Piel de sirena - Florence Hogreul Fuenmayor

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Florence Hogreul Fuenmayor (Paris, Francia. 1966) Poeta. Fue estudiante de letras L.U.Z. Ostenta el diploma internacional de enseñanza de la lengua francesa. Se ha desempeñado como docente de francés de la Alianza Francesa de Maracaibo y otras instituciones. Sus primeras letras las recibió en el ambiente parisimo posterior al Mayo Francés. Ha colaborado con la poeta y cineasta Emérita Fuenmayor en diversas producciones audiovisuales. Sus poemas fueron antologados por el poeta Julio Jiménez en “Donde la boca que te busca. Antología en Femenino” que recoge todas las voces de la poesía zuliana escrita por mujeres hasta la década de los noventa. Participó en el III Festival de Poesía de Maracaibo (2014). Ha publicado el poemario Atlántidas (1992). Piel de sirena es su más reciente poemario.


Piel de Sirena colecciรณn puerto de e s c a l a


Florence Hogreul Fuenmayor© Ediciones del Movimiento@

Maracaibo, 2015

La Asociación Civil Movimiento Poético de Maracaibo, se reserva los derechos de edición de la presente obra en todos los paises hispanohablantes. Queda prohibida cualquier forma de reproducción, adaptación, puesta en escena o representación electrónica sin la autorización explícita de su Junta Directiva o de su autora.

Diseño de la Colección: Luis Perozo Cervantes Edición y montaje: Ramón Hernández

www.movimientopoetico.org.ve 0414-0604028 / 0261-7197851 festivaldepoesiademaracaibo@gmail.com


Piel de Sirena Florence Hogreul Fuenmayor



Caballo desbocado corriรณ mi suerte Doncella sofocada ame la vida Silenciosa ahora estoy Leyendo el libro Acarician mis dedos las pรกginas De la historia De ella sรณlo sobreviviรณ La lengua tuya Toda palabra

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Llegué Con el corazón en las manos Otorgándole a las calles Mi muerte- Aquel sabor amargoUn día dejé de hablar de mis pies Que se fueron confundiendo entre los zapatos Sin hallar mi ciudad Retorné Sollocé Enloquecí Apiadándose de mí esperanza La ciudad se mostró Bajo sus ruinas

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Dando vueltas por las calles Clamé ¡Poesía de harto consuelo Y de muros de cal! ¡Poesía de mantas de color! Harto consuelo Pérdida de la imagen mía Y de la palabra tuya Dando vueltas como desconocida En este lugar Los árboles son otros El musgo es otro Las hojas desterradas galopan en el viento Sólo los remolinos las devuelven a mis manos

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De la orilla de donde yo vengo Del otro lado del cielo El frĂ­o en las sienes Los cabellos en la lluvia Puedo ver tus castillos Mis inviernos En tu rostro desdibujado por la bruma Mis despedidas Mis Ăşltimas caricias Mis besos primeros Y en el alto cielo y en el alta mar Donde navego Sin avisorar ninguna orilla ningĂşn puerto Restos de un naufragio Que flotan hacia mi cuerpo

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La vida me estaba aguardando Y no sĂŠ cĂłmo caminar Creo que se camina doblĂĄndose de dolor Esperando que lleguen los milagros Me persiguen ahora molinos de tiempo El trigo espera Siento Que la pesadilla del miedo llega Mi muerte Pero resucito para acabar En el rostro de una mujer Con las manos en los bolsillos De la adolescencia

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Crecí en el transcurso de un viaje Muriendo de frío Interminable La ciudad era entonces mi mirada Dormí en sus trenes Navegué en su río Me afané en sus afanes Y en un relámpago decidí tomar vuelo Buscar mi vida y mi país de origen Pero el destino jugó conmigo El río era todas las ciudades Siempre Entonces comencé a caminar entre palabras A imaginar otro mundo lejos de la mirada de la razón Fijada en iconos culpables de la muerte Crecí en el transcurso de un éxodo Buscando una ciudad sagrada Navegué por todo lo ancho de un sueño Y sólo encontré La noche

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En el cielo que me atraviesa Una sirena se quedó dormida Camina entre caracoles, estrellas e infancias perdidas Irrumpe en las calles entre barcos piratas En el cielo que me atraviesa ha quedado Julio Verne Viajes de Mil Leguas, Máquinas del Tiempo Allí permanezco inmóvil frente al viento legendario Que acaricia mi frente Muchas veces de niña oí cantar las sirenas En un barco feliz que nunca llegó a tierra Muchas veces ellas vieron mis pañuelos Saludando en el océano multicolor Donde se ocultaba la Atlántida En el cielo de mi infancia Una sirena se quedó dormida En un país de mares y de junglas inmensas

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Las ciudades son como fortalezas Su muro inquebrantable las protege Allí veo lobos, agrimensores y párrocos Allí veo mujeres y hombres enamorados Pero sentir la ciudad es enlutarse de miedo Una ceniza triste oscurece las palomas El viento leve es como la piedad Pero sus fronteras años cerradas Las asemeja a ciudades santas del desierto Ruta de camellos Y dromedarios De beduinos y turbantes Y el oasis es la única salida para saciar la sed Búsqueda interminable de la quimera Y el placer Pero El éxtasis tampoco se enuentra allí Como un espejismo El goce es apenas un eco En los inalcanzables arabescos del deseo

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La ciudad sangra Ofrece sacrificios Asusta Cierro los ojos Veo los mirlos volar Los caballos correr Y la ciudad es una fiesta Entones soy la estrella de sus noches Pero la ciudad siempre es la misma Con ventanas a la calle Las mujeres casaderas miran Las viejas espĂ­an Suburbios de neĂłn Burdeles Iglesias CafĂŠs Restaurantes Bombillos La ciudad sangra y me hiere de muerte

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Las gárgolas de la ciudad pertenecen a los infiernos A la casa blanca y azul de una mirada A los ojos pálidos de tanto encontrarse solos En esta tierra árida Las ventanas Pertenecen a la última vuelta del alcaraván Lamentándose En la sequía Pero, sabemos Que los dioses llueven a veces en el cuerpo

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La ciudade me cuida de mis viajes estelares Puedo venir de allá De donde son los recuerdos Kimonos blancos para golpear la muerte Poesías de amor para vencer el letargo Juegos de jóvenes Para besar el papel de mis versos Pero en el recorrido inverso Donde la vida me sobrevino Soy apenas una puerta cerrada Que se abre hacia alfombras mágicas Y a la infancia Velos para un rostro olvidado Ojos para las lunas de ayer En esta imposibilidad de regreso Y en mi guarida Que resucita el himno de amor de otros tiempos Soy un París soñado Huesos y polvo enterrados En la profundidad de un sueño

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Soy entonces la vida que se dobla La sombra que te sigue dondequiera El movimiento de la danza que me lleva Soy el amor que sangra Que nada lo llena ¿Recuerdas el juego de escondites en la casa vieja? Todavía hay sombras y más sombras Pero a la primera luz Hay sueños de vientos y de lluvias Que buscan desde el alba el olor de tus cartas En el concierto de polvo En el granero Donde piernas y brazos se convirtieron en silencio Disfraces de antaño nos hicieron danzar el tiempo En baúles viajeros de lejanas abuelas Y yo Aislada Olvidada en ese espacio que te busca Sonrío a los espejos para llamar a tus ojos Y encuentro el lenguaje que me aqueja Soy entonces el resguardo de la locura La razón efímera del viaje Un signo fugaz Un dilatado amor que todo Lo llena

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Mi sombra se burla de mí Siempre está enfadada Me busca por los rincones Me aparta de la gente bien Mi sombra es un duende socarrón y suicida Intenta lanzarse por los balcones todas las tardes Se quiere cortar las venas cuando estoy viviendo Y cierra mis ventanas para tener más poder Antes yo sembraba rosas Ahora escribo Olvidando el jardín y la casa Mi sombra se burla de mí Me hace quedar mal ante ustedes Porque a veces y por ella Soy oscura Y parezco dormida Pero ¡La pobre! Ella no ha visto el sol en tus ojos Tampoco ha saboreado el néctar de tu piel Ni ha intentado nadar en nuestra playa Hasta la otra orilla Si pudiese mataría a mi sombra Pero mi sombra es la inmensa profundidad De este momento nocturno En el que te escribo Vida

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Saber que la vida es alcaravรกn que miente Que no somos nada ni nadie En el vientre grande de la locura Saber que somos forjadores de irrealidades Que ocultamos con un dedo el sol Aves nocturnas Que vuelan entre tragedias Marcando la paz sรณlo en el olvido

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Es difícil sobrevivir a las cuatro paredes del mundo Por eso en las palabras sonrío Son el teatro de un sueño Máscaras de carnavales de dioses Tiempo que se consume Mientras imaginamos una escena De julios y de junios llenos de estrellas Ola desenfadada y dulce del recuerdo Luna que brilla entre mis brazos Por eso mismo lastiman las palabras Acompañadas de viejas canciones Entretienen las sombras Se repiten en la ausencia Son el circo de un sueño Caballos blancos y negros que atraviesan la arena Perros amaestrados Dulces Dulcineas Quijotes que comen páginas Son el fuego de las ciudades Que envuelven las cuatros paredes Del mundo

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Y en la noche callada sueño con países olvidados De un exilio que no es mío Pienso si todos podrán vivir así Alojados un poco en otro país Cuando compran los diarios Cuando se olvida la fecha de un cumpleaños Cuando ya no llegan cartas Porque yo, que en los libros voy buscando una voz No sé pronunciar el nombre de ciudades sin pasado

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Los ángeles me arrancan de la tierra Viajan en autobús hacia algún lugar del fin del mundo Sus súplicas son de sol Sus ojos son transparentes Andan desnudos Navegan En el firmamento Su búsqueda: Un lugar en el cielo Pero hoy llegaron a la ciudad con sus morrales Y sus maletas a cuestas Los hombres y mujeres se convirtieron en arena Se hicieron de madera y de trigo para amarse Se ocultaron en la noche En antiguas iglesias Sin candelabros Y los ángeles desaparecieron Yo encontré una de sus plumas blancas Sobre la tierra árida de la península Los perseguí Me sumergí en las profundidades Y supe que el cielo era de agua Busqué entonces caracoles y los coloqué en las tumbas Porque los ángeles habían muerto

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Me esfuerzo en darle forma a mi mirada Me siento inmóvil a escrutar por la ventana A aquellos niños que corren Que gritan mis palabras Acaricio mi bufanda de pájaro que duerme Los inviernos de aquí adentro Debieron ser vividos por otra sombra

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Pasados invencibles nos trasladan A esta insistencia De encontrar un sentido A un sagrado que nos desgarra. SerĂ­a mĂĄs simple Dejar caer tanto peso etĂŠreo En una palabra

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Las mariposas de los conventos Se hicieron de arena El silencio de las hostias Que atraviesa el ritmo Se volvió un beso En el papel las palabras Dejaron de ser sagradas Para convertirse en cuentos Así empezó todo El sabor de la magdalena El olor de la música Y estas ganas de escribirle largas frases Para olvidar la muerte

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Por miedo de saberte destruido Te construyo con palabras Donde puedo esconderte Donde puedo besarte Para enlazar tu voz con la mía Y voy en tu búsqueda por la ciudad Y eres la siempre la misma respuesta De un ancestro fantasmal perdido en los recuerdos Tú, mi puerta, Tú, mi durmiente Apostado en la ventana Desde donde yo canto Para saber si estoy viva Apareces con un sombrero de mago En la tarde de celosías y zaguanes Y sacas conejos y palomas desde un sueño

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DĂŠjenme saludar el silencio Con una rosa del desierto Entre la caricia infantil Que en el pasado vagaba de mano en mano Recuerdo mi infancia Desierto de mujeres que danzan en una ronda sin fin Entre el sol y la nostalgia Entre los pĂĄjaros que pueblan el tiempo En la lejanĂ­a Espejismos Desierto y viento Y un camino que conduce al oasis prohibido Que no se le halle Que no se le cuente Que el lugar del ayer yace saludando el silencio

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Conversando conmigo misma Me he dado cuenta que somos sagrados No tenemos dueño No tenemos miedo Sólo somos el relámpago de la muerte Conversando conmigo misma He olvidado Que existen cafés donde sentarse A ver a los hombres pasar Pero en mi guarida escribo ecos Para que asi amigos Conversemos de nostalgias

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A veces me da por oír a Betania o Chico Buharque Y me sonrojo Me quedo mirando la postal de Bahía Me quedan unas ganas locas de irme al carnaval La música, Brasil, sus favelas Todo allá es fiesta. Disfraz Los amores son un poco eso… Ocultarse en el cuerpo del otro El cuerpo bello del otro Pero oigo a Chico Buharque Me quedo desnuda en una cama grande Y no sé si el calor existe… Desde años oyendo a los brasileños Y no me queda otro remedio Me da por sentirme exótica Y amar la playa donde una noche de febrero nací Y las palmeras Con un dolor en el alma, implacable Brilla la Betania Brilla Gal Costa Y yo todavía amordazada Por el fantasma del lago que no exorciza la noche Pero es madrugada Me da por los Beatles Me da por John Lennon Y me quedo en New York Mirando desde la ventana

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En mi casa hay una chimenea Para que yo la encienda Y un reloj de antaño colgado en la pared Para que yo me dé cuenta… Mientras por las mesas el polvo Mientras por las sillas arañas En mi casa hay estantes con libros de aventura Para que yo los busque Para que me olvide de mis pies descalzos -En la otra casa siempre uso pantuflas – En mi casa hay también cuadros tristes Para que yo me entristezca Y existen rincones Que me llegan En mi casa hay una chimenea Para que yo la encienda Y no me sienta sola a mirar como el cielo me ocupa

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Ahora comienzo la carta Empieza la vida Se inicia la muerte Soy la que oye tus murmullos La que toma el último bús al final de la ciudad La que reconoce en el desierto Que el viento ha cambiado Que las luces de mi casa son de papel Y entre insomnios cajetillas y armarios cerrados Con los ojos que aún llevo dentro Vuelvo a mirar el hechizo De aquel que no duerme

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Yo no sé porqué las cosas suceden Pero suceden Hoy estamos bien, mañana las cosas tienen Otro orden Señora Ahora la vida pende de un hilo Cuando veo a mi hermana la encuentro en un Quebranto Y una palabra suplica por la vida Cuando la vuelvo a ver Parece la fuerza que mueve los molinos del viento Cuando me olvido de ella, el dolor llega urgente Destructivo Y cuando veo a mis viejos amigos Los encuentros extranjeros a mi corazón Pero una sola sonrisa presa me dice “la vida es bella” Sí, es bello mirar por sus ojos la memoria Y las ilusiones Es bello colocarse sus pantuflas Y viajar en los sueños de una mejoría Por los arcoiris de sus colores

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Pero pienso que es frágil, que morirá un día Y eso es algo doloroso Mi alma se transforma, toma otros colores Evito lastimarla cuando toco rosas con espinas Y sólo pongo margaritas en sus manos Mi Señora Sólo te pido fuerzas para volver empezar Para mirar las vidas y las muertes Como si se hubieran consumado En el orden del corazón ¡Oh Señora mía! No nos olvides Yo no sé por que las cosas suceden Pero suceden Guiadas por un destino Decidnos Señora ¿En los signos nacemos morimos Y volvemos a nacer?

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Me columpiaba para no tocar la tierra Me lanzaba hacia lo alto Vivía del aire La música invadía el tiempo Llegaba al cielo Como un último lamento Y los barcos en los puertos Y sirenas feroces lanzadas al aire Sonidos de sol enterrados en hojas de viejos patios Y yo me balanceaba entre árboles Y pájaros en las ramas Y nidos en los rincones Hasta que un día en un lienzo Lejos de mis ángeles desnudos V{i la copia de un cielo Ya hecho Y ya nunca más me mecí de nuevo Para no sentir a mis ángeles Muriendo

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La música lo pobló todo El ritmo vino a quedarse en la madrugada Yacían en la oscuridad las sombras Pero no importaba Los muertos se habían olvidado Sólo la página blanca Miraba hacia adentro Para invadir el tiempo

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Girar para morir en el Sol Clave de música Violín resonante que me acompaña Noche que viene a mis ojos cuando estamos Y mi vida transcurre En ese instante Miro por la hendija del pasado Noche de cuatro vientos Laureles para el rey Olivos en el jardín Maderas que crecen en los bosques De una infancia perdida Yacemos (Aplausos) Una actriz se desnuda en esta obra teatral Damos lástima Huimos por los mismos caminos Y regresamos gloriosos -Siempre volvemosDespués de una noche de rey y laureles De rey y de sombras De rey y de muerte Girar para abrazar el Sol Y no hay lugar Sólo vacío interminable Que quisiera llenarse Pero el amor no acude Miro de nuevo por la hendija el pasado ¡Que terrible haber enloquecido! Lloro Saludo la mañana en innumerables ciudades Que no recuerdo Y muero en Venecia 37


OĂ­mos el temor de nuestros padres Navegamos en densos mares Somos el resguardo del terror Cuando no nos miramos Vemos viejos padres Con historias que duermen en sus manos Somos el resguardo del terror Cuando no nos miramos Vemos una mujer que busca en el papel La certeza del hombre Somos el resguardo del terror Cuando no nos miramos

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En la paz de recobrar viejas heridas Para hacerlas mías Sólo permanecerán las flores salvajes Y los caracoles mediterráneos Con ellos construiré con manos de mujer Mi casa Penélope, tejeré palabras Para hacer de las paredes el lugar último Donde juntos y separados Amaré a mis padres Para recordarles el amor Ausentes Los viviré en los signos Y en el transcurso de las estaciones El frío otoñal de una mirada vaga Recubrirá El calor agobiante de una fresca brisa Nada ni nadie hará caso del dolor Las heridas sangrarán Pero aún así se harán soportables Aunque las lanzas de los indios Las minas Los suburbios de la ciudad Los alaridos de los perros Volveran a morirse como mis creencias En la paz de recobrar mis viejas heridas Construiré con manos de mujer Mi casa

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Se me acabĂł el tiempo ÂĄNo te puedo vivir memoria! He intentado comprender la historia En un pozo sin fin Donde Alicia ya no se pasea con el Sol Sino con su lĂşgubre conejo

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Huella inmemorable Soy una mujer Que acontece en los sueños En la penumbra pronuncio dolores Me apago como la luz Hago retratos Todos tienen la transparencia De lugares lejanos Me miro en los espejos Sólo veo la lumbre de la infancia El tiempo revelador me cambia En la misma intemporalidad de los afectos El cuerpo encaneciendo Entre huellas de playa y de montaña Vivo el otro país En otra ciudad Como quien no quiere Mientras un territorio de aborígenes Territorio de tambores Llega siempre hasta mí En un intenso resucitar de sombras

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Ya no lances más piedras al río Algun pez puede lastimarse Me llena de melancolía Aquella mano, aquel anillo Ya no lances más piedras al río Algún pez puede lastimarse Me llena de melancolía que mates el tiempo y la vida Que pases tantos años Lanzando en las noches Piedras al río

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Mis amigos invencibles me dolieron No supieron darle sombra a mi bosquejo Por ello en esta silla inmóvil que sostiene mi cuerpo Beberé a sorbos La lengua Yaceré dormida Mientras el fuego irá quemando Los uebles y el polvo Los libros y los cuadros de una casa vacía Palpitando en esta lengua suave Sé que este dolor a muertos Me pertenece

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Si abrazándonos supieras Cuánto hemos tenido que recorrer Para encontrar un cuerpo Si dándonos contra las palabras Descubriéramos que son sólo paredes Para sostenernos Si volviendo atrás Al juego de las cartas de amor Que no nos enviamos

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Como un relámpago que tocara mi vida Ese corazón sangriento y lastimado Agonizante y enfermo -El dolor que sentí al encontrarloFue mi haber Mi secreto Mi silencio Pero en las miles de palabras que pronunciamos Había una llave Que abría las puertas en tu nombre Abraacadabra señor Abracadabra magia Abracadabra fortaleza Lágrima Nube Lente transparente De un océano que me envuelve

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Juntos Morimos al amanecer Somos la agonía del beso Que no acaba Juntos Somos el velero en el mar El papagayo en el viento La piñata de niños La atmósfera del incienso que se acaba La vida y en la muerte De un abrazo Juntos somos la profundidad La música de Mecano La angustia de Luis Miguel Somos los héroes de nuestras propias novelas Pero el tiempo nos arrastra Mientras encendemos fogatas en la casa de campo Y ya no somos La cuadra de infancia La travesura de niños en la algarabía del lejano patio Ahora, vivimos entre dos océanos… En la noche de adentro

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Monedas de perfiles antiguos Símbolo de alguna nobleza No hagas tanto ruido Cuando caes al suelo No ves que fuiste tú quien compró el espanto Ahora no te pierdas la consecuencia Quédate callada en el baúl de antaño

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Entre el quebranto de la vida Y la leve agonía de la muerte Nos necesitamos Yo muero por sembrar árboles en la tierra Y él se muere en mis brazos Con los ojos de las caricias Y el aire que las evade Forcejamos con sirenas y duendes Entre dioses necesitados Y nos vamos a un lugar que no es el cielo Sólo la cama grande donde morimos y resucitamos En el lejano de los árboles donde jugamos a escondernos De nuestra sombra Nos aislamos en el vientre que respira Y no hay quebranto Sólo el dar vueltas y vueltas hacia el inicio De este amor de niños Corriendo a lo largo de la playa

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No es mĂĄs que un duende El caballero amado que huye por los caminos Soplo de amor aventurado Que se va al resguardo de mi mirada Entrehablo del amor oĂ­do Del amor escuchado En la sombra de este cuarto oscuro De noches y delirios De percibir su voz Que me confiesa un cuerpo Mientras deambulo sin su mirada

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No quiero pronunciar tu nombre Yo que regreso de ese sufrir Sola en los cuartos Yo misma en la noche blanca Que acaricia el vacío lento del hambre Invocarte es invocar dioses de viento Arrancar lo último que me queda Del poema Tú eres mi ficción Por eso escribo cuentos de nunca leerse De siempre callar

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Sabíamos que en cuanto nos mirásemos No volveríamos a ser los mismos No nos imaginábamos cuerpos Sabíamos que cuando nos tocáramos la piel Rozaríamos con el delirio de la muerte Y aun no se me acaba la vejez infantil de inventarte Aunque mi vida tenga Que recurrir a cuidar El tiempo angosto Del universo grande

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Porque sólo me quedó el blanqueo Hay que sangrar primero antes de amar Hay que llorar en las despedidas y escribir Notas en el pentagrama Mover los dedos en el clavecín Tejer telas blancas que venden mis pies La última palabra no dicha Se quedó sin embargo irremediable En la frontera de otro país En esta tierra de viento en que no vivo Quiero olvidar Que las calles apestan A perfume y vinagre A muertos A vivos Y debería decirles que leo cartas de amor Pero no es cierto Leo y releo el ojo del poema La mano vacía

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Mis cabellos Son tus ojos Y son siempre largos como lianas de profetas Hay en ellos una bella esperanza Que no le teme a mi siempre angustioso silencio Países de una mirada tierna Que se levantan en las prisiones Pensando en la libertad Mis ojos Tus ojos Son siempre largos como lianas de profetas Hay en ellos una tristeza que no le teme A perder un amor Países de una mirada conciliadora de hombres y mujeres De trigo Que se quedan sin ojos en las noches Y sueñan con alfombras mágicas y pájaros Mirada tuya que mira al suelo Flauta dulce que resuena en las olas Dormidas En el regazo de un puerto Mis cabellos Son tus ojos Son siempre largos como lianas de profetas Y llaman a las llamadas de hogueras insaciables Del hombre con quien yo dormía en el pasado

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Las abuelas Brujas que cantan el sabbat Con sus filtros Vienen silbando en la montaña donde me viste Las abuelas digo Debieron haber sido valientes para contarme Que todos hemos nacido De este goce trágico del amor Ahora para mí el sapo ya no es sapo Ni siquiera príncipe Sólo un fantasma en este juego de piezas

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¡Cuántas mujeres se ven en mi espejo! Abuelas Ninfas Brujas Adolescentes Niñas Se pasan la tarde mirándose en el reflejo… ¡Cuánto cristal viene a encerrarlas Al llegar las noches En esta sonrisa tuya que ya no lleva tu nombre! ¡Cuántas mujeres se ven en mi espejo En las noches de caballeros idos Que se enjuagan sus ojos!

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Las calles luminosas y calientes de esta ciudad Nacen en una palabra Amor por quienes, como yo, lucharon y fueron Muertos Amor por quienes sobrevivieron Amor por los recién nacidos que lloran Y por las madres de este pueblo Que son santas para nuestro corazón Y hay más Flores azules Letargos de viajes astrales por la penumbra Madrugadas doradas que se van por las ventanas Y esta lluvia que como señal hace fértil la tierra Por todas esas cosas Gracias padre y madre por darme la vida A ti, hermano, por darme ojos de tristeza Que se alegran con la lectura de mis textos Y mis versos de enamorada Y sobretodo, gracias a ti Amante errante que me dictas las palabras Y me tiendes tu mano en las calles Bajo los aguaceros Donde nos bañamos en estos días de Septiembre

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Asumo mi cuerpo Asumo mis palabras Pero ¿Qué pasó con el ausente Lector de cartas y traga fuego Bailarín de sevíllanas Mago de la calle Tamborilero de metros? Acudo al llamado de los cuerpos en el presente Abrazo la tierra En la melancolía de un poquito de muerte matutina No hay ciudad ni desierto Me envuelvo en velos túnicas y sandalias Y sorbo de nuevo mis inicios

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Dolidos de ser el éxodo y envenenados de océanos Entre barcos sin destino y desnudos de soledad No teníamos edad Entre el mediodía y la medianoche Entre algas y cangrejos Mientras médanos y cujíes volaban por el cielo Nosotros Hijos fugaces de una isla Escondíamos el sol en las palmeras Eramos solo espacio Ojos abiertos Infinito

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Aveces En la vida Encendemos hogueras que no podemos mantener Nos separamos lentamente A beber el agua de nuestros versos ReĂ­mos acorraladados Algunas veces en la vida Volvemos la cara hacia un espejo inexistente Sombra Que no llega a dar el reflejo O la medida de nuestro ser Algunas veces Esperamos en la acera el dĂ­a de fiesta nacional Para bailar la soledad angosta con toda la gente Y nos damos cuenta Que la calle se aleja Aveces Y nos contemplamos desde esa hoguera que se pierde En algunas veces en la vida

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El tiempo de Babel ha terminado Mis lenguas se unen En una sola Necesito leer con ansias el comienzo de mi historia Necesito sus ojos Yo fui la madre de mi madre, la hija de mi hija Fuí, claro, la hermana de mi hermana Pero ahora cuando cae la noche Soy la mujer que muere cada vez que aparece la luna Envuelta en las lenguas Y las distancias Sin rostro me duermo Entre relatos cuentos y poemas Soy un soñar el mensaje Persigo en la lengua la lengua de un beso Sólo soy un signo Un adiós Un regreso

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Hoy tengo una máscara invisible traída de lejos Una máscara que atravesó el océano Una máscara blanca… Puedo ser muchas cosas con ella Ya nadie se me refleja Y es que en la medida que intento asir un rastro De amor Pongo las manos sobre la piel Y la encuentro vuelta porcelana Actriz de este teatro de muertos y resucitados En la casa grande sin muebles Bailo Tristán e Isolda Escondo el rostro en mis lentes amargos -He perdido la faz de tanto soñarme otras Pero si nadie jamás ni nunca vio mi cara Sigo sin encontrarla Sólo soy en el espejo Su reflejo Los otros como yo escondidos tras sus máscaras Me miran desde adentro Cuando el miedo a sabernos cerca se acaba Y estonces soy sin máscara En las lenguas de Babel Cada quien pronuncia su palabra

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Y entre los pliegos de un amor olvidado Ya no se ve más la calle donde jugabas metras Ni la casa de muñecas Ni los aviones de papel Una, que se abraza a una espontaneidad fingida Ya una no es Después de besar lo vivido sólo quedan Huellas perdidas en la orilla de un barco Y yo, la anciana, entre palmeras y árboles Esperando saber de los otros

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Porque cada uno de los cabellos exhaustos Pertenece al gran sueño de la vejez Pájaros escapados de una juventud muy blanca Que se destiñen para convertirse En sueño

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Si no te has dado cuenta Llevo puesto un sonido Llevo puesto el ruido de sombras Es por las uvas que envejecen En el cuarto contiguo

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Adivino Acaricio Este libro se va para siempre Regresará en la época de susurros Los signos adivinan Que no soy Y soy Esa es la gran diferencia Sólo tengo que asir el verbo Para retenerme Pero ellos Silbidos Shhhhhhh shhhhhhhh sssshhh Se van Por las hendiduras De las puertas Sólo without you

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INDICE

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colección puerto de e s c a l a (Poesía) 1.- No hay necesidad de mí en los infiernos Víctor M. Vielma Molina 2- Divinidad en rebelión Adelfa Geovanny 3- Contraste Luis Perozo Cervantes 4- Materia Bruta Alfredo Chacón 5-

Piel de sirena Florence Hogreul

6-

Fosa Común Miguel Marcotrigiano

7-

Hacia la noche viva Armando Rojas Guardia

8-

Pasar Leandro Calle

9-

A la sombra de los destellos Mario Amengual

10- Ciudad blanca sobre fondo blanco Ricardo Montiel 11- Del conciso embeleso Douglas Zabala 12- 1era Antología del Festival de Poesía Varios Autores 13- Diario de viaje Trina Quiñones 14- Vociferación de los adentros Carlos Ildemar Pérez 15- Pronombres personales Vito Domínguez Calvo 16- A orillas del tiempo Rafael Enrique Cárdenas

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Este libro se terminó de imprimir en el taller editorial del poeta Luis Perozo Cervantes ubicado ubicado el sector Cuatricentenario. Vereda 17. Nº 09. Sector 1., en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, del municipio Maracaibo, en estado federal del Zulia, en el continente americano del planeta Tierra, en la Vía Lactea, el 1 de septiembre de 2015, mientras se escuchaba la discografía completa de Joaquín Sabina. Con un tiraje de 1000 ejemplares numerados, impresos bajo demanda, en 20 series de 50 ejemplares

SERIE A ____ de 50.

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