LA ORACIÓN DE LOS CINCO DEDOS - PAPA FRANCISCO

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LA ORACIÓN DE LOS

CINCO DEDOS con el Papa Francisco



LA ORACIÓN DE LOS CINCO DEDOS con el Papa Francisco Una oración para todos << Hijo mío, cuida mis palabras y haz de mis preceptos un tesoro. Átalos a tus dedos, escríbelos sobre la mesa de tu corazón >>. (Proverbios 7, 1-3)

Si tomamos en cuenta la forma de nuestra mano, podemos usarla de una manera nueva: los cinco dedos que la componen, pueden convertirse en cinco formas de rezar. Este modo de orar es una tradición que viene del mundo anglosajón. El Papa Francisco, cuando era obispo de Buenos Aires, la recomendaba como una forma sencilla de rezar, apta para todos. Es un modo para aprender a rezar en cualquier situación de la jornada, como el Rosario, el instrumento tradicional para rezar con los dedos, pero sobre todo con el corazón.



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La oración del pulgar

El pulgar es el dedo más cercano a ti; comenzarás, pues, a rezar por aquellos que te son más cercanos; son las personas que constantemente tenemos presentes. Rezar por nuestros seres queridos es una “dulce obligación”. Oh Dios, concede a nuestros seres queridos, parientes y amigos, la salud del alma y del cuerpo. Que te amen con todo el corazón y te sigan en el camino de la bondad y la misericordia. Haz que sean fieles a tu Evangelio y puedan vivir siempre en tu paz y en tu amistad.


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La oración del índice

El dedo sucesivo es el índice. Te ayuda a rezar por aquellos que enseñan, educan y curan. Esta categoría comprende a profesores, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para indicar a los demás la dirección correcta. Recuérdalos siempre en tus plegarias. Señor, ayuda con tu sabiduría a aquellos que son llamados a servir a sus hermanos en la conducción, en la enseñanza, en la cura del cuerpo y del espíritu. Que promuevan el bien de cuantos les han sido encomendados y que los conduzcan a creer y a vivir a la luz del Evangelio.


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La oración del medio

El medio es el dedo más alto. Nos recuerda a nuestros gobernantes. Reza por quien gobierna el Estado, el Congreso, por los empresarios y los dirigentes; ellos son quienes gestionan el destino de nuestra patria y dirigen la opinión pública. Necesitan la guía de Dios. Señor, ilumina con tu sabiduría a quienes nos gobiernan. Que promuevan la libertad y la justicia el respeto de lo creado y la paz entre los pueblos. Haz que por encima de cualquier cosa tengan en el corazón el bien de todos.


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La oración del anular

El anular es el cuarto dedo. Aun cuando nos sorprenda, éste es el dedo más débil, como puede confirmar cualquier maestro de piano. Debe recordarnos rezar por los más débiles, por quienes afrontan desafíos y por los enfermos; necesitan tus plegarias de día y de noche. Este dedo nos invita también a rezar por los matrimonios. Señor Jesús, tú has puesto sobre ti nuestra debilidad y nos has revelado el misterioso valor del sufrimiento. Da tu ejemplo a cuantos están enfermos, en sufrimiento o en dificultad, para que sientan tu presencia y disfruten del consuelo que tú has prometido.


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La oración del meñique

El meñique llega al último, es el más pequeño de todos, tan pequeño como debemos sentirnos nosotros frente a Dios y frente al prójimo. Como dice la Biblia: “los últimos serán los primeros”. El dedo meñique te recuerda que debes rezar por ti. Después de que hayas orado por los demás, verás tus propias necesidades en la perspectiva correcta, y orarás mejor por las tuyas. Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi intelecto y mi voluntad, todo lo que soy y lo que poseo. Me has dado todo. Todo, Señor, a ti te lo entrego, cada cosa es tuya; haz con ellas lo que quieras. Dame sólo tu amor y tu gracia, con eso me basta. San Ignacio de Loyola


ORAR no es hablar mucho. ORAR es llevar ante Él a quienes llevamos en el corazón.

ORAR no es “descartar” a nadie. ORAR es reconocer que todos valemos lo mismo, que todos nos necesitamos.

Es nuestra mano una buena manera de tener presente a nuestra familia y amigos, a quienes nos enseñan y sanan, a quienes nos dirigen. Con la mano podemos recordar que podemos ayudar y lo que hemos de realizar por los más débiles. Nuestra mano nos habla de nosotros mismos. Con las manos transformamos la realidad. Con las manos podemos orar. Pongamos en práctica la invitación del Papa Francisco: que los cinco dedos nos recuerden que estamos en las manos de Dios.



CASA ABIERTA Escuela Carlos Pereyra, Formación Ignaciana Torreón, Coah. Enero 2019 Diseño Editorial: Deida Arroyo Villaseñor


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