Abril 2014
#MGC11ed
R AZO NES PA R A GESTIÓN CULTURAL
INNOVACIÓN Y T E C N O LOG Í A Ade l a Co rti n a Na t i Gui l G ru n d
www.mastergestioncultural.eu
# RAZONES PARA GESTIÓN CULTURAL
Editorial Estimados amigos: La primavera irrumpe en el calendario y en el Máster en Gestión Cultural de la Universidad Carlos III de Madrid se disparan los eventos en la agenda: las clases salen un poco más fuera del aula, los periodos de prácticas en instituciones culturales comienzan y el vértigo de la entrega de los proyectos fin de máster hace su aparición. El crecimiento cualitativo y cuantitativo de los objetivos, exigiendo además un mayor rendimiento hacia la eficiencia, parece ser un rasgo de nuestros días. Esta realidad responde a un fenómeno cultural al que desde el programa del máster prestamos especial atención: la Cultura Tecnológica. Un síntoma del peso de este hecho es la manifestación poliédrica de la relación entre Cultura y Tecnología. Si hacemos un burdo ejercicio de sintetización podríamos compilar la naturaleza cultural en tres categorías: - Conjunto de ideas no expresadas que desde el inconsciente colectivo sustentan la realidad de una comunidad. - Compendio de normas, ritos y mitos que conscientemente se transmiten dentro de una sociedad para su pervivencia. - La proyección material de dichos valores conscientes e inconscientes, la idea de Patrimonio. En cualquiera de ellas se adivina el peso del factor tecnológico hoy en día. Esta es la razón por la que, un año más, los profesores Antonio Rodríguez de las Heras y Jaime Cubas, a través de la programación de una serie de Focus Group, que los propios alumnos coordinan, buscan la transformación de actitudes, la reflexión y el conocimiento de este aspecto clave para la Gestión Cultural.
Por ello en esta entrega de Razones Para nos fijamos, de la mano de Adela Cortina y Natividad Guil Grund, en dos nociones adjuntas: Innovación y Tecnología. Desde que Charles Percy Snow denunciara la brecha existente entre las dos culturas de conocimiento: la humanística y la científica; y por mucho que Ilya Prigogine haya aportado desde la epistemología, ésta no ha hecho más que crecer, condicionando la percepción de los esfuerzos que se realizan -y han de realizarseen investigación, desarrollo e innovación dentro del área de las Humanidades. Especialmente notable es la transformación que la Gestión Cultural ha propiciado apoyándose en los nuevos medios de información y comunicación, las llamadas TICs. Porque aunque “el medio es el mensaje”, en los nuevos medios hay que aprender a construir los nuevos discursos.
Jaime Cubas Coordinador Comunicación
¿ES POSIBLE INNOVAR EN HUMANIDADES? Adela Cortina www.elpais.com
Los avances humanísticos mejoran la competitividad social Para muchos ciudadanos de a pie el acrónimo I+D+i es un misterio de los que, sin embargo, pueblan la vida cotidiana. Y tienen razón para estar desconcertados con esta enigmática conjunción de letras que es todo, menos transparente. Las dos primeras se refieren a la investigación y al desarrollo, dos factores imprescindibles para que progresen el saber y la economía de un país, pero la “i” minúscula, que se refiere a la innovación, parece un apéndice al que podrían sumarse muchos más. Y, sin embargo, en esta nuestra economía basada en el conocimiento se dice que es crucial. Sin ir más lejos, la estrategia Europa 2020, propuesta por la Comisión Europea en mayo de 2010, integra la innovación como uno de los ingredientes indispensables para lograr “un crecimiento inteligente, sostenible, inclusivo”, recuperando con ello la estrategia de Lisboa para el periodo 2000-2010, aquella que se proponía convertir a la Unión Europea en “la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social”. Que no se ha alcanzado esta meta es una evidencia rotunda. Tal vez porque las comunidades políticas envían sus escuadras, pero después desbaratan los elementos, tal vez porque no se siguió la estrategia y por eso conviene recuperarla, fomentando, entre otras cosas, la innovación.
La innovación es, al parecer, un híbrido de invención y mercado. La nueva generación de una idea es invención y cuando se plasma en productos, servicios o procedimientos que permiten introducirla en el mercado con éxito, es decir, que permiten venderla, entonces recibe el nombre de innovación. Por trasladarlo a la jerga economicista: innovar es “poner en valor” una idea y hacerla lo suficientemente atractiva como para que alguien la quiera comprar. Es decir, que más que poner en valor, se trata de fijar un precio. De eso se ocupa también la transferencia del conocimiento, de trasladarlo al tejido socioeconómico para hacerlo más competitivo. Como Europa necesita ser más competitiva, y no digamos ya España, potenciar la innovación se presenta incluso como un imperativo moral. Un imperativo cuyo cumplimiento parece al alcance de las ciencias naturales, pero difícil para las humanidades. ¿Qué ideas de ese amplio campo van a poder tomar la forma de productos que se venden en el mercado? Y, sobre todo, ¿es que esa es la tarea de las humanidades? En lo que se refiere a cuestiones de precio, algunos autores, como Jerome Kagan, consideran que la valoración social de las humanidades ha descendido porque su contribución a la economía es mínima. De ahí que los diseñadores de políticas científicas tiendan a invertir poco en humanidades por creer que no son rentables, que al hablar de “invertir en I+D+i” no debe pensarse en proyectos humanísticos.
Sin embargo, esto no es verdad. En algunas publicaciones de la CRUE se recogen tanto innovaciones tecnológicas como humanísticas, porque se está transfiriendo conocimiento en productos cinematográficos, discográficos, audiovisuales, editoriales, en museos, fundaciones, en centros responsables de educación, en asuntos referidos al patrimonio histórico-artístico, al turismo o a los medios de comunicación. Grupos de arqueología trabajan con empresas de la construcción, gentes de filosofía cooperan en la elaboración de índices que permiten medir la fecundidad social de las organizaciones. Ocurre, sin embargo, que a menudo ni los potenciales usuarios se percatan de que para desarrollar sus productos necesitan conocimientos humanísticos, ni quienes cultivan las humanidades piensan habitualmente en diseñar procedimientos novedosos para resolver problemas concretos, procedimientos por los que alguien esté dispuesto a pagar. Por si faltara poco, rara vez surgen patentes de estas innovaciones y las llamadas “revistas de impacto” tampoco se interesan por ellas. Con lo cual ni siquiera sirven para acreditarse o para conseguir un sexenio. Pero la otra gran pregunta
es, claro está, si importa fomentar en humanidades la innovación, así entendida, o si, por el contrario, entrar en esa deriva supone desnaturalizarlas. Es este un debate que es preciso abrir en nuestro país, porque afecta al sentido del trabajo cotidiano de la mayor parte de investigadores de nuestra sociedad que trabajan en Humanidades y tiene repercusiones para la competitividad social y para la asignación de recursos en los planes nacionales de I+D+i. Por romper el fuego, diría yo que innovar en este sentido no es mancharse las manos, sino optar también por una de las formas de prestar servicio a la sociedad. Pero añadiría que la tarea prioritaria de las humanidades, la que les da sentido y un valor social insustituible, consiste en reforzar los vínculos humanos, en generar cultura, en crear ese humus desde el que es posible el cultivo de las personas y de los ciudadanos, en potenciar las raíces valiosas sin las que las sociedades quedan desarraigadas. Por eso tienen que impregnar cualesquiera planes de estudios. Porque más allá de la necedad de quienes confunden el valor con el precio, está la lucidez de quien sabe dar su lugar a cada uno de ellos, también en el cultivo de las humanidades.
VISITAR ARTE EN INTERNET: EXPOSICIONES ONLINE Nati Guil Grund (@musas20) www.musas20.com Recientemente Google dio a conocer Google Open Gallery, un proyecto que apuesta por los contenidos digitales en línea. Open Gallery es la herramienta que está detrás de proyectos como Art Project, Historic Moments, World Wonders o también el propio proyecto del Cultural Institute, el cual ha estado durante los últimos años trabajando con museos e instituciones culturales para hacer sus colecciones accesibles. El siguiente paso ha sido “liberarla” para que cualquier artista, museo o galería, pueda crear su propia “ exposición online” subiendo imágenes que pueden ser de alta resolución pudiendo añadir además contenido enriquecido como texto, video, audio o la aplicación Street View así como la herramienta de comparación de imágenes. Todavía está en versión beta con invitación, y falta información por ejemplo sobre cómo van a gestionar los derechos de las imágenes. Sin duda con esta última herramienta Google culmina su apuesta por la digitalización y visualización online de obras de arte. Pero esta iniciativa no es la única, desde hace ya bastante tiempo instituciones culturales han realizado proyectos de “exposiciones online” de muy diversa índole, quizás el proyecto de Google añade unidad,
lo que se puede traducir en un futuro en que se pueden incorporar nuevas capas de información, o crear nuevos proyectos. Normalmente la exposición online es una traslación de una física: imágenes de las obras en una website con estilo de catálogo y un texto explicativo acompañando cada obra. Esta forma ha servido para mantener los registros y recursos educativos, siguiendo en su mayoría un enfoque en el cual, es una línea de apoyo a la exposición física. Este tipo de exposiciones pueden servir para conectar con usuarios, que no asistirían a la exposición física, por motivos de interés o de localización geográfica. Recientemente Google dio a conocer Google Open Gallery, un proyecto que apuesta por los contenidos digitales en línea. Open Gallery es la herramienta que está detrás de proyectos como Art Project, Historic Moments, World Wonders o también el propio proyecto del Cultural Institute el cual ha estado durante los últimos años trabajando con museos e instituciones culturales para hacer sus colecciones accesibles. El siguiente paso ha sido “liberarla” para que cualquier artista, museo o galería, pueda crear su propia “exposición
online” subiendo imágenes que pueden ser de alta resolución pudiendo añadir además contenido enriquecido como texto, video, audio o la aplicación Street View así como la herramienta de comparación de imágenes. Todavía está en versión beta con invitación, y falta información por ejemplo sobre cómo van a gestionar los derechos de las imágenes. Sin duda con esta última herramienta google culmina su apuesta por la digitalización y visualización online de obras de arte. Pero esta iniciativa no es la única, desde hace ya bastante tiempo instituciones culturales han realizado proyectos de “exposiciones online” de muy diversa índole, quizás el proyecto de Google añade unidad, lo que se puede traducir en un futuro en que se pueden incorporar nuevas capas de información, o crear nuevos proyectos. Normalmente la exposición online, es una traslación de una física: imágenes de las obras en una website con estilo de catálogo y un texto explicativo acompañando cada obra. Esta forma ha servido para mantener los registros y recursos educativos, siguiendo en su mayoría un enfoque que es una línea de apoyo a la exposición física. Este tipo de exposiciones pueden servir para conectar con usuarios, que no asistirían a la exposición física por motivos de interés o de localización geográfica.En los últimos años han surgido propuestas innovadoras y podemos identificar una serie de “tipos” de exposición online que a veces tratan de aprovehar y activar elementos
y funciones propias de la tecnología que en el espacio físico no podría hacerse. Así podemos diferenciar en primera instancia entre aquellas que cumplen una función complementaria de una exposición real, y aquellas que tienen existencia autónoma (producidas y materializadas para su consumo en el entorno digital).En este primer post voy a centrarme en el primer grupo de exposiciones mencionado. Un uso cada vez más común es lo que podríamos llamar catálogo enriquecido, este enfoque pone en primer plano las imágenes de las obras de arte en un esquema de diseño bidimensional, similar a un catálogo impreso, pero que ofrece contenidos enriquecidos (por ejemplo multimedia) para apoyar a las imágenes. Un caso conocido son las minisites que realiza MOMA de New York de sus exposiciones temporales. Normalmente crean un espacio específico dentro de la propia web de la institución, donde se incluye información sobre la exposición además de:
- Obras que conforman la exposición. - Información sobre el artista/as. - Contenido multimedia: fotos, videos, presentaciones, enlaces... - Información adicional sobre el estilo, movimiento o corriente artística y la época histórica en la que el artista vivió.
EXPOSICIONES QUE NO NECESITAN DE UN ESPACIO FÍSICO
Antes hacía referencia al concepto de exposición online y se trataba los tipos que más se utilizan en los museos o instituciones culturales: el catálogo enriquecido y la visita virtual.
en los últimos 100 años. La exposición online se acompañaba además de textos y videos sobre los temas y artistas recogidos en la misma.
Si bien en esas dos categorías anteriores lo online está supeditado a una exposición física, en este texto voy a tratar un tercer tipo que podríamos llamar la exposición autónoma donde se crearían espacios de información en la red con significados autónomos, sin vinculación a una exposición física en las salas del museo.
No utilizaron por tanto el marco de un espacio con muros, sino que plantearon una escenografía, sin muros, donde los usuarios podían moverse y acercarse a los diferentes temas de la exposición. Los diferentes archivos sobre las obras se presentaban en mesas de oficina como si estuvieras en el despacho de un detective y ponían a los visitantes en el lugar de investigadores.
En este sentido podemos destacar el proyecto de la Tate Gallery The Gallery of lost art, que se lanzó en julio de 2012 y finalizó en julio de 2013. Se concibió como un entorno inmersivo, que contaba la historia de obras de arte modernas que han desaparecido por muy diversas razones
Esta exposición tuvo una duración de un año y, aún siendo virtual, ya no es accesible. Esta decisión fue tomada para que fuese entendida como una exposición real con una duración determinada porque sólo tenían los derechos de reproducción de las imágenes hasta ese momento.
las imágenes hasta ese momento. Pero podría haberse buscado una solución para mantener algunos aspectos con fines educativos. El hecho de transformar el contexto de los objetos más allá de su mera descripción, incorporándolo a un acto de comunicación lo podía haber convertido en un objeto cultural más de la propia institución. Como conclusión, podríamos decir que realizar proyectos de estas características exige una importante inversión en tecnología, por lo que es importante plantear bien el tipo de estrategia que se va a seguir cuando se apuesta por este contenido y no dejarlo como un recurso digital concreto, meramente informativo asociado a un evento. Me parece muy interesante ver cómo en el ejemplo de la Tate se plantean nuevas formas de visualización de los objetos, no supeditadas al concepto de muro o a limitar el espacio real.
También cabe plantearnos que estos lugares no sean solo un espacio aislado que apunta únicamente a su propio contenido y que fomenten que sean remezclados o apropiados por los usuarios en la red. No se trataría por tanto únicamente de un problema tecnológico, sino fundamentalmente de estrategia de crear nuevas narrativas en la red y de liberar esa información a los usuarios. Aunque una parte importante es planificar cómo será la navegación, la relación entre objetos o la reutilización de los datos culturales, también sería interesante que se incorporaran en estos contenidos elementos participativos, o algún tipo de interacción con los usuarios, prácticas que actualmente ya están extendidas como pudieran ser comentarios o las votaciones, por citar algunos.
LA FIRMA DE ABRIL Tras @Musas20 está Nati Guil Grund, perfecto ejemplo de híbrido entre las Humanidades y el mundo digital. Formada en Historia del Arte y especializada en Museografía interactiva y virtual, Comisariado digital y Gestión Cultural.
Universidad Carlos III de Madrid Tlf.: (+34) 91 624 58 41 Campus Puerta de Toledo Fax: (+34) 91 624 86 23 Ronda de Toledo nº 1, Madrid mgc@ceaes.uc3m.es
Textos Cortina, Adela ¿Es posible innovar en Humanidades? 15 julio 2013 ww.elpais.com Guil Grund, Nati Visitar arte en internet: Exposiciones online (I y II) 07 y 28 enero 2014 www.musas20.com Fotografías www.galleryoflostart.com www.freeimages.com www.musas20.com www.museumgifs.tumblr.com www.elpais.com Coordinador editorial Jaime Cubas Edición y Maquetación María San Martín