierra.
2.6
Materiales, sustancias y productos peligrosos y nocivos.
En la construcción tienen que utilizarse y manipularse muchos materiales diferentes, algunos de los cuales son inflamables, explosivos o nocivos para la salud. Además de la madera, se tiene que trabajar con plásticos y gomas que son altamente combustibles y que al quemarse desprenden calor, llamas, humo y gases asfixiantes o tóxicos. Los carburantes de las máquinas y ciertos tipos de lubricantes no sólo son combustibles, sino que, además, pueden desprender gases que al alcanzar un determinado nivel de concentración forman mezclas explosivas. El acetileno y el oxígeno, así como el hidrógeno y los gases licuados del petróleo (GLP), utilizados en soldadura, corte, calefacción e iluminación, plantean riesgos de ignición. Por su parte, el propano, al ser más pesado que el aire, puede acumularse en los sótanos o parte bajas de los edificios, creando un riesgo potencial de asfixia y de explosión en estas zonas. Los disolventes orgánicos, que también se utilizan para diluir las pinturas y que se emplean a veces junto a ciertos plásticos, así como la mayoría de los gases emitidos por los productos mencionados anteriormente, forman mezclas explosivas en contacto con el aire, representando un riesgo evidente para la salud. Se puede contrarrestar la formación de mezclas explosivas reduciendo la concentración de los gases que las provocan, eliminándolos o diluyéndolos a través de una adecuada ventilación. Para evitar la ignición de las mezclas explosivas se deben suprimir todas las fuentes de calor o generadoras de chispas. Los principales problemas sanitarios se refieren a las enfermedades de la piel en sus formas agudas o crónicas, a los problemas del aparato respiratorio o digestivo y a los síndromes cancerígenos. La neumoconiosis y la silicosis son enfermedades asociadas a los trabajos de extracción y procesamiento de rocas, gravas y arenas, al corte mecánico de piedras, ladrillos y materiales cerámicos, estando también íntimamente relacionados con las técnicas en las que se emplea el chorro de arena y las industrias en las que los operarios están en un ambiente de polvo orgánico o inorgánico, o de restos de talco, amianto, lana de vidrio o de plásticos. La salud puede verse afectada también por otra larga serie de productos, como la cal; los cementos que contengan cromo, níquel o cobalto; los aceites antioxidantes para los encofrados, los aceleradores o retardadores del fraguado; los asfaltos y betunes naturales o artificiales; los diversos productos utilizados para el sellado, el aislamiento térmico o acústico; los antideflagrantes; el plomo utilizado en cañerías y tejados; los plásticos; las pinturas y los barnices de hormigones, maderas o metales; los adhesivos, masillas y disolventes; los productos de limpieza, desengrasantes o abrillantadores; los conservantes de madera; etc. La gravedad de las enfermedades potenciales depende en gran parte del tipo de materiales manejados y de la clase de sustancias que contienen, de las condiciones del entorno en que se utilicen y de la sensibilidad individual de cada operario en concreto.
5
En los espacios cerrados, o en los sótanos, donde se pueden alcanzar fácilmente concentraciones que excedan los límites tolerables, debe proveerse una eficaz ventilación que elimine el aire contaminado o que insufle aire en cantidad y con garantía de pureza suficientes. Normalmente, la alergia, o la sensibilización especial de un individuo frente a una sustancia determinada plantea dificultades insuperables. Para evitar problemas mayores, los trabajadores hipersensibles a estas sustancias deben ser destinados a otras tareas. En los espacios cerrados debe ser obligatorio el uso del equipo de protección personal adecuado, que puede incluir guantes, gafas, caretas, prenda de protección de las vías respiratorias, aunque estos elementos también pueden ser necesarios para ciertos trabajos al aire libre. Para evitar la exposición prolongada a la acción de agentes nocivos, ciertas tareas deben organizarse a base de turnos, con descansos intermedios en ambientes de aire limpio.
2.7
Andamios, encofrados y otras estructuras transitorias.
Los andamios son estructuras provisionales de hierro, o de madera, con sometimiento a cargas dinámicas debidas a personas, materiales, equipos de elevación, viento, nieve y hielo; deben llevar soportes seguros y anclajes sólidos así como medidas para prevenir la caída de personas y objetos. Algunos tipos de andamios se apoyan directamente en el suelo. Las estructuras prefabricadas, si han sido homologadas, tienen la ventaja de que las distancias entre elementos verticales y horizontales, exigidas por las leyes de la estabilidad, están automáticamente respetadas. Otros andamios son del tipo de viga voladizo, (andamios tipo balancín o de ménsula) y deben estar siempre sujetos a estructuras firmes y resistentes, no debiendo mantenerse nunca en equilibrio a base de contrapesos. Los encofrados del hormigón y las estructuras provisionales que tienen por objeto la sujeción de ladrillos, hormigones o estructuras metálicas durante su consolidación o fraguado, son también estructuras transitorias, pero que a pesar de ello, deben estar diseñadas y construidas de acuerdo con las normas. Cuando estas estructuras han de servir también como plataformas de trabajo o como vías de tránsito, deben estar equipadas además con barandillas que eviten las caídas.
2.8
Zanjas.
Para las excavaciones de grandes dimensiones se suelen aplicar métodos especiales de seguridad integral, de tal forma que se pueda garantizar la ausencia de desprendimientos durante todo el tiempo de trabajo. No siempre es preciso tomar estas precauciones, como por ejemplo cuando las zanjas que se tienen que cavar son de escasa sección y hayan de permanecer abiertas durante poco tiempo, sólo mientras se entierran tuberías o cables o mientras se completan los cimientos. Si el terreno no es estable, las paredes de la zanja pueden derrumbarse, aplastando y/o asfixiando a las personas que trabajan en el fondo de la misma. Sus paredes deben estar firmemente apuntaladas o entibadas. Como el entibado desde el interior de una zanja resulta peligroso y se trata de un trabajo muy lento, es preferible utilizar cajones de apuntalamiento prefabricados, que se instalan y se retiran fácilmente con la ayuda de una grúa. La situación de los 6
taludes y de los apuntalamientos debe revisarse periódicamente, sobre todo después de las lluvias, de fases de sequía prolongada, heladas o inundaciones. Deben instalarse escaleras de mano de trecho en trecho que permitan evacuar las zanjas con rapidez. No debe permitirse cerca de los bordes de las zanjas la presencia de fuentes vibratorias, ni de cargas adicionales, como los montones formados con la tierra excavada. También deben instalarse barreras de protección que sirvan de advertencia y que eviten la caída de personas o de objetos al interior de las zanjas.
2.9
Hormigonado y trabajos con hormigón armado.
Los materiales que entran a formar parte del hormigón, los refuerzos introducidos en el caso de que éste sea armado, los métodos empleados para realizar la mezcla, para distribuirla, o secarla, los diseños, la colocación y la retirada de los encofrados, las medidas de control, incluyendo las comprobaciones frecuentes de la consistencia del hormigón, la vigilancia permanente de que se están siguiendo las indicaciones contenidas en los planos del proyecto y los análisis de elasticidad, deben estar de acuerdo con las disposiciones legislativas. Las estructuras de hormigón armado pueden ser pretensadas, incluyéndose tendones tensores de acero en su interior, colocados antes o después del vertido del hormigón. La operación de tensado por medio de gatos hidráulicos encierra grandes riesgos, habida cuenta de la enorme energía aplicada sobre los tendones y que se acumula en toda la estructura. La rotura de los cables o redondos de los tendones, el agrietamiento del hormigón, las averías o los errores en el manejo de los gatos pueden significar la repentina liberación de la energía almacenada y ser causa de graves daños y lesiones. Así pues, esta operación debe efectuarse cuando no se encuentren trabajadores en el entorno, y los que tengan que manejar los gatos, los cuales tendrían que estar protegidos con sólidas pantallas, deben vigilar cuidadosamente las indicaciones de los instrumentos de control y los anclajes de los tendones. El postensado, tanto si se realiza en la fábrica como en la misma obra, no debe llevarse a cabo antes de que el hormigón haya alcanzado el nivel de resistencia necesario.
2.10 Montaje de elementos prefabricados. Los elementos prefabricados simples de hormigón armado, como pilares, vigas, paneles, bloques y forjados, o incluso algunos bloques mayores y más complicados, pueden realizarse en la propia obra o en fábrica. Los requisitos que deben cumplir son los siguientes:
Todos los elementos a montar deben estar diseñados y construidos no sólo para poder resistir las fuerzas dinámicas a las que se verán sometidos cuando estén instalados, sino también para soportar las tensiones que actuarán sobre ellos durante su transporte, almacenamiento e izado.
Deben estar equipados con dispositivos para un transporte y manejo seguros, así como para el acoplamiento de barandillas, redes de seguridad y plataformas practicables.
El montaje debe respetar lo previamente establecido conjuntamente entre el fabricante y el constructor.
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Los mecanismos de izado, deben estar diseñados para permitir que el desenganche se pueda realizar a distancia, con el fin de evitar que los trabajadores tengan que trepar peligrosamente por las alturas para llegar hasta los ganchos o las ataduras y liberar a los elementos de ellos. Los paneles de gran superficie no deben izarse cuando esté soplando un fuerte viento. Las caídas se previenen instalando barandillas y redes de seguridad o por medio de plataformas instaladas con la ayuda de grúas.
Los trabajadores que tengan que ensamblar los elementos prefabricados deben ir equipados con arneses anticaídas y estar amarrados con cables de seguridad que amortigüen una eventual caída. Estos equipos además deben ser resistentes al calor y a las chispas que suelen desprenderse durante las soldaduras.
Cuando se levanten estructuras metálicas es aconsejable ensamblar en el suelo el mayor número de elementos posibles, para reducir así la cantidad de uniones que haya que hacer en las alturas. En los edificios de muchos pisos, los suelos deben ponerse sólo cuando no existan riesgos derivados de los trabajos que estén ejecutando en niveles superiores.
Cuando se estén realizado montajes que exijan la utilización de equipos y sistemas especiales es importante asegurarse de que se mantendrá la estabilidad necesaria en todas y cada una de las fases y situaciones intermedias, teniendo en cuenta la magnitud y la dirección de las fuerzas presentes en cada momento.
2.11 Demolición y desmantelamientos. Estas actividades presentan unos riesgos que están en función de las propias estructuras a demoler o de los métodos utilizados para llevarlas a cabo. Para reducir estos riesgos, es importante antes de comenzar el trabajo, el estudiar a fondo todos los factores que incidan sobre los posibles accidentes, como por ejemplo las técnicas de construcción empleadas originariamente en la edificación de las estructuras a demoler, o en sus posteriores modificaciones si las hubiese habido, investigar si existen factores de tensión internos, comprobar el estado de conservación de los materiales y la localización de instalaciones eléctricas, conducciones de gas, etc. Las instalaciones anteriores deben ser desconectadas o cerradas. Hay que reforzar las partes estructurales que corran el peligro de ceder. Los accesos a la estructura que vaya a demolerse deben estar cerrados, excepto algunos accesos controlados y protegidos. Los materiales de derribo deben ser retirados inmediatamente y no dejarlos abandonados, convirtiendo los solares en vertederos. La demolición de unas partes estructurales no debe causar el derrumbamiento de otras.
3 Transporte por carretera. El transporte por carretera ha experimentado un desarrollo sin precedentes, promoviendo la aparición de una nueva categoría de trabajador cuyo campo de actividad es no sólo local, sino también -y cada vez más- nacional e incluso internacional. El transporte por carretera comprende un personal característico con responsabilidades técnicas y administrativas. 8
Las tareas técnicas que debe realizar el conductor del vehículo durante cinco o seis horas diarias de la semana laboral incluyen, a la vez que conducir propiamente su vehículo (que puede ser un camión pesado, un remolque o un autobús):
Mantenimiento habitual.
Reparaciones de emergencia de cualquier avería que se produzca en tránsito (la cual debe ser reparada rápidamente para evitar posibles accidentes, así como pérdida de tiempo).
Vigilancia de la carga (incluida la responsabilidad por la carga segura de la mercancía) y descarga (incluida la responsabilidad de la entrega de las mercancías en buenas condiciones).
Desde el punto de vista administrativo, el conductor debe, sobre todo, asumir la responsabilidad por el vehículo y su carga, ocuparse del registro y otros documentos relativos al vehículo y a la carga, tomar las medidas pertinentes en el caso de daño o accidente e informar al empresario, al final de cada viaje, de todas las cuestiones importantes, incluido cualquier accidente, las medidas de mantenimiento requeridas, revisiones, etc.
3.1
Riesgos y su prevención.
Los trabajadores del transporte por carretera están expuestos a varios riesgos:
Siendo uno de los principales el de intoxicación por emanaciones de gasolina, de aceite diesel o gases del escape, que pueden contener diversas proporciones de monóxido de carbono.
Asimismo, están permanentemente expuestos al ruido, con marcados componentes de muy baja frecuencia, lo que es causa de dolores de cabeza.
Los trastornos reumáticos son frecuentes, incluida la artrosis escapohumeral, periartritis y el lumbago, resultante de la vibración o suspensión inadecuada del vehículo.
También debemos mencionar el riesgo de sufrir adormilamiento, con una disminución de la vigilancia, que puede dar lugar a accidentes, y los efectos sobre el aparato digestivo de costumbres irregulares y, con frecuencia, alimentación desequilibrada.
Los riesgos contra la salud pueden derivarse también de la naturaleza de la carga transportada, habiéndose registrado casos de contaminación e incluso de infección (contagio de brucelosis o erisipeloides).
Además de los factores puramente médicos, indudablemente los sistemas de remuneración especialmente los practicados en el transporte por camión, en que el valor de las mercancías depende de la llegada a tiempo a los mercados, -influyen también en la seguridad y la salud.
La fatiga consiste: -
En primer lugar, en la fatiga cotidiana "fisiológica", que es directamente proporcional a los esfuerzos físicos y al nivel de vigilancia requerido del conductor; normalmente desaparece después de un reposo adecuado.
-
En un segundo lugar, pese a su naturaleza no específica, debe tenerse en cuenta la tensión creada por las condiciones propias del trabajo de 9
transporte por carretera, que comprende una permanente exposición a varias clases de estrés debidas a las cabinas, al firme de las carreteras, y difíciles condiciones de tráfico y al mal tiempo.
Por último, aunque no es de menor importancia, está el riesgo de quedarse súbitamente dormido al volante sin ninguna sensación de preaviso, y a la que están particularmente expuestos los conductores que tratan de vencer rápidamente la fatiga por medio de estimulantes, tales como alcohol, cafeína, etc.
Además del reconocimiento médico previo a la concesión de la licencia o previo al contrato, será necesario realizar reconocimientos médicos periódicos con vistas a detectar precozmente cualquier alteración que pueda producir una disminución de las capacidades esenciales para conducir con seguridad. Es difícil mantener un control efectivo sobre las condiciones de trabajo reales, especialmente en lo que respecta a las horas trabajadas. En la Unión Europea es obligatorio disponer en los vehículos de un tacómetro donde quedan registradas los parámetros del desplazamiento. Cada empresario debe tener un registro en el que se indiquen las horas de trabajo y de descanso de cada conductor contratado por él y que dicho registro lo mantenga a disposición de las autoridades competentes. Asimismo, se precisa garantizar que los trabajadores del transporte por carretera están convenientemente sometidos a reconocimientos médicos, como exige la Ley de Prevención de Riesgos Laborales 31/95. Deberán tenerse un especial cuidado en que las condiciones generales de trabajo no produzcan fatiga:
El conductor deberá disponer de unos mandos fácilmente accesibles y deberá poder ver los instrumentos indicadores sin cambiar de posición.
El asiento, deberá ser confortable y ajustable en las direcciones delante-detrás y arriba-abajo para permitir una graduación individual según la longitud de las piernas y la altura del conductor. Además, el respaldo del asiento deberá ser envolvente para proporcionar un apoyo adecuado de la región lumbar, debiendo ser, por tanto, ajustable en sentido vertical.
Las cajas de cambio automáticas y los servofrenos y servodirecciones ayudan a disminuir el cansancio físico de los conductores. El conductor deberá estar protegido contra los elementos, pero está protección no entorpecerá su campo visual.
En definitiva, reunir las condiciones ergonómicas que el puesto requiere.
4 Pesca. La industria pesquera emplea a unos dos millones de trabajadores y es de gran importancia en la mayoría de los países. Los productos de la industria pesquera (pescado, moluscos y crustáceos) están principalmente destinados al consumo del hombre. Los productos derivados (harina de pescado, aceite, hígado, piel y concha) se utilizan para piensos, fertilizantes, en medicina y para la producción de jabón y cola.
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Paralelamente a la pesca industrializada, se mantiene la pesca artesana y familiar en muchas partes del mundo. En la pesca marítima, se suele establecer una distinción entre: ⇒ PESCA DE BAJURA. Este tipo de pesca, que se practica cerca de la costa hasta una distancia de unas 60 millas de tierra, varía considerablemente según el clima y la estación. Esta clase de pesca, la practican principalmente hombres, o muy jóvenes, o de más de cincuenta años; la tripulación del barco, está compuesta por dos o tres hombres que no tienen horas fijas de trabajo y que a veces desempeñan otro alternativo, a menudo labores agrícolas. ⇒ PESCA DE ALTURA. La pesca de altura, es principalmente una operación diurna, llevada a cabo con barcas de hasta 400 HP y 120-150 toneladas y servidas por una tripulación de 15-20 hombres; también se emplean grandes barcos con planta refrigeradora. Aunque la pesca al arrastre es hoy, con mucho, la técnica más comúnmente empleada, se utilizan también otras, como la de redes fijas, anzuelos y sedales sencillos o múltiples y cebo vivo, etc. En el Mediterráneo se pescan los atunes con redes especiales fijas compartimentadas, que pueden dejarse colocadas en alta mar durante ocho-diez días. Esta técnica de pescar el atún es muy ardua para los pescadores ya que los atunes pescados deben ser izados a bordo manualmente utilizando garfios de hierro (almadrabas). (El desarrollo de la pesca de altura se vio afectado por la ampliación de las aguas territoriales hasta las 200 millas, por acuerdos internacionales). ⇒ PESCA OCEÁNICA. Ésta se practica fuera de las aguas pesqueras de alta mar (Gran Sol, Terranova, Islandia y aguas árticas). En los barcos usados, el tonelaje oscila entre 200-1.500 toneladas y llevan a veces planta congeladora a bordo. Los buques-factoría oscilan entre 10.000 y 40.000 toneladas y pueden llevar hasta 200 trabajadores. Con este tipo de barco es posible pescar, cargar pesca de otros barcos y prepararla para la comercialización. Los buques-factoría están asimismo equipados para la producción de harina de pescado. La maquinaria para esta preparación puede ser compleja y ruidosa. A pesar del importante avance tecnológico realizado en general en los campos de la seguridad marítima y del trabajo a bordo, y de las modernas técnicas de navegación, predicción meteorológica, comunicaciones, etc., los riesgos y peligros naturales del mar hacen que la profesión del marino siga siendo especialmente peligrosa. Además de los riesgos inherentes a la navegación y a otros factores peculiares de la vida y el trabajo a bordo, que inciden en la seguridad y en la salud de la tripulación, muchos peligros proceden del hecho de que el barco moderno, es en esencia una fábrica flotante en la que las condiciones ambientales, el tiempo y el estado de la mar influyen.
Cada barco, tiene su sala de máquinas, maquinillos, dispositivos de elevación y otros equipos de manipulación, aparatos de presión, instalaciones eléctricas, cocinas, escalas y escaleras, y todos pueden ser causa de accidentes. De hecho, los accidentes a bordo de un barco siguen en gran parte los mismos patrones que los accidentes en tierra. 11
Las contusiones y abrasiones de las extremidades son las lesiones más frecuentes de los accidentes a bordo, seguidas por esguinces y contusiones de la espalda.
Las lesiones de la espalda constituyen aproximadamente un 19 por 100 de todas las lesiones por accidente, y esta cifra es más alta que en las industrias en tierra. La mayoría de las lesiones de la espalda se producen en operaciones de desplazamiento de personas por el barco o manipulación de cargas, y algunas son consecuencias de caídas.
4.1
Acceso y vías de acceso.
Los portalones, escalas y escaleras fijas, deben ser robustas y fuertes y protegidas por barandillas adecuadas; las escalas portátiles deben usarse sólo donde otras vías de acceso más seguras no existen, y siempre han de estar fijadas firmemente. Las cubiertas, bodegas y sus vías de accesos, han de mantenerse en buen estado, libres de obstrucciones y bien iluminadas; los obstáculos fijos en la cubierta han de pintarse de un color vivo y las zonas próximas a cualquier maquinaria peligrosa han de estar recubierto con superficies antideslizantes. Las barandillas y batayolas fijas o provisionales han de colocarse alrededor de las escotillas si no se encuentran suficientemente protegidas por bazolas altas. Han de construirse de un material sólido y encontrarse en buen estado de conservación. Los cuarteles y las tapas de las escotillas han de ser fuertes, mantenidos en buen estado y recolocados inmediatamente al terminar los trabajos en la bodega. Los cuarteles, pontones y tapas de las escotillas que no puedan manejar con facilidad los tripulantes manualmente, deben equiparse con dispositivos de elevación; donde se utilizan tapas mecánicas para las escotillas, se ha de explicar a los trabajadores su uso y los riesgos que entrañan. Cuando es necesario entrar en un tanque, una bodega, doble fondo u otro espacio cerrado donde la atmósfera puede contener gases peligrosos o estar falto de oxígeno, se ha de avisar a un responsable para supervisar la operación. La persona que penetra en el compartimento debe llevar un equipo autónomo de respiración o una máscara de oxígeno, un arnés y una línea de seguridad. Cualquier compartimento que haya contenido petróleo, agua, etc., y que se haya mantenido cerrado durante mucho tiempo o que se haya pintado hace poco, ha de considerarse sospechoso. No se deben permitir bombillas eléctricas sin protección en ningún compartimento.
4.2
La manipulación mecánica.
Todos los dispositivos que se utilizan para subir y bajar la carga a bordo de un buque se inspeccionarán y examinarán periódicamente, y cuando sea necesario, serán comprobados por una persona experta. Las partes móviles de las maquinillas, grúas, cabrias, etc., que son más peligrosas, han de estar adecuadamente protegidas. Las personas que han de operar estas máquinas deben recibir instrucción adecuada sobre su uso.
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4.3
Zonas de maquinaria.
En las zonas de maquinaria se ha de proteger las partes móviles peligrosas de las máquinas por barreras u otros medios adecuados. Todas las tuberías y juntas de vapor, gases de escape y agua caliente que estén en zonas accesibles deben estar protegidas con recubrimientos. Un adecuado nivel de limpieza en las zonas de maquinaria es vital para prevenir incendios; los restos de petróleo en la cubierta o los pantoques, deben eliminarse inmediatamente para prevenir resbalones y caídas, y también como medida contraincendios. Donde existen niveles altos de ruido, los tripulantes deben llevar protectores auditivos. No se deben llevar a cabo revisiones de maquinaria y equipos hasta que no se hayan adoptado las medidas preventivas para que no se pongan en marcha o se muevan inesperadamente. Se han de tomar precauciones especiales con respecto a la planta de congelación o refrigeración para prevenir goteras y acumulaciones peligrosas de refrigerantes tóxicos o asfixiantes. Los tripulantes que trabajan en cámaras frigoríficas deben recibir indicaciones especiales sobre los riesgos de su trabajo. Las puertas de las cámaras deben diseñarse para que puedan abrirse desde el interior y permanecer enganchadas cuando estén abiertas.
4.4
Organización de la seguridad.
Un barco es un centro de trabajo que debe mantenerse con sus propios medios desde el mismo momento en que abandona puerto. La mayoría de los barcos no llevan personal sanitario a bordo, y aunque siempre está disponible la radio, los oficiales del barco son los que han de atender las enfermedades y accidentes. Esta es la razón por la que es vital que se establezcan las medidas de seguridad para todo el trabajo que ha de realizarse a bordo de un barco en navegación. No obstante, factores tales como cambios en el horario de trabajo o ruta proyectada del barco o condiciones del tiempo o de la mar, pueden cambiar muchas de las medidas definidas de modo que cualquier sistema adoptado ha de tener una alternativa. Por ejemplo, antes de una tormenta, se deben atar los seguros en la proa y la popa; se deben comprobar los cierres herméticos de las cubiertas de las bodegas, puertas, ventiladores y otras juntas y se debe sujetar cualquier objeto que esté suelto. Las principales enfermedades de los hombres del mar suelen ser:
Trastornos gastrointestinales.
Infecciones respiratorias.
Enfermedades de la piel.
Enfermedades cardiovasculares.
Enfermedades venéreas.
Caries dentales.
Son también importantes los trastornos mentales de diversa índole y grado de gravedad.
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Algunos problemas médicos se derivan directamente de las condiciones del ambiente de trabajo de la tripulación, tales como camarotes pequeños, el movimiento del barco, tener que sufrir condiciones variadas y climas diversos, la falta de estabilidad en el horario laboral, el ruido y las vibraciones de la sala de máquinas y otros equipos, el contacto con sustancias irritantes, una alimentación inadecuada, un ambiente sobrecalentado, y el trabajo físico inadecuado, junto con la monotonía y el estrés mental que se producen en los barcos más grandes con un mayor grado de autonomía. El problema del mareo debido al cabeceo y balanceo del barco, una alimentación irregular y provisión de agua inadecuadas a bordo, dan lugar a trastornos. La alta incidencia de infecciones respiratorias es a menudo el resultado de los camarotes pequeños y la exposición a las inclemencias climáticas o a sustancias irritantes, tales como polvo o vapores de petróleo, u otros. El uso de maquinas de gran potencia y velocidad, turbinas y engranajes de reducción, ha aumentado los niveles de ruido y vibraciones a bordo, sobre todo en las salas de máquinas, lo cual coloca a los trabajadores de estos recintos entre los grupos más expuestos a ruidos a alto nivel. El ruido en la zona de camarotes y otras áreas a bordo, causados principalmente por las vibraciones de las máquinas de propulsión transmitidas a través de la estructura del barco, y también generadas en otras zonas por maquinillas, de cubierta, golpes en líneas de vapor y condensación, sistemas de aire acondicionado, etc., a menudo son responsables de alteraciones en la comodidad de la tripulación, y en el caso de ruido en el puente de navegación, incluso interfieren la seguridad de la navegación. La reducción y control del ruido y de las vibraciones a borde se han hecho posibles por un mejor diseño de la maquinaria y de los equipos, el uso de campanas acústicas, y por medio de bancadas especialmente resistentes y conexiones flexibles para las máquinas de a bordo. La protección del ruido se ha logrado también por medio del apantallamiento acústico de los equipos o por el aislamiento de las zonas de trabajo del ruido ambiental de la sala de máquinas. El estudio de accidentes entre los pescadores pone de relieve una diferencia entre la pesca de bajura y la pesca de altura. Diferencias respecto a los accidentes en la pesca de bajura y pesca de altura, en función de sus características:
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4.5
Enfermedades. •
Las especiales condiciones de trabajo (aislamiento, falta de comunicación y la presencia constante del peligro) pueden provocar trastornos nerviosos.
•
El contacto con grasas puede ocasionar dermatitis. En climas fríos, las enfermedades de la piel, grietas y heridas que pueden tardar largo tiempo en curar.
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Los trastornos de circulación periférica, en particular las varices, son relativamente frecuentes.
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Puede encontrarse pérdida auditiva entre los trabajadores de buques altamente mecanizados, donde los niveles del ruido producido por las máquinas y los compresores de la refrigeración, ventilación y aire acondicionado son muy elevados.
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Entre los trabajadores de la descarga industrial de los barcos pesqueros, se han observado episodios de pérdida de conciencia, e incluso, en algunos casos, de muerte o de incapacidad permanente debidas a lesiones cerebrales, así como se ha informado de querato-conjuntivitis y erupciones cutáneas. Se 15
detectaron altas concentraciones de sulfuro de hidrógeno, anhídrido carbónico, amoniaco, dietilamina y Nbutilamina, así como carencia de oxígeno. Las medidas de seguridad del buque deben tender principalmente a la seguridad del barco frente a las tormentas, niebla y riesgos de colisión. Algunos trabajos, como los que se realizan en cubierta, son siempre peligrosos y nunca deben efectuarse cuando hay tormenta. Los antepechos, barandillas y bordas deben ser altos o estar reforzados con cuerdas y el número de los hombres sobre cubierta debe mantenerse al mínimo. Se especifican las necesidades para la protección de tuberías de vapor, conducciones eléctricas y calabrotes de buques de rastreo. Deben disponerse los túneles de refrigeración de modo que los trabajadores no queden encerrados dentro accidentalmente. Deben tomarse medidas para evitar el escape de agentes refrigerantes y los motores y compresores deben estar aislados acústicamente para minimizar la transmisión del ruido y la vibración. Los suelos de las cámaras de refrigeración debe ser antideslizantes. Los patronos deben preocuparse del cuidadoso mantenimiento de los aparejos de pesca, motores, equipo de refrigeración, instalaciones eléctricas y cabrias, etc. Periódicamente deben efectuarse inspecciones, de acuerdo con las normas. Los miembros de la tripulación deben llevar un adecuado equipo protector personal que incluya: •
Guantes o mitones forrados de algodón o nylon, los cuales deben conservarse limpios para evitar rozaduras y eczemas.
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Prendas de cabeza que les proteja la nuca.
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Botas con punteras reforzadas para proteger los pies contra las caídas sobre ellos de bloques congelados; polainas impermeables si el trabajador tiene que estar de pie sobre hielo, pescado congelado o sal.
•
A los trabajadores expuestos a altos niveles de ruido de máquinas debe proveérseles de protección auditiva.
La carga manual incorrecta constituye la causa más frecuente de los accidentes del trabajo individuales, aproximadamente entre 20 y 25 por 100 de la totalidad de los accidentes, el 50 por 100 de las incapacidades temporales se deben a caídas y manejo de materiales, produciéndose las lesiones más frecuentes en los dedos de las manos, las manos, los dedos de los pies y las piernas Por otra parte, constituyen un considerable riesgo para la columna vertebral y músculos adyacentes, especialmente a nivel de la región lumbar.
5 Canteras. La explotación de canteras puede definirse como el proceso de extracción de piedra, para uso comercial, de filones de roca natural. Existen dos ramas principales en la industria de la cantería: •
Extrae bloques de piedra para edificar y uso ornamental.
•
Extrae la piedra machacada.
Las dos ramas usan diferentes métodos y equipos.
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Entre los materiales comúnmente extraídos se incluyen el granito, piedra caliza, mármol, arenisca, jaboncillo, pizarra, diabasa, basalto, dolomita, tiza y roca meteorizada, tal como grava, arena y arcilla.
5.1
Proceso de las canteras.
Estos varían de acuerdo con el carácter del mineral a extraer y el tipo de producto. Donde es posible, los yacimientos más blandos, como pizarra, arcilla, tiza, etc., se extraen enteramente por máquinas y se transportan a las plantas de procesado por medio de camiones, volquetes, transportadores, etc. En canteras de grava mojada, es decir, donde el nivel del agua hace que la excavación se llene casi de agua, el mineral se extrae principalmente con bombas centrífugas alojadas en pontones o por medio de excavadoras de cucharas de arrastre actuando desde el exterior. Las bombas descargan en contenedores o a través de tuberías directamente en la planta situada en la orilla. Las excavadoras de cucharas de arrastre generalmente descargan en vehículos con volquetes o en transportadores. Existen actualmente muy pocas canteras de roca dura con frentes de ataque profundos y trabajados a mano. Es práctica general extraer la máxima cantidad de mineral por medio de explosiones de un cierto número de barrenos simultáneamente y conseguir frentes de ataque de altura media en los cuales puedan aplicarse técnicas modernas que impliquen el mínimo de mano de obra. En el caso de canteras de pizarra y de piedra es todavía necesaria mucha mano de obra, pero ésta se está reduciendo lentamente conforme se va adoptando la mecanización parcial siempre que es posible. La forma más corriente de transporte es el vehículo de volquete. La cantería ha sufrido una metamorfosis técnica notable. Muchos de los sistemas antiguos han desaparecido prácticamente y han sido sustituidos por métodos modernos, que son más eficaces y limitan la exposición al riesgo. La mecanización, asimismo, se adopta siempre que es posible debido a las crecientes ayudas mecánicas y conocimientos técnicos: 1. Derrumbes de tierras. 2. Barrenado. 3. Voladuras. 4. Maquinaria fija. 5. Maquinaria móvil. 6. Caídas desde altura. 7. Herramientas manuales. 8. Electricidad. 9. Polvo. 10. Ruido. Los riesgos de polvo pueden originarse durante el barrenado, al romper rocas a mano con herramientas neumáticas, en machacado mecánico, cribado y clasificado y en la carga y transporte. El polvo producido en el 17
aire puede, suprimirse por rociado de agua en los puntos de origen o ser conducido a colectores mediante extractores. Uno de los métodos de rotura de grandes bloques de roca o piedra requiere primeramente realizar unas rozas. Este es un proceso muy pulvígeno y, aún manteniendo cierta distancia entre los lugares de trabajo adyacentes, las nubes de polvo producidas por un cierto número de barrenadores pueden a menudo combinarse para formar densas concentraciones. La dispersión de polvo puede limitarse si el aire comprimido que escapa de las barrenas y el polvo que se levanta se desvía hacia los lados o hacia abajo, fijando un disco plano, o de forma de plato, a la barrena. Otro sistema para utilizar con el método por rozas con barrenos es una campana de extracción que tiene en su frente una pieza cilíndrica deslizante que el barrenador puede levantar a mano sin retirar el taladro si quiere mirar a la roza que está realizando. La producción de polvo durante la rotura de grandes bloques puede reducirse si el barrenado y el acuñado se emplean con preferencia al rozado. La ventaja de este método es que ahorra tiempo, permite al barrenador estar fuera de la acción del polvo –lo cual no puede hacer cuando está taladrando rozas– y puede utilizarse equipo protector para el barrenado. Como regla general, las máquinas machacadoras de rocas deben estar encerradas y provistas de equipo individual de extracción de polvo. Para las personas que sirven las máquinas y lubrican los cojinetes, puede ser suficiente utilizar mascarillas de respiración con filtro para su trabajo. Entre los lugares de riesgo en las operaciones de carga y transporte están los montacargas, planta de ensacado y puntos de trasiego y entrega. El transporte de piedra machacada se efectúa frecuentemente en montacargas no verticales, los cuales tienen algunas ventajas sobre los verticales, pero no pueden enclaustrarse. La instalación de ensacado y envasado para material triturado con un alto contenido en sílice debe ser aislada lo más posible y provista de equipo de extracción. El ruido, es causa frecuente de trastornos. Los ajustes en las conexiones de las cintas transportadoras y el uso de juntas elásticas pueden atenuar los niveles de ruido en las plantas de procesado. Los trabajadores de las canteras deben superar reconocimientos médicos previos a su ingreso y reconocimientos periódicos que presten especial atención al aparato respiratorio. En España está en vigor una I.T.C. que requiere mediciones periódicas de las concentraciones de polvo en los puestos de trabajo en las canteras.
6 Agricultura. A mediados del siglo XIX se produjo un cambio importante en los planteamientos agronómicos. Se empezó a concebir la tierra como algo que el hombre podría manejar según sus necesidades, y no como elemento de la naturaleza en el que todo ocurría de acuerdo con un orden previamente establecido. De esa forma se fue rompiendo 18
paulatinamente la relación del proceso agrícola con el medio natural y se fueron desplazando las experiencias desde el campo a los laboratorios. La genética se dirigió a manipular convenientemente las características de las plantas y animales; la química, corregir los suelos y alimentar las plantas en el sentido deseado; las máquinas, evitar las labores más penosas. Los frutos de este enfoque mecanicista culminaron a nivel práctico, después de la II Guerra Mundial, en el curso de la llamada "revolución verde", desarrollada sobre la base del monocultivo de variedades de alto rendimiento y el uso masivo de medios químicos. También el avance conseguido en la mecanización agraria, sobre todo después de la II Guerra Mundial, ha sido espectacular: prácticamente el 80% de los trabajos agrícolas se realizan mediante medios mecánicos en los países más avanzados. Pero todo este desarrollo experimentado en la agricultura, aunque ha traído consigo una mejora en las condiciones de trabajo, ha introducido multitud de factores que provocan situaciones de riesgo para los trabajadores del sector. Desde el punto de vista de la seguridad y la salud en el trabajo, el sector agrario está considerado como de alto riesgo y trabajar en él es, en muchos aspectos, una actividad peligrosa, si bien los trabajos más duros son realizados por máquinas y las jornadas laborales son razonablemente más cortas. El trabajador debe manipular productos químicos (plaguicidas, reguladores del crecimiento, fertilizantes, etc.) generalmente tóxicos, cuyos efectos y repercusiones para la salud no son bien conocidos. También ha tenido que manipular máquinas, tecnológicamente muy avanzadas y diseñadas para realizar un trabajo determinado, en las que en muchos casos se ha dejado de lado la seguridad, la ergonomía y la capacitación. A pesar de las medidas tomadas por las autoridades competentes, es importante destacar la poca sensibilidad que existe en la agricultura, por parte de empresarios y trabajadores, hacia una mejora de las condiciones de trabajo en comparación con otros sectores productivos. Ello quizá sea debido a la diversidad del sector y las diferentes formas de organización de la producción, así como a las grandes divergencias que se producen entre los desarrollos tecnológicos y su correspondiente regulación legislativa. Todo esto, hace pensar en la necesidad de actuaciones que permitan mejorar las condiciones de trabajo en la agricultura, incidiendo en aspectos como la formación y sensibilización, la adecuación de la legislación vigente a los desarrollos tecnológicos, la utilización de equipos de protección, la comercialización de maquinaria con las debidas medidas de seguridad, etc. Podemos distinguir tres grandes líneas de riesgo en la agricultura: ⇒
APEROS AGRÍCOLAS. Los aperos agrícolas son aquellas herramientas y utensilios generalmente accionados a mano o por animales de tiro, a diferencia de los instrumentos accesorios usados con las máquinas de tracción mecánica.
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Los peligros específicos de los instrumentos agrícolas son los siguientes: a. Daños físicos causados por los bordes cortantes de los distintos útiles. Dado que a menudo no existen medios de primeros auxilios, o muy pocos, y es frecuente no disponer de atención médica, existe el riesgo de que heridas leves se conviertan en graves. El trabajador descalzo y la falta de protección de mano y brazo cuando se manejan instrumentos cortantes, aumenta el riesgo de accidentes. b. La acumulación de efectos perjudiciales para la salud del trabajador durante un período de tiempo, debido al manejo de instrumentos pesados y mal diseñados, especialmente en países de extremadas condiciones climatológicas y ergonómicas.
El equipo utilizado debe estar bien adaptado al trabajo para el que se destina y exigir el mínimo esfuerzo por parte del operario. Sólo debe utilizarse en trabajos para los que ha sido concebido, los trabajadores deben estar formados sobre la manera más segura de utilizar las herramientas puestas a su disposición. Las empuñaduras y mangos de madera deben tomarse en madera dura, en el sentido del filo, sin fisuras y sin nudos, y fijarse sólidamente al útil. Los mangos de instrumentos cortantes, deben estar provistos de una guarda para impedir que la mano se deslice sobre el filo. Todos los útiles deben revisarse a intervalos regulares y desecharse si están defectuosos. El filo de los instrumentos cortantes debe ser afilado y, si fuera necesario, rehecho, templado y reparado por personal especializado. ⇒
MAQUINARIA AGRÍCOLA. La maquinaria agrícola está diseñada para el laboreo del terreno, para sembrar, para aplicaciones de sustancias químicas que mejoran el crecimiento de las plantas y las protegen contra enfermedades y plagas y para recolectar y almacenar las cosechas. Hay una amplia variedad de máquinas agrícolas, pero en todas hay esencialmente unos dispositivos con engranajes, cadenas, correas, cuchillas, levas, etc. suspendidos en un armazón que puede ser fijo o más frecuentemente móvil, y realiza las operaciones mientras se mueve a través del campo. Las máquinas agrícolas más frecuentes son:
Máquinas para labrar el terreno.
Máquinas de plantar.
Máquinas para cultivar.
Máquinas para recolectar forraje, grano.
Máquinas para transporte y elevación. 20
Máquinas para aplicación de sustancias químicas propias para agricultura.
Máquinas para clasificar, empacar y tomas de fuerza motriz.
El operador de la máquina agrícola o el que trabaja manualmente con una máquina está expuesto a tres principales tipos de riesgo: a. Lesiones traumáticas, tales como cortes, magulladuras, quemaduras, fracturas y amputaciones ocasionadas por contacto con las piezas móviles de la máquina, caídas o colisiones con la máquina, o bien con partículas proyectadas por la misma. b. Lesiones orgánicas ocasionadas por el ruido y la vibración de la máquina. c.
Daños para la salud ocasionados por sustancias tóxicas tales como sustancias químicas propias de la agricultura o por los gases de escape de la máquina.
Las lesiones orgánicas debidas al ruido y a las vibraciones son difíciles de controlar. En los lugares donde los niveles de ruido procedentes de máquinas excedan de los límites aceptables, los trabajadores, y todos aquellos que estén cerca, deberán llevar dispositivos de protección de oídos, tales como tapones de oídos para prevenir una pérdida de oído permanente. Los altos niveles de vibración hallados en ciertas máquinas agrícolas pueden causar fatiga, náuseas, dolor, pérdida temporal de la sensación en las manos, etc. En el caso de máquinas nuevas, deberá hacerse todo lo posible en la etapa del diseño para reducir los niveles de vibración y, en el caso de las máquinas antiguas, los efectos de vibración sobre el operador deberán reducirse al mínimo con la instalación de asientos amortiguadores de vibraciones, o bien limitando la duración de la exposición a las vibraciones del trabajador. Tanto la inhalación como la ingestión o contacto con la piel de ciertas sustancias químicas de uso agrícola pueden producir intoxicaciones graves o daños de la piel. Los distribuidores de productos químicos deberán diseñarse consecuentemente para reducir al mínimo la exposición del operador durante el llenado, aplicación, regulación y mantenimiento. Ello no elimina la necesidad de usar equipo adecuado para protección del personal durante tales operaciones. ⇒
PRODUCTOS QUÍMICOS UTILIZADOS EN AGRICULTURA. Hay muchos aspectos del trabajo en las instalaciones agropecuarias que requieren la utilización de productos químicos. La aplicación de pesticidas y la dispersión de fertilizantes son, las operaciones más importantes en cuanto a la cantidad y a los riesgos, dado que la mayor parte de los pesticidas son tóxicos. Además de los productos químicos mencionados, en agricultura se utilizan otros productos, tales como detergentes, destinados a muchos fines, sosa cáustica para la limpieza de los equipos de ordeño y de las cantaras y depósitos de leche, e hipoclorito sódico para su desinfección, carbonato sódico, para limpieza y desengrasado de instalaciones de incubado de huevos de pollo. Para evitar la ingestión accidental de estas sustancias, debe tenerse cuidado de que no exista posibilidad de confusión con sustancias destinadas al consumo humano. El tipo de riesgo y las precauciones que haya que adoptar deberán estar impresos en los envases.
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Se prestará la máxima atención a las etiquetas de los envases de pesticidas, especialmente en los casos en que exista una gran probabilidad de envenenamiento grave o, incluso, mortal. Por desgracia, no todos los preparados a base de antibióticos o de hormonas, destinados a uso veterinario en las explotaciones agrarias, están bajo el control que debieran. En general, las recomendaciones impresas se ignoran, aún cuando se exigen por las autoridades sanitarias, junto a la empresa fabricante y en las que se informa acerca de los riesgos del preparado y de la forma de manipulado con seguridad. Además, tales recomendaciones son también necesarias cuando un producto sale a la venta sin limitaciones al usuario, y no sólo cuando se precisa la prescripción de un especialista para obtenerlo. Siempre que se utilicen productos químicos en explotaciones agro-pecuarias, las personas que los manipulen deberán hacerlo con las adecuadas condiciones de higiene. Un riesgo químico frecuente en agricultura es el derivado del monóxido de carbono de los escapes de los motores de explosión. Por ello, los locales donde existan motores de este tipo dispondrán de un sistema de ventilación adecuado. Es recomendable que exista una separación entre las cuadras de los animales y los puestos de trabajo con el fin de minimizar los riesgos de intoxicación o de infección. Es esencial que se disponga de agua potable. La revolución científica y técnica no ha desplazado al carácter tradicional del trabajo agrícola e, incluso, en ocasiones, lo ha intensificado. La expansión de la agricultura a zonas con climas más extremos, no sólo implica una exposición directa a condiciones atmosféricas más rigurosas, sino, también a jornadas laborales más largas, por razón de la menor amplitud de los periodos en que se pueden realizar las tareas agrícolas. Por otro lado, la mecanización de los trabajos auxiliares en las grandes explotaciones agrarias requiere una mayor destreza.
Las
granjas
han
progresado
de
forma
espectacular. Existe una tendencia a incrementar la especialización de los trabajos agrícolas y progresivamente está aumentando el número de explotaciones agropecuarias especializadas. Gracias al desarrollo de los medios de transporte, las distancias entre los lugares de consumo y los puestos de trabajo no constituyen ningún problema especial. Los factores químicos, físicos y biológicos afectan al hombre cada día en mayor medida y, paralelamente a ellos, los problemas de sus efectos a corto y a largo plazo. Uno de los desarrollos más significativos del siglo XX lo constituye la gran aplicación de las técnicas químicas para la solución de los problemas agrícolas. Para la lucha contra las plagas del campo que reducen el rendimiento del trabajo agrícola, los fabricantes de productos químicos han sintetizando nuevas sustancias de gran complejidad química y extraordinaria potencia biológica. Ha sido tan importante el efecto que el bienestar económico de muchos países agrícolas depende, en la actualidad, de los más altos rendimientos obtenidos mediante la utilización de estos pesticidas. Igualmente efectiva ha sido, en muchos aspectos, la síntesis y utilización de los fertilizantes químicos que, gracias a la investigación del suelo, mediante productos químicos, han alcanzado un alto grado de utilidad. Existen otros muchos aspectos de la actividad agrícola en los que los productos químicos juegan un importante papel (nutricional, patológico, biológico, etc.) pero los relacionados con el uso de los pesticidas y fertilizantes son 22
los mรกs significativos en cuanto a tonelaje de producto utilizado y riesgos asociados con estas sustancias en las fรกbricas donde se producen y en las fincas.
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