Dra. María Esther Castillo Moreno/CIP
“Inteligencia social: La nueva ciencia de las relaciones humanas” Daniel Goleman Fuente: http://psikolibro.blogspot.com
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CAPÍTULO 21 DEL ELLOS AL NOSOTROS Poco antes del final del apartheid el sistema que mantenía segregados a los afrikaaners descendientes de los colonos holandeses de los grupos de color se celebró, en Sudáfrica, un seminario clandestino orientado al desarrollo de las habilidades de liderazgo que reunió durante cuatro días a unos quince ejecutivos blancos y otros tantos líderes de la comunidad negra. El último día, todos se quedaron clavados frente al televisor mientras el presidente W.F. de Klerk pronunciaba el famoso discurso que acabó con el apartheid. Durante ese discurso, de Klerk levantó la prohibición de una larga lista de organizaciones ilegales y decretó una amnistía que liberó a numerosos presos políticos. Anne Loersebe, una líder de la comunidad negra, estaba radiante porque, para ella, el nombre de cada una de las organizaciones iba asociado al rostro de algún conocido que, finalmente, podría salir de su escondrijo. Al finalizar el discurso, cada uno de los participantes tuvo la oportunidad de pronunciar unas breves palabras a modo de despedida. La mayoría simplemente subrayó lo interesante que le había parecido el seminario y mostró su agradecimiento por haber tenido la oportunidad de asistir. Cuando le llegó, sin embargo, el turno al quinto participante, un afrikaaner alto y emocionalmente muy reservado, se levantó y dijo, mirando fijamente a Anne: «Quiero que sepa que me educaron para pensar que usted no era más que un animal» y luego rompió a llorar. No debemos olvidar que nosotros-ellos no es más que el plural de yoello y comparte, en consecuencia, su misma dinámica subyacente. Como señaló Walter Kaufmann, traductor inglés de Buber, la expresión nosotros ellos «escinde el mundo en dos, los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad, las ovejas y las cabras, los elegidos y los condenados». No es posible, desde esa perspectiva, empatía ni, por tanto, relación alguna entre uno de nosotros y uno de ellos . Es precisamente por ese motivo que, si uno de ellos se atreve a hablar con uno de nosotros , no le escuchamos con la misma atención que si hablara uno de nosotros . El abismo que separa el ellos del nosotros sólo puede crearse en un clima de ausencia de empatía que nos permite proyectar sobre ellos cualquier cosa que queramos. Como dice el mismo Kaufmann: «La bondad, la inteligencia, la integridad, la humanidad y la victoria son prerrogativas del nosotros, mientras que la maldad, la estupidez, la hipocresía y la derrota forman parte del ellos ». Cuando nos relacionamos con alguien como si fuera uno de ellos, nuestro corazón se cierra al altruismo. Éstas son, al menos, las conclusiones de los experimentos realizados al respecto. Cierta investigación en la que se preguntó a una serie de