Articulo sobre el TLC con Estados Unidos

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RACIONALIZACION DE LOS SALARIOS FRENTE AL TLC. En el transcurso de historia reciente, Colombia se ha ajustado a la creciente demanda de bienes y servicios del mercado internacional. Para ello ha invertido gran parte de los recursos en tratar de mejorar la infraestructura y a su vez ha perdido gran parte de estos recursos en corrupción. Hasta aquí el estado comienza a responder por los déficit creados por la corrupción sacrificando el ingreso del colombiano promedio para “tapar” el hueco fiscal. Para que Colombia sea un país viable y pueda pagar su deuda externa, el banco mundial exige ciertos “ajustes” a la forma en la que se maneja la economía para garantizar el pago de la deuda. En esto el país ha sido juicioso y con obediencia se somete a los consejos de los economistas del norte. Hasta aquí todo normal. Colombia sin embargo, comienza a rezagarse en términos de competitividad y para ponerse al día hay que evaluar muy bien la política económica. Lo mas sencillo es invertir mas en guerra y disminuir el salario y los aportes estatales a la salud. Pero acaso ¿El estado no son sus habitantes y no es por ellos que tiene razón de ser?. Se vislumbra un panorama que pone a pensar. Si bien el TLC es una oportunidad comercial, el lastre de gobiernos anteriores y aún de este han hecho que Colombia reciba el tratado con un déficit pensional absurdo, una infraestructura precaria y un estado todavía muy grande y burócrata para llegar a pensar que en cuestión de costos somos realmente competitivos. Según el informe de la ANIF, Colombia en cuestión de salarios es uno de los mas altos de Latinoamérica, pero este informe desvirtúa los índices de inflación de los países, elemento clave para tener en cuenta a la hora de pensar en competitividad. La inflación en términos reales es la que determina si un país tiene una oferta monetaria acorde a la economía si verdaderamente la comparación de salarios es válida ó no. Por otra parte, el tratado de libre comercio trae exigencyas en materia laboral que controvierten el postulado del artículo y aunque cierto es que el estado de la seguridad social en el país es deficiente y precario, el TLC con estados unidos tampoco será la reivindicación a los problemas sociales del país. La competitividad siempre será excusa para lesionar los intereses de los menos favorecidos, tal caso se presenta en las pujas por el salario mínimo en las cuales una asignación irresponsable ó proselitista llevaría a la economía al descalabro total. En los últimos años la tradición salarial señala que los aumentos en los salarios son por debajo del 10 % y en esa medida no crecen mucho con relación a la inflación, que afortunadamente no supera los dos dígitos. En la época de la apertura económica, la economía venía de recuperarse de una crisis producida en gran parte por la inflación que el narcotráfico estaba causando en el país. El gobierno Gaviria accedió a la apertura para garantizar los créditos de los organismos multilaterales que como condición y previo estudio destinaron los recursos para salvar al país de la quiebra. No había oportunidad de negarse, tanto así que en materia laboral era necesario reestructurar para hacer el país viable. En esa época, la inflación y el desempleo, sumado a la crisis energética, colocaron al país de rodillas frente al banco mundial. La solución a la vista fue la apertura de los mercados que se hacía casi que obligatoria y por ende con consecuencia para los trabajadores. El gran problema fue, al igual que para el TLC la falta de preparación ante el cambio. Ante la avalancha del TLC, realmente el gasto en infraestructura y educación debe ser monumental. Se ha separado la función social del gobierno en pos del tratado comercial y no solamente el mejoramiento de la vías ó lo s puertos hacen de Colombia un país competitivo en costos. Hay que Autor: Mauricio Andres Chavez Para www.etablero.com


pensar que la carga tributaria aún es muy alta para el empresario y los aportes parafiscales hacen casi un sueño de crear empresa en el país, sumado a esto, los costos adicionales por cuenta de los factores armados y los costos burocráticos no permiten evolucionar a la empresa colombiana en términos de competitividad. No hay que olvidar que en la parte social, Colombia no se encuentra preparada para una emergencia social. La red hospitalaria es un desastre y la expectativa de pensionarse es mas una utopía que una realidad, el colombiano promedio no tiene esperanzas más allá del salario mínimo que en muchos casos no cubre las necesidades de familias que en promedio están conformadas por más de tres personas. Ahora, en época electoral la bandera de quienes aspiran gobernar es el tema de los salarios, situación que entramos a analizar desde un punto de vista netamente económico. A largo plazo, duplicar el salario mínimo como proponen algunos es un suicidio económico irreversible. El salario mínimo es un arma de doble filo y es un tema tan critico que dejarlo en manos de inexpertos puede llevar al país a un final sin retorno. Las medidas económicas “efectivas” generalmente suelen ser impopulares y afectan el ingreso, generalmente de los más pobres. Claramente vemos que las reformas económicas como la pensional no afectan en gran medida a los grandes dueños del capital y los tributos que son excesivos para el empresariado se trasladan al asalariado, teniendo como ejemplo el impuesto a la renta ó peor aún el aumento del IVA y su inclusión en varios de los productos de la canasta familiar. El salario real está muy por debajo de la expectativa de bienestar del asalariado promedio y muy por encima de los índices de competitividad aceptables que el país reclama. Por lo pronto, la mejor opción es tomar el tratado de libre comercio con calma y seguir con las medidas constrictivas a fin de sanear al estado y por ende bajar la carga fiscal que afecta el bolsillo de los empresarios y sus empleados. La competitividad en el campo de los costos no solo hay que verla desde el punto de vista de los salarios, también hay que observar la infraestructura del país y los costos por fuera del tema salarial. El costo burocrático hace mella en la competitividad y el tamaño del estado hace insostenible al mismo quitándole recursos a la salud y a la educación, rubros que han sido la cenicienta de los presupuestos de los últimos gobiernos. En conclusión, se debe pensar en un TLC que a futuro genere recursos para la gente, recursos para elevar nuestra calidad de vida traducido esto en mayor cobertura de la salud pública, en la disminución de impuestos de valor agregado a muchos de los bienes que no deberían estar gravados y por sobretodo, conseguir mejores niveles de educación que apalanque un crecimiento continuo y equitativo.

Autor: Mauricio Andres Chavez Para www.etablero.com


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