U.N. Periódico No. 16

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El poder de la Corte Constitucional El fallo de la Corte Constitucional sobre el plan de inversiones públicas revive la controversia de un posible choque entre poderes. Pág. 6

Bipartidismo, un paso atrás Los partidos tradicionales perdieron espacio durante la pasada jornada electoral. Las terceras fuerzas, sin embargo, aún lucen dispersas. Análisis. Pág. 8

Del cangrejo también se aprende FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ

Mil maneras de pensar en el otro

El funcionamiento biológico del cangrejo sirve de base metodológica para enseñar inglés en San Andrés, una isla donde ese idioma convive con el español y el creole. Pág. 15

DIVERSIDAD OPINIÓN EXPRESIÓN

ILUSTRACIÓN DE EDIN RIVERA

Como intentando una lección pedagógica, el alcalde electo de Bogotá, Antanas Mockus, responde un singular cuestionario de U.N. Periódico. Pág. 12

2 OPINIÓN CORTE Y AUTONOMÍA UNIVERSITARIA

9 INTERNACIONAL “NUESTRA CONTRIBUCIÓN ES SOCIAL”: UE

10 AGRO PROTECCIÓN A CULTIVOS NO FLORECE

14 EDUCACIÓN CÁTEDRA DE LA INCLUSIÓN

17 SALUD EL SUEÑO, AL LABORATORIO

18 SOCIEDAD

La otra

guerra sucia

GARCÍA CANCLINI: SIGNOS DE CULTURA POPULAR

21 JÓVENES UNA BANDA QUE SE VOLVIÓ FIESTA

Las violaciones a la misión médica crecen en la misma medida en la que lo hace el conflicto armado de nuestro país. El sector de la salud se ha convertido en blanco frecuente y favorito de las acciones violentas. Pág. 5

23 CULTURAS LA TÉCNICA EN SOCIEDAD BOGOTÁ, D.C., No. 16, NOVIEMBRE 19 DE 2000 PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co E-MAIL: unimedio@dnic.unal.edu.co


La Corte Constitucional y la universidad pública Frente a las orientaciones que en los últimos años han buscado afectar las universidades públicas, sin duda alguna el esclarecimiento por parte de la Corte Constitucional de la especial naturaleza de ellas como entes autónomos no pertenecientes a ninguna de las ramas del poder público y de su autonomía, presente en numerosas decisiones y, en especial, en ese verdaderamente histórico fallo C-220-97, ha sido definitivo para que el conjunto de las universidades estatales -hoy agrupadas en el Sistema de Universidades Estatales, SUE- haya podido continuar contribuyendo en su misión íntimamente ligada a la suerte de nuestra Nación. Tres importantes decisiones de la Corte Constitucional se suman a esa orientación jurisprudencial. La primera tiene que ver con la inexequibilidad del Decreto 955 de 2000, que pretendió adoptar por decisión ejecutiva parte del Plan Nacional de Desarrollo, también declarado inconstitucional por el mismo alto tribunal. Varias de las disposiciones de este decreto afectaban directamente a las universidades, particularmente en materia presupuestal, pues no solamente derogaban el artículo 87 de la Ley 30 de 1992, sino que sobre la base de interpretaciones equivocadas permitía reducir el mínimo ya exiguo e insuficiente que garantiza el artículo 86 de la misma ley. La segunda decisión hace relación al respeto de los principios constitucionales que garantizan un salario móvil con adecuada capacidad adquisitiva, que en las próximas semanas deberá traducirse en una adición del presupuesto nacional para atender retroactivamente el reajuste de las remuneraciones de todos los servidores públicos, incluidos los de las universidades estatales. Los ingresos del personal académico de las universidades no tuvieron incremento alguno en el año que culmina y lo mismo ocurrió con casi la totalidad de los servidores administrativos, pues únicamente se autorizó, como es sabido, un alza del 9% para quienes recibían asignaciones inferiores a dos salarios mínimos legales mensuales. Dada la absoluta insuficiencia de la actualización anual del presupuesto de las universidades, el Estado deberá asumir la elevación del reajuste remunerativo derivado de la sentencia de la Corte Constitucional. La tercera decisión es igualmente significativa. Se trata de la providencia que ha declarado parcialmente infundadas las objeciones formuladas por el Gobierno Nacional al proyecto de ley aprobado por el Congreso, en virtud del cual se autoriza un régimen especial de seguridad social en salud para las universidades públicas. La Corte ha estimado plenamente constitucional la creación de ese sistema especial, que es ya un paso de muchísima significación. Para que el proyecto sea plenamente conforme a la Carta, el Congreso lo debe adicionar señalando las reglas básicas del sistema especial autorizado, en armonía con las precisiones que contiene el dictamen de la Corte. Surtido ese trámite en el Congreso y rendido un nuevo dictamen definitivo por la Corte, la ley que requieren las universidades deberá ser sancionada. La defensa real y efectiva del orden constitucional ha tenido, pues, consecuencias positivas para las universidades estatales. Sin embargo, contra viento y marea se siguen diseñando reorganizaciones de la Ley 30 de 1992 y, lo que es más grave, ya se ha iniciado el debate de cambios constitucionales que impedirían la conservación de los mínimos presupuestales para las universidades estatales. Afortunadamente no sólo las comunidades académicas, sino la sociedad colombiana que valora la misión de la universidad pública, controvertirán esas orientaciones que no cejan en su empeño, para detenerlas como hasta ahora se ha logrado.

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OPINIÓN

Las rutas sociales de

Transmilenio Édgar Malagón Bello* Profesor Facultad de Ciencias Humanas

El principal aporte del proyecto Transmilenio tendrá que ser la humanización de las relaciones sociales que hacen posible la producción del Transporte Urbano Colectivo de Personas (Tucop), hoy día basadas en el dispositivo atroz de “la guerra del centavo”. La producción del Tucop compromete unas condiciones materiales y un contexto de relaciones sociales. En las primeras se encuentran los vehículos (busetas y buses convencionales o articulados) y una modalidad del espacio público denominada “red vial”, que puede tomar la forma de una troncal como la Caracas. En las segundas aparecen las formas de propiedad o usufructo que las personas tienen sobre los vehículos y la red vial (espacio público) así como las vinculaciones que surgen entre las personas como productoras o consumidoras. El espacio público denominado “red vial” es una tecnología de uso colectivo para la movilización urbana. Su normatividad, señalización y semaforización, las vías peatonales y el levantamiento de intersecciones, tienen el propósito de dirigir los desplazamientos urbanos de manera segura, eficiente y productiva. Esta modalidad del espacio público representa la dimensión material básica de un estilo de comunicación social que se llama transporte, y permite entramar lo que la división social del trabajo atomiza. Por lo tanto contiene, entre muchos aspectos, las rutas del Tucop, es decir, que interpreta de manera natural las necesidades de movilización de las personas o “deseos de viaje”. En este sentido, las troncales son una forma de tecnología vial que busca elevar la productividad del sector modificando un medio de producción como la red vial, sin afectar otros factores como las modalidades de contratación de los conductores.

Las actuales relaciones sociales en el sector del transporte se fundan en la racionalidad de la plusvalía absoluta, más conocida como “la guerra del centavo”. Las relaciones sociales que permiten la producción del Tucop contienen las formas de propiedad o posesión que se ejercen sobre la red vial y los vehículos, los que a su vez condicionan las relaciones entre los productores, es decir, empresarios, conductores y agentes reguladores del Estado. En algunos casos las necesidades colectivas se imponen a la cultura del lucro, y el Estado, propietario natural del espacio público, adquiere también la

propiedad de los vehículos y produce el Tucop. En otros, las relaciones de producción se privatizan. El espacio público y los vehículos se subordinan a la cultura del mercado que se impone sobre las necesidades de viajes de las personas. Una forma extrema de privatización consiste en la adecuación de ciertas vías o producción de una tecnología vial con recursos públicos para el uso exclusivo de empresarios privados como, por ejemplo, las troncales del proyecto Transmilenio. Competencia peligrosa Tales relaciones sociales también contienen las formas de contratación de los conductores que inciden mucho en el grado de rentabilidad y competitividad de las empresas. Las actuales se fundan en la racionalidad de la plusvalía absoluta, más conocida como “la guerra del centavo”. Ésta sobreexplota a los conductores mediante el pago de un salario proporcional al número de pasajeros recogidos. Les impone una competencia feroz, desleal y peligrosa entre ellos mismos y con el resto de conductores de la ciudad. Prolonga las jornadas de trabajo hasta el límite de la extenuación y compromete a los choferes en tareas adicionales a la conducción, como cobrar los pasajes y acomodar a los pasajeros. El afán del salario genera la matonería característica de los conductores de buses y busetas, la accidentalidad y el desorden propio del transporte colectivo: no se respetan los semáforos, se bloquean los cruces y se recogen personas en los sitios más inesperados. El resultado es la deshumanización. Por cuenta de esta forma de contratación se produce una desvalorización casi total de las personas que buscan transporte colectivo. Los conductores las ven como objetos monedas. Sin tener en cuenta condiciones de edad, salud o género los choferes exigen que el pasajero suba y baje rápido, lleve sencillo y se acomode como pueda, incluso colgando de las puertas. Dan los vueltos cuando quieren y no admiten reclamos. La más sencilla protesta contiene el riesgo de provocar el insulto soez, ser atropellado e incluso agredido. Recargan combustible o realizan reparaciones peligrosas con los pasajeros dentro del vehículo. Por lo anterior, el principal aporte de Transmilenio no está en el rediseño de las troncales, los paraderos o en los buses articulados, sino en la modificación de las relaciones sociales que produce el Tucop, en particular de las formas de contratación de los conductores. Con el pago de salarios fijos por jornadas laborales humanas la tarea de la conducción terminará por desmontar el dispositivo infame de “la guerra del centavo”, que ha causado tanto accidente, violencia, caos y sufrimiento. * Ideas tomadas de la investigación La troncal de la Caracas o la privatización del espacio público, 1998.

RECTOR UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Víctor Manuel Moncayo Cruz DIRECCIÓN Marisol Cano Busquets COORDINACIÓN EDITORIAL Luzdary Ayala Villamil REDACCIÓN Equipo Periodístico Unidad de Medios de Comunicación, Unimedios: Olga Marín Arango, Yolima Suárez, María Claudia Rojas, Nelly Mendivelso, Diana Manrique, Mabel López CORRECCIÓN DE ESTILO Francisco Díaz-Granados CONCEPTO DE DISEÑO Diego Giovanni Bermúdez Aguirre (hbermudez@col-online.com) PÁGINA WEB http//:unperiodico.unal.edu.co E-MAIL unimedio@dnic.unal.edu.co TELÉFONOS 3165348, 3165000 ext. 18384 FAX 3165232 DIRECCIÓN Ed. Uriel Gutiérrez, 5to piso, Transversal 38 Diagonal 40 BOGOTÁ, No 16, NOVIEMBRE 19 DE 2000


modelo neoliberal no se llevará a cabo ni volviendo atrás, ni hacia abajo (populismo), ni hacia arriba (tecnología), sino hacia adelante, mediante la reconstrucción de nuestra capacidad de acción política, que pasa, en primer lugar, por la formación de nuevos movimientos sociales”.

ILUSTRACIÓN DE ANDRÉS BORJA

Para Alain Tourain “la salida propuesta al

ci ó, nada educación

En edu ca es ajeno Julio César Cañón Rodríguez Director Nacional de Admisiones Universidad Nacional de Colombia

La sociedad reclama una educación de mejor calidad y periódicamente propone cambios en distintos frentes de la actividad escolar. Y, en medio de la precariedad de los recursos asignados, puede reconocerse un esfuerzo social notable dirigido a un sector cuyos conflictos, de variada naturaleza, abarcan desde prolongados ayunos salariales para los maestros de algunas regiones del país y requisas periódicas para decomisar armas en establecimientos de educación básica, hasta propuestas de recorte -de amplia gama de orígenes- a la autonomía universitaria y a las responsabilidades presupuestales con las instituciones de educación superior del Estado. Estas expresiones hacen parte de la dinámica y la patología del denominado sistema educativo, al cual, por otra parte, la sociedad debe confiar una descomunal responsabilidad: formar a los integrantes de la sociedad e incrementar el potencial cultural, científico y tecnológico necesario para encarar buena parte de las dificultades e incertidumbre que acompañan la encrucijada itinerante que significa atender simultáneamente tanto los viejos compromisos locales para superar el atraso, la pobreza, la inequidad, la precariedad de la infraestructura y la baja productividad resultante, como las nuevas exigencias de la globalización, las redes y el uso estratégico del conocimiento. En el enfoque tradicional de los procesos de admisión a la educación superior, las instituciones se han limitado a un contacto puntual con los aspirantes. La evaluación está restringida, en los mejores casos, al espacio y al tiempo definidos para aplicar un examen o realizar una entrevista, planteando incluso dificultades operativas, cuando se requiere una lectura que trascienda al simple resultado numérico. Este enfoque privile-

gia los resultados de las pruebas, pero carece de mecanismos para reconocer y valorar las condiciones antecedentes de los aspirantes y para predecir, con moderada incertidumbre, sus posibilidades de desarrollo en la educación superior. Como resultado, se nutre el aparato estadístico mientras se hacen ostensibles las debilidades en el seguimiento cualitativo de la trayectoria de los estudiantes. La ausencia de intercambio de información entre las instituciones de educación superior, y entre ellas y los colegios y escuelas, confirma la imagen de un modelo fracturado, en cuya zona de contacto crecen y se multiplican modalidades de adiestramiento y preparación para presentar pruebas, que se presentan como canales entre los dos niveles de formación. Un proceso que conciba la admisión a la educación superior como parte inseparable de la dinámica del sistema educativo y no como un objetivo terminal de la etapa escolar precedente, debe observar y evaluar, permanente y sistemáticamente, las características, condiciones y resultados del recorrido de los aspirantes a través del eje educativo. Así, al incrementarse el espacio y el tiempo de observación y evaluación pueden mejorar sensiblemente las probabilidades de identificar y establecer las condiciones académicas de los aspirantes, reduciendo de esta forma la incertidumbre de las predicciones sobre su desempeño. Por supuesto, este tratamiento es incompatible con la información asimétrica y las actividades aisladas y, por el contrario, exige altos niveles de nitidez y confiabilidad de la información entregada a los estudiantes para apoyar sus procesos de toma de decisiones. Requiere cooperación amplia entre instituciones, así como estrecha comunicación y contacto con las comunidades educativas locales, regionales, nacionales e internacionales. De igual manera, transmite y multiplica los efectos de los cambios, disfunciones y colapsos introducidos en cualquier fase del proceso. De tal suerte que para la comunidad educativa debe ser objeto de interés y estudio cuanto suceda en el sistema -entre el preescolar y los posdoctorados- so pena de experimentar resultados indeseables y derrochar energía y recursos institucionales y sociales.

OPINIÓN

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Cartas de los lectores Buenas opiniones

La ausencia de intercambio de información entre las instituciones de educación superior, y entre ellas y los colegios y escuelas, confirma la imagen de un modelo fracturado, que se hace evidente con las pruebas de admisión a la educación superior.

BOGOTÁ.- Ha sido un placer para mí como estudiante de la Facultad de Economía del Externado de Colombia, tener la oportunidad de leer U.N. Periódico. Quiero felicitarlos por el artículo de César Giraldo titulado Señor ministro, ¡salve usted a los acreedores! Después de leerlo y teniendo en cuenta la situación actual en que vivimos los colombianos, hay diferentes maneras de salir adelante y continuar o encontrar un desarrollo positivo que finalmente nos saque de la actual crisis económica. Como estudiantes y ciudadanos debemos tener voz y voto cuando algo no nos parece justo, pero encuentro escepticismo e ignorancia sobre los temas actuales. (...) Por tal razón creo que el artículo del profesor Giraldo puede ser un pliego de convocatoria estudiantil para involucrar a los estudiantes con los proyectos de ley y el problema social, para tener mesas de concertación donde, con el apoyo logístico de algunos profesores, busquemos, analicemos y demos a conocer otras soluciones que se adapten al entorno macroeconómico del país. Carlos Alberto Calvo, E-mail: carlitos_77@hotmail.com Ni Caguán ni Foncolpuertos BOGOTÁ.- La Universidad Nacional no puede compararse con el Caguán ni con Foncolpuertos, a menos que, de manera mal intencionada, se busque difamarla como pretenden hacerlo algunos medios de comunicación y algunos políticos. Rechazamos de plano esos calificativos e invitamos a todos los colombianos a que conozcan nuestra institución, donde podrán comprobar que aquí no se genera violencia. Por el contrario, durante su trayectoria, 133 años, ella se ha ocupado de preservar nuestra cultura y colaborar en nuestra educación y desarrollo. No debe permitirse que un hecho deplorable sirva de disculpa para acabar con la Universidad de los colombianos. Alicia Aponte, estudiante de Ingeniería de Sistemas U.N. Alimentos del futuro

CARICATURA

BOGOTÁ.- Conforme a un artículo de U.N. Periódico del pasado 15 de octubre, titulado: Transgénicos a la mesa, entre lo humano y lo divino, quisiera agregar que los organismos transgénicos, llamados coloquialmente “frankencomidas”, pueden aplacar en buena medida la necesidad de la nutrición de la población en el futuro. Al respecto, las estadísticas sobre el hambre y el crecimiento de la población son de verdad inquietantes. El año pasado la población mundial alcanzó los seis mil millones y la ONU calcula que para 2050 probablemente se acerque a los nueve mil. El organismo mencionado muestra que hay 800 millones de personas con malnutrición en el orbe. Además, cerca de 400 millones de mujeres en edad fértil están faltas de hierro, lo cual incrementa el riego de malformaciones para los bebés. Casi 100 millones de niños sufren deficiencia de vitamina A, una de las principales causas de ceguera. A lo anterior, los científicos del sector biotecnológico han desarrollado una variedad de arroz genéticamente modificado, reforzado con betacaroteno, que el cuerpo transforma en vitamina A y hierro, y están trabajando en otros cultivos enriquecidos. Fernando Cortés Quintero.


Es necesario que el tema del canje se desprenda de la discusión sobre la beligerancia y se encuadre dentro de su terreno natural: el Derecho Internacional Humanitario. Daniel García-Peña Jaramillo*

El canje: ¿Lío u

oportunidad? IMÁGENES TOMADAS DE TELEVISIÓN

Profesor Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales

El primer despeje Por otro lado, la propuesta de las Farc fue en parte el resultado de la lectura errada que hicieron del primer despeje que se realizó a mediados de 1997 en Remolinos del Caguán para la liberación de los soldados que habían sido capturados en Las Delicias. Sobredimensionando las posibilidades de que se reprodujera el clamor nacional que se había dado en esa ocasión decidieron, en consecuencia, no volver a entregar a los que califican como “prisioneros de guerra” de manera unilateral y sin contraprestaciones, sino que en el futuro se debería conseguir “algo” a cambio: es decir, la liberación de los guerrilleros que se encuentran detenidos por el Estado. Con esto, no sólo recuperarían centenares de combatientes sino que, sobre todo, se pensó que obtendrían el reconocimiento del status de beligerancia. A pesar de que según los expertos este concepto entró en desuso hace mucho tiempo y no corresponde a las realidades contemporáneas, de todas maneras, el gobierno también se asustó con la idea. Y eso, a su vez, entusiasmó a los insurgentes que siguieron insistiendo en el asunto. El

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Los códigos de las Farc

El comandante de las Farc, alias “Grannobles”, dialoga con los soldados secuestrados, en algún lugar de las montañas colombianas.

santanderismo de los colombianos, aun de los más bolivarianos, le agregó una razón más para no avanzar en la materia. Pero independientemente del fondo histórico, jurídico y teórico del debate sobre la beligerancia, lo que buscan las Farc es un reconocimiento, nacional e internacional, de su carácter revolucionario, de su motivación y poder políticos, de su capacidad de enfrentarse de igual a igual con el Estado en la guerra y de su legitimidad como su contraparte en la paz. Beligerancia de facto

El verdadero camino hacia el reconocimiento internacional no está en las confusas marañas leguleyas de la beligerancia sino en el sendero claro de la aplicación efectiva del DIH.

ILUSTRACIÓN DE LEONARDO VÁSQUEZ

Estaba recién posesionado Andrés Pastrana cuando Manuel Marulanda sorprendió al país con la propuesta del canje. La respuesta casi inmediata del primer mandatario fue todavía más sorpresiva: que le enviara la lista de los guerrilleros presos “canjeables”. En medio de la euforia de la paz, quedó la sensación de que se trataba de un asunto fácil, seguramente ya “cuadrado”, que serviría para afianzar aún más el flamante proceso de paz. Pero hoy, más de dos años después, es evidente que ni el gobierno ni la guerrilla sabían con certeza en lo que se estaban metiendo. El canje, en vez de servir como primer elemento de entendimiento, se fue convirtiendo en una fuente de discordia que reveló las profundas diferencias existentes entre las partes. Para el gobierno, el canje presentaba varios dilemas. Por un lado, no existía un consenso en torno al manejo jurídico del tema, ni antecedentes precisos al respecto. Algunos se preguntaban si el canje serviría para la paz o más bien para prolongar la guerra. Hubo preocupación sobre si las autoridades, al ver libres a los guerrilleros capturados, perderían la motivación para seguir persiguiéndolos. Surgieron dudas de tipo procedimental, en cuanto a la manera de coordinar las diferentes ramas del poder público que tendrían que ver con el asunto. En lo político, no era claro cómo conciliar la impopularidad del canje, según las encuestas, con la simpatía general que despiertan los soldados y policías privados de su libertad por la guerrilla. La torpe y condenable censura reciente del excelente trabajo periodístico realizado por Jorge Enrique Botero para el Canal Caracol, una aberrante violación de la libertad de expresión, revela además la tremenda inseguridad que el gobierno todavía siente frente al tema.

jarse tanto en lo político y militar, se ha perdido de vista el hecho de que su esencia es humanitaria. Quizás sin saberlo, con el canje, las Farc introdujeron un tema que puede empezar a desentrabar el proceso no como instrumento para lograr la beligerancia sino como componente fundamental de una implementación más amplia del Derecho Internacional Humanitario. De hecho, una lectura diferente del antecedente de Remolinos del Caguán mostraría que lo que le dio legitimidad a las Farc no fue que el gobierno le hubiera “cedido” la zona despejada, sino que hubieran entregado a los soldados sanos y salvos, según la norma humanitaria y con testigos internacionales.

Algunos de estos objetivos ya se han logrado por la vía de las armas. De igual manera, el Estado, de acuerdo con la Ley 418 de 1997, ha reconocido el carácter político de la insurgencia. Con la decisión de despejar cinco municipios, con la visita del jefe de Estado a la zona bajo su control, con la gira conjunta por Europa de los negociadores de las partes, para sólo dar algunos ejemplos, este reconocimiento político se ha venido desarrollando y materializando en la práctica, acercándose cada vez más a una situación de beligerancia de facto. Se podría pensar en una reglamentación más desarrollada y precisa de la figura del reconocimiento del carácter político, para que se asimile aún más a los aspectos de la beligerancia que se consideren necesarios y que sean funcionales a un proceso de paz. Pero el auténtico reconocimiento de la insurgencia, particularmente en el escenario internacional, más que por una determinación legal o por meras condiciones militares, sólo puede ser el resultado de la legitimidad de sus acciones y de sus comportamientos éticos. El verdadero camino hacia el reconocimiento internacional no está en las confusas marañas leguleyas de la beligerancia sino en el sendero claro de la aplicación efectiva del Derecho Internacional Humanitario. Y, curiosamente, hay pocos temas tan apropiados para este propósito como el canje: por fi-

Durante años, las Farc han sostenido que no se acojen al Derecho Internacional Humanitario como tal, por tener sus propios códigos internos basados en la ética revolucionaria y por no ser cosignatarios de los convenios de Ginebra ni haber participado en su elaboración o aprobación. Es comprensible desde una lógica estratégico-militar, que para los insurgentes otra reticencia frente al Derecho Internacional Humanitario esté en el tema del secuestro, flagrante violación pero a la vez importante fuente de financiación. De todas maneras, a pesar de no haber cesado la práctica, las Farc sí han dado señas de algún desarrollo al respecto. Con el célebre “decreto 002”, después de años de negar y hasta condenar el secuestro (como en el Acuerdo de la Uribe de 1984), al menos se reconoció su utilización, se le intentó dar un cariz político y se precisó su alcance. Si bien sigue siendo inaceptable desde la óptica del derecho humanitario, constituye un punto de partida para una posible negociación al respecto. Igualmente, a raíz de la muy sugestiva propuesta del ex presidente López, desafortunadamente desatendida más por su procedencia que por su contenido creativo e innovador, de otorgarles a las Farc una forma de beligerancia criolla para resolver el asunto del canje, Raúl Reyes públicamente expresó interés y la disposición de las Farc de revisar el tema de las “retenciones”. Pero de nuevo, el fantasma de la beligerancia no dejó que prosperara la idea. A la luz del DIH Es necesario que el tema del canje se desprenda de la discusión sobre la beligerancia y se encuadre dentro de su terreno natural: el Derecho Internacional Humanitario. Por eso, el canje por sí sólo tampoco sirve. Es un simple instrumento que requiere un marco general y unos principios básicos que dicten su utilización. De ahí que se debe estudiar con mucho cuidado la muy interesante y acertada propuesta hecha por Anders Kompass, el representante en Colombia de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de un acuerdo global de derechos humanos y DIH como punto de partida del proceso de paz. En este contexto, el canje dejaría de ser una piedra en el zapato y se podría convertir en el primer ámbito de aplicación efectiva del Derecho Internacional Humanitario, reencarrilando el proceso de paz y reviviendo la credibilidad de la salida negociada del conflicto armado. * Encargado de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz de agosto de 1995 a agosto de 1998. Actualmente dirige el proyecto Planeta Paz: sectores sociales populares para la paz en Colombia.

El hacinamiento en las cárceles colombianas sigue siendo alto. El último conteo del Instituto Nacional Penitenciario, muestra que en la región noroeste del país alcanza el 112%; en la región norte, el 52%. La menor tasa de hacinamiento la tiene Caldas, con un 2%. En la región central, donde a mediados de año se contaba con 12.993 reclusos, se registra un hacinamiento del 31%.


ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN

Según el Centro Palestino de Derechos Humanos, dos factores contribuyen a incrementar el sentimiento de frustración entre los palestinos: el silencio de la comunidad en relación con el excesivo uso de fuerza letal del ejército israelí y la percepción de que Estados Unidos no puede ser un mediador honesto y equilibrado en este conflicto.

Saúl Franco* Profesor Facultad de Odontología

Era de esperarse que en su propia lógica de crecimiento, el actual conflicto colombiano penetrara en muy distintos espacios de la vida social. Pero no en todos. Ni con los niveles de intensidad y de crueldad con que lo ha hecho. Hoy casi no existe ningún escenario de la vida social excluido de la guerra, ni ningún mínimo ético o humanitario que no haya sido violado por sus actores. Y el sector de la salud, que en cumplimiento de su misión esencial para toda la población y para todos los protagonistas de la guerra debería ser salvaguardado por todos, se ha convertido en blanco frecuente y favorito de las acciones violentas. A pesar de la baja cobertura que el tema ha merecido hasta ahora para los medios de comunicación y del escaso registro de este tipo de infracciones por parte de las propias instituciones del sector, las cifras y los hechos son alarmantes. En las tomas de las poblaciones por parte de los distintos actores armados es frecuente la destrucción total o parcial de hospitales, puestos y centros de salud. También se ha vuelto frecuente el cobro de “vacunas” a las instituciones y funcionarios del sector de la salud para permitirles ejercer sus funciones en las áreas controladas por los distintos actores. El conflicto no está ya sólo a las puertas del campo médico. Se desarrolla en sus propias instalaciones, en donde se asesina pacientes hospitalizados, se roban medicamentos y equipos hospitalarios y se intimida al personal. Un día la prensa relata las presiones padecidas por un médico para el ejercicio de sus funciones en condiciones indebidas. Al día siguiente asesinan a un promotor rural de salud o secuestran a una enfermera o desaparecen a un odontólogo. Después la noticia se refiere al uso indebido de una ambulancia por parte de cualquiera de los actores de la guerra. O, peor aún, el asesinato de un herido transportado en una ambulancia, acusado por sus agresores de pertenecer al bando contrario. Y cada día la lista crece en variedad y crueldad.

La otra guerr ai sucia

guerra

Las agresiones a la misión médica en el conflicto armado colombiano crecen en variedad y crueldad. Aun sin lograr la paz, es necesario trabajar por acuerdos mínimos de guerra con todos los actores involucrados. FOTOGRAFÍA CORTESÍA DIARIO EL MERIDIANO DE CÓRDOBA

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el dolor, brindar cuidados y ofrecer servicios a toda persona humana, independiente de sus creencias políticas y de su participación en el conflicto. La situación se agrava por el mínimo interés que han manifestado hasta ahora en su reconocimiento y enfrentamiento buena parte de las instituciones y organizaciones del sector de la salud, tanto a nivel regional como nacional. Es una especie de tema prohibido, subterráneo, sin doliente ni registro institucional, a pesar de su gravedad y de su frecuencia. No existen, en consecuencia, políticas, programas ni recursos para enfrentarlo. Sus víctimas se ven forzadas a recurrir a la respuesta individual, al apoyo humanitario de algunas organizaciones nacionales e internacionales y a padecer las consecuencias de las presiones, arriesgando sus vidas, aceptando el desplazamiento forzoso o trabajando en condiciones inadecuadas y de extrema tensión. Acuerdos mínimos de guerra Ni la sociedad, ni el Estado, ni las organizaciones humanitarias pueden aceptar la persistencia de esta negación del DIH. Aun sin lograr la paz, e inclusive sin hablar todavía de acuerdos de paz, es necesario trabajar por la inmediata realización de acuerdos mínimos de guerra con todos los actores del conflicto. Dichos acuerdos deben garantizar el respeto a la población civil, la atención y evacuación adecuada de los heridos y de los cadáveres -con frecuencia sometidos a ultrajes y tratos indebidos-, la exclusión de la crueldad como arma de guerra y el respeto a la misión médico-sanitaria. Llámese o no Derecho Internacional Humanitario -lo importante es el contenido, no la denominación-, el país tiene que exigir y lograr de manera urgente este tipo de acuerdos como precondición mínima de dignidad humana, aun en medio de la guerra y como expresión clara del interés por lograr un proceso de negociación política del conflicto. No tiene sentido seguir proponiendo leyes, que de suyo son desconocidas por los actores armados que se definen “al margen de la ley”. Ni hay que buscar sólo pronunciamientos y acuerdos entre organizaciones sociales o humanitarias, nacionales o internacionales, desconociendo o excluyendo a todos los actores armados.

Infracciones a la misión médica Según un estudio publicado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, entre 1995 y 1998 se registraron 468 infracciones a la misión médica, que incluyeron 76 asesinatos y cuatro desapariciones de personal de salud. Sólo en 1998 se registró un promedio de una infracción a la misión médica cada 1.6 días. Desde entonces la situación se ha agravado de manera alarmante. En el departamento de Antioquia, según otro estudio cuidadoso, se registraron entre enero de 1995 y octubre de 1999 un total de 239 infracciones, atentados o violaciones contra la misión médica y sanitaria. Un poco más del 40% de ellas ocurrieron en 1998. Este relato parcial de hechos y cifras evidencia el hecho de que varios de los actores armados desconocen en la práctica el Derecho Internacional Humanitario, DIH, -una especie de mínimos éticos y humanitarios para situaciones de guerra-. Este desconocimiento tiene especial gravedad dado que el DIH no es producto de una legislación particular de un país ni es un código elaborado para favorecer a cualquiera de los actores, sino un acuerdo humanitario acogido por muchos Estados y motivado por el interés de ponerle unos límites mínimos y universalmente aceptables a las acciones de guerra. Con su desconocimiento no sólo se apela a la barbarie sino que además se desconoce el derecho universal a la asistencia sanitaria de los heridos y de la población civil que queda en medio de las acciones armadas.

Sólo en Antioquia se registraron, entre enero de 1995 y octubre de 1999, 239 infracciones, atentados o violaciones contra la misión médica y sanitaria.

Violación de un pacto humanitario Es claro que este tipo de infracciones es apenas una de las múltiples consecuencias desastrosas de la guerra. Para algunos, inclusive aparece como un efecto secundario, particular y de poca relevancia en el conjunto de los efectos devastadores del conflicto. Pero no puede subvalorarse ni su magnitud ni su significado. Se está frente a la negación de un derecho fundamental -el derecho a la atención sanitaria a la población civil, a la atención de los heridos de guerra y al ejercicio de la misión médicosanitaria- y de unos pactos humanitarios mínimos. Y la población y las instituciones que están siendo víctimas son justamente aquellas a las cuales la sociedad les ha encomendado el papel de mitigar

El incremento de los atentados contra el sector de la salud evidencia que los actores armados desconocen todo acerca del Derecho Internacional Humanitario.

Por su parte, el Estado y el propio sector de la salud deben dejar de mantener la actitud del avestruz, de esconder su cabeza ante la gravedad de los hechos. Es preciso aceptar y asumir el tema como parte de la problemática sanitaria actual y de la agenda de políticas y acciones para enfrentar la guerra y construir la paz. Registrar los hechos, hablar del tema, impulsar acuerdos mínimos, establecer programas de respuesta a las infracciones que se sigan dando, crear soporte sico-social y apoyo económico, laboral y jurídico para las víctimas, son algunas de las acciones urgentes e inaplazables. Y si bien el Estado y el sector deben implementarlas, somos los ciudadanos y ciudadanas los responsables de no seguir tolerando esta violación de derechos esenciales y esta degradación del conflicto hasta los niveles de crueldad y de barbarie a que ha llegado. * M.D. Ph.D.


integral de la Carta Política debe tener en consideración la estabilidad económica y social del país.

Corte Constitucional y fallos económicos

¿Choque entre poderes?

debate

Un d.ebaite empobrecido Profesor Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales

La declaratoria de inconstitucionalidad de las normas que aprobaron el plan de inversiones públicas y congelaron los salarios de la mayoría de los empleados estatales desató un alud de críticas contra la Corte Constitucional y revivió el debate sobre las consecuencias económicas de sus fallos. Muchos de los gestores de la política económica colombiana en los últimos diez años, los directores de los gremios del capital y los editorialistas de los principales periódicos del país se fueron lanza en ristre contra la Corte, los magistrados e incluso contra la Constitución de 1991. Antes de conocer el texto de las sentencias y los argumentos jurídicos que les sirvieron de fundamento, los detractores de los magistrados los acusaron de populistas o demagogos, los descalificaron como ignorantes y los hicieron responsables de la inestabilidad económica del país. A las críticas siguieron las propuestas: la definición de criterios de selección para nombrar sus remplazos, de acuerdo con la fidelidad a la política económica del gobierno; la disolución de la Corte Constitucional; la institucionalización de una Corte de Economistas Ilustres; o la reforma a fondo de la Carta Política. Al calor de la chiva, los medios de comunicación amplificaron las críticas y ambientaron a la “opinión pública” para que diera su veredicto en las encuestas contratadas por ellos mismos. Una reacción tan airada, contra un fallo cuyo contenido jurídico era desconocido, debería llevar al país a analizar más detenidamente las formas de dogmatismo que pueden estar animando a las políticas públicas y a sus defensores. Deficiencias jurídicas

Las críticas a las sentencias aparecen como un choque entre poderes: el de la Corte Constitucional, que supuestamente usurpa funciones ejecutivas y legislativas, y una especie de “Corte Económica” conformada por el Gobierno, que pretende asumir las funciones de una Asamblea Constituyente.

ILUSTRACIÓN DE LEONARDO VÁSQUEZ

Leopoldo Múnera Ruiz

Las inconsistencias jurídicas de las normas declaradas inconstitucionales y sus efectos políticos y sociales han sido relegados al lugar de la anécdota o de la simple noticia. Entre los “formadores de opinión” aparece como un tema secundario el hecho de que en la Ley 508 de 1999, mediante la cual se expidió el Plan Nacional de Desarrollo (1999-2002), 72 artículos, de 160, no hubieran sido aprobados por las plenarias de las Cámaras, sino por una comisión de conciliación que funcionó con el aval del gobierno. En otras palabras, en medio de las negociaciones políticas y clientelistas, implícitas en la discusión sobre las inversiones públicas, el Congreso delegó, por fuera de la Constitución, su función legislativa en el Gobierno. El promotor de tal delegación, que raya con lo dictatorial, fue el mismo gobierno quien, a renglón seguido, para remediar los vicios ocasionados por su fórmula legislativa, interpretó la Constitución a su antojo, al considerar que la inexequibilidad de la Ley equivalía a su no aprobación por parte del Congreso. Por consiguiente, de acuerdo con el artículo 341 de la Carta Política, se consideró facultado para expedir el Plan de Inversiones Públicas mediante el Decreto 955 de 2000, el cual por razones jurídicas obvias fue declarado inconstitucional. Estas deficiencias jurídicas de las normas, que ponen en cuestión las instituciones democráticas en Colombia, no parecen preocupar a la “opinión pública” y son relegadas a un debate entre abogados especialistas en materia constitucional. El país necesita un Plan de Desarrollo, pero no a cualquier costo.

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jurídica

Las deudas del gobierno No hay aumento salarial En lo relativo a los salarios, la retórica de la política social ha llevado a hablar de un aumento, cuando se trata simplemente de conservar el poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores. La sentencia de la Corte Constitucional abre un debate que no debe cerrarse en función de una supuesta verdad económica. Los Derechos Fundamentales consagrados en la Constitución son mínimos éticos, sociales y económicos que por su naturaleza política y jurídica limitan las políticas públicas de los gobiernos de turno. Los argumentos jurídicos de la Corte son claros: la Constitución y el Estatuto del Trabajo establecen que el poder adquisitivo de los salarios y las prestaciones sociales de los trabajadores no pueden ser desmejorados. Esta interpretación debe discutirse con respecto al mandato de la Constitución y no a los dictámenes de la política económica. En caso contrario, los gestores de ésta quedarían revestidos con los poderes de una asamblea constituyente. Desde luego, una interpretación

De igual manera, es indispensable discutir la orientación de la política económica del país, sin la camisa de fuerza implícita en los dogmas que la han orientado en la última década. ¿El problema central del déficit fiscal radica en el peso de los salarios de los empleados públicos dentro de los gastos de la Nación o en la importancia dentro de ellos de la deuda pública, interna y externa, que ha convertido nuestro sistema económico en tributario del sector financiero? Los análisis del profesor Jorge Iván González orientan la discusión hacia un horizonte diferente al de los lugares comunes por los que hemos transitado en los últimos años: “El rápido aumento de la deuda pública interna contrasta con la relativa estabilidad de las transferencias y de los servicios personales (sueldos y salarios). Por tanto, el desequilibrio de las finanzas públicas no se ha originado en las transferencias ni en los servicios personales, sino en el manejo que se le ha dado a la deuda interna. (...) El gobierno no se está endeudando para realizar obras de infraestructura o para pagar funcionarios, sino para responder por deudas anterio-

Según el profesor Luis Pásara, de la Universidad ILUSTRACIÓN DE VÍCTOR BARRERA

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La reflexión sobre estos temas y la búsqueda de alternativas por fuera de los dogmas jurídicos o económicos pueden ser empobrecidas por polarizaciones aparentes. Los ataques a los magistrados son presentados como un enfrentamiento entre profesiones: el derecho y la economía. Los abogados-economistas y los economistas-abogados serían entonces los llamados a resolver el conflicto. Asimismo, las críticas a las sentencias han ido adquiriendo el carácter de un choque entre poderes, entre una Corte Constitucional que supuestamente usurpa funciones ejecutivas y legislativas, y una especie de “Corte Económica”, conformada por el gobierno, que pretende asumir las funciones de una asamblea constituyente. Es necesario enriquecer el diálogo entre los saberes jurídicos y económicos, y lograr más claridad sobre los límites de los subsistemas estatales. No obstante, los ataques contra la Corte Constitucional reflejan básicamente la tensión entre los mínimos éticos, económicos y sociales establecidos por la Carta y la orientación de la política económica colombiana en el último decenio. En un Estado Social de Derecho, la función de una Corte Constitucional independiente de los poderes políticos es esencial para garantizar un progresivo desarrollo democrático. Como lo afirma el profesor Rodrigo Uprimny: “Si verdaderamente creemos que los derechos sociales son derechos, entonces debemos admitir algún control judicial sobre las decisiones económicas. Preservar el control constitucional sobre las decisiones económicas es entonces defender la eficacia jurídica de los derechos sociales, lo cual es importante para la consolidación democrática en un país como Colombia, con desigualdades profundas y niveles intolerables de pobreza” (U.N. Periódico, Nº 7, pág. 8). Los límites de los fallos de la Corte Constitucional tienen que discutirse dentro del universo de las interpretaciones jurídicas y no dentro de los imperativos económicos impuestos por una determinada corriente de pensamiento. Desde una perspectiva jurídica y política es urgente asumir la regulación del control constitucional, para evitar los riesgos del denominado “gobierno de los jueces”, el cual puede llegar a ser tan voluble y dañino para las instituciones democráticas como el de los gestores de la política económica si no hay referentes constitucionales eficientes.

Católica de Lima, “las organizaciones internacionales han anticipado que no habrá paz en América Latina, si las autoridades judiciales no son capaces de procesar eficazmente y resolver aceptablemente el torrente de conflictos sociales irresueltos que nuestras sociedades padecen”.


ILUSTRACIÓN DE GIOVANNI CLAVIJO

Para Manuel Monereo, Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas de España “la derrota más importante de la izquierda en el mundo es la idea de que una sociedad alternativa al capitalismo haya desaparecido del sentido común de la gente”. Así lo manifestó en el II Seminario Internacional Marx Vive.

política

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San José

Una experiencia de construcción de sociedad civil

res que fueron motivadas, en gran parte, por los afanes contraccionistas de la política monetaria”. La importancia del tema invita al país a discutirlo con seriedad, más aún si tenemos en cuenta que en 1998 los servicios personales del Estado Colombiano (sueldos y salarios) representaban el 18.1% de los pagos totales, mientras que los desembolsos para atender el crédito interno pasaron entre 1990 y 1998 del 8.4% al 30.2%. La conclusión del profesor González llevaría la política económica por otros caminos: “Es urgente reestructurar la deuda interna de tal manera que disminuya su costo y se puedan liberar recursos para estimular la inversión pública” (U.N.Periódico, Nº 7, pág. 8).

Los argumentos jurídicos de la Corte son claros: la Constitución y el Estatuto del Trabajo establecen que el poder adquisitivo de los salarios y las prestaciones sociales de los trabajadores no pueden ser desmejorados. Éste y muchos otros temas económicos no encuentran eco en la “opinión pública”, que escucha en forma repetitiva por los medios de comunicación, como si se tratara de una letanía, que para mantener el poder adquisitivo de los salarios debe ser castigada la inversión social y llevada a cabo una reestructuración del Estado, la cual incrementará a su vez el desempleo. Es conveniente ponerle mayor atención a voces como la del profesor César Giraldo: “Sería útil recordarle a las autoridades económicas que están repitiendo el mismo error que cometió el presidente Olaya Herrera (1930-1934) en la crisis de 1930, a instancias de Edwin Kemmerer, el vocero de los Estados Unidos para las reformas financieras latinoamericanas de entonces (el FMI fue creado en 1944, institución que hoy día cumple dicho papel, junto con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo). Kemmerer recomendó, y Olaya obedeció, la misma política que se aplica en la actualidad: aumento de impuestos, reducción del gasto público, contracción del financiamiento para el sector privado. El resultado, el mismo que estamos presenciando en el presente: desempleo, recesión, quiebra generalizada de los negocios”. (U.N. Periódico, Nº 5, pág. 9). Probablemente la política económica necesita más reformas que la Corte Constitucional y el respeto obligatorio de los derechos fundamentales nos ofrece la oportunidad para cambiarle el rumbo en beneficio del país. Finalmente, quienes pretenden una reforma de la Carta Política para debilitar los derechos sociales y adecuar la Constitución a la política económica del actual gobierno, carecen de memoria histórica y por consiguiente de visión de futuro. El establecimiento del Estado Social de Derecho en Colombia no es sino el primer paso, contradictorio, ambiguo e insuficiente, para evitar que nuestro sistema político y económico siga destruyendo al país como un factor multiplicador de la violencia. Tratar de hacer una contrarreforma constitucional que permita convertir los derechos fundamentales en realidades meramente simbólicas, significa abrir las puertas para que el conflicto armado o la intervención foránea arrasen con lo que queda de Colombia.

construcción Debatir los problemas nacionales en un escenario abierto a la participación de la comunidad internacional es síntoma de la superación del parroquialismo que ha rodeado el estudio de nuestros conflictos y la búsquedad de sus salidas. Jaime Zuluaga Nieto Profesor Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Iepri

Entre el 16 y 18 de octubre se llevó a cabo en San José, Costa Rica, el Encuentro Internacional por la Paz, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario en Colombia. La realización de este encuentro fue iniciativa de Paz Colombia, convergencia de organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, medio ambiente y desarrollo, movimientos sociales por la paz, organizaciones sociales -sindicales, campesinas, de mujeres, comunidades negras, poblaciones indígenas, etc.-, académicos y movimientos políticos, entre otros sectores. La adopción del Plan Colombia por el Congreso norteamericano, cuyo eje es la articulación de la lucha antinarcóticos y contrainsurgente, propició la convocatoria y alentó la convergencia de organizaciones en Paz Colombia. Para Paz Colombia el encuentro era la oportunidad de proponer alternativas al tratamiento militar de problemas sociales, fortalecer los espacios de solución política del conflicto armado y de participación de la sociedad en la definición de los planes y programas en los que se pretende determinar el futuro de la Nación. A partir de estas premisas concertó con el gobierno nacional la adhesión de éste a la convocatoria, para lo cual fue necesario adoptar una agenda de cuatro puntos: los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, la Cuestión Agraria y los Cultivos Ilícitos, la Crisis Económica y Social y la Cooperación Internacional. De esta manera se amplió el espectro de las deliberaciones y se allanó el camino para la participación de la insurgencia, de las Naciones Unidas y de un apreciable número de gobiernos. Las Farc-Ep, invitadas al igual que el Eln, se abstuvieron de asistir y en mensaje al encuentro aclararon que lo hacían por razones de seguridad ante la persecución desatada por el gobierno contra sus voceros en el exterior. El Encuentro de Costa Rica fue un evento pluralista y democrático, en el que se plantearon y discutieron posiciones diferentes y contrapuestas en un ambiente de respeto a la diferencia. En medio de la creciente polarización que amenaza con dividir a nuestra sociedad señala un camino para la búsqueda de acuerdos nacionales que eviten que avancemos hacia el mayor escalamiento y generalización de la guerra. Pero no todo está ganado, y no hay que ignorar la diversidad de intereses internos y externos que alimentan el con-

flicto armado e inciden en sus posibles salidas. Por lo pronto, sobre la base de un entendimiento básico en torno a la solución política negociada, la participación de la sociedad en el proceso de paz y el acompañamiento de la comunidad internacional, se acortaron las diferencias básicas en torno a los temas de la agenda. Hay dos puntos nodales objeto de las más agudas divergencias entre un amplio grupo de delegados sociales y el gobierno nacional: derechos humanos y derecho internacional humanitario de un lado, y cultivos de uso ilícito y fumigaciones del otro. El “fantasma” que cubrió las deliberaciones en todas las mesas fue el Plan Colombia, defendido a ultranza por la delegación gubernamental como una estrategia de paz, y criticado en bloque por buena parte de los delegados nacionales y por las ONG internacionales como una estrategia de guerra e instrumento de la equivocada política norteamericana de lucha contra las drogas.

El Encuentro de Costa Rica fue un evento pluralista y democrático, en el que se plantearon y discutieron posiciones diferentes y contrapuestas en un ambiente de respeto a la diferencia. En Costa Rica estuvo presente una significativa delegación de la comunidad internacional: Unión Europea, los gobiernos de Suiza, Japón, Estados Unidos, Venezuela; el Banco Mundial; un elevado número de ONG internacionales, especialmente europeas y norteamericanas, y delegaciones de organizaciones sociales de varios países latinoamericanos. Es la primera vez que los colombianos, por iniciativa de organizaciones de la sociedad civil, debatimos nuestros problemas domésticos en un escenario abierto a la participación de la comunidad internacional. Esta “apertura” es síntoma de la superación del parroquialismo con que hemos rodeado el estudio de nuestros conflictos y la búsqueda de sus salidas; es a la vez una manera de comprometer el acompañamiento y solidaridad de sectores de la comunidad internacional en esa búsqueda, en un momento en el que el “caso colombiano” comienza a ser percibido como una amenaza para la estabilidad regional. El Encuentro de Costa Rica es el resultado del proceso de construcción de sociedad civil, del fortalecimiento de sus organizaciones, de su capacidad de interpelación e interlocución con el gobierno y la insurgencia desde posiciones de autonomía e independencia, y de diálogo con la comunidad internacional. Es la señal de que la construcción de la paz no está asociada al escalamiento de la guerra sino a la solución política, la participación ciudadana y la democratización de la sociedad.


Miguel García Sánchez Profesor Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales

Sin duda, las pasadas elecciones regionales generaron un gran impacto entre la opinión pública. Y no era para menos, pues acontecimientos como la derrota conservadora en la alcaldía de Medellín, el triunfo del indígena Floro Alberto Tunubalá en la gobernación del Cauca y el de Antanas Mockus en la alcaldía de Bogotá, son acontecimientos tan significativos que han sido leídos por la opinión pública como el reflejo de grandes cambios en el panorama político colombiano. Sin embargo, vale la pena preguntarse si las pasadas elecciones de concejos, alcaldías, gobernaciones, asambleas departamentales y juntas administradoras locales, modificaron el panorama político colombiano de manera tan radical. Para tratar de abordar este interrogante se hará una mirada a lo que fueron los resultados para alcaldías municipales en los distintos departamentos del país.

Elecciones municipales

Bipartidismo, un paso atrás Aunque las terceras fuerzas repuntan en la pelea por las alcaldías municipales, los movimientos que llegan a estos cargos son tan diversos y desarticulados que difícilmente pueden considerarse como alternativas viables al bipartidismo.

Comunitario (MPC) y el Movimiento Unionista (MU), se destacan por su corta trayectoria política, pero a la vez por su éxito electoral, siendo los casos del MPC y del MU los más destacados, ya que son partidos que se presentaron por primera vez en las elecciones de octubre pasado y obtuvieron 20 y 12 alcaldías respectivamente. Estos pequeños partidos sin trayectoria política son una verdadera incógnita en el contexto político colombiano, pues además de ser fenómenos difíciles de explicar, es muy poco lo que se puede anticipar sobre su futuro, en un contexto en el que las terceras fuerzas aparecen y desaparecen diariamente, y que además está marcado por las acciones de los actores armados. Finalmente, en este grupo habría que incluir a la UP, más que por sus éxitos actuales, por lo que fue su trayectoria, que hasta 1994 se refleja en 11 alcaldías y que a partir de 1997 sufre un paulatino descenso hasta la actualidad, dejando vivo a este movimiento apenas en tres municipios. Votos por departamentos

El “éxito” de los independientes

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política

FOTOGRAFÍA ARCHIVO

En la contienda política están presentes distintas fracciones de los partidos tradicionales, siendo el conservatismo el partido más desarticulado.

dad, el retroceso de los partidos tradicionales no será la antesala de su desaparición, a menos que en el futuro también se rompa lo que queda de la unidad de los partidos tradicionales y se genere un sistema de partidos en el que no existan puntos de referencia partidistas y la competencia por el poder se desarrolle entre una constelación de pequeños partidos, como sucede en algunos de los países políticamente más inestables de la región. Antes de terminar esta parte, vale la pena hacer alguna referencia sobre aquellas terceras fuerzas que en medio de la constelación de pequeños partidos no tradicionales se destacaron en las pasadas elecciones. Ése es el caso de seis fuerzas políticas que obtuvieron nueve o más alcaldías. De ellos sólo dos, la Alianza Social Indígena y el Movimiento Cívico Independiente, presentan una trayectoria de éxitos electorales que se remite a 1994, año desde el cual han venido ganando espacio, aunque pequeño, en las alcaldías municipales. Los restantes cuatro partidos, el Movimiento Convergencia Ciudadana (MCC), el Movimiento de Participación Popular (MPP), el Movimiento Político

Es interesante destacar que, si bien en términos globales el damnificado de la jornada electoral fue el bipartidismo, en algunos departamentos del país lo fueron también las terceras fuerzas y en otros el golpe lo sufrió un partido tradicional a manos del otro. Dentro de los departamentos en los que retrocedió el bipartidismo a costa de un fortalecimiento de las terceras fuerzas se destacan Atlántico, Caquetá, Córdoba, Cundinamarca, Santander, Tolima y Cauca, siendo el último el más significativo, pues las terceras fuerzas no sólo aumentaron su presencia, sino que se hicieron con la mayoría de los municipios del departamento y con la gobernación del mismo. El segundo grupo de departamentos lo constituyen aquéllos en los que se debilita sólo un partido tradicional, como sucedió en Antioquia, Bolívar, Boyacá, Casanare, Huila, Magdalena, Risaralda y Valle. Se destacan Antioquia y Boyacá, donde el conservatismo retrocede significativamente, en el primer departamento a costa del avance Liberal y en el segundo por cuenta de las terceras fuerzas. Otro caso interesante es el de Magdalena, departamento de tradición liberal en donde las terceras fuerzas figuran por primera vez. El último grupo, aunque más pequeño, es el de aquellos departamentos en los que se dio un retroceso de las terceras fuerzas o de éstas y un partido tradicional, como sucedió en Chocó, Guajira, Nariño y Putumayo. Panorama cambiante Vistos con algo de detenimiento los resultados de alcaldías municipales, se puede señalar que aunque las terceras fuerzas repuntan en la pelea por las alcaldías municipales, los movimientos que llegan a estos cargos son tan diversos y desarticulados que difícilmente pueden considerarse como alternativas viables al bipartidismo. Así mismo, es central tener presente que la historia parece sugerir que, a pesar del resultado favorable de hoy de las terceras fuerzas, no se puede afirmar que las cartas están echadas en contra de los partidos tradicionales. Por último, la mirada sobre los departamentos sugiere cómo las ganancias y pérdidas de terreno no fueron todas en un mismo sentido y, lo más importante, que los partidos tradicionales fueron verdugos entre sí, lo cual muestra que las terceras fuerzas no son las únicas culpables del balance negativo del conservatismo en las pasadas elecciones.

“En la medida que las heridas morales de quienes se ILUSTRACIÓN DE GASPAR GUERRA

Comparados los resultados para alcaldías municipales del pasado 29 de octubre con los de 1997 se puede señalar que los partidos tradicionales retrocedieron políticamente. En efecto, si en 1997 los partidos Liberal y Conservador obtuvieron el 44.8% y 35.1% de las alcaldías municipales respectivamente, en las elecciones de 2000 el liberalismo se llevó el 39.3% y el conservatismo el 28.5% de los ejecutivos locales. Ese retroceso bipartidista estuvo acompañado de dos procesos: por un lado, el repunte de las terceras fuerzas, las cuales alcanzaron el 21% de las alcaldías del país, aumentando su participación en siete puntos porcentuales con respecto a 1997; y por otro, un crecimiento importante de las coaliciones, las cuales pasaron de gobernar en 60 municipios a hacerlo en 104. Vistos los anteriores datos se podría reafirmar que las elecciones pasadas parecen anunciar el declive del bipartidismo. Sin embargo, existen distintos motivos para morigerar el entusiasmo en torno al supuesto principio del fin del bipartidismo. En primer lugar, hay que señalar que en 1992 ocurrió algo muy similar a lo sucedido el pasado domingo. En efecto, en ese año el bipartidismo sufrió un revés, incluso mayor al actual, cuando las terceras fuerzas se apoderaron del 29% de las alcaldías municipales. Ahora bien, lo importante al recordar las elecciones del 92 no tiene que ver sólo con el hecho de que un declive del bipartidismo ya se había dado, sino con el hecho de que al éxito de las terceras fuerzas del año 92 siguió un rotundo fracaso de éstas en 1994, cuando apenas conservaron el 9% de las alcaldías. Así, lo que parece mostrar la historia es que el bipartidismo ha sido capaz de recuperarse de otros fracasos, lo cual, sin embargo, no significa que hacia el futuro lo pueda volver a hacer. En segundo lugar, debe anotarse que el debate bipartidismo-terceras fuerzas no se desarrolla entre dos bloques compactos (a pesar de que muchos lo quieren ver así): uno de políticos tradicionales y otro compuesto por una nueva generación de “hombres y mujeres públicos(as)”. Lo claro es que en la contienda política están presentes distintas fracciones de los partidos tradicionales, siendo el conservatismo el partido más desarticulado, así como una constelación de pequeños partidos no tradicionales que carecen de una única directriz. De este modo, mientras el 28.5% de las alcaldías que obtuvo el conservatismo se distribuye entre cinco fracciones del partido y el 28.5% liberal entre cuatro, el 21% de los gobiernos municipales alcanzados por las terceras fuerzas se reparte entre 35 partidos y movimientos distintos. Este panorama obliga a concluir que mientras los competidores del bipartidismo no generen algún tipo de uni-

sienten víctimas de la violencia en Colombia (guerrilla, paramilitares y ejército) puedan discutirse, debatirse y sean reconocidas como historia conjunta nacional, es posible comenzar a construir la paz en el país”. Así percibe la profesora María Teresa Uribe, investigadora de la Universidad de Antioquia, la salida al conflicto armado.


de ser las más apretadas de los últimos 40 años, fueron las más costosas. Según el Centro para la Responsabilidad Política las campañas de George Bush y Al Gore costaron más de US$3.000 millones ($6 billones de pesos). Se estima que las organizaciones empresariales invirtieron alrededor de US$842 millones (1 billón 684 mil millones de pesos). Sin duda la influencia del gran dinero fue más amplia y poderosa que nunca.

Equipo periodístico Unimedios

Al delegado de los países europeos que le han ofrecido su apoyo económico al proceso de paz en Colombia, el francés Renaud Vignal, no le gusta para nada que confundan la contribución de ese continente con el controvertido Plan Colombia. Es diferente, insiste, al tiempo que se niega sistemáticamente a dar cualquier opinión al respecto. Para él también es absolutamente prioritario que en el programa de apoyo europeo al proceso de paz en Colombia, que será logístico y financiero, participe de manera activa la sociedad civil. De paso por Colombia, donde asistió a una reunión técnica previa a la que se cumplirá en marzo del año próximo en Bruselas y en la cual se definirán los proyectos sociales que se financiarán con los recursos anunciados, el señor Vignal, director general de las Américas y el Caribe del Ministerio Francés de Asuntos Exteriores, habló de Colombia y de la ayuda que piensan brindarle los países europeos, para que avance en su proceso de paz. Se trata de una contribución que oscila entre US$300 millones y US$350 millones, que en su mayor parte serán desembolsados el próximo año. El primer antecedente del apoyo europeo a Colombia quedó plasmado en España, cuando se asignaron 100 millones de euros. Más recientemente, durante la reunión técnica en Bogotá, se anunciaron otros EU$105 millones, es decir unos US$90 millones. La Unión Europea, integrada por 16 actores, 15 miembros y la Comisión de la Unión Europea, aspira a concretar en 2001 la contribución a Colombia.

ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN

Las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, además

UE: “Nuestra

contribución es social” La participación de la sociedad civil representa una garantía de transparencia y de óptima utilización de los recursos que aportarán los países de la Unión Europea a través de su programa de apoyo al proceso de paz en Colombia.

¿De cuánto será, en definitiva, la contribución de la Unión Europea? Al final, en Bruselas, la participación de la Unión Europea tendrá aportes de entre US$300 millones y US$350 millones, que es alrededor del mismo monto de la parte social del Plan Colombia, es decir que estamos a la altura de la contribución americana. Eso nos parece importante, ya que no sentimos la misma responsabilidad con Colombia que los Estados Unidos, que están más cerca del país. Una vez se concreten los proyectos en Bruselas, ¿cuándo se girarán los recursos?

Si es útil al proceso de paz y si el Gobierno de Colombia lo considera así, ¿por qué no? ¿Qué opinión le merece el Plan Colombia? El Plan Colombia no es nuestro plan, yo hablo de un programa europeo, que es un aporte a un programa de apoyo a la paz de Colombia, totalmente diferente al Plan Colombia; no estamos compitiendo.

Los cinco ejes de la contribución europea

¿Cree usted que la situación de conflicto que vive actualmente nuestro país se resolverá a corto o a muy largo plazo?

Pensamos que la sociedad civil tiene que participar activamente. Colombia no es el único país con el cual existen relaciones de ayuda; entonces, nosotros tenemos nuestras medidas y es seguro que no habrá corrupción. Hay un programa de ayuda en África desde hace 30 años y controla-

claración del gobierno muy clara sobre su propia voluntad de luchar contra la corrupción y por nuestra parte hay medidas de control de los ciudadanos sobre la utilización de su dinero.

Usted habla de la sociedad civil como parte importante para acordar los proyectos de apoyo social. ¿Es probable que también los grupos armados participen de estas decisiones?

Vemos a Colombia como un país que necesita ayuda internacional porque es uno de los países de América Latina que tiene un conflicto civil más grande, los otros ya fueron resueltos; por esa razón estamos todos en un deber de solidarizarnos con ese país y su población. Lo que ocurre es que este sentimiento, que no fue tan presente en Europa, se fortaleció después de que nuestro continente participó en la reunión de Río de julio de 1999, en el primer encuentro de todos los jefes de Estado de ambos continentes. Evidentemente es el único país que tiene un problema tan grande, entonces la UE se interesó mucho en integrar la reunión de apoyo.

¿Cuál cree usted que es el modelo ideal para hacer más eficiente y transparente el uso de esos recursos?

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A partir del anuncio en Bruselas de los proyectos que se van a realizar, vamos a hacer una reunión para armar los programas rápidamente y concretarlos. Yo creo que esos proyectos van a ser factibles en el 2001.

¿Cómo ven hoy a Colombia los países europeos que apoyan el proceso de paz?

No soy experto, ni tengo una varita mágica para Colombia. Pero lo que dice De Soto es que todos los procesos de paz de América Central han sido procesos de más de ocho o diez años y que éste puede ser un proceso de largo plazo. La idea es disminuir ese plazo, porque implica violencia, muertos, dolor, que todos debemos evitar.

internacional

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FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ

mos muy bien lo que pasa. Si hay países con corrupción totalmente incontrolable, la ayuda no será directa, sino indirecta. Pero estamos seguros de que contamos con todos los medios de control y hay voluntad del gobierno colombiano sobre la transparencia y el control del dinero aportado por los países europeos. Nuestra prioridad es controlar, porque se trata del dinero de nuestros ciudadanos, tenemos un parlamento y es una preocupación de senadores y diputados; también hay una comisión de control que viaja a los países que reciben ayuda de la UE. En Colombia existe una de-

Regnaud Vignal, Director General de las Américas y el Caribe del Ministerio Francés de Asuntos Exteriores, vocero del Grupo de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia.

De acuerdo con los lineamientos de la Unión Europea, su contribución girará en torno a los siguientes ejes: como un asunto prioritario, el apoyo al Estado de derecho, la defensa de los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario; además la lucha contra las causas de la violencia y ayuda a las víctimas de la misma, protección de la biodiversidad y del medio ambiente, y el afianzamiento de la concertación y de la cooperación regional. En materia de justicia, recomienda la formación de magistrados y de personal del sector penitenciario. Plantean también enriquecer el debate democrático a través de mesas redondas con las partes en conflicto con el fin de abordar problemas como empleo, medio ambiente, descentralización y servicios públicos, entre otros. Otros temas en los que la Unión Europea expresó su interés de apoyo son los que tienen que ver con una política de atención a la población desplazada, la modernización del catastro en las zonas rurales, para poner en marcha una proyecto agrario ambicioso, acceso a la educación en el campo y el afianzamiento de la cooperación en el nivel regional, para que la política de reducción de cultivos ilícitos se desarrolle simultáneamente en otros países andinos.


FOTOGRAFÍA CORTESÍA DE FEDEARROZ

La

protección al agro no florece

En contraste con Estados Unidos y Europa, la situación colombiana de desprotección a los agricultores y la inexistencia de una política agraria firme y sostenida no pueden ser más evidentes. Rafael Vásquez Ordóñez

El estilo americano

Profesor Facultad de Agronomía

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agro

Por su parte, las ayudas americanas, aunque menos visibles, se calculan en US$22 mil millones. Se basan en el loan rate, que es un precio piso mínimo: cuando los precios del mercado caen por debajo de este piso los productores son invitados a seguir exportando (lo cual, según los europeos, reduce todavía más los precios internacionales, y de allí su inconformismo) y la administración les reembolsa la diferencia entre el precio mínimo y el precio internacional. A este dumping masivo se le acusa de haber reducido las siembras de soya en Argentina en cerca de 500 mil hectáreas. Otra forma de ayuda es el crédito a la exportación y la garantía del mismo para la exportación, los cuales no están sometidos a las reglas de la Organización Mundial del Comercio, OMC. Otra, es el sostenimiento disfrazado a las exportaciones por la vía de la reducción de impuestos acordadas a las sociedades americanas con sucursales en el extranjero, práctica condenada por la OMC. Esperar, entonces, el desmonte de subsidios por parte de los países desarrollados, es no ser realista. En Colombia, todo lo contrario El contraste con la situación colombiana de desprotección a los agricultores y de inexistencia de una política agraria firme y sostenida sobre el particular, no puede ser más elocuente. Las medi-

das de 1991 incluyeron la libre importación de todos los productos del sector, la racionalización de los aranceles manteniendo un rango de entre 5% y 20% de acuerdo con el grado de elaboración del producto para proteger el valor agregado y el establecimiento de las franjas de precios para los productos sensibles, sus derivados y sustitutos. Además, compromisos de libre importación con cero arancel de los países vecinos. El resultado está a la vista: crecimiento impresionante de las importaciones y nulo desarrollo de aquellas exportaciones diferentes a las denominadas tradicionales (café, banano, flores).

Japón, Corea del Sur, Malasia, Singapur, Indonesia y Taiwan pagaban el arroz a sus agricultores ocho veces por encima del precio internacional. ¿No habrá llegado ya el momento para que las autoridades colombianas reorienten las políticas públicas frente a un mercado mundial cada vez más proteccionista y “subsidiador”?

El sector agropecuario es el más golpeado dentro de los proyectos aperturistas de la economía nacional. FOTOGRAFÍA CORTESÍA DIARIO EL ESPECTADOR

ILUSTRACIÓN DE LEONARDO VÁSQUEZ

“Respecto a los subsidios agrícolas de los países desarrollados, la política de los países en desarrollo deberá ser convivir con ellos, dado que su desmonte en la Unión Europea y en los Estados Unidos de América es prácticamente imposible, entre otras razones porque la situación del sector agropecuario para estos países es estratégica y se considera de interés nacional”. Esta afirmación del Ministerio de Agricultura, en 1992, cobra cada día más actualidad. En efecto, el auge del proteccionismo en la agricultura mundial es evidente. En subsidios, los países miembros de la Organización para el Desarrollo de la Comunidad Europea, Ocde, gastaron en 1990 US$175 mil millones. Estos países aportaban a sus agricultores como subsidio US$171 por hectárea cultivada y US$1.000 por trabajador empleado de tiempo completo. Según la Ocde, los principales países desarrollados gastaron en 1992 US$300 mil millones en apoyo a sus agriculturas, de los cuales US$175 mil millones correspondieron a subsidios. Cerca de la mitad de estas sumas correspondió a la Unión Europea. Por su parte, los Estados Unidos gastaron, entre 1990 y 1992, cerca de US$20 mil millones en subsidios. De cada dólar recibido por los agricultores estadounidenses US$0,30 provenían del Tesoro. De otra parte, Japón, Corea del Sur, Malasia, Singapur, Indonesia y Taiwan pagaban el arroz a sus agricultores ocho veces por encima de su precio internacional. Concedían, y conceden todavía, préstamos a largo plazo con bajos intereses, compraban el 20% de la producción en época de cosecha para evitar la caída de los precios y mantenían arancel cero para los insumos agropecuarios. La situación hoy no parece diferente. En efecto, para 1999 el monto de la ayuda a los agricultores europeos llegó a los 40.500 millones de euros (en noviembre un euro se cotizaba en 0.85 dólares americanos). La asistencia es diversa, con ayudas directas (a los ingresos), las cuales compensan las reducciones de los precios garantizados, acordados en 1992. Existen precios garantizados para cereales y productos lácteos superiores a los precios mundiales de acuerdo con los derechos de aduana a la importación, que aseguran las preferencias comunitarias. También hay primas al pasto, a la producción extensiva y a la reforestación. Las ayudas a la exportación, llamadas “restituciones”, aunque han disminuido, aún se conservan en 5.000 millones de euros.

Entre las regiones de mayor producción arrocera a nivel nacional figuran el Tolima, el Huila y los Llanos Orientales.

El número de peces en el mundo disminuye cada día, debido a la pesca descontrolada, con situaciones en las que se está pescando prácticamente la mitad de estos animales (44%). Las especies silvestres no se escapan de la irracionalidad del hombre y actualmente se están extinguiendo de 50 a 100 veces más rápido de lo que ocurriría en forma natural.


ILUSTRACIÓN DE PILAR BERRÍO

Colombia produce a diario cerca de 19.000 toneladas de residuos sólidos, 40% de los cuales son aportados por Soacha, en Bogotá; Yumbo y Jamundí, en Cali, y el Valle de Aburrá, en Medellín. Según un estudio realizado por la ingeniera química, Claudia Inés Suárez, de la Universidad Nacional, y publicado en la revista Innovar de la Facultad de Ciencias Económicas, la composición de estos residuos es de 55% en materia orgánica, 11% en papel y cartón, e igual porcentaje para los plásticos.

medio ambiente

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Granitos perpetuos

Luz Enit Arias R. Periodista, sede Medellín

Entre el límite del bosque andino y el comienzo de las nieves perpetuas existe una zona de belleza incalculable: es el ecosistema de páramo. Allí habita una gran variedad de especies animales y vegetales que sólo los países localizados en el norte de los Andes tropicales, particularmente Colombia, Ecuador, Venezuela y Costa Rica, pueden disfrutar. En nuestro país los páramos están ubicados en las tres cordilleras y en la Sierra Nevada de Santa Marta, ocupando una franja altitudinal comprendida entre los 3.200 y 4.800 m. Sólo en la Cordillera Oriental, donde está la mayoría de páramos colombianos, encontramos 260 de los 300 géneros de plantas vasculares de alta montaña de Colombia, representados en unas 700 especies únicas en el mundo. Los páramos son también el sitio ideal para estudios paleoecológicos, debido a que las bajas temperaturas y la alta humedad, propias del clima de la zona, hacen lenta la descomposición de la materia orgánica, lo que favorece su acumulación en el suelo. Esto permite la excelente preservación de los restos fósiles en los sedimentos de los lagos, lagunas y pantanos, fundamentales para conocer el cambio climático y de vegetación en el trópico americano. Con el fin de aportar nuevos datos a la paleoecología, un grupo de científicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, realizó una investigación multiproxis (de indicadores múltiples) en la que se pretende reunir información sobre polen, fitolitos (fósiles vegetales) y diatomeas (algas fósiles), para la reconstrucción del clima y la vegetación de nuestras regiones.

fósiles

Los hablan del clima

Un grupo de científicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, realizó una investigación de indicadores múltiples en la que se pretende, a través de fósiles, reunir información para reconstruir el clima y la vegetación de nuestras regiones. 1

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Naturaleza opalina Las diatomeas suministran información sobre algunas propiedades del cuerpo del agua como el pH, composición química, salinidad, estado de nutrición, profundidad, temperatura y luminosidad y, en forma indirecta, permiten extraer información relacionada con el clima. Estas algas están distribuidas en todo tipo de agua, exceptuando las demasiado calientes o las hipersalinas. Las diatomeas fósiles más antiguas son especies marinas del Jurásico inferior, de hace aproximadamente 190 millones de años. Los estudios de diatomeas con fines paleoecológicos recién se inician en el país. Por ello, un grupo de investigación paleoecológica, conformado por investigadores de la Universidad, junto con la Universidad de Antioquia y la Universidad Ponta Grossa, Brasil, realizó un estudio paleolimnológico del holoceno (clima del inmediato pasado geológico) en Colombia con base en diatomeas que se preservan en los sedimentos de la laguna de Puente Largo, ubicada en el páramo de Frontino, Antioquia. Para este estudio se tomaron 66 muestras que abarcan los últimos 14 mil años correspondientes al holoceno. “En Colombia es la primera vez que se logran identificar algunas de las especies de dichas algas. Por ello, la importancia de esta investigación es invaluable para reconstruir eventos históricos y cambios climáticos, geomorfológicos y biológicos”, afirma el geólogo Luis Norberto Parra, uno de los investigadores. Esqueletos de piedra El equipo de investigación paleoecológica realizó un estudio relacionado con fitolitos de la vegeta-

El avance de la microscopía ha permitido que hoy se pueda identificar con una mayor resolución las esporas y el polen (que miden entre 25 y 30 micrómetros) tanto fósiles como actuales, presentes en los pantanos o turberas de los páramos. En Colombia se han realizado muchas investigaciones sobre esta área en los últimos 50 años, la mayoría en ecosistemas de páramo. Sin embargo, no hay un estudio completo que sirva como base para la identificación correcta de los palinomorfos encontrados en sus sedimentos. César Velásquez R., biólogo y profesor de la Facultad de Ciencias, realizó el primer Atlas Palinológico en el que registró el 80% de la flora vascular paramuna de Colombia. “Este atlas, que comprende un total de 241 especies, 223 géneros y 68 familias, se constituye en la primera compilación del polen y se convierte en una herramienta de investigación para que disciplinas como la ecología, medicina, apicultura, sistemática vegetal y arqueología puedan resolver problemas particulares”, afirma el investigador. Los granos de polen se preservan en los suelos y sedimentos de la zona de vegetación o en sitios cercanos, por lo tanto, a partir de polen fósil es posible reconstruir la composición florística original de cada sitio. Un clima completo La reconstrucción del clima y la vegetación permite a los científicos predecir el clima futuro y sus posibles consecuencias sobre los ecosistemas. Gracias a los estudios liderados por el científico holandés T. Van der Hammen, hoy se conoce cómo han sido los cambios climáticos producidos en los últimos 12 mil años en las cordilleras Oriental y Central y en la Sierra Nevada de Santa Marta. Pero se desconocía el proceso que se había dado en la Cordillera Occidental.

Esta investigación es invaluable para la reconstrucción de eventos históricos y cambios climáticos, geomorfológicos y biológicos en el trópico americano.

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ción altoandina, presente en los páramos de Belmira y Frontino en el departamento de Antioquia, donde se reportan las principales formas y características que tienen estos cuerpos síliceos presentes en las plantas de la vegetación abierta y de matorral. Se recolectaron 250 muestras del páramo de Belmira y 200 del de Frontino. Paralelo a ello, el biólogo Darío Sánchez, director del Herbario Gabriel Gutiérrez Villegas (Mendel) de la sede Medellín, realizó un inventario florístico de las mismas plantas, que servirá como referencia para futuros estudios sobre paleoecología, reconstrucción paleoambiental, arqueología, botánica y otras ramas del conocimiento. “Este estudio fitolítico constituye un aporte fundamental para las ciencias que investigan la evolución climática, vegetal, agrícola y en ella el comportamiento humano como punto central”, sostiene Parra.

Fotomicrografías de granos de polen tomadas por el profesor César Velázquez: 1. Alnus jorullensis 2. Sonchos oleraceus 3. Espeletia frontinoensis 4. Mantia meridensis

Durante 10 años el grupo de estudios paleoecológicos, aplicando todos los elementos y aportes recopilados en trabajos anteriores, realizó una investigación sobre el holoceno y el tardiglacial del norte de la Cordillera Occidental de Colombia, completando los estudios sobre el paleoclima de nuestro país. El equipo recolectó muestras de polen obtenidas del lago del Macizo de Tatamá y de los lagos Llano Grande y Puente Largo, del páramo de Frontino. A partir de ellas analizó los cambios climáticos y de vegetación ocurridos en los últimos 13 a 14 mil años (período correspondiente al holoceno y tardiglacial). “La perforación realizada en el lago Llano Grande es considerada como la de mayor nivel de detalle que se haya hecho en Colombia sobre ecosistemas de páramo. Esto permite conocer los cambios climáticos ocurridos en períodos de 20 ó 30 mil años durante todo el holoceno”, sostiene el profesor Luis Norberto Parra. Con esta investigación se completan los estudios sobre el paleoclima colombiano convirtiéndose en la base para estudios de otras disciplinas relacionadas.


FOTOGRAFÍAS DE GUILLERMO FLÓREZ

El alcade electo de Bogotá reflexiona mucho antes de responder cada pregunta. Suelta una idea y empieza a desmenuzarla, a buscarle vertientes diferentes de explicación. No olvida los ejemplos. Suele regresar a preguntas anteriores para ampliar sus respuestas. Quiere que todo quede muy claro, como intentando una lección pedagógica. Este matemático, que afirma que su desarrollo intelectual lo marcaron libros como El Capital de Marx; La reproducción de Bourdieu y Passeron; El futuro de los intelectuales de Alvin Gouldner; Economía y sociedad de Max Weber; La división del trabajo de Durkheim; Clases, códigos y control de Basil Bernstein y, en el terreno de la literatura, autores como Kafka y Gabriel García Márquez, enfrentó con la paciencia de un maestro el cuestionario que preparó para él U.N. Periódico. ¿Qué tiene que ver la cultura académica con la cultura ciudadana? Si usted mira hoy a un veedor ciudadano en Colombia, lo encuentra de dos clases: el que tiene capacitación académica, y se defiende, y el que con todo el cariño y entusiasmo se consigue el documento, pero se encuentra inerme frente a él. Donde he visto más la complementariedad es en esos casos. Cultura ciudadana se puede enseñar por segmentos separados unos de otros, aunque haya una filosofía común que los une: respetar al otro, tenerlo en cuenta, ponerse en sus zapatos. En cambio, la cultura académica tiene una estructura muy acumulativa. Sólo si usted aprueba Cálculo I puede pasar a Cálculo II. En términos de cultura ciudadana tal vez uno pueda aprender el mismo mensaje desde distintos lados, entrar por diferentes puertas: la del desarme, la del ahorro de agua, la del respeto a la cebra, la de ponerse el cinturón o la de aceptar la ley zanahoria. La cultura académica trabaja una ética general y en eso es muy parecida a la cultura ciudadana, pero lo hace con contenidos especializados. La cultura ciudadana es como una película que presentan en cine continuo. Usted entra en cualquier momento y entiende. En cambio, la cultura académica es como el cine de autor, se necesita haber visto la primera imagen porque quizá ahí está la clave para entender lo que sigue. Con el tiempo habrá una fuerte convergencia, porque el ciudadano común y corriente tendrá que establecer una relación muy estructurada, por ejemplo, con el derecho, con las leyes, y poseer competencias muy parecidas a las académicas para participar en procesos colectivos de planeación, decisión o veeduría. ¿La argumentación, propia de la cultura académica, puede trasladarse a las relaciones ciudadanas? Sí, ahí hay un elemento en común. La cultura académica se transmite porque hay gente capaz de seleccionar, jerarquizar y dar secuencia a los contenidos y colocarlos como oferta ante un público específico. Lo mismo podría pensarse de cultura ciudadana, pero con contenidos de interés o de relevancia universal. ¿Hay mucho de cultura académica en su proyecto de Gobierno? Sí, claro. Ampliamos el sentido de cultura ciudadana para incluir cultura democrática y legitimidad institucional. En mi anterior administración se tenía un proyecto para formar ciudadanos y otro para formar respeto a las instituciones. Hoy decimos: parte de ser ciudadano es confiar en las instituciones. No es posible una sociedad con alta cultura ciudadana donde la mayoría piense que los funcionarios públicos son pícaros. También incorporamos la construcción de lo público. ¿Estaríamos con ello afirmando el parentesco que hay entre la academia y la construcción de lo público? La historia de lo público se puede ver en varias etapas. Desde su nacimiento, público significa lo contrario a secreto. Es lo del pueblo por la vía de la comunicación. Que nadie se quede sin saber, sin entender. La segunda etapa tiene que ver con esa circulación abierta de conocimiento, de información, que automáticamente se acompaña de juicios, de tomas de posición. Eso convier-

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la u.n. pregunta

Luzdary Ayala Villamil Marisol Cano Busquets Periodistas Unimedios

Mil maneras de en el otro

pensar te lo público en una zaranda*, donde algunas cosas son aceptables y otras no. Ahora, en esa zaranda van juntos enunciados, con explicaciones, sobre lo deseable, sobre cómo deberían ser la sociedad y la vida humana. Ahí, en ese sitio, si se toman sólo las explicaciones y se perfecciona la zaranda, se la especializa, se le mete tradición escrita y representación gráfica, se entra en cultura académica. Hay que hacer distintas zarandas, lo que le da cultura académica más una relación con la acción. Lo validado en el debate es lo que se vuelve aceptable, legítimo, reconocible. Viene la tercera etapa de construcción de lo público: dado que ciertos fines son tan claramente valiosos, se encarga a unas instituciones, al Estado, de realizarlos.

¿Ciudad y cultura son dos caras de una misma moneda? La ciudad tiene muchas caras. También ha existido cultura por fuera de ciudad. Lo que es claro es que la cultura actual es supremamente urbana y que muchas de las características de la ciudad son marcadas por el sistema de significados, creencias, hábitos, convicciones. Una ciudad es un dispositivo que permite alta diversidad cultural, alta densidad de interacciones entre desconocidos, y flujos económicos intensos. Una ciudad es como una derrota de la geografía. Las distancias se minimizan, se vuelven casi cero, hay contigüidad. Ahora, para que la ciudad funcione tiene que incluir tolerancia a la diversidad y una cultura común básica. Usted puede tener libertad frente a unos cultos religiosos, al arte, en materia de vida afectiva, pero al mismo tiempo debe respetar que a los buses se sube por la puerta de adelante. La ciudad es una maravilla para la individuación. En Europa hubo ciudades a cuya entrada una leyenda decía: “el aire de la ciudad os hará libres”. Bastaba entrar a ellas para emanciparse de las relaciones serviles. Y eso, parte de los inmigrantes a Bogotá lo afirman: cuando uno vive en el campo, todo el mundo se le mete al rancho.

En Bogotá hay niveles de conciencia tan altos que el rezago entre conciencia y comportamiento efectivo es enorme. Usted ha planteado, entre otras, dos metas para Bogotá: ciudad competitiva y ciudad de conocimiento. ¿Qué entiende por ellas? Bogotá ha tenido un crecimiento muy acelerado. En cifras gruesas, crece la mitad por migración y la mitad por demografía. Lo bonito es que ha logrado mantener ciertos estándares de vida. El índice de desarrollo humano de Bogotá es comparativamente bueno frente a los parámetros internacionales. Hala el de Colombia hacia arriba, lo que no quiere decir que todo el mundo viva bien. Lo curioso es que produce el 25% del PIB y apenas aporta el 2% de las exportaciones colombianas (si se descuentan las flores sería el 1%). Bogotá es muy vulnerable en un mundo globalizado. Sao Paulo o México sí son ciudades exportadoras, vinculadas al mercado mundial. Para el caso del mundo andino, Bogotá tendría ventajas en una serie de temas, incluido el de capacidad universitaria e investigativa. El futuro depende de una buena relación entre los sectores productivo y académico para trabajar una agenda conjunta de cara a posicionarse en el mercado mundial. Bogotá sólo recientemente puso en mar-

cha el Consejo Regional de Ciencia y Tecnología, y es curioso, porque tiene de lejos la mejor capacidad investigativa del país, pero su capacidad de construir relaciones institucionales parece haber sido menor. Está también la ubicación geográfica, que nos condena a producciones livianas. Las características de su fuerza de trabajo y las capacidades como ciudad universitaria, hacen que la vocación natural de Bogotá sea hacia la producción con valor agregado, de conocimiento. Me atrae la idea de una Bogotá capaz de resolver el problema que yo llamo Takeuchi: cómo hacer para que no sólo seamos excelentes como individuos sino también como equipos. Y a mitad de camino entre ciudad educadora y ciudad competitiva está la idea de Bogotá transformándose culturalmente de manera voluntaria. ¿Cuáles son entonces las tres principales cualidades de un ciudadano que contribuye a construir ciudad? Yo diría que el resultado más medible es la confianza. La confianza interpersonal, en las instituciones. ¿Cómo se llega a confiar en los demás? Generalizando el cumplimiento de las normas “por las buenas”. El argumento es hasta bobo. Si pienso que usted no me roba simplemente porque le da susto el policía, no puedo confiar en usted. En cambio si creo que usted tiene la regla interiorizada, que se la impone voluntariamente, sí lo puedo hacer. ¿Piensa sólo en gente obediente? Obediencia voluntaria de las normas, razonada. Esa misma se plasma en competitividad, porque los procesos productivos logran una eficiencia distinta si usted tiene que vigilar al trabajador o si él es capaz de asumir las reglas por su propio criterio. Volvamos a las cualidades. Otra es la disposición a aprender, a cambiar de hábitos, a acortar la distancia entre lo que se tiene claro en la conciencia y el comportamiento. En Bogotá hay niveles de conciencia tan altos que el rezago entre conciencia y comportamiento efectivo es enorme. Tenemos el reto de reducir esa distancia, además, ojalá voluntariamente y ayudándonos unos a otros. Me refiero al que produce con calidad porque está pensando en el cliente o al que conduce y rueda rápidamente aunque no tenga afán porque sabe que de los cinco carros que van detrás seguro dos llevan afán. Eso se expresa en el reciclaje, en separar las basuras desde el hogar. Existen mil maneras de acordarse del otro que podrían hacer una ciudad no sólo mucho más amigable, sino con niveles y calidad de vida más altos. ¿Cuáles serían los deberes de una administración municipal con los ciudadanos? Gobernar con argumentos, información, transparencia. El primer deber es contar, explicar; el segundo, invitar a opinar, a influir en la decisión, a comprometerse, a arriesgarse incluso al error, a aprender participando. Un tercer deber es la sostenibilidad; mostrarle a la gente que si la ciudad tiene un tren de obras alto y una construcción de equidad, contundente, medible, tangible, que hace diferencias sustantivas, ambos asuntos requieren fuentes de financiamiento reales. No se pueden hacer cosas por cuenta de los gobiernos siguientes. Es posible endeudar a la ciudad hasta un límite técnicamente definido, pero el servicio a la deuda no puede llegar a representar el 70% ó el 80% de los ingresos de la ciudad como pasó con el país.


Algunos sectores que tienen a su cargo la prestación de servicios públicos pareciera que no comprenden la dimensión de dicha responsabilidad. En el caso de los taxis, por ejemplo, la experiencia fue muy sencilla. Detectamos que había tres reglas importantes para el usuario: el buen trato, que el taxista estuviera dispuesto a llevarlo a la dirección que pidiera y que diera las vueltas completas. Hicimos un sistema de contradenuncia: si usted toma un taxi y el conductor cumple con esas tres reglas, entre comillas, “denúncielo a este teléfono”. En dos semanas teníamos construido el embrión del programa “Caballeros de la cebra”. Debería haber también “Caballeros de la función pública”, “Caballeros de las mascotas”. Me di cuenta que yo mismo era heredero de una sociedad que primero se fija en los lunares y en los fraudes antes que en las jugadas bonitas y en los reconocimientos. ¿Qué tanto van a pesar las opiniones de la gente en la toma de decisiones de su gobierno? Va a depender mucho de las metodologías. Lo que me trajo hasta aquí fue un mecanismo participativo. El programa de gobierno se hizo a partir de las proclamas de 100 grupos de ciudadanos, con priorización en asambleas hasta de 200 personas. Mi confianza en la ética procedimental y en la ética comunicativa es cada vez más grande. Confiar ha pagado, ha producido muy buenos resultados. La confianza misma de que siempre hay un suelo humano en común, con el otro; la posibilidad de agradecerle porque hostiga y obliga a pensar. La franqueza también ha pagado. Ha sido útil ser franco.

Me atrae la idea de una Bogotá capaz de resolver el problema que yo llamo Takeuchi: cómo hacer para que no sólo seamos excelentes como individuos sino también como equipos. Todavía muchos creen que Antanas es abstracto. Yo puedo dar explicaciones de estilo académico, y eso en muchos contextos es poco relevante; a la gente no le interesa o no ha hecho el recorrido académico para digerir la explicación, o mi explicación es limitada en términos académicos. Pero lo que fue bonito en la campaña es que la mayoría de la gente decía: oiga, ahora a usted sí se le entiende. Creo que ha habido un aprendizaje en los hechos mismos de la idea muy sencilla de la jerarquización. Por ejemplo, fue importante para mí decir que lo que internacionalmente se llama socialdemocracia se orienta a una presencia fuerte del Estado, no sólo en términos regulativos sino por acción estatal. En las sociedades que optan por la socialdemocracia eso se acompaña de esfuerzo tributario, que es además la manera terrenal de volver realidad el ideal de equidad o de redistribución. Digamos que ahora hay menos juegos de ideas, que su mensaje está más aterrizado. Si recuerdan mi programa de gobierno no es siquiera de enunciados. Son listados de indicadores jerarquizados, que vamos a tratar de evaluar. Pienso en el tema de la prevención en materia de seguridad o de la convivencia y lo fascinante que es cuánto la sociedad puede avanzar en ellas si las ve no sólo en términos de policía, sino de socialización, de interiorización de normas. Sobre eso usted ha trabajado últimamente de manera intensa en la Universidad. ¿Cómo va la investigación? Hay un borrador de informe construido. Hicimos un trabajo en cerca de 40 colegios de Bogotá. Encontramos que más allá de lo inicialmente previsto en los temas de ley, moral, cultura, confianza, en materia de reglas, mas no en materia de acuerdos, hay una fuertísima asimetría. Cada cual cree honradamente que obedece a su conciencia, pero que los demás obedecen a la ley o a la cultura, al qué dirán o a las normas jurídicas, al temor al policía o al juez. Es rarísimo. O sea: yo soy autónomo,

soy mayor de edad, pero los demás no. La otra conclusión impresionante es que la gente dice que entiende por las buenas pero que los demás lo hacen por las malas. Fue lindo encontrar metodologías para detectar eso y además para hacerlo de tal modo que pusiera a la gente a pensar. Pero éste es apenas un detalle de la investigación. Y fue muy rico para mí que Colciencias y la Universidad Nacional facilitaran este trabajo. ¿Cuál es el objetivo final de la investigación? Medir avances en convivencia. ¿Y no generar procesos de convivencia? No. Se trata solamente de indicadores de convivencia. El ideal es que después de la intervención que hicimos en los colegios, 10 talleres en cada uno, se produjera una pequeña mejora detectable con el instrumento. La gestión pública normalmente se hace con presunción de que invertir en algo va a traer efectos buenos, pero cada vez en el mundo se utiliza más un método muy emparentado con el trabajo académico, científico, que es medir el impacto. Voy a poner un ejemplo: el ahorro de agua se pudo medir y fue entre el 12% y el 14% a lo largo de 9 ó 10 semanas. Si no lo hubiéramos medido a estas horas tendríamos una polémica insuperable entre los que pensamos que ahorramos agua y los que piensan que la mayoría no ahorró. Entonces, la medición asociada a la acción de gobierno es crucial. Y eso a sabiendas de que es muy difícil medir y de que tampoco la medición lo es todo. Hay efectos de buen trato en la familia o en la ciudad que son difíciles de cuantificar, pero sí le conviene a la sociedad tener, por lo menos en los asuntos más críticos, un sistema mínimo de medición. Al intentar medir algo como la convivencia usted tiene que hacer una buena síntesis de su teoría sobre ella. Luego, al analizar los resultados, puede refinar la teoría. Algo increíble de la investigación es encontrar que cuando se le pregunta a la gente por qué obedece una norma, responde que por razones morales y al preguntarle por qué la desobedece, también responde que por razones morales. Y curiosamente en una de las pocas reglas puramente morales o culturales, como el comportamiento homosexual, la gente ahí sí respondía “porque la ley lo permite” o “porque la ley lo prohíbe”. En general, la investigación muestra que la cultura democrática es muy débil. Un resultado impactante es que en Colombia el hecho de que una norma sea democráticamente aprobada no le confiere autoridad, cuando en la definición misma de democracia el tema de autolegislación es clave. ¿Cómo cree que puede vincularse la idea de cultura ciudadana con la transformación de la escuela? Alicia Eugenia Silva lo resumía en un noticiero cuando se inauguró recientemente un colegio del Distrito: un niño aparece con cara muy sonriente diciendo “nos tratan bien”. Entonces, el buen trato no es asunto sólo de la familia sino de la escuela y probablemente sea un eslabón previo a los temas de productividad, competitividad, excelente calidad, buenos resultados en el Icfes, etc. Mi tendencia es a reconocer que la socialización básica en nuestra sociedad tiene, en el corto plazo, mejoras posibles, con mayor efecto sobre la economía y la convivencia que el que pueda tener la educación rigurosa. Pero las instituciones de educación son uno de los lugares donde hay que sembrar convivencia, respeto, no arbitrariedad. Se dice que usted es ahora más amigo del neoliberalismo. ¿Existe algún modelo macro que rija su administración de la ciudad? Esas discusiones de modelos muy generales tienen poco efecto en la realidad, por varias razones. Una, la realidad tiene una superposición de modelos; otra, la realización de cualquier modelo suele ser de lejos menos perfecta que el modelo puro.

La cultura ciudadana es como una película que presentan en cine continuo. Usted entra en cualquier momento y entiende. En cambio, la cultura académica es como el cine de autor, se necesita haber visto la primera imagen porque quizá ahí está la clave para entender lo que sigue.

La gente no me aceptaría una invitación a pagar impuestos y al mismo tiempo proponerle que viva el clientelismo para gastarlos. Lo curioso del debate electoral es que puso en primer plano mi distancia frente al neoliberalismo. He tomado medidas propias de un neoliberal, pero mi filosofía es de respeto a la acción del Estado. Lo que sí me parece absurdo es producir por vía estatal cosas que en el mercado se consiguen a un tercio del valor. En Colombia hay una agenda social por desarrollar muy en serio y no veo fácil hacerlo por fuera del recaudo de recursos para el Estado; y ese Estado, financieramente fortalecido, tiene que buscar métodos óptimos para que se logren los fines para los cuales se consiguen los recursos. Me gusta la competencia en la práctica entre modelos. Hoy se impone la adecuada cooperación entre el sector privado y el sector público, así como la capacidad de hacer esa cooperación no puramente instrumental sino de cara a ofrecerle a la sociedad el desarrollo. * Utensilio parecido a un colador con que se separan las partes más gruesas de una sustancia.


Diana Manrique Periodista Unimedios

Óscar no tuvo tiempo de hacer el inventario de su cuerpo hasta muy entrada la tarde. Después de un enfrentamiento entre la cuadrilla del Ejército Popular de Liberación (Epl) donde militaba y el Ejército, se dio cuenta de que una de las dos granadas lanzadas por los soldados había destrozado su mano izquierda. Él es uno de los cuatro millones de discapacitados existentes en Colombia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que intentan servir a la sociedad, a pesar de que ella les cierra todavía algunas puertas. Aún cuando éste pudo ser el motivo definitivo para abandonar las filas de la guerra, sólo el amor de una muchacha lo hizo pensar en desertar y dedicarse a vivir “en libertad” fuera de las montañas del Norte de Santander. Atrás quedó la razón, para nada política, por la que decidió entrar a la guerrilla: “uno se ilusiona al tener compañeros de colegio guerrilleros, amigos que van uniformados al pueblo, cargan un fusil; uno quiere ser Rambo allá”. Lo dice casi susurrando y mirando a todas partes. A Óscar su limitación física no le ha impedido alfabetizar a niños de la calle, trabajar como mensajero, desempeñarse actualmente como archivista y además conformar un hogar. Aunque en Colombia la situación de los discapacitados no es la misma de hace unos 25 años, ésta sí es una población que se debate aún entre la oportunidad y el rechazo. Un aspecto que va más allá del reconocimiento personal y legislativo es la valoración social de estas personas con características similares a las de ser bajitos, gordos o negros.

Cátedra de la inclusión En el país existen alrededor de cuatro millones de personas discapacitadas. La Universidad Nacional se propone formar profesionales que aborden este fenómeno más allá de la salud y la educación.

Cifras indescifradas De los 500 millones de personas con discapacidades en el mundo, aproximadamente cuatro millones se encuentran en Colombia. Aunque en el país no existen datos confiables, la OMS recomienda a cada nación considerar al 10% de su población como discapacitada. En un estudio reciente realizado por la Vicepresidencia de la República y la Universidad Javeriana, denominado Sistema Nacional de Información sobre Discapacidad, la cifra alcanzaría los ocho millones de personas. Según la profesora Clemencia Cuervo, “los datos varían en cada país, dependiendo de qué tan avanzado se encuentre en cuestiones de prevención, de acuerdo con las condiciones epidemiológicas y dependiendo también de situaciones de violencia como la nuestra”. Otra explicación para la inexistencia de cifras confiables sería que el concepto de discapacidad ha cambiado en los últimos años. Para la Organización Mundial de la Salud este fenómeno abarca tres dimensiones: deficiencia en la estructura corporal o en las funciones fisiológicas y sicológicas, limitaciones en el desempeño de actividades por parte de la persona, y restricciones que impone la sociedad para la participación de los individuos en las situaciones de la vida. Es decir que la discapacidad se relaciona ya no solamente con la limitación física que tenga una persona, sino que además cuenta la relación con el entorno. “En la medida que se le colocan barreras al individuo (educación, trabajo, capacitación), así mismo se profundiza su discapacidad”, asegura Solángel García, coordinadora del programa para Discapacitados de la Secretaría Distrital de Salud. De allí que se consideren como procesos discapacitantes el envejecimiento, el embarazo, el estrés, la obesidad, los problemas cardiacos y las limitaciones visuales.

Las discapacidades menos discriminadas son las físicas. Ademas de ser las más aceptadas en la sociedad, cuentan con mayores recursos tecnológicos.

FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ

Sin paternalismos Cuando Alfredo Sánchez, director de Proyectos de la Fundación Teletón, sufrió el accidente automovilístico que lo dejó discapacitado hace 38 años, apenas tenía 12. En ese entonces, las familias de personas con algún tipo de limitación física se sentían avergonzadas y preferían encerrarlos para evitar la vergüenza pública. “Se nos consideraba personas malditas, castigadas por Dios”. A mediados de los 50 se empezaron a reconocer los derechos de las personas con discapacidad. En Colombia sucede sólo hasta la Constitución de 1991, pero es con la aprobación de la Ley 361 de 1997 cuando se establecen los mecanismos para la integración social de esta población; aunque, a pesar de que el plazo para reglamentarla venció en 1999, es bastante lo que queda por hacer. “Desde ese tiempo hasta ahora muchas cosas han cambiado, aunque no como quisiéramos. Nos aceptan, sí, pero esa aceptación tiene algunas connotaciones. Nos miran por nuestra discapacidad que es sólo otra característica de la persona”, comenta Sánchez. Un aspecto importante para incluir al discapacitado en la sociedad es desvirtuar la forma paternalista como se le ha mantenido a través de la historia. Ellos exigen igualdad en sus derechos, pero no deben olvidar sus deberes. “Se hace necesaria una educación en materia de discapacidad, no sólo para la sociedad sino también para aquellos que la padecen; esta relación no

puede seguir basándose en sentimientos de lástima”, agrega la profesora Cuervo. Para que este paso se dé al unísono es necesaria la participación de todos los sectores de la sociedad: desde el gobierno, las instituciones públicas, la empresa privada, las organizaciones no gubernamentales y, por supuesto, la comunidad. Justamente la Universidad Nacional, a través de la Facultad de Medicina y la Carrera de Terapias, trabajó hace algunos años con el Servicio Distrital de Salud en el diagnóstico de la calidad en servicios de rehabilitación en personas con discapacidad. Esa evaluación permitió construir un modelo y ofrecer los primeros indicadores de gestión del Distrito Especial en sus instituciones para personas con limitaciones físicas. En la Carrera de Terapia Ocupacional se creó un centro de documentación que les permite a los usuarios con algún tipo de discapacidad tener acceso a una información especializada, de primera mano y se prevé ubicarlo en red electrónica. Se propone, además, desde el 2001, aportar más al tema desde la academia con la maestría en Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión Social, cuya organización está a cargo del grupo Discapacidad, Rehabilitación y Sociedad, del que hacen parte las profesoras Clemencia Cuervo, fonoaudióloga; Alicia Trujillo, terapeuta ocupacional y Marta de Villate, fisioterapeuta. En la maestría se intentará abarcar el fenómeno desde los ámbitos social, político, económico, jurídico, sicológico y sociológico, y se abordarán temas como la concepción de la discapacidad y la inclusión social; discapacidad y derechos humanos; discapacidad y medios de comunicación e integración escolar y laboral.

Actualmente se consideran como procesos discapacitantes el envejecimiento, el embarazo, el estrés, la obesidad, los problemas cardiacos y las limitaciones visuales. Para la profesora Alicia Trujillo, los programas para personas con discapacidad “se quedan en un cuarto del camino” y no alcanzan a realizar una integración del individuo a su comunidad cuando la meta sería la inclusión y no la exclusión. Pensar en que la población discapacitada puede llegar a ser autónoma un día, supone, según las profesoras Cuervo y Trujillo, cambiar la historia, comenzando por la construcción de lenguajes comunes en una sociedad como la colombiana, que no se caracteriza por la integración o la inclusión. Óscar piensa ahora en el Salmo 91, en las “alas de la sombra protectora que el Todopoderoso envió sobre él” y que lo mantienen vivo. Pero, más allá de la promesa de que los ángeles lo cuidarán a donde quiera que vaya, él necesita la certeza de saber que sus oportunidades apenas comienzan.

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educación

ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA

¿Es posible fortalecer la competencia comunicativa y argumentativa en los niños a partir de la memorización de datos? Según Fabio Jurado Valencia, profesor de la Universidad Nacional y coautor del libro Hacia una cultura de la evaluación para el siglo XXI, esta forma de educar genera resistencia en la oralidad, la lectura y la escritura; convierte a la escuela en una legitimadora de verdades y reglas y no en una generadora de espacios propicios para el foro, la interacción argumentada y el análisis de problemas.


ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN

En Latinoamérica existen grandes inequidades en las oportunidades educativas y se agudizan cada vez más aun si se tiene en cuenta la calidad de la educación recibida. Según las estadísticas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la escuela privada los niños reciben 1.200 horas de clase al año, en una escuela pública urbana 800, y en una pública rural 400.

María Claudia Rojas Periodista Unimedios

Playa, brisa y mar saltan a la vista cuando se va a San Andrés, una realidad turística tan imponente que opaca la exuberancia cultural y social allí presente. Por ejemplo, el dominio de distintas lenguas entre sus pobladores a menudo se convierte en un conflicto para los mismos isleños, cuyos procesos de comunicación familiar y cotidianos se ven afectados por esta confluencia idiomática. Una situación que Norma Chavarro Casas y Margarita Ruiz Rocca, docentes del Departamento de Lenguas Extranjeras de la Universidad Nacional, agradecen haber encontrado cuando recorrían el país para acercarse al quehacer pedagógico de los profesores de inglés. Allá advirtieron la preocupación generalizada de los maestros al enseñar en un aula donde unos estudiantes hablan creole, otros español y otros inglés, algo realmente nuevo en su trayectoria como investigadoras y educadoras. “El reconocimiento de formar parte de un medio donde la lengua oficial no es su lengua materna y donde, por razones de tipo histórico, el inglés tuvo un papel preponderante, lleva a que este idioma y la cultura no sean ajenos”, consignarían en un informe, luego de que su visita a la isla se convirtiera en el proyecto Pedagogía del inglés en el contexto plurilingüe de la isla de San Andrés, apoyado por Colciencias. En efecto, la colonización del Caribe tuvo una importante participación de los ingleses, quienes trajeron africanos para trabajos pesados, seleccionados de distintos grupos étnicos para impedir que se comunicaran entre sí, obstáculo al que respondieron formando el creole (criollo, en español) con elementos de las lenguas africanas, y al que fueron incluyendo palabras del inglés, que deformaban para no ser entendidos por sus amos. Luego, en el caso del archipiélago, también el español entró a formar parte importante de ese mestizaje idiomático, cuando fuera declarada lengua oficial a raíz de su adhesión a Colombia. Quizás eso explique por qué de cierta manera su cultura no es ni española, ni anglosajona, ni africana, sino una construcción nueva donde se tejen elementos de cada una y donde la identidad no es, ni mucho menos, sinónimo de uniformidad. Sobre esta reflexión, nueve profesores de seis colegios de la isla con las docentes de la Universidad Nacional, vienen elaborando una propuesta pedagógica que parte de la cultura para enseñar el inglés. Esto quiere decir aprovechar las tradiciones y los elementos lingüísticos presentes en el medio para impulsar el proceso de aprendizaje o, dependiendo el caso, profundización del idioma. Tú te reconoces, él te reconoce La primera innovación era trabajar en iguales condiciones con Helen Nelson, Efigenia Bent, Alesma Forbes, Penny Bryan, Zoraida Jessie, Linda Bowie, Ilwin D’Armas, Simón Peluffo y Edward James, maestros que, sin ninguna experiencia en investigación, durante 10 meses han participado en un proceso de reflexión sobre los actuales programas de inglés de los colegios donde laboran, los textos utilizados, los enfoques metodológicos, la definición de sus inteligencias predominantes, la caracterización de los estudiantes, con el objeto de “reducir la distancia social y psicológica entre el creole

Del cangrejo también se

aprende

Una innovadora propuesta para la enseñanza del inglés, que podría extenderse a gran parte del Caribe, están diseñando nueve profesores de San Andrés y dos docentes de la Universidad Nacional. La clave: la amalgama étnica y lingüística convertida en una forma de reconocimiento cultural. FOTOGRAFÍA DE MARISOL CANO BUSQUETS

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Un adelanto de lo que sería la serie Reaching out in English fue revelado a U.N. Periódico, cuya estructura pedagógica se equiparó al funcionamiento biológico de un cangrejo. Inspirados en la idea de los japoneses de tomar elementos muy cotidianos del ambiente natural y adaptarlos a desarrollos científicos y tecnológicos, el equipo de investigadores escogió este animal para explicar el alcance educativo de su trabajo. A más de ser tan típico de la región caribeña, la función que cumple cada parte de su cuerpo fue asimilada a distintos aspectos del proyecto: sus ocho patas significan el caminar del estudiante en el conocimiento; la forma de caminar -dos pasos adelante y uno atrás- traduce el proceso de la investigación: se avanza, se reflexiona, se retrocede para hacer modificaciones y se sigue el recorrido en un andar lento pero seguro. En tanto, su caminar lateral refleja la relación elaborada por este trabajo con otras disciplinas como la antropología, la sociología, la filosofía, la etnografía, en una real perspectiva pedagógica. El complejo sistema nervioso del cangrejo simboliza la combinación de la cultura, la lengua y las inteligencias múltiples, el énfasis en el multilingüismo, el fomento de los valores y los intereses de los estudiantes, incluso el de recuperar el habla inglesa para comunicarse con sus abuelos. Las antenas sensoriales representan la percepción del medio ambiente, en una propuesta que también involucra los sentidos, y los ojos compuestos significan la capacidad de identificar no sólo la estructura superficial de la lengua sino penetrar a un nivel más profundo en ella. Tan cerca, tan lejos

En un aula de clase en San Andrés, hay niños que hablan inglés, otros creole y otros español.

y el español, como lenguas maternas, para facilitar el aprendizaje de la cultura y la lengua objeto”. A partir de esta modalidad de trabajo, la aspiración de aprender unas cuantas estrategias para enseñar el inglés se transformó en algo más amplio. Actualmente, el grupo construye módulos para cada uno de los seis grados de la educación secundaria. En este caso, el diseño convencional de los libros de inglés en lecciones a partir de funciones, estructuras gramaticales o situaciones comunicativas, es reemplazado por una unidad didáctica que lleva al estudiante a trascender el aula para explorar su propia cultura a través del inglés. “Nuestros módulos permiten agilidad en el aprendizaje porque más que enseñar cosas nuevas estimulan el reconocimiento del entorno en el estudiante”, sostiene la profesora Margarita Ruiz.

En una encuesta a estudiantes sobre qué tanta importancia le daban los niños al aprendizaje del inglés, una niña que habla español expresó “quiero aprender inglés para entender cuando hablan mal de mí”, refiriéndose a la risa de sus compañeros que quizá ella interpretaba como una burla al escucharlos conversar en creole. “A medida que interpretábamos la información consignada en la encuesta íbamos descubriendo una realidad que jamás hubiésemos percibido sin el acompañamiento de los profesores de la isla que participan en el proyecto”, reconoce Norma Chavarro. A su turno, de la interacción con los estudiantes, los sitios y circunstancias donde el uso del creole, el español y el inglés es más generalizado, la investigación ha identificado elementos gramaticales, de pronunciación y de concepto que aproximan y distancian estas tres lenguas, trasladándolos a los materiales como una fortaleza en el aprendizaje de este último. Por otra parte, los módulos incluyen un desarrollo que equilibra las inteligencias múltiples definidas por Howard Gardner (lingüística verbal, lógico-matemática, espacial, rítmica-musical, corporal-sinestésica, interpersonal, intrapersonal y naturalista), de tal manera que la o las inteligencias predominantes en el maestro no se privilegien e interfieran en la enseñanza. En consecuencia, se definió qué habilidades debían privilegiarse en cada grado, rompiendo con el paradigma lectura-escritura, habla-escucha utilizado tradicionalmente. Sobre este terreno, el reto es diseñar un modelo original que combine de otra manera habilidades comunicativas (hablar, leer, escribir, escuchar, traducir) y aspectos del lenguaje (gramática, vocabulario, pronunciación) en un material ajustado definitivamente al contexto étnico y plurilingüe, que será revelado en su totalidad en mayo del año entrante. Lo que empezó siendo un proyecto restringido a lo pedagógico, se ha convertido en un reconocimiento de las diferencias donde la multiculturalidad induce procesos insospechados de aprendizaje.


Mauricio García Castañeda Profesor Facultad de Ciencias

Hace cien años, en la mente del científico alemán Max Planck se configuró una hipótesis que finalmente dio origen a una verdadera revolución en el pensamiento científico de la humanidad: el cuanto de energía había nacido en una comunicación pública ante la Sociedad Alemana de Física el 14 de diciembre de 1900, titulada: Sobre la ley de distribución de la energía en el espectro normal. Luego de un desarrollo sostenido y fulgurante del entendimiento de las diversas formas en que se comportaba la naturaleza, uno de los conceptos más importantes, de manifestación en la vida cotidiana y de aparición espontánea en toda física, la energía, iría a sufrir unos cambios fundamentales que, sobre todo, estaban en “contravía” con el sentido común y la interpretación tradicional. El cuanto, como tal, es el mínimo necesario para que haya “algo”. En los alrededores del año 1900, la actitud de la comunidad científica respecto al estado de la física y su posible desarrollo se puede colegir del arrogante comentario según el cual ésta era una ciencia terminada y tan sólo quedaba mejorar los instrumentos de medición, para poder establecer con mayor precisión los valores de las constantes fundamentales de la naturaleza. En otras palabras, los esfuerzos en la investigación de la naturaleza se deberían orientar al hallazgo de valores más precisos de la velocidad de la luz, la constante de gravitación universal, la carga del electrón, etc. No sobra afirmar, en este momento, que el conocimiento de la naturaleza requiere esfuerzos ilimitados y que aún en estos días el cambio paradigmático derivado de la hipótesis de Planck sigue nutriendo al intelecto humano con posibles aplicaciones de la tecnología que paulatinamente se cristalizan y nos sorprenden. Todo comenzó... Los orígenes de la teoría cuántica se remontan al análisis teórico de los resultados experimentales realizados por dos físicos alemanes, Lummer y Pringsheim y sus colaboradores Rubens y Kurlbaum, de lo que se conoce en la terminología de la física como la “radiación de un cuerpo negro”, que sirve para determinar, por ejemplo, temperaturas. Se trata de un material que simultáneamente absorbe y emite toda la radiación que le llega. De ahí que la manera más sencilla de explicar un cuerpo negro es perforando con una aguja una pequeña caja de cartulina: el hueco se vuelve un punto negro. Una manera intuitiva y bastante precisa de entender lo que es la radiación de un cuerpo negro es observando la radiación que emite un horno a través de un orificio pequeño cuando se encuentra a una temperatura suficientemente alta. Hacia 1860, se tenía precisado el concepto de que un cuerpo negro re-emite la totalidad de la radiación que incide sobre él. Paulatinamente se llegó a concluir que el comportamiento de un cuerpo negro tenía propiedades tan generales que lo hacían susceptible para el análisis por medio de teorías físicas indiscutiblemente bien establecidas como la termodinámica y la electrodinámica. Por ejemplo, se determinó (1879-1884) que la energía total radiada por un cuerpo negro es proporcional a la cuarta potencia de su temperatura absoluta, exclusivamente, sin depender de la forma del cuerpo negro o del material de que esté hecho. Durante la misma época se iniciaron los estudios para determinar cómo se encuentra distribuida la energía radiada por un cuerpo negro en términos de las correspondientes longitudes de onda. Para ilustrar lo que se perseguía, podemos volver a la analogía del horno. Cuando se mira su interior a una temperatura suficientemente alta, o

A propósito de un centenario

El día que se fraccionó la

energía

Un científico alemán revolucionó, hace cien años, la interpretación tradicional sobre la energía. Planck desvirtuó la creencia científica de finales del siglo XIX, según la cual la física era una ciencia ya terminada.

ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA

“... todo el procedimiento fue un acto de desespero. Había que conseguir una interpretación teórica a cualquier precio, sin importar qué tan alto fuera...”

cuando se mira la hornilla de una estufa eléctrica en la posición de “alto”, se aprecia luz que proviene de la estufa o del horno. Esa luz está compuesta por un color resultante de la superposición de diferentes colores (longitudes de onda) que no necesariamente las percibe el ojo humano. En efecto, se tienen contribuciones por debajo del rojo y por encima del violeta. El reto científico, en ese entonces, era determinar cuánta energía se radiaba en cada longitud de onda. Es decir, la determinación del espectro de emisión del cuerpo negro. En los primeros días del mes de octubre de 1900 se reunió Planck (nombrado Profesor Titular de la Universidad de Berlín en el año anterior), con Lummer y Pringsheim y sus colaboradores, quienes no sólo habían logrado medir experimentalmente la radiación emitida por un cuerpo negro con notoria precisión, en un rango de longitudes de onda apreciable, sino que ponían de manifiesto, además, que la relación empírica propuesta por otro físico alemán, Wilhem Wien, en 1896, presentaba problemas insolubles en la región de las longitudes de onda largas y se ajustaba bien en la región del violeta y longitudes de onda aún menores. La justificación teórica Con gran habilidad e intuición, Planck logró establecer una relación empírica que reproducía la totalidad del espectro (para longitudes de onda larga y corta) y presentó su fórmula en la reunión del 19 de octubre de la Sociedad Alemana de Física. Sin embargo, no existía una justificación teóri-

ca, ni mucho menos una derivación hecha a partir de primeros principios de la física. En los momentos en que Planck decidió concentrar sus esfuerzos para desentrañar la naturaleza de la radiación del cuerpo negro, estaba bien entendido, por parte de la electrodinámica, que la emisión de la radiación se originaba en los movimientos oscilatorios de las partículas cargadas que componían el material. Más aún, que si un electrón (descubierto en 1897) vibra como un resorte a una determinada frecuencia, como resultado de ese movimiento oscilatorio se produce una onda electromagnética que posee precisamente la misma frecuencia de oscilación. En ese sentido, la radiación emitida por un cuerpo negro se puede entender como un conjunto muy grande de cargas oscilando dentro del material con un rango muy amplio de frecuencias o longitudes de onda. Con las anteriores premisas, Planck inició los análisis teóricos teniendo como norte la relación empírica ya mencionada que reproducía los resultados experimentales en todos los rangos de frecuencias. En medio de su trabajo, al que se dedicó de manera obsesiva entre la primera semana de octubre y la segunda de diciembre, tuvo que formular una hipótesis bien curiosa. Si quería describir teóricamente los resultados experimentales, era necesario suponer que los osciladores que conformaban el material emitieran y absorbieran energía proporcionalmente a su frecuencia de oscilación, pero no de cualquier manera, sino en múltiplos enteros de ella. Podemos imaginar, como una analogía, una escalera. Sólo se puede subir o bajar (absorber o emitir energía) deteniéndose en los peldaños. No es posible ningún sitio intermedio. Además, la separación de los peldaños, en el caso del oscilador, es precisamente proporcional a la frecuencia de oscilación. La energía dejaba de ser, así, una variable continua para convertirse en un ente discreto. El cuanto de energía había nacido. Al año siguiente, en su correspondencia privada Planck confesaba: “... todo el procedimiento fue un acto de desespero. Había que conseguir una interpretación teórica a cualquier precio, sin importar qué tan alto fuera...”. Tal desesperación ha sido la fuente de una revolución intelectual que nos sigue sorprendiendo en todos los campos de la tecnología.

Einstein y el cuanto de energía En 1905, Albert Einstein logró la explicación del efecto fotoeléctrico (emisión de electrones por una superficie metálica, cuando sobre ella incide luz) haciendo uso de la hipótesis de Planck. Curiosamente, Einstein recibió el premio Nobel de Física en 1921 por su trabajo del efecto fotoeléctrico y no por su contribución monumental al conocimiento -la teoría de la relatividad-, desarrollada entre 1905 y 1916.

Espere las próximas ediciones de U.N. Periódico:

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ciencia y tecnología

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DIVERSIDAD OPINIÓN EXPRESIÓN


causa de la sequía, el frío y las guerras. Según los datos registrados por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO), las peores crisis se viven en África, en especial al este del continente, donde se encuentran algunos de los países más pobres del planeta. Al menos 16 millones de personas han estado al borde de la hambruna.

Luzdary Ayala V. Periodista Unimedios

Una noche le bastó a Francisco para conocer la causa de sus fuertes y permanentes ronquidos. Si bien tuvo que dormir en un cuarto que no era el suyo, bajo la mirada mecánica de una videocámara que cuelga de una esquina de la habitación, con 20 electrodos pegados a su cabeza, tórax y abdomen, el diagnóstico valió la pena. El estudio de su sueño durante ocho horas continuas le permitió establecer al neurólogo que su paciente de 32 años sufre de lo que los médicos denominan Síndrome de Apnea Obstructiva (falta de oxígeno). La historia clínica muestra que Ricardo se despertaba frecuentemente con sensación de ahogo, mientras en el día sufría somnolencia. Hasta el momento había sido tratado por hipertensión arterial, enfermedad pulmonar y depresión. Ricardo tuvo que comprar un aparato llamado Cpap, una especie de tapaboca, que desde esa noche debió instalar en su cama para dormir tranquilamente, después de haber pasado meses enteros en medio de la más crítica situación anímica por causa de sus ronquidos, que no sólo amenazaban su salud sino su matrimonio. La mayoría de casos de roncadores, que se ubican entre los que con mayor frecuencia remiten al análisis de sueño, pueden ser tratados con fármacos, cuando no se trata de problemas severos. Según la experiencia del neurólogo Édgar Osuna Suárez, especialista en análisis del sueño, los más roncadores son los hombres, especialmente los que se encuentran entre 30 y 50 años. De ahí que al menos siete casos, de diez que recibe el doctor Osuna en la Fundación Santa Fe para análisis de sueño, son debidos a problemas de ronquidos.

ILUSTRACIÓN DE LEONARDO VÁSQUEZ

En el mundo, 34 países afrontan crisis alimentarias a

Mientras

dormías La medicina del sueño sigue despertando en Colombia. Aumentan los laboratorios para diagnosticar dolencias nocturnas.

Haciendo camino

Un estudio nocturno puede precisar diagnósticos y encontrar de manera más rápida la verdadera causa del insomnio o de pésimas noches que terminan en depresión, en bajo rendimiento en el trabajo, en riesgosos accidentes o en enfermedades más graves. El equipo para el análisis de sueño lo componen básicamente un electroencefalograma digital, una videocámara, un polisomnógrafo y un oxímetro. El primero mide los impulsos eléctricos del cerebro; con la videocámara se captan las imágenes del paciente mientras duerme. El polisomnógrafo sigue

FOTOGRAFÍA CORTESÍA DE LA REVISTA CROMOS

los movimientos de los ojos y grafica el comportamiento de la respiración, y el oxímetro permite medir la saturación de oxígeno en el paciente. Por lo general, estos equipos, con excepción de la cámara, se instalan fuera de la habitación donde duerme el paciente y son monitoreados por una persona que también está pendiente de cualquier movimiento brusco cuando se trata de fantasmagorías o de saltos bruscos que los despiertan periódicamente debido a movimientos de las piernas. También pueden ocurrir accidentes cuando la persona dormida representa los sueños. El doctor Osuna, quien desde hace seis años trabaja en la Fundación Santa Fe, recuerda el caso de una paciente que despertó súbitamente porque se había golpeado fuertemente contra la pared al volverse protagonista real de su pesadilla. Los médicos ocupados de esta especialidad y hoy agrupados en la Asociación Colombiana para el Análisis del Sueño, Acmes, consideran que pese a que aún no hay en el país suficiente información sobre este método de diagnóstico, el número de laboratorios de sueño va en aumento. Ello debido a que un estudio nocturno puede precisar diagnósticos y encontrar de la manera más rápida posible la verdadera causa del insomnio o de pésimas noches que se repiten y que terminan en depresión, en bajo rendimiento en el trabajo, en riesgosos accidentes o en enfermedades mucho más graves por no tratar a tiempo un problema respiratorio. Tal vez uno de los obstáculos para ordenar exámenes de este tipo es el costo. Si bien

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el Hospital San Juan de Dios cobra $537.000 por cada estudio, en centros médicos privados cuesta un poco más y no siempre las EPS deciden asumir ese pago. El del Hospital San Juan de Dios es uno de los más recientes laboratorios del sueño que se encuentran instalados. Desafortunadamente, la crítica situación financiera en que se debate este centro asistencial lo tiene también paralizado, cuando usualmente allí se atienden al menos dos pacientes por semana. Otro será abierto próximamente en la clínica Palermo. Entre tanto, en Medellín, Bucaramanga, Barranquilla y Cali, ya existen sitios que permiten analizar el ritmo del sueño.

Dolencias desconocidas Sin embargo, el diagnóstico para roncadores es apenas uno de los que se pueden establecer con el análisis del sueño. En términos generales, una noche es suficiente para detectar alguna de las aproximadamente 100 dolencias que se producen durante el sueño y que, según la experiencia del psiquiatra Franklin Escobar, quien está a cargo del laboratorio de sueños del Hospital San Juan de Dios, la mayoría de médicos desconoce. A través del laboratorio se detectan desde los problemas respiratorios, pasando por epilepsias nocturnas, insomnios crónicos, hipersomnio (exceso de sueño durante el día) terrores nocturnos (pesadillas), bruxismo (apretar los dientes), somniloquia y sonambulismo, una patología muy frecuente en los niños.

salud

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Una noche en el laboratorio es suficiente para monitorear el sueño del paciente.

No obstante, esta especialidad todavía sigue en proceso de despertar en Colombia, si se compara con los gigantescos centros del sueño que existen en países como Francia y Estados Unidos, donde tienen gran acogida para atender pacientes por casos de insomnio. En Norteamérica, por ejemplo, ya han determinado que cerca del 6% de los accidentes de tránsito son ocasionados por enfermedades relacionadas con el sueño en personas que conducen autobuses y otro tipo de vehículos por turnos. De igual manera, a los pilotos y personal de la Fuerza Aérea se les exige un análisis de sueño por lo menos cada seis meses, para prevenir al máximo cualquier riesgo de accidentalidad por estos trastornos. En Latinoamérica, es Brasil el país que ha liderado el montaje de centros para análisis de sueños. Al laboratorio para estudios de sueño que inicialmente se instaló en la Fundación Santa Fe de Bogotá, hace alrededor de ocho años, y a los instalados en el hospital de la Hortúa y en la Clínica Palermo, se suma el laboratorio que funciona en la Fundación de Neumología y los demás que buscan abrir los médicos especializados en este campo, que permite diagnosticar, en una noche, enfermedades de tipo respiratorio, neurológico, cardiaco o psiquiátrico. En el caso del hospital San José, el propósito del doctor Escobar es adecuar al menos tres habitaciones como verdaderas suites, para que el paciente no sienta que va a una clínica sino a un hotel, como ocurre en los centros del sueño americanos y europeos.

Una subespecialidad en auge La medicina del sueño empezó a desarrollarse en la década de los 50, pero sólo en los últimos veinte años ha cobrado verdadero auge. Y aunque en el mundo entero no existe un centro de estudios específico para esta subespecialidad, los centros de Europa y Estados Unidos sirven de laboratorio para los médicos interesados en este campo.


ritmo

SECTORES

POPULARES, Rubén Darío Flórez Profesor Facultad de Ciencias Humanas

dades, sobre todo en Occidente, creó un mercado mundial y los sectores populares no lograron reubicarse en esas nuevas condiciones. Sin embargo, hay signos de una reaparición de manifestaciones de las culturas populares (uso el plural porque creo que no hay una sola cultura popular). Su libro Culturas híbridas habla de que al mercado y a los medios no les importa lo popular sino la popularidad, y usted propone un análisis sugestivo sobre los términos “pueblo“, “popular” y “popularidad”. Ese análisis sigue correspondiendo a esas últimas transformaciones. Efectivamente, los medios están interesados en la popularidad entendida como rating, como volumen de audiencia. Les interesa poco lo popular como representación de los intereses básicos de los sectores populares. Les interesa tener masas dispuestas a seguir los programas de radio y televisión, que compren discos y videos. Y les interesa poco si la cultura que se expresa en esos medios corresponde a intereses profundos o de larga duración. La apuesta de los medios es por la obsolescencia, por lo que importa esta semana. Buscan, mediante la renovación frecuente de lo que comunican, reactivar el interés de su clientela, en tanto que la vida cotidiana de lo que llamamos sectores populares tiene otra duración, otro ritmo. Existen los ritmos de la vida familiar, de la educación de los hijos, de las perspectivas de ascenso económico o a veces los precipitados y dramáticos de la pérdida de trabajo. Los sectores populares siguen el ritmo inestable de los medios masivos y sus dinámicas de rating, pero ese es sólo el aspecto más farandulesco y banal. Un interés real por lo popular debería tomar en cuenta esos otros tiempos de las tradiciones populares.

¿Se acabó la cultura popular o entró en crisis este término? Creo que el término entró en crisis. En los 60 ciertos movimientos sociales y culturales, y en parte políticos, provocaron un auge del interés por las culturas populares que se fue apagando; las expectativas de transformación social asociadas a esa emergencia de lo popular se debilitaron. Triunfó una hegemonía neoliberal que reordenó las socie-

Usted dice que las comunicaciones masivas ponen en escena un modo distinto de lo popular. ¿Cómo ampliaría esa afirmación? Volvemos a la dislocación de lo que sucede en la vida cotidiana de los sectores populares y la representación que se hace de ella en escenarios hegemónicos. Lo podemos ver en un museo del llamado arte popular, que intenta representar los objetos más bellos, las costumbres más atractivas o más propensas a la nostalgia y a la relación con la natura-

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sociedad FOTOGRAFÍA ARCHIVO

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a de

Hace 10 años, cuando Néstor García Canclini, profesor en México, publicó Culturas híbridas1 produjo entre sus primeros lectores, que después se multiplicaron, al mismo tiempo una sensación de sorpresa y de fascinación conceptual. Los temas eran familiares: la modernidad inacabada en América Latina, las peripecias humilladas y optimistas de lo popular, el arte culto, los medios y el folclore. Sin embargo, el tratamiento era sugestivo por varias razones. El autor proponía “una mirada transdisciplinar sobre los circuitos híbridos”, los de las ciudades, la comunicación cultural, las políticas de las élites y los sectores populares. Era una manera al mismo tiempo fragmentada, ambigua y totalizante de examinar nuestras sociedades. Si las ciudades eran mestizas e híbridas, el modo de analizarlas no podía ser otro que el transdisciplinar. García Canclini, como gozador de la obra de arte y el objeto maravilloso del folclore, como lector de Borges, pero también como sociólogo de la cultura y ciudadano latinoamericano herido por las desigualdades y las expropiaciones que el poder hace de lo popular, escribió un libro plural; desdibujado en sus fronteras pero radical en sus afirmaciones y con una pregunta singular: ¿cómo estudiar nuestras ciudades y sociedades, confundidas y heterogéneas, a partir de sus textos, el tango, el museo, la telenovela, la pintura, el cine masivo, los proyectos truncos de modernización, el diálogo o la hostilidad entre las élites culturales y políticas con los sectores populares? La otra pregunta era urgente y oportuna. Lo sigue siendo: ¿qué hacer -cuando la modernidad se ha vuelto un proyecto polémico- con esta mezcla de memoria heterogénea e innovaciones truncas? Pues bien, García Canclini, una década después de publicado su libro, con su actitud “radical, sin ser fundamentalista” nos acompaña en esta entrevista, provocando con afirmaciones que vienen de su meditación a partir de autores familiares y paradójicos como Walter Benjamin, Borges, Bordieu, Perry Anderson, y que él ha sabido transformar en una experiencia intelectual y de compromiso latinoamericano en sus textos siempre sugestivos.

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Néstor García Canclini, una década después de publicar Culturas híbridas, libro que marca los estudios culturales en América Latina, con su actitud “radical, sin ser fundamentalista” nos acompaña en este diálogo, provocando nuevamente con sus pensamientos.

leza. Lo vemos igualmente en los medios masivos de comunicación que seleccionan aspectos emocionales escandalosos, delincuenciales, porque son más propicios a la mercantilización, a la exacerbación de lo espectacular y a la simulación de novedad y entretenimiento original. También tenemos representaciones masivas que hasta cierto punto mediatizan lo popular, aunque tienen otro signo en los grandes espectáculos, en las giras de algunos artistas latinoamericanos que expresan un tipo diferente de relación con las culturas populares, otra capacidad de asumir necesidades de expresión de estos sectores. En este sentido, creo que fenómenos supervivientes de lo que se llamó la Nueva Trova o el canto urbano expresan formas de experimentar el cuerpo, la música, el goce, propias de los sectores populares. Estoy pensando en algunos artistas españoles significativos, para seguir con ejemplos musicales, Serrat y Sabina; o Fito Páez, en Argenti-


na, y en Colombia cierto sector del repertorio vallenato, sobre todo algo de Carlos Vives y algunas canciones de Shakira. Escribía usted hace 10 años que la industria cultural no está interesada en la formación de la memoria cultural sino en renovar el contacto simultáneo entre emisores y receptores. Hoy, ¿qué piensa de eso?

Dado que usted señala la profundización de una tendencia estructural de lo efímero y la inestabilidad, ¿estaríamos ahondando en un proceso de formación de más público y menos sociedad civil, donde prima el individuo aislado que hace parte de un grupo con una noción efímera del pasado y del presente? Existe esta línea que convierte a los movimientos sociales en públicos de consumidores atomizados, pero también en algunos países latinoamericanos uno encuentra movimientos por los derechos humanos, por los derechos de las mujeres, por la despenalización del aborto, por la igualdad en el trabajo, por la rehabilitación de espacios urbanos, los cuales no existían hace dos décadas. Al mismo tiempo que el fundamentalismo moral religioso se reactiva en algunos lugares, crece un movimiento feminista que en este caso no es sólo de élites de mujeres concientizadas. Surgen así también movimientos de jóvenes, de consumidores, de televidentes que reclaman derechos que estaban poco dispuestos a reconocer en el pasado. Tenemos también las crisis de los partidos, los sindicatos y las formas de representación tradicional. ¿Y por qué no hay crisis de credibilidad en los medios? Por supuesto que la hay. En estudios sobre consumo cultural en México y otros países latinoamericanos encuentro que se ha modificado la relación de los ciudadanos con los medios. Tradicionalmente había más confianza en la prensa, un poco menos en la radio y casi nada en la televisión. Especialistas han dicho que el pacto principal de los receptores con la televisión era de entretenimiento y no de información. En los últimos años esto sigue sucediendo en parte, pero en países como México y Brasil, donde

ILUSTRACIÓN DE GIOVANNI CLAVIJO

Puedo decir que la situación se ha agravado y que las tendencias se acentuaron. Todo se ha vuelto más inestable y pasajero. Eso que eufemís-ticamente se denomina la precarización laboral o la flexibilización del trabajo, lleva a que la mayor parte de las poblaciones en América Latina, Europa y otras regiones, se sientan cada vez más inseguras. Aun aquellos que están seguros sienten una presión constante para cambiar de trabajo, buscan formas de ascenso económico, prestigio, ubicación estratégica en aquellas áreas de servicios ligadas a las nuevas economías y a las nuevas tecnologías. Esta situación estructural del mundo del trabajo, de la que se habla poco y que se tiende a ocultar, es visible en el reciente libro de Richard Senet: La corrosión del carácter. Allí hay datos impresionantes: en la vida, los estadounidenses cambian en promedio 17 veces de trabajo. Esto, traducido a términos latinoamericanos, tendría que llevarnos a estadísticas que desconozco. Esta inestabilidad, esta fugacidad en la relación con algo tan decisivo en la vida como es el trabajo, acompaña a los sujetos de ahora, como no ocurría hace 10 ó 15 años. Esa tendencia a la obsolescencia y a la fugacidad en los medios ya no es sólo un fenómeno mediático sino estructural, que va acompañado de otros procesos culturales como la tendencia a desvalorizar las trayectorias de larga tradición en políticos, artistas, escritores; a buscar vivir en un presente perpetuo. Ciertas músicas contemporáneas, sobre todo la música tecno, u otras formas más recientes en que el sentido de la narración, ciertos tipos de video clips, contribuyen a esta sensación de vivir en el instante y a perder la relación con la memoria histórica, con las explicaciones a las preguntas: de dónde venimos y hacia dónde queremos ir y cómo podemos planear el futuro.

presentando y atendiendo problemas afectivos de la cotidianidad, cuando en realidad se están exasperando contradicciones, tratándolas de un modo irresponsable. Por supuesto no faltan sicólogos que jueguen también a simular esta tensión de la vida privada. Sin duda esto no es un fenómeno de los medios. Debemos decir que si la televisión se ha convertido en una ventanilla para atender problemas populares y necesidades colectivas es porque las ventanillas que debieron atenderlas en el Estado y en otros espacios públicos no están cumpliendo su función.

grandes corporaciones televisivas impusieron una mercantilización extrema, ha habido una reflexión sobre el papel de la televisión y algunos medios han mejorado su capacidad informativa, al darse cuenta de que no podían seguir engañando a la población. Juegan otros elementos. No sólo ha habido pérdida de credibilidad en algunos medios sino en los partidos, en los políticos. Casos de trampas como las de Fujimori en Perú, fenómenos erráticos como el de Chávez en Venezuela, aunque en un primer momento puedan suscitar entusiasmo, a los pocos años generan incredibilidad, por lo menos en un sector importante de quienes los habían apoyado. De manera que no estamos únicamente ante una crisis de los medios, sino ante una crisis de todas las formas de representación social.

En Colombia, cuando empezamos a hablar de lo urbano en la novela, en la estética, en la vida, entró un cierto optimismo estético y conceptual, pero, ¿no hay aquí, acaso, otro enmascaramiento, que llama urbano a lo que en el fondo es una mezcla de culturas campesinas y premodernidad?

¿Qué hemos ganado con la visibilidad de la vida social que da la televisión? ¿Más espectáculo, más entretenimiento o una suerte nueva de conocimiento de la sociedad? Hemos ganado y hemos perdido. Hemos ganado en comunicación entre los sectores de cada sociedad y también con otros países. La televisión por cable en Latinoamérica da la posibilidad de que sectores considerables de la población, que pueden superar el 50%, tengan la opción de relacionarse a diario con la televisión de su país y con la de otros. Es cierto que casi todas esas televisoras de los distintos países están sometidas rudamente a las reglas del marketing, pero también se deslizan posibilidades informativas nuevas; entonces encontramos que hay una visibilidad mayor, un horizonte más amplio de recursos, de repertorios informativos y de entretenimiento. Pero, al tiempo, esta mercantilización obsesiva y voraz, esta disputa por las clientelas, han llevado a espectacularizar diversas áreas de lo privado o a jugar con lo público de un modo irresponsable. Programas como Gran hermano en varios países europeos y los talk shows propician varias cosas a las vez: la ridiculización de los sectores populares y la utilización de los aspectos más grotescos de la disputa familiar o vecinal. En Colombia El show de Cristina estimuló una serie de programas que ridiculizan la vida privada de los sectores populares, ¿cómo se ha llegado a esto? No hay que perder de vista que estos programas tienen, entre otras motivaciones, la producción barata, le pagan muy poco a esos actores populares. Y hay que decirlo, en la mayor parte de los casos no representan conflictos verdaderos sino simulados, escritos por guionistas y que le cuestan a la productora mucho menos que si le pagaran a actores profesionales. Todo esto va junto al abaratamiento de la producción, la competencia por los aspectos más frívolos, el espionaje de la vida privada y la simulación de que se está informando, re-

Debemos decir que si la televisión se ha convertido en una ventanilla para atender problemas populares y necesidades colectivas es porque las ventanillas que debieron atenderlos en el Estado y en otros espacios públicos no están cumpliendo su función.

Nuestras ciudades son esa mezcla, están repletas de campesinos recién llegados, aunque haya sido hace 20 años. Nuestras ciudades contienen, cada vez en un porcentaje más alto, mercados informales, formas de lumpenización, desconocimiento de los derechos básicos de los trabajadores, las mujeres, los niños. Encontramos que lo que atrajo a tantos campesinos o migrantes a los grandes centros urbanos ha cambiado de sentido, porque la supervivencia puede ser más difícil en la ciudad. Algunos sectores, y no sólo de las élites, buscan trasladarse a las periferias huyendo de la degradación de los centros históricos y buscando nuevas formas de seguridad, o se refugian en los barrios cerrados, que es el otro invento reciente de los noventa en América Latina. Maestro, ha sido estimulante sostener esta conversación. Para nosotros hay aquí, a pesar de las incertidumbres que nos rodean, unos hilos de certeza en estas reflexiones sobre las culturas populares, o híbridas, como usted las llama, pero ¿cuáles son las certezas que podríamos hallar en este escenario de sucesiones efímeras y de incertidumbres? Muy pocas. Pero algunas de las certezas tienen que ver con que haya gente que haga estas preguntas, radios y medios de comunicación que se ocupen de estos temas y junto con las universidades que tratan de restaurar lo público, de hacerlo presente en la vida social, y con algunos pocos políticos que todavía tratan de representar lo público, nos ayuden a no perder el sentido histórico de lo social y de lo colectivo y a encontrar la manera de ser individuos más libres en comunidad. 1 Néstor García Canclini, Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Ed. Grijalbo, México, 1990.


Diana Andrea Gómez Díaz* Asesora Oficina de Relaciones Internacionales, ORI

“Cada vez que vengo me voy como dulcificada. Es ese calor humano, la facilidad para la risa, el chiste, la picardía. Eso, en otro país, tú no lo sientes adentro”, sostiene Julia, una emigrante colombiana. Estados Unidos, España, Canadá y ahora Costa Rica se han consolidado como los más importantes destinos del éxodo más grande en la historia de Colombia. En efecto, en los dos últimos años el número de migrantes subió vertiginosamente: según la Cancillería, sólo a comienzos de 1999 las solicitudes de pasaportes se triplicaron y desde entonces uno de cada cinco colombianos sale sin tiquete de regreso, convirtiendo al país en uno de los de mayor emigración. NuevaYork y Miami son las ciudades que más colombianos reciben, de los 2.375 que salen a diario legalmente, según el DAS. Si se mantiene la tendencia actual, en tres años la colonia colombiana se convertiría en la más numerosa, de acuerdo con cifras de la Universidad de Florida. Quiénes somos La mayoría de colombianos que vive en Estados Unidos tiene ventajas comparativas respecto a otros emigrantes latinos, por nivel educativo y por ingresos. Proporcionalmente, tenemos el mayor número de inscritos en instituciones universitarias. El nivel de ingresos promedio es alto, apenas superado por los cubanos. Sin embargo, ese promedio esconde diferencias abismales entre colombianos de nivel socioeconómico muy alto y aquellos que aun proviniendo de clase media llegan a trabajar en el área de servicios. Y aunque obtienen materialmente una mejoría, no se realizan profesionalmente. “Al cambiar de país, hemos tenido que cambiar de profesión”, sostienen líderes de comunidades cívicas colombianas en Nueva York. Carlos, cuya familia es propietaria de una de las empresas más grandes de ropa en Colombia, y quien vivió el secuestro de su padre, su tío y el propio, afirma que “después de haber sido gerente creativo de la empresa de la cual soy socio, llegué a Estados Unidos como obrero, a pintar paredes y a limpiar brochas”.

“No soy de uí , ni soy de allá”

aquí

Ya son más de un millón los colombianos que desde 1996 se han ido del país buscando oportunidades en el exterior. Estados Unidos, España, Canadá y Costa Rica, los más importantes destinos. Uno de cada cinco emigra sin tiquete de regreso. La colombianidad, aún en tierras ajenas, no se pierde.

Con la emigración masiva, se fuga de Colombia gran capital humano. Según Fedesarrollo, el país pierde casi siete y medio billones de pesos cuando se va el único profesional de una familia. La cifra resulta de lo que él habría producido durante 30 años. No obstante, vale la pena anotar que los emigrantes envían dinero para la manutención de su familia e incluso para adelantar obras como el barrio Cuba en Pereira. De otra parte, la migración se constituye en una válvula de escape frente a las necesidades y los inconformismos sociales. Jorge, un campesino que vivió 10 años como obrero en Estados Unidos, hoy es propietario de un almacén de víveres en Belén de Umbría, Risaralda, y asegura que si no hubiera emigrado hoy “estaría boleando azadón”.

Colombianismo afectivo Las actitudes de los emigrantes revelan que en esencia la “colombianidad” se expresa desde sus afectos. Los entrevistados lo manifiestan con nitidez: “Es como un sentimiento de pertenencia a un grupo... por más inglés que hablara y por más rubia que fuera, nunca iba a ser gringa, algo me ata a Colombia”. “Ser colombiano lo afecta a uno en cada cosa... uno es colombiano y eso no se le quita nunca”.

“Después de haber sido el gerente creativo de la empresa de la cual soy socio, llegué a Estados Unidos como obrero, a pintar paredes y a limpiar brochas.”

FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ

El corazón en Colombia

“...por más inglés que hablara y por más rubia que fuera, nunca iba a ser gringa, algo me ata a Colombia.”

reconfigurados aspectos de la identidad colombiana que están afectando la convivencia. Entre esos aspectos, tres juegan un papel representativo: el regionalismo, el clasismo y el racismo, que parecen tener unas raíces más acendradas que la misma identidad nacional. Estos se evidencian en el extranjero, siendo el clasismo el más frecuente al colarse por entre las declaraciones, los recuerdos y los silencios de los entrevistados.

En general, el colombiano emigrante inicialmente asume una actitud pragmática: busca tener acceso a mejores condiciones materiales. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, como lo expresó un entrevistado, “entre menos necesidades se tienen allá (en Estados Unidos), más necesidad se siente de estar acá”. Éste es el dilema del migrante. A partir de experiencias como éstas se detectan aspectos recurrentes de la “colombianidad”, como la recursividad frente al desafío. “¿Qué tal un colombiano varado en alguna parte?” se pregunta José, un risaraldense. Mónica opina que al colombiano “lo identifica esa capacidad para sobrevivir. Es de esos que afronta las cosas más difíciles: lo ve uno desplazado por la violencia, por la pobreza... y sobrevive, nunca se rinde”. Al colombiano también lo caracterizan la unidad familiar, el buen humor y la afectuosidad; en su interacción social suele retar las normas con facilidad y tiene una marcada tendencia a improvisar. Así mismo, la violencia le ha enseñado a valorar aspectos esenciales de la vida como la familia, la libertad, el desapego y la solidaridad. De hecho, la violencia es un llamado a gritos para que sean

Las extensas filas en la Embajada de los Estados Unidos, en Bogotá, se inician desde muy temprano.

Finalmente, los colombianos han conformado allá su espacio vital: una importante migración de Bogotá se encuentra en Nueva York, aunque en Miami los bogotanos se han incrementado considerablemente; en Patterson habita la comunidad costeña de Barranquilla y Cartagena; la ciudad de New Jersey es el enclave de los paisas, sobre todo risaraldenses; muchos de los de Queens son de Armenia y Pereira; Morristown es de 2.500 colombianos de Montenegro, Quindío; Engelwood, New Jersey, es el destino de los de Belén de Umbría... Demarcaciones como ésa denotan la necesidad de aferrarse a una colectividad con características similares, encontrando así en los coterráneos un lazo de unión ante la soledad. Termina siendo la necesidad de hallar una seguridad sicológica que se busca en la distancia, porque se supone más fácil que enfrentar una realidad que se padece. Así, muchos migrantes terminan marcados por un destino inexorable: vivir una nueva etapa pero sin raíces, y a la vez vivir en un nuevo país indefinidamente. Vivir la vida en un tiempo sin espacio y en un espacio sin tiempo. * Basado en la tesis del Magister en Estudios Políticos del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Iepri, Un tiempo sin espacio y un espacio sin tiempo. La migración de colombianos a Estados Unidos, marzo de 2000.

Quedarse o volver •“Me fui, porque padecer la situación de desbarajuste social, las amenazas, la crisis económica, el desplazamiento forzoso, me produjeron dolor de país, un dolor que me invade hasta el alma.” Mireya, ingeniera agrónoma. • “De no haberme ido, hoy sería otro sicario más de Medellín.” Gustavo, mesero. • “Nadie te va a tender la mano al ser extranjera.” Nora, vendedora de un almacén. • “Los olores de la cocina, los colores de las plantas, el aroma de las flores, los sabores de las comidas en el extranjero no me transmiten nada. El olor del dulce de brevas, el sabor del ajiaco... son los recuerdos de toda la vida.” Julia, ama de casa.

D I V E R S ID A D O P I N I O N E X P R E S I O N

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sociedad

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ILUSTRACIÓN DE PILAR BERRÍO

Los jóvenes entre 15 y 24 años son la clave para romper la cadena de transmisión del Sida en el mundo. Según el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), seis personas menores de 25 años son contagiadas con el virus cada 60 segundos; así mismo, señala que más del 50% de ellos son niñas y mujeres jóvenes. En América Latina, Haití es el país más afectado con 4.9% de sus hombres y 2,9% de sus mujeres infectados, seguidos por República Dominicana, donde hay más mujeres que hombres con esta enfermedad.

La Universidad Nacional nació para romper paradigmas. La Banda Sinfónica del Departamento de Música es muestra de ello. Cerca de 60 estudiantes entre los 17 y 23 años, pertenecientes a los distintos niveles del Conservatorio, junto con el director Libardo Saavedra, se encauzaron hace más de tres meses en el arriesgado propósito de hacer el tránsito de una consolidada banda académica a una banda “comercial”, que por sus características musicales y de subordinación no curricular pudiera participar en encuentros tan reconocidos y exigentes como el Concurso Nacional de Bandas de Paipa (Boyacá), que este año llegaba a su vigésima sexta edición. Después de dos años de haber sido creada, la Banda Sinfónica se sentía más preparada que nunca para tocar en el León de Greiff, en el Centro de Convenciones de la Universidad, e incluso, llevar con blue jeans y camisetas las notas de sus instrumentos a través de los diferentes escenarios del campus. Todo imaginaba menos terminar en Paipa marchando al ritmo de los porros durante su primer concurso, con todos sus integrantes vestidos de corbata y llegando a ser la sensación de uno de los eventos más importantes del país en materia musical. Allá habían llegado cuatro meses después de que el maestro Saavedra -un músico tunjano de 29 años, tan “sardino” como sus estudiantesfuera jurado en los Zonales de Bandas de Cundinamarca, donde descubrió el “maravilloso mundo de los festivales”. El entusiasmo, que fue la constante desde el 8 de agosto hasta el 27 de septiembre -tiempo exclusivamente dedicado a los ensayos- se transformó en nerviosismo escénico al día siguiente, cuando la banda tomó rumbo a Paipa. “Era nuestro primer concurso y nos la debíamos jugar toda para validar el nombre de la Universidad como el ente rector de la educación superior en música. Sin ninguna ventaja respecto a las otras bandas, competimos con grupos que han ido al concurso durante siete años y han ganado en varias ocasiones. Eran dificultades muy grandes, pero sin embargo logramos tener éxito”, señala Libardo Saavedra, quien ha venido sorprendiendo musicalmente desde los 17 años, cuando ingresó a la Escuela Superior de Música de Tunja, de donde saldría directo al conservatorio de la Nacional a seguir aprendiendo, para luego hacer lo que más le gusta en la vida: dirigir.

Mabel López Periodista Unimedios

El aire festivo de una

banda

FOTOGRAFÍAS DE GUILLERMO FLÓREZ

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La Banda Sinfónica del Departamento de Música de la Universidad Nacional hizo el tránsito de la academia al Concurso Nacional de Bandas de Paipa, conquistando el Lancero de Oro, un premio radial y el corazón de los asistentes al evento.

La banda logró las características de grupo comercial con presentaciones en los espacios públicos de la Universidad Nacional.

La U.N. se robó el show Mientras interpretaba tres obras universales y tres colombianas -repertorio exigido a todos los grupos- la banda sinfónica de la Universidad Nacional se robó toda la atención de los asistentes,

jóvenes

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Durante dos años los estudiantes dejaron las individualidades musicales para unirse al propósito común de hacer arte.

que se tradujo en una lluvia de aplausos. “Cuando llegamos a Paipa sentimos la Nacional en las personas que nos aplaudían. En sus gestos se veía un sentido de pertenencia hacia la institución, más severo que el nuestro. No sé si eran ex alumnos, pero por ser la universidad del Estado y de todos, nos recibieron muy bien”. Esa simpatía del pueblo boyacense por los 60 jóvenes y su talentoso director hizo acreedora a la Banda Sinfónica no sólo al Lancero de Oro, premio mayor del encuentro, sino al Radio K, un galardón al que sólo se hacen merecedores los grupos más solicitados por los oyentes de esta emisora los tres días del festival, que en esta ocasión reunió a 28 de las 800 bandas colombianas. Aires de triunfo Durante el 29 y 30 de septiembre y el 1 de octubre, los estudiantes con sus trompetas, trombones, cornos, tubas, flautas, clarinetes, oboes, fagotes, saxofones e instrumentos de percusión, encantaron a los escuchas, a los asistentes a las verbenas y a los huéspedes de importantes hoteles de Paipa con los tablados (presentaciones en vivo) de temas universales como Cándida, de Bernstein; Obertura al aíre libre, de Copland; la Danza No. 3 fiesta, de Clifton Williams y aires nacionales como Fantasía sobre motivos colombianos de Morales Pino, El cucarrón, pasillo de Luis Uribe Bueno y un arreglo hecho por el maestro Saavedra del porro El río Sinú, que puso a bailar a más de uno.

Poco más de tres millones en bonos para adquirir instrumentos Yamaha, que les ayudarán a equipar mejor la banda, la sensación de haber mostrado la unidad de música de la Universidad Nacional hacia el país y por supuesto “lo más importante, que el Departamento de Música está respondiendo a las necesidades reales de la formación musical en Colombia”, son los logros que le deja la XXVI edición del Concurso Nacional de Bandas de Paipa al grupo musical del claustro, que se inauguraba en las competiciones.

Estudiantes entre los 17 y los 23 años dominan con la misma maestría los claustros académicos y las verbenas municipales. Sin embargo, según el director, el balance que deja la jornada, más allá de haber representado con altura a la universidad “es mostrar, con esa labor callada, que se está generando país, cultura y una mejor sociedad desde el campo de la estética. Una manera de certificarnos realmente, de probar nuestra calidad musical, pero al mismo tiempo de generar lo que la universidad busca, que es un colombiano democrático, responsable, autónomo, autocontrolado y consciente de su papel en la sociedad de hoy y en la del mañana: la de los jóvenes que hacen parte de esta banda entusiasta”.


Riqueza de la Orinoquia

Justicia, aquí y allá

Pensamiento jurídico, Revista de Teoría del Derecho y Análisis Jurídico, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Nos. 12 - 13, Bogotá, agosto de 2000, 410 págs. Varios autores, Colombia Orinoco, Universidad Nacional de Colombia, sede Arauca, Instituto de Estudios Orinocenses, Proyecto Editorial del Fondo FEN, Bogotá, 324 págs.

En rigor, este libro se constituye en una excelente investigación sobre una región que por su inmensa riqueza requiere de una mirada audaz que le permita surgir y convertirse en el eje del desarrollo económico del país. Este territorio, tan olvidado y maltratado, es una fuente de recursos que bien utilizados pueden determinar “de manera destacada la expansión territorial del país”. Alberto Montoya, presidente de la Financiera Energética Nacional, afirma con toda razón “que es fundamental el conocimiento a conciencia de la Orinoquia, de las dinámicas que rigen las relaciones entre sus gentes y el espacio que ocupan, de los elementos culturales que han ido desapareciendo, de los que han venido consolidándose y de aquellos elementos nuevos que determinan el proceso de articulación social, económica y espacial que la Orinoquia está estableciendo con el resto del país”. Y aquí juegan un papel fundamental los investigadores y científicos colombianos que, deseosos de contribuir con el crecimiento de la Nación, pueden consolidar un verdadero laboratorio de “construcción social e histórica” de la zona, que permita evaluarla y valorizarla con el fin de apuntar hacia el “manejo sostenible de los recursos naturales, como el más alto requerimiento para la construcción espacial que se adelante, particularmente en aquellos lugares del planeta donde el patrimonio más valioso es una alta diversidad biológica”. Ésta, además, es una verdadera obra de arte editorial: excelente fotografía y significativos estudios sobre la región, que contribuirán al reconocimiento del territorio desde múltiples fronteras. Por lo tanto, no se podrá desconocer el valor económico, político y estratégico de esa inmensa zona colombiana. Darío Fajardo, en su texto Orinoquia: colonización, frontera y estructuración territorial, ha dicho que “la historia de esta región ha enmarcado distintos episodios de afirmación y existen manifestaciones de diversos esfuerzos encaminados a fortalecer su identidad”. En buena medida los otros ensayos concluyen sobre la importancia de la orinoquia. Tenemos, entre otros, La gran cuenca del Orinoco, de Camilo Domínguez; Biogeografía de la orinoquia colombiana, de Joaquín Molano; Flora orinoquense, de Orlando Rangel; La fauna de la orinoquia, de Thomas R. Defler y José V. Rodríguez y La cultura llanera, de Hilda L. Díaz G.

Estos dos números de Pensamiento jurídico están dedicados a un tema de especial interés para los estudiosos del derecho colombiano y estos críticos y difíciles momentos, una reflexión de estas proporciones nos explica, de forma responsable y concreta, la dimensión del papel que juega la justicia en el desarrollo humano y en la compleja relación que se suscita entre los seres humanos. Para no ir muy lejos, el artículo de Rosembert Ariza sobre la justicia comunitaria en Santander, Colombia, dice que “nuestros campesinos siempre han encontrado fórmulas para solucionar sus conflictos, algunas más violentas, otras menos. Aun así, estos procesos han generado una nueva dinámica y hoy podemos afirmar (aunque no en todos los municipios) que los arreglos que hacía la guerrilla o el ejército, hoy los hace la misma comunidad, de acuerdo con sus costumbres y necesidades, pero sobre todo anteponiendo la protección a los derechos del otro y al respeto por sus intereses y requerimientos”. En pocas ocasiones se había tratado este aspecto de la justicia. Y es que en Colombia y en Latinoamérica, como hemos visto en el citado ensayo del doctor Ariza, “se construyen formas alternativas de solución de conflictos de cuyo estudio se encarga, especialmente, la sociología jurídica, para darnos cuenta de su riqueza, bondades y dificultades”. Estos trabajos brindan una reflexión muy valiosa. Algunos de los que aparecen en el número 12 (primera parte, dedicada a Colombia) son: La justicia comunitaria: ¿peón de sacrificio o torre de marfil?, de Camilo Borrero; Justicia comunitaria, entre las instituciones y las organizaciones, de Ana Daza y Francisco Hurtado; Justicia comunitaria: claves para su comprensión, de Édgar Ardila; ¿Son posibles los jueces de paz y la justicia comunitaria en contextos violentos y antidemocráticos? de Rodrigo Uprimny. En el número 13 (parte segunda, dedicada a Latinoamérica), tenemos: Legitimidad para resolver conflictos en un contexto de globalización, de Luis Pásara; Dinámicas y perspectivas de la justicia de paz en el Perú, de Luis Chirinos Segura; Poder judicial comunal en el sur andino del Perú, de Antonio Peña; Diversidad cultural y sistema penal: necesidad de un abordaje multidisciplinario, de Silvina Ramírez; Tribunales comunitarios en Guatemala, de Luis Ramírez, Justo Solórzano y Mario Caxaj; entre otros. Luis Fernando García Núñez

Psicología, psicoanálisis y salud

Revista colombiana de psicología, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Nos. 8 - 9, Bogotá, 2000, 244 págs.

Esta edición especial consta de dos números independientes: el número 8, bajo la dirección editorial de la profesora Martha Restrepo, y el número 9, dirigido por Luis Bernardo López. Con el número 9, el profesor López concluye una labor fundamental como editor de una revista “abierta a la relación entre diferentes áreas del pensamiento”, la cual enriqueció el debate sobre la sociedad colombiana y el desarrollo del conocimiento. El número 9 es consecuente con el rigor que ha caracterizado a la revista durante estos nueve años. Incluye documentos sobre los procesos de salud y enfermedad desde la perspectiva psicoanalítica. Entre ellos se destaca Salud, enfermedad y síntoma en el discurso actual o de la ceguera de la Psicología, de Pío Sanmiguel, por su tono crítico y polémico contra la psicología de la salud. Desde la perspectiva psicoanalítica, la salud debe ser interrogada más allá de las evidencias empíricas. Busca la etiología profunda tanto cultural como individual de la enfermedad. El número 8, el primero que dirige Martha Restrepo, estudia el tema de la salud desde otro enfoque. Entiende la salud como un estado de bienestar, posible tan sólo en el reconocimiento del ser humano como producto de la cultura y más allá de su constitución biológica. Por eso busca resaltar el lugar que tiene el trabajo investigativo desde cada disciplina y la importancia de coordinar reflexiones, propuestas académicas y gestiones específicas que redunden en la transformación de los procesos en salud y un incremento de la calidad de vida. Un ejemplo de este último enfoque es La salud pública y la Psicología de la salud: el papel de la comunidad científica de Luis Flórez, en el que se analizan los nexos entre la comunidad científica y la investigación de la salud pública. El hecho de que los números 8 y 9 aborden la salud como problema desde diferentes perspectivas, permite que el lector aprehenda de manera amplia el fenómeno, y plantea, de paso, un cuestionamiento serio a la historia reciente de la Psicología en Colombia: ¿Qué distancia al psicoanálisis de la psicología, por lo menos en cuanto al tema de la salud se trata? ¿Existe una exclusión mutua entre ambos discursos, cuando abordan el problema de la salud? Lina Paola Rojas Peña, Taller de Reseña U.N. y Fundación El Astillero

Luis Fernando García Núñez

¡Prográmese por la red! NÚMERO 16, NOVIEMBRE 19 DE 2000

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libros

Entérese de las actividades culturales y académicas que brinda al público la Universidad Nacional visitando el Web Site de U.N. PROGRAMA

http://unprograma.unal.edu.co


culturas

Beethoven Zuleta*

Tecnología y sociedad

Deudora del tiempo y agazapada en sus incertidumbres, la técnica queda siempre mimetizada en sus usos rutinarios. Las múltiples caras de su presencia amenazan con reducirse a una trémula monotonía, que en algunos casos apacigua la fragilidad de los actos humanos y en otros atormenta la soberana soberbia de sus triunfos. En los países en guerra, la técnica es fundamentalmente una amenaza que representa terror a la sofisticación o un gesto exhibicionista que hace enmudecer la razón creadora de su acto fundador. Pensar la técnica, o asumirla en el lenguaje que animó su nacimiento en el tiempo de las culturas humanas, invita a reconocer en ella el modo como los primeros hombres y sus humanidades resolvieron la desventaja estratégica de un cerebro todavía en formación asociado a un cuerpo también tosco y desprotegido. El modo de ser de estos hombres fue básica y principalmente un actuar, una experiencia singularmente excitada por las dificultades y el acoso de los abismos. De esta experiencia surge la técnica como un instrumento que resuelve problemas, no propiamente como un arma. Resulta así legítimo interrogarse por las circunstancias que alentaron una trasvaloración del acto y del hecho técnico haciendo de éste una representación bélica. Resulta también procedente interpelar un comportamiento asociado a aquella trasvaloración: el de considerar a las técnicas como un valor predominantemente político, lo cual conduce a enfatizar su carácter procedimental para el uso de la fuerza y del poder de un poseedor o detentador; muy distinto a considerar la técnica en la calidad de un instrumento que interpreta problemas y por lo tanto alienta unas lógicas de funcionamiento, que no sólo enfrenta a la fuerza en su adversidad sino que incluso la resuelve volviendo más liviana la carga de las relaciones de los hombres con la naturaleza y procura homologar los esfuerzos que nos integran o liberan de ella. Cuando la técnica se pierde Volver a la fuente de la producción de las técnicas invita a redescubrir el acto por el cual la experiencia resuelve problemas y descubre otros, y por ella crea procedimientos y maneras de contemplar las situaciones derivándolas en objetos. Esta invitación, en la medida que resalta el procedimiento técnico, considera como un asunto jerárquico secundario el interés por la obra o la innovación técnica, pues es justo en este campo donde surge el político y se confunde con el útil, alterándolo. De hecho, es en este punto de in-

NÚMERO 16, NOVIEMBRE 19 DE 2000

El valor de la

técnica

La técnica, como un instrumento que resuelve problemas, no sólo ha creado procedimientos sino fundamentalmente modos de vivir. flexión donde la técnica se pierde para el procedimiento y resulta acaparada por la política. Socialmente la cuestión no se reduce a una contienda entre técnica y política, si entendiésemos que la técnica en su calidad de conocimiento sobre la manera de resolver una relación, una situación o un objeto, no sólo ha creado instrumentos sino fundamentalmente modos de vivir. El ágora, por ejemplo, constituye un hecho técnico por el cual las sociedades antiguas resolvieron la cuestión existencial de la comunicación y de la decisión. Por esta razón se puede afirmar que la ciudad contemporánea enfrenta la dificultad de acomodarse a los cambios técnicos de la informática, no precisamente por la complejidad de estos cambios, sino por una intermediación política pobremente argumentada en la técnica. Pasmosamente, además, las técnicas deben enfrentar el desprecio de algunas lecturas universitarias sobreexcitadas por una congoja política retóricamente orientada a privilegiar el “difusionismo” del obrar intelectual genérico o la denuncia contestataria de sus inventivas. Olvidada de los procedimientos, un cierto tipo de academia abandona la experiencia y vulgariza lo instrumental reduciéndolo a una herramienta, cuando el gesto técnico desde su comienzo poético anunció que “cuanto más interrogadoramente mediemos sobre la esencia de la técnica, tanto más plena de miste-

ILUSTRACIÓN DE JUAN CARLOS GÓMEZ

Profesor Facultad de Arquitectura

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El ágora constituye un hecho técnico por el cual las sociedades antiguas resolvieron la cuestión existencial de la comunicación y de la decisión.

rio se nos vuelve la esencia del arte. Cuanto más nos acerquemos al peligro, tanto más claramente comienza a destellar el camino hacia lo salvador, tanto más preguntadores llegamos a ser. Pues el preguntar es la devoción del pensar” (M. Heidegger). De acuerdo con esta deuda histórica de interrogar, el estar en el mundo desde la perspectiva del obrar, adquiere validez la pregunta de si la prelación de un discurso político divorciado de la técnica, puede realmente acercarnos a la zona de peligro de la creación o alejarnos hacia la zona inercial de las confrontaciones donde el acto devocional del pensar deriva en crimen. * Director del Centro de Estudios del Hábitat Popular, Cehap, Medellín.

El Salón Cano en el MAC PREMIOS 2000

MENCIONES DE HONOR

CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES

CIENCIAS

Interacción Micobacteria-Macrófago: su papel en la Inmunopatogénesis de la Tuberculosis, por el Grupo de Inmunología Celular e Inmunogenética. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. Coordinado por Luis Fernando García e integrado por Luis F. Barrera, Sara París, Mauricio Rojas, Gloria Vásquez, Mauricio Arias, Edwin Patiño y Jovanny Zabaleta

Caracterización de la biodiversidad en áreas prioritarias de la vertiente oriental de la Cordillera Oriental, por el Grupo de Expedición y Monitoreo Ambiental del Instituto Alexander von Humboldt, bajo la dirección de Fernando Gast, coordinador del Programa de Inventarios de Biodiversidad e integrado por Mauricio Álvarez R., Federico Escobar, Humberto Mendoza C. y Héctor Villarreal

CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS Ordenamiento espacial y control político en las llanuras del Caribe y en los Andes centrales neogranadinos, Siglo XVIII, por Marta Herrera Ángel, historiadora, investigadora independiente

MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO SOSTENIBLE Balances Hidrológicos de Colombia, por el Grupo de Investigadores del Programa de Posgrado en Aprovechamiento de Recursos Hidráulicos de la Facultad de Minas, Universidad Nacional, sede Medellín. Dirigido por Óscar Mesa Sánchez e integrado por Germán Poveda Jaramillo, Jaime Ignacio Vélez y 17 estudiantes

SOLIDARIDAD Corporación Cultural Nuestra Gente, de Medellín Fundación Social Colombiana Cedavida, de Bogotá

Al comer se abre el apetito. Una mirada cultural de la alimentación en el Nuevo Reino de Granada, Siglos XVI y XVII, por Gregorio Andrés Saldarriaga Escobar, historiador y antropólogo Beneficio Ecológico del Café, por el Grupo de Postcosecha de Cenicafé, integrado por Gonzalo Roa, Carlos Oliveros, José Alvarez, César A. Ramírez, Juan R. Sanz, Jairo Álvarez, Marco T. Dávila, Diego A. Zambrano, Gloria Puerta y Nelson Rodríguez

SOLIDARIDAD Fundación Humedal La Conejera, de Bogotá Fundación Las Golondrinas, de Medellín Carrera 7 No. 71-52 Torre A Of: 406 • Teléfonos: 3120151 - 3120150 • Fax: 3120152 A.A. 250097 E-Mail: faae@faae.org.co - Consulte los resúmenes de los trabajos ganadores en www.faae.org.co Bogotá, D.C. Colombia.

La más importante muestra de los estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional que anualmente está reunida en el Salón Cano, se expone desde ayer en el Museo de Arte Contemporáneo, MAC, en el barrio Minuto de Dios de Bogotá. Son 48 obras -una por cada estudiante- cuidadosamente seleccionadas entre más de 100 trabajos, que muestran a través de la pintura, la fotografía y el grabado, entre otras expresiones artísticas, las tendencias de estudiantes y profesores de la Facultad. A diferencia de los años anteriores, en esta ocasión se decidió sacar la muestra del campus, como una manera de proyectarse más hacia la comunidad y también por el significado que tiene el MAC para los estudiantes, toda vez que hasta 1982, cuando el Salón estuvo cerrado, la mayoría de los alumnos exponían allá sus obras. Según el profesor Miguel Huertas, a esta muestra -la número 27 desde que se creó el Salón en 1958- además fueron invitados seis egresados a exponer sus trabajos de grado, en los cuales se incluyen pintura, instalaciones, fotografía y una obra gráfica. El Salón Cano abre al público los sábados y domingos, de 10 a.m. a 4 p.m., y de lunes a viernes de 9 a.m. a 1 p.m. La entrada es libre.


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Lecciones de equilibrio para ser Alcalde

Representaciones Paralelas I-ECO Instituto de Estudios en Comunicación Universidad Nacional de Colombia

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NÚMERO 16, NOVIEMBRE 19 DE 2000

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