U.N. Periódico No. 53

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BOGOTÁ D.C., No. 53, DICIEMBRE 21 DE 2003 • PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co • CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico@unal.edu.co • ISSN 1657-0987

Con 65 años a cuestas, el estadio Alfonso López, de la Universidad Nacional, se dispone a prestarle un nuevo servicio al fútbol colombiano. El retorno de la primera división a este templo del deporte, símbolo de modernidad y de la entrada del país al siglo XX, entraña el probable inicio de una nueva etapa, más esperanzadora, para esta disciplina. La estrecha relación entre fútbol y prestigio nacional, de la que hoy muchos estados son conscientes, amerita este nuevo paso en la historia del estadio Alfonso López. Págs. 16 y 17 Partido clásico entre Millonarios y Santa Fe en los años cuarenta, en el estadio Alfonso López.

Universidad y fútbol un reencuentro necesario Transmilenio y malla vial

ECONOMÍA AGRICULTURA, NEGOCIACION DÍFICIL

El proceso de reinserción, no de paz, iniciado por el Gobierno con dos bloques de autodefensas, si bien desactiva sectores de un importante actor armado, despierta serias dudas en el ámbito internacional y jurídico. La posibilidad de que dichas negociaciones den pie a la impunidad hace difícil que exigencias similares de perdón y olvido sean hechas por otros actores del conflicto. Págs. 2 y 3

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CIUDAD DEMOCRACIA Y ESPACIO PÚBLICO

10 PERFIL MORAÑO Y LA CULTURA LATINOAMERICANA

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MEDIOS LOS REALITIES FRENTE A LA REALIDAD

Genes y cáncer de colon Basados en los estudios que demuestran el marcado carácter hereditario del cáncer de colon, investigadores de la Universidad Nacional, en cabeza del médico genetista Alejandro Giraldo, han desarrollado un nuevo método para la detección de esta enfermedad, basado en el rastreo meticuloso de los factores genéticos. Pág. 19

ILUSTRACIÓN DE ENRIQUE LARA

Convocados por la Universidad Nacional, investigadores en transporte masivo de varios países de América Latina y Europa opinan respecto al futuro de este sistema de transporte masivo. A pesar del confort alcanzado por Transmilenio, unido al aumento de la velocidad promedio de desplazamiento, los expertos se muestran escépticos por la ausencia de políticas complementarias. Pág. 9

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Reinserción de paras: luces y sombras

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ENSAYO VILLANOS Y CANCIONES

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CIENCIA Y TECNOLOGÍA GEL: LA REVOLUCIÓN DE LA AGROQUÍMICA

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EDUCACIÓN DESORIENTACIÓN PROFESIONAL

20 MEDIO AMBIENTE COLOMBIA, PAÍS IRREPETIBLE

24 CULTURA BOGOTÁ: CIUDAD IMAGINADA


Desmovilización paramilitar

Luces y sombras La reciente desmovilización de dos bloques de las AUC emerge cada vez más como un programa piloto del paramilitarismo en general, encaminado a inmunizar a este actor armado de toda acción jucicial. la lucha contra la extradición y la reforma al Código Pénal, en el centro de la ofensiva.

POLÍTICA BOGOTÁ D.C. • No. 53 • DICIEMBRE 21 DE 2003

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FOTOGRAFÍA DE ARCHIVO

El proceso de desmovilización del bloque Cacique Nutibara en la ciudad de Medellín, a finales de noviembre, y de las autodefensas de Ortega en el Cauca, a comienzos de diciembre, como resultado de las gestiones de acercamiento y diálogo con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) realizadas por el gobierno nacional, que condujeron a los acuerdos del 15 de julio en Santa Fe de Ralito, ha generado una preocupación mayor en la comunidad internacional de derechos humanos y en los distintos sectores de la sociedad civil colombiana, sobre los mecanismos de aplicación de justicia en torno a los delitos atroces y de lesa humanidad, y las posibilidades de que estos sucumban a prácticas de impunidad agenciadas desde el establecimiento. En general, en los medios académicos, sociales y políticos se piensa que el proceso de desmovilización de los grupos paramilitares en el país, en el camino de alcanzar una paz estable y duradera, debe erigirse en la construcción de unas relaciones de confianza no solamente entre los actores directamente comprometidos en el mismo, sino, lo que es esencial, en la plena aceptación de la sociedad colombiana en general, víctima directa e indirecta de sus acciones. Los procedimientos y las garantías que soportan esa confianza para el cumplimiento de lo acordado por las partes en el escenario político deben ceñirse al ordenamiento jurídico en el que se producen las dinámicas de diálogo, negociación y desmovilización, y a las obligaciones adquiridas con los tratados internacionales, de tal manera que la justicia no se convierta en víctima de los afanes políticos e institucionales. Nadie en el país se negaría a la construcción de un proceso de paz que pusiera fin al terror, la angustia y la incertidumbre en la que viven millones de colombianos. Nadie se negaría a celebrar el fin de la dictadura del miedo y la muerte y el advenimiento de la convivencia pacífica. Sin embargo, la historia reciente de muchos países de América Latina y el Caribe, entre los que se pueden señalar Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Brasil, Honduras, El Salvador, entre otros, nos enseña que procesos como este o similares deben construirse sobre bases firmes en el orden jurídico, ético y moral, político, económico y social, que convoquen la mayor cicatrización de las heridas generadas por la barbarie y terror que ha golpeado al conjunto de la sociedad colombiana en su historia reciente y que hoy constituye parte fundamental de sus reclamos de justicia.

ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN

Carlos Medina Gallego Profesor Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales

Los grupos paramilitares desplazaron a la guerrilla de importantes regiones del país, transformaron sustancialmente las relaciones con la población, aniquilaron la resistencia social y la oposición democrática de la sociedad civil, se convirtieron en nuevos agentes de la acumulación capitalista, generando en el campo el fenómeno del desplazaEl desmovilizado miento forzado y por esa vía la relatifundización y la implementación de grandes proyectos agroindustriales, bajo su tutela. Los acuerdos de desmovilización de los gruComo estrategia de guerra, unieron la lucha pos paramilitares nos convocan a una caracterizaantisubversiva con la industria del narcotráfico y el ción de este actor que nos permita mirar la direspaldo al Estado en una sola concepción de la guemensión real de la problemática que se pretende rra irregular, que fue construyendo corredores parasolucionar y las implicaciones que esta pueda gemilitares, territorialidades propias, zonas de consolinerar a futuro. No se trata en este caso de homdación del fenómeno, y la irrupción de paraestados bres armados con el deseo de incorporarse a la locales, que se fueron entrelazando hasta convertirvida civil e institucional después de un largo pese en un fenómeno nacional de poder. ríodo al margen, en una confrontación con actoLos paramilitares han contado con el apoyo res institucionales y contrainstitucionales, en ejerde amplios sectores empresariales, hacendados, cicio privado del poder de la fuerza con propósitos ganaderos, comerciantes, instituciones de seguridefinidos. No, el fenómeno del paramilitarismo es dad del Estado (FF. MM. y Policía), Fiscalía y gomucho más que eso: los grupos paramilitares son biernos locales y regionales, con una significativa el hecho militar de mayor crecimiento en los últirepresentación en el parlamento colombiano y una mos años, de mayor efectividad criminal en térmiprofunda afinidad con la actual administración y nos del ejercicio de las prácticas del terrorismo y el la concepción de Estado comunitario. mejor soporte con que ha contado el Estado para Su proceso ha permeado importantes sectores el desarrollo de su estrategia de guerra contrainde la población que los apoya y los considera autosurgente. ridad. Han demostrado la efectividad del crimen y el terror como instrumento de control social y político y de acumulación y defensa de la riqueza. El paramilitarismo ha sostenido y desarrollado una estrecha relación con el narcotráfico hasta hacer parte de sus procesos económicos, ha organizado sus ejércitos, vigilado sus economías, desalojado campesinos y generado procesos de relatifundización narcoparamilitar en distintas zonas del país. Ha construido una estrategia de legitimación social que cuenta con un amplio apoyo de los medios de comunicación y un discurso de redención social y política de la sociedad colombiana, sobre el cual construye su "autoridad moral", generando un fenómeno de fascismo social creciente. Sus economías de gueAspecto de la desmovilización del bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia, el pasado 25 de rra se levantaron sobre las noviembre en Medellín

Acerca de la necesidad de la existencia de los partidos políticos, Jaime Andrés Niño, investigadordelInstitutodeEstudiosPolíticosyRelacionesInternacionales,Iepri,afirmaquetienen una labor fundamental como mecanismos de construcción de reputaciones, clave para reducir las ineficaciasdeladelegaciónpolítica.Advierte,además,que“loscandidatos,motivadosporsuafán deganar,confrecuenciapresentanplataformasprogramáticasquenoobedecenasuspreferencias ideológicas”locual,sumadoalaincapacidaddelosvotantesparadistinguirlasrealesconvicciones deloscandidatos,dacomoresultadoquemuchasvecessehaganeleccionesadversas.


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Ahora nuestra página en Internet le ofrece el índice temático y de autores organizado alfabéticamente, en el cual usted encontrará todos los artículos publicados en U.N. Periódico, desde su primera edición. D I V E R S I D A D • O P I N I Ó N • E X P R E S I Ó N

POLÍTICA

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prácticas del narcotráfico, el secuestro, la extorsión, el robo de combustible, la apropiación de recursos oficiales, especialmente de carácter municipal y departamental, la expropiación de tierra y la generación de economías agroindustriales mediadas por el testaferrato, entre otros mecanismos de financiación que comprometen las economías regulares, las industrias regionales e incluso la presencia transnacional en la explotación de recursos estratégicos. Para alcanzar el nivel de desarrollo del fenómeno, recurrieron a todas las formas posibles de criminalidad y terror, asesinatos selectivos, masacres, magnicidios, torturas, detenciones desapariciones, sicariato, atentados, desplazamiento forzado, crímenes atroces y de lesa humanidad. Es esta la magnitud del actor que se pretende desmovilizar mediante una ley de alternatividad penal, en un proceso en el que, si no explícitamente, se le está solicitando a la sociedad colombiana que otorgue, bajo la promesa de una paz incierta, el recurso de perdón y olvido. En síntesis, el paramilitarismo se ha convertido en un fenómeno militar, social, económico y político de una gran complejidad en los espacios local, regional y nacional, cuya percepción no puede reducirse a la de un grupo de hombres armados que operan por fuera de la ley y que ahora quieren desmovilizarse y reincorporarse a la vida social y política del país. Reinsertar el cuerpo militar sin tomar en consideración el conjunto del fenómeno equivale a legalizarlo.

rídicamente tolerable", en un proceso de esta naturaleza, corre el riesgo de terminar de hecho convertida en una ley de perdón y olvido, al buscar que el victimario acepte su responsabilidad, repare a las víctimas o a sus familiares y tenga algún tipo de pena alternativa distinta a la prisión, lo que resulta un tratamiento judicial benévolo para la naturaleza de sus crímenes. El compromiso adquirido por el Gobierno de buscar mecanismos judiciales para facilitar la reinserción de las agrupaciones al margen de la ley, en este caso, los paramilitares, lo obliga a tratar de armonizar la legislación con los tratados internacionales. La situación no es fácil. El Gobierno, ha iniciado un proceso en el que, sin anclajes jurídicos claros, pone en riesgo no solo su propia legitimidad, construida sobre la fuerza y con mucha precariedad, sino los fundamentos mismos del Estado social de derecho. El Alto Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, artífice del proceso de reinserción de los grupos paramilitares.

Preocupaciones de un proceso gris Descritas las características generales del actor a desmovilizarse, la magnitud del fenómeno que representa y la complejidad alcanzada por el mismo, no es extraño que surjan una serie de inquietudes e incertidumbres sobre el proceso que se viene adelantando y las implicaciones sociales, económicas, militares y jurídicas del mismo. En su conjunto, estas preocupaciones podrían sintetizarse en los siguientes aspectos: para algunos no existe un auténtico liderazgo político y militar, y el que hay está más unido a pequeños feudos paramilitares que funcionan como estructuras empresariales de la guerra terrorista y el narcotráfico. Las fracturas y contradicciones internas, los intereses particulares y las diferencias en los desarrollos económicos, sociales y políticos de las distintas estructuras, que se han puesto en evidencia, imposibilitan un proceso en bloque y la garantía de su desmovilización total. La desmovilización de los paras desajusta el sistema de seguridad construido por empresarios y ganaderos que usufructúan económicamente las lógicas del terror y se sienten inseguros con la desaparición del fenómeno. Se considera que el Estado no tiene la capacidad de garantizar la seguridad y dar cobertura a la totalidad del territorio nacional donde opera el narcotráfico y la guerrilla y que la ampliación del pie de fuerza tendría un elevadísimo costo económico para el país y el sacrificio de recursos de inversión social que serían destinados a la guerra Las Fuerzas Militares pierden su más importante aliado, el actor más exitoso -incluso que ellas mismas- en la recuperación del territorio nacional, si llega a darse su auténtica desmovilización. En algunas regiones en las que la experiencia paramilitar se gestó dentro de la institucionalidad, el proceso terminaría siendo una reinserción institucional a la manera de soldados y lanceros campesinos.

El paramilitarismo ha sostenido y desarrollado una estrecha relación con el narcotráfico hasta hacer parte de sus procesos económicos, ha organizado sus ejércitos, vigilado sus economías, desalojado campesinos y generado procesos de relatifundización narcoparamilitar en distintas zonas del país.

La guerra paramilitar se ha hecho una empresa rentable de seguridad parainstitucional, que ha ido creando un oficio y una forma de vida de la que a muchos les resultaría difícil desprenderse, pues equivaldría a renunciar a un tipo de economía y recursos que legalmente no serían de tan fácil adquisición. Mientras los actores insurgentes del conflicto colombiano permanezcan activos, los paramilitares van a ser considerados como una opción para enfrentarlos. Pueden cambiar líderes, siglas y discursos, y continuar operando después de un proceso en el que se hace inventario de acumulados, se lavan economías, se indultan y legalizan jefes y dirigentes y se oxigena un gobierno cuyo origen está estrechamente ligado a este fenómeno. A estas preocupaciones se suman las que tienen que ver con los riesgos de unir a los procesos de desmovilización los delitos del narcotráfico como conexos, incluyendo a empresarios de la droga en eventuales acuerdos en los que, desprendiéndose de parte de los capitales para contribuir a la reparación del daño causado, legalizarían de paso sus fortunas y se reinsertarían a la vida legal. Los paramilitares han venido trabajando desde sus propios intereses la desmovilización: han hecho las consultas necesarias y han contratado, según se sabe, los estudios correspondientes de las opciones que les ofrece la ley para determinar las características de las demandas en el campo jurídico en la negociación política del proceso. Las recomendaciones giran en torno a lograr una negociación que evita la extradición por delitos conexos con el narcotráfico, señalan que no se les puede juzgar por el delito de "concierto para delinquir", aconsejan modificar el Código Penal para aplicar adecuadamente la sedición y el terrorismo. Demandan del Gobierno Nacional y de la sociedad un tratamiento político para sus delitos, argumentando que si es político levantarse en armas contra el Estado igual lo es levantarse en armas para defenderlo. El creciente rechazo nacional e internacional a los términos de la ley de alternatividad penal propuesta por el Gobierno, en la aplicación de una novedosa interpretación del llamado Derecho Transnacional, escuetamente simplificado por la vicepresidencia en la trilogía verdad, justicia y reparación de daños, que en la práctica tienen que ver fundamentalmente con el grado de impunidad "ju-

Lo mínimo a tener en cuenta

Para superar esta situación y adelantar un proceso con justicia, es importante tomar en consideración varios aspectos: 1. Ponderar en su justa dimensión la naturaleza y la complejidad del fenómeno paramilitar y lo que el mismo ha significado en el escalamiento de la violencia, las transformación de las relaciones de poder local y regional, los proceso de acumulación violenta de capitales, el desarrollo de la economía del narcotráfico, la generación del fenómeno del desplazamiento forzado, la violación de los derechos humanos y el Derecho Internacional humanitario, entre un centenar de aspectos que no se pueden pasar por encima. 2. Prestar especial atención a la situación de las víctimas y a sus aspiraciones de justicia, en términos de cero impunidad para los delitos cometidos por estos grupos, creando para ello una comisión de la verdad y la reconciliación, con instituciones y personalidades de la comunidad nacional e internacional. 3. Tomar en consideración las observaciones y recomendaciones de los organismos de derechos humanos del orden nacional e internacional, más que confrontar y descalificar sus pronunciamientos, y proceder conforme al ordenamiento jurídico colombiano y a los tratados en materia de derecho internacional humanitario y derechos humanos. 4. Establecer los verdaderos alcances de un proceso de esta naturaleza y las posibilidades reales de su superación definitiva, de tal manera que este no se reactive con el cambio de administración y enfoque en la conducción del Estado. 5. Cuidarse de que en el camino de desparamilitarizar el conflicto, no se termine por institucionalizarlo como fenómeno complejo de carácter social, económico y político. 6. Prever las consecuencias de la vinculación de los desmovilizados a tareas de seguridad en el control del orden publico, o en los espacios del sector público, lo que podría enviar como mensaje, en una sociedad como la nuestra, desempleada, un eslogan como “hágase paramilitar, consiga empleo y otros beneficios”. 7. Tener absolutamente claro que una ley de perdón y olvido, de facto, deja un mal precedente para la historia futura de los conflictos armados. Y que no se puede alcanzar una autentica paz sobre el terreno de la impunidad.


La agricultura frente al FOTOGRAFÍA DE ARCHIVO

Mientras crecen las voces en demanda de una mayor transparencia en las negociaciones para la firma de un acuerdo bilateral de libre comercio entre Colombia y Estados Unidos, el sector agropecuario, desde el ámbito oficial, pone sus cartas sobre la mesa. Carlos Gustavo Cano* Especial para U.N. Periódico El Gobierno de Estados Unidos ha insistido en que las negociaciones de libre comercio que se adelanten con Colombia tengan como guía el tratado suscrito con Chile. Es una situación sobre la que no hay objeción alguna, siempre y cuando se reconozca, como en efecto el Representante Comercial de Estados Unidos lo ha admitido, la especificad de la agricultura colombiana. Para empezar, la agricultura chilena es mucho más pequeña que la nuestra, en términos tanto absolutos como relativos dentro del PBI; su composición está determinada por condiciones agroecológicas propias de las zonas templadas; y, con relación a la norteamericana, es de contraestación y, por tanto, complementaria. En segundo término, hay que tener en consideración el origen rural del conflicto social que padece Colombia y la estrecha conexión existente entre la suerte de nuestra agricultura y el terrorismo, como quiera que, según lo ha explicado reiteradamente el presidente Uribe, cada vez que aquella se debilita, se fortalecen los cultivos de uso ilícito y los grupos violentos que derivan su financiamiento fundamentalmente de su expansión y tráfico. Ahora bien, de los tres pilares de las negociaciones de libre comercio -el libre acceso a los mercados, la eliminación de los subsidios a las exportaciones y la supresión de las ayudas internas a los agricultores-, solo se podrán alcanzar acuerdos respecto a los dos primeros. El tercero tendrá que ser negociado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) con las otras potencias agrícolas, como la Unión Europea, Japón, Corea y Canadá, aparte de México. Entre otras razones, porque resulta técnicamente inviable distinguir y luego excluir de dichas ayudas internas a los productores según destinen o no su producción a un mercado de un país específico. No obstante, en el caso de los renglones más subsidiados y, en consecuencia, los más distorsionados a través de sus precios internacionales, sería indispensable adoptar salvaguardias, derechos compensatorios o contingentes arancelarios durante el período de transición. Ahora bien, dadas las peculiares características de la agricultura de Colombia, de su conflicto social y del flagelo de las drogas, dicho período deberá ser más prolongado que el acordado en el Tratado de Libre Comercio (TCL) con Chile (12 años), y aún que el del celebrado con México (15 años).

Las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Colombia deben tener, según el Ministerio de Agricultura, un tratamiento especial para el sector agropecuario.

Subsidios a las exportaciones En cuanto a los subsidios a las exportaciones destinadas a Colombia, Estados Unidos deberá eliminarlos en su totalidad, poniendo fin a la aplicación del Export Enhancement Program, del Dairy Export Incentive Program, del Market Promotion Program, y del Export Credit Garantee Program. A cambio, deberá disciplinar los créditos para financiar las exportaciones a nuestro país únicamente mediante la aplicación de tasas de interés y plazos corrientes de mercado. En materia de acceso de nuestra agricultura al mercado norteamericano, Colombia seguirá un tratamiento rigurosamente recíproco. En tal sentido, deberá presentar, al igual que lo hará a su vez Estados Unidos ante nosotros, un conjunto de demandas mínimas al inicio de las negociaciones -aparte de la racionalización de las normas de origen y la eliminación del escalamiento arancelario que discrimina contra los procesos de agregación de valor-, entre las que cabe señalar de manera sumaria las siguientes: Para el azúcar, aumento en el primer año de operación del TLC de la cuota anual de 25.000 a 160 mil toneladas, resultante del promedio de las cuotas dejadas de utilizar por los demás países beneficiarios durante los últimos tres años. Y, tras incrementos adicionales y graduales a lo largo del período de transición que se convenga, la liberación total, sin aranceles ni cuotas, al final del mismo. Bioetanol: eliminación a partir del primer año de operación del TLC del arancel y de los impuestos adicionales para los alcoholes etílicos o mezclas que los contengan, y que se destinen a uso como combustible, o para producir mezclas con gasolina, a fin de ser usadas como combustible.

De los tres pilares de las negociaciones de libre comercio solo podrán alcanzarse acuerdos para los dos primeros casos.

TLC

Carne de bovino, leche y derivados lácteos: adopción a partir del primer año de operación del TLC del principio de regionalización de las zonas libres de aftosa con vacunación, así como de otras enfermedades, de suerte que mediante la fijación de una cuota significativa con incremento gradual y sin aranceles a lo largo del período de transición hasta su liberación total, Colombia pueda comenzar a efectuar sus exportaciones de carne y leche al mercado norteamericano, previo el diligenciamiento de los protocolos sanitarios y la acreditación de los frigoríficos y las plantas de pulverización de Colombia por parte de las autoridades norteamericanas, concretamente del Food Safety Inspection Services (FSIS). Igualmente, supresión de la prohibición de las importaciones de productos de carne no cocidos, como los jamones y las salchichas. Frutas tropicales, pulpas, jugos y demás preparados: resolución favorable y expedita en el primer año de operación del TLC de las solicitudes pendientes de aprobación fitosanitaria para las frutas tropicales y sus productos derivados provenientes de Colombia por parte del APHIS y el FSIS. Ya se impartió la aprobación para uchuva, pitahaya y lulo en fresco. Están pendientes el tomate de árbol, el tomate de mesa, la papaya hawaiana, la guanábana, la granadilla, la guayaba y la curaba en fresco, entre otras. Se deberá extender el acceso para las pulpas, jugos y demás productos elaborados que se deriven de dichas frutas. Recursos marinos, acuicultura y pesca ornamental: flexibilización a partir del primer año de operación del TLC de las normas ambientales y eliminación de las barreras arancelarias y no arancelarias sin soporte científico confiable y suficiente para productos clave de nuestro potencial de pesca en el mar, como el atún y el camarón, por parte del Nacional Marine Fisheries Service. Hortalizas frescas y preparadas, plantas medicinales y sus derivados, y plantas vivas: flexibilización de las normas cuarentenarias y eliminación de las barreras arancelarias y no arancelarias sin soporte científico confiable y suficiente para las importaciones por parte del APHIS y del Fish and Wildlife Service. Igualmente, agilización de las inspecciones de plantas y flores frescas en Miami y demás puertos -conocidas como el Plant Protection and Quarentine Program-, cuyas demoras debidas a la rigidez para establecer más de un turno y cuyos excesivos costos por horas extras y otros conceptos (cerca de US $4 millones en el 2002) se han constituido en una formidable barrera al comercio en el caso de las flores colombianas. Aceite de palma: supresión de las normas de etiquetado que discriminan sin soporte científico confiable y suficiente en contra de las propiedades del aceite de palma, y apertura y liberación comercial del mercado norteamericano para biodiesel destinado a la sustitución de ACPM. Finalmente, para Colombia capítulo esencial del TLC con Estados Unidos tendrá que ser, sin duda, la constitución de un fondo para la reconversión tecnológica de su agricultura. Dicho fondo deberá dotarse primordialmente con recursos no reembolsables provenientes de la cooperación norteamericana, en una cuantía equiparable, a valor presente, a la que recibió Colombia durante la revolución verde, entre mediados de la década del sesenta y mediados de la del setenta. * Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural.

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ILUSTRACIÓN DE JOHN JOVEN

ECONOMíA

El país más vulnerable ante las propuestas económicas del ALCA es Nicaragua, seguido por Ecuador y Honduras, y las naciones con el menor riesgo son Uruguay y Costa Rica, sostiene la nueva versión del Índice Latinoamericano de Vulnerabilidad ante el Libre Comercio presentado en la reciente cumbre de Miami. Entre los 10 países más vulnerables, ocho corresponden a naciones donde el peso de las exportaciones en la economía es alto o muy alto, con alta proporción de productos primarios. En la mayoría de los países estas exportaciones alcanzan más del 67%, pero en algunas naciones, como Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Panamá, ascienden al 85%.


y el Caribe comienzan a ampliar la cobertura y los programas de tratamiento contra el sida. Human Rights Watch señala que “Brasil, enfrentando las presiones conjuntas del gobierno y de las compañías farmacéuticas norteamericanas, ha reducido el número de muertes asociadas a la enfermedad en 50% a través de un plan nacional que garantiza al paciente el acceso universal al tratamiento antiretroviral. Lo mismo están haciendo Argentina, Costa Rica y Uruguay”.

ILUSTRACIÓN DE ENRIQUE LARA

Las negociaciones del ALCA se desarrollan en momentos en que América Latina

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ECONOMÍA

Heliodoro Argüello Arias, Ph.D. Profesor Asociado Facultad de Agronomía

Dependencia cero

La agricultura ha permitido a la sociedad no solo el progreso, en términos de calidad de vida, sino también fortalecer la cultura y la identidad de los pueblos. Ha estado íntimamente ligada a tejidos sociales, a naciones y etnias y hasta al orgullo nacional, así como el café identifica en buena parte a la cultura colombiana, el arroz identifica a los chinos, el maíz a muchos pueblos precolombinos, la yuca a las comunidades amazónicas y la papa a la cultura andina, entre otros ejemplos. Esa identidad no solo está basada en unas tecnologías adecuadas, sino en algo más importante, en el desarrollo de tejido social, de relaciones, sin las cuales la tecnología por sí sola no hubiera sido exitosa. El logro ha dependido en gran medida de cómo los sistemas productivos son fruto de un nivel de altísima compatibilidad entre los recursos naturales, el conocimiento de su buen uso y el desarrollo de una capacidad organizativa, innovadora y de adaptación local para superar las restricciones, sin tener que depender de tecnologías externas. La palabra riesgo a menudo resume la percepción que los productores rurales tienen de la sostenibilidad. El riesgo es bien percibido por el pequeño productor cuando es renuente a los programas de transferencia de tecnología. Y no es porque no entienda las nuevas tecnologías, sino más bien porque estas apuntan a romper su racionalidad, es decir, a convertir sus sistemas de producción en dependientes de los paquetes tecnológicos o, mejor, de cosas que él sabe que a la larga no podrá pagar, como el crédito, los fertilizantes, los plaguicidas, los fungicidas, los herbicidas. Los altos rendimientos por unidad de área logrados por los paquetes tecnológicos “modernos” se basan en una alta dependencia de insumos externos, entre los cuales, hasta la última década del siglo XX, los fertilizantes, plaguicidas y herbicidas eran los más importantes, pero que en el nuevo siglo han comenzado a ceder su espacio a la nueva estrategia de acentuar aún más la dependencia a través de la forma más sofisticada de agricultura por contrato, las semillas transgénicas, donde ya el productor no será más un empleado indirecto de las casas de agroquímicos, sino directo de las pocas multinacionales que en el mundo manejarán las semillas. Los agroquímicos, en la mayor parte de los cultivos, representan entre el 35% y 50% de los costos directos. La dependencia a estos insumos, en gran parte, es la causa de que la rentabilidad sea marginal para el productor; mientras las ganancias se quedan en manos de los comerciantes de insumos. Esta realidad plantea graves conflictos de equidad social, ya que, como se manifestó anteriormente, la subordinación genera una relación tal que los productores terminan trabajando para el beneficio de las compañías de agroquímicos. El efecto, de esta situación en la seguridad alimentaria muestra repercusiones de sumisión aún más graves. Colombia era autosuficiente en producción de alimentos, pero a partir del año 2000 es un importador neto. En el campo de la producción animal, el fenómeno es notable en las materias primas para los concentrados, industria que produce anualmente algo más de tres millones de toneladas, elaboradas con un 70% de materias primas importadas. Solo en el caso del maíz amarillo, la industria importa cerca de dos millones de toneladas, mientras en el caso de la soya (grano y torta) se importan alrededor de 200 mil toneladas. Esta situación

base para un agro sostenible El creciente peso de los agroquímicos en la estructura de costos de los alimentos, una realidad que va en contravía a todo esfuerzo de autosuficiencia alimentaria. se ha venido dando debido a la falta de políticas que defiendan la producción nacional. La naturaleza excedentaria de los mercados internacionales de estos productos, que en un contexto de libre mercado repercute en la definición de los precios internos, ha conducido a la postración económica y productiva de muchos productores, que no pueden competir en condiciones de tal desigualdad. Hacia sistemas de producción con dependencia cero La sociedad hoy en día demanda disponibilidad de alimentos abundantes, baratos y sanos. La tendencia, sin embargo, nos muestra que estos, aunque abundantes, son no solo cada vez más costosos, sino que además son contaminantes, en muchos casos con riesgos graves para la población y el ambiente. Aunque desde hace algún tiempo se viene demostrando que se pueden producir alimentos abundantes, baratos, y particularmente sanos, sin tener que depender de los agroquímicos, a través de tecnologías limpias que incluyen compostaje, biofertilizantes, biopesticidas y sistemas de producción diversificados en el tiempo y en el espacio, todavía no se cuenta con políticas que estimulen de manera decidida la investigación, el crédito y la transferencia de tecnología para impulsar decididamente estas tecnologías. Las tecnologías basadas en el uso de insumos limpios permiten no solo producir alimentos sanos, sino disminuir el grado de dependencia que las tecnologías que los agroquímicos han generado. Así mismo, el negocio de la agricultura tendría unas relaciones más justas, de tal manera que las FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.

La autosuficiencia alimentaria, un reto que impone soluciones a la creciente dependencia de los agricultores respecto a los insumos producidos por los países industrializados.

ganancias se redistribuirían hacia los productores. A mediano y largo plazo, las tecnologías limpias, gracias a sus efectos benéficos para el ambiente, tienden a disminuir los costos de producción, generan mayor uso de mano de obra y, por ende, mayor empleo. Como la sociedad igualmente tiende a pagar más por la calidad, los Estados tendrán que reconocer que parte de los gastos en salud deben ser encaminados a estimular la prevención de enfermedades, donde la calidad del alimento es la clave. Como un ejemplo que permite analizar las verdaderas posibilidades de sistemas cero dependientes, es de sumo interés la experiencia del programa nacional de agricultura orgánica de Costa Rica y, en especial, del proyecto hortalizas orgánicas. Frente a la problemática expuesta, allí la producción de hortalizas emerge como una alternativa potencial para dar respuesta a los pequeños productores, ya que su desarrollo conjuga las dos variables principales que requieren para afrontar exitosamente los nuevos escenarios económicos y comerciales: ciclo corto y bajo costo. Su condición de productos perecederos puede ser tratada con una adecuada organización de los productores y la transferencia de tecnologías actualmente disponibles en el mercado, lo cual sle confiere un mayor valor agregado a la producción. En la experiencia costarricense, la remolacha, el cilantro, la lechuga americana y la Boston, así como la zanahoria, presentan mayores rendimientos con el manejo convencional. Para ello, los productores emplean grandes cantidades de agroquímicos, tanto fertilizantes como pesticidas, y esto se ve reflejado en los costos de producción, con la consecuente carga económica que ello representa. A pesar que en la actividad orgánica se le dedica tiempo al manejo del suelo, sería de esperar que estas acciones presenten una mayor concentración de sus costos en el rubro de mano de obra; sin embargo, llama la atención que, de los 10 productos analizados, cinco tienen costos de mano de obra menores que sus similares convencionales; entre estos: cilantro, lechuga americana, lechuga Boston, perejil y habichuela. La remolacha orgánica genera porcentajes de participación muy similares a la convencional. En los 10 casos analizados, siete productos orgánicos presentaron mayor rentabilidad que los productos convencionales: repollo morado, remolacha, brócoli, habichuela, lechuga Boston, repollo verde y zanahoria. El resto de productos dieron una mayor rentabilidad en los casos convencionales. De estos, el brócoli, el repollo morado, el repollo verde y la habichuela dan mayor rendimiento por área (productividad) que sus similares convencionales. Se puede aspirar a la sostenibilidad en la medida en que se logre una adecuada compatibilidad entre los recursos naturales, el conocimiento de su buen uso y el desarrollo de una capacidad organizativa, innovadora y de adaptación local, de tal manera que los excedentes económicos queden en la región, permitiendo el encadenamiento de actores sociales y productivos, disminuyendo la dependencia de factores externos. Este encadenamiento debe fortalecer la cultura y con ella la autoestima y el desarrollo de las comunidades rurales.


El espacio público como escenario de gobernabilidad De la imagen de “desarrollo”, que alienta su dimensión física, a la auténtica construcción de lo público en cuanto tal. Una aproximación al caso de la ciudad de Bogotá. Carlos Mario Yory Profesor Asociado Facultad de Artes La noción de desarrollo es, sin lugar a dudas, una de las más ambiguas y complejas en las ciencias sociales. Acuñada en el siglo XX como consecuencia de la dinámica social y económica suscitada mundialmente por la revolución industrial, se convirtió, a partir de la Segunda Guerra Mundial, en el estandarte que, bajo el deseo de constituir un orden global, Occidente, en cabeza de su nación más poderosa, EE.UU., impulsó sobre la base de alentar la realización de toda una serie de acciones orientadas principalmente a la revitalización de Europa y, con posterioridad, a mejorar las condiciones de vida de las naciones “más atrasadas” a través de la generación de ese peligrosísimo y asimétrico pacto que representó la Alianza para el Progreso. La consecuencia de esta política mundial no se hizo esperar en las naciones de economías más pobres: una irracional carrera modernizadora que, dadas sus específicas condiciones políticas, económicas y sociales, no podía generar más que un efecto de “modernismo sin modernidad”, o lo que es lo mismo, de “desarrollismo sin desarrollo”, ya que mientras la inversión en obras de infraestructura e industria se disparaba (de la mano con el deterioro ambiental) la inversión social decaía, pues la prioridad consistía en pasar, sin escalas, de la mula al jet, y el “progreso” suponía un derrotero

de índole exclusivamente técnica-tecnológica orientada a la productividad per se. Obviamente, pronto se dejó sentir la enorme brecha existente entre desarrollo y crecimiento económico, pues los indicadores que asumían estos dos conceptos como correlativos no contemplaban el acceso al empleo, al cobijo, a la alimentación, a la salud, a la educación, a la calidad ambiental e, incluso, a los derechos humanos, como variables fundamentales a tener en cuenta. Por lo anterior, quizá el principal problema que subyace, a la hora de usar el término, estriba en la noción de valor que, a través de él, se pone en juego y, consecuentemente, en aclarar qué idea de desarrollo es la que se defiende. En cualquier caso, debe entenderse como un asunto social y, por lo mismo, como una construcción colectiva que, en todo, ha de responder, en su filosofía e instrumentos, con derroteros y expectativas sociales a través de los cuales un determinado grupo humano establece su relación con el entorno y, a partir de él, con el mundo en general. No obstante, lo que ocurrió en las ciudades de América Latina a lo largo de su denodada búsqueda de desarrollo -tratando de imitar el modelo desarrollista impuesto por los países de las economías más fuertes- fue un debilitamiento aún mayor de sus economías (inversamente proporcional al aumento de su dependencia), motivado por una desesperada venta de imagen (valga decir, de atractivo) a través del lenguaje de desarrollo, modernización y progreso que, en sus particulares códi-

El mobiliario urbano, la cara más visible de un concepto de espacio público jalonado por los gobernantes gracias a sus dividendos políticos.

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Bogotá cuenta con 93 salas de cine, 102 bibliotecas, 45 galerías de arte, 63 museos, ILUSTRACIÓN DE ENRIQUE LARA

COYUNTURA

Gobernar la ciudad y salir con éxito de ello es mucho más complicado que gobernar un Estado, en la medida que las ciudades son lugares donde los ciudadanos ven realizarse sus opciones.

gos -promovidos como valores universales- alentaba la civilidad. Consecuencia de esto, la ciudad debía abocarse a la construcción de enormes y atractivas infraestructuras, así como de edificaciones emblemáticas cargadas, en lo posible, de un modernizante “estilo internacional”. Enormes inversiones que, al menos en las postales, promocionan una idea de pujanza capaz de atraer el capital. Lo paradójico de esta situación es que la realización de estas grandes obras -que debían construirse a cualquier precio para mostrar una imagen que atrajera la inversión-, se llevaba a cabo con esa misma inversión, constituyéndose en uno de los principales canales de una deuda externa, en consecuencia, siempre en aumento. De esta suerte, las ciudades latinoamericanas “progresaron” hacia afuera a costa de la acumulación de una enorme deuda social, pues el “progreso”, era evidente, no llegaba a todas partes; tal como lo evidencian sus perfiles urbanos en donde los rascacielos aparecen rodeados de cinturones de miseria y marginalidad. En este contexto, las vías cobran un papel fundamental; no es gratuito que la idea de desarrollo se mida, todavía, por la calidad y cobertura del pavimento -valga decir, de la calzada y no de sus aceras- como al parecer recomienda el modelo eficientista anglosajón, para el cual la calle no es otra cosa que una engorrosa distancia entre dos lugares a superar de la manera más rápida posible; aspiración a la que sirve no solo el transporte masivo (preferiblemente el Metro), sino, y sobre todo, el vehículo privado. En cualquier caso, sea introduciéndose en los subterráneos o conduciendo a toda velocidad por las autopistas que unen la vivienda con los centros de empleo o diversión, lo que ocurre en el referente anglosajón es una negación del espacio de la calle en cuanto tal; a fin de cuentas, el espacio público que esta podría proporcionar es maravillosamente suplantado por el centro comercial y, más recientemente, por internet. Lo que aquí ocurre es que el retrotraimiento del espacio público redunda en el propio retrotraimiento de lo público en cuanto tal y, con ello, en la pérdida del peso específico de la calle y de su enorme valor comunicativo. De esta forma, con la importación del modelo desarrollista vino también la implantación del modelo espacial que lo acompaña y de su estética aséptica y purista, la cual entra a desplazar la parte árabe del modelo hispano-musulmán de ciudad que hereda Latinoamérica; hispano en lo concerniente al uso administrativo (eficiente, jerárquico y racional) que este hace de la cuadrícula (razones por las cuales sobrevive en el nuevo modelo); y musulmán en lo que se refiere al uso de la calle como espacio de vida, encuentro e intercambio,

42 salas de teatro y cerca de 1.000 estableciminetos que ofrecen escenarios culturales. Sin embargo, a pesar de la variedad de la oferta cultural en la ciudad, para los bogotanos no es una prioridad de calidad de vida, pues según el Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT) por lo menos dos terceras partes de ellos no asiste regularmente a ningún evento cultural. Entre las razones, se cuenta la carencia de motivación a la ciudadanía, los costos que implica acceder a ella, la exclusión de algunos grupos poblacionales y la preferencia por invertir el tiempo libre en otras actividades.


fue designado como sede definitiva del que hoy conocemos como el Museo Nacional de Colombia, sería inaugurado el 9 de abril de 1948 pero debido a los acontecimientos de orden público por la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, tuvo que ser postergado. Este edificio que contiene cerca de 20.000 piezas de todas las épocas de la cultura nacional, este año celebra su aniversario número 180, lo que lo convierte en el museo más antiguo del país y uno de los más antiguos de América.

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COYUNTURA FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.

habida cuenta del imaginario del bazar que alienta el mercado informal (mercado persa) y, con él, de la “indeseable” presencia (para el urbanismo anglosajón que imitamos) de los milenarios vendedores ambulantes (razón por la cual no sobrevive), amén del valor del recoveco, el nicho y, entre otras cosas, la calle ciega que, como herederos del mundo árabe, impregnan nuestra propia idea de ciudad; más cercana, por lo mismo, del urbanismo mediterráneo que del imaginario manhatanesco que por todas partes promociona hoy en día la aldea global. Lo que es absurdo es tratar de responder al “problema ”de los vendedores ambulantes” metiéndolos a todos en un edificio”, para que así, cumpliendo con el imaginario purista de ciudad promovido por la modernidad, tengamos que subir cinco pisos para comprar un caramelo o un cigarrillo; esto, para no hablar de los conflictos generados, de esta forma, entre los propios vendedores ex ambulantes por acceder a un lugar en ese “privilegiado primer piso” que, en su contacto con la calle (valga decir, con la dinámica de la ciudad), promueve un escenario de rivalidad. ¿Por qué no pensar, por ejemplo, en corredores-bazar donde, en atención a nuestra tradición urbanística y, por lo mismo, histórica y social, el vendedor ambulante se sirva de la dinámica urbana, a la vez que la propia ciudad se beneficie de la generación de un espacio controlado que, aparte de brindar impuestos, dinamice y enriquezca la propia vida de la ciudad? Como quiera que sea, el “retorno al espacio público” que, en el caso de Bogotá, ha impregnado el espíritu de las últimas dos administraciones, sea para atraer la inversión a través de una imagen desarrollista de progreso que, en la vía de la ciudad-postal, promueve la puesta a punto de una escenografía tan atractiva como carente de correlato histórico-social; o para alentar la construcción “colectiva” de la ciudad a través de una participación consultiva (y no deliberativa y proactiva) que refuerce la gobernabilidad validando las acciones de gobierno y no apostándole verdaderamente a una construcción grupal; pone en evidencia la necesidad de superar su común espíritu tan tecnocrático y eficientista como carente de sostenibilidad. Resulta tan deprimente ver el deterioro de la Fashion City de Peñalosa que, desde luego, todos disfrutamos, como asistir a los estertores de la Cultura Ciudadana de Mockus a través del triste espectáculo callejero de los niños malabaristas, o de los “mimos de oportunidad”, madres necesitadas que, con sus hijos en brazos, esperan obtener una “ventaja competitiva” sobre el resto de la mendicidad al pintarse la cara de blanco y “hacerse a un lugar” en cualquier estratégico semáforo de la ciudad. En razón de lo anterior, consideramos que son ocho los retos fundamentales que se derivan de aquí para las próximas administraciones (en el caso deseable que decidan evaluar estas dos experiencias y retomar lo que de positivo comporta, desde luego, cada una de ellas): 1. Abogar por la construcción colectiva de una imagen de ciudad verdaderamente concertada (y no simplemente consultada) con la ciudadanía, a lo que bien puede contribuir una reestructuración, recualificación y redimensionamiento de los Encuentros Ciudadanos. 2. Redefinir el perfil y, desde aquí, la filosofía, los alcances y competencias tanto del Departamento Administrativo del Espacio Público, como de la Defensoría del mismo, en la vía de que dejen de ser entes reactivos y, por lo mismo, policivos, al adoptar una función básicamente fiscalizadora que, a lo más, los coloca en el simple plano de

ILUSTRACIÓN DE CRISTIAN VARGAS

En marzo de 1946 el "panóptico", como se conocía la Penitenciaría de Cundinamarca,

La búsqueda de la modernidad en varias ciudades latinoamericanas no se ha visto compensada, con el mismo interés, por la preocupación en torno a los temas sociales.

“oficinas de quejas y reclamos”; para convertirse en verdaderas piezas claves en la estructuración de lo público en cuanto tal; lo cual supone el que asuman papeles tan proactivos y propositivos como cercanos a las administraciones locales y a las demás instancias distritales con las que necesariamente tendrán que interactuar de manera eficiente y coordinada. (A este respecto cabe destacar el esfuerzo que, aunque incipiente, adelantan en la actualidad el Departamento Administrativo del espacio público, junto con el Instituto Distrital de Cultura y Turismo y el Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital, que mediante convenio con las universidades Nacional y de los Andes llevan a cabo el Programa “Acuerdos para la sostenibilidad y la gestión concertada del espacio público”). 3. Posibilitar la indispensable unificación de la muy variada y dispersa normativa en la materia para no crear confusión en la ciudadanía e ineficiencia en la gestión administrativa donde muchas veces se superponen, por falta de comunicación y de coordinación, las distintas competencias. 4. Garantizar la sostenibilidad económica de las acciones adelantadas mediante la creación de una instancia de Gestión del espacio público que, a través tanto de un Fondo concebido para el efecto, como de una estrategia de consecución permanente de recursos, den cuenta de esa otra dimensión de este, hasta ahora inexplorada, que es la de su productividad; bien sea de manera directa a través de la explotación de sí mismo (turismo urbano o publicidad, por ejemplo), o indirecta a través de las intervenciones urbanas que el mismo, en su adecuado uso y diseño, conecta y/o posibilita. 5. Dotar la intervención sobre el espacio público de un hondo sentido local, lo cual supone, por un lado, “abrir” un espacio al diseño participativo, desde donde dejemos de reproducir el mismo “modelito” de parque finlandés por toda la ciudad; y, por otro, servirse de él como escenario de coordinación interinstitucional e intersectorial en la vía de efectuar pactos y acuerdos en corresponsabilidad multiactoral en torno a su uso y ocupación. La idea es que el espacio público dote a la gestión de la Administración (tanto Distrital como Local) de una dimensión territorial en la vía de alcanzar la necesaria coordinación interinstitucional que demanda, particularmente a nivel local, la realización de los distintos proyectos que, de una u otra forma, sobre él tienen inherencia. 6. Otorgar a las localidades mucha mayor responsabilidad y competencia, en el diseño, control y administración de su espacio público; para lo

Las elecciones pasadas representan una reacción a la política neoliberal tal como se vive en las ciudades (...). Reaccionaron las clases media y popular al deterioro de su vida personal y las dificultades que trae.

cual sería deseable la creación de una instancia territorial que coordine, integre, instrumente y racionalice, a nivel local, tanto las UPZ, como la participación ciudadana en los procesos de planeación y concertación. Lo cual supone redimensionar y reforzar el papel de estas últimas (a la luz de los objetivos del POT de la ciudad) tanto en la elaboración de los Planes de Desarrollo Local, como en el manejo del tema del espacio público dentro de ellos. 7. Concebir el espacio público como elemento vertebrador (en sus diferentes escalas), tanto de los proyectos promovidos por la Administración Central, como de los propios proyectos contenidos en los respectivos Planes de Desarrollo Local. En este último escenario, la idea es que la incorporación del espacio público en el diseño y ejecución de proyectos concretos garantice que estos se comporten como verdaderos “gérmenes de ciudad” en su dimensión física y, a la vez, social. 8. Integrar el tema del espacio público al del transporte masivo (sirviéndose, entre otras cosas, de ese gran democratizador que es Transmilenio), no solo a través de una eficiente y estratégica ubicación de paraderos, sino del diseño de un sistema de conectividad que complemente (en sentido contrario) la lógica tanto de los intercambiadores como de los alimentadores (puestos al servicio exclusivo de la movilidad); de tal suerte que no solo el sistema de transporte se “alimente”, sino que también alimente a la ciudad; y no sólo depositando pasajeros a lo largo de su recorrido, sino estudiando el tipo de enlace que, en cada rincón de esta, diere a lugar para promover y/o facilitar una dinámica particular. La idea con esto es que los paraderos dejen de ser simples “puertos de arribo” para convertirse en particulares nodos articuladores de uno u otro tipo de movilidad sobre un espacio público de tal suerte “alimentado” y, por lo mismo, enriquecido. Si bien las ciudades de hoy en día deben ser competitivas, francas y abiertas a la globalidad (esclareciendo en este último sentido, qué entiende cada ciudad por esto), no pueden dejar de lado la búsqueda y afirmación de sí mismas a través de ese particular escenario donde adquirieron, desde sus orígenes, no sólo forma sino sentido; nos referimos, por supuesto, a la calle; a la calle-lugar (y no a la calle-distancia que une, o separa, dos lugares). Es la calle, finalmente, donde se le puede “tomar el pulso” a la sociedad; es en la calle donde tienen lugar las manifestaciones más claras de gobernabilidad e ingobernabilidad y, por lo mismo, donde corresponde afirmar la ciudad-anía en cuanto tal. He ahí su enorme papel pedagógico, pero he ahí, también, donde reside el mayor de sus peligros; el del olvido en el que muchas veces cae por su “exceso” de presencia; es decir, por su aparente obviedad... Más que un pasivo escenario para la, en el mejor de los casos, “(re)constitución de lo público”, debe entenderse como un activo y comprometido libreto (siguiendo con la analogía teatral) que, de acuerdo con su disposición y manejo, nos disponga a nosotros mismos, de una u otra manera, frente al otro, frente al Estado, frente a la historia y frente a la naturaleza. De esta forma, ante ella, acción u omisión resultan igualmente delicadas, igualmente peligrosas; por esto, antes que buscar la construcción de grandes lugares que propicien (o no) encuentros entre ciudadanos que la magnifiquen, quizá sea mejor, como decía un viejo conocido, posibilitar la construcción de grandes encuentros, así los lugares sean pequeños. * Doctor en Geografía Humana.


María Mercedes Maldonado* Especial para U.N. Periódico

¿Programas de vivienda sin políticas de suelo? Las políticas neoliberales para el sector vivienda tuvieron como objetivo central desmontar la producción estatal -y más específicamente nacional- de vivienda social, para sustituirla por la asignación de subsidios directos a la demanda en un contexto de libre mercado. Estas medidas fueron el último paso de unas medidas sectoriales que en el largo plazo han privilegiado los aspectos financieros, diseñadas bajo el supuesto de que “si la construcción va bien, todo va bien”, que en nuestro país se tradujo en la consigna de la construcción como sector líder, que ha redundado en un sector con débil desarrollo tecnológico, con comportamiento rentista y hábil para atender, con el apoyo implícito o explícito del Estado, casi exclusivamente los segmentos rentables del mercado, incluso saturándolo en ocasiones, como se ha observado con nitidez recientemente. En el mismo período, mediante las leyes 9 de 1989 y 388 de 1997 y la Constitución de 1991, se adoptó un conjunto de principios, reglas de juego e instrumentos que buscan una redistribución más justa de las cargas y beneficios urbanísticos y de las rentas derivadas de los procesos de desarrollo urbano. Los instrumentos concretos son las diversas formas de reajuste de tierras o de gestión integra-

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Al encuentro

social y urbano

La ejecución de exitosas políticas de vivienda en Bogotá, asunto imprescindible en la lucha contra la pobreza, requiere una adecuada reforma urbana, que afronte, de una vez por todas, el problema de la tierra. Análisis.

La discusión obviamente no está en si se deben otorgar o no subsidios, sino en hacer claridad sobre a quién y cómo benefician.

da; la declaratoria de desarrollo o construcción prioritarios, sujeta a venta forzosa en pública subasta; las reglas implícitas y explícitas para la realización de avalúos; la expropiación por vía administrativa; los distintos mecanismos de participación de la colectividad en las plusvalías o incrementos en los precios del suelo generados por la acción estatal y los La redistribución de los suelos constituye un reto para el desarrollo de políticas controles a la urbanización ilegal. Su aplicación ha sido muy res- de vivienda, capaces de enfrentar con calidad el déficit habitacional de Bogotá. tringida, favoreciendo la transferenla escasez estructural de suelo urbanizado para cia de importantes y cuantiosos recursos sociales las familias más pobres y a la connivencia con a los propietarios de tierra, mientras se extienden loteos y ventas ilegales, son mecanismos perverdiscursos y acciones como las del “país de propie- sos que perpetúan el pago de elevados precios del tarios”, que centran las políticas de vivienda social suelo (más altos incluso que los del mercado foren el acceso a títulos de propiedad que aseguren mal) a los urbanizadores piratas. la inserción de los más pobres en el llamado mercado formal o las de competitividad y productiviLos retos dad, que privilegian los estímulos al capital, en detrimento de la construcción de justicia social y En la decidida aplicación de los instrumentos solidaridad territorial. de gestión del suelo previstos en las leyes de reforLos elementos colectivos que configuran la ciu- ma urbana está la posibilidad de marcar la necesadad han sido financiados en Bogotá predominan- ria diferencia en las políticas sociales de vivienda de temente a través de impuestos o de tarifas de ser- la nueva administración. La discusión obviamente vicios públicos o se han expresado en precariedad no está en si se deben otorgar o no subsidios -la y exclusión de quienes acceden a la vivienda a tra- respuesta es, indudablemente, que sí-, sino en havés de la informalidad. Mientras tanto, la planea- cer claridad sobre a quién y cómo benefician. Por ción territorial persiste en un urbanismo basado no plantear está pregunta en forma adecuada, los en el desarrollo predio a predio, con su carga de proyectos de Metrovivienda han reconocido eleinequidad, fragmentación territorial y altos costos vados valores del suelo que no reflejan la obligafiscales. ción de los propietarios de participar en las cargas Abogar por el aumento de los recursos de sub- de provisión de infraestructuras y servicios; no los sidios para vivienda y por facilidades de acceso al han vinculado al riesgo del desarrollo de los procrédito formal hace parte de una estrategia que yectos; presentan elevadísimos costos indirectos y persigue mejorar la capacidad de pago de las fa- problemas en la comercialización de lotes urbanimilias más pobres, lo que redunda en el encareci- zados y viviendas, por las restricciones de acceso a miento de la vivienda y, sobre todo, del suelo. los subsidios y al crédito y por el tipo y tamaño de Como es bien conocido, el precio del suelo está vivienda que ofrecen. Se llegó incluso a ventilar dado esencialmente por la demanda, o visto de alternativas tan absurdas como la de otorgar subotro modo, es derivado del producto inmobiliario sidios o estímulos a la banca comercial para que que se pueda realizar en él y vender en el merca- otorgue créditos de menor cuantía para las famido. Por eso, la insistencia en mejorar la capacidad lias pobres. de pago de la población a través de subsidios diTodavía falta mucho por hacer: es preciso rerectos a la demanda no hace otra cosa que man- plantear el carácter excluyente de las normas urtener las condiciones de transferencia de recursos banísticas, todavía fuertemente incididas por la a los propietarios de tierra. Existe evidencia empí- herencia del Acuerdo 6 de 1990 elaborado para rica de esta situación, por ejemplo, en la recons- favorecer los intereses inmobiliarios y basado en trucción del eje cafetero, donde, como lo muestra el lote individual y la propiedad absoluta o por el un estudio realizado por el Centro de Investiga- urbanismo esteticista que ha hecho rápida carreciones para el Desarrollo de la Universidad Nacio- ra. La esperada reestructuración del Departamennal, por la ausencia de aplicación de los instru- to de Planeación Distrital debe pasar por la apromentos de la Ley 388 de 1997, alrededor del 50% piación real por parte de sus funcionarios y de las del monto de los subsidios fue a parar a manos de curadurías urbanas del cambio profundo produlos propietarios de tierra. Las evaluaciones de la cido en materia de responsabilidades urbanísticas política de subsidios en Chile arrojan resultados y del régimen de propiedad. Por último, es urgensimilares. te el control, la publicidad y transparencia de los Los programas de mejoramiento integral de avalúos de predios, elementos centrales del nuevo barrios, con un sentido diferente, crean el mismo modelo de gestión del suelo dirigido a enfrentar efecto: la garantía de que tarde o temprano el el rentismo y la especulación con la tierra. Estado proveerá infraestructuras y servicios o apor- * Profesora Asociada e investigadora del Cider, Universidad de los tará subsidios para mejorar las viviendas, unida a Andes.

FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.

La iniciación de la administración de Luis Eduardo Garzón, elegido por el énfasis social de sus propuestas y por su inscripción en alternativas políticas de izquierda, suscita expectativas, esperanzas y preguntas. Entre ellas, qué tipo de políticas urbanas deberían ser impulsadas para construir efectivamente espacios de inclusión, mecanismos de redistribución y relaciones territoriales más democráticas. O, cómo marcar la diferencia en el sentido indicado, dando al mismo tiempo continuidad a los logros importantes que la ciudad ha tenido en el período reciente en aspectos urbanísticos –ordenamiento territorial, gestión del suelo, transporte colectivo o cultura tributaria. Hay dos puntos de discusión referidos a estas preguntas: el dilema entre desarrollo urbanístico y desarrollo social o humano, y el diseño de programas de protección social que efectivamente establezcan la diferencia con las políticas neoliberales que usualmente contemplan programas asistencialistas ligados a criterios de focalización. El análisis se concentra en un aspecto que expresa bien la interfase entre acciones sociales y urbanísticas: el acceso al suelo urbanizado y a la vivienda digna de quienes no son atendidos por el llamado mercado formal, problema dejado por años en manos de los urbanizadores piratas, paliado por programas de mejoramiento que esconden la incapacidad de nuestra sociedad para enfrentar la especulación con la tierra y que se traducen en exclusión y fractura social, bajos niveles de calidad de vida, deterioro ambiental y altos costos fiscales. No hay que olvidar que la integración social está ligada estrechamente a la incorporación urbana, y que para un importante porcentaje de los habitantes de Bogotá todavía el derecho a la ciudad se expresa en el acceso a suelo urbanizado, a vivienda digna, a servicios públicos domiciliarios o accesibilidad y, en últimas, en la superación de las múltiples murallas, visibles o invisibles, que caracterizan nuestro proceso de urbanización.


de televisión, mientras los de la Europa latina cuentan sólo con 11 mil; en Colombia, Panamá, Perú y Venezuela hay más de una videocasetera por cada tres hogares con televisión, proporción más alta que en Bélgica (26.3%) o Italia (16.9%). Somos subdesarrollados en la producción endógena para los medios electrónicos, pero no en el consumo". Apartes de Consumidores y ciudadanos de Néstor García Canclini. Aunque hay esfuerzos interesantes para crear un televidente crítico de la programación como los que hace a través de seminarios CEDAL, la televisión sigue estando desconectada de la educación.

ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA

"En los países latinoamericanos se transmiten en promedio más de 500 mil horas anuales

Transporte en Bogotá, todos ponen Diana Manrique Periodista Unimedios cución, por lo que se deben generar programas integrales que basen su contundencia en estudios de caso” afirma. La investigación enfatiza que si bien estas propuestas son complementarias, nada puede optimizar el transporte público, si los gobiernos distritales no apelan a agresivas campañas sobre su vigencia y necesidad. “Sin una ayuda eficaz de parte de herramientas de este tipo, la implementación de cualquier medida, sin distingo de magnitud o área de aplicación, será difícil y ocasionalmente imposible”.

FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.

Con 740 mil vehículos rodando, de los cuales 75.500 son de servicio público, Bogotá necesitará en el año 2015 de 12 millones de metros lineales nuevos de pavimento, unos 12.000 kilómetros adicionales, lo que significaría construir 570 vías iguales a la Troncal de la Caracas. La cifra, que equivale a tender cinco veces la red vial actual, ha sido calculada por los ingenieros civiles de la Universidad de los Andes, Elkin Bello Quintero y Raúl Roa, en una investigación revelada en el XII Congreso Latinoamericano de Transporte Público y Urbano (Clatpu), realizado a instancias del Programa de Investigación en Tránsito y Transporte (PIT) de la Universidad Nacional. Según el estudio, es una estadística que dice mucho de los cuantiosos recursos que deberán invertirse en la malla vial, pese a la existencia de Transmilenio, que sigue siendo la mejor solución al problema del transporte capitalino. Para Bello, estas inversiones solo sirven para atender la demanda implícita en el crecimiento esperado del parque automotor. “La movilidad de la capital, dice, no puede depender del vehículo particular como medio principal del transporte”. Con este diagnóstico, los investigadores no avalan opción diferente a la de reducir el uso de los automotores particulares, algo que también se discute en ciudades como Santiago de Chile, donde hay metro desde hace más de 10 años; Hong Kong, que lo hace por razones ambientales; y México, por el mismo motivo; al igual que Kuala Lumpur, la populosa capital de Malasia. Los investigadores también aluden a los comportamientos típicamente culturales que pueden disparar el uso del automóvil en escenarios de un eventual crecimiento de los índices de consumo, traducibles en la compra de más vehículos. Para estos, es aquí donde debe prevalecer el interés de las mayorías. “Resulta irónico pensar que una ciudad, donde cerca del 72% de los viajes se realizan en transporte público y el 19% en medios particulares, tengan prelación estos últimos". Igual piensa el profesor Saúl Ojeda, quien estima que hasta en el transporte somos egoístas. “Uno sigue viendo carros espectaculares de 80 y 100 millones de pesos cuyos velocímetros pueden llegar a los 240 kilómetros por hora. Cuando yo veo uno de esos, pienso que cuando llegan al trancón andan a los mismos 8 kilómetros por hora del humilde renault”. Por ello, algunas de las propuestas planteadas para desestimular el vehículo particular abarcan todo tipo de estrategias: desde los controles vigentes a la circulación de automóviles (pico y placa) hasta la reducción de estacionamientos, pasando por peajes urbanos (especialmente en zonas de infraestructura inadecuada, como el centro histórico de La Candelaria), sobretasas a los autos nuevos y el no menos controvertido día sin carro. Para Bello, nada de lo anterior puede ser concebido de manera aislada en detrimento de las demás opciones incluidas en este menú de respuestas a la crisis vial y vehicular de la ciudad. “Está claro que las medidas y alternativas no pueden ser independientes ni en su formulación ni en su eje-

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CIUDAD Para más de 600 expertos en transporte público urbano, ninguna solución, por modesta que sea, puede desecharse para enfrentar el aún grave problema del tráfico en Bogotá. Algunos de los factores que se relacionan con la falta de motivación para transitar por estas vías, comenta el profesor William Castro, experto en el tema y docente del (PIT), de la Universidad Nacional, uno de los organizadores del evento, son principalmente la ausencia de conexiones con las grandes avenidas, los índices de accidentalidad que para este año ascienden a 27 personas muertas, y la inexistencia de sitios seguros donde dejar la bicicleta. Pero esto, dice, no quiere significar que las ciclorrutas no sean un proyecto viable e importante para la ciudad. Precisamente, en un trabajo interdisciplinario con las facultades de Artes, Economía, Derecho e Ingeniería, próximamente se pondrán en funcionamiento las cicloestaciones, cuyo diseño consiste en una especie de garaje exclusivo para las bicicletas, que se ubicará en las estaciones de acceso al Transmilenio, a bajo costo y con vigilancia permanente, explica Castro. Transmilenio, luces y sombras

Pese a los avances inherentes a Transmilenio, el problema del transporte en Bogotá necesita, según los expertos, una audaz combinación de fórmulas que excedan lo puramente vial.

¿Ciclorrutas, una solución? Simultáneamente con el tendido de Transmilenio, se encuentran los 259,9 kilómetros de ciclorrutas, divididos en 48 corredores. Estas vías, diseñadas como el modelo más viable de transporte no motorizado y a la que le han apostado las últimas dos administraciones, son parte de la solución, según lo reconocen los expertos. En el caso bogotano, estas se enfrentan, sin embargo, a un problema: la enorme subutilización, deducible de cifras según las cuales solo entre 1% y 2% de los ciclistas circulan diariamente por ellas, a lo que se agrega que varias están desligadas del actual sistema de transporte masivo.

¿Qué hay entonces de Transmilenio como solución de largo plazo al problema del transporte masivo? La respuesta a esta pregunta plantea una serie de reflexiones que ocuparon buena parte de las sesiones del congreso celebrado en el Centro de Convenciones Compensar, en el que se intercambiaron experiencias en torno a la problemática del transporte que comparten los países del hemisferio y también aproximaciones sobre las bondades de este proyecto. Para los expertos nacionales e internacionales está claro, sin embargo, que más allá de los pro y los contra del servicio, no cabe la menor duda de que el sistema es la más contundente solución al problema del transporte capitalino. Para Castro, no obstante, faltan detalles de operación que necesitan mejorarse con urgencia. Por esa razón, uno de los aspectos relevantes a solucionar con prontitud es el del sobrecupo. Este incomoda al usuario, deteriora la infraestructura y daña las características del bus. “Por ejemplo, las llantas están diseñadas para ser cambiadas cada 70.000 kilómetros, un estándar que no se está cumpliendo. Lo mismo sucede con la estructura del pavimento, como en la Autopista Norte, donde ya se produjeron las primeras reparaciones de las lozas en ciertos tramos“. Esto implica un gasto que en principio deben asumir las empresas contratistas dentro de los términos de garantía, pero que posterior a su vencimiento redundará en el costo del pasaje. “Sería muy preocupante que suceda con Transmilenio como ha ocurrido con el metro de Medellín, donde la tarifa no paga ni siquiera su operación". Pero sin discusión, Transmilenio, como el eslogan dice, le cambió la cara a Bogotá y, además, el estilo de vida de sus habitantes. Sin embargo, para los expertos, esta opción de transporte urbano no llena aún todas las condiciones necesarias para generar cambios estables de actitud y hacer posible con ello el tránsito del automóvil a sistemas masivos de transporte.


Nueva cartografía literaria y cultural para América Latina

Alejandro Jaramillo Julio César Goyes Profesores Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura, Ieco Ieco: ¿Cuáles son los puntos claves o estratégicos de las agendas culturales para América Latina? Mabel Moraña: América Latina. Agendas Culturales para el Nuevo Siglo fue un intento por buscar la opinión de varios investigadores y gente que trabajaba básicamente en el tema de política cultural latinoamericana. Entre las cosas que se mencionaron, hay cuestiones de género; tiene que ver con cómo se va a inscribir el asunto a los nuevos debates, tanto en el análisis de la literatura como en el de la cultura en general. También está la idea de organizar la discusión en torno a lo que algunos llaman un nuevo latinoamericanismo, teorizado y elaborado desde los centros, y ver cuál sería entonces la relación que tendrían esas formaciones y formulaciones teóricas o críticas. También en la agenda hay cuestiones que tienen que ver con el mercado cultural o con debates en torno a temas de poscolonialismo. ¿Se justifica que América Latina tenga una agenda distinta a cualquier otra región del mundo? M.M.: Creo que sí, porque una de las cosas más importantes es ver cuál es la especificidad de la inserción de América Latina en el contexto occidental y también las condiciones económicas y políticas, etc. Evidentemente, se van organizando agendas locales y regionales que dialogarán con aquellas más vastas y generales de la globalización. Hay que definir esa particularidad de los diálogos y debates, para marcar justamente los intereses y las urgencias de la región; ver también qué es lo que aportan y si son pertinentes. Puede ser que haya debates muy vigentes en otros contextos, pero que no necesariamente marcan esta agenda. Incluso, América Latina es demasiado vasta en sí misma, habría que regionalizar y pensar, no para mantenernos aferrados a estudios de agua, pero sí para identificar problemáticas que tengan que ver con movimientos sociales, con estados de la cultura o con agendas específicas en el caso de la Argentina, Venezuela y evidentemente con la situación de la guerra en Colombia.

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Esto resulta importante por lo que hemos trabajado. De alguna manera nos dice que las especificidades de Colombia, de la Argentina, por ejemplo, no nos identifican como región, ¿qué piensa al respecto? Depende de qué tipo de debate estemos hablando en cada caso. Hay algunos para los cuales América Latina se puede pensar, digamos, como totalidad enfrentada a ciertas construcciones culturales y problemáticas europeas; puede ser importante, por ejemplo, cuando hablamos de situaciones de dependencia económica o de inscripción dentro del capitalismo. América Latina como totalidad puede presentar situaciones y líneas más o menos generalizables, aunque hay cuestiones y problemáticas locales que requieren un tratamiento específico. Creo que no podemos seguir suscribiendo cuestiones puramente regionales. Incluso, algo al parecer tan específico como la situación colombiana tiene tantas ramificaciones transnacionales que sería imposible aislar el problema y decir que solo les compete a ciertas comunidades. ¿Cómo entra a esta semántica desde los estudios literarios? En el caso de la literatura hay que pensar en paradigmas que se vienen modificando desde la década del setenta, cuando ya era evidente la pérdida de vigencia de los movimientos de liberación y muchas crisis tienen lugar en el campo ideológico general, sobre todo después de la caída del muro, la desaparición del socialismo de Estado y la pérdida de la alternativa socialista para América Latina. Todo esto ha marcado muchos imaginarios latinoamericanos y mi preocupación por continuar trabajando la literatura y los estudios literarios, como parte de un capital simbólico mucho más general que el literario. Intento inscribir estas construcciones en diálogo con otras manifestaciones del arte y la cultura y con distintas problemáticas sociales. En este momento trabajo el tema de la violencia desde un punto de vista teórico, empezando desde muy atrás, viendo elaboraciones de la filosofía europea, luego debates y discusiones teóricas que tengan que ver con el caso de América Latina, para desembocar luego en un corpus literario que va desde sor Juana Inés de la Cruz a Rosario Tijeras, y otra serie de textos. Me interesan los cruces donde los imaginarios centrales van cambiando las percepciones de la ciudad, la concepción de lo urbano, del espacio público y las maneras como entran los jóvenes a la sexualidad. Los lenguajes de los jóvenes, el diseño de una nueva cartografía latinoamericana, lo que se puede leer. La problemática regional simbólica, desde ángulos diferentes, requiere reactivación, reformar lo que eran las aproximaciones al género literario más tradicionales y una apertura y un diálogo transdisciplinario de otra naturaleza.

Carlos Rincón, en los "Mapas y Pliegues" que hace de Macondo, dice que estas geografías son híbridas y duales en la medida que también hay una descolonización de la conciencia y una carnavalización de las sociedades. ¿Qué concepto le merece esta apreciación con respecto a Colombia?

El concepto de "macondización" también se escapa de alguna manera y sobrepasa la cuestión puramente colombiana.

Creo que el concepto de "macondización" también se escapa de alguna manera y sobrepasa la cuestión puramente colombiana, si hablamos de una tropicalización de América Latina a través de diversos discursos, entre ellos el de la literatura; la presentación exótica, vista desde ciertos parámetros y como imagen exportable que dialoga y es resistida y comprendida en otros contextos culturales. Al mismo tiempo, reduce en muchos casos la gran complejidad de la realidad latinoamericana a ciertas formas de realismo mágico o al neobarroco. Creo que la experiencia latinoamericana es variada, múltiple y mezclada; lo importante es cómo en estos momentos los elementos de las altas costumbres y de las tradiciones que no vinculan más al colonialismo español y a la colonización del imaginario europeo, las filosofías y las visiones antropológicas sobre América, etc., se van mezclando con los imaginarios populares y la cultura de masas. Ya los productos son muy híbridos a todos los niveles; la alta cultura, para llamarla así, está recibiendo los insumos de esas viejas fuerzas sacadas de la manifestación y tecnificación de la cultura, y a su vez la cultura popular se va viendo permeada por mensajes que antes se articulaban solo en estratos restringidos. ¿Qué hace una uruguaya en Pittsburgh hablando de teoría poscolonial? Hace lo que puede. Salí de Uruguay durante el período de la dictadura, donde no había más remedio que salir y después de unos años me instalé en Venezuela y luego en Estados Unidos, para hacer mi doctorado. Cuando intenté volver, se cayó la situación venezolana y hubo que quedarse, y a partir de ahí tratar de hacer una vida y un programa personal de trabajo, aprovechando todas las ventajas, esa gran vertiente de bibliografía y de espacios de investigación que hay en EE.UU. De alguna manera, me he mantenido fiel a una agenda latinoamericana. Mi gran preocupación es establecer esta plataforma de intercambio, como lo han sido los congresos internacionales de Estudios Culturales Latinoamericanos, el mismo diseño del Departamento de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh, que ofrece un terreno para el intercambio, para aprender lo que se hace en América Latina y ofrecer al mismo tiempo lo que podamos, aportando a la investigación; siempre teniendo en cuenta ese fantasma del latinoamericanismo de laboratorio que se realiza de espaldas a la realidad y al diálogo con América Latina.

La inmensa mayoría de los estados del planeta ya utilizan las tecnologías que permiten ILUSTRACIÓN DE JOHN JOVEN

Entrevista a la profesora e investigadora uruguaya Mabel Moraña, directora del Departamento de Literaturas y Lenguajes Hispánicos de la Universidad de Pittsburgh, en su última visita a Colombia.

el llamado “gobierno electrónico”, pero solo 15 de ellos permiten el comentario y la participación de los ciudadanos, según datos de la ONU. Actualmente, 173 gobiernos utilizan internet para sus operaciones, encabezan la lista los gobiernos industrializados. En el cambio del gobierno tradicional al electrónico, los países de América Latina lo están haciendo óptimamente. Sin embargo, los proyectos excesivamente ambiciosos en la conversión a internet en la administración pública tienen un índice de fracaso que va del 60% al 80%.


ganaron en información y comunicación, pero modificaron hábitos cotidianos como horas de sueño, concentración en el estudio o trabajo y tiempo dedicado a la televisión y a la lectura, así lo reseña Rafael Muñoz Benítez, docente de la Universidad del Rosario de Argentina en su artículo ”Internet: la puerta del mundo”, publicado en Interacción, la revista del Centro de Comunicación Educativa Audiovisual (Cedal).

José Luis Zapata* Profesor Facultad de Artes Siempre resulta interesante comprobar cómo el terreno de la representación sigue cumpliendo su función de reflejar la realidad y, por lo tanto, ser una de las herramientas valiosas para su conocimiento: más aún cuando la búsqueda de este conocimiento puede llevar a detenernos en ciertas conductas que se imponen por momentos en una sociedad y que, a causa de la euforia que generan, impiden ver su dimensión, sus consecuencias. En nuestro país apenas llevamos la segunda temporada de los reality shows y ya se presentan síntomas de decadencia bastante graves. Esto, aunque previsible, ya es preocupante por su impacto social, y es obvio que se prendan algunas alarmas ante la información que extraemos de su examen. En efecto, la cosecha 2003 de dicha forma del “entretenimiento” ha sido bastante variopinta. Como novedad, tenemos que los realities irrumpen en el estrato 3, producto de esa suerte de Frankestein en que se ha convertido el Canal 7, hoy Canal uno. A propósito, ¿por qué los dineros públicos de la televisión deben financiar proyectos privados de las programadoras que usufructúan este canal? Más aptos para ciertos melodramas cercanos al surrealismo, en uno de estos programas se monta tremendo show con la necesidad que tiene mucha gente de conseguir cómo ganarse la vida, con una carga tal de lacrimogenia y sensiblería que solo extrañamos una niña cieguita que venda flores, a lo Chaplin. En otro, una familia del mencionado estrato debe aguantarse que un tipo bastante indeseable, literalmente, le joda la vida durante no sé cuántos meses para poder ganarse unos pesos. A este deplorable nivel conceptual se le suma una factura también bastante deficiente. No nos imaginamos qué podría pasar si les da por azarar los estratos 1 y 2, aunque tal vez se salven por no ser suficientemente fashion. También podemos preguntar por qué no se les ocurrió hacerlo con una familia de los estratos “pudientes”. En cuanto a los canales privados, los patriotas de RCN insisten en ese monumento a la mediocridad, la hipocresía y la gavilla que fue su “Protagonistas de Novela”. Todavía el público del programa está esperando que, en efecto, el ganador y la ganadora del año pasado protagonicen una telenovela; lo que veo difícil, pues el canal, supongo que con suficiente prudencia, está esperando a ver sí aprenden a actuar o, en su defecto, a que se olvide el asunto. Este año introdujeron unas reglas nuevas, siempre dentro de la terminología bélica (el amenazado, el rescatado, los expulsados que regresan a “poner las cosas en su sitio”). Desconozco si esto ha aumentado el rating, pero lo que se ve es el mismo espectáculo de unos seres que un día

Una constante en todos los realities es colocar a los y las concursantes en una denigrante situación de sumisión total, o casi total, si quieren obtener una recompensa económica. Eso, en buen romance, se le llama someter -y someterse a la abyección.

ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN

Desde que se conectaron a la web, el 65% de los usuarios de Argentina, Brasil y México

se dan fraternalísimo abrazo, hacen promesas de apoyo, y al siguiente buscan la expulsión del otro sobre todo si es más talentoso- porque “sí, te apoyaba, pero hoy estás de malas, así es la vida”. Supongo que el canal considera muy iluminantes estos referentes para el actual estado del tejido social del país. También puede suponerse que el próximo año serán creadas las categorías del vacunado, el extorsionado, el secuestrado. Esperamos que también la del desaparecido. Por el lado de los no menos patriotas de Caracol -aunque en versión no tan impúdica-, la apuesta fue más temeraria. Aunque tiene en receso el formato de “Pop Stars” (para decepción de quienes deliraron con las quinceañeras), a la mezcla tan curiosa de mentalidad de boy scout y Nueva Era que es “Expedición Robinson” le sumaron “El Triángulo” y, en la temporada pasada, el papá de todos: “El Gran Hermano”. Del primero solo habría que mencionar la decepción entre imaginarse que estábamos próximos a entrar a un nivel de civilización semejante al holandés o sueco (con la promoción local del triángulo amoroso, esquema tan estable de relaciones interpersonales), y encontrarse con un mar de lugares comunes y cursilería. Con el patriarca de los realities, en cambio, la cosa es más grave. Si bien en este programa el modelo del grupo de personas encerradas es la base del concurso, las condiciones son mucho más lamentables (o habría que decir orwellianas, pero no llegan a tanto): la autoridad, que en otros realities está encarnada en un presentador o presentadora, o unos profesores con diferentes niveles de verosimilitud, aquí es una voz, la del Gran Hermano, que pretende tener los atributos de la Divinidad (aunque técnicamente sí los tiene) y a la que deben obedecer sin chistar, en el momento que aquel se le antoje, es decir, estar dispuestos “pa’lo que sea”. Y a fe que así ha discurrido el asunto, dada esta combinación de un concepto de autoridad que requiere súbditos totales y un grupo de personas dispuestas a serlo -por las razones que cada cual tenga-: aparte de las actividades “normales” -cocineros(as), amantes, o, por supuesto, conspiradores (as)- han pasado ciclistas, bailarinas, cirqueros, strippers, entre otros, con el denominador común de la valla ambulante, utilizada de una manera bastante agresiva. Pero la actividad en que se han visto los resultados más lamentables de esta práctica fue cuando

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MEDIOS asumieron el papel de promotores(as) del famoso Referendo. Es aquí donde debemos dar una vuelta de tuerca. Como puede verse, una constante es poner a los y las concursantes en una denigrante situación de sumisión total, o casi total, si quieren obtener una recompensa económica. Eso, en buen romance, se llama someter -y someterse a la abyección. No podemos afirmar que esta conducta sea patrimonio exclusivo de este tipo de programas: tenemos ilustres antecedentes, como los de “bromas”, o el nuevo engendro del inefable sujeto conocido como J. Mario, que no contento con fumigar entre semana a amas de casa, jubilados y desempleados con dosis cada vez más altas de estolidez, se despacha el fin de semana con una verdadera saturday nightmare -con bruja y todo- producto, seguramente, de sus profundos conocimientos de la obra de Shakespeare. Lo que sí resulta evidente es que el formato reality permite que este comportamiento se acentúe, y que tal vez el caldo de cultivo esté en los hechos de la realidad cotidiana. No entraremos aquí a mirar si esta situación se originó en un huevo o en una gallina, pero sí es lícito preguntar cuál es la idea. O mejor, qué buscan, qué ganan los grupos de poder que conforman el Régimen con esa exhibición tan grosera de poder que implica dejar a una persona inerme en estado de “bajeza, envilecimiento, abatimiento, humillación” (que es como define el diccionario la abyección) en cuanto escenario sea posible. Será que con ese método se mejoran la competitividad, la efectividad, la proactividad y demás monsergas al uso. La simbiosis extática entre la realidad y la representación de esta conducta se ha dado cuando el presidente pone de tarea a los concursantes del “Gran Hermano” que promuevan, con bailes, canciones y coros heroicos -con todo y puños en alto-, el no menos engendro del Referendo. Lástima por ellos, porque, paradójicamente, fue un síntoma de que primó el ciudadano sobre el televidente en la votación. * Escuela de Cine y Televisión.

En materia de medios, el fracaso del Referendo deja otra lección este año: el televidente no siempre reemplaza en las urnas al ciudadano.

Abyección

ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA

De los realities a la realidad


Egberto Bermúdez* Profesor Titular Facultad de Artes Los villanos no son solamente los malos de la película o los antihéroes invitados a los episodios de Batman y Robin. Antes, y desde el siglo XV, en España se llamaba así a los habitantes de las villas, equivalentes a los actuales pueblos o pequeñas ciudades. Estos eran, pues, campesinos, rústicos y simples, que fueron un importante ingrediente de la cultura popular del Renacimiento y el Barroco. Pastores (o ex pastores) ellos mismos, por transferencia inmediata esos villanos fueron asimilados a los “pastores“ de la idílica e improbable escena del nacimiento de Jesús. De ahí la multitud de zagales, zagalas, pastores y demás visitantes virtuales de las canciones cantadas ante los pesebres en las novenas de hoy. Todo esto parece ser parte de una tradición casi exclusivamente hispánica, más afianzada en América que en España misma y con pocas correspondencias en otros ambientes católicos. En la España del siglo XV, se llamaba villancico a un poema y una canción cuyo texto y música estaban hechos a la manera de los villanos, no por ellos mismos, sino por cortesanos e intelectuales que los imitaban, como los académicos que en Italia se hacían llamar Sileno, Salicio o Nemoroso y hasta se disfrazaban con pieles sin curtir para asistir a sus sesiones. Algo equivalente a lo que a mediados del siglo XIX hacían los minstrels en los Estados Unidos, cantantes y músicos blancos que tiznaban su cara con betún para cantar, actuando en forma grotesca, las canciones de los negros, acompañándose de sus instrumentos típicos. Los textos de este estilo constituyeron uno de los más importantes filones de la poesía española, especialmente en los siglos XIV y XV, ejemplificado con las serranillas y villancicos del Marques de Santillana (1398-1458) y de Juan del Encina (14691529). Ya en el siglo XVI, por su influencia italianizante, Garcilaso y Boscán pusieron a sus pastores a cantar en endecasílabos, pero la tradición casti-

Villanos y Canciones Los villancicos, herencia de la tradición colonial, enriquecida con aportes cultos y profanos, literarios y paganos, y casi exclusivamente hispánica, sirvieron en el Siglo de Oro, y siguientes, a intereses políticos y culturales. Una interesante mirada del reconocido musicólogo Egberto Bermúdez a este tradicional tema de navidad.

za mantuvo el octosílabo, la copla y la redondilla y siguió siendo un importante vehículo de expresión cultivado por los grandes exponentes de la poesía del Siglo de Oro. Su arraigo popular era antiquísimo, y su estructura, en la que se alterna un estribillo con varias coplas, está vinculada con las jarchas mozárabes, las más antiguas muestras de literatura vernácula hispánica. La jocosidad y el exotismo fueron sus marcas de fábrica. En España, este elemento lo aportaba el dialecto sayaguéz, el asturiano y el gallego, así como los personajes estereotipados como el gallego o portugués ingenuo, el gitano ladrón, el vizcaíno tosco o el catalán tacaño. Y desde el mismo siglo XVI, una vez exploradas las costas de África o el interior de los territorios americanos, muy rápidamente el negro dicharachero, locuaz y bailarín, o el indio ladino o montaraz entraron a formar parte de aquellos difundidos lugares comunes literarios. La teatralidad de estos textos y canciones fue ampliamente aprovechada por dramaturgos españoles y portugueses durante el siglo XV, de los cuales sin duda el más notable fue el ya mencionado poeta y compositor Juan del Encina. En 1492, por ejemplo, anima a sus escépticos pastores a curiosear, o tal vez a pescar en río revuelto, después de la toma de Granada por Fernando e Isabel: ¡Levanta Pascual, levanta! Aballemos a Granada, Que se dice que es tomada. El villancico fue también un importante instrumento para dejar grabada en la mente popular la historia escrita por los vencedores. Otro ejemplo de Juan del Encina, que tiene ya un importante acento propagandístico, exhorta al depuesto Boabdil, último rey nazarí de Granada, a la conversión, ‘única’ opción ante la infalibilidad de la ley cristiana: Tórnate, tórnate buen Rey A nuestra ley consagrada, Porque si perdiste el reino Tengas el alma cobrada. Según Dios hace sus hechos La defensa era excusada Que donde El pone su mano, Lo imposible es casi nada.

ENSAYO BOGOTÁ D.C. • No. 53 • DICIEMBRE 21 DE 2003

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Un personaje fundamental en la historia del villancico en ese momento capital de la historia de España fue Hernando de Talavera (circa 1426-1505), al parecer, descendiente de judíos conversos. Al ser nombrado en aquel año primer arzobispo de la recién tomada Granada, aprovechó la presencia de algunos impresores alemanes en la ciudad para contratarlos y utilizar oficialmente la imprenta

como un importante vehículo de aculturación religiosa para la población islámica de la ciudad. No solo participó personalmente en la edición de la primera publicación, sino que fue el autor de la segunda, Breve y muy compendiosa doctrina cristiana, ambas de 1496. Más tarde, también usaría la imprenta para propagar la enseñanza del árabe entre los eclesiásticos encargados de la evangelización de la población de la ciudad. A él también se le atribuye el haber incluido en la liturgia al villancico, hasta entonces, género musical y literario profano. Como parte de su programa político-cultural, Talavera introdujo los villancicos, es decir, canciones con un lenguaje simple y directo cantadas en español, en la aburrida liturgia latina de las fiestas mayores. Los villancicos se introdujeron reemplazando los Responsorios de cada una de las lecturas de los Nocturnos de la hora de Maitines, particularmente en la Navidad. Los tres Nocturnos quedaron entonces con tres lecturas y tres villancicos cada uno, estableciendo así el ciclo de nueve tradicionales para esta celebración. A medida que transcurrió el siglo XVI, esta costumbre se fue difundiendo en España y naturalmente resultó más que adecuada en el contexto de la evangelización de las poblaciones no europeas (amerindias, asiáticas, africanas) del inmenso imperio español de Felipe II. La Contrarreforma, liderada por los jesuitas, encuentra de nuevo en el villancico un importante vehículo de aculturación y control social, que hoy, en rincones lejanos, desde Filipinas hasta el sur de Estados Unidos, deja aún ver trazas de su intención globalizante. El sevillano Francisco Guerrero (1528-1599), tal vez el compositor español más sobresaliente de su generación, establece el modelo canónico del villancico religioso con la publicación de sus Canciones y Villanescas espirituales, publicadas en Venecia en 1586 por Giacomo Vicenti, uno de los más prestigiosos impresores musicales del momento. Allí hay textos navideños, pero también otros dedicados a la Virgen y a temas más abstractos, como el Santísimo Sacramento. De ahí en adelante, proliferan textos para todas las fiestas mayores (Navidad, Semana Santa, fiestas marianas), al igual que para la amplia lista de santos y santas, devociones locales, etc. Durante el siglo XVII y XVIII, la presentación de los villancicos de la Nochebuena era un evento sin igual en el mundo hispánico, tal vez una de las pocas oportunidades de oír música en vivo, con nuevas piezas, alegres y jocosas, cuyos textos eran distribuidos en impresos que la gente podía seguir a medida que trascurría su interpretación. En este momento parece consolidarse también la tradición de la novena, que no tenía un precedente judío y que probablemente tomó como modelo las celebraciones funerarias y rituales efectuadas durante nueve noches por los romanos. Más tarde, se consolidó como una cele-


bración de rogativas a la Virgen y luego en la Navidad, especialmente en Francia y España. En España y América, el villancico se adaptó a los cambios de la estética musical y paso de ser polifónico vocal, a ser cantado con voces solas y acompañamiento instrumental. Más tarde, se ajustó a la estructura de la cantata, con solistas y coro, y, en el siglo XVIII, se asimiló al aria da capo de la opera italiana. Hoy en día, los villancicos constituyen más de las tres cuartas partes del repertorio musical de los siglos XVII y XVIII, conservado en los archivos de las catedrales españolas y latinoamericanas. Los más atractivos y difundidos eran los llamados villancicos de negros, que recibían el nombre genérico de guineos o negrillas. Desde el siglo XV, el “habla de negros” o lenguaje en donde se reproducía la forma defectuosa como los africanos pronunciaban y usaban la gramática del español y el portugués, se había institucionalizado en la poesía y el teatro hispánicos. En un marco jocoso, se afirmaban normas de discriminación y exclusivismo, pero también se cultivaba el exotismo (en especial en el terreno de lo sexual, el canto y el baile) que se mantendría universalmente hasta nuestros días. En un texto anónimo musicalizado por Juan de Araujo (circa 1710), se presenta a los esclavos cantando en un lenguaje salpicado de africanismos, a veces totalmente descontextualizados, como la alusión a Sofala, localidad de Mozambique, de donde en efecto vinieron muy pocos esclavos, pero otros todavía vigentes como Bguache, africanismo usado hoy en Colombia para referirse a un sonajero tubular, instrumento musical afroamericano, pero también como sinónimo de rústico y maleducado: Los coflades de la estleya Vamo turo a Belé ya! Y velemo a Siola beya Con Siolo en lo poltal. Vamo, vamo currendo ayá Oilemo un villancico Que lo compondlá Flacico Siendo gaita su focico, Y luego lo cantalá Blasico, Pelico, Zuanico y Tomá Y lo estlibiyo dilá: Gulumbé, gulumbé, gulumbá Guache, molenillo de Safalá. A estos sonoros estribillos les seguían largas series de coplas, que en una interpretación moderna tardan algún tiempo en interpretarse. Muchos de estos villancicos probablemente tuvieron también una interpretación escenificada con disfraces y utilería, y así lo sugieren algunos textos, como el de un villancico anónimo de Navidad de 1704 conservado en el archivo de la Catedral de Bogotá: Salió Antoña bizarra A echal la copla plimela, Vestida de saya entela Con tamboril y guitarra. Los ejemplos de este período son innumerables y entre ellos se destaca la “monja de México”, Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1690), autora de varias colecciones de villancicos de excelente calidad (cosa no muy frecuente) que fueron musicalizados por sus contemporáneos y que se encuentran en archivos de España y América, como este, musicalizado por el español Matías Durango (1636-1698), del archivo musical de la Catedral de Bogotá: Pues mi Dios ha nacido por mí, Déjenle velar. Pues está desvelado por mí, Déjenle dormir. Que no hay pena en quien ama, Como no penar, Que quien duerme en el sueño, Se ensaya a morir.

En el campo del villancico de navidad y las canciones infantiles, la herencia de la tradición colonial va siendo reemplazada, en ambientes urbanos y rurales, por música europea, proceso realizado a través de traducciones y adaptaciones.

A pesar de que en España el villancico declinó en las últimas décadas del siglo XVIII, en América mantuvo buena salud y se ajustó a los diferentes ambientes culturales que se consolidaron con el advenimiento de la independencia. En Venezuela, por ejemplo, los compositores de villancicos recibieron el influjo de la música clásica de la escuela de Mannheim, Haydn y Mozart. En el siguiente ejemplo, de alrededor de 1800, el compositor mulato José Francisco Velásquez (1755-1805) construye una pieza para dos sopranos (solo y dúo) con bajo continuo solamente con la siguiente estrofa: Niño mío que entre pajas Naces para nuestro bien Yo te ofrezco el corazón Y toda el alma también. En esa misma época, 1797, otro mulato de Ocumare del Tuy, Lino Gallardo (1773-1837) el autor del himno nacional venezolano, compuso también una canción revolucionaria, casi única en su genero, como eco de la revolución francesa. Este fue el ambiente musical de Simón Rodríguez, Andrés Bello y Simón Bolívar. En Colombia, en ese momento no se conoció la música de Haydn, y como en todos los medios culturales conservadores de América, la tradición colonial se mantuvo casi inalterada. A mediados del siglo XIX, la literatura costumbrista habla de la tradición de la celebración de la Navidad en Usaquén (con pesebre, novena y canto de sus villancicos), a cuyas quintas se trasladaban las familias pudientes bogotanas. Para entonces, Manuel Rueda (circa1850), maestro de capilla de la catedral de Bogotá, con el ritmo del naciente bambuco y con acompañamiento de bandola y guitarra, musicalizaba el siguiente texto, todavía con el lenguaje de negros de los siglos anteriores: Ay ven, ay ven, ay ven Corramo para Belén. Vamo Ño Juancho que, un niño ha nacío, Sobre humilde paja, al rigó del frío. Pero si es que vamo, algo hay que llevále, Aunque sea uno lienzo, para unos pañale. Sin embargo, en los ambientes afroamericanos se desarrolla una tradición navideña descendiente de la anterior, pero festiva y relacionada con el baile y con elementos locales. Es la de los aguinaldos, parrandas, gaitas y tunas de Costa Rica, Puerro Rico, Panamá, Venezuela, Colombia, y aún la isla de Trinidad en donde, en inglés, se le llama parang. Esta hace parte de la música tradicional de aquellas regiones y hoy en día se ha transformado en contextos exclusivamente festivos, sin ningún contenido religioso, como ocurre con la parranda vallenata.

Al revertir a la iglesia la educación pública con la instauración de nuestra República Conservadora de 1886, y con la llegada al país de órdenes religiosas extranjeras masculinas y femeninas para alimentar este propósito, se produjeron cambios importantes con respecto a la tradición musical popular colombiana, en especial en lo que se refiere a la religiosidad popular. Poco a poco, en el campo del villancico de navidad y las canciones infantiles, la herencia de la tradición colonial que hemos descrito va siendo reemplazada, en ambientes urbanos y rurales, por música europea (española, francesa, italiana, alemana), proceso realizado a través de traducciones y adaptaciones. El hispanismo es una de las características culturales notorias en Colombia, en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX. Las cada vez más frecuentes compañías españolas de zarzuela y su repertorio dejaron una profunda impronta en nuestra música popular: las tunas, las estudiantinas, la bandola moderna y el pasodoble forman parte de este importante proceso. En España, una de las tareas de la Sección Femenina de la Falange Española, desde la década de 1930, fue la de “recuperación“ del canto, la música y el baile popular. De ese paternalismo militante surgieron los cancioneros de las JONS, abundantes en canciones, rondas infantiles y villancicos, esenciales en la cultura del franquismo y acogidos efusivamente entre los círculos conservadores colombianos y latinoamericanos. Sin embargo, como ya se dijo, el villancico, antes de entrar en el mundo religioso, fue profundamente profano, y como canción fue un equivalente próximo a los boleros, vallenatos o rancheras de hoy. Con alta calidad literaria, sus textos se plantearon reflexiones sobre el ser humano, sus debilidades, miedos y obsesiones. He aquí algunos ejemplos: decía un autor anónimo del siglo XVI, musicalizado por Juan Vásquez: Quien amores tiene, ¿Cómo duerme? Duerme cada cual como puede. O este, del varias veces citado Juan del Encina: Las cosas que deseamos tarde o nunca las habemos, y las que menos queremos más presto las alcanzamos. Sin embargo, a pesar de que es un villancico para la cuaresma, terminaremos con otro de Juan del Encina, muy adecuado sin duda en estos momentos: Oy comamos y bebamos Y cantemos y holguemos, Que mañana ayunarémos. * Instituto de Investigaciones Estéticas.


Al ser humano le bastó maravillarse ante la majestuosidad con que un enjambre de abejas recubría insectos y pequeños roedores que caían dentro de la colmena con una masa que impedía su descomposición, para sospechar que tras dicha goma se escondía un puñado de virtudes. Más aún cuando descubrió que se trataba de una mezcla de resinas de árboles con cera, polen, tierra y enzimas salivares, que los diminutos insectos elaboraban para untarla por toda la colmena y así impedir el ataque oportunista de hongos, virus y bacterias. Un acto de la naturaleza que no pasaron por alto los sacerdotes y médicos de culturas antiguas como la romana, inca, azteca y la egipcia, que hace cerca de 3.000 años utilizaba las propiedades médicas de este producto apícola, reconocido hoy como propóleo, para embalsamar los cuerpos de los faraones; tampoco los occidentales que lo han incluido en la medicina popular para tratar diversas dolencias como infecciones cutáneas o heridas de guerra; y menos un zootecnista y apicultor de la Universidad Nacional, quien se propuso comprobar si estas bondades también existían en los propóleos criollos.

FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.

Nelly Mendivelso Periodista Unimedios

La extracción manual de propóleo, primer paso de una industria con enormes posibilidades de competir en mercados internacionales.

Propiedades de peso

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Extracto prodigio El acné, la caries dental, la parasitosis por Giardía lamblia y las ulceraciones de pacientes postrados tienen un fuerte contrincante en los propóleos. Un joven zootecnista se aproximó a la capacidad antimicrobiana de este producto de las abejas con mucho potencial en el país.

Este producto de la colmena podría sumarse al sector exportador del país y convertirse en un competidor para naciones como Brasil, principal proveedor del mercado japonés.

japonés y europeo con gran beneficio, medido en dólares, siendo el mercado nipón de propóleos superior a los 2.000 millones de yenes, es decir, casi 280 millones de dólares. En este contexto, apoyado por la microbióloga Judith Figueroa, directora del trabajo de grado, se evaluó el potencial antimicrobiano del propóleo producido por nuestras abejas en Colombia, y se estableció una metodología para obtener el estándar de control de calidad del producto a bajo costo y de fácil acceso para los apicultores. Efecto criollo Para hallar las bondades de los propóleos nacionales, Telmo colectó muestras de 32 apiarios ubicados en los municipios de Caicedonia y Sevilla, en el Departamento del Valle del Cauca; Pijao y Buena Vista, en el Quindío; Charalá, en Santander; Cota, Tabio, Pacho, Tena y la Mesa, en Cundinamarca; Zetaquíra, Otanche y Umbita, en Boyacá; Rovira, en el Tolima, y Pitalito, en el Huila.

La cara rentable In vitro, los propóleos colombianos mostraron su efectividad antibacteriana. El conocimiento de este producto, pese al prestigio del que goza popularmente, solo por sus cualidades para controlar problemas respiratorios (tos), todavía es incipiente en el país. “En realidad son pocos los apicultores que saben cómo obtener y producir propóleo, y menos los que conocen su verdadero potencial medicinal”, aclara el zootecnista, seguro de que al menos el 70% de los preparados en Colombia son falsificados. De hecho, el impulso para implementar una técnica de control biológico de propóleos nacionales está acompañado de un método para la obtención del extracto, habiéndose evaluado también varias concentraciones de alcohol para identificar cuál permite sacarle mejor provecho a sus principios activos. Trabajo científico que el joven de la Universidad Nacional tuvo la oportunidad de mostrar en el marco de las Jornadas de Apiterapia 2003 en Argentina, realizadas en siete ciudades diferentes del país austral, sitios en donde quedó en alto el nombre de la zootecnia y la apicultura colombianas. Un primer paso para pensar que este producto de la colmena podría sumarse en gran medida al sector exportador del país y convertirse en un competidor para naciones como Brasil, principal proveedor del mercado japonés. En su empeño por estudiar la actividad anticancerígena del propóleo, este país está dispuesto a pagar hasta 180 dólares por kilo. “Si pensamos que una colmena puede producir un kilo al año, y la flora Colombia permitiría criar un millón, solo bastaría multiplicar para saber que poseemos una materia prima invaluable que estamos desaprovechando”.

Una tecnología aplicada por primera vez en el país permitió la multiplicación de Epidendrum ILUSTRACIÓN DE CRISTIAN VARGAS

Como punto de partida, Telmo Martínez, un recién egresado de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, hechó un vistazo a episodios como la lucha de los Boers en Sudáfrica, en 1903, en la cual un grupo de soldados sobrevivió a la gangrena gracias a que sus heridas fueron recubiertas con propóleo ante la ausencia de antibióticos, así como a los avances clínicos que lograron naciones europeas tras la Cortina de Hierro, al hallar en los productos de la colmena valiosas propiedades antioxidantes, inmunoestimulantes, antivirales, antiparasitarias y cicatrizantes de quemaduras. Remitiéndose al pasado, el zootecnista comprobó que las capacidades medicinales de esta mezcla prodigiosa, de color marrón oscuro hasta amarillo verdoso, han motivado investigaciones con excelentes resultados alrededor del mundo. Y hoy los científicos, inmersos en la búsqueda de sustancias para atacar a los microorganismos que le han ganado la batalla a las drogas convencionales, tienen puesto el ojo en el propóleo, en el que se han comprobado más de 250 principios activos, muchos de ellos con capacidad antimicrobiana. Una maravilla que poco se ha vislumbrado en Colombia, pues el cuidado de las abejas y la obtención de sus productos no han tenido la importancia que se merecen, dice Telmo, con conocimiento de causa. El país apenas cuenta con 150 mil colmenas de Apis mellifera en producción y el potencial apícola de la flora colombiana permitiría criar mucho más de un millón de estas colmenas. Ello sin tener en cuenta la diversidad de abejas de vida social, que superan las 120 especies en nuestro país, y de las cuales aún no se sabe si se podrían obtener resinas. Un motivo suficiente para que Martínez pensara en la necesidad que tiene el mercado apícola colombiano de contar con criterios técnicos propios para valorar este producto del panal, pues, en su concepto, aún en el país no se ha sistematizado un conocimiento que permita competir con propóleos obtenidos en otras latitudes como Brasil o Cuba, naciones que a partir de sus investigaciones han puesto sus propóleos en los mercados

Implementando la técnica de difusión radial en doble capa de agar -la misma que se utiliza internacionalmente para evaluar los antibióticos convencionales- se calculó la actividad antimicrobiana de los extractos de propóleo empleando 13 microorganismos registrados en bancos de cepas norteamericanos e ingleses, facilitados por diferentes laboratorios de la Universidad Nacional. El resultado no pudo ser mejor, pues todos los propóleos mostraron gran capacidad para inhibir bacterias y, muchos de ellos, potencialidad superior al de los antibióticos. Los microorganismos inhibidos fueron dos Staphylococcus aureus causantes de la formación de abscesos como forúnculos o acné, y uno de ellos responsable de infecciones intrahospitalarias, clasificado en el Hospital San Juan de Dios en 1999, capaz de resistir antibióticos convencionales como la Meticilina. En la lista de bacterias vulnerables al propóleo no falto el Streptococcus mutans una de las causantes de la caries dental, frente a la cual el 83% de los extractos de propóleos mostraron actividad; el Bacillus cereus bar. Micoydes, implicado en intoxicaciones alimentarias, que sucumbió ante el 90% de los prpóleos; la Pseudomona aeruginosa presente en las llagas o ulceraciones de personas postradas, que se inibió con el 83% de las muestras, y la Klebsiella pneumoniae (ESBL), otra bacteria resistente a los antibióticos. Una variante de la misma especie ocasionó la muerte de pacientes con problemas respiratorios en hospitales de Cartago y Pereira, debido a la falta de drogas para combatirla, asegura la microbióloga Judith Figueroa.

ruizianum, una especie de orquídea nativa del territorio colombiano, en riesgo de extinción. Gracias a la embriogénesis somática, el biólogo Juan Manuel Peláez de la Universidad Nacional de Colombia obtuvo de 150 a 200 plántulas, apenas de un segmento de hoja. La regeneración de la planta completa a partir de ese fragmento abre la posibilidad de cultivar la especie comercialmente y representa una salida a la recuperación de esta flor en peligro de desaparecer, debido a la presión que se ejerce por su belleza y cotización en los mercados mundiales.


Los científicos estimaron que esta planta posee unos 33.620 pares de genes, de los cuales 2.000 estarían relacionados con la producción de azúcar. La investigación fue realizada por 22 equipos independientes y más de 200 expertos, coordinados por Paulo Arruda de la Universidad de Campiñas y tardó aproximadamente cuatro años. Ellos se propusieron esta meta teniendo en cuenta que Brasil es el mayor productor mundial de este producto, con 23 millones de hectáreas al año.

Una nueva era en la administración de medicamentos y fertilizantes comienza la Universidad Nacional, haciendo uso de los hidrogeles, materiales que permiten su liberación controlada. El proyecto internacional busca corregir los efectos de las dosis inadecuadas. María Claudia Rojas R. Periodista Unimedios No siempre la repelencia entre el agua y el aceite es tan incómoda como cuando se habla de relaciones humanas. Incluso, es deseable, si se intenta formar esferas pegadas, pero independientes, para guardar en ellas medicamentos o abonos “inteligentes”, que se liberan solo cuando el suelo y el cuerpo humano los necesita. No estamos hablando de ficción, solo del principio con que científicos colombianos acomodan una tecnología útil a la agricultura, para optimizar el uso de fertilizantes, y a la medicina, para mejorar la función de los fármacos. Pues bien. Tal vez la palabra hidrogel sugiera un concepto de agua mezclada con otra sustancia (solvente), cuya capacidad de retención puede superar hasta 300 veces su peso. Este material no es otra cosa que un tipo especial de polímero, del cual los lentes de contacto blandos, las toallas higiénicas y los pañales son su aplicación más común. El empleo contrario al de retención, es el de liberación controlada. Un campo emergente, en el que Colombia incursiona a través del equipo de investigadores adscrito al Departamento de Ingeniería Química, que ya sintetizó el material donde un ingrediente activo sería transportado al lugar exacto y suministrado en las dosis adecuadas a través de una difusión prolongada y regulada. Fórmula de campo Los ensayos pioneros en el diseño de un dispositivo capaz de medir la cantidad y la velocidad de liberación de un abono estuvieron a cargo de Juan Carlos Orozco y Luis Gabriel Amado. Antes de probar con urea, los ingenieros químicos debieron fabricar una clase de hidrogel apto para contener la sustancia. Por ensayo y error, evaluaron 15 materias primas, en una búsqueda que les tomó más de ocho meses de militancia en el laboratorio. Al final consiguieron dispersar “no el aceite en el agua, como vemos cuando preparamos arroz, sino el agua en el aceite”, cuenta Juan Carlos, intentando una explicación sencilla del éxito al obtener la suspensión inversa, el proceso más complejo para sintetizar el material, que esta vez debía liberar, en lugar de absorber. Había llegado el momento de experimentar. Se inyectó urea concentrada en las esferas, ahora dispuestas in vitro en soluciones salinas similares a las condiciones promedio de los suelos colombianos. Temperaturas de 10 y 20 grados centígrados y pH de 5.6 a 7.0, en distintas combinaciones, sirvieron para demostrar que el hidrogel funciona. Al cabo de 12 horas, lentamente, pero de forma continua, el fertilizante había sido irrigado. A diferencia de los abonos convencionales, que actúan acríticamente frente a la composición del suelo y los campesinos usan equivocadamente para devolver productividad a la tierra de monocultivo,

las ofertas de nutrientes y la frecuencia de suministro a través del hidrogel son discriminadas de acuerdo con las demandas de cada tierra y cultivo. “Un suelo rico en nitrógeno no debería ser manejado con NPK (fertilizante ‘integral’ de uso común que contiene nitrógeno, fósforo y potasio), porque se le da un requerimiento mayor del que necesita y, en lugar de fertilizar, se lo contamina”, explica el ingeniero. Otro tanto sucede con la dosificación. Un cultivo que se abone cada dos meses, en las primeras semanas tendrá suficiente fósforo, por ejemplo, pero las últimas estará pobre y, como consecuencia, se recogerá una cosecha desigual. “La idea es contar con un dispositivo que controle la distribución del abono dentro de un período de tiempo establecido, para que unas matas no sean más grandes que otras”. Pero, ¿eso implicaría hacer un estudio de suelo cada vez que se siembra? No, porque el principio termodinámico de diferencia de pH o de concentración del nutriente entre el hidrogel (adentro) y el suelo (afuera) hace que el primero active la descarga de la sustancia, que será más lenta en la medida que colme la carencia. En otras palabras, la transferencia de líquido de un medio a otro utiliza la ósmosis como lo hace una esponja, que cesa en su actividad cuando “sabe” que la concentración es mayor afuera. Para ello, los dos jóvenes ingenieros concibieron una fórmula con gránulos que no pasan de dos milímetros cada uno. Aunque la solución es pequeña, el problema es grande. El 12,2 % de la erosión en el mundo es producida por agentes químicos, de acuerdo con datos de la FAO, de 1992, mientras en Colombia el 33,9% de los suelos están clasificados en degradación moderada, alta y muy alta, según un estudio adelantado por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), de 2001. Una referencia puntual en cifras sorprende aún más. No más en la cuenca alta del río Subachoque, cada semestre se utilizan 1.326 toneladas de fertilizante para el cultivo de papa, lo que quiere decir 30 bultos ó 1.500 kilogramos por hectárea. En los mismos datos, referenciados en 2003 por el investigador Germán Mendoza del Departamento de Ingeniería Agrícola de la Universidad Nacional, en su tesis de maestría acerca de cómo afecta la erosión un cultivo, mayor impresión causa la cuenta que arroja multiplicar el número de hectáreas dedicadas al tubérculo en el municipio cundinamarqués por el consumo de abonos químicos: 1´800.000 kilogramos semestralmente. Cualesquiera que sean los costos ambientales y económicos derivados, sin duda resultarían impactantes. Pero hay otra consecuencia: buena parte de los fertilizantes son arrastrados por el agua lluvia o el viento o no alcanzan a ser retenidos por el suelo, por lo que se filtran y llegan a las aguas destinadas a consumo humano. En esos términos, el avance en la tecnología de los hidrogeles para el medio agrícola también traería beneficios, pues no se afectan con esos factores climáticos (lluvia, viento), sino

ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA

Investigadores brasileros completaron el genoma de la caña de azúcar.

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CIENCIA Y TECNOLOGÍA que su propiedad de liberación controlada hace que la planta reciba puntualmente lo que consume. A pulsos agigantados Este primer trabajo dio pie para experimentar con dos fármacos, al igual que se había hecho con la urea. La teofilina, empleada en el tratamiento del asma, y la ciprofloxacina, un bactericida de amplio espectro, abrieron un nuevo capítulo en la era criolla de los hidrogeles, conducida por el profesor Armando Espinosa.

La coexistencia apacible de sólidos y líquidos, encerrados en estos gránulos, contribuirá a optimizar la aplicación y absorción de sustancias cruciales para la agricultura y la medicina.

El docente, coordinador de la Línea de Profundización en Polímeros, ha encaminado durante más de dos años un campo de investigación que, si bien es novedoso, también está amarrado a un proyecto más amplio con la Universidad del País Vasco (España), en el que participan otros países como Cuba y México. Apoyados por Colciencias, en seis meses la Universidad espera iniciar una segunda etapa que pase de los ensayos in vitro a los de campo. Por lo pronto, todo está listo. Las pruebas con los antibióticos fueron exitosas y es posible que las matrices poliméricas también liberen controladamente un medicamento. La idea es regular la cantidad que entra al torrente sanguíneo. Usualmente, la posología implica dosis altas en determinados momentos, que se liberan de manera rápida a un pulso. “Con los hidrogeles, la intención es mantener por tiempo prolongado una sola dosis, eficiente para sostener el nivel terapéutico que requiere el organismo”, aclara el profesor Espinosa. Por su parte, Bibiana Vallejo, química farmacéutica, avanzó otro punto. Desarrolló un comprimido o tableta, que funciona como acondicionador de pH para suelos. El principio activo fue el ácido cítrico. “Funciona para algunas especies que necesitan suelos ácidos y para las que exigen suelos alcalinos”, dice, tras dejar servida en bandeja la metodología para definir una formulación que desde la tecnología pone los materiales al servicio de la salud y el agro.

Hidrogeles contra mala dosificación


Los

maestros del soccer

Fue en la gramilla del estadio Alfonso López de La Universidad Nacional, a través del cual el fútbol se consolidó en Colombia como el espectáculo de masas que actualmente es. Hoy, este emblemático escenario del deporte está listo para albergar a la Primera División del fútbol profesional colombiano. FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.

sión radial del partido que hizo el cuenteño Manuel Suárez Cote (q.e.p.d.) vio invadida sus calles por gentes de todas las clases sociales, con bailes callejeros, explosión de entusiasmo, casi sin precedentes en la fría capital colombiana. La toma de Leticia

El estadio Alfonso López de la Universidad Nacional de Colombia constituye un claro ejemplo arquitectónico art deco. Hoy, 65 años despues de su inauguración, se encuentra de nuevo listo para alojar a la Primera División del fútbol profesional colombiano.

Los comienzos del fútbol profesional colombiano ya es cosa de los abuelos, que ahora sienten la nostalgia de aquellos grandes partidos protagonizados por deslumbrantes estrellas originales de los más diversos países del mundo, que fundaron lo que después se ha conocido como El Dorado del fútbol mundial. Los aficionados de hoy, los nietos y hasta bisnietos de esos abuelos que iban a los estadios de Bogotá, el Alfonso López de la Ciudad Universitaria y el Nemesio Camacho, se preguntan cómo era aquél espectáculo que, según todas las crónicas, enloquecía a los colombianos de Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Barranquilla, Pereira, Manizales, Santa Marta, Cúcuta y más tarde otras ciudades. Por esos escenarios desfilaron varias de las más notables figuras del fútbol mundial. Casi todos los caballeros del deporte, los genuinos masters del soccer o huéspedes del eje Ciudad Universitaria – El Campín. La Universidad Nacional de Colombia, por aquella época, fue objeto de una gran transformación bajo la presidencia del doctor Alfonso López Pumarejo, quien fuera gran propulsor de la Ciudad Universitaria, entre cuyos programas incluyó la construcción del primer gran estadio bogotano en esos predios estudiantiles, y de un edificio anexo, destinado a promover el estudio, la investigación y la graduación de personal experto en lo concerniente a la educación física. Allí funcionó el Instituto Nacional de Educación Física, con estudiantes semiinternos, bajo la orientación de una misión chilena contratada por el Ministerio de Educación

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Nacional y encabezada por el profesor Candelario Sepúlveda y Ramón Quintana Carrasco, ambos fallecidos en su patria. Los juegos bolivarianos El Estadio Alfonso López de la Ciudad Universitaria tiene una gran historia. Fue el centro deportivo más intenso y agitado desde el año de 1938, cuando se inauguró con ocasión de la celebración del cuarto centenario de la fundación de Bogotá y de la realización, con ese motivo, de los Juegos Deportivos Bolivarianos, reconocidos por el Comité Internacional Olímpico, con sede en Suiza. Para ese certamen fueron invitados Bolivia, Perú, Panamá, Ecuador y Venezuela. Las delegaciones viajaron por tierra, mar, buses y trenes, y el evento se mantiene vigente. El Alfonso López, más antiguo que El Campín, fue el centro nervioso de los Juegos Bolivarianos. Allí se celebró el encuentro de fútbol entre Colombia y Perú, que despertó una gran expectativa. La selección nacional, dirigida por el argentino Fernando Paternóster, héroe deportivo de los juegos Olímpicos y del Mundial de Fútbol del año de 1930, celebrado en el Uruguay, tuvo una discreta actuación y perdió por 0-1. La Ciudad Universitaria aún tiene un coliseo de baloncesto, vecino del Estadio, en el cual, por esos mismos días de 1938, se disputó el llamado Derby de Básquetbol entre Colombia y Perú, por entonces campeón sudamericano de este deporte. Esta vez fue Colombia el país vencedor, lo que causó una de las más grandes y atronadoras ovaciones de que haya historia por parte del público, y la ciudad entera, estimulada por la transmi-

El Estadio Alfonso López fue el centro deportivo más intenso y agitado desde el año de 1938, cuando se inauguró con ocasión de la celebración del cuarto centenario de la fundación de Bogotá.

Las armas ligeras han causado más de cuatro millones de muertes desde 1990, ILUSTRACIÓN DE CRISTIAN VARGAS

Mike Forero-Nougués* Especial para U.N. Periódico

Estas demostraciones -más que expresiones deportivas- aliviaron la tensión emocional de un pueblo que en 1932 se había sentido ofendido por una pandilla de piratas peruanos que invadió al puerto colombiano de Leticia, que no representaba a ese país amigo, sino a un dictadorzuelo sargentón, Luis M. Sánchez Cerro, disfrazado de coronel y luego autoascendido a general, quien mediante un golpe militar se había apoderado de la presidencia de la República. El conflicto, origen de una guerra inverosímil -aunque superada-, necesitaba ese desfogue deportivo que, a la postre, vino a sellar seis años después y para siempre la paz entre Perú y Colombia, naciones que por su historia siempre fueron muy cercanas y mantuvieron una política internacional de confraternidad. El auge deportivo que siguió incorporaría más tarde a todas las facultades e institutos de la Universidad Nacional. El Estadio se veía generalmente lleno no solo de espectadores, sino de deportistas activos en diversas disciplinas. El atletismo fue un deporte favorito, gracias a la magnífica pista atlética que ofrecía. Destacan los atletas y profesores José Domingo Sánchez, oriundo de Cartagena, campeón nacional de los cien metros planos y participante en los Juegos Olímpicos de Berlín, en el año 1936, al lado del héroe olímpico de Estados Unidos, Jesse Owens, y el cubano Manolo Suárez, remero y ganador de medalla olímpica en eventos similares, hombre de gran simpatía y severidad, exigente profesor, pero al mismo tiempo de gran comprensión. El estadio se veía colmado de estudiantes; algunos llegaron a ser grandes figuras nacionales, otros no tanto, pero “el perro” Sánchez, como le decían a José Domingo, los exhortaba a superarse. Diciéndoles con simulado tono de regaño: ”A ver, los reto a competir conmigo en los cien metros... yo correré de espaldas, hacia atrás, y verán que les gano... ¡despiértense, no sean perezosos! Sánchez era, por su estilo, espigado y “resortado”, de grandes trancadas, casi un mito deportivo, por lo que se ganó la admiración y el aprecio de los estudiantes. Se organizaron, igualmente, torneos de fútbol entre las facultades e inclusive se prestaba el estadio sin costo a otros gremios para que pudieran celebrar partidos amistosos. Y, dentro de ese clima, llegó el año de 1948, el de la fundación del fútbol profesional, cuando se desarrolló lo que hoy se denomina la era de El Dorado, que puso a brillar a las estrellas más renombradas de este deporte en el mundo entero, a pesar, muy a pesar, de que al cabo de su primer año de funcionamiento se convirtió en una entidad pirata, desafiliada por la entonces Adefútbol

muchas más de las que pudieran provocar las drogas durante décadas. Según la Cruz Roja Internacional, de esos decesos, más de tres millones y medio corresponden a civiles, la mayor parte mujeres y niños. Estas cifras son complementadas por el diario norteamericano The Guardian, según el cual “circulan por el mundo 550 millones de armas ligeras como revólveres, fusiles automáticos, granadas y lanzaproyectiles”.


en Colombia. El Fondo de Población de las Naciones Unidas estima que, hacia finales del siglo XX, la tasa de mortalidad materna en Colombia se situó entre 89,9 y 101,9 fallecimientos por 100 mil nacidos vivos. En Nariño y Boyacá, las cifras fueron superiores al promedio del país, con 195 por 100 mil nacidos vivos. Así mismo, la mortalidad materna es mayor en comunidades con elevados niveles de pobreza y alta fecundidad, en áreas rurales de lucha armada, desplazamiento forzoso y bajas coberturas educativas. Los menores índices se registran entre mujeres con alto nivel educativo y aquellas que utilizan métodos anticonceptivos.

Colombia tuvo un fútbol propio antes de la Dimayor y, por cierto, bastante bueno. Algunas de sus figuras fueron conocidas más por sus apodos que por sus apellidos o nombres.

FOTOGRAFÍA ARCHIVO PARTICULAR

De izquierda a derecha, Pedro Cabillón, Alfredo Di Stefano, Adolfo Pedernera, Antonio Báez y Reinaldo A. Maurín, de la nómina de Millonarios, en el césped del Alfonso López.

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política que por esa época reinaba ya en el país, tras el asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán. En la segunda mitad del año de 1948, se programó la primera fecha del campeonato profesional de la siguiente manera: América vs. Medellín. Árbitro: Alfredo Cuezzo (4-0); Deportes Caldas vs. Santa Fe. Arbitro: Benjamín Caicedo (1-1); Atlético Municipal de Medellín vs. Universidad. Arbitro: Elías Coll Tara (2-0); Millonarios vs. Once Deportivo. Arbitro: Luis Rendón (6-0). Los resultados se celebraban con grandes festejos y hasta con el consumo de licores, en tanto que jugadores y seguidores de cada club compartían la charla, el comentario y el whisky. El saque de honor, durante el partido de Bogotá, lo hizo la reina de la Armada Nacional, Margarita González MacAusland. En la segunda fecha, el equipo Universidad, que Aspecto del partido jugado el 6 de diciembre en el estadio Alfonso López, entre el Chico entonces jugaba por la ciu- Fútbol Club y Pumas de Casanare, finalistas de la División B del Campeonato Profesional de Fútbol. dad de Pereira, sorprendió gresos por taquilla no eran tan jugosos como los a periodistas y espectadores, al imponerse en el de los conjuntos. Pero el estadio de la Ciudad Uniestadio Libaré a Millonarios por 3-2. versitaria vio desfilar por su gramilla a luminaInmediatamente se organizó una gran fiesta rias mundialistas de todos los pelajes. Allí jugaron en la sede del Club Campestre de la llamada Perla Adolfo Pedernera, Néstor Raúl Rossi, Julio Cozzi y del Otún, y así libaron copas, jugadores y seguisu escolta el doctor Gabriel Ochoa Uribe, y el fordores, es decir, los “Hijos de María” como llamamidable Alfredo Di Stéfano, conocido como “La ban a los del equipo Universidad, debido a que su Saeta Rubia”, que posteriormente fue adquirido uniforme era totalmente blanco. Más tarde, se copor el Real Madrid, radicándose en España y adnocieron también como “Los merengues”, igual quiriendo esa nacionalidad. que el Real Madrid y el hoy Once Caldas de ManiLos equipos tenían diez extranjeros y si acaso zales. En Bogotá, las fiestas se realizaban en los un colombiano; peruanos en Medellín y Cali, paraaltos del restaurante El Embajador, situado en la guayos en Pereira, o uruguayos en Cúcuta, equipo carrera 7 con calle 26, y su anfitrión era el ciudaque se conocía como “El campeón mundial”, redano austriaco don Oscar Stemberg. cordando que algunos de sus jugadores habían sido Poco después, el Universidad cambió de sede vencedores en los campeonatos de 1930 y 1950. y se vino a Bogotá, No tardó en vencer al famoso Nos haríamos interminables recordando tanMillonarios en el estadio Alfonso López, por 1-0, tos nombres de las celebridades que llegaron a partido que fue arbitrado por el silbato inglés Mr. Colombia. Pero, para variar un poco, citemos a Hancock, pues por esa época también se importalos ingleses Neil Franklin y George Mountford, ron los hombres del pito. contratados por el Club Santa Fe. Los fundadores del Universidad, ya vinculado Millonarios prefirió a los argentinos; Barrana la Universidad Nacional, aunque con plena auquilla a los brasileños y, así por el estilo, se formatonomía, fueron don Marco Alzate Avendaño, don ron los demás conjuntos. El Universidad no pudo Ernesto MacAllister y el señor Robledo, caballero resistir los bajos ingresos y no logró sobrevivir. distinguido de Manizales. Actualmente, el estadio universitario, remodeEl día de su triunfo sobre Millonarios, el grupo lado, está recobrando su popularidad con la interdirigente hizo cerrar el cabaret La Casbah, de la calle vención en el campeonato de la División B de as23 con carrera 7, a fin de celebrar la victoria entre censo, del Chicó Fútbol Club dirigido y animado dirigentes y jugadores, que disfrutaron de una inpor el ex jugador y hoy técnico Eduardo Pimentel y olvidable rumba, oyendo cantar a Berenica Chávez, organizado como Sociedad Anónima. Eduardo Pientonces en pleno auge de su carrera. mentel aspira a llegar a la División de Honor del Se hacían muchas fiestas y pocos entrenamienFútbol Profesional Colombiano. tos; los jugadores seguían la tradición de los “luLa Universidad Nacional ve con simpatía y nes de zapatero” para recobrarse de los grandes aprecio este resurgimiento de los deportes en el “guayabos” de los domingos. ambiente estudiantil, y es seguro que Bogotá, Santa Fe fue el primer campeón del fútbol procomo gran capital, contará en el inmediato futufesional. Millonarios es el equipo que ha ganado ro con el histórico estadio Alfonso López y con mayor número de estrellas. El Universidad, formanuevos equipos, como corresponde a su gran do esencialmente en sus comienzos por jugadocaudal de afición. res importados de Costa Rica, estaba obligado a Exdirector de Coldeportes y profesor de Cultura Física, de la jugar los sábados por la tarde, por lo que los in- *Universidad Santo Tomás.

FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.

(Asociación Colombiana de Fútbol), acto respaldado por la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). Los pases de los jugadores no los reconocía la Dimayor ni los derechos de los clubes de los cuales procedían. De esa manera, los únicos beneficiados eran los jugadores contratados por sumas superiores a las que disfrutaban en sus propios países. Simultáneamente, Colombia fue sancionada y no pudo participar con sus figuras en torneos internacionales y, de paso, también fueron descalificados los jugadores importados. Colombia tuvo un fútbol propio antes de la Dimayor y, por cierto, bastante bueno. Algunas de sus figuras fueron conocidas más por sus apodos que por sus apellidos o nombres, y así se recuerda a “Bollo´e yuca” Granados, “Máquina” Martínez, “El mariscal Villa”, el cucuteño Daniel Antolinez (arquero) -uno de los tres únicos jugadores que tienen o un busto o una estatua recordatoria-, Severiano Lugos, “Bolón” Acosta. Dimas Gómez, El “Mico” Zapata, el “Flaco” Meléndez, Rigoberto García “Memuerde”, Isidro “Picalúa” Joliani y muchos más. Se hacían temporadas de fútbol; los equipos viajaban por el río Magdalena o por carretera. Venían equipos del Perú que hacían el mismo recorrido. Por cierto que los peruanos se lucieron en las olimpiadas del año 36 y vivieron una época de gran auge, por aquello de su conocida malicia indígena. Los colombianos jugaban a la inglesa y con éxito, pero El Dorado les cambió ese estilo y fue más lo que se perdió que lo que se ganó. Luego empezaron a hacerse temporadas con equipos argentinos y uruguayos; el Vélez Sarsfield, encabezado por el “León de Wembley”, que era el apodo del arquero Rugilo, por haber frenado a equipos ingleses en la “cancha sagrada”. El incipiente Independiente Santa Fe, equipo seudoprofesional, venció al Vélez en una memorable jornada que terminó en conflicto, pero cuyo resultado fue, a la luz de los reglamentos, impecable. La iniciativa de crear la Dimayor fue principalmente del barranquillero Humberto Salcedo Fernández, más conocido como “Salcefer”, quien se propuso establecer un campeonato al estilo de los que ya se hacían en otros países. Fue el armador del popular equipo América de Cali. Visitó otras ciudades y persuadió a los dirigentes deportivos de que el fútbol profesional sería el mejor espectáculo que contribuiría a aliviar las tensiones de la violencia

ILUSTRACIÓN DE DANIEL PADILLA

El alto nivel de subregistro de fallecimientos en el país agrava el índice de muertes maternas


Álvaro Rodríguez Gama* Profesor Titular Facultad de Medicina

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n ó i c a t n

e i r eso Desorientación profesional en Colombia Con más carreras profesionales que cualquier otro país en el mundo, Colombia se convierte en el ejemplo de proliferación más caótico de ofertas de pregrado, una situación que afecta por igual a estudiantes, a universidades, y a miles de familias que ven lesionados sus ingresos con los constantes cambios de carrera por parte de sus hijos bachilleres. El acierto en la escogencia de carrera se ve recompensado por una sensación de tranquilidad, realización personal, un ejercicio profesional satisfactorio y lleno de progresos. Contrario a esto, una equivocación implica situaciones de desadaptación, depresión, negativismo, prolongación del tiempo en el programa académico, pérdida de materias, deserción escolar y cambio de estudios. Por otro lado, los bachilleres colombianos continúan centrando sus intereses profesionales en áreas como agronomía, ingenierías tradicionales, medicina, derecho, administración y economía. Mientras que estos campos preferenciales están saturados y en ellos los egresados con frecuencia se ven expuestos a situaciones de desempleo o subempleo, existen muchas otras carreras con un futuro promisorio que cuentan con suficientes cupos disponibles. Cuando se estudia el porqué de las equivocaciones de los bachilleres, aparecen diversos factores: la orientación que brindan los colegios es escasa y en varios casos han habilitado a profesores de psicología, filosofía, matemáticas o educación física para que, sin mayor formación, trabajen en la compleja función de orientar a los bachilleres; menos del 3% de los colegios del país tiene verdaderos departamentos de orientación vocacional y profesional; los padres de familia, de muy buena fe, pero sin suficiente información y basándose en su experiencia personal, recomiendan o desaconsejan a sus hijos las carreras que deben cursar en sus estudios postsecundarios, pero no siempre tienen un claro conocimiento de las capacidades individuales de los jóvenes. Paralelo a esto, la oferta educativa ha tomado un rumbo de proporciones exageradas en los últimos 10 años: en la actualidad hay alrededor de 1.650 carreras de pregrado entre técnicas, tecnológicas y profesionales, a las que puede ingresar un bachiller colombiano, muchas de ellas desconocidas para docentes, padres de familia y educandos. Tampoco existe suficiente información sobre el campo laboral, y, finalmente, los jóvenes se encuentran en períodos de desarrollo psicológico, saturados de situaciones de rebeldía, narcisismo, cambios frecuentes de ideales y paradigmas, lo que dificulta una acertada elección profesional.

En la actualidad hay alrededor de 1.650 carreras de pregrado entre técnicas, tecnológicas y profesionales, a las que puede ingresar un bachiller colombiano, muchas de ellas desconocidas para docentes, padres de familia y educandos.

El sistema de orientación debe, por lo menos, ubicar al bachiller en una o hasta dos de las nueve áreas básicas del conocimiento: agronomía, veterinaria y afines; bellas artes; ciencias de la educación; ciencias de la salud; ciencias sociales, derecho y ciencias políticas; economía, administración, contaduría y afines; humanidades y ciencias religiosas; ingenierías, arquitectura, urbanismo y afines; matemáticas y ciencias naturales. La pirámide educativa colombiana nos muestra que un grupo muy selecto de estudiantes acceden a las universidades. De acuerdo con las estadísticas disponibles (que, dicho sea de paso, carecen de suficiente consolidación y precisión) existen 12.500 colegios aproximadamente, los cuales gradúan a unos 430 mil bachilleres cada año; de ellos, solamente ingresan unos 140 mil a las 326 instituciones de educación superior que existen en el país. De igual forma, hay 31.600 establecimientos de nivel preescolar y 57.000 de educación básica primaria; y en los más de 2.300 posgrados, incluidas maestrías, especializaciones y doctorados, están matriculados alrededor de 57.200 profesionales. Lo anterior indica que los bachilleres que aspiran a formarse en una carrera constituyen un grupo muy selecto que no debería perder ningún tiempo en áreas que no son de su interés. Todas las instituciones formadoras de profesionales asumen diversos sistemas de admisión, en algunas se siguen procesos complejos que garantizan la selección de los mejores bachilleres y en otras los requisitos son muy simples. En todo caso, también es responsabilidad de los directivos universitarios informar de manera continua y objetiva las características de los diversos programas, además de establecer buenos sistemas de seguimiento académico al estudiante universitario. Finalmente, es importante resaltar que la orientación vocacional no es una actividad ocasional o de última hora, sino un proceso que involucra un seguimiento del estudiante durante varios años, lejos de centrarse solamente en calificaciones obtenidas en tests vocacionales o exámenes psicotécnicos, aplicados pocos meses antes de enfrentar otros contextos académicos. * Con la colaboración de Carolina Cano. Periodista Unidad de Información Facultad de Medicina.

Los bajos niveles de aprendizaje de los estudiantes chilenos, colombianos y mexicanos ILUSTRACIÓN DE CRISTIAN VARGAS

El joven de 19 años decidió estudiar medicina porque vislumbraba cierta afinidad con la biología, la elección se convirtió en un reto, quería probar si era capaz, primero, de ser admitido a dicha carrera en la Universidad Nacional de Colombia, y segundo, de culminar satisfactoriamente sus estudios; nunca tuvo en cuenta su verdadera vocación. En quinto semestre, el estudiante se dio cuenta de su errada decisión y ahora quiere estudiar arquitectura o ingeniería civil. “Él no tenía la disposición de servicio, ni la habilidad para interactuar con pacientes; en las pruebas psicológicas y de interés realizadas obtuvo un alto puntaje en áreas artísticas y de administración; el campo de las ciencias de la salud y el servicio social, se encuentra en su zona de rechazos; sin embargo, tiene un muy buen desempeño académico, su promedio es de 4. La razón por la cual él aún continúa en la carrera es la presión familiar”. Así narró Angélica González, profesional del Servicio de Atención Sicológica de la Ciudad Universitaria, la prescripción de uno de los más de veinte casos tratados en el último trimestre en ese departamento. Historias como la anterior saturan la realidad académica de los universitarios colombianos, que se basan en argumentos superfluos para la toma de una decisión trascendental como es su proyecto de vida. El profesor Ricardo Pardo, Director Nacional de Admisiones, ha expresado su preocupación por el destino académico de los aspirantes que ingresan en calidad de estudiantes a la institución: “entre 100 mil que se presentan, solo son admitidos 9.500 por año, muchos de ellos no se encuentran a gusto con la carrera elegida, a pesar del gran significado que constituye el pertenecer a la primera Universidad del Estado” La orientación vocacional y profesional es un proceso concomitante a la vida educativa del joven bachiller próximo a graduarse y a elegir sus estudios superiores; el objetivo principal de dicha consejería es la toma de una determinación acertada y fundamentada en criterios ecuánimes, que muchas veces rivalizan con un imaginario ambiguo que impera en la estructura educativa del país: el de las carreras de mayor prestigio. En Colombia, los antecedentes de la orientación profesional se remiten al año 1932, cuando Mercedes Rodríguez, profesora puertorriqueña, lideró el Instituto Psicotécnico y posteriormente colaboró en el Laboratorio de Psicología del alma máter. Sin embargo, es a partir de 1954 cuando el gobierno nacional, preocupado por el fracaso de numerosos estudiantes en la escogencia de sus carreras profesionales, expide el Decreto 3457 por el cual se crean seis institutos de estudios psicológicos y de orientación profesional. En la actualidad, los programas de orientación con resolución del Ministerio de Educación Nacional son abarcados por nueve instituciones con énfasis en las áreas sexual, familiar, desarrollo humano y educativo. Julián Emiro Mosquera, profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional y especialista en Orientación y Consejería de la Universidad de Nuevo México, sobre el tema comentó: “En estudios realizados en décadas atrás, se encontraron estudiantes que cuando llegaron a la Pedagógica ya habían pasado por seis carreras más. En promedio un estudiante cambia dos y tres veces de carrera, y la mayoría de bachilleres, a la hora de salir del colegio, no saben qué estudiar; la principal razón es la falta de una efectiva orientación”.

que iniciaron su escolarización en la década del ochenta se confirmaron en el Tercer Estudio de Matemáticas y Ciencias. Este estudio, que evaluó el desempeño académico de los alumnos en 39 países del mundo de séptimo y octavo grados a comienzos de los noventa, muestra que solo los de Sudáfrica, con su larga historia de discriminación racial, expresada en bajísimas oportunidades educativas para los negros, tienen niveles de desempeño ligeramente más bajos que los de Colombia.


al año en el mundo. Un incremento excesivo, a pesar de la alerta que hace 10 años llevó a la Organización Mundial de la Salud a declararla enfermedad emergente global. Los datos revelados por el organismo internacional aclararon, sin embargo, que un tercio de los 36 millones que padecen sida en el planeta están infectados por el Mycobacterium tuberculosis, y dado que el 70% de esta población se encuentra en el África Subsahariana, se considera a esta región como el principal foco de la patología respiratoria.

Paula Andrea Grisales Periodista Unimedios A la misteriosa muerte de la bisabuela, se sumó, tempranamente, la de la abuela y luego la de la madre. Al parecer, algo raro padecían las mujeres de la familia Franco Moreno, que no se había podido descubrir: de algún modo, todos, hombres y mujeres, sabían que estaban amenazados. Un día le ocurrió a él, a Rodrigo. Y lo que empezó como un estreñimiento e intenso dolor en el abdomen, diagnosticado erradamente como una simple indigestión, terminó siendo un avanzado cáncer de colon. Él y otros de sus hermanos, más tarde, harían parte del estudio que sobre este tipo de cáncer hereditario, o síndrome de Lynch, se estaba desarrollando desde los laboratorios del Instituto de Genética de la Universidad Nacional, y el cual les permitiría saber a tiempo si eran susceptibles de desarrollarlo, mediante una pequeña extracción de sangre. Según Alejandro Giraldo, el médico genetista que ha liderado la investigación, aunque las enfermedades genéticas son más o menos raras, esta resulta relativamente común. Los trastornos genéticos tienen una frecuencia de 1 en 50.000 a 10.000 personas, mientras el síndrome de Lynch (o cáncer colorrectal no polipósico hereditario) tendría una frecuencia del 5% de todos los cánceres de colon, por el cual en Colombia mueren 1.500 personas todos los años; lo cual quiere decir que si el 5% de ellos son hereditarios, puede haber 75 personas que están muriendo de una dolencia genética que es posible prevenir. “Mirado desde esa perspectiva, tener este tipo de cáncer de colon resulta más común que ser enano, tener ciertos problemas en los huesos, fibrosis quística o hemofilia”, asegura Giraldo. De hecho, según datos del genetista, se sabe que esta patología está incrementándose en el mundo, sobre todo en los países desarrollados. En Estados Unidos, por ejemplo, es la segunda causa de muerte por cáncer, y en Colombia, la cuarta, después del de estómago, que ocupa el primer lugar; le sigue el de pulmón, después algunas leucemias y luego, en el tercer lugar, el de cuello del útero y de próstata.

Ahora que existen en Colombia los desarrollos necesarios en el campo de la biología molecular que han permitido al equipo del profesor Giraldo detectar el cáncer de colon hereditario, el grupo se ha concentrado en el estudio de dos de los cinco genes relacionadas con el cáncer de esta zona del cuerpo: el MLH1 y MSH2, los cuales pueden sufrir muchas mutaciones, de las que ya están descritas 250, en el primero, y 170, en el segundo. Una mutación ocurre cuando daños en el ADN no son corregidos por los genes reparadores, en este caso, por el mal apareamiento de las bases: Adedina, Timina, Guanina y Citocina. Las uniones erróneas entre ellas ocurren cotidianamente en nuestro cuerpo, pero si esos errores no se corrige, se pueden transmitir a la descendencia. Luego, a ese cambio particular se le suman otras mutaciones que, sucesivamente, darán como resultado un cáncer hereditario, en el que existe un 50% de posibilidades de que cada hijo de esa persona lo herede. En el caso de Rodrigo, su mutación estuvo en el gen MLH1, en el exón 17, debido a que una Citocina se cambió por una Timina. Esta falla inició una cascada de eventos que terminaron en una

El colon bajo la lu

pa

mutación de otros genes lo que condujo al cáncer. Estos pequeños errores entre los tres mil millones de pares de bases que tiene el genoma humano pueden tener consecuencias catastróficas. Rodrigo ahora tiene un hijo de seis años, pero el procedimiento no se le hará hasta tanto Felipe no tenga uso de razón y decida por sí mismo si quiere o no saber si porta la mutación, porque el examen es algo que debe realizarse por elección. “La buena noticia es que las los miembros de las familias en las cuales nosotros encontremos estas mutaciones tienen la posibilidad de saber desde que son muy jóvenes si la heredaron o no, porque es seguro que desarrollarán el cáncer tarde o temprano”, afirma Giraldo.

El síndrome de Lynch tendría una frecuencia del 5% de todos los cánceres de colon, del cual en Colombia mueren 1.500 personas todos los años; lo cual quiere decir que si el 5% de ellos son hereditarios, puede haber 75 personas que están muriendo de una dolencia genética que es posible prevenir.

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salud Ahora el cáncer de colon hereditario ya no será una maldición para las familias. Un mecanismo de análisis desarrollado por la Universidad Nacional, con el apoyo de Colciencias, servirá para detectarlo y permitir que quienes lo tienen en sus genes lo sepan a tiempo. Otro de los logros de este estudio, descrito en la tesis de maestría en Genética Humana de Andrea Liliana Gómez, bacterióloga, fue descubrir tres nuevas mutaciones en los genes MLH1 y MSH2, existentes solo en familias colombianas. Estos hallazgos les permitirán a muchas personas estar alerta a un cáncer de colon inminente e, indirectamente, a otros, pues por lo general en estas familias se dan casos también de cánceres de endometrio, duodeno, estómago, vías biliares y algunas formas de cáncer de piel y cerebro. Y a pesar de que aún falta implementar un programa activo de prevención conformado por quienes, quizá en 10 ó 15 años, presentarán el mal, lo más importante es que este nuevo método evitará que los afectados mueran por él.

¿Y si se da? Alguien debe empezar a sospechar que posiblemente su familia está afectada por cáncer de colon hereditario si ha habido por lo menos dos generaciones afectadas, tres personas en la familia con el mismo cáncer, uno de ellos pariente en primer grado de los otros dos. “Después de que supe que tenía el gen, la mejor opción fue aprender a hacerme amigo de la enfermedad”; eso fue lo que le permitió a Rodrigo no deprimirse profundamente cuando, por haberlo detectado en estado avanzado, tuvieron que extraerle el colon y hacerle una colostomía. Ser amigo de la enfermedad es también lo que debe hacer quien, portando la mutación y habiéndola descubierto joven, no ha desarrollado el síndrome de Lynch. El paso a seguir para quienes desarrollarán el cáncer tarde o temprano es hacerse la colonoscopia cada año, que permitirá observar a través de un tubito de fibra óptica, que pasa por el recto y el ano hasta llegar al colon, el estado de la mucosa, que determinará si el cáncer ya apareció o no. Este procedimiento, aunque un poco molesto, es bastante tolerable. Podría pensarse que la alimentación puede influir en este proceso, pero es un aspecto secundario. Sin importar el tipo de alimentos que consuman los afectados por esta mutación, el cáncer aparecerá. Cosa contraria ocurre entre las personas sin síndrome de Lynch, es decir, entre la mayoría de la población, pues en ellos el cáncer de colon se puede presentar en cualquier momento después de los 65 años, probablemente a causa de una dieta rica en grasas y baja en fibra.

ILUSTRACIÓN DE ENRIQUE LARA

Tras el rastro

ILUSTRACIÓN DE ENRIQUE LARA

La tuberculosis produce actualmente la muerte de cerca de dos millones de personas


Radiografía de un

país entrañable La vida en todas sus formas no cesa de recrearse en un territorio privilegiado, que los hombres, a espaldas de la naturaleza, decidieron hospedar. Escenario de múltiples ecosistemas, los investigadores del Instituto de Estudios Ambientales (Idea) le han rendido un homenaje en un video irrepetible disponible en disco compacto. Yino Castellanos Periodista Unimedios

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Una urbe mediana con cinco millones de habitantes, además de consumir cerca de un millón y medio de metros cúbicos de agua por día, depende de un espacio equivalente a 200 veces su extensión para respirar y alimentarse con alguna holgura. Este apetito urbano solo puede ser satisfecho gracias a la increíble red de intercambios que van desde la más diminuta bacteria hasta el agua con la que nos duchamos. Todos ponen en esta fiesta de la vida. Desde el fondo de los bosques de niebla, ecosistemas guar-

Dada la complejidad climática, historia geológica y ecológica que se dan cita, Colombia es un festín vital que recrean los realizadores del video documental.

Un país exuberante, ajeno a las fronteras, muestra detalles de su esplendor en cada ser vivo que lo habita.

Las estrategias de Gaia Como parte de una partitura universal que se puede interpretar, desde la ciencia o desde la sabiduría tradicional, las leyes de la conservación y transformación de la energía reglamentan que nada en la naturaleza se desperdicia, y que, en el proceso permanente de reasignación de funciones, los ecosistemas tienden hacia el equilibrio, siempre y cuando se mantengan por un tiempo las condiciones estables. Sin embargo, la alteración radical de los climas producto de la labor humana es presentada en “Colombia, un país irrepetible” como la causante de incendios forestales que siguen al periodo seco y de las crecientes y deslizamientos apenas inician las lluvias. Con todo y eso, la naturaleza es generosa. Y sí que lo ha sido con este país, único en América Latina en ser simultáneamente: caribe, andino, amazónico, pacífico y oricense. “De no ser porque aquí la naturaleza provee muchas cosas, a veces sin necesidad de que se intervenga mayormente, nuestros problemas sociales y económicos serían mucho más graves y el hambre, más general” afirma el profesor Márquez, refiriéndose a la necesaria interrelación entre lo social y lo ecológico, que queda suficientemente ilustrada a lo largo del video. Este viaje a la Colombia profunda contó con la dirección visual del cinematografista Javier Olarte y la música electroacústica de Diego Balanza, en 22 minutos de goce estético y científico para extender una invitación especial a cada colombiano: las hermosas imágenes del video son aún repetibles.

Según el analista George Monbiot, el verdadero problema con los cultivos modificados ILUSTRACIÓN DE JOHN JOVEN

MEDIO AMBIENTE

El pulmón de las ciudades

dianes de la humedad, escuchamos el regocijo de las aves que han hechos de estos fríos parajes su hogar, o los remotos cactus que pueden cumplir su ciclo vital, así sea en uno de los ambientes aparentemente menos propicios para el desarrollo de la vida, como son los valles áridos de Chicamocha o Patía. Y es que el video, desde su introducción, reitera la importancia de reconocer la compleja interdependencia existente entre cada elemento vivo con su entorno, por insignificante que parezca. Por ejemplo, los hongos y las bacterias juegan su papel en el ciclo vital, como descomponedores, fundamentalmente. El fitoplanctón, la diminuta vegetación de algas suspendidas en el medio líquido, resulta indispensable para captar la energía, mientras los seres humanos podemos tomar conciencia del proceso. Todos tenemos un papel que jugar. Más aún después de escuchar con atención la voz de Luis Alfonso Guaneme, locutor del video documental, sumergiéndonos en los arrecifes de coral, el ecosistema más complejo alcanzado por la evolución, un verdadero prodigio. O cuando nos relata las propiedades de las sabanas inundables que cubren gran parte de los llanos orientales, zonas que tienen períodos de mucha humedad, alternados con épocas secas, en las cuales los espejos de agua se contraen o desaparecen, y así se mezclan las vegetaciones acuáticas con las terrestres.

genéticamente es que permite a las grandes compañías de biotecnología hacerse con el control de la cadena alimenticia, al patentar los genes y todas las tecnologías asociadas a ellos. Esta situación, en la que los intereses del gran capital transnacional chocan con los del bien común, fue una de las líneas de trabajo del más reciente encuentro de investigadores del medio ambiente celebrado en las instalaciones de la Universidad Nacional.

FOTOGRAFÍA DE ARCHIVO

Prepárese para visitar un país desconocido, aunque usted viva en él, dependa de su generosidad para poder leer estas líneas o quizás no haya aprendido a amarlo suficiente. El itinerario comienza con un sueño surrealista: un pez azul nada tranquilamente entre grandes edificios. Cuando la marea cesa, aparece en la pantalla de su computador una gota, un riachuelo y, finalmente, con un arrecife de coral como fondo, “Colombia, un país irrepetible”, el trabajo mancomunado de un nutrido grupo de entusiastas biólogos y documentalistas de la Universidad Nacional que, tras recorrer esta fértil tierra por diez años, pusieron a disposición del biólogo Germán Márquez, director del Instituto de Estudios Ambientales (Idea), los mejores testimonios audiovisuales de su abundancia ecosistémica. Desde Punta Gallinas hasta Leticia, y desde las profundidades del mar hasta las altas montañas, cámara al hombro, y sorteando todo tipo de dificultades, los investigadores registraron detalles del abigarrado proceso de la vida, cubierto con un manto de especial belleza. Los paisajes más disímiles sirvieron de complemento a un meticuloso trabajo científico de identificación y clasificación de los 28 tipos de ecosistemas del territorio colombiano, articulados con destreza para ofrecerle al público un disco interactivo, acompañado de un mapa explicativo de la ubicación de las distintas ecorregiones del país, y un texto prolífico en el sustento teórico que alimentó la experiencia estética. Pero por qué Colombia es un país irrepetible. Parte de la respuesta está en su particular situación geoambiental: la mayor parte está situada en el trópico húmedo, con un territorio de 1´114.000 kilómetros cuadrados, un promedio de 20 grados de temperatura durante ocho de los 12 meses del año, todos los pisos térmicos y las condiciones más

favorables para la vida, y más. Por eso, dada la complejidad climática, historia geológica y ecológica que se dan cita, Colombia es un festín vital que recrean los realizadores del video documental, incluidos los 900 mil kilómetros que normalmente no aparecen en los croquis, pues hacen parte de la porción de los mares Pacífico y Caribe, que hospedan exóticas formas de vida. Ahora bien, la labor de los realizadores no se limita exclusivamente a resaltar tales bondades. El director del proyecto, Germán Márquez, subraya: “El título tiene un doble significado: primero, que es un país sin réplica en ninguna parte del mundo, ni siquiera entre su vecinos suramericanos. También, que si lo seguimos deteriorando, no lo vamos a poder vivir una vez el daño esté hecho”. Conciencia ecológica para un país que se ha venido urbanizando progresivamente desde la segunda mitad del siglo XX, y cuyos problemas neurálgicos pasan por el descuido de su mundo rural.


durante el 2002, exportaron en libros 40 millones de dólares y vendieron en el mercado nacional 210 millones de pesos, según Mónica Torres, subdirectora de Derechos de Autor del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc). Eso quiere decir que el 30% de ventas totales se orientaron al mercado internacional, casi en su totalidad a Latinoamérica.

La otra mirada Trans, Revista de la sede Bogotá, Universidad Nacional de Colombia – Dirección Académica, Bogotá, Unibiblos, No. 3, 2003, 245 págs.

Este número de Trans aborda desde múltiples perspectivas el complejo tema de la ética, el poder y el conocimiento. Ahí, con seguridad, está el dilema que atraviesa todo el proceso educativo, así que la imagen de la portada: “La muerte de Sócrates”, de Jacques Louis David, se convierte en un símbolo sobre el que vale la pena reflexionar. “En estos tiempos de crisis, el pensamiento único ejerce su imperio sobre el conocimiento de los seres humanos”, ha dicho el profesor Carlos Cortés en una pequeña, pero muy sugerente introducción. Estas miradas abren paso a una serie de reflexiones. Así el artículo de los profesores Carlos Miñana Blasco y José Gregorio Rodríguez, “Poder neoliberal y mercado en formación”, una versión resumida del documento presentado en el seminario “La falacia neoliberal”, abre la revista con un acertado análisis de los sistemas educativos de la mayoría de los países del mundo, “orientados por lo que se llama el paradigma del ‘pensamiento único’, denominado así porque sus defensores consideran que es la única alternativa para responder a los retos de la cobertura, la calidad y la equidad en la educación”. Y es precisamente la perspectiva neoliberal la que ha provocado “el debate sobre el sentido de la educación en nuestras sociedades”. El segundo ensayo, de Juan Monsalve Pino, “Edipo, pies hinchados”, muestra “el inmenso significado que tiene uno de los mitos fundamentales de la cultura griega: la fábula de Edipo”, y las implicaciones frente al saber y las relaciones con el poder. El artículo de Martha Torres Baquero, “Saberes y prácticas. Análisis de la fisioterapia en la Universidad”, hace una reflexión muy oportuna sobre la forma como la Universidad trabaja en el campo de los saberes fisioterapéuticos y las prácticas pedagógicas. Rubén Jaramillo Vélez, en “Poder y (des)conocimiento”, hace una serie de “consideraciones que formulan una mirada novedosa a la relación de las variadas razones existentes y la dinámica creadora que surge de ellas determinando la convivencia entre los hombres”. Después vienen los ensayos de Álvaro Rodríguez Gama y José Perea Sasiain, “El poder olvidado de la botánica médica”, que revisa aspectos relacionados con los inicios, el desarrollo, los investigadores y los estudios de esta ciencia. Carlos Cortés Amador, en “Poderes y mercados globales”, trata algunos de los aspectos más inquietantes frente a la educación como un servicio negociable, con todo lo que ello significa. Y los de los renombrados escritores Álvaro Zerda Sarmiento, “Usos y abusos de la propiedad intelectual”; Gabriel Restrepo Forero, “Ética y estética social. La marca de las urbanidades”; Beatriz García Moreno, “Ciudad, instituciones y deseos”; Javier Darío Restrepo, “Verdades de periodistas”; Rosa Herminia Castro de Arenas, “El proyecto genoma humano. Algunas de sus implicaciones ético-jurídicas”, y Felipe Lanchas González, que cierra con “Ética, poder y conocimiento. Nota etimológica”.

Reseñas de Luis Fernando García Núñez

ILUSTRACIÓN DE ALEXANDER MARROQUÍN

En Colombia hay 118 editoriales entre grandes, medianas y pequeñas, las cuales,

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LIBROS

Historia y literatura Este trabajo hace un recuento histórico “de los procesos de formación de la universidad y de la educación médica en Bogotá durante el siglo XIX e inicios del XX”. Una investigación que, además, precisa “las diversas etapas por las que atravesó la profesionalización médica y la formación de la universidad en el mencionado período”. Al mismo tiempo, es un reconocimiento a las figuras que en Colombia forjaron la profesión médica. El estudio de un buen número de manuscritos les permitió a los autores recuperar una serie de ricos “acontecimientos ignorados. El libro está dividido en siete capítulos: 1. La universidad colonial: 1800-1826: La formación de elites en los Colegios Mayores, el Protomedicato y el inicio de los estudios médicos superiores. 2. El monopolio estatal de la formación profesional: 1826-1842: La creación de la Universidad Central de Bogotá y el auge de la medicina bogotana de influencia francesa. 3. El colapso de la Universidad Central: 1842-1850: El surgimiento de la Universidad del Primer Distrito y el debilitamiento de la enseñanza médica. 4. La supresión de títulos y universidades: 1850-1867: El establecimiento del Colegio Nacional de Bogotá y la disolución de la enseñanza pública de la medicina. 5. El resurgimiento de la instrucción pública universitaria: 1867-1886: La creación de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia y el resurgimiento de la profesionalización médica. 6. La regeneración universitaria: 1886-1899: La confesionalidad de la Universidad Nacional de Colombia. 7. La Universidad Nacional de fin de siglo: 1899-1902: Los mil días de miseria, ocupación y atropello militar. El epílogo trata sobre la situación universitaria después de la guerra: 1903-1905. Este recorrido, además, ha servido para recuperar una serie de documentos que “son una fuente de primerísimo orden, ricos en acontecimientos ignorados y en sucesos veraces que, hasta ahora, se dan a conocer para avanzar en el estudio de la historia médica colombiana”. De otro lado, se salva la memoria de figuras sobresalientes no solo en el campo de la medicina colombiana, sino en el de la educación, sobre todo de quienes enfrentaron el reto de fundar la universidad colombiana y supieron consolidar los estudios de la medicina: Proto Gómez, José Félix Merizalde, José María Buendía, Antonio Vargas Vega, Liborio Zerda, Antonio Vargas Reyes, Manuel Plata Azuero, Bernardino Medina, Nicolás Osorio, Luis Felipe Calderón y Andrés María Pardo, entre otros.

Siglo XIX: medicina y enseñanza La universidad bogotana y la enseñanza de la medicina en el siglo XIX, Edwin Hernández Hernández y Patricia Pecha Quimbay, Bogotá, Círculo de Lectura Alternativa, 2003, 180 págs.

Literatura. Teoría, historia, crítica, Universidad Nacional de Colombia – Facultad de Ciencias Humanas – Departamento de Literatura, Bogotá, No. 5, 2003, 388 págs.

Este número “es una entrega monográfica dedicada a los problemas y perspectivas de la historiografía literaria”, motivo de agudas reflexiones “en la era de la interdisciplinariedad”. La investigación histórica es una “posibilidad del estudio de la literatura”, que promueven “algunos autores que defienden su vigencia y valor” y que otros aceptan, “aunque manifiestan sus reservas”, o es rechazada “por quienes consideran que la historia literaria ya no ofrece una posibilidad real de acceder al conocimiento”. Así que la variedad de artículos y de colaboradores hace que esta entrega tenga un especial interés. Diógenes Fajardo dice: “El banquete está servido. Sólo nos queda desear que nuestros lectores empiecen su labor de tejer, con las certezas y dudas que dejan estas páginas, las propuestas concretas que den respuesta a la necesidad de estudiar nuestro pasado”. Las cuatro partes en que está dividida son: Artículos, Traducciones, Notas y Entrevistas, Reseñas. En los artículos tenemos: “Literatura y comunicación: un intento de pensar la historia de la literatura desde Jauss, Habermas y Weisch”, de Hubert Pöppel; “Paul Ricoeur y el acontecimiento: el debate sobre la narratividad de la historia”, de Juan David Figueroa; “Acerca de los géneros de lo fantástico, lo maravilloso y la mitoficción”, de Eduardo Camacho; “Rediseñando fronteras culturales: mapas alternativos para la historiografía literaria latinoamericana”, de Patricia D’Allemand; “El aporte de los periódicos a la temprana historiografía decimonónica colombiana: el caso de la anécdota”, de Flor María Rodríguez-Arenas, y “Períodos y generaciones en la historia de la poesía colombiana del siglo XX”, de Patricia Trujillo. A la variedad de los citados artículos se suman las traducciones: “Se han tomado dos autores que desde perspectivas completamente diferentes se proponen responder teóricamente algunos de los problemas planteados por la historia literaria”. Así, tenemos de Iván Vicente Padilla, “Gustave Lanson: símbolo y alegoría de la historia literaria”; y la traducción de dos textos de Lanson, “El método de la historia literaria” y “La historia literaria y la sociología”, y de Patricia Trujillo, “David Perkins: La pregunta por la historia literaria”, y dos escritos de Perkins: “La explicación del cambio literario: la contextualización histórica” y “Las teorías del cambio inmanente”. En Notas y Entrevistas, están: “Para leer la historia: historias de historias”, de Carmen Elisa Acosta, y una entrevista a Noé Jitrik. La sección de Reseñas tiene un buen número de útiles comentarios, entre los cuales destacamos el de Luis Fernando Páez sobre el libro Coleccionista de nubes: Ensayos sobre literatura colombiana, de Diógenes Fajardo Valenzuela, y el de María Valentina Flórez, a la Introducción a la literatura comparada, de Armando Gnisci.


EDITORIAL

Para reflexión de vacaciones dejamos este texto del Rector de la Universidad Nacional de Colombia, Miguel Plata Azuero, presentado en su informe de diciembre de 1877.

La universidad durante la guerra* La Universidad, como todos los establecimientos de utilidad pública; como el comercio i las demás industrias; como la riqueza nacional i la privada; como el crédito i la moral, i como todo elemento de bienestar i de adelanto, sufrió golpes mortales en la última de nuestras contiendas civiles. En los años de 1874, i especialmente en el de 1875, a pesar de la viva ajitación en que mantenía al país la lucha elecccionaria, la Universidad logró llegar a un alto grado de esplendor; sostenia en acción seis Escuelas, incluyendo la de Artes i Oficios; teníalas provistas de instrumentos i de toda clase de útiles para la enseñanza; contaba con pequeños e incipientes gabinetes de Física, de Mineralojía, de Jeolojía, de Química i de Botánica, i mantenia abiertas 60 clases, rejentadas por los más idóneos profesores del país, en las que se daba una estensa i variada instrucción a cerca de 1.000 alumnos, por término medio, en cada uno de esos dos años. Pero vino la guerra de candidaturas que apareció en julio de 1875, i la juventud empezó a prestar oído atento a la tormenta que mujía en los Estados, interesándola más los periódicos violentos que incendiaban las pasiones políticas, que los apacibles libros que les hablaban de las ciencias; i las tareas escolares comenzaron a sufrir, i la disciplina e relajarse, i los claustros universitarios a moverse i a ajitarse como la mar en incipiente borrasca. En esta situación terminó aquella revolucion, sin que los alumnos del Instituto hubieran tomado parte activa en ella; pero estalló la de principios políticos i sociales que empezó en Los Chancos i terminó en Manizales. El grito de “Guerra” que resonó en el Sur incendió de repente los combustibles hacinados por la anterior contienda, i el vendaval que la tempestad revolucionaria desencadenó sobre el país, barrió tambien las escuelas universitarias; pero la juventud con su lucidez instintiva, comprendió al punto que la lucha no era ya entre dos sectas de la misma comunión política; sino entre dos principios antípodas; que no era una simple contienda de candidaturas, sino un duelo a muerte entre dos doctrinas enemigas, i que esa terrible tempestad que se alzaba especialmente contra las Escuelas i Colejios oficiales i contra la Universidad nacional, amenazaba en su fuente la enseñanza libre i la libertad del pensamiento.

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En esa época terrible para la República, los miembros de la Universidad no se limitaron a dar esas pruebas sublimes de heroísmo, sino que las dieron tambien de amor por el cultivo de las ciencias.

Entónces un espectáculo conmovedor i grandioso tuvo lugar en los claustros universitarios: por un noble arranque de abnegación i patriotismo, esa heróica juventud olvida en un dia las prevenciones justas o nó que abrigaba contra el partido que estaba en el poder, i arrojando los libros que simbolizan su esperanza i su glorioso porvenir, empuña las armas i corre en masa a los cuarteles a ofrecer su brazo, su sangre i su existencia en defensa de la causa que sostiene el Gobierno... Cambia su escudo por el tahalí o la cartuchera; su mesa por el rancho grosero del soldado; su cama por la paja o el duro pavimento; sus libros por el remington, i su vivir, en fin, dulce i bullicioso, por las rudas fatigas del soldado. I esa delicada juventud, a pié, descalza i hambreada, atraviesa las rejiones friísimas de nuestros páramos i las ardientes llanuras del Magdalena; vuela a marchas forzadas a donde quiera que hai enemigos que combatir, dando soldados i oficiales a las lejiones de la República; ejecuta prodijios de valor, deja muertos o heridos en los campos de batalla a sus mas queridos compañeros; se bate i vence en todas partes, i luego, pidiendo por sola recompensa “perdon para el vencido”, arroja sus armas, sus charreteras i laureles, i vuelve contenta i resignada a las Escuelas a continuar su penosa carrera literaria. Pero en esa época terrible para la República, los miembros de la Universidad no se limitaron a dar esas pruebas sublimes de heroísmo, sino que las dieron tambien de amor por el cultivo de las ciencias. A pesar de hallarse cerradas oficialmente las clases del Instituto, todos los profesores que pudieron contar con dos o más alumnos continuaron dando gratúitamente sus lecciones por el espacio de seis meses; i veíaseles con frecuencia salir de sus clases para ir a compartir con sus discípulos, como simples soldados, las penalidades del cuartel, como se vieron alumnos que, acabando de sacudir el polvo que les dejó la pólvora del último combate, corrían a oir las lecciones que les daban sus maestros... Si algo, señor Secretario, puede enjugar las lágrimas de dolor que arrancaron a la patria las escenas salvajes de desolación i de matanzas que la ofrendó aquella cruenta i patricida guerra, fué sin duda la contemplacion de esos rasgos sublimes de abnegacion, de valor i de civismo que dió la juventud colombiana, i especialmente la que se educaba entónces en la Universidad nacional.

DIRECTOR Marco Palacios SUBDIRECTOR Jairo Gómez COORDINACIÓN EDITORIAL Fabio

Fandiño

DISEÑO EDITORIAL Paula Nieto Plazas PÁGINA WEB http://unperiodico.unal.edu.co CORREO ELECTRÓNICO unperiodico@unal.edu.co

Mas de 300 alumnos del Instituto salieron de sus claustros para ir a engrosar las filas de la Guardia colombiana; siendo de advertir que, con pocas escepciones, solo los niños dejaron de enrolarse en los ejércitos, i aún hubo algunos de éstos que lloró de desesperación al persuardise de que no podía sostener un fusil con sus débiles brazos..... Mas la desgracia quiso que no todos aquellos valientes jóvenes volvieran al hogar a sus Escuelas: muchos de ellos quedaron heridos en los campo de batalla; otros fueron para siempre mutilados por las balas, i algunos exhalaron su último aliento al pié de las banderas que juraron defender, como lo vereis en el cuadro número 1º., que contiene los únicos datos que hasta hoi he podido recojer. A la sazon, las necesidades imperiosas de la guerra pusieron al Gobierno en la imprescindible precisión de cerrar la Universidad desde el 21 de agosto de 1876, i la aglomeración de fuerzas en la capital lo obligaron a colocarlas en los locales en que funcionaban las Escuelas, para ser los mas capaces i los únicos que quedaban apropiados para cuarteles. I como los batallones llegaban inopinadamente, i ocupaban los edificios sin dar muchas veces tiempo de poner en salvo los útiles, los instrumentos, los libros i demas objetos destinados para la enseñanza, una gran cantidad de esos objetos fué robada o destruida i la parte material de los edificios sufrió los destrozos que eran de esperarse de tropas reclutas que venían de fuera a disciplinarse en la ciudad. Tales depredaciones causaron graves i sensibles pérdidas en la Universidad, las que no dudo que el Gobierno tratará de remediar sin demora. Felizmente la revolución terminó pronto; pero ántes de que la guerra concluyera, i cuando se hallaba en su mayor incremento, el 22 de febrero del presente año, el Rector del Instituto, doctor Antonio Várgas Vega, declaró abierta la Universidad, i las Escuelas continuaron sus trabajos durante el fragor de las batallas, aunque con pocos alumnos. Este acto, que puede llamarse de arrojo, produjo los mejores efectos en la opinión, i el Poder Ejecutivo lo secundó mandando pagar los gastos universitarios, aun ántes de declarar restablecido el órden público, i cuando el Tesoro se hallaba en las mayores angustias.

TELÉFONOS 316 5348, 316 5000 ext. 18384 FAX 316 5232 ISSN 1657-0987 DIRECCIÓN Ed. Uriel Gutiérrez, 5to piso, Transversal 38 Diagonal 40 BOGOTÁ D.C., No. 53, DICIEMBRE 21 DE 2003


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Reserva legal para la

OPINIÓN

democracia Navidad laica Fabián Sanabria Profesor Facultad de Artes

Álvaro Villarraga Sarmiento* Especial para U.N. Periódico La aprobación del estatuto antiterrorista provoca un necesario debate. Entre los varios temas a considerar, mencionemos el debilitamiento de las garantías constitucionales, el incumplimiento por parte del Gobierno y del Congreso de las recomendaciones hechas por los organismos intergubernamentales en materia de Derechos Humanos y el equivocado enfoque e ineficaz resultado en la lucha contra el terrorismo. En cuanto al debilitamiento de las garantías y la supresión de la reserva judicial, el estatuto no es tal ni está dirigido en particular contra el terrorismo. Se trata de una reforma constitucional que suprime la reserva judicial respecto de las detenciones, los allanamientos y la interceptación de comunicaciones realizadas por autoridades administrativas, a la vez que concede facultades de policía judicial a las Fuerzas Militares. Todo con el argumento de que la reserva no era funcional en la actuación de la fuerza pública y supuestamente no la exigen los pactos internacionales. Sin embargo, el Estado de Derecho requiere, respecto a la protección de ciertos derechos y garantías, de la existencia de reserva legal; es decir, una ley que indique los límites de la intervención de los funcionarios, al tiempo que garantice la reserva judicial cuando tal intervención se da en la esfera íntima del ser humano. La reserva no es obstáculo para que se produzca una actuación diligente y eficaz de la fuerza pública frente al delito, sino una forma de garantizar que se actúe con transparencia y con respeto. Y si bien expresamente no se menciona la reserva judicial en los principales instrumentos internacionales, su demanda y necesidad se asocia de manera directa a estas exigencias, a la no arbitrariedad y a la actuación independiente e imparcial de los tribunales de justicia, las cuales se demandan en los pactos y se especifican en las observaciones generales presentadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para evitar las injerencias arbitrarias en los procedimientos considerados, y expresamente se aluden en las recomendaciones internacionales reiteradas al país durante los últimos años. Incumplimiento de las recomendaciones internacionales A pesar de la manera insistente como se han presentado las recomendaciones internacionales al respecto y de la participación, durante los debates de rigor, de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se adoptó mediante este acto legislativo una decisión en sentido abiertamente contrario, haciendo caso omiso de forma deliberada a tales recomendaciones. Como lo ha sustentado la Corte Constitucional en varias sentencias y lo afirman la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA), las recomendaciones internacionales no son simples sugerencias, sino que conllevan compromisos re-

lacionados directamente con la aplicación de las demandas de cumplimiento de las normas de los instrumentos internacionales. La Corte las considera obligatorias en los casos en que “estén en relación conexa e inescindible con los convenios, en razón a que la fuerza vinculante del tratado internacional está sujeta en tal evento a la correcta aplicación de la respectiva recomendación”. Equivocado enfoque en la lucha contra el terrorismo El Acto Legislativo aprobado, según sus promotores, tendría como principal presupuesto el necesario combate al terrorismo, por lo cual, según lo declararon en repetidas ocasiones, habría que aceptar para tal propósito la restricción de garantías y derechos constitucionales. Sin embargo, las medidas adoptadas no guardan ninguna relación directa con la prevención ni la represión del terrorismo y, por el contrario, se limitan a socavar el contenido garantista de la Constitución Política. El terrorismo constituye un delito sin excepción, expresado en el uso o en la amenaza de violencia contra la vida humana, asociada a la estrategia de grupos organizados, dirigidos a producir miedo y a atacar de manera indiscriminada a la población civil y a sus bienes, sin atenerse a limitaciones en los métodos y en los medios. El derecho internacional humanitario prohíbe los actos de terrorismo, de manera absoluta e incondicional, en el contexto de los conflictos armados. Y a pesar de la inexistencia de un instrumento internacional que lo defina, es posible y necesario dejar en claro que su uso está proscrito así como el de todas las conductas que lo expresan y se le asocian. Lo anterior tiene implicaciones políticas y jurídicas que revisten actualidad en Colombia, puesto que resulta errónea la generalización de un concepto difuso y distorsionado del terrorismo, de forma que se quiere asociar a todas las conductas de la guerra irregular, sin proceder a diferenciar y especificar las acciones propiamente terroristas. Las conductas de los combatientes pueden estar inscritas en la conducta de rebeldía y ser actos de ataque contra objetivos militares, como también ocasionar otro tipo de transgresiones al derecho humanitario, sin que necesariamente impliquen terrorismo. Sin embargo, la reforma regresiva implementada parte de un supuesto falso, en la medida en que se inspira en la confusión con otros delitos como la rebelión, la sedición, la asonada, el narcotráfico, e incluso en la tendencia nefasta e infortunadamente no del todo corregida, a pesar del avance constitucional de 1991, de asociar a él y reprimir conductas que no solo no constituyen delitos, sino que precisamente hacen parte del ejercicio de derechos como la realización de las protestas sociales y la oposición política. * Presidente de la Fundación Cultura Democrática.

Celebrar la navidad resulta un tanto difícil para quienes ya no creemos en el nacimiento del niño Dios, como tampoco para aquellos que se sienten desencantados de Papá Noel y su farsa de regalos que, tras las largas filas decembrinas en los almacenes, normalmente llegan en Nochebuena. Sin embargo, las luces de navidad parecieran convocarnos a no perder la tradición de festejar al menos el hecho de poder estar juntos. Tal vez realizar la liturgia de navidad de otra manera -ahora que ya no hay misas de gallo y la mayoría de templos católicos adelantan por culpa del mercado el divino alumbramiento- sea el eco de una protesta ante el elevado silencio de las instituciones. Y acogiendo ese llamado, un tanto pagano, no se deja de entender la mediación como una función que "cumplen los dioses", porque, creyendo en ellos fundamentalmente, se busca recrear las relaciones humanas. De suerte que evocando una cierta secularización navideña -si se me permite esa categoría-, actualizaríamos de manera más cercana nuestras relaciones cotidianas entre lo individual y lo colectivo, tal cual los hombres suelen religarse a través de sus dioses. Porque la vida política, familiar y económica permanece, paradógicamente, bastante independiente de la esfera religiosa, mas no completamente alejada de la actividad ritual, ya que esta traspasa la religión misma, a través de los múltiples pliegues del lazo social. En esa dirección, el rito navideño laicizado consistiría en la ejecución de ciertos gestos en un orden prescrito, que coinciden con la realización de signos formales, acompañados o no de palabras, las cuales marcan el compás de la entrega de algunos regalos; pero tales signos solo cobrarían sentido con respecto al tiempo en que se sitúen, al espacio donde se desarrollen y a los actores que los escenifiquen. Dicho de otra manera, la actividad ritual secular desemboca en la relación con otros seres humanos, de modo que la nueva celebración del rito no puede prescindir de la colectividad, y la conciencia de que tal colectividad existe y de ella formamos parte, es requisito fundamental para la eficacia simbólica del lazo social. Nos encontramos pues ante una visión laica del rito. Y para los agnósticos -aquellos a quienes no se nos ha dado la gracia de la fe- semejante lazo social debe ser posible y pensable, en tanto institución de sentido. Ahora bien, ese sentido no corresponde a una entelequia metafísica o trascendental, sino simplemente a la conciencia compartida (recíproca) del lazo representado e instituido respecto al otro. Y el rito es ese dispositivo espacial, temporal, sensorial e intelectual que tiende a recrear, recordar y reforzar tal lazo. Poder recrear el lazo social es la condición necesaria para la identidad y la alteridad, la memoria y el olvido, el don y el intercambio, la apariencia y lo sagrado. El rito secular es ahora la condición del sentido social. Y ante los nuevos contextos que subrayan a toda costa la urbanización del mundo, los no-lugares insertados en múltiples espacios públicos, la circulación y atomización del creer, el miedo a la guerra como violencia simbólica para neutralizar la utopía; contra la soledad del sin-sentido y la ausencia que por todas partes muestra el vacío, no hay otro recurso simbólico, es decir, relacional, que ese tipo de rito, ya no confesional. O sea, esa conciencia práctica que reafirma la posibilidad que tenemos de intercambiar y compartir con otros: ser a la vez singular y, como los demás, poder sobrevivir, comprendiendo que no se está completamente solo. He ahí pues una reflexión que, a pesar del individualismo contemporáneo, nos confronta e impide vacilar: se trata de una necesaria invitación a la fraternidad, al pensamiento y al saber en esta navidad.


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FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO FLÓREZ P.

Bogotá en imaginarios capitales Después de 20 años de trabajo y de desarrollar una nueva metodología para definir lo que significa ser urbano hoy en América Latina, el filósofo, semiólogo e investigador Armando Silva presenta Bogotá Imaginada, el primer libro de una colección de culturas urbanas comparadas desde sus imaginarios sociales.

Armando Silva

Sandra Inés Gómez Galindo Periodista Unimedios "No hay más ciudades en el mundo desarrollado o en vías de desarrollo, sino nuevos y diferentes sistemas de creencias del ser urbano. Estos sistemas de creencias están, por ende, no en las ciudades, sino en la imagen creada por los ciudadanos y transformada en la ciudad física. Esta es la primera vez en la historia que ser urbano ya no significa vivir en ciudad". Con esta nueva idea de lo urbano, Armando Silva lidera, apoyado por el Convenio Andrés Bello, la Universidad Nacional y más de 400 investigadores de diferentes disciplinas, el proyecto más grande de investigación en Culturas Urbanas Comparadas en América Latina y España. La metodología está diseñada para entender el ser urbano, no ya desde el espacio geográfico, sino desde las percepciones subjetivas de los habitantes: cómo la disfrutan, la evocan, la narran desde su experiencia o desde los discursos que elaboran en torno a la ciudad. Sus imaginarios. Esas elaboraciones mentales que hacen que una ciudad como Santiago de Chile, siendo una de las capitales más seguras del mundo, siga cargando con ese temor permanente heredado de la dictadura, que existan lugares que simplemente no son imaginados por los otros, como Paraguay, o que vivan con la mayor carga de violencia en el continente como nuestra culta Bogotá. Bogotá imaginada Como parte del proyecto, el libro Bogotá imaginada inicia un recorrido por las formas citadinas que conviven en las capitales de nuestro continente a través de sus miedos, gastronomías, gustos musicales, estéticas, en una especie de arte público o cultura informal. Eso que le ayudó a Silva y a su equipo de trabajo a entender que esta ya no es más la ciudad gris, nostálgica de bambucos y lluviosa de otrora. Es amarilla como la salsa, el rock y el vallenato, esos ritmos que acompañan la ciudad tropical en que "imaginariamente" se convirtió; con su propia playa, la ciclovía. Una urbe que es imaginada de diferentes formas de acuerdo con los usos de sus espacios, desde la mirada femenina, masculina, infantil, pobre, rica..., donde el olfato se constituye en el órgano de mayor segregación social y que además los buenos o malos olores

Con este proyecto las ciudades del mundo podrán reconocerse e indagar por su propia experiencia, sus acontecimientos, sus personajes, sus mitos, sus lugares, sus olores, sus colores.

se encuentran asociados a los lugares seguros o desarrollar junto con 10 investigadores internacioinseguros, respectivamente. nales el primer estudio de caso en Caracas, la meEste primer capítulo, dedicado a Bogotá, di- todología de Silva queda resumida en esta publicabuja la ciudad a través de cuentos, crónicas, da- ción enciclopédica que dirige y edita y que será tos, fotografías, historias de magnicidios, de ri- repartida por diferentes instituciones educativas y tuales de fin de semana, sean santos al 20 de Julio culturales, como un aporte al reconocimiento de o satánicos al Cementerio Central. Cuenta cómo la urbanidad. Además busca crear un centro de el almuerzo ejecutivo desplazó la industria del sr. archivo y consulta de imágenes fotográficas y en MacDonalds, cuántos días llueve en Bogotá, cómo video sobre paisajes urbanos y conformar una red construye sus símbolos, a veces trágicos, como la permanente de investigadores-docentes sobre culcalle del Cartucho, a veces alegres, como el Par- turas urbanas continentales. que Simón Bolivar; donde la segregación social En suma, con este proyecto las ciudades del pareciera desvanecerse; en resumen, una ciudad mundo podrán reconocerse e indagar por su propia de la vida cotidiana. experiencia, sus acontecimientos, sus personajes, sus "Esta es la Bogotá que hemos estudiado, una mitos, sus lugares, sus olores, sus colores, en todo lo entidad entre fantasmal y sólida que ha visto na- que significa usar la ciudad, esas redes simbólicas en cer esperanzas de futuro y cuya cultura de añeja permanente construcción y expansión que le van dantradición ha salido de su encierro, ha dejado de do identidad y que hacen que exista algo que se ser cachaca para volverse colombiana, pues la Bo- llama Buenos Aires, Quito o Bogotá. gotá actual, al fin, ha decidido colombianizarse. De ahí que en todos sus rincones sea tan fácil encontrar pedazos de nación. Ese y no otro es su destino de capital verdadera". Concluye Silva y entiende que empezamos a vivir en una ciudad no de los espacios, sino del tiempo. Tiempo que para este profesor de la Universidad Nacional inició en el año 1980 con un estudio semiótico del grafiti, donde descubrió una nueva estética asociada a tradiciones populares, y empezó su interés por la ciudad como hecho social. Después de varias publicaciones y reconocimientos, como el de la Bienal Documenta 11, y la Buseta no solo es el femenino de bus; en portugués alude al órgano sexual femenino. invitación de la Fundación ale- En Bogotá estas son bautizadas con nombres como la gomela, la chata, la coqueta, mana Urban Think Thank para Mayerly, Laydy.


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