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Sanz Holgado, Noemi Marcela Resiliencia y vulnerabilidad social frente a la problemática ambiental. Una perspectiva comunitaria / Noemi Marcela Sanz Holgado - 1ra. ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Prosa y Poesía Amerian Editores, 2020 70p.; 23x15 cm ISBN 978-789-729-554-2 1. Medio Ambiente Humano. I. Título CD 303.44
PROSA AMERIAN Editores, 2020 Uruguay 1371 - C.A.Bs.As. Tel: 4815-6031 / 0448 info@prosaeditores.com.ar www.prosaeditores.com.ar Facebook: Prosa EditoresInstagram: @prosaeditores_ Impreso en Argentina, octubre de 2020, en Prosa-Amerian S.R.L. info@ameriangraf.com.ar www.ameriangraf.com.ar Contacto con la autora: sanzmarcela@gmail.com ISBN: 978-987-729-554-2 Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Reservados todos los derechos. Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio o procedimiento sin permiso escrito del autor.
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RESILIENCIA Y VULNERABILIDAD SOCIAL FRENTE A LA PROBLEMÁTICA AMBIENTAL. UNA PERSPECTIVA COMUNITARIA.
... Vuelvo con la esperanza abrumadora Y los fantasmas que llevé conmigo Y el arrabal de todos y el amigo Que estaba y no está ahora.... Mario Benedetti
En honor a mis padres, Julia y Lorenzo
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INDICE Resumen ........................................................................................ Introducción ..................................................................................... Capítulo Marco teórico .................................................................................. Orígenes de la resiliencia ............................................................... Factores activadores de la resiliencia ............................................. Resiliencia y educación .................................................................. El concepto “resiliencia” en el campo social y humano. ................... La resiliencia comunitaria ............................................................... Resiliencia y vulnerabilidad social ` ................................................. Alcances conceptuales de la “resiliencia”en el campo ambiental. ... La “resiliencia” como indicador del Desarrollo Sostenible. ............... Características de la Resiliencia ..................................................... Pilares de la Resiliencia ..................................................................
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Resiliencia y Vulnerabilidad Social Frente a la Problemática Ambiental. Una perspectiva comunitaria. Estudio de Caso: Barrio La Esperanza – Buenos Aires -
Trabajo de campo realizado en 2017/2018 En estos últimos años a los desastres naturales se ha añadido la pobreza y la desigualdad. Es así que la resiliencia comunitaria es aún un concepto más reciente que la resiliencia individual y se refiere a aspectos de afrontamiento de los traumas y conflictos colectivos por los grupos humanos en los cuales influyen otros aspectos psicosociales, además de las respuestas individuales al estrés. Las personas que viven situaciones muy adversas, pueden sufrir consecuencias muy serias en su desarrollo tanto físico como psicológico. Sin embargo, se ha podido constatar que algunos individuos logran no solo superar la adversidad, sino incluso salir fortalecidos de ella. A estas personas se las llama resilientes. La resiliencia no es un atributo que las personas tienen o no tienen; implica la posesión de múltiples habilidades en varios grados que ayudan a los individuos a afrontar (Reivich & Shatté, 2002). La resiliencia no está en los seres excepcionales sino en las personas normales y en las variables naturales del entorno inmediato. Por eso se entiende que es una cualidad humana universal presente en todo tipo de situaciones difíciles y contextos desfavorecidos, guerra, violencia, desastres, ambientes contaminados, maltratos, explotaciones, abusos, y sirve para hacerlos frente y salir fortalecido e incluso transformado de la experiencia (Vanistaendel, 2002). Nuevos asentamientos surgieron en la década del 90 en el partido de Tres de Febrero. Es este el área de trabajo propuesta para nuestra investigación en la que pretendemos demostrar que los ciudadanos con educación son conscientes de su propia capacidad de resiliencia e intentaremos aportar significados a la noción de resiliencia comunitaria. La presente investigación se comenzó el año 2017 con ciudadanos de 18 a 35 años del Barrio La Esperanza de Tres de Febrero. Esta investigación consta de 5 capítulos, en cada uno de los cuales se exponen los siguientes temas: 5
Capítulo 1. Marco teórico: Precedentes del concepto de la resiliencia. Concepto propiamente dicho explicando en detalle todo lo que implica el término. Orígenes de la resiliencia. Resiliencia y educación. Tipos de resiliencia. Niveles de resiliencia. Resiliencia y género. Personalidad resiliente. Resiliencia como proceso. Resiliencia y psicología positiva. Resiliencia y etapa de vida. Capítulo 2. Estado actual de los conocimientos sobre el tema: Aquí se presentan algunas investigaciones que se han realizado con anterioridad sobre el fenómeno en estudio. Capítulo 3. Esquema de la investigación: Acá se detalla el área de estudio, el tipo de investigación, problema, hipótesis, los métodos y técnicas utilizadas. Capítulo 4. Trabajo de campo: En este momento se detallan los pasos de la investigación. Se muestran los gráficos referenciados. Capítulo 5. Discusión - Conclusión - Comentario Final Anexos: Bibliografía, mapa.
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INTRODUCCIÓN El concepto de desarrollo sostenible refleja una creciente conciencia acerca de la contradicción que puede darse entre desarrollo, entendido como crecimiento económico, y las condiciones ecológicas y sociales para que ese desarrollo pueda perdurar en el tiempo. Las ciudades son las principales precursoras de los cambios producidos en el funcionamiento de los ecosistemas naturales, afectando a los usos del suelo, a los ciclos biogeoquímicos, al clima, a los sistemas acuáticos y a la biodiversidad (Grimm et al., 2008), y poniendo en peligro los servicios de los ecosistemas que contribuyen al bienestar del ser humano (Costanza et al., 1997; Martín-López et al., 2009). Por lo tanto, no sólo se trata de una cuestión de conservar la naturaleza y las especies que habitan los ecosistemas sino también de garantizar la satisfacción de las necesidades humanas, para lo que además de comprender el funcionamiento de la naturaleza es preciso entender también el de los sistemas urbanos (Grimm et al., 2008; Pickett et al., 2011). La conciencia de los costos humanos, naturales y medioambientales del desarrollo y el progreso ha venido a modificar la actitud de despreocupación o justificación que al respecto imperó durante mucho tiempo (Enkerlin 1997) Desde la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992 la preocupación por la sostenibilidad ha aumentado a todos los niveles. A escala municipal, en el partido de Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires, se han introducido medidas para disminuir los impactos producidos. Sin embargo, una pieza clave para la sostenibilidad y que no se suele tener en cuenta en las políticas públicas es la resiliencia del sistema, definida como la capacidad para absorber una perturbación y reorganizarse a medida que se sufren los cambios.
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Capítulo 1. Marco teórico Precedentes del concepto de la resiliencia. Concepto propiamente dicho explicando en detalle todo lo que implica el término. Orígenes de la resiliencia. Resiliencia y educación. Tipos de resiliencia. Niveles de resiliencia. Resiliencia y género. Personalidad resiliente.
Es importante incorporar la idea que con el correr del tiempo y manteniendo comportamientos perjudiciales hacia el ambiente vamos perdiendo la oportunidad de tener una mejor calidad de vida, vamos deteriorando nuestro planeta y a los seres que habitan en él. La justicia social es condición para la sustentabilidad. Sin equidad no es posible construir sociedades ecológicamente sostenibles y socialmente justas, pero para ello la base es la educación. Educación en el barrio La Esperanza en la Cuenca del Reconquista es la base de esta investigación. Orígenes de la Resiliencia En la actualidad se promueve la resiliencia como un fenómeno que destaca las capacidades humanas frente a la adversidad. Etimológicamente, este término proviene del latín “Resiliens” y es utilizada por primera vez en 1626 como resilire; termino compuesto que significa “re”: atrás, y "salire”: saltar; es decir, “saltar hacia atrás” o rebotar, aludiendo con ello a la flexibilidad de los objetos (Harper, 2008). Sin embargo, sus acepciones han sido asociadas al área de la salud y de la educación, desde donde la psicología la ha adaptado para hacerla parte de su quehacer, pero en cada una de ellas conserva su esencia. Este término ha sido definido desde esta perspectiva por varios autores, siendo la planteada por Michael Rutter en 1981 una de las primeras que alude a las capacidades personales. Este autor señala que la resiliencia aparece en los jóvenes que están en riesgo social, y logran salir de situaciones de estrés (en Kotliarenco, Caceres & Alvarez, 1996). El tema, precisamente surge, a partir de la observación que hace este científico, 8
quien junto a un equipo de investigadores trabajo con niñas y niños expuestos a condiciones de vida altamente
estresantes
y que
lograron sobreponerse
constructivamente ante estas situaciones, mientras otros terminaron siendo adultos dañados. Para Florenzano (1997), por otra parte ,se define como la capacidad de las personas o del sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente a pesar de las condiciones de vida difíciles que les toca vivir, y de una manera socialmente aceptable. Esto supone una capacidad de resistencia que permite conservar la integridad frente a situaciones adversas y, a la vez, la capacidad de desarrollo y construcción positiva a pesar de vivir circunstancias difíciles. Edith Grotberg, describe la resiliencia como “la capacidad humana dehacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso salir transformado”(1996: 18). Desde esta perspectiva, puede ser vista como un mensaje dirigido a quienes constantemente se ven enfrentados a situaciones de precariedad y desamparo social. Asimismo, Etchegaray señala que corresponde a “la capacidad de recuperarse ante la adversidad, es reconocer y poner nombre a esas potencialidades y fortalezas básicas que observamos a diario en el mundo de los pobres. Permite distinguir aquellos factores tanto internos de las personas como condiciones del medio social que favorecen o limitan el desarrollo de esa fortaleza” (en Kotliarenco, Caceres & Alvarez, 1996: 67). Paulo Freire (1997) plantea que es necesario que la debilidad de algunos se transforme en una fuerza capaz de instaurar la justicia; en estas palabras, el autor plantea que a partir de la concienciación de la injusticia existente, se luche por una sociedad más justa y más solidaria. En este sentido, es necesario un rechazo definitivo del fatalismo, puesto que somos seres de transformación y no de adaptación. Para ello la primera tarea - no la única- sería reconocer aquellas cualidades y fortalezas que han permitido a las personas enfrentar positivamente experiencias estresantes asociadas a la situación de pobreza, permitiendo que se lleve a cabo la superación a partir del uso de las habilidades propias.
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Factores Activadores de la Resiliencia. En la resiliencia hay factores que se consideran activadores ya que las personas al enfrentar un momento de adversidad deben fomentar sus habilidades para superar los momentos difíciles. Dentro de estos se encuentran: * La Creatividad: Es una habilidad artística que integra el pensamiento, la imaginación, a la hora de crear o decorar alguna cosa, idea u objeto. * La Autoestima: Es un sentimiento valorativo de nuestro ser, es el conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran la personalidad. Esta se aprende, cambia y se puede mejorar a partir de los 5-6 años cuando empezamos a formarnos un concepto de cómo nos ven nuestros mayores (padres, maestros), compañeros, amigos, etcétera y las experiencias que vamos adquiriendo. La autoestima esta compuesta por la autoimagen, el autoconcepto y la autoeficacia. El autoconcepto es lo que “creo que los demás piensan de mí”. Para Morales, “una autoestima sana debe tener mayor fortaleza sobre la autoimagen y la autoeficacia, y no sobre el autoconcepto”, no se puede depender de lo que piensan los demás sobre nosotros. * La Autoimagen: Es la forma en como me veo, puede ser influenciada por la forma en que los demás me perciben, pero es una construcción individual. * La Autoeficacia: Es la creencia sobre las capacidades personales, para organizar y ejecutar las fuentes de acción para las situaciones venideras, es actuar en busca de alcanzar un objetivo en el menor tiempo posible y de una manera adecuada. * El Autoconcepto: Existen tres sentimientos que se conjugan para formar los elementos básicos del autoconcepto, que constituyen la identidad. Sentimiento de Aceptación: basada en la actitud voluntaria de otros para demostrarla. Sentimiento de dignidad: basada en una actitud introspectiva de auto-aprobación. Sentimiento de idoneidad: basada en las evaluaciones percibidas en relaciones pasadas y en el sentido de éxito que se tenga. Los sentimientos básicos de la identidad posibilitan: ·Motivar la personalidad.
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·Control de los impulsos. ·Persistencia en los propósitos ·Construir relaciones constructivas. ·Resistencia a las frustraciones. ·Desarrollo de empatía. ·Regulación del humor. ·Manejo del estrés. * El liderazgo: Es una cualidad que posee una persona o un grupo de personas, con capacidad, conocimientos y experiencia para dirigir a los demás. Es la influencia, arte o proceso de influir sobre las personas para que se esfuercen en forma voluntaria y con entusiasmo para lograr los objetivos del grupo. Resiliencia y Educación La mejor estrategia educativa es una política social que mejore las condiciones de vida de toda la población, que garantice las posibilidades de las familias para alimentar, vestir, curar y transmitir los elementos básicos de la formación de sus hijas e hijos (Tedesco 1995). Es de vital importancia mejorar las condiciones de educación y adoptar estrategias que permitan aprender en situaciones de múltiples carencias materiales y afectivas. Segun Garcia, Rodriguez y Zamora (2005), aquellas niñas y niños que han demostrado un comportamiento resiliente, es decir, que han podido sobreponerse a esas experiencias negativas fortaleciéndose en el proceso, han contado con alguna persona ya sea de la familia extensa o de la comunidad, con quien lograron establecer un vinculo positivo. Es en este aspecto donde el rol de la escuela y en particular de los y las docentes, adquiere todo su valor. El contexto escolar puede proporcionar las condiciones para que niños y niñas completen su desarrollo, en un clima social escolar positivo. En este sentido se plantea como un concepto muy ligado al clima social en la escuela, en términos de si el 11
contexto escolar es un ambiente que específicamente promueve el desarrollo de factores protectores frente a las situaciones difíciles (Aron & Milicic, 1999). Así, una comunidad de docentes, puede transformarse tanto para los/las niños/as como para sí, en una red de apoyo que ayude a enfrentar las situaciones conflictivas, de dos formas concretas; una manera es trabajar con ellos los distintos modos de abordar el estrés y la otra, transformarse en un factor protector para estos niños y jóvenes, constituyéndose en una red de apoyo social. Según Bifani (1999), la idea de un crecimiento económico sin límites y en pos del cual todo podía sacrificarse vino a ser reemplazada por una conciencia de esos límites y de la importancia de crear condiciones de largo plazo que hagan posible un bienestar para las actuales generaciones que no se haga al precio de una amenaza o deterioro de las condiciones de vida futuras de la humanidad. La cuenca del río Reconquista en la región metropolitana de Buenos Aires viene sufriendo un proceso acelerado de deterioro ambiental a consecuencia del desarrollo urbano e industrial desordenado que se observa en gran parte de los 18 municipios que la componen (Simoes, 2011). Existe en Argentina una amenaza creciente a la sostenibilidad de las fuentes de agua superficiales y subterráneas por la alteración antrópica del uso del suelo en su cuenca de aporte. Las deforestación, el uso de agroquímicos y los cambios en el uso del suelo, particularmente la urbanización, perturban el balance hídrico y las condiciones de calidad de las fuentes. La contaminación de acuíferos por disposición de líquidos cloacales en pozos ciegos, el desarrollo urbano industrial intensivo como sucede en el cordón urbano industrial que bordea al Río Paraná desde Rosario hasta La Plata, donde ríos en estado muy grave de contaminación como el Matanza Riachuelo y el Reconquista, en la zona del Gran Buenos Aires, constituyen la expresión más elocuente. Contribuyen a esta situación graves deficiencias en el manejo y disposición de los residuos sólidos urbanos y tóxicos industriales, particularmente en las periferias urbanas (Informe Nacional sobre la Gestión del Agua en Argentina 2009). A continuación se exponen algunas definiciones de la palabra “resiliencia” propuestas por diversos autores:
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Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva (ICCB, Institute on Child Resilience and Family, 1994).
Enfrentamiento efectivo de circunstancias y eventos de la vida severamente estresantes y acumulativos (Lösel, Blieneser y Koferl, 1989).
Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e, inclusive, ser transformado por ellas (Grotberg, 1995).
La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción; es decir, la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión; por otra parte, más allá de la resistencia, es la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a circunstancias difíciles (Vanistendael, 1994).
La resiliencia se ha caracterizado
como un conjunto de procesos sociales e
intrapsíquicos que posibilitan tener una vida “sana” en un medio insano. Estos procesos se realizan a través del tiempo, dando afortunadas combinaciones entre los atributos del niño y su ambiente familiar, social y cultural. Así la resiliencia no puede ser pensada como un atributo con que los niños nacen o que los niños adquieren durante su desarrollo, sino que se se trata de un proceso que caracteriza un complejo sistema social, en un momento determinado del tiempo (Rutter, 1992).
La resiliencia significa una combinación de factores que permiten a un niño, a un ser humano, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida, y construir sobre ellos (Suárez Ojeda, 1995).
Concepto genérico que se refiere a una amplia gama de factores de riesgo y su relación con los resultados de la competencia.
Puede ser producto de una
conjunción entre los factores ambientales y el temperamento, y un tipo de habilidad cognitiva que tienen algunos niños aun cuando sean muy pequeños (Osborn, 1996).
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El concepto “resiliencia” en el campo social y humano. Existen otras definiciones similares de “resiliencia” en el campo social y humano. Gloria Laengle, señala: "Es la capacidad del ser humano de sobreponerse a sus dificultades y al mismo tiempo aprender de sus errores". Por otro lado, Ángela Quintero, refiere como: "la capacidad de la familia de adaptarse y construir a partir de la adversidad". En forma similar, Helena Combariza menciona: "Al hablar de resiliencia humana se afirma que es la capacidad de un individuo o de un sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecidos y ser transformados por ellas". Se puede observar que estas definiciones aluden a cierta capacidad humana para dar una respuesta afirmativa a determinadas condiciones materiales y subjetivas adversas que le ha tocado vivir. Lo cual se ha mencionado, por ejemplo, resulta una característica muy antigua de los múltiples grupos humanos en su afán de sobrevivencia y adaptación a variados espacios físicos-naturales que han ocupado, logrando establecerse y desarrollarse incluso en las condiciones más agrestes (de clima, pisos ecológicos, topografía, suelos, etc.), y asimismo, afrontando diversas disputas con otros grupos humanos por el control y manejo del territorio y los recursos disponibles. Este proceso involucró –en miles de años- que los distintos grupos humanos desarrollaran capacidad de observación y aprendizaje (prueba ensayo-error), lo que les permitió generar conocimientos y tecnologías, y desarrollar distintas formas de organización social para el manejo de los diversos ecosistemas (por ejemplo, para la agricultura, ganadería, bosques, acuicultura, etc.) para la producción alimentaria y la satisfacción de sus necesidades básicas. Es el caso de las poblaciones indígenas andinas y amazónicas de América del Sur, que aún en condiciones climáticas y topográficas extremas lograron asentarse y desarrollar culturas originarias muy importantes, igualmente en el caso de las poblaciones indígenas en otras regiones del mundo. Al respecto, se señala que el concepto resiliencia permite explicar este grado de respuesta y capacidad de adaptación de los distintos grupos humanos a las condiciones adversas y variadas que le ha tocado enfrentar, y junto a lo cual se proponen como otros rasgos complementarios de soporte muy importantes: la identidad cultural, los
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valores e historia. Es decir, rasgos que van muy relacionados con respecto a los espacios ocupados por estos grupos y que es lo ha dado paso a lo que otros investigadores denominan como “sentido de pertenencia territorial”. Este rasgo característico se acentúa cuando es resultado de una expresión grupal de pertenencia sobre el espacio físico, manifestándose con mayor claridad en el ámbito de lo colectivo. Algunos sostienen que esta condición ha facilitado el desarrollo de una “conciencia colectiva sobre el territorio”, es decir, un sentido colectivo de pertenencia territorial, y que, por consiguiente, puede contribuir al desarrollo de una denominada “autoestima colectiva”. Según lo señalado, podemos anotar que estos elementos se constituyen en determinantes del grado de resiliencia de las poblaciones locales en su proceso de adaptación y sobrevivencia en el espacio y tiempo (a través de la historia). Arias refiere que estas concepciones nos permiten entender el concepto de resiliencia “ como capacidad, potencial o habilidad de un sujeto, grupo doméstico o sistema social de adaptarse, y hacerse superior a la adversidad para continuar su proyecto de vida en el mundo.” Según este orden de ideas -sostiene Arias-que se desprende una secuencia lógica de “capacidad-adaptación-construcción-finalidad”.Sin embargo, el mismo autor señala que existen otros alcances de la resiliencia y que constituyen una ruta idéntica que también sigue la inteligencia en su proceso de expresión del ser. Aspecto que él denomina como “inteligencia resilente” y –agrega- que no son una expresión propia de los organismos superiores sino también de especies inferiores como las plantas y animales. Con esta hipótesis propone que la “inteligencia resilente” se da no sólo en las situaciones de crisis, sino también en las motivaciones propias y más profundas del ser. La resiliencia comunitaria Con un origen latinoamericano, donde a los desastres naturales se ha añadido la pobreza y la desigualdad, la resiliencia comunitaria es aún un concepto mas reciente que la resiliencia individual y se refiere a aspectos de afrontamiento de los traumas y conflictos colectivos por los grupos humanos en los cuales influyen otros aspectos psicosociales, además de las respuestas individuales al estrés. La comunidad se entiende que es una entidad social con mayor significado que el número de personas localizadas en un territorio. Son individuos que, por encima de la 15
cantidad de sus miembros, mantienen entre sí relaciones humanas y económicas, comparten ideas, valores, costumbres, metas, instituciones y servicios con distinto grado de conformidad y de conflicto. Estas variables determinan en gran medida tanto las fortalezas como la vulnerabilidad, y consecuentemente también inciden en el impacto social de los desastres y catástrofes y en la capacidad de afrontamiento, recuperación y transformación posibles. La resiliencia comunitaria se refiere por lo tanto a la capacidad del sistema social y de las instituciones para hacer frente a las adversidades y para reorganizarse posteriormente de modo que mejoren sus funciones, su estructura y su identidad. Identifica la manera en que los grupos humanos responden a las adversidades que como colectivo les afectan al mismo tiempo y de manera semejante: terremotos, inundaciones, sequías, atentados, represión política y otras, al tiempo que muestra cómo se desarrollan y fortalecen los recursos con los que ya cuenta la comunidad. Comprende tanto los recursos tangibles, es decir los recursos materiales, humanos o procedimentales que protegen a los individuos y compensan las debilidades, como los intangibles, aquellos que capacitan para sobreponerse a las dificultades y para lograr una adaptación exitosa. Se refiere más a las capacidades inherentes de la comunidad que se movilizan ante los desastres que a los recursos externos que pudieran lograr (Maguire and Cartwright, 2008) Suárez Ojeda et al., (2007) señalan que la resiliencia comunitaria “es la condición colectiva para sobreponerse a desastres y situaciones masivas de adversidad y construir sobre ellas”. Algunas comunidades se ponen a combatir las adversidades y son capaces de superar las dificultades, mientras que otras se llenan de abatimiento y desesperación. Estas diferencias de afrontamiento solo se pueden explicar por la existencia de diferencias de tipo social, cultural, relaciones grupales previas o condiciones sociopolíticas diferentes. La resistencia a los que tratan de invadirles o expulsarles de su territorio, la solidaridad en situación de crisis económica (hambre, pobreza, desamparo, paro, etc.), la respuesta conjunta y desinteresada a situación de emergencia (inundaciones, terremotos, derrumbamientos), el apoyo humano a las víctimas de conflictos sociopolíticos (víctimas de guerra, de atentados, desplazados, refugiados) han sido circunstancias habituales en muchas sociedad a la largo de la historia. Cuando ocurren situaciones críticas en muchas personas afloran sus cualidades más positivas, aquellas que incluso creían desconocer, se apresuran a la 16
reconstrucción de la ciudad y los servicios, dispuestas para actuar a favor del beneficio colectivo. Y en estas situaciones algunas sociedades han sido transformadas positivamente. Las primeras reacciones de las personas antes situaciones percibidas como perjudiciales, de peligro a la colectividad, no son necesariamente negativas o desadaptativas, no se produce necesariamente el caos social (San Juan, 2001). También hay frecuentes comportamientos de afrontamiento positivo, de cooperación, de ayuda mutua, aún cuando no hay orientaciones predeterminadas o son insuficientes. Las personas también se comportan de manera ordenada, a pesar del caos inicial, ayuda a la víctima de al lado aún cuando uno mismo tenga daños, las crisis emocionales no son las más frecuentes y el miedo y la rabia no llevan automáticamente a la desesperación y la huida, si esta no es necesaria. Pronto captan las orientaciones de alguna autoridad o persona que asume algún tipo de liderazgo. Los saqueos, robos y agresiones no son los más frecuentes, aun cuando son los más difundidos por la televisión, y con frecuencia obedecen a conflictos sociales, étnicos o estados carenciales que les afectaban con intensidad y con anterioridad a la crisis (Páez, Fernández y Martín, 2001). Una minoría se ve afectada por el llamado estrés postraumático mientras que la mayoría de las víctimas demuestra una aceptable capacidad absorción del golpe. A la desorientación inicial que un atentado terrorista produce y al incremento de la vulnerabilidad, enseguida se contraponen conductas de autoafirmación como mecanismo de compensación: exaltación de valores propios, aumento de la participación política, luto generalizado, actos de homenaje y de recuerdo de las víctimas, etc.
En realidad la resiliencia comunitaria no es una
intervención específica o delimitada a responder a un determinado acontecimiento adverso. Es mucho más que eso. Es la capacidad por parte de la comunidad de detectar y prevenir adversidades, la capacidad de absorción de una adversidad impactante y la capacidad para recuperarse tras un daño, esto es en definitiva lo que define a la resiliencia comunitaria (Twigg, 2007). Se construye en el día a día, cuando las personas se implican en mejorar las condiciones medioambientales de su comunidad, participa en la reducción del cambio climático, en el consumo responsable, en la implantación de los derechos humanos y la justicia social, en la resolución no violenta de los conflictos, etc.
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Resiliencia y vulnerabilidad social Cuando en la década de 1980 se introdujo el concepto de resiliencia en las ciencias de la salud, el concepto más cercano era el de la invulnerabilidad. M. Rutter (1993) subrayó algunas diferencias entre invulnerabilidad y resiliencia. A diferencia del concepto de invulnerabilidad, que aparece como una característica intrínseca, estable e inmutable, la vulnerabilidad y la resiliencia nunca son cualidades generales, permanentes y completas de las personas ni de los grupos puesto que pueden variar según sea el tipo de desastre o adversidad, según las circunstancias en las que se encuentre los individuos. Una misma comunidad puede resistir y hacer frente a ciertos conflictos pero no a otros, de igual modo que en algún momento de su vida pudo ser resiliente y, pasado un tiempo, tal vez no. Es improbable que alguien sea resistente a cualquier problema y en todo momento. Por eso toda vulnerabilidad y resiliencia son específicas y locales. La resiliencia implica una cualidad inestable, dinámica, que se desarrolla, que se crea en el tiempo y se mantiene en la dialéctica de las personas y el contexto.
Alcances conceptuales de la “resiliencia” en el campo ambiental. Sobre la resiliencia encontramos similitudes en las consideraciones planteadas desde el campo de las ciencias sociales y humanas, sin embargo, nos interesa también referirnos a sus alcances conceptuales en el campo de las ciencias naturales. Desde el enfoque de ecosistemas se le consigna una definición similar a la mencionada en el campo de la física, es decir : “El grado con el cual un sistema se recupera o retorna a su estado anterior ante la acción de un estímulo”. La definición alude a la capacidad de respuesta que los ecosistemas naturales pueden tener frente a determinados cambios producidos por factores o agentes externos. Es decir, se refiere a los complejos procesos físicos y ciclos biogeoquímicos regenerativos que los componentes bióticos y abióticos de un ecosistema operan -en un tiempo determinado- como respuesta para recuperar su estado anterior al efecto producido por el factor externo, y en esa medida tender al equilibrio (siempre en constante cambio). Por otra parte, es importante recordar que cada vez resulta más difícil -sino improbable en el contexto global actual- hablar de ecosistemas naturales (entendidos en estricto como espacios no intervenidos por el hombre). Lo cierto es que cada vez es 18
mayor la cantidad de ecosistemas intervenidos, sea en mayor o menor grado, por las diversas actividades humanas. Situación que nos plantea algunas interrogantes a considerar con respecto al grado de resiliencia de un ecosistema natural: ¿Si acaso el grado de resiliencia de un ecosistema natural es medible y acaso es el mismo cuando es intervenido por el hombre? ¿De qué magnitud de perturbación del equilibrio del ecosistema hablamos cuando este es antropizado? ¿La intervención humana, independiente de su magnitud, es siempre negativa en todo ecosistema natural o no necesariamente? ¿El grado de resiliencia de un ecosistema tiene umbrales cuando es intervenido por la actividad humana? ¿De qué factores depende el mayor o menor grado de resiliencia de un ecosistema natural con respecto a uno antropizado? ¿En qué medida el grado de resiliencia de los ecosistemas (naturales y antropizados) determina condiciones favorables o desfavorables en los procesos de desarrollo de las comunidades locales? ¿Existe alguna correlación entre el grado de resiliencia de los ecosistemas y la calidad de vida y desarrollo de las comunidades locales? Estas interrogantes nos ponen a consideración algunas ideas iniciales que intentaremos presentar a continuación. Con respecto a las posibilidades de sostenibilidad de los ecosistemas y su grado resiliencia, sabemos de las graves implicancias ambientales que han tenido los modelos de desarrollo convencional (basados en indicadores de crecimiento económico), y que como resultado han incidido en las denominadas crisis ambientales y energéticas, y por lo tanto, en los desequilibrios ocasionados en los diversos ecosistemas al nivel mundial. (Leff 1986, ”Ecología y Capital: hacia una perspectiva ambiental del desarrollo”, Universidad Autónoma de México, México, pp. 75) sostiene que uno de los elementos más importantes de perturbación del equilibrio de los ecosistemas naturales actuales es el “proceso de acumulación capitalista”. Afirma que la racionalidad capitalista induce a la desestabilización del comportamiento natural de los ecosistemas, es decir, ejerce una mayor presión económica sobre el ambiente. Sin embargo, al respecto también menciona que existe una respuesta natural de los ecosistemas a estos desequilibrios, y que depende de dos cualidades principales: “su resiliencia hacia las perturbaciones externas y su estado actual de conservación y salud”. Con respecto a la primera cualidad, Leff sostiene que “La resiliencia de un ecosistema es su capacidad para mantenerse en un estado similar a las condiciones de 19
equilibrio estable”. Y con respecto a la segunda cualidad, agrega: “… el estado de salud o conservación se refiere al nivel actual del ecosistema en relación con dicho estado de equilibrio.” Por consiguiente, sostiene “que la resiliencia de un ecosistema es máxima en aquellas regiones en las que la productividad, el tamaño de los nichos de las comunidades y las fluctuaciones del medio son suficientemente grandes, y se reduce al disminuir cualquiera de esos elementos. De esta forma la resiliencia máxima se da en las zonas templadas y disminuye mucho en el trópico”. En nuestro análisis, es evidente que las actividades humanas de “alta intensidad” en determinados ecosistemas -sobre todo cuando están relacionados con procesos productivos asociados al uso de “tecnologías duras” (de alto riesgo de contaminación) para la extracción-transformación de los recursos naturales y la producción de bienes y mercancías, así como en los desechos generados por estos procesos productivos o por sus formas de consumo-, pueden ser radicalmente diferentes con respecto a las actividades humanas de “baja intensidad” en ecosistemas similares, en los que –por el contrario- priman patrones sociales y productivos con procesos y “tecnologías blandas” (de menor impacto ambiental (innocuas) y de nivel primario a intermedio) y destinados principalmente a cubrir necesidades de menor magnitud. Por otra parte, además de la localización indicada por Leff como una posible condición de incidencia en el grado de resiliencia de los ecosistemas (es decir, mayor resiliencia en las zonas templadas y menor en el trópico), es probable que también incidan la escala y la temporalidad de la actividad humana sobre el espacio natural intervenido (y los ecosistemas que comprendan dicho espacio), así como de los procesos tecnoproductivos aplicados. En realidad intervendrán distintos factores (principalmente externos) que en determinado momento pueden catalizar procesos ascendentes o descendentes en el grado de resiliencia y estabilidad de los ecosistemas. Así también, existen diversos estudios –principalmente desde las ciencias ecológicasque evidencian claramente que son los ecosistemas más complejos y diversificados, los que tienen mayor estabilidad y capacidad de regeneración y de operar distintos mecanismos dinámicos de equilibrio, en comparación con los ecosistemas más simples, es decir, los más artificializados (antropizados). Por lo tanto, podemos suponer que la resiliencia de un ecosistema natural es mucho mayor cuanto menor es su grado de antropización, y será mucho menor cuanto mayor grado de antropización 20
tenga. Según ello podemos explicar en parte por qué determinados desequilibrios ambientales, sobre todo los producidos por la actividad humana, no han podido (o aún no pueden) ser revertidos por completo por la naturaleza (por sí sola). Es probable que la resiliencia ambiental tenga límites en tanto los modelos de desarrollo convencional sigan priorizando el crecimiento económico y tasas crecientes de extracción del stock natural, sin considerar su condición de finitud ni los costos de internalización por las externalidades negativas ambientales causadas. Lo cual, por cierto, pone a consideración la necesidad de cambiar este enfoque tradicional y de aspirar a lograr la sustentabilidad/sostenibilidad en el marco de modelos de desarrollo -como el Desarrollo Sostenible- que proponen un enfoque alternativo para revertir estos problemas. Al respecto, se conoce de importantes iniciativas de algunos países y del trabajo persistente de organizaciones de la cooperación al desarrollo, redes ambientalistas y otras entidades públicas y privadas y de la sociedad civil, para lograr, por ejemplo, el cumplimiento de acuerdos internacionales marco en torno a problemas álgidos como el calentamiento global, conservación de la biodiversidad, reducción de la capa de ozono, desertificación, etc., y en torno a los cuales vienen logrando algunos avances importantes, sin embargo, en el contexto global y debido a los fuertes intereses corporativos del capital financiero, resultan por cierto insuficientes.
La “resiliencia” como indicador del Desarrollo Sostenible. Castiblanco señala que para los ecologistas la sostenibilidad requiere de establecer relaciones dinámicas y a escalas mayores entre los sistemas económicos y los ecológicos, para así asegurar que la vida humana continúe en forma permanente y de acuerdo a la diversidad de culturas que existen, y donde, por consiguiente, los efectos de las actividades humanas no rebasen límites ambientales que destruyan o minimicen la diversidad, la complejidad y las funciones propias de los ecosistemas, que son justamente las que soportan la vida de los distintos organismos (Castiblanco R., C. 2003 “Algunos Puntos Cruciales del Debate: El concepto de Desarrollo Sostenible”, ) . Acotamos que este criterio de sostenibilidad debe orientar políticas, estrategias y acciones concretas conducentes hacia su finalidad mayor: el Desarrollo Sostenible. Al respecto, Castiblanco cita a Common y Perrings (en Correa, 2003), quienes afirman “ la 21
sostenibilidad ecológica no es un estado que puede ser definido por simples reglas. Se puede decir que es más bien la resiliencia del sistema la que debe ser mantenida en el tiempo” . Es decir, en un sentido similar a lo señalado por Leff en párrafo anterior, se refieren a la capacidad de estabilidad y de equilibrio de los ecosistemas en un horizonte de temporalidad. Con respecto a la sostenibilidad, los autores citados -Common y Perrings (1992), en Castiblanco- señalan que la estabilidad y la resiliencia resultan dos conceptos claves: “La estabilidad se refiere a la capacidad de las poblaciones para retornar al equilibrio, después de ocurrida alguna disturbancia o alteración de los ecosistemas. La resiliencia es un concepto más amplio que mide la propensión de los ecosistemas a mantener sus principales rasgos después de una alteración”. Y añaden “Que la resiliencia está relacionada con la diversidad sistémica, con la complejidad y la interconexidad, sugiriendo que los impactos humanos que reduzcan esas propiedades deben ser evitados”. Por lo tanto, podemos suponer que para aplicar el criterio de sostenibilidad al desarrollo es necesario previamente considerar el grado de resiliencia y estabilidad de los ecosistemas, tener claridad que determinados modelos de desarrollo (sobre todo los que priorizan la variable económica) pueden ser contrarios a la posibilidad de sostenibilidad de los mismos (sobre todo de los ecosistemas antropizados, que son los más frágiles) si es que no existen criterios de racionalidad ambiental en el uso de los recursos naturales y umbrales razonables de extracción del stock natural disponible en los espacios de intervención (es decir, considerando su temporalidad y los costos de reposición si son recursos renovables o no renovables). Nos referimos a que ya no sólo se privilegia el crecimiento económico per se sino con relación a su interacción con las otras variables del campo ambiental y social, en ámbitos territoriales. Siguiendo el análisis, Castiblanco menciona que se nos presenta una disyuntiva al querer establecer nuevas formas de relacionamiento entre lo que denomina el “capital natural” (la atmósfera, la estructura del suelo, la biomasa vegetal y animal, las poblaciones de peces, los depósitos de petróleo, minerales, etc.) y el “capital económico” (la maquinaria, infraestructura, mano de obra, conocimiento, etc.). Señala que el dilema se da entre quienes sostienen, por un lado, que el Estado debe intervenir e invertir en conservar el capital natural y el soporte de la vida como factor primordial 22
de desarrollo (enfoque ambientalista) y, por otro lado, de quienes sostienen que el Estado no debe intervenir en forma preponderante sino que es el libre mercado y la propiedad lo que debe primar (enfoque economicista). En tal sentido, si bien esta disyuntiva ya no resulta tan nueva en el debate -considerando la evolución del tema en por lo menos las últimas cuatro décadas-, se sigue planteando el dilema de cómo mantener este capital natural sin dejar de considerar el capital económico en una perspectiva de desarrollo equilibrado (si cabe el término). Es decir, se plantea la siguiente cuestión: ¿cómo operar para que la interacción entre sistemas económicos y ecológicos –y agregaríamos los sistemas sociales- en una perspectiva de desarrollo sostenible, no afecten de forma negativa la resiliencia de los ecosistemas en el tiempo? Al respecto, ciertamente existen otras consideraciones sobre cómo los modelos tradicionales de desarrollo vienen impactando directamente en el deterioro y desequilibrio de los ecosistemas y, por lo tanto, en los medios y calidad de vida de las poblaciones locales (sobre todo de las más pobres). De ahí la importancia de internalizar nuevos criterios de valoración ambiental en los procesos de desarrollo. Si nos referimos al Desarrollo Sostenible, incorporamos necesariamente las tres dimensiones de interacción: en el campo económico, social y ambiental. Por ello, el concepto de resiliencia -entendido en el campo ambiental y social- resulta clave como un indicador de las posibilidades de mayor comprensión en los procesos de diagnóstico y, por lo tanto, en la caracterización sistémica de la dinámica de los ecosistemas al nivel espacial-territorial: las interacciones e intercambios posibles entre los sistemas sociales y naturales (sus criticidades y potencialidades). Es a partir de estas consideraciones, entre otras referidas al ordenamiento del territorio, que se podrán articular procesos de planificación concertada y con participación social para la gestión integrada de los ecosistemas: en el corto, mediano y largo plazo. www.EcoPortal.net
Características de la Resiliencia Wolin y Wolin (1993)7 utilizan el concepto de mandala de la resiliencia. Estos autores postulan y describen siete características internas a las que llaman “resiliencias” que están presentes tanto en niños como en adultos. Estos autores afirman que a pesar de
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soportar varios tipos de problemas como resultado de haber crecido en ambientes disfuncionales, las personas pueden desarrollar estas resiliencias internas. Ellas son: iniciativa, independencia, creatividad, humor, moralidad. introvisión, relación con los demás. Es importante aclarar que los signos de su presencia varían con la edad. La iniciativa se puede presentar en un adulto como la capacidad de emprender acciones. La independencia, se refiere a que el adulto se conduce con autonomía, siendo capaz de apartarse de situaciones externas. También desde el enfoque de la resiliencia, se define como el saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas; La Introspección: mirarse a si mismo; autocrítica; escuchar capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento. La introvisión o introspección del adulto muestra una percepción desarrollada en relación a qué está mal y por qué. Esto es lo que le permite conectarse y relacionarse con los demás. Es el arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta. El humor es encontrar lo cómico en la propia tragedia. Además muestra cómo la percepción de una situación puede reconfigurarse súbitamente y producir un cambio en el afecto y el comportamiento de la persona. La creatividad en los adultos se explica como la capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del desorden y el caos. Y por último, la moralidad supone tener altruismo y actuar con integridad, y dependerá de sedimentos vinculares registrados en el desarrollo de la persona. Estos autores postulan que la presencia de un solo factor o característica es suficiente para impulsar a la persona a superar los desafíos de un ambiente disfuncional o estresante, y agregan que a partir de estas resiliencias pueden surgir otras adicionales.
Pilares de la Resiliencia Para Melilo, la resiliencia se basa en unos pilares fundamentales que hacen que las personas superen positivamente los problemas de adversidad. (Melillo, 2002).
* La introspección, siendo el arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta; 24
* La independencia, que es saber fijarse límites entre uno mismo y el ambiente con problemas, y la capacidad de mantener una distancia emocional y física sin caer en el aislamiento; * La capacidad para relacionarse, se refiere a la habilidad para crear lazos e intimidad con otras personas, para equilibrar la propia necesidad de afecto brindándose a otros; * La iniciativa, es el gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas paulatinamente más exigentes; * El humor, significa encontrar lo cómico en la propia tragedia; * La creatividad, es la capacidad de establecer orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden; * La moralidad, es la consecuencia para ampliar el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y también la capacidad de comprometerse con valores; y un último que agregan ellos, * La autoestima consistente que la consideran como la base de los pilares anteriores y producto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por parte de un adulto que es significativo
Los pilares de la resiliencia social o comunitaria Hablamos de pueblos que se sobreponen a las guerras o catástrofes naturales y se organizan y crecen. La resiliencia comunitaria se trata de una concepción latinoamericana desarrollada teóricamente por E. Néstor Suárez Ojeda (2001), a partir de observar que cada desastre o calamidad que sufre una comunidad, que produce dolor y pérdida de vidas y recursos, muchas veces genera un efecto movilizador de las capacidades solidarias que permiten reparar los daños y seguir adelante. Eso permitió establecer los pilares de la resiliencia comunitaria: Autoestima colectiva, que involucra la satisfacción por la pertenencia a la propia comunidad. Identidad cultural, constituida por el proceso interactivo que a lo largo del desarrollo implica la incorporación de costumbres, valores, giros idiomáticos, danzas, canciones, etcétera, proporcionando la sensación de pertenencia.
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Humor social, consistente en la capacidad de encontrar la comedia en la propia tragedia para poder superarla. Honestidad estatal, como contrapartida de la corrupción que desgasta los vínculos sociales. Solidaridad, fruto de un lazo social sólido que resume los otros pilares. De lo que trata entonces es de determinar por parte del agente externo con la comunidad la capacidad resilientes de esas personas y comunidad, cómo han enfrentado las situaciones difíciles, que no necesariamente han de ver con catástrofes, sino que muchas veces se dan en la vida cotidiana; indagar qué elementos se presentan en ellos, que han construido en sus procesos psicosociales con respecto a lo que se ha denominado los pilares de la resiliencia y la resiliencia comunitaria. Ellos nos da una buena comprensión de esa comunidad en relación con la manera cómo afronta los problemas y los supera. A partir de allí, y desde la cotidianidad comunitaria y personal se establecerán estrategias o bien para generar resiliencia o bien para apoyarse en ella para sacer adelante los proyectos de la comunidad
Los anti-pilares de la resiliencia social o comunitaria La pobreza, en la medida en que debilita física, material y psicológicamente a quienes la padecen reduce la capacidad de respuesta precisamente de quienes suelen ser más afectados por los desastres y calamidades. Pero junto a la pobreza económica a veces hay otros tipos de pobreza. - La pobreza cultural, vinculada a falta de educación y a baja capacidad crítica con la realidad. Las personas no captan las implicaciones de determinados hechos con el desarrollo personal y social futuros. - La pobreza moral que lleva a la impunidad y a la corrupción de la administración y de la que se impregna la comunidad. La impunidad con la que se desenvuelven ciertas personas autoras de delitos económicos, políticos o contra la salud medioambiental deslegitima a las autoridades políticas o judiciales y se pierde la confianza en las instituciones. Junto con la corrupción son posiblemente los factores que más dificultan la resiliencia comunitaria. - La pobreza política que no permite la participación libre en los asuntos públicos, que genera el autoritarismo, que distancia a los representantes de los representados, que 26
lleva al individualismo y a la indiferencia social, que inhiben o dificultan el surgimiento de líderes naturales, y que lleva a desentenderse y trasladar a otros la responsabilidad de resolver los problemas. - Dependencia económica de la comunidad de una sola actividad productiva dominante, que le hace más vulnerable a las crisis económicas y al desempleo. Las sociedades que pertenecen a ecosistemas simples y dependen de pocos recursos y poco variados, son menos resilientes que quienes tienen más recursos y más variados. - El aislamiento social vinculado a las dificultades para el acceso y las comunicaciones. El aislamiento emocional de las víctimas que no encuentran el necesario reconocimiento de su dolor y el apoyo social para su recuperación. - La estigmatización de las víctimas: La mayoría de las personas afectadas por catástrofes sociales son sujetos normales en una situación excepcionalmente anormal. Aunque muchas de ellas sufran y manifiesten conductas no habituales, no son personas enfermas ni trastornadas. Los equipos de atención tienden a victimizar a los afectados y a procurarles ayudas inmediatas, que no son siempre las más adecuadas.
Fuentes de resiliencia • YO TENGO: apoyo; personas que me ayudan y con quien hacer equipo. Cuento con otros/as. • YO SOY : una persona querible, respetada y respetuosa de los demás. Me estimo y confío en mi. • YO ESTOY: dispuesto a actuar, participar en las soluciones, hacerme responsable, seguro que seremos capaces de salir bien. • YO PUEDO: hablar de lo que me asusta, controlarme; relacionarme bien, trabajar en equipo y resolver adecuadamente los conflictos. Actores resilientes • LAS PERSONAS. • LOS GRUPOS, ORGANIZACIONES. • LAS COMUNIDADES.
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Capítulo 2. Trabajos realizados sobre Resiliencia Aquí se presentan algunas investigaciones que se han realizado con anterioridad sobre el fenómeno en estudio. Uno de los primeros trabajos científicos que potenciaron el establecimiento de la resiliencia como tema de investigación fue el estudio longitudinal realizado por Werner a lo largo de 30 años con una cohorte de 698 niños nacidos en Hawai en condiciones muy desfavorables, el cual fue descrito anteriormente. A partir de entonces se han desarrollado diversos estudios orientados a comprender el fenómeno de la resiliencia.
Un estudio llevado a cabo por Fredrickson tras los atentados de Nueva York del 11 de septiembre del 2001, encontró que la relación entre resiliencia y ajuste estaba mediada por la experiencia de emociones positivas (afectos positivos). Las emociones positivas parecen proteger a las personas frente a la depresión e impulsar su ajuste funcional. El estudio demostró que las personas resilientes conciben y afrontan la vida de un modo más optimista, entusiasta y enérgico, son personas curiosas y abiertas a nuevas experiencias, caracterizadas por altos niveles de emocionalidad positiva, por lo que hacen frente a experiencias traumáticas utilizando el humor, la exploración creativa y el pensamiento optimista. (Fredrickson y Tugade, 2003).
Otro estudio llevado a cabo por Fergusson y Lynskey en 1996 y citado por Vinaccia, Quiceno y Moreno en el 2007, constató que los niños que eran más pobres en la población, tenían más probabilidad de llegar a ser adolescentes con problemas múltiples en comparación con los niños de clases sociales más elevadas. Además los investigadores detallaron una serie de factores que actuaban como protectores y que por tanto, podrían mitigar los efectos de la privación temprana, promoviendo a su vez comportamientos resilientes en niños que vivían en ambientes considerados de alto riesgo. Entre estos factores los investigadores mencionan: la inteligencia y la habilidad de resolución de problemas, observando que los adolescentes resilientes presentaban una mayor inteligencia y mayor habilidad de resolución de problemas que los no resilientes, y que además, los jóvenes que en la actualidad presentaban características resilientes, habían sido catalogados como niños fáciles y de buen temperamento durante la infancia. Finalmente, 28
los investigadores mostraron que había algunos factores que distinguían a un adolescente resiliente de otro que no lo fuera. Así, indicaron que la diferencia entre ambos radica en que aquellos que a la edad de ocho años habían estado menos expuestos a la adversidad familiar, tenían mejor rendimiento escolar, mostraban menor cantidad de relaciones con pares que hubiesen realizado actos delictivos y que con menor frecuencia a los 16 años buscaban participar en actos novedosos que pudieran implicar algún tipo de riesgo.
Prado en el 2000, investigó la estructura y el funcionamiento familiar en adolescentes resilientes que vivían en el cono norte de Lima, se encontró que respecto a la estructura familiar, no había diferencias significativas entre los jóvenes resilientes y los no resilientes. Sin embargo, con respecto al funcionamiento familiar, hubo diferencias significativas en al área de resolución de problemas a favor de los no resilientes. En esta investigación, el grupo no resiliente era conformado mayormente por mujeres. (Prado y Del Aguila, 2003).
Posteriormente, en el estudio llevado a cabo por Prado y Del Aguila en el 2003, sobre las diferencias significativas en las áreas de resiliencia respecto al género y al nivel socioeconómico en adolescentes de 12 a 14 años, los investigadores no encontraron diferencias significativas en las puntuaciones totales de resiliencia, aunque las mujeres obtenían mayores puntajes en la media que los varones, principalmente en las áreas de insight, interacción, moralidad, humor y creatividad, mientras que los hombres obtenían mayores puntajes en la media en las áreas de independencia e iniciativa. Encontraron diferencias significativas en el área de interacción a favor del género femenino. En cuanto a los niveles socioeconómicos, los investigadores no encontraron diferencias significativas en las puntuaciones totales, pero sí hallaron diferencias significativas en las áreas de interacción y creatividad a favor del estrato bajo e iniciativa a favor del nivel alto. El estrato bajo lograba mayores puntajes en la media
en las áreas de insight, independencia,
interacción y creatividad; el estrato alto en moralidad e iniciativa; y el estrato medio, en el área del humor. (Prado y Del Aguila, 2003).
Estudio de Saavedra y Villalta en el 2008 sobre la medición de características resilientes en una muestra chilena de 15 a 65 años, encontraron que no existían diferencias significativas entre los niveles de resiliencia entre hombres y mujeres, sin embargo se describió un perfil 29
resiliente para cada género para cada tramo de edad, excepto en la etapa adolescente (de 15 a 18 años), donde tanto hombres como mujeres obtuvieron como factor alto el modelo (convicción del papel de las redes cercanas en la resolución de problemas) y como factor bajo la satisfacción (juicio en que se interpreta una situación problemática). Los autores concluyen que el nivel de resiliencia no está asociado a tramos de edad ya que los resultados son similares en las diferentes etapas de vida. (Saavedra y Villalta, 2008)
“Medición de las características resilientes, un estudio comparativo en personas entre 15 y 65 años”. Resumen: El objetivo central de este estudio es describir y comparar los puntajes generales y por factores de la variable Resiliencia, en sujetos de diferentes tramos de edad y de ambos sexos, a través de la prueba SV-RES, en una muestra chilena, durante el segundo semestre de 2007. Los principales hallazgos encontrados indican que no existe diferencia estadísticamente significativa entre los niveles de resiliencia de mujeres y hombres; sin embargo, se describe un perfil resiliente distinto entre ambos géneros. Del mismo modo, los niveles de resiliencia no están asociados directamente a los tramos de edad, ya que se obtienen resultados similares en las diferentes etapas de vida. Palabras clave: Etapa de vida, resiliencia, factores de resiliencia, medición. Este estudio fue relevante para la presente investigación, ya que proporcionó información sobre el concepto de la resiliencia y los datos obtenidos en esa población.
Factores resilientes y motivacionales asociados al rendimiento académico de estudiantes de la Corporación del Caribe. Por Reyes y Ramírez Giraldo (Reyes Y. T. y Ramírez Giraldo A. (2008). Factores resilientes y motivacionales asociados al rendimiento académico de estudiantes de la Corporación del Caribe. Extraído el 22 de junio de 2010 de la World Wide Web: http://busqueda.cecar.edu.co/docs/revista%20busqueda_9.pdf#page=32) Resumen: “En los procesos pedagógicos desarrollados en los niveles educativos, confluyen múltiples factores que trascienden a la dinámica educativa de cada estudiante, en este caso, en los universitarios; y a la universidad que orienta, en cuyos propósitos fundamentales está la formación de estudiantes idóneos y competitivos para el ámbito posterior de ejecución de actividades. Por consiguiente, es prioritario comprender, atender y tomar acciones que procuren y fomenten las capacidades o habilidades de estos estudiantes universitarios. Esta 30
investigación buscó identificar, específicamente, la existencia de factores resilientes y motivacionales asociados al rendimiento académico de estudiantes universitarios pertenecientes a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Corporación Universitaria del Caribe (CECAR) en Sincelejo, Colombia”. Este estudio fue interesante, ya que también investigó los factores protectores de la resiliencia y provee información y bibliografía necesaria para su desarrollo.
Emociones positivas: Una herramienta psicológica para promocionar el proceso de resiliencia infantil. Por Greco, Morelato e Ison (Greco C., Morelato G. e Ison M. (2006). Emociones positivas: Una herramienta psicológica para promocionar el proceso de resiliencia infantil. Extraído el 25 de junio de 2010 de la World Wide Web: http://www.addima.org/Documentos/Emociones%20positivas,%20Una%20herramienta%2 0psicologica% 20para%20promocionar%20el%20proceso%20de%20resiliencia%20infantil.pdf) Resumen: “Se presenta un trabajo teórico cuyo objetivo es analizar la relación entre la capacidad de experimentar emociones positivas y el proceso de resiliencia en la infancia. La resiliencia está asociada siempre a situaciones de riesgo. Las emociones positivas son un recurso que favorece el desarrollo del proceso resiliente. Esta hipótesis de trabajo se sustenta en estudios previos que sostienen que experimentar emociones positivas favorece el pensamiento creativo para la solución de problemas interpersonales, promueve la flexibilidad cognitiva, posibilita la toma de decisiones asertivas, desarrolla respuestas de generosidad y altruismo, entre otras. Por eso, se sostiene que las emociones positivas podrían ser uno de los recursos y herramientas psicológicas necesarias para el desarrollo del proceso resiliente en la infancia”. Este estudio brindó información necesaria sobre la resiliencia y los factores protectores.
Experiencias de resiliencia de estudiantes de undécimo año del colegio Daniel Oduber Quirós. Por Chinchilla Rodríguez (Chinchilla Rodríguez E. (2006). Experiencias de resiliencia de estudiantes de undécimo año del colegio Daniel Oduber Quirós. Extraído el 25 de junio de 2010 de la World Wide Web: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/html/440/44032207/44032207.html).
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Capítulo 3. Problema, Hipótesis, Método, Instrumento y Variables Un nuevo asentamiento surgió en la década del 90 en el Municipio Tres de Febrero a orillas del Arroyo Morón y cuyos límites son al oeste la Ruta Nacional Nro. 8, al Oeste el Cementerio de Tres de Febrero y la Avenida Benito Pérez Galdós en paralelo al Arroyo, zona que pertenece a la Cuenca media del Río Reconquista. En un primer intento por paliar las malas condiciones de vida de sus ciudadanos, en el año 2004 el municipio comenzó con obras edilicias reemplazando algunas casillas de chapa y madera por casas de cemento. Pero esto no fue suficiente. La población sigue aumentando y con ella el asentamiento donde la gente carece de agua potable, cloacas y servicios sanitarios básicos. Se calcula que en el 2014 la población total llegó a 10000 (diez mil) habitantes con una distribución aproximada de 59% mujeres, 41% hombres.
Problemas ¿Qué factor resiliente predomina en los adultos jóvenes de 25 a 35 años del Barrio Esperanza de Pablo Podestá, Municipio Tres de Febrero? ¿Cuál es la variable que predomina en adolescentes resilientes?
Hipótesis El deterioro del medio ambiente y la contaminación ambiental afectan la salud y el crecimiento socio económico y cultural de los ciudadanos. ¿La educación, potencia la resiliencia para sobreponerse a experiencias negativas a partir de vivir en situación de vulnerabilidad frente al alto grado de contaminación ambiental? El objetivo de esta investigación es también, aportar significados a la noción de resiliencia comunitaria. Como señala la Comisión Europea, la perspectiva de la resiliencia salvar más vidas, es menos costosa, contribuye a reducir las desigualdades sociales y la pobreza, mientras aumenta el desarrollo social sostenible. Este trabajo pretende demostrar que los ciudadanos con educación son conscientes de su propia 32
capacidad de resiliencia, para potenciar posibilidades y recursos existentes encaminando alternativas de solución en diferentes situaciones del devenir cotidiano y en especial de su rol como protagonistas frente a los efectos del cambio climático.
Método Participaran en el estudio ciudadanos del barrio La Esperanza. La muestra se establecerá en aproximadamente un 12% de su población total, con personas mayores de 18 años y hasta 35. Se llevará a cabo un relevamiento de datos para detectar referentes importantes de la comunidad (clubes, escuelas, salas de asistencia médica etc.) los primeros meses y se encuestará a sus responsables. Instrumentos: Se elaboró un nuevo instrumento basado en The Connor -Davidson Resielience Scale (CDRISC) en 1999, que contiene 25 ítems con 5 opciones de respuesta y que se agrupan en cinco dimensiones. Para estas dimensiones hemos tomado en cuenta los pilares de la resiliencia y hemos vinculado estos pilares a los distintos Ítems. Factor
Pilar
Competencia Personal
creatividad, humor
Confianza en sí mismo
Introspección, Iniciativa
Relaciones seguras y adaptación al cambio
Capacidad para relacionarse
Control
Independencia.
Influencia Espiritual
Moralidad
Se realizarán preguntas con variables sociodemográficas y variables de situación. En el barrio viven aproximadamente 9.000 ciudadanos. El último dato con que se cuenta oficialmente es el informe del INDEC del Censo Nacional de Población 2010. En ese año el barrio contaba con 1578 habitantes (526 familias), pero su población ha aumentado exponencialmente. La Municipalidad del Partido de Tres de Febrero no cuenta con datos para proporcionar, así que recurrimos a fuentes que viven en el mismo barrio (Punteros
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políticos, de varios partidos). Todos coinciden en que la población actual es de aproximadamente 9.000 (nueve mil) ciudadanos. Esto implica que la muestra a realizar, deberá ser de aproximadamente 1000 personas encuestadas. Variables Las variables que se consideran en este trabajo factores moderadores de la resiliencia comunitaria, son las características sociodemográficas y de situación. Entendemos por variables sociodemográficas las dimensiones básicas de los individuos referentes a su edad, sexo, educación, entre otras (Pol, 1991). Entendemos por variables de situación las condiciones temporales o escenarios que tienen lugar en el entorno, en un tiempo y lugar específicos (Dubois y Rovira, 1999). La consideración de las características sociodemográficas y de situación como variables moderadoras se fundamenta en la literatura del marketing, en la que se pone de manifiesto que las variables sociodemográficas y de situación por su naturaleza no intelectiva, nunca haya explicado verdaderamente el comportamiento del consumidor. Por ello el tratamiento que han recibido las mismas pone de manifiesto su relevancia como factores que influyen y moderan las pautas de consumo (Pol, 1991, Assael, 1999). Se realizarán análisis comparativos por contraste de medidas para establecer la existencia de diferencias en las variables aplicadas al estudio. Se tomarán grupos a los que se les darán talleres sobre cambio climático, medio ambiente, reciclado, incorporación de las TICs en dicha población y al finalizar el trabajo se comprarán los avances con respecto a la conciencia ecológica obtenida. Una variable moderadora se define como cualquier variable que sistemáticamente afecta a la asociación entre dos variables que mantienen una relación de causa y efecto. Esta influencia puede ejercerse de forma que se altere la intensidad de la relación, o de modo que el modelo de relaciones resultantes presente una nueva estructuración (Berger y Corbin, 1992)
Variables sociodemográficas Edad: rangos 18 a 25 26 a 35 34
Sexo: Hombre - Mujer Nivel de Estudio máximo alcanzado Secundario incompleto Secundario completo Universitario/Terciario incompleto Universitario/Terciario completo.
Variables de situación Se elaboró un nuevo instrumento basado en The Connor -Davidson Resielience Scale (CD-RISC) en 1999, que contiene 25 ítems con 5 opciones de respuesta y que se agrupan en cinco dimensiones. Para estas dimensiones hemos tomado en cuenta los pilares de la resiliencia y hemos vinculado estos pilares a los distintos Ítems. Factores 1) Competencia Personal. Pilares vinculados: creatividad, humor 2) Confianza en sí mismo Pilares vinculados: Introspección, Iniciativa 3) Relaciones seguras y adaptación al cambio Pilares vinculados: Capacidad para relacionarse 4) Control: Pilares vinculados: Independencia. 5) Influencia Espiritual Pilares vinculados: Moralidad Quedando el cuadro de factores y pilares vinculados:
Factor Competencia Personal Confianza en sí mismo Relaciones seguras y adaptación al cambio Control Influencia Espiritual
Competencia Personal 35
Pilar creatividad, humor Introspección, Iniciativa Capacidad para relacionarse Independencia. Moralidad
Reciclo los residuos domiciliarios Puedo limpiar la calle cuando se acumula agua o basura Puedo ayudar en el mantenimiento de la plaza del barrio Puedo sonreír y relajarme en momentos tensos o frente a problemas Tengo sentido del humor en todo momento Confianza en sí mismo Puedo hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan Puedo encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito Puedo sentir afecto y expresarlo Creo que la educación es una herramienta para lograr mis objetivos Estoy dispuesto a trabajar más y mejor para tener una mejor calidad de vida Relaciones seguras y adaptación al cambio Estoy rodeado de compañeros que me aprecian. Tengo al menos una relación íntima y segura que me ayuda cuando estoy preocupado. Tengo facilidad para hacer amistad tanto con hombres como con mujeres. Tengo amigos sin importar sexo, raza o religión. Soy capaz de aprender lo que mis maestros me enseñan. Control Puedo Tomar decisiones no populares o difíciles que afectan a otras personas, si es necesario. Bajo presión me centro y pienso claramente. Soy capaz de manejar sentimientos desagradables y dolorosos como tristeza, temor y enfado. Tengo disciplina en lo que emprendo Los éxitos del pasado me dan confianza para enfrentarme con nuevos retos y dificultades Influencia Espiritual - Moral Ayudo en la iglesia/templo de mi comunidad Pienso que todos los problemas tienen solución Soy socio del club del barrio 36
Ayudo a mantener orden en el aula Colaboro con la escuela a la que asisto en trabajos de mantenimiento o en los preparativos para eventos. Estoy dispuesto/a a responsabilizarme de mis actos
Opciones de respuestas 0 = nunca 1 = casi nunca 2 = a veces 3 = casi siempre 4= siempre
La primera etapa del trabajo de campo se realizó durante los meses de Abril 2017 a Marzo de 2018 en el barrio Esperanza, del Partido de Tres de Febrero, Buenos Aires, Argentina, donde no se ha implantado ningún sistema de recolección de reciclado de residuos. Sin embargo gran parte de la población del barrio reclama algún sistema de recuperación selectiva por parte de las autoridades. Este dato es importante porque uno de los mayores problemas que aqueja esta población está ligado a la falta de recolección de residuos y problemas sanitarios que esto conlleva. Se recogió información de diferentes fuentes: entrevistas y cuestionarios a hogares, comercios y Organizaciones Civiles y análisis sobre cantidades y contenido de los contenedores de recogida selectiva. En este trabajo solo analizamos los datos procedentes de las encuestas realizada. El cuestionario se realizó a 630 sujetos adultos (mayores de 18 años). También se visitaron sitios públicos donde se seleccionaron al azar 10 personas mayores de 18 años y en ese momento se les entrego el cuestionario con las instrucciones precisas para ser contestado de forma individual y la indicación de volver a ser recogido al día siguiente. Se eliminaron 122 cuestionarios por estar incompletos o incoherentes y la muestra final la constituyeron 508 individuos de los cuales 10 pertenecen a ONGs. En una segunda revisión de las encuestas se encontraron 73 formularios con muchas preguntas sin responder, lo que derivo en anularlos. Esto deja un total de formularios completos para el trabajo de 435 de la primera etapa
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Por falta de presupuesto se realizaron encuestas a solo 40 individuos. Se eliminaron 21 formularios por contener inconsistencias o estar incompletas y la muestra final en esta etapa la constituyeron 19 individuos. Serealizaron talleres de educación ambiental en el mes de Agosto En el mes de Septiembre se asiste al Seminario y Jornada de FICE - Federación Internacional de Comunidad Educativa, Viena, Austria y con lo recaudado, en el mes de Octubre, se realiza un taller de diagnóstico participativo en el que se evalúan los resultados obtenidos a partir de los talleres de educación ambiental y reciclado de residuos domiciliarios.
El trabajo final se realizo sobre 454 individuos mayores de entre 18 años y 35 años.
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Capítulo 4. Trabajo de campo Características de la población El barrio La Esperanza es un asentamiento urbano que se encuentra ubicado en una zona considerada de extrema pobreza y alta vulnerabilidad socio, económica, ambiental, a la orilla del Arroyo Morón. Sus límites son: Cementerio de Tres de Febrero, Ruta Nacional Nro. 8, Arroyo Morón y Calle Benito P. Galdós. Las casas son de estructura precaria, solo el 10% de las calles están asfaltadas, no tienen gas natural y gran parte de la población carece de tendido eléctrico. Tampoco hay agua potable ni red de cloacas. La recolección de residuos domiciliarios la realiza una empresa contratada por el Municipio de Tres de Febrero de lunes a sábados. Sin embargo el barrio carece de contenedores para residuos. Los ciudadanos del barrio suelen dejar la basura en cestos ubicados fuera de su domicilio o en las esquinas de las manzanas del barrio. Esto trae problemas ambientales y de sanidad como el esparcimiento de la basura producida por animales que se encuentran en la calle y rompen las bolsas que contienen desperdicios domiciliarios, concentración de roedores y mal olor. El 14 de Septiembre del 2014, el presidente de bloque, Concejal Martín Jofre, elevó al Presidente del Honorable Concejo Deliberante de Tres de Febrero, una solicitud de aprobación …“PROYECTO DE COMUNICACIÓN SOLICITANDO AL DEPARTAMENTO EJECUTIVO MUNICIPAL QUE DENTRO DE SU RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL DÉ UNA SOLUCIÓN A LA BREVEDAD SOBRE LA GRAVE SITUACIÓN QUE PRODUCEN LAS LLUVIAS Y QUE INUNDAN AL BARRIO LA ESPERANZA DE PABLO PODESTÁ”. (http://martinjofre.com/wp-content/uploads/2014/09/COMLaEsperanza.pdf). Las inundaciones y la cantidad de residuos en las calles perjudican a la población la cual se encuentra privada de una vida en un entorno sano.
Comprensión de las preguntas del cuestionario Con objeto de controlar que las todas las preguntas del cuestionario fuesen entendidas a cabalidad por los entrevistados se pasó previamente el cuestionario previamente a un grupo de 10 personas del barrio de La Esperanza. 39
Los entrevistados expresaron algunas dudas sobre el sentido de algunas de ellas que fueron nuevamente redactadas y suministradas otra vez a ellos para su validar su comprensión final. Estadística unidimensional
Fuente: Elaboración propia basada en encuestas
62% de la muestra están entre 18 y 25 años. Menos del 10% tienen estudios superiores, en su mayoría tienen secundario completo. Solo el 35% tiene secundario incompleto.
Fuente: Elaboración propia basada en encuestas El 65% de las personas pueden ayudar en el mantenimiento de la plaza del barrio rutinariamente. 75% tienen conciencia de los problemas de contaminación y se preocupa por esos. Se observa que en general las personas no reciclan residuos domiciliaros, el 50% respondió a lo sumo casi nunca, y un 30% solo a veces. Son muy pocos casos en que lo hacen con frecuencia.
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Aproximadamente el 80% de las personas pueden relajarse y sonreír en momentos tensos o frente a problemas con bastante frecuencia.
Fuente: Elaboración propia basada en encuestas Más del 50% de las personas pueden sentir afecto y expresarlo, tienen a quien recurrir cuando lo necesitan y están dispuestas a trabajar más para poder superarse. El 55% creen que la educación es el camino adecuado.
Fuente: Elaboración propia basada en encuestas Menos del 30% de las personas demostraron problemas en relaciones seguras y en la adaptación al cambio.
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Fuente: Elaboración propia basada en encuestas. El 66% de las mujeres están entre los 18 y 25 años, los hombres el 56%.
Fuente: Elaboración propia basada en encuestas. Aproximadamente el 60% de las mujeres tienen por lo menos el secundario completo, En cambio, los hombres el 75% tienen como mínimo el secundario. Menos del 10% logran alcanzar una carrera superior en ambos géneros. El 42 % de las de las mujeres tienen secundario incompleto.
Fuente: Elaboración propia basada en encuestas. Podemos observar que la edad no influye en el tipo de estudio, los porcentajes se mantienen parejos.
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Creatividad y humor
Fuente: ElaboraciĂłn propia basada en encuestas. No se observar diferencias significativas entre el gĂŠnero y las competencias personales.
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Fuente: Elaboración propia basada en encuestas. Se nota que los hombres están más dispuestos a trabajar más por una mejor calidad de vida y a sentir afecto y expresarlo. En el resto de los indicadores el género no genera diferencias.
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Fuente: Elaboración propia basada en encuestas. Se observan que los hombres tienen mayor capacidad de aprender lo que sus maestros les enseñan. Y tienen menos problemas en aceptar personas sin importar el sexo la raza o la religión. En el resto de los casos, el género no genera grandes diferencias según el factor. 45
Fuente: ElaboraciĂłn propia basada en encuestas. El gĂŠnero no genera diferencias en este factor
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Fuente: Elaboraciรณn propia basada en encuestas. Hay mayor asociaciรณn de hombres a las organizaciones barriales que de mujeres. En el resto no se observan diferencias significantes
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Capítulo 5. Comentario Final - Discusión Conclusión COMENTARIO FINAL En la actualidad, el estudio de la resiliencia ha cambiado el modo de concebir el desarrollo humano, se han dejado atrás las creencias y prejuicios que consideraban que las personas que crecían en condiciones altamente desventajosas estaban condenadas al fracaso, la exclusión social, la desventura y el infortunio. Ya que contra todo pronóstico y toda capacidad predictiva, las investigaciones han encontrado claros indicios basados en evidencias empíricas obtenidas de estudios altamente controlados que ello no es así, y que pese a todo, el género humano es capaz de sobreponerse y enfrentar la adversidad de modo constructivo, hasta convertirse en personas saludables y felices. En tal sentido, el estudio de la resiliencia es trascendental hoy en día por las implicancias que tiene tanto a nivel personal como social, por lo que urge concentrar esfuerzos en construir instrumentos que sean capaces de medir y evaluar este constructo con precisión, ya que sólo así podremos ser capaces por un lado, de identificar las características y atributos resilientes de las personas y por otro lado, de evaluar la eficacia y efectividad de los programas de intervención y el impacto que tienen en la población.
Discusión Solo creando mayor resiliencia a través del desarrollo sostenible podremos afrontar colectivamente los desafíos venideros, prevenir efectivamente algunos de ellos y mitigar sus efectos sobre las personas y el planeta. Construyendo resiliencia y promoviendo la prevención a lo largo de tres pilares: el sostenimiento de la paz, la promoci6n del desarrollo sostenible y la defensa de los derechos humanos. Tanto las respuestas efectivas como la prevenci6n requieren desarrollar acciones con un enfoque holístico que mitiguen el sufrimiento, aumenten la resi1iencia en el corto
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plazo y reduzcan las
vulnerabilidades generales en el largo plazo, a través del
fortalecimiento de los sistemas nacionales y las capacidades locales. La Agenda de Acci6n de Adis Abeba sobre la Financiaci6n para el Desarrollo, el Acuerdo de Paris sobre Cambio Climático y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible presentan plataformas transformadoras para promover un desarrollo más sostenible y resiliente y para erradicar la pobreza.
Conclusiones En todas las comunidades hay algún aspecto positivo a partir del cual se puede construir la resiliencia social. Eso significa que los gobiernos no pueden dejar sus responsabilidades en materia de protección, seguridad, alerta, creación de infraestructuras y servicios necesarios (comunicaciones, agua, transporte, sanidad, vivienda, etc.), de eliminar las condiciones precarias de existencia que multiplican los efectos dañinos, de preservar y cuidar el medio ambiente, responsabilizarse de la formación y de la generación de pilares de resiliencia. Los responsables públicos de la protección civil deben invertir parte de su tiempo y de sus recursos en identificar los puntos débiles de la comunidad y capacitarla para que sean protagonistas de su autoprotección y afrontamiento de las crisis y adversidades. Es necesario implicarse activamente en el cuidado del entorno natural y urbano. Diseñar estrategias que fortalezcan a la sociedad con recursos tangibles e intangibles. Estimar riesgos y daños potenciales, realizar simulacros de atención urgente pero contando con todas las personas para que estas puedas responder de forma adaptativa. La sociedad resiliente debe ser una meta principal para las autoridades y merece la pena trabajar desde nuestra Universidad en esta perspectiva aportando todo el conocimiento disponible, implicando a todos los agentes sociales: voluntariado, autoridades, medios de comunicación, la escuela, y en especial familia, para crear cultura de autoprotección, medios de protección, facilitando el empoderamiento de las colectividades para hacer frente a sus adversidades.
Trabajar en resiliencia comunitaria es combatir la
vulnerabilidad social, ambiental e institucional que afecta aún a muchas personas. Una sociedad es resiliente cuando ejerce la democracia participativa y exige la transparencia en la gestión pública. No basta con que las personas aprendan a adaptarse a los cambios producidos por fenómenos naturales, sociales o económicos 49
que sobrepasan su capacidad de control; no basta con fortalecer psicológicamente a los afectados por sucesos adversos imprevistos. Educando a toda la sociedad en sostenibilidad medioambiental, haciendo políticas de justicia e inclusión social, eliminando todas las formas de corrupción y fortaleciendo la participación social de los ciudadanos en todos los asuntos que le afectan, es el primer paso para crear una ciudad resiliente, porque de otro modo “ciudad resiliente”, es tan solo un término vacío de contenido.
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Anexos Anexo I Mapa Barrio La Esperanza
Nota: Los habitantes del barrio viven en construcciones muy precarias asentadas en la zona donde no figura la cuadrĂcula. Fuente: Propia
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ANEXO II BIBLIOGRAFÍA Bifani, P. (1999). Medio ambiente y desarrollo sostenible. IEPALA Editorial. Celorio, G.; Argibai Calé, M.; Celorio Díaz, J.; Lopez de Munain Solar, A. (2013). Educación para la ciudadanía.Informe sbre la situación en ocho comunidades autónomas.
Vitoria
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