PUNTOS de VISTA ...

juan carlos maimone

Un año más y si miramos hacia atrás, parece que acumuláramos años vertiginosos de tragedias. Porque el mundo globalizado en el que vivimos es volátil y los problemas se agigantan, se expanden, pero no se olvidan. Pandemia, guerra, olas de calor, asesinatos machistas sin fin y un cerro de malas noticias que para la prensa amarillista son las mejores noticias.

Si a eso le sumamos la absurda invasión de Ucrania por parte de un asesino serial como Putin, no terminamos de salir del asombro, de la impotencia. Un paranormal suelto con pretensiones surrealistas de recuperar la gran patria.

En el otro extremo del globo y cuando la pandemia parecía un mal recuerdo, los chinos vuelven a traer su enfermedad a las portadas, una vez más con idéntico secretismo sumado al riesgo de que los contagios se extiendan por doquier.

Y en el mundo, la indiferencia enfermiza, aquella donde cada uno sufre encerrado en su propio egoísmo como un virus silencioso y letal.

Sin embargo; yo soy de naturalmente optimista, tal vez hasta cándido, así es que prefiero quedarme con aquello de que somos la sociedad más serena, la más inclusiva e igualitaria, la más avanzada científica y tecnológicamente, por lo menos en este lado del mundo.

Como tal, hemos sido capaces de responder con ciencia en muy poco tiempo a una amenaza tan terrible como el coronavirus, junto a las nuevas generaciones cada vez más responsabilizadas con la sostenibilidad.

Entonces, apostemos al positivismo, agotemos nuestra última cuota de ingenuidad y si es necesario, sigamos creyendo de que el banco de la ética aún no está en quiebra. Usemos el pasado como fuente de experiencia para relatar un presente promisorio y así tal vez juntos construyamos un futuro mejor…