pensar la arquitectura

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marĂ­a noriega



Índice

Una intuición de las cosas

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La dura pepita de la belleza

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De las pasiones a las cosas

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El cuerpo de la arquitectura

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Enseñar arquitectura, aprender arquitectura

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¿Tiene la belleza una forma?

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Una intuición de las cosas 2014

En busca de la arquitectura perdida Cuando pienso en arquitectura emergen en mí determinadas imágenes. Muchas están relacionadas con mi experiencia como estudiante de arquitectura; contienen el saber que, con el paso del tiempo, he adquirido sobre la arquitectura. Otras imágenes tienen que ver con mi infancia y cotidianidad; recuerdo aquella época de mi vida en que vivía la arquitectura sin reflexionar sobre ella. Aún creo sentir en mi mano la manija, aquel trozo de metal, largo, liso y frío, que agarraba cuando salía al patio de mi abuela. Aquella manija se me sigue presentando, todavía hoy, como un signo especial de la entrada a un mundo de sentimientos y aromas variados. Recuerdo la textura áspera del suelo de asfalto bajo mis pies, las hojas caídas de los árboles que decoraban el piso a mi paso, y todavía retengo en mis oídos cómo la pesada puerta de madera de la calle se abría hacia mí, y recorro la amplia sala y entro en la cocina, el único espacio de la casa realmente ventilado. Sólo este espacio -así se me quiere aparecer hoy- tenía un techo blanco que se difuminaba en una luz indirecta, y el piso liso, frío y de un rojo oscuro daban a mis pasos una cadencia singular, mis pies se deslizaban suavemente sobre él, mientras que las flores encima de la nevera, siempre lirios, emanaban aquel singular olor a primavera, fresco y revitalizante. En esa cocina todo es como suele ser en las cocinas de campo. No tenía nada especial. Pero quizá precisamente por ser, de una forma casi natural, una cocina ordinaria ha quedado presente en mi memoria como símbolo de lo que es una cocina. La atmósfera de ese espacio se ha fundido para siempre con mi representación de lo que es una cocina. Y así podría seguir con una narración continuada que hablara de todas las manijas que vinieron después de aquella manija que abría la puerta al patio de mi abuela; o de los suelos o de las blandas superficies calentadas por el sol, o de los adoquines recubiertos de hojas de chaparros en julio, 9


o bien el particular sonido que cada puerta emitía al cerrarse, unas con un sutil y sosegado chirrido, otras con un sonido seco, fuerte, propagado. Recuerdos de esta naturaleza contienen las vivencias arquitectónicas de más hondas raíces que he llegado a conocer, y constituyen los soportes de los estados de ánimo y las imágenes que últimamente trato de sondear en mi trabajo como estudiante de arquitectura. Cuando me pongo a proyectar, me encuentro siempre, en un principio, angustiada. El inicio de un proyecto, por pequeño que sea, siempre me sitúa en un estado de ánimo ansioso, temeroso. Desde hace ya algunos años, tengo como costumbre correr a refugiarme en la solidez de un libro, de sus palabras, de sus imágenes para así poder entender qué espacio es el que quiero crear. En este proceso, hace muy poco, me di cuenta de que al abrir y ver, siempre por primera vez, cada libro me encuentro sumida en viejos y casi olvidados recuerdos que urjo venir una y otra vez. Estas imágenes siempre acompañan mis reflexiones sobre arquitectura y me ayudan a entender y a advertir los lugares desde otro punto de vista, es ahí cuando trazo la primera línea. Construido de materia Las obras de Giuseppe Penone y algunos artistas del grupo de arte povera, enseñan, bajo mi punto de vista, algo instructivo. Lo que me impresiona es el empleo preciso y sensorial del material en las obras de arte. El manejo del material muestra la confluencia entre la mano del hombre y la esencia verdadera de esos materiales sin pretensión alguna. En mi trabajo intento visualizar los materiales de un modo similar. Creo que en el contexto de un objeto arquitectónico, la precisa combinación de los materiales puede generar resonancias, que en un determinado momento adquieren cualidades poéticas cercanas al alma humana. La comprensión de los materiales la realizo desde dos aspectos, su sensorialidad y su limitabilidad. El primero me permite percibir el material desde su olor, su expresión acústica, su textura y su forma primaria, con el segundo entiendo su comportamiento técnico y sus 10




capacidades. Pienso que el sentido del material surge cuando el objeto arquitectónico hace presentes determinadas cualidades de los materiales que son únicamente perceptibles en este objeto y en ese preciso empleo del material. Al trabajar de esta manera, es necesario preguntarse que puede significar determinado material para determinado conjunto arquitectónico. La elección del material es subjetiva y se basa en la sensibilidad y la intuición de cada uno. Para esto creo que es necesario tratar constantemente con el material, entender sus particularidades, aquellas propiedades que dotan al material de sentido, en las que está su potencial. El trabajo de las cosas Se dice que una de las cosas más impresionantes de la música de Johann Sebastian Bach es su “arquitectura”. Recientemente escuché una composición suya llamada Chaconne, su construcción me produce la impresión de algo estructurado y nítido. Todo sucede en esa construcción . Cada uno de sus elementos melódicos, armoniosos y rítmicos se repiten una y otra vez después de interludios silenciosos, con cada nueva repetición estos adquieren nuevos significados sin perder la percepción de conjunto. Su música deja entrever las pautas que determinan la construcción de sus obras. La construcción es el arte que materializa aquello que pensamos, imaginamos y trazamos en una superficie. Los edificios son testimonio de la capacidad humana de construir cosas concretas. Es ahí, cuando se ensamblan materiales concretos, donde la arquitectura pensada hace parte del mundo real. Admiro el arte del ensamblaje, por las aptitudes de los constructores, artesanos e ingenieros. Me gustaría adquirir ese saber sobre la producción de las cosas y el manejo de los materiales. Desde hace muy poco, intento proyectar teniendo en cuenta estos saberes, viendo libros de empates y uniones y consultando con un carpintero y un ebanista que conocí recientemente, los detalles que me gustaría 12


incorporar en los edificios que visualizo. Siempre me asombra cada cosas nueva que me explican y me muestran, hay un mundo infinito de posibilidades. Siento admiración por los objetos bien trabajados y acabados. Cada vez que contemplo un objeto de este tipo pienso que nuestro verdadero trabajo reside en la culminación de las cosas que pensamos. En ellos me fascina poder entrever el proceso constructivo, la concentración y el esfuerzo. Es ahí en la materialización de los objetos donde pienso que el cuidado y el saber de la persona que lo ha hecho se ven recompensados.

Por la tranquilidad del sueño Amo la música. La melodía íntima de los conciertos de piano de Chopin, la emoción que desprende la música de Charles Mingus, el timbre de la voz humana en ciertas canciones me son muy cercanos. La capacidad humana de inventar melodías, armonías y ritmos me asombra profundamente. No obstante, el mundo de los sonidos también abarca los ruidos, las desarmonías, los ritmos quebrados y fragmentados y los apelotonamientos de sonidos. Con estos elementos trabaja hoy la música contemporánea y la música experimental. Pienso que la arquitectura contemporánea puede hacerse pensando en los dos tipos de sonidos que conocemos, claro está, en su justa proporción. La composición de un edificio, pienso, en su mayoría y desde su concepción debe basarse en armonías, sin embargo, las rupturas y quiebres son necesesarias, son la bocanada de aire fresco que siempre se necesita en cualquier proyecto. La arquitectura tiene su propio ámbito existencial. Pienso ella no tiene el deber de enunciar cosas, ni de expresar un manifiesto. El objeto arquitectónico debe ser sencillamente un telón de fondo para la vida que junto a ella transcurre, un recipiente que permita el desarrollo de la cotidianidad, un refugio para nuestra alma inquieta, un interludio para la tranquilidad, para el sueño. 13



Dibujados a partir del anhelo En agosto empecé a tomar un curso de dibujo, una de las actividades más placenteras que me gusta realizar. El taller tiene como objetivo que cada uno adquiera una compresión en su manera de operar, su ritmo de trabajo y la búsqueda material que estimule el proceso creativo. En el tiempo que he dedicado a la clase me he dado cuenta de que el dibujo forma parte importante de mi modo de expresar las cosas, de reflexionar, de soñar y proyectar. Lo interesante del dibujo es que cada línea va poniendo la siguiente, cada una representa un momento, un atributo que completa el conjunto y le da un sentido; un dibujo se puede desarrollar infinitamente. En mi trabajo como estudiante, he constatado que la arquitectura es material, existe en el mundo físico. Las representaciones arquitectónicas cuyo contenido es lo aún no construido forman parte importante del proceso de proyección. En este sentido pienso que los primeros bocetos son los que representan el verdadero proyecto arquitectóncio. El dibujo arquitectónico intenta crear imágenes que irradien la presencia del objeto en determinado lugar, reflejan ideas, opciones, distintos puntos de vista de un mismo objeto. Sin embargo, el empeño puesto en un dibujo arquitectónico no puede ser el mismo del de un dibujo artístico, donde el dibujo es el fin mismo. En la arquitectura, la representación es un medio utilizado en varios momentos del proceso para llegar a construir el objeto anhelado. Cuando proyecto, intento realizar bocetos de las primeras ideas que me vienen a la mente con respecto al espacio y las relaciones que deseo que existan en él. Procuro hacer dibujos rápidos, más que todo manchas, y, según siento, expresivos, para que en los momentos en que vuelva a verlos puedan volver a guiarme, una y otra vez. Sin embargo, últimamente he trabajado el dibujo a partir de la línea, de su grosor, de su textura para buscar la atmósfera apropiada para cada proyecto. Dibujos de este género forman parte importante en mi vida, ya sea porque estoy desarrollando un proyecto para alguna asignatura o por el simple placer de imaginar lugares que todavía no son, pero tengo la esperanza de que algún día puedan ser. 15




Rendijas en el objeto sellado “Las casas son creaciones artísticas. Se componen de particularidades que deben concatenarse unas con otras. La calidad de estas uniones determina en gran medida la calidad del objeto acabado.” 1 Siento una gran fascinación hacia la escultura como materia de construcción. Me interesa ver cómo a partir de partes precisas ensambladas y unidas se puede dar forma a un objeto íntegro. Por ejemplo, los objetos de hierro de Eduardo Chillida dan una sensación de continuidad y totalidad como como si de piezas de vidrio se tratase. Varios artistas contemporáneos incluyen sus objetos métodos de ensamblaje y uniones sencillos, con los que tengo cierta familiaridad. Tadashi Kawamata y Martin Puryear entre otros, trabajan con naturalidad y desenvoltura en composiciones espaciales, con recubrimientos, pliegues, estratificaciones o agolpamientos, para formar un todo con muchas partes. Me sorprende la forma en la que se maneja el material en estos objetos artísticos. Puedo percibir la prolongación del material por toda la pieza, no hay rastro alguno de ningún capricho que pueda dañar la totalidad del conjunto. Todo parece fundirse en un solo objeto, resultado de una gran paciencia, una fuerte voluntad y un minucioso trabajo. El objeto terminado se hace presente en el espacio e invita a la caricia del ojo y de la mano. Cuando proyecto, me agrada ver una y otra vez estos objetos. La mayor parte del tiempo procuro que mi trabajo tenga el sentido que tienen estas esculturas, parto de la particularidad para llegar a la unidad. Hasta ahora no he logrado este objetivo. Pienso que me hace falta más experiencia, más astucia para solucionar los encuentros de los diferentes elementos, más voluntad. Creo que, como futuros arquitectos debemos ser capaces de expresar en los detalles el concepto fundamental del proyecto, y así poder llegar a formar un edificio con resonancias perceptibles.

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Cuando los detalles se hacen con un propósito y a conciencia, el conjunto cobra sentido. Se logra la totalidad, cada elemento es parte del otro y del todo, necesariamente se pertenecen. La mayor parte del tiempo mi mirada se topa con detalles. A veces unas simples platinas de acero que mantienen firmes los montantes de una baranda generan en mí una profunda emoción que al instante guardo en una fotografía. La arquitectura está en los detalles. Más allá de los signos Nací en una época marcada por la manipulación tecnológica. La realidad es cada vez más abstracta. Los celulares, computadores, tablets, televisores entre otros objetos, restringen cada vez más la realidad, la vida. Me agobia la cantidad de información con la que tengo contacto a cada momento y de la que debo estar pendiente para poder estar “al día”. Es angustiante saber que todo cabe y todo lo puede hacer un aparato, ya no hay necesidad ni de hablar, ni de escribir, ni de hacer, ni de salir. La contradicción, la arbitrariedad y la artificialidad es evidente, lo abstracto y lo virtual configuran gran parte de la realidad. La vida actual es agotadora, los constantes flujos de información y signos desdibujan la realidad. Entender a profundidad alguna cosa es un reto en el mundo actual; todos sabemos un poco de todo, pero en realidad pocos comprenden verdaderamente algo. La importancia de las cosas y de los hábitos se ha ido desvaneciendo, estamos a la deriva, sin tiempo, sin lugar ni conciencia de ellos. Por lo anterior y con el fin de calmar la ansiedad que siento constantemente, dedico un momento de mi día a trabajar en algo concreto, por lo general me planteo un proyecto de tiempo indeterminado en el que tenga que pueda manipular algunos materiales. Me gusta sentir el peso del material en mis manos y ver cómo poco a poco lo voy refinando, formando lo que quiero que sea. Lo hago simplemente por placer. Siento gran aprecio por la casa de mi abuela. Es, pienso, el único lugar en dónde puedo estoy cómoda en donde la serena presencia de las cosas me tranquiliza. Ver la silla de madera y cuero en su lugar junto con la 19



rio,

mesa para cocer simplemente estando allí , es sencillamente maravilloso. Esta imagen me conmueve a un nivel primario, que no entiendo y no quiero entenderlo. Simplemente me gusta sentir ese vacío interior que experimentó al percibir esos objetos que, al parecer, por el simple hecho de existir son y tienen su peso cargado de sentido. Esto me hace pensar que en las cosas comunes y corrientes, del día a día, reside un potencial intenso y vital. Pienso que los cuadros de Jennifer Trouton, de escenas cotidianas, captan fugazmente la fuerza especial que se desprende de los objetos concretos.

Paisajes completados ¿Cómo puede hacerse presente un edificio? Esta pregunta ha rondado mi mente en las últimas semanas. Es todo un reto el poder materializar un proyecto y que este evenetualmente, pueda quedar enraizado en un lugar determinado. Todavía no he logrado llegar a ninguna conclusión, a veces pienso que es cuestión de suerte y voluntad, pero al mismo tiempo siento que hay algo más... Algo que percibo y se me escapa, ese “click” que hace que todo tenga un sentido, y que en últimas le confiere su presencia. Creo que con la intervención de cada nuevo edificio uno debería poder ser capaz de replantear una determinada situación actual. Para esto pienso que es necesario confiar en la intuición, que muchas veces es afin con la razón, y dotar de un carácter definido al proyecto en proceso de formación. Pienso que las cualidades perceptibles de un edificio deberían dialogar con el pasado, retar el presente y mirar al futuro. La arquitectura, como nosotros mismos, esta ligada al tiempo y esto obliga a pensarla desde múltiples ángulos, con diversas miradas. Confío en que si uno realiza concientemente un proyecto, considerando los anteriores enunciados, los edificios pueden llegar a pertenecer a un lugar. Creo que lo que refuerza su presencia en el lugar es precisamente su naturaleza abierta, que posibilita buscar el orden subyacente de las cosas, la suma total de las experiencias, la acumulación de memorias. Sin embargo siento que todo lo que acabo de mencionar sólo tiene validez 21




para uno, quien quiera que sea, pues, como plantea George Berkeley: “¿qué son los objetos mencionados sino las cosas que nosotros percibimos por nuestros sentidos, y qué otra cosa percibimos aparte de nuestras propias ideas o sensaciones?”2. Pienso que en cierta medida, uno hace lo que desea, materializa profundas pasiones siempre pensando dentro de un marco ético necesario para la existencia de la arquitectura.

La tensión en el interior de un cuerpo Desde que entré en la facultad de arquitectura empecé a interesarme en la obra de Alvar Aalto. Primero, naturalmente, vi sus obras arquitectónicas, los dibujos que desarrollaba para ellas y los objetos finalizados. Me gusta ver sus planos técnicos, pero creo que de todos los planos detallados y objetivos que he visto prefiero los que hace para sus muebles, para las piezas pequeñas. Todos estos dibujos explican y muestran las medidas y formas de las piezas, sus uniones, su armado y su forma final. Pienso que los planos de obra deberían poder entenderse tan fácilmente como se entienden los planos hechos para armar un mueble. Me gusta pensar en los edificios como cosas pequeñas para entender todos sus sistemas y las tensiones y fricciones generadas entre los mismos. Considero que gran parte del sentido de la arquitectura está en los detalles y la materialidad. Para mí es importante poder entender a un nivel anatómico el proceso constructivo de las cosas. Siento gran admiración por aquellos edificios en los que cada elemento da un atisbo del funcionamiento total del objeto, en donde no hay pretensiones ni detalles muy sofisticados y sin embargo los detalles desaparecen creando tensiones interiores. Aquellos edificios me retan y me enseñan cosas una y otra vez con cada nueva mirada. 24


Verdades inesperadas Mi mamá es docente de literatura. Desde pequeña siempre me gustó leer. Más que nada leía cuentos cortos que forman parte de la biblioteca de mi casa llenos de metáforas y situaciones íncreibles, que me dejaban imaginar y disfrutar. Años después, he aprendido a entender que toda narrativa representa una forma importante de aprendizaje y permite la persecución de lo que uno esta buscando. Como estudiante de arquitectura, me inclino a creer que crear una corta historia o un espacio más bien pequeño es un asunto importante para cualquier arquitecto. Hace poco, para una clase nos propusieron hacer una bóveda para un espacio determinado a elección nuestra. Pensar en una intervención pequeña bajo un concepto determinado me ayudó a entender el lugar de una forma distinta. En el proceso, me permití relajarme y experimentar con el material y las diferentes relaciones espaciales que podía generar a partir de mi sentir personal y varios criterios objetivos. Pensar en intervenciones y productos puntuales me ha ayudado a entender cosas que no había podido comprender antes. Deseo Hace muy poco comprendí que para hacer arquitectura, necesariamente se deben desarrollar dos tipos de pensamiento: el lógico y el analógico. El pensamiento lógico ya lo conocemos muy bien, pues es el que se nos enseña en todas las instituciones educativas, es lo verbal y razonal. Por otra parte, el pensamiento analógico se basa en imágenes y relaciones. Las obras arquitectónicas se construyen por partes iguales de razón y sentimiento, por y para las actividades de la vida diaria. Como futuros arquitectos necesitamos hacer conciente nuestro pensamiento analógico para de esta manera poder entender más acerca de esas pasiones que animan nuestro trabajo y poder refinarlas. El proceso de proyecto no se trata solo de encontrar una solución a determinada situación, sino que es la interacción del sentimiento y la razón en un proceso reiterativo de descubrimiento. Estas dos partes, propias de la naturaleza del ser humano, siempre están en constante diálogo ratificándosa la otra para formar un veredicto final. 25



Proyectar es entender y ordenar las necesidades de la sociedad, pienso que gran parte del proceso está en plantear reglas de juego. Sin embargo, pienso que la buena arquitectura no se detiene en este punto sino que va más allá, logrando dar forma a un objeto único, radiante, propio del lugar. Creo que el último momento del proceso proyectual tiene que ver con la inspiración, con la emoción genuina que llega sin previo aviso y hace que veamos el edificio bajo otra luz. Somos concientes de que ese es el proyecto que queremos llevar a cabo... ¿De dónde proviene este estímulo, es acaso algo asociado con el subconsciente, con la intuición? Escrito en el espacio La geometría es un de las herramientas más importantes para los arquitectos. Con ella aprendemos a comprender el espacio en terminos de dimensión, proporción y relación, esta es parte de la arquitectura. La arquitectura se configura a partir de la relación existente entre la masa y el vacío. De este modo, uno puede operar desde la exclusión, cerrándose al interior (cuerpo), y desde la inclusión, abriéndose al exterior (vacío). El espacio se entiende a partir de las anteriores acciones, y estas a su vez existen a causa de la otra, como bien lo ha dicho José Bergamin, “Si los silencios no hablaran, nadie podría decir lo que callan las palabras.” Como futuros arquitectos, nuestro trabajo consiste en ocuparnos del espacio y de la experiencia de los demás en el. Pienso que la belleza de nuestra profesión está en el simple hecho de poder señalar un lugar dentro de la infinitud que nos rodea, en el apropiarnos de lo indefinido y poder definirlo de cierta forma. Al momento de recibir un ”encargo”, trato de entender muy bien las especificaciones y los datos básicos del lugar con el fin de simplificar un poco el asunto y divertirme haciendo esquemas espaciales y volúmetricos básicos del nuevo edificio. Para mi es importante pensar tanto en superficie como en volúmen pues cada una me muestra de formas diferentes las relaciones que se van formando al interior y exterior, me muestran el potencial o la carencia de este en el proyecto. 27




Razón práctica Proyectar significa inventar. Hace tres años, cuando empecé a estudiar arquitectura, para mí y muchos de mis compañeros el anterior era el principio fundamental a seguir. Ahora me veo obligada a constatar que en el fondo, son pocos los problemas arquitectónicos para los cuales no hayan sido halladas con anterioridad soluciones válidas. Cuando hago un análisis retrospectivo de los trabajos que he realizado a lo largo de la carrera, puedo ver ciertos patrones que se repiten en cada uno de mis proyectos. Pienso que desde que empecé a estudiar arquitectura muchas de las cosas que realizo tienen mucha afinidad entre sí saltando a la vista el empleo repetitivo de una o dos soluciones que he llegado a conocer durante mi tiempo de aprendizaje. Es importante tener conocimientos sobre la historia de la arquitectura pues lo que se aprende de ella puede servir como punto de partida, consciente o inconscientemente, para iniciar un proceso proyectual. No quiero decir que sea necesario partir de la historia de la arquitectura cuando se proyecta, pues este proceso es más bien espontáneo y sinuoso. Sin embargo, en aquellos momentos de desesperación en los que todo conocimiento parece más bien estorbar es mejor dar alejarse un momento del trabajo, despejar la mente, confiar en el instinto y empezar a dibujar. A veces estos bocetos primarios son los que arrojan la solución buscada. Estoy de acuerdo con Kahn cuando dice: “Un edificio debe comenzar con lo inconmensurable, luego someterse a medios mensurables, cuando se halla en la etapa de diseño, y al final debe ser nuevamente inconmensurable”. La arquitectura refleja las pasiones de sus autores y da respuestas propias a preguntas que se formulan en un momento dado, por medio del modo en que se forman, se usan y se relacionan con otras arquitecturas y los lugares de los que entran a formar parte. 30


Las respuestas, que como estudiante, pueda formular son limitadas. Hoy día hay muy pocas preguntas para las que no haya una respuesta posible. Pienso que nosotros como futuros arquitectos debemos ser conscientes de ellos, creo que hoy la arquitectura es innovar, sin dejar a un lado la posibilidad de poder inventar. Observar las soluciones que ya se han construido y comprender su esencia tomando una postura crítica al respecto hace que seamos capaces de alterar esas respuestas incluyendo novedades.

Percepción melancólica El propuesta fílmica “Tango”2 de Zbigniew Rybczynski, muestra una habitación con un muebles, un comedor y una cama en donde sucede toda la acción. El video carece de diálogos, no hay ningún cambio de escena; en ella no hay sino sonidos y movimiento. Se ve siempre la misma habitación, donde entran las mismas personas a realizar ciertas acciones una y otra vez. En el centro de los ocho minutos de este video se encuentran esas personas en acción. Pero lo que genera la densa atmósfera es la habitación, con sus paredes azules y su piso en madera, con una ventana y tres puertas en su perímetro, con un colchón una repisa y una mesa. ¿O es, al contrario, la gente la que da esa particular atmósfera al espacio? Estoy de acuerdo con lo que postulan varios historiadores y arquitectos y es que un buen edificio debe poder incorporar en él paso de la vida humana, que conceden una atmósfera rica al lugar. Esto me hace pensar en la importancia de la pátina en la cultura japonesa, sentimiento que también comparto. Siento una especial cercanía con los materiales en los que puedo ver reflejados los “efectos del tiempo”, el desgaste, el uso, las rozadura, los reflejos profundos y velados; la impresión de la mano en los materiales. Me agrada pensar en los edificios como testimonios del paso del tiempo, como recéptaculos rebosantes de vida. Es en ese momento cuando los valores estéticos y prácticos de la arquitectura pasan a un segundo plano. 31



Siento como se apaciagua mi corazón y se tranquilizan mis nervios. La arquitectura se incorpora a nuestra memoria, es sugestiva, evocadora, forma parte de nuestra vida y nuestra vida forma parte de ella.

Los pasos dejados tras de sí Cuando proyecto intento tener en cuenta tanto las necesidades prácticas como las emotivas, siendo las últimas las que impregnan de sentido a todo el conjunto. Para proyectar necesito apoyarme tanto en la experiencia como en la palabra y en la imagen. No importa el orden en el que aparezcan durante el proceso, pero siempre intento que estén presentes en cada cosa que realizo. De este modo, e inevitablemente, cada ejercicio que realizo toma prestadas ciertas cualidades de proyectos anteriores que se funden con la nueva forma y estructura del proyecto. Para mí, el reto está en lograr manipular todos los elementos y cualidades para que, al final, haya concordancia y pertenencia mutua. Pienso que lo anterior se entiende y manifiesta de mejor forma en el arte en piezas puntuales, pues es más probable que se pueda experimentar en su totalidad el espacio que se está trabajando, hay una relación directa con los materiales. Siento que los proyectos que he elaborado todavía se encuentran en una faceta en la que ellos mismos expresan mis dudas e incertidumbres, hace falta concretar ideas y desechar aquello que termina por quitarle la fuerza a los edificios. Decirlo es fácil, pero hacerlo es una cuestión diferente y enredada. A veces tiendo a pensar que los buenos proyectos, aquellos que sentimos que ya son por sí mismos, nacen de improvisaciones más o menos accidentales, de esos momentos en los que el pensamiento racional desaparece y toma el control el subconsciente.

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Resistencia ¿Sobre qué debería reflexionar la arquitectura en la actualidad?, o planteado de una mejor manera: ¿sobre qué deberíamos reflexionar como estudiantes de arquitectura próximos a graduarnos? Pienso que en esta época tan agitada y abarrotada de cosas que sobran es primordial entender la esencia de las cosas y comprender a la sociedad determinada para la cual se trabaja. Debemos reflexionar desde el lenguaje mismo de la arquitectura, desde sus gestos fundamentales, para tomar una postura crítica ante la ambigüedad de la realidad tecnológica de la que somos parte.

1 Zumthor, Peter. La intuición de las cosas. En: Pensar la arquitectura. Editorial Gustavo Gili: Barcelo na, 2004, pg. 14. 2 Grayling, A.C. Berkerly, the central arguments. LaSalle, Ill. : Open Court, c1986, pg. 84 3 El propuesta filmográfica Tango (1981) puede interpretarse como la representación del ciclo vital mediante acciones simultáneas en un lugar delimitado que nos es común a todos.

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La dura pepita de la belleza 2014

La definición de la noción abstracta de la belleza ha sido un tema de discusión desde hace mucho tiempo. Preguntas como: ¿qué es la belleza?, ¿cuál es el lugar de la belleza?, ¿por qué algunas cosas nos resultan bellas y otras no?, ¿cuál es la esencia de la belleza?, ¿cómo es posible la belleza?, entre tantas otras siempre se han formulado y respondido con diferentes hipótesis. Hace poco, mientras investigaba para un trabajo me encontré con un artívculo que en su inicio citaba una frase de John Ruskin: “La imperfección es de cierta manera esencial para todo lo que conocemos en la vida...Y en todas las cosas que viven existen ciertas irregularidades y deficiencias, las cuáles no sólo son una señal de vida sino fuentes de belleza”. Estas palabras me hiceron pensar en la constante obsesión que tengo con retratar el efecto del paso del tiempo en las cosas. Ciertos objetos, oficios y lugares, a mi parecer, son bellos por sí mismos, no necesitan pretender ser algo más de lo que ya son. Me sorprende la emoción que puedo llegar a experimentar al contemplar las celdillas de un panal de abejas o la corteza de un árbol sin ningún otro motivo más que el placer que me produce mirarlas detenidamente, absorber su esencia. Con algunos edificios me sucede, de una forma similar a cuando veo una cosa natural, siento como se congela el tiempo y disfruto sin prisas de la arquitectura que me rodea, simplemente deja que mis emociones se expandan. De todas las experiencias en las que disfrutado de una sensación de belleza tiendo a preguntarme si en realidad esta se encuentra encerrada en la mente y son ciertos estímulos los que hacen que salga y se despliegue por todo nuestro ser complaciendo todos nuestros sentidos. Abre la posibilidad abre el espacio, es una vida humana, es algo que ocurre abriendose hacia lo desconocido 37






“Quand il neige à la fenêtre, Que longuement sonne a la cloche du soir, Pour beaucoup la table est mise Et la maison bien pourvue. Plus d’un qui est en voyage Arrive à la porte sur d’obscurs sentiers. D’or fleurit l’arbre des grâces Né de la terre et de la sève fraîche. Voyageur entre paisiblement; La douleur pétrifia le seuil. Là resplendit en clarté pure Sur la table pain et vin” Este es el poema Un soir d’hiver del poeta Georg Trakl. En este fragmento, Trakl utiliza imagenes concretas que conocemos de nuestra cotidianidad. El habla de “la nieve”, “la ventana”, “la mesa”, “la puerta”, “la casa”, “la oscuridad” y “la claridad”. Dota de significado las cosas y los lugares, construye imágenes cargadas de presencia humana.

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De las pasiones a las cosas 2014

De un tiempo para acá, me parece importante y necesario reflexionar sobre la arquitectura cuando proyecto. Contemplar lo que estoy haciendo y pensar porque lo hago de ese modo se ha convertido en uno de los momentos que más disfruto del proceso proyectual que realizo al concebir un objeto arquitectónico. Me complace reflexionar sobre la construcción de mis bocetos y así mismo hacer artefactos que simulen las uniones, articulaciones y acabados que persigo materializar en la realidad, en un sitio específico. Ahora pienso que siempre me ha atraído profundamente el arte de la construcción, tener la capacidad de hacer cierto tipo de objetos fieles a como se muestran en mi representación interior. Siento que esa atracción siempre me ha acompañado. Pienso que, ahora, en mi trabajo como estudiante de arquitectura, empiezo a seguir el rastro de aquellas primeras pasiones, quizá incluso obsesiones, intentando entenderlas y refinarlas. Y cuando realmente recapacito sobre las nuevas imágenes y pasiones que añado a las antiguas supongo que, en el fondo, siempre he conocido el núcleo emocional que las enlaza a todas. Lugares Trabajo rodeada de edificios en un barrio de la ciudad de Bogotá; trabajo desde ese lugar, vivo allí. Sospecho que ese cuarto y los objetos en él influyen en mi trabajo. ¿Tendrían mis proyectos un aspecto distinto si no hubiera trabajado los últimos 3 años en Bogotá, sino en el paisaje de mi infancia, en Girardot, con su clima cálido y seco, sus ferias y en familiar cercanía con el río Magdalena? Tan pronto como reflexiono sobre esto, me doy cuenta de que en las cosas que hago se refleja la memoria de mis lugares. 51




Desde que empecé a estudiar arquitectura siempre se nos ha insistidido en que visitemos los lugares para los cuales vamos a proyectar. En un principio no me gustaba nada la idea de tener que ir a los lugares, no lo encontraba primordial. Hoy lo necesito. Tener la experiencia del lugar en mi memoria se ha hecho parte importante de mi proceso proyectual. Ahora me agrada estar visitando constantemente los lugares que pretendo intervenir. La primera impresión que tengo del espacio determinado para el que voy a proyectar es de gran importancia. Con el sólo hecho de estar allí observando y registrando empiezan a confluir en mi mente imágenes de otros lugares en los que he estado. Es inevitable. Mi mente hace relaciones de lo que experimento en el momento con imágenes tanto afines como ajenas a la esencia que irradia el lugar. La analogía me permite vislumbrar varias cualidades del ambiente y de la historia de la cual forma parte, el mismo lugar me dice lo que necesita. Siempre procuro hacer caso a las primeras impresiones pero el seguir relacionandome con el lugar confirma si lo que intuí en ese primer momento si sigue siendo el camino a seguir. De ahí, emerge una base emotiva sobre la cual puedo empezar a dibujar, tomo decisiones, descubro nuevas cosas, me da el impulso para continuar con el trabajo. A veces, algunos edificios me dan la sensación de estar fuertemente enraizados en el lugar donde se asientan. Se erigen en el lugar con fuerza, como testimonios del mundo. En el hay una comprensión cercana de la tradición y de la sociedad. Creo que en la arquitectura es importante el tiempo y la conciencia sobre este. La arquitectura se nutre de las tradiciones, de lo existente y confronta lo contemporáneo. Pienso que hoy es importante la reinterpretar las preocupaciones de las que siempre se ha ocupado la arquitectura, como lo son la relación con la naturaleza,con los materiales, con la técnica y la forma misma, entre otros. Un edificio funciona cuando es un sensor del lugar, de la vida.

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Fragmentos 1 Sentados alrededor de la mesa de una sala de trabvajo de la biblioteca, hablamos sobre un edificio que nos fue asignado para hacer un análisis y a partir de este comenzar a proyectar. Lo encuentro interesante dentro de las categorías propuestas para su análisis: lo formal y lo técnico. El proyecto ya lo habíamos visto en algún momento, y si la memoria no me fallaba era uno de los edificios que constantemente se nombraba como referente para entender diferentes cuestiones. Luego de terminar el análisis objetivo del edificio, nos dimos cuenta de que en conjunto, no nos gustaba nada. Siguiendo la conversación llegamos a la conclusión de que el edificio fue hecho para otros arquitectos, para ser publicado. No tiene alma. Uno que otro día, converso con L sobre las cosas que tienen alma y que por ello, nos interesan. Hablamos sobre todo de objetos artísticos y de cuestiones profundas que nos apasionan. Nuestras charlas son largas y por lo general, no concluimos. Más que nada soñamos, imaginamos objetos arquitectónicos maravillosos, que quizá podrían evocar sensaciones parecidas a las que una pieza de arte suele provocar. Sin embargo, estos momentos son tan fugaces y fortuitos que hasta ahora no hemos concretado ninguna idea. Frecuentemente me aproximo a este tema desde diferentes medios, en orden de preferencia, la fotografía, el dibujo, el video y la pintura. Ahora me propongo intentar una aproximación a este tema desde la arquitectura, desde los proyectos que he realizado y los que están en curso, todo desde la intuición, sin forzar ni interrumpir mi proceso proyectual. 2 Las habitaciones principales del pequeño hotel de montaña se sitúan en dos de los tres volúmenes que lo conforman. Estos se implantan de tal manera que sin llegar a tocarse demarcan un jardín interior. En el primer edificio que se ve cuando se accede al lugar, se encuentran contiguos un comedor y una sala de estar que sirven al resto del proyecto. Se accede por medio de un gran alero con un corredor perimetral, las puertas son de madera oscura maciza, estas abren y cierran de acuerdo a los tiempos del 55



día. A medida que nos acercamos al volumen del medio, pienso que en los cuartos superiores apreciaría la vista al cielo y del amplio paisaje de cadenas de montañas que se pierden al horizonte. Pero también me emociona pensar que si nos decidimos por las habitaciones de la planta baja podríamos disfrutar del atardecer desde la terraza de la habitación. Al pie de la escalera que conecta los dos pisos de las habitaciones, hay un pequeño lugar con una hamaca, una mesita y dos sillas de madera, parecen cómodas.Desde allí, se tiene vista hacia las montañas y el suave correr de una quebrada que pasa cerca se alcanza a escuchar, es un buen sitio para leer. A media mañana, en la mesita hay hojaldres y jugo de naranja para los huéspedes. Al seguir al edificio contiguo sorprende el aroma del pan freso. La puerta que da a este gran espacio se encuentra medio abierta. Se escucha música y ruidos desde la cocina. Después de dos días ya nos conocemos, nos saludamos. En el lateral del edificio que limita con un gran prado hay sillones y unas sombrillas. Al otro lado, en el tercer volúmen vemos a una mujer disfrutando del periódico recostada en una mecedora, también hay hamacas. Cogemos dos revistas y nos vamos a la esquina donde hay dos hamacas libres. En la tarde, nos sentamos con mantas sobre el prado que queda delante del mirador que tienen el comedor y la sala. Los árboles alrededor nuestro nos hacen sombra, la temperatura es agradable. Hay una pequeña salita detrás de nosotros cubierta por una pergola, nos sentamos allí a hablar un poco, miramos unas fotografías sobre la mesa, es un buen sitio para estar. A esa hora la pergola difumina la luz directa de la tarde, tiene la distancia p r e c i s a . En las conversaciones con otras familias que se hospedan en el hotel, solemos sentarnos al interior de la gran sala junto a la chimenea, la temperatura desciende bastante al caer la noche. Tomamos asiento en unos sillones grandes y mullidos con una bebida caliente. Después de comer, se abre la puerta de madera maciza que da al corredor perimetral del edificio, paseamos por el prado, el aire es fresco, revitalizante. Luego de dar dos o tres vueltas por ahí, volvemos a la salita al lado de nuestras habitaciones, conversamos un rato más, el paisaje con la suave luz de la 57




luna es aún más hermoso, misterioso, evocador. Me agrada la forma en la que se han hecho los muebles. Cada uno tiene sus peculiaridades, se ve el el trabajo y el especial cuidado que tuvo la persona que los hizo. No me quiero marchar. Cuando ya sentimos que el suave susurro de la quebrada y la fuente nos está arruyando decidimos entra a las diferentes habitaciones a descansar. Los tres edificios quedaron guardados de manera muy especial en mi memoria. Siempre que pienso en una arquitectura que permita el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana de una manera espontánea y natural pienso en estos tres edificios, en el pequeño hotel de montaña. La construyó junto a sus hijos una señora retirada del mundo de la política. 3 Basándonos en la primera impresión recibida desde el exterior, antes de entrar a la casa, contábamos con la posibilidad de encontrar un sitio agradable para almorzar en la calle principal del sitio turístico. No nos decepcionó. Atravesando el angosto y oscuro pasillo llegamos al interior de la casa, el lugar estaba iluminado por varios patios con jardines de diversos colores que impregnaban al lugar de una atmósfera particular. La sala de una altura de cuatro metros estaba confinada por paredes de bahareque pintadas de un blanco luminoso, el piso estaba compuesto por varias anchos de tablas de madera colocadas con ciertos ritmos que en momentos determinados daban cabida a pequeños espacios llenos de piedras de río que marcaban el camino a recorrer. El ambiente de la sala es suave y cálido. La luz natural que entra por los patios resalta algunas zonas, mientas que otras permanecen en la penumbra. Como si se tratase de pequeños nidos, se va amoblando la sala, los sitios para comer son muy acogedores, sin duda las personas que frecuentan el lugar son muy afortunadas. Después de recorrer un poco el lugar, decidimos sentarnos en una mesa que estaba en una esquina de la estancia, al lado de un patio. Posteriormente, cuando se disipa la molestia producida por nuestra 60


invasión, pedimos una entrada y algo de tomar, esperamos que lleguen las otras personas con las que habíamos quedado para ordenar. En el tiempo que transcurre mientras esperamos, hablamos del día, de lo que hemos visitado hasta ahora, J me muestra una fotografías. Tomo un poco de jugo y miro a mi alrededor, me agrada la forma en la el vidrio de los patios está colocado, no parece ser sostenido por nada, hay un énfasis en su verticalidad, estos elementos no irrumpen el espacio, lo refuerzan. Cuando por fin estamos todos pedimos los platos. El ambiente es muy agradable, nos tomamos el tiempo para disfrutar del momento. Los muebles son muy agradables, la altura de la mesa es la precisa, las sillas se acomodan al cuerpo. En la mesa de al lado una pareja habla animadamente. Son palabras que no entiendo, tal vez ruso. El suave murmullo de las conversaciones más alejadas se escucha de fondo, inmersos en el momento. Algunas veces levanto mirando distrídamente el lugar me encuentro con la mirada de otras personas, no siento el afán de desviarla, me siento cómoda sabiendo que disfruto de este espacio con otras personas a mi alrededor; es muy acogedor. Parece que estuviera mirando la escena de un cuadro hermosamente realizado, donde todos nos vemos bien. 4 Con G al volante, recorremos una carretera hacia los llanos. M nos lleva a visitar varios lugares que piensa que deberíamos conocer ya que nos incursionamos en el mundo de la arquitectura. Vamos a varios sitios, los vemos edificios tradicionales, iglesias, sedes de gobierno y de entidades públicas, veo como le apasiona el tema, participo muy poco de la conversación, el sólo hecho de estar escuchando lo que dice me basta. Pasamos por un sitio al que él no le da tanta importancia pero igual lo nombra y hablando un poco con la persona de vigilancia nos dejan entrar, lo recorremos. Se trata de una pequeña escuela, construida por un amigo suyo. Es un edificio abierto, lo conforman varios pabellones pequeños conectados por una serie de caminos en asfalto junto a los cuales hay un prado verde luminoso y unos cuantos árboles distribuidos de forma estratégica. Los edificios se suman tranquilamente al paisaje existente, es 61



un lugar tranquilo. Paseamos por el camino de asfalto y llegamos a uno de los pabellones, este parece contener en su interior cinco o cuatro aulas, no lo sé con certeza. Subiendo a una silla que se encuentra al lado del edificio puedo ver por medio de las ventanas altas uno de estos salones. Hay varios pupitres, de esos en los que la mesa y silla son un mismo elemento, y un tablero de tiza, me veo catapultada a mis primeros años en el colegio cuando todavía se escribí con tiza en los tableros, puedo escuchar el suave chirrido de la tiza cuando escribía en él. El piso del interior tiene algunos patrones de color cálido, se pueden ver las marcas de un uso intenso. De esta visita sobre todo me impresionó la naturalidad y soltura con la que se resolvierón distintos problemas como la protección del sol, del viento y la humedad. Sé que estoy muy lejos de comprender las particularidades de su estructura, después de todo pienso que no es posible registrar totalmente una experiencia como una imagen; la atención va y viene, tiene sus ritmos, es caprichosa. Recordando esta experiencia, pienso que en la arquitectura siempre es bueno retornar a la simplicidad de las primeras soluciones. Volver a las respuestas simples y prácticas, darles una forma nueva. 5 Cuando tenía 16 años, junto con M decidí inscribirme a un curso vacacional de joyería. En los últimos días del curso me puse a hacer las primeras cosas diseñadas por mí. Normalmente, en el curso producíamos los diseños del gusto de nuestra maestra, muy diferentes de los míos, era una buena práctica, desde ese momento empecé a interesarme en los procesos, en hacer cosas para mí misma. Durante los dos meses que duró el curso aprendí muchas cuestiones técnicas del oficio, realmente disfruté cada momento. Cuando ya nos dieron la libertad de trabajar me dediqué a hacer piezas sencillas y livianas. Estar concentrada trabajando en un proyecto puntual en el taller me fascinaba. El espacio donde trabajabamos tenía un olor muy peculiar que en un inicio me incomodaba pero luego entró a formar parte de todo lo demás. Pesar la plata, fundirla, soldar, lijar y pulir. Todo el proceso era extraordinario, me agradaba saber que yo tenía que ver en todo esto. Sostener la cuchara mientras se fundía la plata 63




en ella era uno de los momentos de los que más disfrutaba, ver como esa sustancia cada vez más líquida reaccionaba y se movía. Dar la forma que quería a la pieza era lo más complejo, el material siempre tiene sus resistencias y te dice como debe ser tratado. La unión de las piezas con la soldadura era una gozada, lo disfrutaba porque suponía un reto, para esto se debe tener presición y cuidado, hay que ver muy de cerca las cosas. Luego llegaba el momento de la lijada y pulida. Concentrada iba pasando las lijas más duras hasta las más suaves por todo el objeto, cambiando de herramienta cada vez que sentía que una parte debía estar más redondeada, más suave. Me agradó hacer aquel trabajo. Realizar formas precisas y sólidas me colocaba en un estado de concentración, las piezas terminadas lucían bien, y al cabo de un tiempo con el uso lucen aún mejor. 6 Esta es nuestra idea: un liviano bloque de madera y ladrillo reposado sobre el suelo irregular. El bloque se ahueca en sitios estratégicos para dejar pasar la luz, el aire y sobre todo para contemplar el inmenso paisaje. Es un objeto compacto, la madera y el ladrillo le dan calidez al conjunto. Se pretende trabajar con paneles de madera ensamblados en el sitio, la madera conserva su aspereza y lleva distintas tonalidades, queda a merced del ambiente, con el tiempo en ella se verán reflejados los efectos del tiempo. Nos toma tiempo desarrollar los detalles constructivos del edificio, las juntas, los encuentros y los encajes que necesitamos como si estuvieramos pensando en construirlo. Queremos desaparecerlos, hacerlos lo más simples y esenciales posibles. Empezamos por el despiece de los tableros de madera que queremos para la fachada, realizamos varios esquemas de los que escogemos tres para seguir desarrollando y mostrar como avance en el taller. Una vez completados los detalles procedemos a la elaboración minuciosa de una de las opciones. Compramos unos cuantos balsos para simular físicamente su apariencia. El resultado no nos convence pero de igual modo llevamos todo nuestro trabajo para la sesión semanal de 66


revisión del proceso. El docente con el que discutimos el proyecto parece estar de acuerdo con las ideas que tenemos, nos hace unas sugerencias. Cuando está a punto de pararse para ir a hablar con otro grupo nosotros le preguntamos qué piensa sobre los detalles de uniones y anclajes que proponemos para las diferentes piezas, los mira, mira el modelo y nos dice que pueden funcionar pero que deberíamos explorar más los materiales, entenderlos mejor. Pienso que me hace falta más práctica, ¿uno cómo hace para saber si el material escogido es o no para el edificio proyectado, cómo se logran esas resonancias, la pertenencia de lo uno con lo otro? 7 Hace poco volví a visitar esa cabaña que frecuentaba con mis padres y hermanos cuando era una niña. De camino allá me emocionaba saber que muy pronto estaría en la gran sala del segundo piso leyendo un libro y mirando al lago. Al entrar todo me pareció diferente, no recordaba que la cabaña estuviera unos escalones elevada del suelo ni que la madera al interior tuviera tanto brillo, fuera tan reluciente, sólo la vista al lago me resultó familiar. Las diferencias entre la realidad y mi recuerdo no me sorprenden. A pesar de estar siempre observando, soy una persona despistada, puede que vea y entienda las particularidades , los elementos que confomarn las cosas, pero lo que siempre guardo en mi memoria son las atmósferas de la totalidad del conjutno. Por lo anterior siempre intento mantener un diario fotográfico, aunque el fin último de este no es ser una compilación de detalles y soluciones sino más bien como un baúl que estímula mi mente para recordar distintas atmósferas y poder ir extrayendo sus particularidades y ayudarme en la creación de un nuevo proyecto. Las imágenes de mis recuerdos y mi trabajo se fusionan y me guían en la búsqueda de lo que quiero hacer.

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El cuerpo de la arquitectura 2014

1 Estamos en una sala de estudio y nos preparamos para grabar un debate planteamos entre todos con anterioridad teniendo como base un libro sugerido por el profesor. La grabadora corre e intento hablar con precisión sobre lo que considero acerca de cada uno de los temas. Logramos grabar los diez minutos de discusión tras varios intentos, no fue cómodo tener que hablar bajo la mirada atenta de una cámara. Al final no estoy contenta con mis respuestas, hable de muchas cosas pero a modo robot, sin seguir reflexionando sobre lo que los demás proponían como posibles respuestas. Hace unas semanas, hablaba con L después de ver un video de Bill Viola. Admiro la manera en la que pone a dialogar diferentes elementos, luz, penumbra, quietud, movimiento, sonido, silencio. La película muestra contrastes de simplicidad a complejidad, de lo natural a lo intervenido. Me agrada ver sus video por la manera sensorial e interior como desarrolla la narración. Pienso que habría preferido hablar de este video en la discusión que tuvo lugar hace tanto tiempo con mis compañeros. 2 La inauguración a la que asisto se sitúa en una casa en donde antes vivía un reconocido artista. La casa fue adaptada para dar lugar a un restaurante y una galeria. La galería se formó para dar cabida a las propuestas de artistas jóvenes. Al entrar a la sala el espacio empieza a ejercer efecto sobre mí. La tenue iluminación que tiene la sala exalta las obras y acompaña el movimiento de las personas por el espacio. Las paredes de ladrillo a la vista tienen un aspecto singular bajo esta luz, enfatizan y ocultan sus texturas. Al subir la escalera, se llega a un rellano donde están repartiendo pasabocas y vino tinto. Desde este lugar se puede ver todo el primer piso, funciona como un balcón hacia el. Me siento muy cómoda en este lugar, tengo la sensación de que todo encaja perfectamente. Hay espacios que instintivamente me gustan. 69




3 Él había visto, dice F, una casa construida por un arquitecto de los años 80’s en el barrio Bosque Izquierdo que le había impresionado sobremanera. Los espacios se ordenaban a partir de un patio central hacia el cual todos tenian vista. Disponía de una cocina pequeña e íntima y un estudio con una silla y escritorio de madera especiales. Toda la casa transmitia tranquilidad que nunca antes había experimentado. Me resulta familiar su descripción, conozco esa impresión de lo que es una casa. 4 Como estudiante he tomado como costumbre asistir a los eventos en los que se muestran las propuestas para algún concurso de arquitectura. Paseo sin prisa entre los paneles mirando y leyendo las consideraciones que se tuvieron en cuenta para los diferentes proyectos. Varios proyectos me llaman la atención, pero vagamente me pregunto si es la propuesta o el modo asombroso en el que el equipo de trabajo decide resolver los temas gráficos, muchos de los paneles colgados seducen la vista de una manera asombrosa, es increíble. En un momento dado, algo llama mi atención, se trata de un proyecto que se encuentra en la mitad del recinto, su representación gráfica es más bien austera. El proyecto es simple, destaca la fuerte sensación de horizontalidad en su forma, las relaciones que se establecen en su interior son naturales, se desarrolla de una manera discreta sobre el lugar. Puedo imaginar el edificio en el lugar y pienso que tal vez podría ser un buen espacio para estar. A pesar de todas mis consideraciones anteriores dudo que quede en alguno de los tres puestos del concurso. El concurso busca entre muchos de sus requerimientos que el proyecto sea innovador en algún aspecto, buscan la espectacularidad que cualquiera de los otros proyectos radiantes representaciones pueda ofrecer. 5 En un libro sobre uniones de madera despiertan mi interés imágenes de estructuras antiguas de variados lugares y momentos de la historia. Las imágenes, a blanco y negro, destacan todas las cualidades del material y muestran varios tipos de uniones artesanales de gran presición. Me asombra el conocimiento que se 72


desprende de estas imágenes, creo que hay un aprendizaje muy valioso en ellas. “¿Por qué eliges la madera como material principal en tu edificio?”, me pregunta un profesor. Enseguida me vienen a la mente todas las imágenes que relaciono con este material y las sensaciones y atmósferas que ha provocado en mí, después de un momento respondo: “Pienso que el sentido de sus fibras favorece la funcionalidad del sistema estructural que he planteado, pero creo que la razón por la que lo escojo recae más que nada en que este material le va bien al lugar, creo que puede relacionarse de una forma agradable... es acogedor”. El me mira detenidamente asiente y seguimos hablando de otras cuestiones del proyecto. No sé porque no me dijo algo más al respecto, pero tampoco necesitaba su confirmación, por primera vez estaba contenta con lo que estaba proyectando. 6 De West Village tomamos el metro hasta llegar al Rockefeller Center. Recorremos la zona, llegamos al Central Park y nos sentamos un rato. Cogemos un sitio que tiene vista hacia un parque de atracciones mecánicas que está en el lugar. Observo los alrededores. Los edificios son altos, cada vez más altos... la retícula de la ciudad evidente. Todo es grande, inspira grandeza y poder. Las corrientes de aire pasan fuerte en algunas partes, no llega el sol. La vista siempre tiende a ir hacia arriba. 7 Antes matadero ahora biblioteca. El edificio se encuentra sólo en un lote inmenso. Ha sobrevivido el maltrato de muchos años, aunque lo han desmantelado poco a poco algunas personas con el afán de conseguir y vender algo de metal, logró aguantar hasta que por fin alguién se ocupo de él. Con un grupo de estudio visitamos este lugar, estamos trabajando sobre la arquitectura bogotana de la decada del 30, donde entra la construcción de este edificio. La intervención al lugar fue realizada por el arquitecto restaurador Armando Cortés, bajo los diseños de Natalia López y Rudolf Ulloa. Llegamos por una de las entradas laterales del lote al parqueadero del sitio, bajamos y lo primero que vemos es la esbelta chimenea que alguna vez sirvió para el uso del lugar, esta me recuerda a 73



los obeliscos que se levantaron hace algún tiempo en varias partes del mundo. Un guía nos recibe y nos dirigimos hacia la entrada de la nueva biblioteca. La fachada sigue siendo la misma... “se rescataron algunas ventanas y se restauró la fachada” cuenta el guía. Me incomoda el color blanquisimo de la fachada me siento un poco mareada ante tanto brillo. Al entrar se siente un olor peculiar, pieso que se debe al anterior uso del lugar, aunque ya ha pasado bastante tiempo. Recorremos el lugar, el guía sigue hablando, es una propuesta muy bien concebida, han logrado rescatar muchas cosas importantes del edificio. Sin embargo pienso que han matado totalmente el matadero. Ya no queda nada de él, de su esencia. Ahora es la biblioteca de la Universidad Distrital, “una biblioteca para el occidente de Bogotá”. 8 Entro al museo para ver la exposición. Una vez más la composición rigurosamente geométrica del edificio con planos interceptados y varias formas protagonistas me distrae, todo parece decirme: “¡Estoy aquí mírame, admirame!”. No me gusta que me hablen tanto, todo grita, la escalera, las ventanas, las claraboyas, los volúmenes que se precipitan sobre mí, ciertamente creo que a las obras de arte tampoco les gusta mucho esto. Me gustaría que todo se calmara un poco, que hubiera silencio, no hay espacio para mí. Salgo y me dirijo al edificio contiguo. Llego a un espacio hermético, con algunas claraboyas, la luz se difumina, baña suavemente el espacio. El piso de madera y las paredes macizas me brindan la tranquilidad que estaba buscando, aminoro el paso y miro con detenimiento las obras a mi alrededor. 9 En uno de las cursos de libre elección que tengo hablamos sobre la realidad virtual. Soy consciente de que la realidad virtual ahora es en gran parte mi realidad, lo confirmo al estar escribiendo esto desde mi computador y al mismo tiempo estar viendo por street view la carrera décima de Bogotá, ya todo se da mediante la interacción con una pantalla, ahora este es el enlace con el mundo. Más allá de las razones emotivas por las que elegí estudiar arquitectura está la profundad necesidad que tengo 75




de trabajar en el mundo que para mí es real, con las cosas que puedo percibir directamente con mis cinco sentidos. Me siento cómoda con las relaciones formuladas por varios teóricos acerca de la relación directa que existe entre la arquitectura y el cuerpo. Leyendo sobre temas diversos, me encontré, de manera accidental, con un libro que se titula Modelos del cuerpo y psicología estética de Maisonneuve y Bruchon-Schweitze. Leyendo discontinuamente ciertas partes del libro me llamó la atención la siguiente frase: “Según la manera en que una sociedad plantee el problema de la vida y de la muerte, del trabajo y de las fiestas, según la idea que ella se forje de la naturaleza del hombre y de su destino, según el valor que asigne al placer y al saber, el cuerpo será evaluado, tratado y representado diferentemente”. La arquitectura como cuerpos hermosos que se moldean con nosotros, para nosotros. 10 Un cerramiento de vidrio subdivide el gran vestíbulo central de la extensión del paisaje que rodea al edificio. Los vidrios todos verticales y de igual tamaño se encuentran fijos, anclados por dos piezas metálicas, a cinco centímetros del borde de la lámina, del techo y del antepecho. Un detalle habitual, nada nuevo ni trascendental. Sin embargo, este cerramiento me gusta. ¿Qué es lo que me gusta?, ¿la proporción de los vidrios?, ¿las pequeñas distancias entre lámina y lámina que dejan pasar suaves corrientes de aire? ¿la forma y la posición de los herrajes que sostienen el vidrio?, ¿o es acaso el hermoso paisaje que me deja ver sin ninguna interrupción? Realmente no lo sé, y en este momento viendo este lugar, parece carecer de importancia dilucidarlo. 11 Me muestran imágenes de un edificio con una forma compleja. Los he visto antes, creo que forman parte de un proyecto presentado a un concurso lanzado por por alguna entidad pública de la ciudad.

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