MESITA DE NOCHE 12 ideas y 5 poemas x Antonio J. RodrĂguez & Luna Miguel
«El deseo al cuadrado es amor y el amor al cuadrado es locura […] La locura al cuadrado es matrimonio» (Anne Carson)
Un fanzine de San Valentín #ECRIRW Éditions 2020
12 IDEAS por Antonio J. RodrĂguez
«Mon cœur est froid sous mon pull, dans ma tête, c'est canicule» (Josman)
ยง1 La diferencia entre el amor y la atracciรณn reside en el conocimiento: amamos lo que conocemos; algunas entidades desconocidas nos atraen. En este punto de la historia: le amo en la misma proporciรณn que me atrae.
§2 Asociamos normalmente el sexo con el estadio último de complicidad entre dos personas: todo lo que ocurre en la escala de complicidad es para llegar ahí; no obstante, tal cosa también es una enseñanza equivocada de la heterosexualidad, pues el fin último de la complicidad entre dos sujetos no es exactamente ese, sino liquidar la tensión sexual, entendida como un incordio que dificulta la comunicación, hasta llegar a un cierto estadio de complicidad infantil. Se deduce de aquí que la tensión sexual que media entre dos sujetos, si es recíproca, debe ser liquidada para que la amistad siga su curso.
§3 Existen dos maneras de destruirse como matrimonio literario: como lo hicieron Beauvoir y Sartre, o Nin y Miller, o Sollers y Kristeva; o bien como se destruyeron Zelda y Fitzgerald, o Plath y Hughes. Las biografías de todos estos sujetos constatan que en su búsqueda de una manera de amar todos ellos sufrieron, pues sufrir es inseparable a desear. Los unos sufrieron en relaciones consensualmente no cerradas sobre sí mismas, y los otros devorados por los celos y el sentimiento de posesión. Nuestra libertad consiste realmente en la posibilidad de elegir qué clase de dolor queremos experimentar.
§4 En El segundo sexo, Simone de Beauvoir explica que «la humanidad es masculina y el hombre define a la mujer, no en sí, sino en relación con él». Lo mismo ocurre si hablamos de relaciones íntimas o afectivas: frente al amor convencional, el amor plural se considera una especie de mutación tumoral, sobre el que pensamos como si se tratase de un quiste que debe ser intervenido, y que pone en peligro la salud global del sujeto. Da cuenta de este fenómeno el hecho de que no disponemos de términos que dignifiquen, desestigmaticen o refieran en positivo lo que podríamos llamar el amor plural: Por citar tres ejemplos, la etimología de «adulterio» refiere a la alteración o contaminación de una sustancia; infidelidad alude a la traición y se trata de un término de connotación religiosa (fe); y todas las variaciones internacionales del concepto ‘fuckboy’ o ‘fuckgirl’ deshumanizan al sujeto, convirtiéndolo en un simple recipiente de pasiones. Si el lenguaje condiciona nuestro pensamiento, una frontera evidente la podemos encontrar en la pluralidad del deseo.
§5 Puesto que la naturaleza del erotismo es su carácter agridulce —al satisfacer sin colmar, genera frustración, y por tanto crea dependencia—, sus consecuencias químicas guardan similitudes con las de cualquier narcótico: es ineludible desear aumentar la dosis, y cuando hablamos de dosis hablamos de tiempo y de dedicación. Dos personas que comienzan a amarse son dos sujetos que actúan como fármaco y cuerpo doliente a la vez: dos agujas hipodérmicas inyectadas entre sí. Al someter progresivamente la voluntad del individuo, la adicción precipita —entre otros— al menos dos escenarios aparentemente indeseables: su vínculo con la poción se rompe (la nueva relación se degrada), o su vínculo con todo lo que no es la poción se rompe (sus antiguas relaciones se degradan). Dado que no es fácil hacer aterrizar nuestro cuerpo y nuestra voluntad alterados en estas circunstancias, no parece existir manera dulce de poner fin al amor plural; tampoco, de hecho, con una ética del poliamor. Claro que la amargura del aterrizaje queda compensada por el éxtasis del despegue, razón que sostiene la infinitud del bucle e introduce una nueva variable en términos de cuidados de pareja: uno no solo teme que su compañero inicie una relación íntima con un tercero por miedo al abandono, sino que también teme ver experimentar las consecuencias de una adicción, o de un síndrome de abstinencia; en este caso, sufre más quien ama doble que quien ama a una sola persona.
§6 Consideramos una anomalía del deseo el hecho de sentirnos excitadas con la imagen de nuestras compañeras y compañeros con sus respectivos amantes cuando estos no somos nosotras, pero en realidad la anomalía sería no sentir esa excitación: al desear lo mejor para mi hermana, también deseo que explore con su propio deseo, y que lo proyecte hacia y contra otras personas buenas (no se me ocurre mayor delirio megalómano que considerarme la única persona buena que mi hermana merece). Inevitablemente, esto ha de activar en mí la acción de desear. Es el ciclo natural del amor compartido a través de neuronas espejo.
§7 El presunto conflicto de la infidelidad radica en la obsesión colonial por el territorio, primer rasgo de la subjetividad heteropatriarcal. O sea: si en entornos más o menos progresistas seguimos considerando peligrosa la relación extramarital de una mujer con un hombre cishetero, y apenas un pasatiempo la relación física entre dos mujeres, o entre una mujer y un sujeto trans, es por varios motivos. El primero, claro, se debe a que nuestra percepción estática del género bloquea la expectativa de que una mujer pueda abandonar a su pareja hombre por otra mujer, o por un hombre transgénero: de entrada, negamos la liquidez de los géneros y reproducimos sutiles discursos de transfobia. Por otro lado, asociamos al hombre con un rol poseedor y depredador. Bajo la perspectiva masculina, un hombre marca a la mujer de otro como el animal que orina bolardos, acordonando su territorio. Siguiendo esta línea de razonamiento, desde la perspectiva de un hombre feminista la relación extraconyungal entre una mujer y otro hombre heterosexual sería legítima si ese otro hombre no estuviera motivado por una voluntad colonialista, es decir, machista. ¿Pero qué hombre está libre de tal cosa? Solo aquel capaz de descodificar por completo su género.
§8 Dudo sobre la validez de mi proyecto político alrededor del amor, ¿pero quién no duda de su manera de amar?
§9 Autodiagnóstico: síndrome de impostora y enamoramiento. ¿Qué podría ir mal?
§10 Mi corazón es un laberinto en perpetuo cambio: no sé lo que me espera al girar cada una de sus esquinas; al mirar atrás, todo está cambiado. Es imposible orientarse aquí.
§11 Atiendo a la gente que interactúa con sus publicaciones digitales como si fueran rivales en una entrevista de trabajo.
ยง12 Toda la correspondencia la devuelvo en positivo: la mirada del enamoramiento.
Y 5 POEMAS por Luna Miguel
«¿Qué es el amor sino una forma inquieta, superior, de curiosidad?» (Gonzalo Torné)
CONVERSACIÓN SOBRE FEMINISMO CON MI ESPOSA le conté que iba a quedar con una amiga y no pareció molestarle ¿por qué debería? los dos sabemos de sobra que nuestros corazones son grandes y que en ellos a veces resuenan las risas de los otros eso nunca nos ha importado en la teoría pero la práctica siempre es diferente un corazón grande no ocupa más que un puño y ahora los suyos están rabiosamente cerrados aunque estratégicamente escondidos bajo la mesa de este restaurante en el que cenamos sin hambre y bebemos sin sed pero con ansia por saber qué pasará por nuestras cabezas quién dirá lo siguiente quién le pondrá nombre a esto que estoy sintiendo y que me consume con dulzor puños cerrados boca cerrada tal vez ella sólo esté diciéndose para sus adentros que a estas alturas la risa en el corazón ajeno no significa nada que la risa en el corazón ajeno sólo es un trámite o que la risa en el corazón ajeno nos hará más fuertes ella pone su mano al fin sobre esta mesa de madera y la acerca a la mía con timidez y un silencio brillante sé que no estamos haciendo nada revolucionario tal vez sólo estemos dejando de querernos
MIS AMIGAS RUBIAS ella dice que sabe cuándo estoy pensando en mis amigas rubias por el gesto de mi rostro luminoso y distraído sabe que pienso en ellas pero no alcanza a definir la mueca tal vez se trate de una sonrisa ante el recuerdo de aquel beso delirante o de esta mano en la nuca rubia muy rubia de mis amigas ella dice que sonrío que me abstraigo que mis ojos se achican y mis labios se vuelven tan deseables como los labios rubios que deseo aunque sea su boca la que se encuentre a escasos centímetros de mí durante la noche ella dice que sabe cuántas son mis amigas rubias que sabe quiénes son cómo se llaman y que ha aprendido a soñar también sus rostros a cepillar sus melenas como si fueran las de una muñeca antigua o las de una hermana huérfana sabe que a veces pienso en ellas porque cuando lo hago mi belleza se desdobla como la de un dios es ubicua y al mismo tiempo es sólo suya si la toca con los párpados morenos a los que una vez juré cariño porque sabía que su amor era caliente y bondadoso entero y comprensivo como el largo cabello del sol
LA VIDA IMPLICA RIESGOS EL AMOR ES UNO los únicos libros de poesía que he leído de principio a fin fueron escritos por mujeres al borde del divorcio pienso en la belleza del marido de anne carson o en el salto del ciervo de sharon olds un libro cuyo título por cierto recoge el nombre del vino tinto que la poeta bebía compulsivamente con su ex esposo antes de separarse luna compró una vez una botella de esa bodega en su versión más económica y de uva blanca fue fácil reconocer la etiqueta de el salto del ciervo entre los vidrios polvorientos de una tienda en penn ave porque la cornamenta del animal nos hizo pensar de inmediato en la metáfora de olds y en que más que a un retrato fácil de la infidelidad el brinco de aquel macho nos recordaba a las espinas de una flor o a las aristas que conforman nuestras entrañas cuando a veces nos detestamos tampoco es que sharon olds me emocione en demasía yo siempre he preferido la contundencia con la que carson se burla de quien fue su esposo cuando este empieza a pavonearse tras colonizar el sexo de una muchacha francesa “proclive a beber litros y litros de champán en los bares a cuenta de él” si me gusta tanto la belleza del marido no es porque yo me vea retratado en las facciones gentiles de ese hombre al que carson sólo concede la voz en los poemas “marido: soy” y “marido: último ejercicio de campaña” si me apela tanto la belleza del marido es porque yo creo ciegamente en la serenidad y en la pulcritud en el reto del amor y en el riesgo de escribirlo pienso mucho en el modo en que carson configura nuestra educación sentimental desde que luna robara su libro y lo trajera a casa creo que si juntos hemos sido capaces de edificar intimidad a través de poemas ajenos no debería ser tan difícil volver a querernos por medio del deseo hacia otros cuerpos
LUNA HA BESADO A ERNESTO dice que no siente nada por él que en todo caso lo siente hacia su boca dice que su boca se parece a un río en el que nunca se atrevería a nadar pero al que tocaría con los dedos de los pies para comprobar la temperatura del agua a ella le gusta saber el lugar exacto de las cosas experimenta con sus manos quiere tocarlo todo porque es tocándolo como por fin entiende de qué está hecho el mundo dice que los labios de ernesto están hechos de una suave brisa dice que sus ojos la miraron con paciencia aquella noche en madrid dice que el agua estaba templada que en su fondo había peces robustos y que en sus márgenes las piedras brillaban como esas monedas que la gente lanza cuando quiere pedir un deseo egoísta yo no sé qué desea luna nunca me lo cuenta sólo me susurra posibilidades infinitas en las que unas veces nos damos la mano y en las que otras veces con esa misma mano rozamos el sexo de los otros pero sólo después de que ella haya comprobado la variable temperatura del océano preocupada por que nadie tirite de frío orgullosa de velar por todos
RELECTURA DEL POEMA “A MI AMANTE REGRESANDO JUNTO A SU ESPOSA” en un poema muy bonito de anne sexton la poeta se llama a sí misma “acuarela” porque su condición de “otra” la convierte en algo “prescindible” en eso que se olvida algo “lavable” en otro poema muy bonito de amalia bautista la poeta denomina “carcelero” a “su otro” o lo que es lo mismo se asume como presa de una cárcel en la que mientras su esposo da de comer a otras mujeres ella sólo puede agarrarse al “celador” en un acto de “desespero” son poemas muy bonitos como decía poemas verdaderamente hermosos los de esas mujeres a las que luna y yo leemos durante las vacaciones de navidad en almería después de hacer el amor con las luces encendidas aunque preocupados cada uno por encontrar palabras mejores para esos nuestros otros que no son lavables ni prescindibles que no son trabajadores precarios de ninguna prisión sino tal vez y sobre todo los sujetos que iluminan este espejo frente al que nos besamos deseándonos tanto como los deseamos a ellos queriéndonos tanto como queremos lo mejor para ellos ensayando palabras tan tiernas como ternura precisamos para nombrarlos “amigos” “confidentes” “compañeros durante la excarcelación”
14 febrero 2020, en Barcelona. Para Ulises.