Año 1 | Número 1 | marzo - abril 2007 Publicación de la Licenciatura en Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México
editorial directorio Directora General Esther Montalvo Consejo Editorial Alejandro Orozco Jorge Lluck José F. Trejo Colaboradores IDEARIO Oscar Garrido Alejandro Espinosa Paulina Flores Dr. Luis E. Zavala Dr. Luis A. Medina Dr. David J. Sarquis Coordinadores Editoriales Laura Osnaya José C. Madrigal Arte y Diseño Mariela Montalvo Estela Mendoza Erika Herrera Fotografía Latinstock Fuentes electrónicas Patrocinios Rafael Lira Arianna Onofre Distribución Gerardo Hernández Diana Oliveros
Nos complace presentar el primer ejemplar de la revista IDEARIO, un proyecto que después de mucho trabajo se ha concretado. IDEARIO es una revista concebida por estudiantes de la carrera de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Estado de México, en la que se abordan diversos temas desde una perspectiva internacionalista. Al mismo tiempo IDEARIO es una red de discursos y prácticas sociales que interactúan entre si, concepto que constituye la esencia del trabajo de este proyecto. Fue interés del grupo de trabajo de IDEARIO tomar como eje temático del presente ejemplar el caso de América Latina. Este tema se aborda a través de opiniones, argumentos y análisis bajo la consigna de lograr nuestra misión, generar conciencia. Es entonces que el lector encontrará a lo largo de este número una fotografía general el panorama político, social, cultural y económico de la región latinoamericana. Diferentes perspectivas enriquecen la temática, nuestro contenido es un abanico que abarca desde el género hasta las rivalidades deportivas. Además de generar un peculiar sentido de pertenencia tanto para autores como lectores, la temática escogida es fundamental para el estudio de las relaciones internacionales. En este sentido creímos pertinente introducir al lector en el ámbito epistemológico de las RI, incluyendo en este primer número una revisión teórica de nuestra disciplina. Si bien Ideario es un proyecto creado por estudiantes de la carrera de Relaciones Internacionales, uno de sus objetivos es la vinculación académica, es por ello que contamos con la colaboración de alumnos y profesores, tanto del Tecnológico de Monterrey como de instituciones externas, por ejemplo, de la Universidad Católica Silva Henríquez de Chile. En este orden de ideas queremos extender un agradecimiento a las personas que desde el aula y fuera de ella mostraron un interés en la consecución de este proyecto. A la Dirección de Carrera de Relaciones Internacionales y a la Dirección de Ciencias Sociales y Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México; al Dr. Victor Kerber, Coordinador General de Asuntos Internacionales del Gobierno del Distrito Federal; a la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela; a Jorge Villareal, Coordinador de Programas de la Fundación Heinrich Böll; a Carlos Acosta, miembro del Departamento de Comunicación e Información de la Revista Proceso; al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; y a todos aquellos quienes nos apoyaron en el proceso y creación de este proyecto. Finalmente agradecemos la lectura de este primer ejemplar de la revista IDEARIO, que pretende no sólo lograr conciencia sino una visión crítica. Directora y Consejo Editorial
sumario Avances y retrocesos en la administración Fox Por: Oscar Rivera IDEARIO es la publicación de los alumnos de la Licenciatura en Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México. Editor responsable: José F. Trejo Hebrero. Domicilio de la Publicación: Carretera Lago de Guadalupe km 3.5. Código Postal 52926, Atizapán de Zaragoza, Estado de México. Distribuidor: Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México. Tiraje 500 ejemplares. “Los artículos publicados son responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan la opinión del Tecnológico de Monterrey ni de sus autoridades” Cualquier comentario, sugerencia o colaboración puedes enviarla a: revistalri@ hotmail.com
El engendramiento del desequilibrio Por: Alejandro Espinosa
América Latina y el Sistema Interamericano de Derechos Humanos Por: Dr. Luis. E. Zavala
Chile, y su escasa integración en América Latina Por: Dr. Luis A. Medina
El estudio de la teoría de las relaciones internacionales a través de sus debates Por: Dr. David Sarquis
escenario actual
Fuente: Presidencia de la República Oriental de Uruguay 2006
¿Izquierda UNIFICADORA?
contemporary scenario scénario contemporain
Por: Pamela Peza (LRI) y Oscar Ramírez (LRI)
A lo largo de su historia los Estados latinoamericanos se han definido de acuerdo a sus realidades particulares. Es indudable que, como efecto de su pasado común, la región ha presentado prácticas políticas, económicas y sociales compartidas, ejemplo de ello es el caudillismo en los gobiernos de la región durante el siglo XIX, o las dictaduras en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, es cuestionable la noción de una América Latina homogénea, y es en este sentido que la inclinación hacia la izquierda que se sigue actualmente por un gran número de naciones latinoamericanas, está lejos de acabar con la heterogeneidad de la región. El ascenso de la izquierda al poder en Latinoamérica comenzó hace 48 años cuando Fidel Castro tomó la presidencia en Cuba. Sin embargo, en la actualidad identificamos a once presidentes que encabezan el viraje ideológico de la región. En 1998 el militar golpista Hugo Chávez obtuvo la mayoría de votos en Venezuela promoviendo el populismo y el anti-imperialismo estadounidense, en el 2000, toma su segundo mandato y, a pesar de la oposición empresarial de su país y desaprobación estadounidense, el año pasado tomó su tercero que durará hasta el 2013. En 1999, Chile optó por elegir al representante del partido socialista Ricardo Lagos, y en el 2004 su Ministra de Defensa, Michelle Bachelet, ocupó la presidencia con un proyecto de centro-izquierda. En el 2002, Nestor Kirchner venció a su contrincante Carlos por la presidencia de Argentina Carlos Menem en las
los Menem en las elecciones por la presidencia de Argentina con un proyecto de centro-izquierda moderada que buscaba recuperar la economía de la clase media afectada por la crisis. En 2006, el fundador indígena aymará y máximo dirigente del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, tomó la presidencia de Bolivia. Luis Ignacio ‘Lula’ de Silva, co-fundador del Partido de los Trabajadores , tomó la presidencia de Brasil en 2003 tras tres intentos fallidos: 1989 (fue derrotado por el conservador Fernando Collor de Mello), 1994 y 1998 (perdió frente al centroizquierdista Fernando Enrique Cardoso); posteriormente logró su reelección en 2006. Firmemente apoyado por Hugo Chávez y Evo Morales, el doctor en economía Rafael Correa ocupó la presidencia de Ecuador en el 2006 como representante de centro- izquierda por el movimiento político Alianza PAIS y el Partido Socialista-Frente Amplio. Rompiendo con la hegemonía bipartidista del Partido Nacional y el Partido Colorado que habían dominado la historia política uruguaya desde 1830, Tabaré Vazquez subió al poder en 2005 como el primer presidente de izquierda. Alan García ocupó la presidencia de Perú en 1985 y fue reelecto el año pasado para el periodo 2006-2011, es presidente del Partido Aprista Peruano que busca, como objetivo principal, la acción contra el imperialismo yanqui y la unidad política de América Latina. Daniel Ortega, reelegido como presidente de Nicaragua en 2006, Martín Torrijos, electo presidente desde 2004 en Panamá, y el Premio Nobel Oscar Arias, presidente de Costa Rica también reelecto en 2006, completan el cuadro. A pesar de la apartente confluencia en la definición ideológica de los gobiernos de la región, las interacciones entre los Estados latinoamericanos se dan de
Encuentro entre el Presidente uruguayo Tabaré Vázquez y el Presidente argentino Néstor Kircher en la ciudad de Santiago de Chile, marzo de 2006
manera muy compleja como efecto de las diversas motivaciones que hay detrás de cada uno de ellos. Esto se puede evidenciarse parcialmente con la relaciónes que lleva Argentina con Uruguay y con Venezuela, las cuales son muy diferentes a pesar de su “afinidad de izquierda”. Por un parte, desde hace más de año y medio Argentina mantiene un conflicto con Uruguay por la instalación de una papelera (Botnia) en el Río Uruguay, fronterizo de ambas naciones, cuya gravedad recae en su impacto ecológico. Por la otra, la relación Argentina-Venezuela se caracteriza por una aparente alianza de beneficio mutuo que les permite lograr objetivos específicos: mientras Venezuela le brinda apoyo económico, Argentina le da un respaldo político incondicional. Cabe cuestionar entonces si el viraje a la izquierda es de tipo unificador. América Latina goza de democracia debido sus procesos electorales, sin embargo, es evidente que las exigencias de la sociedad no se han cumplido por falta de consolidación de las instituciones políticas y por un modelo inadecuado de crecimiento económico. Es por ello que el electorado ha virado al neopopulismo para intentar cubrir sus exigencias y satisfacer sus necesidades. En este sentido, el ascenso de la izquierda al poder ha sido el resultado de un electorado desencantado que busca reincorporar las causas originales de esta ideología con el fin de gozar justicia
social, libertad e igualdad en sus naciones. Sin embargo, es evidente que esta tendencia latinoamericana no responde a los intereses de la sociedad o de la misma noción de izquierda, sino a los intereses de sus líderes, empresarios y allegados políticos. Por tal motivo no es posible hablar de una tendencia de izquierda unificadora que logre resolver los problemas sociales, económicos y políticos de la región. Nos encontramos frente a una zona que comparte históricamente rasgos culturales, pero que diverge profundamente en sus proyectos nacionales, los cuales no han podido ser formulados con suficiente firmeza debido a la falta de consenso interno. Es urgente que América Latina se responda, ¿qué prospectivas pueden hacerse sobre el escenario latinoamericano actual? ¿Cuáles son y serán sus relaciones con el exterior? Esto, con el fin de establecer un proyecto efectivo y próspero que permita la evolución paralela de la región con el mundo entero.
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desde el aula
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¿México en América Latina?
AVANCES Y RETROCESOS EN LA ADMINISTRACIÓN Oscar D. Rivera Garrido *
FOX
Uno de los temas de mayor trascendencia en el estudio de las relaciones internacionales es la diplomacia, por ello es conveniente realizar un análisis sobre la aplicación de estrategias diplomáticas hacia América Latina durante la administración de Vicente Fox. Entendiendo a las relaciones diplomáticas como lo referente a todas las funciones del gobierno relacionadas con la protección diplomática, consular, negociación, observación y mejoramiento de los lazos entre las naciones (Moreno, 2001), a continuación se intentará delimitar los mayores retos a los que se enfrentó el gobierno de Vicente Fox en América Latina, partiendo de la premisa de que “la actual política exterior mexicana es el reflejo externo del mandato de cambio expresado en las urnas (…) un poderoso instrumento para anclar la transición democrática en el país” (Fox, 2002: 11). De esta forma, el ensayo aborda la relación con Centroamérica a través del Plan Puebla Panamá; con El Caribe a treavés Cuba; con Sudamérica a través de Venezuela; además de la participación de nuestro país en instancias de gran relevancia como las diversas cumbres en las que se discutió el proyecto del ALCA. PLAN PUEBLA-PANAMÁ El Plan Puebla – Panamá surgió como una iniciativa del presidente Ernesto Zedillo y continuó durante el mandato del presidente Vicente Fox, quien lo convirtió en su principal plan de política exterior hacia América Latina (AL). El plan fue lanzado oficialmente el 15 de junio de 2001 en San Salvador, en el marco de la Cumbre Extraordinaria del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, y tiene como propósito integrar al sur y sureste mexicano con Centroamérica.Este proyecto tiene como antecedente la Reunión Cumbre de Presidentes de Centroamérica y México en 1991. Se debe destacar que el Plan Puebla – Panamá tiene el propósito fundamental de crear las condiciones necesarias para hacer atractivas las inversiones del capital nacional y extranjero en el marco del TLCAN, tratados con Centroamérica y el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) (Villafuerte, 2004). De esta manera, el proyecto es el mejor ejemplo para describir la visión netamente comercial que México ha tenido con Centroamérica, desestimando el trato diplomático hacia la región históricamente afín a las costumbres y tradiciones mexicanas, especialmente del sur, y dejando fuera a posibles mecanismos de migración, la cual puede ser un detonante factible para el reforzamiento de las relaciones de México con Centroamérica (Landa
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* Oscar D. Rivera Garrido es estudiante de octavo semestre de la Licenciatura en Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México
Ante las críticas, las posiciones oficiales han señalado que de llevar a cabo el Plan Puebla – Panamá se registrarían grandes beneficios sociales pues, además de las grandes obras de infraestructura planeadas, se busca incrementar los índices de desarrollo humano desde Nicaragua hasta México a través de mecanismos como el Sistema de Demanda Laboral, Sistema de Información Estadística Migratoria Mesoamericana, Programa Mesoamericano de Salud, Instituto Mesoamericano de Investigación y Evaluación Educativa, entre otros Fuente: Latinstock programas presentados en la Sexta Cumbre del Mecanismo de Tuxtla en Nicaragua (Landa y Salgado, 2004). Mención especial merece el Sistema de Información Migratoria Mesoamericana, ya que si en algo falló el gobierno de Vicente Fox fue en materia migratoria, ya que cientos de inmigrantes ilegales de esta región ingresaron e ingresan diariamente al país, siendo víctimas de violencia de parte de autoridades mexicanas.Por todo lo anterior, el Plan Puebla – Panamá no puede ser considerado como un instrumento de política exterior, puesto que sus prioridades están encaminadas únicamente a aspectos económicos como la interconexión eléctrica, las telecomunicaciones y la vialidad (Villafuerte, 2004), que en muchas ocasiones no corresponden a las necesidades de la región. CASO CUBA Uno de los países de América Latina con los que mejores relaciones históricamente ha tenido México es Cuba; sin embargo, durante la administración de Vicente Fox ocurrieron una serie de incidentes que debilitaron la relación.Cabe destacar que el periodo en el que México tuvo una estrecha relación con Cuba fue durante la administración de Carlos Salinas de Gortari, quien tenía en claro que tener una red de intereses económicos en la Cuba castrista significaba poder influir en el futuro de la isla en una era sin Castro (Campa, 2002). Durante el mandato de Ernesto Zedillo, las relaciones se fueron debilitando, los inversionistas mexicanos salieron de la Isla. Con la llegada al poder de Vicente Fox las relaciones con Cuba se tensaron más, primero porque había declarado en varias ocasiones que deseaba la democracia para la isla, lo cual mostró su falta de tacto político y su incapacidad para establecer una diplomacia basada en el respeto y en el principio de no intervención. Incluso, el mandatario mexicano se reunió con disidentes
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con disidentes cubanos y en hubiera presentado ningún alterun grave error, el ex canciller cado, porque ante todo se debe Jorge Castañeda comentó buscar ampliar los lazos de amisque las puertas de la emtad y fraternidad entre los gobierbajada de México están abinos, como lo diría Ismael Moreno ertas a todos los cubanos, Pino. como lo estaba también las de México (Castañeda en CASO ALCA Campa, 2002: p. 138), lo que Vale la pena destacar que el generó el asalto de la embaproyecto ALCA formó parte de una jada de México en Cuba el iniciativa del entonces presidente 27 de febrero de 2002. norteamericano George Bush en Sin embargo, el evento 1990, en la que, de manera genmás recordado es sin duda eral, se buscó el fortalecimiento el famoso “Comes y te vas”, de Estados Unidos con el resto durante la Cumbre de Mondel hemisferio (Lerman en: Piñón, terrey Sobre la Financiación 2002). Por otra parte, para hablar para el Desarrollo, el entondel ALCA, se deben destacar los El Capitolio de La Habana, Cuba ces presidente Vicente Fox principales ejes temáticos: reducpidió al mandatario cubano que únicamente estuviera durante el ción de barreras arancelarias y no arancelarias, fortalecimiento de inició del evento y que saliera de inmediato para evitar que se enla agricultura, estímulo a la inversión nacional y extranjera, conforcontrara con el mandatario estadounidense George W. Bush, así mación de derechos antidumping y previsión de mecanismos adecse consagró la ruptura del gobierno panista de posición derechista uados para la solución de controversias(Lerman en: Piñón, 2002). con un gobierno reconocido internacionalmente por su RevoluEn el aspecto diplomático se debe señalar que el ex presidente Vición y gobierno socialista (Arellanes, 2002: p. 203). A pesar de cente Fox, en la Cumbre de las Américas de 2005, intentó tomar ello los desaciertos no finalizaron, el embajador mexicano Pascoe una posición protagónica promoviendo el ALCA a pesar de que en el abandonó la cancillería, y en mayo de 2004 se presentó un fuerte hemisferio sur es fuertemente rechazado. enfrentamiento diplomático, incluso se expulsó al embajador de La política exterior del presidente Vicente Fox hacia América Cuba en México y se retiro a la embajadora mexicana Roberta Latina se quedó muy lejos de estrechar los vínculos que deberían Lajous (AP, 2004). Las relaciones diplomáticas con la isla fuerser un objetivo primordial para la Cancillería, la política exterior de on restablecidas el 25 de julio de 2004, la entonces embajadora México “ha respondido a intereses del grupo dominante o del grupo Lajous, señaló: “Se han reconstruido las relaciones bilaterales y en el poder más que a una visión de nación a largo plazo (...) el (...) estamos viendo hacia el futuro (...) próximamente termino mi sistema presidencial omnipotente en México ha contribuido a que la gestión como embajadora en Cuba con la satisfacción muy grande política exterior dependa del presidente y de su gabinete en turno” de haber podido reconstruir las relaciones en gran medida” (La(Davila, 2002: p. 186). Además, se ha carecido de tacto diplomático, jous en AP, 2004). No obstante, persiste en el imaginario colectivo la intolerancia se convirtió en un instrumento de política exterior, inel desencuentro entre ambos gobiernos. tentar llevar a cabo una política exterior activa no significa atacar y demeritar la soberanía de otras naciones, como es el caso de Cuba CASO VENEZUELA y Venezuela, tratar de asumir un rol protagónico no implica repreOtro de los países latinoamericanos con el cual se han suscitado sentar los intereses de unos cuantos empresarios favorecidos por conflictos diplomáticos y en el que se muestra la incapacidad de un proyecto como el ALCA o el Plan Puebla – Panamá. Es cierto ambos mandatarios de buscar fomentar los lazos de amistad y que existieron avances, como el mejoramiento de relaciones con seguir una política diplomática de no intervención, es precisa- Centroamérica, pero una vez más obedece a criterios de mercado mente Venezuela. La crisis con Venezuela se presentó en noviem- y no de afinidad cultural. Se requiere abordar con mayor interés y bre de 2005 a consecuencia de una serie de provocaciones entre recursos el tema de la migración en la región, de otra forma la delinel entonces presidente Vicente Fox y Hugo Chavez, en el marco cuencia organizada seguirá aumentando y llegará a un punto en el de la Cumbre de las Américas en 2005 dónde se manifestó la falta que será demasiado tarde para aplicar medidas coercitivas. de tacto diplomático de ambos mandatarios, pues el Presidente venezolano llamó al Mexicano “cachorro del imperio”. Ante ello, FUENTES DE INFORMACIÓN AP. (Dic., 1, 2004). Se restablecen relaciones México – Cuba. Terra. Recuperado el 22 de abril de 2006 el Presidente Vicente Fox se sintió ofendido y pidió las disculpas Arellanes, P. (2002). La política exterior del México foxista: ¿Política exterior de Estado? Una reflexión crítica. del mandatario venezolano. De esta forma pasaron por una crisis En: Velázquez Flores, R. La Política exterior de México bajo un régimen democrático ¿cambio o continuidad? diplomática en la que el embajador venezolano, Vladimir Villegas, México: Plaza y Valdes – Universidad de Quintana Roo. Dávila, C. (2002). La política exterior de México. Toma de decisiones y partidos políticos. En: Velázquez Flores, tuvo que abandonar México tras ser declarado persona non grata R. La Política exterior de México bajo un régimen democrático ¿cambio o continuidad? México: Plaza y Valdes sin que el gobierno mexicano haya expuesto sus motivos, pues – Universidad de Quintana Roo. V. (Jun., 2002). La política exterior de México en el siglo XXI. En: Revista Mexicana de Política Exterior. como lo señala el derecho diplomático, en cualquier momento se Fox, No. 66. México: Secretaría de Relaciones Exteriores. puede pedir la salida de un embajador sin que se requiera expli- Landa, L y Salgado, C. (Oct., 2004). El PPP como mecanismo de integración mesoamericana. En: Revista car el porqué de su salida. Es así como nuestro país vivió este Mexicana de Política Exterior. México y la integración económica en América Latina. No. 72. México: Secretaría Relaciones Exteriores. penoso incidente, que trajo como consecuencia la reducción de de Moreno Pino, I. (2001). La Diplomacia, aspectos teóricos y prácticos de su ejercicio profesional. México: Fondo relaciones diplomáticas con Venezuela, nombrándose un encar- de Cultura Económica. gado de negocios. Es interesante ver cómo la falta de sensibilidad Piñón, R. coord. (2002). La economía global : márgenes de maniobra para México y América Latina. México: UNAM de los mandatarios acarreó un conflicto diplomático, ya que de Villafuerte, D. (Abr., 2004). Más allá del Plan Puebla – Panamá: del TLCAN al ALCA. En: Comercio Exterior. haber seguido las reglas esenciales de la misma, tal vez no se Vol. 54, No. 4. México: 2004.
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El engendramiento del
DESEQUILIBRIO
Alejandro Espinosa Ramos*
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Un país que aún no ha definido una postura y que ha sido históricamente representativo de la región, es México. Su gobierno planteó la política energética de acuerdo a una revolución social, y ahora debe redefinir su estrategia en dicho ámbito. La disyuntiva se encuentra entre la privatización del sector o el manejo estatal. La actitud adoptada por este país determinará, en gran parte, su posición dentro de la región y su futuro económico- político. Si México pierde la soberanía de sus energéticos, podría dejar de representar el papel que aún hoy juega en América Latina. Felipe González, expresidente de Gobierno español, dijo recientemente que la identidad del país se encuentra en América Latina, pero sus intereses se encuentran con los Estados Unidos. En efecto, el apego económico se halla claramente inclinado hacia el vecino del norte, pero si México pierde la soberanía de sus energéticos, perderá en un mediano plazo la capacidad de establecer un proyecto que podría permitirle administrar y explotar los recursos para el beneficio de su población. México podría también perder prestigio internacional y, por lo tanto, gran parte de dominio dentro de su zona de influencia inmediata. Al desaprovechar una de sus principales fuentes de poder y al no contar con una industria que pueda sustituir los ingresos generados por el petróleo, México no contará con la producción económica necesaria que pueda otorgarle cierta independencia de las compañías abastecedoras de energía. Antes de exponer las potenciales deficiencias de los regímenes sudamericanos, se deberá analizar la capacidad de establecer proyectos a mediano y largo plazo, ya que en el futuro inmediato los energéticos serán la mayor causa de vinculación con distintos entes de poder y de configuración de alianzas que pueden representar un mayor protagonismo dentro y fuera del continente.
Hemos sido testigos y partícipes del engendramiento de una nueva percepción y estructuración del continente americano. Más allá de la caída del muro de Berlín y el Consenso de Washington, la reconfiguración de nuestro hemisferio responde también a la búsqueda de identidad y la concepción ideológica del espacio. No es excluyente inferir que, a pesar de una evidente regionalización, existe también una fragmentación. La tendencia de algunos países latinoamericanos de rotar ciertos intereses hacia diferentes entes de poder mundial, ha fomentado una especie de desequilibrio en el tradicional estatus estructural del continente. Es gracias a este desequilibrio que varios actores han cobrado una especial relevancia. La cuestión energética se ha convertido en cuestión de seguridad nacional y la revaloración de los combustibles ha fomentado, en gran parte, la ya mencionada fragmentación. Las posiciones ideológicas respecto a los energéticos y el libre comercio han confrontado las visiones de los actores latinoamericanos, especialmente los históricamente representativos. Es posible observar el surgimiento de bloques con ciertas características y proyectos vinculantes. La posición referente a los energéticos es una muestra de la viabilidad de las aspiraciones y posturas ideológicas a mediano plazo. Las fuentes de energía son y serán, en los años venideros, un especial fundamento de poder dentro de los programas continentale, que otorgarán a los involucrados valiosos espacios de maniobra. El surgimiento de Brasil como una potencia emergente se identifica como la auténtica proyección de los bloques mencionados y la revaloración energética que cae sobre el continente. Más allá del análisis superficial que yace sobre los regímenes sudamericanos, cabe plantear las verdaderas interrogantes sobre sus proyectos: ¿responden a las necesidades reales de sus países?, ¿contienen soluciones factibles para ello? El análisis debe efectuarse desvinculándose de la trivialidad de las primeras opiniones características de intereses supraregionales.
* Alejandro Espinosa Ramos es estudiante de noveno semestre de la Licenciatura en Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México
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foro libre
opened forum forum livre El Sol naciente en América Globalización, un término que a muchos los incita al drama y a la exasperación. En los últimos años se ha comprobado que esta realidad tan provocadora se inclina hacia una sola corriente: el sistema económico. Y es que grandes consorcios monopolizan sectores de la cultura popular: el fútbol no escapó a tal pragmatismo. En América, los japoneses vinieron a imponer su legado. La compañía autromotriz Toyota decidió apostarle al fútbol latinoamericano, y comenzó las negociaciones con directivos sudamericanos para ser el principal patrocinador de la Copa Libertadores desde hace algunos años. Finalmente caímos en la irresistible tentación de los millones y en 1998 el torneo se convirtió en Copa Toyota Libertadores. Realmente no hace falta el uso de ironías y mucho menos una manifestación globalifóbica en alguna plaza o estadio del continente americano: es un hecho que ésta firma automotriz le ha dado gran impulso al torneo, convirtiéndolo en uno de los más representativos del mundo.
Los europeos meten su mano y los americanos homenajean a sus libertadores. La competencia internaciones más antigua del mundo es la Copa América, de ahí a que surgiera la necesidad, o más bien la vehemencia de crear una copa interclubes que sólo incluyera a los campeones de cada entidad sudamericana. Intereses siempre los ha habido, y los que remiten al papel verde son los ganadores de la terna. Los altos jerarcas de la Unión Europea de las Asociaciones Nacionales (UEFA por sus siglas en inglés) metieron mano para que se creara la Libertadores. De hecho, el objetivo era que se desarrollara una Copa Intercontinental que definiera al mejor equipo del mundo, es decir, que tanto el número uno de la confederación americana como el de la del viejo continente, disputaran un partido en sede neutra (hoy Japón). Naturalmente vendría una gran derrama monetaria para las grandes organizaciones de fútbol que, en un futuro, permitiría un mayor auge y promoción del torneo americano.
América ¿por regiones, idioma o estatus económico? México ha evolucionado de ser un simple invitado a un protagonista peligroso para los sudamericanos. Sin embargo, las demás naciones representadas en la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (CONCACAF por sus siglas en inglés) ni siquiera tienen invitación. Quizá existan diversos factores como la falta Fuente: Portal Oficial Copa Toyota Libertadores de desarrollo en competencias nacionales, carencia en cuanto a organización, o porque definitivamente no cuentan con los incentivos económicos para que sus equipos puedan realizar las pesadas giras al Cono Sur. Por otro lado, los norteamericanos como Estados Unidos y Canadá tampoco figuran en la lista asequible de participantes. Con todo y que en los últimos años los estadounidenses han venido construyendo una liga fuerte y de respeto, no logran acaparar algo de cariño con sus vecinos (probablemente la idiosincrasia de los subdesarrollados sea muy fuerte todavía).
Así es amantes del balón, en este deporte tan hermoso existe un gran teatro por detrás, lo que nos queda como aficionados es la simpleza del gozo, el disfrute y la diversión. Todas las transformaciones que ha sufrido este torneo internacional lo ha llevado a ocupar un escenario suntuoso en el fútbol, en el que nuevas figuras surgen y los equipos buscan construir su palmarés en los libros de oro del balompié mundial. Y a pesar de todo, la Copa Libertadores se erige como la máxima fiesta futbolística del continente, pues une a sus diferentes naciones mediante el deporte más popular en el orbe. Bienvenida sea pues la fiesta de la independencia para nosotros los americanos.... Por: Rogelio Calderón (LRI)
Por: Paulina Flores (LCC)
La Fiesta de la Independencia Si hay algo que nos puede unir como latinoamericanos aparte de compartir una historia de conquista por más de 500 años, y dejando de lado discrepancias territoriales y alguna que otra hostilidad, es el deporte. En este caso, el fútbol toma un papel determinante para que el continente americano disfrute del juego más bonito del mundo. Y qué mejor que haciendo homenaje a aquellos quienes se han erguido como padres de las patrias latinoamericanas: los libertadores. La Copa Libertadores tiene una carga simbólica brutal. No sólo por su connotación histórica, sino porque es el torneo más importante de la región, pues aquel que gane la copa obtiene un lugar en el reflector internacional como el mejor equipo del continente. Lo curioso es que siendo una competencia de ambiente localista y generadora de orgullo nacional para Latinoamérica, hoy tiene influencias internacionales, tanto comerciales, como en su estructura, que la definen como un evento globalizado.
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cultura
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SANTO
EL SURREALISMO
EL ENMASCARADO DE PLATA EN:
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Esquivel, especialista en cine en su trabajo “El surrealista cine de luchadores”: “El punto de partida fue la película La bestia magnífica (Chano Urueta, 1952), filmada para aprovechar la popularidad creciente de la lucha libre en las arenas y en la televisión. A ésta siguieron otras epopeyas del pancracio, y los héroes enmascarados no tardaron en satisfacer le necesidad de héroes del espectador cinematográfico de la época, que ya estaba cansado del melodrama de cabaret, de los charros, de las prostitutas y de las madres abnegadas”. Éste fue el caso del Santo, quién con más de 50 películas en su haber filmográfico a lo largo de 30 años, se convirtió en todo un fenómeno cultural, logrando invadir uno de los mercados cinematográficos más exigentes e importantes, el europeo. En 1962 el Enmascarado de plata filma “Santo vs. Las mujeres vampiro”, de Alfonso Corona Blake, junto con otra figura del cine mexicano que lo acompañaría en múltiples filmes, Lorena Velázquez en el papel principal de Zorina, la reina de las tinieblas. Esta película de bajo presupuesto conmociono el cine europeo al ser exhibida en el festival de San Sebastián bajo el título “Samson vs.The vampire woman”, siendo considerada por los críticos y el público como una obra maestra del surrealismo, alcanzando el status de película de culto. José Emilio Pacheco menciona que la gente, sobre todo en Italia y Francia, corrían cuando se exhibían películas de El Santo pensando que éstas eran la representación de un surrealismo “sui generis”. Pero, ¿Por qué el público europeo aprecia este cine de una manera muy distinta a la que nosotros lo hacemos? Para eso
Por: Aline Álvarez (LRI)
hay que entender la forma en que ellos perciben el mundo y las características del cine de surrealista. El europeo es bastante racional, para ellos el cine surrealista es aquel que presenta imágenes absurdas e inexplicables para el espectador común, pero que dentro de un trasfondo son símbolos con significados individuales para el autor. Las secuencias son rápidas e ilógicas, parecidas a las secuencias de un sueño, el cuál para los surrealistas es tan sólo otro plano de los tantos que tiene la realidad. Las películas del Santo, de acuerdo a la apreciación europea, cumplen con varias características de éste tipo de cine. La mezcla de imágenes ilógicas, música psicodélica y temas absurdos generan ese sentimiento de estar rompiendo el plano de la realidad tradicional. Para el europeo no pude haber algo más alucinante, convulso e irracional que ver a un hombre enmascarado luchando contra monstruos y seres sobrenaturales, sin otra arma que su fuerza física y llaves “chinas”. Cuando André Breton, el padre de esta corriente, visitó México a finales de los años treinta no puso dejar de exclamar: “México es realmente un país surrealista”… ¿Será cierto?
Fuente:Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey
Cuántas veces no nos hemos levantado temprano un fin de semana y nos hemos topado con alguna película del Enmascarado de Plata en algún canal local de televisión, sin ni siquiera detenernos a mirarlas. Santo vs. Las mujeres vampiro, Santo contra el cerebro diabólico, Santo vs. Las momias de Guanajuato, Santo… Santo… ¡Santo contra todo el mundo!, ¿Qué de especial tienen sus películas? ¿Qué de interesante tiene ver a un hombre en calzoncillos pelear contra entes “malignos” y “sobrenaturales”?, tal vez absolutamente nada, además de que, en nuestra percepción, la fotografía no es buena, los efectos son pésimos y los guiones absurdos, en pocas palabras, llamaríamos a estas películas “churrazos” del cine mexicano. Pero, si te dijéramos que la mayoría de estas películas son consideradas obras de arte en Europa al grado de ser denominadas películas de “culto”, ¿Cambiaría tu percepción? Dentro de nuestra cultura el Santo representa todo un mito, es la mera representación del folklore mexicano, un ídolo de masas, un héroe popular que ha trascendido generaciones. Su figura no se concretó a permanecer como una leyenda del cuadrilátero, sino que trascendió al cine, siendo el personaje más representativo de uno de los géneros más absurdos que podrías escuchar, pero eso sí, netamente mexicano: El cine de luchadores. Con este género las figuras del ring dejaron de ser simples deportistas para convertirse en leyendas populares, como menciona Alicia
El laberinto del Fauno Por: Rosa Vásquez
El último filme de Guillermo del Toro, “El laberinto del Fauno” está en boca de todos. Y no es para menos, tras haber ganado tres oscares por mejor dirección de arte, mejor fotografía y mejor maquillaje; siete premios Goya incluyendo fotografía, guión original y actriz revelación; además de otras importantes nominaciones y una ovación por parte del público de Canes que duró veinte minutos. En esta película, del Toro nos muestra la época posterior a la Guerra Civil Española, durante el periodo franquista donde la represión era latente. La realidad de España se contrasta con la historia que crea Ofelia - una niña de trece años- que al tratar de afrontar la realidad, imagina un mundo alterno, lleno de fantasías y mitos. La cinta es muy recomendable, sobre todo por su gran contenido simbólico, cada personaje imaginado por Ofelia se convierte en un catalizador que cambia el rumbo de la historia. Así, dentro de este mundo fantástico, similar al de “Alicia en el país de las maravillas”, España podría ser salvada del terror por la pequeña y crear un lugar donde la tortura, el asesinato a sangre fría, las persecuciones de los revolucionarios y personas en contra del régimen, serían suplidas por un entorno de paz y seguridad. Ofelia, pues, viene a ser el personaje que encarna a las sociedad española que vivió bajo el régimen de un dictador totalitario, ultraderechista y que no permitía manifestaciones en contra de su gobierno. Ver la película es ver la reinterpretación de un hecho que marcó definitivamente a una nación.
¿SABÍAS QUÉ? La Cinémathèque Française es la única en el mundo que tiene todas las películas del Santo, además de tener la colección más grande de películas de luchadores.
perspectiva social
perspective sociale social perspective
América Latina,
UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Por: Giselle Yáñez (LRI)
“La Coalición de Organizaciones para los Derechos Humanos en las Américas, ha solicitado a la Organización de Estados Americanos (OEA) nominar mujeres para ocupar cargos en los organismos del sistema interamericano de derechos humanos, como la CIDH y la Corte Interamericana, con el fin de lograr un mayor equilibrio en la representación de hombres y mujeres en estas instancias.” CIMAC: MARZO 2007
Fuente: Latinstock
Eel pasado 8 de marzo de 2007 se conmemoró un aniversario El siglo XX fue un siglo de grandes cambios en el mundo. En más del Día Internacional de la Mujer. El fenómeno mediático América Latina se vivieron diversos movimientos revolucionarios que a éste y otros días conmemorativos caracteriza resulta en y procesos sociales de gran relevancia. Las ideologías, tanto de el hecho de que los medios de comunicación hacen gala de izquierda como de derecha, tuvieron una importante confrontsu preocupación por la situación de las mujeres en el mundo; ación en esta región, y en la actualidad ambas doctrinas siguen líderes políticos y algunas instituciones gubernamentales en- presentes y compiten por el poder, ya sea por medio de grandes cabezan discursos en los que se habla de las circunstancias alianzas como las de los actuales gobiernos de Cuba y Bolivia, en las que vive la mujer y los logros en el tema. Sin embargo, o produciendo crecientes y tensas rivalidades, como en el caso no debemos olvidar que el Día Internacional de la Mujer con- del gobierno mexicano y venezolano. También es relevante que memora también los esfuerzos en la lucha por sus derechos e los movimientos feministas, que comenzaron desde las últimas invita a continuar con ellos. décadas del siglo XIX, se han manifestado en los diversos ámbiA nivel mundial y en la mayoría de las concepciones cul- tos de la vida latinoamericana, y la sociedad de la región los ha turales, el significado de mujer siempre ha sido vinculado al visto como transgresores del orden y las tradiciones, pero que de adorno, propiedad del otro, compañera del otro, el cuerpo tarde o temprano rendirán frutos evidentes. al servicio del otro. De ese otro que es el que ha instaurado el La llegada de Michelle Bachelet, entre otros casos, al gobierno sistema patriarcal dominante que impera en todo el mundo y de Chile, es un fuerte indicador de la capacidad de gobernar de que ha limitado el papel social femenino al silencio de lo priva- las mujeres, de que el espacio público no es exclusivo de los do, al silencio de lo alterno. América Latina ha reproducido fiel- varones, y de que el poder no es sólo cuestión de testosterona. mente este criterio a lo largo de los siglos que lleva de vida. Sin Bachelet se presenta como un triunfo, tanto para la izquierda como embargo, siempre han habido grandes voces de mujeres que para las cuestiones de género, debido a su formación ideológica se rebelan contra el rol asignado para ellas en la sociedad y y política, lo cual se ha reflejado, en menor o mayor grado, en están presentes en diversos ámbitos: de Sor Juana hasta Né- sus decisiones y acciones gubernamentales. Los retos de esta lida Piñón, de Rigoberta Menchú a Alicia Bárcena, de Leona mujer en el poder son quizá más grandes que los de cualquier Vicario a Michelle Bachelet. Dueñas de su propia historia, con caballero, ya que aún mantiene una lucha contra los estigmas y convicciones e ideales, son un claro ejemplo de que la inteli- prejuicios de siglos de tradición en América Latina. En pleno sigencia, la cultura y el poder no son dones específicos de los glo XXI, con una supuesta conciencia de derechos humanos y la hombres, porque ello no está determinado por la naturaleza. búsqueda de la democracia, existen medios de comunicación y El desarrollo y la democracia han sido temas de gran im- sectores de opinión que se ocupan más de su apariencia que de portancia para América Latina, como también el régimen bajo sus acciones públicas. Bachelet, como muchas otras, ha tenido el cual se llegará a estos objetivos, ésto sobre todo durante la que contender contra el Techo de Cristal, término que se refiere segunda mitad del siglo XX. A lo largo de la historia independi- a las barreras invisibles que no permiten a las mujeres llegar a ente de esta región, hemos escuchado grandes discursos de situaciones de poder más elevadas que las de los hombres. Por grandes hombres, los héroes que nos dieron patria. Hemos supuesto que como cualquier ser humano y personaje público, formado la idea de nación basándonos en estos ideales, con- ella puede ser criticada por sus acciones como presidente, ya struyendo una identidad en base a padres de la patria o lib- que una perspectiva de género no puede cerrar los ojos ante las ertadores, los cuales tienen su merecido lugar en los libros de acciones buenas o malas de las mujeres en el poder público. historia y en los fundamenYa sea en gobiernos de izquitos de la nación. A pesar erda o de derecha, lo imporde ello, existe un relato que tante no es la tendencia, sino ha permanecido prácticalos beneficios que traiga para mente mudo: el relato de las naciones latinoamericalas mujeres latinoamerinas, beneficios para toda la canas. La lucha se ha población sin discriminación presentado protagonista porque, más allá de un disdesde los inicios de la hucurso que pugne por el resmanidad, ya sea en cuespeto y la integración de génetiones étnicas, religiosas, ro, se necesitan acciones que políticas, económicas. etc. dignifiquen la situación de la Sin embargo, la primera mujer en América Latina y su relación de poder anterior a acceso al poder. No es filancualquiera siempre ha sido En la mayoría de las concepciones culturales, el significado de mujer siempre ha sido tropía… se llama equidad. subyugado al ‘otro’ entre hombres y mujeres.
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América Latina y el
SISTEMA INTERAMERICANO DE
DERECHOS HUMANOS
Dr. Luis Eduardo Zavala DeAlba*
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Costa Rica. Estas instituciones aplican el Derecho Regional sobre Derechos Humanos, además, con esta última, el Tecnológico de Monterrey está por firmar un acuerdo para que todos aquellos alumnos, abogados particularmente, o internacionalistas que quieran realizar prácticas en esta parte medular del sistema de justicia y protección de los Derechos Humanos, tengan un contacto directo y conozcan la realidad de los Derechos Humanos en el continente. La Comisión Interamericana es un órgano principal y autónomo de la Organización de Estados Americanos, cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos. Entre sus funciones y atribuciones están la de promover la observancia y la defensa de los Derechos Humanos y en el ejercicio de su mandato: recibe, analiza e investiga peticiones individuales que denuncian violaciones de los Derechos Humanos, observa la vigilancia general de los mismos en los Estados miembros y realiza visitas in loco a los países para profundizar la observación general o para investigar casos en particular. Fuente: Latinstock
La historia de la democracia en América Latina ha estado marcada por procesos de transición política no siempre pacíficos o cimentados en el diálogo político o institucional electoral. Sin duda, la violación a los Derechos Humanos en el continente ha estado presente en nuestra historia y no hemos logrado entender plenamente que a mayor democracia mayor respeto a los Derechos Humanos y a menor democracia, menor respeto por los Derechos Humanos, es decir su naturaleza contradictoria. La necesidad de crear un conjunto coherente y ordenado de países que reflejara la identidad de América Latina y el surgimiento de las instituciones democráticas, tiene sus antecedentes en los primeros intentos por promover la cooperación interestatal en el continente mediante el establecimiento de la Unión Internacional de Repúblicas Americanas en 1890. Si bien la unidad americana ya se había manifestado mediante la proclamación de la Doctrina Monroe, el establecimiento de la Unión Panamericana fue un paso importante hacia la cooperación entre países. Al final de la Segunda Guerra Mundial se dieron importantes pasos en lo que respecta a la promoción y protección de los Derechos Humanos, al menos en lo que se refiere a lo institucional y al marco legal, aunque la realidad política dijese lo contrario. En la Novena Conferencia Internacional de los Estados Americanos en Bogota (1948) se decidió reemplazar a la Unión Panamericana con la Organización de los Estados Americanos. La OEA pasó a ser un órgano comparable con el Consejo de Europa en términos de su trabajo institucional por la promoción y defensa de los Derechos Humanos en el continente. La misión de la OEA se basa en su inequívoco compromiso con la democracia, trabaja para promover la buena gobernabilidad, fortalecer los Derechos Humanos, fomentar la paz y la seguridad, expandir el comercio y abordar los complejos problemas causados por la pobreza, las drogas y la corrupción. Un órgano importante y de intensa actividad de la OEA es el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que provee recursos a los ciudadanos de las Américas que han sufrido violaciones a sus derechos por parte del Estado y que no han podido encontrar justicia en sus países. El objetivo del sistema es pues, la protección nacional de los Derechos Humanos en los Estados. Los pilares del sistema son la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que tiene su sede en la ciudad de Washington, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José de
Los retos de la defensa de los Derechos Humanos en América Latina
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Fuente: www.pnud.org
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Mucho se ha criticado política que este órgano sobre la eficacia y efecpuede cumplir cuando los tividad de la ComisEstados asumen como priión Interamericana de oridad de sus democracias Derechos Humanos, sin el respeto a los Derechos embargo, como órgano Humanos erradicando cripolítico, el solicitar a los terios voluntaristas. Para Estados que tomen “mela Corte, además de los didas cautelares” esperecursos necesarios para cíficas para evitar daños llevar a cabo su misión, se graves e irreparables a requiere de una reforma los Derechos Humanos en su jurisdicción contenen casos urgentes así ciosa, de una auténtica como emitir recomendadifusión y análisis de su ciones, ha estimulado la jurisprudencia tanto en el conciencia de los Dereplano académico como chos Humanos en los en la referencias de las países de América. Tal sentencias de los jueces es el caso, por ejemplo, nacionales. El más imdel último comunicado portante es promulgar los en donde se urge a los avances del protocolo de Estados a reflexionar San Salvador sobre la exisobre la importancia de gibilidad de los Derechos la seguridad ciudadana Económicos, Sociales y y el respeto a los DereCulturales. chos Humanos. La Corte Con la plena implemenEl sistema interamericano de derechos humanos y la migración hacia los Interamericana de Deretación de un Sistema InEstados Unidos. chos Humanos surge con el Pacto de San José en 1969, teramericano de Derechos Humanos, América Latina pocon la finalidad de documentar en materia contenciosa drá madurar y conducirse hacia criterios de integración de las violaciones a los Derechos Humanos e impartir jus- sus sistemas democráticos. Además, se requieren nuevos ticia a los ciudadanos del continente. Quizá una de las conceptos para sus estrategias de acción, procurando que aportaciones más valiosas de la Corte ha sido su juris- esos marcos se basen en un conjunto de principios, reglas prudencia, en donde a través de sus sentencias ha po- y estándares de Derechos Humanos, en particular, en el dido reafirmar desde el punto de vista del Derecho Inter- denominado enfoque de derechos en las políticas y esnacional de los Derechos Humanos los remedios legales trategias de desarrollo. Las acciones que se emprendan en (legal remedies) así como la compensación y reparación este campo no son consideradas sólo como cumplimiento a víctimas de violaciones a los Derechos Humanos en de mandatos morales o políticos, sino como la vía escogida América Latina. Hoy los Estados del continente recono- para hacer efectivas las obligaciones jurídicas imperativas cen este órgano convencional y competencial como base y exigibles, impuestas por los tratados de Derechos Humade la administración judicial. En materia consultiva para nos. Los derechos demandan obligaciones y las obligaciola Corte, no hay paralelos, las Opiniones Consultivas no nes requieren mecanismos para hacerlas exigibles y darles están desprovistas de contenido jurídico por lo que no cumplimiento. existe ningún tribunal que haya emitido una base jurisdiccional de tan amplias directrices sobre el comportamiento que los Estados deben de seguir en materia de Derechos Humanos. Una de las más relevantes es la OC 18 que México solicitó con relación a los Derechos Humanos de * Doctor en Derecho Internacional por la Pontificia los migrantes, además de haber contribuido a la evoluUniversidad Gregoriana, ción y desarrollo del Derecho Internacional Público. actualmente es parte del claustro de la Maestría en Varios retos importantes se presentan para el Sistema Derecho de la Escuela de Interamericano de Derechos Humanos, a saber, para la Graduados en Administración Pública y Política Comisión, la necesidad de informar a la sociedad civil los Pública (EGAP/CEM Tec criterios legales de admisibilidad de casos y la relevancia de Monterrey)
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Chile, y su escasa integración
EN
AMÉRICA LATINA Dr. Luis Alberto Medina Ávila*
Chile fue la primera nación de América Latina afectada por la nueva oleada liberal que azotó al mundo a partir de la segunda mitad del siglo XX. Posteriormente esta filosofía totalitaria se propagó con mayor o menor intensidad por toda la región. Los programas neoliberales aplicados alborozamente por los diferentes gobiernos bajo la tutela de los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), generaron muchas expectativas e hicieron grandes promesas: prosperidad, bienestar, equidad, desarrollo. Sin embargo, una y otra vez la evidencia fue desmintiendo las previsiones optimistas y hoy parece que el neoliberalismo ha significado más la consolidación ideológica de esta doctrina que éxitos concretos. La liberalización radical no se ha traducido en más desarrollo y el supuesto “derrame” o “chorreo” no ha funcionado. Por el contrario, la concentración del ingreso y la riqueza se ha agudizado, las empresas multinacionales sacan enormes recursos de nuestras economías, seguimos exportando en gran medida productos primarios y los sectores más dinámicos continúan expandiéndose como islas de desarrollo sin empujar el crecimiento de otros sectores. Ni siquiera se han alcanzado tendencias de alto crecimiento en la Región, imposibilitándola de cumplir el primer objetivo de las denominadas Metas del Milenio, fijadas por los países del mundo en septiembre de 2000, de reducir a la mitad la pobreza para el año 2015. Hay ciertos países que parecen haber experimentado sustanciales avances en ciertas áreas, como México en la exportación de productos de alta tecnología, pero tras esos buenos indicadores sólo se esconde la realidad de una industria maquiladora que se dedica finalmente a la exportación de mano de obra barata. En este contexto, se vuelve fundamental que América Latina fomente un proceso de integración que le permita enfrentar en conjunto el desafío de su desarrollo. Ya nos hemos acostumbrado a escuchar que Chile representa un caso aparte en América Latina. La comunidad económica y financiera internacional aplaude a este país y lo llena de elogios por sus programas liberales y logros macroeconómicos, sus autoridades políticas y económicas se vanaglorian continuamente ante el mundo por sus exitosos macroindicadores, y los grandes empresarios nacionales e internacionales, invadidos de enorme entusiasmo, llenan sus arcas con grandes utilidades. Sin embargo, y aunque no puede soslayarse el hecho de que Chile ha experimentado grandes avances en muchos ámbitos, y que posee una imagen de progreso, disciplina y adaptación, generando una percepción de “distanciamiento” del resto de América Latina, la realidad de este país sigue estando mucho más cerca del resto de la Región que de los países desarrollados o incluso de las potencias asiáticas. Sólo es cosa de analizar las cifras en materia de crecimiento
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promedio en los últimos 30 años, distribución del ingreso, dependencia del sector primario exportador, participación en la canasta exportadora de recursos no renovables, exportación de productos de alta tecnología y gasto en investigación y desarrollo. Mucho se podría decir para explicar nuestro precario desarrollo: niveles insuficientes de inversión privada, escaso crecimiento del capital humano, elevados niveles de desigualdad económica, ausencia de un plan estratégico de desarrollo nacional, poca presencia del Estado en el marco de la transición a la globalización, etc. Pero también hay otros factores relevantes, como la fuerte injerencia de los grandes organismos económicos multilaterales, como el FMI, en su gestión y orientación económica, hecho que no se manifiesta mayormente en las potencias asiáticas, mucho más autónomas. El gran economista norteamericano Joseph Stiglitz comparte esta última idea al afirmar en el 2002 que el proceso globalizador orientado por el FMI y las organizaciones internacionales ha causado un sufrimiento excesivo a los países en desarrollo. Sostiene que no sólo se requieren recetas de crecimiento, sino que éstas deben también respetar “las secuencias y los ritmos” que exigen algunas economías con un débil grado de desarrollo. Critica además vigorosamente al neoliberalismo señalando que éste promueve el reemplazo de las ideas sobre el papel desempeñado por el Estado en el fomento de las economías nacionales por un pensamiento liberal similar al defendido por Adam Smith, en el cual las leyes del libre mercado, según las cuales la motivación del beneficio constituye la fuerza que dirige la economía, conducirían hacia resultados eficientes como si la llevara una “mano invisible”.
Fuente: Portal Oficial MERCOSUR
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De todos modos, aunque Chile, en términos de desarrollo, no está lejos de América Latina, sí existe tal brecha en la percepción interna e internacional, lo que genera ciertas suspicacias al interior de ese país respecto de su integración a la Región. En efecto, es habitual que sus autoridades políticas, economistas y empresarios planteen la necesidad de generar aún mayores acercamientos y acuerdos con los países desarrollados y del Asia-Pacífico, no existiendo el mismo vigor cuando se trata de los países latinoamericanos. Bajo esta lógica, no es de extrañar que la prioridad negociadora de Chile se haya concentrado en los TLC con Estados Unidos, la Unión Europea, Corea del Sur y Oceanía, y recientemente con China, India y Japón. Con los países latinoamericanos sólo se ha adoptado un proceso integrador basado en contactos bilaterales y acuerdos de libre comercio, dejándose de lado cualquier iniciativa que signifique incorporarse al Mercado Común del Sur (MERCOSUR), situación que sería natural dado su ubicación geográfica. El MERCOSUR fue creado como un mecanismo de integración de las economías del sur del continente. Sus países miembros invitaron a Chile a firmar el Tratado de Asunción de 1991, pero este país se rehusó a hacerlo argumentando que las características del acuerdo no le permitían tener la libertad suficiente para acceder a otros mercados. De todos modos, los contactos entre ambas partes continuaron hasta que en 1996 firmaron un Acuerdo de Complementación Económica (ACE) que establecía un espacio económico ampliado, permitiendo la libre circulación de bienes y servicios en la zona y la creación de un área de libre comercio en un plazo máximo de diez años. Pero la alternativa de convertirse en miembro del bloque siempre fue desestimada por Chile, quedando luego eliminada completamente al privilegiar este país el tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos y el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). La constante posición de Chile respecto a no contribuir efectivamente al fortalecimiento de la integración de América del Sur se mantuvo aparentemente hasta julio de 2006, fecha en que se realizó en Córdova, Argentina, la cumbre presidencial del MERCOSUR, donde Venezuela por primera vez participó como país miembro. En esa ocasión, el gobierno chileno manifestó una mayor disposición al tema de la integración forzado por la grave crisis energética que lo aqueja. La cumbre se convertía así en una gran posibilidad de construir alianzas energéticas. En el encuentro de Mandatarios se expusieron ideas, se hicieron propuestas, se tomaron acuerdos y se realizaron pronunciamientos, todos en función de fortalecer al bloque. Se acordó, por ejemplo, construir un megagasoducto que unirá a los Estados miembros y Bolivia, y suscribir un texto de complementación económica con Cuba, el cual quebraría el aislamiento decretado por Estados Unidos desde 1962. Se propuso crear un Banco de Desarrollo del MERCOSUR y se solicitó explícitamente a los países desarrollados la eliminación de los subsidios y aranceles de los productos agrícolas. Sin embargo, Chile no se sumó a estas iniciativas y sólo aprovechó su participación en la cumbre para tener sus habituales encuentros bilate-
Cumbre Presidencial de MERCOSUR, Argentina 2006
rales. Al marginarse de estos acuerdos, también se alejó del proceso de integración energética que se impulsa en la Región, hecho que resulta especialmente grave si consideramos que este país es altamente dependiente de fuentes energéticas externas, las cuales en gran parte se encuentran en las economías vecinas. Chile parece vivir una situación de gran aislamiento en América Latina. Su cercanía y acuerdos económicos con Estados Unidos no le permiten optar por un proceso de mayor integración con un bloque regional que se ha caracterizado en el último tiempo por generar políticas y estrategias independientes de los dictados de la Casa Blanca y el Fondo Monetario Internacional. La prestigiosa publicación The New York Times, en una columna publicada en el año 2004, afirmó que el aislamiento de Chile se explica, en gran parte, por ser un país “hipercapitalista, en una región que se vuelca cada día más hacia la izquierda”. A todo esto también contribuyen otros factores: tensiones geopolíticas permanentes con Perú y Bolivia; problemas con Argentina por los cortes de gas natural; y escaramuzas políticas con el gobierno venezolano de Chávez. Sin duda, en estos momentos el escenario no es muy favorable.
* Licenciado en Economía, Magister en Ciencias Sociales y Doctor en Economía. Docente-investigador de la Universidad Católica Silva Henríquez de Chile.
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El estudio de la teoría de las
relaciones internacionales a través de sus debates del establecimiento de la hegemonía intelectual sobre los estudiosos de la realidad internacional Dr. David J. Sarquis*
En la medida en que prevalezca la visión en el sentido de que los acalorados debates escolásticos acerca de temas epistemológicos irresolubles de alguna manera representan a la teoría de vanguardia, la disciplina de las relaciones internacionales no tiene esperanza alguna de expandir su influencia más allá de sus propias fronteras. Barry Buzan & Richard Little
Aunque el estudio de las teorías es una constante de los programas de relaciones internacionales en la mayor parte de las universidades de nuestro país, así como en el resto del mundo, igualmente constante es el desconcierto que estas materias causan entre la mayor parte de los estudiantes y entre muchos de los profesores que las imparten ya que, frecuentemente ni unos ni otros aciertan bien a bien, a vislumbrar la importancia del contenido y la orientación que estos cursos deberían tener. Tradicionalmente se ha visto a la teoría (y no sólo en nuestra área) en el mejor de los casos, como un mal necesario. Muchos la consideran árida, aburrida y, naturalmente, poco práctica. Muy pocos alcanzan a percibir en primera instancia, no sólo su utilidad real, sino su contribución irremplazable para el desarrollo de una visión reflexiva, crítica y sistemática acerca de la realidad internacional (cualquier cosa que ésta resulte ser). Para algunos, la teoría de las relaciones internacionales representa una especie de compendio de las diversas explicaciones que diferentes autores han dado sobre la forma como opera la realidad internacional, para la gran mayoría, sin embargo, teoría es sinónimo de especulación en el peor sentido que se le puede atribuir a este término. Mi propio punto de vista es que, aparte de la debida atención, las materias del área teórico-metodológica requieren de un tinte predominantemente filosófico; más propiamente aún, epistemológico, para tratar el asunto de la definición del objeto de estudio propio de la disciplina de las relaciones internacionales y la forma más conveniente de representárnoslo; su condición ontológica y nuestras posibilidades o limitaciones para aprehenderlo; la identificación de las unidades sustantivas de análisis, su configuración, y su dinámica interna, así como las características distintivas del escenario sobre el cual se desempeñan éstas y los modos específicos de interacción entre ellas y su entorno; sus reglas básicas de operación, así como la ponderación de los principales factores que influyen en su desempeño. No cabe duda de que la imagen que se genera sobre la realidad internacional difiere de manera sustancial “según el color del cristal con que se mira”, parafraseando a Ramón de Camposanto. También deberían incluir las materias del área, el análisis de nuestro papel como observadores de la realidad internacional y las condicionantes que nos constriñen en esta posición; los conceptos que empleamos para referirnos a todo esto y la forma como los articulamos en un discurso sobre el mundo; una reflexión detallada sobre la concepción del papel que juega la historia en la conformación del medio internacional, lo mismo que sobre el carácter integral o fragmentario de esa realidad internacional
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a la que nos avocamos y sobre nuestras posibilidades reales o imaginarias para incidir en ella; las implicaciones del proceder de una u otra manera, entre muchas otras cosas. Siguiendo a Hayden White podemos decir que, en efecto, el trabajo teórico nos permite reconocer de manera explícita el aparato crítico sobre la base del cual necesariamente articulamos el discurso en torno a nuestro objeto de estudio. (White en Jenkins, 1991) Tradicionalmente, sin embargo, las materias del área tienden a impartirse en muchos casos privilegiando la historia de la teoría de las relaciones internacionales en sus versiones más reduccionistas y muy especialmente desde la óptica de los debates a los que ha estado sujeta en la academia de los Estados Unidos.[1] Quizá las mayores interrogantes para los estudiantes de teoría provengan de una inquietud muy válida que no siempre sabemos responder con precisión desde la docencia; muchos profesores de teoría en nuestra área no aciertan a responder de manera satisfactoria a sus alumnos cuando éstos preguntan: y todo esto, ¿para qué sirve? en última instancia, para la mayoría de los jóvenes, el mundo simplemente es como es y poco podemos hacer para cambiarlo. Muchos de los profesores comparten en alguna medida este punto de vista sin reparar en el hecho de que uno de los aspectos que se discute desde la perspectiva teórica es justamente ese: si es que el mundo es algo, de una vez por todas y para siempre, sin posibilidad de cambio, o si se va construyendo conforme nosotros nos desempeñamos en él y si, al hacerlo, seguimos rutas preestablecidas por leyes inmutables sobre la naturaleza humana o si efectivamente tenemos opción de cambiar las cosas. Ambos enfoque ameritan un cuidadoso análisis. De la respuesta que damos depende la forma como vemos el lugar del hombre en el mundo y las posibilidades de cumplir con un destino preescrito o de construirlo. Pero si las profundidades de esta reflexión eluden a las mentalidades más pragmáticas, siempre tenemos la opción de aterrizar la necesidad del trabajo teórico en un plano mucho más mundano, como el del análisis del discurso que pretende explicarnos la realidad internacional, bien sea a través de los medios masivos de comunicación o de artículos especializados o mejor aún, al tratar de diseñar un proyecto propio de investigación, como en el caso de los estudiantes que (para su propia fortuna, -aunque de hecho todavía no lo saben-) aún están obligados a la elaboración de una tesis profesional. [1] El problema con este enfoque no es, por supuesto que al analizar la historia de la teoría de las relaciones internacionales se hagan de lado o se ignoren los problemas que he mencionado, de hecho, ahí están presentes, sólo que se nos muestran de manera selectiva, privilegiando los temas de análisis sobre los que se han centrado los autores elegidos y su propia perspectiva analítica, lo cual orienta al alumnado a trabajar exclusivamente en esas direcciones preestablecidas. En otras palabras, llevan a los estudiantes a ver el mundo sólo de una determinada forma y a circunscribir el debate a un solo plano de interés.
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essai essay El caso de los tesistas es particularmente interesante porque muestra abiertamente, lo mismo la necesidad de los supuestos teóricos para la construcción de nuestro discurso, que las deficiencias que arrastramos como herencia de nuestros cursos de teoría. Cuando los alumnos empiezan a pensar en su proyecto y a tratar de articular sus ideas van descubriendo, dolorosamente con frecuencia, la importancia de un marco teórico-metodológico, especialmente notable por su ausencia, lo cual, de manera invariable dificulta la organización del pensamiento, la selección temática, la identificación de problemas, la concatenación coherente de los hechos y su articulación mediante un discurso significativo capaz de penetrar más allá de la superficie; más allá del comentario meramente monográfico y descriptivo. Desde esta perspectiva, nuestra responsabilidad como docentes consiste en mostrar a los alumnos que, en efecto, detrás de cada enunciado sobre el mundo hay supuestos epistemológicos expresados a través de los conceptos y las categorías empleadas y que aún cuando el propio autor no esté plenamente conciente de ellos, siempre están ahí, operando en todas las fases de la construcción del conocimiento. Mediante el uso de estas categorías, conceptos y supuestos, el investigador genera hipótesis, formula abstracciones, organiza y reorganiza los materiales que va a incluir en la elaboración de su discurso”. (Jenkins, 1991) Algunos profesores asumen ingenuamente que los conceptos y las categorías del discurso internacional son monocromáticos, homogéneos y universalmente aceptados, de tal suerte que todo mundo debería saber a qué nos referimos cuando hablamos, por ejemplo, de actores, factores, medio internacional, interés nacional, soberanía, estado-nación, sociedad internacional, cooperación, conflicto, estado de naturaleza, sistema internacional, estructuras, funciones, comportamiento, lucha de clases, formación socio-económica, y muchos otros; sin imaginar siquiera que, detrás de cada uno de ellos hay un enfoque paradigmático muy puntual, que nos orienta a ver el mundo desde una determinada perspectiva, la cual privilegia algunos de sus aspectos característicos en detrimento de otros y contribuye de manera decisiva, tanto en la elaboración de nuestro diagnóstico como en la formulación de nuestras explicaciones y recomendaciones. Todavía más problemático es el hecho de que algunos profesores insisten en que el marco-teórico metodológico en un trabajo de tesis debe hacerse explícito, (casi a la manera de un recetario) mediante la elaboración de un capítulo expresamente dedicado a ese noble fin, lo cual evidentemente duplica la magnitud del esfuerzo para el ya de suyo esforzado alumno. Mi propia impresión sobre el particular es que el marco-teórico metodológico en un proyecto de investigación no se explica (por separado); se aplica, en la formulación de nuestro discurso, desde la selección de los datos relevantes para la elaboración de nuestra explicación hasta la versión final con la que la presentamos. El marco teórico-metodológico es pues inherente a la formación que hemos adquirido como analistas de la realidad social; el reto, no obstante, es traerlo a nivel de conciencia para así poder formular un análisis significativo del aspecto concreto de la realidad internacional que hemos elegido como tema de tesis. Obviamente, si venimos de un buen curso de teoría, lo podremos hacer con mayor soltura y facilidad, de lo contrario, vamos
a evidenciar todas nuestras carencias por medio de la dispersión, la incoherencia y la inconsistencia en la organización de nuestros materiales de tesis, desde la definición del problema concreto que deseamos tratar hasta el desarrollo de la hipótesis que pretendemos probar. Es precisamente por esto que me parece tan relevante un mínimo de consenso sobre el contenido de los cursos de teoría de las relaciones internacionales en su perfil filosófico y epistemológico. El área teórico-metodológica tendría que ser la columna vertebral de nuestra especialidad. En torno a ella se tendrían que articular todos los contenidos de los otros bloques que generalmente se incluyen en los programas de estudio de la carrera: el político, el jurídico, el económico, el cultural, el de regiones, el histórico, etc. De lo contrario, es fácil confundir los programas de estudio en relaciones internacionales con un collage artificialmente construido para llenar espacios en la “formación” de un todólogo que ha probado un poco de todo, sin llegar a especializarse concretamente en cualquier campo del conocimiento. En tales condiciones resulta evidentemente difícil crear una identidad profesional como internacionalista. Con un bloque teórico-metodológico debidamente articulado, en cambio, se puede reconocer con mayor facilidad la existencia de un objeto de estudio propio, capaz de permitir el desarrollo disciplinario y la especificidad con la que puede ser abordado; sólo cuando se tienen resueltos esos problemas se puede hablar de manera significativa sobre el perfil profesional, la identidad del especialista en relaciones internacionales y las enormes posibilidades que ofrece hoy en día su campo de trabajo. Sustituir la reflexión teórica con la historia de la teoría (sobre todo en su versión más reduccionista) me parece particularmente dañino, no sólo por lo que se deja de hacer, en materia de análisis epistemológico, sino porque con lo que se hace, de todos modos se está equipando al alumnado para pensar la realidad internacional y centrar la atención en algunos de sus aspectos que se le suponen característicos y específicos. La historia de los llamados “debates” de nuestra disciplina es especialmente ilustrativa sobre el particular. Cuando se analizan estos debates y la forma como se han ido sucediendo a lo largo de las últimas ocho décadas en el ámbito de la academia norteamericana se puede percibir con mediana claridad la forma como, por este conducto, los Estados Unidos han impuesto su hegemonía intelectual en la forma de percibir la práctica internacional y, de alguna manera han empujado al resto del mundo a pensar en las relaciones internacionales desde una óptica particular y a responder a las preguntas teóricas básicas, a las que me he referido con anterioridad, impregnando las respuestas con un sello distintivo que claramente responde a los intereses de la política exterior norteamericana. ¿Qué quiero decir con esto? Veamos. Mucho antes de que se empezara a hablar de paradigmas para el análisis de la realidad internacional, cuando originalmente se llevó la reflexión sobre los asuntos internacionales al ámbito de la academia, al término de la Primera Guerra Mundial, se intentó elaborar marcos explicativos sobre la realidad internacional desde distintas matrices disciplinarias, (la historia, la ciencia política, la economía, el derecho e incluso la filosofía) con nociones básicas como la naturaleza humana, la lucha por el poder, la norma jurídica, etc. sin cuestionar directamente la especificidad de las relaciones internacionales.
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essai essay A partir de esas propuestas originales se fue conformando una historia de supuestos “debates” que pretendían haber identificado lo inherentemente relevante para el ámbito del análisis internacional. Cuando examinamos esa historia, desde la perspectiva estadounidense, encontramos cuatro etapas características que muchos maestros todavía utilizan como la guía cómoda para sus cursos de teoría: • la del idealismo jurídico vs. el realismo político (la cual abarca aproximadamente tres décadas de desarrollo disciplinario, desde principios de los veintes hasta fines de los cuarentas) • la de los tradicionalistas vs. los conductistas; (otras dos décadas y media, desde fines de los cuarentas hasta mediados de los setentas) • la de los neorrealistas y neoliberales vs. los globalistas (cerca de dos décadas más, de mediados de los setentas a principios de los noventas) • y más recientemente, la de los modernistas vs. los posmodernos. (desde principios de los noventas hasta la fecha) [2] No se requiere ser particularmente sagaz para notar que: Los dos contendientes del primer debate son de hecho representantes de un mismo paradigma (el estato-céntrico) por lo que gran parte de su discusión es de hecho un, si no turbio, por lo menos sospechoso pleito de familia, en torno del cual giró toda la primera etapa de nuestro desarrollo disciplinario. El segundo debate es una reacción tardía (y en gran medida ineficiente) por trasladar las premisas del enfoque del análisis científico al campo específico de las relaciones internacionales, para así tratar de superar los argumentos circulares de la ronda anterior. Pero ¿quiénes son los contendientes? Es interesante notar que los archirivales de la etapa anterior (realistas e idealistas) han unido esfuerzos (ahora aparecen como “tradicionalistas”) y enfrentan con sus ideas combinadas a un grupo de jóvenes de tendencia neo-positivista inspirados en los modelos (decimonónicos) de la ciencia. El tercero es más interesante aún; aquí los tradicionalistas (que vienen desde la primera etapa como hemos señalado) “renuevan” su discurso usurpando impúdicamente y sin el menos asomo de remordimiento o vergüenza el aparato crítico desarrollado por el enfoque de la ciencia (sistémico) [3]. Ahora ellos usan este lenguaje, con el cual han revestido llamativamente sus viejas ideas para confrontar a otra corriente derivada del pensamiento sistémico: los globalistas, quienes alcanzan a percibir el carácter integral de las relaciones internacionales y asumen la idea de que el todo representa algo más que la suma mecánica de las partes. En función de esta orientación, el enfoque globalista se convirtió en una opción atractiva para muchos de los ex marxistas que perdieron orientación y terreno epistemológico firme a raíz de la crisis que empezó a padecer bloque soviético desde principios de los ochenta y que finalmente llevó a su desaparición. [4] Aparte de hacer notar la línea de continuidad que mantiene el pensamiento realista a todo lo largo de estos debates (y no precisamente por su solidez conceptual –aunque eso es parte de otra reflexión-), conviene observar el carácter inherentemente promiscuo del desarrollo de los debates teóricos en la academia norteamericana, donde ciertamente no se alcanza a distinguir pudor alguno sobre las supuestas deficiencias y las impropiedades del eclecticismo.
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Pero además, es importante también hacer notar la ausencia de cualquier reflexión sobre el materialismo histórico como base paradigmática para el análisis internacional en la historia de los debates según la academia de los Estados Unidos. Por supuesto que existen razones históricas de peso para justificar, desde ahí porqué el pernicioso marxismo debe quedar relegado al ámbito de la ideología y la doctrina, pero no deja de ser lamentable que los estudiosos de la teoría en nuestro país ignoren olímpicamente las importantes contribuciones del materialismo histórico al desarrollo del pensamiento social en general y de las relaciones internacionales en lo particular y lo reduzcan a un mero enfoque doctrinario o ideológico con un destino fallido en sus pretensiones de dominio mundial. El cuarto debate podría parecer de risa loca, de no ser porque en alguna medida refleja el ambiente de crisis provocado por desvanecimiento de viejas certidumbres y el subsiguiente desconcierto intelectual ocasionado por el vacío epistemológico que propició el deshielo polar y por los retos renovados que presenta la agenda internacional contemporánea que, en teoría, tendrían que haber sido resueltos con el “fin de la historia”, pomposamente anunciado... ¡desde los Estados Unidos! En esta última fase del conflicto de visiones, los modernistas agrupan ahora en el mismo bando, curiosamente a todos los contendientes de las etapas anteriores –guardadas las debidas distancias- frente a los mensajeros de la incertidumbre para quienes, aparentemente todo es coyuntural, accidental y efímero. La postura postmoderna no es exactamente nueva, hay una larga tradición que se remota hasta Heráclito de Efeso en apoyo de esta línea de argumentación. Lo preocupante, en última instancia es como, desde las esferas del predominio intelectual se puede hacer uso de estas preocupaciones, algunas de ellas legítimas, incluso honestas sobre el alcance y las limitaciones de los procesos cognoscitivos, para manipular el discurso sobre la realidad internacional; en este sentido cobra una relevancia enorme la denuncia que hace Jenkins: “El postmodernismo es el más reciente recurso del capitalismo para confrontar a sus críticos y adversarios así como a las necesidades del cambio. Nos hemos quedado en un mundo sustancialmente vacío de significados. No hay significado, no hay clases sociales, no hay historia, sólo una incesante procesión de simulacros; el pasado se repite una y otra vez bajo un espectro entretenido de estilos, géneros prácticas creadoras de significado mezcladas a placer. La única realidad que existe es la del significante…totalmente volátil y efímera”. (Jenkins, 1996) [2] Para una explicación detallada de estas etapas puede verse: Jackson, Robert and Sorensen, Georg. Introduction to International Relations: theories and approaches, Oxford University Press, New York, 2003, pp. 33-65 Para una explicación más detallada de la historia de estos debates, ver: Waever, Ole, Tour meanings of internacional society, en Internacional society and the development of IR theory, Robertson, Barbara (ed), Pinter, londres, 1998. [3] El caso más visible es, por supuesto, el de Kenneth Waltz, cuya Teoría de la política Internacional es una reconstrucción de los viejos argumentos realistas remozados con el lenguaje de la teoría general de sistemas, pero sin su aparato crítico. [4] Silviu Brucan, con su Disolución del poder e Immanuel Wallerstein con sus ideas sobre el “sistema mundo” son claros representantes de la fusión concertada entre el pensamiento marxista y el pensamiento sistémico
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essai essay Como puede observarse, los debates teóricos vistos desde la academia norteamericana giran de manera continua sobre un solo y mismo eje establecido desde las etapas iniciales de nuestro desarrollo disciplinario: el de la política del poder que, a la manera de un hábil camaleón ha transitado de una etapa a otra, cambiando la forma pero manteniendo el fondo del discurso explicativo. De esta manera se ha marcado la pauta para mantener la discusión centrada preferentemente en un solo plano de interés, a pesar de los esfuerzos que se hacen en otras latitudes del planeta por abrir el debate teórico en otras direcciones. Desde principios de la década de los ochenta del siglo pasado se ha venido creando un cierto consenso respecto a la idea de que en nuestra disciplina hay básicamente tres “tradiciones” u ópticas desde las cuales se puede observar la problemática característica de la realidad internacional; en términos kuhnianos, tres paradigmas, los cuales ofrecen una perspectiva de análisis más amplia que la de los debates. En México recogimos esa propuesta y, en algunos de nuestros programas curriculares hemos agrupado el pensamiento internacional en tres bloques paradigmáticos: el estato-céntrico o tradicional, el histórico-materialista o marxista y el sistémico o científico y desde ahí observamos toda una gama de escuelas de pensamiento que, bajo matices diferenciados comparten la misma base paradigmática y realizan sus propuestas teóricas. El problema es, desde luego que en las aulas falta todavía el consenso necesario para distinguir entre modelo, paradigma, teoría, enfoque, cosmovisión, propuesta teórico-metodológica, hipótesis, doctrina, etc. y sus funciones respectivas, por lo que, de repente encontramos quienes presentan a las escuelas de pensamiento, como el realismo, el idealismo, la sociología histórica o la interdependencia (todas ellas pertenecientes al paradigma estato-céntrico) como paradigmas en sí mismas, por lo que, las diferencias que las distinguen parecen tener un carácter paradigmático. Pero más grave aún es el hecho de que, en otras latitudes del planeta, aunque también se reconocen tres tradiciones esenciales para el estudio teórico de las relaciones internacionales, la tipología es distinta; en algunos ámbitos se habla por ejemplo, de un paradigma realista, otro pluralista y otro globalista (Viotti y Kauppi, 1993), sin que las líneas de definición que los caracterizan coincidan plenamente con las que aquí trabajamos, y ya sabemos que los matices diferenciadores generan percepciones distintas de la realidad que deseamos analizar. Otra propuesta habla de cosmovisiones, una conservadora, preocupada por la conservación del status quo, una revolucionaria que lo pretende sustituir y una liberal enfocada en el desarrollo de estructuras que garanticen la libertad (Goldstein, 1996); una propuesta más habla de un enfoque tradicional, otro conductista y uno llamado alternativo (Mingst, 1999). Esto nos puede dar una idea de cuan complejo puede parecer el menú teórico-metodológico para los alumnos y cuan complicado se vuelve el reto de configurar un marco teóricometodológico para el desarrollo de un trabajo de tesis, sobre todo si durante los cursos de teoría no se nos orientó adecuadamente a reconocer los problemas epistemológicos básicos que estas propuestas teóricas se proponen resolver. El asunto se vuelve particularmente espinoso cuando adicionalmente se le pide al estudiante reconocer la componente
ideológica en el esfuerzo teórico. Naturalmente que, como el resto de las ciencias sociales, el análisis teórico de las relaciones internacionales tiene una importante componente ideológica, que necesariamente refleja intereses materiales y que los estudiosos de la realidad internacional tienen que aprender a distinguir. Es claro que los mensajes a transmitir a través de las controversias se tienen que estar reconstruyendo de manera continua, dado que las necesidades de los dominantes y subordinados constantemente están cambiando a medida que se trata de movilizar adeptos para un lado o para el otro. Lo interesante aquí es ver cómo, en el ámbito de la academia norteamericana, los partidarios del pensamiento realista se las han ingeniado para aparecer continuamente bajo nuevos y renovados ropajes sin haber cambiado sustancialmente el trasfondo de su discurso. Pensar la realidad internacional, ya sea para explicarla o para diseñar políticas de acción que nos permitan un mejor desempeño en ella es un reto que se vuelto crecientemente más demandante, a medida que avanza el nuevo siglo, debido al impacto de las nuevas revoluciones científicas y tecnológicas que han “achicado” a nuestro mundo, acercando a los actores del escenario internacional cada vez más entre sí. Hoy día, la “aldea global” anticipada por McLuhan desde mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, ha dejado de ser una quimera y se manifiesta como una realidad opresiva y agobiante que amenaza con rebasarnos, al magnificar los problemas de la humanidad en su conjunto redimensionándolos de manera dramática en los ámbitos locales, donde la distinción entre lo interno o doméstico y lo exterior se desdibuja cada vez más visiblemente. Es función de la teoría traer todos estos retos a nivel del conciente de los estudiosos de la realidad internacional en busca de las soluciones más viables para los apremiantes asuntos de la agenda internacional contemporánea. FUENTES DE INFORMACIÓN Goldstein, J., International Relations, Harper-Collins, New York, 1996 Jenkins, K., Re-thinking history, Routledge, London, 1991. Mingst, K., Essentials of International Relations, Norton, New York, 1999 Viotti, Paul & Kauppi, Mark, International relations theory: realism, pluralism, globalism, McMillan, New York, 1993
* Doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de México. Docente investigador del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México
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entrevista
interview entrevue
Gabriel
ARELLANO Generación 2001 - 2006 del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México
¿Qué te motivo a estudiar Relaciones Internacionales?
El interés por los temas concernientes a nuestro país, la búsqueda por entenderlos y superarlos; es una carrera que sin duda ha tenido, tiene y tendrá un papel fundamental en nuestra sociedad. Es la lucha constante por mostrar ese México, ese mundo plagado de injusticias que parecen ocultas al entorno que la escuela nos ofrece y que sólo nosotros los internacionalistas podemos hacer de forma natural. Los internacionalistas se miden aparte, llevando dentro de si una misión en sus respectivos círculos sociales.
¿Cómo te sentías al acercarse el tiempo de tu graduación?
Al voltear a ver el calendario, me encontraba lleno de ilusiones y algunas puertas entreabiertas, puertas que a base de insistencia y reconocimientos había logrado tocar, y que con el optimismo y entusiasmo generado por el momento mostraban un escenario acogedor. Las circunstancias del país y sus vicios me demostraron que estas puertas sólo eran una vacilación y estaban mas cerradas que abiertas. El ser un ferviente creyente de la meritocracia y la persistencia, me llevó a no desesperar.
¿Cuál fue tu primera experiencia laboral al graduarte?
En un momento tan ríspido, en vísperas de una elección tan cerrada y con un resultado tan cuestionable, había llegado mi hora para demostrar lo que había aprendido en cinco años dentro de la mejor universidad de México; tuve la oportunidad de colaborar en el Instituto Federal Electoral, trabajo que me ayudó inmensamente a palpar lo que implica una elección hecha por ciudadanos para los ciudadanos. El resultado, como todos lo sabemos, dejó un amargo sabor de boca. Cuando la incertidumbre dividía al país terminé mi contrato temporal en el IFE en medio de empujones arrebatos y nuestras instalaciones tomadas por el ejército frente a multitudes gritando consignas.
Ante esta situación, ¿cómo buscaste reincorporarte al mundo laboral?
Comencé de nuevo el largo y tortuoso trajín de enviar CV´s, bombardear a todas las empresas que tuvieran idea de qué hace un internacionalista fuera de cosas que considero aberrantes para lo que estudiamos. Tomé unas vacaciones y me fui a Marruecos a consolar mi desasosiego y aliviar la contaminación mental que genera la presión social por verte triunfar, verte destacar como un hombre de oficina; vacaciones que fueron interrumpidas por una llamada que me hacía saber que una empresa importante de México estaba interesada en mí, para analizar y trabajar en escenarios de Seguridad Aérea. Es así que actualmente me desempeño en AeroMéxico, en la dirección de Seguridad Aérea dentro de la gerencia de Respuesta a la Emergencia.
¿Qué función desempeñas?
Dicho programa integra los procedimientos para atender una emergencia, cuidando la imagen de la empresa frente a los clientes y medios de comunicación, lo que implica el desarrollo continuo de un programa de omunicación en crisis, brindar una respuesta humana y auditar que
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cuenten en todas nuestras estaciones a nivel global con los elementos para que puedan reaccionar ante una contingencia de este tipo. Se analizan también los distintos escenarios económicos, políticos y sociales que impliquen riesgo para nuestra empresa, pues siendo una aerolínea global que vuela a Europa, Latinoamérica, Norteamérica y Asia, corremos el riesgo de estar propensos a que nuestras aeronaves sean utilizadas con fines particulares de grupos terroristas.
¿Se han cumplido tus expectativas?
Nunca contemplé desenvolverme dentro de esta área ya que durante mi formación siempre me enfoque a la rama de la administración pública, sin embargo, me he dado la oportunidad de conocer nuevos espacios donde también tiene mucha cabida lo aprendido en la carrera. Me siento bien y a gusto; las circunstancias te hacen valorar las ventajas que ofrece la iniciativa privada frente a gobierno, pero aún así mantengo la convicción de aportar a mi país desde mi trinchera, pujar porque las cosas sean más justas para todos. No es necesario trabajar dentro del gobierno para proponer y actuar, somos parte de la sociedad civil que cada día se hace escuchar más.
¿Quisieras darnos algunos consejos para los estudiantes de la carrera?
Si algo he aprendido a un año de distancia de haber salido de la universidad es que lo importante es siempre moverte con el rumbo fijo, pueden existir muchos caminos, largos o cortos, planos o empinados, muchos obstáculos, pero que nuestra convicción siempre nos encamine a nuestra meta final. No importa lo que tardemos, no importa el camino que elijamos mientras nos mantengamos en la ruta adecuada para alcanzar nuestro objetivo como internacionalistas. Tenemos que tener siempre presente por qué estudiamos esta carrera, cuál es nuestra función dentro de la sociedad, pues aún hay muchas cosas por hacer. Deslíndate de las concepciones sociales de éxito económico o personal, deslíndate de ese mundo de insatisfacción crónica que es la sociedad de consumo y visualiza lo que quieres, determina cuál es tu función en esta sociedad, qué piensas aportar, realiza lo que te guste hacer sin verte presionado y toma decisiones encaminadas a trascender.
recomendaciones... Factores, bases y fundamentos de la política exterior de México El objetivo de este libro es introducir al estudiante de Relaciones Internacionales en el estudio de la política exterior de México. Desde un enfoque teórico-metodológico, el autor propone un modelo para el análisis de la política exterior. El propósito es aplicar dicho modelo al caso de la política exterior de México contemporánea. En una perspectiva histórica, el texto presenta algunos breves antecedentes de la política exterior de México, desde la Independencia hasta el periodo del presidente Ernesto Zedillo. Enseguida, el libro examina los factores, bases y fundamentos de la politica exterior de la administración de Vicente Fox. Finalmente, el autor analiza las principales acciones en materia internacional de 2000 a 2006.
Rafael Velázquez, Factores, bases y fundamentos de la política exterior de México, México, Plaza y Valdés, 2005, 332 pp.
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Secretaría de Economía
Puesto vacante: Subdirector de Organismos de Fomento al Comercio Exterior Carreras solicitadas: LRI, LED, LEC, LIN Sueldo bruto: 25, 254 pesos Fecha de la vacante: 11/04/2007 al 02/05/2007 Informes: www.trabajaen.gob.mx (Clave de vacante: 10-213-1-CFNA001-0000007-E-C-D)
Secretaría de Salud
Puesto vacante: Subdirección de Asuntos para América del Norte, Europa, Asia y AL Carreras solicitadas: LRI, LPL Sueldo bruto: 33,537 pesos Fecha de la vacante: 13/03/2007 al 20/04/2007 Informes: www.trabajaen.gob.mx (Clave de vacante: 12-172-1-CFNB002-0000006-E-C-T)
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