MIENTRAS ARDEN LOS DÍAS
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A Josefina y Juan L贸pez Delgado
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I ARDEN LAS PALABRAS
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VERA DMUHHAILO Viaja en clase turista en el TALGO Alicante-Santander. Es muy rubia, ojos negros como una pesadilla. La contemplo en silencio mientras duerme. Al despertar, no sé de qué sueño, sonríe pidiéndome disculpas. Vera Dmuhhailo, se presenta con voz muy dulce. El tren gana la altura de Ávila, a su tiempo. Hoy es el día grande de Teresa, la santa. Extasiada, admira la muchacha el esplendor de las viejas murallas a la luz de un hermoso atardecer de otoño. Le hablo muy despacio -nací en Tallinn, Estonia, dicede la ciudad y de por qué el refrán “tierra de cantos y de santos”. Ella me mira fijamente mientras hago alusión a Teresa, Juan de la Cruz, Machado, Unamuno… El Castillo de la Mota -¡qué asombro entre dos luces!- me recuerda el quinto centenario de la muerte, en Medina, de la reina Isabel. La muchacha sonríe, sus dos ojos como rosas de otoño. Ignora todavía el intenso monólogo de lluvia que le espera al llegar a Santander cuando el tren se detiene. La azafata, de azul, como el perfume que hoy se ha puesto, anuncia Valladolid. El viento intensifica la sensación de frío –siete gradoscon la luz más en fuga, como la vida, amigo
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Delibes, de quien nada conoce la muchacha. Si le nombro a Daniel el Mochuelo, me pregunta quién es. No le respondo porque estamos ya cerca de La Trapa, ámbito de oración y de trabajo. Quedan unos minutos para que, al fin, me apee después de tantas horas de grata compañía. La muchacha no sabe de votos y promesas y no encuentra sentido al celibato, a una vida de semejante austeridad. Se admira de que yo escriba versos de amor permaneciendo célibe. En respuesta le dedico un poema muy sencillo que agradece brindándome una sonrisa azul. Palencia está al alcance de la mano. La muchacha se queda pensativa, me besa al despedirme. Mientras le digo adiós, soy consciente de que un nuevo dolor se apeará conmigo. 15-10-04
COINCIDENCIAS
A mis alumnos de latín.
También, coincidencias, es pequeña la clase donde acabo de citar a Virgilio; pequeños son los grupos de alumnos –suman ellas diecisiete y siete ellos- que han hallado su Ítaca después de regresar, como Odiseo, de conquistar su Troya en el verano. Les arde la mirada si te hablan o les hablas, las manos siempre inquietas
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de esgrimir como espadas sus bolígrafos; a veces, se sonríen al mirarme como a un Paris, ya viejo, que no encuentra a Helena entre las múltiples muchachas con el ombligo al aire que se exhiben, a plena luz, por los extensos patios. Yo les hablo a los ojos porque en ellos llevan un mar poblado de gaviotas y de hermosas canciones: en mis ojos, sólo la lluvia amarga de las lágrimas porque han perdido su fulgor. Les hablo con palabras sencillas, cada día, al comenzar la clase. Como pétalos las recogen, ahora que el otoño desconvoca a las rosas que en abril acudieron en líricos tropeles a su definitivo encuentro. Saben que lo que otoño teje son alfombras de hojas multicolores, irisado envoltorio de la caducidad, y que el amor es ave migratoria cuando no encuentra el adecuado clima. La clase, tan pequeña, da a un espacio muy abierto con árboles vetustos donde, a veces, el aire se columpia como un niño pequeño y donde siempre los gorriones discuten y se duermen. Hoy ha cambiado el tiempo de repente: es frío el aire que del norte llega; limpio el cielo, intensamente azul como esos ojos con que me contemplas, bellísima muchacha, mientras leo, y te sonríes porque no distingo si eres entre todas tú mi Helena. 26-10- 04
LEYENDO “UN SUEÑO EN OTRO” (de Andrés Trapiello)
“Para ti y para mí la casa ya es muy grande y las tardes muy largas en invierno”. Esta evidencia es algo que acentúa
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la sensación de soledad, ahora que la vida requiere compañía. A nuestra edad nos sobran los espacios extensos: el amor es selectivo y solo se derrama a la persona, al tú desposeído de adherencias porque eres solo tú a quien interesa amar hasta la muerte. Quede ahí, en la sombra, aquello que no sea el perfumado cuerpo que sedujo antaño nuestra voluntad. Nos basta una pequeña estancia con un búcaro de rosas siempre frescas, las ventanas de par en par abiertas hacia el cielo para que las estrellas nos alumbren ahora que las noches son más largas. Olvidemos la lluvia, el viento airado, la nieve que se anuncia. Poseemos el pequeño bastión que nos defiende de ser pasto exclusivo de la muerte. 28-10-04
MI VIEJA PLUMA MONTBLANC ¿Qué historia os contaré cuando despierte? ¿Será alegre quizás, triste tal vez o tendré que dejar, como otras veces, sobre el blanco papel abandonada la pluma con que escribo desde siempre? Mi vieja pluma, una Montblanc de émbolo, es parte de mi vida, lo que la hace humanísima, nunca objeto inútil a punto del desguace. Ha vivido a mi lado mis días de fracaso, ha compartido algún pequeño triunfo y el placer de haber visto publicadas La memoria encendida y esa joya de tristeza insondable, esperanzada, que es Oscura presencia. No preguntéis por qué, a pesar del tiempo, la sigo amando. Este maridaje pluma-poeta es siempre de por vida:
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solo nos puede separar la muerte. Con mi vieja Montblanc he sorprendido el temblor de una estrella, la salmodia del cárabo en la noche, el final angustiado de un amor que se juró fidelidad eterna, cómo se ha ido gestando un desengaño, la injusticia del hambre y de la guerra, cómo se enciende una pasión, por qué, cuando el otoño llega, se les caen, una a una, las hojas a los árboles y son las rosas para nuestros ojos algo más que su efímera belleza. Mi pluma ha destilado amargo llanto por los que ya se han ido y ahora duermen -¡oh polvo enamorado!- un sueño eterno. Y está llorando lágrimas azules sobre este blanco trozo de papel donde, mientras escribo, se me escapa fugazmente la vida. 31-10-04
ANHELO Si al menos consiguiera escribir como entonces… Hace tiempo, casi una eternidad, que los versos no brotan de mi pluma. Me asomo a la ventana cuando el día despierta y me hago la ilusión de que la luz, al entrar en mi cuarto, encontrará algo distinto de lo que acostumbra a ver cada mañana: un sillón que dormita junto al ordenador, un montón de belenes que ocupan un lugar entre los libros, el cuadro de mi madre con la mirada dulce y sosegada
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y un hombre, siempre solo, que reparte su tiempo entre mil cosas: leer, escuchar música, hacer un crucigrama e intentar escribir. ¿Sobre qué? ¿Cómo? Es la inútil tragedia de la que soy protagonista único. “Ten dispuesto el papel, y que la pluma esté junto al cuaderno –son palabras de Eloy Sánchez Rosillo, el poeta murciano que acudía a mis clases siendo niñoy aguarda”. Es lo que hago, Eloy. Pero si observas, no hay sobre mi mesa, ahora que el otoño nos invade, más que una rosa ajada “salada ya de lágrimas”, a ratos perfumada de soledad. 5-10-09
BUGANVILLAS El sol de esta mañana luminosa de octubre –este otoño está siendo más cálidosigue jugando con las buganvillas que tengo en mi terraza. A veces me entretengo mirando cómo extienden sus ramas florecidas por la baranda de aluminio. Luego regreso a mi trabajo, para el que ya me falta voluntad, los ojos del color violeta de sus flores. Hay un momento en que las cosas toman el color que les prestan los ojos: los bolígrafos y plumas son ramos de violetas que se alargan
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al infinito; y los libros, campos plantados de violetas. Al fin, todo regresa al primitivo estado. Cierro, entonces, los ojos. Y me quedo pensando en lo efímero de la belleza. Surge, como de un sueño o de la memoria, el perfil de aquel rostro lleno de luz, distinta a la de otoño, que un día ya lejano acaricié. 5-10-09
INDECISIÓN Pensaba, esta mañana, ir a la librería de El Corte Inglés. Acaba de aparecer “Jardín perdido”, obra del salmantino Andrés Martínez Oria, sobre aquel astorgano y gran poeta Leopoldo Panero. Al fin, he decidido posponer la salida y escribir, si me asisten los dioses, lo que llaman algunos un poema. Confieso que hay poemas faltos de poesía. Nada dicen de por qué esta mañana está la luz herida, por qué el mar anda a estas horas huérfano de velas, y la playa, tan falta de ternura, es un inmenso grito de soledad. La vida “es un fulgor que cesa de repente”, pero que deja, a veces, un intenso dolor grabado a fuego en la memoria. Yo no sé cuándo, pero escribí un día, remedando a Panero: “Lo mejor de mi vida es el dolor”. E hice al mundo el regalo de mi “Oscura presencia”.
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A estas alturas de la vida pienso que sobra la experiencia y falta la ternura, que no es fácil adivinar por qué siguen aún brotando de mis ojos lágrimas con que riego mis poemas. 6-10-09
TARDE DE OCTUBRE Estos poemas los desencadenaste tú. ÁNGEL GONZÁLEZ
Una sencilla carta es responsable del nuevo ataque de locura o algo que a la locura se asemeja. Estaba lejos de todo, incluso de mí mismo. Y yo te contesté que tanto tiempo sin sentir la llamada de la tarde me había predispuesto a estar callado hasta ignorar el silbo de los mirlos. Hoy ha llamado a mi ventana. El cielo del otoño, espejismo de otros cielos más azules, también quiere que vuelva a ser igual que entonces, cuando ardía en mi verso la llama del amor, el triste amor forjado en el dolor de “Aquel cálido invierno” o en los apasionados “Octavarios”, no exentos de sospecha. Pasan, tímidas, unas pequeñas nubes, tan despacio que tienen tiempo de cambiar de forma una vez, y otra, y otra. Y lentamente aprendo a convivir con esta luz, algo más triste, y a vivir conmigo. 6-10-09
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REENCUENTRO Hay que hablar, me dijiste. Y me besaste después de presentarme a tus amigas. Fue un encuentro fortuito, a media tarde. Yo apenas recordaba aquella fecha de agosto en que viniste, juvenil, sonriente, con tu polo amarillo y el pantalón azul, a visitarme. Quedan de aquel encuentro unas hermosas fotografías y un regusto amargo. Disfruta de esta tarde de amistad, te dije al despedirnos. Y te fuiste soñando en que muy pronto –el tiempo fluyeiniciarías en Madrid el curso. Yo proseguí, un tanto pensativo, el camino de siempre. De regreso a mi casa –septiembre estaba a punto de retirarse sin sus credenciales-, abrí la puerta de mi cuarto, el mismo que otra tarde de junio compartimos el día de tu cumpleaños. Eran otros tiempos. Ahora está vacío de ti. La luz no te recuerda “porque la luz ama el presente”. Se va haciendo el silencio lentamente en las ramas del viejo pino, antes tropel de alas y de discusiones; cae sobre el jardín y el ancho patio. Yo me siento, mientras la sombra avanza, cansado, triste, desilusionado, por ver que no ha llegado a su futuro un amor que ya empieza a hacerme daño. 7-10-09
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VOY A QUEDARME AQUÍ Voy a quedarme aquí. Muy pocos saben dónde caligrafío yo mis versos, cómo divido un beso en hemistiquios y deletreo la palabra amor. ¿Sabes tú, acaso, separar las sílabas de la luz que despierta en la mañana y llamas indistintamente albor, amanecer, aurora, amanecida? Dime cómo esta lluvia de septiembre puede escribir tu nombre si nos cae como pura catástrofe. Hacía muchos años que no llovía así. ¿Recuerdas aquel pino que se erguía como un atlante frente a mi ventana donde anidó la primavera antaño? En muy pocos segundos, con la noche, se derrumbó como un oscuro sueño. Horacio me recuerda: Carpe diem. Pero miro mis manos y no encuentro pan que amasar, sólo unos pocos versos que resumen mi vida, y un dolor que debió de nacer, tal vez, conmigo. Voy a quedarme aquí, donde tú sabes, nadie más, esperando con paciencia a que me nazca ese dolor que algunos aún siguen confundiendo con la muerte. 7-10-09
APUNTE DE MADRUGADA Ese sol que conoce nuestro diario despertar no logra romper hoy las murallas de nubes. Ha llovido apenas hace unos minutos. Sube muy lentamente un vaho de la virgen entraña de la tierra.
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En silencio, mis ojos recorren, una a una, las ramas fatigadas de los viejos olivos abanicados por un viento triste. Más allá, entre las viñas, un ejército de gorriones borrachos esconden su sopor bajo las alas. Sus gritos me golpean el alma, que tampoco emprende el vuelo presa de los vapores de un mosto extraño. Pasan, lentas, las nubes, pasa el tiempo. Vuelve la lluvia, evocación de otra lluvia, y me quedo con los ojos de niebla viendo caer del cielo de los árboles esos pequeños ángeles dorados en la difusa y suave luz de otoño. 8-10-09
AQUELLA VIEJA FOTO Como nada regresa igual que fue, es fácil que no te reconozca. No conservo de ti más que unos rasgos difusos: el color de tus ojos, tu sonrisa aniñada, tus labios grosezuelos y poco más. Después de tantos años es posible que no seas aquella mujer que hacía gala de tener un cuerpo de concurso. ¡Cuántas veces hacías alusión a tus medidas! Son las de una miss, decías. Lo he visto en otras que tampoco fueron desdén para los ojos y no alteran el ritmo de la sangre si pasan a tu lado.
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Hoy he roto, por fin, aquella foto tuya que me hizo soñar en su momento y que guardé hace ya tantos años en las secretas páginas de una antología. Eras entonces mi mujer fetiche. Nada regresa. El tiempo nos muerde y nos desgasta. Y también “los recuerdos se desgastan y mueren”. 11-10-09
ÚLTIMO RECUERDO Somos sin querer víctimas de un síncope mortal, igual que de un amargo desamor en pleno agosto. Estamos condenados a buscarle respuesta a nuestra desazón por aprender, no importa qué, ni dónde. Hacía un mes apenas que había regresado de Lavarone, aquella región idílica de abetos y praderas del nordeste de Italia. La suerte me brindó un pronto regreso al noroeste, ruta “de piedra enfebrecida en el violento estío”. Pensé por un momento desafiar la altura, ignorando que era mi corazón un amplio charco donde jamás podrían naufragar ya las cumbres altivas de los Alpes.
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“Luchamos con la altura. Nuestra hambre es celeste”. Aquella fría y húmeda mañana, a plena luz, me derribó la Muerte sin mirarme a los ojos. Durante unos segundos ascendí de su mano hacia lo ignoto. Sin saber dónde estaba, al despertar, con ojos asombrados vi de nuevo la vida en la figura de una joven mujer que me auscultaba, medía mi presión y me dejaba como único regalo de esperanza su más bella sonrisa y unos ojos azules. ¿Qué me dices, mujer, con tus labios cuajados de intensas rosas rojas? ¡Qué fácil me resulta comprender que vivimos en el perfil de un alba y respiramos muerte! ¿De qué tierra llegaste, caminante, a esta otra tierra en que el silencio es hijo de otra lengua que obliga a hablar con monosílabos? Ya no veré, me dije, aquellos álamos enhiestos del amor, ni las doradas playas de intensa luz en Alicante. ¿Con qué dolor se pagan? Ya de regreso a este lugar del corazón, emergen los recuerdos de aquella habitación número cuatro del hospital de Cúneo, de aquellas manos delicadas, jóvenes, casi de niña, que amparaban, tímidas, mi desnudez, y ahora llenan mi pecho de melancolía. 11-10-09
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PERSISTENCIA DE LA LUZ Donde viste la luz, sigue la luz. FRANCISCO BRINES
¿Qué esperabas hallar a tu regreso? Está la casa donde siempre, entre ficus y olivos y algunos altos chopos que se van lentamente haciendo luz de otoño. Es el lugar donde soñaste, ciego, mundos distintos a la luz y donde alumbraste en su día una historia de amor junto a un mar pleno de espumas y veleros. Aquí viviste, aquí perdiste parte de tu gran fe en la humana palabra. Pero mira la luz con esos ojos faltos ya de costumbre: todavía el rosal tiene sus rosas, el olivo aceitunas y, al fondo, en la cercana lejanía, tras las doradas nubes, sigue dejando el mar sobre la playa alguna concha envuelta en nacarada espuma. Recobra la inocencia de los tiempos antiguos: Donde viste la luz, sigue la luz. 12-10-09
PALABRAS COMO HUELLAS De niño caminé por un sendero de polvo y barro huérfanos al huerto del abuelo. Otras veces, sobre todo en verano, discurría mi vida por las calles empolvadas del pueblo, ajeno a sol y a sombra.
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Era una forma cualquiera, tal vez la forma única, de sentirnos crecer. En invierno la vida discurría por otros derroteros: había que acudir diariamente a la escuela, a una hora en que éramos los dueños casi absolutos del amanecer. Un día, fascinado por la extrema belleza de la luz, por el misterio oscuro de la Muerte, dejé abierta mi vida a otras historias, a otros sueños. El mundo se me ofreció como una desconocida herencia. Aproveché febrilmente ese tiempo de anunciación, pero sufrí la herida y el dolor de sentirme de golpe un ser efímero. Tenía entonces treinta y cinco años. Dolor y herida, ¿quién precede a quién? Hay dolores que irrumpen en la vida súbitamente, heridas que la marcan para siempre y nos dejan oscuras cicatrices de las que mana un pus amarillento. Y así, vamos viviendo de dolor en dolor, sin descifrar su extraña y personal caligrafía. Nos sentamos en parques que no existen en donde descansar este cansancio de vivir, esta honda tristeza de ver cómo las cosas se acaban con la vida. Sólo el cielo sigue luciendo su mejor azul mientras la brisa sopla suavemente esta tarde y juega con las rosas. Todavía hay caminos que se abren puntualmente a la esperanza. 12-10-09
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ROSAS DE OTOÑO La lluvia en esta tierra se está haciendo costumbre. En esta luz ajada del turbio amanecer la lluvia ha vuelto. Escucha, con la ventana abierta, ese leve rumor que te adormece y a la vez te recuerda que estás vivo. Es el otoño de las rosas. Luego, cuando cese la lluvia y el sol bese su fino terciopelo, sal al jardín y corta solo una. Como ella, no lo olvides, un día no serás, aunque la lluvia seguirá destemplando amaneceres como el de hoy, trece de octubre. Todo se extingue con la muerte: las rosas que hoy exhiben su belleza efímera y su gracia ante tus ojos te lo están pregonando a cada instante. 13-10-09
DE TÚ A TÚ Vivir quisieras con la antigua inocencia este momento. ELOY SÁNCHEZ ROSILLO
Estás aquí, ni tú sabes los años, pero estás como ausente ahora que los días están huérfanos de la luz del verano. Parece que meditas, ¿en qué?, dime. De vez en cuando, vuelves la vista hacia ti mismo de manera cansada y escribes no sé qué. ¿Versos, acaso? Si te miro, me miras. Poco más. Hay un montón de libros junto a ti.
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En ellos, los mejores versos de los poetas -nada tuyoque amas, que acompañan tus horas de insondable soledad. Quiero hablarte de mí, que también vivo la desubicación que tú padeces, la misma soledad, el desensueño. Los dos sabemos, hace mucho tiempo, que estamos condenados al olvido, que nos es imposible vivir ya con la antigua inocencia este momento. Si te quedas así, ensimismado, negándote a la luz que el otoño te brinda, jamás disfrutarás del canto de los pájaros que celebran la vida. 13-10-09
RESPUESTA ¿Qué diré a quienes vengan preguntando por aquel que yo era en otro tiempo, hace ya tantos años, y en el margen de un papel escribía aquellos versos: La vida se prolonga por el gozo, ese hilo frágil que al dolor se arranca para colgarle al cielo su futuro? La vida se conforma, ya no siente el hambre de palabras como entonces. Ya no canta la luz en estos ojos que vigilan la herida, siempre abierta, del corazón cuando la noche avanza y entona, en el silencio, su cantiga de soledad. La vida arrastra nombres, dijo el poeta, y luego los sepulta. Queda el recuerdo que los finge vivos. De vez en cuando fulgen como lámparas, a veces diminutas, que se apagan a los pocos instantes de encenderse: les falta el combustible del amor. Pero sé que es inútil esconderse, negarse a la certeza. Hubo días de claridad. Aquellos viejos álamos
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cantan aún, renuevan como entonces sus hojas cada año, y se escucha el sonido armonioso de la lluvia que nos deja, calados hasta el tuétano, al borde mismo de la claridad. Persisten las antiguas heridas y dolores, la ceniza fragante de un amor que ardió y se fue. El resto, algunas cosas que en su día escaparon de mis manos. Ése fui y éste soy. Ahora dejadme: el otoño se acerca. Y ando triste. 14-10-09
AHORA ES VERDAD LA VIDA De pronto me despierto y es de día. CLAUDIO RODRÍGUEZ
De pronto me despierto y es de día. Al fin de estas palabras se detiene la pluma. Se terminó el poema. Un solo verso. Basta con leerlo, y volverlo a leer, cuantas más veces mejor. Hay pocos que hayan logrado como tú, maestro, la síntesis de la excelencia. El sueño, imagen de la muerte, no nos deja jugar con la ternura, sólo con el dolor, que adensa la ceguera y aplaza el gozo de la luz. Terminada la noche con su sonrisa ajada de pesadilla, vuelvo, de pronto, a estar despierto, y la piedad del día me devuelve a los ojos el perdido memorial de blancura. Es de día. En el aire se adensan los olores
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húmedos de la hierba recién cortada. Otoño, tan pródigo en sus dones, me ha dejado en las manos un racimo de uvas, un cuenco de castañas y una roja granada. Ahora es verdad la vida. 15-10-09
CUANDO CAE LA NOCHE Porque no hay soledad que tú no puebles. JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS
Porque no hay soledad que tú no puebles. Estas palabras me recuerdan, ahora que ha muerto José Antonio Muñoz Rojas, su libro de poemas, que leí hace unos años, pocos. Era un libro pequeño, de Pre-Textos, con el título en rojo en la portada. En el centro, un árbol era el símbolo exacto, en el inmenso espacio en cartoné de la cubierta, de la más absoluta soledad. En La voz que me llama los poemas son breves y muy densos. Aún recuerdo un par de versos que aprendí, en su día, de memoria: “No hay llave que se pierda ni palabra perdida”. Sin embargo, es Las cosas del campo, con su prosa poética, el libro que me deja henchidos los sentidos, justo ahora que a los días de otoño se les nota el cansancio y se abren en el alma las heridas del tiempo. Cuando cae la noche y la luz no es compañía, ni el cielo, antes azul, misericordia, la soledad se instala en lo más hondo de ti mismo. La sientes cómo forma parte de ti, esclavo de sus torpes mutaciones. La noche es, cuando menos,
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como una canción rota que no quieres guardar en la memoria. Y por eso, porfías sin descanso por la luz. 15-10-09
ESTE CIELO DE OTOÑO Este cielo de otoño… No acierto a describirlo. Es tanto el cansancio mental que invade hasta mi pluma. Mira cómo se adensan, negras, las nubes. Pronto volverá a descargar sobre esta tierra, con sed de siglos, un diluvio; otro, porque ha estado lloviendo hasta hace unos instantes. Nadie recuerda otoño tan lluvioso. Al fondo, en la ciudad, los edificios son espectros surgidos de la noche. ¿Qué debo hacer si hasta mi pluma es víctima de tan grave indolencia? Incluso el viento sopla indolente. A veces, como ahora, guardo silencio y pienso en ti, mi dulce amiga sin nombre, a quien amé en mis versos. Te quisiera sin nombre, te escribí. Tan sin nombre que ya me fuera igual llamarte viento, primavera o puro sueño. Por eso, amiga, todavía no sé cómo te llamas. Si te busco, porque te necesito, pregunto dónde estás. Y tú respondes, luciendo en tu sonrisa su clamorosa luz: -Amor, cerca de ti. Sigue lloviendo. Temo que esta lluvia me borre la memoria de aquel primer amor. 16-10-09
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PRIMEROS SÍNTOMAS DE FRÍO Hoy han bajado las temperaturas. Hace frío. Hay mañanas en que es arduo trabajo despertar, abandonar el lecho por la única razón de hacer pedazos ese milagro que es la madrugada. No es la luz la que nos necesita. Somos nosotros sus mendigos ciegos. Este frío de octubre ha sorprendido a todos. El verano se estaba prolongando en las camisas de manga corta y en las escotadas y transparentes blusas de las muchachas, en su risas cómplices a la sombra furtiva de los árboles. Esta mañana visten prendas de abrigo. Hasta el amor se enfría si se siente desnudo. Hoy el sol, perezoso, no ha acudido a la cita con su puntual exactitud. Las diez. Un ligero vislumbre de cielo azul. Y nubes aborrascadas que de nuevo llegan del mar y engullen, inmisericordes, ese ámbito pequeño de esperanza. He sorprendido el vuelo extemporáneo de algunas golondrinas. Y me digo, pensativo: Si a ellas les engañó la luz, ¿por qué no ha de engañarme a mí la vida? 16-10-09
AQUELLOS DÍAS ¿Qué será, me pregunto, de las bellas muchachas y amadas compañeras de la universidad? Algunas siguen vivas
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en mi memoria; otras se esfumaron como el humo: el silencio ahogó sus claras voces y convirtió la mía en más opaca, ¿Qué ha sido de sus vidas? ¿Seguirán resonando en sus oídos los versos horacianos que aprendimos entonces de memoria: Graecia capta ferum victorem cepit et artes intulit agresti Latio o, ajenas al manido Carpe diem, sufren porque de aquellos días únicos de juventud les queda solo un sueño con su terca carcoma? Nada regresa. Pero nada muere del todo, porque el tiempo es pura eternidad en el recuerdo. Os fuisteis hace nada. Y estoy triste por las cosas que, a veces, nos depara la vida. Aún recuerdo que he sorbido las lágrimas de unas y he sorprendido indicios de dolor en sus palabras: algo muy querido les arrancó la muerte. De otras he vivido su alegría no falta de un asomo de tristeza. Así teje la vida nuestros días. Han pasado los años. Y hoy volvemos, puntuales, como Ulises, a nuestra amada Ítaca. Porque Ítaca no existe -escribí en su momentosi se regresa tarde y allí nadie te espera. 20-10-09
VIAJE HACIA EL INVIERNO Yo no sé si el otoño, como dice el poeta, entonces era en primavera. Ahora lo es en verano si excluimos las ráfagas de lluvia y este viento que todo lo desnuda.
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Hasta el cielo está hoy de un azul limpio. ¿No lo oyes cómo silba, cómo te llama, cómo te golpea, cómo ríe, burlón, en tu ventana? Mira los chopos. El viento, enloquecido, se columpia en sus ramas. Un pasatiempo sádico del que forman hoy parte irremediablemente. Cuando caiga la tarde, se calmará y dejará en el alma un poso de nostalgia. 22-10-09
MIRADAS A María Giner
La luz llega del mar y despierta en tus ojos. Me miras. Yo te miro: tus pupilas, un mar de luz azul. 23-10-09
MEDITACIÓN EN VOZ ALTA El tiempo se parece a una rosa cortada. FELIPE BENÍTEZ REYES
La vida de las rosas es su hermosura efímera. Ya Valverde nos dice: “Todas llevan un poco de mi vida al marcharse”. Hoy has cortado las primeras rosas, regalo de la primavera. Las has puesto en un búcaro tratando de alargarles la agonía. Pero ellas te han dejado en el alma, al rozarte con sus alas, su amarga sensación de finitud.
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Cuando llegue el invierno y el viento te destroce los rosales, sabrás por qué la vida y la belleza caminan de la mano hacia su fin y te dejan, en medio de la noche, ansioso, suspirando por la luz. 24-10-09
MIENTRAS ARDEN LOS DÍAS Mientras arden los días. Así he titulado este conjunto de poemas. Unos los escribí hace tiempo, cuando en mi pecho ardía la luz de la ilusión; otros son fruto de la angustia, mar insondable que a veces nos arrastra hasta sumirnos en su oscura noche y nos convierte en víctimas conscientes “del miedo de sabernos solitarios”. ¡Qué difícil salir de ese gran laberinto de sombras! La mañana me ha dejado el regalo prodigioso de la luz, que dibuja la gracia de las cosas y las hace tangibles y reales. Está todo al alcance: cielo, rosa… Y esta nueva alegría que se asoma con la primera luz al corazón. 26-10-09
CANSANCIO El aroma y la flor se corresponden como la alegría y la pena o la luz y la sombra. Es un día radiante, pero no sé por qué estoy triste esta tarde. Mi corazón no canta.
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Hora de mi paseo crepuscular. Camino sin demasiada prisa por una ancha avenida donde la voz no suena en la seca hendidura del alma. Algunas veces paro por redimirme del dolor de la artrosis y contemplar el tren, puro silbido y ráfaga, que llega de Madrid o de Valencia. El cielo ha empezado a dejar de ser piadoso. Lucen las primeras farolas, se incendian los anuncios y los escaparates. Sólo el agua sonámbula del corazón no encuentra camino hacia la luz. Terminado el paseo, me he sentado, tranquilo, a escribir. A lo lejos, el pétreo castillo -¡qué luz!- de Santa Bárbara se yergue hasta chocar contra un cielo de ébano. Después de tanta luz la noche consolida sus ofertas de sueño y silencio absoluto y nos deja sin señas de identidad, a solas. De pronto, me he sentido transido de cansancio. 27-10-04
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II HASTA EL ÚLTIMO INSTANTE
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ME PREGUNTO Me pregunto qué hacemos sin memoria. Qué otro sueño cobija nuestro sueño. 1-3-05
SIGO ABRAZADO A TI Sigo abrazado a ti para huir de la muerte. Hace ya mucho tiempo que me ronda, siempre en silencio, lúcida, con la insistencia de una enamorada. 1-3-05
SI ES VERDAD QUE LA VIDA Si es verdad que la vida se consuela del entusiasmo de la juventud, ¿qué haces ahí mirando, los ojos enturbiados de soledad, esa quemada luz del atardecer? 4-3-05
DETERNERSE. ESCUCHAR Detenerse. Escuchar lo que te dice el viento, sentir en lo más hondo de ti mismo el sosiego, cómo el ansia es un pájaro que no ha emprendido el vuelo. 10-4-05
SI ME FUERA POSIBLE Si me fuera posible, volarían mis besos a dormir en tus labios. 11-4-05
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TUS MANOS Manos-alba tus manos. Cobíjame en su luz. 11-4-05
AHORA ME PREGUNTO He sorprendido, al sol de mediodía, “estelas de navíos en tus labios”. Y palabras en forma de gaviotas, donde se yergue, altivo, el mar cuando sobre el añil la tarde se derrama, volando sin memoria. Ahora me pregunto en qué labios se perderán, cuando la noche sea como un oscuro mosto, tus palabras. 18-4-05
DE ESPALDAS A MÍ MISMO Creía ya olvidados mis Cuadernos del aire. Hace muy pocos días, en “La Voz que me llama” he leído que el aire es compasión y que sin ella apenas se respira. De espaldas a mí mismo he recordado aquel lluvioso amanecer de otoño en La Coruña. Y he vuelto a respirar. 28-4-05
ESTA CANCIÓN DE AMOR Hoy me preguntas qué nos ha dejado abril. Una ramita que no termina de brotar, algún olivo en plena floración, la ternura en los nidos,
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tus ojos y mis ojos en alerta máxima, nuestras manos humildes con que apresar, cuando posible sea, la belleza. Y esta canción de amor. 28-4-05
ASÍ TU VOZ Así tu voz como la lluvia vertical que cae, mansa, sobre mi piel, en las horas sin luz. Yo la oigo cantar, siempre en silencio: es mi palabra pura disonancia si se despierta, súbita, en mis labios. Y escojo esa manera de ser que siempre duele más que tu voz cayendo sobre mi corazón como canción oscura. 5-5-05
ES MI OFICIO Es mi oficio dedicar unas horas, cada día, a desandar el tiempo, a recobrar aquello que perdura: una sonrisa, un gesto, una mirada, la ternura del tacto bajo la lluvia gris, aspirar el perfume que emana de tu cuerpo y esperar a que te hagas memoria entre mis manos. 15-6-05
NO PUEDO RECOBRAR No puedo recobrar aquellos pétalos que a mi vida se le han ido cayendo, otoño tras otoño.
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Unos se consumieron dejando estelas de humo en la memoria; otros, sencillamente, los anegó la lluvia, ya muy próximo el invierno; otros, en fin, se han ido confundiendo con el afán diario y las preguntas que requeman el alma. Por ejemplo: ¿Cómo suena la voz de Dios cuando Dios habla? ¿Qué significa para ti la muerte ahora que la niebla va cubriendo los caminos seguros y no encuentras la senda de regreso hacia ti mismo? 21-1-06
ME LLEGARÁ LA MUERTE Me llegará la muerte y me hallará cansado. ANDRÉS TRAPIELLO
Me llegará la muerte y me hallará cansado, contemplando la mar, el viejo pino constelado de sueños; escuchando a los mirlos discutir, a su modo, sobre aquello que es mío: este trozo de sombra o de tristeza que no encuentra su sitio fuera de mí; sorbiendo muy lentamente el vino que la vida me brinda a cada instante como don exclusivo. No cerraré los ojos, abriré los oídos: quiero estar, cuando llegue, sobre aviso, -no me importan ni el día ni la hora-, el pequeño candil con su pabilo en llama viva ardiendo en su rincón, y discretísimo, perfumado, el silencio. Sólo el amor como único testigo. 21-1-06
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PARA DESPUÉS DE MI MUERTE Si cuando yo no esté… E. SÁNCHEZ ROSILLO
Si cuando yo no esté alguien por mí pregunta, respondedle: Se fue una hermosa mañana, acompañado del canto de los pájaros, de una lluvia muy fina, sin perder la sonrisa. Decidle cuánto amé calladamente, por qué dejé al abrigo de los ojos de Dios toda mi vida, cómo se fue extinguiendo entre mis labios, muy lentamente, el don de la palabra. Decidle que yo tuve por costumbre ser fiel a mis promesas; que, a veces, la fatiga me despojó de mi íntima ternura, pero que en la secreta fragua del corazón sólo forjé las armas del perdón y la paz. Decidle que una música divina acarició mis penas, que nada se me dio sin esfuerzo en la vida, don gratuito. Y que no siempre es fácil ver la luz. 20-1-06
¿ADÓNDE, ABRIL? ¿No era la voz del trigo su locura? LUIS ROSALES
Ahora es primavera. Gritándolo, hasta luego se saludan los labios, cantándolo los pájaros. ¿Adónde, Abril, sin ti? El alma, ensimismada, se detiene en tus prados y se olvida del tiempo fugitivo
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que, como brasa fría, la rodea. Dame tu mano, Abril, ahora que en mis ojos “hay nidos que no cantan” y no es la voz del trigo mi locura, sino esta soledad que me acompaña como un dolor ocioso hasta la muerte. 24-3-06
NÓMBRAME Y VIVIREMOS Nómbrame y viviremos. ANTONIO GALA
Tú me sigues hablando de vacío: vacío el tiempo, vacía la palabra, el aire sin ventura y vuelo. Ni tu voz me despierta de mi vacío sueño. Y es todo este morir, este estarse muriendo sin palabras, sin nombres, sin antes ni después. ¿Por qué no cantan los pájaros si ya la primavera ha hecho nido en las ramas? ¿Qué hacemos frente a frente cuando el llanto no asoma a nuestros ojos? Tal vez morir no sea más que dejarnos de nombrar. 5-4-06
ASÍ COMO LA ROSA Queda una leve luz entre las hojas en este lento atardecer de abril. Quiere alumbrar la rosa tan dulcemente tímida que acaba de brotar.
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ÂĄQuĂŠ pujanza de vida para tan breve instante! AsĂ como la rosa mi soledad conoce los rigores oscuros de la luz. Alicante, 6-4-2006
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A PESAR DE TODO (2010)
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A PESAR DE TODO Tenía yo el propósito de escribir otro libro a comienzos de otoño. Y pasaban los días. Mil razones me impelían a hacerlo, pero siempre le fui encontrando excusas: aquel viaje a La Coruña; el favor que siempre concedo a quien lo pide, en este caso, la traducción de dos largos artículos sobre la vida monacal del Císter, o aquel asunto, aún más peregrino, que he dado en alimento a la carcoma. Confieso que no es fácil si se ha perdido el pulso a la escritura y se te han marchitado las viejas alegrías, al dejar la memoria a la intemperie, porque ya no sabes cómo salir de semejante laberinto. ¿Qué decir si se instala la noche en tu maltrecho corazón? Sólo es posible hablar de la lluvia, del cielo grisáceo de otoño, del dolor que acaba de nacer, que tú no notas; de la muerte simbólica o real de las hojas caducas y las rosas. Fueron así pasando las semanas, víctima yo de mil incertidumbres. (No me asiste el derecho de que paguen otros mis vidrios rotos). Y comencé de nuevo a desnudar mi alma. Poeta es aquel hombre que se desnuda sin pudor y expone a la luz sus pecados y sus sueños para que los demás los lean y relean y se consuelen.
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Es la hora del ángelus, de Dios hecho Palabra; la hora del jazmín cuajado en nieve, de las gotas de agua que lluvia el corazón de la Mujer. Es la hora, también, de las gaviotas que acuden en bandadas y lucen en sus alas el blancor de la espuma en el instante de la pleamar. Yo no sé si es mi hora, pero, a pesar de todo, escribo y canto. 18-11-2010
LA VIDA La vida es como un viento que se para un instante junto al árbol desnudo que hay frente a tu ventana: zarandea las ramas y te deja, en su huida, la pesadilla azul de un cielo encandecido y el vuelo enloquecido de un pájaro hechizado. 20-11-2010
ESCUCHANDO LA CANTATA 26 DE BACH En las oscuras horas de la tarde, con el balcón cerrado porque el relente muerde ya los huesos, suena Bach en mi estudio. La Cantata veintiséis, dirigida por Karl Richter, evoca lo caduco de la vida: el tiempo pasa y las horas huyen como las gotas de agua que a veces se dispersan cuando todo se precipita hacia el abismo.
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Cierro los ojos. Es la música la que trata de unir, en mezcla insólita, lo incierto y lo evidente. Quisiera estar callado, pero es lo nuestro hablar sobre las cosas que se acaban, sabiendo que el olvido está al acecho de las palabras que decimos; que las manos no saben si la rosa que acaban de cortar pertenece a un jardín solo soñado, ni lo que representa cuando ocupa, fatigada en un búcaro, un lugar preferente en el despacho o en la sala de estar junto al viejo reloj que ya no da las horas. ¿Pero acaso las rosas saben que su belleza es eso: morir, pasar al vuelo; que es la muerte su aroma, como escribió Valverde, y que los hombres hemos de ir contando los años por relevos de rosas? Lo nuestro, como ellas, es morir. No tenemos el antídoto ni contra el tiempo ni contra la muerte. 21-10-2010
SIN RESPUESTA Me he dicho, al despertar: ¿Vives o sueñas? Y me he quedado, atónito, de nuevo, sin respuesta. 22-10-2010
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REINCIDENCIA ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que bajé paseando a la ciudad, de madrugada? Era, recuerdo, en primavera. Entonces, como ahora en este otoño que acumula nieblas, sonámbula, la gente acumulaba prisas. Los semáforos, metáforas del tiempo, impávidos, soportan como entonces el paso enloquecido de los coches. Ajeno a esa locura, ensimismado, soy testigo del lento despertar de la ciudad. Mientras deambulo por sus calles todavía en penumbra, me pregunto: ¿Es el dolor un don y dádiva el amor como escribí en su día en La memoria encendida? ¿Es cierto “que es la lluvia el recuerdo de otra lluvia y que el presente es síntoma de lo que nos espera?” Envuelto en frío, en niebla, he dejado mis ojos anclados en el puerto como si de balandros se tratara, solo atento al vaivén que pueda provocar el viento que ahora sopla de Levante. 25-10-2010
TARDES DE PASEO Pero a pesar de todo, yo bendigo estas tardes
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de sol, de suave viento, de paseo por los mismos caminos que hemos ido trazando en las afueras de la ciudad. Octubre nos sigue regalando esta luz que cobija, que se nos da como verdad suprema. ¡Cuántos sueños se han hecho realidad en las tardes de otoño! Por ejemplo, ver cómo aquel lejano tren de infancia que cada día contemplamos, emocionados, desde la ventana de la cocina, en las horas mágicas de la ilusión, ahora nos es tan familiar y tan cercano! Se ha hecho indispensable, bajo esta luz, su paso. En la paz de la tarde recorremos la campiña bucólica donde el rebaño del pastor Federo pace en un apacible desconcierto. No sé hasta dónde es cierto que es lo bello intangible -lo que tocamos brillay que la conmoción de lo sublime germina al sol del porque sí. Mira, cuando regresan, al trasponerse el sol, esas bandadas inmensas de gaviotas en ordenado vuelo a su destino. Y contempla estas rosas insólitas que el tiempo ha respetado y a quienes todavía no reclamó la muerte. A fuerza de costumbre ya no damos su importancia al hecho de estar vivos y de aguantar aún sobre los hombros el dulce peso de la claridad que nos hace testigos de la magia de lo que sigue siendo. ¡Cuántas veces has visto, indiferente,
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caer las hojas muertas de los árboles en vuelo imprevisible sin conceder a un hecho rutinario esa hondura que vive en los detalles! Aprender a mirar es ejercicio humilde y casi siempre fruto de un largo aprendizaje que nos absuelve, misericordioso, de miedos ignorantes. 29-10-2010
CONSTATACIÓN La vida se resume en dar al tiempo temblor de eternidad, porque entonces el tiempo redime lo caduco de las cosas, las sublima y las colma de futuro. Octubre, un año más, cede su bonancible luz de tarde al avance nocturno provocado por los cambios horarios. Pero su luz nos queda en la memoria. Con frecuencia me encuentro en mi paseo con un hombre muy joven que no tiene casa donde habitar. Vive –mejor malviveen la vieja cabaña que, en su día, tal vez utilizaron cazadores furtivos. Tiende al sol un colchón, su vieja ropa, por si un aire piadoso consiguiera borrar el olor ácido que el uso ha ido dejando. Sin embargo, a pesar de su miseria, responde a mi saludo. Y mientras de él me alejo por el camino estrecho hacia los pinos que amparan mi cansancio y alivian con su sombra
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mis pensamientos cegadores, siento que el alma se me va encogiendo. Y pienso: ¿Es acaso eternizable vivir esa absoluta servidumbre? ¿Es, tal vez, un saludo ocasional el himno más profundo que entonamos? Octubre lentamente se desploma mientras la luz del día se va desvaneciendo y se yerguen las sombras. ¡Oh Dios!, ¿será la luz de noviembre piadosa con nosotros? 30-10-2010
CAMINO HACIA LA LUZ Sí, vamos a la buena de Dios, de descalabro en descalabro, por el camino de la vida, sin pararnos a ver en qué secreto amor encuentran traducción nuestra tristeza y esa absoluta sed de lo divino que nos quema los labios. En esta soledad de finales de octubre, con las primeras lluvias que anegan los sembrados, pájaro adicto a la melancolía, vuelvo hacia Ti, Señor, mis ojos, extrañados de no ver ya la luz. Bajo este cielo trágico, la mirada no encuentra lo que busca, lo que la hace valiosa. El mundo se conduele de nosotros, víctimas inocentes o culpables de esta ceguera contumaz. El viento, ajeno a este dolor, en tolvaneras vaga por las profundas
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angosturas del alma; sarcástico, se burla de nosotros porque nos cree vagabundos ciegos, caminantes sin ritmo hacia la propia muerte. Sin embargo, Señor, ya nuestros pasos tienen preciso el ritmo hacia el dolor, el dolor último que nos ha de dejar frente a la luz. 31-10-2010
IN MEMORIAM Hoy, día de difuntos, cobran vida los que nos precedieron. Salvados del olvido, viven en la memoria en extraña armonía con aquello que más nos preocupa, tan de ayer ellos, nosotros tan de hoy. Preso de la emoción, me acerco a ellos, los cito uno a uno por su nombre (no les he puesto flores, porque no saben ya de rosas) y les susurro, tanteando los límites exactos del decir, con la seguridad de que ya fuimos en quienes fueron antes que nosotros: “¡Cómo ha pasado vuestra vertiginosa eternidad disfrazada de tiempo y fugitiva!" 2-11-2010
DÍA DE CLASE Este silencio sólo se interrumpe cuando en el patio juegan los muchachos o cuando, en la mañana, el jardinero
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está cortando el césped. Pero luego todo va recobrando lentamente el equilibrio. A la quietud del cuarto no llegan ya sus voces, ni el chirriante ruido del cortacésped. Sólo oigo latir mi corazón. Apenas pienso en algo que no sea en mí, y a qué obedecen mis tres noches de insomnio. ¿Será la causa este pensamiento arrogante que aún me desconsuela: Sólo me queda tras de haberte amado el estremecimiento de quererte? Sobre la mesa, libros y una vieja pluma Montblanc. La beatitud del día -nunca la luz es un merecimiento ni el despertar del día una rutinaentra por las ventanas en excesos de sol, que se acomoda unos instantes entre las cosas y les da realce. Al recobrar sus nombres, brilla en ellas, solo ese instante, la piedad del tiempo que las ha patinado. A ti también te alcanza esta bonanza de la luz de mediados de otoño, este arrebato de imprevisto fulgor en la mañana, ahora que no juegan los muchachos ni el jardinero está cortando el césped. 4-11-2010
LA VERDAD ÚLTIMA En cada amanecer se desvanece lo que te hace dudar, lo que te deja a oscuras frente a ti, frente al misterio profundo de la vida, ese lindero entre el ser y no ser del que no acabas de aquilatar su esencia, es decir, su verdad ontológica. Es cierto que mientras reflexiono, un sol muy dulce se adentra, un día más, en esta estancia
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donde escribo. Yo mismo he descorrido las cortinas, que estaban todavía extendidas por miedo a la verdad. A veces me pregunto por la causa de este desasosiego, de este miedo que sin piedad me habitan. Y no encuentro respuesta a mis afanes y fatigas. Por eso no he sabido “a qué lengua se traduce la lluvia”, ni por qué no he sido más feliz, pues ni la luz me salva de la duda esta mañana de cielo intensamente azul; por eso sigo escarbando en mi dolor, seguro de que es el dolor la puerta única para acceder a la última verdad. 6-11-2010
LA VIDA SIN ÁRBOL ¿Qué habrá sido de aquel árbol de infancia donde dejé colgados mi orfandad, mis juegos inocentes y mis sueños como fruto temprano? Igual que entonces, ahora que la vida me ha dejado de casi todo huérfano y sin árbol donde colgar, si sueños no, un deseo, con la arrugada piel de mi futuro en fase taxidérmica, me veo condenado a vivir la soledad. Porque ya no es posible aquella nieve de las seis de la tarde donde hundíamos los zapatos, ajenos a que en casa había que ponerlos junto al fuego para secarlos. ¿Quién tenía entonces otro par de zapatos? Hoy nos sobra de todo, incluso los zapatos, pero estamos sin árbol, que es lo mismo que vivir sin el canto de los pájaros que dan fe, jubilosos, cada día de que seguimos vivos y nos dejan frente a la luz, no frente a la certeza.
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Miramos a lo lejos con nostalgia ahora que la nieve no se esconde en los zapatos, pero sin hacernos, defendidos del tiempo, más preguntas: cada alegría busca su tamaño y la nuestra por hoy es suficiente. 8-11-2010
CUANDO SE ES INJUSTO Yo no puedo afirmar que he sido el más feliz de los humanos. Pero conozco la alegría. Ocurre a nuestra edad, cuando la vida se va tiñendo de melancolía, que alguien se nos acerca, esboza una sonrisa y se queda esperando, con la mirada atónita, por ver si en nuestros labios halla la respuesta. Los recuerdos actúan en nosotros como golpes de agua de una lluvia lejana e importuna. Si nos hiere, fruncimos nuestro ceño; si cae lenta y suave, hay una recompensa que se traduce en gestos de ternura. “Más que la edad, hay caras que reflejan todo lo que perdieron”. Son las seis de la tarde. Por las afueras de mi yo las sombras se consolidan. No me resta, pensando en las arritmias de la noche, sino quedarme solo flotando en el abismo. Y pienso: Si la vida ha sido algunas veces injusta con nosotros, ¿acaso no hemos sido injustos con la vida, con el amor…?
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¡Cuántas veces dejamos en nombre del olvido enloquecer las fechas en las agendas y en los calendarios! Pero somos injustos de verdad cuando sabemos que el amor no pasará factura. 8-11-2010
EL ÓVALO DE MIRAFLORES (Lima) Es Domingo. Parece que no tengo dónde ir esta tarde de verano y decido acercarme por la sombra al Óvalo, como un turista más, para hablar con Alberto, el lustrabotas, que deja mis zapatos como nuevos. Hoy los llevo radiantes. No obstante, como me dice Alberto, “hay que atildarlos”. Yo le doy cinco soles para un plato caliente. Alberto, el lustrabotas, me dedica una abierta sonrisa y agradece que me haya detenido a saludarlo. Cerca, las vendedoras de recuerdos, de plata envejecida, de abalorios que atraen las miradas de las jóvenes, ven con paciencia cómo pasa el tiempo -la sonrisa en la flor abierta de sus labioscomo si el tiempo fuera solo cosa del pasado. No obstante, el tiempo fluye: “la luz no es inmortal”. Y yo me quedo para ver cómo hereda la tarde las canciones de tardes anteriores, qué otros ritmos baila la gente y cómo se consuela cuando tiembla la música en su piel. Hoy renuncio a llegarme al Arcomar desde donde el Pacífico me brinda, desplegada, su azul inmensidad. Muchas veces he sido el vigilante importuno que quiso descubrir
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un horizonte nítido, y volví, sin más, con la mirada bohemia y nebulosa. Miraflores nos brinda sus jardines a la luz del verano, con su largo equipaje de cuidados rosales y la gracia de las muchachas de cabellos negros que te miran de frente con sus ojos profundos y te brindan, cuando hablan, seseantes palabras y el más dulce de los diminutivos. Hay recuerdos que acucian en las noches de insomnio. Pero hay nombres cuya música está constantemente resonando dentro del corazón, como el de aquella muchacha que quería pasar a formar parte de mi herencia poética, escondida en la letra pequeña de una dedicatoria. “La realidad no sabe estarse quieta”. A las rosas fragantes de hoy seguirán luego las violetas tardías. Y seguirá poblándose de turistas el Óvalo, de alegres muchachas de cabellos negros y ojos profundos que ven cómo la gente se consuela cuando tiembla la música en su piel. Y yo, fiel a mi cita del domingo, buscaré al lustrabotas, para hablarle, como hacen los amigos, y darle cinco soles de propina por dejarme brillantes los zapatos. 10-11-2010
ASÍ FUE A veces he buscado lo que nunca ha vivido en mi recuerdo: los versos que jamás escribí o los ojos que no fueron los ojos que soñé. Cuando aprendí a vivir ya dentro de mí mismo,
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escudriñé lo hondo de mi alma y vi que todo me era más cercano. Mis versos se tiñeron de infancia y juventud. Y aquellos ojos soñados siguen siendo la luz de mi destino. “El destino no busca con recuerdos”. Pero un día cualquiera, en un rincón cualquiera de una ciudad medio encharcada, donde se aprende el modo de estar solo, aprendí y conquisté la soledad. Se me ofreció, mirándome a los ojos, como mujer de compañía. Luego, se reinstaló en mi casa de alquiler para ser compañera de por vida. Desde entonces, sus huellas acaban siempre en ella. En los días de lluvia ella es mi compañera inseparable. Si alguien pasa amparado en su paraguas, nuestros ojos se cruzan un segundo, instante que yo salvo del olvido este noviembre de cristales rotos, de relojes cansados y abrigos con olor a naftalina. A veces me pregunto si esta casa que aún habito es mi casa. Y prefiero seguir abrazado a la niebla. 11-11-2010
LOS DÍAS Tú que nunca has pensado en el mañana, no sé aún si de forma consciente o inconsciente, observas que los días se suceden
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sin aparente cambio, idénticos en horas, pero qué diferentes en la manera de vivir el tiempo, esa cálida rosa fugitiva, memorial de blancura. A veces te parece que las horas no avanzan, y malgastas los más bellos instantes cuando agosto derrama su clamorosa luz sobre la playa donde sueñas, tendido, que el verano jamás le cederá sus luces al otoño. Y no piensas que el tiempo, que crees inmortal, está muriendo en ti. 14-11-2010
VISITA PROGRAMADA Hay quien hereda ausencias. Otros, este es mi caso, heredamos adicciones. ¿Acaso no es una peligrosa adicción acudir cada año al hospital? Me han dicho que lo exige el marcapasos, que tiene que pasar su ITV particular y rigurosa. El día, luminoso, hereda el viento helado de días anteriores, un viento imprevisible que ha vestido de azul un cielo limpio. Un taxi, me parece que fue el 170, me ha dejado a las puertas de ese inmenso laberinto de extrañas galerías por donde van y vienen enfermeras con rostros de luminosa arcilla, ojos de adormecida miel y bocas fascinadas.
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Al entrar siempre dudas si tomar los primeros ascensores, de un color rojo intenso, o aquellos amarillos donde esperan en fila rigurosa los que acuden, rendidos hacia el tiempo que se inclina, en sus sillas de ruedas. Son ya las once y cuarto. Una enfermera me llama por mi nombre y apellidos y me introduce en la consulta cuatro. Cuando me siento, pienso que es la sala de espera de una antigua estación de tránsito, sin trenes y pocos pasajeros. Todo está bien, susurra con voz dulce el doctor, con los ojos fijos en la pantalla, que se va llenando de gráficos y números. La próxima cita, dentro de un año, exactamente el 22 del próximo noviembre. Con emoción recuerdo -no sé si la memoria tiene color, aunque alguien ha dicho que es azulque es el día solemne dedicado a la música. Y mientras busco un poco de aire fresco que me lave la cara y me libere de posibles neurosis, entono el himno de santa Cecilia: Cantantibus organis, o el aria de la Oda que a la santa le dedicara Haendel: “¿Qué pasión no es capaz de suscitar la música?” Aunque dudar es necesario, desando, ya sin prisas, el camino que hice al subir hasta la quinta planta, donde la soledad es blanca o de un color gris azulado, pensando que es la vida la que tiene que hacer sus propias cuentas. 16-11-2010
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EL ESPACIO DEL CORAZÓN Necesito pobreza para amar. CLAUDIO RODRÍGUEZ
Ya lo único que tengo son mis versos, algunos libros donde, cada día, sacio mi sed por aprender, y aquellos viejos discos de Bach, Beethoven, Mozart, que acompañan mis tardes de entretenida soledad. Noviembre, pura revelación, una vez más, me brinda su secreto, su casta desnudez y sus rincones de intimidad bajo una olvidadiza y cenizosa luz y un vegetal silencio de transparencias altas que anida, acurrucado, en la espesura del corazón, “la única intimidad bien sosegada”. Mientras escribo, una lluvia fina impregna los rosales cuya decrepitud está cargada de filosofía. Es posible que hoy la lluvia ya no cese y que siga empapando a quienes buscan “una razón de claridad”, no a quienes se acomodan, desamorados, detrás de los cristales para verla caer. Por eso pienso en aquellos días incendiados de instantes en que aprendí a vivir sin versos, y sin libros, y sin discos y busqué aquel espacio adonde el amor vuelve. Alicante, 17-11-2010
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Y SIN EMBARGO, TÚ (Lima, 2011)
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A quien ella sabe
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LO QUE DEJÉ POR TI Dejé por ti, cuando el invierno acecha con anclarse en mi vida, aquella tierra hija del mar, mis años más fecundos de amor, de poesía. En las arenas de aquel mar sin caballos dejé todo lo que era mío solo por tenerte: en la sombra los ojos; en vigilia esta pasión en la que ardí por verte. Dejé un temblor de olivos y palmeras, un beso hecho de luz en cada rosa y, desvelada hasta morir, mi pena. Y dejé lo que fui. Por eso asoma por detrás de mi yo lo que aún me sobra después de dejar todo: mi pobreza. Lima, 6-5-2011
REGRESO He regresado a esta luz cansada del verano limeño. En mi memoria, el eco de encuentros anteriores, el fulgor de los días, el fascinante hechizo de las noches y esta sensación vaga de no saber, amiga, dónde hallarte. De noche las ciudades desorientan con sus luces borrachas y el silencio de las calles vacías. Por eso hay que aprender a caminar completamente solos. Mientras voy recordando cómo arderán las calles bajo el intenso sol de mediodía, en silencio hago mía esta dulzura con que la noche cae sobre esta indescriptible ciudad que hacemos nuestra. Lima, 8-5-2011
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LUZ CANSADA Vuelvo a escuchar tu voz. La soledad me dictó las palabras que fui yo recogiendo en estos versos cuando la sombra se instaló en mis ojos y degusté de nuevo su sabor agridulce. Al despertar, mis manos no aguantan tanta luz, esta luz agria del verano en Lima que amenaza al amor. Y pienso que sería el dolor su más fiel depositario. Pero yo no soy quién para impedir que ese halo luminoso nos acose ahora que empiezo a ser de nuevo huésped de la ciudad. Persisten los recuerdos vivos de aquellos días y de aquellos lugares donde encontramos, en la tarde, un sitio exacto frente al mar y la conversación se nos iba volviendo lentamente azul como tus ojos, maravillosa mímesis en el fulgor opaco de las horas. Ahora sabemos que en la luz cansada de la tarde regresan a los labios las palabras más ciertas, que cabe la alegría en el ámbito breve de un silencio oportuno, que son nuestros deseos quienes inventan islas y que queda “en tu voz el poso eterno de todo lo que ardió”. Lima, 11-5-2011
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CONFESIONES
Ahora que el invierno se abre paso a manotazos. MARISELA M. SCHEELJE
No te pude encontrar porque yo te esperaba más allá del invierno; lejos de esta ciudad de cielo gris; más allá de los libros, de los amplios salones y los pasillos lentos de la universidad. Yo te esperaba, aunque es extrañamente hermoso estar aquí, bajo la cálida luz de verano, en una playa del Mediterráneo. Hoy te espero por detrás de los parques donde la sombra acecha, por encima de todo lo que he sido. Y seguiré esperándote más allá del amor y de la muerte; más cerca de esta tierra, de esta luz de ceniza casi enferma; de las últimas hojas del otoño que avanza, sigiloso, al ritmo de mi vida y de tu vida, y del tiempo que huye; por detrás de los acantilados del recuerdo. No temas, pues, ahora que el invierno se está ya abriendo paso a manotazos, porque la luz araña todavía suavemente los árboles vestidos de amarillo y el corazón intuye lo que falta por ver. Deja que nuestra vida aprenda, de una vez, a vivir este invierno en las palabras;
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deja que el tiempo cubra el nombre de las cosas, que siga golpeando las paredes de nuestra intimidad. Y no regreses nunca “a la casa del frío”. Lima, 19-5-2011
CUANDO LA NOCHE NOS SORPRENDE Pisar la superficie helada de los charcos. LUIS GARCÍA MONTERO
Aquí nunca es posible pisar la superficie helada de los charcos porque llueve muy raramente y el frío no es intenso. Ahora comprendo por qué el amor no se cobija bajo los paraguas y el corazón se lava en la garúa del atardecer. En las calles, sombras fugitivas y siluetas sin voz, cuellos alzados, restaurantes a media luz; apenas, en la noche, un sueño mal vivido en la vecina calle de las pizzas, que se llena de gritos y mentiras, de muchachas que surgen de la niebla con sus voces de niebla para ser convincentes. Saben medir a tiempo sus miradas tras el sucio prestigio de los uniformes. Al rechazar con algo de vergüenza su reiterada invitación, me pregunto: ¿Qué pensarán de mí? ¿Acaso que me asusta la media intimidad
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de sus terrazas públicas? ¿Tal vez que es imposible abandonarse apenas un instante “a la hermosa presencia de tu respiración?” La noche nos sorprende “con una sensación de humedad en los ojos” que nos salva de una memoria ciega y de la inmensa herida que abrirá la distancia antes de que de nuevo se nos colmen “los labios de ceniza”. Lima, 19-5-2011
AMARSE EN LA MEMORIA En todas las ciudades suele haber bancos donde la gente espera. Yo te sigo esperando. Por detrás de tus últimas palabras, llegas con la mirada y la sonrisa cómplices diciendo que no es fácil acudir a la cita de las cinco, hora en que empieza a ser definitiva la soledad. ¡Qué difícil resulta detenerse en lo exacto! Como ocurrió otras veces, el autobús tiene la culpa, nunca esos zapatos de tacones altos, martirio de tus pies y las aceras, o el tiempo que dedicas, cada día, a inspeccionar el precio de las últimas novedades llegadas de otros mundos. Hoy te adivino tensa. Tal vez hubieras preferido no encontrarme y seguir, calle arriba, paseando, aguantando esta lluvia tan extraña sobre tu piel.
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Ha llovido también sobre mi espera, y mis preguntas sin respuesta respiran humedad. Me consuela pensar “que también es hermoso amarse en la memoria”. Lima, 19-5-2011
RECUERDOS Al mirarte, recuerdo aquel miedo al invierno, aquel brillo asustado de tus ojos, aquel desasosiego del amor oprimido, “cuando la tarde derrama su cansancio sobre la ciudad”. Yo había regresado de las tierras altas de Cajamarca, donde la luz caía, implacable, sobre mi piel. Se me hacía difícil, en la altura, avanzar por las calles falto de tu presencia acostumbrada. Pero te amé en la lluvia y el aire frío de la madrugada; en las cumbres altivas de Cumbe Mayo, donde se negaba “el tiempo a ser piedra sin fecha”. Allí no era posible decirte las palabras que hoy te digo. Y me acogí al silencio, solo atento a sorprender en las serranas flores un color semejante a tu sonrisa. Hoy, bajo esta garúa que sume a la ciudad en el olvido, me entrego sin tristeza a tu recuerdo. Lima, 20-5-2011
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DESPERTAR
No es posible recurrir a un presente hecho de soledad. ELOY SÁNCHEZ ROSILLO
“El libro abierto huele a madrugada” porque anoche te quedaste dormida sobre él. Al despertar, era el libro en tus manos un proyecto de herida: no te quedaba tiempo de preparar tu examen de Historia de la Lengua. Y regresaste al fondo de tu soledad. De pronto, he sorprendido en tu mirada un resto de tristeza fugitiva que, inteligentemente, tratabas de disimular con un lindo mohín, sin conseguirlo. A veces he pensado que es la vida tu cómplice porque sabes sacarle rendimiento a pesar de que aún haces de las quejas el ropaje cansado que te oprime. Te recuerdo estas cosas en la verde campiña de La Colpa, bucólico rincón, lugar tranquilo, desde donde, pensando en ti, doy al olvido para siempre el presente hecho de soledad. Lima, 20-5-2011
OTUZCO Hace algún tiempo estuve, frente al mar, mojándome los ojos en la espuma. Tú, toda azul, estabas junto a mí.
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Hoy, solitario, habito la altura de estos cerros contemplando, asombrado, las centenarias Ventanillas de Otuzco, en las que en otro tiempo reposaron sus muertos. Están como a un tiro de piedra de Cajamarca “sobre un curvado cuenco milenario”, silentes, cavadas en la roca. Alguien nos dejó escrito: “Cajamarca es una cavidad amplia y cansina horadada con verde en la carne del ande”, con su cielo plomizo en época de lluvias, intenso azul turquesa si no llueve. Te dije: Acompáñame, en la mañana soleada, hasta la Plaza de Armas, por la encendida calle de Atahualpa, el gran cacique inca, que en vida se bañaba en un hueco empedrado rodeado de ñustas, mientras aquel ayer marino se convierte para los dos en un eco finísimo. Hoy llevo el corazón lleno de piedra después de haber soñado que era víctima de la persecución de los Frailones, pétreos monolitos en el mundo impasible de Cumbe Mayo, y que era la muerte quien me acosaba desde la memoria. Pero tú estabas lejos, en la ciudad que al terminar otoño tiene los ojos tristes. Casi sin esperar a que la noche se me haga una certeza, ando en busca de ti. Necesito, para olvidar, la música que cada vez compones al reírte;
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el calor de tus manos cuando apresan mis manos, el dulzor de tus labios si haces míos tus besos. Solo la soledad me dicta versos tristes. Y he vuelto a ser “fugitiva tristeza”, una vez más. Apenas si respiras. Solo escucho, esta noche, el lejano jadeo de tu pecho en mi pecho. Por eso mis palabras no conservan el calor de tu cuerpo cuando habla. Y sigo, sin su voz, teniendo frío. Lima, 21-5-2011
TESTAMENTO Antes de estar de nuevo contigo y entregarte mis versos derrotados; antes que el viento barra la hojarasca de mis palabras, déjame grabar sobre tu piel mi testamento. Me tomaré el tiempo necesario ahora que nadie pasa enfundado en sus chompas y bufandas de alpaca. La gente, a pesar del domingo, camina triste. Algunos están llegando tarde de una fiesta sin música, pura sombra y bostezo, arrogante protesta y voz nublada. La noche ha sido larga para sus vidas maltratadas, para la miel ignota de su libertad. No te puedo dejar joyas ni plata, solo estos pobres versos y el temblor silencioso
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de la mirada cálida que utiliza mi amor cuando te mira. Recuerda que he cruzado la desmedida realidad del tiempo por verte. No permitas que el humo de mis huellas haga daño a tus ojos “que están llenos de selvas” por las que me he perdido tantas veces. No corras tras el perfume inútil de un desconocido. Deja que la memoria amable del pasado se haga canción de amor. Ama apasionadamente la verdad y abre las ventanas para que corra el aire. No olvides que es el amor, no el tiempo, quien cura las heridas. He escrito para ti mi testamento a más de dos mil metros de altitud, en la apacible estancia de la Granja Porcón, usando las palabras que hacen grato el silencio lavado por la lluvia. Tú puedes emplear palabras encendidas como lava si me quieres decir lo que ahora sientes antes de que me quede sumido en la penumbra, porque sabes “que hay un portal dormido en cada labio”. Lima, 22-5-2011
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LIMA-MIRAFLORES Cada tiempo de dudas necesita un paisaje. L. GARCÍA MONTERO
A pesar de la luz agria de mayo esta ciudad es íntima. Amanece cansada como si despertara de un sueño sospechoso, bajo una niebla espesa o nubes de un intenso color ceniza, dejándonos retazos de una luz indecisa entre las manos. Cada tiempo de dudas necesita un paisaje. Esta ciudad se rompe en cuanto el mar se calla porque se duerme y se despierta sobre el rumor amargo de las olas que rompen, hasta cansar relojes, días, años, contra el acantilado. A veces, los turistas se equivocan porque creen que en mayo aquí arde el verano y que todas las calles desembocan en plazas donde nunca sopla el viento. Lima es una ciudad donde el tiempo se duele de su extremada lentitud. Se puede ir sin prisa donde quieras, con tu apellido en mangas de camisa o tu nombre embutido en negro terno: nadie se fija en ti, nadie te acusa por no tener la piel suavemente tostada. Aquí el miedo transita plazas abandonadas, dice un limeño ilustre.
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Aquí se habla de amor, a veces entonando una canción amarga, y hay preguntas que no tienen respuesta. Todo esto me lo has dicho, con los ojos cerrados, muy abrazada a mí, mientras hoy caminábamos, al borde del otoño, hacia el alto balcón de Larcomar “para ver cómo el agua discute” con la arena. Lima, 23-5-2011
CANCIÓN TRISTE Amor, si mis palabras ya no te dicen nada; si no sigues leyendo los versos que te escribo, dalos al viento para que los lleve y sean su juguete para siempre. Es posible que el dolor y la dicha pierdan actualidad, que la pasión antigua de que hemos sido víctimas se apague sin remedio, que no acierten los ojos a cruzarse, que se queden sin saldo nuestros labios a la hora de besarnos o que una luz ociosa equivoque tus pasos o mis pasos y haga posible un desencuentro último. Perdónale a la vida, como yo le perdono, ese paso cansado con que, a veces, llega cuando ya es tarde. Eres joven, y yo tengo que acostumbrarme a envejecer. Si preguntas por qué te escribo esta canción de amor desesperada, por qué tu vida entra
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en estos versos tristes, no sabré responderte. Acaso son el eco de un sueño mal vivido; tal vez, sin yo notarlo, me habita la tristeza, enfermedad ya crónica que reaparece cuando no lo espero; quizá sea esta lluvia fría de madrugada la respuesta. Ya sabes que el otoño puede ser como una cita rota o una carta azul de despedida, pero que puede darnos “la paciencia de la fidelidad”. Lima, 23-5-2011
PARA ROMPER TUS DUDAS A veces, no es posible explicarte lo que queda detrás de una palabra, ni lo que esconden tantas horas de insomnio en sus armarios, en una habitación que da al jardín, con su pozo, su higuera y sus rosales… El pensamiento cruza de un lado a otro como esa mariposa distraída que hoy ha pasado frente a mi ventana sin detenerse, pura silueta, vuelo sin voz. Acaso tu corazón pregunta en un idioma que no conoce el mío. Y no respondo. Pero debes saberlo: el amor no es cuestión solamente de palabras. Bajo la luz de otoño, esta mañana he vuelto a ser el hombre de los ojos cansados,
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víctima, como el farol que cuelga de la parra, del tiempo y la humedad; de mí, porque no logro ser convincente, a veces; y es difícil cambiar. Con frecuencia la vida nos ha cambiado el rumbo para hacernos creer que es la belleza la que hace que el amor se consolide, aunque de sobra sabes que es, por desgracia, artículo que al fin de temporada se destina a la venta en las rebajas. Para romper tus dudas, sigo por ti apoyado en una barandilla de recuerdos que un viento gris intenta derribar. Por ti he firmado un pacto secreto con la luz antes de que empezara “a oírse la mañana por el camino largo de tu piel”. Por ti, definitivamente, he roto los silencios dilatados en los que me he perdido: quiero vivirte al margen de un amor sin fronteras y mucho más allá de las palabras. Lima, 24-5-2011
REGRESO A LA MEMORIA ¿Y por qué “el eco tibio del antiguo encuentro no persiste en la voz?” ¿Por qué sobre la piel nos ha tatuado la vida su dureza y no su suavidad? ¿Por qué tu cuerpo de color canela vive deshidratado y sin perfume?
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¿Somos los propietarios de todo lo vivido o solo de los sueños, de las fechas perdidas? ¿Qué hacer, entonces, de las emociones, de nuestra soledad bajo la lluvia y de nuestros cansancios? ¿Es que estamos al borde de un naufragio? No sé si tú recuerdas nuestro primer encuentro. Me entregaste, en brevísimo vuelo, el librito de versos que traías, en el espacio reducido de un despacho. Hace de esto dos años. Era una poesía de letras fatigadas, llagada de silencios. Pero había en tu nombre resonancias marinas y la certeza de la claridad, una suma de gestos satisfechos en tu mirada tímida y fulgor oxidado de secretas presencias en tus labios. También yo estaba inventariando, entonces, mi primer recital, canto abrazado al tiempo, a la memoria, al secreto del barro y a la muerte, que ya conoces. Luego, vivida mi experiencia hasta exprimirle el jugo, regresé a mi país. Tú te quedaste apenas con mi nombre, atenta a una señal de aquel primer amor teñido del color del desamparo. Yo habité el mismo árbol desprovisto de pájaros como una larga sombra. Y me creció un verano asustado, inclemente, mientras el frío húmedo del invierno limeño tropezaba, insensible, con tu cuerpo. Hoy escribo estos versos para ti en esta tarde-carne que está ya anocheciendo. Lima, 25-5-2011
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INTERVALO En las ramas del árbol de mi jardín hay pájaros cantando porque ha salido el sol. Es mediodía. Yo los oigo cantar como si el árbol fuera mi corazón. También se oye, monótono, el canto de la tórtola sobre la higuera. Estrena color la hierba; acaso es el temblor del alma lo que vuelve a estrenarse. Estoy sentado frente a mi ventana mirando, pensativo, qué ha sido de las rosas tras la lluvia y qué de la esterilla de esparto que me pongo en invierno a los pies para que no se enfríen, qué del amor y cómo aprende el agua cada día a fluir por las bocas de riego mientras dos gorrioncillos indiscretos picotean la grama. Lima, 25-5-2011
ES COMO TE PREFIERO Es, pues, mejor que sigas vagando por mi sueño. ANDRÉS TRAPIELLO
Es como te prefiero: desencarnada, sueño donde descanso mi soledad; leyenda, mi pequeña Galatea, fruto del más hermoso sueño de amor, agua castalia y sed a un tiempo.
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Tú siempre en luz, yo en sombra: sombra de ti, silencio de ti, nieve en tu mano. Adoro los paisajes de tus ojos y esas ardientes lágrimas con que riegas mis tiempos de silencio en la estancia donde espero, con tu libro de versos en las manos, a tu lado, la muerte. El tiempo, ese aprendiz de brujo, ese agorero de desolaciones, carcoma que se duerme para no despertarnos, es lo único que nos queda para seguir amándonos. “Un día llegará en que te preguntes que fue de ti, de mí", de aquel amor platónico que no apagó la sed de lo vedado y hoy vive el sufrimiento de volver a ser un bello sueño. Lima, 26-5-2011
ESTANCIA CON VENTANA Creció musgo en mis labios y en los inviernos crudos me visita la nieve. ANDRÉS TRAPIELLO
Mírame, amor. Creció musgo en mis labios y en los inviernos crudos me visita la nieve. Mírame solo. Quédate en silencio. La estancia da al jardín con geranios y rosas, una higuera y un durazno que nunca ha dado fruto. Al final de la tarde, mis labios y tus ojos son dueños absolutos de su quietud.
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Pero no diré nada si no te quedas, porque también a mí me cansa cruzar puentes sobre un río oscuro que no existe. Si me propongo estar de ti pendiente, que es lo justo, cerraré la ventana y te abriré la puerta del corazón, que ya tengo sembrado para que en el verano recojas la cosecha. Todavía mis versos de amor feliz, de olvido o sufrimiento duermen bajo la nieve en este invierno crudo, razón por la que el musgo ha crecido en mis labios. Lima, 26-5-2011
VOLVER A LA REALIDAD Te imagino, muchacha, ya profesora de literatura, recitando mis versos al iniciar la clase como lo hacía yo cuando eras tú mi alumna. Tal vez dirás –no sé, porque yo estaré lejos o dormiré tu amor bajo un gran lecho de hojas secas- que llevas en tus manos las brasas de aquel amor, que arde todavía sin consumirse. En otro tiempo ardiste tú con él. Recuerda que quemamos, envueltos “en el torpe temblor de la hojarasca”, la soledad, el tedio, todo lo que la vida no necesita para ser vivida. Hoy, por eso, la vives
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con la mirada puesta atrás, como si fuera el sueño más hermoso que sigue ardiendo aún. Vuelve a la realidad, muchacha, de este otoño que ya empieza a arañarnos con sus luces monótonas y sus cielos cansados. Asómate a lo hondo de ti misma a escuchar soledades porque mi voz enamorada definitivamente se me llenó de ortigas. 26-5-2011
PREGUNTAS Si alguna vez recuerdas a quien un día te escribió estos versos, llámame, porque quiero saber si en ellos has sido feliz; si no los ha borrado de tu memoria el viento de otro amor que arteramente se acercó hasta ti y se sentó a tu lado. Aunque Trapiello dice con Machado que es imposible hacer versos de amor feliz. Yo sé muy bien, poeta, que ahora que estoy tocando con los dedos el arrabal de senectud, mis versos se han teñido de tristeza esperanzada. Hablo de mí, que en otro tiempo publiqué: La pasión de vivir bajo el temblor del cielo. ¡Oh la dicha de ser! Tenía entonces en mis ojos mares de playas infinitas;
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en un rincón del huerto, un limonero cuajado de azahar; abierto el corazón a un “aire de azucenas perfumado”. Canté al amor y canté la dicha de amar y ser amado. Hoy mis días se tiñen con azulado tedio. Y es silencio la risa que antaño celebraba con su música, muchacha, tu presencia. He venido, una vez más, del viejo continente a esta tierra, bellísima, de Chabuca, que evoca con su canto La flor de la canela; (entonces tu país existía en los mapas, pero no se había hecho en mí tierra encarnada); a recordar antiguos y felices días de amor; a preguntarte, cuando ya no escucho la presencia, en la noche, de tus pasos, si fuiste en mí feliz, sabedor de que nadie más que tú podría darme la respuesta exacta. Lima, 27-5-2011
NO SIGAS ABRAZADA No sigas abrazada a lo que ya no existe o que es solo memoria. Tira la rosa disecada que guardas debajo de la almohada. La vida fue pasando como un canto de amor por nuestros cuerpos, ebrios de juventud; como un hermoso sueño que hay que olvidar porque nos hace daño.
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Ha sido muy hermoso repetir, a lo largo de los años, aquel primer abrazo solitario que resumió, de golpe, nuestras recíprocas ansias de posesión, la primera conquista amorosa en un zaguán a media luz. Ahora, aunque es hermoso amarse en la memoria, si hablamos seriamente de la vida, hay que dar al olvido la impaciencia: tenemos, como dice el poeta, “que aprender a vivir en otra edad, en otro amor, en otro tiempo”. 27-5-2011
HA SIDO INEVITABLE Porque aún vivimos juntos la belleza de todo lo que fue, en un rincón de la memoria, juntas también, aquellas fechas absortas del verano, fundidas en la luz; y aquellas otras, lentas, de mi primer otoño, de gestos y palabras cansados, de silencios dormidos y de amor a la intemperie, porque así lo quisimos; y la herida fragante cuyo fuego encienden mis palabras. Un gran amor ya no se olvida: vive más allá del olvido, a pesar del olvido. Aunque pasen los años y nada sea igual, vuelve, como las rosas, a ser en primavera plenitud.
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Por eso, amarte ha sido y es inevitable lo mismo que la muerte. Lima, 28-5-2011
ASILADO A ESTA SOMBRA Muy poco a poco he ido desnudando la historia de mi vida frente a ti. Muchacha, ya conoces cómo soy: en apariencia, algo osado a veces; tímido siempre frente a la alegría, humano ante el dolor, medroso ante la muerte. Ante el amor, ni yo sé cómo he sido. Tal vez un seductor que ha perseguido la belleza igual que el dios Apolo perseguía a Dafne. Todo esto me ha costado, en su momento, más de una soledad definitiva. “Porque la vida entra en las palabras” como si fuera un juego, y deja sensaciones contradictorias, márgenes ambiguos, horizontes que apenas son visibles, voces que casi nadie reconoce y sucias melodías. Cuando pienso que ya nada es igual a lo que fue en su día; que he seguido, a pesar de algunas críticas, cultivando mis rosas, esta especie de versos donde triunfa un mineral silencio, ya no discuto, porque no hay acuerdo, sobre el amor, la muerte o el dolor: los canto. Dejo que otros alimenten sus fuegos. En estos días fríos del otoño, apartado de todo cuanto amé, “asilado a esta sombra”, solo te tengo a ti, diosa de la belleza, Dafne limeña convertida en lluvia que purifica todos mis pecados. 29-5-2011
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SOLILOQUIO Solo como esa sombra que es el tiempo. ANDRÉS TRAPIELLO
Al verte me parece que este otoño tan mío ya se ha hecho otoño en ti. He sorprendido por primera vez la bruma del Pacífico en tus ojos, el color de la tierra quemada en tus mejillas. Ahora de nuevo creo que resulta más fácil vagar los días grises por las calles que bajo el sol abrasador de enero del hemisferio austral. Oigo cómo con voz un poco triste me cantas que Alicante queda muy lejos del pequeño huerto que tus manos cultivan. Y tu canto se funde con el silbo de algún mirlo asustado en el silencio fresco que dejó, esta mañana, la garúa. La sombra se hace eternidad y enciendes la luna del espejo de la pequeña sala con tu mirada. Pasan lentas las horas de este domingo último de mayo, no sé si porque hay algo de misterioso en la canción del viento que ha empezado a soplar y preludia catástrofes, o porque hoy no asoman su alegría las rosas a tu ventana, solo el miedo y esos geranios tristes que no saben vivir con la mirada atrás ni hacia adelante.
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Nada de cuanto miras, muchacha, está en mis ojos: los dejé, ya cansados, en un mar poblado de veleros, llenos de ensoñaciones y un poso de tristeza. Hubo un tiempo feliz en que los tuve repletos de pinares. Y vine aquí. Y por estar contigo me confundí de espacio, no de tiempo: el presente eres tú. Agárrate a mi mano. Vamos a intentar juntos vivir ese momento exacto del naufragio en una playa del Mediterráneo en cuya arena puedas escribir: “Sé que el amor existe, y ya sé dónde lo aprendí”. Lima, 29-5-2011
PREGÚNTAME POR TI Las ciudades sin ti no las recuerdo. FELIPE BENÍTEZ REYES
He vivido en ciudades con grandes avenidas; en ciudades dos veces milenarias cuyas ruinas soportan el peso de la historia; en ciudades con mar, playas doradas y altísimas palmeras; en ciudades pequeñas donde no se pone a la vida antifaces, viejas ciudades con sus puentes en ruinas que casi nadie cruza, de callejas oscuras, donde todos conocen la vida hasta el mínimo detalle: a cómo está hoy el kilo de patatas, quién ha muerto de cáncer en la pasada noche, a qué hora la vecina del tercero ha dado a luz, y no tiene marido;
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cuánto ha subido el pan este mes, y el recibo de la luz… Si deseas saber cuánto te amo, pregúntame por ti, porque si me preguntas qué ciudades son esas, el nombre de sus ríos y sus plazas, qué insigne monumento las distingue, en qué lengua se entienden quienes padecen dentro de sus muros la vida o la soportan, te responderé: las ciudades sin ti no las recuerdo. Lima, 29-5-2011
EL LUGAR DEL CORAZÓN Hay un lugar en que todo está dicho y todo está perdido. Y ese lugar –apréndelo- es tu corazón. FELIPE BENÍTEZ REYES
Aquí no brilla sobre el mar la luna porque en otoño el cielo está cerrado: nubes de día, nubes de noche, nubes, nubes… El veneno de la melancolía llena la casa, acibara el tiempo, se instala como huésped que no paga alquiler, con derecho a cocina y a memoria. Ejerce su dominio desde una turbia orilla hasta que el tiempo empieza a ser rosa escarchada, pócima en frágil copa de cristal que degustamos hasta que nos sepulta en el olvido. Alguien llama a la puerta. Es el viento. Si no abres, la golpea. Luego el silencio vuelve unos instantes.
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El viento araña con uñas afiladas las paredes color crema del aposento temporal que habito donde escribo estos versos que no te dicen nada porque no hablan de amor y el cielo no quiere amanecer. ¿Adónde recurrir si la vida no puso casa en nuestro pasado? Hay un lugar donde todo está dicho y todo está perdido. Y ese lugar –apréndelo- es tu corazón. Lima, 30-5-2011
AL FINAL DE LA TARDE Estas rosas de otoño serán, sin pretenderlo, dentro de pocos días, rosas de invierno, pálidas, pero rosas al fin, que retan a la muerte. En mis ojos parece que florecen las rosas cuando las miro. Dejan en ellos su color y su aroma. Celebro que hayan decidido quedarse para siempre. Mirándolas, no temo que al desmayarse el día me traicione su luz una vez más, que siga urgiéndome la muerte si me deja pensar un instante en quien amo. Lima, 30-5-2011
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AGUA DE VIDA ¿Qué haré para bañarme esta mañana si está el pozo sin agua y han de venir para cambiar el tubo que lo nutre? Está calcificado, me han dicho. Y yo digo: También padecen un mal semejante mis arterias, por las que apenas fluye la sangre. Lo confirma el marcapasos del que ya presumo hace unos años. No te quise alarmar porque eres demasiado impresionable y hay golpes que te afectan como si fueran dardos envenenados. Pero todo en la vida tiene un precio; todo tenemos que pagarlo en monedas contantes y sonantes. ¿Qué es el dolor, acaso? ¿Qué la herida que abre un desamor? ¿Qué la muerte, la soledad, el sueño que nunca se ha cumplido o aquellos celos injustificados? Esta mañana no hemos tenido el agua bautismal que nos limpia las heridas, que purifica nuestros torpes sueños y lava para siempre nuestros pecados. Pero qué secreto y hermoso el sentimiento de amor que salva todo lo que somos ahora, lo que fuimos y lo que aún nos falta por ser, porque constantemente “hay un lugar en que la vida tiembla”. Lima, 30-5-2011
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EN UN RINCÓN DEL AÑO En un rincón del año. V. HUIDOBRO
Mi vida guarda “el cielo de una fecha”: 31 de mayo de 2011. Y el cielo de un lugar con sus arañas de ceniza: Lima. También guarda un rincón abandonado a la belleza, con sus noches sin tiempo y una luz distinta a la que está la gente acostumbrada, porque en él brilla el sol todos los días del año y está abierto a la alegría. A veces está solo, pero la luz se queda y lo acompaña. Y hay música que suena, y se escuchan los pasos de quienes llegan, gritos de júbilo de las celebraciones… De todo se hace cargo este bohemio del amor donde te has instalado con la leyenda de tu juventud apenas comenzada y donde quieres vivir sin que la bruma o el crepúsculo acampen en tus ojos. Tiene un defecto. Tú ya lo conoces después de haber leído a Felipe Benítez Reyes: “Nunca la posesión está cumplida”. Lima, 31-5-2011
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DESPEDIDA
Hay una sensación de finitud en cada verso, en cada palabra de este libro que he escrito para ti. Es como si el amor aceptara, en silencio, su derrota y el dolor y la dicha se hubieran agotado en nosotros definitivamente. Entonces te pregunto: ¿Adónde ir si mi tierra eres tú? A estas horas tan altas de la noche la luz no es suficiente para alumbrar nuestro último destino. Y sabes que “la noche en que no estás tiembla mi noche”. Aunque estamos aquí “arañando con fiebre en el cristal del tiempo”, pronto yo no seré. Cuando no sea, mis versos serán memoria única de ti, gloria de ti, inicio de una exclusiva eternidad de ti. Y yo viviré en ti, porque mi tierra-cielo eres tú. Lima, 31-5-2011
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Mi tierra eres tú… LUIS CERNUDA
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CÁNTICO (SONETOS DE AMOR A LO DIVINO) (2011)
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A mis alumnos de Literatura Medieval y de Historia de la Lengua de 4º y 5º de la Universidad Marcelino Champagnat de Lima. Y cómo no, a mis grandes amigos Ignacio Salvador Ayestarán, prologuista de mis obras, e Ignacio García y Mercedes Molina-Niñirola, "hormiguicas" del dibujo.
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UN MANDATO DEL ALMA PARA UN POETA En el poema y en el grito Escribir poesía hoy es una actividad artística ciertamente recesiva. En la sociedad tecnológica y fuertemente deshumanizada que nos rodea es un acto de profunda y consciente rebeldía. Frente al ruido, el silencio creador. Frente a la materia, el espíritu. Frente a la prisa, el ritmo y el tiempo a corazón abierto. El poema es la vía esencial al tiempo puro, al tiempo que no tiene precio, sino valor. Es el camino que nos lleva al manantial de la existencia. El silencio creador es como un lago, una superficie lisa y compacta. Y en el fondo, sumergidas, aguardan las palabras. Y cuando surgen las preguntas, hay que descender, ir al fondo, callar y esperar. Somos lo que queremos si hacemos nuestra la existencia, la vida. Y frente a las vidas que otros impulsos externos nos imponen, con las que nos cercan, el poeta levanta su santo y seña, la palabra desnuda, y desafía al mundo, al tiempo y a los otros. Si escribir poesía hoy es una transgresión de las formas culturales -ligeras, livianas, portátiles y consumibles-, de las culturas sociales que nos rodean, escribir poesía religiosa y elegir la vía mística como marco de experiencia poética es un ejercicio de pasión revolucionaria frente a todo. Y esto es lo que hace Vallejo Marchite, escribir a contratiempo, seguir los dictados de su experiencia espiritual y dar a la luz un canto transgresor frente a la corriente impetuosa, al turbión de placeres y de días fungibles, consumidos, inmanentes, en el devenir cotidiano de la vida establecida y rutinaria en que vivimos. La poesía mística es una subespecie -¿un subgénero?- de la poesía religiosa. En ella el tema poético no es Dios -¿qué poeta no se ha planteado, de algún modo, bajo cualquier enfoque temático, el tema de Dios?- sino la experiencia espiritual elevada a arte de la unión de amor con el Absoluto. Las constantes poéticas deben evocar, en forma elevadísima, esta unión, este ayuntamiento de ser con Ser. Y es precisamente por este religare por lo que esta poesía es también -y además- religiosa. Si quisiéramos ser maximalistas, la poesía, en su sentido más general, habría de quedar sólo como aspiración a poesía mística, por el hecho de ser una recreación artística del espíritu humano que no halla su hábitat en este mundo, sino en el de la belleza, lo único divino y perceptible a la vez –Platón dixit. Y es aquí, en la belleza, donde el poeta, en un vasto horizonte, recrea con pasión los valores multiformes de la espiritualidad humana. La poesía
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mística, por tanto, es o debe ser la más creadora de todas las tendencias poéticas. En el grito dolorido o angustiado de la gran poesía religiosa se buscan las respuestas a las más grandes preguntas, el origen y el fin, la vida y el espíritu, el ser frente a la trascendencia, la idea de Dios deseado y deseante. La poesía mística va más allá: es la forma más absoluta que tiene el poeta para asomarse al misterio del ser. Hay un silencio que procede del desacuerdo con el mundo y otro silencio que es el mundo mismo. De los distintos modos del silencio, de decir en silencio1 elegiremos dos. El primero es el lenguaje, que es el modo de callar y la forma en que llega a producirse –elaborarse- el silencio, cuya naturaleza le permite estar en perpetuo cambio frente a aquello que no es dominable y nos induce a percibir el destino, el destino personal como algo que pretende dominar lo desconocido. Y también es el silencio -o puede ser- un mandato del alma (Spinoza). Esta idea del silencio como lenguaje y mandato del alma es lo que subyace en las canciones, en los sonetos de este Cántico de Vallejo Marchite. El marco histórico-poético: las canciones espirituales de amor y la mística cristiana. Si efectivamente, tal y como pensamos, la escritura se revela en la mística como un hecho paradójico –pretende decir o escribir lo inefable, lo indecible-, este hecho tuvo en nuestra literatura un pronunciamiento sin precedentes en la España renacentista, cuando la literatura espiritual se cultivó y propagó de manera extraordinaria. La poesía mística y ascética –experiencia y doctrina, proceso y cumbre-, desde sus primeros asomos, con Ramón Llull2 (12351315?), imbuido de franciscanismo e influencia de la mística oriental sufí, llegará a través de otros poetas –Fray Ambrosio de Montesinos, Malón de Chaide– a los grandes nombres, Fray Luis de León, Teresa de Jesús y la más alta cima mística, San Juan de la Cruz y su Cántico Espiritual. Los grandes estudiosos de la literatura mística -Menéndez Pelayo, Helmut Hatzfeld, Allison Peers, Jean Baruzi, Dámaso Alonso…- sólo han considerado místicos en sentido propio –experiencial- a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz, situando a Fray Luis como poeta predominantemente ascético y místico doctrinal.
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Cfr. De los modos de decir en silencio, estudio preliminar, Andrés, R., No sufrir compañía. Escritos místicos sobre el silencio (siglos XVI y XVII), Acantilado, Barcelona, 2010.
2 A pesar de que Llull tiene poemas religiosos, es en Blanquerna (1283-1285) y en el Llibre de amic e Amat –un inserto de Blanquerna- donde se encuentran los primeros arrebatos místicos de Ramón Llull.
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El Cántico de San Juan de la Cruz3 -las Canciones de la Esposa, tal como se refería al poema el propio San Juan- es un poema lírico-místico configurado de forma sencilla y sugestiva en cuarenta canciones, comentadas verso a verso en sentido místico. El poema refleja las experiencias del poeta, siguiendo las vicisitudes reales de su itinerario espiritual. Es, pues, un relato esencialmente autobiográfico en el que aparecen con enfoque lírico alternativas de luz y tinieblas. Su estructura no tiene una planificación racional, sino que brota de forma viva y espontánea4 con un fluir de carácter lírico conformado mediante un excurso dialéctico con la amada. No hemos de olvidar que, desde el punto de vista formal, el Cántico es una glosa, paráfrasis o comentario doctrinal en prosa de un poema místico formado por cuarenta estrofas5. Luego, la historia de la literatura ha despojado al poema de su ropaje doctrinal –los comentarios interpretativos en clave religiosa del propio San Juan- y ha presentado el Cántico de la forma más sencilla y poética: las cuarenta canciones desnudas, preñadas de lirismo e intensidad sentimental, sensorial y perceptiva. Pues bien, el Cántico de Vallejo Marchite que vamos a comentar reclama su filiación artística y humana de este maravilloso poema. Un mandato del alma José Luis Vallejo Marchite es sin ningún género de dudas un poeta grande, además de un gran poeta. Su obra poética es ancha y caudalosa, con veintidós libros publicados6, diez inéditos y su verso en armas siempre vivo y en vigilia poética permanente cada día hasta el presente.
3 Seguimos en esta breve introducción, el estudio preliminar de la edición crítica de Cristóbal Cuevas García (Cántico espiritual. Poesías. San Juan de la Cruz, Edit. Alhambra, 1979), una de las síntesis más completas y autorizadas de que hoy disponemos respecto al texto sanjuanista. 4 Sólo más adelante, cuando el poeta refunde profundamente su obra, alterará el orden de las estrofas, de acuerdo con un plan sistemático más acorde con las tres etapas del misticismo ortodoxo. 5 Cada estrofa se constituye en el centro de una unidad doctrinal: comienza por una anotación que nos introduce en el tema o sirve de nexo con la unidad precedente; sigue la estrofa a comentar; viene luego un breve resumen de su alcance y contenido –“declaración”- ; y se termina con el comentario, verso a verso, de la estrofa propuesta. Esta arquitectura adopta la forma de tríptico al aceptar el esquema clásico de las tres vías místicas: purgativa (estrofas 1-4), iluminativa (5-12) y unitiva (13-35: 13-21, desposorio espiritual; 22-35, matrimonio espiritual), cerrando las cinco últimas canciones dedicadas al análisis de la unión beatífica. 6 En 1978 publicó Oscura presencia. Además de Memorial de la espuma (Murcia, 1997) -magna antología de su obra poética que reúne dieciocho libros, de 1951 a 1997-, Al aire de tu vuelo (Murcia, 1999), La memoria encendida (Murcia, 2003), Memorial de la espuma (Murcia, 2003, edición exenta del libro incluido en la antología con el mismo nombre) y Andante Mediterráneo (Alicante, 2009). Tiene gran cantidad de obra inédita: Octavarios de amor (1998), La Recobrada (1999), Aquel cálido invierno (2000), El humo dormido (2001), Regreso a la Arcadia (2001), Cuadernos del aire (2003), Canciones a Marta (2004), Canciones a María Elena (2007), Segundo Retablo de Navidad y Mientras arden los días (2009).
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Cántico (Sonetos de amor a lo divino) es su penúltima obra –la última, seguro que es una creación en marcha en estos momentos. Es un libro de canciones místicas que consta de veinticinco poemas: un poema introductorio en verso libre –Y oí tu voz- y veinticuatro sonetos. El soneto es una estrofa mixta –cuartetos y tercetos- que usando el verso clásico y ortodoxo para su métrica, el endecasílabo, ha tenido el más amplio y diverso cultivo histórico en nuestra poesía. No era el endecasílabo el metro genuino de nuestra lírica. El alejandrino y más tarde el dodecasílabo –dividido en hemistiquios de 6+6- fueron los metros de la tradición poética culta durante casi dos siglos, XIII y XIV. Durante el XV, la fijación y uso de estos versos será predominante con la copla de arte mayor –ocho versos, dos cuartetos de dodecasílabos-. Mena y Santillana extendieron su uso con rapidez. Juan de Villalpando escribe cuatro sonetos en arte mayor (Cancionero de Stuñiga, 1433) que figuran entre los primeros ejemplos. Francisco Imperial y Santillana adaptarán el endecasílabo italiano a nuestra lírica. Durante el Renacimiento, Boscán y Garcilaso fijan su estructura (cuartetos con rima abrazada y tercetos con rima variada) que se mantendrá apenas sin variación hasta el Modernismo. En el XVI, los sonetos conviven estrechamente con la canción. Será Herrera, el primer editor crítico de Garcilaso, quien profundice en su conocimiento con diversos análisis y apreciaciones muy interesantes. En el Barroco, la extensión de su uso forma costumbre y alcanza su mayor esplendor y fecundidad, su más amplia variedad creativa (ingeniosidad, rimas agudas, esdrújulas, enlazadas, repetidas en eco, etc., etc.) en la obra poética de nuestros mejores escritores. No es el soneto una forma poética común, sino bastante excepcional en la poesía mística7. No así en la poesía religiosa donde es estrofa muy frecuentada. Vallejo elige el soneto para estas canciones místicas. No es la primera vez que escribe poesía con el soneto como forma poética exclusiva. En 1978 publicó Oscura Presencia, un breve librito de 10 sonetos de perfecta factura clásica y gran hondura temática –existencial y religiosa- que encierra alguno de los mejores ejemplos de poesía religiosa de nuestra lírica contemporánea.8 La novedad estilística de Cántico es que la temática religiosa se depura y, frente 7
Recordemos ahora, como muestra, el célebre soneto anónimo del XVI No me mueve, mi Dios, para quererte/– atribuido con bastante fundamento a Juan de Ávila y al también agustino Fray Miguel de Guevara. Como muestra bastante singular de sonetos místicos en la poesía contemporánea, además de este Cántico de Vallejo, tenemos a Fernando Rielo y su libro En las vírgenes sombras (Sevilla, 1994). En él, el soneto, en sus más diversas y variadas formas métricas (endecasílabos, dodecasílabos, alejandrinos, arte menor en sonetillo, etc.) y estilísticas, es la forma poética exclusivamente usada. El fundador del Instituto religioso Misioneros Identes creó un premio de poesía mística, de alcance mundial, que lleva su nombre, en cuya última convocatoria se celebra la XXXI edición del mismo.
8 Especialmente admirable el soneto nº 6, que comienza con el verso encabalgado No rompas mi silencio. Está deshecho/ (…)
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al grito dolorido de la búsqueda eterna de respuesta al silencio que se eleva en Oscura Presencia, es ahora la consecución del silencio perfecto y unitivo el que genera las canciones del libro. El introito al Cántico: Y oí tu voz Y oí tu voz es el poema poliestrófico en verso libre que abre el libro. Consta de cinco estrofas que combinan versos de arte menor y mayor, predominando la base rítmica del heptasílabo con pentasílabos puntuales que marcan el contrapunto rítmico. La combinación de heptasílabos9 y endecasílabos evoca el estilo formal de la métrica italianizante renacentista, si bien la agrupación estrófica de los versos no se hace sobre regularidades de medida o rima10. El ritmo poético está construido sobre la versificación tónica, más concretamente por un tipo de verso acentual.11 El poeta entabla un monodiálogo –no hay interlocución real y sólo el silencio y la sonrisa son las respuestas que recibe a sus preguntas- con el Ser –Tú-, por lo que adopta el silencio –la inefabilidad lo exige- como única forma de conseguir comunicar lo que anhela: (…) Y entonces entendí que Dios habla en el viento (…) Y enmudecí. Y me adentré en el alma (…) Y en medio, Tú sonriendo a cada instante (…) Llegado a su destino –el alma-, puede comenzar la música concorde de las canciones místicas de su Cántico. Las canciones-soneto de amor a lo divino. Las canciones-soneto del Cántico de Vallejo están estructuradas de forma análoga a como lo están las del Cántico de San Juan. Es por tanto una estructura tripartita conformada sobre el esquema clásico de las tres vías y los tres estados que le son correlativos.12 Desde la dialéctica afectiva que desarrolla la obra, podemos adoptar perfectamente para estas partes una denominación ya clásica en la literatura 9 El heptasílabo es como un quebrado del endecasílabo, sobre todo si este va acentuado en la sexta sílaba. 10 No olvidemos que San Juan adoptó el estilo italiano para su Cántico, compuesto todo él en liras garcilasianas, estrofa pentamétrica de heptasílabos (1º, 3º y 4º) y endecasílabos (2º y 5º). 11 El verso acentual regula el número de acentos y la separación que debe haber entre ellos, pero fluctúa en el número de sílabas que preceden y siguen a las posiciones acentuales. 12 Purgativa, iluminativa y unitiva, con su correlato de principiantes, aprovechados y perfectos.
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crítica de la poesía de San Juan: ansia amorosa, encuentro feliz y unión deleitosa13. Según este esquema, proponemos la siguiente estructura temática de los sonetos: Sonetos I-VII VIII-XIV
Dialéctica afectiva Ansia amorosa Encuentro feliz
XV- XXIV
Unión deleitosa
XV-XXII: Desposorio espiritual XXIII-XXIV: Unión beatífica
En estos sonetos de amor a lo divino, rinde Vallejo homenaje y vasallaje – nunca un poeta, señor de la palabra, fuera vasallo de mejor señor- a San Juan de la Cruz. En el poema –y en el grito- sus símbolos e imágenes retoman aquellas más líricas, enigmáticas e intensas de San Juan: llaga, noche, llama, balbuceo, huerto14… Los más excelsos poemas místicos15 de San Juan y una gran mayoría de canciones de su Cántico espiritual son glosados poéticamente de forma divina –divina/mente- en los veinticuatro sonetos. En realidad el Cántico de Vallejo es una metaparáfrasis del de San Juan. Si éste en sus canciones realizó una paráfrasis del Cantar de los Cantares -el bíblico cantar de amor divino primigenio en la mística cristiana–, las canciones-soneto de Vallejo realizan la paráfrasis de la paráfrasis de San Juan: las canciones de desposorio de Sulamita, a través de las canciones de la Amada del carmelita, se encarnan de nuevo en estos sonetos de amor a lo divino. No sólo el aliento místico de las canciones de San Juan respira en las canciones-soneto de Vallejo. Algunos motivos e imágenes de lo mejor de su poesía religiosa reaparecen ocasionalmente ahora de nuevo: (…) para mi sed, que el agua de este pozo no ha podido apagar. Busco una lumbre que me incendie la llaga y el camino(…)16 Muy especialmente la maravillosa imagen de Dios, oculto y callado en el pecho de álamos: (…) y la luz de la tarde parda y triste hoy no alcanza los álamos del pecho.(…) 13 Definidas por Pfandl y aceptadas en la práctica de forma casi literal por Dámaso Alonso. 14 Sonetos III, IV, VII, VIII, XIII, XV y XVII, entre otros. 15 En una noche oscura/…; ¡Oh llama de amor viva,/…; Entreme donde no supe/…; Tras un amoroso lance,/… 16 Soneto nº 4 de Oscura presencia (1978).
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Y quédate, mi Dios, piadosamente callado entre los álamos en vuelo velando mi dolor por si te llamo.17 En este ramillete de canciones-soneto, expresa Vallejo su voz poética más depurada y busca en estos versos humanos a lo divino la máxima perfección espiritual, el estado perfecto que todo ser ansía. Su palabra poética ha llegado al fondo del lago. Y allí sumergidas, en silencio, las palabras esperan. El poeta ha descendido para rescatarlas y comenzar con ellas la ascensión hasta el silencio, el lenguaje espiritual perfecto. Por eso vuelve sus ojos a las grandes preguntas, origen y destino del hombre, a lo que hay delante o detrás de nosotros, a la esencia del ser, a lo más alto, allí donde la esperanza, en lance divino, pueda dar a la caza alcance18. Con esperanza y con convencimiento, su palabra va de vuelo en vuelo y tan alto, tan alto en este su libro místico de sonetos humanos por divinos, que nos lleva de la mano y del eco de las canciones de amor de San Juan de la Cruz -las más perfectas y supremas de nuestra poesía- a la esperanza suprema, porque esperança del cielo/ tanto alcança quanto espera19. A través de la belleza –lo único divino y perceptible a la vez- de estas canciones de amor ha subido hasta la más alta cumbre poética, hasta lo inefable, lo que no se puede decir, y gastadas las palabras en ese camino poético encuentra por fin, en el aire de los cedros, la voz de Dios, la respuesta a todas sus preguntas. El mandato del alma humana se ha cumplido. Ignacio Salvador Ayestarán
El Sotillo, Diciembre, 2011
17 Soneto nº 6, op. cit. 18 Tras un amoroso lance/…, San Juan de la Cruz, Cántico espiritual. Poesías, Alhambra, Clásicos, p. 342. 19 op. cit. p.342.
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Y OÍ TU VOZ (Preámbulo)
Y oí tu voz. Jugaba entre los árboles pronunciando mi nombre, a veces con violencia, entre susurros siempre. Y entonces entendí que Dios habla en el viento. ¿Por qué, le pregunté, me interpelas, Señor, cuando la noche como una tierna madre nos cobija? ¿Por qué cuando la luz pajarea en el huerto te callas y me dejas atónito, entre trinos, soñar con otras voces? ¿Acaso tu presencia no anida en el bullicio? Y entonces comprendí que eres como una brisa ligera que se pierde, imperceptiblemente, por las suaves laderas; como la azul sonrisa del agua rumorosa; como el beso irisado de la rosa más alta; como el frescor eterno del césped bien regado; como las tiernas hojas que jamás emprendieron el regreso al país del otoño. Y enmudecí. Y me adentré en el alma por audaces caminos por ver si allí escuchaba las palabras más nuevas. Todo era allí silencio y paz dormida, soledad incurable, fuego entrañado, brasa crepitante, ceniza perfumada por mil sueños. Y en medio, Tú sonriendo a cada instante. Y me abrasé en el fuego de la ternura.
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I EL ALMA DESEA EXPERIMENTAR LA NOCHE OSCURA Como las rosas, Dios, que cada día para nacer se sueñan, me he soñado viviendo en Ti. Si estoy equivocado, dímelo y perdona mi osadía. Porque, a veces, llamamos utopía al vivir que trasciende lo soñado haciendo realidad AMADA-AMADO y síntesis la pena y la alegría. Noche arriba, ¡oh Dios!, con luna llena, tortolica asustada, por la arena se ha adentrado mi alma en la espesura. Quiere experimentar, en Ti perdida, lo duro que es, cuando el Amor te olvida, vivir la noche del amor oscura. Lima, 7 de junio de 2011
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II NO QUIERAS DESPRECIARME
Preso en la cárcel del amor oscura. GARCÍA LORCA (Sonetos del amor oscuro)
¿Al aire de qué vuelo está mi vida si está mi voz vertiendo su amargura, presa en la cárcel del amor oscura y nadie acude a restañar su herida? ¡Oh silencios! ¡Oh llaga desmedida! De Ti desposeída, mi voz pura es ya clamor rayano en la locura que barbota mi boca así mordida. Déjame ver siquiera un breve instante tu rostro, o escuchar tu voz, Amado, si no me satisfaces con tu todo. Pues si mis ojos copian tu semblante, tu voz el corazón deshabitado, “yo seré Tú, viviendo de otro modo”. Lima, 7 de junio de 2011
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III ANHELO DE INMORTALIDAD Esta luz otoñal de amanecida, llama lenta a estas horas dolorosas, hiere el desasosiego de las rosas, sueño fugaz pujando por la vida. También mi corazón, ya flor marchita, bajo un aire inmortal y esta luz ciega, como las rosas se desasosiega cuando más, mi Señor, te necesita. Viste de luz, ¡oh Dios!, mi noche oscura. Escucha a quien te grita y te reclama con llanto y con caliente voz de hielo. Y quema ya, Señor, esta locura, este dolor mojado que, hecho llama, hacia tu luz divina emprende el vuelo. Lima, 7 de junio de 2011
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IV LLAGA DE AMOR Me golpeaste, Amor, con tus dos alas y la ligera fusta de su pluma como golpea la constante espuma la resignada arena de las calas. Me golpeaste, Dios, con tu blancura, con el flagelo de una melodía que suena, a veces, a melancolía de carne estremecida y de locura. Me golpeaste, Amor, por que no fuera para tu pan montón de trigo duro, para tu vino agraz racimo inerte. Hoy me golpeas, Dios, para que quiera, si has sido Tú mi azote en lecho duro, ser llaga en Ti de amor hasta la muerte. Lima, 7 de junio de 2011
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V LA VOZ SECRETA DEL AMOR DIVINO ¿Quién ha logrado oír tu voz secreta, “dulce y lejana voz por mí vertida”, que apasionadamente travestida a cualquier hora por amor me inquieta? Dulce y lejana voz, entretenida en romperle a mi sueño el privilegio, acero penetrante, sortilegio en noche de amistad bien avenida. Voz, mi Dios, que en mi pecho se adormece prisionera de amor, y al aire sube por una enredadera de alegría. Voz, mi Dios, transparente, que amanece como lluvia y cristal y trino y nube y en ella me despierto cada día. Lima, 7 de junio de 2011
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VI EL POETA PREGUNTA AL AMOR Me mandaste callar. Aquí en cadena tengo los labios como me pedías, esperando entre dulces agonías que sueltes las palomas de mi pena. Sigo callado, el corazón de arena, los ojos turbios de hondas lejanías y un dolor inclemente que hace mías tu prolongada ausencia y mi gangrena. ¿Qué norma agita igual noche y ausencia, graves palabras y silencios graves cuando se tiene el alma dolorida? ¡Ay!, muérdame los labios tu presencia por preguntarte con palabras suaves qué debo hacer ahora con mi herida. Lima, 8 de junio de 2011
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VII EL ALMA SE CONFIESA AL AMOR Yo no te pido lo que me pediste porque sin Ti el silencio es un castigo: no te calles, oh Dios, si estás conmigo para que el alma no se sienta triste. Hubo un tiempo en que así me lo exigiste y enmudecí como enmudece el trigo que duerme bajo tierra. Te lo digo porque fue la manera en que me heriste. ¡Oh silencio sin fin, angustia erguida, oscura noche sin acabamiento, ciego dolor y llaga conmovida! Es lo que fue, Señor, pero ahora siento sobre el cráter hirviente de mi herida el delicado soplo de tu aliento. Lima, 9 de junio de 2011
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VIII EL ALMA SE QUEJA ANTE UN NUEVO ABANDONO Hoy me has salido al paso sonriendo. Y mientras una lluvia, ¡oh maravilla!, regaba lentamente mi mejilla, un no sé qué seguías balbuciendo. En hora tan temprana yo iba viendo cómo el dolor no daba con su orilla en esta nueva ruta sin mancilla: aquel dolor que me dejaste ardiendo. Permitiste que todo lo ganado desde el último encuentro se perdiera con la lluvia. Y quedé desamparado. Que no hay por qué, por mucho que se quiera, he de quedar de nuevo condenado a esperar otro encuentro en primavera. Lima, 10 de junio de 2011
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IX LLAMA ENAMORADA
Mañana entenderás lo que es la vida.
MARTÍN DESCALZO
Mañana entenderás lo que es la vida. Hablas de vida, pero yo no entiendo si es eso lo que estabas balbuciendo mientras, atento, hurgabas en mi herida. ¿Eso es lo que dijiste a tu partida cuando iba ya la lluvia remitiendo y el canto de alborada se fue haciendo sollozo y llanto y grito y voz herida? “Tu voz regó la duna de mi pecho” de manera violenta y no esperada hasta dejarlo, mi Señor, maltrecho. ¿Qué hacer, si la tenía acostumbrada a esa prisión de amor, bajo tu techo, con esta pobre llama enamorada? Lima, 10 de junio de 2011
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X APRESURA TU PASO DE GACELA ¡Pronto, pronto!, Señor, que el tiempo vuela y amenaza romperle la hermosura a esta noche de amor y de ventura que al irte se quedó sin centinela. Apresura tu paso de gacela y vuelve, no se torne en amargura y decididamente muy oscura sin la presencia que mi amor anhela. No me dejes saltar sobre el vacío ni cruzar solo el caudaloso río que de Ti me separa, que ando herido. Regresa, Amor, a vigilar la puerta, porque la noche avanza y está abierta y me pretende un amor perdido. Lima, 11 de junio de 2011
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XI MIRADA APASIONADA DE DIOS Por fin me regalaste tu mirada. Ya todo estaba dicho o casi todo y era mirarme, ¡oh mi Dios!, un modo de estar Tú en mí, callado, otra jornada. Tu mirada cubrió de amor mi nada y fue mi carne estremecido lodo hasta que le encontraste en Ti acomodo y se quedó entre lirios olvidada. Se adelgazó tu voz. También la mía, que antaño de locura se vestía, y se acogió a la soledad sonora. Esta noche de amor apasionada es tu mirada luz enamorada “que entre las ruinas de mi pecho mora”. Lima, 11 de junio de 2011
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XII CUANDO EL AMOR DICE SÍ ¡Ay noche inmensa en la que pude verte, escuchar tus palabras en el viento, sanar la herida de mi sufrimiento y escapar a tu lado de la muerte! ¡Ay noche en la que pude, Amor, hacerte a mi medida en sin igual intento, gozar la maravilla de tu acento y apasionadamente poseerte! Cuando dijiste sí, la noche arriba, “lloraba yo por hondas lejanías” al saberme ya preso en tus hogueras. ¡Ay noche de la unión en carne viva! ¡Ay divinas, secretas galerías de una pasión sin leyes ni fronteras! Lima, 11 de junio de 2011
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XIII EL AMOR SE ESCONDE TRAS DECIR SÍ ¿Dónde esa voz que llama y que se esconde? ¿Dónde esos dulces ojos regalados? ¿Dónde, por los rastrojos y sembrados, nevada melodía y ojos, dónde? Pregunto al corazón y no responde; a los valles y sotos apartados que a tu paso dejaste ya sembrados de hermosura. Y nadie sabe dónde. Tu partida dejó mi alma mordida luchando entre un te quiero y no te quiero y un oscuro gemir próximo al luto. ¿Quién cubrirá el paisaje de mi herida si corriendo tras Ti no hallo el sendero y, Amor, de tu mirada no disfruto? Lima, 12 de junio de 2011
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XIV CUANDO EL AMOR INVITA AL VUELO Tú no estabas allí. ¿O acaso estabas, oculto, en el instante en que alzó el vuelo sobre el techo tranquilo del mar-cielo la tórtola asustada que Tú amabas? ¡Oh Dios!, que con el día te estrenabas por derretir con tu calor el hielo que me tenía aprisionado al suelo no sabiendo que, ansioso, me esperabas. En tu busca salí. Y volé tan alto que, víctima yo al fin de un sobresalto, extravié la ruta señalada. Pero no sé, ¡oh Dios!, cómo ni cuándo, tras una noche de seguir volando, nos volvió a unir en vuelo la alborada. Lima, 12 de junio de 2011
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XV ABANDONO TOTAL Me invitaste a dormir sobre tu pecho y a degustar la miel que él atesora: me abandoné feliz sin fecha ni hora y desperté tranquilo y satisfecho. ¡Qué duelo de azucenas sobre el lecho donde el amor se goza y se devora! ¡Oh sangre de claveles que decora con su fuego tal fragua bajo techo! La noche pareciome pleno día toda de blanca y roja luz bañada y un ligero temblor de voz gozosa. Y entonces entendí que no podría abandonar la estancia iluminada sin renunciar primero a cualquier cosa. Lima, 13 de junio de 2011
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XVI EN LA BODEGA DEL AMOR A su bodega entré como invitado. Y fue bastante un sorbo de su vino para perder el equilibrio y tino, torpes mis pies y un tanto mareado. Seguí bebiendo y me noté embriagado de un sopor dulce al tiempo que divino que me guiaba al interior camino que el Amor para mí había trazado. Bebí otra vez del vino que así embriaga, que hace perder tan rápido el sentido y el corazón alegra y luego llaga. Entonces me sentí de amor herido. Y pregunté al Amor: ¿Qué quieres que haga? Y en su bodega me quedé dormido. Lima, 13 de junio de 2011
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XVII EL HUERTO DONDE NOS AMAMOS Tiene el Amor un huerto, por su mano plantado de mil árboles frutales que riega con las aguas manantiales que de la altura bajan hasta el llano. En el centro del huerto hay un manzano a cuya sombra, en horas siderales, el Amor se recrea y hace reales las mieles de su beso más que humano. En la noche estival vela mi sueño quien es de mi alma el absoluto dueño hasta que el alba virgen me despierte. Si la ansiedad me turba y me desvela, es Él, enamorado centinela, quien defiende mi sueño de la muerte. Lima, 13 de junio de 2011
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XVIII DÉJAME SER SILENCIO, SOLO ESO Déjame ser silencio, solo eso, ahora que mi vivir está contigo. Ahórrame por siempre ese castigo de ser palabra estéril y no beso. Acompáñame, Amor, en el proceso de hacer por Ti mi voz llama en el trigo, pues sé que en soledad no lo consigo y temo no salir del juego ileso. ¡Cuántas palabras, cuántas, se me han ido encumbrando a los álamos del pecho y se han trocado en verso desbocado! Y duele que en tus álamos perdido, casi ninguna, Amor, se me haya hecho canción de amor, silencio enamorado. Lima, 15 de junio de 2011
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XIX TENIENDO YA LA CASA SOSEGADA
Comentando a San Juan de la Cruz
Oigo dentro de mí una cantinela de amor. No sé si suena a despedida en la más luminosa anochecida desde que tengo el corazón en vela: No le puso a su casa centinela y salió presuroso. En su huida, el dueño, llama en vuelo, sangre ardida, lleva consigo todo cuanto anhela. Por la secreta escala, disfrazado, con ansias y en amores inflamado, fue ascendiendo sin otra luz y guía hasta donde el Amor ya le aguardaba -¡oh grieta azul de noche que giraba!“sino la que en el corazón ardía”. Lima, 15 de junio de 2011
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XX EL AMOR PIDE QUE SE LE ABRA LA PUERTA Ábreme ya la puerta porque llego, de noche y por sorpresa, muy llagado de amor y una honda herida en el costado de la que mana roja sangre y fuego. Huele el camino a romero, a espliego y a cantueso… Revienta ya el granado de flor en lo más alto del collado cuando vuelvo a escuchar el mismo ruego. Es la voz del Amado que me llama desde las altas cumbres, y a mí viene, brincando por las lomas florecidas. Vedlo cómo se acerca y me reclama y a mi puerta, ya abierta, se detiene para mostrarme, abiertas, sus heridas. Lima, 16 de junio de 2011
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XXI ABIERTO A TI “Abierto a Ti, mi corazón se olvida” de todo cuanto amé -¡quién lo dijera!-, y en la hermosa y más clara noche ardiera en el gran fuego de tu amor mi vida. En mis manos el agua fugitiva me canta una canción de primavera que en nada se parece a la primera que hablaba de pasión no contenida. Suena hoy su voz más dulce y tan callada como soplo del viento en la arboleda o suspiros remando por el río. Cuando canta el Amor, anonadada, mi vida sigue ardiendo mientras queda algo que dar al fuego y aún es mío. Lima, 16 de junio de 2011
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XXII MIL GRACIAS DERRAMANDO Yo salí en compañía de mi Amado a contemplar la floración del valle: enjambre bullicioso era la calle, pero Él seguía junto a mí callado. Así avanzamos: Él ensimismado, atento siempre al mínimo detalle y más y más ceñida yo a su talle, por un ancho sendero perfumado. Yo miré con sus ojos la hermosura que Él iba derramando en la verdura de aquellos amplios sotos a su paso. Y regresamos -ya la brisa era fresca como una rosa en primaverabajo la luz dorada del ocaso. Lima, 16 de junio de 2011
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XXIII EL ALMA SE ABANDONA AL AMOR DEL AMADO De nuevo entré a su huerto, a mi regreso, para comer su miel, beber su vino y saber cuál sería mi destino después que me hubo amado hasta el exceso. Me sonrió y me envolvió en un beso tan delicado y blanco como el lino y me enseñó cuál era mi camino: sólo el amor que me tenía preso. Me abandoné, feliz, hasta quedarme dormida allá en su pecho. La melena de mi Amado, a los aires esparcida, mi rostro abanicaba. Y fue darme del todo a Él para calmar la pena que aún hurgaba en mi carne estremecida. Lima, 16 de junio de 2011
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XXIV Y EL VENTALLE DE CEDROS AIRE DABA (CONSUMACIÓN) Por un alto sendero iluminado llegué a su alcoba. ¡Oh noche tan sabrosa! ¡Oh aventura secreta y deleitosa! ¡Oh momento de amor enajenado! “Perdida en el silencio más delgado”, a cada instante más y más dichosa, como si mi alma fuera ya su esposa “escuché los latidos del Amado”. Allí me concedió Él sus favores, allí se consumaron los amores por los que, ansiosa, mi alma suspiraba. Allí fui yo su Esposa y Él mi Esposo. Allí encontró, por fin, mi alma reposo… “Y el ventalle de cedros aire daba”. Lima, 17 de junio de 2011
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SOBRE LAS ILUSTRACIONES Acercarse a un libro como CÁNTICO, Sonetos de amor a lo divino, de José Luis Vallejo para intentar ilustrarlo no es una tarea fácil, aunque por otra parte sí lo es. Me explico. Vallejo es un poeta de verso profundo que lanza mensajes que van directamente al corazón, creando en él sentimientos encontrados. No es un poeta descriptivo y eso obliga al ilustrador a plantearse unos motivos que, necesariamente, han de ir más allá del mero paisajismo, por ejemplo. Pero, por otro lado, muchas de sus imágenes las extrae de las sensaciones que provoca en el interior un cierto tipo de paisaje trascendido, cuyos fenómenos y formas son trasunto de lo que internamente puede sentir el alma en su contacto directo con Dios. Me refiero concretamente a figuras poéticas cargadas de fuerza y precisión, a metáforas felices como los álamos del pecho (XVIII), el cráter hirviente de mi herida (VII), el trigo que duerme bajo tierra (VII) o las mieles de su beso más que humano (XVII) entre otras muchas. Hemos de reconocer que no tenemos más que las palabras del diccionario para expresar las sensaciones, por sublimes que sean. Por otra parte, tengo a mi favor el que estas mismas figuras poéticas son per se un puente entre este mundo de siluetas y el mundo interior o espiritual. Actúan como puertas disimuladas que nos permiten, a partir de la imagen de las cosas que percibimos con nuestros sentidos, figurarnos –cada uno según sus posibilidades- la realidad de todo aquello que supera ampliamente nuestra percepción. Son enlaces entre un mundo y el otro. Y a ellas –a las metáforasespecíficamente me he referido para intentar –ignoro si se habrá conseguidoreflejar con manchas y trazos la existencia y la vivencia de un mundo superior. En cuanto a la iconografía, he de confesar que ya me ha venido dada. El mismo Vallejo confiesa sin rubor cómo ha recurrido a la obra poética de San Juan de la Cruz, sacando de ella inspiración para la suya propia. Algo parecido he hecho yo, echando mano de las metáforas del Cántico Espiritual. La mujer es trasunto del alma en su relación con Dios -que no es otro que el Amado-, imagen esta última que sólo aparece en dos ocasiones. En cambio, el rostro femenino se reparte con abundancia, en distintas actitudes y lanzando siempre rosarios de preguntas y suspiros de amor o de nostalgia. Es la Amada del Cántico y también la del Cantar de los Cantares, morena pero hermosa. También la figura de la paloma aparece varias veces en el poema de Juan de la Cruz (Vuélvete, paloma…// La blanca palomica/ al arca con el ramo se ha tornado…) y consiguientemente le he buscado sitio en las ilustraciones unas pocas veces (III, V, XIV, XX y XXI). Algo parecido sucede con la imagen del manzano, enhiesto en medio del jardín (XVII y XXIII). Sólo que, en mi caso, el árbol está ya seco y el jardín-huerto se ha convertido en suaves colinas desérticas, imagen clara y directa del desierto que debe atravesar el alma para llegar al Creador. Una motivación similar me ha llevado a situar todas las ilustraciones sobre un fondo nocturno, en referencia consciente a la noche oscura del alma
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de que habla el místico de Ávila en sus escritos, en la que siempre suceden los encuentros amorosos. Y sobre ese negro tapiz se dibujan distintos elementos nocturnos, como la luna –siempre luna llena- o las estrellas en mosaico. Sólo en una ilustración -Bebí otra vez del vino que así embriaga... (XVI)- aparece una sugerencia de luz solar, con el motivo del vino como símbolo de fiesta. Cierro este tema comunicando que, para la ilustración XXIV, ha sido nada menos que Miguel Ángel Buonarroti quien me ha prestado amablemente el motivo de las dos manos -de Dios Padre y de Adán- del techo de la Capilla Sixtina. El Creador transmitiendo la vida y el hálito a su criatura. ¡Gracias, M. A.! En cuanto a la técnica utilizada, he empleado como único material la tinta china que, en algunos casos –pocosaparece rebajada con agua. Para los fondos he usado pincel romo, pincel afilado para algunos contornos -no todos-, y plumilla de acero para los entramados de líneas finas. En escasos lugares aparece el trazo con caña de bambú afilada. Y en todos he añadido salpicados de tinta, en un intento de hacer vibrar el resultado. Esto es todo. Esta colección de dibujos, en su sencillez y torpeza –una torpeza consciente la mayoría de las veces- se proponen ser sólo una aproximación a la profunda poesía de José Luis Vallejo, profunda y sincera porque ha sido elaborada a partir de su propia vida y también a partir de su permanente ejercicio de lectura. Y no conviene olvidar que la lectura nos permite vivir no una, sino muchas vidas. Todas las que seamos capaces de asumir…
Ignacio García García
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HASTA CASI EL OLVIDO (2012)
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A mi entraĂąable amiga y gran novelista Toti MartĂnez de Lezea.
Mi agradecimiento a CĂŠsar Serna y a Marino Latorre por animarme a escribir.
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¿ES LA VIDA UN PUNTO DE PARTIDA? Quise decir “la muerte”, y el dolor, y la pena, pero escribí “la vida”. La pluma traicionó a mi pensamiento. Por eso digo “vida”, “la vida que se atreve a soñar su descanso”. Ya el verano no es tal en estas fechas, ni tampoco el otoño: coexisten como dos sueños rotos que no dejan vacío debajo de la almohada. He abierto el cajón de una mesa sin horas donde duermen, revueltos, algún viejo cuaderno, varios lápices, un resto de fatiga, un reciente equipaje de nostalgia, mi vieja pluma... Por eso tengo miedo de que un día cualquiera escriba, traicionándome de nuevo, que sigo siendo el hombre solitario que cree ciegamente que la vida sí es punto de partida. Lima, 21 de marzo de 2012
POBRE MENDIGO Soy un pobre mendigo de las cosas: del reloj que me abraza la muñeca y me dice las horas que aún me quedan para amar; de los libros que escriben los poetas, cuyos versos rezuman dudas, nostalgia, soledad, silencios…; de la llave que cierra la cancela a la noche que busca dormir en el poema que ahora escribo, sin dejarme vivir en la voz que pregunta…
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Mendigo de una puesta de sol en el Pacífico, del paseo diario en Miraflores, quién sabe si de una nueva primavera, de la cálida brisa que me empujó hacia el SUR. Confieso que me quedan cosas que enumerar: el anillo que nunca ha sido símbolo de un compromiso serio, solo un pequeño gesto de vanidad... Maniático del orden, soy mendigo de mí mismo. ¿Qué hace, mientras todo a mi lado parpadea, ese jarrón sin rosas? ¿Y esa vieja maleta desplazando de su rincón los sueños? Soy mendigo de Dios, de la belleza, del amor. Mendigo, sobre todo, de tus ojos y de tu risa azul. Lima, 22 de marzo de 2012
A VECES CREO QUE LA SOLEDAD “A veces creo que la soledad se asemeja a una lluvia importuna”. Nadie la espera. Menos todavía cuando habla en un idioma que tú apenas conoces. Me lo das a entender por el aire gastado que sale de tus labios.
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Hoy has vuelto a la calle sin paraguas, solo contigo mismo y tu verdad oscura, -no con aquel que eras un no lejano ayer cuando ibas repartiendo golondrinasajeno a la tormenta y a la lluvia que cae en los tejados y en las calles. En tus manos, restos de aquel periódico sin fecha que siempre te ha servido para disimular tu timidez y tu vieja tristeza. ¿Adónde vas? ¿Crees todavía que en los altos balcones de las conversaciones vas a encontrar el sol que te libere de andar calado hasta la médula? Busca en el rincón oscuro de una cafetería la mesa solitaria que hace tiempo te espera. Y siéntate, entre toses, tras un limpio cristal de lluvia o aire, para que no se llene tu corazón de hastío. Lima, 22 de marzo de 2012
VIDA SIN EQUIPAJE He sufrido, después de una semana de exposiciones, como una especie de amargo desaliento, casi al punto de abandonar aquello por lo que estoy luchando. Se me quebró el más bello de los sueños. Una noche de insomnio no es suficiente, a veces,
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para editar las viejas alegrías y certificar triunfos si te duele el aliento entre los labios. La luz no me consuela. Hay palabras escritas, hay afirmaciones que me han hecho enmudecer. Estoy lejos de mí, “dañado y triste”, como si ya mi vida no tuviera sentido. Me he quedado descalzo como el viento que viene del Pacífico anunciando el otoño. Está también descalza aquella historia de amor que construí allá en las tierras altas de Cajamarca; descalzos los sonetos de amor a lo divino: entonces aún sentía el arañazo de los amaneceres; hoy la noche me araña y desvela mi sueño. Y lo que más me duele es que mi vida está sin equipaje. Lima, 23 de marzo de 2012
HE PERDIDO LOS PUNTOS CARDINALES He perdido los puntos cardinales de la espera. Si vienes, ya no estaré. Hace tiempo que el viento ya ha borrado nuestro lugar de encuentro.
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¿Adónde irá ese viento sin nosotros? El corazón se pierde tras la ropa de otoño. Tú lo quisiste hallar como al amor cantado en estos versos. He perdido también las cuatro sílabas de tu nombre. Hace algún tiempo encontré la última entre las hojas secas que va dejando marzo. Y me ha sido imposible escribirte un acróstico. Pero queda tu nombre. "¿Qué sería tu nombre sin ti?" Nadie puede bañarse en el mismo dolor dos veces, ni secarse las lágrimas restregando los ojos hasta herirlos aunque, como el amor, se te llenen de dudas. Alguien, no sé si tú, me ha dejado en el móvil un mensaje en forma de sentencia: Nada te pertenece. Ni siquiera el poema que escribes en este mismo instante y te cuesta acabar, ni el tiempo que le falta a ese minuto en que escuchas, atónito, el canto de los pájaros y ves cómo la tórtola se columpia en las ramas de la higuera. Profeta o pastora de vientos, hoy te pido que mi vida se tiña una vez más “de otoños y alamedas”. Lima, 24 de marzo de 2012
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DOCE MESES EN TI Aquel febrero inmóvil se parece a tus manos, quietas sobre mi torso como nieve dormida; este marzo limeño, a tus ojos ardientes que ríen cuando miras; abril a tus mejillas donde florecen rosas perpetuamente niñas: mayo habita tus labios de fresas bien cuajados en los que las palabras se transforman en besos, los besos en palomas que traen tus mensajes hasta mi corazón, tálamo defendido, donde, al llegar la noche, nos dormimos seguros sintiendo en nuestra piel la luz de dos fronteras… Junio se hace en tu cuerpo trigo nuevo y tostado que mis manos cosechan con avidez creciente si acaricio, en silencio, tus cumbres más altivas. Bajo el sol de tu nombre, julio alcanza su límite llamándote y gritando con esa voz confusa “que tienen los amantes”. Agosto es en ti mar donde mi amor navega hacia su plenitud lejos de las miradas de quienes todavía van con su ropa extraña cubriendo soledades… Septiembre se encarama a tu pelo castaño y al vino de ese rímel que decora tus párpados para hacer más profunda y viva tu mirada. Es octubre las rosas de lluvia en duermevela de tu ingrávido vientre y tus sedosos muslos. Dejé para noviembre tus delicados brazos, en los que me cobijo como un niño pequeño que se duerme y no cuenta los ríos navegables. Diciembre es como un círculo que rodea tu ser y lo hace pretérito. Lo mismo que los sueños que viven en los síes que brotan de tu boca. Enero… Tengo miedo de decirlo, mujer. Lima, 24 de marzo de 2012
NADIE ELEVA PLEGARIAS POR LOS ÁRBOLES Nadie eleva plegarias por los árboles. CARLOS J. ALDAZÁBAL
Con frecuencia, los labios son estampas de ríos congelados.
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Entonces era el árbol como un paisaje mío, hoy la vida nos ha ido dejando de casi todo huérfanos, sin árboles donde colgar los sueños; sin claridad penúltima, puerta de entrada a toda profecía. Se nos rompe la vida. Se nos rompe la muerte a cada instante, se nos rompen los gestos y ademanes… Y seguimos sin elevar plegarias por los árboles que eran hitos al lado del camino. Hoy tenemos los ojos poblados por oscuras lejanías y los sordos oídos no perciben el mordisco del viento en la arboleda que extiende sus piadosas ramas hacia nosotros, ni el canto de los pájaros perforando la luz del nuevo día. Hay árboles que crecen más allá de uno mismo sin temor a la altura y acarician el cielo sin saber que algún día “se enleñarán, ya secos, hasta el polvo”. Porque ya nadie eleva plegarias por los árboles. Lima, 26 de marzo de 2012
NOSTALGIA DE TI Pero que nadie juegue a despreciar la honesta labor de la nostalgia. LUIS GARCÍA MONTERO
Una llamada de teléfono puede traerte a la memoria hechos sugeridores de otros tiempos; a veces,
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recuerdos de una herida que no ha cicatrizado, de aquella cita en una plaza oscura que no se llevó a cabo, no se sabe por culpa ya de quién, con espuma de agosto en el costado y unos ojos cansados de tanto plenilunio. Lo dejé todo escrito en cuadernos que no sé dónde están, por eso la nostalgia de lo que se ha perdido. “Si soñar nuestros sueños no significa necesariamente poseerlos”, regresar al pasado es constatar que el aire y el amor se han vuelto decisivamente amargos después de haber perdido el camino que lleva hasta tu cuerpo. Alguien ha escrito que el amor “es una impertinencia que desafía al tiempo”. Hace tiempo que no suena el teléfono. -Tu voz suena a lo lejos, "hablas de cosas que también están lejanas"-. ¿Qué hacer un día más fuera de tu presencia y de tu voz? Y he vuelto a quedarme pensativo y sospechosamente nostálgico de ti. Lima, 27 de marzo de 2012
HOY ES MARTES Algún día –acaso nuncalas palabras “se abrirán como túneles hacia la libertad”.
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Sin duda aprenderemos a guardar los dolores de los hombres con el mismo cuidado con que atesoramos el amor. El mundo todavía mantiene las distancias, aunque tú no lo sepas, y trata de poner tu palabra en los labios ajenos, por más que tú la alzaste incólume, salvada. Huye del compromiso lo mismo que los barcos que han perdido su rumbo. Está la tarde fría bajo la opaca niebla que se esconde en los árboles. Hoy es martes, me dices con tu más bella sonrisa, aunque nada confirma su certeza, y se queda acostado tu silencio, túnel por el que cruzo al otro lado de tu sueño. Mientras duermes, he sabido por ti que el amor nunca olvida, lo que nos hace únicos en este extraño otoño sin garúa “que me devuelve el verde de tus ojos”. Lima, 27 de marzo de 2012
NADA ESTABA PREVISTO A veces los horarios se parecen a las olas. Son víctimas de un vaivén loco o de algún capricho repentino. Ayer tú me esperabas, a las cuatro, para iniciar el curso; hoy se curvan las horas hasta fundirse en una con la noche.
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Aunque nos suene ilógico, nada estaba previsto. Las palabras hoy sirven para poco: han dejado de ser un talismán seguro. Por eso ya no puedes seguir tu acostumbrado itinerario. “No se pisan jamás las mismas huellas”. Pero tú regresaste por el mismo camino hasta tu casa, consciente de que no habías cerrado el balcón, de que habías dejado encendida la luz de la cocina. Te fuiste meditando si el silencio es la respuesta a todas tus preguntas, buscándole remedio a tanta duda en tu reloj de horas más tranquilas. Sabes que en nuestro frágil calendario los días están llenos de imprevistos; que el corazón nos cantará a destiempo; que la lluvia, callada, nos espera debajo de la carne; que a veces nos resulta muy difícil negociar el pasado, cuánto más el futuro, sueño aún por soñar, posible engaño a media luz. Nunca le tengas miedo al horizonte, pero aprende el arte de marcharte en el momento justo. Y recuerda, ahora que la tarde está desajustada, "el tiempo que debo estar sin ti". Lima, 29 de marzo de 3012
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ESTE ES MI PATRIMONIO (Al aparecer el libro CÁNTICO)
Este es mi patrimonio: ser dueño de estos versos que ayer vieron la luz en un pequeño libro, editado en la ciudad de Lima. Nos falta la costumbre y sobra la desidia para abrir cualquier libro que llega a nuestras manos. Lo dejamos, sin más, ajenos al aroma que desprende a pan recién horneado; indiferentes al quejido blando del papel en contacto con los dedos -“el tacto deja heridas que nadie le reprocha”-; a los nombres que evocan el amor, la tristeza, el silencio, la nostalgia; a la oscura metáfora que busca su reposo en un rincón cualquiera o en la página última. Abro el libro, pero Él sigue escondido, aunque escucho su voz que golpea mi rostro cuando el silencio alcanza lo profundo del ser y la lluvia desciende sobre mi seca tierra. La tierra no está seca por capricho y se deja empapar. Solo este breve instante justifica el vacío aparente de que es víctima el alma que sufre su profunda noche oscura. Este libro es un cántico a la luz, no a la muerte. Hay en él un temblor de vida enamorada -los desamores se cuentan por naufragioscon sus pequeñas gotas de soledad que borran los encuentros. Este libro es silencio. Y por esta razón,
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si la vida se gesta en el silencio, sus versos seguirán teniendo vida. Lima, 30 de marzo de 2012
AHORA QUE EL OTOÑO Los recuerdos ayudan a olvidar. GARCÍA MONTERO La vida separa a los amantes. JACQUES PRÉVERT
Y me he quedado en casa mientras que tú, radiante, disfrutas de este sol que otoño nos regala. Te veo, frente al mar, como una diosa aspirando la luz de un aire limpio, con la falda ceñida a tus caderas y una blusa de intenso color fucsia a juego con la falda y los zapatos. Cuántas veces “la claridad del día supuso una presencia”, pero la vida, como dice Prévert, separa a los amantes y los viejos recuerdos ayudan a olvidar. Hubo un tiempo en que tus largos brazos, plenos de infinitud, me retuvieron, hasta que sobrevino la tristeza y los dos fuimos víctimas de las heridas que dejó el verano en nuestra carne. Solo el tiempo posee la verdad sobre qué ha sido de los dos asientos que reservamos frente a una Ítaca ficticia en la que no creíamos.
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“Los insomnios arañan el silencio” y te dejan de bruces contra la oscuridad. Y qué difícil es superar las vigilias si las noches se tornan continentes. Uno aprende a vivir en soledad ahora que el otoño desconvoca a las rosas y los sueños se van desvaneciendo lentamente con la caída de las hojas. Hoy nos negamos porque no fuimos dueños, Penélope, del último minuto para decirnos sí. Lima, 31 de marzo de 2012
LLANTO POR LESBIA Lugete o Veneres Cupidinesque (…) Passer mortuus est meae puellae quem plus illa oculis suis amabat. CATULO
He salido al jardín y he visto un gorrioncillo muerto sobre la hierba. Había tanto amor en sus vencidos vuelos como entonces lo hubo en el de Lesbia. Pero aquí nadie llora, si acaso alguna rosa ajada que anuncia lo caduca que es la vida. He salvado mi miedo tomando al gorrioncillo con mis manos, y he sentido que aún temblaba su vida entre mis dedos, igual que aquella tarde sentí temblar la tuya. He venido a salvarte de la muerte, a llorar con las vírgenes porque no hallas consuelo.
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Dame tus manos, Lesbia, siente cómo te amo. Los siglos, al igual que los océanos, levantan altos muros que solo el amor salva. Después de un largo abrazo con la noche, el olor de la lluvia se acentúa y se acrecienta tu lamento. Llora, mi amada Lesbia, por tu sueño imposible, por aquel gorrioncillo que fue tu prohibido amor. que llore yo por ti.
Y déjame
Lima, 1 de abril de 2012
CIUDAD BAJO LA NIEBLA Cuando baje el otoño definitivamente con su total hastío, habrá llegado mayo a esta ciudad donde jamás ardió la nieve y apenas sabe de la lluvia, algo más de un calor enloquecido, de la humedad que vive instalada en los huesos y de la niebla loca. Miraflores se cubre con frecuencia con “el ajado paño de la niebla”, araña que nos teje a cada instante un amplio mundo de interrogaciones. Si remite la niebla, se vuelve amargo el aire, que se besa y se abraza con la noche, bajo la luna inquieta, a la altura del Cristo del Pacífico mientras rompe el océano contra el Morro Solar.
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Chorrillos, a sus pies, es paisaje difícil hasta que se despierta la mañana que deja al descubierto la turbia luz sonámbula de los buses y miles de vehículos con su claxon nervioso doblando a toda prisa las esquinas. El puerto es otra cosa: un puro afán de barcos soñadores acariciados por la luz después de haber sufrido el peso de la noche. Frente a este orden de cosas, un tumulto de casas con ventanas y puertas abiertas al Pacífico, y de “conversaciones forajidas” sobre quien se ha soñado el más moderno de los Prometeos. ¿Pero qué puedo hacer para que arda mi canto? Las palabras se vuelven del revés en época de lluvia, pero esta limpia luz de principios de otoño desnuda la verdad dejando a la intemperie las cicatrices más ocultas, igual que los espejos nos desnudan el alma. Hoy ha vuelto la niebla con su borrosa música sobre esta zona de ciudad cansada que me obliga a vivir calculando, para no tropezarme, las distancias. Y yo he vuelto a quedarme -el mar que tanto amas se ha vuelto gris de golpecon tu silencio roto entre las manos porque el otoño oxida las palabras. Lima, 2-3 de abril de 2012
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LA AMISTAD, ESA LUNA QUE RUEDA POR EL TIEMPO La amistad, esa luna que rueda por el tiempo… LUIS GARCÍA MONTERO
He tardado en dormir evocando el momento de mi visita, en Surco, a unos amigos. Tienen la casa en la tranquila calle Monte Caoba, próxima a los Caminos del Inca. El taxi me ha dejado puntualmente a la puerta. Me ha abierto doña Elena, la dueña de la casa, quien ha puntualizado que no tiene nada en común con aquella bellísima troyana raptada por Teseo y seducida por el hermoso Paris. El padre, Filizardo, y Noelia, la hija, me estaban esperando. Estaba yo saliendo de un complicado y largo cuadro médico, pero ellos, que recuerdan lo mejor que hay en mí, me han encontrando igual que hace ya un tiempo: bellas palabras y amistoso gesto para expresar su amor. Siempre el mejor regalo es la presencia, pero les he llevado como pequeño don mi libro CÁNTICO y la promesa de volver de nuevo antes de mi regreso a España: la amistad es la luna que rueda por el tiempo. El regreso diario de la universidad se hace más complicado si es de noche, cuando los taxis llegan con sus faros haciendo guiños y parpadeando. A la hora de tomar uno cualquiera, resulta imprescindible el regateo: forma parte del rito.
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Esta noche fue mi noche de suerte. Radio Filarmonía -resulta muy extraño que un taxista lleve sintonizado el canal clásicoofrecía a esa hora un tema navideño de exquisita belleza de un músico cubano del siglo dieciocho, razón por la que el viaje a Bellavista me pareció más corto que otras veces. He tardado en dormir. Después de mucho tiempo de ir pasando las páginas en blanco de las horas, la música ya había conquistado los reductos del sueño. En las noches de insomnio las horas pasan lentas en espera del alba. En el silencio escucho la confesión del viento en el jardín. Más allá, en lejanía, intenta la ciudad romper en dos el manto de la noche con sus luces ambiguas. De pronto pensé en ella, la muchacha que llega galopando del país de la lluvia, Lizet, mi dulce amiga, con sus niñas gemelas, Paula y Gabriela, todavía en su vientre. Poco a poco se fue haciendo la luz por detrás de la niebla sucia y agridulce y todo alcanzó rango de cotidianidad. Hambrienta, la carcoma de la rutina inició la tarea de reducir a polvo la madera del tiempo. Lima, 4 de abril de 2012
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TARDE DE JUEVES SANTO He vuelto del paseo -calle Berlín, el Malecón, orillas del Pacífico, Avenida, ya en sombra, José Pardobajo una luz radiante más propia del verano que del otoño. Hoy, Jueves Santo, es feriado. Se camina mejor. Están desiertas las amplias avenidas. En las calles donde a diario avanzas entre gritos fugitivos, arde ahora el silencio. Algunos transeúntes solitarios, precavidos y tristes, me miran al pasar como a un ser medio extraño, creyendo que son ellos los únicos que arrastran la amarga carga de la soledad. En las horas más altas eran el mar y el cielo de un intenso color azul. Alguna nube blanca se destacaba en el horizonte. Dios está azul, escribió Juan Ramón. La blanca nube iba, poco a poco, adoptando la forma redonda de una hostia. Entonces fue Unamuno quien me puso en los labios sus palabras: Amor de Ti nos quema, blanco cuerpo; amor que es hambre, amor de las entrañas; hambre de la Palabra creadora que se hizo carne. Dios hecho Pan, pensé, para saciar nuestras inveteradas hambres de eternidad. La tarde se fue haciendo más lenta,
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como si no quisiera alcanzar plenitud y entregar a la noche su nieve parpadeante. Arrodillado, mi silencio alcanza la nieve de ese Pan y siento cómo el beso de Dios arde en mi frente. Lima, 5 de abril de 2012
QUÉDATE ASÍ, DORMIDO Quédate así, dormido, sosegado, relajados los ojos y la boca, hasta que un alba clara vuelva loca la paz de tu semblante enamorado. Quédate así, silencio en cruz clavado, secreta voz de amor que se desboca, agua que brota viva de la roca y fluye por la herida del costado. Quédate así, dechado de dulzura, lirio maduro sobre leño inerte en lecho de claveles carmesíes. Quédate así, compendio de hermosura, de plácida actitud ante la muerte, Viernes Santo de rosas y alhelíes. 8 de marzo de 2004
HOY QUIERO HABLAR DE TI La cólera del tiempo se calma con las manos. LUIS GARCÍA MONTERO El tacto guarda heridas que nadie le reprocha. FERNANDO VALVERDE
Hablo de ti como la vez primera. “Bajo la luz oscura de tus ojos cerrados” late un mundo de sueños como entonces. Recuerdo cómo ardía la noche, cómo en medio del silencio sideral
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fueron abriendo cauce sobre tu piel desnuda los desbordados ríos de mis dedos. Eran cual diez serpientes reptando por tu cuerpo. La cólera del tiempo se calma con las manos. Hablo de ti con la palabra exacta. En el silencio ardía nuestro canto. Nadie podrá robarnos tanto gesto de amor ni entrar en nuestras horas dolorosas. Toda historia de amor tiene su viernes santo y su pascua florida. Quizá, pienso, ha llegado el momento de liberar el tiempo, de quedarse con los días que afirman y no niegan, de que esté nuestra vida llena de aceptaciones, de recusar aquello que amenaza a tu sueño, de no emplear el agua que no limpia. El otoño ha llamado a nuestra puerta y tal vez nos encuentre presos de las nostalgias favoritas, esperando, sentados, a que pasen los días de niebla y de garúa. Mira entretanto estas mis manos cálidas llenas de compasión sobre tu piel de aceite y estos dedos desnudos como claros arroyos que, mientras te acarician, escriben para ti como si fuera la primera vez. Lima, 7 de abril de 2012
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RECUERDOS INGRATOS Un engaño es siempre perdonable. GARCÍA MONTERO
La luz de otoño llega envuelta en viento gris que azota a los rosales. No sé si el cielo sufrirá el asedio de este nublado o de la niebla intrusa que aquí es imprevisible como tú, que has llegado, siguiendo tu costumbre, por sorpresa. No sé si hoy vienes huyendo de los huaicos del Norte o de ti misma, que es, al fin, lo mismo, pues vives anegada por dudas que no te dejan respirar. No sé si la indigencia ha decidido, al fin, tu suerte. Un engaño es siempre perdonable, no la actitud ambigua que has adoptado frente a la verdad. Confío en que este viento de otoño te despoje de lo que no eres tú y te deje desnuda frente al espejo, pura verdad que duele, y no simple apariencia. Un tiempo hubo en que probé la fruta que me ofreció tu mano. Me confieso culpable. Entonces “no maldije su sabor agridulce”. Cincuenta años después, cuando el tiempo ha fundido los nevados, acepto el pan que en el Perú me ofrecen y disfruto, tranquilo, del asilo que me brindan.
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Me acostumbré a esperar cuando los días eran pura desesperanza; me quedé en la penumbra, en las lindes calladas del deseo, sujeto a sus más íntimos vaivenes, y traté de esquivar los oscuros presagios que el tiempo formulaba sobre ti. Has vuelto porque sabes que “la muerte a veces trata de acercar los labios” de aquellos que se amaron. Lima, 7 de abril de 2012
HOSPEDAJE DE PASO Hay citas imposibles aunque les asignemos horarios, días, años. El futuro es un viaje hacia un mañana gris -o luminoso-, sin puertos, sin hoteles y billetes que no puedes comprar: se desconoce el precio. ¿En qué lugar y cuándo estarán disponibles tus manos o tus ojos o tus labios? “Me quedo con los días que no niegan su frágil levedad de calendario”. Es mejor hacer guardia en estas noches frías que soñar imposibles al arrimo del fuego. Yo sé que estás conmigo leyendo estos poemas con suave olor a lluvia mientras yo los escribo para ti, y siento tus cabellos intensamente negros caer sobre mis ojos dibujando arabescos. Esto me basta. Si dejo de escribir, se hacen mías tus manos. Y yo las acaricio para que no se quiebre
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su luz: guardan la vida sujeta entre los dedos. Si me ves concentrado, tratas de no hacer ruido para ver cómo avanza, verso a verso, el poema, lo mismo que las horas, y saber si tendrá un final feliz. Pero tú ya lo sabes, porque estando a mi lado, jamás se nos volvió ácido el aire. Lima, 8 de abril de 2012
EN LA QUIETUD DE LA MAÑANA Es sorprendente la quietud de estas horas primeras del domingo. Y esta luz enigmática. Están quietas las pocas rosas de mi jardín; quietas las hojas de la higuera; quietas y silenciosas las palomas sin su zureo acostumbrado. Y los pájaros, otrora bulliciosos, hoy no cantan. Hasta las nubes que están cubriendo el cielo hoy permanecen quietas. Hay una voz que suena, y no la percibimos por falta de costumbre: es la voz interior. Uno echa raíces allí donde la voz se transforma en palabra y la palabra en canto. Bajo esta luz plomiza es más fácil medirle la distancia al silencio. Tú estás cerca de mí mientras escribo que un verso se parece a una mirada,
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que si miramos a lo más profundo de nuestro ser, no existen ya distancias para los ojos. Al mirarte, evoco tu nombre con sabor a mar, las tildes que lleva tu apellido, tu propensión a la melancolía, tu afán perfeccionista, por qué hay cosas que dejas dormir a la intemperie, -¿qué hará ese pajarillo en la rama más alta del durazno mientras hablo de ti?de dónde brotan esas lágrimas y por qué se te rompe el corazón si sigues planeando tu futuro de amor. Con la misma quietud que hace unas horas avanza la mañana. Tú te quedas mirando el vuelo loco de una mariposa. Y yo cierro los ojos. Y dejo de escribir. Lima, 8 de abril de 2012
EL HOMBRE POR QUIEN PREGUNTAS Hizo cosas sencillas: trabajar con la luna, encender la esperanza, salir a los caminos para beber los vientos, callar si su palabra no era necesaria, dejar en todas partes huellas de su paso. No inventó nada, pero su sonrisa quedó impresa en los ojos de quienes lo trataron.
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Hubo un tiempo en que desconocía la maldad del hombre, por qué a veces el aire fue el azote feroz de su alegría: creía seguro el porvenir a pesar del dolor que muerde desde dentro. Escribió algunos versos -la crítica dará su veredictoy tuvo un ideal: compartir con los jóvenes su pasión por la vida y la literatura. Poco más. A sus ochenta años, aún sigue siendo fiel a la promesa que un día hiciera de seguir el camino que le había trazado Dios. El resto te pertenece por derecho, amigo que compartes su tiempo, mientras él se retira -"ha llegado el momento de la nostalgia"a refugiarse, a solas, en el hueco oscuro y silencioso de la casa. Lima, 10 de abril de 2012
LUNES DE PASCUA Agradezco a la vida la ocasión que me ha dado de mirarte. LUIS GARCÍA MONTERO
Hoy no tienes razón para estar triste aunque vengas cansada. Me has sonreído. -"Cuando sonríes, yo te reconozco"-. Eran las cuatro treinta y cinco de la tarde.
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Nos cruzamos en medio del camino, inicio de jornada para ti, para mí término. Dejé que tus palabras penetraran -pura combinación de azul y blanco como tu uniformehasta lo más profundo del corazón, que ahora canta a destiempo. Adiviné en tus ojos la persistencia de la luz: tus ojos son túneles de luz que deshacen la niebla “y esa calma llamada escepticismo”. Transido de distancia, me volví para verte caminar, una vez más, segura de ti misma. Y agradecí a la vida la ocasión que me ha dado de mirarte. Lima, 10 de abril de 2012
MEMORIA ROTA No sé bien qué ciudad era aquella en que la luz tenía la apariencia de una flor abrasada. FELIPE BENÍTEZ REYES
El viento del pasado arrastra nombres de ciudades en las que fui dejando jirones de mi vida. Ciudades repletas de borrachos, rufianes, vagabundos cargados con pesados equipajes de sombras, y un viento helado y bronco; ciudades con un puerto donde se está muriendo el mar de otoño; ciudades invadidas por la sucia marea de las horas que no cuenta un reloj de amanecida;
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ciudades dormitorio cuyo sueño se asemeja a la muerte. A veces pienso que he equivocado la oscura geografía de estas y otras ciudades, que me he perdido recorriendo sus calles, que sigo confundiendo la vieja catedral con “con el temblor de una torre reflejada en el agua”. Ciudades con su río mordido por el tiempo. Cuando cae la noche, voy hacia el puente, cruzo a la otra orilla para ver si allí encuentro lo que un día perdí; pero sigo llevando en los bolsillos mis dudas y una intensa carga de soledad que se tropieza con la estación más próxima al dolor. Y surge la pregunta: ¿Qué habrá sido de las ciudades en las que la luz tenía la apariencia de una flor abrasada en fuga hacia las calles encaladas que a mis ojos brindaban su leyenda y la imagen brillante de sus noches? El tiempo pasa. Sé que no nos pertenecen los años que ya fueron, ni el color de la tarde, ni la noche que cubre con un manto morado la memoria y cobija el silencio. “Nada hiere más y más hondo que el recuerdo”. Lima, 12 de abril de 2012
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LA VISITA DE LA NIEBLA Hoy he vuelto a perderme en el largo silencio de unas calles con niebla. Son varios ya los días en los que lanza el mar nubes de bruma sobre los altos edificios, los parques y la vida. Parece que ya nunca volverán a surgir de ese letargo en que los sume: es como si la niebla y la costumbre se concitaran en las horas últimas y primeras de los días de otoño en la clara ciudad donde escribo estos versos y desentierro las palabras con que suelo nombrar las cosas más humildes. He venido hasta aquí para quedarme, aunque a veces la voluntad no basta. Las tierras ribereñas del Pacífico son tierras de contrastes debido a su variada geografía. Por costumbre yo habito las tierras litorales donde cierro los ojos cada noche en el regazo de lo conocido, pero sueño con las nevadas cumbres de los Andes -¡oh la altiva expresión de la belleza!-, que siento sobre mí como amor imposible. Una vez más la niebla me ha borrado la memoria, “el extraño fulgor de cada hora”, la claridad penúltima del lejano crepúsculo. ¿Pero cómo encontrarte si ha pisado la huella distraída que he dejado en la hojarasca de la madrugada?
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Pasa lento el otoño como pasan los versos de un poema y la niebla invade una vez y mil veces mis palabras y tu último silencio. Lima, 16 de abril de 2012
17 DE ABRIL 17 de abril. Una nueva jornada con las puertas abiertas y los labios cerrados; los ojos, semiabiertos a una luz que no es luz, a un aire que no es aire porque se ha vuelto amargo. Desde esta habitación no puedo ver el mar ni este cielo de Lima bajo la espesa niebla que regresa y se instala como un nuevo dolor. Ignoro qué habrás hecho bordeando la tarde como mujer en fuga de ti misma, descalza, con los zapatos rojos colgando de tu cuello, apresándolo todo con la red de tus brazos. Este cielo de otoño se me antoja invencible. En el jardín no hay rosas, ni pájaros capaces de seducir al mundo con su canto. Tampoco se oye tu voz. ¡Qué cierto que la niebla convierte los labios en heridas! Yo sé por qué me muerde y duele tu silencio. La vida es como un lento respirar; un minuto, azul algunas veces, gris las más, que debemos aprender a vivir. Te lo dije -recuérdalo-: la soledad apaga las últimas estrellas, pero hay noches con luna propicias al encuentro. Esperaré a que vuelvas descalza, los zapatos colgados de tu cuello, a pesar de la niebla pertinaz que nos cerca, a velar mis insomnios tan largos como ríos. Lima, 17 de abril de 2012
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A PESAR DE LA LUZ A pesar de esta luz brillante del otoño, estoy triste. No me ha sido posible decirte las palabras con las que para ti entonces iniciaba siempre el día. El tiempo me ha negado su dulzura, aunque aún tengo el alma abierta a toda espera. Algo ha enrarecido el aire fresco de la madrugada que respiraba en tu sonrisa única y ha oscurecido el brillo de tus ojos. No persiste en tu voz el eco tibio de nuestro encuentro último, y todo se conjura para negarme tu presencia. No sé si estas palabras presagian mi futuro; no sé si cuando llegue la noche, vacía ya de sueños, podré vivir al borde de ti y de mí; si tendré que cerrar los ojos y los labios por no tener donde acunar mi canto. Ahora entiendo por qué ciertas palabras acuden a su sed con lecciones de llanto y por qué se regresa a escribir un poema sobre un amor que ha muerto. Y me habría gustado hundirme en esa tierra como río quemante para cerrar las llagas que dejan los inviernos. No me ha sido posible.
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Ahora me encuentro náufrago en medio de la nada, Robinsón de este tiempo que me tocó vivir, descalzo por la arena de una isla que conserva tu nombre. Lima, 19 de abril de 2012
MEDITACIÓN FRENTE AL PACÍFICO La tarde declinaba. Las aguas del Pacífico habían recobrado su color habitual en esta época: un gris ceniza con irisaciones aceradas, y el rumor insistente de insomnes caracolas. Yo sé que mis palabras van heridas, que mis versos arrastran su cansancio cuando desde la altura, atónito, contemplo cómo se adentra y pierde entre la niebla cual una aguda lanza el espigón de Rosa Náutica dejando estelas en los ojos de dudosa memoria. A lo lejos, la bruma ha borrado el perfil del horizonte de la misma manera que el tiempo va borrando los recuerdos. Hay tardes y momentos en la vida que tan solo conservan el sabor de lo efímero, como las frías aguas de este océano con sus olas “llegando como garras a la orilla”. Y soñamos un horizonte ancho y largo, un espejismo, “escenario propicio a la elegía”, donde navegan barcos asustados. Ha empezado a soplar el viento del Oeste que acarrea, a su paso,
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los papeles, las hojas que el otoño ha sembrado en los parques y avenidas. El viento nos recuerda que no somos eternos, sino memoria fugitiva. Y que en esta memoria hay también un lugar para la niebla. Lima, 19 de abril de 2012
AUNQUE LA NOCHE INSISTA Cuando avanzan las sombras, la soledad le dicta normas a la desidia. Confieso que mil veces he medido las sílabas de un verso, pero que hoy no tengo palabras cuya música pueda ilustrar ninguno. Y sin más, determino hacerle un hueco al silencio. Dejo la pluma en el lugar acostumbrado y me quedo mirando cómo el sol se va hundiendo en las aguas del océano. El crepúsculo muere desangrado en muy pocos minutos. Esto me hace pensar en que la vida también camina rápida hacia su fin. Ahora, con la noche cargada a mis espaldas, ese mundo invisible cuajado de leyendas, soy el pequeño atlante que va en busca del límite preciso entre la realidad y lo soñado. Canta la noche. Escucho las cantigas con las que esta agorera me convida a romper mi silencio, a apartar de mi mente el humo con que ahogo las palabras. Pienso entonces en el rostro tatuado de la luna,
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imagino un camino imposible a la lluvia, acuno este dolor que acaba de nacer atropellado por el tiempo y levanto castillos con las cartas o las fichas de un viejo dominó. Aunque la noche insiste y empiezan ya mis ojos a ser rosas de sueño, no rompo mi silencio y me quedo viendo pasar las horas sabiendo que son piezas del gran rompecabezas que es la vida. Lima, 21 de abril de 2012
LOS DÍAS Y LAS HORAS Hay días que se van sin haberles saldado la deuda que tenemos contraída, y otros que nos dejan sin saber qué hacer. Y qué difícil es vivir tanta zozobra. Lo que el tiempo nos dio el tiempo se lo lleva porque lo nuestro es suyo. El tiempo va dejando sus estelas en el mar de la vida lo mismo que los barcos en las aguas amargas del océano. Y poco más. Estamos condenados a beber finitud sabiendo que los años lo mismo que han pasado pasarán. La vida se parece a “la luz tenue y antigua de una vela” que se va apagando porque empieza a faltarle el oxígeno; a la puerta que suavemente se nos cierra
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porque no existe el viento que la empuje con fuerza y la golpee. Resulta doloroso “ver el tiempo llegar y ver su fuga” sin que haya una mano capaz de detenerlo. El mar no ha dibujado todavía nuestros nombres, pero sí nuestros miedos y aquello que llamamos eufemísticamente amor con palabras “que aspiran a ser cifra de algo eterno”. Pero sabes que el tiempo también desgasta las palabras: dices rosa, y la rosa se nos muere apenas se desprende de los labios. Hace un momento un pájaro se ha posado en la rama del durazno. Ha estado unos minutos, bajo la luz cansada del otoño, girando la cabeza sin saber qué hacer o adónde ir. Al fin, ha alzado el vuelo, pero no ha regresado, o acaso en la mirada se me quebró la luz. El tiempo es territorio del que solo regresa el viento sepulcral de la memoria, nos ha dicho el poeta, de la que no salimos sino para dar fe de la gran persistencia del olvido. A veces la memoria recorre laberintos por los que nunca había transitado. Pronto ya no seré, como el río, hecho de tiempo y agua, que avanza hacia ese mar de tempestad y espuma que ya ha empezado a dibujar mi nombre. Lima, 27 de abril de 2012
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BAGATELA Hacía muchos días y semanas que no salía a recorrer el parque en horas matutinas. Pero hoy he vuelto a celebrar esta luz del domingo. Lucía el sol de abril. ¡Qué lejos las húmedas metáforas de la niebla de otoño! He caminado solo, sin pararme para hablar con la gente, escuchando mi acostumbrado soliloquio. Schell, otros días calle transitada, era para el viandante un sendero de paz dirección Vía Expresa hasta donde tenía la intención de llegar. Yo no sé qué ejercía una función hipnótica sobre aquellas muchachas de cálida belleza, tocadas por la gracia de la primera luz, que formaban hilera luciendo su sonrisa más festiva frente al María Angola. A veces el amor no tiene hora, me dije. “Y ya tus manos cálidas estaban en mis manos”. Y me olvidé de las vías expresas, de Larcomar, de Schell, del parque, de que era domingo, de las muchachas de belleza cálida y sonrisa festiva, y de cómo lucía el sol de otoño en la hermosa mañana. Lima, 29 de abril de 2012
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DONDE AÚN ARDE EL AMOR A Celia Montenegro
Mientras en el silencio de la tarde escribo este poema para ti, pienso en aquellos días rutilantes en que estudiamos juntos a Verlaine. Y recuerdo los versos de la Canción de otoño: Los largos sollozos de los violines del otoño hieren mi corazón con monótona languidez. Han pasado los años y con ellos los sueños, la belleza… La memoria nos trae, de vez en cuando, restos de una realidad desamparada que tiembla en nuestra carne. Sabíamos entonces -¿o acaso no?lo muy poco de eterna que ha tenido siempre la juventud. Ahora sabemos que los sueños son ceniza, que los muchos inviernos ajaron tu belleza. La tarde se derrama con monótona languidez sobre nosotros. Dame tu mano. Arrímate a este fuego donde aún arde el amor, antes de que el malvado viento del otoño nos arrastre como a una hoja muerta. Lima, 29 de abril de 2012
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CÓMO NOS ENGAÑA EL TIEMPO Parecía improbable que este cielo siguiera siendo azul en pleno otoño. Imposible, me dije, entrado mayo, mes de brumas, de nieblas y colores monótonos en Lima. Me pregunté: ¿Es que la vida acaso ha alcanzado la orilla de la felicidad al terminar abril? Sin embargo, el tiempo nos engaña lo mismo que la vida o la luz que se abate sobre el jardín. De nuevo el pajarillo se ha posado en la rama. Me he quedado mirándolo y he recordado el huerto del poeta con su verde árbol y su pozo blanco. Sé que yo también me iré y que en mi huerto se quedarán los pájaros cantando. Hace tiempo que no temo el olvido de lo que fui en la vida: únicamente es inolvidable el amor, lo demás nieve y sombra, acaso nada. En estos versos tienen “su lugar la mañana de oro lánguido” y la tarde enfermiza de humedad y de niebla. Y hay sitio preferente para ti, sobre la hierba humilde, "si fueses capaz de hallar un sitio donde echarte".
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Con todo, permanezco sentado “al borde de tus últimos silencios” mientras cae la noche con el sabor amargo de lo que ya se fue. Lima, 1 de mayo de 2012
NUESTRA ÍTACA ESTÁ AQUÍ Ayer escribí un verso solamente. Y abandoné. Decía: Te he dicho que me duelen tus silencios. Silencios y palabras se ciernen hoy sobre nosotros bajo este cielo de hojalata sucia. Es el cielo de otoño en esta tierra. Tenía que haber ido a la universidad: equivoqué la hora, y me he puesto a escribir para olvidar los temas mitológicos en los que ando empeñado. En esta habitación con vistas al jardín, juego a escondidas con los versos, quiero decir, conmigo mismo. A veces, cuando escucho tu risa, los comparto contigo. Y te dejo que leas lo que escribo, no sé si para suerte tuya o para suerte mía. ¡Qué más da si se trata de un juego! Cuando estoy a tu lado, no me importa si Aquiles se olvidó de su cólera después de haber matado a Héctor,
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domador de caballos; por qué Paris sedujo a la princesa Helena, reina de la belleza; qué trampas urdió Ulises al gran cíclope para seguir viviendo; cuánto tiempo tardó en llegar a Ítaca… Nuestra Ítaca está aquí, en esta habitación sumida en sombras, bajo este cielo de hojalata sucia. Entonces, mi corazón no late por Homero, late por ti. Lima, 4 de mayo de 2012
PREFIERO QUE EL SILENCIO SEA MI MEJOR CANTO Sé que mis versos han ido envejeciendo con mi vida, que hoy tienen el sabor de la fruta madura, que carecen del brío y la pasión de aquellos que escribía siendo joven. Con el tiempo uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza en alto y los ojos abiertos, como decía Borges. Este podría ser mi último poema. De lo que fue me queda el sufrimiento y un poco de alegría. Prefiero que el silencio sea mi mejor canto, el tributo final a cuanto amé y canté: la vida, el amor, el dolor y la muerte. Lo he dicho casi todo en los cuarenta libros que os dejo como herencia. Están ahí. Son vuestros. Podéis hacer con ellos lo que os plazca. Lo único que os pido
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es que no condenéis las que alguien considera mis joyas más preciadas: La memoria encendida y esa Oscura presencia donde están encerrados mi vida y mi dolor. Yo construí a su tiempo mi camino. Ahora os toca a vosotros. Construidlo siempre en el hoy: “la tierra del mañana es insegura”. Esto me lo ha enseñado el tiempo, agorero que nunca se equivoca. “Hay una luz cansada tendida” sobre el césped del jardín, esta tarde de otoño de mi sereno adiós. Suena cerca una música que celebra la vida con ritmos juveniles; a mi lado, el pajarillo amigo que defiende su rama de posibles intrusos, aguantando los embates del viento que ha empezado a soplar; unas rosas a punto de brotar, otras que están ajándose y ALGUIEN que agita y lanza sobre el verde tapete los dados que deciden el futuro. Lima, 6 de mayo de2012
PRONÓSTICOS No temas dar la espalda a las contradicciones, vivir consiste en eso. DANIEL RODRÍGUEZ
Te dije que el otoño es un camino gris “y un andar en luz tibia”. No obstante, los pronósticos -predecir es difícil-
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han dicho que habrá sol hasta junio. Hoy, miércoles, nueve de mayo, nos preside el fracaso de esas afirmaciones, porque ni luce el sol ni va cobrando fuerza la alegría. Hasta ese pajarillo, que a veces se atalaya en la rama cimera, no muestra tanto amor en sus ágiles vuelos y en su canto. Mis días ya están hechos a medida de mis azares y de mis tristezas, llenos de lejanías, de imprevistos y de su justa dosis de amor y de dolor. Y mi canto sigue atado a mi piel a pesar de que el cielo es puro azogue. Pero sigo esperando "un nuevo día, con el alma en vilo". Lima, 9 de mayo de 2012
SOMOS SOLO UN INSTANTE En este instante, breve y duro instante. ÁNGEL GONZÁLEZ
Mientras el viento mece los rosales, me he puesto a recordar el vaivén de los días, y me he preguntado: ¿Por qué no ha regresado el pajarillo? Está triste la rama, está triste el jardín, yo también estoy triste. Incluso mi ventana luminosa ha perdido su luz. En la mañana triste, ni siquiera la lluvia
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le sirve de pretexto a la alegría, ni el viento a la nostalgia. La desaparición del pajarillo me recuerda la muerte masiva de pelícanos en la costa peruana, también mi propia muerte. Toda vida acarrea ese sabor amargo de lo efímero, mi pobre pajarillo. Somos solo un instante, un breve y duro instante. A veces, leve recuerdo apenas de todo cuanto fuimos cuando el tiempo no muere en la memoria. No verte es la manera melancólica de volver al pasado, de sentirte a punto de morir, porque no sé si has muerto realmente o si yo lo he soñado. Sin ti no puedo acomodar los ojos a esta luz engastada en la ceniza, ni al verdor apagado, ni a la frágil ramita que te sirvió de púlpito. Pienso que volverás a celebrar la vida con tu canto, a ser, una vez más, el compañero, en las grises mañanas del otoño bajo la niebla, de mi soledad. Lima, 10 de mayo de 2012
CUANDO CAE LA TARDE Siempre es algo más que el día lo que muere esta tarde. ÁNGEL GONZÁLEZ
Por detrás de mi voz ha comenzado a instalarse la tarde con sus luces cansadas.
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Y pienso: siempre es algo más que el día lo que muere esta tarde. Intento acomodar mis ojos. Pronto, rotas las ataduras de la luz, se elevará la noche a lo más alto y acabará mi voz por trocarse en silencio. Será un tiempo de vagas sensaciones, de recuerdos, de instantes, de lugares donde nos encontramos en este corto viaje que es la vida. La noche puede hacerse interminable si queremos llenarla con nuestra breve historia. Y no vale la pena dilapidar el tiempo. Dejémosle a la noche sus sombras, las ortigas con que sella los labios, su tembloroso océano de estrellas, el rumor de sus ríos y ese cúmulo enorme de ruidos y de voces ululantes. Si la suerte nos guía en ese laberinto de tinieblas para encontrar la luz, daremos con la luz. Lima, 10 de mayo de 2012
HUARAZ Con frecuencia los sueños se dan la vuelta. Hoy no pensaba escribir y, sin embargo, hay rincones sin prisas
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en las altas campiñas de Huaraz que me están esperando, cerca del Huascarán donde en la noche a la luz de la luna parpadea la nieve "que aún intenta aferrarse a la blancura". Todavía no sé si he de beber la escarcha de los amaneceres, si el frío de la altura afectará a mis bronquios, si el sol de mediodía arderá en mis mejillas, si la noche será piadosa con mis ojos… Allí el azul y el sol alternan con la lluvia haciendo más dudosas la veredas. Por si acaso, me han dicho, lleva ropa de abrigo y una chompa de alpaca. Y, sobre todo, no hables con el viento que baja de las cumbres. Suelo mirar con ojos ávidos el paisaje, pero viajo de noche y no se ven las ciudades nocturnas si la ruta es de alta montaña. Por eso, antes de que me venza el sueño, conseguiré que la imaginación anote direcciones y abra caminos hacia los nevados, hacia la Plaza de Armas, hacia cualquier rincón que guarde la memoria de la antigua ciudad antes del terremoto del setenta. Con frecuencia los sueños se dan la vuelta. Y temo que mis sueños se me queden vacíos. Lima, 13 de mayo de 2012
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YUNGAY (Elegía) Todo lo consumado en el amor no será nunca gesta de gusanos.
ÁNGEL GONZÁLEZ
Confieso que no sé el nombre de los muertos, pero mis ojos saben dónde están sepultados como llamas que ya jamás se extinguen. Atrás hemos dejado el Callejón de Huaylas. Carhuaz, la bulliciosa ciudad de los helados, se ofrece, hospitalaria, a nuestros ojos. El agua susurrante de la fuente, en medio de la plaza, se enciende en las estatuas aguadoras y se apaga como un pequeño río en la distancia. Un viento suave agita las faldas de colores que lucen las serranas como si hoy, domingo, flor de luz del verano en la sierra, se hubieran olvidado de Yungay, de sus muertos, del ayer que trazó su cruz de sombras, metáfora que hoy busca reposo en el olvido. “Yo sé que tu lamento no cesará jamás", Yungay, ciudad ayer llena de vida, hoy cementerio inmenso cuyas tumbas he recorrido casi sin aliento. Me he preguntado: ¿Cómo lugar tan apretado “puede ser compartido por una población tan numerosa”? Yo os contemplo, mudo, en huida incesante hacia un futuro sin tiempo, erguidos todavía, con los labios mordidos por el último beso. Es increíble, pero todo esto que hoy es tierra dormida,
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fue en su día "un lugar diferente en luces, en aromas" y gentes asombradas. Caminante, si llegas a esta tierra, a esta ciudad sin puntos cardinales, a este “valle que esconde la conjura del barro”, no llames a sus puertas, porque nadie de entonces te contesta; no levantes la voz que amenaza su sueño y déjales, a cambio, un fragmento de abrazo y un ferviente minuto de silencio. Lima, 19 de mayo de 2012
LAGUNA DE LLANGANUCO Quedan aún escombros humeantes, y tierras calcinadas, y voces enfangadas de campanas; la esperanza, aventando bandadas de palomas y gritos transformados en susurros. Llanganuco es una bella y plácida laguna de aguas tornasoladas al pie del Huascarán. Para llegar a ella hay que ascender hasta las altas cumbres que rozan con el cielo por un viejo camino que te deja sin pulso y sin aliento. Los nevados, que brillan y queman bajo el sol, hoy no nos esperaban, porque el cielo tiene el aspecto de espumosa lava. Por eso hemos tenido que desandar los días. A espaldas de la nieve hace frío.
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Cierro los ojos, pero empiezo a ver con la memoria, mientras escribo, la estela que las barcas van dejando sobre las aguas gélidas en un anticipado crepúsculo. Un pájaro “canta a la tarde lenta” sin saber que yo estoy, que tengo adormecidos los labios. Allí la luz es algo irrepetible cuando el tiempo acompaña. Entonces se eterniza en las pupilas y en el espejo limpio de las aguas. Sin embargo, hay días en que espera agazapada como la espuma sucia bajo nieves perpetuas. Cuando el tiempo es hostil, el alma se te llena de hastío y de silencio. Hoy ha abierto el otoño en Llanganuco una grieta de sombras, por eso regresamos con la esperanza turbia por el mismo camino de dura piedra y de tedioso polvo sin haber contemplado el gran milagro de la luz sobre el agua. Lima, 20 de mayo de 2012
RUINAS DE CHAVÍN Lo que ha ardido ya nada tiene que temer del tiempo. ÁNGEL GONZÁLEZ
Han transcurrido siglos de silencio, interminables épocas
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de estar buscando a ciegas por caminos difíciles, bajo el sol, esa luz olvidada que en su día iluminó a los hombres. Eran gentes que oteaban las cumbres con miradas extrañas y simbólicos gestos. El camino a Chavín, a las ruinas que guardan los destinos de esa gloriosa civilización, es áspero y muy accidentado. No es un paisaje tierno para ojos soñadores. aunque de vez en cuando se suaviza y puedes, extasiado, quedarte un rato al borde de ti mismo contemplando las aguas y sintiendo la brisa en la laguna de Querococha. Ya no puedo afirmar que no tiene paisaje mi memoria, pues sé que volverá una vez, y otra, y otra a estos parajes. He llegado a Chavín después de haber cruzado por el túnel de Kawist la alta sierra, transido de nostalgia, prendida la mirada del indolente verde que cubre las montañas que al punto se desploman sobre el río desvelando sus aguas. “Largo es el arte; la vida, en cambio, corta”. Contemplar estas ruinas es como una “manera melancólica de volver al pasado” sin sentirlo ciega desolación, sí una soledad apedreada, mordida por la lluvia, barrida por los vientos; llama que ardió dejando al extinguirse “unos restos de luz pálida y fría”,
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un profundo vacío, pero que vive y brilla todavía. Porque aquello que ha ardido ya nada tiene que temer del tiempo. Lima, 21-o5-2012
MÁS ALLÁ DE LAS CIMAS. PASTORURI Toma mate de coca, mastica hoja de coca si quieres que el soroche no te invada. Pastoruri te deja abandonado sobre un abismo de silencios después de regalarte unos instantes su inigualable melodía. Ascender con los menos, heridos los sentidos por tanta maravilla, ateridas las manos, golpeado el corazón cuando el cansancio va borrando el perfil de los caminos, te deja, derrotado, velando un sueño más. Todo en la altura es “de nieve y sombra, todo glacial”. El aire, bronco, corta como un cuchillo. Allí el frío te muerde las entrañas y el tiempo fugitivo se eterniza en un sueño de siglos. No ascendí hasta la cima, “en polvo el corazón de desaliento”; ciego de tanta luz, me detuve en medio del camino; aunque había tomado mate de coca y había masticado hoja de coca: el soroche aguardaba acurrucado no sé yo dónde.
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“No fue un sueño, lo vi:
la nieve ardía”,
dice el poeta.
Allí cada mañana se citan la blancura y un paisaje de sombras. Semioculta entre nubes, encubría la nieve mi secreta tristeza, porque no hay un mañana para intentar de nuevo la aventura. Allí dejé la luz, pero bajé el milagro de la luz. En mi retiro miro pasar las nubes asustadas y espero. Todo es desde ahora “materia de recuerdo y de nostalgia”. Lima, 23 de mayo de 2012
LA PUYA RAYMONDI Sorprende comprobar a semejante altura floración tan pujante. Se yergue altiva, enhiesta como el ciprés de Silos, bajo un cielo encandecido, este “prodigio isleño” de los Andes peruanos, “mástil de soledad” en el más loco empeño por ascender como “flecha de fe” hasta un mundo invisible. Vive en un escenario propicio a la elegía, donde los vientos baten con fuerza y las noches
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son largas como siglos. En agosto, se defiende del olor de la lluvia y de la muerte cubriéndose de flores, un decorado abstracto en aquellos inhóspitos parajes donde el cóndor no vuela. El tiempo se acomoda en su belleza, refugio del que huye con los días dejando al descubierto su espejismo. Y deja de ser vida aquello que fue vida. En el cielo apagado “flotan ángeles muertos” mientras llega la nueva floración. Lima, 24 de mayo de 2012
LAGUNA DE PUMASHIMI Agua quisiera ser, agua castalia para poder cantar; agua que baja del Huayhuash, agua de nieve, ahora que estoy volviéndome confuso y opaco con los años. Se oye un grito en la noche que no escucho porque el cielo está sucio; no tu agua gasificada, pura, burbujeante, fuente de Pumashimi, centro de un escenario áspero y unos agrios perfiles. No sé qué cielo se refleja en tus aguas, arco iris del vasto continente americano, rosa encallada, desde que el mundo es mundo, en la imponente cordillera del Ande.
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Tú has llenado el vacío del pasado: el tiempo no ha logrado borrar tu fina estela sobre una tierra calcinada, brillante espejo "de lunas hondas y de estrellas altas". Cuentan que tras beber tus aguas, sienten los labios una caricia turbadora con un dulce sabor a eternidad. Y que al llegar la noche con sus largos silencios, dialogas con la luna y las estrellas. Lima, 25 de mayo de 2012
MEMORANDUM De nuevo estoy sentado frente al mismo jardín que tanto amo, con sus últimas rosas, con su pozo, su higuera, su durazno y el emparrado alto cuyas hojas se van volviendo de color tabaco. Tampoco el pajarillo, príncipe de la rama más erguida, ha faltado a su cita cotidiana. Toda la noche ha estado garuando, y sigue todavía la garúa cayendo, lenta, como amargo llanto dejándome en el alma una entrañable lección de soledad. Hasta dentro de meses no imprimirá la luna su retrato sobre el agua dormida y cada amanecer será un naufragio. Parpadean los días bajo esta luz monótona, parpadea la vida ahora que no es posible negociar el pasado. Si embargo, es posible volver a la memoria
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-volver a la memoria es volver a viviry recobrar los sueños que respiran aún: aquel atardecer que nos dejó tatuada la piel de blanca nieve pensativa; el agua lujuriosa que nos puso en los labios una caricia turbadora; la alucinante, atónita visión de la puya Raymondi en duermevela; las ruinas de Chavín, apedreada soledad; Llanganuco, agua tornasolada al pie del Huascarán; el alto cementerio de Yungay con sus miles de muertos, víctimas del seísmo en el año setenta… Y esta difusa luz que ha hecho “su pacto con la serenidad de los recuerdos”. El presente es esta habitación donde escribo, una mesa, unos libros de versos y un viejo calendario donde leo que es sábado hoy, 26 de mayo de 2012. Dejo con sosiego pasar las horas mientras la garúa, impelida con fuerza por el viento, “se pierde en las veredas dudosas de la tarde”. Lima, 26 de mayo de 2012
SOLO EL AMOR CIERRA LAS HERIDAS A la memoria de tu madre, César.
Te anunciaron su muerte a plena luz, no a espaldas de la noche. Tu mirada se perdió extraviada por las calles de otro continente sin encontrar la puerta de la casa.
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Tu madre estaba allí, tu gran tesoro, nimbada de misterio y de ternura, en el regazo de lo conocido. Tú, a miles de kilómetros, no conseguiste alargar tus brazos para abrazarla y para protegerla del extraño fulgor en el momento de su despedida. Tú sabes que la vida pone su casa en el pasado; sabes que esa casa sombría busca otra luz, otros amaneceres, y que aquello que llamamos pasado se transforma, cuando el amor lo llena, en un presente eterno. Tu madre ha trascendido lo que llamamos tiempo y vive en ti encarnada, vive encarnada en Dios. Si esto no mitigara tu dolor, no secara tus lágrimas, que su recuerdo sea lenitivo, aunque nada nos hiere mucho más y más hondo que el recuerdo. Por último, no olvides que es el amor quien cierra las heridas. Lima, 27 de mayo de 2012
APRENDER A VIVIR Para seguir viviendo en donde no se sabe.
LUIS GARCÍA MONTERO
Uno aprende a vivir en los lugares que le asigna la vida, a compartir los sueños y las dudas, a dejar encendida la luz por si alguien llega deshabitado y llama,
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a cruzar de puntillas el puente de una noche de vigilia. Muchas veces, hay que cerrar los ojos para seguir viviendo en donde no se sabe, largando amarras hacia un puerto extraño que luego se hace tuyo. Y mientras tanto, el tiempo te modela a su antojo los gestos, las palabras y te deja sin señas de identidad. ¿Quién soy, te preguntas? ¿Quién eres?, te preguntan. Pero no les respondes. Y andas debajo de ti mismo “con todo el llanto a cuestas”. Nadie sabe qué haces aquí, ahora que el otoño ya es ciego amor a punto de la muerte y gris el cielo cotidiano. Tú, que has dejado encendida la luz por si alguien llega, estás ya decidido a cruzar el invierno con sus dudas y lunas anchas y a volver a soñar el mismo sueño. Lima, 5 de junio de 2012
PORQUE LLEGA EL INVIERNO La poesía sola no podrá contra el frío. MANUEL IBÁÑEZ ROSAZZA
Ahora estamos a expensas de la oscura y caprichosa lengua de la lluvia.
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El invierno se acerca. ¿Qué haré si no quedo encendido de ti? La poesía sola no podrá contra el frío. Y aquí el invierno se eterniza. De nada sirven las furtivas calmas de los atardeceres y algunos episódicos instantes de claridad. Lo que yo necesito es estar armado de tu luz y respirar por dentro dando al olvido el aire húmedo que se ciñe a nuestro cuerpo y lo va desnudando hasta que no nos queda más que el aliento de la voz. Por eso, me he sentado a escribir por si estos versos “pisados por el sucio zapato de la tarde” se desangran sobre tu blanca piel como un amor que arde, lento, sin consumirse. Lima, 5 de junio de 2012
MARTES DE FIESTA El sonido es la vida, el movimiento, el alma. MANUEL IBÁÑEZ ROSAZZA
Hoy he vivido un día largo como el cansancio: concursos, juegos, bailes me cansaron los ojos y la espera. Llegó la noche. El aire era, también, concurso de sonidos y de luces
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en las tibias cinturas de las muchachas cuyos ritmos mágicos y armónica hermosura las dejaban al límite del vértigo. -Hay un instante frívolo cuando baila la gente-, dice un poeta ilustre. Hoy nadie ha recordado cómo el frío invadía lentamente sus sueños, la desnuda anatomía de los brazos mientras sonaba, en fuga, la música de Grease. Basta una melodía para que aquí se citen, jadeantes, los deseos y dance la alegría que la noche no apaga. El sonido es la vida, el movimiento, el alma. La noche agita faldas de colores y llena el gran recinto de risas y de polvo plateado. Habrá otro martes, pero será otro día porque un silencio súbito y borracho se adueñará de estos espacios amplios y de cada rincón. El tiempo, irrepetible, rozará con las rosas que aún pervivan y todo será entonces materia de nostalgia. Lima, 7 de junio de 2012
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Y ME QUEDO A ESPERAR Esperanza es sustancia del minuto que se mueve en el tiempo hacia otro instante. JORGE GUILLÉN
Somos reos del tiempo, del silencio encallado, cauce abierto al monólogo. Una lluvia muy fina parece recorrerme la piel, pura certeza, en la mañana gris, de la inutilidad de mis palabras. Por eso, pisoteo estos versos como si fueran hojas abatidas del árbol de la vida. Y me siento a esperar sabiendo que el silencio no es olvido. Lima, 7 de junio de 2012
MIENTRAS EL DÍA SE VA Las horas pasan lentas y vacías de ti. No me ha traído nada el nuevo día salvo alguna noticia no esperada y algo de tiempo. Poco bagaje de ilusión para seguir soñando. Solo a última hora, antes de que la luz se pierda definitivamente y lleve lejos la esperanza, ha querido dejarme una alegría: ha brotado, al amparo del sol, la rosa última, aquella que soñé cuando no eras más que ente de ficción, hoy tan real
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como la rosa misma, y tan palpable, con tu nombre, que evoca en mis oídos resonancias marinas. Hay cosas que suceden en el amanecer, otras cuando la luz no pajarea entre las ramas de los árboles y el corazón nos dicta sus versos dolorosos. Con el tiempo, tanto tú, como yo, como la rosa seremos tacto estéril de ceniza porque el dolor no salva de morir: solo el amor redime de la muerte. Lima, 8 de junio de 2012
SOLO CONTIGO EL TIEMPO ES PIADOSO Tu lugar, de pura levedad, está contigo. FELIPE REYES
Solo contigo el tiempo, me escribías, ha sido tan piadoso que puedes presumir de que has llegado hasta rozar la senectud dorada y jubilosa de la que habla el poeta. Como tú he llegado al final de otro día, nada más, desnudo como el agua que fluye como el tiempo. Nada tiene aquí aroma de eternidad, si acaso la esperanza, y también el dolor, "que por la urgencia del tiempo es inmortal". No olvides que en el mar no perdura la estela de los barcos, "que el tiempo borrará nuestras estelas" a pesar de haber sido, como dices, piadoso.
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Pero hablemos ahora, no de aquel tiempo huido, sino de este que es nuestro todavía. Y si es verdad que el viento nos llega del pasado en forma de recuerdo, démosle al amor la primacía aunque sea "el amor, igual que el viento, un don retrospectivo". Lima, 9 de junio de 2012
EN TU FASCINACIÓN POR LA VERDAD Cuando el día se abra en su blancura, los ojos creerán ese otro sueño. FELIPE REYES
En tu fascinación por la verdad, esperas que tus ojos crean en otro sueño distinto a tantos sueños ya olvidados. Detrás de todos ellos está el dolor callado, no aquel único instante que viviste como una eternidad alborozada. Tal vez sentir la vida es como contemplarse, una y mil veces, en el viejo espejo que te devuelve todos tus anhelos disfrazados de verdad. ¿No es la muerte, acaso, ese dolor callado? Cuando el día se abra en su blancura, los ojos creerán en otro sueño, aunque la luz no siempre transfigura el dolor. Lima, 9 de junio de 2012
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LA FUGITIVA ANÉCDOTA QUE SOMOS Leyendo "El himno a la elegía" de Antonio Gracia
Me he asomado a las páginas de un libro que dormía, desde hace nueve años, en un abigarrado anaquel de mi vasta biblioteca. Me he quedado mirándolo "como si fuera a hablar, por fin, conmigo". En el poema último he leído: "Con sigilosos pasos una sombra brillante se me acerca, y es la muerte que viene a recordarme que mi vida se despide de mí y me deja solo frente al umbral". Ese dolor callado que arrastro desde hace tantos años me da clarividencia.
Y nada temo.
Sé que la muerte no es una metáfora. El tiempo va escribiendo con su extraña caligrafía nombres, y lugares, y fechas, en la dorada ceniza de la vida. Solo la muerte nos trae a la memoria "la fugitiva anécdota que somos". Lima, 10 de junio de 2012
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EVOCANDO A RILKE Sé que el tiempo se llama de manera distinta a ti. RAINER MARÍA RILKE
Sé que el tiempo se llama de manera distinta a Ti, que eres ETERNIDAD sin tiempo. Dime en qué te pareces a mí, que ando errante por los días con sed de eternidad. Caen mis días uno a uno como caen las hojas de los árboles, pero Tú los sostienes con cuidado en tus manos, Señor. Hoy te pregunto: ¿Qué harás de mí, Señor, cuando yo muera? ¿Qué harás del pajarillo que me visita a cada instante? Tengo miedo por él, por mí. Tu mirada, al caer de la tarde, nos buscará por el jardín en sombra, rastreará cada rincón. ¿Y entonces seguiremos los dos siendo un gran cántico? No hagas milagros por nosotros. Deja que se cumpla tu santa voluntad, que ya tiene contados nuestros días. Cuando llegue la hora, “da a cada uno, Señor, su propia muerte, la muerte que deriva de su vida, esa vida en que hubo amor, pena y sentido”. Lima, 11 de junio de 2012
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Amén.
CUANDO SE PONE EN PIE LA NOCHE "Y ahora, con el alma vacía como tantas veces, contemplo el lento paso de las horas" como quien ya se siente ceniza fatigada. Se ha puesto en pie la noche y siento que en mí llevo el trino de ese pájaro que me acompaña en mi soledad. Todo es canto en el amplio refugio del silencio. Sé que Alguien lo escucha porque el amor no duerme. Hay noches que debieran ser la vida, me dicta quedamente Eloy Sánchez Rosillo, y el temblor de existir llena mi boca. Pero sigo, indeciso, bajo una espesa lluvia, recorriendo las sendas que me pueden llevar al nuevo día. Señor, Tú eres la voz a la que regresamos a tientas cuando la oscuridad se repliega hacia dentro y nos quedamos rumiando sombras. ¿Mas para qué hablar de lo que Tú no eres? Eres la gran aurora y la esencia de todo, el que entra y sale de mi sueño, el que ríe conmigo a cada instante y se sienta a mi lado junto al estanque gris adonde con gesto demudado viene a llorar la muerte, porque sabe que después de esta noche en Ti tengo mi espacio “para otra vida intemporal e inmensa”. Lima, 12 de junio de 2012
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CANCIONES
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CANCIONES A MARTA I (2004)
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A Marta Beltrรกn
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1 Te vi sola y sollozando, frente al mar, en la escollera. El viento iba despeinando, piadoso, tu cabellera. Grité: ¿A quién lloras así, niña, nardo de amargura? Y te alejaste de mí con el viento en la cintura. 17-2-04
2 Alta como la marea, delgada como la espuma, en sus ojos todo el mar. ¡Cómo su azul me golpea contra murallas de bruma por quererla enamorar! 17-2-04
3 ¡Qué frío viene el aire, madre! ¡Qué lejos todavía el tiempo de andar sin mi blusa marinera por el estero! La culpa, febrerillo el loco con sus largas noches y sus días cortos. ¡Qué frío viene el aire, madre! 17-2-04
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4 Baja la noche disfrazada por La Rambla. ¡Que se apaguen las farolas y se enciendan las luciérnagas en los balcones colgados de las estrellas! Bailad, muchachitas carnavaleras, que el amor no entiende de noches ciegas. 19-2-04
5 Madre, vengo de La Rambla, la calle que baja al mar, de ver cómo se pasea la Reina del Carnaval. Ojos garzos, rubio pelo, labios de grana encendida y grande como una herida un diamante sobre el pecho. ¡Quién me diera, madre, ser de aire! 19-2-04
6 Sigue durmiendo y soñando hasta que el día despierte y esa sábana de trinos que te cubre se desvele. Entonces, qué maravilla envolver con la mirada tu cuerpo, alba estremecida. 19-2-04
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7 Bajo el cielo plomizo, cinco cigüeñas sin rumbo fijo. ¿De dónde vienes, adónde vas, cigüeñita viuda, por el litoral? 20-2-04
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El aire y la lluvia en tu nombre, Julia. El cielo y el agua en el tuyo, Marta. Aire, lluvia. agua, cielo… Con el aire río, con la lluvia juego, pero es con el agua de tu nombre, Marta, cuando alcanzo el cielo. 20-2-04
9 Está la noche negra como mi pena. El cielo, negro como tus ojos, niña, y tu cabello. Se me perdió mi niña camino de la mar. La Virgen marinera no sabe dónde está. Yo, mi niña perdida, te busco sin descanso.
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Encendedme, torreros, todos los faros y alumbradme la senda oscura de sus pasos y de mi pena. ¡Ay noche inmensa de mi dolor mojado! 20-2-04
10 Y cómo azota el aire las ramas de los árboles. Bajo esta lluvia, el castillo sin torres y sin almenas parece un viejo fantasma envuelto en la densa niebla. ¡Si yo supiera por qué el aire, mi niña, hoy no quiere que vengas! 20-2-04
11 Abre lentamente el cielo. ¡Si en un rayito de sol pudiera alcanzar el puerto! Dejé mi barquita sola luchando contra las olas y contra el viento. 21-2-04
12 ¿Dónde está tu compañero, pajarita de la nieve: en la ramita más alta de un pino de la montaña?
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¿Acaso ha emprendido el vuelo, entre celajes de rosa, y se ha perdido en el cielo? Te has quedado sola, como yo, pajarita de la nieve, lejos del amor, cerca de la muerte. 21-2-04
13 Verde estallido de hojitas nuevas. ¡Cómo se están vistiendo, madre, los árboles de fiesta ! ¡Deprisa! El prodigio no espera. 22-2-04
14 Al sol de marzo, -al sol de febrero, no-, contigo, niña, en mi barco. Bien sé yo que el aire es frío en febrero. Por eso, niña, no quiero hacerme sin ti a la mar hasta que la primavera venga contigo a embarcar. 22-2-04
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15 A mi sobrinita Mireya, recién nacida.
Para ti, Mireya, mi barquito y una estrella. Y esta campanita de cristal -din,dandonde con letras de oro grabé, Mireya, tu nombre de princesa provenzal. 22-2-04
16 Dame esa ramita verde de albahaca con que me haces señas desde tu ventana. Damelá o subiré, niña, a robartelá. No sé si de noche, presagio de llamas, o si en las desnudas horas de la madrugada. Damelá o subiré, niña, a robartelá. 22-2-04
17 Mal ferida iba la garza enamorada. Sola va, y gritos daba.
El viento gris de la noche quiso hoy acallar tu voz.
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Lanzó sus potros salvajes contra las lilas, niña, de tu corazón. Entre asustados jazmines, tú, serena, proseguiste repitiendo tu canción: Malherida iba la garza enamorada. Sola va, y gritos daba. 23-2-04
18 Perdí el pañuelo de seda donde bordaste con mimo con la M de tu nombre la V de mi apellido. No sé qué haré si no lo encuentro. ¿Responder, si me preguntas, que lo tengo, como el amor, escondido o, sin más, darlo al olvido? No quiero ya otro pañuelo si en vez de letras no bordas un corazón en el centro. 23-2-04
19 Cerca del mar. ¡Cómo nieva sobre las cumbres de Aitana! El cielo no parpadea. Desafiando a las nubes, mi niña se marchó, al alba,
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a buscar lirios azules y jacintos. Las huellas de sus pisadas, flor de amapolas sangrientas ante mis ojos heridos. 24-2-04
20 Porque no digan que se ha disfrazado el cielo de miércoles de ceniza; que tu vestido es, mi niña, del color verde oscuro del olivo; luce tu falda, envidia de los jazmines, y en la chaquetita grana ponte una cinta del mismo azul de esos ojos novios con que, amor, me miras. Solo el viento sabe que somos amantes. 24-2-04
21 Del arbolito primero han desgajado una rama -¡qué desgracia!cuajadita de renuevos. ¡Ay, ramita reverdecida en febrero, dada a la muerte tan niña! ¡Malhaya tu jardinero!
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Di qué navajazo frío o qué asesina guadaña no te ha dejado alcanzar la plenitud junto al agua. 24-2-04
22 Mañanita fría del Miércoles de Ceniza. Líbrame de todo mal, oh Señor, en este día. Haz que esta lluvia inocente no me borre la señal que han puesto sobre mi frente. Mañanita fría del Miércoles de Ceniza. 25-2-04
23 ¡Déjame que vaya contigo a la fuente a recoger agua! Con un cantarillo tú, yo con un cántaro de barro muy fino. Niña, me parece que esta sed que tengo es la que tú tienes. 27-2-04
24 En el hueco del olivo tiene la abubilla el nido.
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Entre dormido y despierto, oigo su canto monótono. ¡Cómo golpea al silencio! Muy de cuando en cuando, se asoma y exhibe su hermoso penacho. Y su largo pico, que perfora el cielo desde su escondrijo. La abubilla ha puesto sólo cuatro huevos. No los toques, que podría aborrecerlos. 27-2-04
25 ¡Oh qué visión tan hermosa! Hoy a la cumbre de Aitana la están vistiendo de novia. ¡Quién pudiera ser de nieve y alardear de blancura compitiendo frente a frente! 27-2-04
26 Luce el sol. Azul el cielo. ¿Cuándo amainará este viento del Norte, que corta, y hiela las palabras, y me deja, amor, los labios atados cuando te hablo? 28-2-04
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27 Tan copiosa es la nieve, que al pie del puerto ha cegado el camino y los senderos. Sólo temo, mi niña, que al despuntar el alba el fulgor del paisaje me ciegue la mirada. 28-2.04
28 A la orilla del Miño, mi amiga, sola, tan lejos de estas playas y de estas olas. ¿Por qué, mi amante, sin compañía a la orilla del Miño? ¿Por qué, mi amiga? La niebla, allí, en invierno se ciñe al cuerpo y te habita los ojos sin tú quererlo. Deja las tierras altas, las tierras frías, y regresa a tus lares soleados, amiga. 28-2-04
29 ¡Tú eres lo único que tengo desde que perdí mi tristeza! PABLO NERUDA
Se nos va febrero. También tú te vas.
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Yo me quedo, niña, con mi soledad. Que Dios te acompañe. ¡Me da tanto miedo que esta nieve pueda convertirse en hielo! Cuídate del viento que quema y desnuda en esos parajes de piedra y de brumas. Eres lo que tengo y en mi pecho alienta desde que, mi niña, perdí mi tristeza. 29-2-04
30 Tomando café en El Corte Inglés
Sentí que nos acechaban mientras con pasión leías y se iban haciendo voz mis versos y tu sonrisa. Sobre la mesa, el café humeante iba perdiendo lo que iban tu corazón ganando y tu sentimiento. Palabra a palabra fuiste recobrando, amor, la infancia y dorada adolescencia en la luz de tu mirada. Sobre la redonda mesa se fue durmiendo el café. Tú, mi niña, suspiraste. Yo te pregunté: ¿Por qué? 29-2-04
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31 Canta el viento en mi ventana. Para ti, sobre el olivo que hay en el jardín, amor, la canción azul del mirlo. 29-2-04
32 Si marzo llama a la puerta de tu corazón, no le abras todavía. Todavía no. Espera a que llame de nuevo a tu puerta. 29-2-04
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El día despierta. Los chopos, sin hojas, ni cantan ni sueñan. El pinar cercano… ¡Oh canción de amor en el aire claro! ¡Ay del que no sueña ni da al aire claro en canción su pena! 29-2-04
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En el aire claro. A. MACHADO
34 En la orillita del mar cae bailando la nieve sin avisar. ¡Oh qué bella obra de arte su lento y desnudo baile! ¡Qué contraste con el agua color ceniza del mar el de esta blancura alada! ¿Quién, sin saber dónde nace, podrá medir la distancia que hay del hecho a lo impensable? 29-2-04
35 Ya habrás cruzado la sierra de Guadarrama, chiquilla, con media tarde en los ojos, la otra media en las mejillas. Pero no habrás visto -¿sí?- "las aleluyas blancas de los zarzales floridos". 29-2-04
36 ¡Cómo va cambiando el tiempo con la llegada de marzo, aunque sigue frío el viento! Luce un tibio sol. El campo va adquiriendo lentamente un color verde y rosado. Casi milagrosamente hay ya "acacias con jilgueros" a la vera de la fuente.
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Y en los álamos más viejos de la ribera, tropeles de pajarillos en celo. Cantad, ruiseñores, que marzo es mes de amores. 1-3-04
37 Ocasión oportuna para que hable quien dice que me ha visto rondar tu calle. Loro parlero, es lejos de su casa donde nos vemos. 1-3-04
38 Presa de la pasión, te has detenido frente a la delicia fría del chorro de la fuente. Al beber, has notado el puro escalofrío del agua en tu garganta y en tu voz de rocío. Si vuelves a beber, ten cuidado de apagar bien la sed. 2-3-04
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39 Ponte el cuerpo de nuevo, sal a la calle.
No te quedes en casa, sal a la calle, "la carne viva, quieta la sangre". No es tuya la culpa de tener ese cuerpo, prodigio de curvas. Y el pecho tan alto, que provoca en los ojos choques y sobresaltos. Ponte el cuerpo de nuevo, sal a la calle, "la carne viva, mi niña, quieta la sangre", 2-3-04
40 Tengo una pena, mi niña: que estés tan cerca y tan lejos a la vez de mi alegría. Sólo me deja cuando mi pensamiento hasta ti vuela. 3-3-04
41 No sé por quién esos ojos color de miel están llorando. No sé. 3-3-04
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LUIS ROSALES
42 A tomar el sol en el abrigaño, cogiditos de la mano. Lejos de la playa, mi amante, que está soplando con fuerza inusitada el Levante. Mira cómo llegan, furiosas, las olas y se precipitan contra el rompeolas. A tomar el sol, mi vida, en el abrigaño, cogiditos de la mano. 3-3-04
43 ¡Defiende tu alegría! Defiéndela, mi vida, cada vez más dentro de tu corazón, "ardiendo y ardiendo". 3-3-04
44 Cuando hay rumor de pánico en el colmenar, los abejarucos están por llegar. Con la primavera, ¡cuánto revuelo, mi niña, a veces sin centinela! 4-3-04
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45 He salido al campo en el frío amanecer a ver cómo las encinas se van encendiendo en miel. En la ladera de monte, la flor blanca del tomillo, la azulada del romero, la rojiza del lentisco. Cerca del jaramagal, sendos prodigios los seis pétalos morados del primer lirio. 4-3-04
46 Si es un campo de batalla la vida, has de luchar, a veces, contigo misma; a veces, con los demás. 4-3-04
47 Hombre de llanto y tiniebla oscura. LUIS ROSALES En esta noche serena de marzo… A. MACHADO
A Mª Paz Pellín, amiga y compañera
Sé que me estás esperando. En esta noche serena de marzo con luna llena me acerco, amor, caminando. Te estoy, mientras voy, soñando sin que me aparte la pena de ese aroma a hierbabuena que va el camino marcando.
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Cuanto más me acerco, noto en mi sangre la locura de tener que amanecerte. Regreso al silencio roto: hombre de tiniebla oscura, te soñaré hasta la muerte. 4-3-04
48 Dime, muchacha, qué sueñas si estás toda cuajadita de promesas. 4-3-04
49 Para cuando vuelva a verte, habrá florecido abril. ¡Si tú me soñaras, niña, como te sueño yo a ti! Es tanta la soledad donde te sueño, que eres lo único que al abrir los ojos veo. Mis ojos son los culpables de que aún me duelas tanto por tenerlos tan a menudo cerrados. 5-3-04
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50 HINOJOSA DE JARQUE Todo el pueblo es cementerio. L. ROSALES
En Hinojosa de Jarque, una calle llana a ras del valle, el resto empinadas. En lo más alto, la iglesia, sobria, porticada, con su torre fortaleza. Hoy todo el pueblo es cementerio: de madrugada, la muerte llegó con la nieve en silencio. 6-3-04
51 Hay días que uno despierta y no distingue si está despierto o si sueña. Es lo que me está pasando, niña, contigo, porque despierta o soñada siempre te encuentro lo mismo. 6-3-04
52 Estás riñéndole al viento porque no se calla. ¿Quién te llamaría de noche si se callara?
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¿Quién, sabiendo tu dolor, a solas te dejaría? Sólo el viento, vida mía, se ha hecho por ti canción. 10-3-04
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A la vera del camino...
A. MACHADO
"A la vera del camino hay una fuente de piedra, y un cantarillo de barro –glu-glu– que nadie se lleva". Eso mismo que ocurría en su tiempo -¡hay que ver!ocurre hoy, don Antonio, pero al revés: Se llevan el cantarillo y dejan allí la sed. 10-3-04
54 Sol de marzo, agua de abril: flor de mayo. ¿Qué haces ahí, frente al mar, niña, mirando a la luna, "entre jazmín y azahar", con la duda a la cintura? 11-3-04
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55 CANCIÓN TRISTE A las víctimas del atentado en Madrid.
Les han robado la vida en los trenes de la muerte. ¡Qué aprisa la madrugada puso luto en los andenes! Les han robado la vida, al alba, violentamente, y han convertido la lluvia gélida en sangre inocente. Les han robado la vida con tanto odio, tan cruelmente, que lo que los ojos ven el corazón no lo entiende. Les han robado la vida. Y eran todos inocentes. 11-3-04
56 Déjame dormir entre tus brazos, que vengo con los ojos castigados. Alicante, 16-3-04
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CANCIONES A MARTA II
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A Marta DomĂnguez
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Siempre que sueño las playas las sueño solas, mi vida.
Siempre que sueño las playas, las sueño solas, mi vida. ¿Qué haces, dime, en la ciudad con las noches encendidas, llenas de preocupaciones y de amargas despedidas? Al aire de tu recuerdo, por anchas calles marinas navegando mi velero. Por ti, mi niña, para que llenes mi sueño. 22-7-04
2 Tus labios, a media voz, me están diciendo que sí. Ya empiezo a creermeló. 22-7-04
3 Eres la reina de Sevilla y de Granada. Ya nadie vuelve los ojos, cuando pasas, ni hacia la Torre del Oro ni a la Giralda. Tal es tu embrujo, que en las noches de La Alhambra es tu nombre la sola canción del agua. 22-7-04
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RAFAEL ALBERTI
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4 En la serranía, Castril como una veleta, girando unas veces, otras veces quieta. El aire serrano azota al pueblo o lo besa. Pero cuando vas, mi niña, en el estío, en las altas cumbres se queda dormido para que levantes tu tienda de baños cerquita del río. Mójate el pie despacito, mi niña, que el agua serrana hace daño de tan fría. 22-7-04
5 No puedo tratarte así, que ya no eres quinceañera y te han nombrado en Sevilla y en Granada la Reina de la Belleza. ¡Qué alegría, silabeando tu nombre, llamarte Martaprincesa! 22-7-04
6 Cuando no tengas, mi vida, lecho donde descansar, ven con tu cansancio amargo de años y de días a dormir al salinar.
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Sentirás que el viento descalzo te acuna, y será tu sueño de nieve y de espuma. Y al alba, cuando despiertes, “vestida, en tu bañador azul, hundirás el agua y saldrás desnuda, amor”, a dar envidia a la playa. 23-7-04
7 Más deprisa, que hay que aprovechar las horas favorables de la brisa. A Cartagena me voy en mi barquito de vela por estas aguas de julio y de sirenas. Atada mi voz al viento, mi corazón, en el puerto donde me esperas. 23-7-04
8 Siempre con tus ojos negros mirando al mar: en brazos de la marea viva de agosto se acerca tu capitán. -¡Ay, no sé cómo vendrá! ¡Qué larga la travesía por estas aguas salobres con el corazón perdido detrás del turbio horizonte!
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No sé cómo llegará, niña, corazón de agua, tu capitán. 24-7-04
9 Tus pechos, al aire; tus labios, fruta madura que arde frente a las aguas azules de estos mares. ¡Préstame tus ojos para saber dónde nace, de dónde viene, mi niña, esta amargura espumante que me muerde el corazón cuando a ti me acerco por los caminos del aire! 24-7-04
10
La niña de bello rostro.
La niña de bello rostro se ha ido a estudiar a Sevilla, enamorada. -¡Vente a Granada! La niña se ha ido sola, sin ver cómo corre el agua por los canalillos de la Alhambra. -¡Vente a Granada! La niña no me hace caso.
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GARCÍA LORCA
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Ya no sabrá cómo cantan las fuentecillas del Patio de los Leones, ni cómo bailan al aire los alamillos del río. -¡Vente a Granada! La niña se fue en silencio, soñando con la Giralda. 24-7-04
11 La noche canta desnuda sobre los puentes de marzo.
GARCÍA LORCA
La noche canta desnuda sobre los puentes de marzo. Nieve de azahar, las ramas de los naranjos. ¡Cuándo llegará el verano! La luna de abril se cuela por los cristales del baño y se detiene, lasciva, en tus pechos, flor de nardo. ¡Cuándo llegará el verano! La noche, de par en par, se abre a la luz de mayo. La luna se aleja, lenta, temblando por los tejados. ¡Cuándo llegará el verano! 25-7-04
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12 En el Puente de Triana se ha detenido mi niña a ver cómo pasa el agua. El río Guadalquivir, el de “las barbas granates”, al ver a mi niña sola, se ha declarado su amante. ¡Ay, qué soledad la del agua y la del aire! Mi niña ha bajado al río por senderos de azabache cuando “golpea la luna sobre el yunque de la tarde”. ¡Ay, qué soledad la del agua y la del aire! Y ha vuelto cuando la noche, rota en pedazos, no cabe dentro de sus negros ojos y se derrama en su carne. ¡Ay, qué soledad la del agua y la del aire! 25-7-04
13 ¡Ay qué camino tan largo el que de ti me separa, que no hay metro en el amor para medir la distancia! El barrio de Santacruz huele a rosa y a jazmín. ¡Qué lejos contigo, qué cerca sin ti! 26-7-04
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14 Yo que te soñé surcando, niña, en tu barca el agua tersa del río niño en la Plaza de España. Llegué siguiendo los pasos de la luz de la mañana. El brillo de las farolas en la brisa se apagaba. Esperé, pero mi niña sobre el viento cabalgaba hacia las Torres Bermejas de la Alhambra. 26-7-04
15 Me pareció oír tu nombre en el rumor de los chopos. No hagas caso: el viento Sur, mi niña, me ha vuelto loco. Dejé el balcón entreabierto y lo ha calcinado todo. Fuego contra fuego daban cien surtidores redondos. En soñolientas cenizas se han convertido tus fotos, que eran, en álbum de plata, niña, mi mejor tesoro. ¡Ay, qué locura en el aire, qué rojo llanto en mis ojos! 27-7-04
16 Las dunas de Guardamar hay que cruzarlas descalzo. No te descalces, mi vida, que está aún el sol muy alto.
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Espera, bajo la sombra de los pinos resineros, a que la tarde resbale de las cimas de tu pecho. Descálzate, luego, y da a la brisa las sandalias, el corpiño y el sombrero, y adéntrate con tu cuerpo de joven diosa en el agua. Allí, mi vida, te espero. 27-7-04
17 A mi ventana se asoman, -¡qué maravilla!-, cuajadas de flores cárdenas las buganvillas. Y yo me asomo al insondable azabache de tus dos ojos. 28-7-04
18 Dime que sí, Santa Marta. Dime que puedo acercarme, con el alba, con mi corazón en vilo a darle una rosa blanca. Dime que sí, que entre las manos me estalla. Dime que sí. Para tus dieciocho lirios, mi rosa blanca. Alicante, 29-7-04
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CUMPLEAテ前S
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1 - Santa Marta, ¿qué regalo a mi niña veinteañera? - ¿Ojos para que se asome a su corazón de adelfa y vea qué veinte rosas de fuego plantó en él la primavera? 2 ¡Qué suave medicina la de tus ojos cuando me miras! Tienen color de almendra recién cogida cuando despiertas. De noche, tus pupilas, conjuro de violetas y miel dormida. 3 Cuando se duerme la tarde me muerde la soledad. ¡Ay qué honda herida mi carne! Desmadejado, mi sueño se curva sobre la herida. ¡Qué agonía y desconsuelo! Al alba, qué verde lluvia en tu corazón de escarcha, niña, nardo de amargura. 4 Marta, corazón de domingo, ¡cómo bailan por ti los alamillos!
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Los alamillos bailan en la ribera del río y con ellos baila el agua. Marta, corazón de domingo, déjame bailar contigo. 5 Dos potrillos verdemar sobre las olas relinchan. Alguien anda por la arena buscando conchas, los mira y los potrillos emergen, jacintos del agua fría. En el aire de la tarde, a mis ojos se venían tus pechos, potros salvajes en carrera enloquecida. Yo no pude defender de su ataque mis pupilas, por eso ando por el mundo los ojos como agonía. 6 Tomillo para sus manos mezclado con hierbabuena; para sus labios, carmín con suave gusto a cereza. Que mi niña sepa que las palabras de amor en labios dulces se gestan. 7 Jugabas a ser médico, decías a tus quince años.
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Y me sonreías. La primera vez no te sonreí. La segunda, sí. Reían tus ojos, reían tus manos y eran una eterna sonrisa tus labios. Yo me enamoré de tu risa en flor, que hoy va, a todas horas, pregonando amor… La primera vez no te sonreí. La segunda, sí. 8 Sólo a mí me escucha, que a mi espalda llevo el peso de su hermosura. Y estas manos que son suyas, con las que ceñir el junco de su cintura. Mi niña no quiere sombra, sino claridad de luna cuando cabalga, mirando a la mar, desnuda. -¿Adónde me llevas? -Hoy, mi niña, a parte alguna, que mi espalda ya no aguanta el peso de tu hermosura. 9 Tú quieres ser de agua, yo de fuego. Yo de espuma muy blanca, tú de viento.
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Por tu amor, mi niña, por tu amor me quemo. ¿Cuándo apagarás la sed que de ti tengo? 10 No quiero decirte adiós, amiga, sin darte mi corazón. Guárdalo -diamante de mil quilatescomo te lo entrego yo. 11 Madruga, mi niña, que tienes hoy examen de anatomía. Con mi barquita de vela surca la roja corriente de tus arterias. Acércate al corazón y controla sus latidos, que lo tienes berreando como ciervo enloquecido. Madruga, mi niña, que tienes hoy examen de anatomía. 12 Mi barquera, ¿dónde has dejado tu barca, mi barquera? Quisiera en ella cruzar de Santa Pola a Tabarca. El viento me anda diciendo no sé qué de ti, barquera:
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que si tus ojos no ríen, que ya tus brazos no reman, que andas triste por la orilla de la mar inmensa cuando se desmaya la tarde sobre la arena. Mi barquera, prepara tu barca: yo, tu batelero cuando se abra la mañana. 13 Mi niña, sentada junto a la ventana: corpiño rojo, labios de grana. Sobre el azul marino de sus vaqueros, todo el Mar Mediterráneo cuajadito de veleros. Sus pechos, dos rosas que se abren de día bajo la espuma de su camisa. Sus ojos, sus manos… Qué puedo decirte si mi niña hoy cumple veinte años. 14 No sé qué comprarte, mi vida: -¿Un ramo de rosas blancas sin espinas? -No, que ya la primavera me lo regaló.
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-¿Zapatos a juego con el vestido? -No, amigo, que mis pies no soportan tal castigo. -¿Perfume para que tu cuerpo huela a hierbabuena? -¿El amor que te robé? Mi niña no me responde. ¿Por qué? 15 Catorce. Como si fuera un soneto. Pasa el tiempo tan deprisa que me ha trastornado el sueño. Que era ayer cuando te abriste a la vida y ya eres una mujer. Por ti se agitan pañuelos, mi vida, y los galanes acechan tras las esquinas. Si supieras qué ramalazos de sangre están sufriendo mis venas. 16 Dejadla dormir, que yo velaré su sueño. Mientras ella duerme, estoy yo despierto. Bajo la verde lluvia de un olivo me quedo a escuchar cómo a mi niña le canta nanas el viento.
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17 ¿Qué piensas cuando me lees, Martaprincesa, la de labios de coral, los ojos color de almendra? Tan alta vas por la vida, tan roja la sangre llevas, que unas veces eres rosa, otras estrella. ¿En qué piensas, dime, Martaprincesa? 18 Si supiera lo que son los celos, serías mi amante, sólo mi amante, cielo. Como no tienen cabida en mi pecho, te tomo por novia, por amante, por querida y por amiga. Por amante, mi cielo. Sólo así sabrás lo que te quiero. 19 Ya están a punto de arder las hogueras de San Juan. ¡Oh noche de claridades y fuegos artificiales junto al mar!
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Noche de arena los ojos y de salitre la boca, que hasta el agua se equivoca de labios a la hora de besar. Por el arenal venía, sola y descalza, mi niña. Sus pies de nardo ensayaban un ballet sobre la arena que nadie bailar sabía más que ella. Niña, le dije, descansa. Al alba, con la luna ya dormida, mi niña bailaba y bailaba. Alicante, 2006
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CANCIONES A MARÍA ELENA (2007)
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A MarĂa Elena Arroyo
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MARZO 1 Contigo, hortelana mía, bajo esta luz clara, intensa que pajarea entre olivos y palmeras. Contigo en noche lunada -¡mágico Huerto del Cura!-, juntos, esperando el alba. 10-3--07
2 Te han visto los marineros de pie, con la quilla abierta de la barca entre los remos -los ojos despiertos, los labios abiertos-, sonriendo, sin descomponer la figura de tu cuerpo. 10-3-07
3 Dime que sí mientras tu mano se adueña del alba del alhelí. Dime que sí, que la nieve de tu blusa me lo está gritando a mí. Dime que sí, jardinera de las rosas de mi jardín. 10-3-07
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4 Soñadora, reidora, ala en reposo tu mano y tus pechos avanzando como proas. Como una nueva Victoria de Samotracia, el cabello, a plena luz, desafiando a los vientos. 10-3-07
5 Dios te conserve esa gracia que tienes, María Elena, en la mirada. Y esa fuente de sonrisa que es tu boca y son tus labios, pregonera de alegría. 10-3-07
MAYO 6 Tres sonrisas. Tres miradas. Tres maneras de posar frente a mi cámara. Ellas vestidas con tonos marrón o color manzana; tú, del color del limón, radiante, sencilla, ufana. En tu mano de cristal, el programa de lo que has hecho esta tarde que dulcemente se apaga.
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Tu voz, para mi castigo, llega confusa y lejana como un oscuro rumor de lluvia en la madrugada. ¿Qué será de tu alegría? ¿Qué de mi pena larvada? ¿Qué de nuestro amor, prendido con alfileres de plata? 29-5-07
JUNIO 7 Tus pechos cantan desnudos tras el escote de nardos mientras tus besos se encienden sobre mi rostro mojado. En tu cintura se enrosca la serpiente de mis brazos que luego, cansados, buscan entre tus muslos descanso. Hay encuentros que no esperan a que se inicie el verano para sellar un amor que nunca estuvo callado. 30-6-07
8 CORAZÓN HERIDO Me dejaste el corazón sangrando por tres heridas. A las puertas de tus labios, un beso de despedida que no alzó vuelo hacia mí y se perdió en tu sonrisa.
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A la altura de mis manos, una rosa con espinas que se van clavando, lentas, en mi carne noche y día. En el fondo de los ojos, el fuego de tus pupilas… Y una voz gris y violeta sonando a fusilería. 30-6-07
9 TIEMPO DE DUDA Ya no sé si volveré a verte cuando tú quieras: estás muy lejos, mi niña, y la muerte anda muy cerca. 30-6-07
10 DESPEDIDA Mi niña me dijo adiós desde los altos balcones de su corazón. Y yo le dije a mi niña palabras que nada tienen de despedida. 30-6-07
JULIO 11 En tus ojos, el trigo recién segado y un sabor a miel silvestre y fruta fresca en tus labios.
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¡Qué furia de amor, qué hambre muerde, sin piedad, mis manos, niña, si acaricio el dulce “anís de tus muslos blancos”. 1-7-07
12 CONFIDENCIA Si no buscas la aurora, ¿a quién buscas, muchacha? Vas sola por la arena del mar, descalza, con un surtidor de sueños que horadan la madrugada. El agua se ha vuelto negra como tu pena, muchacha; tu voz, de color violeta en tu garganta. Si no buscas la aurora, ¿a quién buscas, al alba? 1-7-07
13 SUSURROS No quise decirte nada. GARCÍA LORCA
No quise decirte nada. ¡Cómo me temblaban en los labios las palabras! En tus ojos, la miel y un verde manzana.
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No dije nada. Dijiste que me ofrecías un trébol de cuatro hojitas creyendo que me engañabas. No dije nada. No quise. No quise decirte nada. 5-7-07
14 INVITACIÓN El sol dejaba sin sombra el camino de la sierra. Eras tú, en la agreste cima, mi única compañera. Algunas voces lejanas chocaban contra las piedras del río, que discurría cantando su nana eterna. Mete tus pies en el agua fría que baja de la montaña. Si tienes miedo, le dije, quédate a mi lado, cerca de la orilla, contemplando cómo el agua se despeña. Cómo el sol deja sin sombra cada rincón de la sierra y cómo el frescor del agua y tu hermosura me queman. Mete tus pies en el agua fría que baja de la montaña. 9-7-07
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15 HORA DE LA CITA Muchacha, muchachita. ¿Quién ha puesto hora a tu cita? Ven cuando quieras. Sabes que mi amor te espera. Quema el sol, abrasa el aire. Ven cuando la luz decline y se desmaye la tarde. Cuando los ojos se tornen claveles enajenados y el caballo de la luna galope por los tejados. O cuando al viento del amanecer se abran las dos rosas de tu pecho. Muchacha, muchachita. ¿Quién ha puesto hora a tu cita? 10-7-07
16 TIEMPO DE PLAYA María Elena se broncea al sol de julio tendida sobre la arena. Toda la nieve debajo de su roja camiseta y un pañuelo floreado muy ceñido a su cadera. ¡Ay, María Elena! María Elena ha regresado con duro bronce en las piernas
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y sus dos pechos tatuados con sendas rosas violeta. ¡Ay, María Elena! Si supieras cuánto por tu amor me duele el aire, y el sol me quema, y se me quiebran los sueños, y los ojos se me ciegan. ¡Ay, María Elena! 13-7-07
17 SUSTO Si entras en la mar desnuda, corres peligro, muchacha, de sufrir su picadura. El agua cálida está cargadita de medusas que arrastra el viento a la playa. La muchacha no me escucha. Sin querer, su carne rosa se ha vuelto, de pronto, oscura. El mar es como un veneno anudado a su cintura. 13-7-07
18 LA NIÑA DEL SALINAR ¡Qué blanca tu blusa, niña, frente al azul de la mar! Cuidado, salinerita, que te la puedes manchar. Blanca blusa, falda blanca, la niña, blanco mirar,
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ve cómo vienen las olas sus blancos pies a besar. La niña corre hacia el agua -blusa blanca, blanca falday se adentra sin pensar qué será de su blancura al volver chorreando mar. 14-7-07
19 NOSTALGIA Cuando vuelvas, niña, en septiembre, estarán ya los olivos llenos de aceitunas verdes. Al pasear por las ramas mis pobres ojos, parece que es cada olivo, mi niña, un verde trujal de aceite. Habrá que esperar, mi niña, que es muy fuerte el sol de julio y agosto y hace tiempo que no llueve. Está vacío el aljibe, seca la fuente y el viento es un negro toro, niña, con divisa verde. Vuelve, mi niña, que sufro y muero por verte. 15-7-07
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20 SOLEDAD Están desiertas las calles. Tú, a la sombra de las palmeras del parque. Al contemplarte, el agua de las acequias quieta quisiera quedarse. Ser de miel como tus ojos en la tarde, de azahar como tus pechos al aire. Tú sonríes, mi niña, a todos y a nadie mientras el agua, cantando, se aleja por los canales. ¿A quién esperas, mi niña, si están desiertas las calles y en todo el cuerpo me dueles como sedienta catástrofe? Como el agua fugitiva yo te sigo por el aire sabiendo que ni yo puedo ni tú puedes escaparte. ¿A quién esperas, mi niña, si están desiertas las calles? 22-7-07
21 ¡SI ME LLAMARAS! Yo soñaba una rosa de fuego, sin espinas, del color de la sangre para ti, niña.
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Y llamaste. Tu voz, después de tantos días, como campana de cristal, purísima. La tarde, lirio muerto bajo una luz plomiza, recobró en el teléfono su sonrisa amarilla. Sonaba azul tu voz: nunca más viva que en tus labios la rosa de la alegría. La soñé para ti de fuego, sin espinas. Y tú me la has devuelto pasión de amor y vida. 22-7-07
22 SOLILOQUIO Ya no sé si tú eres mi soledad de siempre. Hay otras soledades que van y vienen, que sin llamar se hospedan en mí, días y meses. Mas solo tú me dueles como herida reciente que vivirá conmigo más allá de la muerte. Soledad que padezco cuando tú estás ausente y no palpo “la oscura magnolia de tu vientre”. A estas horas, las olas o la lluvia te envuelven
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en las cálidas playas de Málaga. No tienes mujer-niña, otra cosa que hacer, sencillamente, que tumbarte en la arena y esperar, indolente, a que ese sol, verdugo de la piel, se concentre como tumor de luz en tus pechos de nieve. A la sombra te vivo, -¡oh pasión transparente!-, eterna soledad, intimidad de siempre. 23-7-07
23 MAÑANITA DE NIEBLA ¡Ay, cómo tiembla tu cuerpo bajo la niebla! Saliste de madrugada, novia del mar. Los fanales de tu barca se encendían y apagaban. Te pregunté: -¿Dónde vas? Murallas de olas chocaban contra el litoral. -Voy en busca de mi amor. Se fue a pescar de noche, pero no ha vuelto y está solo en altamar. Sus ojos, “faros del aire”, se apagaron de repente y rompieron a llorar. 23-7-07
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24 CAMINOS DE ENCUENTRO ¡Ay, qué tarde para ir contigo a la playa! Me avisaste cuando volaba hacia Italia. Sobre el mar el avión semejaba una barca suspendida del azul; sus grandes alas, los remos; la carlinga, la proa donde soñabas ser un día mi azafata. Yo te llevaba a mi lado, pero al mismo tiempo estaba contigo tomando el sol en el mar azul de Málaga. Recuérdame cada vez que vayas, niña, a la playa, que yo te recordaré desde los Alpes de Italia. 21-7-07
25 REGRESA PRONTO ¡Ay mi niña malagueña y marinera en verano! ¿Qué haces lejos de tu tierra? Has cambiado el verde de tus palmeras por un mar de frío cuarzo. ¡Qué alta la mar, qué profundas las palmeras con el cambio! ¡Qué verde el agua marina, qué azules en las palmeras los ramos!
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Antorchas al aire, van hoy por el aire volando las palmeras y se asoman contigo al Mediterráneo. ¡Ay mi niña marinera y malagueña en verano! Regresa pronto a tu tierra. 21-7-07
26 NO TENGAS MIEDO No tengas miedo, no, que te acompaño yo. Deja, muchacha que el sol caliente tu corazón de escarcha. Y sube conmigo a la montaña. Verás precipitarse hasta el valle las aguas. ¡Qué agonía de nieve y de lluvia enlazadas! Verás cómo de hayucos están llenas las hayas y el camino del lago de rosas blancas. No tengas miedo. Sube conmigo a la montaña. Lavarone, 22-7-07
27 MIRÉ TUS OJOS Miré tus ojos. Tenían color de trigo maduro. Nunca he visto ojos como los tuyos.
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Miré, después, tu cintura. Sólo el aire tiene tan delgado el talle. Abre el corazón. Te traigo un ramito de ciclámenes de intenso color morado. Cuenta sus pétalos, mi niña, cuéntalos. Y dime si son cinco mientras te miro. Lavarone, 23-7-07
28 TRES AMORES Sobre la mesa, tres florecillas color violeta. A una la llamo Marta, y se queda muy quieta como soñando; a otra, María Elena, que ríe y ríe y ríe; ¡ah!, pero la tercera no tiene nombre. -¿Puedo llamarte Bea?, le pregunto. Responde: -Llámame como quieras. Así que Bea, y Marta, y María Elena, en silencio unas veces, otras inquietas, van contando las horas que aún le quedan de alegría a la luz que hacia la cumbre vuela.
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Cuando la noche llegue y se ponga morena, en el cielo las flores lucirán como estrellas. Mas pienso contemplando sobre mi mesa esas tres florecillas “que encontré entre la hierba”: A veces, el amor se nos muere, y nos quedan solo unas florecillas para aliviar la pena. Lavarone, 24-7-07
29 DÉJATE LLEVAR Te llevaré de la mano a lo más alto. Hay que coronar el Puerto Vézzena, mi niña, a pesar del viento. La tarde se ha puesto gris, del color de tu pijama cuando te vas a dormir. Te llevaré de la mano a lo más alto. Tus ojos serán mis ojos allí en la cima del viento loco. Mis brazos serán tus brazos. Agárrate, mi niña, cuando estemos bajando. Te llevaré de la mano a lo más alto. Lavarone, 24-7-07
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30 TARDE DE TORMENTA Se está cubriendo el cielo de nubes negras. ¡Ay, amor! Como potro salvaje se acerca la tormenta. Cerraré las ventanas y cerraré las puertas para que no te asustes cuando llueva con fuerza. ¡Ay, amor! Cómo viene rugiendo la tormenta. ¡Cómo retumba el trueno! ¡Cómo relampaguea! ¡Cómo con tanta lluvia los ojos se nos ciegan! ¡Ay, amor, no dejes que la lluvia te anegue el corazón! Lavarone, 24-7-07
31 LA ESPERADA ¡Quién viene por el camino de los abetos, fuego en la mirada, el paso ligero! ¿Será mi amiga -risa azul, cabello negro, tez morena- a quien hace tantos días que espero? Lavarone, 25-7-07
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32 POR QUÉ LLORAS, MUJER
¡Ay, qué camino tan largo el que me espera! Para llegar hasta ti ¡cómo se empina la cuesta y llevo al límite, amor, el corazón y las piernas! Pero sigo caminando, dando vueltas y más vueltas a pesar del viento gris que me azota sin clemencia. El ansia es fino cuchillo que corta, saja y te deja alborotada la sangre y amoratadas las venas. ¡Qué abierto tienes el lirio de tu corazón! ¡Qué abierta la rosa de tu amargura y qué mordida la lengua! Di por qué lloras, mujer. ¿Cuál es, dímelo, tu pena? ¿Quién ha clavado alfileres en tu corazón de seda? ¡Ay qué lamento, qué fuego me sube por la cabeza! Lavarone, 26-7-07
33 YO SEGUIRÉ AMÁNDOTE Cuando lleguen las lluvias primeras de septiembre,
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¡Ay, qué lamento, qué fuego me sube por la cabeza! GARCÍA LORCA
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ya no podrás, amiga, venir a verme. Serán otros tus sueños. Yo seguiré queriéndote como a un primer amor más allá de la muerte. Lavarone, 26-7-07
34 BALADA DE LOS ALAMILLOS SECOS
En lo alto del monte ya floreció el romero: flores azules y ramas verdes danzan al viento. En la ribera, cerca del agua, los alamillos secos. Enfermos de tristeza, han trocado el argénteo color de tronco y ramas por un intenso negro. En lo alto del monte, la salvia y el cantueso mirando al sol de marzo. En la meseta, el agua, luto a destiempo hasta que llegue abril y funda los heleros. ¡Ay de los alamillos, antes airón del viento, sin verdes atalayas y sin jilgueros! 20-11-06
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En tu 17 cumpleaños.
35 ESOS OJOS Cada día me asomo, de madrugada, a tus ojos, ¡oh niña de mi esperanza! Y no distingo de qué color los tienes, cariño mío. II Tienes los ojos, niña, color de miel aunque, a veces, los tienes color café. ¡Qué importa, niña, el color si son centro de mi alegría! Lavarone, 25-7-07
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CANCIONES LIMEÑAS I (2013)
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1 -¿De dónde vienes, los ojos llenos de sueño? -Limeña, vengo de lejos. -¿Adónde vas al aire del alba incierta? -Compañera, a una tierra de hondas selvas y anchos ríos, a entregar al agua que corre y pasa hacia el mar el dolor que llevo dentro. Lima, 30-1-2013
2 El viento me dijo adiós y yo me quedé en silencio. Dieron la una, las dos de la madrugada. El viento volvió de nuevo, furioso, a decirme adiós. Y definitivamente rompió mi sueño. ¡El viento! Lima, 30-1-2013
3 Mirando este mar evoco, nostálgico, aquel mar de aguas más cálidas y arenas de oro… Y a mi amante, la reina del salinar.
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Aquel mar de verdes aguas con sus barquitos veleros que se columpian bajo el limpio azul del cielo. Aquel mar del Conde Olinos -mañanita de San Juandonde abrevó su caballo. ¡Aquel mar! Lima, 30-1-2013
4 Hoy amaneció el jardín asomado a mi ventana. En el jardín, un rosal con rosas blancas y un árbol lleno de pájaros donde canta el ruiseñor y responde la calandria y es todo canto alrededor de la casa. Solo tú, tórtola desesperada, lanzas al viento tus quejas, “pero no sé dónde cantas”. Lima, 3-2-2013
5 ¿Por qué vereda te has ido, mi jardinera? Alguien te ha visto con tu falda colorada regándole los rosales a otro amor de madrugada. Lima, 7-2-2013
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6 Alguien lo ha dicho: Muy pronto se va a casar la niña de ojos castaños, no sé si en abril o en mayo. ¡Ojalá nunca adivine con quién se quiere casar! -Sol de enero, de febrero y de marzo sobre el mar-. Antes de que llegue abril soltaré ya las palomas de mi corazón. Y si dejó en su día otro amor por mí, que no espere y que se case la niña de ojos castaños, sea en abril, sea en mayo. Lima, 10-2-2013
7 Llegué vencido del sueño, pero no pude dormir desde que al alba, limeña, me viste y te sonreí. Por tu ventanita entré, en el alba, con el aire, y contigo me quedé. Nunca una cárcel de amor tuvo tan gruesas paredes, ni una oscuridad tan honda, ni tan atroces grilletes. ¿Con qué brazos me anudaste, carcelera, que me has hecho prisionero de tu amor y de tu tierra? Lima, 10-2-2013
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8 “El aire pasó de largo sin ni siquiera mirarme”. Todavía me pregunto qué he podido hacerle al aire. Lima, 11-2-2013
9 Para cortar esta niebla con que ha amanecido el día no hay cuchillos ni tijeras. Vino como can rabioso, con luna ciega, ladrando a las cuatro esquinas de mi casita limeña. Y se ha marchado ladrando “con luna atónita y ciega”. Lima, 20-2-2013
10 Tierras lejanas: cumbres altivas de Aitana. Tierras aquende los mares: colosos inaccesibles de los Andes. Allí se quedó una parte de cuanto amaba; aquí la volví a encontrar convertida en agua clara. Nunca tan lejos y al par tan cerca mis ojos de estas cumbres que rozan las estrellas. Lima, 24-2-2013
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11 Gime el viento en las aspas de los molinos. Arde un blanco velero sobre las quietas aguas del Mar Pacífico. ¿Dónde tú, batelero, amigo de la brisa, con tu barco varado mientras el mundo gira? Mira que está ya el viento despierto, y anda a ciegas azotando, impasible, la quilla y las cuadernas. No sé si encontrarás el rumbo que perdiste, batelero, después de haber dejado al capricho del viento y de las olas tu velero. Lima, 24-2-2013
12 ¿Cómo lograré cantarte, mi muchachita limeña? Hasta estas playas me vine en un barquito de vela y busqué en el litoral lo que las aguas me niegan. Aspiré el suave perfume de tu negra cabellera y vi en tus ojos profundos retratada mi tristeza. Todo es nuevo para mí en esta infinita tierra donde tú entonas al alba canciones de amor tan bellas.
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Cómo lograré cantarte, mi muchachita limeña, si aún sigue atada mi voz a otros mares y a otras tierras? Lima, 25-2-2013
13 Niebla y garúa en la calle en esta mañana fría. Garúa y bruma en la tarde. Hoy la garúa ha borrado los puentes del mediodía y se ha enquistado la niebla como olvido en tus pupilas. Ya no tengo ni tus ojos, ni la luz que ellos me brindan, solo la niebla que muerde fieramente en mis heridas. ¡Ay, mi niña, si te vieras y si tú vieras, mi niña, cómo mis ojos, perdidos, te buscan por las orillas de este océano convulso en que se tornó mi vida sin tus ojos, sin tus manos, sin tus labios, sin tu risa! Lima, 28-2-2013
14 Camino triste y cansado por las veredas del aire. Ladra como can rabioso la enferma luz de la tarde. Sobre los parques, furtiva, una soledad cobarde, mientras, descalzo, el silencio se va incrustando en mi sangre.
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Alguien grita, y yo no sé si ese grito ha de matarme o acrecentarme la vida para que siga buscándote. ¡Ay, amor!, guíame, que ando perdido y no sé por dónde voy. Lima, 6-3-2013
15 -¿Adónde con tu carrito cargado de hermosas flores? -Al mercado, hortelanita, que hoy es día de amadores. -Hortelanito precioso, ¿hay alguna para mí? -Sí porque era el alba y te vi con un vestido de lino blanco como el alhelí. -Gracias, hortelano por tu gracia, por tu sonrisa y por tu flor. ¿Quién te ha dicho, hortelanito, que la hortelanita se casaba hoy? Lima, 7-3-2013
16 Voy por la sierra a las cumbres; tú, por el llano, a la mar. Yo, serranito cobrizo; tú, bella marinerita ebria de sol y de sal.
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Nunca en la vida nos podremos encontrar. Lima, 7-3-2013
17 ¿Quién te ha dicho, limeña, que tienes los ojos negros como mi pena? ¿Tan negros y tan profundos como una noche sin luna y sin estrellas? Yo contesto a quien tal dijo que son azul-verde mar, donde hay anclados olivos y un hermoso naranjal cuajadito de espuma azul y azahar. Lima, 7-3-2013
18 El viento la dejó olvidada en la arena y me la encontré yo. -Allá, a lo lejos, un barco navegando con rumbo incierto. Y una vela perdida entre los dos azules a la deriva-. Era una concha verde, juguete de las olas que van y vienen. El viento la dejó sucia de sal y arena y me la encontré yo. Lima, 9-3-2013
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A Marisela y Evelyn
Una morena; la otra, cabello color del trigo, me prometieron salir y estar un rato conmigo. La morena con su blusa cuajadita de lunares, la trigueña rondaflor de azul y blanco. En el Parque Kennedy os espero, niñas, a las cinco de la tarde, con una promesa cierta de churros y chocolate y una sonrisa en los labios que aún no ha estrenado nadie. Una morena; la otra, cabello color del trigo vinieron y me dejaron herido el pecho de amor y los ojos encendidos. Lima, 10-3-2013
20 Píntame de blanco el muro de mi jardín; luego, píntame, limeña, de blanco a mí. Que el blanco iguale, mi niña, la blancura del jazmín que escala de noche el muro para verte cuando asomas al alba del alhelí. Píntame de blanco, amiga, y encala mi negra pena, que estoy muriendo por ti. Lima, 11-3-2013
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21 Para este sol de febrero, unas sandalias doradas, vestido de blanco lino y un sombrero. Pregúntale al sombrerero si tiene un sombrero azul, limeña, tan elegante como tú. Pregúntale si lo tiene verde color esmeralda como la cinta que adorna tus sandalias. Pregúntale si lo tiene tan negro como esos ojos que hacen más negra mi pena cuando me dejas tan solo. Pregúntale si lo tiene tan rojo como tus labios para que contraste, niña, con tu vestidito blanco. Mi niña se fue a la playa bajo este sol de febrero con sus sandalias doradas, un vestido de albo lino y un rojo y lindo sombrero. Lima, 11-3-2013
22 Me bañé de madrugada con el agua que tú empleas para regar, jardinero. ¡Flor de nieve el agua de tu caldero! Y cuando el sol asomaba y era el jardín un incendio,
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quedé dormido, limeña, “al norte de tus cabellos”. Duerme, te dije. En la almohada, amiga, mi dulce amiga, sobre la funda bordada dos cabecitas y un sueño. Al despertar, te asomaste a la ventana, creyendo que era yo y no era el viento quien llamaba. Y era el aire. Y oíste que te decía: A dormir, niña de nieve, para que el sol no te ciegue. Lima, 13-3-2013
23 Dicen que aún sigues cantando: “Un extranjero me quiere a mí. Yo no le quiero”. Hoy te he encontrado muy sola, los ojos fijos, limeña, mirando cómo morían las olas sobre la arena. Y cómo el viento extendía hacia mí tu cabellera color de trigo. Yo te dije: Compañera, ¿por qué no vienes conmigo? Yo sé que tú no me quieres. Concede al amor su tiempo, que es muy posible que seas víctima aún de un mal sueño. Tú dices que no me quieres, pero yo a ti sí te quiero. Lima, 13-3-2013
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24 Con ese pantalón roto al borde de tus rodillas, ¿de dónde vienes? Dime por qué veredita con esos ojos tan verdes que resaltan el blancor de nieve de tus mejillas. No me contestes que sí ni me contestes que no, porque ¿qué me importa a mí de dónde vienes, amor? Y si quedo sin dinero -¡ya ves tú!¿qué más da, pues? Toma y cómprate, mi cielo, otro pantalón azul. Lima, 14-3-2013
25 Falta solo una semana para que acabe el verano. Flor de azahar tu camisa, limeña, y rojo clavel tus labios. Tus manos, rosas fragantes; tus ojos, pocitos negros; tu risa, niña limeña, un pajarito jilguero. Contigo quedo, limeña, porque estoy enamorado de tu risa pajarera, de la miel suave y tostada de tu piel, del embrujo del verano en esta tierra y el fuego azul de tus labios. Lima, 14-3-2013
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26 ¡Cuidado, que arde la luna sobre la mar! Mira, niña, cómo hierven el agua, el yodo y la sal. En noche de luna llena se me ha quedado mi barca, sin velas y sin timón, varada y sola en la playa. ¿Dónde tú, mi timonel, que está ya rayando el alba y se acerca galopando por el sur la marejada? ¡Qué bello este mar de enero bajo la luna llena, mi batelero! Lima 15-3-2013
27 Acaban de sonar las doce campanadas. Ya es demasiado tarde para atender, limeña, tu demanda. Es tarde para vernos y para hablarme, que las sombras acechan y espía el aire. Nadie mejor que tú y que yo sabe que en las citas nocturnas se acalora la sangre. Deja para mañana, a pleno día, limeña, nuestra cita. Lima, 16-3-2013
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28 Tus ojos, mujer limeña, ¡cómo al mirarme me hieren! ¡Tus ojos! ¿Quién del fulgor de tus ojos me defiende? Cuando me miras, limeña, se me clavan en la carne como alfileres. ¡Tus negros ojos! ¿Quién del fulgor de tus ojos me defiende? Lima, 16-3-2013
29 Hoy está enferma la mar y es como si mar no fuera sin olas que van y vienen, salinera, a morir al salinar. Alguien vino con traje verde esmeralda a bañarse en estas aguas del Pacífico, y no se pudo bañar. Eran del color del trigo como si el mar estuviera enfermo y no fuera mar. Dicen que los pescadores no han salido a faenar, que tienen sucias las redes de algas verdes y anémonas de la mar. Lima, 17-3-2013
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30 ¡Es mi amante, ea, la de ojitos negros y larga melena! Mi amante, mi amiga, que anda despeinada por el litoral vendiendo sonrisas. A veces, mi amante busca quien le arregle sus largos cabellos con su peine verde. Lo extravió un día de intenso oleaje. Desde entonces solo se lo peina el aire. Lima, 18-3-2013
31 -¡Si yo pudiera llevarte conmigo a la mar, limeña! -Nunca podré acompañarte, que ando por la vida ciega. -¿Dónde perdiste los ojos, di, mujer? -Se me cayeron en el pozo de tu huerto. -¡Qué no daría por ser cieguecito como tú y cogido de tu mano defenderte de la luz, “faro de los albos huertos”, de la garúa y el viento. -¡Déjame vivir mi vida! Tú nunca sabrás quién soy
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ni adónde voy, forastero! Lima, 19-3-2013
32 Versos cortos, versos largos, caminitos por donde transita el llanto. La vida cabe en un verso, en cada letra un milagro y la emoción de sentirlo convertido para ti, niña limeña, en un canto. Lima, 20-3-2013
33 ¡Si yo pudiera, limeña, hacerte como te sueño! Me han preguntado por ti el agua, la fuente, el viento, la flor que a la luz se inclina con los pétalos abiertos. Y no les he respondido para no romper, amiga, el embrujo de mi sueño. ¡Si yo pudiera hacerte como te sueño! Lima, 20-3-2013
34 Se va marzo y llega abril. No te detengas, limeña, que viene el viento del mar por ti.
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En esta tierra, en abril, si sopla el viento marero, me siento yo como si mi barco no fuera barco, mi canto no fuera canto ni mi amor fuera el amor que solo siento por ti. Lima, 20-3-2013
35 Me acerqué a la fuente clara. Tres angelitos sonámbulos seguían vertiendo el agua en la mañana de sol radiante y diáfana. -¡Adiós, te dije, limeña fluvial! El agua no quiso decir tu nombre y me fui sin saber cómo te llamas. Lima, 25-3-2013
36 Llegó el otoño sin las rosas de España, sin las tuyas, limeña. Llegó el otoño. Hoy pasa tiñendo de amarillo la vida, limeña, y de tristeza. Ya tiene orillas altas la nostalgia. Y yo, lejos de ti en el otoño, amor. Lima, 26-3-2013
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37 Hoy mis ventanas se abren a las calles de Alicante. A Dios esta tarde-noche se le hacen las calles ríos, silencio el amor, estrellas la llama azul de los cirios. A su paso, cuando mira, cabe el mar en el cielo de sus ojos ya sin Estrella Polar. Solo al evocarlo, ¡cuánto mar de lágrimas y llanto, cuánto cielo, esta tarde, en las calles de Alicante! Lima, 26-3-2013
38 Me vine a la soledad y no la encontré. Era todo bulla y ruido. Solo el mar estaba tranquilo y solo. La busqué por sus orillas. No era la soledad que buscaba y me perdí por la arena. Pregunté: - ¿En la soledad hay río del olvido? Olvidándome del mar busqué dentro de mí mismo, y enseguida me encontré en la soledad perdido. Lima, 28-3-2013
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Leyendo Baladas y Canciones del Paraná. Alberti.
En su día, Rafael, te exiliaste a la Argentina junto al río Paraná; yo me he venido a una tierra próxima al mar. “Por el Paraná, bajeles esta noche”, cantaste, hasta que el río se rompió. Yo canto a la mar océana en eterno desafío, con una voz menos diáfana que tu voz. En nuestros ojos llevamos las dos tierras retratadas: llena de ríos la tuya, la mía de agua salada. Se nos ha quedado el alma de otros paisajes dormida como el amor. Ahora que tú no cantas, canto yo. Lima, 28-3-2013
40 Se poblaron tus ríos de bajeles, mi mar de barcos. Así cantabas, limeña, la tarde de Jueves Santo. El cielo se puso gris y no ha sido por tu canto, que lo ha puesto así la niebla, pardo corcel por el aire galopando.
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Ahora me cantas: Se despoblaron de bajeles mis ríos, tu mar de barcos. Lima, 28-3-2013
41 Tu canto como el zureo de una palomica herida que anda como tú perdida. Te dije: No cantes más, que te va en ello la vida, pero seguiste cantando, limeña, hasta tu agonía. Ya no se escucha tu voz dulce y melosa, mi niña. ¡Ay, amor! Lima, 29-3-2013
42 Se ha roto lo que más quise y no tengo dónde verme: están tus ojos dormidos, tus ojos, espejos verdes. Miro al cielo, invoco al aire… Y no hay nadie ni nada que los despierte. Lima, 29-3-2013
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CANCIONES LIMEÑAS II
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1 Otra vez tras mi ventana viendo la niebla que viene del mar, y cómo se va instalando en la tierra el otoño. Me asomo y veo como en un sueño que se han quedado sin azahar los naranjos, que arden a otro sol y otro aire los olivares. Y surge viva la copla: “Hora del último sol. La damita de mis sueños se asoma a mi corazón”. Salgo del sueño. ¡Cómo la niebla se aprieta en mi ventana de nuevo! Lima, 29-3-2013
2 Siento añoranza de ti y del mar Mediterráneo, de tus labios, de tu risa y de sus barquitos blancos. Siento añoranza de ti, de aquel sol que se hace luz en tus ojos, y en tu corazón amor. Siento añoranza de ti, ilicitana morena que tienes nombre de mar y el rostro de una sirena. Lima, 29-3-2013
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3 Sé que un día volveré, un día no muy lejano, y que dejaré esta tierra donde canto. Cruzaré bajo los cielos el ancho mar en un barco para llegar hasta ti o por los aires volando. No importa cómo ni cuándo. Un día recobraré aquello que aquí me trajo: el soplo del viento gris y el canto azul de los pájaros. Cuando me vaya, limeña, llevaré a fuego grabados tus ojos negros, profundos, tu cabello y esas manos que han sido para mi cuerpo el mayor de los milagros. Lima, 29-3-2013
4 Jardines de Miraflores junto al mar. Os llevaré retratados en mis ojos. Algunos los mirarán cuando llegue, y dirán: Hay en tus ojos jardines de aquellas tierras. Y otro mar. Lima, 30-3-2013
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5 Vente conmigo, limeña, a España, tierra de sol, de vino, de toros bravos, tierra de almendros en flor. Vente conmigo. Verás anchos campos de olivares, playas doradas y al mar “dentro de los naranjales”. Verás en las noches claras lunas bordando caireles en los vestidos que lucen sus más hermosas mujeres. Vente, limeña, conmigo, ahora que aquí es frío el aire, a tomar el sol de julio en las playas de Alicante. Lima, 31-3-2013
6 Alguien te ha visto por un mar de primavera, limeña. Sobre la bahía, enhiesto, un castillito de piedra y un barquito fondeado cerquita de la marea. Colgado de la muralla, el mar azul. Sobre la arena, tendida, tú. Lima. 31-3-2013
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7 Te sorprendí dormida, limeña, debajo de un almendro. Al despertar, tus ojos, limeña, me miraron riendo. En tus hombros desnudos, limeña, ¡qué alegría y revuelo! Dentro de mí sentí, limeña, el corazón ardiendo. Pero no sé si ha sido, limeña, realidad o sueño. Lima, 31-3-2013
8 Descalcita por la arena de estas playitas de oro, y yo a tu lado, limeña, abrazadito a tu torso. Contigo en la mar, limeña, para que te envuelva el aire y te lo lleves amarradito a tu talle. Mójate en el Mediterráneo los pies con sol y con luna, que el viento los secará con sus encajes de espuma. El aire con yodo y sal de este mar. Lima, 31-3-2013
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9 Y tú, limeña, conmigo sorbiendo a tragos el sol entre las olas perdidos. Limeña, “que está aquí la primavera”. La primavera de España, ¡tan hermosa cuando llega! Ea, ea, que esta tierra es un jardín que ha preparado mi amor para ti. -¿Para mí? - Sí. Lima, 1-4-2013
10 La luna en los naranjales convertida en azahar. Toma un ramito de luna, limeña, y préndelo en el ojal. -¡Dameló! -¡No, que te lo quiero prender yo! Lima, 1-4-2013
11 Yo vengo de los trigos que verdean mecidos por el aire de la sierra.
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Y tú, ¿de dónde vienes, limeña, de la mar o del trigo? Vengo del olivar que olea en la colina como si fuera un mar. Lima, 1-4-2013
12 Tú me has robado los ojos desde que estás en mi patria, amor, y hoy te lloran de alegría que se hace canto en tu voz. Canta y ríe frente al mar, limeña-española. Ríe, que la nieve de tus dientes la envidian los alhelíes. Ríe y canta. Hoy voy hasta ti remando, sorteando las agrestes olas del Mediterráneo. Si quieres, arremángate la falda y ven hasta mí desnuda sintiendo sobre tu cuerpo el suave tacto del agua. Ríe y canta, que está ya rayando el alba. Lima, 2-4-2013
13 La luna espera dormida a que la noche enarbole su bandera y tiemblen en los olivos las estrellas.
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Y tú, niña, mientras llega, toma el sol en este día hermoso de primavera. Lima, 3-4-2013
14 Yo no sé por qué vereda se fue. Sé que ha soplado, mi amante, la brisa azul de la tarde. Y no sé por qué vereda se fue, Hasta la orilla una ola blanca de rompiente espuma se acercó dominadora. Y no sé por qué vereda se fue. Me preguntaste: ¿Qué ha sido de la brisa que hace un instante soplaba debajo de mi sombrilla? Y te respondí, mi niña: Yo no sé por qué vereda se fue. Lima, 3-4-2013
15 Guadalest
¿Adónde vas descalcita por la orillita del mar? Ponte, niña, las sandalias y acompáñame en la tarde,
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aureolada de espuma “y del salitre del aire”. Mira a lo lejos. Arriba, muy arriba, sin campanas, rozando el cielo una ermita. Y un castillo con sus almenas al aire desde donde se divisa una mar azul turquesa en la tarde. En lo más hondo, los árboles con sus frutos extasiados bajo el sol. Y cuajaditos de azahar ya los naranjos, que estamos, limeña, en mayo. Siéntate, niña, y descansa, pues para llegar al pueblo las calles son empinadas. Si supieras con qué fuerza sopla el viento en el invierno; cómo bajan, medio locas, cuando hay tormenta, las aguas. Pero no temas, limeña, que es mayo. Y en estos días luce el sol y ha puesto el viento “alas en tus zapatillas”. Lima, 4-4-2013
16 Polop. Agua de pueblo
¡Por ti, limeña, por ti! Quisiera beber contigo un agua tan pura y fresca como la de tu bautismo.
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Agua de pueblo que cae por 221 chorros y es dulce para los labios y luminosa en los ojos. Agua de pueblo, limeña, que baja de la alta sierra. Agua de pueblo en Polop con sus casas encaladas y sus callejas trepando a lo alto de la montaña. Mira, limeñita, al fondo la iglesia, el León dormido. Y muy cerquita de ti, el agua, mi niña, el agua de la que nunca has bebido. Agua de pueblo en la plaza, que por apagar tu sed, limeña, por cien chorros se desangra. Lima, 4-4-2013
17 Ya de regreso, mi vida, que está la noche encendida. Hace ya tiempo que rueda por el cielo la luna de primavera. Esta noche las flores del alhelí como blancas estrellitas brillan, limeña, por ti. Vamos a casa, mi amor, que ronda el sueño tus ojos y estoy cansadito yo. Lima, 4-4-2013
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18 Elche
Te compraré unos zapatos para los días de fiesta, que esos ya tienen muy gastadita la suela. -¡Zapatera!: zapatos color corinto para mi niña limeña. -¿Zapatos de lujo? - ¡Sí! Y por si no los tuvieras color de vino o turquesa, zapatera, tan blancos como el jazmín. Quiero que mi niña sea la reina de la belleza. Lima, 5-4-2013
19 Guardamar
Las dunas bajo la luna en Guardamar. ¡Oh los médanos de arena, faros de la luna llena cerca del mar! Vamos a la mar, limeña, ahora que la luna llena brilla sobre el arenal. Desnúdate, porque en mayo en el mar Mediterráneo, niña, te puedes bañar. Lima, 5-4-2013
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20 Por Levante, por el Sur, limeña, en mi compañía. Por los pueblos, por las playas más bellas que hay en España, pregoneros de alegría. Vámonos de feria en feria a montar en el tiovivo, tú en un caballito blanco yo en un negro caballito. Después, a tomar un fino en Jerez con los amigos. Lima, 5-4-2013
21 Fiesta de las Hogueras de Alicante
Arden las hogueras en el plenilunio. Mes de junio. Noche de san Juan. Vámonos, limeña, hasta la verbena a ver el castillo de fuegos cerquita del mar. Tú tan limpia, repeinada, con tu faldita encarnada, blusa de seda y tu chal. Con cara de enamorada como si tú y yo, limeña, nos fuéramos a casar. Yo, mi niña, con mi terno para decirte “sí, quiero” ahora que están repicando -din, don- las campanas de la catedral. Lima, 5-4-2013
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Quema de las Hogueras
Avisad a los bomberos que por los cuatro costados está la ciudad ardiendo. Es la noche mágica de san Juan, limeña. Hoy es todo fuego: arden las Hogueras, arde la mirada y arden esta noche el cielo y el agua de la mar. Ten cuidado, amor, de que no se queme hoy tu corazón. Lima, 6-4-2013
23 Después de una noche loca sigue mi niña dormida. Por nada turbéis su sueño, que llegó a casa rendida. Aún hay sobre las terrazas restos de noche y de luna y en el mar la blanca vela de mi barquito desnuda. ¡Duerme, niña, y descansa hasta que vuelva el alba! Lima, 7-4-2013
24 Pamplona
No pienses en regresar, niña limeña, que hay que subir a Pamplona a ver los toritos bravos corriendo por Estafeta.
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¡No pienses en regresar! ¿Qué será de mí, mi amiga, cuando ya me quede solo sin tu amor, rojo capote que me defiende del toro? ¡No pienses en regresar! ¡Ay, que me siento extranjero en mi tierra sin tu amor, y tengo miedo! ¡Quédate conmigo, niña, hasta enero! Lima, 7-4-2013
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Belagua
¡Luna de los pastizales!
ALBERTI
¡Luna de los pastizales en el valle de Belagua! Mira, niña, mira cómo corre el agua por el río donde abrevan cuando cae el sol las vacas. Aquí el mar se ha vuelto verde y hay robles en vez de barcas, caballos en vez de peces. Las playas que tú conoces aquí son de alta montaña. No hay música que relaje como el son de las esquilas que resuenan por el valle. Piérdete, niña, muy lejos de los dos mares donde transcurre tu vida.
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Y quédate, hija ya de esta tierra que nunca ha tenido mar. Lima, 7-4-2013
26 Roncesvalles
Madruga con alba fría que hay que llegar a la altura de Roncesvalles y hay niebla y es frío el aire. Ten cuidado porque el frío de madrugada puede ajar la frescura de tu cara. Vámonos ya, romerica, a ver cómo van llegando los romeros peregrinos de Santiago. Ponte la bufanda, que estamos en el balcón más alto de la montaña. Lima, 7-4-2013
27 Monumento a la batalla de Roncesvalles
- ¿Lo sabías? - ¡No! - Este monumento, niña, nos recuerda la batalla que aquí se libró en su día. ¡Batalla de Roncesvalles!
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Aquí pereció Roldán, jefe de la retaguardia del ejército imperial sujetando el Olifante su mano izquierda y empuñando con la diestra su célebre y fiel espada Durandal. - ¿Dices Roldán? - ¡Sí, limeña! Da la vuelta, ven acá. Mira, niña, su cabeza destrozada y cómo muy lentamente el héroe se desangra. Así relata el Cantar cómo perdieron el habla el gran héroe Roldán y algunos Pares de Francia. Cuentan que aún Carlomagno aparece cada tarde llorando desconsolado en el lugar del desastre. Lima, 7-4-2013
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Ante la Virgen de Roncesvalles
La Virgen de Roncesvalles nos está mirando, niña. ¡Cómo nos mira! Tú, con tu bufanda puesta, atenta siempre a la misa. Yo, a tu lado, pendiente de lo que diga.
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La Virgen de Roncesvalles no dice nada: ¡nos mira! ¡Cómo nos mira! Lima, 7-4-2013
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Puente la Reina
Hay que viajar hacia el Sur por ver el río y el puente con sus cinco ojos romanos tan grandes como los tuyos cuando me miras de frente. Ojos para que te vean y ver cómo la corriente se lleva mientras me miras, limeña, la flor de Puente la Reina. ¡Quédate quieta y contempla cómo el agua pasa deprisa como la vida! Lima, 7-4-2013
30 Camino de Tudela
Me lo dijeron, niña, al salir del pueblo. ¡Cómo baja hoy de crecido el Ebro! Y aún se espera que suba más el agua y arrecie el viento. Dime, cantinerita, novia del día:
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Para ir a Tudela ¿qué camino es el bueno: el que hay cerca del río y cruza el soto o este más apartado? - Ni uno ni otro. Son los dos un peligro: a la altura del puente se ha desbordado el río. -¡Gracias, cantinerita, novia del día! Vamos a Olite, mi flor limeña. Cuando bajen las aguas, iremos a Tudela. Lima, 8-4-3013
31 Olite
Al pie del castillo, sí, de altas torres, niña mía, en cuanto despierte el día. Ponte ropa de princesa, corona de oro y marfil. Al pie de la regia escala te espera tu paladín ¡Ah si supieras la fiesta que hay preparada en Olite para ti! -¿Para mí? ¡Sí, limeña, para ti! Lima, 9-4-2013
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32 Foz de Arbayún
Variación sobre el poema No quiero pasar la noche. Alberti, La amante.
No quiero cruzar de noche contigo el desfiladero, que viene crecido el río. No quiero. ¡Que no quiero! Hay que esperar hasta que alboree el día para poderlo cruzar. No quiero, amiga, cruzar el desfiladero de noche. ¡Que no quiero! Lima, 10-4-2013
33 La nieve de estas montañas se fue al mar. Mírala, mi amiga, convertida en flor de espuma que hasta aquí quiere llegar. Vámonos al alba, limeña, que en estas montañas en julio y agosto la nieve escasea.
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Vámonos, porque está el Mediterráneo de nuevo esperándonos. Lima, 10-4-2013
34 Aquí, limeñita, sobran las bufandas y las chompitas de alpaca. En el verano de España cae con tal fuerza el sol que a veces todo lo abrasa, incluso, niña, el amor. Ponte tu traje de baño y vámonos a la playa, pero ten cuidado, niña con las rosas de tu cara. Lima, 11-4-2013
35 -¿Qué te ha dicho el viento del mar, limeña? -¡Que me quede! -Limeñita, él lo niega. -Dile al viento que es artero y embustero. Dijo: -En el mar azul te espero. Y hoy el cielo y este mar están vestidos de negro. Lima, 11-4-2013
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36 Sevilla
¿Porque te ha engañado el viento quieres, limeña, marchar? No vivas a su albedrío, sé tan libre como el río que corre buscando el mar. Quédate conmigo, amiga: no conoces todavía el embrujo de las noches de Córdoba la sultana, celosa de su mezquita; ni Granada, tan gitana, que vive al pie de la nieve y de la Alhambra; ni la luz y la alegría de Sevilla. Quédate, que para envolver tu pena tengo un capote de seda, mi niña, un vestidito con lunas y un gran mantón de Manila. Para morir, cualquier parte y para vivir, Sevilla. Vamos, limeña, a la feria de Sevilla. Lima, 12-4-2013
37 Granada
¡Cómo bailan las gitanas fijos los ojos, mi niña, en las torres de la Alhambra!
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Cuando se embruja la noche, ¡qué algazara! Las cuevas del Sacromonte tiemblan a ritmo de zambra. Las torres con sus cien ojos vigilan a los gitanos mientras bailan. ¡Vamos, limeña, a Granada! ¡A bailar! Baila hasta que la sed te queme la garganta: aquí el agua es pura nieve y la nieve la montaña. Agua de nieve, suspiros que buscan el mar remando por los ríos de Granada. Agua de nieve que elevan al cielo los infinitos surtidores de la Alhambra. ¡Despierta y vámonos a Granada! Lima, 13-4-2013
38 Variación de “Córdoba. Lejana y sola". (García Lorca).
¡Ay qué camino tan largo, limeña, antes de llegar a Córdoba! Atrás se quedó Sevilla con su Giralda encendida, y Granada con su Alhambra. Limeña, vamos a Córdoba
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en la mañana madura por una vereda angosta. “Cuando la tarde se ponga morada, con luz difusa”, tenemos que entrar en Córdoba. ¡Ay qué camino tan largo, entre olivares en sombra, nos espera aún, limeña, antes de llegar a Córdoba! Córdoba. Lejana y sola. Lima, 14-4-2013
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CANCIONES LIMEÑAS III
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1 Sangrando vas descalcita; yo, descalcito, detrás. ¿Dónde vas? “Piensa que el mundo es chiquito y el corazón es inmenso”. ¿Dónde vas, niña limeña, que no sea volver de nuevo a la mar? Lima, 14-4-2013
2 -Dices que te vas a Lima. -A Lima, amigo, me voy. -Lleva contigo mi pena. -No. Me llevo tu corazón. Lima, 14-4-2013
3 Mi niña se me llevó el corazón, no la pena: con ella me quedé yo. ¡Qué no haría por olvidarme de todo y estar a tu lado, niña! ¿Por qué me vine de allí sabiendo que si lo hacía me quedaría sin ti? ¡Qué triste la vida mía sin luna de primavera, sin amiga y compañera!
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¡Sin la voz de aquellos mares, sin el silencio de piedra de los Andes para siempre, compañera! Lima, 14-4-2013
4 Al alba te fuiste, al alba. Solita por el aire, yo por la playa. Dos soledades, niña, y un alma. Un acíbar nocturno nos quema la garganta: a ti en Perú, a mí en España. Un acíbar que abre grietas al alba. Lima, 15-4-2013
5 Dos soles me están quemando, limeñita, al mismo tiempo: el sol ardiente de España y el de tus ojitos negros. Pero es el sol de tus ojos el que me quema por dentro. Lima, 16-4-2013
6 Puedo poner otro nombre a la casa donde habito y llamarla, niña, Olvido.
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-¿Olvido dices? -¡Olvido! Vuelvo una vez y otra vez por ver si en ella te encuentro… Y se me cae en pedazos la casa donde te sueño. Lima, 16-4-2013
7 “Se alzan en mi corazón caminos bombardeados”: uno entre rocas, otro entre barcos. Las distancias se agigantan y es imposible juntarlos, y mi corazón se quema entre dos fuegos contrarios. Ojos traicioneros, niña, a ciegas te andan buscando, y sus miradas se azogan y quiebran en mil pedazos. ¿Dónde, le pregunté al aire, tienes mi amor secuestrado? ¿Dónde, azote de mi vida? Y el aire pasó de largo. Lima 16-4-2013
8 Volveré, limeñita, volveré. ¡Déjame volver! Me despediré del mar donde -¡oh las playas doradas!-
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empezamos a soñar. Entonces tu corazón y mi corazón cantaban. Hoy mi corazón está lleno de añoranzas. ¡Cómo tiembla la luna verde en el agua, la luna verde que asoma por las altas torres de la madrugada! Lima, 16-4-2013
9 No quiero decir nada, pero hoy he visto en tus ojos dos rosas llenas de lágrimas. -¿Por qué lloras, limeña? -Por mis ojos, rosales llenos de rosas negras, y por mi pena. Lima, 17-4-2013
10 Bajo el cielo verde, el aire burlón intentó perderme. -¿Dónde vas frente al mar amargo? -A buscar contigo el amor perdido. Es tarde y no lo he encontrado. -¿Dónde lo perdiste?
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En el mar, amigo. De golpe, la noche se llenó de gritos. Lima, 17-4-2013
11 Desde mi ventana oigo cómo canta el surtidor: - ¡Amor…! Y veo en la parra un pájaro verde que canta y que canta: - ¡Amada…! Y una rosa roja que no dice nada. Lima, 17-4-2013
12 Seca rama de durazno, ¿dónde anidan hoy tus pájaros? ¿Qué pasa que ya no cantan en lo verde de tus brazos? Lloro frente a ti, durazno, al verte sin hojas, sin rama verde, sin flor, sin fruto, sin pájaros… Hoy lloro por ti, durazno, y por un amor perdido y no encontrado. Te pareces a la parra que no ha vuelto ya a echar pámpanos. ¡Leñador, “córtales la sombra” a los dos! Lima, 17-4-2013
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13 Y dirás: ¡Amor!, ¡amor!, sin que tu herida se cierre!
Cuando la tarde se duerme -¡amor!, ¡amor!-, sigo con la herida abierta. No hay nadie que me la duerma. No hay nadie que me la cierre. ¡Nadie! Solo la muerte, que sale y regresa a cada instante, vigila mi herida abierta con un bisturí de llanto y de mariposas negras. ¡Nadie que me la cierre, limeña! Lima, 18-4-2013
14 ¡Oh tus ojos, ayer llenos de luz, hoy llorosos! ¿Qué has hecho de tus ojos? Ayer estaban llenos de mares, hoy de ríos enfermos y malos aires. Lávatelos, limeña, en el agua del mar si quieres que tus ojos no vuelvan a enfermar. Lima, 18-4-2013
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GARCÍA LORCA
15 Acércate ahora que la tarde se ha puesto tibia y es más dulce el aire. Acércate -¡cómo late tu corazón de seda!-, antes de que en el cielo se enciendan las estrellas. Ya sabes que la noche es mala compañera, que hay arqueros oscuros disparando sus flechas y ojitos asesinos que nos acechan. Acércate a la fuente de agua clara y serena y angelitos sonámbulos a apagar esa sed de tu boca sedienta. Acércate ahora que la tarde se ha puesto tibia y es más dulce el aire. Lima, 18-4-2013
16 ¿Por quién este llanto de la arboleda? ¿Por ti, por mí? ¡Ay, limeña, que no encuentro quien calme, esta noche, mi pena!
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Tengo los ojos llenos de olvido: estoy sin ti, sin mí y arrastro mi corazón herido. Algo llevo en los labios, amante, que se me enciende con el sabor amargo de la muerte. Lima, 19-4-2013
17 El frío del invierno ha hecho mi amor pedazos. ¡Oh amor perdido y nunca recobrado! “¿Qué ha de hacer el amor sino perderse?” ¡Adiós, niña limeña, ya no volveré a verte! A tu puerta, te dejo el corazón que se está desangrando como una fuente. ¡Nunca volveré a verte! Lima, 19-4-2013
18 ¡Pasión azul! El cielo, sin embargo, es de hojalata sucia, el viento helado. Los álamos de plata se han quedado sin pájaros,
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sin rosas el jardín y mis ojos sin llanto. No llores más, limeña, que parecen tus ojos dos luceros sin párpados. Vino el amor, se fue al cruzar el océano. A veces el amor se nos pierde como si fuera un sueño no soñado. ¡Ay, de nuestro amor soñado! Lima, 19-4-2013
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Índice Prólogo......................................................................................................................
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OCTAVARIOS DE AMOR................................................................................... 25 Octavario del encuentro............................................................................... 31 Déjame que te enseñe................................................................................... 33 Sencillamente viernes................................................................................... 34 Sabes que yo te espero.................................................................................. 35 Confesiones................................................................................................... 36 Lunes y cartas............................................................................................... 37 Me queda la palabra.................................................................................... 38 ¡Qué confusión de nombres!......................................................................... 39 Éxtasis........................................................................................................... 40 Octavario de la afirmación.......................................................................... 43 Ha sido nuestro sino..................................................................................... 45 Yo te amo por tus ojos.................................................................................. 46 No sé cómo decirte........................................................................................ 46 Nostalgia....................................................................................................... 48 Amar con los ojos......................................................................................... 49 Vivirte........................................................................................................... 51 Antevíspera................................................................................................... 53 Consumación................................................................................................ 53 LA RECOBRADA.................................................................................................. 55 1 ....................................................................................................................... 59 2 ....................................................................................................................... 61 3 ....................................................................................................................... 63 4 ....................................................................................................................... 65 5 ....................................................................................................................... 67 6 ....................................................................................................................... 69 7 ....................................................................................................................... 71 8 ....................................................................................................................... 73 9 ....................................................................................................................... 75 10 ....................................................................................................................... 76 11 ....................................................................................................................... 77 12 ....................................................................................................................... 78 13 ....................................................................................................................... 79 14 ....................................................................................................................... 80 15 ....................................................................................................................... 81 16 ....................................................................................................................... 81 17 ....................................................................................................................... 83 18 ....................................................................................................................... 85 AL AIRE DE TU VUELO...................................................................................... 89 El hombre se llamaba Marcelino....................................................................... 93 Mayo en Rosey................................................................................................... 94 En las manos de Dios......................................................................................... 97
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A la sombra de Fourvière.................................................................................. 101 La Valla............................................................................................................... 103 La experiencia Montagne.................................................................................. 107 Perdidos en la nieve........................................................................................... 111 El Hermitage...................................................................................................... 112 Muerte y glorificación........................................................................................ 115 Colofón................................................................................................................ 116 ANDANTE MEDITERRÁNEO........................................................................... 119 Pórtico................................................................................................................. 125 Primera visión.................................................................................................... 127 Segunda visión................................................................................................... 137 ¡Si al menos hoy tuviera!................................................................................... 139 Tercera visión..................................................................................................... 149 Canto final.......................................................................................................... 158 Aquel cálido invierno.............................................................................. 163 Noche cumplida.............................................................................................. 167 Aquí te espero............................................................................................... 171 Rodando con la madrugada........................................................................ 171 Cuando tu voz albea..................................................................................... 174 El amor necesita tiempo............................................................................... 175 Golpe de lluvia.............................................................................................. 177 ¿En dónde y cuándo acaba nuestra sombra?............................................ 178 De todo lo que tengo..................................................................................... 179 Más allá de la noche..................................................................................... 182 Aún tiembla la palabra................................................................................. 185 Tránsito hacia la primavera........................................................................ 189 Primavera del agua...................................................................................... 190 Equipaje de amor......................................................................................... 191 Memorandum............................................................................................... 193 La hora del mar............................................................................................ 195 A modo de esperanza................................................................................... 196 Primavera de los cerezos............................................................................. 197 Primavera de las rosas................................................................................ 199 Cuando son llama los ojos............................................................................ 201 Tres canciones de primavera....................................................................... 201 Afirmación de la alegría.............................................................................. 202 Es nuestra la memoria................................................................................. 203 Cuando el amor es posible........................................................................... 204 EL HUMO DORMIDO......................................................................................... 207 REGRESO A LA ARCADIA................................................................................. 239 Cuando nadie te espera................................................................................ 243 Acuarelas.......................................................................................................... 247 El despertar del humo.................................................................................. 249 Antes del alba............................................................................................... 249 Regreso a la arcadia.................................................................................... 251 13 De diciembre día de romería................................................................... 253 Estampa de invierno.................................................................................... 253 Los días amargos......................................................................................... 255
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Aquellos días lejanos.................................................................................... 256 La senda de la fuente.................................................................................... 256 El granero.................................................................................................... 257 La tormenta.................................................................................................. 260 La hoguera.................................................................................................... 260 Tardes de verano.......................................................................................... 261 Día de fiesta.................................................................................................. 265 El primer beso.............................................................................................. 265 Camino de la negra...................................................................................... 266 El viejo cementerio....................................................................................... 267 Elegía de agosto........................................................................................... 268 La visita del cierzo........................................................................................ 269 Retratos en sepia............................................................................................ 271 El hombre sin voz......................................................................................... 273 El vendedor de periódicos............................................................................ 273 Rincón bucólico............................................................................................ 275 El abuelo....................................................................................................... 275 Pintor de atardeceres................................................................................... 277 Tarde de cometas......................................................................................... 277 La luz de la taberna...................................................................................... 278 Óleos.................................................................................................................. 281 Soliloquio...................................................................................................... 283 Divagación.................................................................................................... 283 Deliberadamente.......................................................................................... 284 Tiempo de preguntas.................................................................................... 285 Salvarse en la claridad................................................................................ 287 Epílogo.............................................................................................................. 288 CUADERNOS DEL AIRE.................................................................................... 291 Cuaderno primero......................................................................................... 295 Anuncio del otoño........................................................................................ 297 Cafetería Manhattan.................................................................................... 297 Primera luz................................................................................................... 299 30 De septiembre.......................................................................................... 299 Octubre......................................................................................................... 303 El humo de las viñas..................................................................................... 303 Mucho ha sido el olvido y mayor la espera................................................. 304 Noche de insomnio....................................................................................... 305 Si se me concediera...................................................................................... 307 Día de lluvia.................................................................................................. 309 Vientos de otoño........................................................................................... 311 Crepúsculo.................................................................................................... 311 Al mirar hacia atrás..................................................................................... 313 Cuaderno segundo......................................................................................... 315 Cuando llega el invierno.............................................................................. 317 ¡Cuántas veces!............................................................................................. 318 Carpe diem.................................................................................................... 319 Así la vida..................................................................................................... 321 El aire huele a humo..................................................................................... 321 Viento del norte............................................................................................ 323 Porque sé....................................................................................................... 323 Canto del caminante.................................................................................... 325
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Cuaderno tercero........................................................................................... 327 Piedritas........................................................................................................ 329 Necesito tiempo............................................................................................ 329 Cuando la vida tiene..................................................................................... 331 Luz de primavera......................................................................................... 332 Lluvia de marzo............................................................................................ 333 Tiempos de guerra....................................................................................... 334 Apatía............................................................................................................ 336 Canción del amor ciego................................................................................ 337 Señas de identidad....................................................................................... 337 Horas de espera............................................................................................ 338 Lo más mío eres tú....................................................................................... 339 Cuaderno cuarto............................................................................................ 341 Nuevo giro.................................................................................................... 343 Quimera........................................................................................................ 345 Mientras me acerco a ti................................................................................ 346 La hora de la siesta...................................................................................... 347 Es posible...................................................................................................... 349 Canción última del aire................................................................................ 350 RETABLO DE NAVIDAD II................................................................................ 351 Sed bienvenido al mundo................................................................................... 355 Villancico del vino.............................................................................................. 355 De cómo el Niño preguntó por todo lo que le odeaba...................................... 356 Villancico de lo inminente.................................................................................. 357 De cómo en la noche santa todo suspira por dar calor al Niño....................... 359 De cómo el Niño llora desconsolado.................................................................. 359 Sólo María vela al Niño..................................................................................... 361 Nana para que el Niño pueda dormir............................................................... 363 La noche más clara............................................................................................ 364 De cómo el sol da calor al Niño desnudo........................................................... 365 De cómo el Niño al despertar tuvo hambre...................................................... 366 Canción triste de navidad.................................................................................. 367 Jugando a ser pastorcillo.................................................................................. 369 Villancico del romerico...................................................................................... 370 Alegría de la paja por saberse la escogida....................................................... 371 Cuando el silencio tenía todas las cosas del cielo............................................. 373 Cuando venga..................................................................................................... 374 Dialoguillo imposible entre el ángel y el borriquillo camino de Belén............ 375 Nana para dormir al Niño Jesús en nochebuena............................................. 376 Donde me lleve tu corazón................................................................................. 376 Baladilla del mendigo camino de Belén............................................................ 377 Os ha nacido un Niño......................................................................................... 379 Por dar a la caza alcance................................................................................... 380 Quedito, quedo.................................................................................................... 381 Callad, ruiseñores.............................................................................................. 382 A bailar, zagalicas.............................................................................................. 382 Canción de nochebuena..................................................................................... 384 Villancico de los belenes..................................................................................... 385 El belén de mi vieja maqueta............................................................................. 387 Villancico de los almendros............................................................................... 388 Balada del peregrino......................................................................................... 390
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¡Ea, hijo mío, ea!................................................................................................ 390 Balada de la joven panadera el día de nochebuena......................................... 391 Preparando el belén el 24 de diciembre............................................................ 393 María de la O...................................................................................................... 395 Soneto triste por la falta de fe en el mundo actual........................................... 396 Airecillos de Belén.............................................................................................. 396 Y se llamaba María............................................................................................ 397 María pregunta a José....................................................................................... 398 ¿Qué llevas en tu alforja?................................................................................... 399 La Virgen da el pecho al Niño............................................................................ 399 Balada del arroyo helado.................................................................................. 400 El Niño llora de frío............................................................................................ 401 Burrito de Belén................................................................................................. 402 ¡Alba, venid; venid, alba!................................................................................... 403 Nana que no logra dormir al Niño.................................................................... 404
MIENTRAS ARDEN LOS DÍAS......................................................................... 405 Arden las palabras......................................................................................... 409 Vera Dmuhhailo........................................................................................... 411 Coincidencias................................................................................................ 412 Leyendo “un sueño en otro”......................................................................... 413 Mi vieja pluma Montblanc........................................................................... 415 Anhelo........................................................................................................... 417 Buganvillas................................................................................................... 418 Indecisión...................................................................................................... 419 Tarde de octubre........................................................................................... 420 Reencuentro.................................................................................................. 421 Voy a quedarme aquí................................................................................... 422 Apunte de madrugada................................................................................. 422 Aquella vieja foto.......................................................................................... 423 Último recuerdo............................................................................................ 425 Persistencia de la luz.................................................................................... 427 Palabras como huellas................................................................................. 427 Rosas de otoño.............................................................................................. 431 De tú a tú....................................................................................................... 431 Respuesta...................................................................................................... 432 Ahora es verdad la vida............................................................................... 433 Cuando cae la noche..................................................................................... 434 Este cielo de otoño........................................................................................ 435 Primeros síntomas de frío............................................................................ 436 Aquellos días................................................................................................. 436 Viaje hacia el invierno.................................................................................. 437 Miradas......................................................................................................... 438 Meditación en voz alta................................................................................. 438 Mientras arden los días............................................................................... 439 Cansancio..................................................................................................... 439 Hasta el último instante............................................................................... 443 Me pregunto................................................................................................. 445 Sigo abrazado a ti........................................................................................ 445 Si es verdad que la vida............................................................................... 445 deternerse. Escuchar.................................................................................... 445 Si me fuera posible....................................................................................... 445
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Tus manos..................................................................................................... 446 Ahora me pregunto...................................................................................... 446 De espaldas a mí mismo.............................................................................. 446 Esta canción de amor................................................................................... 446 Así tu voz....................................................................................................... 447 Es mi oficio.................................................................................................... 447 No puedo recobrar....................................................................................... 447 Me llegará la muerte.................................................................................... 448 Para después de mi muerte.......................................................................... 449 ¿Adónde, abril?............................................................................................. 449 Nómbrame y viviremos............................................................................... 451 Así como la rosa........................................................................................... 451 A PESAR DE TODO.............................................................................................. 453 A pesar de todo................................................................................................... 455 La vida................................................................................................................ 457 Escuchando la cantata 26 de Bach.................................................................... 457 Sin respuesta...................................................................................................... 459 Reincidencia....................................................................................................... 460 Tardes de paseo.................................................................................................. 460 Constatación....................................................................................................... 463 Camino hacia la luz............................................................................................ 464 In memoriam...................................................................................................... 465 Día de clase......................................................................................................... 465 La verdad última................................................................................................ 466 La vida sin árbol................................................................................................ 467 Cuando se es injusto........................................................................................... 469 El óvalo de Miraflores....................................................................................... 470 Así fue................................................................................................................. 471 Los días............................................................................................................... 473 Visita programada............................................................................................. 474 El espacio del corazón........................................................................................ 477 Y SIN EMBARGO, TÚ.......................................................................................... 479 Lo que dejé por ti................................................................................................ 483 Regreso............................................................................................................... 483 Luz cansada........................................................................................................ 485 Confesiones......................................................................................................... 487 Cuando la noche nos sorprende........................................................................ 489 Amarse en la memoria....................................................................................... 491 Recuerdos........................................................................................................... 492 Despertar............................................................................................................ 493 Otuzco................................................................................................................. 493 Testamento......................................................................................................... 496 Lima-Miraflores................................................................................................. 498 Canción triste..................................................................................................... 499 Para romper tus dudas...................................................................................... 500 Regreso a la memoria........................................................................................ 501 Intervalo............................................................................................................. 503 Es como te prefiero............................................................................................. 504 Estancia con ventana......................................................................................... 505 Volver a la realidad............................................................................................ 506
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Preguntas........................................................................................................... 507 No sigas abrazada............................................................................................. 509 Ha sido inevitable.............................................................................................. 510 Asilado a esta sombra........................................................................................ 511 Soliloquio............................................................................................................ 512 Pregúntame por ti.............................................................................................. 513 El lugar del corazón........................................................................................... 514 Al final de la tarde.............................................................................................. 515 Agua de vida....................................................................................................... 516 En un rincón del año.......................................................................................... 517 Despedida........................................................................................................... 519 CÁNTICO................................................................................................................ 521 Un mandato del alma para un poeta................................................................ 525 Y oí tu voz............................................................................................................ 533 El alma desea experimentar la noche oscura................................................... 535 No quieras despreciarme................................................................................... 537 Anhelo de inmortalidad..................................................................................... 539 Llaga de amor.................................................................................................... 541 La voz secreta del amor divino.......................................................................... 543 El poeta pregunta al amor................................................................................. 545 El alma se confiesa al amor............................................................................... 547 El alma se queja ante un nuevo abandono....................................................... 549 Llama enamorada.............................................................................................. 551 apresura tu paso de gacela................................................................................ 553 Mirada apasionada de Dios.............................................................................. 555 Cuando el amor dice sí....................................................................................... 557 El amor se esconde tras decir sí........................................................................ 559 Cuando el amor invita al vuelo......................................................................... 561 Abandono total................................................................................................... 563 En la bodega del amor....................................................................................... 565 El huerto donde nos amamos............................................................................ 567 Déjame ser silencio, solo eso.............................................................................. 569 Teniendo ya la casa sosegada........................................................................... 571 El amor pide que se le abra la puerta............................................................... 573 Abierto a ti.......................................................................................................... 575 Mil gracias derramando.................................................................................... 577 El alma se abandona al amor del amado......................................................... 579 Y el ventalle de cedros aire daba (consumación)............................................. 581 Sobre las ilustraciones....................................................................................... 582 HASTA CASI EL OLVIDO................................................................................... 585 ¿Es la vida un punto de partida?....................................................................... 589 Pobre mendigo................................................................................................... 589 A veces creo que la soledad................................................................................ 591 Vida sin equipaje................................................................................................ 591 He perdido los puntos cardinales...................................................................... 593 Doce meses en ti................................................................................................. 595 Nadie eleva plegarias por los árboles............................................................... 595 Nostalgia de ti.................................................................................................... 596 Hoy es martes..................................................................................................... 597 Nada estaba previsto......................................................................................... 599
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Este es mi patrimonio........................................................................................ 601 Ahora que el otoño............................................................................................. 603 Llanto por lesbia................................................................................................ 605 Ciudad bajo la niebla......................................................................................... 606 La amistad, esa luna que rueda por el tiempo.................................................. 609 Tarde de Jueves Santo....................................................................................... 611 Quédate así, dormido......................................................................................... 613 Hoy quiero hablar de ti...................................................................................... 613 Recuerdos ingratos............................................................................................ 615 Hospedaje de paso.............................................................................................. 616 En la quietud de la mañana............................................................................... 617 El hombre por quien preguntas......................................................................... 617 Lunes de Pascua................................................................................................. 620 Memoria rota..................................................................................................... 621 La visita de la niebla.......................................................................................... 624 17 De abril........................................................................................................... 625 A pesar de la luz................................................................................................. 626 Meditación frente al pacífico............................................................................. 627 Aunque la noche insista..................................................................................... 629 Los días y las horas............................................................................................ 630 Bagatela.............................................................................................................. 632 Donde aún arde el amor.................................................................................... 633 Cómo nos engaña el tiempo............................................................................... 634 Nuestra ítaca está aquí...................................................................................... 635 Prefiero que el silencio sea mi mejor canto....................................................... 636 Pronósticos......................................................................................................... 637 Somos solo un instante....................................................................................... 638 Cuando cae la tarde........................................................................................... 639 Huaraz................................................................................................................ 641 Yungay................................................................................................................ 643 Laguna de llanganuco....................................................................................... 645 Ruinas de Chavín............................................................................................... 646 Más allá de las cimas. Pastoruri....................................................................... 648 La puya Raymondi............................................................................................. 650 Laguna de Pumashimi....................................................................................... 651 Memorandum..................................................................................................... 653 Solo el amor cierra las heridas.......................................................................... 654 Aprender a vivir................................................................................................. 655 Porque llega el invierno..................................................................................... 657 Martes de fiesta.................................................................................................. 658 Y me quedo a esperar......................................................................................... 660 Mientras el día se va.......................................................................................... 660 Solo contigo el tiempo es piadoso...................................................................... 661 En tu fascinación por la verdad........................................................................ 662 La fugitiva anécdota que somos........................................................................ 663 Evocando a Rilke................................................................................................ 664 Cuando se pone en pie la noche......................................................................... 665
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CANCIONES.......................................................................................................... 667 CANCIONES A MARTA I.................................................................................... 669 CANCIONES A MARTA II................................................................................... 701 CUMPLEAÑOS...................................................................................................... 721 CANCIONES A MARÍA ELENA......................................................................... 735 Marzo.................................................................................................................. 739 Mayo................................................................................................................... 740 Junio................................................................................................................... 741 Corazón herido................................................................................................... 741 Tiempo de duda.................................................................................................. 743 Despedida........................................................................................................... 743 Julio.................................................................................................................... 743 Confidencia......................................................................................................... 744 Susurros.............................................................................................................. 744 Invitación............................................................................................................ 745 Hora de la cita.................................................................................................... 746 Tiempo de playa................................................................................................. 746 Susto.................................................................................................................... 747 La niña del salinar............................................................................................. 747 Nostalgia............................................................................................................ 749 Soledad............................................................................................................... 750 ¡Si me llamaras!................................................................................................. 750 Soliloquio............................................................................................................ 751 Mañanita de niebla............................................................................................ 752 Caminos de encuentro........................................................................................ 753 Regresa pronto................................................................................................... 753 No tengas miedo................................................................................................. 754 Miré tus ojos....................................................................................................... 754 Tres amores........................................................................................................ 755 Déjate llevar....................................................................................................... 757 Tarde de tormenta............................................................................................. 758 La esperada........................................................................................................ 758 Por qué lloras, mujer.......................................................................................... 759 Yo seguiré amándote.......................................................................................... 759 Balada de los alamillos secos............................................................................. 760 Esos ojos............................................................................................................. 762 CANCIONES LIMEÑAS I.................................................................................... 763 CANCIONES LIMEÑAS II.................................................................................. 791 CANCIONES LIMEÑAS III................................................................................. 817
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Este libro se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Visión PC Perú S.A.C. en el mes de junio de 2014 impreso sobre papel bond avena de 80 gr. Lima - Perú.
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