Históricamente la mujer ha sido apéndice masculino. Ser en sí misma implica fortalecer la identidad; romper modelos machos, falocráticos y sexistas de dominación y el influjo del dominador. Quitarse vendas de los ojos es dejar de presuponer el poder del hombre, reconocer el cuerpo como territorio propio, hacerse potencia, constituirse en nuevo poder. Proceso en permanente construcción; reiterado paso de la opacidad a la luz, recorrido de avances y retrocesos.
Con esta investigación he reaprendido la relación con el sujeto femenino y a aproximarme a su cuerpo NO desde la perspectiva falocéntrica, machista y objetual, sino potenciando la óptica femenina en mi mirada y estableciendo complicidad. Las fotografío en sus devenires identitarios, reconociéndolas sujetos empoderados de toda la extensión de su territorio; dando primacía a lo fotográfico y al arte frente a lo etnográfico y la ciencia