Ciudad blanca sobre fondo blanco

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Ricardo Montiel (Maracaibo, Venezuela. 1982) Poeta y escritor. Reside en Buenos Aires, Argentina, donde ha realizado cursos y talleres literarios. Es licenciado en Arquitectura por la Universidad del Zulia. Trabajó en el libro Eugene Plumacher, Memorias: Consul de USA en Maracaibo entre 1878 – 1910 (Ciudad Solar Editories y Acervo Histórico del Estado Zulia, 2003). Colaboró para medios impresos y digitales de Costa Rica, Venezuela y Argentina. Ciudad blanca sobre fondo blanco es su primer libro. Mantiene activamente su blog: www.paisessinnombre.wordpress.com


colecci贸n puerto de e s c a l a


Autora: BrandtMary Obra: SinTitulo Año: 1990 Técnica: Aguafuerte y Aguatinta sobre papel Tamaño: 65,5x50,2cm

Ricardo Montiel© Ediciones del Movimiento@

Maracaibo, 2015

La Asociación Civil Movimiento Poético de Maracaibo, se reserva los derechos de edición de la presente obra en todos los paises hispanohablantes. Queda prohibida cualquier forma de reproducción, adaptación, puesta en escena o representación electrónica sin la autorización explícita de su Junta Directiva.

Diseño de la Colección: Luis Perozo Cervantes Edición y montaje: Alejandro Orozco Viaña Corrección: Vanessa Pérez Impresión: Giulio Isea

www.movimientopoetico.org.ve 0414-0604028 / 0261-7197851 festivaldepoesiademaracaibo@gmail.com


Ricardo Montiel


Los poemas de este libro fueron escritos originalmente en una Olivetti portรกtil, entre septiembre y noviembre de 2014, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. R.M


La ciudad a la que aludo sólo es ésta donde un día me encontré nacido. perfecta o imperfectamente pero sin duda de improviso y desde hace tiempo nacido. HESNOR RIVERA

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NO ES UN PRÓLOGO ES UN POEMA

En mí… La tierra que no ha sido. La que no ha de pronunciarse. La que habrá de surgir por accidente en el puño de mis diáfanas figuras. En mi mano que despide la ciudad. En los cuchillos y las flores devueltas. En las cruces y los clavos devueltos. En la herencia confusa del subsuelo. En las ruinas sobre ruinas en mi nombre. En la estirpe de los seres del sol amada. En mis rayos irradiando poemas.

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CIUDAD BLANCA

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Puerto llovido se aleja del barco. Patio colmado. Amarillas palmeras. Hombre en su centro muda las horas.

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Animal expulsado de todas las plazas. Flor esporádica deshojada y sin riego. Centelleo… Mudo… Cielo… Protesta.

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Cena servida

a la luz del alba.

Manos heladas. Adi贸s matinal. Jaula vac铆a

flota en el Lago.

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Alma cuarteada. Pr贸cer de piedra. Caricia del ni帽o al pez en el bar. Sus dedos de mango escarban la playa.

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A帽os vigilados. Prop贸sitos medidos. Deseo intraducible del hombre de a pie. Muralla de espejismos rodea la inercia.

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MĂĄscara oportuna. Visita guiada. Clubes del gremio en iglesia y pan dulce. Consumir una manĂ­a de exhibir lo consumado.

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Ícono insaciable fanatiza los espíritus. Espíritus que duermen en camas del éxito. Éxito que ignora dolores de perro.

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Joven desolado. Guitarras y venenos. Silla de tres patas inclinada en la ventana. Corrientes paralelas separåndose en su fin‌

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¿Ves, María, todo esto? –susurró profético- ¿Ves esta tranquilidad, este silencio? Bueno, todo esto va a cambiar.

RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ Me he sentado a mediodía en comedores donde cuelgan apóstoles bronceados. Atestiguan: Miserias cotidianas. Laberintos de apariencias. Retratos familiares.

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He de trepar los escalones exteriores. He de enfrentar a la bestia adusta. (en la cima gira un faro que me espera)

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He de cortar la maleza de los campos cercados. He de hallar el hueco que se ha abierto entre la regi贸n y lo inabarcable.

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He de rechazar la sequedad de los asientos pulidos. El aire artificial olor a cuero y gasolina. La calle sin destino y sin arrugas.

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He de abrir el mapa de las zonas ocultas: Ir donde la patria ya no sea la fiesta de los cementerios.

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DIFERENCIA EVANESCENTE

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Tal vez empiece todo de nuevo. Y tu sombra tiemble por la urgencia de la noche empeñada en el porvenir. No te desanimes pues es sólo una escala. Salto de piedra a piedra en la corriente de los días, en la velocidad de las ligaduras, en el vértigo de la INTER DEPEN DENCIA.

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FONDO BLANCO

(¿De quién hallarías que has salido tu mismo si pudieses retroceder a través de los siglos?) WALT WHITMAN

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1 Puedes tomar tu educación católica del Dios proveerá. Tu Medioevo electrificado de zona norte. Tu biblioteca selecta de aparatos y disfraces. Tus periódicos que destilan sangre, miedo voluptuoso y sangre... Puedes tomar todo esto. La sonrisa de tus políticos en el transporte. Tus modelos y profetas televisados. Tu gasolina barata y tus exigencias: ¿Cuándo te harás profesional? ¿Cuándo irás al altar? ¿Cuándo irás al concesionario? ¿Cuánto, Cuánto, Cuánto dinero estarás haciendo? Puedes tomar todo esto, mientras yo espero que el mundo comience.

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2 Cuando la sangre de la ciudad se marche en el 煤ltimo de los buques saldremos todos al amanecer, con estas llaves que son hachas, con estas manos que son ninjas. Y una a una iremos abriendo las celdas antes infranqueables de oficinas congeladores y dormitorios, donde aguardan los rehenes de nieve ardiente, llamados a inaugurar la estaci贸n nueva.

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3 En el próximo minuto, o dentro de diez mil años, atenderás un teléfono cualquiera. Y una voz, blanquecina y dulce, te dirá: “La nevada hizo del Lago… …una inmensa pista de hielo.”

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4 Escribe sobre los fantasmas de esta ciudad distante. Los que hacen el amor en las azoteas durante el avistaje del eclipse. Sin tocar timbres, sin golpear puertas, ve en busca de esos locos desahuciados, que viven sin dinero y sin MoisĂŠs, acampando en sus pequeĂąas cordilleras, estudiando, minuciosamente, el pulsar de las emisiones secretas, entre los cuerpos que se desprecian, entre los brazos que no se abren, entre las voces que no se entienden, en los ensayos de humanidad.

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5 En esta hora meridiana, entre el museo y la universidad, partirá de mí una nave, llevándome, a un país que acepte: mi pasaporte en blanco, mi bandera invisible, mis antecedentes futuros.

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6 Sentados en el ojo del desierto comprendimos la verdad: la ciudad es una transparencia impenetrable. Y estamos, alegremente condenados, a ser extranjeros siempre.

A Marcos Represas

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7 Él viene tras de mí. Veo sus hombros moverse en el cristal. Oigo el acorde que entra y sale de su pecho. Yo me miro por última vez en el paisaje inexistente. Él me alcanza. Me toca. Prescinde del espejo. Yo, reflejo. Él, memoria.

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8 Has mudado tu casa. Has secado tu sangre. Has curado un pájaro negado a volar. Has trabajado. Has bebido. Has fumado. Has robado al supermercado, secundado, por niños mendigos. Has jugado con ellos al fútbol entrada la noche. (La pelota rodaba sobre vidrio y aceite) Has creído. Has amado. Has mentido. Te ha quemado la amargura del trópico en el común de las residencias. Has sido grupo. Has sido solo. Y hoy te es dado recordar aquel rostro unificado del pasado. Aquellas similitudes entre roturas y manos sucias. Aquel ímpetu de venganza. Ante nadie. Ante nada.

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9 No sé si adelantarme y esperarte del otro lado. No sé si alcanzarte y cruzar juntos a la par. Es que te veo tan en calma… Diluyendo el calor de tus penas… Con la savia de los pinos… Con el cielo azul y despejado… Con el aire empujando el río… Hacia esta orilla en que te imagino...

A mi padre

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10 Vibra el tronco que cae y se hace polvo en la promesa de tus manos. Manos que extra単an su curiosidad perdida por el equilibrio mortal de las obligaciones.

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11 La nuestra era una balsa de quince pisos, al borde de la noche acantilada. Hoguera. Humo dulce. Epopeya de viernes y sรกbado. Los que llegan y se van con un abrazo. Los que juntos son hermanos del destino.

A El Globo

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12 Te he buscado en el fuego inaudible que se estrella contra mi cara. En los cables aéreos donde piensan los pájaros. En las noticias. En las sábanas. En los remolinos de silencio. En este mundo, y en las otras versiones.

A Daniela

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13 Te veré en la cocina recitando canciones, dándole de comer de tus manos al perro, reír cuando des vuelta la carne. Te veré besar a tu hijo en las manos, acercar la cuchara a su boca, limpiarlo con tu vestido. Te veré despertar de la siesta y venir con la pureza de tus soles todas las veces que yo te recuerde.

A la memoria de Romira Antunez

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ADENDA

No, no; yo denuncio, yo denuncio la conjura de estas desiertas oficinas que no radian las agonías, que borran los programas de la selva… FEDERICO GARCIA LORCA

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SUMERSIĂ“N El uniforme, el alumno, la rueda, alabanza, el lĂ­der, el rito, el conjunto, la moda, Miami, el deseo, los parques, el himen, el cura, la misa, la ropa, familia, el carro, la oferta, la sangre, la feria, las uĂąas, el pelo, la luz, el profeta, el olvido, la aguja, el estatus, ejemplo, el ajuste, la tumba, el gusano, la muerte.

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MIRADA DESDE LA ALCANTARILLA

I Si el destino es tan ignoto como el de esa mujer que alimenta a sus hijos con migajas dudosas en la perspectiva oscura de la galería. Si el hogar es tan precario como el de ese muchacho que duerme con la piel roja y los pies hinchados en una esquina privilegiada por la sombra momentánea del árbol. Si el poder esmalta la mirada, acunado en la espalda del policía multiforme, bien resguardado de los lobos hambrientos que hacen nudos en las tramas elusivas, olfateando bolsas y botellas, ahogados en la noche incomprensible. II Si la hipnosis es el método del nuevo siglo. Si la virtud de los afectos… …es la ausencia sofisticada. Si el sermón edificante del banquero es un engaño. Si el argumento de la guerra preventiva es un engaño. Si la escasez del alimento indispensable es un engaño. 42


Si el presente es una caja sellada y diminuta, hecha a la medida de una mano y un culo: culo para sillas y pantallas de ocho horas. III A ti te hablo, Sistema-humanista. Sistema-animal. ¿Hacía donde están rodando tus desechos a esta hora? Te estoy hablando:

No me dejas alternativa.

Si no es deuda es hambre. Si no es empleo es cárcel. Y si no me da la gana, me pudro en las salas de espera de los índices estadísticos de la democracia. ¡Que viva tu generosidad! Ahora mismo observo tus hazañas en los televisores de la vitrina. Son tantos tus rostros… 43


…Cómo podré reconocerte…

Tal vez yo sea un sospechoso. Tal vez…

…Yo sea un espía.

Sistema-humanista. Sistema-animal. La colisión es siempre necesaria. Pero sólo la colisión, entre los despertares simultáneos de tus ídolos y pacientes, es necesaria.

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Índice Pág 9 NO ES UN PRÓLOGO ES UN POEMA 10 CIUDAD BLANCA 24 DIFERENCIA EVANESCENTE 26 FONDO BLANCO 27 1 28 2 29 3 30 4 31 5 32 6 33 7 34 8 35 9 36 10 37 11 38 12 39 13 40 ADENDA 41 SUMERSIÓN 42 MIRADA DESDE LA ALCANTARILLA

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Colección Volante 1. Un amor color galaxia debajo de un amanecer agridulce Luis Ignacio Càrdenas 2. Intentos Fallidos Verushka Casalins 3. América El Gran Maturbador / Teff Giorio 4. Primer viaje Jesús Montoya 5. Un poema de 20 páginas Edgar Alexander Sánchez 6. De Holas y adioses Rafael Tiano 7. Travesía Rafael Tiano 8. Lo que calla la noche Georgina Ramírez 9. No cuentes adioses Marcos Castillo 10. al otro lado de la vía oscura Zakarías Zafra Fernández 11. El olor de otras palabras Jósbel Caraballo Lobo 12. Political manifestation Luis Perozo Cervantes 13. El idéntico incendio Mariela Cordero 14. Liturgia Jesús Manuel López D’Jesús 15. Cuadernos de la última costa Orángel Morey Lezama 16. Lo breve Gabriel García 17. Mensaje a la Deriva Eddy Armando Reyes 18. Madrugada Luis Ramones 19. El vidrio, la arena Adalber Salas Hernández 20. Marea Pedro Varguillas

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colección puerto de e s c a l a 1. No hay necesidad de mí en los infiernos Víctor M. Vielma Molina. 2. Divinidad en rebelión Adelfa Geovanny 3. Contraste Luis Perozo Cervantes 4. Materia Bruta Alfredo Chacón 5. Piel de sirena Florence Hogreul 6. Fosa Común Miguel Marcotrigiano 7. Hacia la noche viva Armando Rojas Guardia 8. Pasar Leandro Calle 9. A la sombra del destello Mario Amengual 10- Del consiso embeleso Douglas Zabala 11- Ciudad blanca sobre fondo blanco Ricardo Montiel

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Este libro se terminó de imprimir en el taller provisional de la Dirección de Cultura de Maracaibo, en el edificio Caribe, frente al parque Vereda del Lago, en el municipio Maracaibo, en el estado federal del Zulia, en el continente americano del planeta Tierra, en la Vía Láctea, el 30 de mayo de 2015; el mismo día del año 1960 en que muriera Boris Pasternak, novelista ruso, premio Nobel de Literatura en 1958. Con un tiraje de 500 ejemplares en 10 series de 50 cada una. EDICIÓN DIGITAL

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