Pasar - Leandro Calle

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Leandro Calle

(Zárate, Argentina. 1969) Poeta y Traductor. Reside en la ciudad argentina de Córdoba. Es licenciado en Letras y en Teología. Como traductor ha traducido al poeta marroquí Abdellatif Laâbi: Los frutos del cuerpo (Alción, 2012 y editado en Chile por el Centro Mohammed VI); El Horla, traducción y edición bilingüe del texto de Guy de Maupassant más un estudio crítico (Ediciones del Copista, 2007); Cuentos escalofriantes, selección de cuentos de Guy de Maupassant (Editorial Babel, 2014); Leer hoy el Corán (Alción Editora, 2014) del islamólogo Rachid Benzine. Junto a Kay Reynolds (Fotografía): Almas del Boquerón (Pircas, 2004); Souls of the Boqueron (Pircas, 2005); Kindheit (Pircas 2006) y Passer (Editorial Pircas Argentinas, 2008). Con Jaqueline Vassallo: Alfonsina Storni: literatura y feminismo en la Argentina de los años 20 (Eduvim, Córdoba, 2014). Prologó y seleccionó los poemas del poeta venezolano Armando Rojas Guardia: Íngrimo (Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, 2007). Su obra poética está compuesta, entre otros libros, por: Tatuaje de fauno (El Francotirador, 1999); Una Luz desde el río (Alción Editora, 2001 y 2004); Los Elementos (Alción Editora, 2003); Pasar (Educc, 2004); Noche Extranjera (Ediciones del Copista, 2007); entonces (Alción Editora, 2010). Blasfemo (Alción Editora, 2013), animalia urbana (Dínamo poético, 2014). Su poesía ha sido traducida parcialmente al inglés, al francés, al checo y al árabe. Dirige para Alción Editora la Biblioteca de autores y temas marroquíes.


pasar elegĂ­as breves colecciĂłn puerto de e s c a l a


Autor: Gerardo Aparicio Título: Andante Técnica: Lavado, aguafuerte y punta seca Dimensiones: 22 X 25 cm Sin fechar

Pasar© Leandro Calle© Ediciones del Movimiento©

Maracaibo, 2015

La Asociación Civil Movimiento Poético de Maracaibo, se reserva los derechos de edición de la presente obra en todos los paises hispanohablantes. Queda prohibida cualquier forma de reproducción, adaptación, puesta en escena o representación electrónica sin la autorización explícita de su Junta Directiva.

Diseño de la Colección: Luis Perozo Cervantes Edición y montaje: Luis Perozo Cervantes Impresión: Giulio Isea Asistente de Producción: Iván Alejandro Orozco www.festivaldepoesiademaracaibo.wordpress.com 0414-0604028 / 0261-7197851 festivaldepoesiademaracaibo@gmail.com


pasar Leandro Calle


“¿Adónde el camino irá?” Machado


I ¿A qué sonaban los cascos que traían la muerte en caballos azules maquillados de tiempo? Sonaban a destierro arrastrando paredes y cimientos arrastrando ventanales desiertos de cortinas embalajes asidos a un último tranvía. ¿A qué sonaban los caballos azules transitando al galope por la noche olvidada de pozos y lamentos? ¿A qué sonaban los caballos azules de la muerte cuando apagaron tus ojos que buscaban la calma? ¿Sonaban a destierro? ¿A desierto? ¿Era acaso como un océano dormido que comenzaba a levantarse en la mitad del sueño? ¿O los caballos azules de la muerte sonaban mudamente como un roedor hambriento en un montón de diarios? Sonaban a dolor apretadura de párpados y sombras parición de la lágrima.

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II ¿Dónde andará tu corazón de barco? Yo lo vi lentamente hundiéndose en un agua terriblemente amarga al galope de caballos ciegos y nublados y no pude salvarte. Arrancadura de brazos desesperados me morí de vos. ¿Dónde encalló tu corazón de barco? Arrancadura de la fruta temprana te desplomaste de mis brazos en los brazos simples que alfareran la vida. Disuelto barro de tu cuerpo en las manos de Dios.

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III ¿Qué animal merodeaba en tus entrañas con el hocico sucio y la pezuña firme? ¿Qué animal es este que husmea invisible y marca territorio para desayunarse tu cuerpo barcaza abandonada al puerto de mis brazos? Íntima bestia doméstico animal que respira solamente al compás de las muelas y los dientes royendo sin descanso tu tablita de náufrago.

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IV Y no dijiste nada preferiste agarrarte a la vida rasguĂąando sus ropas de colores y cuando no aguantaste te soltaste de vos y te vestimos con anclas y cencerros te arropamos con nĂşmeros y plĂĄsticos con sueros, sonidos, jeringas, monitores para que te quedaras para que te quedaras y no dijiste nada porque quien habla ante la muerte no merece la vida y la muerte es escuchar como se van durmiendo las palabras.

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V Miro tu cuerpo respirado lastimado de aire gorrión dormido en la blancura de las sábanas y no puedo entender que el hilito que sostiene tu naufragio y el mío sea tan sólo de aire.

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VI ¿Cómo pudieron clavar tus manos al blancor de la muerte? ¿Cómo tu boca se quedó dormida si era un pájaro salvaje que dormía temblando los días de tormenta? ¿Cómo tus pies suspendidos al aire, si tocaban la tierra, te levantaron hacia abajo? ¿Cómo fue tu descenso en medio de la noche cuando quedé apretado a tu carne mordiendo las hilachas que dejaba la muerte con su aliento ficticio?

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VII ¿Quién detuvo tu sangre hacia el color morado? ¿Quién te vistió de muerte por adentro de la piel? ¿Quién te agarró cuando caíste de mis brazos? ¿Te ofrecieron cabalgadura los azules caballos los caballos azules que traían la muerte?

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VIII Y vacío de vos mis brazos se hacen niños que pelean el hambre de tu cuerpo y se llena la ausencia con ausencia. Hueco que crece y crece como un huevo vacío. Cáscara rota esta presencia de tu cuerpo ausente de mis brazos escapadura duración del sueño.

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IX ¿Quién me tenía en tu yo yéndose? ¿Me sostenías quedándote, dejándome ir? ¿Quién se fue de los dos? ¿Cuando se partió mi corazón comenzó a partir el tuyo o partimos los dos en un viaje sin vuelta? ¿Cómo fue que se partió la vida cuando partió la muerte? ¿Cómo nos vivimos en el momento que morimos? ¿Quién te partía en mi yo quedándome cuando me sostuviste en tu yo yéndose?

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“pero lo nuestro es pasar� Machado

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I ¿quién te levantó de mi abrazo? ¿quién detrás de los azules caballos de la muerte sostenía tu tablita de náufrago? quien te levantó de mi abrazo ¿te levantó hasta su abrazo eterno? porque cuando pasaste cuando pasó el hilito de tu alma al otro lado más allá de donde pastaban los azules caballos de la muerte me quedé sosteniendo algo de vos que no conozco ¿cómo será ahora nuestro conversar conversando con el hilito cortado en dos mitades?

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II hoy brilla el sol con más fuerza como si el hilo se tensara como aquella tarde en que patas arriba nos derribó el mar inmenso para iniciar la risa o como aquella tarde donde tus lágrimas salieron de mis ojos y mis lágrimas salían de los tuyos o como tantas otras tardes fuimos levantados los dos alzados de la tierra para mirarnos adentro de la carne para agarrarnos a la misma tablita de náufrago para cuidar el hilito de tu alma y la mía para que el sol brillara más adentro nuestro

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III y hoy brilla el sol con más fuerza como si quisiera salirse del cielo empujando la vida hacia quién sabe qué lado como brillaba en tierras ecuatoriales donde tu corazón sufría la tristeza del paisaje allá donde la ciudad se arremolinaba en casitas de piedra y barro y sentíamos el dolor de la tierra desde los apretones de las manos obreras parturientas celestes del maíz sagrado alzado en ingapirca como se alzó tu cuerpo cortándose el hilito que tensaba mi mano

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IV hoy brilla el sol con más fuerza como naciendo en desembocadura por mi cuerpo como cuando crecían las canciones debajo de la lluvia en nuestras gargantas recordando la tierra de los buenos aires entremezclando frutas y canciones y la risa ahijaba la alegría y la ternura se paseaba de tu hilito al mío como una hormiga ciega que no encuentra guarida

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V y hoy brilla el sol con más fuerza como cuando se anuncia por detrás de la lluvia como cuando nos perdíamos en las calles y los puntos cardinales y parís era un sueño de olores y pasajes y cada puerta se abría sin tener ningún miedo y volaban los postigos como simples gorriones que guiñaban su ojo nublado y parisino para alzarnos la vista un poquito hacia arriba más allá de los cuadros colgaduras de historias que nos miraban tristes de estar tan aburridos sin hilitos del alma que los sostenga al menos a tu mano o la mía como cuando reíamos después de las batallas

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VI y hoy brilla el sol con más fuerza como un fuego escondido en la bruma más lenta como cuando pintamos la noche con guitarras y elegimos paisajes con colores de tierra vistiéndonos de sueños y enredaderas viejas con historias dormidas transpiradas de tiempo y el hilito crecía hacia atrás del principio

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VII hoy brilla el sol con más fuerza como cuando protegemos la llama de una vela como cuando tu mano en la foto siguió amparando mi soledad desnuda y volvía volvía de tu hilito al mío sosteniendo miradas

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VIII y hoy brilla el sol con más fuerza como cuando protegemos la llama de una vela y de mi hilito al tuyo mi mano te sostiene sosteniéndome y voy de tu mirada a la mía de tu mano a mi mano de mi mano a tu mano de mi hilito al tuyo de tu hilito al mío y el enredo vacío que nos trae la muerte y el hilo se nos corta por más que tiro y tiro y es sembrada la ausencia

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IX hoy brilla el sol con mĂĄs fuerza es la vida que pasa entre tu hilito y el mĂ­o es la vida que pasa de tu mano a mi mano es la vida que pasa de tu dolor al mĂ­o es la vida que pasa de tu muerte a mi muerte es la vida que pasa

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ร ndice Pรกg.

Poema

7 I 9 II 11 III 13 IV 15 V 17 VI 19 VII 21 VIII 23 IX 25 I 27 II 29 III 31 IV 33 V 35 VI 37 VII 39 VIII 41 IX

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colección puerto de e s c a l a 1. No hay necesidad de mí en los infiernos Víctor M. Vielma Molina 2. Divinidad en rebelión Adelfa Geovanny 3. Contraste Luis Perozo Cervantes 4. Materia Bruta Alfredo Chacón 5. Piel de sirena Florence Hogreul 6. Fosa Común Miguel Marcotrigiano 7. Hacia la noche viva Armando Rojas Guardia 8. pasar Leandro Calle 9. A la sombra del destello Mario Amengual 10- Del conciso embeleso Douglas Zabala 11- Ciudad blanca sobre fondo blanco Ricardo Montiel

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Este libro se terminó de imprimir en los talleres gráficos del poeta Luis Perozo Cervantes, ubicado en el apartamento 1B del edificio Pino Silvestre 4, en la Residencias El Pinar, en el municipio Maracaibo, en el estado federal del Zulia, en el continente americano del planeta Tierra, en la Vía Láctea, el 30 de mayo de 2015; el mismo día del año 1960 en que muriera Boris Pasternak, novelista ruso, premio Nobel de Literatura en 1958. Con un tiraje de 500 ejemplares en 10 series de 50 cada una. SERIE A. Nº _____ de 50

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