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Letrilla ligera para un día de primavera

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Me encargan altas esferas de este centro en que trabajo que escriba un texto cuidado para cubrir con esmero un espacio destacado de la Xuncos, la revista que ya echábamos de menos, pues ya lleva un par de años callada, pues la ha callado un virus harto molesto que ha conseguido a un tiempo cerrar de alumnos y profes las bocas con tapabocas y abrir las aulas al viento, a la lluvia y a los truenos. Y este señalado hecho ha permitido, no miento, que andar por estos pasillos sea igual que pasear en las fiestas de tu pueblo, entre tómbolas y puestos, cada uno con su cantar, sin orden y sin concierto, cada uno con su lección, cada libro, su maestro.

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Y el encargo no era otro que hablar de la biblioteca, noble, elevado lugar, que acoge a sus visitantes entre tan insignes letras, que viste de inteligencia nuestras desnudas cabezas.

Y ese objetivo sublime de cubrir con la cultura la necedad de la gente es lo que básicamente busca este espacio ideal. Y complementa la clase del sufrido profesor que por hacerla mejor también se deja arropar por este lugar sin par convertido en corazón de nuestro centro en cuestión.

–¿Y dónde está el corazón del que con esmero hablas? _Pues en el piso de abajo. De arriba fue trasladada, mas no para degradarla, sino para aprovechar zonas del centro cerradas y darle así el mejor uso si antes nadie se lo daba. Apréndete, pues, el dato: arriba tocan y cantan, abajo leen y charlan, y los más listos, trabajan.

–¿Y como buen corazón se divide en varias partes, tiene su circulación y regularmente late?

Dedicada a la biblioteca, pegada a mí desde hace cuatro años. Julia V. F.-

–¡Por supuesto, cómo no! Tiene tres zonas muy claras: Biblioteca principal Parnasillo y la Terraza.

La que llamo principal tiene variados estantes: de narrativa, de cómic, de teatro, poesía, idiomas, lectura fácil, todas las ciencias, las artes, también tenemos revistas, los juegos cooperativos y nuestra filosofía, que resiste con paciencia a leyes educativas. ¿Que te gusta el reciclaje? ¿Feminista hasta la médula? ¿Que te va eso de cuidarte? ¡No tienes más que pasarte por la biblio principal para poder encontrar aquello que más se adapte a tu forma de pensar!

¿El Parnasillo? ¡El mejor! pues es morada de musas, y entre sus viejos estantes guardan con amor de madres las ordenadas criaturas, alfabéticos infantes, que esconden entre sus hojas las más variadas lecturas. Gustan estas dulces diosas de decorar su morada, por eso acogen con mimo esa exposición pensada para honrar alguna fecha, o a mujeres destacadas; y esa artística muestra de arte muy sustancial; y las creaciones de ciencias, tecnología o las lenguas. ¡Pues ahora, atento lector, presta atención a esta historia! Cuando se cansan, ven pelis, yo no sé cómo ni dónde, pero cuenta la leyenda que cuando el centro se cierra nueve musas en pijama proyectan en la pantalla la película que quieran, se sientan en los sillones y a la mañana siguiente señoras de la limpieza recogen las palomitas que dejaron en las mesas. –¿Lo sabías tú? –¡Ay, yo ni idea!

Pero vamos a lo nuestro, que casi no me acordaba, que nos falta aún otra zona, la Terraza se llamaba. Un helecho gigantesco preside la nueva estancia; mesas de jardín permiten de ajedrez largas jugadas; y un banquito de madera genera charlas muy largas, un parchís o un tres en raya; mesas grandes para grupos completan esta terraza, que se goza en primavera, pero en invierno te escapas. Para pandemias es maja, pero para el día a día me quedo dentro del aula. ¡Mas no se asuste la gente, que aún nos queda mejorar con cierres, con más calor, con luces, un portalón y quizás la abran al patio, pero de esto no hay certeza, pues el dinero se aleja y los sueños sueños son.

Pero bueno, a lo que vamos, ¿decías si es corazón y si tenía sus partes? ¡Pues te he dado la razón! ¿Y preguntabas también si este sistema sin par posee circulación? Pues lo puedes comprobar: aquí las obras se llevan se vuelven a retornar, y otra persona lo mismo, la de aquí, de más allá, y venga a prestar las obras, y de nuevo a renovar.

– ¿Y se oyen de este corazón los latidos regulares o es solo una ficción que imaginarse no cabe?

–Ah, escéptico lector, ¿no te he dado muestras ya de la vida que palpita tras estas blancas paredes? ¡Esto está lleno de gente! Alumnado que se forma, profesorado que aprende, lecturas obligatorias, ―horas de ler‖ diferentes, actividades de todo, exposiciones en serie, charlas de muchos colores, arden los ordenadores, arte que llena paredes, también la música ambiente, y libros que solo crecen y que nos hacen medrar... Saber que ocupa lugar, y el lugar es solo este, y no me preguntes cuál, ¡tienes que saberlo tú! ¿No la oyes palpitar? ¡Esta es nuestra @biblioxún!

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