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Palabrar Nº 12 | febrero 2017

CONTENIDO:

Pa´`labrar Nº 12

Luis Antonio Quizhpe

Aferrarse a la vida.................................................................................3 Eduardo Pucha

Julio Becerra: PREFERIBLE ENFERMO, QUE MUERTO........5 Órgano de difusión del Taller de Literatura Pa´labrar de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, Núcleo de Loja. Integrantes del Taller Pa`labrar: Eduardo Pucha Sivisaca Gloria Álvarez Tacuri Jaime Meneses Aguirre Fernando Rojas Meneses Patricio Vega Arrobo Edwin Paredes Sonia Chalaco Jaramillo Zoviet Benítez Acosta Patricio Mora Marco Jiménez Figueroa Flor Sarango Anita Méndez Saritama José Imbaquingo Páez (Coordinador) Luis Antonio Quzhpe (Director)

Diego Naranjo Hidalgo Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, Núcleo de Loja Dirección de la Editorial: Paúl Ramírez Guamán Diseño gráfico: Gonzalo Antonio Vega Corrección: Carlos Alvariño Impresión offset: Luis Ayora Quito Encuadernación: Talleres Gráficos de la CCE-Loja Impreso en la Editorial Gustavo Serrano de la CCE-Loja

Carlos Santiago Quizhpe

Kelver Ax y su pop up una propuesta alt lit (homenaje póstumo)............................................................................7 Eduardo Pucha

Libro sobre NAÚN BRIONES en manos de Fidel Castro leyenda y tradición................................................................................9 Eliécer Cárdenas

Relatos de Viento y Mar...................................................................11 Fernando Rojas Meneses

Narrativa................................................................................................12 Gloria Álvarez

El tesoro de la Virgen del Rosario de Dominguillo y la revolución de Alfaro...................................15 Jaime Meneses Aguirre

Narrativa................................................................................................18 Luis Antonio Quizhpe

Tiene en su mirada los rayos del sol....................................................................................20 Zoviet Benítez Acosta

Luto en la Historia Ecuatoriana.....................................................23 Galo Guerrero Jiménez

Para que haya comprensión hay que aprender a inferir......27 Poesìa Eduardo Pucha........................................................................................28 Gloria Álvarez.........................................................................................31

LOJA

Distribución y canje:

Edwin Paredes........................................................................................33

Secretaría: Telefax: 07 2571672 Presidencia: Teléfono: 07 2571004 P.O. Box 11.01.141 Calle Colón 13-12 y Bernardo Valdivieso nucleo.loja@casadelacultura.gob.ec www.casadelaculturaloja.gob.ec facebook.com/cce.nucleodeloja twitter:@cculturaloja Loja-Ecuador

Jaime Meneses........................................................................................36

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Impreso en Ecuador

Fernando Rojas.......................................................................................37 Patricio Vega Arrobo..............................................................................38 Kathya Jaramillo......................................................................................41


editorial

Revista del Taller de Literatura CCE-Loja

Aferrarse a la vida

El médico y escritor español, Gregorio Marañón decía: “Vivir no es solo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir”. Al parecer estas ideas se han encarnado en nuestro amigo Julio Reynaldo Becerra Minga, porque sus 63 años de vida los ha consagrado a soñar, a crear, a gozar y también a sufrir. No es para menos llevar a cuestas una enfermedad que de algún modo ha obstaculizado su sobrevivencia y realización. Pero los quebrantos corporales, los sufrimientos afectivos y las angustias sociales, no han resquebrajado su desarrollo físico, emotivo y mental, más bien han sido acicates, no solo para vivir, sino para concebir ideas nuevas. Santiago Portilla, en su libro La maravillosa existencia de la enfermedad decía que los mayores tesoros que el ser humano puede apreciar y que le brindan mayor felicidad y profunda satisfacción son: la salud, el amor y la libertad. Julio ha gozado de los dos últimos, aunque no del primero. Su mal de Parkinson casi lo ha derribado por varias veces. Solo el arte le ha salvado. El charango, la guitarra, el piano, la poesía, el amor de su esposa e hijos han sido los mejores bálsamos para mantenerse de pies. Las dos últimas décadas de la vida de Julio han sido más intensas y fructíferas que nunca, tanto en la creación poética como en la composición musical. Loja y el país ya tienen en su corazón más de 200 canciones que andan desperdigadas en la memoria del pueblo en: Aromas de mi tierra y Chacrita de maíz. Este el motivo por el que la revista Pa´labrar, número 12 brinda homenaje a un cultor del arte que se aferra a la vida con guitarra y charango adheridos a su corazón, ofreciéndonos los mejores vinos. Con el mayor aprecio te abrazan muy fuerte los talleristas, sabiendo que “la salud es el regalo más grande, la satisfacción de la mayor riqueza, la fidelidad de la mejor relación”, como señalaba el filósofo Budda. Recibe, amigo la energía y el karma positivo de Santiago Quizhpe, Eduardo Pucha, Eliécer Cárdenas, Fernando Rojas Meneses, Gloria Álvarez, Jaime Meneses Aguirre, Zoviet Benítez, Marco Jiménez, Edwin Paredes, Patricio Mora Calle, Flor Sarango, Patricio Vega Arrobo, Kathya Jaramillo Banda, Anita Méndez Saritama, José Imbaquingo Páez y Antonio Quizhpe. ¡Un abrazo solidario!

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Revista del Taller de Literatura CCE-Loja

Julio Becerra: PREFERIBLE ENFERMO, QUE MUERTO Texto y fotografía: Eduardo Pucha Sivisaca

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ran las tres de la tarde del día 3 de diciembre de 2016, cuando timbré por algunas veces la puerta de la casa de Julio Becerra en la ciudadela Sauces Norte y pensando que no había nadie, me dispuse a regresar; pero sentí que paso a paso alguien se acercaba a la puerta. Abrió lentamente y salió Julio. Me invitó pasar a la sala y nos sentamos. Antes de conversar me dijo: “Eduardo, espera un momento para reanimarme, hasta tanto pásame ese charango que está al frente, él es mi remedio”. Luego sacó del bolsillo una pastilla y me pidió que le pasara un vaso de agua para tomársela. En verdad, después de algunos minutos comenzamos a conversar.

Ya me he acostumbrado a convivir con el Párkinson, son diez y seis años que lo he tomado como un reto a la vida. “Es preferible estar enfermo que muerto”, dijo. “La capacidad intelectual no me ha disminuido, por lo que he escrito poesía y la he puesto música a mi antojo. Eso ha hecho de que le tome asunto a la vida con más fe y cariño. Si las dificultades son un río, en sus aguas no me ahogo”, sentenció. La vida artística de Julio Becerra se resume en la creación de 240 composiciones con letra y música de las cuales la mayor parte son inéditas. Ochenta canciones se han grabado en cinco CDs, en ritmo de: pasillo, vals, sanjuanito, albazo, capishca, rumba, reggaetón, entre otras. Lo más relevante para Julio es el haber plasmado en su libro Melodías de mi provincia una canción popular para cada cantón; así como una para el Ecuador, letra de Marcelo Reyes Orellana; Vilcabamba, letra de Patricio Carpio Mendieta, y Ofrendas a la Churona, letra de Rubén Ortega Jaramillo dedicada a la Virgen de El Cisne.

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“Si deseas dar una flor no esperes a que se mueran, mándala hoy con amor, ¡en vida, hermano, en vida..!”

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Revista del Taller de Literatura CCE-Loja

ENTREVISTA Carlos Santiago Quizhpe Silva

Kelver Ax (Kléver Ajila) propone una literatura fresca, jovial, que rompe los parangones establecidos en nuestra sociedad ecuatoriana, aún con rasgos conservadores.

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Ax

y su pop up... una propuesta alt lit (homenaje póstumo)

Pop up se enmarca dentro del alt lit (literatura alternativa) con influencia de reconocidos escritores como Octavio Paz y Alejandra Pizarnik. Su obra sencilla y llanamente es excepcional... ¿Por qué un libro pop up?

El término pop up es como reescribir el haiku, viene a ser algo innovador, inesperado y trata de mostrar la poesía no como un proceso cansino, tallado y depurado, es decir, es algo espontáneo, pero a la vez profundo. Dicen que muchas veces las personas buscan un refugio para mitigar la soledad, nuestros temores e incluso nuestros ‘demonios internos’. ¿Qué busca Kelver Ax con la poesía? La poesía siempre ha partido de la emoción, siempre se ha dicho que si no madura la emoción, esta se vuelve burda y absurda; por ejemplo Roy Sigüenza hace una poesía que parte de la experiencia y quizás yo trate de reflejar mis emociones.

¿Y por qué la poesía?

Fue por algo, un poeta cuando hace un buen poema no lo hace por su creatividad sino más bien es un logro que le permite el lenguaje. No creo que yo haya escogido la poesía, más bien creo que la poesía me ha escogido a mí; desde pequeño hice música, escribí dos ensayos de novela que los destruí, pasé toda mi vida pintando. Lo que hizo que me aleje de la música fue porque mis manos eran torpes, entonces me di cuenta que lo mío era el dominio de imágenes lo que me llevó a la plástica y a la poesía. Ernesto Sábato habla de los fantasmas que rondan el subconsciente de cada escritor, ¿cuáles son los fantasmas de Kelver? Cuando hablamos de los fantasmas me gustaría que ese fantasma no sea tomado como una necesidad, si no casi como una actividad motriz; entonces yo lo tomaría como mo-

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tricidad el hecho de escribir y no como una actividad, es decir, es algo innato. Alejandra Pizarnik, trasgredió la poesía como lo hizo Nicanor Parra, sus poemas muchas veces son puños que golpean o manos endebles que acarician; pero a Pizarnik como a muchos otros escritores les sucedió un trágico final (suicidio). ¿Crees que la muerte es el numen o la sombra que envuelve al escritor? La muerte como lo dice Epicuro ‘no existe’. La muerte nunca le llega a los hombres, creo que es el proceso de esperar la muerte hace que te desesperes, entonces creo que esto hace que nos mantengamos indiferentes, lo que nosotros llamamos alegría en la vida, es una excusa para olvidar la espera hacia la muerte. Como lo dice Emil Cioran “la única razón por la que no me suicido es porque la vida es voluntaria y si quiero hoy me quito la vida y si no sigo viviendo; pero si fuera obligada hace rato que me hubiese quitado la vida”. Que alguien detenga el deshielo de mi cabeza. /La poesía es el sueño de uno resplandeciendo en cabezas ajenas. / A mí me da la gana de ser poeta/ amo lo que no soy porque en ella radica mi riqueza. ¿Kelver ama ser poeta o dijiste no por si acaso? Eso no es una verdad (refiriéndose a los versos de su poema). El arte nunca ha tratado de ser

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una verdad, sino que depende de como lo interpreten. En un fragmento de tu poema manifiestas “amo lo que no soy”; es como que muchas veces los escritores reniegan serlo; es como un sino cruel que los tiene atados: Es decir, yo soy escritor porque necesito desahogar mis penas o soy artista porque necesito vengarme del mundo. ¿Estás de acuerdo con aquello? Claro que sí, es decir, partes de un enclaustramiento del ser que busca un escape. Tu libro rompe esquemas en el ámbito de la literatura local y nacional, porque es una concepción diferente de la poesía tradicional, trasgrede los conceptos conocidos, por consiguiente ¿qué trata de transmitir Kelver Ax con su obra?, ¿cuál es el pretexto?, ¿cuál es el fin de tu obra?, ¿qué tratas de reflejar tú con ella? Supongo que sería una especie de ventana a lo que es el ser, no estaría seguro, aunque si es una ventana no estaría muy de acuerdo; en este tiempo se habla de que cuando uno termina un buen libro queda en bancarota de ideas. Escribir para mí es como algo motriz y no más. El arte no da cosas gratificantes como producto sino como ejercicio. De Dolores Veintimilla pasando por Medardo Ángel Silva y la Generación Decapitada a César Dávila Andrade, Efraín Jara Idrobo o Jorge Enrique Adoum ¿crees que ha evolucionado la poesía en nuestro país? Sí, pero superando grandes obstáculos: Ecuador así como Loja siempre ha tenido problemas de sentido bucólico, una visión bastante sesgada de reconstruirse a partir del medio, lo que no

ocurre en países tan pequeños, pero con una producción tan vasta como Uruguay. ¿Será quizás ese el motivo para no ganar un Premio Nobel de Literatura como Chile, Perú o Colombia? A lo mejor sea porque el escritor ecuatoriano no está enfrentado al mundo a la metrópolis, quizás esa parte no tenga Alfredo Gangotena y el mismo Jorge Carrera Andrade, que estuvieron en contacto en ese momento con el epicentro poético del mundo; eso es lo que se nota también en Loja con los escritores y pintores, siempre están rezagados, atemorizados y son muy pocos los que emprenden el camino a enfrentarse al mundo actual aunque sea para un derrumbe temporal. ¿Dios fuera o dentro de tu vida (no de tu poesía)? Para mí, Dios es más real en mi poesía, pero en mi vida no. ¿Seguimos siendo la capital cultural del Ecuador? Por la producción artística, hoy en día estamos alejados de ser la capital cultural, Cuenca es muy superior a Loja en ese sentido y llamarla ciudad cultural, eso ya es pasado.

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Eduardo Pucha

Revista de Literatura y Arte

Libro sobre NAÚN BRIONES en manos de Fidel Castro leyenda y tradición

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on Carlos Enríquez Jumbo, orgulloso de su tierra natal dice: soy de Celica, pero vivo en Cuenca veintiséis años, ahí encontré una fuente de trabajo para ganarme la vida. Tengo una empresa de venta de libros jurídicos y de cultura general. Los distribuyo a nivel del sur del país. Este trabajo me ha dado la oportunidad de conocer y hacer amistad con mucha gente, especialmente: abogados, profesores y políticos. En el portal de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo de Loja, hace poco encontré a la venta el libro: Naún Briones, leyenda y tradición, lo compré y luego de leerlo consideré bien interesante por lo que adquirí unos ejemplares más para ofertar a mis clientes en Cañar, Azogues y Cuenca. Posterior a mi venta, me enteré que a este libro lo habían enviado a Cuba al comandante Fidel Castro unos señores del Partido Socialista que tienen conexión con él. El bandolero Naún Briones es bien conocido por intelectuales de ese país y Latinoamérica a través de la novela Polvo y Ceniza publicada hace más de treinta años por Eliecer Cárdenas. Ese libro también lo tiene Fidel, porque cuando vino al Ecuador, sus amigos le regalaron. Mi curiosidad por conocer cómo sabía don Carlos sobre el envío del libro a Cuba, fue grande por lo que insistí en averiguarle, y él me dice:

esto me contó en Azogues el Lic. Troski Serrano, él es miembro del partido Socialista Ecuatoriano y amigo personal de Fidel Castro por lo que ha estado por algunas ocasiones en Cuba. Entonces, él le envió el libro suyo en noviembre de 2014. Continúa don Carlos Enríquez y dice: Naún Briones es humanista con características muy parecidas al mexicano Emiliano Zapata, aunque la clase pudiente lo haga aparecer como un delincuente común. Mire, dicen que cuando encontraba a una persona que no tenía qué vestir, le regalaba dinero y su ropa. Mi papá cuenta que de niño fue con mi abuelo a rodear unos terrenos que tenía cerca de Guachanamá. En ese tiempo la gente tenía miedo a Naún porque disque robaba y mataba sin piedad. Justo a la distancia vieron que venían dos individuos a galope en sus briosos corceles, por lo que mi abuelo asustado le dice ¡es Naún Briones, escondámonos! Como Naún ya los vio, se detiene en el lugar y les dice: “¡Para qué se esconden, yo a los pobres no les hago ni les quito nada; solo con los ricos me desquito!” Diciendo eso pasaron. Eso fue en el camino de herradura que conduce de Celica a Guachanamá, el año no le pregunté, pero supongo que fue en 1931, porque mi papá nació en 1921 y decía que esto había ocurrido cuando tenía 10 años.

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NAÚN EN PAMPA LARGA

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El río Catamayo-Chira sirve de límite entre Ecuador y Perú. Es ahí, a orillas de este río que se levanta majestuoso Zapotillo. En este lugar encontramos a don Raúl Flores Villalta, quien a sus ochenta y un años de edad, con una lucidez y vitalidad extraordinaria, cuenta muchos episodios ocurridos en su pueblo natal. Entre las muchas historias que recuerda, dice: Cuando yo era joven, Robertino Moncayo ya era una persona adulta y entonces siempre contaba lo que le sucedió en Pampa Larga al otro lado del río, en el Perú. Decía que él con sus amigos fueron invitados a una fiesta en este lugar. Ahí había chicas bien simpáticas de no perderlas. Durante el día festejaron y cuando en la noche se terminó el licor Robertino fue a comprar en la tienda más cercana. Cuando llegó, bromeando al tendero, en voz alta le dice: “manos arriba… esto es un asalto”. Cuando dijo esto, vio entre las sombras que alguien corrió a los matorrales y el tendero le dice: “oye Robertino no seas tan loco, es Naún Briones el que estaba comprando municiones, y tú con esa broma le preocupaste creyendo que era la patrulla la que lo buscaba, por eso corrió; pero, no te preocupes, es mi amigo, siempre viene a comprarme, ya le llamo a que regrese”. ¡Naún, Naún!, le grita. Ven, es una broma que te hizo un amigo ecuatoriano, no pasa nada. Nadie te busca. Entonces Naún regresó. ¿Quién me hizo esa broma? ¡Yo señor!, le responde asustado Robertino. Naún con revólver en mano, dice: mira, no tengo ni una bala, las terminé en La Ceiba. Muéstrale las que te iba a com-

prar para cargarlas en mi revolver le dice al tendero. Gracias a eso te salvaste. Entonces Robertino más muerto que vivo se olvidó de comprar el licor y regresó corriendo a contar a sus amigos lo que le pasó por chistoso. A medio año se le perdieron al papá de Robertino unas mulas que las tenía en Pampa Larga. Como antes del 41 era normal que los zapotillanos arrendaran terrenos en Pampa Larga para labores agrícolas. ¡No había frontera real!, por lo que ecuatorianos y peruanos cruzábamos libremente el río sin problema. Nadie molestaba. El trato era igual. Entonces fue en busca de la mula que le robaron a su padre. Era fina. Llegó a Macará, pasó a Sabiango y cuando le cogió la noche pidió posada en la primera casita que encontró para al siguiente día continuar la búsqueda. La sorpresa fue inesperada. Cuando entra a la habitación encuentra a Naún conversando con sus compañeros. Roberto no dijo nada, Naún apenas lo vio le dice: ¡oye sarco, tú eres el que me asustó en Pampa Larga!, sí, le dice Robertino, ¡perdóneme la broma don Naún!, es que yo no sabía que estaba ahí. Olvida eso, le contesta. Bueno y qué andas haciendo por aquí. Aún temeroso le contesta, vengo en busca de una mula que le robaron a mi padre. No te arriesgues en ir solo más allá, le dice Naún. Estamos controlando el paso de los forasteros, te puede ir mal. Voy a proporcionarte dos hombres que te acompañen a buscar la mula. La mula nunca la encontró, pero Robertino regresó muy agradecido por la generosidad de Naún.

Óleo de Yorqui Llacxaguanga


Eliécer Cárdenas E.

Revista de Literatura y Arte

Relatos de

Viento y Mar onocí a Jaime Meneses Aguirre en los años de adolescencia, cuando él llegó para estudiar en el Colegio Borja. Una mutua simpatía – eso de “caerse bien” es el detonante de la amistad y la camaradería de la época juvenil-, y nos volvimos inseparables, con nuestras fumadas clandestinas de cigarrillos en los exteriores del plantel, y las conversaciones sobre todo lo imaginable que manteníamos junto a otro entrañable amigo y condiscípulo, el poeta Gerardo Salgado. Rebeldes, inspirados en sentimiento de cambio social, aspirábamos, soñábamos más bien, con un mundo mejor, y hacia allá enfilamos nuestras ilusiones. Bohemios, amigos de la fiesta, así éramos con Jaime y tantos otros de aquellos años. Mi amigo se ausentó tras su decisión de convertirse en aviador civil, pero nuestra amistad no se ha roto, al

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contrario, siempre que nos encontramos, ese “parece que fue ayer” de la canción sentimental obra el efecto de lo auténtico, y un buen día, Jaime que tiene un nieto al que ama como un hijo y que es un poeta jovencito y un narrador que despunta, me trajo un manuscrito y me dijo, “no lo vas a creer, pero he escrito estos relatos y quiero que me los prologues”. Claro, que Jaime escribía desde los tiempos de colegial, pero guardaba sus textos como si fuera algo enteramente suyo. Hoy que publica estos “Relatos de Viento y Mar” tengo el honor de ser su “padrino” en su velar de armas literario, antes de enfrentarse a los ojos escrutadores del respetado público lector. Relatos de Viento y Mar justamente guarda el perfume de los recuerdos, goza de esa autenticidad de los hechos cuando son filtrados por la nostalgia y la memoria, con los años transcurridos y nos va pareciendo increíble que hubiésemos tenido quince, die-

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cisiete, veinte años. Pues bien, con aquella materia prima de las vivencias juveniles, mi amigo construye su relato que en definitiva lo es como unidad, aunque aparentemente se compone de cuadros separados, en donde el protagonista va enfrentándose al mundo, descubriéndolo en compañía de compañeros y amigos, pero también con una presencia incorpórea, el “fantasma amigo” que oficia como su conciencia y es el juez implacable de sus dudas y prejuicios. Jaime Meneses sabe narrar con una sencillez que no ha bebido en diccionarios ni manuales de retórica, sino con aquel certero instinto que nos inculcó, a él como a mí, el padre Gómez, profesor de Preceptiva Literaria en el Colegio Borja, un jesuita fuerte como un toro, pero con una ternura que le hacía derramar lágrimas cuando en clases nos leía algún poema de Gabriel y Galán o de Bécquer. Relatos de viento y mar de Jaime Meneses Aguirre nos ofrece un haz de vivencias, entre divertidas y dulces, románticas y trágicas, tal como era aquel adolescente de aire inquisitivo y pasos decididos, que un buen día –ya tan lejano-, estrechó mi mano en los patios del Colegio para iniciar una amistad irrompible. Saludo en esta obra al escritor y al amigo. Sus recuerdos, convertidos en relato, comunican la pasión por la vida, la curiosidad con que fue –fuimos diría- descubriendo: la hermosura pero también el dolor del mundo. Su obra es un fiel trasunto de aquella pasión que en él permanece viva y activa.

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CUENTO

Fernando Rojas Meneses

lo lejos los montes ardiendo daban un color gris a un cielo sin nubes. El sol calentaba y hasta las sombras eran tenues y amarillentas. Pero más sequedad se sentía con un viento árido y sin rastros de humedad que cruzaba silbando sobre las líneas del horizonte Ese fin de semana me encontraba en la casafinca de mis abuelos, cerca del medio de los Andes. El día era caluroso, con mucho viento desde el amanecer, por lo que mi abuela me había prohibido alejarme de la casa, según ella, eran días que el diablo andaba suelto, además ese calor era enfermizo. Yo, travieso en esa época, no pensaba obedecerla. Adoro pescar, y muy cerca de la casa una laguna, para no resistirse. Bajé por el sendero con la caña de pescar al hombro. El viento era asfixiante pues traía polvo y humo; a lo lejos seguía ardiendo. Apenas salí al sol me ardió la piel, y extrañado miré mis brazos enrojecidos. “¡Que maldito calor!”, pensé. Cuando llegué a la orilla de la laguna comprobé que su nivel era bajo, parecía no haber vida. Me senté a la sombra de un árbol después de arrojar el anzuelo y la boya al agua, y paciente esperando el pique, me dormí. El viento no paraba de arremeter contra el paisaje calcinado, y cada vez silbaba más;

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por momentos me parecía que las variaciones del silbido escondían algo. Me sentía sofocado y tenía las fosas nasales resecas ¡Qué calor endemoniado! Los abuelos afuera, mirándome. Se terminó mi intento de pesca, no me importó porque ni habían tocado la carnada, ni yo aguantaba el calor. De regreso, escuché un cuchicheo tras de mí. Me asustó, sabía que no había nadie, me encontraba en un lugar abierto y recién había volteado hacia la laguna. Aumentaron los quejidos como ecos lejanos, parecían lamentos apagados de miles y miles de voces. Nuevamente volteé, lo vi. Su ropa, toda deshilachada y en jirones, y bajo esta asomaba partes un cuerpo esquelético, demasiado flaco para estar vivo. Tenía puesto un sombrero negro todo abollado. En la cara escurrida le resaltaba una enorme nariz aguileña que casi rosaba con los colmillos, y dos ojos pequeños como de ratón y pocos pelos largos en la quijada. –Fueron tiros –le dijo. Y vienen de la casa de los vecinos. Voy a ver. –Fueron tiros –reconoció asustada mi abuela. En una tarde como esta no me extraña que pasen desgracias. Mira al pobrecito, tiene el cuerpo caliente por el sol. ¿Será que hay que llevarlo al doctor, o le avisamos a su madre? – dudó preocupada, y puso su mano en mi frente.

–Es un golpe de calor nomás. Ponle paños de agua fría en la frente y se le va. Voy a ver qué pasó. Y mi abuelo salió. No distinguí los disparos porque tenía un zumbido en la cabeza que me aturdía Al rato volvió mi abuelo con la cara descompuesta. –¿Qué había pasado? – lo interrogó mi abuela, y se santiguó, anticipándose a la una respuesta. Por el estado de ánimo de mi abuelo era algo muy malo. –¡Una desgracia, una desgracia! ¡El hombre debe haberse vuelto loco! ¡Pero cómo va a hacer eso...! ¿Hacer qué? –preguntó más que alarmada mi abuela. –Te lo digo afuera. Hay que llamar a alguien... a la Policía. Me sentía débil pero igual me levanté. Mis abuelos no me vieron salir al pasillo. Escuché cómo el vecino había matado a toda su familia y luego él. –Fue el Diablo –aseguré. Mi abuela volvió a santiguarse al escuchar aquel nombre– Cuando pasó por mi lado iba rumbo a la casa de los vecinos –dije– ¿No lo vieron? Se quedaron en silencio, luego que estaba desvariando por el golpe de calor haciéndome volver al cuarto. **** Al inicio, los sonidos leves, con el tiempo aumentaron en intensidad. Rubén no dio mucha importancia. Pasaba por una época muy complicada, por eso aquellos ruidos eran triviales. No estaba seguro si se originaban,

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dentro o fuera de la casa. Lo que realmente le preocupaba era la fobia que estaba desarrollando: miedo a salir a la calle. Cuando estuvo seguro que los ruidos venían del interior, pensó que su vida iba de mal en peor. No hace mucho, enfermó gravemente, desahuciado, se recuperó, le dieron de alta en el hospital pero sufrió una fuerte recaída en su hogar. Ahora escuchaba ruidos, sin una explicación lógica. Vivió muchos años en este lugar y nunca ha sentido nada extraño. ¿Se habrá embrujado su hogar? Paso de suspenso a ser aterrador y como ningún mal viene solo, comenzó a dormir mucho con episodios de sonambulismo. Alguna vez, bañándose, algo le hizo girar hacia la puerta entreabierta, encontrándose con unos ojos sangre de una cara peluda y fea que

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le enseñó los dientes. Duró un instante, desapareció. La aparición le causó terror. ¿Hay perros fantasmas? Lloró, mas sus lágrimas no mojaban sus mejillas, parecían gotas de viento que se alejaban formando un eco ensordecedor. Su vista comenzó a agudizarse y podía ver en la oscuridad; había cambiado mucho desde la última vez que en el hospital, sintió sus venas llenarse de un líquido transparente. La luz le molestaba, gustándole la sombra, la niebla, tampoco le dolía la espalda como antes. Mientras pensaba, tuvo la sensación de no estar solo, unos pasos suaves se dirigían a la cama y sintió subirse en ella. No soporto, de un salto se precipitó hacia la puerta en el mismo momento que un grito muy agudo, de terror, en voz de una niña, llenaba el cuarto. ¿Qué le pasaba? Su único hogar, ahora un antro de pesadillas. La casa no era antigua, ni con historias paranormales, él la había construido. Recordaba haber desmejorado tras volver del hospital; luego, confuso. ¿Cuánto tiempo que ha pasado? Sin visitas. No recordaba la última vez que comió, solo que se hundía en una especie de sueño profundo para después aparecer en cualquier habitación.Y su fobia a salir a la calle, no era tal. No iba porque no podía. Era un fantasma atrapado en el pasado.


El tesoro de la Virgen del Rosario de Dominguillo y la revolución de Alfaro

Gloria Álvarez

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inicios del año 1885, La señora Mercedes Gómez comadre de un negociante peruano, que en las fiestas de Dominguillo venía a ofrecer su mercadería, era frecuentemente invitada a Piura a pasar algunos días en su casa. Siempre iba en compañía de su hija Leopoldina, adolescente encantadora que junto a la aurora de sus días irradiaba la alegría de su sol naciente. Aprovechando de estos paseos, Leopoldina ya en Piura, junto con sus hermanas de pila practicaban el baile la Marinera. En puntillas recorría el ámbito del salón. Su cuerpo como alondra en vuelo aleteaba, y su desliz invitaba al asombro de quienes la miraban. Con la sonrisa de nardos arrancados del campo que la vio nacer. ¡bailaba y bailaba! ¡Cómo la admiraban!... Un buen día, fue invitada a participar de un concurso de marinera que se daba en esta ciudad y lo ganó. Las autoridades que estuvieron presentes en el desarrollo del concurso, quedaron maravillados. Se pusieron de acuerdo en perfeccionar a la niña para las finales del concurso, toda vez que se trataba de la representante de Piura. Doña Mercedes Gómez por su parte, había hecho muchos amigos, por cuanto en este año hubo algunos encuentros de marinera. Las finales estaban previstas para darse en la ciudad de Lima y tuvieron que alistar maletas. Ya en el teatro, junto a su asiento, conoció a un joven alto y simpático y era el que más aplaudía a la niña cuando se presentaba. ¿Cómo se llama su hija? Preguntó. Leopoldina, ¿Cuántos años tiene? Trece ¡Se la ve toda una señorita!

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Sí pero aún es tierna ¿y usted como se llama? Mercedes. A mí me llaman el guayaquileño. Me da mucho gusto conocerla señora Mercedes, le extendió su mano en señal de amistad ¿Usted es de Piura? No joven, yo soy de Dominguillo. En ese momento se presentaron las bailarinas en escenario. Todas estaban preciosas. Como suele suceder en cualquier programa quedan espacios para conversar, y el guayaquileño sabía aprovecharlos. Sabe doña Miche ¿por qué me encuentro aquí? No, no lo sé. Por causa de la Revolución Liberal. En ese momento los aplausos a Leopoldina no la dejaron escuchar lo que su amigo le dijo. Bailaba tan hermoso su hija que ella misma la desconocía, ¡Que linda es mi muchacha! Se decía para ella. Al término del programa, el jurado calificador proclamó a Leopoldina con el primer puesto: “Mejor bailarina de Marinera”. En el baile popular que siguió a continuación el amigo de la señora Mercedes, pidió permiso para bailar con su hija y pasaron la noche en derroche de alegría, con la niña, con su madre y la familia de sus compadres. Era la madrugada y el guayaquileño reanudó su diálogo con la señora Mercedes, mientras bailaba con ella muy animadamente. ¿Me decía que usted no es de Piura? La mujer sonrió. Así es, no soy de Piura, soy de Dominguillo, de la tierra más linda de nuestra Patria, de la tierra que tiene por Patrona a la Virgen del Rosario. ¡Esa es mi tierra! No le creo, es tan linda su tierra y su Virgen? Claro y sobre todo la Virgen a quien tanto quiero. Le cuento que es ¡muy rica! Es dueña de la Comuna de Dominguillo, dueña de más de 200 cabezas de ganado y de una cuantiosa fortuna, de un tesoro que usted no lo avanzaría a contar, porque los devotos hacen sus limosnas solo en libras esterlinas. Al guayaquileño se le abrieron los ojos. ¡Así!… ¡No me diga! dijo disimuladamente, y su imaginación voló hasta Eloy Alfaro, ¡Mi general necesita de esas joyas! ¡De esas esterlinas! se dijo, y le hurgó en preguntas hasta donde pudo porque el baile terminó. La señora Mercedes nunca imaginó que se había hecho amiga de un montonero de Alfaro y que había puesto en peligro a su pueblo. El guayaquileño, después de esa noche no había vuelto a ver a Mercedes ni a sus compadres

porque cada uno al siguiente día, tomó diferentes rumbos. Le dolía no haberle preguntado donde queda Dominguillo, sabía que era en Loja, pero no en qué cantón. Viajó de urgencia al lugar en donde se encontraba su gente y les comunicó lo acontecido. Los montoneros le aconsejaron que preguntara a los organizadores del evento; pero al mismo tiempo consideraron que era peligroso. Por este motivo se dispersaron en algunas partes de la frontera para poder averiguar. –Como tú sabes lo bueno tarda en llegar, –dice nuestra narrante, –pero lo malo siempre se expande como pan caliente. Por algún tiempo investigaron la forma de llegar a Dominguillo, preguntando al que encontraban a su paso. ¿Conoce Dominguillo? ¿Cómo puedo llegar a ese pueblo? No, no conozco señor. Esta pregunta la hicieron a diferentes personas, sin hallar la respuesta esperada. **** Mientras esto ocurría en Piura, en Dominguillo se rumoraba que a lo largo de la frontera con el Perú, se habían radicado los montoneros de Alfaro, que eran peligrosos ladrones, que realizaban sus asaltos en caballos negros y jotos. Uno de los devotos de la Virgen, que logró identificar al montonero, trajo la noticia al síndico Ángelo Nole. Le contó con lujo de detalles toda la investigación que este hizo y terminó emitiendo su cri-


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terio: parece que quieren asaltar a Dominguillo por el tesoro de la Virgen. Ángelo muy preocupado, llamó a los de su confianza del barrio para hacerles saber la noticia y juntos decidieron esconder el tesoro en siete cajones de madera y lo sepultaron con aroma de jazmines bajo tierra, en el jardín del templo. Los montoneros de Alfaro eran incontenibles, mientras los unos intentaban llegar a Dominguillo, los que venían desde la Costa se infiltraron en Celica, logrando enardecer de patriotismo a los celicanos, dejando así la semilla de la revolución en los principales hombres de este pueblo. Ángelo Nole, su esposa y su hija Rosita, después de un año de haber escondido el tesoro, decidieron abandonar el barrio y se trasladaron a vivir en el Corral del Señor (Fray José) para dedicarse al cuidado del ganado de la Virgen. Cuando ellos casi habían olvidado la noticia del intento del atraco, en pleno sueño, fueron sorprendidos por el traquetear de acémilas, cuyos cascos rozaban fuertemente en el empedrado camino y se perdían en el silencio de la noche. El agitado respirar y el resoplido de las fauces de los animales, era cada vez más cerca. Los perros ladraron y atacaron fuertemente. El síndico sorprendido, como águila en acecho, sentó su ojo izquierdo sobre un hoyo de la pared para observar quién se dirigía a su casa. Al darse cuenta que eran desconocidos, cogió su escopeta, la cargó y la dispuso. Pero al mismo tiempo se acobardó porque vio que eran muchos. Malaya se dijo, hoy mismo mis muchachos no están, (se refería a sus trabajadores). Los perros uno a uno fueron silenciados a bala. Sus aullidos lastimeros enardecieron a Ángelo. No tuvo miedo más bien, se llenó de coraje. Una voz de trueno rompió el silencio de la noche ¡Salgan! somos los Montoneros. Él meditó

por un momento, se persignó y salió. De la misma manera lo hicieron su esposa y su hija. ¿Tú eres Ángelo? preguntó un moreno alto y fornido. Sí señor, yo soy ¿Tú eres el Síndico de la iglesia de Dominguillo? Sí, contestó con firmeza. ¡Hemos venido a que nos entregues toda la plata de la Virgen! –Él calló. El montonero acercándose a su oído gritó, ¡oíste! Sí señor. Entréganos la plata. No tengo señor ¿Dónde la tienes? En ninguna parte señor. Lo torturaron, pero no lograron sacarle una sola palabra. Mientras esto hacían con Ángelo, las dos mujeres lloraban y temblaban de miedo; la madre sabía que su esposo guardó el tesoro y a la Virgen, pero no sabía donde. Uno de los asaltantes dirigiéndose a la esposa dijo, ¿En dónde guardó la plata tu guayno? Yo no sé nada señor, contestó la mujer. Entonces tu hija tendrá que contarnos. Al oír esto, la señora se estremeció. ¡No! ella no, a ella no le hagan nada. Si no quieres que le hagamos nada, dinos dónde está la plata de la Virgen. La joven llenándose de valentía y casi gritando dijo: La Virgen no tiene nada, no le peguen a mi papá, no lo amarren en la “Picota”. Efectivamente, Ángelo Nole fue amarrado y amordazado, con el fin de que no defendiera sus pertenencias. La madre exclamaba en alta voz, llévense todo pero a mi hijita no le hagan nada. Los dedos de la mujer se pegaron unos con otros como verdaderos ganchos en la cintura de su hija con el fin de protegerla. Como lloraba desconsolada, uno de los montoneros preguntó: - ¿Por qué llora esta mujer? Su compañero con sarcasmo contestó, dice que le duele la cabeza y no se ha muerto. Los dos rieron a carcajadas. Saquearon todo lo que había: gallinas, chanchos, cincuenta cabezas de ganado que el día anterior dejaron preparadas para el ordeño y mucho dinero de la venta del quesillo que lo guardaba para los frailes, pero a la joven ¡la respetaron!

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M IC RO Jaime Meneses Aguirre

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l estruendo de la tormenta despertaba el recuerdo. La última memoria lúcida acababa de ser talada. El viejo roble que me vio crecer, fiel amigo que me brindó cobijo y compañía en mi infancia. Como a todos, le llegó el momento de despedirse del corto viaje al que llamamos vida; tenía que llevarle para que descanse asimétricamente junto a los demás troncos en el jardín que mira mi ventana. Al llegar a casa, ya no encontré a mi familia, fue de viaje. Pensativo me dormí hasta la media noche. Imposible, los truenos y relámpagos llenaban la casa de escalofríos. No abría los ojos, porque el miedo de despertar era más grande que todo. Cuando lo hice, me encontré con la oscuridad. Grité, el silencio retumbó a la noche, mi familia no estaba, la extrañaba. Este tétrico episodio despertó en mí una soledad. Me levanté, encendí la lámpara de aceite, dispuesto a encontrar una respuesta. Recorrí. Al abrir la puerta del cuarto de mi hijo me encontré con el dolor más grande. Mi familia incrustada en una pared. Miré a la ventana, un hombre bañado en sangre sonreía, viendo bien, no se trataba una ventana, era un espejo. El estruendo de la tormenta despertaba el recuerdo. La última memoria lúcida acaba de ser talada. El viejo roble que me vio crecer, fiel amigo que me brindó cobijo y compañía en mi infancia. Como a todos, le llegó el momento de despedirse del corto viaje al que llamamos vida; tenía que llevarle para que descanse asimétricamente junto a los demás troncos en el jardín que mira mi ventana.

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S

oy grindio, negroblanco, rubiocobrizo. A veces alto como una torre, otras, enano. Llevo sangre arioafricana con gotitas ardientes de mi selva. A veces me verás chinopakistaní, rusolatino, arabespañol o quizás grecojudío pero siempre materialista, religioso y “bacán”. Trabajo para vivir la dolche vita y a veces me vuelvo capitalista para amasar fortuna. Soy aspirante a machista hasta encontrarme con la horma; como mandarina los amores me persiguen y suspiro largamente sin alcanzar lo prohibido. Ese soy yo. El que calza y viste. Puedo rugir como un león o gemir como un minino. Busco las mañanas junto al mar y navego en esferas de aire a través de años luz. Así soy. No me parezco a nadie. Yo agualuz, respiro gas quemado de petróleo, cambié el taparrabos por un frac a la medida con aroma incluido y si no me gusta la nariz, busco alguna más respingada. Me fascina tragar de gula aunque me lamento con la dieta y si el estómago se enriquece en redondo, lo recorto con un bypass. Como politoanimal no aprendo la lección, siendo democratadictatorial tengo toda la razón pues yo mismo me crié. Soy un dios y reniego el galanteo con otras deidades. Resultado de un clarobscuro cambalache, de negrero a libertador, de patán a momia coctelera. Como rey se me viró la tortilla, pero “sigo siendo aquel”. Dicto las leyes y las violo con placer, cambié la punta barata por el whisky escocés. Con mi fina garganta, no se puede sobajar y no lloro porque los hombres no lloran, aunque lo hacen en silencio. Ese soy yo, viviendo un mundo plástico hecho a mi manera. Terrícola, habitante de un mundo de gas y fuego.

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NTOS En Homenaje a Klever Ajila

A

penas se movían los árboles, macilentos, resecos y entumecidos con el aire helado de la tormenta que llegaba, no tenían ánimo para danzar, tal vez por su vejez o simplemente por apatía, pero el viento les coqueteaba para alejarse desairado. La noche sumida en la espesura negra de la soledad navegando sin rumbo debido a la niebla enceguecedora, temblando lloraba gotas de ansiedad. Yo en medio de ellos, vagando. Los bolsillos del pantalón calentaban mis manos mientras las mejillas pálidas por el espanto. Una voz había pronunciado mi nombre y creo que sus dedos tocaron mi hombro. ¡Nadie! Seguí caminando, la mirada al suelo y de vez en cuando a la nada escondida en el espacio. Seguía escuchando mi nombre, tenían que ser los nervios, no había nadie a mi alrededor, solamente esa paz de

los muertos que sin duda se había escapado del camposanto. Quiso abrazarme el miedo, humedeciendo las palmas de las manos, que al secarme, rozando suavemente en mis cabellos, noté que ellos ya estaban mojados por la llovizna. Seguían, mi mente en blanco y los pasos lentos. La noche, el viento y los árboles en su romance perdido y aquella voz, insistente. No sé cuánto tiempo caminé sonámbulo, sin pensar ni mirar, sin sentir frío, solo la lluvia y yo, diciendo nada. Me reencontré conmigo mismo, llenando el vacío que deja la tristeza en el corazón y sanando ese mar de heridas. Los sentidos aún adormecidos, buscando, mi propia sonrisa, añorando paz y dejando levitar en mis ansias al infinito una suavidad mortal. El trueno me despertó, la ráfaga de luz iluminó al árbol que derribó su rayo. Pensé: así mueren los inocentes.

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Tiene en su mirada los rayos del sol A Gelita

Luis Antonio Quizhpe

Sí.

Tiene en su mirada los rayos del sol, tiene en su boquita un soplo de vida… Por eso la designaron reina, tanto su pueblo como las chicas del curso. La llamaban Gelita, con cariño, por sencilla, gentil y genio divino, igual que las geishas de las antiguos pueblos orientales. En verdad era bella. Había definido toda su fisonomía y personalidad hasta cerca de los diecisiete, convirtiéndose en toda una mujer. Por su don del habla, el profesor guía la eligió para el concurso de declamación que se realizaría en la semana de puertas abiertas del colegio. Para los preparativos, el profe Antonio dio una lista de poemas para que sus pupilas escojan el que más les guste, y para motivarlas declamó en el aula el poema El beso interminable de Jaime Galarza. -¡Bravo licenciado.! ¡Otro! ¡Otro! Le ovacionaron. -Xfa…lic. ¡Otro!-, le insistían. -Diga esa partecita: “el amor es como la guerra”–, dijo Genita. Y el profesor, ­–con mucho agrado– repuso: “Mi guerra es solo el amor en armas/ mis batallas los besos que te buscan/ mi paz será tu boca que me espera”. Para la fiesta de la palabra, Gelita escogió el poema Mis besos del bardo Federico Barreto, quizá para imaginarse, siquiera. En el aula, el profesor le enseñó hasta el domino;

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luego la estrenó en el teatro, con micrófono y le reveló el secreto de la gestualidad y el movimiento corporal. –¡Bravo! ¡Bravo! ¡Geli! ¡Geli! ¡Geli!–, sus compañeras le dieron ánimo con su barra enloquecedora. Hizo la venia y prendió la mirada a su maestro que estaba en el centro del teatro. Desde los primeros versos impresionó al auditorio, ganándose su voluntad: “Hay besos que producen desvaríos/ de amorosa pasión ardiente y loca, / tú los conoces bien, son besos míos, / inventados por mí para tu boca”. Con ese ritmo continuó dándole vida a los cuerpos amorfos de las letras del poema, que duró seis minutos. Lo hizo con tanta vehemencia y emoción que cada palabra era una oración de amor; por lo que el público se paró contagiado y el jurado, unánime le concedió el triunfo. Las compañeras la abrazaron felicitándola. El profesor desde lejos, también. Pero ella se acercó para agradecerle sus enseñanzas: –gracias licenciado, por usted–, y le ofreció la mejilla izquierda. Trémulo y el corazón latiéndole, se dijo: ¡Qué dicha la mía que una mujer tan linda me regale un alivio! Fue como si hubiera percibido la esencia de jazmines, porque tiene en su boquita un soplo de vida, tiene lo que nadie tiene para ser bonita. Intrigado, esa noche y las demás no podía


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conciliar el sueño porque desde aquel instante, la fragancia y la suavidad de la piel fueron el lenitivo para soportar tantas noches de desvarío por la soledad. Pasó el tiempo, que para él eran siglos, entre saludos, a veces con la mano, otras, con la mirada y la cabeza, mientras concluía el año escolar y con él una amistad que a lo mejor moriría a lo lejos. Se despidieron con un tierno abrazo y el consentido beso en las sonrojadas mejillas, hazaña indecible que le mantendrá vivo al maestro hasta un próximo encuentro, que para él, sería un milagro. A los ocho días le invitó por teléfono a su profe que vaya a su pueblo para ir de paseo al paraíso de las tres lagunas naturales y la cascada de treinta metros de altura para disfrutar de sus aguas temperadas por el trópico. Él no se hizo esperar. El día y hora pactado estuvo con ella para disfrutar de aquel paradisíaco rincón del mundo. Sobre las piedras blancas, mudas testigos de este sino de abril, hablaron horas y horas, hasta que le confesó que lo admiraba por sus lecturas, por su memoria, por sus libros, por bueno y que no lo ve como su profesor, sino como hombre. Basta; entendió que había nacido desde un costado de su barro y que de tanto darse contra ese limo fértil, ella era todo un cieno bendito. Enseñándole la fuente le dijo que siga, que ella iría después. El calor del mediodía le obligó a protegerse detrás de la cascada que bullía como espuma de aguasol. Desde ahí la vio que venía ataviada de arcoíris, lista para

encender gota a gota la lumbre del amor. La tomó de las manos, que suaves se deslizaban en el agua y en su cuerpo; de rato en rato titilaba en el dedo corazón, como una señal de contento, el diamante del dije que le regaló en un febrero de sueños. Jugaban dichosos en el oasis del himeneo. Su Eva náutica huía escurridiza ofreciéndole su blanquirroja manzana. De pronto la serpiente impúdica se enroscó entre ellos ofreciéndole el ansiado maná de fresno, nunca tocado, que lo devoró sorbo a sorbo en el vaivén de las olas. Millones de peces blancos huían asombrados hacia el fondo de las madreperlas. Exhaustos se confundieron entre la espuma y las partículas de agua que lanzaba la catarata, cubriendo cual escarcha la inocencia de Genita. Pasaron juntos en aquel plenilunio de verano hasta el amanecer, escribiendo en la arena la historia del primer espasmo, del primer dulce dolor, del primer éxtasis. Debían alejarse porque sus destinos eran distintos. La despedida fue desgarradora. A lo mejor el próximo año se picotearían como dos extrañas alondras entonando al unísono, el misma canto. Ya en clases, luego de verla como la mujer amada a las diecisiete primaveras, solo avanzó a decirle que la adoraría en silencio toda la vida y para que le recuerde le escribiría una oración para que la guarde en un rinconcito de su corazón. Cuando está sola lee muy devota esa confesión sublime que para ella es más que una plegaria:

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Pa´`labrar Nº 12

“Yo fui el primero, Gelita que ataviado de tu arcilla repleta de inocencia, y de canciones de miel, se quedó adherido en el laberinto de tu piel. En la roca muda del espasmo y en el vaivén del calicanto escribimos con caligrafía de cal y arena la fiesta de la ternura. Lejano el arcoíris plasmó su policromía en los petroglifos del alma. En el limo sagrado de la estancia arderá el fogón de nuestra lumbre. En el fondo de la cascada alta, brillante y sonora lucirán las escarchas del tiempo. En los dulces líquenes de abril germinará un cardumen de mariposas y nuestra descendencia de sal correrá en cada molécula de agua y desde la feraz arena brotará el bálsamo para mis penas. Yo fui quien hizo crecer tu alegría el que ocupó un lugar especial el que compartió tu risa El homo erectus que hizo temblar tu piel y sentir de verdad el instinto del hijo que nunca vendrá. En los inexorables días te buscaré en lontananza mortificado por mis aravicos desvaríos. Tu grito inaudible llegará cuando todo esté consumado”.

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Un día el profesor entró en el rectorado del plantel y vio que ella estaba entera y radiante en el cuadro de honor, conforme le había prometido. Desconcertado fue al ordenador y seleccionó ese bello canto del maestro Faus-

to (…) “diecisiete años cruzan por su vida y está en su delirio, / yo beso sus labios candorosa y linda que Dios la bendiga”…y echó a llorar...


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Zoviet Benítez Acosta

LUTO EN LA HISTORIA ECUATORIANA

L

a memoria histórica, recuerda un día cruel e inaceptable para la vida socio-política del país: el asesinato de don Eloy Alfaro y sus hombres de combate, enero 28 de 1912. Ecuador y América, han clamado una justificación a lo sucedido, por ello, acudimos al pensamiento de Enrique de Gandia: “La historia ha callado más de lo que ha dicho”, es decir, que los gobiernos ecuatorianos, de aquel tiempo, en su mayoría de tinte conservador, son los responsables del triste y vándalo ayer histórico. Montecristi, legendario pueblo, tantas veces lacerado en su historia, brinda su hospitalaria vida a don Manuel Alfaro González, natural de Cervera-España, valiente defensor de las ideas libertarias en su país; vive en Inglaterra, Cuba y llega a Guayaquil, por el año de 1835. En esta ciudad labora con el empresario Luzárraga en la compra y venta de sombreros hechos de paja toquilla; por tal motivo elige Montecristi donde se tejía sombreros de calidad, válidos para la exportación. Una vez

radicado y con actividad propia, envía la producción a Panamá, diversos países de América y Europa. En la “bella tierra de los sombreros”, forma su hogar con la gentil y virtuosa María de la Natividad Delgado López, siendo sus hijos: Idelfonso, José Luis, José Eloy, Manuela, Medardo, Marcos y Manuel. Aquel niño José Eloy, nacido en Montecristi, el 25 de junio de 1842 con “trazas de vivir una vida alborotada”, según expresión de su padre; a los doce años, instantes en que José María Urbina era presidente y decretaba libertad de los esclavos, pide a don Manuel, le haga conocer al personaje que había motivado su joven alma de patriota. Es que, José Eloy era el fruto de un medio que invitaba a la reflexión, por el momento histórico de su pueblo; admirador de las hazañas de Simón Bolívar y de los combates que tuvo su padre en España. El adolescente, fue producto del medio cantarín y bravío del campo, de su gente, de los proverbios,

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música popular y de las ondas mágicas de las brisas del mar. Por el año de 1858, en el cerro Centinela, donde hoy luce altiva Ciudad Alfaro se expresó: “Juro, que en cada revés que la injusticia o el engaño nos depare, crecerán más nuestros brazos… nuestras ideas insurgentes… nuestras espadas, fusiles y machetes para encender el fuego revolucionario”. “Cimentar el nuevo país recibido de la espada de Bolívar, del verbo de Olmedo, la pluma de Espejo, con la sangre de Tohallí, Tumbalá y Parrales y Guale”. Por esto se colige, la educación altiva y profunda que tuvo el joven Eloy Alfaro. Por el año de 1864, ante las injusticias del gobierno de Gabriel García Moreno, don Manuel Albán planifica una rebelión desde Colorado; comisiona al joven Eloy para que dialogue con Urbina, lo cual fue imposible acuerdo alguno. Así Eloy Alfaro organiza la primera montonera –campesinos, jornaleros de haciendas, estancieros, artesanos, intelectuales nacionales y extranjeros– ; y el 5 de junio de 1864, reduce a prisión al Coronel Francisco Javier Salazar, gobernador de Manabí, quien conven-

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ce a don Manuel Albán y Alfaro viaja a Panamá. García Moreno, dispone cárcel para los “montoneros”, quienes eran convocados por su líder, para tal campaña y luego continuaban sus labores habituales. Una campaña era financiada por hacendados, ciudadanos, voluntarios y jóvenes, según el propio Eloy Alfaro. En 1872, contrae nupcias con la damita panameña Ana Paredes Arosemena; y por esto, conocemos el inconfundible valor humano de Alfaro, cuando en una carta pide a su madre autorización para casarse. A Juan Montalvo, le apoya con un viaje a Europa y la publicación de sus obras, fue su expresión: “Lo que yo poseo es suyo y puede emplearlo todo en la salvación de la República”. Se advierte, la generosidad y patriotismo de Eloy Alfaro, puesto que administraba en Panamá su negocio y la herencia de su padre. Así el escritor ambateño, apoya la causa liberal desde El Cosmopolita. A partir de 1876, inicia su lucha contra la dictadura de Ignacio de Veintimilla, don Luís Vargas Torres, le entrega dinero con


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el fin de que adquiera el barco “Alajuela” y armamento. El 14 de marzo de 1884, Alfaro se declara Jefe Supremo de Manabí y Esmeraldas, meses después ordena la creación del Colegio Nacional Olmedo en Portoviejo. Desde ya, estaba cumpliendo uno de los objetivos de la revolución: enseñanza laica y obligatoria. En su oposición contra Placido Caamaño, campaña de 1884, en el combate de Portoviejo tuvo un revés debido a una falsa noticia, el primero de diciembre. Y el 6 de diciembre en la Batalla de Jaramijó, el combate fue cruento debido al número mayor de barcos y personal enemigo. Se destaca la pericia y valor del “General de las Derrotas”, pues una vez que salvó su tripulación enviándola en otro buque, incendia el “Alajuela” y luego en un barril, puede salvarse. El 18 de enero de 1895, la Asamblea Nacional legislativa de Nicaragua, lo proclama General de División, por lo tanto, nos damos cuenta de la experiencia que vivió en países de América del Sur y Centroamérica; por ello, se reconocía su valor militar e intelectual. Los presidentes del llamado Progresismo no iniciaban las reformas que solicitaron los liberales radicales; en el periodo de Luis Cordero, el gobernador del Guayas, Camaño, autorizó a Chile, usar la bandera ecuatoriana para vender un barco a Japón, en la Costa se formaron las Juntas revolucionarias. Un grupo de radicales libran el combate en Los Amarillos o Tosagua, desconocen al gobierno y proclaman a don Eloy Alfaro Jefe Supremo del Ecuador, el 5 de Mayo de 1895, en lo principal, ante el ultraje y traición a la Patria. La estrategia de las Juntas revolucionarias y sus proclamas en diversos lugares del país, hace que Guayaquil reunido en el Cabildo, 5 de junio de 1895, resuelva de-

cidir por el General Eloy Alfaro como Jefe Supremo del Ecuador. Alfaro llega al país y consolida el triunfo en Gatazo el 14 de agosto y el 4 de septiembre entra a Quito. Los conservadores toman Cuenca, pero la recuperan los Alfaristas el 23 de agosto de 1896. Se reune la Constituyente y el General Eloy Alfaro es instaurado como Presidente Constitucional del Ecuador. “El viejo luchador” inicia sus reformas, así considera al estado laico como institución, se preocupó del trabajador campesino y urbano, del artesano, protege la industria nacional. Importante su valor anticolonialista y con todas las naciones libres, el sueño de una gran nación como la “La Gran Colombia”, ideal de Bolívar. Inclusive en el segundo periodo –enero 1906 y agosto de 1911–, se consolidan: libertad de cultos, laicismo de la enseñanza, la separación de la iglesia y el estado, la unidad nacional por medio del ferrocarril, justicia para los indígenas, derecho de la mujer y su incorporación a las instituciones públicas, creación de instituciones públicas –Registro Civil–, defensa de la integridad territorial, suspensión temporal del pago de la deuda externa, obras públicas, nacionalización de haciendas pertenecientes a la iglesia, y de los cementerios. Asume la presidencia don Emilio Estrada, quien se une a Leonidas Plaza Gutiérrez y luego el ejército y pueblo le trai-

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cionan, por lo cual don Eloy abandona del país. Carlos Freile Zaldumbide, se encarga de la presidencia y le entrega a Don Emilio Estrada, quien fallece en diciembre de 1911. Freile asume de nuevo; en Esmeraldas, un levantamiento proclama a Flavio Alfaro, pero sus tropas fueron vencidas en Huigra, Naranjito y Yaguachi, en enero de 1912. Habían detenido a don Eloy Alfaro y a sus tenientes en Cuenca. Fueron traslada-

dos de Guayaquil a Durán en un pequeño vapor, al mando del Coronel Alejandro Sierra, Comandante del Batallón Marañón. El tren emprendió su viaje a Quito, y con dificultades llega a Huigra, Freile Zaldumbide, envía un telegrama, pidiendo se detenga en Huigra hasta segunda orden. El Coronel Sierra, contesta, que no es posible porque se cumplía orden del Ministerio de Guerra. Insiste Zaldumbide, en telegrama al Coronel Sierra, diciéndole, regrese a Guayaquil, que era necesario mantener a los presos o se los juzgue donde sea conveniente. El Coronel Sierra, contesta que no procede volver a Guayaquil, por el bien de los prisioneros. Ya en Huigra don Eloy entrega la Historia del Ferrocarril al Coronel Carlos Andrade. Al llegar a Quito fueron trasladados en automóvil al panóptico. El Coro-

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nel Sierra, dice a la multitud, que ya había cumplido con su deber. Todo había sido preparado, existía provocación como dibujos de cabezas cortadas de los prisioneros, en las paredes públicas. El populacho entra al panóptico, uno de ellos con rifle dispara a don Eloy y luego a los demás compañeros. Así, empieza el arrastre de los cadáveres, por las calles de Quito, hasta llegar al parque El Ejido, en donde se consume “La Hoguera Barbará”. Pero, jamás se ha consumido el alma de los líderes de América, Alfaro y sus combatientes; jamás pudieron calcinar sus pensamientos, que van desde el respeto venerable a nuestro pasado y la idealización de seguir las huellas de Simón Bolívar, por una nueva Gran Colombia. La unión de las repúblicas de Centroamérica, de consolidar la libertad de Cuba; la continuación de la hermandad ecuatoriano peruana, iniciada en las guerras por la Independencia del yugo español y en pos de la segunda independencia, que actual-

mente la nueva política ecuatoriana y de Latinoamérica, la preparan a grandes pasos.


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ara que haya comprensión hay que aprender a inferir

L

a mejor circunstancia para practicar la lectura y la escritura, de manera especial en el ámbito universitario, se da cuando el estudiante practica con los temas que tienen estrecha relación con su vida, y por ende con el ámbito de conocimiento con el cual está vinculado directamente en su carrera universitaria. La producción del lenguaje escrito no funciona si se parte de estrategias de estudio, de aprendizaje y de comprensión con contenidos y ejercicios aislados que nada tienen que ver con la vida y los conocimientos particulares de su especialidad. La experiencia de lectura académica que poco a poco el alumno vaya adquiriendo, y ante todo si aprende a trabajar desde la lectura compartida y a través de la opinión con sus compañeros de aula y con el cruce dialógico de los docentes, propiciarán la atención, interés, voluntad y disciplina necesarias para adquirir las destrezas pertinentes no solo para comprender sino para inferir desde el análisis y la investigación los temas que le son inherentes conceptualmente a su especialidad. En este sentido, el desarrollo de los procesos metacognitivos y metadiscursivos le permitirán al estudiante trabajar autónomamente. Pues, se dará cuenta que la comprensión solo es posible desde la inferencia, la cual le es muy propia a cada lector para que luego pueda entrar al ámbito del análisis, de la investigación y del aporte crítico. Saber inferir, por lo tanto, es saber leer, no solo porque se aprende a conocer un tema de lectura determinado, sino porque desde la metacognición, el estudiante se dará cuenta que “la validez de la inferencia no depende (…) de los conocimientos del lector, sino de la forma como se relaciona con el contexto” (Cisneros, Olave y Rojas, 2013, p. 19). Aquí radica el éxito de una buena comprensión lectora. Y es que “cuando se infiere, el lector hace uso de estrategias cognitivas y metacongnitivas para construir proposiciones nuevas a partir de unas ya dadas; esas construcciones son fundamentales para dotar de sentido (…) al texto” (Ibid, p. 18).

Galo Guerrero-Jiménez

Por consiguiente, “la cantidad de inferencias que realiza un lector está relacionada con la amplitud de su mundo de referencias o saberes previos” (Ibid, p. 18). Por esta razón es que a un alumno le cuesta inferir si no ha tenido una experiencia previa de lecturas sobre el tema motivo de estudio. Lo expresa León (2003) cuando sostiene que “la inferencia se entiende también como proceso de edificación sobre bases antiguas, esto es, la elaboración de conocimientos que se conectan con saberes anteriores cuya activación permite construir puentes entre la información ya leída y la de nuestro conocimiento previo ya consolidado” (Ibid, p. 18). Por supuesto, si el conocimiento previo no está consolidado, sobre todo en relación con el contexto, no hay manera de aprender a inferir, y por ende, a comprender adecuadamente un texto. Y este es el problema mayor que sufren nuestros estudiantes universitarios, especialmente cuando no hay el debido asesoramiento lector por parte de los docentes que, por lo regular, parten del hecho de que todo estudiante ya sabe leer, es decir, inferir. Por lo tanto, para leer hay que educarnos en el modelo inferencial, por supuesto si queremos formarnos para aprender a pensar, a discernir y a investigar. Insistimos en que “la inferencia es un modelo poderoso por el cual las personas complementan la información disponible utilizando el conocimiento conceptual y lingüístico y los esquemas que poseen (…). En la lectura inferencial se explora la posibilidad de relacionar información del texto para dar cuenta de una información que no aparece de manera explícita (…) sino que entra de manera más activa a completar y concluir la información que el texto ofrece tras las líneas” (Ibid, p. 20). Referencias bibliográficas Cisneros, M., Olave, G. y Rojas, I. (2013). Alfabetización académica y lectura inferencial. Bogotá: Ecoe Ediciones.

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Poesía

EDUARDO PUCHA

Crónica de un viajero Estas son coplas que nacen una a una en el camino voy por la primera en Lima y al regreso, las termino. Todos listos y contentos para iniciar la jornada el destino es Argentina nuestra última parada. Vamos a Puerto Iguazú al encuentro de escritores de músicos, declamadores danzarines y pintores. Es el vigésimo cuarto evento internacional en las pampas de Argentina un suceso sin igual. Del cuatro al siete de agosto estrecharemos las manos: españoles, argentinos peruanos y ecuatorianos. Y nos vamos a Arequipa en la “Flores” desde Lima invocando una oración por el viaje y por el clima. Antes que se oculte el sol ya se duermen las mujeres entonces Víctor La Chira acomoda sus enseres. A las nueve de la noche en el Ica merendamos platos típicos peruanos luego el viaje continuamos.

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Después del alba en Camana se conversa y se disipa ya cruzamos el desierto y muy cerca está Arequipa. Más de una hora esperamos hasta que llegue Rufino con repuestos para el bus que se dañó en el camino. Se arribó a la ciudad blanca a las diez de la mañana quince horas de camino y el cansancio, no nos gana. Con la maleta en su mano todos ya en la terminal una sobre otra acomoda ¡espectáculo especial! . Llega la noche otra vez hay que viajar hasta Puno, luego a Desaguaderos dijo el compañero Bruno. En el bus van muy contentos, Abilio, Víctor, Ricardo cantan, declaman y ríen y cuenta cachos Gallardo. Cuando estamos en Juliaca no se resiste el frío todos sacan sus bufandas para evitar un resfrío. ¡El soroche!, exclamó Isabel ahora un vaso de mate unas hojitas de coca antes que el frío nos mate.

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Pasamos Desaguadero y a Bolivia en apuro dos horas hasta La Paz luego tres para Oruro.

Somos gente de Ecuador y también de Ayacucho tierra linda del Perù a la cual admiro mucho.

Qué problema en los controles con los indocumentados que no pudieron pasar y se quedaron plantados.

Vienen con música andina también con danza y folclor es la esencia de su pueblo que la ofertan con amor.

Dicen que mañana iremos de Oruro a Villazón dieciséis horas en tren y hasta más dicen que son.

En Argentina escuchamos a Antonia y Mario Vidal Marcelo y otros colegas un discurso muy genial.

Paisajes inolvidables al pasar por la llanura lagos, planicies, gaviotas aves que incitan ternura.

La correntada del río Paraná e Iguazú´ maravilla natural que la admiro yo y tú.

Ya va desmayando el día comienza a oscurecer otra vez los de Ayacucho ríen, cantan como ayer.

Un viaje para el recuerdo grabado en nuestra retina las cataratas mas bellas que Dios puso en Argentina.

Que llegamos a Oyune nos dijo el guardia del tren son las nueve de la noche bueno, que descansen bien.

Terminado ya el evento el retorno se aproxima cada cual a su terruño pero, primero a Lima.

Antes de que amanezca estamos ya en la frontera cruzando el puente de Quiaca mirando ya otra bandera.

El día siete de agosto a las tres de la mañana todos arreglan maletas, desocupan la cabaña.

En migración de Argentina se armó otro problema que mejor ya no quisiera hablar de este dilema.

A Posadas ya nos vamos dijo apurado Gallardo suban pronto el equipaje y el bandolín de Ricardo.

Y Faride en el camino hizo un ofrecimiento de escribir una novela ¡verdad!, que yo no miento.

Al pasar por El Dorado nos vendieron un “chipa” que con agüita endulzada la engañamos a la tripa.

Algunos días de viaje parece que ya llegamos a la ciudad de Iguazú que contentos ya estamos.

Chabela cada momento pregunta a los compañeros cómo les va en el viaje y también a forasteros.

...

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Pa´`labrar Nº 12

Entonces como una madre de su bolso ayacuchano saca el caputo y la cancha matambre sabroso y sano. La energía no se agota ni tampoco la prudencia recorriendo doce horas llegamos a Resistencia. Y de aquí hasta Guemey dicen que hay doce horas más seguimos de largo el viaje sin dar la mirada atrás. Cuando estamos ya en Jujuy dijo Víctor preocupado qué distancia hay para Quiaca porque estoy medio cansado. Sigue el camino de largo estamos cerca a Bolivia divisamos Villazón una alegría que alivia. Ahora desde Villazón territorio Boliviano rumbo a Desaguadero el camino es más liviano. Un detalle que no olvido de Bolivia y Argentina cómo nos sangran la plata pidiendo en micros propina. Por descansar en la acera pagamos en Villazón un impuesto al Municipio con razón o sin razón. Abilio por molestarlo en Bolivia a un gendarme le dijo que es cóndor viejo “y solo huele la carne”. Ya van dos días de ruta de Argentina hasta la Paz qué cansados por el viaje y nadie da un paso atrás.

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EDUARDO PUCHA Estamos ya en la frontera de Bolivia con Perú ahora todos contentos regresando de Iguazú. La travesía que larga sin tiempo pa descansar se desayuna al apuro porque hay que avanzar. En la calle las maletas mientras en emigración presentamos documentos de regreso a mi nación. Se siente un frío cortante cuando ya pasamos Puno para que caliente el cuerpo nos reparte un trago, Bruno. Las cuatro de la mañana tiritando en Arequipa para que pase el frío Lucho se fuma una pipa. De Arequipa hasta Lima son dieciséis horas más último tramo esperado por Abilio y los demás. Mientras los ecuatorianos desde Lima a Macará unos llegarán a Loja otros a Gonzanamá. Cien horas de viaje hicimos de mi tierra a la Argentina con los hermanos peruanos una experiencia divina. Beatriz Moreno Rovegno artífice de este viaje queda guardado tu nombre para siempre en mi equipaje. Se me ocurrió escribir coplas como lo hace, Juan José aquí, que ya están listas bien o mal … eso no sé.


Poesía

GLORIA ÁLVAREZ

Soliloquio Hubo de hermoso la sensual batalla. Hubo de amores la sazón sonora. Hubo tantas cosas, entre las cosas bellas, que no sé ¡cuántas! y me pierdo en ellas. Pudo en mi corazón almacenarse la tristeza. De morir en el cordón umbilical primero. Viajar sin rumbo al tétrico desvelo donde incapaz fui de dominar mi orgullo. ¡Oh! tiempo indomable, catado en el furor de mi existencia, donde el dromedario del amor se inflama, en esa alcofa candorosa ceñida con cintillas de inocencia. Siento el rubor de flor en lontananza Siento mi corazón temblar al viento, mientras se une ese amor sediento tu boca y la mía en celestiales besos. Aprisionada en la seda de tus brazos, cautiva en aquel cuartito oscuro de esa tibia tarde soñadora, nuestro amor fluyendo en esa estancia cual espuma en la orilla de la playa. Y cual fuera del amor esa misión sagrada, lloviendo bajo la estela luminosa, los pétalos del alma sumergidos en el néctar de nuestro sentimiento. Él, hizo al hombre a su eterna semejanza y en el amor de dos seres se consuma la bendición de procrear un alma que es allí, donde el hombre a Dios lo perpetúa.

Esposo Tú magnánimo señor de la tarea ejemplo de virtudes y trabajo. Amante esposo siempre enamorado tu risa franca llena nuestra casa. Eras de joven un junco florecido que antaño dominaba tu donaire, vibraba en tu interior tanta alegría producto de tu amor y fantasía. Compañero fiel, que dichosa me siento yo a tu lado. Eres amor, seguridad, amparo, guía sostén, en el que siempre yo me amparo. Siete hijos nos regaló la vida. Qué hermoso evocar ese trayecto esculpido en la fragua bondadosa donde siempre el amor perdura. Hemos visto crecer a nuestros hijos que con tanto amor se formaron y como todo tiene fin, también volaron a otras latitudes de la vida. Hoy que ya no eres el mismo y tu pelo se ha teñido de nostalgia, tus ojos somnolientos se te cierran devuelvo la ternura que me has dado. Aquí, al calor de este hogar bendito te cubro con la frazada de azul melancolía, y nuestra alcoba se llena de almohadones rodeando tu cuerpo envejecido. Ahora que estás necesitado a través del tararear del día, te hago reír a carcajadas

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GLORIA ÁLVAREZ

Palabrar 12

... como el payaso hace con los niños. Sigue amándonos con tu risa de azucena. Sigue rimando tu poema de la noche. Pero nunca te despidas para que ese adiós jamás nos llegue. Tu sendero es el mío, ¡no lo olvides! Si tú te vas primero espérame allí mismo. No quiero vivir en soledad tu ausencia. Por eso nunca me digas adiós ¡amado mío!

La niña de bata floreada Yo la vi un día llorar como nunca pasar por mi calle con su cara de hambre es la niña humilde de bata floreada que abarca de un solo suspiro la vida Yo la he visto pasar por mi calle alargando el paso, achicando tramos yo la he visto entonces llevar entre manos la desesperanza de todos los días. ¿Por qué? me pregunto hay seres humanos que vienen del vientre trayendo rezagos trayendo pobreza, dolor inhumano el hambre que arranca su débil entraña. Yo la he visto correr tras el viento tras el fuego lento del sol de verano tostarse su cara, sus débiles brazos su rostro pequeño, su vida, su alma. Todas las mañanas alarga su paso por esas tan duras veredas del tiempo llevando consigo sus zapatos rotos y su rostro pálido como la de un muerto Yo la vi ese día con su bolso sucio pasar como sombra en la fría mañana luego reciclaba un pálido anuncio en el verdenegro de esperanza vana.

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En tanto guardaba cuántas ilusiones quería de pronto encontrar su muñeca ¡No importa! que sea con un solo brazo o sin una pierna o un solo ojo. El hambre lastima su débil estómago y encuentra de pronto redonda una lata llena de salmones que calman su ayuno ese ayuno laaargo… que a veces la mata -¿Qué te pasa Laura? pregunta de pronto desde la ventana de su camioneta un fornido joven de dulce sonrisa que desde algún tiempo conoce su pena -¿Qué te pasa niña? ¿Por qué ese semblante? ¿Porqué estoy sintiendo helada tu mano y el temblor inquieto de todo tu cuerpo desmaya de pronto tu valor humano? -¡Siento que me muero! - Señor... dice ella Y un frío sudor recorre su frente Sus ojos se cierran, se ensancha su vientre -¡No sé ¡qué me pasa! y cae en sus brazos. El señor la lleva hasta un sanatorio la valora un médico. ¡No hay esperanza! y la chica humilde de bata floreada vuela al mismo cielo vestida de blanco.


EDWIN PAREDES Tu historia (En memoria de Kelver Ax) Es el principio y el final que aún se escribe.

Tu historia serán los granos de arena contenida en un mar de letras, que descienden por las grietas de una montaña que grita en una lengua imperceptible para nosotros. Tú vivirás en una dimensión distante del tiempo, de las miradas de los halagos infructíferos, que te impiden la fecundación de versos tú lo llamaste “la pastilla del día después”. Ahí donde el silencio destapa el velo de sus labios dejando oír su voz, contenida como el volcán que busca llegar al río y se convierte en piedra, así tu silencio se dilató hacía los confines donde su hastío ya no te toca. Tú historia… se escribió en pergaminos encapsulados en el tiempo, se plasmará en palabras donde el verbo definirá al sustantivo y tú, cuaderno de polvo no lloraras más, tus lágrimas derramadas serán la tinta y tu lecho la hoja sobre la cual tu filosofía se escribirá, hasta que las nubes cubran el desierto y calmen la sed de la muerte que te bebió a sorbos. Descansa, que los pájaros que anidaban en tu mente han fecundado en las nuestras, ¡Son hermosos tus hijos! Frágiles y dóciles criaturas que cantan, aún en los sueños picotean y vuelan Tienen letras en sus alas que deforman el tiempo, dejando caer sus plumas como el árbol a sus hojas en otoño, en el nido de un pichón que se transforma en águila llevando en su pico tu respiración que la muerte no pudo robarte.

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EDWIN PAREDES Canta en el silencio para que este no se sienta solo y cuéntanos que hay más allá del horizonte onírico de la existencia, aquello que nuestra mente primitiva no logra comprender, la verdad que te terminó por devorar, la que juntos buscamos en un mismo espacio fractal. Ahora… las estrellas sostienen tu cabeza de gigante dormirás hasta que el Big Freeze nos alcance y el alfa resurja de sus cenizas, para esculpir tu historia en un cuerpo celeste que brille en la oscuridad.

La vida es un mercado Soy la verruga de la nalga del universo El chirrido del viento devorando gaviotas El caimán estrenando nuevas mascaras El rufián de esta isla llamada tierra. Me diluyo… Entre mercados de abastos y de carnes nauseabundas entre rutinas y planificaciones baratas entre despechos y borracheras. El tiempo es oro que se gangrena arcilla que se pierde entre infinitos flashback entre idilios bobos, tempestuosos friolentos, bipolares, frígidos melancólicos y fatalones. Soy el artículo chino que más se deprecia, que oferta sus talentos en subastas que fluctúa dependiendo el mercado y la escasez. Soy el bastardo que nadie desea adoptar porque mi apellido apesta porque mi ropa es de marca MM porque mi vehículo es de dos ruedas y corre a cinco kilómetros por hora porque mi billetera es una cebolla porque curo mis achaques con aspirinas y analgésicos baratos.

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Porque creen que nací para ser un bulto más


EDWIN PAREDES que todos desean pisotear y golpear para sentirse menos miserables menos desgraciados menos despreciados por hienas y lagartos. Miro el cielo que brinda bofetadas con su silencio unos creen que vivir sin creer es perder plusvalía creen porque en algo hay que creer. **** Yo creo en mi existencia inexistente en mi reloj barato que algún día detendrá su caminar en el abismo que me espera en los cuervos que devorarán mis ojos. Me da miedo y denuedo esta realidad absurda el tener que estudiar veinte años para un sueldo de miseria el ser el que encienda la leña para que otro saboree la carne el que patee en la huevas a su orgullo para no ser llamado machista. No soy el que siembra mirtos en las alcobas de niñas de papi y mami soy un soñador trillado un bebedor empedernido de fracasos. Sospecho que cuando nací el anciano de días no alumbró mi cuna de astillas que mi hedor es más fuerte que el de un mercado. Aquí sigo… consumiendo minutos devorando letras y vomitándolas nadie les dará albergue en sus biblioteca nadie desea leerla más que mi madre que no comprende metáforas. Aquí continuaré…. como una vieja película repetitiva buscando brillar a media intensidad buscando tesoros perdidos entre asfaltos y horizontes rotos entre la mierda de este mercado que es la vida. ¿Es más real la existencia que la inexistencia?

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JAIME MENESES

Pa´`labrar Nº 12

Poesía Para qué escribir, versos de sangre que se olvidan. Roban las penas de un poeta atrapado en el tormento del amor. Guardan llorosos los mares del olvido, acongojados por el dolor que arrecia. Susurran, claman los lamentos que entre recuerdos se dejan morir. 2015

Para Rafita Ahí viene mi niña con lumbre de sol, sus ojitos negros cautivan mi ser. II

Ya llega mi niña sonrisa en flor, sus brazos pequeños me entregan amor. III

Mi niña niñita ya sabe leer, escribimos juntos el sueño amistad. IV

Y jugamos baraja sin saber jugar; no seas tamposo, me dice al final. V

Mi niña chiquita me hacer reír suplicante me pide a jugar otra vez. Dos mil 15

Guardo en él: los soles escarlata de mis ocasos, las lágrimas venidas desde un mar profundo como largos adioses, los ensueños de antaño que amaban la vida y las angustias que anhelaban la muerte. Monte Olimpo cobijado de luna y misterios para velar los capullos que florecerán mañana, barro profundo donde duermen mis recuerdos. ¡Oh Puglla! Volcán sagrado de mi tierra eres muerte, vida, encuentro.

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Dosmil 16

Escribiré, hasta que la luna no brille en el horizonte de falsas ilusiones y el sol pinte ocasos de primaveras muertas. Escribiré, las notas de valses sin bailar, los sentimientos de los muertos de amor. Escribiré las estrellas, Escribiré el mar, escribiré que la quise Pero no la pude amar.


JAIME MENESES

Revista del Taller de Literatura CCE-Loja

****

Se prendieron los soles para calmar el viento árido y frío, las calles adormitadas cedieron a tus pasos el ritmo sereno de la aurora mientras yo sorprendido soñaba, te sonreía; simulabas no verme, más de reojo me mirabas para colorear tus mejillas como cuando te mimaba. Nos quisimos detener, llegaron raudos los recuerdos, callaste, callé y nuevamente a paso lento nos alejamos. Regresé a verte al mismo tiempo que tu lo hacías y sin decirnos nada nos deseamos otro largo adiós. Dosmil 15

****

Has vuelto madre a mitigar el dolor herido, a renacer esperanzas adormecidas por el tiempo, a recoger llantos arremolinados por tu ausencia. Vienes desde los Andes, campesina vestida de caminante, tu porte es de reina, y como madre acunas en tus amores a todos los marchantes. Nos falta tu mirada rocío de la montaña, flor que engalanas al viento y al sol y en garitas de ensueños nos entregas el corazón. ¡Bienvenida! Reina del Cisne.

FERNANDO ROJAS MENESES Poesía Desperté para encontrarme sin tu recuerdo, quise volver al sueño para llenarle de ilusiones aunque moribundas. Desperté, recordando tu ausencia y me encontré solo, evoca mi mente tus ojos, nada, parece que no quieres estar en mi idilio. Desperté del sueño que mantenía viva la llama del ayer desperté de la quimera de mis fantasías.

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PATRICIO VEGA ARROBO

Poesía EN HOMENAJE A KELVER AX

“A mi madre, la única deidad a la que le recé en vida, yo, su pequeña propiedad, dentro de ella una vez más le digo que le agradezco todo y sobre todo sus excesos (...) una heroína silenciosa” (Kelver Ax, 2016)


PATRICIO VEGA ARROBO /Nudo/

era yo el fantasma fabricado en sus cabezas Kelver Ax

nuestros ojos inútiles no escucharon tu grito escondido tras los versos ya tu cuerpo lleva treinta días de silencio y en la “ciudad de los ojos vendados” una voz de anfibio derriba las casas levantas vuelo junto a una parvada de aves extintas para recordarnos que los poetas no tenemos alas tu lo dijiste por cada obra maestra hay un ebrio que sonríe aquí estamos los ebrios de poesía y de cromática sonriendo ante tu obra maestra de hombre extinto con una leve mueca que esconde la tristeza hermano poeta quítate la piel y pon sobre la mesa cada uno de tus huesos para que brillen en esta hora gris para que las mariposas y las hojas no se estrellen en tu rostro de niño-anciano hermano pintor caminamos tus metrópolis ficticias esos densos amasijos de figuras recolectando las piezas del rompecabezas creadas por tu mano de hombre-reptil y percibimos de los jardines un olor a muerte y libertad ¡mira!… tus niños juegan en “ese lugar donde los muertos se golpean con flores” ve juega con ellos, tómalos de la mano enséñales tu hogar allá encontrarás a tus ídolos cantarás hasta el amanecer con Patti Smith charlarás con Cioran en las cimas de la desesperación escribirás poesía con Anne Sexton en su invisible garaje carbonizado beberás con Julio Inverso

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PATRICIO VEGA ARROBO y en las paredes de la memoria dejarán un gaffiti con sus nombres abrazarás a Pizarnik porque juntos asistieron a la muerte y nunca asistieron a la vida recorrerás en tu vieja bicicleta de madera las montañas donde anduvo Gilgamesh recogiendo rocas que creía huesos ve y háblales a tus dioses de nosotros que nos quedamos recordando tu mirada infinita y sabia corre corre sobre un cuaderno de arena con los pies desnudos corre poeta loco, búrlate de la muerte recuérdale el dolor de un vivo y parte con Alz viaja junto a él sobre una piedra en el solitario río de eternidad nacido de tu corazón derretido hermano, este nudo en el alma nos recuerda tu ausencia… Entre raíces Entre raíces, el cadáver de mi padre tomó el aspecto de hombre-árbol y acomodado en posición fetal en el vientre subterráneo de su segunda madre espera reencarnar su piel se ha tornado áspera y terrosa y el aroma de su cuerpo me recuerda al olor del barro de la casa donde crecí; con sabiduría de ermitaño mantiene sus ojos cerrados para no presenciar las brutalidades del mundo para no verme siendo un esclavo de la palabra para no contemplar a mamá ser arrugada por el tiempo. Entre raíces, el cadáver de mi padre absorbe lágrimas para alimentarse sueña que la lluvia rompe su corazón de piedra desea levantarse a la vida como la antigua figura de roble que me balanceaba en sus brazos y salvarme del camino que transito.

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Yo dormito sobre su ausencia con una embriaguez de nostalgia que me hacen pensar en un encuentro cercano.


KATHYA JARAMILLO

Revista del Taller de Literatura CCE-Loja

Te bebo en mi insomnio Estás prohibido, no puedo mirarte, aunque tu perfume se quedó en mí. Eres un teatro majestuoso que contemplo. De algo estoy segura, tengo menos culpa que tú, aquel domingo 25 Benedetti probaba mate mientras te aferrabas a mi cintura, como aquel chiquillo desamparado, sediento de afecto, y yo no padecía de ilusiones, entonces te abracé, y desaté huracanes dormidos. Empecé a beberte, soñarte… evocarte… cavilar el último beso, ¡Ay si hubiera pensado en ese último beso! te hubiera contado tantas cosas sin hablar. Pronto estarás en Buenos Aires, siento que el tiempo se fuga sin verte, serán años de ausencia, los caminos nos separan, no sé si exista nuestro domingo otra vez. En tu honor, esta noche bebo mate esperando me inspire, pensando que estarás en otra latitud, bebiendo historias, si la mía aparece, recuérdale el camino de regreso. Sábato tomaba mate para deshacer ideas, y lo bebo para alimentar mi musa, darle paranoia, y trastornar tu recuerdo estremecedor. Él llegó con la fugacidad de una estrella, le pedí un deseo, pasó sin liarse y me rompió el corazón.

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KATHYA JARAMILLO

Pa´`labrar Nº 12

Aún lo recuerdo, ojos expresivos, facciones dulces, su maldito aferro a mi cintura, sus contradicciones absurdas, y esa manera de darme la razón. Preparó un café, cargado y dulce, inverosímil, y me lo hizo beber, para soportar su ausencia.

Soledad Es mejor, la soledad que la falsa saciedad. En medio del polvo de estrellas, medito en el ayer, entonces soledad, tú me acompañas. Acaricias la coraza de los refugiados, llegas cuando se secan sus lágrimas, después de una pelea, antes de un romance, datas entre la tristeza y la calma. Desidiosa, desalmada, sarcástica, desmembrando sentimientos calcinas el dolor, disipas melancolía. Amiga, siéntate a mi lado, escribamos alegría, regocijo, lloremos, mientras te aprisiono por la espalda, te degollo, mueres en mi sonrisa.

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Revista del Taller de Literatura CCE-Loja

¿QUIÈN ES

JULIO

BECERRA? Un 24 de octubre de 1953 nace Julio Reynaldo Becerra Minga en Guachanamá, un antiguo pueblo de los Paltas, encaramado en una de las màs altas cordilleras lojanas, tan cercana al mar, que de no mediar por las tenaces neblinas que lo cubren en invierno, se podría mirar día y noche todos los valles de Casanga, Celica y Alamor, la represa de Poechos, las luces de Piura, Trujillo, Machala y hasta Guayaquil: es un mirador tan cercano al cielo, que parados en el Guachahurco se puede tocar una estrella, “respirar el fresco” o “subir al sol” “cuesta arriba” por un camino “polvoroso” como lo canta Julio. Un viejo mito dice que cerca de Guachanamà había una ciudad llamada Chitoque, cuyos habitantes, huraños y levantiscos, se negaban a someterse a la religiòn catòlica. Un buen día, justo cuando el Obispo de Loja caminaba por esos parajes, prepararon una revuelta que terminò victimando al prelado y hasta bebieron chicha en su cráneo como lo hacían sus ancestros. Se dice que en castigo, Dios enviò un terremoto que se tragò la ciudad. Desde aquel dìa solo se escuchan las campanas encantadas en las profundidades de la tierra y un rumor de canciones de los Paltas que

cantan con nostalgia a su perdida tierra: cerca de este pueblo encantado, en su “tierrita de amor”, en esa “casita, mi aldea corazòn” nace Julio Becerra. No por casualidad tres de los mejores cantores lojanos (trotsky, Tulio y Julio) todos son agrònomos. En esta vez Julio canta a toda su amada provincia, cuya cosecha de letras y sentimiento, naciò de èl y de su charango, al que su corazòn lo hace cantar con toda su alma.

Contactos: (593) 072540377 * 0986270607 + jubeming@yahoo.com

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“cultura y libertad” “La Casa de la Cultura Ecuatoriana es la respuesta a la incitación ajena a toda clase de sentimientos negativos. Respuesta alegre, optimista, como el árbol joven, seguro del poder de sus ramas y de la fecundidad maravillosa de la tierra en que se halla plantado” Benjamín Carrión


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