Ana era una niña que le gustaba estudiar y su abuela la quería mucho y le obsequió un estuche muy especial, el cual apreciaba mucho sin saber bien la razón. Ana se acostaba temprano porque le gustaba levantarse para ver salir el sol en medio de las montañas que rodeaban su pueblo. 02
Una noche, mientras estaba intentando dormir, escuchó mucho ruido en su mochila. Extrañada se levantó de su cama y se dirigió lentamente al lugar donde estaba la mochila. Temía encontrar a algún travieso ratoncillo, cuando de pronto vio que salían luces de colores de la mochila. No le cabía duda: esas luces salían del estuche que su abuela le había regalado. Aún no salía de su asombro, cuando el estuche empezó a moverse y del susto, Ana cerró los ojos pero sintió que el estuche la halaba, más asustada aún, abrió los ojos y se encontró a un mago que tenía un gran sombrero, una hermosa capa y una barita mágica. El mago, en tono cálido le habló.
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—¡Bienvenida al mundo de los colores!— Ana observaba a su alrededor y vio por un instante muchas cosas maravillosas y llenas de colores, hasta que de pronto empezaron a desvanecerse delante de su asombro. —¿Por qué está pasando esto?— Preguntó Ana con curiosidad y un poco desilucionada —Existe un mago malvado llamado Geovany, a él le gusta robar la magia y por ello es necesario tener a una persona que cuide de ella.
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Durante mucho tiempo, tu abuela fue la guardiana y protectora de la magia. Al obsequiarte el estuche, tú te has convertido en la nueva guardiana —¿Cómo es eso posible?- dijo Ana sorprendida gratamente aunque no podía evitar sentir un poco de temor —¡Este es tu destino! — Respondió el mago, entregándole como herramientas una caja de crayones de colores maravillosos 05
—¿Para qué me servirá?— Exclamó Ana, quien no podía contener tantas preguntas —Luego entenderás le dijo el mago. En ese momento Ana pudo ver que asomaba detrás de la capa del mago la carita de un gatito. Ella no podía creer lo que escuchaba, el gatito la saludó: —¡Hola Ana, mi nombre el Pinki! Estoy acá para acompañarte siempre. Y así sucedió, Pinki se convirtió en su mejor amigo. Imaginate: ¡un gato que habla! Un día, se fueron de aventura, cuando Ana y Pinki casi llegaban al castillo del mago Geovany, él salió lanzándole un rayo. Ana no sabía qué hacer y sacó un crayón azul girándolo hizo aparecer un escudo que hizo desviar al rayo.
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Ana y Pinki corrieron hacia el castillo. En la caja de crayones había una nota que indicaba para que servía cada color: El color morado, favorito de Ana, servía para aparecer una varita mágica. Al entrar al castillo, Ana rápidamente agarro el color morado y girándolo apareció una varita mágica, ella le lanzó hechizos al malvado Geovany y él los esquivaba. 07
¿Por qué haces esto Geovany?— preguntó Ana sorprendida. — Todo es una venganza. Tu abuela me había dicho que yo sería el próximo guardián de la magia, pero arruinaste todo.— mientras amenazaba con vengarse, arrebató a Ana y Pinki la cajita de crayones. — Te ruego me disculpes a mí por lo sucedido con mi abuela, no sé la razón por la que me dieron esta misión, no tengo la culpa. El mago Geovany, al ver la sinceridad y la ingenuidad de Ana, pensó en que lo que le hacía, no estaba bien. Se disculpó y feliz le devolvió su caja de crayones de colores. 08
En ese momento Ana abrió los ojos y se dio cuenta que estaba soñando… ¡Estaba sentada en el escritorio en la escuela!. Ella al regresar apresuradamente le contó a su abuela lo que había pasado y le contestó –cuando era niña también me pasó a mí – Autora: Carmen Ruiz Chun. Edad: 8 años.
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Érase una vez un oso que se llamaba Baren. Un día, Baren estaba jugando en el parque de la ciudad cuando observó algo misterioso en un árbol. El curioso osito fue a investigar y era una linda mochila de color amarillo. La tomó y se preguntó quién la habría olvidado, y pensó: 10
—Me la llevaré a casa, no les preguntaré a mis amigos si es de alguno de ellos —y se fue a su casa y la guardó en su habitación. Su mamá lo llamó a cenar pan con mermelada y cocoa, ¡su comida favorita! Al terminar la cena se metió a su cama. Cuando estaba listo para dormir ¡observó que de la mochila salían mariposas brillantes! Emocionado, decidió revisar la mochila y para su sorpresa, aparecieron más mariposas y más mariposas y, después, ¡más mariposas!
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Entonces metió una mano y un torbellino lo jaló hacia adentro de la mochila y lo llevó a un mundo mágico donde había criaturas fantásticas. Baren estaba asombrado y no entendía lo que estaba sucediendo. Entre todas las criaturas, se encontró a un dragón malo y gruñón que se llamaba Igor. Él estaba furioso y soplaba fuego de su boca queriendo destruir el mundo mágico. Baren salió corriendo y se escondió detrás de un árbol grande. 12
Estando escondido, el árbol le preguntó al oso —Oye, ¿no eres tú el que nos va a salvar? Baren respondió, sorprendido— ¿Yo? Sí, dijo el árbol, ella te eligió a ti. —¿Ella? ¿Quién es ella? —preguntó Baren. —La reina. —contestó el árbol. —No es una simple mochila: es mágica, y puede transportarte a cualquier lugar. Baren, sorprendido, preguntó —¿Por qué a mí? Sólo soy un osito pequeño y miedoso. —No —respondió el árbol—, dentro de un pequeño oso hay un valiente aventurero.
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Al escuchar esto, Baren decidió enfrentar al dragón. Se armó de valor, se le acercó al dragón y le preguntó: —¿Por qué estás furioso, Igor? Él le respondió, —Porque los demás animales hacen mucho ruido con su canto tonto y no me dejan dormir tranquilo. Estoy muy cansado. Baren sintió mucha pena por Igor. Él también sabía lo que era sentirse cansado y no poder dormir. Entonces al oso se le ocurrió una idea y le propuso a Igor un trato: —Si te dejan descansar, ¿prometes que no destruirás el reino? Igor, sin pensarlo dos veces, respondió: —¡Trato hecho! Todas las criaturas del reino respetaron el trato y agradecieron a Baren por haberlos salvado.
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Le dijeron que era un oso muy valiente por haber hablado con el dragón, pues ellos le tenían miedo y no atrevían a hablar con él. Satisfecho y feliz por haber ayudado a las criaturas fantásticas, Baren fue transportado nuevamente a casa, donde durmió cómodamente abrazado de la mochila mágica. Cuando despertó a la mañana siguiente, el sol ya brillaba fuerte por la ventana. De un salto salió de su cama y tomó la mochila mágica para buscar las mariposas brillantes, pero la encontró vacía. Baren se puso triste pues confirmó que fue sólo un sueño. Autor: Dylan Sun García. Edad: 7 años. Edición Colaboración de Helena Solares
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Escrito por:
Carmen Ruiz Chun Dylan Sun García
DV7 Escuela de Diseño Gráfico Ilustrado por:
201701428 - Margarita Elizabeth Salazar Chávez 201701522 - Kareen Andrea Argueta De León