Intolerancia a la lactosa

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[ evita riesgos ]

¿Cómo controlarla?

Intolerancia a la lactosa DETECCIÓN Y CONTROL

En México, más de la mitad de la población adulta padece intolerancia a la lactosa, azúcar presente en los lácteos. Si tú estómago tiene este problema, ayúdalo con estas recomendaciones. Por Luz América Alvarado, Periodista Especializada en Salud.

Hoy se sabe que es intolerante a la lactosa cerca del:

15%

de la población adulta del norte de Europa.

70%

en África, Oceanía y América del Sur.

95% en Asia.

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La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el cuerpo tiene problemas para digerir fácilmente este tipo de azúcar, que se encuentra en la leche y los productos lácteos. La lactosa es un azúcar complejo que, para ser digerido y pasar a la sangre, necesita ser descompuesto. Para lograrlo, el intestino delgado produce una enzima llamada lactasa. La deficiente producción de esta enzima hace que la lactosa llegue al colon sin digerirse y, al contacto con la mucosa intestinal, se forman ácido láctico y CO2. Estas 2 sustancias irritan el intestino, provocando inflamación y retortijones. Dependiendo de cada persona, la reacción puede derivar, incluso, en vómito y diarrea. Sin embargo, aunque los síntomas son molestos, la intolerancia a la lactosa no daña al organismo.

Entre la edad y la genética Para digerir la leche materna, los bebés producen lactasa desde su nacimiento. A partir de los 2 años la producción de esta enzima disminuye paulatinamente. Por ello, la intolerancia a la lactosa se presenta con más frecuencia a partir de la adolescencia. Los primeros seres humanos que domesticaron animales para consumir su leche fueron los europeos, de allí que su organismo haya evolucionado más rápido para asimilar la lactosa. Sus causas La intolerancia a la lactosa es una afección hereditaria, y puede presentarse desde el nacimiento (congénita) o adquirirse con los años. Cuando se trata de una intolerancia congénita, generalmente no se puede consumir ningún

Hasta hoy no se conoce una manera efectiva de curarla, sin embargo, se aconseja controlarla de esta manera:

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Deja de consumir productos lácteos durante algunos días. Después, adminístralos en pequeñas cantidades y por separado, así irás identificando cuáles y qué cantidades puedes tolerar. Elije leche o productos reducidos en lactosa, o bien, sustitúyelos por aquellos hechos de soya. Busca suplementos dietéticos que contengan calcio y lactasa: te ayudarán a digerir la lactosa y a aminorar las molestias. Lee cuidadosamente las etiquetas de los alimentos (panes, galletas, papas fritas, sopas, margarina, aderezos para ensalada y dulces). Si contienen leche, lactosa, suero lácteo, sólidos de leche deshidratados o polvos lácteos deshidratados sin grasa, evítalos. Consume alimentos ricos en calcio, como brócoli, col, nabo, sardinas, atún, salmón y almendras. Revisa la composición de los medicamentos. Entre el 20% y el 60% de ellos, como las píldoras anticonceptivas, pastillas para la acidez y gases contienen lactosa como base. Realízate pruebas para diagnosticar si eres intolerante o no a la lactosa; la prueba respiratoria de hidrógeno resulta efectiva.

tipo de lácteos en ninguna etapa de la vida. También se puede presentar después de una gastroenteritis, una infección viral o una cirugía intestinal, ya que las células que recubren el intestino sufren lesiones. Dependiendo de cada organismo, la deficiencia de la enzima lactasa puede ser temporal o permanente. Los síntomas Hay personas que sienten cierto malestar después de tomar un vaso de leche. Si esto ocurre esporádicamente, puede que se trate de una intolerancia leve. Si, en cambio, después de 30 minutos a

2 horas después de comer o beber productos lácteos se presentan los siguientes síntomas, entonces se habla de una intolerancia grave: Inflamación y dolor en el abdomen bajo. Retortijones. Gases y ruidos cavernosos en el vientre. Diarrea. Vómito. Además, con la edad, es común que una persona que nunca ha sufrido intolerancia a la lactosa presente repentinamente estos síntomas.

ASÍ FUE CONOCIDA Tras la Segunda Guerra Mundial, la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos envió leche en polvo a los países afectados; ésta, lejos de ayudar a la población, provocaba diarreas y malestares. En 1965, los investigadores del Johns Hopkins Medical School (EU) descubrieron que los afectados no podían digerir la lactosa. Hoy en día, el proyecto Lactase persistence and the early Cultural History of Europe (mejor conocido como LeCHE, por sus siglas en inglés) pretende esclarecer por qué ciertas poblaciones del mundo son más o menos tolerantes.

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