Safari Tipográfico

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Safari Tipográfico Historia de la Tipografía


Maria Paula Mera 201326984 Silvia Fajardo 201631046 Mayerly Sanchez 201632215


La tipografía es una herramienta de comunicación que permite la generación de una interpretación visual del lenguaje. El ser humano ha desarrollado diferentes habilidades expresivas, entre esas la escritura, que ha concedido la capacidad de generar registro y trascendencia a información de cualquier tipo. Ahora bien, el propio desarrollo de la escritura ha demostrado estar influenciado directamente por el contexto histórico; es decir, aspectos culturales, políticos, sociales, económicos, artísticos y de más, que han estado relacionados con la manera en la que la letra ha ido estructurando su forma. Entendiendo la época y el contexto como dos insumos indispensables para la creación y evolución de la escritura, se puede entonces afirmar que la sociedad también hace parte importante de dicha ecuación. El presente trabajo busca exponer a la ciudad contemporánea como una experiencia urbana tipográfica, en donde las letras hacen parte de un fenómeno cultural, social y humano que constantemente expresa y comunica su propia esencia. Teniendo en cuenta que el concepto de la ciudad, en este caso la ciudad de Bogotá DC, contempla la vida en comunidad dentro de un espacio condensado de información grafica, avisos, letreros, propaganda, arte urbano, etc., es claro que toda la expresión visual está distribuida de manera estratégica y de forma sectorizada. Esto significa que ciertos sectores de Bogotá tendrán una identidad visual muy parecida en cuanto al tipo de almacenes, restaurantes o tiendas que lo comprendan. Entonces, si se desea entender a la ciudad como un fenómeno tipográfico, es importante establecer un sector en particular que pueda dar cuenta de dicha configuración.



El Cementerio Central de Bogotá fue construido por Pío Domínguez y Nicolás León en 1836, está ubicado en la carrera 20 Nº 24-80 en el barrio Santafé. Declarado Monumento Nacional, es un lugar que evoca la memoria histórica de Bogotá y da cuenta de un sentido de trascendencia. En él se puede apreciar la arquitectura, los monumentos y la estética propia del siglo XIX y XX, a través de las tumbas pertenecientes a personajes históricos como, ex presidentes, poetas, escritores y científicos colombianos. También es un lugar en donde se puede observar el uso de diferentes estilos tipográficos que han acompañado a las lápidas y a los diferentes soportes que han sido utilizados para dejar un registro permanente. En éste Safari Tipográfico se tomo éste sector de Bogotá como punto de referencia; se pretende analizar el comportamiento de la tipografía, en términos de aspectos conceptuales y formales.


El safari consistió en recorrer las calles que rodean el cementerio central de Bogotá, en donde se encuentran múltiples locales destinados a esculpir y marcar las lápidas fúnebres. Se entró en contacto con los dueños de cada negocio, quienes dieron cuenta de las dinámicas que envuelven este proceso de sepultura y la manera en la que la tipografía juega un papel fundamental. También se ingreso al cementerio, en donde se realizo un recorrido entre las tumbas, los monumentos y los mausoleos.

Carrera 20 Nº 24-80 barrio Santafé


¿A qué tipo de letra o familia tipográfica tienden los estilos usados en las lápidas? ¿Existe alguna correlación entre la época y la tipografía? ¿Se visualiza una evolución? ¿Cómo es diferente la experiencia tipográfica en este cementerio, a otros cementerios de la ciudad? ¿De qué manera se puede entender este sector de la ciudad como un fenómeno tipográfico? ¿Qué factores definen el tipo de letra que se va a utilizar para la memoria de una persona? ¿Cómo se puede describir la influencia social y económica sobre la tipografía en un cementerio?





La escritura nace en la antigua Mesopotamia como herramienta de solución para la necesidad y el deseo humano de la trascendencia. Se buscaba la manera de registrar información de forma permanente para luego poder volver a ella en un futuro. El humano ha demostrado con el invento de la escritura, que anhelaba encontrar un modo de memoria imborrable en donde se pudiera plasmar información de manera física para lograr trascender en el tiempo. El cementerio es un lugar en donde éste concepto está plasmado en cada rincón, pues es un espacio que el hombre ha designado como territorio de memoria y de cierto modo, inmortalización de la vida. Resulta interesante observar la manera en la que todos los aspectos formales de este sitio puramente ritualista, como su arquitectura, los mausoleos, las lápidas e incluso la tipografía, reflejan su esencia conceptual y del mismo modo dan cuenta de su sistema de creencias religiosas. Como primer punto de análisis se tomará como referencia el soporte del fenómeno tipográfico que aparece en éste sector de la ciudad y la forma en la que describe visualmente esta noción de memoria y trascendencia en el tiempo. Es importante contemplar éste aspecto formal como primer punto de partida, pues es lo que más adelante definirá y determinará la forma de la letra que se plasmará sobre el. Las lápidas funerarias que se encuentran en el cementerio central son evidentemente el soporte principal de la escritura. Marcando los mausoleos, las tumbas y los monumentos, este rígido y perdurable soporte funciona como el principal motor de la inmortalización y recordación de los difuntos. Esto resulta de vital importancia, pues es finalmente lo que le da razón de ser al material que se utiliza: mármol, cemento o piedra. Estos materiales son de carácter fuerte, irrompible e inquebrantable, lo que se traduce en aquella necesidad de encontrar un soporte que evidencie el concepto de trascendencia. Cabe resaltar que este material es propio de diferentes técnicas de inscripción, lo que lo hace el soporte perfecto para grabados o tallados, que dejan una letra escrita en relieve y no solo en un trazo pigmentado. Así las cosas resulta evidente que el soporte es uno de los aspectos formales mas importantes sobre el fenómeno tipográfico aquí presente, pues es lo que le da sentido a un sistema de creencias y concepciones sobre la vida y la muerte. La piedra, el mármol y el cemento son materiales que gritan “eternidad” y que finalmente expresan visualmente un sentido de recuerdo y memoria intachable sobre algo pasado.


Inicialmente nos planteamos una hipótesis que suponía que a medida que pasaba el tiempo, el estilo de las letras usadas en las lápidas de los osarios y cenizarios, el soporte y el método de grabado iba a ir cambiando. Con esto en mente, cuando fuimos al cementerio comenzamos a buscar las lápidas más antiguas, y de este modo fuimos avanzando por “la línea del tiempo” buscando las más recientes. Lo que encontramos nos llamó mucho la atención ya que aunque en efecto se nota un cambio pequeño, sobretodo en las más antiguas, el cambio solo se debe al avance de la tecnología. Antes no había máquinas que hicieran este trabajo, dejando como resultado que mayoría son talladas a mano. Encontramos que no hay relación directa entre la tipografía y la época, sino que el cementerio es un reflejo de las preferencias familiares y el presupuesto. Las diferencias entre los osarios y cenizarios se pueden encontrar de forma más evidente dependiendo del sitio en el que se encuentran dentro del cementerio. Vimos que las de alrededor eran propiedad del distrito, por lo tanto tienen una letra y un soporte específico haciendo que el diseño se vea muy homogéneo. El cementerio permite a las familias alquilarlas por cuatro años, por lo tanto el estilo de las lápidas tienen algunas cosas en común. Primero, el soporte es en mármol gris, ya que este no es muy costoso, y las familias no invierten mucho en estas lápidas porque por tan poco tiempos no vale la pena. Por otro lado, la administración limita los colores y el diseño. No permite usar colores en estas lápidas, entonces las letras son grabadas con máquina y en algunos casos tienen colores entre rojos, cafés y negros. También evitan los adornos muy grandes y fáciles de robar, provocando que si la familia quiere hacer un diseño sobre el mármol, este debe ser tallado.


El estilo de tipografía no está impuesto previamente, pero tiende a ser muy parecido ya que se mantiene estable y no cambia mucho a lo largo del tiempo. Finalmente están las lápidas compradas. En estos casos, las familias tienen derecho a diseñarlas a su gusto. Por lo general, estas tienen tipografías que usan letras mayúsculas y están bien espaciadas entre ellas. También se encuentran los monumentos que algunas familias compran, y aquí se entierran a varios miembros de la familia. Aquí, las letras no son talladas, sino que sobresalen del mármol. El cementerio central es distinto a otros cementerios de la ciudad ya que en los privados, por lo general los osarios y los cenizarios están diseñados por una sola iglesia, dejando como resultado que todo el muro se vea igual. Aquí, ya que cada familia tiene la libertad de diseñar la lápida, se puede ver reflejada la identidad del difunto. Por ejemplo, hay lápidas que en vez de tener tallada una cruz, tenían el escudo de un equipo de fútbol. Otras que tiene una frase o un párrafo que describe lo importante que fue la persona.



En términos de aspectos formales de la tipografía que se encontró en este sector de la ciudad, se puede afirmar que la mayoría de letras evidencian una tendencia a manuscritas, cursivas, itálicas y serifadas. Es interesante observar la manera en la que el cliente, a pesar de tener plena libertad para escoger el tipo de letra, usualmente tiende a escoger el mismo estilo. La anatomía de las letras en el cementerio central comparten muchas características entres si, sin necesariamente pertenecer a la misma familia tipográfica. En virtud de lo anterior, se puede avalar que existe un fenómeno social y cultural que ocurre en este territorio de Bogotá, presente en la tipografía utilizada. El Cementerio Central de Bogotá es un lugar rico en tipografía, pues en sus lápidas se pueden apreciar diferentes tipos de letras de distintas épocas. A través del recorrido podemos observar que existe una preferencia por la letra Cursiva, Serif y Sans Serif. Algunas letras se tallan en bajo relieve y otras en alto relieve, la mayoría son de color negro, tal vez con la intención de dar mayor contraste y énfasis al nombre que allí se encuentra y otras conservan el color de la propia lápida, en el caso de las que están hechas con mármol y granito. Cabe recalcar que en la mayoría de estas se usan combinaciones de letra Cursiva Serif o Cursiva Sans Serif. La cursiva es usada principalmente para el nombre y el epitafio, y las serifas son usadas para indicar las fechas. Teniendo en cuenta las diferentes letras usadas y complementándolas con el material usado para las lápidas, podemos evidenciar la división socio-económico de la ciudad, pues, algunas solo son ladrillos, otras solo cemento y sobre este se aplica una capa de pintura blanca además de la escritura hecha a mano. En otras se puede ver la calidad de estas y el tiempo de dedicación para su realización y detalles como el tallado de imágenes en relieve. La tipografía Sans Serif, la cual es fácilmente identificable en el cementerio, fue usada habitualmente en las lápidas hasta alrededor de la segunda mitad del siglo XX, alrededor de los años 60s, pues esta permitía y permite tener mayor claridad sobre el nombre allí contenido, como podemos observar en las imágenes. En ese momento y hasta ahora es habitual el uso de letras antiguas como la cursiva.


Para concluir, es importante recalcar el uso habitual de la letra cursiva para indicar principalmente el nombre. Aunque hay que tener en cuenta que las familias son totalmente libres de la elección del tipo de letra que se usa en la lápida, esto puede ser visto como un fenómeno tipográfico dentro del cementerio, que al ser usado frecuentemente por estas es un indicio de la creación de memoria alrededor del familiar que ya no está. La letra cursiva es continua y se retiene más en la memoria, y además representa a la persona como un todo. Al analizar la ciudad como una experiencia urbana, se puede entender que existen diferentes dinámicas sociales e históricas que definen la manera en la que se construye y configura la vida en sociedad. En este caso de estudio, en donde se tomó por referente las calles que rodean al cementerio central de la capital colombiana, se logró encontrar un sentido de la tipografía como agente expresivo de un sector en particular. Como ya se ha mencionado anteriormente, un cementerio es un lugar lleno de tradiciones, rituales, creencias y religiones, lo que lo convierte en un espacio conceptualmente cargado de significado. Por lo tanto, la letra que lo rodea se presenta como una herramienta de expresión y comunicación, en donde todos estos valores se retratan perfectamente. En cuanto a los colores que dominaban estas calles de Bogotá, se podía apreciar una paleta de colores un poco lúgubre y triste. Comprendida por blancos, negros, grises, rojos y cafés, los sentimientos y emociones que evoca un cementerio se veían plasmados en las lápidas fúnebres. La letra y el color logran entablar una relación directa y bastante estrecha entre si, pues de manera complementaria se unen para dar cuenta de significados religiosos y concepciones de la vida después de la muerte.


En conclusión, durante esta experiencia tipográfica vimos que en el cementerio central de Bogotá, los estilos de letra más usados para las lápidas son la cursiva, que se caracteriza por sus curvas y por ser modulada, y la serifada alta, que es delgada y también muy modulada. Por otro lado, se encontró que el tipo de letra, el diseño y el soporte no cambian significativamente a medida que pasa el tiempo, de manera que no se encontró una correlación entre la época y la tipografía. Es decir que la evolución tipográfica no es tan grande como esperábamos, y esto se debe a que aunque las familias tengan la libertad de diseñar las lápidas como quieran teniendo en cuenta algunos parámetros como el color, hay una tendencia a quedarse con lo tradicional y seguir el modelo ya establecido. Este hecho de quedarse con lo tradicional evidencia una influencia social, y del mismo modo refleja a un sector donde domina lo clásico, lo religioso y lo ritual, permitiendo que un estilo, en términos de fenómeno tipográfico, se haya mantenido por muchos años. Este apego por lo tradicional también se ve reflejado en las técnicas usadas para hacer las letras. En un principio eran talladas a mano, y con el avance de la tecnología, actualmente se hace con la ayuda de una máquina siguiendo el patrón de las que fueron hechas a pulso. El material del soporte varía, y la forma de grabado también, y esto está directamente relacionado con sus precios, de modo que esto permite identificar la influencia económica. Todo esto hace que de cierta forma, el cementerio se vea homogéneo, y así mismo, al ser un cementerio público y que las familias puedan diseñar la lápida permite que cada una tenga su propia identidad.



Jorge Cordero es el propietario de la marmolería “San Jorge”, la mas antigua del cementerio; está ubicado sobre la carrera 17 desde hace más de 70 años. En este tipo de negocios una lápida en mármol italiano carrara puede llegar a costar entre los 600 a 700 mil pesos. El color es uno de los aspectos que determina el precio de cada lápida, por ejemplo cuando se va a realizar una en mármol negro el precio será más elevado que las grises o las blancas. Cordero afirma que la tipografía que se utiliza en cada registro depende enteramente del cliente y de sus preferencias. Aun así confirma que las personas que llegan a su local usualmente buscan uno de dos estilos: o una letra serifada, delgada y alta, o una cursiva con bastantes curvas y modulaciones. Durante el safari, resultó evidente que estas eran dos tendencias que se repetían bastante, aunque en efecto hay excepciones en donde las familias escogen una tipografía diferente por fuera de la tendencia. Según su experiencia en este ámbito, Cordero afirma que en términos de evolución tipográfica se ha observado un cambio muy leve con el paso de los años. Así haya casos en donde se vea un estilo de letra inesperado y diferente, existe un apego a lo antiguo y a lo clásico; a lo que ya esta establecido socialmente como propio de un cementerio. En este local en particular la técnica de grabado se ha mantenido intacta desde su inicio hace más de 150 años, en la que se maneja un puntero como herramienta primordial para tallar a pulso cada una de las letras. En otros locales existen otros tipos de técnicas, en donde la maquinaria reemplaza el trazo humano.






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