Arqueología

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Con vista al Mar PARQUE MARINO COSTERO PATAGONIA AUSTRAL

“Restos arqueológicos” La historia viva del pasado…

Fascículo N° 10 – Mayo de 2017

ADMINISTRACION DE PARQUES NACIONALES


La historia poco conocida Nuestra Patagonia fue la última parte del territorio Argentino en ser explorado desde su fundación. Mucho antes de esto, exploradores de otros mares surcaron las aguas de la Patagonia desde comienzos del Siglo XVI y hasta principios del Siglo XX. Desde Fernando de Magallanes por el año 1520, luego Simón de Alcazaba y Sotomayor en 1535 (dando origen a la primer fundación en lo que luego sería territorio Argentino), hasta las expediciones de la Armada Argentina instalando faros y subprefecturas a principios del S. XIX, nuestras costas fueron recorridas, cartografiadas y explotados sus recursos naturales casi sin pausa. Gran parte de esos recursos naturales, muy codiciados por aquellos primeros años, como el guano, el aceite de lobos, ballenas y pingüinos, fueron explotados en las islas y costas de lo que hoy es el PIMCPA. De los habitantes originarios en la zona, poco es lo que se sabe, aunque hay gran cantidad de indicios de su presencia en el área como son los chenques, comederos y picaderos. Así mismo, de su presencia, hay relatos y estudios antropológicos en zonas aledañas que permiten inferir su presencia igualmente importante en esta zona. En esta última entrega, recorreremos el Parque desde la perspectiva del arqueólogo, tanto por tierra como por debajo de la superficie marina, y conoceremos un poco de la historia de ocupación moderna de estas riquísimas aguas y sus costas.

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¿Qué es la Arqueología? La arqueología es una ciencia que estudia las sociedades antiguas a partir de los restos materiales que de ellas se han podido encontrar y se conservan. Cuenta con herramientas, procedimientos y mecanismos propios que les permiten a los investigadores conocer cómo eran sus culturas, formas de vida y sociedades. Las personas que se dedican al estudio del pasado a través de la arqueología se conocen como arqueólogos. Su trabajo trata de reconstruir la vida de poblaciones antiguas a partir de los restos materiales que han dejado. Los arqueólogos cuentan con variadas técnicas desarrolladas a lo largo del tiempo, que les permiten “leer” los objetos y conocer a través de ellos diversos aspectos del comportamiento humano en el pasado. Uno de los principales intereses del arqueólogo reside en el estudio de los artefactos.

Los artefactos son objetos muebles modificados o hechos por el hombre, como las herramientas líticas (hechas de piedra), la cerámica y las armas de metal. Algunos investigadores amplían el significado del término “artefacto” para incluir todos los elementos de un yacimiento o paisaje modificados por el hombre. Las construcciones son estructuras más complejas, como edificaciones de todo tipo, desde enterratorios, casas y graneros hasta palacios y templos. Los restos orgánicos y medioambientales que no son artefactos, incluyen huesos de animales y restos de plantas, así como suelo y sedimentos. Son muy importantes porque pueden indicar, por ejemplo, qué comía la gente, o las condiciones ambientales en las que vivía. Los yacimientos son los lugares donde quedan restos materiales de algún tipo de actividad humana (artefactos, construcciones, estructuras y restos de alimentos o medioambientales).

La importancia del Contexto El contexto de un hallazgo comprende al material que lo rodea (generalmente se trata algún tipo de sedimento natural como grava, arena o arcilla), la posición dentro del nivel, y el hecho de que esté asociado a otros hallazgos (que aparezca con otros restos arqueológicos, por lo general en el mismo nivel). Para hacer una reconstrucción fiel de la actividad humana que hubo en el pasado, es fundamental contar con la mayor cantidad posible de elementos acompañantes del hallazgo, sea que hayamos encontrado un artefacto, una estructura, una construcción o un resto de animal o vegetal. Por eso, es muy importante que cuando encontramos un sitio con restos arqueológicos no modifiquemos de ninguna manera el sitio o la disposición de las piezas. En la arqueología existen diferentes técnicas que permiten a los arqueólogos interpretar lo que ven, para ello los restos de artefactos deben estar en la posición y el sitio en que fueron hallados. Existe una modificación natural de los restos que la que producen factores como el viento, la lluvia y los animales silvestres que hacen cuevas o remueven el suelo, esta modificación se puede explicar con algunas de estas técnicas; en cambio, las modificaciones causadas por visitantes oportunistas provocan desconcierto y los arqueólogos deben hacer especulaciones de cómo habría sido su contexto original, dificultando su tarea. Es muy importante que al encontrar restos arqueológicos logremos determinar su ubicación del modo más preciso posible, ya sea con las coordenadas geográficas en un GPS, con alguna marca como una cinta o trapo atado a alguna planta cercana, con referencias del terreno como a qué distancia de una loma o cañadón u otro accidente geográfico está, etc; también es muy importante registrar la fecha del hallazgo y la persona que lo hizo; y por último es fundamental dar aviso a una autoridad competente como Parques Nacionales, los museos o la oficina de Cultura entre otros.

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¿Qué es el Patrimonio Cultural? El Patrimonio Cultural es todo el conjunto de restos y vestigios de la actividad humana que evidencian la cultura material y espiritual del pasado y que, por ser representativa del desarrollo de esa cultura, se está en la obligación de conservar y mostrar a la actual y futuras generaciones. Este, no sólo incluye los monumentos, sitios y objetos arqueológicos, arquitectura colonial, documentos y obras de arte, sino también lo que se llama patrimonio vivo, que son las poblaciones o comunidades tradicionales, las artesanías y artes populares, la indumentaria, los conocimientos, valores, costumbres y tradiciones características de un grupo o cultura.

Rastros del pasado en el Parque Marino En el área del PIMCPA el patrimonio cultural es muy rico aunque todavía muy poco conocido. A lo largo de toda la costa podemos encontrarnos con comederos, chenques, restos de armas (puntas de flechas, boleadoras, rompe cráneos), restos de cerámicas, etc. que dan testimonio de una importante ocupación originaria ocurrida en diferentes épocas. Si bien no se dispone de dataciones, se estima que el área fue habitada antes del desarrollo de la tecnología cerámica. Para estas poblaciones, el recurso principal parece haber sido el guanaco, aunque aprovecharon también otros recursos tanto terrestres (piches, plantas) como marinos (moluscos, pinnípedos, aves). Los primeros estudios arqueológicos son de la década del `50, aunque no se continuaron; luego en la década de los `90 se realizaron otros dos estudios, uno en El Medanal (Bahía Melo), y el otro en Cañadón Encerrado, que es un sitio lindante al Parque por el lado oeste. En estos relevamientos se encontraron yacimientos con diverso material lítico (herramientas hechas de piedra), algunas sepulturas saqueadas, otras no alteradas, piezas cerámicas con grabados, pinturas rupestres y restos de alimentos. Desde el siglo XVI las costas de Patagonia fueron navegadas por comerciantes y exploradores de las entonces potencias europeas. La Corona española financió las expediciones que trajeron a Hernando de Magallanes primero y a Simón de Alcazaba y Sotomayor después, uno en busca de un paso hacia el Océano Pacífico que evitara la navegación por aguas de las colonias portuguesas, y el otro, para tomar posesión de las nuevas tierras, abundantes en recursos naturales como eran las ballenas, lobos y pingüinos. Poco más tarde, arribaron a la zona los grandes navegantes y piratas de los mares de todos los tiempos: los ingleses, también en busca de los recursos naturales. Así, la costa norte del golfo San Jorge fue explorada, cartografiada y ocupada en función de los intereses de cada empresa marítima. La expedición de Simón de Alcazaba y Sotomayor llega a las costas de Patagonia con la misión de explorar, conquistar y colonizar las nuevas tierras australes. Desembarcan en Caleta Horno el 9 de marzo de 1535 fundando la Provincia de Nueva León. Ese mismo día parte una expedición terrestre con rumbo noroeste, para explorar y conquistar las tierras de Nueva León, se cree que debieron llegar hasta Los Altares. A su vuelta a la costa se encuentran con que Alcazaba había sido asesinado como consecuencia de una rebelión. Luego de enjuiciar a los rebeldes, el 17 de junio las naves abandonan la costa, viendo frustrado el primer intento de colonización. Desde entonces y hasta la década de 1960, toda la zona ha recibido diferentes ocupaciones tanto por navegantes, como comerciantes y exploradores.

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Los rastros En las islas Tova y Leones existen restos de construcciones y campamentos de ingleses y franceses que llegaron en busca de las pieles y el aceite de lobos marinos y del aceite de pingüinos. Estas ruinas son la evidencia de una ocupación permanente durante un período de tiempo. También hay lo que se llama “registro vivo” de aquellas primeras ocupaciones: en Leones lo constituye la presencia de la rata europea y de las plantas de avena y perejil. Hacia mediados del siglo XVIII aumenta la presencia de expediciones militares, políticas y científicas españolas, inglesas y francesas. En el siglo XIX hubo más asentamientos estables y exploraciones en la región. En toda la región, la ocupación del espacio produjo modificaciones en la forma de vida de las poblaciones locales, alterando sus ritmos de vida (ya sea que se querían conquistar los territorios que ocupaban, o que los europeos trajeron el caballo), la explotación de recursos locales, las tecnologías y materias primas empleadas: talla sobre vidrio, la incorporación del metal en armas y herramientas, y el intercambio de bienes entre los indígenas y los europeos. Superpuestas a las ruinas inglesas y francesas, en Tova, hay restos de campamentos algueros posteriores, así como restos de establecimientos de la Armada Argentina (faros y balizas principalmente).

Recursos culturales subacuáticos También, y de manera mucho más “silenciosa”, debajo del mar y en algunos sectores de la costa, hay vestigios de naufragios que acusan la intensa actividad marina de aquellas épocas pasadas. Son los Recursos Culturales Subacuáticos, y los componen un buen número de naufragios de diferentes épocas y a diferentes profundidades, en su mayoría todavía muy poco estudiados. El norte del golfo San Jorge posee un importante patrimonio cultural subacuático y costero. Muchas expediciones dejaron en la zona vestigios materiales de sus actividades. Las fuertes corrientes y los numerosos accidentes geográficos de sus costas, sumado a los fuertes vientos típicos de Patagonia, eran (y son aún hoy) peligros para la navegación, especialmente para buques que navegaban a vela, lo cual ocasionó varios naufragios. Entre los naufragios que se ha logrado encontrar y comenzado a estudiar se encuentran los de: ¤ Isla Buque, los restos de un barco de madera, más un ancla en la costa de la isla ¤ Isla. Leones, Caleta de los Ingleses: restos de dos embarcaciones, de los cuales uno parece haber sido una embarcación de tipo auxiliar. ¤ Isla Viana: en las cercanías de esta isla se encuentra el naufragio del “Flora”, barco chileno de origen alemán, de casco metálico que transportaba carbón. Actualmente en la costa de la isla se encuentran numerosos carbones de tipo mineral. ¤ En las costas del Parque se encuentran numerosos restos de naufragios antiguos, que tormentas posteriores depositaron en zonas más elevadas, como los pilotes de madera que se encuentran un sector de la costa de la bahía Gil. ¤ En Bahía Troika, dentro de la Ea. San Miguel se encontraron sobre las rocas de la costa, materiales y estructuras pertenecientes a un naufragio. Se trata de maderos y herrajes que corresponderían a un barco a vela con casco de madera de medianas dimensiones. ¤ En las islas Tova y Tovita también se avistaron restos similares.

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Los arqueólogos subacuáticos cuentan con herramientas que les permiten determinar la procedencia, datarlos (establecer la fecha de fabricación) y armar la historia de los fragmentos que hoy se pueden encontrar. Se sabe que los barcos de madera se construyeron hasta una época determinada y que fueron sustituidos por los barcos de metal; el tipo de madera indica la procedencia, el país de fabricación del barco; el tipo de propulsión (vela, vapor o motor) también da una idea grosso modo de la época a la cual pertenece el naufragio o los restos encontrados. En el archivo del Programa de Arqueología Subacuática (PROAS) del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) hay información de al menos cuatro zonas dentro del PIMCPA que contienen restos de embarcaciones naufragadas. Esta información fue provista por personas que tuvieron algún contacto con los restos mediante buceo o durante las actividades de pesca deportiva. Es muy posible que en lo que es jurisdicción del PIMCPA se encuentren más sitios vinculados a naufragios que los que hoy se conocen. Con estos abundantes datos de naufragios surgidos de relativamente poca exploración, se entiende que el área del PIMCPA tiene un gran potencial en cuanto a sus recursos arqueológicos subacuáticos y costeros. Los restos de naufragios que se encuentran allí son testimonios únicos y valiosos de la intensa y poco conocida historia marítima de la región.

EXPLOTACIÓN DE RECURSOS NATURALES De la mano de la historia no contada de la navegación en la costa patagónica, desde principios del siglo XVI, el sector norte del golfo San Jorge fue escenario de diversas y sucesivas actividades. Entre las principales pueden mencionarse la caza de ballenas, lobos y pingüinos, extracción de guano, expediciones de buques nacionales, instalación de faros y balizas, transporte de personas y mercaderías. En las islas Leones y Tova, aún hoy se encuentran los restos de importantes factorías faenadoras de lobos y pingüinos que llegaban en busca de su grasa, piel y aceite, muy cotizados en el mercado europeo de entonces. Los primeros en explotar comercialmente y con permiso del recién conformado gobierno del territorio argentino, en el siglo XIX, fueron los ingleses. Poco tiempo después, llegaron los franceses, quienes aparentemente fueron los más duraderos, y quienes no contaban con dicho permiso de explotación. Hay bastante registro de tipo histórico en bibliotecas de sus países de origen y en los anales de las entonces empresas que explotaban los recursos.

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El Faro de Isla Leones El faro está emplazado en el punto más elevado de la Isla Leones a 80 metros sobre el nivel del mar. Es una casa faro única en su tipo de la costa argentina, construida por la Armada Argentina e inaugurado en el año 1917 y dejo de funcionar en 1968, siendo reemplazado por el faro instalado en la bahía San Gregorio, sobre la costa continental, directamente en frente al de la isla.

El Faro Leones conforma un extraordinario conjunto histórico de la época, ya que destaca no solo por su singular casa-faro; sino también por el sistema de vías Decauville, y los sistemas de captación de agua que fueron diseñados para su construcción y funcionamiento convirtiéndolo en un bien único dentro del sistema insular del Mar Argentino de gran valor para el patrimonio cultural y arquitectónico de la Nación Argentina.

En el año 2016 la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos lo declaró Monumento Histórico Nacional, otorgándole un valor único y facilitando las gestiones para su restauración. La visita al Faro conforma actualmente uno de los paseos más atractivos del PIMCPA ya que no solo permite conocer un ícono de la historia marítima de principios del siglo XX, sino que también permite durante la navegación hacia la Isla Leones realizar el avistaje de mamíferos marinos y de apostaderos de diversas especies como pingüinos, lobos marinos y cormoranes. Durante más 40 años, desde 1968 cuando dejó de funcionar, hasta el momento en que se crea el Parque Marino Costero en el año 2009, el faro ofreció refugio a navegantes y pescadores, sin mantenimiento de ningún tipo más que el voluntario de quienes vivían su mística, hecho a puro pulmón, por lo que se deterioró considerablemente. En la década de los ´80 un vecino de Camarones, Jorge “Ruso” Krieger, se asume como el custodio del faro, poniendo en condiciones mínimas habitables la parte de “casa”. Su labor y custodia fue seguida por el personal del PIMCPA a quienes les correspondió dicha tarea.

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BIBLIOGRAFIA Y NOVEDADES •

https://www.portaleducativo.net/quinto-basico/743/Los-viajes-de-Hernando-deMagallanes

Díaz Cabeza M. C. Criterios y conceptos sobre el patrimonio cultural en el siglo XXI. Universidad Blas Pascal. Serie Materiales de Enseñanza. Publicaciones de la UBP. 2010.

Grosso M. Explotación de pingüinos y guano en Chubut. Actividades económicas en la costa patagónica. Revista Todo es Historia. Nº 593, diciembre 2016. Pp. 72-80.

Murray C. y M. Grosso. Informe: Evaluación Preliminar del Registro Arqueológico Marítimo del Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral (Chubut). Programa de Arqueología Subacuática (PROAS)- Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL). 2017.

Plan de Gestión Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral. Documento Preliminar. 2016.

Coronato F., G. Cheli, G. Pazos y D. Udrizar Sauthier. Informe final del proyecto: Relevamiento Bio-Geohistórico de las Islas del Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral. Instituto Patagónico para el Estudio de Ecosistemas Continentales, Centro Nacional Patagónico-Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Marzo de 2017.

Proyecto de Restauración Faro Leones: Evaluación, diagnóstico y recomendaciones para su conservación y manejo. 2017.

Primera edición 2016-2017

Fascículos Con vista al Mar Contenido y textos: Sofía Alderete Revisión y correcciones: Ariel Serra – German Solveira y colaboradores externos

Diseño e ilustraciones: Gabriel Cortinovis

Imágenes: Se agradecen a los autores de la fotografías utilizadas, dichas fotos se encuentran en el banco de imágenes del PIMCPA con autoría propia o donadas por investigadores.

©PIMCPA2017 9


Parque Marino Costero Patagonia Austral

marinocostero@apn.gov.ar

Av. Costanera y Urquiza, Camarones, (9111), Chubut

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