5.2 TEXTO 2.
La solubilidad: dependencia con la temperatura y la presión
Cuando una disolución no admite más soluto, se dice que está saturada. Por ejemplo, el agua del Mar Muerto es una disolución saturada de sales; por ello el fondo tiene un color blanquecino característico. Ten en cuenta que una disolución saturada puede ser diluida porque el soluto se disuelva poco en el disolvente (por ejemplo, yodo en agua), y también una disolución saturada puede ser concentrada porque el soluto sea muy soluble en el disolvente (por ejemplo, yodo en tetracloruro de carbono). La cantidad de soluto que se puede disolver en una cantidad determinada de disolvente, a una temperatura concreta, se llama solubilidad. La forma más habitual de expresar la solubilidad es en gramos de soluto por cada 100 cm3 de disolvente. Por ejemplo, si la solubilidad de la sal, en agua, a 60ºC, es de 34, 2 g de sal por 100 cm3 de agua, significa que 34, 2 gramos es la máxima cantidad de sal que se puede disolver a 60ºC. Solubilidad es la máxima cantidad de soluto que se puede disolver en una cantidad de disolvente a una temperatura determinada.
Curvas de solubilidad Cada sustancia pura tiene una solubilidad propia. La solubilidad es una propiedad característica que nos sirve para identificar las sustancias puras. Pero en la mayoría de las sustancias la solubilidad varía con la temperatura. Para prepararnos una infusión calentamos el agua, pues así se disuelve más cantidad de infusión que si el agua estuviese fría. Sin embargo, la sal no se disuelve más en el agua porque la calentemos. Los datos referentes a la solubilidad de las sustancias puras vienen acompañados siempre de la temperatura a la cual se han obtenido. Pero como este dato varía con la temperatura, se utilizan las curvas de solubilidad, en las que se representa la solubilidad de la sustancia en función de la temperatura. No solo la solubilidad es propia de cada sustancia pura, sino que también lo es su curva de solubilidad.
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