Robert Capa

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Robert Capa O c t u b re 1 9 1 3 - M ay o 1 9 5 4


Bogotá, Colombia Universidad de los Andes Fotografía una imagen pensante Robert Capa Trabajo de investigación Por: Ana Luna Carreño 201423272 María Angélica Moya 201512090 Dirigido por: Julien Francois Vincent Petit 2016-20


4 Introducción

5 Características del mito

6 Creación de un personaje

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Papel de los medios

Construcción fotográfica

Argumento construido detrás de las imágenes

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Imágenes de la violencia y el marco teórico

Conclusión

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Introducción Endré Frieddman más conocido como Robert Capa, nació en 1913 en Budapest, Hungría. Fue fotógrafo y periodista enfocado en la reportería gráfica del siglo XX, encomendado a la misión de informar sobre el infierno creado por el hombre: la guerra. Fue ícono y gran representante del foto reportaje. Capa vivió en un tiempo y contexto en donde el este género se encontraba en auge, 1930 y 1950 llamada la edad dorada del fotoperiodismo. Este género fotográfico tiene mucho que ver con la inclusión de imágenes en los periódicos, como una representación y validación de los hechos de ese momento, en su mayoría guerras o conflictos bélicos. Por otro lado, la veracidad de sus imágenes ha sido cuestionado en varias ocasiones por estar asociadas con el fotomontaje. A partir de la investigación de su vida y trabajo, la búsqueda de bibliografía al respecto y las revisiones del trabajo, se construyó la siguiente hipótesis. Teniendo en cuenta, la aproximación al fenómeno fotográfico representado por Robert Capa, la hipótesis que será desarrollada durante este trabajo es El fotógrafo Robert Capa y sus imágenes responden a unas circunstancias contextuales y temporales particulares, que llevan a la construcción de un mito fotográfico concebido desde el fotógrafo como persona hasta la fotografía como imagen. Para llevar esta hipótesis, en primer lugar se hablará sobre las características del mito y posteriormente sobre la creación de un personaje, el papel de los medios, la construcción fotográfica, el argumento construido detrás de las imágenes y sobre las imágenes de la violencia y el marco teórico. Teniendo en cuenta siempre el mito como elemento que une los argumentos.

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Características del mito El mito se relaciona con un relato fantasioso o un personaje que por su fama pasó a la historia. En su definición académica: “un mito es un relato tradicional basado en antiguas creencias de diferentes comunidades y que presenta explicaciones de hechos o fenómenos naturales, aparecen personajes fabulosos y se distingue por su perdurabilidad a través del tiempo. El propósito del mito no es entretener, como ocurre con el cuento, sino brindar una explicación al sentido de la vida. El mito responde a una particular forma de ver el mundo y de explicar los fenómenos que en él existen” (Riveros, s.f.). En resumen, sus elementos principales son el fenómeno del que hablan, el hecho o personaje fantástico y la universalidad del relato. Características que posteriormente se relacionarán con la vida del controversial fotógrafo Robert Capa.

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Creación de un personaje

Endrè Friedman era el nombre real de fotógrafo Robert Capa, quien optó por ese seudónimo dada las circunstancias en las que se encontraba. Friedman nació en Hungría en el año 1913, en una familia judía la cual disfrutaba de una buena posición económica, hasta que se quebró por la Gran Depresión. Posteriormente, en el año 1931 cuando tan solo tenía 18 años prácticamente tuvo que salir de su país por la deriva autoritaria que se estaba presentando, trasladándose a Berlín. En 1933 con la llegada de Hitler al poder, Friedman tuvo que salir de Alemania debido a la persecución que se estaba dando hacia los judíos. De ahí, se trasladó hacia París donde empezó su profesión como fotógrafo y conoció a Gerta Pohorylle, quien sería su cómplice sentimental y profesional. Pohorylle, pasó por circunstancias similares a las de Friedman. Ella nació el 1 de agosto de 1910 en Stuttgart, Alemania, siendo hija de padres judíos. Pohorylle creció en un entorno cómodo, dado que sus padres pertenecían a la burguesía polaca. En 1929 se trasladó con su familia a Leipzing, ciudad Alemana en el noroeste de Sajonia, donde participó constantemente de los movimientos en oposición del nazismo. En 1933 fue detenida por los nazis en Alemania y por tal motivo, al considerarse en peligro tomó la decisión de desplazarse y refugiarse en París ante las políticas antisemitas que cada vez eran más fuertes. En 1935, Friedman y Pohorylle se conocieron en la ciudad de París, en ese momento Friedman tenía ingresos económicos trabajando como reportero y fotógrafo para agencias de la ciudad, sin embargo no tenía mucho éxito. Por tal motivo, Pohorylle decidió trabajar con él siendo su manager, mientras que ella también aprendía la práctica de la fotografía. Durante el camino, les surgió la necesidad de la creación de un personaje ficticio que lograra ser reconocido para vender su material a revistas francesas. Ya que sus condiciones de judío en contexto antisemita y refugiado lo limitaban en su camino de llegar al estrellato como fotógrafo. Pohorylle al ser su mano derecha, le propuso a su compañero crear un personaje llamado Robert Capa para abrir las puertas que habían tenido vetadas. Así mismo, ella decidió optar por otro nombre para fortalecer el mito que estaban creando, Gerda Taro. Este fue el primer paso hacia la


construcción del mito, la primera mentira. Ante la dificultad de conseguir encargos, los dos van a desarrollar una estrategia realmente genial. Fingirán representar a Robert Capa, un personaje inexistente, inventado por completo, alrededor de cuya figura crearán una verdadera leyenda según la que se trata, supuestamente, de uno de los fotógrafos norteamericanos más talentosos y más famosos, por lo cual también muy cotizado y solicitado. Eso explica por qué cobra por sus trabajos el triple de lo que piden los demás fotógrafos parisinos. (Alchazidu, 2012) … Por entonces él, para rehuir su apellido y las connotaciones antisemitas que le reportaba y poder vender fotos como un periodista independiente, se inventó el seudónimo de «Robert Capa», que sonaba americano (como el director Frank Capra o el actor Robert Taylor). Gerda hacía de intermediaria y vendía sus fotos como las del «gran fotógrafo americano» Capa. El seudónimo de «Gerda Taro» venía de

un artista japonés y también sonaba a Hollywood (Greta Garbo). (anónimo, s,f) Después de generar un cambio en la identidad, Capa y Taro empezaron a ser reconocidos como fotógrafos, abriéndose puertas para retratar hechos en guerras como lo fue la Guerra Civil Española. Dónde Capa tomó la icónica fotografía La muerte de un miliciano, una de las más conocidas de esa guerra, ya que aparentemente logró capturar el preciso momento en que un hombre muere por el impacto de una bala. Esta imagen, fue publicada en diversas revistas como “Vu” (23 septiembre 1936), “Regards” ( 24 septiembre 1936), “Life” (12 de julio 1937) y Ce Soir (Circa. 18 de julio de 1937), se hizo un icono de la reportería gráfica dándole la vuelta al mundo. Estuvo presente en la guerra civil española (1936 - 1939), la resistencia China a la invasión Japonesa (1938), la Segunda Guerra Mundial (1941 - 1945), la primera guerra de Independencia Israelí (1948) y la guerra de Indochina contra Francia haciendo reportajes fotográficos.

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Así mismo, llevó a consolidar el mito de Robert Capa dándole reconocimiento, fama y poder en el entorno del foto reportaje. Para Navia, Capa es un “montaje fantástico”, un personaje de película, además de un grandísimo fotógrafo. (Riaño, 2013) Fue así como se construyó una historia imaginaria que alteró las cualidades de un hombre y las convirtió en fotógrafo, en un nombre con más valor. Característica que no se aleja del relato mitológico en la literatura, ya que por medio de la construcción de un personaje fabuloso se intentó explicar un fenómeno, que en el caso de Taro y Capa se traduce en el intento retratar la realidad bélica, el fenómeno de la guerra.


Papel de los medios

Con el avance tecnológico del fotoperiodismo del siglo XX, comprendido como la llamada edad dorada, Robert Capa fue consolidado como un icono en la fotografía. Los medios de comunicación lo dieron a conocer y lo construyeron como un ícono, por medio de la difusión masiva de sus fotografías en la sociedad de entonces. Paralelamente, al estar asociado a la reportería gráfica, sus fotografías fueron consideradas como algo verídico, algo real, las imágenes de Robert Capa fueron vistas por los espectadores como acontecimientos impactantes y auténticos que ocurrían en las guerras.

Así como la facilidad de capturar este tipo de acontecimientos aumentó, paralelamente, el manejo de los medios se especializó y se convirtió en una carrera de publicaciones y un bombardeo de imágenes bélicas al espectador. Los diarios y las revistas tenían el monopolio de la información, compraban y ordenaban imágenes, era evidente como unas eran más atractivas que otras, dotandolas de poder dentro de la sociedad del espectáculo. Lo que pudo motivar a Capa a construir una o varias imágenes para venderlas y así encontrar el camino hacia la fama en el oficio periodístico.

En ese momento, comprendido entre 1930 y 1950, gracias a los importantes avances fotográficos y a una mayor difusión del oficio periodístico como medio de divulgación de información y de expresión se abre una ventana al mundo. Donde la accesibilidad en masa de la información por medio del retrato de los acontecimientos es el factor fundamental y es en este espacio donde los medios de comunicación toman partido en la llamada sociedad del espectáculo.

La influencia de los medios al consolidarlo como el gran representante del género fotográfico y construirle una imagen alrededor del “fotógrafo heroico” o el “fotógrafo soldado” que toma sus fotos en la línea de batalla, garantiza la difusión del mito y la universalidad del mismo. Pues el mito se distingue por la perdurabilidad a través del tiempo y el responsable de cuidar este mito es Cornell Capa, su hermano. Quien dedicó gran parte de su vida a difundir y conservar el trabajo de su hermano y a hacerle frente a las críticas hechas a fotografías como la del miliciano.

Gracias al desarrollo de la imprenta fue posible la ilustración de historias noticiosas con fotografías, esto ocurrió entre 1880 y 1897; puesto que anteriormente se hacían tomas de eventos relevantes pero no era posible hacerlos públicos por los escasos recursos de la época. [...] Posteriormente se fueron haciendo invenciones en la tecnología fotográfica como el flash, fotografía grabada, telefoto e invenciones como enviar las fotografías telegráficamente además de otras publicaciones en importantes periódicos del mundo, el primer documental fotográfico de la historia fue el del emigrante Danés Jacob Riss llamado “How the other Half Lives, 1888). Finalmente con el desarrollo de la cámara comercial “Leica” de 35mm en 1925 las reproducciones fueron más asequibles y así la compenetración de los autores con los acontecimientos bélicos importantes del mundo fueron más fáciles de capturar. (Rocco, Rogelis, 2009)

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Construcción fotográfica

La polémica generada alrededor de foto La muerte de un miliciano, verifica lo mencionado anteriormente acerca de la construcción de las imágenes de Capa con el objetivo de venderlas a revistas y consolidar su fama en el oficio fotográfico. La fotografía fue tomada el 5 de septiembre de 1936 durante la Guerra Civil Española, la cual capta el momento exacto en el que una bala impacta a un soldado. Es considerada como una fotografía icónica al ser la primera en representar una “supuesta” muerte, tal y como suceden en la guerra.

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Esta fotografía ha sido criticada y su veracidad puesta en incógnito, ya que al hacerle un análisis detallado deja fuertes dudas. Una de ellas está enfocada en la escenificación, por el lugar donde se presentaron los acontecimientos y la persona que aparece en la fotografía. Al comparar La muerte de un miliciano con otra fotografía captada durante el mismo reportaje, la cual muestra otro combatiente abatido, las dos se dieron en el mismo lugar, a la misma hora y en el mismo encuadre. Es considerablemente difícil obtener dos fotografías instantáneas que tienen un parecido tan innegable. Pagni, un crítico italiano en esta línea, ofrece [...] su análisis de las imágenes de los dos caídos publicadas originalmente en Vu, y tras superponerlas llega a la conclusión de que están en el mismo sitio y que ambas fotos fueron tomadas casi al mismo tiempo, extrañándose de que en la segunda no se apreciara el cadáver del miliciano de la primera toma, y de la poco creíble casualidad de que dos personas cayesen abatidas casi del mismo modo en el mismo lugar, indica que es posible sostener que ambas habían sido tomas posadas, y por tanto reconstrucciones. (Brisset, 2005).


Argumento construido detrás de las imágenes

La disciplina de la reportería gráfica, gracias a la forma en que se practicaba, la reproducción técnica de sus imágenes en los diarios y el contenido de las mismas, construía una suerte de contrato con el espectador. Pues el lector es a quien las tomas se dirigen. Las imágenes de reportería tienen esa intención de incomodar un poco al lector y de denunciar ante los ojos del mundo los crímenes de la guerra. El espectador las recibe como el retrato de la realidad en la que se encuentra, las ve con ojos sinceros y cree en ellas, el contrato entre el fotógrafo y el espectador radica en ese compromiso de veracidad. Es en esta relación fotógrafo espectador donde entra a jugar el elemento del Punctum de Barthes: El segundo elemento que viene a dividir (o escandir) el studium. Esta vez no soy yo quien va a buscarlo (del mismo modo que invisto con mi conciencia soberana el campo del studium), es él quien sale de la escena como una flecha y viene a punzarme. En latín existe una palabra para designar esta herida, este pinchazo, esta marca hecha por un instrumento puntiagudo; esta palabra me iría tanto mejor cuanto que remite también

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a la idea de puntuación y que las fotos de que hablo están en efecto como puntuadas, a veces incluso moteadas por esos puntos sensibles; precisamente esas marcas, esas heridas, son puntos. Ese segundo elemento que viene a perturbar el studium lo llamaré punctum; pues punctum es también pinchazo, agujero, pequeña mancha, pequeño corte y también casualidad. El punctum de una foto es ese azar que ella me despunta, pero también me lastima, me punza. (Barthes, 1989) En las imágenes tomadas por Capa se encuentra este elemento punzante que varía según los ojos del espectador del siglo XX, pero en general, en las imágenes de Capa lo que punza es el retrato de la violencia y la presencia constante de la muerte, ya sea venidera o pasada. Estas fotografías están hechas de la sangre de los heridos, pues Capa retrata a los individuos que perdieron en la guerra, a todos aquellos que sufrieron las consecuencias, retrata la muerte desnuda y las atrocidades de la guerra, y construye su argumento alrededor de esta postura un tanto política.


Este trato intangible del que se habló anteriormente entre el espectador y el fotógrafo se ve alterado en algunas las fotografías de Capa. La polémica que gira en torno a una grupo de fotografías específicas, como la del miliciano muerto o las imágenes del desembarco de Normandía, hace que se ponga en tela de juicio el rigor metodológico de todo el trabajo de Capa y de su práctica como reportero gráfico. Es importante recalcar que posiblemente algunas de sus imágenes siguieran el rigor de lo que significa una imagen dentro de la reportería gráfica, pero no es coincidencia que entre sus imágenes más icónicas se encuentren la mayor cantidad de dudas. Pues, son estas imágenes las que lo llevan a la fama y donde se ve más claramente la intención de incomodar un poco al lector y de denunciar ante los ojos del mundo los crímenes de la guerra. Pero la denuncia se hace detrás de un lente más cercano a lo subjetivo: a la postura política de Capa. Traduciendo este argumento a las líneas que conforman un mito, Capa intenta explicar el fenómeno de la guerra, por medio de lo fotográfico desde una visión subjetiva

alejándose de la reportería gráfica con el fin de construir un argumento detrás de cada imagen. Esta denuncia se hace con el fin de incomodar un poco al lector y conseguir una imagen que impacte a las masas. Lo cual no se aleja del mito visto como un relato un tanto subjetivo, en el cual se intenta explicar un fenómeno desde una cultura específica y sus creencias. El periodista Pascual Serrano se refiere a Capa y a su trabajo de la siguiente forma: “No vas a cambiar la historia con una foto falsa, pero sí el rigor del fotógrafo”, explica poniéndose en el caso de que todo hubiera sido un montaje. “La imagen no vale más de mil palabras”, dice, porque una foto “apela a la emoción y si quieres explicar algo tan complejo como una guerra las imágenes no lo pueden hacer, lo hacen los argumentos”. (Riaño, 2013)

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Imágenes de la violencia y el marco teórico

Lo que menciona Riaño en la cita anterior, extraída del artículo publicado en el diario el Confidencial, tiene mucho que ver con lo que sostiene Gérad Wajcman expuesto en el capítulo acerca de la imagen intolerable del Espectador Emancipado de Jacques Rancière. El argumento de Wajcman radica en ver a las imágenes que representan horror como algo que engaña, la imagen es sugestión, desconocimiento y mentira ya que no son capaces de representar lo real en su totalidad. Así se refirió a las imágenes del holocausto: Esas imágenes [...] eran intolerables porque mentían: las cuatro fotos no representaban la realidad de la Shoah por tres razones: para empezar, porque no mostraban el exterminio de los judios en la cámara de gas; para continuar, porque lo real jamás es completamente soluble en lo visible; y para terminar, porque en el corazón del acontecimiento de Shoah hay un

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irrepresentable, algo que estructuralmente no puede ser fijado en una imagen. (Wajcman, 2010). Teniendo en cuenta la anterior teoría y las imágenes de Capa, no se puede representar algo tan complejo como la guerra, en ella “hay un irrepresentable, algo que estructuralmente no puede ser fijado en una imagen”, la realidad y la totalidad de la misma es difícil de fijar. Por lo tanto Capa decide recurrir a el rompimiento del rigor de la práctica fotoperiodística para alcanzar el nivel de expresividad que sus imágenes requerían para llamar la atención del público expectante. Teniendo en cuenta lo anterior, es aplicable la propuesta del historiador y ensayista Didi-Huberman: al referirse a imágenes que representan horror, se les debe recibir como un testimonio inconcluso, previamente considerando un vacío


existente, se les debe ver como imágenes jirones, no pretender ser un absoluto ni completo, son restos supervivientes de la realidad. Este concepto acerca de la imagen es aplicable a las fotografías de Capa por considerar sus imágenes algo que intenta retratar la realidad sin ser la totalidad de la misma dejando de lado la rigurosidad con la que Capa pudo, o no, tomar sus fotografías, es importante tener en cuenta que las guerras existieron y que el contexto en el que se desenvolvió fue real, pero la representatividad de las imágenes debe ser leída como un testimonio de urgencia y nunca como un gesto totalitario fotográfico de la verdad absoluta. No se puede hablar del contacto entre la imagen y lo real sin hablar de una especie de incendio. Por lo tanto no se puede hablar de imágenes sin hablar de cenizas. Las imágenes forman parte de lo que los pobres mortales se inventan para registrar sus temblores (de deseo o de temor) y sus propias consumaciones. Por lo tanto es absurdo, desde un punto de vista antropológico, oponer las imágenes y las palabras, los libros de imágenes y los libros a secas. Todos

juntos forman, para cada uno, un tesoro o una tumba de la memoria [...] ( Huberman, 2013). Así, las imágenes de Capa hacen parte de “lo que los pobres mortales se inventan para registrar sus temblores (de deseo o de temor) y sus propias consumaciones”, Capa deja ver entre los jirones de sus imágenes su postura política y sus intenciones como fotógrafo, construyendo argumentos detrás de las fotografías y componeniendolas según sus necesidades, respondiendo a la construcción de un mito, el fotógrafo mismo. Pues es Friedman quien muere para darle paso al mito del gran exponente del fotoperiodismo del periodo bélico más importante de la historia. Así como lo expone Huberman, se ve lo mitológico. Se le debe recibir como un testimonio inconcluso, por tener relación con lo real pero teniendo en cuenta la naturaleza misma de historia imaginaria, donde es absurdo pretender verlo como la verdad absoluta o completa, “son restos supervivientes de la realidad”, como las imágenes de Capa como el fotógrafo mismo.

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Conclusión Para terminar, se tendrán en cuenta que las numerosas definiciones de mito que se pueden encontrar convergen en en un punto y es la construcción de una persona, cosa o hecho que posteriormente tendrá reconocido prestigio y sobresale entre los de su género hasta tal punto de formar parte de la historia y ser convertido en modelo, como lo fue la figura de Capa. El mito, se caracteriza especialmente por elementos tales como un personaje ficticio un tanto heróico (Capa), retrata un tema o fenómeno específico que angustia (la guerra), se inmortaliza en la historia y que con el tiempo adquirió un toque peyorativo refiriéndose a la mentira.

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