Bush y el resurgimiento de Oriente
Mientras que el capitalismo no logró consolidarse tras la caída del Muro de Berlín, Oriente, con China a la cabeza, se erige como el epicentro del poder global. Una tendencia que se podría acentuar con Págs. 12 y 13 la reelección de Bush.
NACIÓN
Víctimas anónimas del Palacio de Justicia recuperan rostro. Págs. 4 y 5 Bogotá, D.C. • No. 68 • Diciembre 26 de 2004 • PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co • CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico_bog@unal.edu.co • ISSN 1657-0987
Cortesía Germán Zarama Vásquez.
El ajedrez de una identidad
¿Es conveniente una moneda libre?
Una encuesta sobre la política monetaria y cambiaria de Colombia, que recogió la opinión de 50 economistas destacados, mostró que la mayoría cree que el control de capitales es una noción mandada a recoger. Otras conclusiones de la consulta aportan elementos a la situación generada por la caída del dólar frente al peso. Págs. 2 y 3
Instantes. El mundo en un llavero
Negros y blancos emulan la cultura nariñense, exhibida en carrozas, comparsas y disfraces durante el Carnaval de Pasto. Pero es en la trastienda del festejo, en talleres y plazas, donde se recrea el alma de los pastusos y se da paso a las representaciones por las cuales esa sociedad es captada. Un estudio cultural de Pág. 19 la fiesta así lo muestra. 8
INVESTIGACIÓN Dinosaurio criollo, nuevo para la ciencia.
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LITERATURA El realismo sucio de la narrativa actual.
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CIUDAD Los reyes populares de Egipto.
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SOCIEDAD Regalos que “domesticaron” las labores del hogar.
Una nueva entrega de la colección Llaves de Ajuste propone, en esta ocasión, una mirada estética a la inmediatez de los medios de comunicación. Los acontecimientos mundiales pasan a ser un souvenir más en la comodidad de un sofá, según lo expresa la pieza de María Teresa Pardo titulada Instante, que en esta edición llega a los lectores de UN Periódico.
¿Es conveniente una moneda libre? Colombia se encuentra en medio de un acalorado debate acerca de qué hacer al respecto de la dramática apreciación del peso ante el dólar. Durante los últimos 12 meses, el dólar ha perdido más del 11% de su valor ante la moneda colombiana. Representantes de los gremios, particularmente del sector exportador, continúan pidiéndole al gobierno que ponga en marcha medidas rápidas para frenar la pérdida de competitividad de sus productos en los mercados internacionales. Sin embargo, la entidad gubernamental a cargo del manejo del régimen de tasa de cambio –el Banco de la República– ha sido renuente a salirse de sus canales regulares de operación para interceder frente a las preocupaciones de estos grupos. Aparte de incrementar sus reservas de moneda extranjera a través de la compra de dólares en el mercado, la junta directiva del Banco de la República ha argumentado que su misión principal es la de mantener el control sobre el nivel de precios y que cualquier intervención adicional en el mercado cambiario tendría efectos negativos para alcanzar la meta de inflación baja. Pero a la luz de la continuada depreciación del dólar, la presión sobre la Junta Directiva del Emisor para tomar “medidas adicionales” no cede. Entre las posibles disposiciones que han recibido atención reciente está la de imponer restricciones al movimiento de los flujos de capital “golondrina”. El razonamiento de quienes apoyan esta medida
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Las percepciones sobre los controles de capitales, a partir de una reciente encuesta entre economistas colombianos, da luces acerca de la actual discusión de la reevaluación del peso frente al dólar. Capitales “golondrina” en el centro del debate. es que los controles de capitales constituyen un freno efectivo al influjo de grandes cantidades de dólares al mercado doméstico, haciendo al dólar un recurso más escaso en el mercado y presionando su valor al alza ante el peso colombiano. La presión sobre el Banco para que adopte medidas en este sentido ha ganado terreno al hacerse claro que la masiva entrada de capitales “golondrina” –unos 850 millones de dólares desde enero de 2003– ha contribuido a la pérdida de valor del dólar en el mercado colombiano (Portafolio, 18 de noviembre de 2004, p. 12). Más que analizar la validez técnica o la conveniencia como instrumento de la implementación de controles de capitales para la actual situación económica de Colombia, el interés se dirige hacia los fundamentos intelectuales que dan forma a la política de cuenta de capitales en Colombia. En particular, ¿cuáles son las normas y las creencias económicas que fundamentan a quienes diseñan la política cambiaria y de capitales en el país? ¿Se ha traducido la aceptación generalizada del neoliberal Consenso de Washington entre las élites políticas y económicas latinoamericanas en una correspondiente perspectiva de la
Infografías Leonardo Cuéllar.
Ralf J. Leiteritz*
El sector exportador colombiano de bienes primarios es uno de los que más se ha resentido ante las impredecibles fluctuaciones del mercado cambiario.
(in)utilidad y/o (i)legitimidad práctica de los controles de capitales? En resumidas cuentas, ¿son los controles de capitales “una idea cuyo tiempo pasó” –para citar a Ruediger Dornbusch, q.e.p.d.– en Colombia? Una perspectiva histórica Durante la mayor parte del siglo XX, los flujos internacionales de capital estuvieron severamente restringidos. Tras la experiencia de la Gran Depresión, los gobiernos de países tanto desarrollados como en desarrollo culparon parcialmente a los volátiles flujos de capital de corto plazo por la crisis de los años treinta. Su respuesta frente a este choque fue la de convertir los controles de capitales en una parte esencial del sistema monetario internacional luego de la Segunda Guerra Mundial, consagrándolos, por ejemplo, en la carta constitutiva del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, tras el desmonte paulatino de los controles de capitales en el mundo industrializado a partir de los años sesenta, la liberalización de la “cuenta de capitales” tomó fuerza en los países en desarrollo a partir de los noventa. Colombia no fue excepción a la regla. Tras un largo –y en su mayor parte, exitoso– periodo de restricciones estrictas a la entrada y salida de capitales, Colombia se embarcó en el emergente consenso del libre mercado bajo la administración del presidente César Gaviria Trujillo. El complicado sistema cambiario estipulado en la Ley 444 de 1967 fue reemplazado por la Ley 9 de 1991, que derogó la mayoría de restricciones a la inversión extranjera de largo
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plazo e incluyó una amnistía general que permitió la repatriación de las divisas que tenían los colombianos en el exterior. Durante los siguientes dos años el ahora independiente Banco de la República adoptó una serie de regulaciones que, entre otras cosas, eliminaron su monopolio sobre las transacciones en moneda extranjera, redujeron los controles de capitales, permitieron a la ciudadanía la libre posesión de moneda extranjera y establecieron los fundamentos para la introducción de un régimen de tasa de cambio flotante. Sin embargo, en vez de continuar su marcha progresiva hacia la liberalización completa de todas las restricciones a los movimientos transnacionales de capital, la Junta del Banco de la República –con total apoyo del entonces ministro de Hacienda Rudolf Hommes e inspirada por la experiencia chilena desde 1991– cambió ligeramente de rumbo e introdujo, en septiembre de 1993, el llamado encaje, un impuesto implícito a los capitales de corto plazo ante la dramática apreciación de la tasa de cambio real. Inicialmente, el requisito del encaje era el de un depósito de reservas (sin interés) del 47 % a un año contra préstamos en moneda extranjera con madurez de 18 meses o menos. Este sistema se modificó frecuentemente (con respecto a la tasa del impuesto, la madurez de los préstamos extranjeros y el término de los depósitos) en el curso de los años siguientes, con requisitos cada vez más estrictos para enfrentar la presión continua de los capitales de corto plazo que seguían entrando al país. En su mayor parte, los resultados han
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Gráfica 2 vindicado a los protagonistas del encaje. A pesar de que no hubo una disminución en el monto absoluto de los flujos de capital privados al país, el cambio en su composición puede, de todas maneras, atribuírsele a los controles de capitales establecidos. La importancia relativa de la deuda y la inversión privada altamente líquida y de corto plazo disminuyeron a favor de la inversión extranjera directa, excluida del sistema de encaje. El advenimiento de la crisis financiera internacional de 1997, sin embargo, cambió dramáticamente el contexto para los flujos globales de capital y, junto a la mayoría de mercados emergentes, Colombia perdió su atractivo como destino para los capitales internacionales. Como respuesta a este cambio de contexto, y con el propósito de contener la presión a la baja de la tasa de cambio real generada por la serie de crisis financieras en los países en desarrollo a finales de los noventa, a mayo de 2000 el sistema de encaje se vio reducido a 0% y fue completamente desmontado el requisito de depósito temporal. Mercado sí, intervención no Este parecería ser el fin de la historia de los controles de capital en Colombia. Tras la adopción de un régimen de tasa de cambio flotante en octubre de 1999 por parte del Emisor, se supone que son los procesos de mercado –y no las regulaciones gubernamentales– los que dictan el movimiento del capital hacia y desde el mercado
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colombiano. Sin embargo, algunas viejas ideas no desaparecen tan rápido. Casi 15 años tras la promulgación del Consenso de Washington vemos que algunas ideas heterodoxas de política económica siguen vigentes. Un amplio segmento de la opinión pública colombiana, incluido el presidente Álvaro Uribe, no han descartado que imponer restricciones a los flujos de capital sea un instrumento útil y legítimo a la disposición de los policymakers colombianos. Se vislumbran encontrones entre estos grupos e individuos del gobierno y los policymakers e instituciones comprometidas con los principios del consenso neoliberal. Con el propósito de medir la “temperatura de libre mercado” entre los economistas colombianos, este mes conduje una encuesta para establecer sus actitudes hacia los controles de capital. La muestra se tomó de entre los recipientes de la beca del Banco de la República para estudios de maestría o doctorado en economía en el exterior en los últimos 20 años. La gran mayoría de quienes respondieron a la encuesta (véase gráfica 1) ejercen o han ejercido posiciones de influencia sobre la política de capitales en el país: 73% en el gobierno o el Banco de la República, 39% en la academia y 9% como asesores de los gremios e instituciones de investigación económica, entre otros. Ya que más de la mitad de los 50 economistas que respondieron a la encuesta están empleados hoy en posiciones técnicas o gerenciales en el Emisor, los resultados de este estudio
La mayoría de los economistas a cargo de diseñar y liderar la política cambiaria de Colombia se oponen a los controles de capitales como instrumento de política de largo plazo, pero casi dos terceras partes no se oponen a las restricciones a los capitales especulativos.
proveen una interesante perspectiva de las opiniones de quienes diseñan y dirigen la política monetaria y cambiaria del país. A los encuestados se les pidió que expresaran su nivel de acuerdo o desacuerdo (véase gráfica 2) con una serie de proposiciones sobre la política de capitales. La imagen general que nos revelan los resultados de este estudio es la de un grupo de economistas con una clara convicción de que los controles de capitales tienen lugar solo en los libros de historia. Cerca del 90% de los encuestados rechaza la noción de que los controles de capitales sean un instrumento esencial para mantener la autonomía económica del país. El mismo porcentaje está de acuerdo con que los flujos de capital deben determinarse a través de los mecanismos de mercado y no por la intervención gubernamental. Tres cuartas partes de los participantes concuerdan en que las restricciones a los movimientos transnacionales de capital deben eliminarse por completo (véase gráfica 3). El 70% de los participantes cree que las restricciones al capital son, de todas formas, redundantes dentro de un régimen de tasa de cambio flotante y que estos controles pueden ser fácilmente evadidos. Más de la mitad opina que las restricciones al capital no tienen sentido, pues existen instrumentos más efectivos para lograr el mismo propósito. La distribución de opiniones varía al considerar los detalles de la política de capitales. Primero, una clara mayoría (casi el 90%) rechaza la intervención a los flujos de capital de largo plazo, incluyendo la imposición de restricciones cuantitativas –por ejemplo, el establecimiento de topes a la inversión extranjera directa–. Sin em-
bargo, mientras el 60% de los participantes concuerdan con que las restricciones a los flujos de portafolio son esenciales para enfrentar la volatilidad en los mercados internacionales de capital, prácticamente el mismo porcentaje de quienes respondieron están en desacuerdo con las restricciones al capital basadas en precios –del tipo que impuso Colombia durante el sistema del encaje en los años noventa–. Estos resultados son interesantes a la luz del debate sobre la posibilidad de imponer restricciones a la entrada al país de capitales “golondrina” como medida para frenar la apreciación del peso. A grandes rasgos, la gran mayoría de los economistas a cargo de diseñar y liderar la política cambiaria de Colombia se oponen a los controles de capitales como instrumento de política de largo plazo, pero casi dos terceras partes no se oponen a las restricciones a los capitales especulativos, siempre y cuando éstas se den en un ambiente de volatilidad en el mercado internacional de capitales. Finalmente, es claro que las restricciones de tipo encaje son, para la mayoría de los economistas encuestados, una idea cuyo tiempo ya pasó. Así, quienes estén a favor de restringir la entrada al país de capitales “golondrina” tendrán que concentrar su discurso en la inevitable volatilidad de estos flujos de capital y en el tipo de restricción a imponer para poder convencer a quienes, en últimas, tienen el manejo de la política de capitales en el país. * Investigador visitante, Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.
Antropología Forense: el caso del Palacio de Justicia
Debido a la investigación de herramientas forenses y estándares anatómicos para la población colombiana, el Laboratorio de Antropología Biológica de la Universidad Nacional acaba de entregar la reconstrucción facial de 10 víctimas del holocausto en el Palacio de Justicia, que contribuye al sistema judicial en el esclarecimiento de este hecho y a completar el duelo de las familias, 19 años después de ocurrido.
Desde su inicio, a mediados del siglo XIX, la Antropología Biológica ha contribuido a la identificación de personas mediante técnicas de evaluación de la variabilidad de las poblaciones humanas. Entre ellas se exhiben la Somatología –que en el lenguaje judicial se denominó Bertillonaje–; la Dermatoglífica –incluye además de la dactiloscopia la variación de los surcos de la palma de la mano–; la Antropología Dental –identificación de rasgos morfológicos dentales y la variación de su tamaño–; la Osteología Antropológica –variación del sistema óseo según el sexo, orígenes poblacionales–, que inicialmente se denominó raza, edad, estatura; la Osteopatología – reconstrucción y superposición facial–; y la Genética –cuyo estudio en algunos países como Argentina, México y Venezuela tiene una raíz antropológica–. Su aplicación al campo judicial se denominó Antropología legal, judicial, policial o criminal en Europa, y forense en Estados Unidos de donde tomó su nombre en Colombia. Gracias a los estudios poblacionales realizados en Alemania, España, Francia, Reino Unido, Rusia, y posteriormente en Estados Unidos, se elaboraron estándares aplicables a esos países, los mismos que se introdujeron al sistema judicial colombiano sin mayor crítica, pues se consideraban “internacionales”, como si nosotros fuésemos iguales. Así, la maduración ósea y dental, los cambios con la edad de distintas superficies articulares como el pubis, las costillas, el ilion, las fórmulas de reconstrucción de estatura y el grosor del tejido blando se realizaba según esos estándares. Con la apertura del posgrado en Antropología Forense en 1995, único en América Latina, la Universidad Nacional de Colombia inició un programa de investigación denominado “El cuerpo del colombiano” –
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Guillermo Flórez P.
José Vicente Rodríguez Cuenca*
Según el reporte del Diario Oficial, en la toma del Palacio de Justicia perecieron 109 personas, de las cuales muy pocas han sido reconocidas.
prehispánico y contemporáneo–, tendiente a la verificación de esos estándares y a la elaboración de bases de datos más confiables para la identificación de colombianos. Igualmente asesoró tesis de pregrado y posgrado de otras universidades encaminadas al mismo objetivo. Como resultado, hoy se sabe que la población colombiana, a grandes rasgos, en virtud de su diferente mezcla regional entre la madre indígena y el padre español y africano, se caracteriza por su mestizaje de tipo “andino” –indígena y europeo– y “costeño” –indígena, europeo y africano–, lo que configuró un cuerpo más delgado que el europeo y norteamericano, de menor talla, proporcionalmente de tronco más largo y piernas más cortas –acentuado en las mujeres por poseer mayor componente indígena–, con presencia baja de incisivos en pala –rasgo aborigen–, de cabeza redonda y alta –braquicéfala como en indígenas ancestrales pero más alta que ellos–, de rostro muy caucásico –como en españoles–, pero con ojos más rasgados. En lo referente a los indígenas prehispánicos se sabe que los chibchas eran de baja estatura –159 cm los varones y 147 cm las mujeres–, microevolucionaron desde los últimos cazadores recolectores que se asentaron en los Andes orientales –echando por tierra viejas hipótesis difusionistas
Hoy se sabe que la población colombiana se caracteriza por su mestizaje de tipo “andino” y “costeño”, lo que configuró un cuerpo más delgado que el europeo, menor talla, cabeza redonda y alta, entre otros rasgos.
sobre migraciones tardías–, que los antiguos vallecaucanos comparten un tronco ancestral común con los chibchas, y que las condiciones de vida fueron adecuadas dada la excelente nutrición que proporcionaron los productos nativos –curí, venado, quinua, maíz, papa, fríjol, maní, frutales–, a pesar de que padecieron treponematosis –frambesia, sífilis, pinta–, tuberculosis y enfermedades articulares degenerativas por no poseer animales de carga. La identificación Con el fin de ampliar el conocimiento sobre la variación de las poblaciones colombianas, promover la formación de investigadores-semilleros, desarrollar estándares para la identificación humana y el diseño de vestuario, calzado, mobiliario y maquinaria acorde al cuerpo del colombiano, el Laboratorio de Antropología Biológica de la Universidad Nacional impulsa un programa de maestría que capacitará y vinculará a sus estudiantes en el estudio nacional desde la perspectiva somática, facial, dental y dermatoglífica. Otro de los aportes del posgrado de Antropología Forense es la identificación de las víctimas del holocausto del Palacio de Justicia, ocurrido entre el 6 y 7 de noviembre de 1985. Según se narra en el Diario Oficial No. 37509 de martes 17 de junio de 1986, a las
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11:30 de la mañana del 6 de noviembre de 1985, el comando Iván Marino Ospina del grupo guerrillero M-19 se tomó el Palacio de Justicia en pleno centro de Bogotá. La fuerza pública reaccionó mediante un operativo de gran magnitud, negándose a negociar con los insurgentes; en el intercambio de disparos cayeron civiles. En total, perecieron 109 personas, entre ellas 11 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, tres magistrados auxiliares, 12 auxiliares de los magistrados de la Corte, un magistrado auxiliar del Consejo de estado, dos abogados asistentes del Consejo de Estado, cuatro auxiliares del Consejo, tres conductores, el administrador del Palacio, dos vigilantes, una ascensorista, 11 integrantes de la fuerza pública, cinco particulares visitantes, un transeúnte –René Francisco Acuña–, siete empleados de la cafetería, una proveedora de pasteles, 15 insurgentes identificados, seis insurgentes sin reconocimiento médico, 14 insurgentes NN. Además de las personas que lograron salir al inicio, se salvaron otros 60 rehenes que escaparon del incendio y se refugiaron en un pequeño baño de 20 m² avanzada la noche. El Instituto de Medicina Legal reportó la labor de 94 necropsias –60 de cuerpos calcinados, 23 de ellas no identificadas–, y se expidieron 104 licencias de inhumación, por lo cual el número de víctimas sigue en la incertidumbre. El primer frente al mando de Luis Francisco Otero ocupó el cuarto piso, tomando como rehenes al presidente de la Corte Suprema de Justicia, a ocho magistrados y a un número indeterminado de funcionarios y particulares, entre ellos, posiblemente a los empleados de la cafetería. Todos perecieron en la conflagración al igual que sus rehenes, que quedaron poco reconocibles. Un segundo frente, al mando de Andrés Almarales, se atrincheró en el costado noroeste del edificio, en el baño ubicado entre el segundo y el tercer piso, y concentró en un espacio muy reducido a más de 60 personas. En razón a que éstas no fueron alcanzadas por el incendio, se les pudo identificar fácilmente. La diligencia de levantamiento de los cadáveres fue un caos, “por lo que nunca se sabrá cuántos guerrilleros o visitantes murieron allí, porque los cadáveres fueron levantados sin mencionar el sitio específico donde fueron encontrados” (Diario Oficial, p. 43). La escena se alteró más, cuando los cadáveres fueron concentrados en
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Bogotá, D.C. • Diciembre 26 de 2004 el primer piso, despojados de sus prendas y otras pertenencias y lavados para su reconocimiento. Se dice que algunos huesos humanos fueron a la basura. En el Juzgado Especializado No. 2 se abrió el expediente No. 4119, constituido por más de 80.000 folios y, mediante Exhorto Penal No. 2505, la División Criminalística de la Fiscalía General de la Nación inició la labor de exhumación de las víctimas del Palacio inhumadas en la fosa común del Cementerio del Sur, con el propósito de identificar a los desaparecidos. En total se exhumaron 90 esqueletos de individuos adultos, 49 infantiles, seis miembros amputados y 18 sin articulación anatómica, para un total de 163 individuos; de ellos se obtuvieron 28 muestras para estudios genéticos, seleccionados por las huellas de incineración presentes, por el nivel en que se hallaron y por estar contenidos en bolsas plásticas. El resto de osamentas fue depositado en el laboratorio de Antropología Biológica. Es decir, solamente se apuntó a la identificación de las personas de la cafetería que supuestamente perecieron por la acción del fuego en el cuarto piso, y no a la totalidad de las allí inhumadas. A pesar del enorme esfuerzo movilizado por la Fiscalía, en equipo, tiempo, infraestructura y disposición, solamente se ha identificado un conjunto de huesos carbonizados correspondientes a una mujer embarazada. Las causas de esta deficiencia operativa son múltiples: la escasez de antropólogos y médicos forenses en la institución, la ausencia de infraestructura adecuada para atender desastres masivos, y la falta de continuidad en la investigación judicial por los avatares políticos que conducen al cambio del personal según cada administración. Con el ánimo de contribuir a la identificación de los restos excavados en el Cementerio del Sur y motivados por fines humanitarios, los estudiantes de la Especialización en Antropología Forense aplicaron los métodos y técnicas de las ciencias forenses y la criminalística, entre ellas diagnosticando el cuarteto básico de identificación (sexo, edad, filiación poblacional, estatura), el análisis paleopatológico, dental, radiográfico y balístico; y con esta información realizaron un retrato antropológico que plasmaron en sendas reconstrucciones faciales. Los resultados fueron cotejados con los protocolos de necropsia elaborados por los patólogos y técnicos del Instituto de Medicina Legal el 7 de noviembre de 1985, la información recabada en la investigación preliminar –datos de las víctimas– y los datos arqueológicos –nivel de localización en la fosa común y su asociación con los hechos del holocausto–. Como resultado, se propone una identificación de tipo orientador, con alto nivel de probabilidad de varias personas, cuya certeza la podría producir el respectivo estudio genético. * Profesor Titular Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia.
Nación
Los retratos póstumos René Francisco Acuña. Protocolo de necropsia No. 3664-85, parece corresponder al esqueleto No. 62. Masculino, 20-30 años, 166,5±3,9 cm, lesión antemortem en clavícula derecha en inserción del ligamento costo-clavicular; pérdida de incisivos y caninos superiores y molares inferiores; asimetría nasal; robustez de cuello.
Francisco Vargas Soto. Protocolo de necropsia No. 3757-85, parece corresponder al esqueleto No. 56. Masculino, 20-30 años, 180±3,9 cm, lesiones por proyectil de arma de fuego en tronco; asimetría nasal y en el mentón.
Diógenes Benavides Martinelli. Protocolo de necropsia No. 3769-85, panameño, que parece corresponder al esqueleto No. 57. Masculino, 40±5 años, rasgos muy caucásicos, dentición incompleta –ausencia de incisivos superiores–, lesión antigua en parte posterior de parietales; PAF en frontal derecho, OE en temporal derecho, OS parietotemporal izquierdo.
Ángela María Murillo. Protocolo de necropsia No. 3784-85, parece corresponder al esqueleto No. 60. Femenino, 20-25 años, 160-165 cm de estatura; lesión por PAF, OE temporal derecho, OS temporal izquierdo, tatuaje.
Fabio Becerra Correa. Protocolo No. 3771-85, parece corresponder al esqueleto No. 61. Masculino, 20-25 años, 183±3,9 cm de estatura, fractura consolidada en antebrazo derecho; lesión por PAF en ojo derecho con OS en frontal.
Elkin de Jesús Quiceno. Protocolo de necropsia No. 3777-85, parece corresponder al esqueleto No. 71. Masculino, 20-30 años, 178±3,9 cm de estatura, dentición completa, desgaste distal de incisivo superior derecho, nariz ancha; lesiones múltiples por PAF en tronco y brazo derecho, tres tatuajes.
Fernando Rodríguez Sánchez. Protocolo de necropsia No. 3782-85, parece corresponder al esqueleto No. 66. Masculino, 25-30 años, 162±3,9 cm de estatura, dentición completa; PAF cerebral; mastoides derecho, temporal izquierdo; frontal izquierdo conminuta.
Jesús A. Carvajal Romero. Protocolo de necropsia No. 3781-85, parece corresponder al esqueleto No. 80. Masculino, 20-30 años, 163±3,9 cm de estatura, dentición completa; PAF con OE mentón izquierdo; ondas explosivas; fracturas múltiples.
Jaime Rodríguez Vivas. Protocolo de necropsia No. 3780-85, parece corresponder al esqueleto No. 83. Masculino, 20-35 años, 173±3,9 cm de estatura, dentición incompleta; ausencia traumática de masa encefálica por lesión de PAF.
Ariel Sánchez Gómez. Protocolo de necropsia No. 3779-85, parece corresponder al esqueleto No. 63. Masculino, 20-30 años, 177±3,4 cm de estatura, fracturas consolidadas en costillas; PAF cerebral con laceración.
Condenas negociadas Más allá de la discusión en torno a si la justicia está preparada para asumir el sistema acusatorio, este nuevo modelo, que entrará en vigencia a partir del primero de enero, promueve preacuerdos negociados sobre los delitos, la autocondena y no el juicio y otros procedimientos, omitiendo la presunción de inocencia del acusado a la cual tiene derecho. Whanda Fernández León* Hay valores humanos que en la perspectiva del derecho natural son sagrados, especialmente cuando su titular es una persona inculpada, ante la justicia, de un delito del que puede ser culpable o inocente. La autorización a los jueces para dictar sentencias condenatorias sin el trámite previo de un proceso y sin oír ni vencer al acusado, se erige dentro del modelo acusatorio próximo a regir, en uno de los mayores agravios a las garantías constitucionales. Se trata de la incorporación en el régimen jurídico colombiano de la llamada “Justicia negociada”, mecanismo original de culturas ajenas a la nuestra y que seguramente, en razón de la infinita pobreza de la clientela propia del sistema penal, se convertirá en una alternativa inevitable. Incrustado en las rutinas procesales de la doctrina anglosajona se encuentra el plea bargaining, llave maestra de su política criminal, que permite que por medio de pactos, negocios o preacuerdos entre el Fiscal, el imputado y su defensor, salga rápidamente del sistema el 95% de los casos. El nuevo código de procedimiento penal, en los artículos 348 y siguientes, bajo el rubro “Preacuerdos y negociaciones entre la Fiscalía y el imputado o acusado”, reprodujo estos censurables métodos, al disponer: “El Fiscal y el imputado, a través de su defensor, podrán adelantar conversaciones para llegar a un acuerdo, en el cual el imputado se declarará culpable del delito o de uno de pena menor, a cambio de que el Fiscal elimine causales de agravación punitiva o cargos específicos o tipifique la conducta de una forma específica con miras a disminuir la pena”. La aceptación de cargos comporta rebajas y las negociaciones obligan al juez, para de inmediato, convocar a audiencia y dictar sentencia, pues es a él, a quien únicamente debe interesar que la renuncia al juicio sea libre, consciente, voluntaria y debidamente informada,. El negocio es incontrolable, y el fallo es condenatorio sin importar que sea justo.
Se legaliza, en consecuencia, la renuncia del inculpado a su derecho a tener un juicio oral, público, contradictorio, concentrado, con inmediación de las pruebas y ante el juez natural, para abrir paso al inhumano instituto de la autocondena. Es “mejor” culpable ¿Qué ventajas logrará el Estado? Disminuir el trabajo de los jueces; sustituir la Jurisdicción por prácticas negociables; cambiar pruebas por penas; ahorrarse el juicio; concentrar todas las funciones procesales en la Fiscalía; doblegar a culpables o inocentes con sentencias condenatorias rápidas y corta; eximir al Fiscal de la carga de la
prueba; mejorar sus estadísticas y aparecer más eficaz y eficiente. ¿Qué desventajas soportará el acusado? Lo condenará el acusador, no un juez imparcial; no tendrá juicio, ni pruebas; no se le hará justicia por la gravedad del delito, sino que se impondrá la habilidad negociadora de su poderosa contraparte; no tendrá defensa, ya que su abogado deberá colaborar con el Fiscal; no alegará inocencia, porque se le castigará con una pena mayor y contribuirá, de manera muy efectiva, al hacinamiento carcelario. “Lo cierto es que todos parecían satisfechos con su trabajo: víctimas y verdugos. En los interrogatorios a los reos no hubo
que emplear tortura, pues todos reconocieron sus culpas. Siendo inocentes, se declararon culpables para salvar la vida, tal como lo dijo María Chipía a su sobrina María de Jauretequía, bella muchacha de 22 años, quien fue una de las primeras en llegar a las cárceles de Logroño: ‘Mira, hija, ni soy bruja, ni sé qué cosa es eso, ni tengo nada que decir al Tribunal cuando me pregunten, pero responderé a todo que sí y confesaré lo que quieran, para que no me quemen’. (Tomado de El resplandor de las Hogueras, estudios sobre La Inquisición, del español Pedro Sanz Llana). * Profesora Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia.
La aceptación de cargos comporta rebajas y las negociaciones obligan al juez a dictar sentencia. El negocio es incontrolable, y el fallo es condenatorio sin importar que sea justo.
La “justicia negociada” hará que a culpables o inocentes se les den sentencias condenatorias rápidas, aunque no siempre sean justas.
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Educación
La amistad en el silencio La experiencia pedagógica que sobre el autismo viene realizando una escuela de Bogotá y el trabajo en Psicología Social desarrollado en la Universidad Nacional de Colombia, están contribuyendo a entender cómo escolares autistas se relacionan con sus compañeros de clase. Yino Castellanos, Unimedios
Existe la creencia de que los niños autistas son incapaces de romper los límites que su propio mundo les impone. Aislados, los infantes vivirían en permanente exilio de una importante región de la realidad social que les circunda. Este enfoque clínico se ha constituido en el paradigma dominante de las ciencias de la salud que buscan comprender este síndrome. Sin obviar los aportes que desde la clínica han hecho prestigiosos autores, los sicólogos de la Universidad Nacional de Colombia, Alejandra Ortiz y Mauricio Molano, emprendieron la tarea de investigar en campo, y desde la sicología social, la caracterización de las relaciones humanas que pueden alcanzar los escolares afectados por este problema con sus compañeros. El trabajo “Diferencias de compartir la diferencia; relaciones entre pares en una Institución Educativa Distrital, integradora de autismo”, se centró en la “observación participante” y en el registro de las pautas de comportamiento de los pequeños autistas en relación con los otros escolares. A partir de esto, se propone implementar un instrumento de evaluación del programa de integración de la escuela. Labor que permitió a los investigadores un acercamiento a la problemática donde los niños presentaban importantes logros comunicativos. Entre otros desarrollos, Ortiz y Molano destacan en su trabajo la iniciativa de los niños autistas por buscar la comunicación, algo inaceptable para la ortodoxia clínica. “En el espacio propicio de interacción, al menos el 30% de ellos mostraba interés por relacionarse con sus compañeritos, lo cual cuestiona la idea de que el autista es completamente pasivo ante el estímulo del otro”, afirma la sicóloga.
La expresión de Diana está muy lejos de convalidar la tesis de un infante autista completamente aislado de su entorno social y afectivo.
Y complementa, “en algunos casos era evidente que ellos alcanzaban un grado de relación del nombre con la persona, y lograban reconocerla, aunque hubiera pasado cierto tiempo, algo muy importante, pues al menos, parcialmente se constituían en interlocutores válidos para sus compañeros”. Es decir, el ejercicio de integración revelaba formas inéditas de relacionarse capaces de atenuar el impacto negativo de esta alteración de la conducta en los alumnos autistas. Al respecto, el estudio ofrece la posibilidad de reinterpretar, a la luz de la sicología social, el uso que hacen de los códigos de comunicación los niños autistas para relacionarse. De esta manera, lo que parecía una actitud brusca u hostil hacia algún compañero no autista, era una forma inusual de interacción, de este modo los objetos mediante los cuales se comunicaban podían ser cuadernos, dibujos o comida, todos operando como mediadores del diálogo. Los testimonios de los otros niños, recopilados en el trabajo, ratifican el grado de interacción que pueden alcanzar con los autistas. Así, Stephanía, una niña de once años, afirma sobre Gustavo, quien padece el síndrome: “Me comprende, creo; yo le hablo y el contesta. Somos amigos y
estudiamos juntos”. A su vez, Luis Eduardo de trece años se pregunta: “¿Por qué le voy a pegar al niño cuando él me pellizca?... No piensa igual a nosotros, no piensa cuáles son los peligros, pero nada más nos diferencia”. Estos relatos refuerzan el sentido de la propuesta integradora para personas con diferentes pautas de comportamiento, la cual se inscribe en las experiencias que desde los años setenta propusieron teóricos de la antisiquiatría como Basaglia, y que se ofrecen como estrategias para atacar los fenómenos de exclusión en la población infantil con alguna deficiencia en el aprendizaje. Silencios compartidos Los primeros encuentros con los quince niños que compartían clase con los no autistas no fue fácil, pues como anota Molano, “su entorno cercano es muy frágil, y no permitían que personas que no tuvieran una historia con ellos estuvieran cerca. Por esta razón el primer mes fue angustioso”. Sin embargo, y por tratarse de una “observación participante” y etnográfica en la que los investigadores se relacionaron directamente con los niños, y comprometieron su labor científica con los valores y aspiraciones de la comunidad donde
se realizó el trabajo, al cabo del segundo mes habían establecido relaciones con los pequeños. Esta metodología, sumada a la aplicación del concepto de “condición discapacitante”, que permite revaluar la naturaleza de las limitaciones humanas, referidas no a la persona sino al medio social inadecuado para su condición, facilitó construir un perfil del niño autista, que si bien presenta cuadros clínicos diferenciados y los problemas de comunicación verbal típicos del síndrome, alcanza niveles de relación motivados afectivamente que lo integran a la clase. Mención aparte merece el trabajo adelantado por el equipo de profesionales de la escuela República Bolivariana de Venezuela, que sirvió de escenario para la investigación. El programa de integración con niños autistas funciona desde 1995, año en que este Proyecto Educativo Institucional (PEI) fue reconocido como el mejor para Bogotá. Casi una década más tarde, la entonces escuela Samper Mendoza, hoy “Bolivariana de Venezuela”, recibió el premio del Ministerio de Educación en Atención a poblaciones vulnerables, en la modalidad de Necesidades educativas especiales. La profesora Janeth Cortés, quien hace parte del programa, enfatiza en la dificultad que supuso adaptar los currículos y las estrategias pedagógicas en la institución para lograr que la integración fuera satisfactoria para los niños y los padres. “La autocapacitación jugó un papel importante, al igual que la participación de la familia en el proceso socioeducativo”, dice. Talleres regulares y actividades de sensibilización complementaron la tarea sicopedagógica de los trece profesionales. En cada salón de clase por cada tres niños no autistas estudia uno con este cuadro. El próximo año el cupo se ampliará al bachillerato, lo que desde ya supone un reto mayúsculo. Añade la profesora Cortés: “La filosofía de nuestro PEI, basado en la creación de espacios para vivir la tolerancia, exige la continuidad del proceso hasta grados superiores”. Una filosofía que le permitió a escolares autistas como Bryan Arley Peña, a sus ocho años de edad, recordar a Alejandra y lanzar un grito emocionado, llamándola por su nombre, cuando ella, año y medio después de la investigación, regresó a la escuela, y escuchó el afectuoso saludo de un niño que –como Bryan– guarda sus recuerdos en el territorio del silencio.
Una geóloga bogotana en Cambridge puso en boca de todos los ingleses a los pliosaurios colombianos. La joven clasificó el fósil de un reptil marino de hace 114 millones de años, que promete convertirse en uno de los más importantes del mundo.
La última vez que un monstruo marino causó revuelo en el mundo fue en 1937, cuando algunos escoceses aseguraron haber visto emerger del Lago Ness un animal descomunal, de cuello largo y cabeza pequeña, que utilizaba sendas aletas para nadar. Las recurrentes apariciones de Nessie como se apodó a la legendaria bestia, motivaron discusiones científicas que, apoyadas en los relatos, concluyeron en asociar a la extraña especie con el temible rey de los mares Mesozoicos: el plesiosaurio. Años después, la ciencia vuelve a conmocionarse. Esta vez con un primo de Nessie hallado en la quebrada Pavachoque de Villa de Leyva (Boyacá). Se trata de un pliosaurio, carente de carne pero con mucho hueso, que ha dejado inquieto a un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, país donde la geóloga de la Universidad Nacional de Colombia, Marcela Gómez, da forma a los restos óseos del reptil marino criollo. El fósil fue registrado en 1967, luego de que una comisión técnica de expertos franceses lo encontrara durante un estudio geológico en la zona del altiplano y decidiera donarlo al Instituto de Ciencias Naturales de la UN. Un par de años después pasó al Departamento de Geología hasta 1999, cuando la joven investigadora lo tuvo a disposición para descifrarlo con la ayuda de sus directores de tesis María Páramo y Fernando Etayo. Lo que a simple vista no parecía ser más que un montón de vértebras confinadas en un laboratorio, resultó ser el registro de una criatura marina con más de 114 millones de años, “uno de los únicos depósitos en el mundo de esa edad”, precisa Gómez, pues, aunque a lo largo de la historia se han hallado restos de pliosaurios desde la Antártica pasando por Suramérica, Norteamérica, Europa y Australia, la mayoría corresponde al Jurásico (más antiguos) o al Cretácico Superior (recientes). El gigante de Villa de Leyva es del Cretácico Inferior, una edad geológica de la cual poco se conoce aún. Alas para volar en el mar Contrario a los plesiosaurios, los pliosaurios se caracterizaron por tener cuello
Investigación 8
Marcela Gómez.
Nelly Mendivelso, Unimedios
El cráneo del pliosaurio de Villa de Leyva alcanza a superar un metro de longitud.
El monstruo de la quebrada Pavachoque corto y cabeza grande, similar a la de un cocodrilo. Aparecieron hace 220 millones de años y se extinguieron hace 65 millones. Su imponente figura les permitió dominar el océano y fueron considerados temibles predadores, pues las demás criaturas marinas terminaban trituradas entre sus enormes mandíbulas. Eran hábiles para nadar no obstante el peso en toneladas de su cuerpo, acción que posiblemente ejecutaban mediante cuatro aletas, las cuales se cree movían como los pájaros para “volar en el agua”. Las piezas de estos reptiles halladas en todo el mundo permiten calcular la longitud promedio de su cuerpo en 12 metros, aunque los más grandes alcanzaron los 18, mientras su peso pudo variar entre 20 y 30 toneladas. Dichos fósiles provienen de rocas marinas formadas en el antiguo océano. Es necesario recordar que durante el Cretácico, “Colombia estuvo sumergida en el mar, por tal motivo los sedimentos presentes en la Cordillera Oriental son marinos”, aclara la experta en pliosaurios. Las evidencias en la quebrada Pavachoque, ubicada cerca del convento Santo Eccehomo, famoso sitio turístico en Villa de Leyva, muestran la formación de una roca negra, aceitosa y de grano fino envuelta en materia orgánica, que coincide perfecta-
mente con el tipo de sedimento estudiado por Marcela Gómez en los restos fosilizados. Hasta allí llegó la investigadora gracias al apoyo de don Marco Tulio Sotelo, un campesino que ayudó a la comisión de franceses a extraer las piezas del fantástico animal. “Pesaba mucho, por eso lo sacamos por pedazos”, recuerda el boyacense. De Colombia a Inglaterra La columna vertebral, una aleta, la cabeza, el cuello y la cola, pero en trozos, conformaban las fichas del rompecabezas que Gómez comenzó a armar después de sumergir cada pieza, durante un año, en sustancias químicas para eliminar los rastros de roca adheridos. En una rigurosa labor, la geóloga reconstruyó una especie de pliosaurio nuevo, pues algunas de sus formas no aparecen registradas en la paleontología mundial, pero que dilucidó con el auxilio del científico Dr. Leslie F. Noe, a quien contactó en la Universidad de Cambridge. “Luego de ver detalladamente las fotografías enviadas por Marcela para mí fue obvio”, dice el doctor Noe; “se trataba de un ejemplar excepcionalmente preservado con información que no había estado disponible antes”. Lo decía por la configuración del cráneo diferente a la de los otros animales, con
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huesos más largos y un gran hocico en cuyo premaxilar permanecían intactos los alvéolos que sostenían ocho dientes, cuando los otros hallazgos registran seis o siete. “No hay duda, es un pliosaurio nuevo para la ciencia”, dice el Dr. Noe, pues “muestra en detalle exquisito los huesos que rodean el cerebro y los oídos, gracias a que gran parte del cráneo está en tres dimensiones. También llena el vacío de no información que existía en este grupo de reptiles marinos, así como ayuda a entender las relaciones evolutivas y la distribución del grupo de reptiles durante el Cretácico Inferior”. El mismo asombro lo compartió con sus colegas alemanes, norteamericanos e ingleses, quienes no dudaron en invitar a Marcela Gómez a exponer su trabajo de grado, laureado, frente a la comunidad científica de Cambridge. Pero Marcela no viajó sola. El fósil del gigantesco reptil prehistórico llegó con ella a Inglaterra, sorprendiendo también a medios de comunicación londinenses como la BBC y el periódico Anglia News que por esos días omitieron al país violento y destacaron en sus titulares “la visita de un invitado especial proveniente de Colombia”. La ciencia de nuestro país representada en una geóloga de la Universidad Nacional fue motivo de admiración, pues “la mayoría de ingleses ignoraba que en ese país suramericano se pudiese hacer ciencia”, afirma Marcela. El fósil permanecerá en Cambridge por tres años más, en los que la científica de 28 años preparará el esqueleto para dilucidar las partes vivas que caracterizaban al pliosaurio como un animal. “Intentaré reconstruir su sistema musculatorio, pues el fósil preservó orificios por donde pasaban nervios y arterias principales”, comenta Marcela. El análisis completo de los restos le permitirá saber la forma como vivía, mordía, nadaba y cazaba el monstruo en las profundidades del océano, en la segunda etapa del trabajo a desarrollar como tesis doctoral, gracias a la Gates Cambridge Scholarship que le otorgó la universidad inglesa. “Si la nueva parte del fósil es tan detalladamente preservada como el cráneo, el ejemplar se convertirá en uno de los más importantes del mundo”, afirma sin duda el Dr. Noe. Sintiendo el rigor de la neblina londinense, Marcela Gómez se muestra orgullosa por haber puesto “en boca de todos” a los pliosaurios colombianos. Lamenta que no suceda lo mismo en Colombia, pues muchos desconocen el potencial paleontológico que existe en zonas como Villa de Leyva, por tanto valoran más a dinosaurios extranjeros que solo pueden ver a través de películas como Jurassic Park.
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Investigación
Leticia, la ciudad de las ranas Una exploración por nuestras selvas amazónicas sorprendió a los Durante 90 noches de cielo estrellado, expertos en ranas. Después de 90 días de trabajo de campo y otros al ritmo del sonido de las luciérnagas, en- tantos en los laboratorios de la Universidad Nacional de Colombia, se vueltos por el olor de humedad y tierra, a devela un nuevo récord en diversidad anfibia. Paula Andrea Grisales Naranjo, Unimedios
Ranas de altura Al imaginar una rana, por lo general se piensa en ella sobre una hoja flotante en una laguna o entre los charcos y la hojarasca, pero para sorpresa de muchos hay algunas que prefieren las alturas. Este sector, por ser considerado durante mucho tiempo inaccesible, ha sido uno de los menos explorados en el ámbito de los anuros. Averiguar cómo es la anurofauna de dosel o parte alta de los árboles en Leticia, motivó a una de las estudiantes de biología que acompañó a Lynch a realizar su trabajo de grado sobre este tema. Así, mientras sus otros compañeros hacían sus labores en la hojarasca o los charcos, Adriana Lucía Téllez Vargas se las ingeniaba para explorar la azotea de la selva. A más de cinco metros de altura, sus pesquisas se circunscribieron a la revisión de bromelias epífitas (quiches), plantas que recogen agua de lluvia formando pequeños pozos, donde habitan diversos or-
ganismos, entre otros, las ranas. Algunas veces, Adriana ascendió hasta las bromelias por medio de cuerdas; en otras ocasiones lo hizo su guía, un Ticuna-uitoto, quien trepó para bajar las plantas en un costal. Además, ella aprovechó que los indígenas estaban talando árboles para sus chagras (áreas de cultivos tradicionales), y revisó el follaje de la vegetación cortada. En las alturas Adriana atrapó ejemplares de Syncope carvalhoi, cuyo ciclo de vida y reproductivo eran desconocidos. Aunque estas ranas fueron halladas en el suelo y las características de sus patas no indicaban que ascendiera por los árboles, Adriana concluyó que sí lo hacen para dejar sus huevos en las bromelias, donde experimentan la metamorfosis. Ya jóvenes, descienden al suelo, donde continúan su ciclo de vida. Dos hallazgos más sorprendieron al profesor Lynch y a Adriana. El primero fue encontrarse en la copa de los árboles con una especie que hasta la realización del estudio no era conocida en el país, solo estaba registrada en Ecuador y Perú: Nyctimantis rugiceps. Después de conseguir, durante tres meses, únicamente dos ejemplares hizo que se catalogara como una de las especies inusuales de los bosques de Leticia, explica Adriana.
El otro descubrimiento asombroso fue el de cinco ranas de otra especie rara vez hallada en los muestreos de hojarasca, charcos y sotobosque (vegetación de baja altura): Adelophryne adiastola. Adriana se atreve a concluir que esta rana vive en las alturas y que a eso se debe su escasa colecta en los estratos bajos. Entre charcos y hojas Mientras Adriana examinaba bromelias, sus tres compañeros se dedicaban a otras tareas. Andrés Duarte buscaba ranas en la hojarasca por medio de una técnica poco utilizada: las trampas de caída. Entre tanto, David Sánchez capturaba renacuajos en varias fuentes de agua como ríos, charcos y huecos de árboles. Aunque la escasa información que se tiene sobre el estado larval no permitirá que muchos de los renacuajos capturados por David sean identificados, estas pesquisas cobran importancia porque marcan el comienzo de una investigación sobre una etapa poco documentada en la vida de la mayoría de especies halladas en Leticia. Por último, Jonh Jairo Mueses hizo seguimiento a un sistema de charcos, lo que le permitió conocer la dinámica de repro-
La Hyla parviceps especie que se congrega en grandes cantidades en los charcos durante las “noches de canto de rana”.
Adriana Lucía Téllez.
veces bajo la lluvia y en la compañía de zancudos y mosquitos, un equipo conformado por un profesor y cuatro estudiantes de biología se internó en la selva amazónica para corroborar una intuición: el lugar más rico en ranas del mundo no estaba en Santa Cecilia (Ecuador) sino en los bosques al norte de la ciudad de Leticia (Colombia). La posición geográfica, la pluviosidad y la complejidad orográfica hacen de nuestro país un lugar apto para el desarrollo de los anfibios, entre ellos los anuros o ranas. Esto hizo sospechar a John Lynch, investigador y docente de la Universidad Nacional de Colombia, que el récord de 86 especies, obtenido en Santa Cecilia (Ecuador) durante cuatro años, podía ser superado por la capital del Amazonas. Durante tres meses él y su equipo de estudiantes armados de bolsas herpetológicas y linternas anduvieron por los alrededores de Leticia y encontraron 96 especies de ranas, lo que la convierte en el nuevo lugar que registra el mayor número de especies por área geográfica. Sin embargo, Lynch cree que realmente en esta zona debe haber cerca de 124 especies, pues entre las 96 encontradas no “cayeron” varias de las que se sabe habitan el lugar.
La Phrynohyas venulosa es otra de las especies habitante del dosel.
ducción de las ranas y poner a prueba dos creencias indígenas. En las noches en que el croar de las ranas se escucha hasta en un kilómetro de distancia, los Ticuna-uitoto dicen que hay “canto de rana”: es cuando, según ellos, se reúnen ranas de muchas formas tamaños y colores para reproducirse. También creen que las ranas van a celebrar su cumpleaños en el lugar donde nacieron. De acuerdo con los datos recolectados por John Jairo, es cierto que en un charco se reúnen cientos de ejemplares, pero éstos no son de todas las especies sino de una sola. La segunda creencia se pudo probar en parte y con ciertas especies consideradas de “reproducción masiva”, como es el caso de la Hyla parviceps, de la que es posible encontrar en una noche miles de ejemplares cantando y reproduciéndose, y a la noche siguiente desaparecen. Además de sus tareas específicas, Adriana, Andrés, David y Jonh Jairo se unían a la “cacería de ranas”, la cual emprendía en las noches, el profesor Lynch por la selva amazónica. Y así, este viaje de 90 días por los alrededores de Leticia sirvió para incentivar en los estudiantes el deseo de investigar y otorgarle a esta ciudad el primer lugar en cuanto a riqueza de ranas en el mundo, y aún más, para enriquecer la colección de anuros del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia. De las más de 700 especies conocidas en Colombia (el país con la mayor diversidad de anfibios en el mundo), esta colección cuenta con el 95%. Todo un patrimonio biológico que Lynch tiene planeado ampliar, pues la poca exploración en el país hace del mundo de las ranas un amplio terreno por descubrir.
María Claudia Rojas R., Unimedios
Disminuir las altas tasas de mortalidad causadas por esta patología en Colombia justifica con sobrada razón una investigación de corte genético que pretende obtener herramientas clínicas para su diagnóstico y pronóstico tempranos.
Así planteado el tema, este equipo de científicos perteneciente a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, se constituye en el tercero premiado este año por la Academia Nacional de Medicina, junto a otros dos –en lupus y en osteoporosis–, cuyos trabajos fueron reseñados en la edición anterior de UN Periódico, con lo cual el Alma máter sobresale en el desarrollo de la biomédica en el país. Esta investigación que ganó en la categoría, “Proyectos de investigación”, tiene una década previa en la exploración de los telómeros y su relación con el envejecimiento celular, lo que posteriormente
El tamaño del cáncer gástrico derivó en el estudio del adenocarcinoma gástrico y otros marcadores –APC, MCC, K-Ras y p53–. La idea es elaborar el perfil genético de la patología, donde se determine la competencia de cada uno de los marcadores y se identifique cuáles genes se alteran en los distintos estadios de la misma. Hasta el momento, el diagnóstico se apoya de manera definitiva en los estudios patológicos (biopsia por endoscopia y del tejido extirpado mediante cirugía), que ahora se pretenden precisar con análisis moleculares. “Hoy se habla de pasar del empirismo a una forma más racional de entender el
cáncer. En algún sentido se busca una terapia mecanicista, dirigida hacia el origen de la enfermedad”, argumenta el doctor Arboleda. Acortamiento peligroso Se presume que la carcinogénesis gástrica posee una secuencia de eventos, que pueden tener de 20 a 30 años de evolución. Según el modelo patológico planteado por el médico colombiano e investigador de la Universidad de Louisiana Pelayo Correa, las etapas precancerosas se inician desde gastritis crónica, atrofia, metaplasia intestinal y, finalmente, displasia y cáncer.
Infografías Leonardo Cuéllar.
Un promedio de 54.700 Años de Vida Saludable (Avase)1 pierde anualmente Colombia por cuenta del cáncer gástrico. Se considera la primera causa de mortalidad por cáncer en el país. El 24,1% de cada 100 mil hombres y el 17,4 de cada 100 mil mujeres mueren, si bien se estima que se detectan seis mil casos nuevos de esta patología por año. Cifras inquietantes de una enfermedad, que puesta al escrutinio de la ciencia muestra cómo con cada división celular los extremos de los cromosomas conocidos como telómeros, en lugar de llevar la célula al envejecimiento y muerte dentro del proceso normal, la inmortalizan. “Se considera que los telómeros se acortan como señal de senescencia, tras lo cual se detiene la proliferación celular, pero en un comportamiento aberrante sucede todo lo contrario: estabilizan el acortamiento para otorgarle a la célula una capacidad ilimitada de multiplicación”, explica el médico genetista Humberto Arboleda, coordinador del grupo de seis investigadores que evalúan el papel de la longitud telomérica en la progresión tumoral gástrica.
Salud 10
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Universidad
Llaves de ajuste Colección gráfica Facultad de Artes
MARÍA TERESA PARDO
Guillermo Flórez P.
Escuela de Artes Plásticas
El grupo de Patología Molecular trabaja en el Instituto de Genética con la participación interdisciplinaria de patólogos, gastroenterólogos, genetistas y expertos en biología molecular.
En efecto, varios ensayos con cultivo de células mostraron una acumulación de mutaciones en la mucosa gástrica: en un primer momento se presenta el acortamiento del telómero hasta un punto crítico (su longitud normal en promedio es de 12 a 15 kilobases, mientras en estado anómalo desciende de 2 a 4 kb), después, sus funciones bioquímicas son afectadas por lo cual la célula consigue la replicación infinita. Para esto último se requiere de la reactivación de la telomerasa, la enzima que al parecer estabiliza la longitud crítica; una evidencia que se halla en cerca del 85% de los tumores sólidos. “Un telómero reducido y una telomerasa activa forman una poderosa fuerza funcional que permite generar cromosomas aberrantes”, señala el profesor Juan José Yunis, otro de los investigadores, quien resalta que el Grupo de Patología Molecular de la Universidad Nacional abordará el estudio del complejo telómero/ telomerasa en lesiones precancerosas, a partir de biopsias y tumores en tejido fresco. Eso no quiere decir que toda gastritis crónica o metaplasia termine siempre en cáncer, aunque “aquellas lesiones con la dualidad mencionada tienen mayor potencial de malignidad y riesgo de progresión”, complementa el joven investigador, Luis Jaime Castro. En los próximos meses, los hallazgos sobre la dinámica telómero/telomerasa en una muestra de la población colombiana permitirán entender lo que pasa en los estadios iniciales del cáncer y su transición a etapas más avanzadas, a la vez que constituye un modelo para estudiar la progresión de otros cánceres epiteliales, que constituyen el 90% de todos los tipos de carcinogénesis. Otras relaciones Como una pieza más en el engranaje molecular de la carcinogénesis gástrica, el telómero podría convertirse en un indicador o marcador genético para el diagnóstico temprano de la enfermedad.
Aplicación, sin duda, de gran impacto en la salud pública, si se tiene en cuenta que Colombia ocupa el quinto lugar de frecuencia de esta patología en el mundo, luego de Japón, Europa del Este, Costa Rica y Chile. Además, estudios de epidemiología descriptiva adelantados por el doctor Pelayo Correa en la década del 70, y los datos del Instituto Nacional de Cancerología, demuestran la incidencia importante del cáncer de estómago en regiones como Nariño, Cauca, el Altiplano cundiboyacense y el oriente antioqueño. Factores de riesgo como la alta ingesta de sal, la concentración de nitratos en aguas, la infección por Helicobacter pylori o el bajo consumo de frutas y verduras, así como aspectos ambientales e incluso socioeconómicos se han tenido en cuenta para la investigación del grupo interdisciplinario de Patología Molecular, que tiene por objeto establecer las bases genéticas de la enfermedad. No obstante, la mirada puntual sobre los telómeros, el grupo espera obtener una tecnología que mire el proceso canceroso global de un paciente en un momento específico. “El estudio de cientos de genes a la vez, interactuando, nos permitirá saber si una lesión es de alta o baja malignidad, de buen o mal pronóstico, qué respuesta tendría a tratamientos como la quimioterapia, de tal forma que tengamos no la ‘fotografía’ sino la imagen completa de cuáles genes se sobrexpresan, cuáles permanecen apagados y cómo es su disposición en células normales”, indica el doctor Yunis. Otro reto: empezar a explorar la familia, pues como dice el profesor Arboleda, “el paciente es apenas un punto de iniciación que conducirá a la predicción de reincidencia en otros miembros del grupo familiar”. Indicador estándar de la Organización Mundial de la Salud, medido por la Liga Nacional de Lucha Contra el Cáncer. 1
UN Periódico continúa con la colección gráfica titulada LLAVES DE AJUSTE, integrada por obras realizadas especialmente por artistas y profesores. Se trata al mismo tiempo de un regalo de la Universidad Nacional de Colombia a miles de personas que aprecian el arte, y que en su vida diaria no tienen posibilidades de acercarse a él y de adquirirlo. Dicho de otra manera es un proyecto que otorga valor a la producción cultural y que le da sentido a una reflexión y a un conocimiento unidos a la práctica del arte, dentro de la contemporaneidad, y en nuestro contexto. INSTRUCCIONES DE USO 1. En UN Periódico usted encontrará, en algunas de nuestras próximas ediciones, junto con la gráfica impresa en una separata a tamaño doble página, una noticia sobre la obra y una noticia sobre el autor. 2. Los artistas firmarán las obras en la Escuela de Artes Plásticas en la fecha anunciada: martes 1 de febrero de 2005. La autoría, el aura de la obra y los problemas de la reproducción han sido ampliamente analizados y discutidos dentro del ámbito del arte. La producción de este original impreso, cuyo tiraje como obra de arte es el más grande realizado hasta la fecha en Colombia, se relaciona con grandes debates teóricos y académicos. 3. Las obras y las colecciones pueden ser conservadas y enmarcadas. Idea que naturalmente está conectada con nociones de conservación, acumulación de capital cultural y económico (tesoro), cultivo de una reflexión, placer estético. Al final de este año usted puede tener cinco (5) obras originales, y en diciembre de 2005, si el proyecto sigue en curso, cerca de veinte. Una colección importante. Entre varios profesores invitados a este primer capítulo de la colección figuran Santiago Cárdenas, Humberto Giangrandi, Miguel Ángel Rojas, Clemencia Echeverri, Raúl Cristancho, Miguel Huertas, Rosario López, Cristóbal Schlenker, María Elena Bernal, Ramón Vanegas, María Teresa Pardo y Gustavo Zalamea. Podrán ser también invitados artistas de gran significación –incluidos diseñadores, arquitectos, cineastas y músicos– en el ámbito nacional, y egresados antiguos o recientes cuya trayectoria amerite su inclusión. La idea de la colección se origina en la Escuela de Artes Plásticas y recuerda el proyecto del artista Álvaro Barrios: grabado popular impreso a través de un periódico, editado por El Heraldo de Barranquilla (cerca de 1966). Las obras podrán derivarse de la utilización de cualquier medio gráfico, fotográfico o electrónico y podrán ser imágenes, textos o partituras, entre otros. El nombre de la colección es: LLAVES DE AJUSTE, y su símbolo se toma prestado de una imagen de la planta arquitectónica de la Escuela de Artes Plásticas realizada con estos instrumentos, que alude a la Caja de herramientas, de Wittgenstein y Foucault.
Noticia sobre la obra Instante La inmediatez a través de los medios masivos de comunicación y la subsiguiente canalización y utilización de los hechos han generado una cultura globalizante y enferma. En directo, y cómodamente sentados frente al televisor, hemos presenciado la invasión y bombardeo a varios países. Imágenes como souvenir de las torturas de los carceleros norteamericanos en Irak se pueden bajar de Internet desde cualquier computador. Noticia sobre la autora Nació en Bogotá, Colombia, en 1954. Realizó estudios de escultura en la Universitat de Barcelona, España, en la Facultad de Belles Arts, Departament D’estructura de la Imatge I de L’entorn, y en la Escuela de Artes Plásticas de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Actualmente es profesora de la Escuela en los Talleres Experimentales y de Escultura. En 1999 realizó su última exposición individual, titulada Memoria, instalación escultórica realizada en el Museo de Arte de la Universidad Nacional. Ha sido invitada a participar recientemente en varias exposiciones colectivas con fines sociales, como Arborizarte: Una cosecha de arte para la paz, y el proyecto “Aliento” con la oficina del Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la Universidad de Salamanca y la Fundación Bandera.
El triunfo de Bush: tres fines y un principio El lenguaje sencillo, la invocación de los valores morales y la sensación de cercanía con su pueblo fueron puntos a favor de Bush.
Fred Halliday* La reelección de George W. Bush en noviembre de 2004 marca el fin de tres intervalos, tres periodos de transición en la política global. En primer lugar, pone fin a una etapa de escándalos políticos y morales, e ilegitimidad, resultado de las elecciones estadounidenses de 2000, en las cuales Bush subió a la presidencia a pesar de haber alcanzado el segundo lugar en el voto popular. Con un claro mandato popular, y mayoría en el Congreso, se consolida ahora como líder político. En segundo lugar, concluye el intervalo que siguió al 11 de septiembre de 2001. Los resultados de este evento son contradictorios: produce una mayor simpatía mundial por los Estados Unidos y un cierto intento de Washington por construir un sistema cooperativo internacional, pero también el exceso retórico del discurso del “eje del mal”, y el fortalecimiento del militarismo y el nacionalismo estadounidenses. Estas últimas tendencias fueron reforzadas por un pequeño grupo en el centro del gobierno, en el cual Dick Cheney y sus consejeros conservadores tuvieron un papel clave. En tercer lugar, pone fin al periodo de 15 años desde la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989, y también a la rivalidad Oriente-Occidente. Pero aunque la reelección de Bush resuelve los primeros dos períodos intermedios, le plantea el tercero a los ciudadanos preocupados del mundo como una pregunta urgente: ¿qué viene después del fin de la Guerra Fría?
La reelección de Bush en noviembre de 2004 representa un momento decisivo tanto en la política global como en la de los Estados Unidos, y exige una urgente respuesta de los ciudadanos preocupados de todo el mundo, dice Fred Halliday.
polarizantes en respuesta al 11 de septiembre– ha terminado. El centro de gravedad de Washington ahora está irrefutablemente a la derecha, refleja un viraje socioeconómico de las costas este y oeste de los Estados Unidos hacia un núcleo fortalecido y bien organizado electoralmente en el medio oeste y el sur. La elección de 2004 hizo evidente la importancia de cuatro categorías sociales básicas e históricamente persistentes: clase, raza, género y religión. 1. Los resultados revelaron una importante correlación entre los niveles de ingreso y las tendencias electorales: la única cosa ingeniosa que dijo Bush fue que sus seguidores se dividían entre “los que tienen y los que tienen más”. El papel de la clase representado en el dinero deformó las políticas de ambos candidatos: el debate democrático, la información objetiva, la evaluación moderada de los temas y candidatos fueron ahogados por una oleada de dólares. 2. La raza siguió siendo fundamental, sobre todo la polaridad esencial entre los blancos y los afroestadounidenses, un 90% de los cuales votaron por Kerry (pero los hispanos se dividieron más siguiendo
una línea de clase); las políticas raciales en los Estados Unidos en este respecto han permanecido casi estáticas por más de un siglo. 3. El género desempeñó un papel central en las elecciones, ejemplificado tanto por una homofobia rampante como por las líneas de “las madres solteras” (Kerry) y “las mamás de la seguridad” (Bush). Las elecciones disiparon cualquier complacida creencia en que el género no puede seguir siendo un factor formativo en la política y las relaciones internacionales. 4. La religión también ayudó a conformar los programas de los partidos y el resultado de las elecciones. Hace mucho tiempo que los Estados Unidos han sido descritos como un país moderno que no experimentó el feudalismo. Si es correcta la opinión europea de que la separación de la religión y la política es una condición previa de la modernidad (y ciertamente lo es), las elecciones de 2004 –tanto como la adicción del Estado al uso indiscriminado de la fuerza militar– representan una gran regresión histórica. El resultado acumulado de estas cuatro influencias es una escandalosa distorsión del debate político por fanáticos no elegi-
Cuatro ingredientes para un apocalipsis político La realidad tras las primeras dos “clausuras” ahora es definitivamente clara. La larga incertidumbre sobre la naturaleza de la política estadounidense –encarnada en el confuso resultado de 2000, en juego incluso después del discurso y las políticas
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Con más de tres millones de votos de diferencia a su favor, el segundo mandato de George Bush encontró la legitimidad popular necesaria para ratificar sus políticas.
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Por primera vez en cinco siglos el centro de gravedad de la economía mundial y, como ya sostienen algunos, de la política y de las rivalidades estratégicas mundiales, se ha desplazado del Atlántico al Pacífico.
dos y adinerados. Los que promovieron el resultado de las elecciones se llaman a sí mismos “morales” –extraño término para los partidarios de un presidente que permitió el uso sistemático de la tortura, rechazó el derecho internacional humanitario, mintió sobre sus razones para ir a la guerra en Irak, permitió el levantamiento de mínimos controles a la venta de armas personales y, lo más grave, promovió una política poblacional anticontracepción (tanto en las Naciones Unidas como bilateralmente) que llevará a la muerte por sida a millones de personas en las próximas décadas. El impacto electoral y social de la clase, la raza, el género y la religión son por lo menos visibles. Lo que se puede decir es que el contraste analítico normal entre los regímenes autoritarios (en los que toma las decisiones una minoría pequeña y sigilosa en torno a un líder) y los gobiernos democráticos (en los que el poder legislativo, la constitución, la prensa y la opinión pública tienen un papel) parece en proceso de resolverse a favor de los primeros. El modelo autoritario, apoyado por un congreso satisfecho y una prensa servil e irresponsable, es aplicable a la política exterior de Bush. El mundo no occidental contraataca Un tercer periodo de transición finalizado por las elecciones del 2 de noviembre de 2004 es aquel iniciado por la caída del muro de Berlín en 1989, que este año cumple su decimoquinto aniversario. Fue un momento decisivo que llevó a la desintegración de la Unión Soviética y, en forma más general, a la aspiración post-1917 del comunismo de desafiar a Occidente. Ese desafío era en sí mismo una continuación del modelo dominante político y de sociedad –occidental, capitalista, imperialista– que tuvo su origen en la Revolución Francesa de 1789. Desde 1989, esa aspiración y ese movimiento perdieron su atractivo global, aunque algunos partidos marxistas sobrevivan y sigan luchando en algunos países (Nepal y Colombia). Sin embargo, “el derrumbe del comunismo” no llevó, como lo confirma ahora la visión retrospectiva de estos 15 años, al triunfo del liberalismo occidental, ya sea en un sentido económico o político. En primer lugar, en la misma Alemania, la transición generó una sociedad de dos niveles, como también la produjeron
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Internacional la unificación del siglo XIX de los Estados Unidos (la guerra civil de 1861 a 1865) y el Risorgimento italiano (1861). Ambas fueron revoluciones burguesas incompletas. Lo mismo es aplicable a la Alemania de hoy, con un estándar de vida en el oeste 30% más alto que el del este, a pesar de la masiva transferencia de fondos a las antiguas Lander comunistas. En segundo lugar, en muchos antiguos países comunistas y sobre todo en sociedades soviéticas, la transición no a ha sido hacia la democracia occidental; de la dictadura por la nomenklatura del partido a la dictadura por nomenklaturas dinásticas, que incluyen el robo de bienes públicos y la consolidación de sociedades gobernadas por oligarquías poscomunistas que le hacen reverencias a Washington mientras consolidan su propio gobierno autoritario. Rusia va en esa dirección, después de las últimas reformas centralizadoras de Vladimir Putin. Pero el ejemplo más notable de la transición post-1989, y donde se está escribiendo el verdadero veredicto sobre el comunismo, es la China. El “derrumbe del comunismo” resulta ser, una década y media después, un asunto europeo. En la China, la oligarquía comunista todavía está en el poder, y este país se ha convertido ahora en la segunda economía más importante y dinámica del mundo. En este momento, después de la primera gran derrota de una potencia europea por un estado asiático –la victoria japonesa sobre la marina rusa en Tsushima en 1904– se pueden ver los contornos emergentes de un nuevo mundo. Por primera vez en cinco siglos el centro de gravedad de la economía mundial y, como ya sostienen algunos, de la política y de las rivalidades estratégicas mundiales, se ha desplazado del Atlántico al Pacífico. Podemos, por cierto, ver dos dimensiones en las que el mundo no europeo, medio milenio después de Cristóbal Colón, está finalmente contraatacando al dominio occidental. Primero, en el oeste/Medio Oriente, la ofensiva militar y política de Al Qaeda, que el 11 de septiembre de 2001 llevó a cabo el primer gran ataque de un movimiento político “tercermundista” en el territorio de un estado occidental. Segundo, en Asia oriental, el crecimiento de China, con sus consiguientes, aunque discretamente, mencionadas aspiraciones políticas y militares. Este segundo desarrollo, en términos globales e históricos, es más importante que las acciones guerrilleras de Al Qaeda y sus aliados vagamente asociados. En pocas palabras: el proceso de verdad trascendental en curso en el mundo contemporáneo es el surgimiento de Asia oriental, dominado por un estado bajo el liderazgo de un partido comunista.
La idea de que Bush en su segundo periodo se ablandará, de que curará heridas, de que se abrirá, de que cambiará de curso, es un concepto fantástico. La política brutalmente incorrecta contra el terrorismo, ignorando factores políticos y culturales, continuará.
El desarrollo de la portentosa economía china: ¿Preludio de la nueva “guerra fría”?
La hora más oscura… Este es el verdadero veredicto sobre 1989; un veredicto que con el tiempo determinará el efecto de los otros dos intervalos, los de 2000 y 2001, que ahora han concluido. La elección estadounidense lo dice todo: en 2000, Bush puso énfasis en su deseo de enfrentarse a China y de tratarla como un rival; en 2004 no dijo prácticamente nada sobre China, reflejando una nueva relación activa con Pekín, dejándole a Kerry hacer vanos comentarios sobre los peligros del “outsourcing”, es decir, de los trabajos estadounidenses perdiendo terreno ante los rivales asiáticos. Entretanto, Vladimir Putin, usando cínicamente el infanticidio de Beslan para proseguir con su agenda autoritaria, hizo un esfuerzo extraordinario antes del 2 de noviembre para pedir la victoria de Bush. El resultado de 70 años de revolución comunista y de desafío a Occidente es paradójico: una Rusia autoritaria y económica-
mente débil inclinada ante Washington, mientras una China próspera y que avanza estratégicamente es tratada por Bush como un socio estratégico. La perspectiva de los próximos cuatro años debe helarle el corazón a cualquiera que se preocupe por el bienestar del mundo, por el medio ambiente, por el derecho internacional humanitario, por algún progreso en el Medio Oriente (a pesar del “plan de cinco puntos” anunciado durante la visita postelecciones de Blair a Washington). La idea de que Bush en su segundo periodo se ablandará, de que curará heridas, de que se abrirá, de que cambiará de curso, es un concepto fantástico. La política brutalmente incorrecta contra el terrorismo, ignorando factores políticos y culturales, continuará. Y lo que es más grave, hay una posibilidad muy real de una confrontación militar con Irán, algo que asegurará una derrota estadounidense en Irak y que inflamará al Líbano, donde Hezboll-
ah tiene ahora cientos de misiles iraníes capaces de caer sobre todas las ciudades de Israel. Este no es un momento de reconciliación con el equipo neoconservador de Wahsington, ni debe serlo para la desesperanza, la resignación, o, tan importante, un confortable antiamericanismo. La política –el futuro del mundo por cierto– requiere un compromiso continuo, calmado y resuelto frente a la última decisión del electorado estadounidense, por ignorante y atolondrada que sea. Esto puede exigir lo que Anthony Barnett llama “una política abierta fuera de los Estados Unidos comprometida con enfrentarse al terrorismo democráticamente y poder trabajar en concierto con las fuerzas progresistas de los Estados Unidos”. El pueblo estadounidense también necesita este compromiso con el resto del mundo, sobre todo porque (como escribí en un ensayo anterior para openDemocracy) “está permanentemente en relación con un movimiento global (de violencia global) que tiene profundas raíces, a las que los mismos Estados Unidos contribuyeron durante la Guerra Fría, y del cual su país es ‘parte’… no su ‘amo’ particularizado y autonombrado”. En todo esto, cierta perspectiva histórica puede ser de ayuda. En 1972 asistí como observador a la convención del partido republicano en Miami. El presidente Richard Nixon y su vicepresidente Spiro Agnew, hablaron; John Wayne (“The Duke”), en su última aparición pública antes de morir de cáncer, pronunció el discurso de apertura. Afuera hubo choques entre los Veteranos de Vietnam contra la Guerra y la Asociación de Veteranos de Bay of Pigs. En la galería donde yo estaba sentado, hordas de bastoneras “Nixonettes” –enjambres de muchachas con vestidos mínimos ceñidos y falditas con la bandera de Estados Unidos– gritaban incansablemente el eslogan “¡Cuatro años más!” Nixon y Agnew fueron debidamente elegidos dos meses después; pero en menos de un año Agnew fue acusado de corrupción y tuvo que renunciar. Un año después, el mismo Nixon lo siguió. La esperanza nunca muere. *Profesor de relaciones internacionales en la London School of Economics. Entre sus libros se encuentra Two Hours That Shook the World (2001). Publicado por la Universidad Nacional de Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.
Como un cuchillo de carnicero Pablo Estrada* La vida y obra de Charles Bukowski (1920-1994) representan, por así decirlo, esa otra cara de la moneda de la literatura. Su lado sucio, ese en el que no se busca la palabra que mejor suene, la versión más limpia y elegante, el perfecto acabado o las limadas asperezas. Bukowski muestra las cosas tal como son, y a veces grotescamente exageradas. Lo que no significa que su relato carezca de cierta psicología, que no esté diciendo algo más allá de lo evidente y lo superficial. No pretende mostrar una visión objetiva de la realidad, una simple fotografía, sino que él derrama su subjetividad en ella. Y para eso le sirve plenamente el carácter autobiográfico de su escritura. Además la burla, la ironía, la acidez, la crítica y el humor negro que hay en su narrativa le dan un sentido distinto a ese contenido naturalista, a ese retrato fotográfico en el que está inserto el relato. Casi todas las novelas de Bukowski, excepto Pulp –parodia del género policíaco–, escritas desde 1970 hasta 1994 pueden circunscribirse en una misma línea autobiográfica, en la que narra un fragmento de la vida de Henry Chinaski (su alter ego), extrayendo ciertos elementos significativos de su propia experiencia que, trasladados a su personaje, poseen un valor literario que desencadena, con su potencial catalizador, reacciones de identidad o rechazo, de indignación o desprecio ante ese tipo social y cultural que llega a representar. Pero sus novelas no tienen un programa ideológico, ni aquel idealismo realista que depura la vida de excreciones y secreciones, a la vez que plantea lecciones morales de cómo vivir y por qué morir. No hay ninguna intención aleccionadora por parte del autor. Presenta un crudo y amargo retrato de la realidad, como un cuchillo de carnicero, que aunque no funciona como advertencia o sentencia, sí nos acerca a una verdad, que logra “tocarnos”, nos hace reaccionar. El hecho de que el autor se identifique a la vez con el narrador y el protagonista de sus novelas, y que su narración sea en primera persona, no es motivo para obviar la capacidad de significación de lo que se ha seleccionado para ser narrado y el modo como se hace. No es mera relación de hechos, a manera de cronicón, sino que trasciende este plano en tanto símbolo o representación de apartes igualmente significativos de la vida cotidiana como la derrota, el sufrimiento, la inconformidad y
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Bukowsky, el “genio de la botella”, poseedor de una prosa lacerante, no recomendable para las buenas conciencias.
Bukowski nos acerca al bajo mundo, el de los “humillados y ofendidos”, los que viven y crecen entre ruinas, y aún más su aproximación está plagada de rebeldía y cinismo.
otras experiencias vitales. También el uso del lenguaje tiene un sentido. Ese lenguaje “agresivo y descarnado”, esa prosa “unas veces áspera y otras abiertamente lírica”, más que en su cercanía con la oralidad, es fundamental en cuanto a la renuncia a la convencionalidad, el rechazo del artificio y amaneramiento literario. Este autor construye un “autorretrato” que en una primera impresión desagrada, precisamente, porque parece mostrado sin maquillaje, con barros y espinillas, como los del pintor hiperrealista Chuck Close; pero si se mira con más detalle, logra verse que hay en él exageración, que algunos rasgos “desagradables” se han acentuado. Así es como funciona la autocrítica que Bukowski hace de sí mismo a través de su –moldeable– reflejo en el espejo: Chinaski.
Historias de perdedores Bukowski nos acerca al bajo mundo, el de los “humillados y ofendidos”, los que viven y crecen entre ruinas, desde las entrañas mismas de este submundo –ya que él lo habitó–, y aún más su aproximación está plagada de rebeldía y cinismo. Hay un rechazo hacia todo lo que representa autoridad. Y esa postura en contra, resulta tener un carácter ideológico. Aunque “la civilización –según él– es una causa perdida, la política una absurda charada, el trabajo un chiste cruel”; o como escribió Dostoievski: “lo mejor es no hacer nada, ¡lo mejor es una inercia consciente!”; una actitud indiferente o de total insatisfacción, a la larga es una actitud y genera repercusiones. De manera que su resistencia a someterse a la sociedad de consumo (“había elegido no aceptar
Destellos literarios de la pesadilla americana, material de prueba para el “realismo sucio”.
la rutina diaria que transforma los rostros de los hombres en hamburguesas y sus corazones en piedras”), su modo de vida (que incluye su pasión por la bebida y el sexo), esa temática autobiográfica de su narrativa, así como su manejo del lenguaje –una prosa coloquial y escueta– terminaron conformando el ideario bukowskiano que en su intención de autonomía e independencia lo pueblan de crítica y denuncia y le dan la posibilidad de subvertir. Así se explica su paso de autor underground a autor de culto. El sueño americano –uno de los ideales atacados por Bukowski– destaca a los triunfadores, pero éstos son pocos, la mayoría somos perdedores y a nosotros es a quienes Bukowski retoma. Pero este simple hecho ha sido tomado como gesto solidario. Suele decirse que él rescata la otra parte de la realidad, la de los patios traseros, los bares sórdidos, las oficinas de desempleo, en una muestra de fraternidad con los pisoteados; pero quizá lo que ocurre es que opera un mecanismo de identificación por parte de los lectores que satisface las expectativas e inquietudes que ellos tienen. Y todos aquellos que se sienten un poco chinaskis porque han sido maltratados, despreciados, humillados y rechazados y aun así han soportado estoicamente, alentados por la botella, o una suerte repentina y efímera, o han saboreado el triunfo a su modo y han disfrutado de la derrota, sienten como un guiño –dirigido exclusivamente a ellos– esa actitud irreverente e iconoclasta de Bukowski, capaz de inducir actitudes preexistentes, como un laxante que nos ayuda a expulsar lo que llevamos dentro o un fertilizante que acelera el crecimiento. Finalmente, no se puede concebir la obra de Charles Bukowski sin la referencia a su ciudad, Los Angeles, con toda su carga representativa de la sociedad de consumo, o al licor y la forma de asumirlo (se presenta el alcoholismo como elección de vida). Estos elementos conducen casi inexorablemente a otras dos grandes inmanencias de la actual cultura popular occidental: el sexo y la violencia, y de ello “Buk” da cuenta, con un sentido crítico y mordaz. Así, la presencia del licor y ese imaginario urbano posmoderno que representa L.A. relacionan a Bukowski con la literatura de su época y su entorno, lo hacen heredero de la generación perdida y cercano a ese vitalismo propio de norteamericanos y otros escritores contemporáneos. Una literatura en la que no se enseña a pescar, más bien se dinamita el pozo, y cada cual se lleva lo suyo. * Literato de la Universidad Nacional de Colombia.
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Diana Manrique Horta, Unimedios
Arazá, cocona y uva caimarona son los nombres del acervo alimenticio de la Amazonia que le darán un nuevo aroma y sabor al sector frutícola de Colombia. Aunque poco comercializadas en el interior del país, su contenido nutricional y sensorial las convierten en alternativas promisorias para la región con posibilidades de competir en los mercados nacionales y extranjeros. Luego de tres años de formulaciones, pruebas y cateos, la Línea de Investigación en Química y Tecnología de Aromas de la Universidad Nacional de Colombia, ofrece a la industria química y de alimentos –que importa cada año casi 20 mil millones de pesos en saborizantes y aromatizantes– la posibilidad de utilizar, en sus productos, aromas y sabores propios de los frutales amazónicos. Pese a sus grandes potencialidades, aspectos como el alto contenido de agua así como las difíciles condiciones de transporte, han hecho que estas especies sean altamente perecederas, situación que ha motivado la búsqueda de métodos de procesamiento y conservación. Hoy, la creciente agroindustria amazónica comercializa jugos, néctares, mermeladas y todo tipo de golosinas. Sin embargo, hay un eslabón del procesamiento que ha resultado difícil de superar y es la conservación del aroma natural de las frutas, pues al ser tratadas a altas temperaturas, éste cambia e incluso puede llegar a perderse. Para solucionar esa barrera, los investigadores del Departamento de Química han estudiado en profundidad el olor característico de la materia prima para evaluar qué tipo de transformación es o no favorable. “Apoyar la calidad organoléptica de los productos procesados, es decir, que huelan y sepan a una fruta determinada, hace parte de nuestra labor”, afirma la profesora Alicia Lucía Morales, líder de la línea, que posee una trayectoria de investigación en este campo y en cuyo inventario figuran, además de la especies amazónicas, mora de Castilla, tomate de árbol, uchuva, badea, guayaba, guanábana, granadilla, entre otras. Patrimonio aromático Hace 20 años, los primeros intentos por estudiar las fragancias de las frutas amazónicas fueron fallidos. “Tuvimos inconve-
Ciencia
Los aromas de la Amazonia nientes en el transporte de las muestras que siempre llegaban fermentadas, lo que nos obligó a desistir de este propósito”, recuerda la profesora Morales. Sin embargo, hace cuatro años se reabrió el panorama para la investigación en aromas de los frutales amazónicos, con el apoyo financiero de Colciencias y un convenio firmado con la multinacional Lucta, encargada de proveer fragancias y aditivos para alimentos en el mundo. Actualmente, esa alianza muestra los primeros resultados a través de la tesis doctoral de Alberto Fajardo, docente de la
Universidad de la Amazonía y estudiante del Doctorado en Química de Aromas de la Universidad Nacional, quien identificó el perfil del aroma de arazá y cocona. De la misma familia de la guayaba, el arazá es quizá la especie que más ha ganado espacio en el mercado interno, a diferencia de Brasil donde es una de las más consumidas en fresco y procesada. A su alto contenido de proteína y vitamina A, B1 y C, se suma su exquisito aroma, atractivo para la industria de los perfumes. “En el arazá encontré componentes cuya presencia es novedosa en las frutas y otros Guillermo Flórez P.
Las frutas amazónicas prometen una auténtica reproducción en alimentos procesados. Su aroma y color, exóticos para nacionales y extranjeros es el plus que competirá por el desarrollo de la región y la satisfacción de los paladares de la era verde.
Tecnología de punta ha facilitado la identificación de las fragancias frutales colombianas más rápidamente.
considerados como muy importantes para su aroma”, cuenta Fajardo. De ella existen dos ecotipos comercializados en la Amazonia: el brasilero, grande y de textura lisa y el peruano, con forma de pera y textura tipo durazno. “Mientras el peruano tiene una fragancia más profunda, el brasilero es insípido”, dice el experto. Este aspecto ha sido clave en los estudios, aclara la profesora Alicia Lucía Morales, pues “cada variedad tiene un aroma particular. No es lo mismo la manga, cuyo aroma es poco intenso, que el mango de azúcar, cargado de fragancia y dulzura”. La zona donde se cultiva o la época en la que se cosecha también influyen en su composición química. Por su parte, el aroma de la cocona tiende a ser más herbal y fascina a los consumidores de la Amazonia y del Chocó. Aunque posee una rara fragancia tiene características inconvenientes para su procesamiento. Se trata del “pardeamiento”, responsable de que la pulpa cambie su apariencia y sabor al contacto con el aire. Paralelamente, Juliana Barrios, estudiante del doctorado en Química, ha iniciado la investigación con la uva caimarona. El trabajo busca “extraer” el color rojo intenso de esta fruta como colorante para la agroindustria, “la cual produce alimentos que no se parecen a la fruta en su ambiente natural”, complementa María Paola Castaño, al señalar que esta característica sensorial será el centro de las investigaciones en cooperación con Frutar Ltda., empresa conformada por egresados de la Universidad Nacional, de la que ella es socia. Con excepción del perfil de aroma de la mora de Castilla, la industria nacional no utiliza ampliamente la información científica conseguida por el grupo. Pero de nuevo se cumple que “nadie es profeta en su tierra”, y la acogida que no ha tenido en estas latitudes tuvo una resonancia sorprendente durante la pasada Feria Internacional de Alimentos y Bebidas realizada en Miami, donde los empresarios solicitaron distribución exclusiva de las frutas criollas. En Europa, los laboratorios pueden obtener químicamente cualquier fragancia. “Lo que buscamos es evitar que eso suceda y que primero seamos los colombianos quienes tengamos el conocimiento de nuestras frutas, en nuestra tierra, para nuestro beneficio”, dice enfáticamente la profesora Alicia. De allí que la labor docente e investigativa realizada por cinco docentes, seis doctores, cinco estudiantes de maestría y más de 20 estudiantes de pregrado permanezca a la espera de más y nuevos “socios” que impulsen la economía de las comunidades del país a través de una aleación certera entre ciencia y desarrollo.
Abundancia parece el término obligatorio cuando se disfruta del menú decembrino. Distintas culturas y tradiciones han dejado sus sabores en el insaciable apetito de las fiestas, que contrasta con la escasez propia que recuerda la Natividad. Doris Ramírez de Peña* En las fiestas paganas está el origen de las festividades navideñas. Una mirada a la historia nos muestra que diciembre era el mes escogido para alabar a los dioses; recordemos a Roma que en honor a Saturno, dios de la agricultura, celebraba por siete días con diversiones y banquetes. También en Europa se realizaba una fiesta de invierno conocida como Yule, para conseguir que el sol brillara con más fuerza el siguiente año. El origen europeo de este festejo conllevó a que se usaran en la cocina alimentos disponibles en el invierno, así como recetas generosas en calorías que contribuyeran a sobrellevar el frío. Según referencias de los Evangelios de San Mateo y San Lucas, el cristianismo adoptó este mes para conmemorar el nacimiento de Jesucristo en Belén, y más tarde en el año 345 se proclamó oficialmente el 25 de diciembre como fecha de la Natividad. En la Edad Media, la Iglesia añadió los villancicos y banquetes que eran el punto culminante de las celebraciones. Cada país fue adoptando costumbres y creando otras, así que para el siglo XIX se celebraba la Navidad tal cual la conocemos hoy, con el árbol originario de zonas germanas y las tarjetas provenientes de Inglaterra. En Estados Unidos se popularizó el Papá Noel con su trineo, renos y regalos, que se origina del San Nicolás de los países nórdicos. Actualmente, la Navidad es tiempo de gran actividad comercial e intercambio de obsequios. Especialmente, en América Latina se reúnen familiares y amigos desde el 16 de diciembre, día en que comienza la novena como preparación para celebrar el nacimiento de Jesús, por lo cual la mesa se colma de elaboradas recetas, deliciosos manjares, bebidas tradicionales y vinos espumosos. Es prácticamente imposible nombrar los platos principales y dulces que ocupan la mesa durante la cena de Nochebuena, dado que varían extraordinariamente por países, regiones y ciudades.
Del tamal, el lechón y otras suculencias
Tamal, lechona, pollos y pavos rellenos hacen parte de la influenciada y ya tradicional comida a la que por estos días es imposible resistirse.
Sabores criollos Uno de los platos más representativos de América Latina es el tamal, palabra de origen azteca (tamal-li: envuelto de maíz). En La Colonia, los esclavos mezclaban las sobras que dejaban sus dueños con la masa de maíz envuelta en hojas de plátano. A propósito, Arturo Uslar Pietri hace una de las más bellas y completas apologías del tamal, donde muestra el paso de la historia en una sola de nuestras comidas típicas navideñas: “Nuestra hayaca o tamal es como un epítome del pasado de nuestra cultura... En su cubierta está la hoja del plátano. El plátano africano y americano, con el que el negro y el indio parecen abrir el cortejo de sabores. Luego está la luciente masa de maíz. El maíz del tamal, de la tortilla y de la chicha, que es tal vez la más americana de las plantas... En la carne de gallina, las acei-
El origen europeo de la navidad conllevó a que se usaran en la cocina alimentos disponibles en el invierno, así como recetas generosas en calorías que contribuyeran a sobrellevar el frío.
tunas y las pasas está España en su historia ibérica, romana, griega y cartaginesa... En el azafrán que colorea la masa y en las almendras que adornan el guiso están los siete siglos de invasión musulmana”. Así fue influenciada la comida por otros países: el lechón al horno es herencia árabe; el pavo, aporte del nuevo mundo a la gastronomía decembrina; y los franceses repercutieron en la hechura de panes, tortas, bizcochos y dulces. La abundancia en azúcares y grasas, y la ausencia de verduras y frutas era el patrón de nuestra alimentación, el cual no ha cambiado mucho, pues luego de varios siglos, estas ultimas todavía no son bienvenidos en los platos colombianos. Sin importar lo que incluya el menú navideño hay algo que es seguro, será abundante. Y siempre al hacer el balance
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Trampa a los excesos
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Prepárese consumiendo una alimentación equilibrada: Antes de ir a las novenas, consuma un lácteo o derivado (queso, kumis, yogur) acompañado de galletas, para que no llegue con el estómago vacío a recibir licor, y de paso le dará poder de saciedad para no comer en exceso. Después de un trasnocho, el organismo se deshidrata y pierde algunas vitaminas; por eso se siente el malestar típico del “guayabo”, de tal manera que al levantarse consuma frutas, luego café o té en leche acompañado de tostadas o arepa. En el almuerzo disminuya los alimentos grasosos, prefiera preparaciones asadas; incluya un alimento proteínico: pollo, pescado o carne. Además, ingiera algún alimento fuente de carbohidratos complejos (arroz, pasta, plátano, papa o yuca) y evite los azúcares simples (panela, miel o azúcar). Adicione alimentos fuente de vitaminas y minerales: verduras y frutas. Prefiera el agua, no consuma bebidas gaseosas o cerveza. Así evitará cometer excesos y no tendrá, como todos los años, remordimientos por la aparición de esos “kilitos” de demás, y lo más importante, quedará como la nieta, hija o sobrina más querida de la familia y todos se preguntarán: ¿cómo hace para mantenerse en forma?, ¿cuál es el secreto?
de fin de año estará en superávit el balance energético ya que el último mes entran gran cantidad de calorías provenientes de los suculentos platos decembrinos ante los cuales es imposible rendirse. Además que es de muy mala educación no agradar a tías y abuelas, quienes se esmeran por ofrecer la mayor cantidad de calorías posible, midiendo el cariño que se siente por ellas con una relación directamente proporcional al consumo. De modo que no las contraríe, entre de lleno a gozar de las festividades, cambie su patrón alimentario y adapte su organismo a los nuevos horarios. Queme calorías bailando, es un buen ejercicio. Aproveche el tiempo libre para caminar o hacer algún deporte. * Docente del Departamento de Nutrición, Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia.
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Para disfrutar un buen vino será favorable pensar en sus gratas consecuencias: paroxismo, satisfacción y otros umbrales. Aquí, un viaje que llevará a idólatras y ocasionales consumidores de esta noble bebida por los senderos de su elaboración y versatilidad, a propósito de estas fiestas.
Carlos Gutiérrez Cuevas* ¿Qué hace bueno a un vino? Aunque todo vino es, por principio, bueno (siempre que estemos hablando del producto de la uva y no de esos mejunjes con sabores a manzana, fresa o melocotón), una marca reputada decepciona si se sirve con descuido; mientras una botella sin abolengos puede resultar en experiencia memorable siguiendo algunas sencillas pautas. El vino es, al mismo tiempo, sencillo y noble, ancestral y cosmopolita. Estimula el apetito como ninguna otra bebida, debido a su bajo contenido de azúcares y alcohol. Combina prácticamente con cualquier bocado; desde un simple pan o un pedazo de queso, hasta el más elaborado banquete. La geografía del vino Las vides crecen entre los 30 y los 50 grados de los hemisferios sur y norte, en terrenos arcillosos, calizos y silíceos y de preferencia en zonas de inviernos cortos y veranos moderados. Regiones, que atraviesan el Viejo Continente, sirven de asiento a diversas cepas: Cabernet, Sauvignon, Chardonnay, Malbec y Merlot, de origen francés. Pero, al sur del continente americano se preserva, como en ninguna otra parte del mundo, lo que podría ser el más genuino aroma de los vinos añejos: los viñedos chilenos. Son los únicos del mundo que mantienen sin injertos las características de las cepas antes nombradas. Allí, por las barreras naturales de los climas interandinos, no se desarrolló la plaga de filoxera que asoló los viñedos europeos durante el último tercio del siglo XIX. De cepa y etiqueta Varios hechos confluyen en el aumento del consumo de vino en Colombia, especialmente entre los sectores medios de la población urbana. Más que una moda pasajera promovida por una expansión de la oferta, se trata de una tendencia que incorpora, a los usos convencionales, una bebida susceptible de adaptarse a diversas posibilidades.
La bondad del vino depende de la técnica de su preparación, los minerales de la tierra, las destrezas del aire y el candor del agua, además de lo orgánico de la madera.
Natividad y vino En la actualidad se encuentran sellos de renombre y marcas que eran desconocidas en el país y con un amplio rango de precios. Así, dispuestos a celebrar con vino, conviene tener en cuenta algunas observaciones que faciliten la elección. De entradas y salidas Un anfitrión debe tener en cuenta lo básico: vinos jóvenes, afrutados y secos para las entradas y como aperitivo. Los vinos blancos se sirven antes de los tintos; los ligeros antes de los de más cuerpo; primero los de menor gradación alcohólica, y los atemperados después de los fríos. Excepto algunas marcas de producción limitada y controlada, todo vino resulta de mezclas entre cepas, regiones y edades. Incluso en los vinos de crianza, de reserva y gran reserva, se mezclan los caldos de solera (los barriles que reposan sobre el piso), con los de criadera (que están encima), antes de pasar a la botella. La mayoría de los vinos tintos que se ofrecen en nuestros mercados encaja con arroces, pastas, embutidos, carnes y pescados de río, pero no con mariscos y pescados salobres, cuyo sabor resaltará con un vino blanco suave y seco. En cambio, un tinto vivaz y joven acompaña mejor la trucha y el salmón fresco.
cambios extremos de temperatura, luego de la compra y antes de servir se deben mantener en reposo, para impedir que la resequedad del tapón de corcho permita la oxidación o que se quiebre al momento de sacarlo. El vino debe agitarse lo menos posible antes de servirlo. Quitar la parte superior de la funda de papel metálico y limpiar los bordes antes de descorchar son operaciones claves para impedir la entrada de residuos al líquido. Las copas, de un tamaño suficiente para contener un trago largo y permitir la aireación, además de limpias y secas, deben ser de boca ancha para permitir olfatear los aromas antes de tomar. La costumbre de tomar un sorbo de agua antes del vino, común en las provincias italianas, permite apreciar mejor las características de cada tipo de vino. Abierta la botella no es necesario volver a taparla; se sirve hasta terminarla y, en todo caso, no conviene mezclar varios tipos en una misma copa.
¡Que sirvan las copas! Aunque es de suponer que los importadores colombianos han tenido el cuidado de transportar las botellas acostadas y en la oscuridad, evitando sacudones y El año que figura impreso en la etiqueta de los vinos corrientes corresponde al de embotellamiento, no al de la vendimia que, en cambio, sí es clave para establecer la categoría de los vinos superiores.
Cultura El clima y las añejadas El calendario vinícola del hemisferio norte, que no ha tenido variaciones desde la antigua Roma, señala que la vendimia se realiza entre agosto y septiembre dependiendo, al momento del corte, del comportamiento del clima durante ese año. En el Cono Sur la vendimia es entre marzo y abril, cuestión a tener en cuenta al calcular la edad del vino. El año que figura impreso en la etiqueta de los vinos corrientes corresponde al de embotellamiento, no al de la vendimia que, en cambio, sí es clave para establecer la categoría de los vinos superiores. Por lo general, los vinos blancos proceden de racimos recogidos antes de alcanzar la madurez fisiológica del fruto. Los vinos licorosos, los espumosos y los caldos para destilar el brandy se obtienen de racimos sobremaduros. Los tintos proceden del corte en el periodo de maduración. A la postre se sirve el condumio “Mientras sirven el condumio, gozosamente se parla, mientras se parla se fuma, se bebe mientras se yanta”, relata Ramón Antigua al término de una jornada de arriería que, como el fin de toda correría, reclama un rato para restaurar el ánimo y el cuerpo. “La comida es la fiesta de los pobres, su desquite ancestral, el festival del día”, expresó el poeta argentino Armando Tejada Gómez en su Canto popular de las comidas. Los sencillos actos del comer y del beber trascienden más allá de lo cotidiano mediante la celebración colectiva, sin olvidar lo que dijo Antonio Machado de las buenas gentes que viven, trabajan, aman y sueñan: “Cuando hay vino beben vino, si no hay vino, agua fresca”. Quizás el más grande atractivo del vino radica en su versatilidad equilibrada y frágil. Mientras el segundo sorbo de otros licores se parece demasiado al primero, el del vino es impredecible, se modifica a sí mismo con el lento transcurso del tiempo, los bocados y la tertulia, a la que anima sin llevar a la irritación. Literario y libertario. Mítico y místico. Ecuménico y local. Complejo. Pero la idea no es loar al más cantado de los elíxires, ni suprimir su encanto con exhaustivas referencias que habrían de trasmutar lo elemental en densa materia. Solo quedaría por decir que la bondad del vino depende de minucias, más que de técnicas, emparentadas con los minerales de la tierra, las destrezas del aire y el candor del agua, sumadas a lo orgánico de la madera. * Consejero del Centro de Investigaciones sobre la Sociedad del Conocimiento del Parque Científico de Madrid, España.
Cómo la de los reyes magos pasó de ser una fiesta religiosa para convertirse en un bien cultural de Bogotá, tiene que ver con las adaptaciones seculares que permitieron superponer las creencias populares acerca de la sociedad a la celebración de la Epifanía.
En 1964, el Cardenal Arzobispo de Bogotá, Luis Concha, concede 300 días de indulgencia a quienes adornen las calles que recorrerá la procesión del Corpus Christi1, hecho que contrasta con el silencio arzobispal frente al enorme bullicio provocado por el descenso de los Reyes Magos sobre las montañas de la ciudad el 6 de enero, ya constituido como festejo tradicional. Esta práctica expresa el legado cultural de varios siglos. Es traída desde la península Ibérica, donde el primer manuscrito hallado del “Auto de los Reyes Magos” data del siglo XII. Durante el siglo XVI, el monarca tomando el lugar de los Reyes Magos, ofrece en el altar tres cálices dorados con incienso, mirra y oro, que luego son regalados a las iglesias más pobres2. En América el carácter de la celebración es pedagógico-evangelizador y su nexo con la representación teatral es aprovechado por la Iglesia, que percibe con eficacia el gusto de los pobladores indígenas por lo escénico3. Desde La Colonia en el barrio Egipto se realizan los Reyes. En el siglo XX, la presencia de las élites, evidente en las fiestas católicas, es marginal en la Epifanía, fiesta asumida como patrimonio de las clases populares, con una topografía periférica que se disemina por la ciudad. En Villa Javier “...la gente goza y ríe y se siente feliz...”4, al crear hacia 1914 una trayectoria festiva con intenciones magnificentes5, hasta 1940 conserva su estatus de “centro festivo” ante la ausencia de otro sector que le dispute los festejantes. El eje del placer se concentra en el dispositivo simbólico: la procesión y la representación teatral, generando lo que hemos categorizado como “modelo festivo ascético”, bajo el cual Campoamor ejerce un control estricto sobre el cuerpo en tanto superficie de registro de los hábitos, prohibiendo el consumo de licor. Este periodo lo hemos denominado “consolidación del primer centro festivo”. Hacia 1940, Engativá, aún de carácter rural, inicia su trayectoria festiva introduciendo el bazar, que permite el consumo de chicha y alimentos. Así mismo, San Fernando con el padre Granados en 1946 y Egipto con
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Giselle Castillo Hernández*
El matiz de tradición inherente a las festividades de los Reyes recuerda una sociedad urgida de rituales que concentren su fuerza en la producción de sentido.
Los reyes populares de Egipto En la incineración, los festejantes piensan la sociedad, reconfiguran un estado de cosas y realizan ejercicios de venganza imposibles en otros planos.
el padre Jiménez en 1949, dan continuidad a lo que hemos concebido como “modelo festivo secular”, en el cual el placer se materializa en el disfrute corporal y las motivaciones religiosas se mimetizan tras las bambalinas de la fiesta popular. En este periodo aumentan los sectores celebrantes, adoptando el “modelo festivo secular” mientras Villa Javier conserva el “modelo festivo ascético” hasta 1967 cuando abandona los festejos. Este intervalo lo hemos denominado “esplendor festivo bogotano”, no solo por la proliferación de sectores festejantes, sino porque la fría urbe se constituye en una cálida ciudad deseante con vibraciones carnavalescas. Urgencia de sentido Después de 1967, Egipto se consolida como centro festivo, su prestigio se acrecienta y es reforzado por la capacidad visibilizadora de los medios masivos de comunicación, que paralelamente ocultan trayectorias como las de Engativá, San Fernando y Tunjuelito, que compiten por posicionarse en este frágil subcampo de lo festivo y que persisten en la celebración. Hacia los años ochenta, las fiestas de Reyes comienzan un proceso de espectacularización propio de la dinámica cultural de la década, que incluye orquestas, shows de humor y baile. En los noventa, el Estado
local ofrece recursos para la fiesta, haciendo patente su grisácea presencia cultural. El gran mercado del licor ha terminado de posicionarse a tal punto que es más visible que el Estado en la fiesta, aportando todo tipo de recursos y convirtiéndose en un intermediario imprescindible para las comunidades en el contexto de la organización de la fiesta. El “modelo festivo secular” en la fiesta de Reyes demuestra la temprana entrada de la comunidad como agente que disputa la administración de esta práctica en tanto bien cultural, introduciendo elementos como el bazar, los deportes, los juegos tradicionales, la entrega de regalos a los niños y la quema de Herodes o el Demonio; participando activamente en el dispositivo simbólico y en la organización; constituyendo esta fiesta en la más profana del calendario católico, aunque los sacerdotes conserven la administración de la fiesta en tanto bien religioso. De la quema de Herodes podemos decir que es creada en Villa Javier, a través de la acción del Demonio, que hace explotar a Herodes en un castillo de pólvora. Esta incineración es complejizada en los demás sectores con pretextos de tipo social. Inicialmente, Engativá incorpora la quema con temáticas diversas por medio de un monigote de fabricación artesanal incinerado al final de la fiesta, pero solamente de Egipto se pueden rastrear sistemáticamente los sujetos-objetos sometidos al suplicio: el Ché Guevara, Fidel Castro, la corrupción, el tráfico de influencias, la vio-
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lencia, el desempleo, entre otros. Este acto simbólico es el más importante de la fiesta, sin que disminuya la centralidad de la representación teatral. En la incineración, los festejantes piensan la sociedad, reconfiguran un estado de cosas y realizan ejercicios de venganza imposibles en otros planos. A la Iglesia no le queda más remedio que tolerar los demonios contra los cuales lucha durante el siglo XX, mientras la fiesta va transformándose frente a una jerarquía que pretende conservar la solemnidad en las ceremonias religiosas, aunque sus fieles prefieran el goce festivo a los sermones. Hoy, Egipto sigue en su posición protagónica; Engativá borró la fiesta; San Fernando se debate entre muchas tensiones que producen altibajos en la celebración; Nueva Zelandia, con una tradición sui generis creada con intenciones puramente culturales en los ochenta, abandona la celebración cuando incorpora el bazar. El Estado empieza desde la década del 70 a regular comportamientos que afectan la fiesta. Los más importantes: el uso de pólvora, que solo hasta 2003 acompaña a Herodes en su suplicio, y el consumo de bebidas alcohólicas en el espacio público, de las cuales los organizadores y festejantes afirman: “sin chicha, sin cerveza, esto no es fiesta”. La frontera entre control y descontrol es uno de los conflictos que asumen los organizadores de estas fiestas, que también se modernizan. Frente a este panorama los celebrantes en su conjunto expresan nostalgia profunda por las mutaciones de la fiesta en el curso de las décadas. Se manifiesta una sensación de la fiesta como institución que da cuenta de lo perdurable y del pasado; la vida contemporánea, desde donde los Reyes Magos viajan sobre el asfalto en caballos que imitan camellos, es percibida por estos actores sociales como un gran monstruo con el poder de arrasar y de transformar el sentido. El matiz de tradición inherente a los Reyes recuerda una sociedad urgida de rituales que concentren su fuerza en la producción de sentido; porque eso es la fiesta: la restauración constante de los múltiples significados que los seres humanos otorgan a la existencia. * Estudiante de la Maestría en Sociología, Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia. 1 El Cardenal realiza la invitación mediante un comunicado en El Catolicismo, No. 1034, mayo 21 de 1964, p. 1. 2 RODRÍGUEZ, Alfonso, “Ceremonial y liturgia. Las fiestas religiosas del emperador”, en: La Europa de Carlos V, Ed. Sociedad Estatal para la conmemoración de los centenarios de Felipe II y Carlos V, noviembre de 2000, Sevilla, p. 76. 3 LÓPEZ, C., Ángel, Juegos, fiestas y diversiones en la América Española, Ed. Mapfre, Madrid, 1992, p. 200. 4 Extracto de noticias, Boletín del Círculo de Obreros, No. 1387, enero 13 de 1940. 5 La prensa calcula un promedio de 40 mil participantes año tras año, véase El Espectador, enero 6 de 1955, p. 13.
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Carnaval
El carnaval de Pasto: oxígeno de una identidad Germán Zarama Vásquez*
Blancos y negros El carnaval de San Juan de Pasto se sitúa fuera del calendario tradicional de los carnavales de todo el mundo, enmarcados por las fiestas paganas y cristianas en el periodo de Cuaresma o de la primera luna llena de la primavera. En Pasto, como en todo el sur de Colombia, el carnaval está íntimamente ligado a las fiestas Andinas ancestrales, a las que posteriormente se integraron tradiciones europeas y africanas.
Así, el 5 de enero se conoce como el día de indulto o descanso para los negros en la época de La Colonia española. Este día de libertad fue otorgado por la corona real como una jornada de gracia y reconocimiento a la raza negra y en homenaje al rey Melchor, pero la realidad a causa de que los esclavos ya no soportaban más el yugo establecido y comenzaron a fugarse y rebelarse, dando origen a los primeros asentamientos de negros libres, de cimarrones, en palenques lejanos e inhóspitos. El 5 de enero, reconocido como el día de la raza negra, fue pues producto del temor a las sublevaciones. Desde entonces se habla de la fiesta de los negros, de la libertad, en la cual se reviven ancestrales danzas y ritos africanos. El 6 de enero, o día de los blanquitos, aparece a comienzos de este siglo, hacia 1926. Son los estudiantes de la universidad quienes organizan el desfile con la Reina de la Cultura con las primeras carrozas y, con el tiempo, los artesanos verían que su trabajo, esas enormes y vistosas esculturas de papel en color, se convertirían en el centro y eje de las fiestas de negritos y blanquitos. En la época de carnaval se baila todos los días y todas las noches hasta el alba fría antes de que salga el sol. Las verbenas populares son la máxima expresión en los tablados públicos de la ciudad en los que todos los habitantes pueden hacerse presente como jugadores. Solo basta sentir el hálito de la época y querer esa tierra para dar rienda suelta a la imaginación y al trabajo artesanal. Los motivos, así como los estilos y las técnicas de expresión en el Carnaval de Pasto, han tenido su evolución, pasando por los elementos representativos, míticos, religiosos y costumbristas, hasta los más simbólicos y libres. Todas estas expresiones entrelazan la identidad triétnica (africana, indígena y española) en un espectáculo multicolor con esculturas envidiables, con disfraces y comparsas sorprendentes, y ante todo con un pueblo ansioso por salir y vivir la fiesta como una especie de desquite anhelado durante todo el año. En Pasto, el carnaval es esencialmente popular. Artesanos, campesinos y trabajadores son quienes hacen la fiesta. Las éli-
En Pasto, el carnaval es esencialmente popular. Artesanos, campesinos y trabajadores son quienes hacen la fiesta. Las élites sociales se disuelven en el fervor del festejo.
Ligado a las fiestas Andinas ancestrales, la emulación de lo negro, lo blanco y lo indígena en un ritual colectivo, permite hacer un reconocimiento social y cultural donde la calle se convierte en teatro y los ciudadanos en actores espontáneos. Cortesía Germán Zarama Vásquez.
El carnaval es una vivencia universal que ha adquirido caracteres particulares en el espacio y en el tiempo. En Europa sus orígenes son dispares, pero lo cierto es que se encuentra ligado a los rituales agrarios, al invierno, a la primavera y al renacer de la productividad una vez cada año. Lo mítico, lo sagrado, lo profano, la fiesta y el rito se conjugan en una unidad con múltiples expresiones para cada pueblo. En el centro de la práctica carnavalesca, en todas partes, está la inversión del mundo cotidiano, de los valores formales, de la ética y el poder. Durante esos días de fiesta se enmascara lo establecido, se oculta la identidad cotidiana y salen a flote fenómenos que no tienen cabida en otros tiempos. La espontaneidad, la creación, la imaginación, los sueños y las pesadillas se apoderan de los hombres y les imponen sentimientos complejos como los de sentirse otros, desconocidos para sí mismos, en medio de expresiones, gestos y acciones insólitas comandadas por la locura y el espíritu lúdico. Las normas se derrumban y el hombre, libre de las ataduras de la racionalidad reinante, permite que bulla, se expanda y emerja su ser habitualmente refrenado. El carnaval es ante todo vivencia y participación. En él no hay actores. Todos son parte del ritual. La magia de esos días posibilita a todos ser y proyectarse fuera de sí mismos. El carnaval no es elitista. Convierte la calle en teatro y cobija todos los moradores sin exclusión. Es la unión de los opuestos. Cualquiera puede ser rey o tirano e inventar su propio trono porque nada está negado. El carnaval es el espacio de la sublimación de los deseos reprimidos, escenario de creación y del florecimiento de estímulos para alcanzar la trasgresión.
Hasta el 28 de diciembre transcurrirá el precarnaval, en el que además de celebrar las fiestas navideñas se intensifica la labor oculta de los artesanos en sus talleres para sus presentaciones públicas.
tes sociales se disuelven en el fervor del festejo y esto genera una ambivalencia: el carnaval niega las estructuras establecidas, pero se organiza y expresa dentro de las instituciones ya constituidas; expresa la negación de la dominación dentro de un marco fijado por estas últimas. Por otra parte, el Carnaval de Pasto rescata la creación y la expresión de los artesanos. Este periodo se convierte en un espacio para el reconocimiento social necesario hacia el trabajo de los artesanos que pasa inadvertido durante el resto del año. El Carnaval consolida diversas producciones económicas familiares en las que el conocimiento se transmite de generación en generación. Es decir que contribuye y refuerza
la artesanía local tradicional y estimula la identidad regional. Para ciertas personas el Carnaval sólo es sinónimo de diversión o trago. Esta, sin embargo, es una visión peyorativa, ya que el Carnaval es mucho más: rumba, rito, encuentro, fiesta. Perdición y ganancia. Si observamos el origen del Carnaval vemos que en cada acto simbólico o ritual, como la chicha, la danza o el trabajo creativo concebido como ofrenda, el individuo sale fortalecido; renace su picardía, vuelve a vivir y a sentir y retoma la senda que le permite encontrar su esencia humana. * Consultor en proyectos de desarrollo social y cultural y autor del libro Sombras y luces del Carnaval de Pasto. Carnaval, cultura y desarrollo.
Cortesía Antonio Sánchez.
La invención de distintos utensilios para solventar el trabajo doméstico, cambió las “pesadas” tareas del hogar, y redefinió los roles de mujeres y hombres en el interior de éste. Una mirada a la publicidad de electrodomésticos, recién aparecieron, revela imaginarios y cambios en la familia colombiana en la primera mitad del siglo pasado.
se les prometía que las máquinas garantizaban la salud de las mujeres y los hijos, pues lavaban los pañales dejándolos frescos y limpios, y eliminaban de la ropa mugre, manchas e impurezas. A las amas de casa, esposas y madres acomodadas se les prometía tiempo libre tanto para ellas mismas como para que la “muchacha” se ocupara de otras labores en el hogar sin esperar los días de sol. Además, se ofrecía demostración para verificar el funcionamiento de la máquina y facilidades de pago para obtener esta invención asombrosa, sueño inalcanzable para la mayoría de las mujeres que en esa época leían estas promesas de ahorro, higiene y felicidad, y esperaban a que llegaran a su casa en navidad o en el día destinado a la celebración de las madres. La publicidad hizo de las manchas y la mugre un enemigo visible que debía ser combatido con la ayuda de la máquina y sus aliados: el jabón y los nuevos productos de limpieza. En este combate, algunos dibujantes usaron la imagen de las personas negras para promocionar el anhelo de blancura inmaculada y la limpieza asociada a la blancura: la mujer negra aparecía recomendando el producto blanqueador y –en algunos casos de racismo campante, bastaste común en la época en países europeos–, una persona negra era blanqueada con el uso del producto: sus manos o sus pies perdían la negrura al contacto con el jabón o el blanqueador, lo que fue motivo de sorpresa y regocijo.
Las cosas tienen vida propia: los electrodomésticos como regalo Antonio Sánchez Gómez* “Las cosas tienen vida propia –pregonaba el gitano con áspero acento–, todo es cuestión de despertarles el ánima”. (Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.) En la primera mitad del siglo XX en Colombia, regalar y estrenar fueron acciones reservadas casi exclusivamente para los días de conmemoración religiosa del mes de diciembre. Las prácticas del consumo urbano se confundieron con la llegada de "El Niño Dios" el 24 de diciembre y, con menos frecuencia en nuestras costumbres locales, con la de Los Reyes Magos el 6 de enero. Papá Noel no es el protagonista aún de las páginas de los diarios, ofreciendo, cargando y entregando los regalos: en la publicidad ilustrada, impresa en las publicaciones periódicas de la época, suelen ser los papás “los regaladores,” y las mamás, las hijas y los hijos, “los regalados”; y suelen ser las mujeres, en calidad de amas de casa, amigas o empleadas domésticas, las que usan los electrodomésticos y dan garantías, y ellos quienes los inventan, reparan y brindan asesoría técnica. Maldita plancha Las planchas han sido un objeto constante en el repertorio de juguetes de las
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niñas: planchas de madera, de metal o de plástico, les fueron obsequiadas en diversas formas, tamaños y colores. Antes de ser un juguete, las planchas eléctricas aparecieron en la publicidad, como un regalo de navidad para las mujeres adultas modernas. En las casas de las primeras décadas del siglo XX, la modernidad se medía por el número de inodoros, la conexión a la red de acueducto y la cantidad de focos o bombillos en cada propiedad. Los anuncios que ofrecían lámparas, linternas, reflectores, pantallas, bombillas, portalámparas, grecas, hornos, juegos de té y rizadores eléctricos, incluían las modernas y livianas planchas. Además de recibir una plancha como regalo de un conocido, las publicaciones periódicas proponían otras posibilidades para obtenerla: llenar crucigramas y cupones, completar adivinanzas, participar en rifas y concursos y enviarlo todo a vuelta de correo. Al mostrar las planchas eléctricas, los argumentos de la publicidad insistían en la liviandad y en la seguridad: estos aparatos con cable y enchufe podían aliviar las tareas del hogar y, pese a lo que pensaban las mujeres acostumbradas a las planchas de carbón y otros combustibles, a su peso, a sus manchas, y a su olor, la publicidad defendía
que la plancha no es el peso sino el calor. A pesar de que cada época tuvo su quemón, y que este articulo, junto a la olla a presión y la estufa, fue uno de los objetos con el que más se accidentaban las mujeres y los niños en el hogar, la publicidad exaltaba el aumento de la seguridad que garantizaban las planchas eléctricas. La invención más asombrosa: la lavadora Las primeras máquinas de lavar fueron de manivela e imitaban el vaivén de la mano de las lavanderas; luego se accionaron con palancas y pedales. Desde antes de que la publicidad se ocupara de las máquinas de lavar de gasolina o eléctricas, ésta insistía en las ventajas que dichas máquinas tenían sobre las lavanderas: requerían poca agua y gastaban la cuarta parte del jabón empleado con el método ordinario, no deterioraban la ropa con el golpe de la piedra, y bajo la idea de que el tiempo es dinero, las máquinas ahorraban ambos: dinero y tiempo. En 1930, algunos anuncios de máquinas de lavar aseguraban que la ropa duraba diez veces más porque disponían de secadora centrífuga y no batían, refregaban ni maltrataban la ropa; que salía siempre para estrenar. En 1940, los argumentos de higiene y felicidad se brindaban a los hombres adultos, llamados a sorprender a sus señoras, y a quienes
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Para las empleadas de carne y hueso, aprender a manejar los electrodomésticos que con alegría recibían las señoras de la casa fue, en casi todos los casos, un aprendizaje doloroso y angustioso.
El regalo para la familia: la nevera A finales de los años veinte aparecen los primeros avisos en los que la nevera se muestra como la maravillosa conquista del confort moderno. Éstos aseguran que hay más de un millón de neveras en uso en el mundo entero y que, con la complicidad de la electricidad, los helados, los postres y el hielo serán una experiencia cotidiana. La costosa nevera se abre paso, lentamente promovida como un regalo para toda la familia. Para lograrlo, hay que convencer a las mujeres de que este obsequio mantiene la calidad nutricional de los alimentos y mejora su sabor: los anuncios son enfáticos en que la refrigeradora alarga la vida de la carne, la leche, la mantequilla y los huevos; conserva la pureza de las frutas y las verduras; mantiene los valores nutricionales y las vitaminas que dan vida y que, incluso, los pueden aumentar y mejorar. Las neveras son máquinas grandes y ocupan espacio dentro del hogar, pero también son un contenedor. Los anuncios
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Bogotá, D.C. • Diciembre 26 de 2004 invitan a abrirlas y a cerrarlas para admirar lo que hay dentro de ellas: muestran interiores dibujados que enseñan a las nuevas usuarias que hay un lugar para cada cosa y que deben aprender a distribuir y a ordenar adecuadamente los distintos productos en el frío e iluminado espacio interior. La costumbre de llevar la olla de la estufa a la nevera directamente, se combate con dibujos en los que los alimentos lucen en el interior de la nevera organizados en recipientes con diversas formas y tamaños para los distintos productos, de los que se dice permiten ahorrar espacio a la vez que protegen los alimentos de la contaminación, de los olores y los sabores de los otros productos, así como de la resequedad que causa la nevera. Las mujeres bien vestidas, delgadas, “pelicorticas” y sonrientes, aparecen exhibiendo el interior de su nevera a alguna amiga o vecina admirada, sorprendida o envidiosa: en esos interiores, además de aumentar la cantidad y variedad de alimentos empacados, a través de las décadas fueron apareciendo bombillos, botones y más controles. El sirviente eléctrico del hogar: la licuadora La licuadora con su agresivo rugido y sus aspas cortantes se convirtió en una de las compañeras de las amas de casa y una opción infaltable, por su precio, en las listas de regalo de los matrimonios. Antes de la licuadora, los jugos no eran un acompañante común en la dieta de muchas y muchos colombianos; lo común era tomar limonadas, naranjadas y guarapo; las frutas se preferían completas o en dulces. De vez en cuando y como una práctica extraordinaria se preparaba uno que otro jugo, al que se dedicaba tiempo y esfuerzo: piñas, moras, mangos y guayabas exigían rallar contra un cedazo, colar con un lienzo, o mezclar con velocidad para evitar que la fruta se cortara al contacto con la leche. La sencilla licuadora apareció como un cúmulo de objetos articulables que necesitaban de cuidado y acondicionamiento especial para cada una de las preparaciones. El vaso, la tapa, el mecanismo de alimentación, el anillo de cierre hermético, el agitador o cuchilla, la base roscada y el motor son la licuadora. Al armarla y desarmarla, por las recomendaciones de higiene que indicaban los manuales de instrucciones, se corría el riesgo de romper el vaso de vidrio que, en ese entonces, solo se podía importar de Estados Unidos u otro país. Muchas empleadas domésticas recuerdan aún la tragedia que significó romper el vaso de la licuadora, hace 40 años; o lo ininteligible que resultaba desarmarla y armarla para limpiarla como sugería la publicidad. Este “sirviente eléctrico” invitaba a las mujeres a sorprender día a día a todos los miembros de la familia a la hora del almuerzo. Con la posibilidad de sólo alistar los ingredientes y procesarlos en poco
tiempo, la carne molida, el puré de papa y el esponjado de curuba debían ser parte de una misma comida. El alimento de los niños también podía ser más suave, rico y variado. Aunque palabras como Chop, grate, grind, mix, se encontraban impresas sobre las superficies de algunas licuadoras importadas, muchas personas jamás comprendieron que les ofrecían las viejas funciones de picar, rallar, moler y mezclar. Fue la comunicación boca a boca entre amigas y vecinas lo que enseñó a usar la licuadora, más que los manuales de instrucciones con los que circulaba la información entre productores y vendedores, importadores y compradores. La promoción de licuadoras se hizo simultáneamente con cursos de cocina por correspondencia. Los recetarios y programas televisivos, en los que la comida local daba paso a la internacional, como las malteadas, los frappés, los flanes y las salsas ofrecían la dieta diaria a la que se tenía derecho aunque no necesariamente acceso. Elegante y distinguida: la empleada doméstica Lansa, la empresa colombiana de aviación, publicó un anuncio en 1946 en el que se exaltaba la familia como una institución colombiana: la imagen mostraba a un grupo de personas cenando mientras eran atendidas por una empleada doméstica, uniformada, que permanecía de pie mientras el grupo sentado estaba a punto de disfrutar de un pastel. La frase común de muchas personas al referirse con consideración hacia sus empleadas: “Es como de la familia; en efecto “es como” mas no “hace parte de”, era la diferencia que señalaban los anuncios de la época. Para las empleadas de carne y hueso, aprender a manejar los electrodomésticos que con alegría recibían las señoras de la casa fue, en casi todos los casos, un aprendizaje doloroso y angustioso: además de que no conocían los modernos aparatos, ni estaban familiarizadas con la electricidad, y con las rutinas de limpieza y organización urbanas, estas mujeres no sabían leer para descifrar los manuales y folletos
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Desde antes de que la publicidad se ocupara de las máquinas de lavar de gasolina o eléctricas, ésta insistía en las ventajas que dichas máquinas tenían sobre las lavanderas: requerían poca agua y no deterioraban la ropa con el golpe de la piedra.
de instrucciones, ni para seguir los recetarios. Para no pasar por ignorantes seguían el método de prueba y error. En las mismas publicaciones periódicas en las que pautaba la publicidad, las trabajadoras del hogar eran estigmatizadas por su ignorancia: los textos de algunos anuncios advertían que los nuevos electrodomésticos eran tan sencillos que cualquier “sirvienta” los podía manejar sin dañarlos; en otras ocasiones, la burla inspiraba chistes gráficos incluidos en las secciones de humor que en las viñetas mostraba mujeres desconcertadas con algo roto en la mano y, en la leyenda, el texto las ridiculizaba o estigmatizaba. Tanto la publicidad como los chistes en los periódicos daban como supuesto que sus lectores eran las señoras de la casa, a quienes dedicaban páginas femeninas, en las que abundaban los anuncios de píldoras, ungüentos, jarabes y sales destinadas a la fortaleza y al retorno de la energía a la señora de la casa, fatigada por las labores que debía realizar en ella. El hombre de la casa: el especialista Los hombres de los anuncios se acercan a los electrodomésticos desde el conocimiento y el poder adquisitivo. El vendedor, el comprador, el representante, el distribuidor, el reparador, el científico y el ingeniero son el tipo de hombre que toma en sus manos un “utensilio eléctrico” para el hogar. A la mayoría de las figuras masculinas les corresponde una amplia sonrisa, un acomodado cabello y, si acaso, un modesto bigote. Casi todos estos hombres, menos el recatado y ocupado científico, al que su rol de hombre de ciencia lo hace un ser un poco más tosco en su actitud y en su presentación personal, son de apariencia mayor a los juveniles y frescos individuos que están dedicados a la atención del público y de la familia. El hombre de los electrodomésticos es un individuo público para la venta, distribución, compra y reparación de los artefactos, y es privado para el estudio y la investigación. En eso difieren de la imagen de las mujeres de los
anuncios de la época que eran del ámbito público para la moda y el roce social y del privado para la maternidad y las labores del hogar. En la década del 30 empezaron a promocionarse cursos por correo, entre otros, de autos, sastrería, modistería y electricidad. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial las posibilidades se dispararon; electricidad, motores y refrigeración empezaron a figurar como áreas de conocimiento y se ofrecían títulos desde mecánico, ingeniero y técnico electricista, hasta aviador. Lo único que se requería para tener acceso al conocimiento era diligenciar el cupón, tener tiempo libre, leer y escribir el español. Las líneas punteadas de los anuncios esperaban por la información requerida: nombre, localidad, población, estado, provincia y dirección; eran los datos con los que comenzaban las posibilidades de que la vida mejorara, de que brillara el porvenir y se ganara más dinero. Algunos cursos prometían enviar textos a vuelta de correo para dar comienzo a la capacitación. El oficio que se aprendía por imitación migraba a uno nuevo que se aprendía leyendo y practicando: las páginas periódicas, los folletos y los libros prometían reemplazar a los maestros especializados y reducían las exigencias únicamente a practicar en los tiempos libres, un saber que venía de lejos, desde donde fabricaban los increíbles artefactos que hacían su presencia en el papel de los periódicos. Esta información viajera circula entre hombres que ponen sus esperanzas en la educación a distancia, y que tratan de vencer las barreras de la geografía, bajo la promesa del conocimiento y un futuro próspero. *Autor del trabajo de grado “Las cosas tienen vida propia” que forma parte de un proyecto de investigación sobre la publicidad de los electrodomésticos en el periódico El Tiempo, durante la primera mitad del siglo XX. El proyecto es dirigido por la maestra Zenaida Osorio.
David Consuegra
Renacentista del presente Guillermo Flórez P.
El maestro David Consuegra (1939-2004) falleció el 30 de octubre en México, donde se encontraba como jurado de la Octava Bienal Internacional del Cartel. Estaba motivado por regresar a la Universidad Nacional el próximo año como profesor especial del posgrado en Tipografía y Edición. Aquí una semblanza. Gabriel Suárez* Hablar de David Consuegra no es nada fácil. No se puede describir en unas cuantas palabras a una persona prolífica, sabia, rigurosa, educada y amable. Cualidades que no abundan precisamente en estos días. Y por sobre todas estas cualidades, un enamorado, un apóstol del diseño y un esteta en la más amplia acepción de estos conceptos. Debo reconocer que como persona no era fácil, no hacía concesiones, pero cuando consideraba a alguien como parte de su círculo cercano, era amable y desprevenido, uno disfrutaba con su particular sentido del humor. Para David, la razón de ser y de existir, el absoluto era el diseño. Lo encontraba, veía, percibía, respiraba, practicaba y enseñaba en todas partes y a todas horas. Para él el diseño era todo o nada. Un tema por elemental que fuera lo enfrentaba a fondo con compromiso y seriedad. Tesón, constancia, perfección y detalle fueron aspectos vitales de su trabajo. Para las preguntas que se hacía, encontraba respuestas y soluciones claras, directas, funcionales con más de un ejemplo ilustrado y asociadas con tópicos aparentemente inconexos. Cuando no sabía lo suficiente, preguntaba y desconcertaba a su interlocutor con preguntas que por obvias parecían fuera de contexto.
Como maestro creó escuela desde mediados de 1960. Formó muchas generaciones de diseñadores y artistas, tanto en Colombia como en Estados Unidos, Latinoamérica y España. La docencia siempre fue una constante en su vida, aun después de su jubilación como profesor Emérito de la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad Nacional de Colombia. Como amigo nos deja un gran vacío, proyectos inconclusos y muchas preguntas sin respuestas. Sentimos la nostalgia por las tertulias sobre diferentes temas,
aun aquellos que puedan ser o parecer rutinarios, domésticos o sin importancia. Su familia fue obra definitiva, diseñada con amor; con ellos encontró El Cuadrado. Zoraida, la eterna cómplice, compañera y soporte de todos los proyectos; ella es la historia viva del diseño. Juan Diego, la razón y la memoria de sus últimos proyectos. Nicolás es el carácter, el ojo, el sentimiento y la expresión de su padre. * Profesor de la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad Nacional de Colombia.
Como diseñador nos ha dejado una impronta. Una marca de territorio y una marca de país a través de sus innumerables soluciones para las instituciones públicas y privadas, las cuales son parte del imaginario y del patrimonio visual colombiano. El panorama gráfico de nuestro país cambió con el trabajo de David. Con él se estableció y dignificó la profesión del Diseño Gráfico en Colombia. Nunca abandonó el oficio, ni siquiera con las nuevas herramientas. Siempre estaba dispuesto a satisfacer su curiosidad de niño grande, aprendiendo, conociendo y experimentando con una mente abierta que le permitía asimilar lo contemporáneo. Era renacentista del presente. Como investigador, autor y editor, deja un gran legado de conocimiento específico sobre diferentes temas del arte, del diseño y la tipografía. Su principal preocupación era que sus libros sirvieran de referencia y consulta tanto para los iniciados como para los legos. La riqueza y el nivel de detalle junto a las historias desconocidas y menudas de cada tema que investigaba son sorprendentes. Cada libro es la puesta a prueba y la comprobación de los temas que se volvían obsesiones para él y que generosamente los compartía con los demás. En palabras de sus hijos, los libros escritos por David eran “sus otros hijos”. Considerado el padre del diseño gráfico en Colombia, Consuegra creó los símbolos de Artesanías de Colombia, Icollantas, Croydon, Inravisión, e ilustró libros para niños.
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DIRECTOR: Marco Palacios COORDINADORAS EDITORIALES: Ma. Claudia Rojas Ronderos - Zoraida Rueda COORDINADOR GRÁFICO: Leonardo Cuéllar CORRECTOR: Fernando Carretero P. DISEÑO E IMPRESIÓN: Impresiones Periódicas S.A. Bogotá, D.C. • Diciembre 26 de 2004
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Bogotá, D.C. • Diciembre 26 de 2004
Universidad
Cortesía Museo de la Ciencia y el Juego
Lo lúdico y lo educativo formal, planteados cotidianamente como extremos opuestos, han demostrado ser una asociación fructífera en beneficio del aprendizaje de la ciencia, en la que el Museo de la Ciencia y el Juego ha sido pionero a través de dos décadas de actividades. Museo de la Ciencia y el Juego Hace 20 años un grupo de profesores de los departamentos de Física y Química crearon el Museo de la Ciencia y el Juego (MCJ) de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia. Fue el primer museo interactivo que existió en el país, segundo en Suramérica y tercero en América Latina. Con su labor pionera abrió el espacio para la creación de otros museos interactivos en el país de los cuales se pude decir que son hijos y nietos de ese esfuerzo. Pero, ¿cuáles fueron las motivaciones y en qué se inspiraron los profesores para desarrollar el MCJ? Desde siempre, la Universidad Nacional de Colombia ha tenido inquietud sobre la manera como se enseña Física. Diferentes perspectivas se han discutido y otras se han concretado. Tal fue el caso de la Sala de Demostraciones inspirada en un conjunto de experimentos diseñados por el profesor Héctor Riveros en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), que conoció uno de los investigadores del MCJ durante una pasantía en la universidad azteca. Esta experiencia inspiró algunas ideas y consolidó otras, de tal forma que el proyecto Sala de Demostraciones fue el antecedente inmediato del MCJ. Experimentos poco conocidos, sorprendentes por su resultado o por su diseño simple, fueron tomando cuerpo y sorprendiendo a los colegas hacia quienes inicialmente fueron dirigidos. Lo cierto es que en todas las situaciones surgió el juego, que se veía en forma negativa en la medida en que se pensaba que era un escudo utilizado por los colegas para no evidenciar algún grado de ignorancia sobre lo que se mostraba. Solo más tarde se entendio que el juego es una poderosa herramienta del ser humano para relacionarse y conocer. La participación a mediados de 1984 en la Sala de Demostraciones en la Feria de Innovaciones Educativas, realizada en Corferias, consolidó la idea del juego, que en ese momento fue exaltada por el profesor Enrique Vargas, director del Taller de la Imagen Dramática, quien promovió la conciencia del juego y de su importancia dentro de la ciencia.
En todas las situaciones surgió el juego, que se veía en forma negativa en la medida en que se pensaba que era un escudo que se esgrimía para no evidenciar algún grado de ignorancia.
Desde 1985, exposiciones en eventos y ferias hacen parte de la labor del Museo por divulgar la ciencia.
El juego del conocimiento Los primeros viajes por la ciencia y por el juego, por fin tuvieron un lugar en la Primera Feria de la Ciencia y el Juego, que luego dio nacimiento al Museo. Afortunadamente, el clima intelectual y cultural de la Universidad Nacional de Colombia ha permitido que este tipo de iniciativas florezcan. Desde 1985, exposiciones en eventos y ferias se hicieron una práctica permanente, en la cual se involucraron estudiantes. Se puede decir que durante ese año el Museo fue una feria ambulante, donde el juego y la ciencia demostraron con verdaderas herramientas ser una experiencia de gozo. Muchos estudiantes montaron exposiciones que llevaron el nombre del museo en ferias y fiestas de sus pueblos natales. En los años noventa llegó el programa Re-creo gestionado ante el Ministerio de Educación Nacional por el profesor Fabio Chaparro (q.e.p.d.) cuando era Vicerrector de Recursos de la UN. Con este programa se avanzó en procesos de diseño, planeación, sistematización y producción de material didáctico y montajes interactivos para museos y exposiciones. Así, llevamos propuestas por todo el país a través de los Centros de Recursos Educativos Municipales (Crem), una de las piedras angulares del Plan para la Ampliación de la Cobertura y Mejoramiento de la
Educación Básica Secundaria (Paces), que tenía el gobierno de esa época. Re-creo permitió manejar muchos recursos que cualificaron diferentes procesos internos del MCJ, lo cual incidió en su fortalecimiento como una empresa cultural de la Universidad Nacional con proyección hacia el país dentro del marco de la extensión y la divulgación del conocimiento, función de Estado que ejerce la Universidad en la Nación. Desde un comienzo, el MCJ ha visto la necesidad de que sus actividades no estén concentradas en la Sede Bogotá sino que, salgan y se dinamicen con procesos locales, de tal forma que como empresa cultural el MCJ busque siempre eficacia social en sus acciones y obre dentro de una estrategia de mercadeo social para llegar a amplios sectores que no tendrían cómo acceder a estas alternativas de educar y comunicar el conocimiento. Esa posición llevó a plantear en los años ochenta una red. Con Re-creo se dieron pasos firmes que encontraron resonancia en Colciencias, hecho que fortaleció el programa “Red de pequeños museos interactivos y centros de ciencia y tecnología”, con el cual, en 1997, se hizo acreedor al Primer Premio de Popularización de la Ciencia y la Tecnología otorgado por la Unesco y la Red de Popularización de C&T en América Latina y el Caribe (Red-POP).
Así se crearon y asesoraron museos a lo largo y ancho del país: Armenia, Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cúcuta, Manizales, Marsella, Neiva, Pereira, Pasto, Santa Marta, Valledupar y Villavicencio. En 2003, el programa dio origen a Liliput, red de pequeños museos interactivos de Colombia y Ecuador de la cual el MCJ ejerce la dirección ejecutiva. Finalmente, se han adelantado 153 exposiciones itinerantes por Colombia, diez de ellas cofinanciadas por Colciencias.
En estos museos, los experimentos pasaron de asombrar a los científicos para sorprender a un público más amplio.
¿Cuál es el significado actual de la Navidad?
Guillermo Flórez P.
Antes que fortalecer la fe cristiana, el consumo y el placer surgen como los nuevos ritos “sagrados” de las celebraciones navideñas, cuyo significado hoy parece legitimar un espacio social dónde pasarla bien.
Fue San Francisco de Asís quien más contribuyó a la actual celebración católica de la navidad, al involucrar el pesebre como elemento pedagógico para recordar el nacimiento de Jesús.
William Mauricio Beltrán Cely* La Navidad está asociada a una tradición cristiana que se supone evoca en la memoria una serie de eventos religiosos. La cristiandad celebra un aniversario más de la Encarnación Divina, el acto mediante el cual Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros. Como toda tradición, la Navidad fue evolucionando, incorporando elementos del mundo pagano; reemplazó las fiestas de la “nueva luz” y del “sol naciente” en el solsticio de invierno. Probablemente quien más contribuyó en la consolidación del actual rito católico de la Navidad fue San Francisco de Asís, quien en el siglo XII hizo de la Navidad una fiesta popular, incorporando el pesebre como elemento pedagógico que ayudaba a recordar el nacimiento de Jesús y su papel imprescindible en la historia de la humanidad. Es indudable que muchas familias de fervor religioso intentan mantener ese significado tradicional del ritual. Hoy, la celebración de la Navidad se ha globalizado, desbordando las fronteras del
mundo cristiano, y ha adquirido en cada región matices característicos. Sin embargo, valdría la pena preguntarse sobre la permanencia de los significados y valores tradicionales dentro del ritual navideño, en un mundo donde aún las celebraciones más sagradas se rinden al dominio propio de las lógicas del mercado. Muchas familias que han perdido la devoción religiosa retornan a la celebración de la novena año tras año. Una hipótesis al respecto es que la Navidad está adquiriendo nuevos significados, se mantiene la forma del ritual pero se transforma su contenido, acomodándose a los nuevos dioses y valores de un mundo pluralista, hedonista, consumista y globalizado. Para un importante sector de la población, la Navidad ya no es una ocasión para fortalecer su fe cristiana, más bien representa un formato social para afianzar los lazos fraternales. La novena se convierte en una disculpa para estar juntos, para celebrar juntos la comensalidad, por eso la importancia de la comida en Navidad. Es por esta razón que la celebración suele estar orquestada por los miembros de mayor edad
y que representan mayor respeto para la familia. Este sentimiento de calor comunitario, de cercanía familiar implica una necesidad social tan poderosa, que requerimos de rituales que nos garanticen su permanencia; los adultos esperan que los niños comprendan que el solo hecho de estar juntos como familia es una razón para celebrar. El calor comunitario constituye, por tanto, motivo existencial fundamental para mantener la esperanza en la vida. La Navidad adquiere desde esta perspectiva el carácter de una celebración familiar, especialmente se trasforma en una celebración para los niños. Aunque los padres hayan perdido sus convicciones religiosas, en general, se esfuerzan porque sus hijos disfruten al máximo de las fiestas de fin de año. Indudablemente la mejor expresión de esa intención se logra a través de los regalos, tradición que suele relacionarse con la visita que los sabios de Oriente le hicieron al pequeño Jesús, en la que además le ofrecieron costosos presentes. Muy pocos sentimientos se podrían comparar con la alegría y la expectativa que un regalo navideño despierta en el corazón de un niño. Sentimiento que se ha multiplicado potencialmente a través de las campañas publicitarias. Los medios de comunicación generan la percepción social de que la felicidad es directamente proporcional a la cantidad de regalos que se recibe y a su precio. Por esta razón lo que para unos pocos significa felicidad, para la mayoría se traduce en frustración. Una de las más grandes contradicciones de la Navidad es la experiencia del padre que se pasea con sus hijos por el centro comercial, y observa cómo los niños se enamoran caprichosamente de costosos juguetes que él nunca les podrá comprar. Los regalos suelen estar acompañados de un discurso mágico cuyo origen es difícil de rastrear. Los padres de antaño se
esforzaban por mantener vivo el imaginario infantil según el cual era el Niño Dios quien traía los regalos navideños. Hoy el Niño Dios ha sido desplazado por la figura anglosajona más secular y comercial: Santa Claus o Papá Noel. No es casualidad que Hollywood se esfuerce persistentemente en mantener vivo un mito tan funcional para el comercio. Por otro lado la figura de Noel podría ser paradigmática de una nueva concepción religiosa de Dios en Occidente; en otras palabras, Dios es para muchos un viejo bonachón, barbado y regordete que tiene una sonrisa amistosa y de quien si nos portamos bien y tenemos suerte podremos recibir regalos inesperados. Pero más allá de su innegable carácter mercantil, tanto el Niño Dios como Papá Noel no serían otra cosa que el reflejo del esfuerzo humano por mantener viva la ilusión infantil. En un mundo marcado por la pobreza, la violencia y la inequidad, se encuentra bastante placer en huir periódicamente a esos mundos encantados, de renos duendes y regalos, paliativos sociales que nos ayudan a soportar las contradicciones existenciales. Pero probablemente la navidad como la mayoría de las celebraciones religiosas se ha convertido básicamente en una ocasión para el placer. Un espacio socialmente legitimado para pasarla bien. De esta manera, la Navidad ha adquirido en la conciencia social la imagen de un tiempo en el que se pueden transgredir los límites para “disfrutar” de la vida con mayor libertad; un tiempo para romper la dieta, embriagarse, tener una aventura sexual o simplemente para dar rienda suelta a los sentidos. Esta asociación de la Navidad con la parranda y el descanso se potencia al coincidir temporalmente con el periodo vacacional, que genera en la mayoría una sensación de momentánea emancipación al poder escapar de las rutinas propias del mundo laboral. Aunque en apariencia nos reunamos año tras año para celebrar el mismo ritual, éste ha venido evolucionando y tomando paulatinamente nuevos significados, que se acomodan a los valores propios del mundo contemporáneo. Así como la navidad se transformó de una fiesta pagana a una fiesta cristiana, es probable que estemos asistiendo al momento histórico en que la Navidad está mudando nuevamente para dejar de ser una fiesta cristiana y convertirse en una fiesta secular que rinde culto a nuevos dioses como el consumo y el placer. * Profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá, D.C. • No. 68 • Diciembre 26 de 2004 • PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co • CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico_bog@unal.edu.co • ISSN 1657-0987