3 minute read
O apalpador‖ o como surgen los mitos
s un error frecuente creer que detrás de un mito siempre hay un hecho histórico que lo justifica. Muchos mitos,– me atrevería a decir que una gran mayoría–, son meras invenciones en las que subyacen intereses espurios de distinta naturaleza, a saber políticos, religiosos etc…, pero siempre dirigidos a un colectivo crédulo. Los nacionalismos suelen basar su ideología en mitos ad hoc de índole supremacista y racista. La Biblia, por ejemplo –sobre todo el Antiguo Testamento - está repleto de mitos de contenido religioso. En España surgen los nacionalismos periféricos en el siglo XIX siguiendo la estela de los movimientos nacionalistas europeos. En particular, Galicia, no será una excepción, debido sobre todo a su aislamiento geográfico, su lengua propia y sobre todo como reacción a la fuerza gravitatoria, a veces asfixiante, que ejercía el poder centralizado por las monarquías absolutas al principio, así como las políticas centralistas de los distintos regímenes que le sucedieron. Pero si bien catalanes y vascos protagonizaron un nacionalismo más racial y en ocasiones violento, en Galicia se sofocaron aquellos grupúsculos que pretendían alzarse en armas de forma que se acabó adoptando un nacionalismo cultural. No se combatía en el campo de batalla, sino que serían los escritores, periodistas, pintores… artistas en general, quienes, armados con su lengua vernácula, lucharían por darle al pueblo un referente patrio del que lograsen sentirse parte, cuando el olvido y el abandono por parte del poder central se hacía cada vez más patente. Y como en todo nacionalismo era necesario crear héroes, personajes portadores de aquellos valores que definían la idiosincrasia del gallego. En definitiva, la creación de mitos. Es en pleno siglo XIX cuando la intelectualidad pontevedresa se saca de la chistera a Teucro, héroe de la guerra de Troya que supuestamente funda Pontevedra, cuando es sabido que Pontevedra ya era un núcleo poblacional durante la dominación romana. Otros mito más lúdico es el personaje carnavalesco del rey Urco que viene de allende los mares a recalar con sus huestes en Pontevedra, personaje creado por el poeta y periodista Andrés Muruais a finales del siglo XIX. Y así, podríamos citar por toda Galicia toda una serie de personajes inventados para dar lustre y fuelle a una historia que seguramente en realidad resultó más prosaica y menos épica. Uno de estos mitos es O apalpador que pretende ser una especie de émulo gallego de Papa Noel, o la versión bondadosa del Hombre del Saco. Vive en el bosque, generalmente en la sierra del Caurel, y es el antagonista del Sacauntos, asesino de niños a los que destripa. O Apalpador es un venerable anciano pelirrojo con aspecto de mendigo que se dedica a hacer carbón vegetal, fuma en pipa, porta un saco que contiene castañas y su cometido consiste en acudir el día último del año a palpar –de ahí su nombre--los vientres infantiles para comprobar si pasan hambre, en cuyo caso les deja unas castañas para aliviar su gazuza. Otra característica del mito es su evidente paganismo, ajeno a cualquier connotación religiosa. Así, por ejemplo, la fiesta de Samain es la versión pagana del Día de Difuntos o el Hallowen anglosajón. En el caso que nos ocupa, O Apalpador actúa el 31 de diciembre, a diferencia de Papá Noel o los Reyes Magos que tienen otras fechas predeterminadas en el calendario. Se buscan elementos precristianos y se toma una escenografía propia de épocas remotas. O Apalpador vive en el bosque, referente céltico por excelencia donde los druidas adoraban todo lo relacionado con ese entorno lleno de misterios –la Santa Compaña es otro mito gallego que solo puede ser observado en el bosque. A diferencia de otros mitos más consolidados, O Apalpador surge como una figura mítica de reciente creación, ya que la primera referencia escrita data del año 1965, cuando aparece mencionado en el libro del antropólogo Jesús Taboada Chivite, La Navidad gallega y su ritualidad. De inmediato los nacionalistas se apropiaron del personaje modelándolo a gusto del consumidor, publicándose cuentos para niños donde O Apalpador es el principal protagonista. Un mito más que está de actualidad y probablemente pase a formar parte de nuestro bagaje cultural aunque su creación haya sido absolutamente artificial.
José M. Ramos
Advertisement