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CUANDO CUBA ERA CUBA

“Hace 65 años un hecho delictivo protagonizado por un grupo de sediciosos y un argentino daban a conocer al mundo la existencia de la revolución cubana…” juan carlos maimone

Transcurría la noche del domingo 23 de febrero de 1958 en el hotel Lincoln de La Habana. Don Juan Manuel Fangio dialogaba con un grupo de amigos, entre los que se encontraba Stirling Moss, cuando de repente sintió la presión de un arma en su espalda.

- “Disculpe, Don Juan, me va a tener que acompañar, si se mueve, le disparo …” -. La cosa era seria; sin embargo, el hombre más famoso de Latinoamérica no se inmutó y siguió las instrucciones de sus interlocutores ante la mirada de sorpresa de sus acompañantes.

Don Juan Manuel Fangio no era un desconocido por aquellos lares, por el contrario, era todo un ídolo total. Un año antes se había consagrado ganador del Gran Premio de Cuba después de un duelo memorable con el Marqués de Portago en el circuito del Malecón.

Por entonces la hirviente política subterránea de la isla alcanzaba niveles máximos. Por un lado, el dictador Fulgencio Batista se debatía por conservar el poder ante la creciente revolución encabezada por otro no menos déspota como Fidel Castro y sus desalineados seguidores.

Para Batista, el Gran Premio constituía una enorme propaganda. Para Castro y sus barbudos, la necesidad imperiosa de demostrar que el régimen imperante estaba en su etapa terminal. Por eso, cuando la pistola le presionó las costillas y ajeno tanto a Batista como a Fidel, Fangio sonriente y sin inmutarse, le preguntó al joven que le apuntaba – ¿Qué quiere que haga…? -.

Salieron del hotel hasta un Plymouth negro que se alejó a toda velocidad por la calle Virtudes con dos autos a la zaga cubriendo el secuestro, un secuestro totalmente amateur con más corazón que cerebro.Después de un largo recorrido con cambio de autos incluidos, llegaron a la casa 42 de la calle Norte en el exclusivo barrio del Nuevo Vedado.

Los secuestradores no cesaban en las disculpas del caso, la serenidad del Quíntuple no dejaba de sorprenderlos.

No hubo ganadores en el GP de 1958. Cumplidas seis vueltas de la competencia, la

Ferrari del equipo Cuba con el “Gallego” Alberto García Cifuentes al volante y a metros de la calle O, perdió el control de su auto saliendo del trazado para impactar contra la multitud. Seis muertos varias decenas de heridos fue el saldo de la tragedia que determinó el final del fatídico evento.

Stirling Moss que era el líder fue proclamado ganador, aunque sólo fue para la estadística. El secuestro de Fangio y el accidente de Cifuentes marcaron para siempre el evento. Sin dudas de que en condiciones normales el clásico hubiera atraído una concurrencia multitudinaria; no obstante, la ausencia del ídolo y el conflicto nacional propusieron que el público prefiriera retraerse.

Finalizado el trunco GP, los problemas y temores de los guerrilleros crecían. Con su objetivo cumplido, ahora no sabí-an cómo liberar a Fangio sin que corriera riesgos. La aprensión existía ante la posibilidad de que la gente de Batista matara a Fangio para culpar y asídesprestigiar a la revolución castrista, el peligro era latente.

Sin embargo, el mismo Fangio les resolvió el problema: - “Llamen al embajador argentino y llévenme a la embajada, el hombre es primo del Che…”Alrededor de las 11 de la noche los secuestradores se dirigieron hacia la residencia de Mario Zaballe, agregado militar de la embajada. Ese fue el sitio acordado entre el movimiento 26 de julio y Raúl Guevara Lynch para la entrega: El edificio Nro. 20 en la calle 12 del Vedado, en el piso 11 A.

Y así, pasadas 27 largas horas desde el instante en que fue encañonado por una pistola y la explosión mediática desatada por la prensa internacional, Fangio volvió a la Argentina. Desde entonces, el GP de Cuba sigue siendo recordado por el secuestro del más grande, como aquella habitación 810 del Hotel Lincoln donde se alojaba antes del secuestro y que aún lleva su nombre…

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