otros, los que hayamos salvado". Hemos sentido tu partida, porque siempre las despedidas fueron tristes, pero sentimos la alegría de vernos empujados por tu ejemplo para cami- nar juntos en la salvación de los que nos rodean y dispues- tos "a dar cuenta de la esperanza que hay en nosotros". Ne- cesitainos que el mundo se salve. "Ese es el único motivo por el que vale la pena ir a rezar a la capilla, por el que vale la pena amar al prójimo, por el que vale la pena con- sagrar una vida...".