Fanzine #08 Movimiento

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PARADOJA

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Tratado sobre miedo a las alturas

Debemos entender que hay una ley cósmica de desplazamiento, una norma que atraviesa cada elemento que nos compone. Todo se mueve: en este momento marcha la sangre, oscila el aire, transitan los astros y vibra la luz. Muchos ya lo han discutido: existe una circulación universal del todo. Nos movemos por naturaleza, necesitamos hacerlo. Como animales que somos nos rige esa ley de traslación, una necesidad primaria de supervivencia. Podríamos afirmar que en la quietud está la muerte. Es por esto que las alturas representan una discordancia en nuestra sustancia, porque de frente al abismo, con la mirada hacia abajo y sudor en las manos, nuestra razón nos dice que permanezcamos inmóviles, pero el instinto nos llama a dar un paso adelante. 0 7


Si una polilla se pone sobre el cristal del parabrisas es porque tĂş puedes mirarla hasta que sus alas sean recortes secos del bambĂş que levantaste del suelo.

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1. Me senté Esperando tener una sombra. 2. Bajo mis pies quietos miles de hormigas trabajan. 3. Desde el cielo gris una gota cayó en mi mejilla. 4. El zumbido permanente de la mosca se silencia mientras aplaudo. 5. Alcancé a ver pasar el sol de este a oeste. 6. No sabía sí nadar o volar Pero, no sabía nadar ni volar. Caminé. 1 1


es casi la hora del brillo sobre nuestras cabezas y ya la tarde pesa en el sonido del río en el alambre de púas cuelgan la ropa mojada las maletas no elegimos la memoria me digo solo y vuelvo a salir del río para mirarte todavía mojada sobre la hierba cómo decir que espero como un niño aterrado del amor con el que ama 1122


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CRECIMIENTO INSULAR / ISLA JOVEN

Las aguas me llevan lejos y cada vez siento que estoy más cerca de algo, cada vez me siento más cómoda de encontrar de vez en cuando una isla. Ya no sueño con regresar a casa, he recogido trazos de territorio. Mi barco ha crecido. Tengo un territorio móvil que llevo o me lleva tranquilamente. De vez en cuando colisiona con nuevos territorios de los cuales tomo sedimentos y rocas para aumentar el mío. Mi hogar —que alguna vez fue él—se ha convertido en el hueco que mi brazo hace para triangularse y reposar mi cabeza. Miro el paisaje y me toca levemente el rostro, me da la mano con una dulzura sutil. Me enamoro varias veces al día y luego en la violencia de la partida hallo un amor diferente y tan dulce como todos. Tal vez ese día que salí de mi cuerpo para verlo desde lejos no regresé, y ahora estoy condenada a verme. Tal vez soy yo el paisaje y agarro mi mano sutilmente. 1 4


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Antítesis del vuelo. Víctima de maniqueísmos. Declaración de los condenados que, al recibir su castigo, se postran ante el altar para pedir perdón. El cielo escupe a quien no acepte la inferioridad, la gravedad confirma todo lo que se es. Dureza a punto de prolongarse. Arrogancia derrotada. Expulsión del bien. Bienvenida al mal. Delirios de emancipación. Danza entre seguidores y seguidos. Sentencia de la no-repetición.

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Me levanto porque tengo que levantarme Ausente de mí Dispar Sin razón alguna Sin la intención de corresponder a nadie ¡No puedo buscar todo el tiempo! No quiero buscar todo el tiempo No sirvo para cazar Ni para correr detrás No está en mí esa cualidad No tengo la paciencia No me alcanza la voluntad Tengo más de 30 Y no he llegado a ningún lugar Ahora creo que yo soy el lugar Pero no hay nadie No hay turistas Ni equipo de mantenimiento Tampoco necesito pastillas Ni culpar a los demás Ni alejarme de nadie 2 0


( Emergencia ) EN AÑO ELECTORAL Todo mi cuerpo está temblando: ¡Hola democracia sin forma! ¡Hola transporte público! ¡Hola almohada sudada! ¡Hola agenda casi llena! ¡Hola aspiraciones laborales! ¡Hola libertad para poder comer lo que soñé! ¡Nos vemos al rato derrumbes de invierno! ¡Nos vemos el viernes fiestas aburridas! ¿Cuánta amargura puede soportar un cuerpo? ¿Cuántas veces puedo ahogarme? ¿Cuántas veces puedo inventar lo mismo? Sabiendo que mi inteligencia es mi corazón Yo, poeta de temporada Yo, esfuerzo incesante Todo lo inútil que es sentirse así A veces importante A veces un balón. 2 1


¡Qué hambre!

¡Qué hambre! ¡Qué hambre!

Tenía la piel firme. La carne se le desprendió como una cáscara

cuando le clavé los dientes. Tenía ese sabor de los animales alimentados con maíz. Y estuve segura de que, si no fuera por los gruñidos que me dieron en la panza, no habría razón pa’ que yo me atreviera a hacer lo que hice. Por eso no estoy triste ni arrepentida. Bueno, un poquito. Pero tenía hambre. Y de pronto empecé a saborearme con las paticas que se le marcaban cuando nos subíamos al árbol. Yo espabilaba y me ponía a recoger guayabas. Pero llevaba dos semanas sin comer; apenas migajas. Nos dijeron que subiéramos al monte y que hasta que no fueran a buscarnos, no volviéramos. Entonces yo me hice cargo de Bernardo que estaba chiquitico. Pero ya iban dos semanas y ellos sin aparecer. Y nosotros con hambre. Porque en el monte no crece nada. Uno aprovecha el día y coge guayabas, las que están más bajitas y come. Pero Bernardo siempre tiene más hambre y me abre los ojos como en súplica. Entonces yo le entrego lo mío porque él es mi responsabilidá. Pero las tripas se me tuercen y yo intento dormirme a raticos, con Bernardo entre las piernas pa’ que no se caiga. Y se duerme con los cachetes manchados de fruta y yo lo huelo y disimulada le aprieto las paticas y la panza. Le lambo la oreja. Pero él está dormido y no se entera. No se entera ni del sonido a gárgaras sobre el que duerme. Y ellos no vienen. Y Bernardo se ve rosadito y gordo. Hermanito, usted haría lo mismo que yo, digo. Y no escucha. No escucha cómo saltan las tripas. Y las guayabas bajitas ya se acabaron. Y él tiene la carne firme. Y yo lo he alimentado con esfuerzo. Como mi mamá con las gallinas. Ella les da de comer y después… 2 2


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se conjuga, lenta, la ceniza con el agua y las piedras; nada frágil y expatriada en la espesura del moho y el helecho; ahí va, mi abuela, blanca y residual, marcando su beta última en el diáfano estanque; devuelta a la vida intrauterina de la tierra, a la placenta máxima, dispuesta a germinar en tantas cosas; pronto, los peces probarán de ti;

pronto, tu ceniza se hará a la orilla y será arena o una casa; pronto, irás en el vientre de un ave a otro pueblo; o serás una nube o abono para un árbol; tanta vida tienes para seguir perpetrando en el eco inmenso de la carne; todo esto, antes; porque tu ceniza ¿en cuántos años formaría una piedra? 3 4


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(CO RRIEN TE) Me dejo caer en el charco de agua que se forma en mi cabeza, mientras veo a mi otra yo cayendo, que al mismo tiempo ve a otra yo cayendo sobre sí misma. Una cascada de Valentinas que se suceden y se renuevan. El agua limpia y nunca es la misma. Me adentro en un bucle infinito de caídas como el movimiento de un tornado o del tiempo. Caí en él por accidente el día de mi nacimiento. No he develado la razón de estas vueltas interminables, de este flujo de pensamientos y sensaciones que se suman cada día, que no me dan pistas de la meta, del punto donde el bucle se detiene. Me muevo hacia adelante y hacia atrás, en todas las direcciones, salto entre momentos y lugares, busco en lo más profundo de mí. Al final solo me veo caer en el charco de agua que se forma en mi cabeza, que va viendo caer sobre sí a otra yo. Una y otra y otra y otra y otra y otra vez hasta que por fin el reloj se detenga y el agua deje de correr. 3 6


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ZAMBULLIDA

El impacto de una caída libre Lo divino en la explosión del agua Y el primer contacto con la inmensidad. Los pies agobiados Ya no reciben señales de huida Se sacuden atónitos Con contracciones desorganizadas. Los pensamientos no miden el deber ser. Las manos no tienen sostén Sólo flotan y llevan consigo una sola corriente. Se sincroniza la arena con la sal El murmullo del mar y el viento. Nada es cuestión de tiempo. El cuerpo está en el todo Y todo se tranquiliza. Llega a su momento ideal Y el momentum se vuelve plenitud. 4 1


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LA

geometría DEL

agua

De aquí, la noche, se ven los luceros crepitar como depredadores en la sombra al acecho. Lo agudo sobre lo tibio, así los dientes, así el amor, el canto y el sueño: el viento sólo vuela por donde puede. De aquí, la noche, veo germinar el mundo, se ha roto el cielo y nos arroja, con pasión, su espalda y he entendido que más que fortuna es un milagro que todo ocurra, solitaria y caduca, geometría del agua, vida que transformas en tu fragua los silencios en luz. 4 4


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PO EM A N º 365 ¿Acaso no gira la tierra sobre su propio eje? Acción, reacción, movimiento, tiempo, la finita línea de todo lo que se reitera.

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B R I SAO

—¡Gózalo! —me susurró el viento —goza del movimiento que te traigo yo... danza suave junto a un árbol junto a esas hojas que se caen al suelo y aun estando secas siguen un trayecto... cuando te deprimas respira hondo y abre los ojos y una vez los tengas bien abiertos mira al cielo y observa como las nubes se mueven para alcanzar a otras queriendo hacer una bella imagen; una imagen que en tu cielo y en otros más andan personas dibujando con sus dedos; una figura que luego trae otra y que finalmente se logra difuminar y cuando empiezan a difuminarse es cuando más atenta debes de estar porque el sol está bajando y es el atardecer lo que más hará palpitar tu corazón. Es realmente hermoso ver como el azul puede tornarse naranja y terminar en rosa. Y cuando creas que todo acabó mueve tu cabeza hacia el horizonte para que puedas admirar como las estrellas en la noche deciden brillar y es que es esa la fiesta más linda a la que podrías asistir. Resulta ser más asombrosa si prestas atención a los movimientos atrevidos que hace la luna... un cachito que poco a poco se llena para un día resplandecer más que el mismísimo sol. No te muevas de donde estás hasta que los grillos decidan callarse y hasta que tus ojos quieran apagarse, anda a tu cama y cuando sientas un destello que atraviesa tu ventana muévete ligero para que veas como sale el sol, siempre sintiéndose guerrero. Y cuando salgas una vez más de casa respira hondo sintiendo el movimiento de la brisa. 4 8


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BROKEN

fall

ORGANIC

Samskeyti es la canción perfecta para oír mientras se cuelga de la rama de un árbol y la fuerza de los brazos va disminuyendo mirar al suelo y pensar en la distancia en la reducción de la materia apretar la rama y sentir la dureza apretar los párpados y sentir el vacío la voz de la tierra haciendo su llamado el peso de los días tirando con fuerza movimiento pendular onda de contracción hacia adelante y hacia atrás removiendo el aliento contenido y el viento saluda en un idioma que no se entiende porque la rama se sacude y con ella el sistema nervioso o digestivo una pequeña tormenta se gesta en la boca y suspiros eléctricos salen disparados invisibles las falanges son bisagras de una puerta horizontal que se abre lentamente Y samskeyti pasa de mezzopiano a mezzoforte en un crescendo que funde de a poco al cuerpo con el aire. 5 4


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EN

el

ABISMO

A

llí está el gran vacío que succiona todo. Succiona las estrellas, la arena, las almas. Bajo los pies yace el festín de la Nada. Sin ver arrancamos la última hoja, bebemos la última gota. Nos precipitamos en un eterno retorno. En la inagotable caída todo termina. La vida misma al borde del abismo. Sólo se pende del frágil movimiento, de la fatalidad. En el umbral está el punto sin retorno que cae y se tambalea insaciable, insaciable. No hay duda de que gota a gota nos sobresaltamos más allá del borde de la locura, y en su pasión, caemos. 6 1


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(un) HOMBRE Arrecho. Sudoroso. Borracho. Con el timbal en mi cabeza. Con el cigarrillo quemándose en mis dedos. Con la ropa mojada. La veo a ella al otro lado del salón y solo se me ocurre llevarle un trago. La quiero moviéndose sobre mis pantalones hasta que vuelva a salir el sol. Cansado. Ansioso. Atiborrado. Con sus tetas en mi cabeza. Con sus tacones pisando mis zapatillas. Con su mirada demencial adentro de mis ojos. La agarré de la mano y nos soltamos en la pista. La quiero bailando conmigo para siempre. La quiero enclaustrada en este salón. Quiero los boleritos de su falda ligera moviéndose conmigo. Caído. Pobre. Testarudo. Con el amanecer entrando por la puerta. Con los visitantes del salón evaporándose. Con la noble comprensión de que, a excepción de mis deseos, todo está quieto. 7 4


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Así es cómo me moví y cedí. Me di a todo movimiento que definiera mi posición en la tierra de las palabras y el brote de la poesía en mi alma. Ocultando los escombros de la mi realidad furtiva, subjetiva, lasciva, no transcendental, esclava de la monotonía.

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