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El hijo, de Sebastián Schindler por Dana Sopranzetti
EL HIJO, de Sebastián Schindel
Por Dana Sopranzetti
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El Hijo es una película inspirada en el cuento “Una madre protectora” del escritor argentino Guillermo Martínez donde un personaje desconocido nos narra los hechos que padece su amigo Lorenzo, con los extraños comportamientos de su pareja Sigrid, mientras su bebé nace. Llenando de dudas al lector ya que la información llega a través de terceros.
En esta adaptación audiovisual, el punto de vista es bastante similar ya que como espectadores confundidos empatizamos finalmente con los amigos más cercanos de Lorenzo: Julieta y Renato. Ellos se sitúan en el mismo lugar que el espectador por lo que no comprenden las intenciones de cada uno, ni cuál es el relato oficial. Hasta que la situación no puede sostenerse más y los hechos salen a la luz.
El primer plano de la película nos muestra una gran casa, lo cual nos remite al concepto de familia ya que el título lo permite, pero la música que acompaña esta primera escena no es muy alentadora: si bien podemos observar que se presentan teniendo un encuentro sexual y no casual, sino con fines reproductivos por la posición final de la mujer, entendemos que algo extraño sucede. No se muestra afecto pasional durante ni al finalizar el acto y esta “falta de amor” se percibe también por la iluminación fría y oscura de la habitación.
Lorenzo es un pintor bonaerense de 50 años que intenta reconstruir su vida luego de haber sufrido problemas con el alcohol y de haber abandonado a su familia. Para ello, entabla una relación amorosa con Sigrid una bióloga noruega de aproximadamente 40 años que intentará por segunda vez quedar embarazada.
Este thriller psicológico nos cuenta en tan solo 90 minutos una sospechosa y escalofriante problemática con respecto al verdadero motivo por el cual la futura madre quiere tener a su hijo. Lorenzo parece ser la víctima de todo esto porque está por fuera de este plan secreto que oculta su pareja detrás de una personalidad sencilla, pasiva y calma.
Poco a poco, su secreto será más difícil de sostener e intentará convencer a Lorenzo de la efec-
tividad de sus intervenciones medicinales duran-
te el embarazo. Luego, una vez que el niño nace,
los comportamientos de Sigrid continúan y comienzan a ser aún más sospechosos, ella permanece con el bebé durante todo el día y hasta duerme en una habitación aparte. No puede salir de la casa ni ver el sol por una supuesta “fotofobia” lo que le produce una extrema sensibilidad a la luz y tampoco vestirlo con prendas de colores llamativos ya que podrían desestabilizar sus emociones. Sólo pretende criarlo ella y su madre Ingrid, la cual se instala en su casa de forma permanente. El niño cumple sus dos años de vida sin salir de su habitación, ni de la protección insistente de su madre. Un día, Lorenzo cansado de no poder conocer ni disfrutar de la crianza de Henry, cambia el rumbo de la historia y se rebela contra su mujer, enfrentándola de forma violenta para poder llevar al niño por primera vez al hospital para una revisión general. Ella lo denuncia por violencia doméstica y no puede ver a su hijo por varios meses. A partir de allí, Lorenzo intentará descubrir lo que ha tramado Sigrid todo este tiempo con su propio hijo.
Esta búsqueda será saboteada por ella tantas veces pueda aunque, una vez que Lorenzo logra ver a su hijo, no lo reconoce y manifiesta de forma segura que ella lo ha sustituido por otro niño, pero al no tener pruebas y dejarse llevar por la ira, lo consideran un enfermo mental internándolo en una institución psiquiátrica. Lo que más alerta a Julieta, su amiga y abogada personal, es la persistencia de esta idea en Lorenzo ya que lo conocía de hace tiempo y jamás había actuado de esa manera tan extraña.
Lorenzo lo intenta pero no logra adelantarse a Sigrid, ella lo encuentra en su laboratorio a escondidas y lo ejecuta de un disparo. Julieta desconcertada es quien descubre el cuerpo sin vida, pero la policía no logra ubicar el paradero de Sigrid ni de su madre. Los hechos de la película continúan al mando de Julieta quien debe hacerse cargo de Henry ya que estaba a su cuidado mientras Lorenzo perdía su vida.
Dos años después, de forma casual, Julieta descubre el nuevo laboratorio de Sigrid y a partir de ese momento, podemos deducir que lo que observa allí adentro reafirma la teoría de su amigo. Finalmente, entendemos que Sigrid ha estado utilizando a su hijo como rata de laboratorio, intentando clonarlo, pero el experimento falla y es por eso que Lorenzo no lo reconoce, ya que no es igual al niño que vio nacer. Aun así, deci-
de continuar con sus estudios y diferentes pruebas sobre clonación embrionaria en otra parte.
Para analizar en profundidad, esta película podemos centrarnos en la simbología del caracol de mar que aparece en reiteradas ocasiones. Primero, podemos encontrarnos con este símbolo en la segunda escena, donde lo vemos a Lorenzo pintar un cuadro de forma intensa y pasional. Este cuadro contiene en su interior un
gran caracol rodeado de tres colores específicos; el rojo, el blanco y el negro, en fuertes intensidades. El rojo, en este caso, nos advierte peligro ya que vemos cómo se derrama la pintura en forma de sangre, goteando sobre el lienzo, y la música está protagonizada por un violín que proyecta notas agudas y nos remite indudablemente al misterio, a lo que está oculto, al secreto. El blanco, se observa también en la vestimenta de Sigrid, aunque este color se lo relacione fácilmente con la pureza, la inocencia, la paz y la verdad, es justamente todo lo contrario, es lo que trata de aparentar ya que esconde una personalidad totalmente diferente. Y el negro, se sitúa en contraposición al blanco, se presenta para romper con la mentira, para iluminar lo que está oculto en la oscuridad y para simbolizar toda la ira que despierta en Lorenzo esta desesperante problemática que desemboca en su muerte.
Retomando el concepto del caracol, podemos encontrar una gran relación con la temática que cuestiona esta historia, tanto así, que hasta Sigrid lo menciona cuando Lorenzo le pregunta si le gusta el cuadro que está pintando “Sí, me gusta. En algún momento fuimos moluscos rodeados de líquido”. Esta frase entabla la conexión entre embrión y caracol. Embrión se denomina al ser vivo que se encuentra en una de las tempranas etapas del desarrollo de una gestación. Lo cual está relacionado de forma estrecha con
Sigrid ya que ha dedicado su vida al estudio y a la investigación del desarrollo de la biología y, simplemente, porque está embarazada. Pero, ¿cuál es el sentido del caracol?
Según estudios antropológicos el caracol de mar ha sido un elemento de gran carga simbólica en el inicio de nuestros tiempos. Los aborígenes en distintas partes del mundo lo han considerado como una representación de la vida y la muerte con respecto a su relación con el agua que lo contiene. Como en este caso, el nacimiento de Henry y la muerte de Lorenzo.
A continuación, se citarán fragmentos de la revista cubana Tercio Creciente, la cual publica diferentes estudios de investigación social, artística y de gestión cultural.
A nuestro criterio, el caracol y su relación con el agua metaforizó la vida, la fecundidad y el sonido atrapado en él como primera expresión de la existencia humana en el universo. El papel protagónico que desempeñó el caracol de mar estuvo dado por la utilización del molusco como fuente de alimentación, y para solucionar el tabú del incesto. Es el instrumento musical más
abundante hallado en Cuba; tanto en grupos apropiadores como productores. El mar-agua por invención independiente ha sido un elemento muy significativo para las diversas sociedades que lo re-significaron como fuente de vida, u origen de la misma. El agua para los aztecas representaba todo lo cual el hombre debía adaptarse y amoldarse según las circunstancias. El caracol pudo obrar como vehículo entre los misterios que atesoraban el mar y su utilización por parte del hombre. Así, el sonido que persiste en ellos aún después de extraído de su medio, tuvo para este ser humano algún sentido mágico religioso.1 El caracol pudo haber representado para estos hombres el obsequio que obtenían del mar y que en sus más variados usos le servían para mejorar su calidad de vida. Algunos estudiosos de la temática como (Mircea Eliade en S. Martí, en 1968) esgrimen que debido a la semejanza de la estructura de algunas especies de caracolas con la vulva de la mujer, el caracol y ciertas especies de ostras se consideran preservativos contra cualquier tipo de magia, ya sea de tipo de jettatura o de mal de ojos. Del mismo modo se estimó que los collares de caracoles, pulseras o amuletos adornados con caracoles de mar, y con sus imágenes o representaciones, protegían a las mujeres, niños y al ganado contra la mala suerte, enfermedades y la esterilidad.2 Si observamos la morfología del caracol, nos percataremos de que su crecimiento se realiza en espiral hasta formar la columela, dentro de la cual, se desarrolla una criatura que permanece todo el tiempo en su interior –el molusco– y que luego es consumido. Los aborígenes, para alimentarse con el molusco lo tenían que extraer de su casa vientre. Al analizar externamente un caracol, podemos percatarnos que el mismo posee labio externo e interno, que en muchas especies como el Cassis sp, posee una apertura estrecha y alargada con labios fuertes y gruesos con aspecto triangular color rosa en su interior y castaño oscuro en su exterior, sobre todo en la parte de la apertura. Estas formas del caracol transfiguradas en imágenes iconográficas, aparecen en algunas estatuillas a modo de cemíes, que pudieron ser relacionadas con la fertilidad. Este hombre también pudo asociar morfológicamente al caracol con la vulva de la mujer y, a su vez, coligarlo con la fertilidad que provenía del agua como fuente de riqueza incalculable.3 En la entraña del caracol y su sonoridad, el aborigen pudo representar el soplo divino que tomó expresión en el sonido del botuto. El hombre articuló sonidos y nació la palabra y de ésta la génesis de la melodía, que éste reverenció a través del caracol y el rito de la creación. Así pudo surgir el mito del segundo nacimiento en su viaje por la tierra.4
De esta forma, podemos comprender el verdadero sentido de la presencia del caracol en esta historia. Este símbolo representa en principio nacimiento ya que el agua, “el líquido”, es nuestro primer contacto con la vida, nacemos flotando como moluscos en el mar. Luego, la muerte como parte de la vida también. Y aún así, buena suerte, como la que recibe Julieta luego de aceptar el cuadro de Lorenzo, a modo de obsequio, para finalmente conseguir el hijo que tanto deseó.
1 IZQUIERDO DÍAZ, G. Y HERNÁNDEZ RAMÍREZ, G. (2017). El caracol como expresión del sonido, la fertilidad, y su relación con el agua. Revista Tercio Creciente Nº 11. Pág. 38. 2 Ibíd. Pág 40. 3 IZQUIERDO DÍAZ, G. Y HERNÁNDEZ RAMÍREZ, G. (2017). Ob. Cít. Pág 41. 4 Ibíd. Pág 43.