BOGOTÁ D.C., No. 21 DE DE 2003 2003 • PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co • CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico@unal.edu.co • ISSN 1657-0987 BOGOTÁ D.C.,50, No.SEPTIEMBRE 48, JULIO 20 FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
La transformación de los jugos del fique para fabricar dos compuestos de alto valor comercial es el preámbulo de una nueva industria en Colombia. Solo el 4% de la planta es aprovechada, mientras el 96%, un jugo altamente contaminante, es la materia prima para producir hormonas sintéticas y anticonceptivos. Pags. 18 y 19
Información y democracia
Desarrollo y redistribución
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PAÍS DE REGIONES, UN SUEÑO APLAZADO
El fracaso del crecimiento económico como motor de equidad actualiza el debate sobre un planteamiento a la inversa: prohijar el desarrollo apelando a la redistribución del ingreso. Pág. 10
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PRENSA EN TIEMPOS DE GUERRA
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REFERENDO CON SABOR A PLEBISCITO
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GUERRA Y ÉTICA A TRAVÉS DE LA HISTORIA
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REVIVIENDO NUESTRA MÚSICA
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NIÑEZ Y SERVICIO DOMÉSTICO
Islam: ¿premoderno o contemporáneo? ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
Renuente a ejercer su papel de contrapoder, la industria de los medios de comuniación se ha convertido en perro guardián del orden económico establecido. Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, aboga por un quinto poder, el de los ciudadanos vigilando a los medios. Pág. 4
Exprimiendo fique
La estigmatización de Occidente frente al islam, lejos de fomentar el diálogo intercultural, dificulta la comprensión de una civilización clave para el futuro de la humanidad. El fundamentalismo musulmán como respuesta al fracaso del Estado laico en los países árabes. Análisis del fenómeno como fuerza política del siglo XXI. Págs. 8 y 9
COYUNTURA MEDIOS POLÍTICA ENSAYO CIUDAD SOCIEDAD
CULTURA 20 LA VIRGEN DEL CAMPO 23
OPINIÓN INFORMANTES Y CÓDIGO DE POLICÍA
País de regiones, sueño aplazado Las condiciones territoriales para el desarrollo y los programas sociales en el territorio colombiano requieren espacios supramunicipales y supradepartamentales. En qué va el proyecto de regionalización para la conformación del nuevo país enunciado en la Constitución de 1991.
Darío I. Restrepo*
Integración política
Profesor Facultad de Ciencias Económicas
COYUNTURA BOGOTÁ D.C. • No. 50 • SEPTIEMBRE 21 DE 2003
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Las regiones colonizadas por los llamados actores armados testimonian el fracaso del Estado en imponer un orden político y militar en todo el territorio nacional.
Los efectos de la descentralización sobre el régimen político también presionan contra el ordenamiento electoral e institucional basado exclusivamente en municipios y departamentos. Algunos municipios se reconocen muy pequeños, con escasos recursos financieros, humanos e institucionales para adelantar obras y programas que pueden resultar más baratos y mejor gestionados, ante dependencias nacionales y extranjeras, cuando hacen alianza con localidades en similares circunstancias. Lo mismo ocurre con varios departamentos. La construcción de una Región Caribe es el sueño que abrazan representantes políticos de todas las tendencias, así como organizaciones sociales y populares costeñas. Siete encuentros para definir los pasos y las características de la Región Administrativa y de Planeación (RAP) del Caribe se han realizado desde la Constitución Política de 1991. No menos notorio es el activismo de los llamados “gobernadores del sur”, quienes redactaron las bases de un plan de desarrollo regional, poseen una posición crítica concertada respecto de los alcances actuales del proceso de descentralización y presentan una propuesta de proclamación de una República Regional Unitaria de Colombia. Con una menor visibilidad nacional, pero sin pausa, sectores políticos, empresarios, universidades, organizaciones sociales y populares de los departamentos nororientales aprietan el ritmo de intercambios e integración con los territorios venezolanos vecinos. Un febril activismo caracteriza algunos representantes que rehacen redes de integración política en varios departamentos de la histórica zona cafetera. Con mucha resonancia durante una época y ahora con más prudencia, se expresa una asociación de alcaldes de la región del Magdalena medio, de la cual hacen parte 63 mandatarios de municipios situados en Caldas, Boyacá, Cundinamarca, Santander, Antioquia, Cesar, Bolívar y Magdalena, que pretende la creación de un departamento (¿o una región?) que arañaría partes del territorio a muchos otros. Mientras tanto, los indios siguen en la briega por la creación de las Entidades Territoriales Indígenas previstas en la Constitución de 1991, cuya concreción implicaría armar regiones autónomas con partes del territorio de varios municipios y departamentos. Los resguardos indígenas están ubicados en 89 municipios y poseen, en propiedad colectiva, un poco más de 30 millones de hectáreas, es decir, cerca del 28% del territorio nacional. Por último, incluso la po-
blación negra del Pacífico, pobre y marginada como pocas, al amparo de títulos colectivos de propiedad de la tierra -posee 4,5 millones de hectáreas- ocupa territorios sobre los cuales pretende incidir legalmente a partir de sus organizaciones tradicionales. La población colombiana está advertida, pues los medios de comunicación y los analistas políticos se lo recuerdan con insistencia: la confrontación armada se intensifica mediante el control militar de los territorios; y esta geografía supera municipios y departamentos. Las regiones colonizadas por los llamados actores armados testimonian el fracaso del Estado en imponer un orden político y militar en todo el territorio nacional. Son también, activos en la confrontación, botines de guerra, mecanismos para forzar un reconocimiento nacional e internacional y, por último, bastiones desde los cuales negociar una salida política al conflicto armado. ¿Camino hacia la paz? ¿La tendencia hacia la regionalización del país facilita o dificulta una salida negociada al conflicto armado? Una república organizada en regiones puede fortalecer la unidad nacional mediante el reconocimiento de la diversidad que la conforma, o puede ser el camino más rápido para exasperar las divisiones hasta fracturar el país. ¿De qué depende uno u otro desenlace? De los tiempos, que son tan importantes en política como en música para crear la armonía o la disonancia. La regionalización se puede hacer ya, mediante una transacción entre fuerzas integradas al sistema, con la esperanza, claro está, de que los no invitados se conformen con el diseño del nuevo país hecho para todos. O la regionalización puede llegar a ser el resultado de la nueva geografía de los improbables vencedores sobre los vencidos. Finalmente, puede derivar del pacto entre partes que no reconocen derrotados; y como todo poder es territorial, el desenlace crítico de la lucha por el poder, como lo demuestra la historia colombiana de las constituciones que suceden a conflictos armados, suele instituir un nuevo orden territorial. En la campaña electoral, el presidente Álvaro Uribe propuso la convocatoria de un referendo que lograra, de una sola vez, la desaparición de los 32 departamentos de Colombia para ser reemplazados por siete u ocho regiones. Al ser elegido, y antes de posesionarse, propuso una consulta popular con base en una propuesta de regionalización redactada por cuatro connotados especialistas, con base en la libertad de cada departamento de optar por la asociación regional con otro. Ahora, en pleno ejercicio del poder, busca facultades extraordinarias para la reforma territorial. Para el presidente se trata de reducir los costos de la administración pública; para otras fuerzas políticas, de distribuir de manera diferente el poder político y económico del país. * Escuela de Economía
El revés del monopolio ejercido por los partidos tradicionales en la política ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
En una buena cantidad de países de Amé rica Latina la combinación entre las políticas de ajuste neoliberal, la apertura económica y las transformaciones a los regímenes políticos modifican tanto la geografía económica como la conformación espacial de las instituciones, los sistemas políticos y los actores empresariales y sociales. En Colombia, los efectos espaciales de la apertura económica se combinan con aquellos del proceso de descentralización política, fiscal y administrativa, al punto de generar una tensión sobre la unidad territorial del Estado. Varios efectos territoriales induce la internacionalización de la economía. Unas actividades económicas declinan y otras florecen, así como se deprimen o activan los territorios en los que ocurren estos impactos económicos. Por ejemplo, la ciudad de Barranquilla conoce una importante inversión de capitales atraídos por las oportunidades de la apertura económica, una relativa paz ciudadana y una no menos relativa protección contra las principales confrontaciones armadas con el movimiento insurgente; mientras, la región cafetera sucumbe en una profunda recesión económica, depresión social e invasión territorial por el accionar armado de guerrilleros, paramilitares y actividades del narcotráfico. Alrededor de la actividad petrolera se fortalecen las clases políticas regionales, se desarrollan instituciones y se acrecientan las inversiones, mientras que los territorios de economía campesina del sur del país se pierden en la marginalidad. Por ejemplo, la alianza política de los gobernadores de Nariño, Cauca, Tolima, Huila, Caquetá y Putumayo se basa en que pertenecen a una región que posee los índices más bajos de inversión y de generación de empresas nuevas, a la vez que padecen una evidente precariedad en el desarrollo de su infraestructura, mientras que se vinculan a la política nacional por la presencia intensa de los diferentes actores armados en su región y al mercado internacional por una floreciente actividad del narcotráfico. La geografía electoral y de las instituciones prestadoras de servicios públicos corresponde a las jurisdicciones de hace más de un siglo -municipios y departamentos-, pero las condiciones territoriales para el desarrollo y los programas sociales requieren otros mapas, no ya exclusivamente el nacional, ni el local, sino espacios supramunicipales y supradepartamentales. Tal es el caso del manejo
de cuencas hidrográficas, bosques húmedos, recursos mineros, sistemas de transporte de los puertos a las ciudades y a los centros agroindustriales y mineros, encadenamientos productivos, comerciales y financieros, lucha contra la pobreza, perfiles epidemiológicos y programas de salud preventiva, es decir, los temas más prometedores y dramáticos del desarrollo y de los efectos que conlleva la vinculación neoliberal al mercado transnacional.
no es un fenómeno exclusivo de los países latinoamericanos. Para el analista Jaime Andrés Niño, investigador del Iepri, de la Universidad Nacional, el número de candidatos ajenos a estas colectividades ha crecido en forma exponencial, permitiendo una copiosa elección de funcionarios en el Ejecutivo y el Legislativo, sobre la base de discursos de desprestigio a los partidos históricos.
La otra verdad
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análisis
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ENTREVISTA
Política, sociedad, economía, ciencia. De lunes a viernes 7:30 a 9:00 a.m.
FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Resistencia a la luz Stathis Kalyvas
Para el politólogo Stathis Kalyvas, la neutralidad en un conflicto como el colombiano es lo que más dificulta la resistencia civil, especialmente en las zonas rurales.
Diana Manrique Periodista Unimedios Es quizá uno de los hombres que más a fondo ha estudiado todas las distinciones derivadas de la definición de violencia: tanto si es causa o consecuencia o si forma parte de procesos complejos, moldeados por situaciones de guerra abierta o por expresiones aisladas en tiempos de paz. Stathis Kalyvas, profesor de la Universidad de Chicago, es una de las voces más autorizadas en los esfuerzos teóricos que se realizan en el mundo para dilucidar la ubicación de las diferentes manifestaciones de violencia e impulsar con ello métodos comparativos que arrojen nociones nuevas sobre la forma de enfrentar esta problemática. Para este catedrático, uno de los tres ponentes internacionales del reciente seminario sobre “Resistencia Civil y Acción Política no Violenta”, organizado por la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Universidad Nacional, los esfuerzos colombianos en favor de una resistencia civil contra la guerra se ven interferidos por la escasa viabilidad que los actores armados conceden a la neutralidad como principio, especialmente en las zonas rurales. El seminario fue, de hecho, un intento por procurar un encuentro entre la teoría y la práctica alrededor de las experiencias que se han producido en el campo de los movimientos de resistencia impulsados por la sociedad civil. De ahí la importancia de esta reflexión con expertos extranjeros, comunidades indígenas, campesinas y urbanas, con el apoyo de la academia, sobre las posibilidades y alcances de las acciones no violentas generadas en el contexto colombiano. U.N. Periódico conversó con el experto.
Stathis Kalyvas - Hay muchas y distintas maneras de actuar contra los violentos, pero también es mucha la diferencia que existe entre las acciones de la sociedad civil que se realizan en las áreas rurales y las que se desarrollan en grandes ciudades como Bogotá. En la capital de Colombia, son cada vez más nutridas y frecuentes las movilizaciones y las acciones en contra de la guerra, mientras en los pueblos los ciudadanos deben enfrentarse cada día no solo con las guerrillas, sino también con otros actores armados, como los paramilitares y las fuerzas regulares legalmente constituidas.
S.K.- Vale la pena aclarar que existen dos aspectos. Uno instrumental y otro normativo. Uno puede hacer acciones y no ver resultados directos, pero igual es importante actuar por el valor mismo que tiene cualquier acción civil. No sabemos a veces cuánto puede afectarse un conflicto en función de la resistencia civil. Sin embargo, pienso que es importante que se sigan dando esas acciones, pues la política es esa idea de que uno, como ciudadano, como individuo perteneciente a una sociedad, puede hacer cosas que puedan generar cambios. U.N.- ¿Se podría afirmar que el apoyo cada vez más creciente de Europa a los movimientos de resistencia civil en Colombia tiene su propio interés como parte de esa pugna Europa-Estados Unidos? S.K.- Existen grandes diferencias entre Estados Unidos y Europa. En el Viejo Continente, por ejemplo, hay, de todas maneras, un mayor conocimiento acerca de los que sucede en el mundo, pese a que se conservan algunos estereotipos y clichés. Sus ciudadanos, por ejemplo, son relativamente conscientes de las realidades que enfrentan otras naciones, mientras en Estados Unidos la manipulación de la información es un impedimento para que la sociedad norteamericana pueda evaluar críticamente lo que sucede fuera de sus fronteras.
Uno puede hacer acciones y no ver resultados directos, pero igual es importante actuar por el valor mismo que tiene cualquier acción civil.
S.K.- Hay dos opciones: la maximalista y la minimalista. La primera se refiere a que se deben atacar las raíces del problema, mientras la segunda apuesta por un trabajo más marginal. Es difícil afirmar si la estrategia maximalista es la aconsejable. Sin embargo, pienso que es mejor tener éxito con pequeñas soluciones que fracasar con estrategias maximalistas. U.N.-¿Porque es escasa la solidaridad del Primer Mundo con la sociedad civil de América Latina en temas como comercio justo, migraciones, lucha antidrogas y otras agendas sociales donde el apoyo de la sociedad civil de los países industrializados no parece claro? S.K.- Lo que define la pregunta por la escasa solidaridad es que las políticas e intereses domésticos del Primer Mundo son más importantes que los asuntos internacionales. El espacio público es nacional y no internacional. En consecuencia, los conflictos políticos son internos y muchas veces los intereses de la sociedad civil a nivel nacional son los mismos en el nivel internacional. Esto explica por qué en muchas situaciones falta la solidaridad o se reduce al mero discurso. FOTOGRAFÍA DE ARCHIVO
U.N.- Usted afirma que una sociedad civil es poco lo que puede hacer cuando la agresión de los violentos armados es superior al deseo de paz. ¿Qué expectativas de paz reales hay para Colombia?
U.N.- ¿Debe la sociedad civil colombiana enfocar sus esfuerzos de resistencia civil a presionar soluciones a los problemas que son la causa del conflicto, como la pobreza? ¿No serían más esperanzadores los resultados?
U.N.- ¿Qué tanto funciona la estrategia de la resistencia civil como movimiento y cuáles son los efectos reales que pueden lograrse para obtener, al menos, un cambio de actitud frente a los conflictos?
Teniendo en cuenta esas diferencias que usted resalta, ¿hasta qué punto la sociedad civil latinoamericana podría estar siendo manipulada en temas como la puesta en marcha del Alca? Dentro del mercado de ideas respecto al Alca, sería simplista decir que existe manipulación, ya que hay otras que las contrarrestan. Lo que yo pienso, y lo que realmente me parece más grave, es la actitud apática que se percibe en las personas de más alto nivel en Europa y Estados Unidos, pues un gran porcentaje de ellos no participa en política, no les interesa ni la doméstica ni la exterior, y esta situación deja un ancho espacio a la manipulación.
Los movimientos de resistencia civil impulsados por las iniciativas de paz, una larga y necesaria marcha en contextos como el colombiano, según el profesor Kalyvas.
Información y democracia en la globalización
El director de Le Monde Diplomatique propone un Observatorio Mundial de los Medios, para hacer contrapeso civil a los megagrupos, que según él han traicionado en su función al ciudadano.
Ignacio Ramonet1 Especial para U.N. Periódico
MEDIOS BOGOTÁ D.C. • No. 50 • SEPTIEMBRE 21 DE 2003
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tuyen hoy día una sola y única área, en la que cada vez hay menos diferencias entre la actividad que se hace en el marco de la información y la actividad que se puede hacer en publicidad o en cultura de masas. Pero, además, estas nuevas empresas mediáticas gigantescas, estos productores de símbolos, también suman a sus actividades mensajes de otro tipo, como los videojuegos, los DVD, los CD musicales, entre otros, y también pueden integrar el cine de diversión, la televisión, los dibujos animados, etc. Es decir, tenemos ahora unos grupos mediáticos que poseen dos características nuevas. De un lado, se ocupan de todo lo que puede ser escrito, filmado y difundido mediante el sonido y, además, lo hacen por todo tipo de canales. La segunda característica se refiere a que son grupos mundiales, planetarios. Hoy, estas hiperempresas poseen inversiones en todos los sectores mediáticos en muchos países, en casi todos los continentes y, por consiguiente, los megagrupos, como la News Corp Viacom, NBC, AOL-Time-Warner, son ahora actores centrales de la globalización económica. Y su capacidad de adquirir aún más poder mediante una mayor concentración sigue aumentando, como la muestra la decisión adoptada el 4 de junio por la Federal Communications Comisión (FCC), que permite a los mastodontes de los media en Estado Unidos aumentar aún más su tamaño. Estos megagrupos ya no se plantean como objetivo cívico el de ser un cuarto poder para corregir las disfunciones de la democracia y perfeccionar así este sistema político, ni desean ser un cuarto poder. Por consiguiente, lo que se plantea ahora es cómo oponerse a lo que fue durante mucho tiempo el único poder de los ciudadanos en oposición a los poderes dominantes. Cómo resistir a la ofensiva de este nuevo poder, que en cierta medida traicionó al ciudadano pasándose al adversario. Considero que el paso a seguir es crear, sencillamente, un quinto poder que permita oponer una fuerza cívica ciudadana a esa nueva alianza de poderes. Su función sería la denuncia del nuevo superpoder de los medios, de las grandes industrias mediáticas, vectores y cómplices de la globalización. Se trata de unos medios, que en algunas circunstancias, no solo han dejado de defender a los ciudadanos,sino que a menudo actúan contra el pueblo en su conjunto. El caso de Venezuela es ejemplar de la nueva situación internacional, en la que unos grupos mediáticos enfurecidos adoptan abiertamente su nueva función de perros guardianes del orden económico establecido, y su nuevo estatuto de poder antipopular y anticiudadano. Esos grupos no se asumen solo como poder mediático, sino, sobre todo, como poder ideológico. Un poder ideológico que trata de contener las reivindicaciones po-
ILUSTRACIÓN DE GIOVANNI CLAVIJO
La información, en el marco de las democra cias, fue un recurso de los ciudadanos frente a los abusos del poder. Durante mucho tiempo, en los países democráticos, se estimaba que los poderes tradicionales -legislativo, ejecutivo y judicial-, podían equivocarse y cometer atropellos contra los ciudadanos. Los medios de comunicación y los periodistas, en ese contexto, siempre consideraron como un deber denunciar esos atropellos, discriminaciones y abusos. Por eso, durante mucho tiempo, se habló del cuarto poder, y se consideró que la prensa y los periodistas constituían, en realidad, un contrapoder. El cuarto poder era, en definitiva, gracias a los medios de información, el que tenían los ciudadanos para criticar, rebatir y oponerse, en un marco democrático, a decisiones legales que podían ser inicuas, injustas y hasta criminales contra algunos ciudadanos inocentes. Desde hace unos 15 años, a medida que se ha acelerado la globalización liberal, ese cuarto poder ha ido perdiendo su función de contrapoder. En el marco de esa filosofía de la globalización económica, las empresas globales tienen ahora -a veces- un papel más importante que el de muchos gobiernos o Estados. Esas empresas, y los empresarios que las dirigen, son las que cada año se reúnen en Davos, en el marco del Foro Económico Mundial precisamente, como los nuevos amos del mundo. En ese marco, en ese contexto geoeconómico y geopolítico de lo que significa hoy la globalización, se produjo una importante transformación de los medios de comunicación de masas. En el corazón mismo de la estructura industrial y de la propiedad económica de los medios. Globalmente, los medios de comunicación (emisoras de radio, prensa escrita, canales de televisión, internet) pertenecen cada vez más a grandes grupos mediáticos, que tienen también una vocación mundial, como el grupo News Corp, del Sr. Rupert Murdoch, o America Online, o Viacom, o Microsoft. Grupos que tienen nuevas posibilidades de expansión, gracias a la transformación de la técnica, en la medida en que la “revolución digital” rompió las fronteras que antes separaban escritura, sonido e imagen. Esta revolución ha permitido el surgimiento de internet, que aparece como un cuarto medio, una cuarta manera de expresarse. Con esta “revolución digital”, las empresas mediáticas agrupan ahora no solo a los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio y televisión), sino también a tres sectores estratégicos: la cultura de masas, con sus creaciones populares; la comunicación, o sea la publicidad y el marketing, y la información, ejercida a través de agencias, noticieros y diarios. Esas tres áreas -cultura de masas, comunicación e información-, antes tan separadas, consti-
Unos grupos mediáticos enfurecidos adoptan abiertamente su nueva función de perros guardianes del orden económico establecido.
pulares y que ambiciona apoderarse del poder político, como lo hizo democráticamente en Italia el señor Silvio Berlusconi. Es lo que en los años setenta hizo el diario El Mercurio en Chile contra el gobierno democrático de Salvador Allende, o lo que hizo en los años ochenta el diario La Prensa de Nicaragua contra los sandinistas. Ya no son simplemente los poderes de la oligarquía tradicional, ya no son solo los poderes de la reacción tradicional, ahora los poderes mediáticos son los que pasan a dar la batalla política -en nombre de la libertad de expresión- contra los programas que defienden los intereses del conjunto de los ciudadanos. Esta es la fachada mediática de la globalización. Y esta fachada es la que revela de manera evidente, caricaturesca, la ideología de la globalización liberal. De ahí que medios de comunicación y globalización sean dos conceptos íntimamente ligados, y que sea necesario desarrollar una reflexión sobre cómo nosotros, los ciudadanos, podemos exigir de los medios más ética y respeto de una deontología (deber ser) que obligue a los periodistas -la mayoría de ellos serios y honestos-, a actuar en función de su conciencia y no según los intereses de los grupos, de las empresas o de los patronos que los emplean. De ahí la conveniencia de que se cree el Observatorio Internacional de los Medios (Media Watch Global), que permitirá disponer de un arma civil y pacífica, con la cual los ciudadanos podrán oponerse al nuevo superpoder de los medios. Media Watcha Global constituye un indispensable contrapeso al exceso de poder de los medios, cuando en materia de información prevalece una sola lógica, la del mercado, y una sola ideología, la neoliberal, que deja al mercado extender su influencia a dominios de la vida colectiva, preservados hasta ahora. Esta asociación internacional desea ejercer una responsabilidad colectiva, en nombre del interés superior de la sociedad y del derecho de los ciudadanos a ser correctamente informados. Se propone asimismo proteger a la sociedad de las manipulaciones mediáticas. Uno de los derechos más preciados del ser humano es el de comunicar libremente su pensamiento y sus opiniones. Ninguna ley debe restringir arbitrariamente la libertad de palabra o de prensa. Pero esa libertad no puede ejercerse sino a condición de no infringir los derechos ni las leyes que protegen a la sociedad contra la difusión de falsas noticias y contra el peligro de las manipulaciones mediáticas. Los grandes grupos mediáticos deben saber que ha nacido un contrapoder. 1 Apartes del discurso pronunciado en el foro “Colombia insiste en los DD.HH.“.
La incorporación de los héroes de la Independencia a la simbología de las organizaciones guerrilleras, objeto de una investigación del profesor Mario Aguilera Peña, de la Facultad de Ciencias Humanas, demuestra un creciente apego de grupos como las Farc a la figura del Libertador Simón Bolívar. Para el investigador, se trata de un culto con el que este movimiento insurgente acogió la herencia simbólica legada por el M-19. El trabajo hace un minucioso seguimiento a todos los símbolos usados por la guerrilla desde hace 40 años.
y sus maestros. Una reciente encuesta hecha en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) destaca que a los estudiantes de Brasil (5%) y México (2,5%) les gusta asistir a la escuela aparentemente más que en otras naciones como Canadá, España y Estados Unidos. Según el experto Fernando Reimers de la Universidad de Harvard, estas cifras indican que donde la educación es un bien escaso quizá sea más valorada que donde la oportunidad de ir a la escuela es tan común que deja de ser apreciada.
ILUSTRACIÓN DE JOHN JOVEN
Los jóvenes latinoamericanos y sus familias tienen enormes esperanzas en la escuela
Lejos de ganar autonomía informativa, la dependencia de los medios frente a las fuentes oficiales sigue en aumento, un fenómeno que mina la confianza del público en el cubrimiento del conflicto armado. Fabio Fandiño Pinilla Periodista Unimedios La idea de que la búsqueda de la paz, cons truida sobre la base de un pleno respeto de los Derechos Humanos, impone revisar el papel de los medios de comunicación es ya, prácticamente, un consenso de las sociedad colombiana. Centenares de discusiones, coloquios, simposios y libros publicados al respecto confirman el creciente interés que el tema ha despertado en todas las esferas de reflexión sobre la realidad nacional. Sin embargo, esta misma proliferación de argumentaciones sobre el rol que deben cumplir los procesos de información en la construcción de una sociedad democrática y pacífica ha entrañado el surgimiento de dos tesis virtualmente antagónicas: la de quienes consideran que el mejor camino para la consecución de un clima de paz requiere del libre ejercicio informativo, según el avanzado precepto constitucional colombiano; y la de quienes, por el contrario, estiman que las actuales libertades informativas garantizan el acceso de los violentos a los medios, en igualdad de condiciones, o incluso mejores de las que gozan el resto de los ciudadanos, con lo que se plantea el surgimiento de una apología del delito contraria a todo esfuerzo de reconciliación y paz. En la actualidad, el esquema de seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe Vélez parece inscribirse dentro de esta última corriente. En efecto, el énfasis presidencial en que la seguridad es la base para la garantía de los demás derechos individuales, especialmente los relacionados con la vida, la libertad y la integridad, ha dado lugar a un proceso de búsqueda de legitimación de sus intenciones para hacer de la prensa un instrumento al servicio de su política de seguridad democrática. Estos esfuerzos, que se remiten incluso a la declaración hecha en mayo de 2002 por el entonces presidente Andrés Pastrana, según la cual, “los medios de comunicación no pueden ser imparciales en la defensa de la democracia” , tal y como lo afirmara en su momento el Parlamento Europeo, se han visibilizado con proyectos de ley, ahora archivados, que han intentado establecer controles sobre las actividades de los periodistas y de los medios de comunicación. Al margen de esta aplazada discusión sobre si la paz depende más de una prensa exenta de restricciones o, si por el contrario, requiere de medios relativamente regulados en su actividad por el Estado, lo auténticamente necesario y urgente, por ahora, es revalorizar el debate sobre el papel que los medios de comunicación han jugado, juegan y deben jugar en la construcción de condiciones que propicien el respeto a los Derechos Humanos y favorezcan su compromiso ético con la paz, la democracia, el desarrollo y la justicia social.
ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN.
El compromiso de los medios con la democracia requiere de prácticas informativas capaces de fiscalizar al Estado, denunciar los excesos y corregir las tendencias autoritarias de gobiernos.
Sin ocultar que el marco ideal para este compromiso debe construirse sobre la base de una prensa libre, pero socialmente responsable, el reto de todo debate respecto a este tema consiste en encontrar consensos sobre la imperiosa necesidad de mantener el equilibrio entre el compromiso de los medios con la democracia, por un lado, y la de prohijar, por otro, su plena independencia frente a los poderes políticos presentes en el Estado, aún en escenarios complejos como la persistencia de un conflicto armado que coexiste con una generalizada crisis de Derechos Humanos en Colombia. La aparente confusión entre ambos conceptos, el de la lealtad a las instituciones democráticas y el de la lealtad política a quienes ostentan su representación, tiene un significado aún más grave: la pérdida de la noción sobre el hecho cierto de que, por ejemplo, el compromiso de los medios con la democracia requiere de prácticas informativas capaces de fiscalizar al Estado, denunciar los excesos y corregir las tendencias autoritarias de gobiernos. En este contexto, el diagnóstico más consensuado sobre la relación entre medios de comunicación, paz y Derechos Humanos habla de una creciente dependencia de periodistas, empresas periodísticas y procesos informativos con respecto a las fuentes, tanto las oficiales, como las provenientes de los grupos al margen de la ley, siendo más evidente la primera de estas descripciones, es decir, la cada vez más clara familiaridad de los medios con las instituciones oficiales y sus portavoces u oficinas de comunicación. La presencia frecuente en los noticieros de televisión de imágenes cedidas por las Fuerzas Militares y por organismos de seguridad del Estado, casi siempre carentes de interés visual, lejos de afianzar la credibilidad de los televidentes en el
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MEDIOS mensaje transmitido, debilita, por ejemplo, el impacto de opinión que, por el contrario, podría lograrse con la emisión de material propio. Más preocupante resulta aún el carácter acrítico de la información relativa al conflicto, en la que los medios audiovisuales suelen ignorar las versiones de sus propios corresponsales que, muchas veces, deben guiarse por las órdenes de sus editores, unas instrucciones que están basadas, a su vez, en informes oficiales cuya aceptación en los medios crece según el grado jerárquico del funcionario y no en virtud de la observación directa hecha por los periodistas en el terreno de los hechos. En ese contexto, el mejor aporte de los medios de comunicación a una construcción de país -democrático, en paz y solidario- requiere entonces de la consolidación de un nuevo periodismo, capaz de convertirse en instrumento de análisis para que la sociedad, pacíficamente, pueda potenciarse, actuar proactivamente y conseguir márgenes de probada eficacia para su trasformación. Nada de esto podrá lograrse en la medida que los medios desconozcan que su origen y su pertenencia a grupos económicos que defienden un modelo de sociedad excluyente dificultan un cubrimiento independiente del conflicto armado, de las violaciones de los Derechos Humanos y del déficit democrático, como quiera que en dichos procesos informativos prevalece la defensa de intereses gremiales, cuando no estrictamente empresariales. En este sentido, se explica por qué razón en la agenda de los medios está ausente la crisis de Derechos Humanos, a menos que esta se exprese en hechos extremos que puedan elevar la sintonía y el consumo de información, pasando luego a situaciones de olvido y al nulo cubrimiento de violaciones selectivas de los Derechos Humanos como desapariciones, asesinatos y amenazas, prácticas a las que recurren los actores armados como medio para minimizar la atención del país en sus estrategias de muerte. Dado que parece incuestionable que el esquema político de sociedad libre, democrática y bien informada es el modelo que debe prevalecer, tal y como lo sostiene el analista Oscar Núñez Mayo, el papel de los medios de comunicación requiere de una profunda revisión que lo abarque todo: lo político, lo económico, lo social, lo cultural. Un público mal informado puede ser una amenaza para la paz. En consecuencia, el compromiso de los medios de comunicación con los Derechos Humanos, la paz y la democracia requiere de un periodismo creativo, cimentado en la auténtica búsqueda del bien común, en la que, para empezar, los periodistas obtengan algún grado de autonomía en sus relaciones con las empresas para las cuales trabajan
Prensa en tiempos de guerra
El ejercicio del poder Ejecutivo en Colombia se cimenta, cada vez más, en medios de comunicación incondicionales, presos del unanimismo imperante.
Gobernabilidad mediática en Colombia
Germán Ortiz Leyva* Especial para U.N. Periodico En una nota publicada en el periódico El Mundo de España en junio pasado, se aludía a la afirmación del director de la revista norteamericana New Republic, Peter Beinart, sobre las condiciones del oficio periodístico luego del 11 de septiembre: “Esta nación está ahora en guerra, y en tales circunstancias, el disentimiento en política interior es inmoral sin un previo pronunciamiento de solidaridad nacional, una elección de bando”. Considerando la complejidad del conflicto nuestro, una situación similar parece estarse dando en torno al comportamiento de los medios de información en Colombia y su cubrimiento de la gestión política del actual gobierno. Las agendas informativas de noticieros de televisión y titulares de prensa destacan a diario la tarea gubernativa como lo más importante para recuperar la confianza en el sistema y en la gobernabilidad democrática. Por eso, el impacto mediático del reality político de 14 horas de televisión que mostraba al equipo de gobierno en tiempo real, trabajando agobiadamente en medio de un gran despliegue de recursos técnicos, espontáneos comentarios, “inesperadas” llamadas de ciudadanos para resolver sus dudas en un escenario que, en principio, estaba para “rendir cuentas” a la opinión pública, aunque finalmente tuviera efectos más contundentes en la masa televidente. Para el ciudadano corriente, observar durante un día completo en su televisor a presidente y ministros presentando cientos de datos e informes de gestión en forma bien gerencial, con gráficas y resultados que evidenciaban, por lo menos a través de la pantalla, más que la capacidad de trabajo de un gobierno o la oportunidad para la construcción del diálogo público sobre los grandes temas de la sociedad, un hecho de carácter mediático bajo una estrategia bien diseñada dirigida a mostrar por la televisión que en el país por fin se estaba “gobernando”, ya que se resaltaban las actitudes de liderazgo y las órdenes de mando de quien como gobernante debe gobernar, para despejar dudas sobre su gobernabilidad, no de la democrática, sino de una bien diferente: la mediática, quizás bien representada para esos días bajo el sugestivo título de portada de una revista que evaluaba el primer año de gestión del gobierno: “El año que volvió la esperanza” o el nombre del editorial de El Tiempo dos días después: “El show debe seguir”. Es el desplazamiento de la gobernabilidad política entendida como la capacidad de guía de un
que configuran lo sustantivo de una democracia y dan contenido a la misma: el panorama de los derechos humanos en zonas en conflicto, la humanización de la guerra, el déficit público, la pauperización de la clase media, la despolitización del debate en el Congreso, el manejo de las relaciones internacionales, el estado actual del Plan Colombia, los proyectos de ley sobre perdón y olvido, el objetivo político de la estrategia militar, las leyes antimonopolio, etc .
gobernante frente a las tareas del Estado, al escenario de lo mediático, donde todo lo que ocurra puede ser sobredimensionado o subvalorado dependiendo de los intereses que se defiendan. Donde la versión pública de la relación entre ciudadanos y gobernante se reduce a un nuevo poder, el mediático (la televisión, en este caso), y cuyo mayor efecto radica en lo que se muestra, en el seudoacontecimiento generado que se desarrolla frente a las cámaras, aunque la realidad de donde provenga sea bien distinta.
El homo videns País virtual Una realidad que enmarca y configura las relaciones sociopolíticas de un país bien diferente al que parece ocurrir formalmente. La confrontación de una democracia sustantiva (la que padece y sufre el ciudadano) frente a la democracia del papel (la de las leyes y normas escritas) que puestas a la orden del día ocurren más bien poco, pero suelen acompañar a los informes de gestión pública repletos de resultados. Es la democracia que mostraban los guarismos de la telemaratón política de aquel sábado, pero que en la televisión resulta contundente e irrebatible por lo efectista a la hora de ser evaluada por el ciudadano común. Para el televidente, lo visto allí es cierto tan solo porque salió en la televisión. Para una época en la que ver es comprender, en términos de Ignacio Ramonet, era más que suficiente con mostrar, impregnando todo de un ambiente de veracidad, una gestión de gobierno que carece de espacios para el análisis y la contrastación de resultados, esa sí, tarea de los medios de información en aras de un interés público. Sin embargo, el asunto para los medios de comunicación es bien distinto. El sentido de opinar con cierto criterio cada vez se erosiona más en medio de un peligroso alineamiento a las fuentes informativas como las constructoras del hecho social y de la verdad establecida. Rodrigo Pardo lo advierte: “El ambiente político reinante tampoco estimula la controversia abierta y pluralista. El uribismo desbordado ha inundado a la mayoría de los medios de comunicación y tiende a asfixiar el debate”. De esta forma, lo presentado en cifras (miles de hectáreas de cultivos ilícitos erradicadas, cientos de empleos creados en el último año, decenas de subversivos capturados y dados de baja) deja de lado los temas gruesos de la agenda pública
El sentido de opinar con cierto criterio cada vez se erosiona más en medio de un peligroso alineamiento a las fuentes informativas.
Es la suplantación, como lo indica Giovanni Sartori, del homo sapiens por el homo videns, quizás por cuenta de la videopolítica, y la trivialización de los contenidos informativos del homo ludens. La aparición de un ciudadano acrítico, intrascendente. Preocupado por lo banal, convencido, por el unanimismo de sus medios, que el país marcha en la dirección correcta y que las soluciones estructurales de su conflicto armado son asunto de meses. Es el efecto del videopoder que “cambia las condiciones básicas de la formación de la opinión pública, tan esencial para el funcionamiento de la democracia que es el gobierno de la opinión y pone en peligro su autonomía”. De ahí la importancia de las palabras del periodista norteamericano Robert Oakley, al describir la situación en su país: “Los gobiernos de Occidente quisieran que sus medios fueran constructores de moral, ayudando a atenuar los pavores del público. Pero esa es una tarea para los políticos“. A futuro habrá más realities políticos -foros regionales, declaraciones inesperadas en visitas recónditas profusamente divulgadas-. Una manera precisa y discreta de legitimar las acciones gubernativas que los medios, por ahora, no están interesados en confrontar, aunque sus efectos recaigan en la libertad de prensa y la credibilidad y legitimidad informativas ante las audiencias. Sartori cierra con una advertencia: “No se puede imputar a la televisión que no muestre lo que no puede mostrar. Pero lo que sí se debe imputar a la televisión es que avale y refuerce una percepción del mundo basada en dos pesos y dos medidas, y por lo tanto injusta y deformante”. * Profesor del Programa de Periodismo y Opinión Pública en la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario.
ASOCIACIÓN DE INGENIEROS ELECTRICISTAS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA INVITA A SUS SEMINARIOS Y ACTIVIDADES DE CIERRE 2003
SEGURIDAD Y CONFIABILIDAD EN SISTEMAS ELÉCTRICOS Y ELECTRÓNICOS EN MEDIA Y BAJA TENSIÓN Septiembre 26 y 27 ANÁLISIS DE VIBRACIONES EN MOTORES ELÉCTRICOS Octubre 24 y 25
PERSPECTIVAS ENERGÉTICAS EN COLOMBIA. Noviembre 14 FIESTA BIANUAL DE EGRESADOS DE INGENIERIA ELÉCTRICA. Noviembre 28
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Informes: Ciudad universitaria, edificio Camilo Torres, B-6, oficina 642. Teléfonos: 315 5953, 269 4394, info@aieun.org, www.aieun.org
en Colombia, revela un informe de la Plataforma de Derechos Humanos, lo que arroja que, al menos, 250.000 personas se capacitan anualmente en asuntos como DIH y resolución de conflictos. Un ejemplo del dinamismo de las ONGs de Derechos Humanos, en medio de las críticas hacia su labor por parte del Gobierno, lo constituye la IV Plenaria por la Paz, que se realizará en Bogotá entre el 9 y 11 de octubre próximo y en la que se reunirán 2.500 pacifistas provenientes de todas las regiones del país.
ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
Cerca de 3000 eventos relacionados con el tema de la paz se realizan cada año
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POLÍTICA
Referendo: En su esfuerzo por abrir sus páginas al debate relacionado con el Referendo, U.N. Periódico solicitó la opinión de las dos vertientes en que se encuentra dividida la Dirección Nacional Liberal frente al llamado a la abstención hecho por tal instancia. El artículo a favor de la abstención fue solicitado a la senadora Piedad Córdoba, cuyo texto publicamos. El texto pedido al sector que promueve la participación de los colombianos en el Referendo, encargado al senador Juan Fernando Cristo, fue entregado por el autor a El Espectador, el cual lo publicó el día 7 de septiembre, por lo que remitimos a nuestros lectores a dicha fuente. U.N. Periódico tiene por tradición no aceptar refritos, por lo que reiteramos nuestra política de dar espacio únicamente a artículos inéditos que lleguen dentro de los plazos establecidos.
Un plebiscito encubierto Piedad Cordoba* Especial para U.N. Periódico
Es decir, se está invitando al pueblo a autodespojarse de la titularidad de derechos sociales y a reducir su propia capacidad participativa en los cuerpos legislativos.
des. Hay aquí la pretensión de que los ciudadanos No cabe duda de que este proyecto está seriahagan una cesión del poder, sin debates ni análi- mente influido por un concepto plebiscitario y cuasi sis públicos, a favor de las fuerzas del mercado totalitario de la democracia, impulsado por el poapoderadas tanto de la dirección económica de la der mediático de las élites neoliberales y, en ese sociedad, como de la orientación de nuestra vida sentido, traduce los malos acuerdos de Uribe Vélez psíquica y material. con el Fondo Monetario Internacional. Como quieLas Comisiones Consultivas del Partido Liberal ra que no es el producto de una deliberación públiencontraron que casi todas las reformas allí con- ca fluida y plural, la ausencia de procedimientos tenidas pueden ser tramitadas por legislación or- éticos y de garantías para las voces potencialmente dinaria o a través de desarrollos normativos, sin discordes son más que evidentes; como señala la los costos económicos y políticos generados por DNL, en esta forma de actuar también se detecta el referendo. Elevadas a la categoría de disposi- una prueba del uso de la democracia para fines ciones constitucionales, estas normas solo podrían antidemocráticos. Cuando lo que está reclamando ser modificadas o derogadas mediante complejos Colombia es la pronta construcción de un modelo trámites parlamentarios durante los cuales regi- civilizador, fundado en valores de solidaridad, de rían. Empero, si se dejaran tales normas a la ley, se verdadera participación democrática y de justicia podrá recurrir contra ellas ante la Corte Constitu- social. cional. En el fondo de esta situación está de por medio, también, la estabilidad institucional y jurídica del país. Un ejercicio de escenarios posreferendo nos conduciría a afirmar que, aprobado este, las cosas no cambiarían para nada en este país y que una vez más la democracia participativa sería burlada. La corrupción y la politiquería no van a reducirse, máxime si en la cartera de justicia permanece el personaje a quien la ética y el respeto por la democracia le interesan un comino. El congelamiento de salarios y pensiones no va a mejorar la calidad de vida de la sociedad; y la eliminación de las contralorías no va a espantar los delincuentes de cuello blanco que hoy yugulan el fisco nacional. En fin, el recorte de garantías y la eliminación de conquistas sociales no va a producir un Una abstención consciente permitiría repetir escenas como esta en el Referendo. país más democrático.
FOTOGRAFÍA DE ARCHIVO
La abrumadora (¡y multimillonaria!) publi cidad política que el Gobierno ha puesto en marcha para capturar el voto de los colombianos en favor del Referendo convocado para el 25 de octubre está orientada a contrarrestar la acogida que ha tenido la decisión de la Dirección Nacional Liberal (DNL) de declarar la abstención activa en importantes zonas de opinión. Los propagandistas oficiales han acudido al expediente de desvirtuar la naturaleza de tal decisión y a estigmatizar a quienes, desde diversos enfoques académicos, políticos, jurídicos y sociales, estamos demostrando la inconveniencia política y los perjuicios económicos y sociales implícitos en esa iniciativa gubernamental. Se advierte en la estrategia publicitaria el interés de generar una polarización perversa en la que los buenos están del lado del Referendo y los malos somos los contestatarios de la abstención activa. El Partido Liberal llegó a la trascendental determinación tras un serio y riguroso análisis de las circunstancias que rodearon el proceso de formación del proyecto. Esas reflexiones tuvieron en cuenta que nuestra colectividad ha sido abanderada de la promoción y defensa de los mecanismos de participación ciudadana para superar el déficit de democracia y el superávit de exclusión que nos agobia. Fueron sopesadas las constantes históricas del partido en cuanto que su trayectoria lo visibiliza como defensor de las instituciones del Estado de Derecho, de la salvaguardia de la legalidad y de la legitimidad societal de lo público. Pero, en el caso concreto del Referendo convocado por Uribe Vélez, advertimos un regresivo desdibujamiento de la democracia participativa, a la luz de la filosofía y los fines progresistas que informan los mecanismos de participación prescritos por la Constitución Política de 1991. Se está convocando al pueblo para que apruebe con sus votos el congelamiento de sus salarios y pensiones, elimine el sistema de control fiscal y le dé un golpe de gracia a la descentralización. Es decir, se está invitando al pueblo a autodespojarse de la titularidad de derechos sociales y a reducir su propia capacidad participativa en los cuerpos legislativos, a cambio de fortalecer peligrosamente el poder presidencial y reconcentrar las oportunida-
El islam, ¿un invitado de piedra? Más que otra cosa, el fundamentalismo musulmán ha sido una respuesta al fracaso del Estado laico en los países árabes.
Carlos Alberto Patiño Villa Profesor Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales Desde que el islam ha tomado posiciones en el escenario internacional contemporáneo, son diversas las interpretaciones que han surgido al respecto. Abarcan desde aquellas que ven en los llamados de la Yihad de hoy una decadencia irreversible, hasta las que ven al islam como una corriente antimoderna. El proceso de reislamización es, no obstante, mucho más que eso. Es una concepción política, social, cultural, institucional e internacional que no puede ser descrita únicamente en los términos occidentales tradicionales. En ese sentido, conforma una civilización viva y con futuro, con grandes pretensiones de expansión y con procesos de asimilación dentro de nuevas culturas. Para algunos analistas, el ambiente internacional heredado del 11 de septiembre es una especie de guerra religiosa, a la que no escapan muchos líderes del mundo, tanto para animarla como para desestimarla. El significado religioso de este conflicto se encuentra en la reislamización, recristianización y rejudaización que se ha vivido desde los años sesenta, en diferentes sociedades, pertenecientes a distintas civilizaciones. Se trata, sin embargo, de un resurgimiento que se construyó con ideas comunes a las disímiles religiones, junto con sus grupos de acción fundamentalista: los procesos de laicización se convirtieron en el enemigo común de muchas religiones en distintos países, dando lugar a inéditas tensiones de las que surgen grupos reaccionarios a esta secularización. Cada movimiento religioso, líder espiritual y país dio lugar a formas específicas de interpretar esta situación: para los países musulmanes en general, más allá de los árabes, el punto de partida para crear una ruptura con las políticas laicas estuvo marcado por los fracasos políticos y militares de los movimientos de liberación nacional, tanto liberales como socialistas, ideologías que solo podían aportar mayor confusión para la constitución de sociedades verdaderamente islámicas, pues su carácter laico las alejaba del auténtico espíritu musulmán. Todas estas orientaciones religiosas se originaron, o reorientaron, en los años sesenta. Muchos de sus miembros, ya en los años ochenta, lograron un papel político, como en Occidente o en algunas monarquías musulmanas árabes, ejerciendo un protagonismo militar incuestionable, especialmente en el Medio Oriente y Afganistán. Lo más destacable es que ha llevado a que millones
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ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
El Corán era el camino, y solo con él se llegaría a la construcción de una verdadera sociedad, libre de las ataduras de la corrupción, la pobreza, el hambre y las crisis sociales que llegaban de las manos de los Estados laicos.
de ciudadanos en todo el mundo hayan puesto en duda el bien común, tal como la tradición ilustrada lo aclaró a través de la consolidación de prácticas liberales y laicas. En este sentido, mientras la crisis de la modernidad se encumbra, los movimientos religiosos alcanzan el punto culminante de los últimos cien años, principalmente a través del ataque al Estado laico y su constitución. En el caso occidental, estas luchas se han presentado desde una fuerte reivindicación de los mismos principios laicos para obtener ventajas religiosas y fundamentalistas. En la década del sesenta, la mayoría de los regímenes musulmanes surgidos de los movimientos de liberación nacional y de renovación política habían llegado al poder, creando una situación política de laicización y secularización, a través de la instauración de estructuras políticas construidas, en algunos casos, sobre regímenes de partido único. Al final de la década, y después de la derrota militar de los países árabes en 1967 a manos de Israel, y con el asesinato de Nasser, presidente de Egipto, se evidencia la decadencia de estos gobiernos y sistemas políticos ante un desconcierto generalizado, agudizado por las crisis económicas, y ante la imposibilidad de que el nacionalismo diera respuestas concretas, que, además, para una sociedad mayoritariamente musulmana, le eran extrañas. El camino a seguir En este contexto político, surge la pregunta sobre si las sociedades islámicas construirán nuevas opciones de cohesión y de dirección política, aportadas por partidarios de la reislamización, entre los
que se cuentan el egipcio Sayyid Qotb, el ayatolá iraní Jomeini, y el paquistaní A.A. Mawdudi. “Los tres compartían una misma visión del islam, sobre todo política, y su objetivo era la instauración de un Estado islámico”, lo que llevó a su oposición al nacionalismo, a las vías de construcción de una sociedad laica y a las corrientes islámicas tradicionales. El fundamentalismo se convirtió así en la opción política por excelencia para las sociedades de mayoría musulmana, afirmando una vocación identitaria de diferenciación con los principios de la política occidental, haciendo que los políticos socialistas, comunistas, liberales y socialdemócratas musulmanes se convirtieran en extraños. Los libros escritos por Qotb se tornaron básicos en una sociedad que buscaba refundar su identidad, oponiéndose al proyecto nacionalista de crear una historia, una geografía, una lengua e incluso una noción de cultura, heredera solo de la épica nacionalista y de los procesos de formación de los Estados nacionales árabes a la occidental. En su obras A la sombra del Corán y Signos de pista, Qotb reclamó el surgimiento de una generación coránica, con el objetivo de construir una “nueva comunidad ideológica, islámica, sobre las ruinas del nacionalismo, de la misma manera que el Profeta y su generación habían edificado la comunidad de los creyentes sobre los escombros del paganismo árabe que habían destruido”. Este llamado de Qotb se constituyó en la aparición de una especie de revolución cultural, donde la modernidad consistía en la creación de una sociedad islamizada, gobernada por las leyes de la Sharîa, que incluyera a todos los miembros de la sociedad, sobre la base de una noción de bien común conocida por todos y revelada por el Profeta. En
Geopolítica y religión La monarquía de Arabia Saudita también participó en una amplia difusión del fundamentalismo a partir de una difusión del wahabismo, sustento ideológico del rey Fad, quien se ha proclamado desde los años sesenta como único gobernante y dirigente legítimo, tanto religioso como político, de todos los musulmanes, no solo de los árabes. El wahabismo entró por esta vía en la búsqueda de legitimidad religiosa, convirtiéndose en ideología en propagación y en estructura política de soporte y financiación a los movimientos radicales religiosos, involucrando a la corte y a la clase media adinerada. Arabia Saudita se convirtió así en patrocinadora, tanto con dineros públicos como privados, de la mayoría de los movimientos de orientación islámica, y de casi todos los grupos armados que le disputaron el poder a los gobiernos laicos. Esto incluyó recursos para la renovación de Hamas en 1975 y su financiación en los ochenta y noventa, así como la de los muyahidines afganos, desde
la invasión soviética, hasta la que se le prestó al régimen Talibán, y su reconocimiento diplomático. También estuvieron incluidos en el Frente Islámico de Salvación y el Grupo Islámico Armado en Argelia, la Nueva Hermandad Musulmana en Egipto, en los años ochenta, la Armía en Bosnia, durante la guerra de 1993 a 1997, los grupos kurdos religiosos de oposición al partido de orientación comunista (en el contexto de un comunismo islámico) y combatientes del régimen turco. Arabia Saudita ha podido vivir desde el islamismo un verdadero período de poder geopolítico, validado en las tradiciones de la monarquía árabe y dirigido a la estructuración de un poder wahabi internacional que tenga como orientación la creación de sociedades de gobierno de la Sharîa. Una parte vital de la política islámica para mantener esta prioridad política consistió en la abrumadora financiación que la monarquía hizo de la educación impartida en las madrazas, en especial en Medina y en La Meca, donde la interpretación del Corán y la enseñanza de las tradiciones jurídicas de la Sharîa son el núcleo básico, acompañadas de literatura árabe tradicional y de la historia de la comunidad de los creyentes. En Pakistán, el influjo de las políticas fundamentalistas tuvo un escenario más propicio, por una diferenciación heredada de la separación entre India y Pakistán, donde los musulmanes eran minoría frente a los Sijks, los hinduistas y otras congregaciones religiosas menores. Este hecho condujo a que las madrazas fueran el centro de las relaciones sociales y el núcleo de la construcción de la sociedad pakistaní, pensada como una sociedad de prioridad musulmana en el carácter de sus instituciones. Mawdudi jugó un papel básico en la ampliación del fundamentalismo en Pakistán, pues incorporó elementos complementarios: uno, los códigos de la vida ordinaria heredados de los planteamientos para la vida santa de la comunidad formulados por la Sociedad para la Propagación del Islam, fundada como movimiento pietista en 1927 en la India, y cuya preocupación era la diferenciación de los musulmanes de la mayoría india. De aquí surgieron los códigos para el vestuario, como llevar ropas blancas de medidas y fabricación especial, además de establecer reglas específicas de alimentación, educación, oración y acción social y política. Mawdudi refundó el movimiento en Pakistán en los sesenta con el nombre de Jama’at al-Islamiya, que une todos los elementos de la vida de los buenos musulmanes junto con la creación de obras de ayuda pública. El régimen Talibán El segundo elemento que desarrolló fue el de la educación desde las madrazas, donde el objetivo básico era dar una educación islámica que ordenara la vida desde el Corán, formar los cuadros para la lucha política y, de ser necesario, armada, como en la guerra de instauración del régimen Talibán. Las madrazas suplantan en Pakistán gran parte de la educación pública, con el argumento de que los creyentes deben tener derecho a establecer sus propias formas de educación como ejercicio de la libertad. En el caso de Mawdudi y del fundamentalismo pakistaní, se genera el modelo repetido en todos los demás movimientos y sociedades de orientación fundamentalista. Este modelo de ruptura se impuso rápidamente en todos los movimientos más radicales, evidente en el período 1970-1981, con actos que van desde el asalto a la Gran Mezquita de La Meca, en noviembre de 1979, al asesinato de Anwar alSadat, en octubre de 1981, en El Cairo, por parte del grupo Al-Jihad, hasta la llegada al poder de la revolución iraní, que demostraba la viabilidad en la opción de constituir Estados islámicos, gobernados por la Sharîa. Alrededor de los noventa, suceden tres eventos que hacen que para los fundamentalistas las metas de lucha se definan en términos internacio-
Arabia Saudita ha podido vivir desde el islamismo un verdadero período de poder geopolítico, validado sobre las tradiciones de la monarquía árabe y dirigido a la estructuración de un poder wahabi internacional que tenga como orientación la creación de sociedades de gobierno de la Sharîa.
nales: en 1989, el ayatolá Jomeini condena a muerte a Salman Rushdie, demostrando que no hay límite en el contexto de persecución a los musulmanes impíos, que viven dentro de la jahiliya desafiando las sagradas imágenes del profeta. En ese mismo año, las últimas tropas soviéticas en Afganistán salen del país, y los muyahidines quedan con la sensación de haber derrotado a la superpotencia; imagen que a la llegada del régimen Talibán va a ser determinante en la vocación internacionalista del fundamentalismo, en especial el de grupos como Hezbolá y Al-Queada, principalmente después de la disolución de la URSS, en 1991. Igualmente, desde 1993, Osama Bin Laden se convierte en un personaje internacional y, con el apoyo de los servicios secretos saudíes, se pone como meta el derrocamiento de las potencias impías occidentales, que obstaculizan la articulación de sociedades islámicas de manera autónoma. Esto permite la creación de su organización internacionalista. En este contexto global, también se presentaron eventos importantes de lucha fundamentalista, como los que se dieron por llevar el velo en las escuelas públicas francesas, disputas a veces acompañadas por peticiones de instaurar clases de islam en las escuelas y de que las estudiantes mujeres no asistieran a las clases de educación física. Esto presentó una clara concordancia con los principios de ruptura con la laicidad propuestos por los movimientos fundamentalistas, y fue una victoria temporal al final de los ochenta, con la creación de colegios privados islámicos para la minoría turca, en París. El fundamentalismo islámico, con sus variantes, se ha impuesto como meta la creación de una sociedad islámica en el contexto internacional, donde la sensación de poder que el fundamentalismo brinda proporciona la confianza necesaria para creer que es posible derrocar a regímenes impíos como los Occidentales, en especial el de EE.UU., que según la visión expuesta por algunos militantes, en particular miembros del extinto régimen Talibán, debe ser destruido al igual que se hizo con la URSS, para que los regímenes laicos desaparezcan y solo queden las posibilidades de construir sociedades gobernadas por la Sharîa. Otros aspectos asociados a la expansión internacional del islam tienen que ver con asuntos como el aumento del mismo en Estados Unidos, donde hoy lo acoge alrededor del 3% de la población, y en América Latina, donde ha crecido rápidamente en países como Colombia, Uruguay, Brasil, Ecuador y Argentina. El islam aumenta cada vez más en países europeos como Francia, dondelo profesan alrededor de seis millones de personas, y en Alemania, donde suman casi cuatro millones. Adicionalmente, el mayor símbolo del islam en Europa es Roma, cuya mezquita es la más grande de Occidente, cerca al Vaticano, en una especie de desafío cultural y religioso, pues Italia cada vez se descatoliza más, en virtud del aumento de una población musulmana.
ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
esta situación no había pierde: el Corán era el camino, y solo con él se llegaría a la construcción de una verdadera sociedad, libre de las ataduras de la corrupción, la pobreza, el hambre y las crisis sociales que llegaban de las manos de los Estados laicos. El caso de Irán, bajo la monarquía del Sha Reza Phalevi, era uno de los ejemplos perfectos de los desastres a los que conducían los gobiernos pro occidentales. Allí se conjugaron dos tipos de políticas: un fuerte sistema de salud y educación, que incluía acceso a universidades extranjeras para los mejores estudiantes (casi todos en Estados Unidos e Inglaterra), con una severa formación religiosa financiada por el Estado para los ulemas y los ayatolás, en las madrazas principales de Teherán e Ispahán; contrastando con una gran desolación social y económica: las fuentes de ingresos y negocios, al igual que el reconocimiento social y religioso, estaban vinculados a los miembros de la corte, y solo a ellos. Esta combinación de cosas dio un apoyo importante al fundamentalismo shií: el Príncipe había desoído la Sharîa y, por tanto, en Irán solo existía un estado de cosas esencialmente injusto. En este diagnóstico coincidían tanto las élites educadas ajenas a la corte como los miembros de las clases medias y los ayatolás distantes de los clérigos oficiales y cercanos al Sha. Esta coincidencia entre la situación iraní, básicamente shií, y la de Egipto, mayoritariamente suní, condujo a que la islamización se convirtiera en asunto clave: Qotb había planteado que el camino para combatir la laicización era reconstruir el modo de vida islámico, diferente al pecaminoso, arraigado en el paganismo, identificado con el viejo término de la jahiliya, usado para designar el período de barbarie e ignorancia anterior a la predicación de Mahoma en Arabia. La lucha contra la jahiliya condujo a la formación de grupos militantes que pusieron su fin en el acceso al poder y en la construcción de sociedades estrictamente islámicas, orientadas desde los principios de la Sharîa y con instituciones inspiradas en la Arabia de Mahoma. En esta medida, fueron comunes los enfrentamientos entre los grupos socialistas y comunistas, como Al-Fatah, con los grupos renovados de las hermandades y los frentes islámicos, que rebasaron con rapidez y prontitud a los primeros, alcanzando además una fuerte legitimación de sus luchas políticas, que incluían, como en el caso de Argelia, el establecimiento de guerras internas para el derrocamiento de regímenes impíos. Esto fue palpable cuando Sadam Hussein, en medio de la guerra contra el Irán islámico revolucionario, se convirtió en dirigente de los fieles de Irak y sus fotografías en las principales mezquitas de Bagdad ocuparon los carteles básicos de convocatoria del partido Al-Baath, en principio socialista y al final islámico de orientación de diálogo islámico.
El velo en las mujeres musulmanas, el rostro más visible del regreso al confesionalismo islámico.
Redistribución, nuevo nombre del desarrollo Un mejor reparto del ingreso como garante del crecimiento económico emerge de nuevo como la fórmula más rápida para iniciar el camino al desarrollo. Luis H. Barreto* Especial para U.N. Periódico brevivir; luego sí hay que pensar en reincorporarlos dentro de un círculo virtuoso de crecimiento-bienestar. Pero antes de esto, hay una población subempleada que requiere, de igual manera, incorporarse a las corrientes formales de la economía. Entonces, ¿cómo generar esta dinámica? La respuesta es de todos conocida, y es haciendo las reformas que por mucho tiempo se han aplazado. La reforma agraria tiene una oportunidad histórica de materializarse a partir de las tierras incautadas al narcotráfico. El acceso de la vivienda de interés social, retomando al Codirector del Banco de la República, Fernando Tenjo, se trunca por la severa restricción financiera de los beneficiarios. Igualmente sucede con el acceso al crédito para los pequeños y medianos empresarios. No existe la institucionalidad adecuada para que ello sea exitoso. Democratizar la propiedad accionaría de la gran sociedad anónima es difícil, pero necesario. Racionalizar la tributación a través de un régimen más equitativo y progresivo permitirá eliminar los beneficios tributarios y los impuestos que distorsionan la economía. Naturalmente, lo que se requiere de la intervención del Estado es que favorezca la redistribución del ingreso. Además de asegurar los bienes públicos básicos en seguridad y justicia, se deberían ampliar las coberturas y la calidad, sobre todo en la educación básica secundaria y con una política agresiva de tomarnos las universidades del mundo para extraer hacia Colombia esa frontera del conocimiento. Esto último implicaría convenios entre Colom-
Modificar los arreglos institucionales a favor de la equidad sería un desafío de política pública que, una vez logrado, seguramente permitiría pensar en crecer a tasas sostenidas por encima del 5%.
TOMADO DE WWW.UMBC.EDU
El reciente diagnóstico del Centro de Inves tigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional de Colombia -respecto a que no es suficiente crecer para ampliar el bienestar social, y necesariamente hay que acudir a políticas redistributivas-, se corrobora con los resultados de un análisis internacional presentado por el autor para el foro que sobre macroeconomía y equidad realizaron la Contraloría General de la República y el CID. La concentración del ingreso como enemiga del crecimiento económico indica una relación que nos dice que una economía tiene más probabilidad de crecer si el ingreso no está tan concentrado. Por ejemplo, los países escandinavos y Suiza tienen una distribución del ingreso (Gini = 0,3) más equitativa que los países de América Latina (Gini = 0,6) y los primeros tienen un ingreso per cápita seis veces mayor que los segundos. Esta relación sugiere que, para crecer más rápidamente, un país tiene que buscar la equidad en la distribución del ingreso y la riqueza. Ello es lógico, porque simultáneamente se incrementa la capacidad de producción y de demanda de la mayor parte de la población. Así mismo, la evidencia internacional señala que entre más concentrado un país tenga su ingreso, es mayor la probabilidad de tener buena parte de la población en los cinturones de miseria. Colombia tiene una alta concentración del ingreso (Gini = 0,57) y su nivel de pobreza está alrededor del 60% de la población, mientras que Japón, por ejemplo, no tiene pobres, entre otras razones, porque la distribución del ingreso es mucho más equitativa (Gini = 0,25). Discutir la necesidad de reformas redistributivas para lograr un crecimiento económico sostenido conduce a buscarle el camino que el citado Foro inicialmente formuló dentro de sus objetivos: el bienestar de la población. La pregunta inmediata que surge es: ¿cómo reducir la pobreza? Obviamente, la política económica es importante, más no suficiente, como lo señaló el estudio del CID, para lograr ese propósito. Con los actuales arreglos institucionales, Colombia debería crecer a ritmos del 16%, si quiere bajar la pobreza en diez puntos. Entonces, modificar los arreglos institucionales a favor de la equidad sería un desafío de política pública que, una vez logrado, seguramente permitiría pensar en crecer a tasas sostenidas por encima del 5%. En este contexto, la primera consideración que hay que hacer es: ¿qué posibilidad de acceso al stock actual de activos tiene la población en niveles de pobreza e indigencia? Los pobres en Colombia son 25 millones; los indigentes, diez millones y, de estos últimos, tres millones son niños. Es de esperar que esta población esté requiriendo de manera urgente la asistencia del Estado, ante todo para so-
La pobreza en Londres durante la época victoriana, en la mirada de Gustav Doré.
bia y distintos países para que de forma masiva se pueda capacitar en pregrados y posgrados de las universidades extranjeras a un amplio número de jóvenes entre 18 y 24 años que hoy trabajan o solicitan empleo. El Estado debe generar esas oportunidades. La inversión que fomenta la capacidad humana es la mejor para el país. Con seguridad, muchas cosas se quedan entre el tintero, pero si hay voluntad política se puede. Mientras no se reduzca esta inequidad, difícilmente se podrá avanzar hacia un país más desarrollado. Un crecimiento mediocre, como el de los últimos años, se puede lograr, pero con una gran exclusión social y unos cuantos beneficiados. En cuanto al manejo de la política económica, en mi opinión, el Codirector del Banco de la República ha puesto el dedo en la llaga. En sus palabras, la condicionalidad fiscal de la política monetaria es la restricción más seria del manejo de la política económica. Ella impide precisamente que se materialice lo que la Constitución le pide al Banco de la República: coordinar la política monetaria con el resto de la política económica. Hoy se habla del manejo contracíclico de la política monetaria (expansión monetaria y bajas tasas de interés). ¿Pero qué sacamos con eso, si su impacto sobre el sector real es muy reducido, si no nulo? En eso el CID tiene toda la razón. No es lo mismo política contracíclica con un Producto Interno Bruto (PIB) potencial bajo como el actual, que con un PIB potencial alto. En este último caso, cuando la economía se encuentre en niveles no muy lejanos al pleno empleo, son deseables medidas contracíclicas, de lo contrario, ni siquiera lo serán los márgenes de los que habla el CID en materia de política económica. Ellos serían simples paliativos que no resolverían el problema de fondo. Igualmente, un manejo sano de la política económica, a la luz de la coordinación entre el Banco y el Gobierno, como exige la Constitución, no se logra, precisamente porque prima la descoordinación. ¿Cómo se explica que bajo el prurito de la independencia y la autonomía se tomen decisiones cambiarias y de tasas de interés, sin importar sus efectos sobre la deuda externa e interna, respectivamente, y su posterior retroalimentación sobre el déficit fiscal? Es como si controlar la inflación nada tuviera que ver con las demás variables macro. ¿Será que en eso el CID no tiene la razón al hablar del absolutismo fiscal y monetario? ¡Me queda la duda! Obviamente, la posición pasiva del Banco frente al elevado déficit fiscal hace que la política cambiaria y monetaria se subordinen a la fiscal. Pero, ¿quién rompe este círculo vicioso, y cómo y cuándo? El problema es político y no nuestro, diría el Banco. Entonces, ¿por qué no poner todo el acervo de conocimiento y alta cualificación académica del Banco al servicio del país, comenzando por ilustrar técnicamente al mismo Congreso de la República sobre la responsabilidad política de no tomar ciertas decisiones, en vez de hacer mutis en el foro político? Ya lo dijo el rector de la Universidad Nacional en la apertura de este foro: “En últimas, el Congreso de la República lo elegimos para que haga las leyes, y los legisladores pueden discutir con los técnicos. Esa separación política-técnica es artificial”. También el Contralor se refirió a ello, cuando, en su función de asesorar al Congreso de la República, instaló este Foro orientado al legislativo. Su llamado a los congresistas es más que elocuente: que todo esto "sea la cuota inicial para un proceso en el cual el Congreso decida contar con mejores elementos de juicio para debatir la política económica”.
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ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN
*Contralor Delegado para Economía y Finanzas. CGR.
En los ochenta, los tipos de interés para los países pobres fueron cuatro veces más altos que para los países ricos. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, los países endeudados han pagado cuatro veces más de lo que les correspondía según las condiciones iniciales. Según cálculos, en la actualidad la deuda externa alcanza los US$137.000 millones. Cerca de US$2.700 millones más que en diciembre de 2002. No ha dejado de crecer desde su origen. Así los países empobrecidos se introducen en una espiral en la que las deudas y la pobreza no les permiten emerger a la superficie.
ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN
“La crisis rural es universal, se da en todos los continentes. Es el modelo económico neoliberal de producción intensiva el que la ha acelerado” señala un informe de la Agencia Española de Información Solidaria. Explica que la producción agraria se está concentrando en unas pocas regiones del planeta. Se destruye la economía local y el mundo rural se empobrece. En Europa, por ejemplo, se vienen cerrando cada año 200 mil pequeñas explotaciones agrarias familiares, una cada tres minutos.
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ECONOMÍA
Bienestar y macroeconomía, una brecha profunda FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Ricardo Bonilla* Profesor Facultad de Economía En 1990, hace ya trece años, el país vivió uno de sus momentos más críticos y violentos: una oleada de atentados indiscriminados y contra una población inerme, guerra entre carteles, fortalecimiento de los paramilitares, una guerrilla amenazante que aún pretendía tener un programa de reivindicaciones sociales, ejércitos de sicarios montados en motos por calles y caminos al servicio de los grandes “patronos”, en fin, un país camino al caos y con tres candidatos presidenciales asesinados. El panorama económico, en cambio, era alentador, superávit en la cuenta corriente, equilibrio fiscal, bajo nivel de endeudamiento, tasa de desempleo de un 10%, que era un poco más de un millón de colombianos, la pobreza y concentración del ingreso en sus promedios históricos, mientras el lunar más grande era la inflación. La manida frase de “… el país va mal, pero la economía va bien” era la mejor radiografía del país de entonces. El temor a precipitarse en el caos y el desespero por no encontrar salida condujo a buscar fórmulas salvadoras y a seguir el sendero de las reformas, bajo una sola consigna: todo tiene que cambiar para que esto mejore. Así surgió la octava papeleta, se aprobó un ambicioso paquete de reformas en el Congreso posesionado en 1990, al cual le fue revocado el mandato un año más tarde, cambió la Constitución, se eligió nuevo Congreso, se reestructuró el Estado y se abrió la economía, todo esto en menos de dos años. El jefe de debate del inmolado Galán es elegido presidente y en su posesión hizo la celebre invitación a disfrutar de los ríos de miel y leche que vendrían con sus reformas, todo bajo la expresión “bienvenidos al futuro”. En fin, el país hizo la tarea, reformó cuanto se le cruzó por el camino y le abrió las puertas a la abundancia… pero está no llegó y trece años después aparecen otra vez las formulas salvadoras, un presidente providencial, nuevamente las mismas reformas y un referendo, por añadidura. La autonomía del Banco de la República, su papel directriz en las políticas monetaria y cambiaria, su compromiso de controlar la inflación y la eficaz coordinación con el Ministro de Hacienda, responsable de la política fiscal, fueron parte de esas reformas. De los diferentes objetivos de la política económica: estabilidad, crecimiento, distribución, etc., el constituyente colombiano asignó como prioritaria la estabilidad y en ella el control de la inflación como tarea central. El Banco de la República se dedicó a cumplir la tarea y en medio de un sinnúmero de aciertos y desaciertos, rigideces y flexibilidades, poco a poco se acerca a la meta de largo plazo, una inflación objetivo del 3%. Llegar hasta donde se ha llegado no ha sido gratuito y en la carrera por reducir la inflación el crecimiento se tornó volátil, nos hundimos en la recesión, la coordinación con la política fiscal fue nula y un creciente déficit financiado con deuda ronda las cuentas fiscales, la incertidumbre se apoderó del mercado laboral, la tasa de desempleo llegó a niveles insospechadamente altos, tres millones de colombianos permanecen ociosos, la distribución no fue prioridad y los indicadores sociales se deterioraron ostensiblemente.
Las instituciones monetarias y la economía informal, un creciente abismo.
La más reciente respuesta del presidente Uribe, donde en el tono más autoritario que lo caracteriza descalifica a los críticos como terroristas, tratando de tapar el sol con las manos.
Un ejercicio de evaluación independiente se presenta en el documento “Bienestar y macroeconomía”, elaborado en el Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional. Coincide él con la presentación de diferentes estudios relacionados con el balance económico y la situación social del país, a raíz de los cuales se confronta la democracia con la intolerancia, entendida la primera como la posibilidad y capacidad de disentir con respeto por las instituciones y la libre expresión, mientras la segunda es la incapacidad para asimilar las críticas, defender a ultranza el pensamiento dominante y fustigar como terroristas a los opositores. Un denominador común hay en esos estudios, de diferente procedencia, algunos de ellos promovidos desde organismos internacionales como el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina (Cepal), libres de sospecha subversiva; en todos ellos se llama la atención acerca de las profundas desigualdades y la brecha que se ahonda en la sociedad colombiana, así como se enfatiza en la necesidad de que la política económica se comprometa más con esos otros objetivos: crecer, crear empleo estable, distribuir la riqueza, reducir la pobreza, etc., en un marco menos inflexible de estabilidad. Entre las principales conclusiones del estudio de la Universidad Nacional se encuentran: a) un incremento de la pobreza, por encima del 60% de la población, al mismo tiempo que hay una distribución regresiva de los subsidios que tiende a favorecer más al quintil más rico; b) una tasa natural de desempleo no aceleradora de la inflación Nairu demasiado elevada respecto a lo deseable en una política de pleno empleo, no obstante, es inferior en cuatro puntos a la tasa observada, revelando
que una política de promoción del empleo no afecta la inflación; c) la creciente sustitución de contratos asalariados por ocupaciones precarias por cuenta propia y de servicios donde se traslada el pago de toda la cotización para la seguridad social a los trabajadores mientras los empresarios se evitan el pago de los parafiscales; d) creciente evasión y elusión en el sistema de salud, mientras 18 millones de colombianos permanecen por fuera de él; e) persistente inequidad en los montos pensionales, algunos por encima de los 35 salarios mínimos, y creciente dependencia del presupuesto público, tema que el referendo no resuelve. Otras conclusiones son: f) la devaluación de la tasa de cambio en los últimos años redujo el costo laboral en el contexto internacional y mejoró la competitividad frente a los principales socios comerciales, creando las condiciones para reactivar las exportaciones; g) un persistente déficit en cuenta corriente originado en el desbalance de la cuenta de servicios por efecto del mayor servicio de la deuda externa, con unos intereses que superan las crecientes remesas familiares; h) una política monetaria expansiva que terminó financiando al gobierno mediante la compra de nuevos títulos de deuda TES; i) persistencia en la concentración de los créditos, donde los 50 deudores más grandes tienen el 20% de los recursos, mientras los primeros 5.000 deudores llegan a concentrar el 86,7% de los mismos; j) persistente déficit fiscal originado en el desbalance del Gobierno nacional central, el mayor gasto militar, los costos de la reestructuración financiera y el servicio de la deuda; k) el financiamiento del déficit con mayor deuda, contratada a tasas de interés más altas y con mayores presiones de pago a corto plazo, para los cuales los excedentes del Banco de la República son insuficientes. El mensaje más importante del documento es la necesidad de hacer un alto en el camino y reflexionar sobre las directrices de la política económica y el necesario énfasis en el crecimiento y la distribución. Esa reflexión necesita una respuesta más democrática, tolerante y con voluntad política para hacer reformas de fondo, para lo cual no contribuyen mucho expresiones como la aparecida en reciente reportaje a Julio Mario Santodomingo, donde manifiesta que los ricos y los pobres siempre han existido, pero se le olvida que lo que diferencia a los países es el grado de desigualdad y Colombia es uno de los más desiguales del mundo. O los comentarios del principal dirigente empresarial que parece vivir en otro país, donde “a la economía le va bien y al país… mejor”. O la más reciente respuesta del presidente Uribe, donde en el tono más autoritario que lo caracteriza descalifica a los críticos como terroristas, tratando de tapar el sol con las manos. Informes como estos deben seguir saliendo, así le duelan al presidente y a su comité de aplausos. * Investigador del Observatorio de Coyuntura Socio-económica, del Centro de Investigaciones para el Desarrollo, U.N.
La guerra, lo único que nunca pasa de moda La constante del elemento bélico en la historia, incluida la nuestra, es vista desde la literatura clásica, en un ensayo que deja en claro que los conflictos se deberían señir a unos mínimos éticos.
Azriel Bibliowicz* Profesor Facultad de Artes
En Colombia, y quizás porque nuestra realidad es a ratos tan primigenia, obras clásicas como La Iliada, La Odisea y Eneida parecen hablarnos directo al oído. La Iliada de Homero es una reflexión sobre la guerra, que nos obliga a pensar sobre la paz, la vida, el dolor, la muerte y lo que significa ser humano. Miremos algunos ejemplos que resultan actuales y relevantes para nuestro país. Empecemos por el secuestro. Cuando Agamenón se lleva a Criseida, la hija de Crises, sacerdote de Apolo, y este le pide que la devuelva, pagándole un rescate, Agamenón se niega. Crises le reza a Apolo, dios de la medicina y las plagas. A los griegos les cae una peste, que causa infinitos males y precipita al Hades las almas de muchos hombres a quienes hace presa de perros y pasto de aves. El secuestro de la hija de Crises no le gustó para nada al hermoso Apolo de flechas certeras. La guerra de Troya es un de las primeras que narra la literatura universal y en ella ya se ve el secuestro como inadmisible; más aún, si se quiere, viene a ser la causa de la guerra. El hecho es que el secuestro ha sido rechazado siempre, por los propios dioses. Secuestrar no es un crimen menor, ni se puede disfrazar su acción con palabras, encubriéndolo en el lenguaje falaz de la guerra. El rapto o secuestro es una crimen de lesa humanidad que altera el balance social y atenta no solo contra el individuo, sino contra la familia y la sociedad entera. Cuando Paris seduce o rapta a Helena, rompe con la confianza que le había depositado Menelao, al aceptarlo como huésped en su casa. Violó los protocolos del hospedaje o la xenia, como la llamaban los griegos. La xenia tenía que ver con el trato que se le daba a un huésped, cómo se procedía frente a él, qué regalos debían intercambiarse, cómo comportarse. Los protocolos de la xenia no eran leyes escritas, pero se consideraban consagrados y vigilados nada menos que por el padre de los dioses, el propio Zeus. El concepto de civili-
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Puerta de Brandemburgo, tras la caída de Berlín a manos de las tropas aliadas al final de la Segunda Guerra Mundial.
Hay lugares y personas que en la guerra se deben respetar. Ni los santuarios ni los civiles han de ser tocados. Cuando la gente se refugia en un santuario, y se opta por ultrajarlos ahí, es claro que este es un acto inaceptable para los dioses.
zación, de acuerdo con los griegos y según lo encontramos en La Odisea, dependía de la xenia y, en parte, de cómo se trataba al visitante, al otro, al extranjero. Odiseo dependerá en buena parte en sus aventuras de si sus huéspedes la conocen y respetan o no. En los clásicos vemos que la guerra es una forma de robo, se lucha por el botín, y en el proceso se desplaza a los campesinos de sus tierras, para luego tomar posesión de ellas y de los vencidos. Pero lo más dramático de la guerra es que tiene su propia dinámica y crea una espiral difícil de detener. El que entra en esta lógica no puede parar. La guerra genera su propia cultura, con sus cantos y diatribas, que la enaltecen. La guerra en sí viene a ser una droga que termina por narcotizarnos a todos, que excita, confiere poder a los que no lo tienen, corrompe lo que la rodea e inclusive infecta el lenguaje. La gran tragedia detrás de la guerra radica en que la perversión propia del conflicto encierra a los que viven sumidos en ella, a los que están en el centro de esta mecánica nefasta, y su realidad grotesca les confiere sentido, propósito y una razón para vivir. Por ello, volver a la normalidad no les es fácil. De ahí que los guerreros no dejan de volver y retornar a la guerra, la siguen alimentando. La guerra tiene su propia dinámica. Y ay de aquellos que se atreven a declararse en su contra. Los pacifistas siempre se han pintado a lo largo de la historia como débiles, pusilánimes. Los griegos sabían que la guerra ceba su propia vorágine, que termina por atrapar. Por eso también la veían como un dios, un dios terrible, Ares, el más odiado de los inmortales y, no obstante, un seductor. No es casual que termine por ser el amante de Afrodita, la diosa del amor. Tampoco es casual que los dioses intervengan en estas obras o que los actos de los hombres acaben por ofenderlos. La Iliada se conoce como “el
poema de la muerte”, porque nos recuerda que somos mortales. Los athanatoi o inmortales son los dioses. Y los griegos sabían que los inmortales pueden ser irresponsables. Pero los hombres, no. Los hombres debemos ser responsables. Es exactamente porque vamos a morir que debemos ser compasivos, nobles y responder a aquello que nos vuelve humanos. Ahora bien, contrariar a un dios no era un hecho insignificante, como bien lo descubren los personajes de Homero y Virgilio. Los ejércitos griegos violaron el “derecho internacional humanitario” de la época, esos códigos no escritos, pero no por ello inexistentes o despreciables. Los griegos actuaron en forma ligera y quebrantaron las normas que se consideraban inviolables. Los dioses terminaron por castigarlos y por ello muchos padecieron la furia de los olímpicos en su retorno a casa. Por lo menos hubo tres ultrajes que cometieron los griegos durante la guerra de Troya, considerados inaceptables e intolerables por los dioses y que no se podían perdonar o desconocer: en primer lugar, lanzar desde las murallas de Troya al niño Astianacte, al bebe del príncipe troyano Héctor. Hay que recordar que a pesar de que estaban en guerra, no se disculpaba la barbarie, y que si bien Héctor era enemigo de los ejércitos griegos, y La Iliada y La Odisea eran obras cantadas a un público griego, no obstante, resultaba intolerable tomar a un bebe y estrellarlo contra las piedras lanzándolo desde lo alto de la muralla de Troya. Un hecho atroz que los dioses no podían olvidar. No todo se puede amnistiar o perdonar. En otras palabras, ultrajar a un bebe, que no tenía nada que ver con la guerra, resultaba no solo inhumano, sino que degradaba el conflicto. Los niños no tienen por qué verse involucrados en la confrontación, parecen gritarnos los dioses en estas obras.
Otra razón que los llevó a castigar a los héroes griegos, fue que Ayax, el menor, violó a Casandra, la profetiza e hija del rey Príamo en el templo de Atenea, la diosa virgen. La violación es terrible, pero hacerlo en el templo de una diosa virgen era darle una vuelta a la tuerca, que envilecía aún más la guerra. Significaba, entre otras, no distinguir entre lo sagrado y lo profano. Los templos se deben respetar, aún en las guerras. La guerra no confiere una patente de corso para que los armados hagan lo que se les antoja. Hay lugares y personas que en la guerra se deben respetar. Ni los santuarios ni los civiles han de ser tocados. Cuando la gente se refugia en un santuario, y se opta por ultrajarlos ahí, es claro que este es un acto inaceptable para los dioses. En Colombia, hechos como el de Bojacá no hacen más que evocar y recordar los gritos de Casandra. Otro crimen atroz cometido por los griegos fue asesinar al anciano Príamo en su santuario personal. Hay que respetar a los ancianos. Los niños, las mujeres y los ancianos, en otras palabras, la población vulnerable, deben ser sacados del conflicto y hay que respetarlos. Los dioses en La Iliada son intransigentes al respecto. Por ello, el castigo que les correspondió a los héroes griegos no fue menor, marca gran parte de la tragedia griega. Menelao y Helena se pierden en el mar y solo regresan siete años después a Esparta. Ayax, el menor, quien violó a Casandra, muere en alta mar. Y Agamenón, el líder de la expedición, regresa a casa, pero su mujer, Cliptemnestra, y su amante, Egisto, conspiran y lo asesinan. Odiseo, fecundo en ardides, por su soberbia Poseidon va a escarmentarlo. Lo obliga a dar vueltas y vueltas durante 10 años antes de retornar a casa y encontrar su palacio deshecho por los pretendientes de la circunspecta Penélope. No les fue bien a los guerreros griegos cuando decidieron que en la guerra no había límites y que podían dejarse llevar por sus caprichos. Desde La Iliada y La Odisea vemos que en las guerras, aún las primigenias, hay códigos, y que los conflictos hay que humanizarlos. Hay un derecho internacional humanitario que desde la antigüedad merece ser respetado y tenido en cuenta. Hoy lo lla-
Francisco de Goya, Los desastres de la guerra.
Friso de Ares, dios griego de la guerra.
No les fue bien a los guerreros griegos cuando decidieron que en la guerra no había límites y que podían dejarse llevar por sus caprichos.
mamos así, en otras épocas tenía otro nombre y eran los dioses los encargados de velar por su aplicación. La impunidad era intolerable, aun en la guerra de Troya, como bien lo señalan los clásicos. Y no todo se podía olvidar, porque el perdón, sin un proceso complejo de compasión, memoria y humildad, mantiene las heridas abiertas y solo conduce a otra guerra. Hay otro hecho fundamental que nos enseña la lectura de Homero y es la mirada que se debe tener sobre el enemigo. La Iliada, es una obra invaluable hasta hoy día porque es la primera que humaniza al contrincante. Lo tradicional en las guerras es denigrar, degradar y deshumanizar al otro. Pero en Homero descubrimos que la grandeza no radica en bestializar al enemigo, sino en humanizarlo. En La Iliada, curiosamente, el gran héroe de toda la obra viene a ser Héctor y no Aquiles, porque su cólera funesta lo asemeja a un matón de pueblo, y su actitud intransigente lo convierte en prácticamente inhumano, en un ser detestable. En cambio, Héctor es un hombre de carne y hueso, con miedos, sentimientos y dudas. La Iliada presenta a Héctor como padre, hijo, hermano (de hombres problemáticos como son Paris o Alejandro), esposo, cuñado, en fin, en las múltiples relaciones que nos vuelven humanos. No es un enemigo caricaturesco o un enemigo cualquiera. La grandeza de Homero radica en que es el primer bardo de la humanidad que no caricaturiza al enemigo, sino que lo presenta en toda su complejidad, en toda su dimensión humana. Y quizás esta sea otra lección que debemos aprender: si queremos lograr la paz y negociar con el enemigo, debemos cambiar nuestro discurso. La paz no se consigue degradando al otro. Otra gran lección que nos regala La Iliada viene del dios-río Escamandro, ya que gracias a él esta es la primera obra ecologista de la historia. Los ríos y las fuentes para los griegos eran dioses menores, pero dioses al fin y al cabo. Y el río se ofende con Aquiles cuando comienza a botar cadáveres en sus aguas y amontonarlos hasta taponarlo. En otras palabras, la barbarie de Aquiles genera una emergencia ecológica. Todo parece indicar que nunca en las guerras se ha respetado el medio ambiente y que, por ello, llega un momento en que el propio río-dios se enfurece y está a punto de levantarse, a luchar contra el héroe. Siempre me he imaginado al río Cauca o al Magdalena protestando, levantándose como el Escamandro, por la cantidad de muertos que ha dejado el conflicto armado en sus aguas. Ojalá los ríos de Colombia pudieran protestar como el Escaman-
dro contra los ultrajes ecológicos que la guerra deja a su paso. Así pues, vemos en La Iliada a dioses que invocan el respeto por la naturaleza. La guerra siempre ha sido contra natura. No hay guerra justa, ni guerra buena. Los griegos sostenían que la diferencia entre la guerra y la paz radica en que en la guerra los padres entierran a los hijos y en la paz los hijos entierran a los padres. Solo por esto, la guerra ya iba contra la naturaleza. Para aquellos que abogan por la guerra y que están convencidos de que trae la paz, valdría la pena que leyeran los clásicos. La guerra no desemboca sino en nuevas guerras, y la paz que ella sueña no es otra cosa que una gran ilusión. La depravación y la corrupción de la guerra son inevitables, como bien denuncia Shakespeare en su obra sobre Troya, Troilo y Criseida. En esta pieza dramática, que también parece haber sido escrita pensando en Colombia, todos los personajes mienten para manipular a aquellos que los rodean. Curiosamente, es una de las obras del bardo inglés que a duras penas se representó en su época y tal vez ello se deba a que es una crítica implacable y mordaz a la guerra. No hay nada que pueda redimirla, ni aun las llamadas “buenas”, por las que existe un consenso en la población en que deben lucharse. Los heroísmos no son otra cosa que mitos construidos para perpetuar los conflictos. En esta obra, Aquiles mata a Héctor, pero son sus mirmidones quienes lo rematan. Y, sin embargo, la gloria es para el pélida Aquiles, una gloria mentirosa, como nos enseña Shakespeare, como la gloria en todas las guerras. La frase de Tersites, en el acto V, escena II de esta obra, en medio de su amargura, sintetiza la realidad de los conflictos: “Lujuria, lujuria, siempre guerras y lujuria. Lo único que nunca pasa de moda.” * Escritor, Profesor de literatura en la Escuela de Cine y Televisión. Autor de la novela “El Rumor de Astracán” y el libro de cuentos “Sobre la Faz del Abismo”.
Reviviendo nuestra música Cerca de treinta partituras publicadas en un periódico bogotano a comienzos del siglo XX acaban de ser rescatadas y grabadas, por primera vez, a instancias de la Universidad Nacional de Colombia.
Facsimil de la carátula del disco compacto.
José Fernando Perilla Realizador U.N. Radio Ha sido tanto como una expedición de arqueología musical en la que 29 partituras, escritas entre 1924 y 1938, acaban de ser grabadas por primera vez y salvadas así de un anonimato perpetuo. El resultado: un disco compacto que ha hecho posible la recuperación de piezas inéditas, entre canciones y obras para piano, propias de géneros que, desde la fría y aldeana Bogotá de comienzos de siglo XX, trataban de abrirse campo como punta de lanza de una desesperada búsqueda de identidad musical. En efecto, gracias a una feliz idea desarrollada por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional de Colombia, en colaboración con el Departamento de Música, y bajo la coordinación y dirección de la investigadora Susana Friedmann, el proyecto ha convertido en registro sonoro decenas de composiciones enviadas por anónimos lectores del periódico Mundo al Día, que circuló en Bogotá en los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Dicha publicación, según lo rastreado por los investigadores de la Universidad Nacional, había destinado una página para que los amantes de la música enviaran partituras y colaboraran así con lo que el periódico definía como parte de su esfuerzo destinado a "culturizar a los bogotanos". Ninguna de las piezas, sin embargo, pudo ser grabada. El proyecto “Revivamos nuestra música” ha consistido, precisamente, en recuperar una parte de esta colección de partituras y dar vida a lo que
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fue una iniciativa concebida en los años veinte y treinta dentro de un contexto urbano que giraba en torno a la búsqueda de una identidad nacional, en sintonía con las tendencias que experimentaban otros países, como México y Brasil. A partir de 1920, pasados los años de inestabilidad política del siglo XIX, coronados por la Guerra de los Mil Días y la pérdida de Panamá, Colombia entra en una etapa cuyo principal objetivo fue un intento por consolidarse como nación, volviendo sus ojos sobre diferentes tipos de manifestaciones culturales locales, consideradas entonces como la máxima expresión de lo nuestro, lo nacional. La música tomó parte activa dentro de esta dinámica, ubicándose como una de las principales herramientas de identidad generalizada. Géneros como el pasillo, el bambuco y, en general, la música propia de la zona andina, donde se ubican las ciudades más grandes, asumieron pronto el carácter de "música nacional", aportando un elemento más a toda la idiosincrasia del temprano siglo XX colombiano. En este discurso tomaron parte figuras de la importancia de Emilio Murillo Chapull, Luis Antonio Calvo, Julio Flórez, Fulgencio García, Pedro Morales Pino, así como una lista interminable de artistas comprometidos con su quehacer musical, considerado por gran parte de la sociedad como la máxima expresión alcanzada hasta el momento. Se desataron entonces enconadas discusiones, especialmente en la prensa, entre los nacionalistas y quienes no encontraron mayor interés en esa tendencia, que estimaban postiza y de poca envergadura. Desde la perspectiva de la formación musical adquirida dentro del contexto académico europeo, Guillermo Uribe Holguín arremetió en diferentes ocasiones contra aquel grupo emprendedor y bohemio de la sociedad capitalina, alegando la poca validez que tenían pasillos y bambucos para ser considerados como la música netamente nacional, al ser esquemas enraizados en la herencia europea del período colonial. Sin embargo, y como lo declara el propio músico en su autobiografía de los años cuarenta, en esta lucha se encontró solitario, aislado en la di-
rección del Conservatorio, cargo del que incluso fue removido en 1936 para ser reemplazado por quien hasta el momento fue su amigo, Antonio María Valencia. Por el contrario, los nacionalistas encontraron el apoyo necesario en círculos socioculturales y políticos dentro del contexto liberal de los años treinta. Colombia se abría a la modernidad. Desde finales de los años veinte incursiona la radio, y con ella la entonces incipiente grabación discográfica. La evolución en las vías de comunicación se sumaba al mejoramiento de los ferrocarriles nacionales y al nacimiento de la aviación comercial; y la prensa escrita, con un lugar privilegiado desde el siglo XIX, mantenía un importante papel en la difusión informativa y la injerencia dentro del ambiente sociopolítico de la nación. Es en este contexto que surge el periódico Mundo al Día, diario que semanalmente publica una partitura. De acuerdo con la investigadora Friedmann, “esta muestra corrobora algunos de los dilemas de la representación y del poder en la construcción de Estado en el período de los años veinte y treinta en nuestro país. La presencia de una página semanal con partitura en el Mundo al Día, que se señala explícitamente como ‘nacional’, es quizás un franco espejo de una sociedad que no ha pasado a la modernidad pero que tiene que asumirla, ante todo en el manejo de estos temas en medios de comunicación como la prensa. Se refleja un afán por proyectar una Colombia singular y diferente, pero también un país inserto en un mundo cuya mirada es amplia y exógena”. Según se recoge de las notas que acompañan la publicación, “este disco compacto es (entonces) el resultado de un proyecto que surgió del reconocimiento institucional del enorme reto que tiene la Universidad para legitimar las diferentes maneras de enfrentar la producción de conocimiento, además del interés en fomentar también el sentido de pertenencia y cultura, reconociendo espacios que permitan vincular a profesores, investigadores y estudiantes en las dinámicas de este proceso y que faciliten su colaboración en la proyección creativa del mismo hacia la comunidad en general”.
Los primeros intérpretes Las obras rescatadas del olvido son interpretadas por estudiantes ganadores y finalistas en una convocatoria realizada a nivel nacional en el año 2002. El concurso, denominado “Revivamos nuestra música”, fue el paso final de este proyecto destinado a recuperar piezas inéditas de la música colombiana. Hacen parte del grupo los pianistas Álvaro Ordóñez y Jasón Ponce, ganadores, y los finalistas Paula Castaño, pianista; Ivan Benítez, tenor; también los intérpretes Luisiana Portaccio, Natalia Vesga y Luis Castellanos. Estas jóvenes figuras fueron seleccionadas por un jurado conformado por las pianistas Mireya Arboleda, Teresa Gómez y Patricia Pérez de Hood; la cantante Sylvia Moskovitz y el reconocido compositor colombiano Blas Emilio Atehortúa. El repertorio incluye géneros como el pasillo, la danza, el tango, guajira colombiana, rag-time, torbellino y algunas obras de corte académico, que igualmente tomaron parte en la publicación semanal de Mundo al día. Para la grabación del disco, se contó con la coproducción de 98.5 FM U.N. Radio, la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia y la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango.
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Brasilia y Chandigarth, el resto de las grandes ciudades del mundo son hoy inmensas colecciones de fragmentos, unas más grandes, otras más pequeñas, unas mejor articuladas que otras. Según el profesor Alberto Saldarriaga de la Facultad de Artes, en su ensayo “El Compromiso social de la Arquitectura”, publicado en la revista Trans, el compromiso de la planificación urbana en la perspectiva contemporánea se traduce en la posibilidad de articular selectivamente, en conjuntos relativamente armónicos, las presencias del pasado y del presente, de lo heterogéneo y de lo diverso.
ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
Con las contadas excepciones de las ciudades “integrales” de la modernidad, como
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CIUDAD FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Academia al barrio Desde hace un año, la Universidad adelanta en la Localidad de Engativá un programa de intervención social sin precedentes en Bogotá. Docentes y estudiantes buscan salidas a problemáticas como la de la salud, la cultura y el medio ambiente. El sector de los muebles ha sido uno de los estimulados a través de las capacitaciones del CID en materia de administración.
Equipo Periodístico Unimedios El barrio Restrepo tradicionalmente ha sido identificado en Bogotá por sus fábricas de calzado; el 7 de Agosto, por las marroquinerías, y San Victorino, por el comercio, pero pocos capitalinos saben que en la localidad de Engativá se producen y venden muebles que son unas verdaderas obras de arte o que hay mujeres que de generación en generación se han dedicado a la confección de prendas y a la elaboración de delicados tejidos, iguales a los que se hacen en Cartago (Valle). La Universidad Nacional se encargó de que eso fuera vox pópuli a través de Expoengativá, una feria que buscaba consolidar los bienes y servicios de la Localidad en el Distrito Capital, no sin antes capacitar a los microempresarios en temas como la productividad, las finanzas y la mercadotecnia, para que mejoraran sus ventas. Del 15 de mayo al 3 de junio, 19 comerciantes mostraron en la calle 68 con avenida 80 sus comedores, puertas, vestuarios, decoración interior y lencería a un total de tres mil personas, cuya visita dejó ganancias entre los cien mil y los siete millones de pesos por stand, además de múltiples contactos. Este es apenas uno de los resultados del programa “Salud y calidad de vida en Engativá”, que desde hace un año busca articular funciones de docencia, investigación y extensión en la ciudad; constituir alianzas estratégicas; empoderar a las comunidades, y crear redes con las mismas, mediante 18 proyectos de diferente índole. Ha sido diseñado a través de los módulos Cultura, Protección Social, Bienestar en el Hogar, Productividad, Sociopolítico y Ambiente, que son ejecutados con el fin de convertir a la Localidad en un modelo de desarrollo para Bogotá. Empresarios de clase Pisar el campus de la Ciudad Universitaria para recibir clases de los profesores de la Escuela de Administración de Empresas y Contaduría Pública fue, para los 32 comerciantes asistentes a las capacitaciones lideradas por el Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), una experiencia maravillosa y la oportunidad perfecta para mejorar los procesos que fallaban en sus negocios. “Todavía falta mucha publicidad en el sector de las maderas y muebles, porque la gente tiene como referente de esos productos a la avenida 1 de Mayo, donde hay más vitrina; nosotros necesitamos mercadeo”, señala Martha Luz Camelo, propietaria de una empresa que fabrica puertas, a quien la Feria le dejó más de un pedido por cumplir.
Pero no solo se trataba de suministrarle a los lugareños técnicas adecuadas de venta. Según María Concepción Alfonso, del CID, las capacitaciones también fueron un reto para la Universidad, pues sus docentes, “acostumbrados a hablar de las transnacionales con un discurso elevado”, se ven obligados a transferir el conocimiento a una comunidad de legos y a pensar en una realidad más local, “ya que son este tipo de empresas las que seguramente administrarán muchos de sus estudiantes”. Luego de los cinco talleres de 15 horas, es fácil detectar que la lección fue aprendida. Doña Teresita Patiño, que no solamente elabora los tejidos de Cartago, sino que les enseña a madres cabeza de familia la técnica, entendió las complejidades de la descapitalización y las ventajas de la buena administración. Y Alfredo Corredor, que asistió con su hija Lorena, de 18 años, refrescó sus conocimientos para darle un nuevo impulso a su fábrica de salas y a los cuatro almacenes, uno de ellos en Engativá, que seguramente algún día serán administrados por la joven.
En la medida en que los 18 proyectos se ejecuten, la Universidad irá dejando unas metodologías y unas maneras de estudiar los problemas de Bogotá que le pueden servir a otras localidades.
Botiquín social Uno de cada tres adultos de una muestra de cuatro mil personas podría tener problemas de salud en Engativá. Así concluye un estudio que aborda la frecuencia de aparición de enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, la hipertensión arterial y el aumento del colesterol, a partir del estudio de hábitos, el análisis de pruebas de sangre bajo 21 parámetros, una evaluación clínica rigurosa y una encuesta sobre el estilo de vida de los lugareños. La iniciativa, que encabeza el componente investigativo dentro del Programa, apunta a ofrecer un servicio de atención domiciliaria a personas de diferentes estratos en la Localidad por parte de un equipo interdisciplinario del alma máter, que fortalecerá la actividad física y tratará de reducir el riesgo de ocurrencia de las patologías en una población cercana a las 750 mil personas. A este se suman tres proyectos de la Escuela de Psicoanálisis, en los que, con un manejo clínico de fondo, se busca que los habitantes tengan con quien hablar de problemas como la violencia intrafamiliar, el maltrato infantil o el abuso sexual; que los visualicen y analicen en un cine foro llamado “El cine con-boca”; y que los niños se acerquen a la expresión artística con un taller donde del dibujo, la plastilina y el canto estén siempre presentes.
Soluciones gastronómicas Seguramente las madres cabeza de familia de Engativá saben todo acerca de los alimentos, incluso muchas de ellas los venden para subsistir, pero qué mejor que reciban una capacitación sobre temas como el corte y el aprovechamiento de la carne fresca, la fabricación de quesos, mantequilla o kumis y el manejo poscosecha de hortalizas y frutas, para que puedan crear microempresas sostenibles que mejoren su nivel de vida. Así lo entendió el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (Icta), que decidió abrir durante ocho meses las puertas de sus tres plantas a 190 señoras para que los docentes las introdujeran en el tema a través de cuatro cursos, matizados con teoría sobre la organización de una empresa, su contabilidad, la administración, los estados financieros y el personal. “Gracias a ello, doña Lucy Pereira montó su negocio de manejo de pulpas y jugos de frutas, mientras que otra de sus compañeras se consolidó como proveedora de morcillas y chorizos, e incluso como profesora de un colegio cuyo énfasis es la producción de cárnicos”, explica el profesor Álvaro Rodríguez, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (Icta). En opinión de Jorge Iván González, director del programa “Salud y calidad de vida en Engativá”, a medida que los proyectos se ejecuten, como sucedió con estos, la Universidad irá dejando unas metodologías y unas maneras de estudiar los problemas de Bogotá que le pueden servir a otras localidades. “Incluso, desde ya estamos replicando experiencias en localidades como Mártires y el municipio de Soacha”, afirma. Por su parte, el profesor Miguel Suárez Russi, de la Facultad de Medicina, y Martha Jáuregui, coordinadora de la iniciativa, consideran que el impacto se verá en un tiempo en la construcción de redes sociales. Aporte que reconoce la alcaldesa de Engativá, Elizabeth Tuberquia, al señalar que la Universidad ha vinculado a los habitantes con la empresa, mientras estrecha los lazos con la administración. De esta forma, al sacar el campus a la ciudad, la academia logra dar inicio a una ambiciosa intervención, que tiene como norte encarar la problemática social, por ahora de una localidad que, por número de habitantes (más de 800 mil) y recursos, se equipara a una ciudad como Bucaramanga. Un verdadero ejemplo de desarrollo desde y hacia la comunidad.
FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
En Colombia existen alrededor de cuatrocientas mil niñas y niños que trabajan en el servicio doméstico. Un documental producido por Save the Children y la Universidad Nacional deja al descubierto una realidad de la que muy poco se habla en el país. Edna Manotas Periodista Unimedios ¿Qué quieres ser cuando seas grande?, es la pregunta de fondo. Jennifer, una niña de tan solo 13 años, que deja ver en su cuerpo menudo los rastros de una adolescencia llena del rigor de la adultez, con mejillas rojizas por el frío, del que no puede escapar, y con ojos que parecen cerrarse, un tanto nerviosa ante la presencia de la cámara, pero sin titubear, responde: “quiero ser empleada interna”. Este es uno de los testimonios más conmovedores de los muchos expresados por niñas entrevistadas para el documental “Sueños domesticados” producido por U.N. Televisión, el Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Humanas y la Agencia de Cooperación Intergubernamental Save the Children UK. Como vive en Altos de Cazucá, en la extrema pobreza, su máxima aspiración, por las circunstancias, es dejar de trabajar por horas o por días en casas de familia y conseguir un hogar permanente para lavar, planchar, cocinar y hasta hacer las veces de niñera, porque desde que tiene uso de razón ha sobrevivido y ayudado a su familia con trabajos informales y no podría dejar de hacerlo, por lo menos si quiere seguir comiendo una vez al día. Hecho con las vivencias recogidas en la investigación adelantada por estas mismas instituciones en Cali y Bogotá, este audiovisual busca contar su realidad y la de cientos de jóvenes que como ella dejan los libros por las escobas. La historia gira en torno a niñas indígenas y afrodescendientes que dejan su lugar de origen y llegan a la ciudad, generalmente por redes de amigos y familiares, que las ubican con personas que creen estar haciéndoles un favor y quienes venden la idea de estar acogiéndolas como hijas. Este es uno de los tantos mitos que se relacionan con la creación de un vínculo afectivo con las niñas que se confunde con lo laboral. De esta forma tienen disponibilidad las 24 horas y las patronos deciden sobre su vida sexual y social. Así, la contratación es verbal y el pago, irrisorio, se cuadra según las condiciones económicas del empleador y nunca según lo que indica la ley. Tal como afirma Martha Bello, docente del programa de Trabajo Social y una de las coordinadoras del proyecto “son formas de esclavitud moderna, que reproducen prácticas antiguas, disfrazadas de ayuda, de filantropía”.
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“El vídeo pretende hacer visible el problema del trabajo doméstico infantil que expresa factores complejos como la discriminación, la exclusión y la socialización de la sumisión”, afirma Bello. En busca de legalidad El destino de su vida corre por cuenta del empleador. Con buena suerte podrán recibir un sueldo justo y afiliarse al sistema de seguridad social. Dar entonces con los que cumplen este tipo de normas fue casi imposible. Al respecto, Sandra Molano, asistente de dirección y guionista del documental, opina que “fue muy difícil entrar a los hogares, porque ellos intuyen que están haciendo algo ilegal y no permiten la entrada”, y también registra la adaptación de las niñas a la ciudad: “conocimos a Ilia, una indígena Páez que sirve a una familia caleña. Deben aprender a manejar aparatos eléctricos, cambiar su forma de vestir y de hablar, pero, sin embargo, sean cuales fueren sus condiciones, ninguna expresó el deseo de regresar a su familia por las condiciones de violencia”. Como Ilia, las preferidas son las pequeñas negras e indígenas, porque “son más sumisas y tie-
Hijas criadas
Hoy el tráfico de niños afecta cada año a 1.200.000 menores, ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
SOCIEDAD
Largas jornadas de trabajo se suman a la traumática experiencia que produce en las niñas el abandono de sus hogares para vincularse al servicio doméstico.
nen buena sazón”. También se buscan mujeres, porque culturalmente son las encargadas del oficio de la casa. Así, con las entrevistas se buscó conocer del lado de las niñas, cómo viven, sus expectativas, frustraciones y las valoraciones de su trabajo. Todas interrumpen su adolescencia para ejercer responsabilidades mayores a las de su edad, como cuidar bebés -como Verónica, quien cuenta que ya a sus 17 años fue despedida de su empleo por dejar caer al niño que cuidaba-, pero al llegar a los 30 o 40 años su calidad de vida sigue siendo precaria, pues se ocupan en satisfacer necesidades inmediatas y al llegar a la edad adulta tienen aún las manos vacías. El documental tiene dos versiones, una para mostrar las historias de vida, dirigido a los empleadores, y otro destinado principalmente a colegios, que incluye los derechos del menor de edad trabajador, y logra, a través de un lenguaje audiovisual ágil y acompañado de animaciones, contar una realidad que se mueve clandestinamente. La ley colombiana prohíbe que los niños menores de 14 años trabajen y dispone de condiciones especiales para el empleo entre los 15 y los 18 años. Deben tener permiso para asistir a la escuela y hacer las tareas. Sin embargo, la realidad es otra. Trabajan desde los 8 años y en condiciones totalmente contrarias a las que dicta la ley. El Estado no le garantiza el empleo a los padres, y dentro de las políticas educativas no hay opciones para disminuir los índices de deserción escolar. Por las precarias condiciones de vida, en sus hogares se valora más el trabajo que la escuela. Tales garantías son desconocidas, por lo que se espera que el documental sorprenda y abra los ojos de quienes equivocadamente creen estar haciendo las cosas bien. Después de tres meses de producción y de 28 horas de testimonios grabados, el equipo de realizadores espera emitir “Sueños domesticados” en canales públicos nacionales e internacionales y en distintos espacios abiertos al debate, donde deber surgir la pregunta sobre cuál es el futuro de estas niñas y aclararse cómo su situación es una cadena que parte de la falta de empleo para sus padres e incide directamente en el progreso del país. El documental lanza las preguntas y deja en el tintero las soluciones. Niñas que podrían estar dando de sí algo más que casas limpias. Pero sus opciones, hasta el momento, parecen contadas. Ellas necesitan, mas que seguir empleándose, la oportunidad de ir a un colegio. Algunas lo hacen, como Jennifer, que asiste a uno improvisado en las laderas de Cazucá. Pero, apenas en tercer grado, no podrá continuar, ya que es el último nivel ofrecido en esta escuela, y por eso, viviendo ahí, sin acueducto, ni alcantarillado, ni zonas verdes, continuará muy firme en sus inclinaciones por ser una hija criada.
más de 200.000 son "exportados" desde África occidental, y al menos 500.000 mujeres y niñas, la mayoría procedente de países del Este, son introducidas cada año ilegalmente en Europa, uno de los mercados más importantes, denuncia Unicef, argumentando que el tráfico de niños reporta a las bandas internacionales unos $8.500 millones de euros al año.
ILUSTRACIÓN DE JOHN JOVEN
El 80% de la población del mundo vive en los países empobrecidos del Sur, pero solo representan el 21% de las ventas de las multinacionales de los medicamentos. Según el informe "Patentes, Píldoras y Salud Pública" del Instituto Panos, mientras en los países desarrollados se emplea un 7,4% del gasto sanitario en medicamentos, en África subsahariana, el porcentaje asciende al 74%, y no es porque compren más medicamentos, sino por los altos precios que pagan. Por ejemplo, el tratamiento contra la tuberculosis le cuesta a un tanzano el equivalente a 500 horas de su trabajo, mientras a un suizo le supone algo más de una hora.
SOCIEDAD
Koka sana
Nelly Mendivelso Periodista Unimedios “Al igual que el café, la coca colombiana se caracteriza por ser una de las variedades con mayor calidad y suavidad en el mundo. Es una planta con propiedades nutritivas y preventivas”, terminó explicándoles Fredy Romeiro Chikangana en un retén a los policías que lo bajaron del bus por traer un talego lleno de hoja de coca deshidratada desde el Huila hacia Bogotá. Después de una hora y media de hacer poesía en lengua quechua y mambear ante la mirada burlesca de los otros pasajeros, a Freddy le resultó infructuoso comprobar que era un indígena cargado de plantas sagradas para uso alimenticio y curativo. Fue necesaria, entonces, la aludida explicación que logró frustrar las miradas inquisidoras que lo tachaban de narcotraficante. ¡Tal vez sí es indio! comentaron los oficiales, al tiempo que lo dejaron seguir su camino en paz. Sin duda ha seguido un sendero pacífico. Pero no solo él, también el resto de indígenas con los que integra Sol y Serpiente de América, una fundación que reúne la sabiduría tradicional de los pueblos autóctonos con el conocimiento de varios egresados de diferentes carreras de la Universidad Nacional, empeñados en demostrarle a los occidentales que la coca no es un cultivo ilícito que encarna guerra y sangre. “Esta planta sagrada, utilizada desde hace siglos por la ciencia aborigen, y hoy por la facultativa, es sinónimo de vida, esperanza y paz”, asegura con firmeza Chikangana, poeta y antropólogo de la cultura Yanacona. Su verdad, que para algunos blancos es traída de los cabellos, en momentos en que el imperativo es acabar con la coca a punta de glifosato, se materializa en productos como Kokasana, una aromática de hoja de coca con propiedades medicinales. Los indígenas la obtienen en forma natural y sin ninguna manipulación química. La planta proviene de los huertos de mas de 60 familias de las comunidades Guambiana, Pijao y Yanacona, que derivan parte de su sustento de este cultivo, al que consideran de uso y costumbre tradicional de los pueblos indígenas de América. La tecnología autóctona implementada por el grupo para obtener la aromática comienza por seleccionar la hoja teniendo en cuenta la transición lunar. El sociólogo Miguel Chindoy de la comunidad Kamensá del Valle del Sibundoy arguye que “la luna llena es propicia para lavar la hoja,
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FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Productos ancestrales como la maka, o la kinua criolla rechazados en el menú de los colombianos, podrían solucionar en parte los problemas de desnutrición que hay entre la población. Tras el rescate de estas especies prodigiosas, se encuentra un grupo de indígenas, que a la vez muestra la otra cara de la koka, como propuesta de paz.
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Las propiedades curativas, entre otras, de Kokasana hacen de este producto una alternativa económica para las comunidades indigenas.
medio tostarla en una vasija de barro y trasladarla a la planta de producción que funciona en Bogotá”. Aclara, por supuesto, que Kokasana no genera adicción. Sus bondades curativas y aptas para el consumo humano, certificadas por las autoridades ancestrales y por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), permiten que se recomiende para controlar problemas digestivos, inflamaciones de colon y cólicos durante el período menstrual. Se dice que alivia los dolores de cabeza, la migraña y hasta el soroche “afección que produce la altura”, e incluso funciona como adelgazante, pues asegura Chindoy que “regula la ansiedad y ayuda a eliminar grasa a través de la orina”. Como relajante se aconseja en forma natural. Como energizante, con una pizca de miel. Una larga lista de bondades descubiertas hace miles de años por la sabiduría indígena han sido corroboradas por estudios, como el de la Universidad de Harvard, realizado en 1975 con el nombre “Los valores nutricionales de la coca”. Este informe resume las propiedades que posee la hoja de coca en cantidades significativas de hierro, magnesio, potasio, calcio y sodio. Justamente este conocimiento es el que desconoce la mayoría de la sociedad, dice Fredy Chikangana. De ahí que bajarle el tono a la percepción que la gente del común tiene con respecto a la coca ha sido toda una labor pedagógica, particularmente en ciudades como Bogotá. “Coca no es igual a cocaína” promueven los indígenas entre los escolares, ignorando ciertos murmullos y comentarios de padres que “apelando a su desinformación” prohíben a sus hijos acercarse a los “promotores de la droga maldita”. Otras plantas prodigio La redignificacion de la kuka (planta sagrada) como originalmente se escribe coca en lengua aimará, hace parte del proyecto “Promoción de productos ancestrales de América“, que incluye la recuperación, producción y transformación de otras plantas prodigio como la kinua criolla, un cereal
milenario que fue domesticado por los incas en el Perú y por los muiscas en la Sabana de Bogotá. De sus propiedades nutritivas disfrutan hoy los europeos y norteamericanos. Se la considera el alimento de los astronautas, ya que permite ser transportada con facilidad, y gracias a su alto valor nutricional suple proteínas como la carne o la leche. Lamentablemente, en Colombia la kinua aparece en la lista de alimentos autóctonos menospreciados. De ahí que el grupo Sol y Serpiente de América la reviva promoviendo su cultivo en tierras de los indígenas Yanaconas y de los campesinos de la bota Caucana. Allí, cerca de cien familias se encargan de recuperar “la lagrima del sol”, como se nombra en lengua quechua. Aunque la producción aún no se hace a gran escala, algunos supermercados ya cuentan con la kinua perlada, un grano pequeño y brillante listo para tostar y regar en las ensaladas, y la harina de kinua, ideal para hacer coladas, dulces, pan o galletas. Dos productos generados con tecnología autóctona que prometen asegurar parte de la soberanía alimentaria de los pueblos. Viagra andino
Sus bondades curativas y aptas para el consumo humano permiten que se recomiende para controlar problemas digestivos, inflamaciones de colon y cólicos durante el período menstrual.
En medio de esta complementariedad entre la experiencia y el conocimiento aborígen con las exigencias de la sociedad contemporánea, aparece también la maka, un tubérculo similar a la papa, que se desarrolla en los páramos, reconocido como el alimento de los huesos por su alto contenido de calcio. Desde la época de la cultura inca se utilizó en la alimentación de los niños para que fortalecieran su sistema óseo. Según los indígenas, la maka posee cantidades de fósforo ideales para quienes padecen pérdida de la memoria. También se han comprobado propiedades energizantes que le han merecido el título de “viagra de Los Andes”. Sol y Serpiente de América ha transformado la maka en una harina que se debe disolver en leche o jugo. En este proyecto cuentan con la colaboración de la comuna koripampa del Perú. El Amza-jicha o vino medicinal de coca es otra de las posibilidades que experimentan los indígenas. Lo preparan mediante un proceso de fermentación artesanal con un mínimo contenido de alcohol. Lo recomiendan como relajante y para oxigenar la sangre. Así, el sol como principio de vida y la serpiente como símbolo mítico que encarna fertilidad, misterio y audacia, inspiran la resistencia pacífica de los integrantes de la fundación indígena. Se resisten al menosprecio de su cultura, al desconocimiento y estigmatización de sus productos ancestrales, al mal uso de especies prodigiosas como la coca natural, y a que los sigan mirando dentro de un contexto folclórico, como una cultura muerta que no tiene nada que aportar. Por eso exponen a los colombianos una serie de propuestas de paz en medio del conflicto, con la convicción de estar haciendo patria y contribuyendo pacíficamente con propuestas alternativas de bienestar.
Exprimiendo fique FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Un desarrollo tecnológico sin antecedentes abrirá para el país tesoros de un baúl olvidado: los de la tradicional mata de fique, cuyos jugos contienen sustancias para la producción de hormonas sintéticas. La planta piloto, que llevará a escala industrial el proyecto, se inaugura el 8 de noviembre en Nariño, gracias a un exitoso trabajo entre la Universidad Nacional de Colombia y Corpoica. María Claudia Rojas R. Periodista Unimedios
Tejido de lujo No obstante, la idea de explorar las posibilidades del zumo del fique estaba lejos de allí. Seis años atrás, en Bogotá, representantes del Ministerio de Agricultura y de los gremios productivos intentaban hacer seguimiento a los acuerdos, despues del paro campesino que bloqueó la carretera Panamericana por un mes. “Si es cierto que ustedes quieren abordar la problemática más seria de la región, qué van a hacer con el fique; queremos compromisos”, interrumpió el entonces alcalde de El Tambo
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La ciencia del país
Este líquido arrojado a ríos y arroyos, que mata indiscriminadamente peces grandes y chicos a mínima concentración, hoy es convertido en un caro insumo industrial.
En los mercados mundiales existe un déficit de cinco mil toneladas de hecogenina, a partir de la cual se producen más de cien medicamentos.
(Nariño) a Inés Toro, investigadora titular de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), quien exponía un proyecto para recuperar suelos degradados en el alto Patía. Egresada de la Universidad Nacional de Colombia, semejante desafío impulsó a esta química, “que todo lo que sabía del fique era que se usaba para hacer costales y cotizas”, a buscar apoyo en la investigadora Rosabel Segura, docente y compañera de carrera. Esta última, desde 1983 experimentaba con los jugos del fique y podía asumir el estudio de prefactibilidad química de la iniciativa tendiente a industrializarlos. Lo que con toda certeza pudo asegurarle a su colega, antes de internarse en el laboratorio, era que solo el 4% de la mata se aprovechaba en la obtención de la fibra larga y el 96%, constituido por el jugo y el bagazo, se desechaba. Rosabel es investigadora del Departamento de Química, que si bien ajusta procedimientos tecnológicos de afuera, sabe que no sucede igual con las propiedades químicas del fique, pues todo lo que ella diga sobre esta planta única de la biodiversidad colombiana resulta inédito. Inesperadamente, encontró que los volúmenes de hecogenina y tigogenina aislados de esta especie de Furcraea (su nombre científico) son competitivos. En los mercados mundiales existe un déficit de cinco mil toneladas de la primera, a partir de la cual se producen más de cien medicamentos dirigidos a atender deficiencias suprarenales, enfermedades de piel, cuadros inflamatorios, impotencia y otras necesidades relacionadas con la salud.
“Nunca creí que llegáramos tan lejos”, dice Inés Toro, convencida de que la investigación debe llevar a crear industria o a mejorarla. “No más tesis guardadas, como simple requisito de grado”, se dijo cuando decidió no solo echar a andar la posibilidad de procesar los jugos del fique, sino hacer todo lo que estuviera a su alcance para recuperar el sector. “Creo que en principio ellos tampoco lo creían”. De hecho, cuando volvió a El Tambo para discutir el proyecto, ni siquiera asistió el belicoso alcalde que meses antes, en Bogotá, la retó a salvar a los fiqueros. Ese día, en el concejo municipal, casi era más grande la comitiva que llegó de la capital que los “interesados” de la región. Ocho meses después, el panorama fue otro: 150 personas, entre campesinos, autoridades y comercializadores, ocupaban el auditorio de la escuela pública, dispuestas a escuchar las conclusiones del estudio de prefactibilidad. El jugo desechado sin valor alguno contiene además otras sustancias de alto interés comercial como azúcares y grasas. La tapetuza o chirrinche, licor de los alcoholes del fique, revela apenas algunos usos artesanales de tales azúcares, que hoy se analizan en uno de los Laboratorios de Productos Naturales de la universidad, con serios indicios de portar otros alcoholes de mayor demanda y costo. Con menos impacto, cerca de 18 ácidos grasos, que también están siendo caracterizados, permitieron elaborar jabón exfoliante, al introducirle trozos de fibra corta. En cambio, docenas de bolsas llenas de polvo café, que con pericia Edwin Samir Barbosa, el pupilo de la profesora Rosabel Segura, rotula con especificaciones de rendimiento y de pureza, conducen a la producción en serie de hecogenina y tigogenina. Pero él ya no está en el laboratorio; se encuentra en El Tambo, por semanas, acompañado del ingeniero químico Luis Caicedo, también investigador de la Nacional, quien diseñó la planta piloto e hizo
Una pequeña cámara dotada con un sistema de radiofrecuencia permitiría ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
Largas y espinosas pencas surcan la parcela de don Jesús Antonio Ortiz. El sol brilla sin interferencias, mientras una tras otra, las hojas son aplastadas por dos rodillos que les sacan el jugo. Un chorro verde cargado de ripio escurre por el despeñadero, como siempre, como toda la vida. “Seguimos botando la plata”, advierte un jornalero, que ya sabe que el líquido contiene valiosos compuestos. Pero intuye que no será por mucho tiempo, pues a 45 minutos de allí también trabajaban diligentes cuatro hombres para poner a punto otra planta: la de acero inoxidable que procesará industrialmente los mismos jugos considerados desecho, para obtener la materia prima precursora con que se producen las hormonas esteroidales (anticonceptivos, corticoides). Don Jesús Antonio aún no había nacido, cuando un puñado de fiques, que mira agradecido, ya daban cabuya a su papá. “Tienen más de 60 años produciendo”, comenta, defendiéndolos de quienes los tienen por plantas de pobres. En su caso, apenas sí las desyerba una vez al año, y, mientras se hace viejo, ellas siguen echando hojas, aunque sus raíces estén afirmadas sobre un suelo que casi nada les ofrece. Lo de la pobreza no parece más que una fábula frente a las riquezas que guarda en sus entrañas: sustancias de importancia farmacéutica, grasas de aplicación cosmética y azúcares de interés alimenticio. Un desconocido mundo de utilidades, “por tan poco a cambio”, reitera el campesino de San Bernardo (Nariño), una meseta pendiente entre las imponentes cumbres andinas del sur.
Un año le tomó a la docente de la Nacional establecer que de un litro de lama (lo que queda después de que se decantan los sólidos suspendidos en el líquido) se obtienen dos gramos de hecogenina / tigogenina: “en algunas ocasiones conseguí hasta tres, pero preferí quedarme callada para no crear falsos entusiasmos”, señala la profesora Rosabel. En efecto, aunque nuevas soluciones se están estudiando en materia de gasto de energía y separación de la fibra corta, los rendimientos en la planta piloto mejoraron. Aunque la hecogenina tiene más comercialización, la tigogenina, “que al principio consideramos una impureza”, tiene mayor valor en los mercados internacionales. Así, un gramo de la primera puede costar, según la pureza, entre 6 y 142 dólares y uno de la segunda, hasta cien veces más, pues los fármacos para deficiencias renales y trastornos cerebrales elaborados a partir de ella suponen una particularidad que la cotizan como un insumo de alta especificidad. El 8 de noviembre próximo entra oficialmente en funcionamiento la planta piloto, que servirá para iniciar la fase de escalamiento industrial. Esa misma fecha se firmará el Acuerdo Nacional de Competitividad y por tres días se reunirá el subsector en el IV Encuentro Nacional Fiquero.
a los ciegos afectados por degeneración macular y retinitis pigmentosa volver a ver. La tecnología está siendo desarrollada por científicos del Laboratorio Nacional Sandia (Estados Unidos) y sustituirá el sistema natural de captación de la luz por otro artificial. Aunque estas personas no podrán conducir un auto, sí lograrán leer y moverse por la casa. Además las imágenes aparecerán un poco lentas y con aspecto amarillento pero los invidentes experimentarán un cambio sustancial.
y la lluvia normal, no contaminada, es ligeramente ácida, con un valor de 5,6. Según Mauricio García, profesor del Departamento de Física de la Universidad Nacional de Colombia, en los Estados Unidos se ha llegado a reportar un pH de 1,5 en el agua lluvia del extremo norte, en la frontera con Canadá, lo que representa una acidez 12.600 veces mayor que la normal. Ese patrón corresponde al empleado en las baterías de automóvil, usualmente elaboradas con ácido sulfúrico.
Crecimiento en cadena Hacia el occidente, los cabuyales crecen sin mayor problema, alzándose hasta tres metros del suelo. Comienza diciembre y una tarde de sol facilita el secado de las largas “cabelleras” blancas apostadas en altos alambres mecidos por el viento. Irán a parar a las bodegas de las empresas nacionales de empaques, que en el 56,3% les compran los atados para fabricar empaques, cuerda, soga y agromanto para protección de suelos. Hacia el lado opuesto, detrás del Galeras -el impresionante volcán incrustado en la cordillera, que esta vez, como pocas, se deja ver completo-, se extiende un pequeño valle sembrado de trigo. Una que otra penca, apenas sirve de barrera divisoria entre una y otra propiedad. En Guaitarilla no hay muchos cultivos de fique, pero 691 familias lo tejen. Niños, hombres, jóvenes, mujeres y, si es necesario, abuelos, tíos, primos y cuantos sea necesario se reúnen en torno a la fibra, porque quieren seguir siendo uno de los mayores productores artesanales de costal en el país. De diciembre a marzo y de agosto a octubre hay temporada alta, porque en Túquerres, Ipiales y Cumbal están cosechando la papa. Sin embargo, el resto del año urden para los cafeteros y los maiceros. “Nuestras estadísticas locales señalan que estamos confeccionando alrededor de cuatro millones de unidades anuales de sacos para el mercado papero”, indica Julia Aguirre, directora de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica y Agropecuaria (Umata) de Guaitarilla. Ellos son eslabones de la cadena, que hoy viven más del arraigo que de las utilidades. En este sentido, los detractores de don Jesús Antonio tendrían razón. El auge del polipropileno y el término
de la bonanza cafetera devastaron a todo el sector, a partir de la década del setenta. En 1975, Colombia producía 50 mil toneladas anuales de cabuya y, de acuerdo con registros entregados por las agremiaciones, en 2002 producía 24 mil; lo que quiere decir que por año se han perdido entre 500 y 1.000 toneladas. No obstante, Jackeline Rincón, secretaria técnica de la Cadena Nacional del Fique, no está totalmente de acuerdo con estas como la únicas causas de la crisis: “No es que el fique no sea productivo, es que los campesinos en su mayoría no lo consideran una planta, sino una alcancía, que recuerdan cuando se ven carentes de Esta planta de acero inoxidable hará competitivo el sueño de los fiqueros. recursos. De lo contrario, ni la abonan, ni la riegan; la ubican en los peores suelos, ¡y, con todo y eso, les da plata!”, reclama la funcionaria, dependiente de Corpoica. Esas ineficiencias, así como las de la fase de beneficio, para la cual cada familia posee una máquina desfibradora que emplea máximo 30 días y el resto del año la mantiene parada, o el requerimiento de entre siete y nueve jornales por día de trabajo, FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
factible los experimentos a mayor escala. Ahora prueba el funcionamiento del extractor, los filtros y el reactor con capacidad para transformar hasta mil litros. Uno, evaluando el rendimiento, y el otro, el desgaste del acero, el comportamiento de los disolventes o el consumo de energía, que son piezas clave para determinar las condiciones de compra del jugo a los campesinos y de la exportación de las dos sustancias. Un monopolio en manos de la China, con quienes una rueda de negocios despertó su interés, tanto como el de una casa farmacéutica nacional dispuesta a producir la 17 hidroxiprogesterona, el derivado que usa la industria farmacéutica.
ILUSTRACIÓN DE JOHN JOVEN
Una sustancia con un pH de cinco es 100 veces más ácida que el agua pura,
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CIENCIA Y TECNOLOGÍA muestran el atraso de la actividad, que ha quedado al descubierto con la exploración previa a la conformación de la Cadena Nacional del Fique, que el próximo 8 de noviembre firman cultivadores, beneficiadores, industriales, artesanos y el Gobierno a quienes cobija una misma realidad, el déficit de entre seis y siete toneladas de la fibra natural. “La idea es hacer competitivo el sector y garantizar una oferta nacional”, dice Inés Toro, de tal forma que cada eslabón de la cadena asuma compromisos y demandas de material para seguir aprovechando la fibra como tal y otorgarle valor agregado a través de la transformación de los jugos y los otros subproductos. “Pensar que esta sea una industria de El Tambo es chistoso. O es todo el país metido en esto o no funciona”, aclara. Por mucho tiempo, las 30 mil familias fiqueras que sobreviven a la crisis, según el último Censo Agropecuario, esperaron soluciones del lado de la fibra y de la mejora del precio. Atrás quedaron las épocas en que el gobierno pagaba $400 por tumbar matas de fique, y las tradicionales ruecas que por décadas han simbolizado la transformación del fique convivirán con nuevos alambiques para procesar el costoso desecho verde botado a los ríos. Una solución ambiental y social que salió no solo de la ciencia criolla, sino de la más colombiana de las matas.
Solución precoz
Comienza diciembre y una tarde de sol facilita el secado de las largas “cabelleras” blancas apostadas en altos alambres mecidos por el viento.
FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Las utilidades de la venta de los jugos del fique resultan mayores que los del procesamiento de la coca, por lo que sería una buena alternativa de sustitución de cultivos ilícitos.
En esta historia, la obstinación está hecha para Inés Toro, quien después de vivir 15 años en Estados Unidos volvió tras el sueño de hacer industria en Colombia. No para ella, pues está segura de que el 72% de la planta será de los fiqueros. En esta experiencia, salpicada de tropiezos y anécdotas, sabe que todo fue hecho al mejor estilo colombiano: la Asociación de Fiqueros de El Tambo puso seis millones de pesos, que sumados a los siete del Sindicato de Fiqueros de Nariño sirvieron para comprar el lote donde está la planta; el Ministerio de Agricultura dio $20 millones para los cimientos, Corpoica aportó $40 millones para los equipos, la alcaldía municipal entregó cerca de $10 millones para las paredes y el cierre de tejado y $70 millones el Fondo DRI. “Como quien dice, una colcha de retazos”, que para nada afana a la carismática mujer, porque sabe que el primer empeño debía salir de la comunidad; “más de la mitad de las ganancias están reflejadas con la apropiación del proyecto por parte de los campesinos”. Y es que con el mismo éxito espera librar la más grande y compleja batalla: el apoyo del gobierno. “Todo está listo, debemos ampliar los cultivos, y, según los cálculos, necesitamos un centro de beneficio por cada 50 mil matas en distintas zonas del país; ese es un esfuerzo presupuestal generoso que vale la pena emprender, porque el negocio es seguro”. Un espaldarazo fue notificado por el mismo vicepresidente Francisco Santos el pasado 31 de julio en Popayán, cuando anunció el apoyo para sembrar dos millones de semillas el próximo año en Cauca, primer productor de la fibra. “De no ser así, cada año veríamos un descenso del 10% en la producción nacional, lo que en 2010 nos pondría en graves aprietos”, asegura Jackeline Rincón de la Cadena Nacional del Fique. “Para entonces solo dispondríamos de un poco más de 10.300 toneladas, menos del 50% de la producción actual”, observa con preocupación. En otras palabras, se podría en peligro la sostenibilidad de las compañías de empaques, los artesanos ornamentales, que tienen una floreciente y exótica manufactura en Santander, los de costal ralo, en Boyacá y Guaitarilla, y, ahora, los industriales del zumo del fique. Por otra lado, la ola verde comienza a hacer fuerte presión sobre los hábitos de consumo mundiales. A partir del primero de enero de 2004, los países de la Unión Europea harán efectiva Euregap, la medida de rechazar la importación de productos empacados en materiales sintéticos. “Esto significa para nosotros la oportunidad de redimir esta fibra natural vernácula”, dice con conocimiento de causa Luis Isaac, presidente de Asociación de Fiqueros de El Tambo, orgulloso de que el fique sea originario de Colombia. Una disposición que viene como anillo al dedo por las propiedades de la cabuya, que, bien aprovechadas, abren una puerta a la economía colombiana. Otro cuento es el de los jugos que, tal como son dispuestos, constituyen un contaminante de alta toxicidad en aguas. “Aunque la solución ya está adelantada”, se apresura a comentar la profesora Rosabel Segura, “lo mejor de todo es que justamente el mayor material de desecho se convirtió en la materia prima de esta naciente industria”, al resaltar la importancia de este proyecto donde la Universidad Nacional hace evidente el aporte cientifico al desarrollo y social del país.
FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Las percepciones frente a un objeto sagrado en Bogotá, la Virgen del Campo, y los imaginarios religiosos de los capitalinos a través de cinco siglos son abordados en una extensa investigación de maestría en la que confluyen la historia y el arte. Mabel López Periodista Universia “Muy poco queda de las grandes fiestas que se realizaban en su honor, del siglo XVII al XIX, o de las 40 horas de misa que le dedicaban en los primeros años del siglo XX. Nuestra Señora del Campo sigue exhibida en su lujoso camarín de la iglesia de San Diego, en el centro de Bogotá, pero casi nadie le reza, pues son escasas las personas que saben su nombre y menos su leyenda”. Así describe la diseñadora gráfica Olga Isabel Acosta Luna el estado actual del que fuera uno de los objetos sagrados más adorados de la Santafé colonial, cuyo pasado abordó en el marco de la maestría en Historia, de la Universidad Nacional, para determinar los significados que se le habían otorgado a través del tiempo. En ese proceso, concluyó que acontecimientos puntuales cambiaron la percepción frente a la virgen, a tal punto que hoy es reconocida apenas por su valor artístico. Luego de revisar cientos de historias clínicas de imágenes, en el Centro Nacional de Restauración de Bogotá, encontró que las que se convirtieron en objeto de culto eran las que mejor se prestaban para evaluar los usos que se les dieron durante el período colonial. Así llegó a la Virgen del Campo, cuyo estilo barroco, caracterizado por los querubines, luces, espejos y arabescos que le hacían compañía, la impresionó sobremanera. Durante dos años, becada por la Fundación para la Promoción de la Investigación y la Tecnología del Banco de la República, analizó obras coloniales neogranadinas y del arte europeo de diferentes épocas, las secciones Colonia y República del Archivo General de la Nación, el Archivo Franciscano, la sección de Libros Raros y Curiosos de la biblioteca Luis Ángel Arango, y realizó entrevistas con párrocos, empleados y devotos de la iglesia de San Diego. Señal del cielo En 1610, mientras contemplaba las estrellas a las afueras de la ciudad, un grupo de clérigos y fieles observó un destello en el puente que comunicaba el convento franciscano de San Diego con el norte de Santafé. Para su sorpresa, provenía de una piedra que tenía esculpida la figura de la Virgen María. Pensaron que se trataba de un milagro, pero la explicación no era precisamente del otro mundo. La escultura había sido imaginada en Europa desde 1553, en pleno tránsito de la Reforma a la Contrarreforma, para ser contemplada como Inmaculada Concepción en la fachada de la catedral que se había ordenado construir en el centro de la ciudad, y para cumplir con la función de educar e instruir a los muiscas en la religión católica, al tiempo que la mantendría viva entre españoles y criollos. Hacia 1592, bajo la influencia del arte europeo, el escultor Juan de Cabrera empezó a darle forma. A pesar de que ya había tallado su parte anterior, consideró que la piedra con la que estaba hecha era defectuosa y decidió desecharla. Así se convirtió en parte del puente. Destino bastante
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Misticismo andino
La virgen no es la misma imagen de culto de años atrás; muchos feligreses ya no establecen un nexo afectivo con ella.
Ante el miedo a la muerte y la condena en el infierno, la sociedad colonial convirtió a Nuestra Señora del Campo en el centro de culto de la ciudad y la mayor receptora de recursos de la iglesia franciscana de San Diego.
trial, además del éxodo de los fieles tradicionales hacia otras partes de Bogotá, ocasionaron que a la larga dejara de ser un objeto de culto para retornar a la condición de imagen que tenía cuando hacía parte del puente. Los extensos terrenos de la Recoleta de San Diego fueron tomados por la administración de la ciudad, y de los franciscanos solo quedó la iglesia con su capilla. Los objetos que la virgen había recibido en la Colonia, como pulseras, vestidos, tocas, vuelos, rosarios de cuentas y coronas, desaparecieron, y poco a poco el contexto barroco se fue desdibujando, aunque el espectáculo trató de preservarse con ofrendas vistosas y coloridas, que hasta 1960 estuvieron en manos de feligreses adinerados movidos por los milagros. De estos, hoy escasamente queda Myriam Rodríguez, de 57 años, ahijada de Lucrecia Montenegro, quien durante la década del cuarenta le celebraba a la virgen la fiesta como Inmaculada Concepción todos los 8 de diciembre. Ella es una de las pocas que todavía la ven como un objeto vivo, que incluso le sonríe para hacerle saber que sus peticiones serán concedidas.
Mientras la majestuosa Señora del Campo pasa al olvido, ahora en calidad de objeto artístico inmortalizado por los historiadores, otras vírgenes herederas de la leyenda adquieren cada vez más fieles. Se trata de tres imágenes en porcelana, escultura y pintura, que reposan bajo el mismo nombre en la capilla doctrinera de la calle 152 con carrera 7, y una réplica en fibromadera de casi dos metros, que desde 1998 se encuentra en la parroquia de la Virgen de Campo, en la calle 152 con carrera 18. A ellas acuden los desempleados, que cuando obtienen trabajo le pagan con misas y mercados. La fiesta de la patrona -el 2 de julio, como la original- ya es famosa en la ciudad y se extiende cada vez más a través de las estampas que los párrocos distribuyen después de la liturgia. Convencida de que los colombianos no han dejado de basar sus creencias religiosas en las imágenes, “o si no, cómo se explica el fenómeno de la Virgen de Chiquinquirá, el Señor Caído o el Divino Niño, que se encuentran en iglesias, hogares y hasta en las carreteras”, Olga Isabel Acosta Luna investiga el tema desde Alemania, en donde cursa un doctorado en Historia del Arte, para el período colonial, pero esta vez en toda la región andina. “La idea es ver cómo funcionaron, qué significaron, y reconstruir sus tipologías e iconografías mestizas, así como analizar los géneros artísticos en los que están inscritas (escultura, pintura o grabado). Por lo pronto, Nuestra Señora continuará como el testimonio vivo de una época remota a la que el bogotano común se puede transportar con solo ingresar al templo de San Diego y escuchar la música sacra u observar los adornos recargados, que hablan sin voz de una otrora Iglesia Católica poderosa y una ciudad movida por la fe.
usual en una época en la que las esculturas que no eran de buena calidad solían dejarse de lado. A comienzos del siglo XVII, la leyenda ocurrida en el campo hizo parte de la tradición oral de la ciudad y, en 1627, la virgen fue consagrada como un objeto de culto, que reposaría en la iglesia de San Diego, donde ha tenido una capilla especial desde entonces. “El afecto de los fieles adinerados se convirtió en veneración, que se demostró a través de fiestas, misas, novenas, devocionarios, la elaboración de copias, la cesión de esclavos y la entrega de donaciones para garantizar la iluminación permanente, y un rico vestuario con aderezos, que permitía vestirla de acuerdo con la ocasión, como cualquiera de las damas de la época”, señala la investigadora. Ante el miedo a la muerte y la condena en el infierno, la sociedad colonial se volvió altamente creyente, y con el tiempo convirtió a Nuestra Señora del Campo en el centro de culto de la ciudad y la mayor receptora de recursos de la iglesia franciscana de San Diego. Una situación que se hizo permanente cuando comenzaron a atribuírsele milagros como curar enfermos, salvar a las personas de accidentes mortales o proteger las cosechas de trigo de la plaga del polvillo. De la fama al anonimato A pesar de haber sido vista como una intermediaria efectiva ante Dios durante 200 años, para el agitado siglo XIX la Virgen del Campo comenzó a perder importancia. La expropiación de bienes a la iglesia, ordenada por Tomás Cipriano de Mosquera en 1861, el crecimiento de la ciudad y la transformación de San Diego en una zona indus-
Virgen del Campo imagen de un pasado sacro Espere las próximas ediciones de
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Los indígenas que habitaron Bogotá entre 1567 y 1668 eran reconocidos y nombrados ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA
como ladinos y cristianos que hablaban castellano, aunque casi ninguno sabía firmar. Cerca de 100 testamentos de quienes conocieron de cerca la Conquista y el establecimiento del sistema colonial, algunos nacidos en la capital y otros llegados de Cauca y Nariño, o de Ecuador y Perú, reposan en el Archivo General de la Nación. Esta información hace parte del libro Testamentos Indígenas de Santafé de Bogotá, siglos XVI - XVII del historiador Pablo Rodríguez Jiménez, publicado por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo para celebrar el primer centenario de la fundación de la Academia Colombiana de Historia.
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LIBROS
Bogotá ordenada
Diferencias entre hermanos
Territorio y sociedad: El caso del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad de Bogotá. Gerardo Ardila (comp.), Universidad Nacional de Colombia – Red de Estudios de Espacio y Territorio (RET) – Centro de Estudios Sociales (CES) – Ministerio del Medio Ambiente – Fonade – DNP – Misión de Estudios para la Definición de Lineamientos de Política para el Desarrollo Integral de la Sabana de Bogotá, Bogotá, Unibiblos, 2003, 612 págs.
La vecindad colombo-venezolana. Imágenes y realidades, Socorro Ramírez y José María Cadenas (Coordinadores académicos y editores), Grupo Académico Colombia Venezuela, Universidad Nacional de Colombia, Iepri – Universidad Central de Venezuela – Convenio Andrés Bello, Bogotá, 2003, 447 págs.
En buen momento aparece este libro. Aquí están, dice su compilador, gran parte “de los documentos y reflexiones fundamentales de un proceso creativo, desarrollado por una entidad pública para fundamentar un conjunto importante de decisiones. Las implicaciones de esta experiencia han sido variadas” y, sin duda, demuestran la dimensión de un proceso con el cual se pueden reconocer “la evolución social, las características de los procesos de cambio social y cultural, la inevitabilidad del crecimiento y, en general, las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza, los cuales se usaron en muchos casos como mamparas de los intereses de fondo”. Una mirada detenida a cada uno de los documentos presentados demostrará la valía de esta compilación y, además, se podrán precisar los aspectos fundamentales del Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá. De igual forma, se demuestra que todavía existen muchos problemas que deberán resolverse con el propósito de llegar a la construcción de “una ciudad más amable, de viviendas con espacios íntimos más generosos y áreas colectivas”. Así mismo, como dice Juana Mariño, “que en un futuro cercano la ciudad y los municipios aledaños puedan contar con esa gran zona de reserva que garantice la sostenibilidad ambiental de esta ecorregión estratégica para el país”. El libro está dividido en cuatro capítulos: I. Miradas sobre el proceso del POT de Bogotá, II. El panel de expertos y las relaciones de Bogotá con su región, III. Documentos colectivos producidos por el papel de expertos, IV. Documentos administrativos del proceso. Los capítulos iniciales son estudios para comprender las dificultades que se han presentado y que han motivado las discusiones, con las cuales se construye buena parte de esta obra. Los temas son: La discusión sobre la expansión del norte de Bogotá: una aproximación desde el derecho, de María M. Maldonado; Consideraciones sobre los temas del POT de Bogotá no concertados con la CAR; La expansión urbana, del Departamento Administrativo de Planeación Distrital; La expansión urbana de Bogotá: mitos y realidades, de Alfonso Pérez; Primer ejercicio de formulación de escenarios futuros. Misión de Estudios de la Sabana, de Luis M. Cuervo; Primera aproximación al debate de cuestiones clave en la relación entre Bogotá y la Sabana, de Rogelio Salmona y Raúl Jaramillo; Primeros esbozos de escenario para la Sabana de Bogotá, de Eduardo Aldana; Algunos escenarios futuros de la red urbana, de Julio Carrizosa; Reflexiones sobre el futuro de la región de la Sabana de Bogotá, de Jorge Acevedo; Bases para una política de conservación y restauración ambiental de los recursos naturales de la Sabana y la cuenca alta del río Bogotá, de Thomas van der Hammen.
Este trabajo recoge una serie de ensayos surgidos del Grupo Académico Colombia Venezuela, que se convierten en valiosas fuentes para el análisis de unas relaciones conflictivas, que han motivado encendidas polémicas en ambos países. Este Grupo es el resultado de las relaciones que se han tejido entre profesores de la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Nacional de Colombia, que han tenido desde 1992 “un intenso y productivo intercambio de académicos de ambos lados de la frontera”. De otra parte, y como fruto de estas relaciones, “el Grupo ha orientado su actividad para darle continuidad al estudio de algunos temas que por su naturaleza cambiante exigen un seguimiento permanente, e incluir otros asuntos de gran importancia...”, con lo cual “se ha buscado también una mayor vinculación con las universidades de frontera, con los órganos de gobierno regional y con las cámaras de comercio”. El libro está dividido en cinco capítulos: I. Imágenes y percepciones entre colombianos y venezolanos, de José Miguel Salazar (q.e.p.d.). En su memoria ha sido publicada esta obra; II. Colombia y Venezuela: vecinos cercanos y distantes, de Socorro Ramírez y Miguel Ángel Hernández; III. Crisis económicas afectan la relación binacional. Dividido en dos partes: 1. Coyuntura venezolana: Relaciones económicas entre Colombia y Venezuela, de Humberto García Larralde, y 2. La integración con Venezuela en el comercio exterior colombiano: una lectura de la experiencia, de José Guillermo García Isaza; IV. Ecología, ambiente y relaciones colombo-venezolanas, de Germán Márquez y Liccia Romero; V. Lenguas y etnias de la frontera colombo-venezolana, de Esteban Emilio Mosonyi y Pedro Marín Silva. Otros colaboradores han sido Germán Rey y Margarita Coca. Es preciso indicar que cada uno de estos capítulos “está acompañado de recomendaciones que ponemos en manos de gobernantes, funcionarios, empresarios, académicos, de la población y la opinión de los dos países para contribuir al conocimiento mutuo y a la comprensión de la coyuntura crítica por la que atraviesa cada uno de los dos países y sus relaciones bilaterales”. Así, el trabajo cumple con uno de los propósitos que el Grupo ha indicado en su agenda de actividades académicas, con las cuales se puede “contribuir a la compleja y variada integración de los dos países”. Desde otras ópticas, es preciso indicar que de “las experiencias vividas se pueden derivar enseñanzas”, que con seguridad servirán a los estudiosos para que reconozcan el valor de estos estudios y de la permanente exploración de ideas y de estudios que permitan reconocer que existen variedad de temas por estudiar y que todos esos problemas repercuten en ambos países y en el interés de unas relaciones binacionales que “propicien el acercamiento de sus gentes, más allá de las relaciones políticas y diplomáticas oficiales”.
Un siglo de paces Tiempos de paz, Acuerdos en Colombia, 1902-1994, Ministerio de Cultura - Museo Nacional de Colombia - Alcaldía Mayor de Bogotá, Bogotá, 2003, 149 págs. Este catálogo de la exposición Tiempos de Paz que se presenta en el Museo Nacional es un valioso documento para entender la historia colombiana del siglo XX. En la organización de la exposición y en la elaboración de los textos de apoyo participó, entre otros, un grupo de profesores, estudiantes y ex alumnos de la Universidad Nacional de Colombia. Un recorrido por los numerosos objetos que se presentan nos demuestra “el esfuerzo de la sociedad colombiana por sentar los cimientos de la convivencia pacífica, expresado en diálogos, acuerdos y tratados entre grupos que acudían al uso de la fuerza para dirimir sus diferencias políticas y acceder al poder o mantenerse en él“, dice en la introducción de este texto Rocío Londoño. La curaduría de la exposición estuvo bajo la dirección de la maestra Beatriz González y contó con el apoReseñas de Luis Fernando García Núñez
yo de Ángela Gómez, Carolina Vanegas y Cristina Lleras. Este equipo tuvo la asesoría de los profesores Medófilo Medina, Carlos Eduardo Jaramillo y Fernán González, S. J. El catálogo, además de las presentaciones de Elvira Cuervo de Jaramillo, directora del Museo Nacional, y de Rocío Londoño, del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, tiene los artículos “Paz y reconciliación en el siglo XX colombiano”, de Fernán González G., y “Algunas reflexiones sobre los acuerdos de paz: 1982-1994”, de Carlos Eduardo Jaramillo. Luego, están los seis capítulos en que se divide la exposición: I. La paz inicia el siglo: los tratados de Neerlandia, Wisconsin y Chinácota, 1902; II. Fronteras de la guerra y de la paz, 1932-1934; III. La paz frustrada, 1953; IV. Paz y acuerdos políticos, 1956-1957; V. Belisario Betancur y “la prisa por la paz“, 1982-1986; VI. La paz de finales del siglo XX: avances y retrocesos, 1986-1994. Al final, una útil bibliografía selecta. Es necesario señalar que la idea de esta exposición procede del coloquio La paz en el siglo XX, realizado en la biblioteca Luis Ángel Arango el 21 de noviembre de 2002. En palabras de Elvira Cuervo, “el coloquio fue acompañado de un ejercicio pedagógico diseñado para estudiantes de noveno grado, acerca de cómo los jóvenes de la ciudad respetan los pactos“.
EDITORIAL
CARICATURA
El Referendo y el presupuesto de la UN Por supuesto que la política fiscal es una parte esencial del manejo macroeconómico. Y si bien debe contribuir a los equilibrios en este frente, no puede desatender su finalidad social. De allí la importancia que todo sistema democrático concede a la formación de la política de ingresos (tributarios y no tributarios) del Estado, a la capacidad efectiva de la administración de hacienda de recaudar impuestos, a la visión de quienes dirigen el Estado para proponer y ejecutar el gasto público. No en vano esta política es el resultado de un arduo proceso de negociaciones, año con año, entre los poderes Ejecutivo y Legislativo de la Nación. Sin embargo, y este es uno de los signos de los tiempos, la política macroeconómica y, dentro de esta, la fiscal, no es ya un asunto de soberanía nacional. Gradualmente, en los últimos decenios, los Estados han perdido márgenes de autodeterminación de sus políticas económicas y los gobiernos se han visto precisados a firmar diversos tipos de pactos con el Fondo Monetario Internacional (FMI): el llamado “ajuste fiscal”. Y Colombia no ha sido la excepción. Para concretar este problema, digamos de entrada que el Proyecto de Presupuesto General de la Nación, que recién presentó el Gobierno Nacional al Congreso, va a afectar severamente la buena marcha de las universidades públicas. Da la impresión de que Minhacienda asume que el Referendo será aprobado, en particular la pregunta 14 sobre congelación del gasto de funcionamiento, pasando por alto el Artículo 86 de la Ley 30 de 1992. Por eso observamos con asombro y preocupación que el monto previsto para la Universidad Nacional implica una drástica reducción del 12% con relación a lo establecido en la ley. El momento no puede ser más inoportuno. Primero, porque los rectores de las universidades públicas veníamos negociando con el Ministerio de Educación el impacto del Plan de Desarrollo aprobado hace unas semanas y, segundo, porque la mayoría de instituciones continuaban ampliando programas y cupos universitarios sobre las proyecciones de la Ley 30. El proyecto no puede ser más controversial: que el Ministerio de Hacienda asuma olímpicamente que, de ser aprobado, el Referendo inhabilitará automáticamente leyes especiales como la Ley 30. Mientras que el tema del Plan de Desarrollo se debate con miras al acuerdo, el
proyecto de Presupuesto nos cae intempestivamente como rayo en cielo sereno. Si se cumplieran dos condiciones: el acto político democrático de Referendo aprobado y una sentencia de los tribunales que diera la razón a Minhacienda, se verán gravemente afectados los programas de presencia nacional de la Universidad Nacional, principalmente en Leticia, San Andrés y Arauca, que son puntos estratégicos del país y de la Universidad. A través de estas sedes se han establecido vínculos con las sociedades locales. Allí la Universidad experimenta novedosos programas docentes e investigativos que hacen posible el jalonamiento del desarrollo económico y social de estas regiones de una manera más equitativa con el resto del país y que contribuyen decisivamente para que sus juventudes también tengan la oportunidad de formarse, mejorar sus condiciones de vida y vislumbrar un futuro más digno. Es cierto y desde esta columna reconocemos los pronunciamientos del señor presidente de la República en el sentido de paliar y morigerar al máximo tales efectos. Pero aprobada la pregunta 14 del Referendo y el actual proyecto de Presupuesto, poco será lo que pueda la voluntad del primer mandatario frente a la Ley. Y en este caso ya sabemos de antemano que dura lex sed lex. Claro que nos quedaría el chocante recurso ante los tribunales.
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Si se cumplieran dos condiciones: el acto político democrático de Referendo aprobado y una sentencia de los tribunales que diera la razón a Minhacienda, se verán gravemente afectados los programas de presencia nacional de la Universidad Nacional, principalmente en Leticia, San Andrés y Arauca, que son puntos estratégicos del país y de la Universidad. A través de estas sedes se han establecido vínculos con las sociedades locales.
DIRECTOR Marco Palacios SUBDIRECTOR Jairo Gómez COORDINACIÓN EDITORIAL Fabio Fandiño DISEÑO EDITORIAL Paula Nieto Plazas PÁGINA WEB http://unperiodico.unal.edu.co CORREO ELECTRÓNICO unperiodico@unal.edu.co TELÉFONOS 3165348, 3165000 ext. 18384 FAX 3165232 ISSN 1657-0987 DIRECCIÓN Ed. Uriel Gutiérrez, 5to piso, Transversal 38 Diagonal 40 BOGOTÁ D.C., No. 50, SEPTIEMBRE 21 DE 2003
opinión BOGOTÁ D.C. • No. 50 • SEPTIEMBRE 21 DE 2003
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Sancionar la falta de solidaridad ciudadana en el nuevo Código de Policía acarrea el riesgo de convertirnos a todos en informantes a la fuerza.
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OPINIÓn
Luis Alfonso Fajardo* Especial para U.N. Periódico En momentos de efervescencia electoral, como el actual, no es fácil hablar del Código de Policía de Bogotá. Más aún, cuando se nos ha hecho creer que el debate está superado. Nada, sin embargo, más alejado de la realidad. La discusión sobre el Código apenas comienza, dado que en la práctica se están evidenciando sus ambigüedades y sus elementos inconstitucionales, razón por la cual iniciamos esta reflexión con el Artículo 5 del Título V, del mismo Código, que enuncia los deberes de las autoridades de policía del Distrito Capital. Señalaremos solo algunos aspectos que podrán servir de punto de apoyo para una posición crítica respecto a esta norma. El Capítulo 1 se denomina “La Solidaridad”; definiéndola como un elemento esencial de convivencia, que en nada resulta novedoso. Lo que sí es novedoso es que el Código sanciona la no solidaridad, haciendo de ella una obligación, debido a que el Parágrafo del Artículo 9 termina enunciando las “medidas correctivas” que acarrean su falta o los comportamientos que no la favorezcan. Por esta vía estamos estableciendo en el Código, por ejemplo, la obligación de ser miembro de una red de informantes, ya que tenemos otra obligación: la de alertar sobre el “desarrollo de actividades que puedan implicar hechos violentos”. La solidaridad es una posición ética que surge del fuero interno de los individuos. No obstante, al convertirla en obligación y sancionar además la no solidaridad, estamos creando formas de sanción a la conciencia y a la personalidad de los individuos. Los motivos de la llamada “falta de solidaridad” son variados. Otro punto que preocupa del Código es el de la posible “legalización del proxenetismo” que hace la norma de policía. El Artículo 213 del Código Penal vigente tipifica como delito la “inducción a la prostitución”, es decir, “el que con ánimo de lucrarse, o para satisfacer los deseos de otro, induzca al comercio carnal o a la prostitución a otra persona”. El Distrito ha creado las zonas de tolerancia como una forma de estimular o inducir a que las mujeres que ejerzan la prostitución lo hagan en los sitios establecidos para tal fin. La administración debe asumir el problema social de fondo, es decir, generar empleo, alternativas laborales, educación para las trabajadoras sexuales y sus hijos, etc. Sin embargo, en los países donde se han establecido estas zonas de exclusión y apartheid social, las mujeres y hombres que ejercen la prostitución como única alternativa han quedado en poder de las mafias y los traficantes de personas. Estas zonas son la máxima expresión de intolerancia de la administración municipal. “El cartucho”, para los habitantes de la calle; las zonas de tolerancia, para las(os) trabajadoras (es) sexuales. ¿Cuál será el siguiente sector social excluido del disfrute y goce de la ciudad por motivos laborales o económicos? Otro énfasis que evidencia la incapacidad y negligencia para resolver los problemas sociales se da en los artículos del Código sobre la recupe-
ración del espacio público, el cual, como derecho que es, entra en colisión con otros como el derecho al trabajo. Al respecto, un reciente informe del coordinador de Derechos Humanos del Diplomado de Derecho de Policía, Seguridad y Convivencia, donde se capacitaron 1.050 policías de la capital de la República, es más que elocuente. Según el documento, al citar lo concerniente a la libertad de conciencia, muchos policías creen injustas las órdenes de desalojo de los vendedores ambulantes. “Muchos de ellos, agrega, piensan que es una violación al derecho al trabajo de estas personas y tienen conflictos internos y éticos cuando deben conducir a estas personas. Varios de los agentes son de origen humilde e incluso tienen familiares o parientes que son vendedores ambulantes y, por lo tanto, no consideran esta práctica un delito”. Más aún, el informe es claro en advertir otras situaciones inequitativas al respecto. Una de ellas, la estratificación de los vendedores ambulantes, haciendo “por ejemplo, que a los de grado A, de esmeraldas o dólares, no se les ordene ningún tipo de operativos...”. En cualquier caso, las medidas correctivas contempladas en el Libro Tercero del Código serán aplicadas por las autoridades de policía a partir de la llamada “discrecionalidad normada”, es decir, quedan al buen juicio del funcionario de policía que conozca del caso. Este tipo de planteamientos es bastante cuestionable mientras esté vigente el actual sistema de Operatividad y Estadística, es decir, en tanto rija la obligación de cada policía de Bogotá de cumplir con unas cifras o resultados diarios, políticas que han generado una dinámica bastante perjudicial para los Derechos Humanos de las ciudadanas y ciudadanos del Distrito Capital. Así las cosas, en aras de la “operatividad” se comenten todo tipo de excesos. Muchas de las cifras de convivencia que presenta con orgullo la administración del alcalde Antanas Mockus son dudosas a la luz de lo afirmado por uno de los agentes: “A los policías nos pusieron más a cuidar las cifras, los números y las estadísticas que a los ciudadanos. Somos policías matemáticos”. Los procedimientos donde hay más riesgo de cometer abusos contra los ciudadanos tienen que ver con el Plan u Operación UPJ, “donde de manera indiscriminada -revela un agente- se están deteniendo personas, muchas veces solo para cumplir con la operatividad, violando los derechos de los ciudadanos”. En conclusión, si estas conductas son señaladas sin utilizar la llamada “discrecionalidad reglada”, ¿que pasará cuando los funcionarios y autoridades de policía cuenten con este tipo de herramientas y tengan que cumplir con la operatividad diaria? Más violaciones a los derechos humanos. No podemos apoyar de manera acrítica este Código. Ya se dio el debate en el Concejo de Bogotá. Iniciémoslo desde la sociedad civil; es una invitación.
Cartas de los lectores Irak y la historia BOGOTÁ
“A los policías nos pusieron más a cuidar las cifras, los números y las estadísticas que a los ciudadanos. Somos policías matemáticos.”
* Catedrático Universidad Nacional de Colombia.
La exclusión como política pública
Leí con sumo interés el artículo “Irak, la destrucción de la historia”, en el cual la profesora María Claudia Romero expresa su preocupación por los daños provocados durante la Guerra al patrimonio histórico y cultural de este país. Nadie duda hoy del inmenso e irreparable daño causado a la memoria de la humanidad con el asalto al Museo de Bagdad, un verdadero acopio físico de historia universal, en donde a través de sus 3.500 piezas, robadas algunas y destruidas otras, el mundo podía atestiguar que ese otro Irak fue clave en la construcción de la civilización occidental, pues no en vano fue un territorio que vio pasar a sumerios, babilonios, persas y griegos. El territorio dio origen a mitos como el del diluvio universal y fue allí donde se creó la primera forma de escritura, la cuneiforme, y donde reposan 25.000 lugares arqueológicos. Ninguna de las tantas invasiones que soportó el actual territorio iraquí puede compararse hoy con la destrucción cultural producida por el ataque norteamericano. A ninguna de ellas se les ocurrió, siquiera, destruir el legado de culturas que contribuyeron a cimentar a los grandes imperios que moldearon a Occidente. La historia no puede, sin embargo, destruirse como lo afirma el título del artículo. Por lo demás, guardo la expectativa de que en uno próximo puedan ustedes dar espacio a esa otra destrucción cultural de que es víctima Colombia: la del saqueo continuado de piezas precolombinas que, ante la desidia de nuestro gobierno, terminan por engrosar las arcas de las casas de subasta en Londres, París o Nueva York. De ahí vale, entonces, reformular la pregunta sobre si podrá algún día Colombia recuperar el Tesoro Quimbaya o las láminas pictóricas de la Expedición Botánica. Su recuperación debería ser un acto de soberanía y dignidad nacional. Esperanza López Cantillo
Una izquierda reflexiva BOGOTÁ Pocas veces un texto como el publicado por U.N. Periódico en su edición número 49 alude con tanta certeza a las trabas y los desafíos sufridos por la izquierda en el mundo. La pluma de R.H. Moreno Durán ha puesto el dedo en la llaga al respecto de la dimensión de esa temprana discusión suscitada en la izquierda sobre cuál debe ser, en últimas, su lenguaje frente a la violencia, el terrorismo y la vigencia o no de la lucha armada. Colombia y sus intelectuales podrían aprender mucho de aquella confrontación entre Sartre y Camus. Creo, sin embargo, que en su psicoanális, la izquierda ha sido, cuando menos, más honesta que la derecha, en el abordaje de su responsabilidad frente a la violencia. Chile puede ser el ejemplo más reciente. Que se sepa, la Democracia Cristiana ni el diario El Mercurio, de Santiago, han hecho el esperado gesto público de contrición frente al papel cómplice que jugaron hace 30 años en el derrocamiento de Salvador Allende. Nohora Stella Alarcón
Nota de la Redacción En nuestra edición número 49, de agosto pasado, en la página 20, en el pie de foto, publicamos por error el nombre Antonio Palacio Ruda. El personaje correcto es Alfonso Palacio Rudas.
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Semana universitaria Francisco Montaña División Académica y Cultural FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Cumpliendo la cita que la sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia le pone cada año a la ciudad, entre el 22 y el 28 de septiembre se realiza la semana cultural universitaria. En este encuentro se buscan varios objetivos. En primer lugar, se trata de resaltar la relación estrecha que vincula a la Ciudad Universitaria con la ciudad. Relación que parte históricamente de la concepción del campus universitario como un elemento urbanístico que interviniera y armonizara el crecimiento urbano alrededor de una determinada idea de la vida académica y cultural de la ciudad y la academia, y que se desarrolla a través de numerosos aspectos: desde una clara participación en la vida cultural, académica y administrativa en los niveles locales y nacionales por medio de asesorías, investigaciones, actividades de extensión y docencia, hasta los inconvenientes para la circulación automotriz, cuando hay incidentes que así lo propician. Se trata de una relación compleja, y en consecuencia es posible verla desde muchos puntos de vista. Las ciencias humanas han hecho sus interpretaciones acerca de las interacciones sociales que forjan la cultura de los habitantes del campus, acerca de las identidades, normas, valores que circulan entre quienes lo disfrutamos diariamente, y de las relaciones que establecemos con otras instituciones del Estado, con las comunidades, con la opinión pública y con la llamada sociedad civil; las ciencias duras, por su parte, contribuyen en la construcción de la identidad de una de las instituciones de educación superior más prestigiosas del país y posiblemente del continente, realizando desarrollos científicos y aplicaciones tecnológicas de gran importancia nacional. Los dos tipos de acercamiento al conocimiento producen cerca del 70% de la investigación nacional, lo que hace de la Universidad Nacional un centro de indiscutible importancia científica. Las artes aportan, por su parte -en esta relación con la ciudad en la que está inmersa, construyendo el conocimiento y la experiencia de que son capaces. La relación de las dos ciudades, como todas las relaciones, merece ser consolidada en rituales de consagración: celebraciones del paso del tiempo que las une y las sitúa en el mismo universo.
Fiestas que al hacer una marca en el flujo temporal le permiten a los participantes detenerse y mirar, encontrar el rictus desconocido, el ángulo limado por la cotidianidad, la forma inesperada, el camino sin pisar.
La danza contemporanea vuelve este año a llenar con movimiento y música los espacios de la universidad.
FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.
Conciertos, teatro, conferencias y poesía, entre otras, hacen parte de la actividad de la semana cultural.
Fiestas que al hacer una marca en el flujo temporal le permiten a los participantes detenerse y mirar, encontrar el rictus desconocido, el ángulo limado por la cotidianidad, la forma inesperada, el camino sin pisar. La Semana Cultural Universitaria, en este sentido, es la gran fiesta de consagración de la pertenencia, vinculación, dependencia (cultural, política y académica) que se establece entre la ciudad capital y la Ciudad Blanca. En segundo término, esta Semana Cultural Universitaria ha sido diseñada con la convicción de que la cultura y los actos culturales, las manifestaciones estéticas y las reflexiones que sobre ellas se hacen, tienen, en general, y de manera particularmente aguda en nuestro ámbito académico, un componente pedagógico primordial. Primero el contacto con expresiones tangibles de la cultura y segundo la posibilidad de interactuar a través de ellas construyendo, modificando y cuestionando las redes intangibles de la misma, con lo que la cultura pasa a ser una herramienta de formación de ciudadanos responsables, tolerantes, críticos y constructivos. Es de esta manera que los actos centrales de la fiesta universitaria han sido escogidos y diseñados, pretendiendo que permitan participar de una mirada compleja y de la más alta calidad sobre la cultura nacional, por una parte, y por otra, ofrecer sus espacios a la ciudad de afuera para que la mirada de nuestros vecinos cercanos y lejanos, que son toda la capital, se renueve, al compartir actividades culturales de excelente nivel y variedad. Entonces, sea esta una oportunidad para invitar a los lectores a que, además de la programación central que aquí les ofrecemos, visiten la página web (dirección), donde podrán encontrar la programación detallada y diaria que pretende llenar el campus universitario de vida y hacer de él un cruce de caminos.
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