AQUARELLEN REVISTA LITERARIA
MES 10 AÑO 06 NÙMERO 57 DIRECCIÓN: JESÚS DE CASTRO PORTADA: "Pachamama" de Vivian Moreau CONTRAPORTADA: " Zorzal cantor" Vivian Moreau PINTURA CENTRAL: "Futurista" Vivian Moreau POEMAS VISUALES: TJ Drusdale Killy Sparre
Todos los contenidos literarios de Aquarellen están autorizados por sus autores. Editado en Coquimbo, Chile. ISSN 07170041
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
EN ESTE NÚMERO
NIEVES FERNÁNDEZ
CAMILA CHARRY
CRISTIAN OTERO
JUANA MARÍN
MARIJO MATTUS
PORTADA Y CONTRAPORTADA
En esta edición de Aquarellen la artista invitada y autora de la
portada, contraportada y pintura central es Vivian Moreau. Artista Visual, nació el 19 de Mayo 1961 en la ciudad de Punta Arenas. En el año 1996 ingresa al taller del destacado pintor español Martin Soria, aprendiendo las técnicas del dibujo, pintura en óleo y acuarela. Posteriormente complementó su aprendizaje en varios talleres e inclusive en la sede del Museo Nacional de Bellas Artes en Lima, Perú. En el año 2009 expone por primera vez como miembro de la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Montt. Actualmente es socia activa en la Asociación de Pintores y Escultores de Chile (APECH) y en la Asociación de Artistas Plásticos de la Reina, como también participa como socia honoraria en la ACHIART. Ha expuesto sus obras en diversos lugares de Santiago, en Concepción, Puerto Montt, y en el extranjero en Israel y España. Su pintura se caracteriza por colores fuertes y vibrantes, de trazos marcados, enérgicos e impulsivos. Cada obra que realiza es un viaje emocional a través del color, inspirada continuamente por el extraordinario mundo que le rodea, así como las interesantes posibilidades de relaciones entre los colores infinitos, líneas y texturas. Para ésta artista cada color es hermoso y tiene un lugar, siempre tiene una razón para experimentar y conocer nuevas técnicas.
EDITORIAL
Los escritores tienen en común la destreza de la belleza y la emoción a través de la palabra, esos códigos que enarbolan oraciones liricas y relatos estremecedores que nos sensibilizan y estremecen. La patria de un escritor es su lengua y la gente que quiere, su memoria y su valor como la identidad de sus escritos en la patria de la literatura o en el imaginario colectivo de quienes leyeron el legado de su manifiesto. Las patrias son muchas, pero el sello que timbra su pasaporte es el de la calidad literaria; escribir maravillosamente bien, estremecer, saltar al vacío, correr por el borde de un precipicio sabiendo que la literatura es un oficio peligroso. El escritor es un militante constante del peligro de percibir el fuerte aroma de la melancolía, ya que todo lo que se escribe es una carta de despedida o de desamor constante, una batalla sin tregua con las letras que secuestran las emociones. Marijo Mattus
Nieves Fernández Rodríguez nace en Almagro (Ciudad Real, España). Diplomada en Lengua y Literatura, profesora de Secundaria en Servicios socioculturales a la Comunidad. Animadora sociocultural, promotora de lectura, cuentacuentos, directora de Universidad Popular y de Casa de Cultura. Mantiene una sección como columnista de prensa en Diario La Tribuna de Ciudad Real y en Diario Digital Siglo XXI. Con numerosas sesiones de animación lectora, encuentros de autor y talleres en bibliotecas, colegios, institutos, lleva a escena una obra de teatro para niños y ha realizado lecturas dramatizadas con niños y adultos. Creadora del cuento musical para Narradora y Orquesta Sinfónica Sol y la batuta fantasma. Coordinadora de la antología poética Cántiga y del Recital de Poesía del Siglo de Oro: Almagro Íntimo, dentro del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Ha sido galardonada con el Premio Dulcinea 2018 de su ciudad en el apartado de letras y literatura, además se destacan los siguientes premios: • Premio Internacional “El Olivo” de Poesía, Jaén, • Poesía “Blas Infante”, Barcelona, • Inter. de Poesía de Humor “Jara Carrillo”, Alcantarilla, • Finalista del Premio de Textos Teatrales para niños, Pamplona, Bienal Internacional de Literatura Infantil “Luis Palés Matos”. Puerto Rico, • Barahona de Soto de Teatro Infantil, Lucena (Córdoba), • Finalista Narrativa Internacional Infantil Julio C. Coba. Quito (Ecuador), • Mención Internacional de Poesía Vitral, Pinar del Río (Cuba), • Finalista de teatro ASSITEJ – España, • Premio Diseño del Personaje de ficción del 15 aniversario de la Biblioteca de CastillaLa Mancha por QUIN en Toledo. • Selección y edición de “Mandy, algo pasa en el desván” por Edebé México para el Plan Lector. • Premio Teatro breve “Miguel Hernández” de Orihuela (Alicante). Ha publicado en poesía: Desde el Empotro, Poemas de recreo y mochila, Respira, Figura de varón con tarde al fondo, Juan Alcaide: Trillos y Vilanos, Principado de un sueño, Días de flores en desatino, Trenzas de Andrómeda, Poemas de los cinco sentidos (vvaa), Almagro espiritual, Mapa infantil para un juego de damas (vvaa), Palabra de mujer, Picnic, Sobre la nieve, Cántiga, Poetas de Ciudad Real. Primer cuarto del siglo XXI, Abecebarrio y ¿Quién pintó el cielo de azul? En narrativa: Caperucita Roja de la Mancha, Aladina y la botella maravillosa, Iris colecciona besos, Ni. Pa.Ta.Ta., Un ornitorrinco en mi colegio, Los ladrones de la calle Mayor, Cuentos animados, Tres trillizas tridimensionales, Pasos contados, Un árbol de Navidad poco corriente, Al sol y a solas, Cuentos del agua, Cesta de Dulcinea, y ¡Tarzán, socorro! En teatro: Telecosquillas, Miedica y el Espantapájaros y Un quinto de abuelo.
Para Victoria Leonor y Óscar Adrián, dos preciosos bebés
de los nuevos años 20. AL ESCONDITE
Al escondite vamos a jugar, si no me encuentras tendrás que contar. Una, dos, tres... contaré hasta diez y aunque tú te escondas, ya te encontraré. Miro tras el seto que se esconde Alberto. Miro tras el árbol que se esconde Carlos. Miro tras la fuente que se esconden siempre. Miro tras la esquina que está Carolina. ¡Por mí! ¡Por ti! ¡Por Beatriz! Miro tras el banco que se esconde Paco. Miro tras la puerta que se esconde Berta. Miro tras el coche que se asoma Jorge. Voy hacia el camión que está Juan Ramón. ¡Por mí! ¡Por ti! ¡Por Luis! Si me ves, vamos a correr y quién llegue antes se podrá esconder, pero quien no llegue contará hasta diez. (De su libro Poemas de recreo y mochila)
S'il vous plaît... dessine-moi un mouton!
II Si creces no muestres dibujos infantiles que se reirán todos. Has de parecer serio como un sombrero que espera una corona. Si guías aviones por el Sahara no dibujes corderos escondidos en cajas. Háblanos de corbatas y de juegos de mesa y serás razonable en este universo de planetas y agua. Por favor, dibújame un cordero que en mi planeta quepa o mejor, una caja pequeña para meter rebaños que se hagan infinitos si llega el desengaño. (De su libro Principado de un sueño)
EL CONSTIPADO ACHÚS Tengo un amigo de bufanda, de abrigo y de botas altas. Un amigo malvado que quiere visitarme cuando estoy malo. Trae a su amiga fiebre por verme colorado, trae la pesada tos que parece un tractor con motor averiado y, por traer más cosas que me hacen daño, hasta trae inyecciones con sus pinchazos. Se llama Achús, con nombre de estornudo y de moquitos blancos. Me visita en invierno, me regala pañuelos y en mi cuarto, encerrado, me prohíbe ir al colegio. Achús es malo, que se vaya a la nieve y coja un constipado. (Del libro colectivo Pajarito sin cola)
A RITMO DE HIP HOP Tocaba la trompeta muy nerviosa e inquieta. Tocaba el saxofón un jazz muy juguetón. Tocaba la viola en un rincón muy sola. Tocaba el violín un ritmo danzarín. Se oía del trombón un concierto de rock. La tapa del piano se escapó de las manos. ¡Qué susto Don Augusto! Sonó todo el teclado. A partir de aquel día tocaba muy piaaaaaaano. Pero llegó el oboe metiendo caña, el pobre, junto a una dulce flauta y una baqueta rápida. De pronto se escuchó toc, toc, toc, toc, toc, toc. Llegaba la batuta hoy un poco turuta. La orquesta comenzó a ritmo de hip hop. (De libro colectivo Poemas de los cinco sentidos)
TORTUGA DORMILONA Que sueño más grande tiene la tortuga. No come, no anda, no nada. Se duerme en octubre, se despierta en marzo, bosteza en abril y abre un ojo en mayo. Que sueño más largo tiene la tortuga. Duerme, come, anda, nada, despierta y bosteza. Mira el calendario y sigue durmiendo despacio, despacio. (De su libro Picnic)
¡A LA RICA LUNA! Raja de sandía, raja de melón, quesito de oveja tarta de limón. Un postre es la Luna dulce y relumbrón, polvorón de nata, tierno requesón. La fruta del cielo su ración nos dio, a la fiesta vino, me la comí yo. ¡Qué Luna tan rica! ¡Qué Luna de amor! Subiré a por ella, merengue del Sol. (De su libro ¿Quién pintó el cielo de azul?)
Camila Charry Noriega. Bogotá, Colombia (1979). Es profesional en Estudios literarios y aspirante a maestra en Estética e Historia del arte. Ha publicado los libros Detrás de la bruma; El día de hoy; Otros ojos; El sol y la carne y Arde Babel; este último reeditado en Guatemala y México en el 2018 y 2019 respectivamente y el libro Materia iluminada, poesía escogida, en edición bilingüe, españolfrancés en el 2019. Es coeditora del fanzine La trenza que aborda la poesía y el ensayo escritos por mujeres en Colombia. También hace parte del comité editorial de la colección de poesía y literatura Respirando el verano. Ha participado en diversos encuentros de poesía y literatura en Colombia, América, Europa y África. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, rumano, polaco, portugués, árabe e italiano. Es profesora de literatura española y latinoamericana.
Centro de la casa Finalmente descubrimos que corremos en pos de sombras tan efímeras como inconsistentes y no podemos encontrar nada que sepa satisfacer a la nostalgia… Arthur Schopenhauer La casa queda en la frontera. El salitre sustituye la materia que los ojos en otro tiempo llamaron luz. Sobre la piedra hundida el salitre, por el peso de la hierba se coagula. Hemos olvidado todo. Quisimos echar el río atrás, devolverle a los huesos su peso, recobrar el aire que los suspendió un momento y los batió ahogados entre la carne que se hacía recia. Pero la casa en la frontera fue devorada por la hierba y las fieras la habitaron. Las vimos acomodarse, abrir sus fauces, tajar lo que quedaba. Nos sucedieron y olvidamos. La médula rebanada bien adentro, siempre fue el centro de la casa.
Cuerpo adentro
El agua mece la casa. La oscuridad tren silencioso, cruza y tantea los huesos. Los habitantes observan desde los rincones acostumbrados ya, al vértigo que les produce ser la estación de lo que fluye. Las paredes son de piedra también los objetos más elementales: las sillas la mesa las camas los cuchillos afilados por si vuelven las fieras, también las lámparas que cuelgan de los techos, manos abiertas, se encienden cuando la luz las nombra. Todo lo demás es de carne. El agua llena todas las habitaciones, se abre paso a través del cuerpo y nadie teme, han aprendido que cuando roce sus cuellos flotarán y chocarán los muslos, las cabezas, los pies inertes (pequeños pájaros que convulsionan en un pozo) y siempre habrá carne que se afila contra el borde de las piedras. El agua mece la casa hasta el amanecer; luego vuelven las tareas cotidianas: despertar a los ahogados servir en los platos minúsculas algas limpiar con las escobas la oscuridad de los rincones desprender de los ojos la humedad las visiones: carne sobre carne el aliento humano carne lamida, despeñada.
Las herencias Hemos heredado lo bello de todo lo que nos cubre con su espanto; la sombra del pino donde cantaba el día el rincón del cuarto donde murió la pasión. La luz sostiene hoy una música triste que sobre el cuerpo se cierra; luz carnívora que envenena el futuro. Heredamos, como una enfermedad, el amor por lo que huye la herida que cicatriza sobre la herida de siempre, el largo detenerse de los pasos que se alejan, los ruidos menos humanos que el pánico hace familiares como la presencia de Dios.
Lección de vida Un par de moscas se frotan y copulan contra la luz. Observamos fascinados el deseo en todo lo que existe. Ayer apenas nacían. En este instante luminoso cuando arden y sus alas se deshacen contra el cristal de la ventana, sospechamos la vida.
Apariciones
Qué mueran los dioses, pero no ese temblor de las hojas donde nacen. Nicolás Gómez Dávila Como signos los dioses, su voz sin polvo en las palabras su voluntad que se vacía y reverbera sobre la vegetación después de la lluvia; su ardor en el corazón de mi perro que palpita; en el reverso de un derrumbe que quiebra la razón de lo dispuesto a caer. Están los dioses en las cosas más sencillas. En la tenacidad del sol que incendia la tarde y muere trágico sobre la carne y en los ojos. En el cuerpo que se hunde entre la hierba agitada por el viento que ondula; en esa limpia ceremonia que es abrirse el pecho y pasar lenta la lengua hasta que ese tentáculo prodigioso de las entrañas descosa la canción.
Fuego de los días
De espera en espera consumimos nuestra vida. Epicuro Por acá todo es casi fuego a diario, el perro olfatea en la cocina las cenizas de la luz; eso es la desaparición la ausencia de la lengua sobre el pan, los ojos que desean lo que se hunde en el misterio del mundo. Yo no sé si es bueno nombrar, yo no sé, pero a veces cuando amenaza el fuego lo más elemental, uno se pregunta si de esa manera debe ser todo. En la cocina la tetera canta exasperada y el olor a hierro quemado es el único vestigio de un agua seca y reseca, inexistente entre el fondo negro de la olla. Otro día es un cigarro que encuentra entre silbidos el blanco corazón de la colilla que se ahoga, allí el fuego es pasado, certeza limpia. Así también pasa con el cuerpo y uno sigue preguntándose qué lo quemará: una enfermedad en los pulmones, un carcinoma, un balazo, una traición. Quién sabe qué extraño fuego acabe esta espera.
Cristian Otero Pérez Nacido en Puerto Montt, en junio de 1989, inicia su incursión en la literatura el año 2007 en taller literario “Ojo de agua” en el liceo Benjamin Vicuña Mackenna, se traslada a Temuco en donde estudia en la Universidad de la Frontera lugar donde saca su profesión de Profesor de Castellano, ha sido publicado en revistas locales y recitado en varios encuentros poéticos, el año 2019 lanza su primer poemario llamado “Viento Negro” editado por Martel Ediciones, en la actualidad está en la preparación de un nuevo libro de poemas.
BAJO EL SOL ROJO… Mi ventana explota lanzando azarosos trozos de cristal caliente que atraviesan mis pupilas, y cercenan la mente de la realidad ya no existe nada, todo es creado nuevamente. El fango y la lluvia me invitan al festín maldito y me hundo me deformo me transporto desapareciendo finalmente... dicen, que mi razón baila entre la niebla cada madrugada de jueves y me busca.
LA SUERTE BAJO MIS PIES.
Recorreré ciudades enteras, hablare con perros y borrachos con putas y desalmados y ellos me hablaran de la miseria, del hambre del odio y la ternura, que nunca quedamos conforme con nada, que las calles y las noches son crueles amantes y que la única libertad es estar solo, así que solo me quede esperando que la suerte aparezca bajo mis pies que no puedo seguir esperando el momento oportuno, no puedo seguir esperando que las olas se calmen porque el tiempo avanza y el cabello huye de mi.
TORMENTA. Tu mirada se esfuma, tus pisadas permanecen, el horizonte se acaba, el futuro arde, la noche no para y yo me quedo inmóvil esperando la caricia de inesperada tormenta. Que cruel es el silencio del viento azotando un árbol sin hojas.
UN NUEVO HIROSHIMA. Malditas sean sus máquinas, sus balas y sus motosierras porque con ellas mutilaron nuestros cuerpos ya contaminados y los lanzaron al lago toxico, pensando que al deshacer nuestras carnes retornaríamos al Dharma. Maldito sea el hombre que sostuvo un rayo y proclamo la dictadura eléctrica porque enceguecieron a nuestros hijos que nunca más pudieron ver las estrellas, y los alimentaron con caucho para que sus puños no se alzaran en contra del dios metálico que nunca existió más allá de la gran muralla… ¿Por tuvimos que soportar un nuevo Hiroshima?.
LA LLAVE Espectadores de la danza macabra pronto dejaremos de bailar, escaparemos al fin a la ciudad de las luces, lograremos el sueño prohibido Llegaremos al paraíso negado, Descansaremos del movimiento perpetuo de las horas Y si te digiera Que bajo la lengua tengo la llave y que esta se derrite Lentamente…
Nacida en Valdepeñas (Ciudad Real) en 1976. Escribidora de renglones torcidos, recitadora ocasional. Aprendiz de lo efímero, ha organizado las tres ediciones del encuentro poético “Suburbia” (no lo busquen, ya no es). Colaboradora puntual en algún fanzine. En 2008 escribe, imprime y encuaderna su primera plaquette, La pandereta dijo…, de donde saldrán los poemas musicados “Lo que suena siempre digo…”. Pequeña parte del desaparecido grupo de creación “Pizarra blanca producciones”, con quien publicó en 2014 Algunas casas, algunas horas y con quienes experimentó en el mundo audiovisual gracias a la también webserie Monster Reality. En 2018 ha publicado con Lastura ediciones “El vertedero” y en 2019 ha formado parte de la antología “Insumisas. Poesía crítica contemporánea de mujeres, editado por Baile del Sol y antologado por Alberto GarcíaTeresa.
Rayuela
18 posibles 17 + 15 16 las cuatro coordenadas 14 Con los que traza 12 13 y presentes los cuchillos 10 11 para que salgas a la puerta 9 silbando 7 8 vendrá el afilador 6 un nombre 4 5 si al azar le buscas 3 la piedra 2 de dónde parta 1 no importará
Léase: No importará de dónde parta la piedra. Si al azar le buscas un nombre vendrá el afilador silbando para que salgas a la puerta y presentes los cuchillos con los que trazar las cuatro coordenadas posibles.
De este ruido parte la tarde y tarda el grito silencioso en abandonar. La casa La casa arde y la nevera apenas regurgita (…) un bostezo (un bostez …oooo) ay, estómago vacío el frío. El frío. Si fuera eso “el mandar sobre tu hambre". Si fuera es… Pero la tarde parte y distribuye en balde la flacidez de una moneda del revés. ¿En qué momento nos hallamos del deshielo? ¿En qué lugar? Si la nevera apenas… un bostezoooo, etc
Al otro
la otredad frente a ti singular delante de tu casa construye cimientos muros ventanas levanta vigas y se presenta en calidad de otro Arregla los albañales para compartir también las aguas residuales ay de nosotros igual que tú el otro frente a ti pero oh dime quién eres quién me ha secado los ojos para que no me reconozca en los tuyos de olivo en mis ojos de olvido Aprendimos del wéstern de la biblia del talmud: nosotros elbueno vosotros elfeo y ay de los otros que siempre es elmalo (De “El vertedero”, Lastura ediciones, 2018)
Mientras gime el transatlántico un vuelo púrpura,
presuntamente libre, sueños, por los pasillos aguas residuales, hay un hombre que aún piensa que la casa es su mujer, que su mujer la casa. Suya. No conoce el código de las turbulencias, tras la tormenta, estudia los bestiarios para ponerle nombre al vacilante movimiento. Tiene que ser un monstruo semejante a la neurosis piensa, histeria, culpa. Tuya. Una mujer confusa acude al recetario para ajustar las vísceras sobre la tabula rasa de un psiquiatra. Tocada y hundida, consume pastillas como panes rellenos de nauseabundos mitos. Duerme, a su lado, Un vuelo transatlántico la embiste. (De Algunas casas, algunas horas. Pizarra Blanca, 2014)
Benditos sean el lado opuesto de la cama
y su vacío de mimbre y la trenzada singularidad con la que calla porque de ella es la ausencia.
Nadie atiende al canto del espantapájaros; oh, Jacobo, nadie escucha. En la ciudad, tan lejos, esperamos a alisarnos la camisa. Cuando todo ha sucedido ya, y digo ya, ahora, mientras todo ha sucedido y mientras sigue sucediendo, mientras braman tus huesos de escoba por la presencia de los cuervos, esperamos a que digan “la noticia” para creer que has perdido la siembra que aguardaban tus pequeños ojos huecos, la hemos perdido. Porque a ti, Jacobo, insignificante cabeza de paja, quién iba a escucharte.
Marijose Mattus (Coquimbo Chile 1979) profesora de estado en historia y geografía. Desde niña demostró una inclinación a la literatura y a la música escribiendo pequeños poemas y ensayos de análisis musical. A partir del año 2007 comienza su incursión en radios locales con programas de cultura, especialmente orientados a la difusión de música clásica y latinoamericana apoyando a los nuevos talentos locales, hecho que le permite animar y organizar varios actos culturales, como el concurso escolar de literatura “Más allá de las fronteras de la imaginación” (201 0) además de conferencias en festejo del bicentenario de Wagner y Verdi. En el 2014 funda la revista literaria “Aquarellen” de la que es editora. Su trabajo literario ha sido editado en redes sociales y ha colaborado en las revistas literarias “Beats Bury”, “Pluma y tintero” y “Tinta en la medianoche” (editorial Vitrubio), además de Aquarellen. En el 2016 fue seleccionada para la antología “Pluma, tinta y papel” de “Diversidad Literaria”. Actualmente dedica su tiempo a la docencia, la dirección de la revista y el blog Aquarellen y la gestión cultural junto a su pareja: Jesús De Castro. En este momento está dedicada a terminar su primer libro y a continuar con su difusión cultural.
Kyrie eleison, Por aceptar el verbo podrido que accionaba a sus muñecas, por creer en su escudo de cartón piedra, por dejar que su acento engatusara biblias. Christe eleison, Por sus respiraciones acongojadas con sentimiento infantil de culpa, quebrando sonrisas, el abrazo negado para repartirlo en abandonadas, amenazando con suicidios y lejanías. Kyrie eleison, de las tres monedas de oro que hallaron valor en desconsuelos cambiando de piel, enjugando promesas y acciones de una savia en el medio de la nada o la vida que no fue vida de nadie. Ave María Gratia plena, Ora pro nobis.
Sapiencia rendida con gusto a enciclopedia, letras murmurantes
oscilando entre notas musicales. Los dioses habitan el inframundo, mefistos sonríe sereno mientras consume un cigarro de versos sonrojados por el beso de los nibelungos que cuidan el oro del Rhein. Torturados por la gloria finita de las espadas perdidas en pergaminos del siglo de oro, sabios cargados de ecuaciones y estrellas forjadas en silabas múltiples
Vivir,
bebiendo días sudados en cerveza, calmando el espíritu burlón de tu presencia, que animó sueños en la edad perdida. Esos días te busqué engalanado rezando por las almas del estado que fuiste, los amores podridos te cubrieron el rostro porque copulaste en falsos caballeros disfrazando la vida de los héroes. Y así oraste por mí, cien años antes Sin tocarnos, nos amamos porque el alma se engatusó con el discurso de la patria tuya, que hice mía en la revolución de ser hija del lago que llenó de agua tus pulmones, del beso ácido que nunca diste de venus que te arrulló satisfecha de tu vida que devoró mi lozanía, inyectándome tus exhalaciones leídas en viejas bibliotecas.
Tráiganme la cabeza de Amadeus y déjenla flotando en cavernas
sudorosas y violines lacrimosos. Las flores de la montaña no saben sobre muertos desaparecidos que rebosan mis uñas sonrosadas; mañana escucharé tus entierros en cuerpos mezclados con raíces; y así el sol oscuro de medianoche bailará una contradanza burlona con dunas sabor a naftalina. Dibujo mi cuerpo reservado en la colina que cobra vida con el sonido de todas las músicas, más, búscame en la armonía nauseabunda, que allí enterraron mi cabeza.
En el ocaso verás aquel espejo adivinando las cicatrices que iluminaron las sendas. La bondad duele en los ojos y el cuchillo se clava impenitente. Salvaría mi alma de mil conciencias aunque mi fealdad vaya por fuera. Los demonios hieren las fotografías, abedules putrefactos mecidos en el lago existencialista murmuran el rojo festival indecente.
La felicidad se vende en botellas de aluminio
cómpralas y salva el medio ambiente ahorrando en la bolsa de compra. Invierte tu plata en alegría, busca autos de imitación alegórica que sustenten a los políticos de turno. Inhala cocaína democrática esa que te dice que eres libre y regala tus 45 horas diarias al progreso enfermo del desarrollo, crecimiento. Manejo de la ira con adormecedores de sonrisa, bebe cocacola y compra en el black Friday para mantenerte a flote. Somos alegría nauseabunda en cloacas titiriteras manejadas por el voto al partido de siempre o al contrario que se engulló la pobreza en el desayuno infernal de la sonrisa. A mí todo me da igual, total, mañana igual debo ir al trabajo.