U.N. Periódico No. 69

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Bebida de coca

Implementar la elaboración de las bebidas típicas de las comunidades indígenas del Cauca es el proyecto de dos ingenieros de la Universidad Nacional de Colombia. Pág. 19

TESTIMONIO

Estados Unidos: Las cárceles por dentro. Págs. 14 y 15 Bogotá, D.C. • No. 69 • Enero 16 de 2005 • PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co • CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico_bog@unal.edu.co • ISSN 1657-0987

La dignidad lejos de casa

El TLC frente al derecho Los recursos legales y constitucionales para frenar la firma del Tratado de Libre Comercio, han sido desestimados por los opositores. La complejidad del trámite para hacerlos efectivos y el desconocimiento de estas herramientas jurídicas han determinado que, hasta el momento, no se hayan considerado como un mecanismo de contrapeso en las negociaciones. Pág. 2

Archivo.

¿Es el periodismo un género literario?

El drama de los desplazados continúa mientras se aplaza la aplicación de las leyes que amparan sus derechos. A la falta de voluntad política para darle una solución de fondo al problema, se suma la miopía de la sociedad que acentúa el marginamiento del desplazado. Págs. 6 y 7 8 9

CIUDAD Ciclovía, un hecho social.

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LITERATURA Un cuento del conflicto armado.

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TECNOLOGÍA Nuevo dispositivo para prótesis de pie.

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DISEÑO Las cartillas con las que aprendieron a leer los colombianos.

El autor plantea algunos argumentos para considerar la naturaleza de las relaciones entre periodismo y literatura, a propósito de la mutua desconfianza que periodistas y escritores han mantenido en relación con sus oficios y con el ejercicio de narrar.

Págs. 22 y 23


Las consecuencias de la entrada en vigor del TLC afectarían diversos sectores sociales y económicos. El Derecho, entendido también como herramienta jurídica, se plantea como una posibilidad para delimitar las condiciones del Tratado o, en su defecto, impedir su aprobación. Diana Guarnizo Peralta* Muchos sectores y movimientos sociales han alertado sobre las consecuencias negativas que el Tratado de Libre Comercio (TLC) generaría en el disfrute de los derechos de contenido económico y social. Las estrategias para incidir en la negociación e impedir su firma se han concentrado en el ámbito político: marchas, documentos de denuncia y divulgación de estudios. Sin embargo, herramientas como el Derecho han sido poco utilizadas para este fin, debido a la novedad y dificultad que representa una tarea como esta y porque se duda de su efectividad. De este modo, ¿cuáles pueden ser las acciones jurídicas procedentes en contra del TLC, si es que existen? Estrategias antes de la aprobación del TLC Pueden distinguirse tres momentos claves para el origen de un tratado: negociación, aprobación y aplicación. En cada uno es necesario evaluar la posibilidad de incidencia jurídica. El mapa que se presenta ubica algunas de las propuestas jurídicas que actualmente se discuten al interior de los grupos opositores al TLC. Referendo aprobatorio. Si bien no es posible un referendo derogatorio por expresa prohibición constitucional (artículo 170), sí sería viable aquel otro, que instauraría, por voto popular, una ley que prohíba la adopción del TLC. El gran inconveniente es de tiempo, pues todo el proceso de convocatoria y campaña tendría que realizarse antes de la aceptación del Tratado, además

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de las dificultades propias de un referendo que implica la recolección de un gran número de firmas. Acciones populares por derechos. Podrían utilizarse para ampliar la información y difusión de este tema, lo que permitiría acceder a los borradores de la negociación, solicitar estudios sobre las consecuencias de este tratado e involucrar a las regiones en el debate nacional. El riesgo se agrava si se tiene en cuenta que este tipo de acciones, en vez de derogarlo terminarían respaldándolo; además, cuando son conocidas por la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, los abogados se enfrentan frecuentemente con la “cultura jurídica” de los jueces, quienes tienden a negar este tipo de acciones considerando que se enfrentan a un tratado que, por su complejidad y trascendencia, los lleva a asumir una actitud conservadora en la protección de los derechos. Acciones de cumplimiento y tutela. En el caso de las comunidades indígenas, se ha denunciado la vulnerabilidad de sus derechos por la aprobación de este tratado, especialmente en el acceso a los recursos del medio ambiente y a los recursos genéticos. Al respecto, el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales ratificado en Colombia, establece el deber de los Estados de consultar a los pueblos indígenas cualquier medida que sea susceptible de afectarlos. A través de la acción de cumplimiento se buscaría que el gobierno hiciera efectivo este deber de consulta. Lo mismo podría realizarse a través de una acción de tutela que puede ser interpuesta a través de una comunidad específica por vulneración de sus derechos fundamentales.

Durante el trámite Luego de la negociación los tratados deben ser ratificados por el Estado. Por pertenecer a la creación de compromisos internacionales, la Constitución ha establecido que para su aprobación intervengan las tres ramas del poder, de este modo establece que previo a que el Presidente de la República firme el tratado, éste debe ser aprobado por el Congreso a través de una ley, y luego ser revisado por la Corte Constitucional. Discusión en el Congreso de la República. Normativamente se establece que el control político de cualquier tratado debe ser revisado por el Congreso de la República, máximo organismo democrático. Sin embargo, en la práctica la mayoría de las leyes aprobatorias se realizan sin mayor discusión, aprobando en bloque todo el tratado, sin examinar uno a uno los artículos del documento. En dicho momento, las herramientas jurídicas poco pueden ofrecer frente a un procedimiento que es y debe ser eminentemente político. Revisión por parte de la Corte Constitucional. El control jurídico o de legalidad lo realiza

la Corte Constitucional como tribunal supremo. Su tarea es controlar que las obligaciones adquiridas por el Estado no sean sustancialmente contrarias a la Constitución, tampoco el procedimiento de adopción. Durante el proceso de revisión, los ciudadanos pueden intervenir, presentando sus escritos durante el tiempo indicado, lo cual garantiza la participación ciudadana en este proceso. Sin embargo, hay que esperar que primero la Corte se decida a revisar uno a uno los artículos del Tratado y no despache en bloque toda la revisión de fondo del mismo y, luego, sí tratar de incidir en la decisión a través de las intervenciones ciudadanas. Posterior a su aprobación Si el Congreso emite la ley aprobatoria y si la Corte Constitucional declara la constitucionalidad del tratado, el Presidente de la República estaría en la facultad de ratificarlo, así entraría en vigor para el Estado colombiano. Las posibilidades de instaurar una acción jurídica son menores en esta etapa. A primera vista, las sentencias de la Corte hacen tránsito a cosa juzgada constitucional (artículo 243), lo que impide que las disposiciones demandadas puedan ser de nuevo conocidas. Como sucede en muchos aspectos del Derecho, no hay decisiones correctas, éstas dependen en gran medida del punto de vista del observador. El Derecho puede hacer mucho, pero no todo. El tema del TLC dependerá fundamentalmente de la práctica de los jueces al momento de fallar, lo cual conduce a una esfera inevitablemente política que escapa del rigor lógico de las normas que manejan los abogados, pero que deja gran campo de acción a los movimientos políticos y sociales. * Estudiante de posgrado en Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Colombia.

Fotografía de archivo.

¿Qué puede hacer el Derecho frente al TLC?

Derecho de petición de informaciones. Uno de los problemas que enfrentan tanto defensores como opositores es el acceso a la información. Los borradores de la negociación no son difundidos y, aunque sus avances pueden ser leídos en “el cuarto de lectura”, existen restricciones en la divulgación de dicha información. Esto genera serias dificultades a los opositores, quienes en su mayoría deben basarse en información secundaria para hacer sus pronósticos. Un recurso posible es el “Derecho de petición” de información para solicitar los documentos de la negociación; de ser rechazado sería procedente la interposición de la acción de tutela, por violación al derecho fundamental de petición.

La resistencia a la firma del TLC ha sido un gesto de carácter político, que desconoce el uso de las herramientas jurídicas que podrían influir en la negociación.

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Luis Guillermo Martínez B.* El creciente fenómeno de interdependencia económica entre los países del mundo empieza a establecer un punto de consolidación a través de la firma de diferentes acuerdos comerciales en los que se busca regular el intercambio de mercancías y la rebaja o eliminación de unos cuantos aranceles. Este fenómeno ha sido provocado por el aumento del volumen y la variedad de las operaciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales, acompañado por una difusión acelerada y generalizada de tecnología, conocida como globalización. Pareciera que con las negociaciones emprendidas por el Gobierno para la firma de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, Colombia iniciara su proceso de incorporación al mundo globalizado a través del único tipo de acuerdo comercial existente en el mundo. La gran mayoría de miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC), incluido Colombia, hace parte de uno o más de los acuerdos comerciales regionales que se han firmado desde principios de la década del 901 (véase gráfico). Lo anterior confirma que el fenómeno de la globalización ha hecho presencia en la economía mundial y, específicamente, en la colombiana; sin embargo, las condiciones y el peso político y económico de nuestra contraparte en la negociación obligan a pensar con mayor detenimiento en el impacto que un acuerdo comercial de este tipo puede llegar a generar en los ámbitos económico, político, cultural e incluso ambiental. El primer punto que Colombia debe considerar es el del cambio de paradigma

Coyuntura

TLC y telecomunicaciones

El negocio de la información El impacto de la firma del Tratado de Libre Comercio tendrá mayor repercusión en los sectores que son fuente de riqueza en la economía mundial. Ante la notoria asimetría, Colombia deberá aprovechar los nichos de mercados latinos en el exterior. comercial manejado hasta hace unas dos décadas, mientras que el más reciente presenta una renovación del concepto clásico de capital –antiguamente orientado a la acumulación de bienes tangibles–, enfocado hacia una valoración de la información, del conocimiento y de los servicios generados a partir de este último, como la nueva fuente de riqueza y poder. Si se hace una analogía de la presente época de la información con el desarrollo de la revolución industrial, se puede considerar que el papel que desempeñó el despertar de los diferentes medios de transporte –impulsados por la aparición de la máquina de vapor– en el

Infografía de Leonardo Cuéllar.

proceso mercantil, viene a ser ocupado, en cierta medida, por las telecomunicaciones y sus diferentes manifestaciones a través de servicios. El país no debe dejar de lado la defensa de sus intereses en sectores como el agropecuario o el industrial; no obstante tiene que ser consciente de la importancia que el comercio de servicios adquiere diariamente en el mundo; debe observar con detenimiento e interés, cómo temas como la propiedad intelectual, los servicios transfronterizos y las telecomunicaciones ganan una mayor valoración comercial en la sociedad actual. Ante este panorama, la negociación del TLC, en lo que respecta al comercio de bienes y servicios, y en el caso especial de las telecomunicaciones, responde a intereses definidos al interior de la OMC y no se aparta de los principios rectores de negociaciones previas emprendidas por Estados Unidos. Por esta razón, el acceso y uso de redes y servicios públicos de telecomunicaciones, la desagregación de las redes, el acceso no discriminatorio, el resguardo a la competencia, la reventa de servicios, la portabilidad numérica, la interconexión, el arriendo de circuitos, el suministro de servicios de información, la solución de controversias y la presencia física de operadores de telecomunicaciones son objeto de negociación entre las partes, sin que muchos de ellos sean totalmente desconocidos en el ámbito local, teniendo en cuenta los procesos de liberalización y desregulación emprendidos desde los años noventa en Colombia, Perú y Ecuador. La revisión de los avances de la negociación en asuntos como la propiedad pública sobre los operadores; la obligatoriedad de la reventa de los servicios de telecomunicaciones únicamente a los operadores de redes fijas, excluyendo a la telefonía móvil2; la desregulación de los servicios de información (donde Estados Unidos es el principal generador de contenidos); la propuesta de la revisión del servicio universal como una opción en manos del estado; la no necesidad de presencia física por parte

de los posibles prestadores de servicios de telecomunicaciones, y el notorio énfasis en el papel que juegan las fuerzas del mercado en el desarrollo del sector dejan claro que Estados Unidos apuesta con determinación por un ambiente altamente competitivo, con condiciones ventajosas para sus empresas. Es claro que las ventajas de la competencia redundarán en beneficios para el usuario final (mayor oferta de servicios, tarifas más económicas, etcétera), como ha sido evidenciado desde la desmonopolización de las telecomunicaciones en toda América Latina; sin embargo, Colombia no debe esperar una gran oleada de inversiones estadounidenses como consecuencia de la llegada y presencia de grandes conglomerados norteamericanos en el territorio nacional, pues muchos de ellos buscan, por medio de la negociación y apoyados en desarrollos tecnológicos actuales, prestar servicios a distancia y aprovechar la infraestructura montada por los operadores colombianos, y las facilidades de acceso obtenidas a la firma del acuerdo. Para hacer frente a un panorama como el planteado, si el sector de telecomunicaciones quiere desempeñar un papel fuerte como motor del progreso de la economía nacional, a partir de la firma del TLC, debe aprovechar la reciprocidad de los acuerdos firmados y concentrarse en la posibilidad de proveer servicios al gran nicho de mercado latino presente en Estados Unidos. Así se evitará una confrontación directa con los grandes operadores norteamericanos, explotando características propias del mercado latino y sus necesidades. También, el sector de las telecomunicaciones debe propender por un mayor desarrollo educativo, científico e investigativo que permita que Colombia se convierta en un generador de contenidos y, por ende, de verdadera riqueza. En procura de que la distribución de la anterior se haga de manera más equitativa, tal y como de manera teórica se le ha propuesto a nuestras naciones al emprender el camino de la globalización. *Profesor del Departamento de Ingeniería de Sistemas e Industrial, Investigador del Grupo Gitun lgmartinezb@unal.edu.co 1 Hasta diciembre de 2002 se habían notificado al Gatt/OMC aproximadamente 250 acuerdos comerciales regionales, de los cuales 130 se notificaron después de 1995. Actualmente, están en vigor más de 170 acuerdos comerciales regionales; además se calcula que otros 70 están funcionando aunque no han sido notificados. 2 Este es un sector muy sensible en Estados Unidos y, adicionalmente, es un sector en el que hay una gran competencia. En ese país existen al menos 5 proveedores en los mercados principales, lo cual redunda en menores precios para los usuarios.


La creciente inestabilidad y violencia en Iraq tienden a anular la estrategia militar de los Estados Unidos. No han bastado las “operaciones de castigo” para eliminar la resistencia iraquí, que ahora amenaza con extender un clima de zozobra permanente por todo el territorio del país árabe.

Paul Rogers* 5 de enero de 2005 Sin que importen los motivos para el asalto a Fallujah en noviembre, la versión oficial era que se proponía destruir el núcleo central de la insurgencia, mejorando así la situación general de seguridad en Iraq a tiempo para las elecciones de finales de enero. Un mes después del principio de la operación Fallujah era evidente que esto no estaba sucediendo, y al final del año un informe muy crítico de Anthony Cordesman del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington recalcaba los fracasos del sistema político y militar estadounidense en Iraq. Durante el mes de diciembre se aclaró que el “mensaje” de Fallujah de una insurgencia debilitada había sido desechado a favor de un nuevo estribillo: las semanas previas a las elecciones serían la ocasión para una mayor violencia, pero una vez realizados los comicios, la insurgencia finalmente desaparecería frente a un gobierno legítimamente elegido. Entretanto, la atención mundial se ha concentrado en otras partes: durante las últimas dos semanas, los medios internacionales han sido dominados por las consecuencias del devastador maremoto asiático y solo ha sido en los dos últimos días que alguna atención externa ha vuelto a Iraq. Esto se debe en parte a un resurgimiento de la violencia tan intenso que existe ahora una seria posibilidad de que las elecciones se pospongan, aunque el gobierno de Bush se oponga obstinadamente a ello. Ahora, es de conocimiento público el hecho de que grandes partes de Iraq no están bajo el control de los Estados Unidos ni de las fuerzas de seguridad iraquíes, y que en seis de las dieciocho provincias los ataques son cosa de todos los días. Aunque éstas no representan vastas áreas geográficas, incluyen a Bagdad y Mosul, y a más de la mitad de la población total del país. El aumento de la violencia en Mosul, la tercera ciudad de Iraq, ha sido particularmente significativo, sobre todo porque ha tenido

Las acciones insurgentes han aumentado ante la inminente realización de las elecciones del próximo 30 de enero.

Los insurgentes prevalecen lugar desde el principio del ataque estadounidense contra Fallujah. En otras palabras, la insurgencia tiene múltiples facetas y es capaz de trasladarse a otras partes del país frente a operaciones particulares de los Estados Unidos. Dos incidentes específicos en un día –4 de enero– dan ciertas indicaciones sobre la capacidad de los insurgentes. Una es el

La coalición militar encabezada por Estados Unidos pierde diariamente control territorial.

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asesinato del gobernador de Bagdad, Ali al-Haidri, quien se transportaba en un vehículo blindado en un convoy de tres autos con numerosos guardaespaldas. Una calle en la ruta había sido despejada por los atacantes un momento antes de que se acercara el convoy, que fue entonces atacado desde varias posiciones. El auto del señor Al-Haidri iba adelante y se libró del primer ataque, para caer derecho en una emboscada unas calles más allá, montada justo para esta eventualidad. Todo el atentado había sido cuidadosamente planeado y llevado a cabo por una fuerza considerable y contra un alto y muy protegido alto funcionario en el corazón mismo de Bagdad. Ese día se llevó a cabo otro ataque incluso más sintomático de la situación actual. Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la fuerza de ocupación de los Estados Unidos es la dificultad de entrenar las fuerzas de seguridad iraquíes. Tanto la policía como la Guardia Nacional han sido atacadas continuamente en un momento en que se cree que ambas organizaciones están infiltradas por los insurgentes. Mil trescientos oficiales de policía murieron en los últimos cuatro meses de 2004 y la Guardia Nacional Iraquí ha perdido 45 hombres en los últimos cuatro días, y su falta de entrenamiento y de equipo ha llevado a sugerencias de que se desbande; y una respuesta de las fuerzas estado-

unidenses ha sido el énfasis en un número reducido de unidades de comandos de élite, formados en gran parte por antiguos soldados equipados y entrenados para un nivel que los hace más eficaces en cuanto fuerza contrainsurgente. Como un barril de pólvora Uno de los principales centros de esta nueva fuerza se encuentra en Bagdad oriental y, pocas horas después del asesinato del señor Al-Haidri, el sitio fue blanco de una enorme bomba escondida en un camión cisterna. Murieron once personas, la mayoría miembros de la nueva unidad, y hubo 60 heridos. En ambos casos, el asesinato de Al-Haidri y el ataque contra la unidad de comandos, los insurgentes demostraron su capacidad de dar golpes en el corazón mismo del estado iraquí. Además, justo un día antes, hubo múltiples ataques en todo Iraq. Seis soldados iraquíes fueron asesinados cerca de Tikrit, cuatro más en las afueras de la base estadounidense de Balad, dos oficiales de seguridad murieron a tiros en Baiji, un oficial de policía cayó en Mosul en una trampa explosiva, y tres británicos y un estadounidense murieron a manos de un suicida en Bagdad. Luego, el 5 de enero, una bomba en una ceremonia de graduación en Al-Hilla causó la muerte de 22 personas e hirió a muchas más.


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Política

A la fecha, el número de militares estadounidenses asesinados supera los 1.350.

Estos ataques individuales tienen lugar en el contexto de un deterioro general de la seguridad. Los seis últimos meses de 2004 fueron los peores desde que empezó la guerra hace casi dos años: murieron 503 soldados. En general, el Pentágono ha informado que 10.200 militares han resultado heridos desde marzo de 2004, más de la mitad con heridas demasiado graves como para no poder reintegrarse al servicio. Más de 10.000 han regresado a los Estados Unidos por causa de enfermedades físicas o mentales. Otras dos calificaciones de la insurgencia han sido reveladas recientemente. Una es que los Estados Unidos y el Reino Unido tienen unos 10.000 iraquíes detenidos, la mayoría por sospecha de estar involucrados con la insurgencia. Significativamente, más del 95% son ciudadanos iraquíes, lo cual hace dudar en la muy citada opinión de que la insurgencia está sustancialmente sostenida desde el exterior. La otra es el informe sobre la opinión del general Shahwani, director del servicio de inteligencia del gobierno provisio-

nal, según la cual la insurgencia tiene un núcleo de 40.000 paramilitares, apoyados por cuatro veces ese número de partidarios activos. Este es un cálculo mucho más alto que el ofrecido por las autoridades estadounidenses, y apunta al hecho de que la insurgencia puede involucrar un movimiento numéricamente mayor que todas las fuerzas de los Estados Unidos y otras, actualmente en Iraq.

nald Rumsfeld de tener un ejército reducido, con una mayor concentración en las fuerzas de ataque de largo alcance y especiales, y un persistente énfasis en el despliegue rápido. El objetivo es crear unas fuerzas militares capaces de librar guerras rápidas en la búsqueda directa de los objetivos estadounidenses, evitando siempre tener un gran número de tropas atado a guerras en lugares distantes. Iraq ha cambiado todo esto, y la iniciativa de presupuesto reconoce las nuevas realidades. Habrá recortes para los nuevos destructores y submarinos de la Marina; la Fuerza Aérea perderá 96 de sus nuevos aviones de guerra F/A-22 Raptor, y habrá incluso un recorte en los gastos de defensa balística, un programa particularmente cercano al corazón del gobierno de Bush. En cambio, el Ejército recibirá unos 25 mil millones de dólares adicionales durante los próximos cinco años. A todos estos cambios se suman más pedidos presupuestales de fondos de emergencia para cubrir los costos de las guerras de Iraq y Afganistán. Según el Washington Post, el gobierno de Bush está preparando solicitudes de gastos de emergencia del orden de

80 mil a 100 mil millones de dólares, casi veinte veces más que el presupuesto de desarrollo nacional directamente manejado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) para el año en curso, buena parte del cual será invertido en Iraq y Afganistán. Todavía estamos a menos de dos años de la guerra de Iraq pero ya es claro que ha tenido un efecto fundamental en la estrategia militar de los Estados Unidos. Puede que esto no se manifieste en las políticas más amplias de un gobierno que todavía está sumido en la euforia de su triunfo reeleccionista, pero sí es una indicación de los costos a largo plazo para la política de seguridad de los Estados Unidos en el Medio Oriente. * Profesor de Estudios sobre la Paz en la Universidad de Bradford; editor de Seguridad Internacional de openDemocracy; consultor del Oxford Research Group. La segunda edición de su libro Losing Control fue recientemente publicada por Pluto Press. Publicado por la Universidad Nacional de Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.

La guerra a futuro Todo esto sirve para dar algunas indicaciones sobre los problemas a los que se enfrentan los Estados Unidos en Iraq; pero una de las señales más claras proviene de una fuente muy diferente, un documento del presupuesto de defensa del Pentágono para el año fiscal 2006 (que principia en octubre), que equivale a un importante cambio de énfasis en los proyectos de tecnología de punta para la Fuerza Aérea y la Marina, hacia mayores fondos para el Ejército. El alcance del cambio es más notable a la luz de la anterior determinación de Do-

á

Más de 1.630 miembros resultaron heridos en acción, de un total de 15.670.

Infografías de Leonardo Cuéllar.


¿Quién tutela los derechos de los desplazados? La compleja configuración del régimen político y la arquitectura institucional colombiana dan lugar a situaciones paradójicas. Frente a la negativa del gobierno del presidente Uribe de reconocer la existencia de un conflicto armado interno y de una crisis humanitaria correlativa –que encuentra en el desplazamiento forzado una de sus expresiones más dramáticas–, existen 18 sentencias de la Corte Constitucional que desde 1996 reiteran la necesidad de una respuesta estructural, duradera y adecuada a los derechos, necesidades y legítimas expectativas de la población en situación de desplazamiento. Las diferentes e incluso contradictorias políticas que se han puesto en marcha para intentar dar respuesta al problema han resultado ineficaces. No se han adoptado los arreglos institucionales ni asumido los esfuerzos presupuestales que garanticen los derechos fundamentales de dicha población e, incluso, se han vulnerado sus derechos y libertades. El desplazamiento forzado en Colombia representa una situación de tal gravedad que la Corte Constitucional, –en sentencia de tutela T-025 de febrero de 2004–, determinó que configura un “estado de cosas inconstitucional”. Es decir, se ha presentado un sistemático incumplimiento de la obligación primaria del Estado de brindar protección y atención integral a la población en riesgo o en situación de desplazamiento. Las distintas órdenes proferidas por la Corte al Estado colombiano tienen como plazo de cumplimiento febrero de 2005. Dichas órdenes involucran al Consejo Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia, y a las diversas instituciones del Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia. En dichas órdenes, la Corte Constitucional exige al Estado responder por el número de personas en esta situación incluidas en el sistema estatal de registro; determinar las ayudas que cada una de ellas ha recibido; definir el esfuerzo presupuestal necesario para garantizar el mínimo de protección y la carta básica de derechos de dicha población, y coordinar acciones concurrentes y complementarias de las instituciones estatales y gubernamentales que garanticen los derechos

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Guillermo Flórez P.

Harvey Danilo Suárez M.*

Impedir que las garantías legales que amparan a la población desplazada se conviertan en letra muerta, es la propuesta de las organizaciones sociales que prestan su atención al problema del desplazamiento forzado. concernidos. La Corte exige, además, la efectiva participación en este proceso de la población desplazada y el seguimiento de la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, las organizaciones de derechos humanos y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Opciones para el posconflicto En términos del diseño, aplicación, evaluación y ajuste de la política pública para afrontar el problema, la sentencia T-025 de 2004 –y la línea jurisprudencial que la soporta y reafirma–, ofrecen una oportunidad excepcional para reorientar y consolidar políticas integrales y duraderas de prevención, protección, atención y reintegración desde una perspectiva de realización y restablecimiento de derechos. Avanzar en esta dirección permitiría abonar el terreno necesario del posconflicto en Colombia. Sin embargo, esta oportunidad se puede desperdiciar en un escenario de continuidad del estado de cosas actual. En primer

lugar, con una respuesta gubernamental encaminada a “hacer la tarea”, es decir, responder a las órdenes de la Corte de manera formal, como medida para evitar sanciones a los altos cargos directivos de las entidades responsables, frente a eventuales incidentes de desacato por incumplimiento. O peor aún, intentar reducir las obligaciones estatales por debajo de los estándares básicos contemplados en el derecho internacional de protección y en el derecho interno. Sería muy costoso para el país desaprovechar las escasas oportunidades en las que se reúne el Consejo Nacional de Atención a la población desplazada por la violencia –presionado por los requerimientos de la Corte–, sin que se ajuste la institucionalidad ni se asegure un presupuesto acorde a los derechos, libertades y garantías que requiere y merece la población en situación de desplazamiento. Entre tanto, las organizaciones encargadas de afrontar esta situación pueden perder el rumbo y propiciar divisiones internas y distanciamientos con otros agentes de política pública –organizaciones sociales, de derechos humanos y comunidad internacional– atizando disputas de repre-

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sentación y recursos financieros. Aunque estos temas deben tramitarse de manera propositiva en escenarios públicos, pueden distraer del objetivo principal: consolidar respuestas estatales, gubernamentales y sociales estructuradas, integrales y duraderas al problema. Todo ello bajo la premisa de que la responsabilidad primaria es del Estado (nacional y local), y que la acción de las organizaciones de la sociedad civil y de la comunidad internacional es complementaria a la anterior. Asimismo, las organizaciones sociales, de derechos humanos y la comunidad internacional pueden dejar pasar la oportunidad de plantear el necesario debate público sobre esta política, realizar el seguimiento al cumplimiento de la sentencia, y formular las propuestas y acciones pertinentes orientadas a ampliar y cualificar la respuesta institucional y social a esta situación. Vías democráticas en proceso El esquema de “frenos y contrapesos” entre los poderes públicos en el marco de un estado social y democrático de derecho, plantea una dinámica constante de reafirmación de principios y fines institucionales y sociales constitutivos de la Carta Magna. Este proceso de ajuste y construcción de vías democráticas para tramitar la diversidad de intereses en disputa, requiere de instituciones, inversión y presupuesto efectivo. La posibilidad de exigir y brindar derechos fundamentales y libertades básicas a través de mecanismos e instancias institucionalizadas de protección –sobre todo en contextos de alto conflicto–, se configuran en antídotos y escenarios de mitigación de la violencia, desigualdad, discriminación e injusticia. Profundizar estos mecanismos es una inversión preventiva para la construcción de la paz que requiere apoyo social e institucional. Quienes prefieren medidas de facto, poderes omnímodos, decisiones unilaterales, y el cierre del espacio político y humanitario, ven en estas instituciones, mecanismos y garantías, costosos obstáculos que deberán ser transformados, reducidos o removidos. Un régimen constitucional democrático, con derechos para todos, con controles públicos y participación ciudadana, es la pesadilla de todo gobierno autoritario que intenta establecer un mundo con restricción de derechos para la mayoría y lleno de privilegios para unos pocos cercanos al poder. El debate está abierto. Nos asiste la obligación y la responsabilidad de afianzar un estado social y democrático de derecho, sobre todo en medio de la tormenta. * Investigador social y consultor independiente; abogado, especialista en ética y derechos humanos; candidato a magíster en antropología social; integrante de la junta directiva de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes).


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Nación

Habitantes invisibles ¿Cuáles son los factores que mantienen el desplazamiento forzado en Colombia, considerado por las Naciones Unidas como una de las crisis humanitarias actuales más graves del mundo, casi en el ostracismo nacional pese a los ingentes esfuerzos de algunos medios de comunicación, de organizaciones sociales y de derechos humanos, de algunas entidades estatales y de la comunidad internacional? ¿Qué pasa cuando en un país en guerra las personas en situación de desplazamiento terminan por convertirse en meras cifras, en habitantes invisibles de las ciudades sin rostro, en dramas individuales que solo convocan a una minoría? ¿Cuál es nuestra incapacidad individual y colectiva para colocarnos en el lugar del migrante forzado y reconocer que es una persona, una víctima, un sujeto político, un agente social de transformación? ¿Qué temores nos asaltan como sociedad al no querer profundizar en las causas estructurales de esta diáspora inacabada para así quedarnos en el letargo tranquilizador de nuestra conciencia cuando aportamos algunas monedas, o “ropita vieja de los hijos”, o “dulcecitos para los niños desplazados”, que guardamos en la guantera del carro”?

Colombia ocupa el tercer lugar en el mundo en población desplazada después de Sudán y Afganistán.

Los fantasmas de la diáspora ¿A tal punto se ha naturalizado la persistencia de la guerra en Colombia que hemos olvidado que hay víctimas porque otros han decidido que así sea? ¿Acaso opera un cierto “contagio” social que indica que quien ha sido desplazado es porque “algo hizo para merecerlo”, que ha participado de la guerra y, por tanto, su sola presencia nos intimida? Cuando las representaciones mediáticas de esta situación están atravesadas por estereotipos que diluyen el trasfondo mismo de la guerra, y distraen las responsabilidades y los poderosos intereses que sustentan el desplazamiento forzado, ¿qué

sucede al centrarse exclusivamente en la condición de víctima de las personas en esta situación, vistas en la información noticiosa como individuos sin historia ni contextos y despolitizados como sujetos de derechos? Pese a la gravedad del desplazamiento forzado interno en el país, como sociedad aún no hemos logrado construir lecturas de esta situación que superen el altruismo, la buena voluntad e incluso la lástima, cuando no la más absoluta indiferencia. La deuda social con la población en situación de desplazamiento incluye asumirlos como seres humanos con dignidad, y sujetos

Guillermo Flórez P.

En medio de la descomunal afluencia de pasajeros que en la pasada temporada de fin de año arribaron al Terminal de Trasportes de Bogotá, en busca de un tiquete para viajar a visitar a sus familias y amigos, o escapar de la rutina de trabajo en la ciudad, Miriam caminó contra la corriente. La falta de abrigo para el frío capitalino con la que llegaron sus tres hijos lo ratificó. Su rostro pálido evidenció el cansancio de las casi 20 horas del intempestivo viaje que debió realizar desde una apartada vereda del Caquetá para huirle a la muerte. Ella es una más de las centenares de personas que diariamente llegan desplazadas a Bogotá como resultado de la guerra en Colombia. Un mes después de su llegada, hoy Miriam pasa desapercibida junto a sus hijos en la esquina de un semáforo de una de las principales vías de la ciudad. El aviso que porta, escrito con modesta caligrafía, parece diluirse en el paisaje urbano: “Estoy desplazada. Vengo del Caquetá, por favor ayúdeme”. Sin la compañía de su esposo, del cual no sabe nada desde el día en que un grupo armado se lo llevó en la madrugada, no sin antes amenazar a la comunidad para que abandonaran las tierras en menos de 24 horas, Miriam, acostumbrada a trabajar en su parcela, añora esos días en que el sustento diario de su familia no dependía de la buena voluntad o la lástima de otros. Y lo reclama: “Es que yo no soy desplazada. Estoy desplazada, que es diferente”.

Guillermo Flórez P.

Laura Zapata Barrera*

Al menos dos millones de desplazados esperan la respuesta del Estado a su dramática condición.

sociales y políticos y, en consecuencia, responder de manera adecuada con una política pública integral y “darles lugar” en una sociedad históricamente excluyente y fragmentada. Pareciera que en Colombia la exclusión también aplica respecto de las víctimas de la guerra, y se van configurando escalas diferenciadas de valoración al respecto. Las víctimas que logran concitar la preocupación nacional son aquellas que tienen espacio en las agendas prioritarias de los grandes medios de comunicación y poderosos sectores del país. Considerando desde luego el secuestro como un crimen de lesa humanidad, que en Colombia reviste dimensiones extremadamente preocupantes, la movilización de opinión pública, presupuesto e instituciones para afrontar este flagelo están lejos de compararse con la manera de afrontar el drama del desplazamiento forzado (y ni qué decir de la desaparición forzada). Este sigue siendo un tema marginal de la agenda pública nacional, no obstante la magnitud, profundidad e intensidad del destierro y el despojo en Colombia. Democracia real y ciudadanía Tal vez, algunos de los factores determinantes del desconocimiento y la indiferencia de la diáspora interna en el país estén asociados con las dificultades de consolidar una democracia real y una ciudadanía fortalecida en el ejercicio de sus derechos y deberes, en la construcción de un proyecto incluyente y colectivo de país, en la primacía de lo público sobre los intereses privados, en la confianza en la mediación institucional, y en la ruptura con la sempiterna recurrencia a la violencia como mecanismo para dirimir intereses en pugna. Para avanzar en la reflexión y acción colectiva referida a temas como el desplazamiento forzado interno, la crisis humanitaria y la consolidación de un estado social y democrático de derecho, entre otros, es necesaria una consideración inicial: las personas desplazadas, y todas las víctimas de la guerra en Colombia, son ciudadanos a los cuales se les debe garantizar condiciones y oportunidades efectivas de realización de sus derechos. Mientras esto no ocurra, seguiremos pasando raudos por muchos cruces de avenidas de las ciudades colombianas sin ver a las tantas personas desarraigadas producto del conflicto armado interno y otras formas de violencia, a quienes, como a Miriam, hemos convertido, tal vez sin quererlo, en los fantasmas de la diáspora nacional. * Comunicadora social y periodista, investigadora sobre temas de género y desplazamiento forzado.


Archivo. Menos fría y gris que la ciudad de la nostalgia, en la Bogotá de hoy se confunden los colores y acentos de todo el país.

Tatiana Gómescasseres* Si bien, problemas como la carencia de vivienda, de escuelas y centros de salud bien dotados, constituyen para la ciudad de Bogotá asuntos de primer orden, es necesario orientar la mirada hacia otros asuntos urbanos de igual importancia, entre ellos el equipamiento adecuado y suficiente de los espacios públicos destinados a la recreación. Desde el punto de vista social, éste debe ser un tema relevante para lograr que desde estos lugares de la ciudad se pueda mejorar la calidad de vida de sus habitantes mediante la satisfacción de las necesidades básicas que van más allá del simple alojamiento, pues habitar la ciudad implica también jugarla y disfrutarla. El espacio público constituye un referente para la construcción de identidad de las sociedades urbanas ya que permite tanto la re-creación de la historia común como el reconocimiento de las personas con los lugares físicos. Así mismo, genera sentidos de pertenencia, reavivando y, estimulando la memoria individual y colectiva. Favorece y facilita, además, las relaciones sociales así estén en su mayoría determinadas por el anonimato. Supone dominio públi-

Ciudad 8

Ciclovías

Deporte y paseo festivo Lugar de encuentro y de esparcimiento, la ciclovía es además un potente cohesionador social; facilita la realización de las obligaciones y los derechos de los ciudadanos que acuden a ella para imprimirle otra dinámica a la ciudad. co, uso colectivo y una multifuncionalidad que es fundamentalmente producto de una construcción social. La ciclovía de Bogotá, como espacio destinado para la recreación, es una política pública que está a favor de la cohesión social porque como producto urbano diversifica y reactiva el tejido cultural, fomenta la participación comercial y económica y crea autoestima urbana; a su vez, responde a las demandas de participación, recreación y deporte de los habitantes de la ciudad; y genera mecanismos de transBogotá, D.C. • Enero 16 de 2005

formación de su entorno incluyendo objetos culturales y participación social. En ésta, el papel iniciador de la Administración Distrital y la participación de sus usuarios, promueven un salto cualitativo en la ciudad que se inscribe en el tiempo cotidiano del día festivo. La ciclovía recorre el pasado y el presente de la ciudad; al circular por ésta se viaja a través de los distintos tiempos culturales que se manifiestan en sus construcciones arquitectónicas, y se atraviesa también por el orden y el desorden urbano; distintos aspectos que van desde la planificación y los usos del suelo hasta los monumentos; los significados aparecen en el recorrido en el que se observa una gran urbe fragmentada y discontinua que contiene en su seno otras tantas ciudades. La ciclovía de la Carrera 7ª, por ejemplo, expresa de manera muy completa gran parte de esa diversidad social y cultural de Bogotá, cuya vivencia se

acerca más a una sumatoria que a una real integración de modos particulares de habitarla, recorrerla, entenderla e imaginarla. Bogotá es una ciudad donde continuamente se exigen actitudes positivas: la alegría, el buen humor, la sonrisa; por esto un fenómeno como la ciclovía que crea acontecimientos, lugares aceptados, aptos para sorprender y emocionarse, para retener las miradas y estimular la imaginación, constituye ese componente lúdico que la ciudad requiere como parte de sí misma, para que se juegue y se anime la calle. Una ciudad como Bogotá, que busca continuamente la sociabilidad juguetona, que añora el sentido de comunidad, de igualdad, de integración e inclusión social, encuentra en la ciclovía la realización del deseo de ser habitada con mejores condiciones, pues si hay algo que caracteriza a este espacio recreativo es su uso público y su apropiación comunitaria.


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Ciudad

Desde sus inicios, las ciclovías han tenido gran acogida por los ciudadanos.

Dicho deseo pasa también por la necesidad de construir ciudad por medio del fortalecimiento de una sociedad con una moral específica y propia que se exprese en su cotidianidad, unas conductas referidas a una normatividad cultural y a unas leyes, es decir, un consenso normativo básico necesario para la convivencia pacífica. El acceso democrático y la idea generalizada de que en la ciclovía entran en contacto todas las clases sociales aproximan el sueño de tener en Bogotá una ciudad incluyente donde todos sus habitantes tienen acceso a los bienes y servicios, es por esto que la ciclovía cumple también la función de mantener, por lo menos entre quienes la viven de cerca, la ilusión casi utópica de una ciudad donde la vida pública transcurre en medio de una armonía comunitaria.

Archivo.

El cuerpo: principal protagonista Las características escénicas que identifican a la ciclovía como una región particular de significado, están basadas tanto en

las condiciones de visibilidad mutua de sus participantes como en el sentido lúdico y recreativo que posee. En ésta, la interacción entre paseantes satisface una condición estructural muy importante pues pone en relación disposiciones sensoriales como la vista, el olfato y el oído, con un lenguaje corporal complejo constituido por movimientos y gestos a partir de los cuales se logra la comunicación. Los intercambios recíprocos de información no son, entonces, verbales, directos ni completamente explícitos, y dado que los usuarios no poseen elementos materiales de señalización, como los carros, las miradas, sonrisas, movimientos de cabeza, gestos, silbidos y chiflidos son los elementos de la interacción que resultan más estratégicos cuando se trata de alertar al otro del propio movimiento o anticipar su acción. Es decir, el lenguaje corporal funciona como un detector de lo que es o no pertinente hacer en un momento dado del recorrido.

Ocio y ciudadanía se integran en un espacio común en el que se tejen variadas relaciones sociales.

¿Salud o estética? Desde este punto de vista se puede observar la existencia de una serie de diferencias entre los tipos de usuarios respecto a la importancia que le otorgan al deporte y a los efectos esperados del ejercicio. En la ciclovía de la Carrera 7ª, por ejemplo, para los hombres, sobre todo los que circulan por el sector sur, el cuerpo es visto como un medio de trabajo y locomoción; para ellos los efectos esperados del ejercicio se orientan hacia el cuerpo externo, otorgándosele una mayor relevancia a la fuerza aparente de una musculatura visible demostrada también en la resistencia física requerida para realizar recorridos largos. Para los hombres que circulan por el sector norte, los efectos esperados del ejercicio tienen que ver más con el cuerpo interno, es decir, con una serie de relaciones respecto a la enfermedad o cuidados de la salud, lo que evidencia la preocupación por el cuerpo visto como un fin en sí mismo. Mientras los primeros son el tipo de usuarios que se encuentran en los puestos de comida consumiendo tamales, empanadas, perros calientes y hamburguesas, alimentos que por su contenido graso y abundancia suelen ser rechazados por quienes

asocian de manera directa el deporte con la higiene, los segundos son los fieles consumidores de jugos naturales, agua y bebidas hidratantes. Por otro lado, las mujeres son quienes más resultados esperan del ejercicio físico; en primera instancia, un efecto sobre el cuerpo interno, los beneficios respecto a la salud física; son ellas quienes más suelen aducir argumentos sobre los beneficios respecto a la salud mental, manifestada en una mezcla de equilibrio psíquico, paz interior y tranquilidad espiritual. En segunda instancia, los efectos sobre el cuerpo externo tienen que ver con la elegancia y desenvoltura corporal, lo que evidencia la preocupación por la presentación estética del cuerpo femenino que se encuentra mucho más estereotipada que la del cuerpo masculino. Para la mayoría de ellas la obtención del cuerpo legítimo o deseable es la principal preocupación, consumen jugos naturales, avena, agua y ensaladas de frutas, alimentos caracterizados por su bajo contenido en calorías y la asociación que con estos se hace de lo que es higiénico y sano. Esta cultura del cuerpo se sintetiza en la creencia sobre el uso legítimo o deseable incorporada en todos los usuarios de la ciclovía. Con aparente desinterés, todos salen a practicar algún deporte mientras pasean y comparten el tiempo con sus acompañantes. Como se mencionó anteriormente, las prácticas deportivas que realizan son el medio para mantener una buena salud, pero a la vez parecen tener un fin en sí mismas, se practica deporte por la bondad que en sí mismo implica, es vitalidad, fortaleza, juventud, sinónimo de bienestar general. Parafraseando a Pierre Bourdieu sería un “arte por el arte deportivo” con su propia definición como campo, donde se ubican los deportistas profesionales y las instituciones mundiales que los apoyan, y que para el caso de la ciclovía bogotana toma su propia forma a manera de imitación, reconociendo y reproduciendo la creencia en el uso legítimo del cuerpo. *Socióloga de la Universidad Nacional de Colombia.

Archivo.

Guillermo Flórez P.

Esa posibilidad de expresión en la que interviene todo el cuerpo con cada uno de sus sentidos además de ser pública es también publicitante, porque ostenta y manifiesta las intenciones sobre todo las de no pasar desapercibidos ante los demás. La mirada, por ejemplo, adquiere una significación especial ya que constituye, antes que cualquier comunicación verbal, la primera etapa de la interacción, la cortesía visual es el principal elemento para saber más o menos qué intenciones tiene el otro y así mismo indicarle que no hay motivos para que desconfíe de uno. Pero el protagonismo del cuerpo en este escenario de la ciudad no se agota en las formas de comunicación, todo parece indicar que el interés de los usuarios de la ciclovía por la realización de prácticas deportivas tiene su fundamento en la preocupación por el bienestar del cuerpo, lo cual implica tanto la presentación externa, es decir, la preocupación por la estética corporal, como la constitución interna, esto es, por la salud física y mental. Estas preocupaciones propias del estilo de vida urbano surgen de las luchas por la definición y el uso del cuerpo legítimo o deseable; definición en la que intervienen tanto educadores físicos, médicos y deportistas profesionales como modelos, personajes de la farándula y diseñadores de modas. La ciclovía se ha convertido en uno de los lugares de la ciudad de Bogotá donde se reproducen con mayor intensidad esas luchas.

El tributo a un ideal de cuerpo, también nutre los imaginarios asociados a la actividad de las ciclovías.


Evaluación a la nueva contratación de gas natural El nuevo sistema de contratación de gas natural traerá beneficios tanto al Estado y a los inversionistas como al medio ambiente. Una rentable opción para contrarrestar la actual declinación de las reservas de hidrocarburos en el país. Juan Carlos Cárdenas Valero* Desde la década del 70, el gas natural ha sido el energético de mayor crecimiento en el mundo, su demanda se ha visto impulsada por la necesidad de los países desarrollados de sustituir al petróleo y por las grandes ventajas ecológicas que ofrece. Esto ha traído un auge en su exploración y explotación, lo cual ha repercutido en avances tecnológicos que han disminuido los costos de las altas inversiones necesarias para su producción, tratamiento y transporte. Colombia no ha sido ajena a este proceso, sin embargo se ha creado un círculo vicioso en la industria del gas natural, en el que no se invierte en exploración porque no hay mercado y se limita el crecimiento de la demanda debido a las reservas insuficientes de largo plazo. Consciente de este fenómeno, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) planteó en el nuevo modelo de contratación ciertos beneficios para la exploración y producción de gas natural en Colombia, con el objetivo de generar las reservas de largo plazo que le permitan al país desarrollar su mercado interno e incursionar en el naciente mercado global de gas. El nuevo contrato tiene por estrategia principal el aumento de la competitividad del país en el ámbito internacional para atraer inversión nacional, extranjera, privada o pública. Para esto se realizaron tres cambios esenciales en el contrato, respecto al que se había manejado tradicionalmente de producción compartida. Estos cambios son: recompensa al riesgo exploratorio en un 100% para el inversionista, el Estado en esencia recibe regalías e impuestos, y la duración del contrato en su fase de producción se extiende hasta el agotamiento de los campos.

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La nueva contratación le facilita al país ingresar al mercado mundial del gas.

Dada la importancia de los cambios hechos al modelo de contratación y la necesidad de obtener cifras comparables que permitieran dar algunas conclusiones acerca del nuevo contrato y sus posibles repercusiones en la industria del gas natural en Colombia, se realizó una evaluación económica de esta reciente norma teniendo en cuenta el caso especial de los descubrimientos de gas natural libre. Para el estudio se analizaron cuatro ta-

maños de campos de gas natural libre con reservas recuperables de 100, 300, 1.000 y 3.000 giga pies cúbicos, y se utilizaron cuatro escenarios de precios del gas en boca de pozo, los cuales fueron: US$ 1,1/MBTU1; US$ 1,2/MBTU; US$ 1,4/MBTU; US$ 1,6/ MBTU. Igualmente, se establecieron los impuestos que afectarán al proyecto, así: impuesto a la renta (35%), sobretasa al impuesto de renta (3,5%) e impuesto a las remesas (7%) para un total de 45,5%. Además

El país cuenta con doce campos principales de producción de gas como éste, localizados en la Costa Atlántica, Santander, Llanos Orientales y Huila-Tolima.

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se consideró una depreciación en línea recta a cinco años y se tuvo en cuenta el pago por uso del subsuelo. Los resultados de la evaluación muestran cómo la participación del Estado en las ganancias del proyecto se reduce del 64% al 50,47%; el valor presente neto por pie cúbico producido que muestra lo que cada giga pie agregará al patrimonio del inversionista, alcanza un promedio de 10 centavos de dólar por pie cúbico, y la tasa interna de retorno que muestra la rentabilidad del inversionista en términos porcentuales se ubica en promedio en 36,01%, bastante atractiva para este tipo de proyectos que implican grandes riesgos. El nuevo modelo de contratación es más rentable y atractivo para las compañías privadas en comparación con los que anteriormente se habían implantado en el país, gracias a la salida de Ecopetrol como socio en la fase de producción. Sin duda, este mecanismo hará que descubrimientos con pocas reservas de gas libre puedan ser rentables y explotados por las compañías, en lugar de ser sellados como sucedía anteriormente, cuando la participación que el Estado tomaba a través de su empresa petrolera los hacía inviables económicamente. Sin embargo, es importante anotar que este mecanismo que beneficia la explotación de yacimientos con reservas marginales, hace que yacimientos de grandes reservas de gas generen en algunos casos una rentabilidad que podría considerarse exagerada al superar el 50%, por lo que se hace necesario establecer un mecanismo que le permita participar al gobierno colombiano en aquellos proyectos con altas rentabilidades. Es importante resaltar que el nuevo contrato “no garantiza el autoabastecimiento petrolero y gasífero de la Nación”, la rentabilidad de los proyectos es solo una de las variables que las compañías petroleras tienen en cuenta al momento de invertir en un país; el nivel de precios del hidrocarburo, las tasas de interés, el índice de prospectividad, así como la estabilidad política y judicial, son otras variables a tener en cuenta. Por último, es claro que el nuevo modelo de concesión implantado por la ANH es necesario en las actuales condiciones de declinación de las reservas de hidrocarburos del país, que surge como la manifestación del fracaso de la política petrolera implantada durante los últimos diez años. *Estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia. 1 Se supuso que el contenido energético de 1 pie cúbico de gas es 1.000 BTU (1 pie cúbico cúbico = MBTU) BTU = British Termal Units.


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Economía

Algunos cooperantes internacionales han orientado sus apoyos financieros hacia otras regiones con conflictos agudos vigentes superiores al que sufre Colombia.

Reto económico para las ONG

Giovanni Pérez Ortega* Desde su aparición en la posguerra, las ONG colombianas han dependido en gran medida del financiamiento internacional, lo que las ha hecho susceptibles no solo a los cambios económicos que se presentan a nivel internacional, sino que han estado muy ligadas a las exigencias de los países cooperantes. En los años ochenta, por lo general habían fondos suficientes en la agencias y países cooperantes, con destino a las ONG latinoamericanas, pero a principios de la década del 90 hubo una reducción drástica del apoyo internacional; la perspectiva de crecimiento sostenido de las ONG se transformó en una disminución de fondos externos y en la consecuente amenaza a la sostenibilidad financiera de muchas de estas organizaciones. Esta situación es, en parte, el resultado de muchos cambios en el país y en el ambiente de la cooperación extranjera, producido principalmente por la noción que tenían los donadores, de que Colombia estaba entrando en una fase de recuperación económica, ocasionando que los recursos empezaran a fluir con mayor frecuencia hacia Bolivia, Perú y Ecuador, y hacia Europa Oriental y África. En Colombia las relaciones entre las ONG y el Estado también sufrieron una modificación significativa; al momento de su fundación, algunas ONG estaban comprometidas con una posición antigubernamental y otras se mostraban indiferentes. En la medida en que la crisis económica empeoró y la legislación colombiana a partir de 1991 impidiera que fondos públicos

fueran destinados a donaciones para las ONG, muchas abandonaron esa indiferencia hacia el Gobierno, e iniciaron fuertes lazos de colaboración mutua en la satisfacción de las necesidades de la comunidad en general. Hoy, el panorama económico y financiero externo para las ONG ha empeorado. Para empezar, los gobiernos se han convertido en “una fuerte competencia” para ellas, aumentando en términos relativos los recursos de la cooperación canalizados a través de las agencias gubernamentales, a expensas de los recursos canalizados por las ONG. Además, algunos cooperantes internacionales importantes orientaron sus prioridades hacia otras regiones con conflictos agudos vigentes superiores al que sufre Colombia, o a los países de la antigua Unión Soviética y sus aliados. Como si esto fuera poco, algunos especialistas en el tema de financiación de ONG, aducen cierto grado de cansancio de los países cooperantes al comparar la relación entre los recursos facilitados y el impacto logrado por las ONG con estos recursos. Debido a lo anterior, los países cooperantes han aumentado las exigencias a las ONG, tanto en mayor participación local (recursos de contrapartida), como en sostenibilidades de la asistencia técnica y la aplicación de criterios más explícitos de eficiencia y eficacia en las actividades que desarrollan. De igual manera, buscan resultados tangibles de esta cooperación. Pero el panorama de financiación interna, tampoco parece ser de bonanza para estas organizaciones. Por un lado, la privatización y eliminación de servicios y em-

presas estatales, simultáneos a los programas de reforma del Estado, han obligado a muchas ONG a retomar servicios que previamente ofrecía el Estado, aumentando su cobertura y número de beneficiarios con los mismos recursos. Las más afectadas son las que se dedican al sector social, y las que trabajan en la capacitación de grupos marginados, derechos humanos y procesos de democratización, puesto que por su tradición de dependencia de los fondos externos, cuentan con menos experiencia y posibilidades de generar los fondos necesarios para financiar sus actividades. Para el Grupo de Investigación y Consultoría Organizacional (Gico) de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, lo más preocupante en materia de financiación interna o local de las ONG, puede resumirse en cuatro aspectos: 1. El problema de la estigmatización de las ONG por parte de algunos dirigentes políticos y empresarios del país, como organizaciones sospechosas de desestabilización de la democracia colombiana, ya que ha afectado toda búsqueda de recursos con particulares nacionales, e impedido la contratación de las ONG con empresas estatales y privadas. 2. La conceptualización que tienen los colombianos de mayor ingreso sobre los beneficiarios de las ONG: según el último sondeo realizado por Gico en 2003, las personas de mayores ingresos no se perciben como beneficiarios; manifiestan que las ONG son para los más pobres, cuando se sabe que el problema de derechos humanos, desplazamiento forzado, seguridad, secuestro y ambiental, afectan por igual a todas las esferas sociales del país. Este aspecto ha impedido que las personas con mayor posibilidad de hacer donaciones a las ONG, prefieran realizar por su cuenta y riesgo actividades en estas materias. 3. La escasa eficiencia de las ONG para realizar las actividades que le competen,

Para consolidar su permanencia y autonomía, las ONG deberán redefinir sus acciones.

bien sea por su poca posibilidad de aprovechar economías de escala; por su imposibilidad de estandarizar algunas soluciones a problemas sociales, todos ellos diferentes de acuerdo a las zonas de influencia o de ejecución; por su baja inversión en herramientas que aseguren calidad en sus procesos y procedimientos; y quizás un elemento no comprobado que solo es hipótesis: “a las ONG, no llegan nuestros mejores profesionales”, entre otras, porque los recién egresados prefieren vincularse a las empresas del Estado o a los grandes grupos empresariales debido a las mejores ofertas en materia de empleo. 4. El marcado crecimiento de las fundaciones empresariales en el país: según María Cristina Rojas, directora de la investigación “Fundaciones empresariales y cambio social (2004)”, en Colombia, para 1997 existían ya 94, y en una muestra de 34 fundaciones tomada ese mismo año, sus activos representaban el 1% del producto interno bruto y lo que es más importante, sus ingresos representaban el 2,5% del gasto social en Colombia. Esta cifra revela que los empresarios han preferido realizar las actividades propias del Estado y de las mismas ONG, lo que les ha limitado la consecución de recursos de las empresas privadas y ha aumentado la competencia por los recursos tanto internos como externos. Con este panorama oscuro en materia de financiación, son las propias ONG y sus dirigentes, los que requieren redefinir estrategias y acciones que les permitan iluminar el camino hacia su permanencia sin perder de vista su autonomía. Es un reto, pero también es una obligación, porque una vez asumida la tarea por mejorar la calidad de vida de la humanidad, no se puede volver atrás. *Profesor asistente de la Escuela de Ingeniería de la Organización de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.


“Muchos pensaban que estaban injustamente encarcelados, traicionados por sus cómplices criminales o por lo que pensaban era un sistema vengativo”.

Mi escape literario del castigo

En vez de reconocer mis propias fechorías, me dejé convencer por mi abogado defensor: negar todo me permitiría eludir el castigo y ser absuelto. Así que seguí mis delitos con más decisiones malas —como continuar con mi esquema de distribución de drogas después del arresto, presentarme a juicio a pesar de mi culpabilidad, jurar en falso en la corte—, las cuales avivaron las llamas en torno a mí, exponiéndome a círculos cada vez más profundos de condena judicial. Me di cuenta entonces que mi carácter (o falta del mismo) era mi peor defecto. Pasé varios meses en la celda de la cárcel local. Fueron los días en que me sentía más vulnerable. Al contemplar la posibilidad de pasar toda mi vida en una prisión, la muerte me parecía una decisión preferible aunque cobarde. En esa celda, sin embargo, mientras esperaba que empezara el juicio, me di cuenta que no había ganchos de los que pudiera colgarme, ni cuchillos o navajas con qué cortarme, ni un revólver para pegarme un tiro. El suicidio no parecía una opción viable. No en ese momento. Me fortalecí entonces para el juicio. Si me absolvían, la vida seguiría igual; si me condenaban, resistiría hasta la sentencia y ya transferido a la prisión encontraría el ansiado equilibrio. Para el momento en que el proceso en mi contra terminó, el juez que presidió el juicio me había impuesto una condena de

cuarenta y cinco años. Las leyes bajo las que fui condenado estipulaban que pasaría 26 años en la prisión, y que cumpliría el resto de la condena bajo alguna forma de supervisión comunitaria. Me sentí anonadado, tratando de entender cómo semejante castigo podía equipararse a la justicia. Fue entonces, cuando por pura suerte, encontré unos pocos libros que abrieron mi mente y me dieron fuerzas. Estaban en una caja de cartón debajo del lavaplatos de la zona social de la cárcel donde estaba recluido. Los que estaban encima eran todos novelas rosa y de vaqueros, pero al ir sacando las pilas de libros de bolsillo encontré La República de Platón y un libro que relataba el juicio de Sócrates. Ese fue el principio de mis lecturas filosóficas, de mi educación y de la fortaleza que ha permitido mantenerme a flote durante estos 17 años de prisión. En busca de la libertad Al leer la obra de Platón, empecé a darme cuenta de lo inadecuada que había sido mi educación. Desde mi arresto había vivido sin el sonido de la música, pero la lógica y la elocuencia que fluía de esos escritos me pareció más bella que cualquier ritmo o melodía que jamás hubiera escuchado. Empecé a quedarme despierto hasta tarde, leyendo con un diccionario a mi lado y luchando por entender el propósito de las leyes, su importancia para la sociedad, y la

Con la extradición de colombianos a Estados Unidos, las cárceles norteamericanas se convierten en centro de atención. Michael Santos mitiga su pena, de 45 años, en la literatura. Michael Santos* Poco después de mi arresto en 1989, empecé a pensar en el suicidio. En esa época de debilidad de mi vida, tenía 23 años. Después de haber dirigido un plan para distribuir cocaína durante casi dos años, el gobierno federal me acusó de delitos que podían hacer que pasara el resto de mi vida en una prisión. Esta perspectiva me aterraba. No importaba que en mi caso no hubiera acusaciones de porte de armas o violencia. Tampoco importaba que no hubiera sido arrestado antes. Nuestro país, los Estados Unidos de América, le había declarado la guerra a cualquiera que tuviera alguna relación con las drogas ilícitas. Co-

mo distribuidor de cocaína, yo había tomado una serie de decisiones criminales que me convertían en enemigo del Estado. Una vez capturado, tuve que examinar mi fuerza; encontré que carecía de ella. Yo soy responsable de las malas decisiones de joven adulto, aunque no pensara claramente durante esa difícil transición entre la adolescencia y la madurez. En lugar de tomar decisiones independientes y prudentes, escuché y me dejé influir por quienes me rodeaban. Estaba en medio de otros prisioneros que respiraban odio y escupían improperios. Muchos pensaban que estaban injustamente encarcelados, traicionados por sus cómplices criminales o por lo que pensaban era un sistema vengativo. “Al contemplar la posibilidad de pasar toda mi vida en una prisión, la muerte me parecía una decisión preferible aunque cobarde”.

Ensayo 12

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Ensayo

responsabilidad de todos los ciudadanos de cumplirlas. En esos escritos de la época clásica, empecé a reconocer un significado en la vida que tenía por delante. Llegué a aceptar que poner fin a mi vida solo le causaría más dolor y vergüenza a mi familia. Como Sócrates bebiendo la cicuta, yo tenía que esforzarme por avanzar en el laberinto del tiempo. Me esperaban toda clase de vicisitudes, pero si respondía bien ante el tumulto interior, me convencí a mí mismo que podía salir del abismo con entereza, moderación y disciplina: virtudes ausentes de la vida vacía que había llevado hasta entonces. Con el tiempo, me di cuenta que los libros –y los viajes en que me llevaron–, despejarían las nubes en mi mente y me llevarían de la desesperación a la esperanza. Mis carceleros me trasladaron a una prisión amurallada de alta seguridad en Atlanta. Ese traslado me hizo atravesar el país, hasta un sitio lejos de mi familia y amigos en Seattle. Las visitas serían muy escasas al empezar esa fase más baja de mi vida. Sin embargo, los libros me consolaron, suavizando esa sensación de extrañamiento que llegué a conocer con tanta intimidad. Platón me introdujo en el mundo de la sabiduría y me inspiró a aprender más. Empecé a estudiar con disciplina, poniéndome pequeños objetivos, pasos que me llevarían de un nivel de primeros años de universidad a uno de graduado. Aunque no podía asistir a una universidad, los libros me proporcionaron el conocimiento necesario. Fuera de los libros para mi trabajo académico, busqué otros que me introdujeran a grandes pensadores y a formas de vida que no había conocido antes. Uno de mis primeros favoritos fue El manantial de Ayn Rand, que me inspiró para sacar el mayor provecho de mi vida, a pesar de los obstáculos en que estaba enredado. Con el tiempo, leí todas las obras publicadas de Rand, y llegué a identificarme con su búsqueda personal de la excelencia. Ésta me llevó a estudiar a Nietzche, Sartre, Dostoievski y a otros filósofos que me animaron a alcanzar metas cada vez más altas. También me fueron útiles las biografías, sobre todo las de quienes triunfaron contra la adversidad. Recuerdo estar acostado leyendo la autobiografía de Malcolm X, un militante estadounidense que empezó a educarse en la celda de una cárcel. Me impresionaron muchos sus esfuerzos por enriquecer su vocabulario. Tuvo razón al reconocer que las palabras eran instrumentos

“Las visitas serían muy escasas al empezar esa fase más baja de mi vida. Sin embargo, los libros me consolaron, suavizando esa sensación de extrañamiento que llegué a conocer con tanta intimidad”.

o armas, y las usó para convertirse en un eficaz e influyente orador. Otros en la prisión objetaron que yo leyera un libro así. Hay una gran tensión racial en esas comunidades cerradas. Aunque tenían una gran influencia entre los militantes musulmanes y los afroestadounidenses, las enseñanzas de Malcolm X eran polémicas y no aceptadas por todo el mundo. Yo deseché el odio y el veneno en su obra, pero acepté la disciplina y las estrategias que empleó para sobreponerse a las cadenas de la ignorancia y la prisión. Finalmente, esperaba que mis lecturas y estudio me ayudaran a reconciliarme con la sociedad y a expiar las malas decisiones de mi juventud. Una mejor manera Leí la Biblia de principio a fin muchas veces, y encontré fuerza en muchas de sus historias. Me gustaron especialmente el libro de Job, la historia del hijo pródigo y las enseñanzas de Cristo que exhortaban a la compasión por todo el mundo, incluso aquellos en prisión. Aunque me consideraba separado de todo lo que percibía como dogmas de las religiones establecidas, mis lecturas abrieron espiritualmente mi cerebro y me ayudaron a encontrar la paz con Dios y con el mundo que me rodeaba. Entre más leía libros de género espiritual, más me convencía de que mi misión en la vida era aprender, enseñar, crecer y contribuir a las vidas de los demás. Leer y escribir me ayudan en esta búsqueda perenne,

Si antes en mi vida hubiera sido lector, habría podido aprender más sobre las buenas y malas decisiones de los demás.

y me elevan a un nivel de libertad que me lleva a través de los días, las estaciones y los años. No sé cuántos libros he leído desde que empecé mi vida de prisionero, pero estoy seguro de que llegan a cuatro cifras. Las obras de ficción también me entretuvieron y educaron, me ayudaron a apreciar la belleza del lenguaje y a escapar al mismo tiempo de la fealdad de la prisión. Admiré la mente artística de Tolstoi, el ingenio de Voltaire y la compasión de Víctor Hugo. Pero si tuviera que escoger una novela como favorita entre toda la literatura que he leído, no tendría la menor duda en escoger la novela clásica de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. Aunque Los Miserables me hizo temer la lucha a la que me enfrentaría después de 25 años de encierro, en Don

Quijote encontré la risa y las lágrimas y las más bellas expresiones del amor. En cuanto prisionero, sin embargo, escogí la mayor parte de los libros de la sección de no ficción de nuestra biblioteca. Trato de aprender las técnicas y estilos de los escritores que describen sus temas con desenvoltura y vigor. Yo aspiro a imitar su trabajo en mis esfuerzos para ayudar a otros a comprender el sistema carcelario estadounidense, la gente que se encuentra en él y las estrategias de crecimiento en el encierro. A principios de esta semana terminé unas memorias por Alice Sebold. Describe con elocuencia una espantosa experiencia personal; con el tiempo, a medida que trabajo para perfeccionar mi destreza literaria, trataré de introducir a los lectores en mi mundo tal como Sebold me introdujo en el suyo. Si antes en mi vida hubiera sido lector, habría podido aprender más sobre las buenas y malas decisiones de los demás. Tales experiencias, estoy seguro, habrían dejado una huella indeleble en mi mente y tal vez habrían hecho que evitara las malas decisiones que me llevaron a este largo encierro. Sin embargo, me he prohibido mirar hacia atrás. Dependo, en cambio, del maravilloso mundo de las letras y la literatura para llevarme hacia una mejor vida futura. Al hacerlo, tengo la sensación de estar derrotando el prolongado castigo de mi vida. ¿No es esto algo estupendo? *Actualmente cumple el decimoséptimo año de una condena de 45 años por distribución de cocaína. Entre sus libros están What if I go to Prison? (2003) y About Prison (2004). Publicado por la Universidad Nacional de Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.

“Me sentí anonadado, tratando de entender cómo semejante castigo podía equipararse a la justicia”.


El sistema de prisiones de alta seguridad estadounidense es un mundo primitivo y violento que promueve la unión racial como una de las pocas garantías de seguridad. Al margen de la afiliación a una banda blanca, hispana o negra, entre un pasado criminal y la esperanza de un futuro en el mundo exterior, el condenado por muchos años, el autor, nos introduce en este campo de batalla multicultural. La vida deriva allí hacia una cultura primitiva que respeta la violencia y anima a los prisioneros a, por lo menos, cultivar la percepción de que tienen los medios para emplearla con fuerza letal si los provocan. Durante el periodo inicial, las diferencias de antecedentes, acento o valores eran menos dominantes que las categorías raciales o étnicas: negra, hispana o blanca. En la USP Atlanta, la prisión donde me hallaba, la mayoría de mis compañeros presidiarios provenían del sureste de los Estados Unidos, muy lejos de mi hogar, en Seattle, en el noroeste. Casi 2.000 de los 2.700 prisioneros eran negros. Muchos negros urbanos sienten que durante toda su vida han sufrido opresión a manos de la estructura del poder blanco. En cierta medida, muchos de los prisioneros negros piensan que los blancos –no su propio comportamiento criminal o las decisiones que han tomado– son los responsables de su difícil posición en la vida. Mientras los blancos controlan el mundo más allá de los muros de la prisión, los negros en las prisiones tienden a ver como suyas las comunidades encerradas en ellos. Su número fortalece su dominio en muchos aspectos de la vida penitenciaria. Las

Estados Unidos es el país con mayor población carcelaria del mundo en relación con su número de habitantes.

La raza en la antisociedad Michael Santos Escribir sobre la raza es un tema difícil para mí. Soy un prisionero, y durante los muchos años de mi encierro he tratado, como quien dice, de vivir la raza neutralmente. Pero éste es un factor importante adentro: el color de la piel legisla con quién puedes hablar y con quién puedes sentarte; te puede proteger o puede hacer que te maten. A mí me criaron en Lake Forest Park, en el estado de Washington, un suburbio acomodado en el norte de Seattle. Las escuelas en las que estuve eran predominantemente blancas. Aunque mi padre había escapado de la Cuba comunista, y era por tanto de origen hispano, se casó con mi madre, una blanca estadounidense de muchas generaciones, y ya se había adaptado fácilmente al modo de vida estadounidense. Mis padres eran propietarios de un pequeño negocio, y nuestra vida en familia era más norteamericana que hispana. Hablábamos en inglés, pasábamos nuestro tiempo libre acampando y pescando, cenábamos juntos y nos entreteníamos escuchando música y viendo televisión esta-

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dounidense. Ninguno de mis amigos ni los de mis hermanas eran de origen hispano. Mi apellido es latino, pero nuestro modo de vida me condicionó para sentirme fuera de lugar en comunidades que no fueran estadounidenses. No hablo español, poco sé de música o cultura hispanoamericana, y no me identifico personalmente con asuntos de importancia para los hispanoestadounidenses. Por cierto, antes de la prisión tendía a reunirme con los que compartían los mismos antecedentes, y mis relaciones por general eran con norteamericanos blancos.

áreas comunes, la programación de la televisión, hasta las canchas de baloncesto de todas las prisiones lo reflejan. No existen políticas formales de segregación, pero los mismos prisioneros lo hacen voluntariamente. Se ciñen a territorios. En el comedor, por ejemplo, se reúnen por lo menos 700 personas, sentados los negros en un área, los hispanos en otra y los blancos en una tercera. Los problemas se presentan cuando los prisioneros cruzan estas líneas raciales. Lo mismo sucede en los cuartos de televisión o en los bancos de los espacios abiertos de la prisión. En un ambiente tan segregado, un hecho mínimo puede causar una reacción en cadena. Por ejemplo, un nuevo prisionero negro se sienta en una mesa de la sección blanca del comedor. Un prisionero blanco, con el mayor tacto posible, le dice que está en la sección equivocada. El negro le contesta que es libre de comer donde se le dé la gana. El resultado es una bandeja rota en la cabeza del negro y una violenta pelea. Los administradores deciden imponer el encierro total a todos los prisioneros en sus celdas. Algunos, exaltados, ven con buenos ojos esa excitación inmediata que produ-

Enfrentándose al color Cuando me encarcelaron hace diecisiete años entré a formar parte de un grupo indeseable: los proscritos de la sociedad. Mi percepción de lo que debía esperar había sido formada por las imágenes estereotipadas que había visto descritas en las películas populares. En las prisiones de alta y media seguridad pude observar que esas imágenes eran notablemente exactas. Las prisiones son antisociedades dominadas por aquellos que expresan odio y desdén por los valores que constituyen una sociedad próspera, sana y respetuosa de la ley.

El aislamiento voluntario es una forma más de protección del peligro en la prisión y un refugio de una supuesta presión social racial.

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Internacional cen esa clase de explosiones de violencia. Pero cuando estallan pequeñas guerras raciales, los mandamases –los prisioneros considerados líderes que controlan diferentes camarillas dentro de los diferentes grupos raciales– pueden reunirse en un esfuerzo por evitar que se extiendan. ¿Cómo se convierte en líder un prisionero? En las sociedades más allá de los muros de la prisión, la gente obtiene distinciones y promociones por mérito, y adentro también es una versión retorcida del mérito lo que funciona. Un líder es por lo general un hombre que “ha trabajado” para ello, es decir, que ha desafiado a la autoridad, que ha matado y que no tiene escrúpulos para volver a matar. Al mismo tiempo, los oficiales de la prisión disponen de muchos instrumentos para sofocar las tensiones. Pueden imponer encierros inmediatos por la fuerza, de ser necesario. Nadie desea un castigo de 23 horas diarias encerrado en una diminuta celda de concreto que debe compartir por lo menos con otro prisionero. Si no bastan estas sanciones, los administradores pueden trasladar a los agitadores e instigadores a otras prisiones en todo el país, separando a las personas, tal vez por miles de kilómetros, de su familia y sus amigos. En un esfuerzo por prevenir estas inevitables respuestas de las autoridades ante la violencia, los líderes de la prisión prohíben que miembros de su grupo inicien grandes disturbios, sobre todo en torno a delicados asuntos raciales. Las corrientes del poder Durante seis años tras los muros de la USP Atlanta, llegué a conocer a muchos líderes de bandas. Raven comandaba un grupo de varios centenares de negros que se les permitía reunirse bajo la aparente forma de un rito religioso; otros los consideraban una banda perversa. “Los hijueputas oyen lo que les digo porque saben que si no, les voy a pelar el coco hasta sacarles la carne blanca. Nada sucede en este basurero que yo no sepa”, me dijo muy orgulloso Raven una vez. Lo habían condenado por varios asesinatos, incluido uno en una prisión, y estaba cumpliendo cuatro condenas a cadena perpetua.

hermandad. Los de las bandas negras señalaron a Spider para la muerte; los de la “Hermandad aria” se negaron a defenderlo y también amenazaron su vida. Frente a tales extremos, Spider simuló un intento de escape, para asegurarse varios años en celdas de castigo solitario.

Los programas de rehabilitación impulsados desde las prisiones de poco han servido para prevenir el delito y mejorar la calidad de vida de los presos.

“Los hijueputas oyen lo que les digo porque saben que si no, les voy a pelar el coco hasta sacarles la carne blanca”.

Mientras que el poder de Raven residía en la fuerza de la cantidad de gente que controlaba allí dentro, el poder de otros líderes dependía del control que seguían ejerciendo fuera de los muros. Cuando entré a la prisión, los hombres de la celda junto a la mía eran un par de jefes de la mafia mayores y muy respetados, y nos hicimos amigos. Aunque su grupo allí era pequeño, rezumaban la fuerza de su personalidad y gozaban de una posición ampliamente respetada dentro de la prisión de alta seguridad. Los demás presumían que la protección de su grupo me cubría a mí, y yo no hacía nada para desmentirlos; así, mis años procedieron sin interferencia de los matones de las bandas o de depredadores tratando de explotar mi debilidad. Adentro, muchas bandas y camarillas forman especies de seudofamilias con el propósito frecuente de contrabandear o de extorsionar a los prisioneros indefensos. Las sentencias largas y la ausencia de un sistema de libertad condicional o de oportunidades para que los individuos logren una liberación anticipada a partir del mérito, animan a los hombres a crear vínculos para aumentar su influencia o poder. El resultado puede ser una guerra racial de bandas. Las bandas establecen alianzas, mantienen delicadas treguas o viven como enemigos jurados entre sí. Se dedican de lleno a la explotación, la extorsión y los tinglados ilegales dentro de los muros. Sus miembros usan tatuajes, formas de dar la mano, signos manuales y otros métodos encubiertos para revelar su condición a los demás. Emplean ceremonias tribales de iniciación, con compromisos sellados con la sangre suya y la de otros. Esto quiere

decir que los miembros de una banda deben derramar la sangre de un enemigo antes de ser considerados miembros plenos; y la única manera de salirse de la banda es la muerte. A los miembros de una banda les ofende que otros traten de hacerse pasar por integrantes auténticos de su hermandad. Spider, por ejemplo, había sido destacado en uno de los programas de crímenes de la televisión como un buscado ladrón de bancos que era extremadamente peligroso y miembro declarado de la “Hermandad aria”, una banda de prisioneros blancos de los años setenta con el supuesto objetivo de proteger a los blancos contra el creciente número de prisioneros negros. El programa de televisión fue visto en todo el país. Cuando Spider fue capturado y sentenciado a prisión, se enfrentó a un problema que amenazaba su vida; no era, de hecho, un verdadero miembro de dicha

Una forma de vida El sistema carcelario federal está tan sobrepoblado ahora que las prisiones de seguridad media se han vuelto como las penitenciarías de alta seguridad, con más o menos las mismas tensiones raciales y de grupo. Pero a medida que los prisioneros pasan a instituciones de menor seguridad, forman vínculos más de acuerdo a la clase que a la raza. La presión y la agitación disminuyen en forma notable. En las prisiones de seguridad mínima, como el campamento en Florence (Colorado), donde soy prisionero actualmente, las tensiones raciales tienden a disiparse, cuando no a desaparecer. Cuando ingresé al sistema de prisiones con una sentencia de 45 años, para mí era importante no alinearme con ningún grupo racial en particular, porque al hacerlo tendría la expectativa de participar en la violencia o en crímenes de grupo. En lugar de eso, me concentré en mis propios objetivos y cultivé un círculo de amigos y conocidos muy pequeño. El tiempo que he pasado en prisión y el que pasaré en ella es largo. Ahora, he logrado que me trasladen a una prisión de seguridad mínima donde las tensiones raciales y de otra clase son casi inexistentes. Ya no me siento amenazado por el medio en que vivo. Pero también, después de tantos años, la prisión se ha vuelto un modo de vida para mí. Publicado por la Universidad Nacional de Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.

Más allá del una vinculación ideológica, la identidad se logra por la pertenencia a una pequeña comunidad étnica.


A orillas de la ficción Dos politólogos de la Universidad Nacional de Colombia, desafiando la forma tradicional de estudiar la guerra, proponen un análisis del conflicto colombiano que va más allá de los conceptos, lo hacen a partir de la literatura. asunto es que si la guerra está afectando al grueso de la población es paradójico que los estudios politológicos estén dirigidos a un sector muy pequeño, que son los intelectuales”, comenta Mario. La monografía fue meritoria y ganó el “Segundo concurso de trabajos de grado sobre violencia y sociedad posconflicto”, convocado por Fescol, el Centro de Estudios Sociales (Ceso) de la Universidad de Los Andes y el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la UN, por lo que será publicada.

Archivo.

A orillas del río Sarantó se levanta un pueblo de clima cálido, calles polvorientas, perros andariegos, árboles frutales y molestos zancudos: Puerto Tucano. Un lugar imaginario que podría ser cualquiera de los 1.098 municipios de Colombia, pues representa las zonas rurales que, en su mayoría, son el epicentro de la guerra del país. En Puerto Tucano transcurre el cuento de guerra escrito por Mario Iván Urueña y Humberto Librado, politólogos de la Universidad Nacional de Colombia. Éste, su trabajo de grado, analiza desde la teoría de la guerra de Nicolás Maquiavelo la lucha armada, pero sin dejar de lado su parte más sensible: la gente. “Entender por completo las secuelas que el fenómeno deja en el alma humana es imposible, pero de esta manera logramos dar con una visión más sensitiva de lo que se ha dicho sobre la guerra, logramos aterrizarla al mundo de los mortales a los cuales afecta”, explican. Su trabajo inició como una manera de “retar” a la academia al proponer un texto que desde el lenguaje literario analizara el conflicto. En éste, sus autores dejan ver un desapego hacia lo que consideran la erudición excluyente del discurso científico; “el

“Hay que entender, de una vez por todas, que esta guerra no es, y nunca ha sido, una cuestión de buenos y malos”.

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Entre ficción y realidad “Las ráfagas de metralla levantaban polvo en las callejas. Era difícil conocer a quiénes se dirigían las balas. El pueblo en general se encontraba cubierto por una mezcla rojiza y amarilla producto de la arena que se levantaba del suelo y el polvo de ladrillo perforado. La iglesia acababa de perder la torre en la cual se levantaba una cruz de hierro sencilla con puntas en forma de flecha, por el impacto tenaz de un mortero”. Estas líneas, que hacen parte del cuarto capítulo, describen la toma de Puerto Tucano, no se sabe si por guerrilleros o por paramilitares. Mientras ocurre, los pobladores se encuentran escondidos. Por azar, en la bodega de un hostal se ocultan tres hombres: Alfredo, Arnulfo y don Nicolás, quienes aunque no tienen una contrapartida en la realidad, condensan elementos de muchas historias de vida, al punto que en ocasiones se hace borroso el límite entre la ficción y la realidad. Alfredo, abogado y profesor, representa la voz de la academia; Arnulfo, andariego de origen campesino, personifica la sociedad civil; y don Nicolás encarna a Maquiavelo. Los tres personajes exponen sus posturas, discuten, argumentan y se cuestionan a lo largo de siete capítulos. Para dejar claro que plantear la justicia en la guerra es una paradoja, en el segundo apartado se habla sobre el Derecho Internacional Humanitario, se discute el contenido de los acuerdos y los protocolos; así, “el que no se respete el DIH no es el problema central, porque la guerra tiene unas lógicas propias y quedarse en el lío jurídico no conduce a ninguna parte”, explica Humberto. Al poner de presente que la cuestión fundamental en la guerra no es la justicia sino las fuerzas, en adelante se discuten asuntos de teoría y estrategia militar. En estos apartados es Alfredo quien dirige la discusión. Este personaje con una memoria prodigiosa expone ante sus interlocutores lo aprendido durante años en la universidad. Es la encarnación de la academia que comprende y explica los fenómenos desde los conceptos, pero que carece del saber que dan las vivencias. Y aunque Alfredo representa lo que ellos critican en el trabajo de grado –un saber erudito– Mario y Humberto reconocen que este personaje es su manifestación. “De todos modos somos hijos de esta estructura académica, nosotros hablamos de esa manera y hemos leído los mismos textos que Alfredo”. Para cuestionar a este personaje que cree saber tanto sobre la guerra interna y

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Archivo.

Paula Andrea Grisales Naranjo, Unimedios

Sarantó podría ser cualquier lugar apartado donde transcurre el conflicto.

que hasta considera como originales algunos métodos en ella utilizados, está don Nicolás. Con un tinte de locura le recuerda a Alfredo las semejanzas entre nuestra guerra y otras ocurridas siglos atrás. Entre ambos analizan el conflicto colombiano a la luz de la teoría de la guerra y abordan temas como la organización del ejército (capítulo III), la virtud como un factor que puede otorgar la ventaja en la interacción con el enemigo (capítulo IV) y la población civil como actor en la guerra (capítulo V). Pero, después de privilegiar la parte estrictamente teórica y militar, la discusión gira hacia la contraparte: la guerra como pasión humana (capítulo VI), donde el acento está puesto en el hombre, sus dramas y su cotidianidad. “Esto para entender de una vez por todas que esta guerra no es y nunca ha sido una cuestión de buenos y malos”, enfatizan. En este capítulo Arnulfo, una persona humilde que ha vivido de cerca el conflicto, expresa sus pensamientos; “los expone con palabras sencillas y no por eso menos profundas o acertadas que la de sus ilustrados interlocutores”, comenta Mario. Para nutrir este personaje se valieron de las crónicas del sociólogo Alfredo Molano, quien a través de sus trabajos ha tenido un contacto cercano con los campesinos que están en medio de la lucha. Para Arnulfo este problema es más simple de lo que Alfredo y Nicolás dicen, pero a la vez más profundo. “Se trata de que la guerra es algo emocional, es humana, es una cosa de las tripas”, dice Humberto. Por eso, Arnulfo terminó retando a sus interlocutores en el cuento, y lo hizo también con los autores: “Arriésguense a salir de la rigidez y de esa eterna teorización de las cosas”. El producto fue una apuesta investigativa que desde la literatura logra pincelar una realidad a veces difícil de aprehender desde las disecciones abstractas.


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Investigación

Cortesía de Luis A. Cáceres.

Botones de competencia

Pequeñas dosis de este ácido son suficientes para observar su efectividad. Frente al testigo (extremo derecho de la imagen), se ve la actuación del GA3 en el botón floral.

Equipo periodístico Unimedios

El proceso de aplicación de una hormona vegetal que tradicionalmente los floricultores del país adelantan de forma empírica acaba de ser estandarizado por agrónomos de la Universidad Nacional de Colombia, esto permitirá a los productores de rosas continuar posicionando el buen nombre del sector en los mercados internacionales. Pese a que el ácido giberélico ha sido utilizado con frecuencia en la producción de frutas y hortalizas, en la floricultura, todavía su actuación es desconocida. Esta es una fitohormona descubierta en Japón en 1935, derivada de extracto del hongo Giberella fujikuroi que producía un crecimiento inusual de las plantas de arroz derivando de allí su nombre, De allí que Luis Alberto Cáceres y Diego Nieto, egresados de la Facultad de Agronomía Sede Bogotá identificaran como objetivo central de su trabajo de grado el momento ideal, el procedimiento más efectivo y las dosis precisas para la aplicación de GA3 -como se le conoce en el medio al

La estimulación del crecimiento de los botones de rosa con el uso del ácido giberélico ya no será más una acumulación de ensayos y errores, pues dos agrónomos consiguieron por primera vez estandarizar la aplicación de esta hormona vegetal. Un aporte que le permitirá a los empresarios del sector obtener mayores ingresos en sus cultivos de exportación. ácido del cual existen más de 150 formas conocidas-. La intención, además de ser la realización por primera vez de un trabajo con estas características en el país, es que con un uso óptimo del ácido los rosicultores obtengan un botón floral más grande a bajo costo. “Conocemos casos en donde se han aplicado concentraciones de esta hormona de hasta 6.000 partes por millón (ppm), lo cual genera un incremento en gastos de producción, y malformaciones florales que también representan pérdidas para la empresa”, explican los jóvenes. Precisamente, destaca el profesor Víctor Julio Flórez, director del trabajo de grado: “El estudio buscaba optimizar esas concentraciones de tal forma que con un trabajo estadístico se pudiera establecer la mínima concentración que funciona, ya que el ácido giberélico es una hormona que por su alto costo debe aplicarse preferiblemente en cultivos de gran rendimiento o de exportación”. Vale la pena anotar que junto a estos aspectos, la rosa colombiana puede verse afectada por la que se produce en Ecuador, cuyo sector floricultor con una trayectoria no mayor de 20 años, frente a los 40 transcurridos en Colombia, ha desarrollado un esquema de producción y costos similar al nacional, consiguiendo con la calidad de sus rosas un buen nivel de competitividad. Una de las razones de esta situación, indican Cáceres y Nieto, es que países como Ecuador concentran su producción de flores en rosas. De allí que sea primordial garantizar una mejor calidad de la flor especialmente para el mercado de Estados Unidos, principal importador de la producción colombiana. La propuesta de estos agrónomos se basa en la estandarización del uso de la fito-

hormona aplicada a variedades de rosa de flor pequeña, cuya característica desde el punto de vista de la calidad resulta indeseable, pero que pueden representar un potencial promisorio en los mercados actuales. Pequeñas al estrellato “Charlotte”, “Laguna” y “Escimo” fueron las variedades escogidas para el estudio. Mientras a la primera, de color rojo, la oferta actual le permite contar con una alta aceptación pese a ser de botón mediano, a las otras, amarillo y blanco respectivamente, se les ha considerado tradicionalmente como variedades de cabeza pequeña. “En muchos cultivos, la participación de las flores de botón pequeño es alta, lo que genera un debilitamiento económico de la empresa”, afirma Diego Nieto quien posee una experiencia de varios años como floricultor en la Sabana de Bogotá. Además, las rosas de este tamaño tienen una menor aceptación en el mercado norteamericano, incluso no son exportadas en algunos periodos del año. Esta situación ha impulsado la búsqueda de alternativas con las que se obtenga un aumento en el tamaño del botón floral de la rosa. Dentro de los procedimientos más utilizados se encuentran el uso de malla tubular y la aplicación del ácido giberélico. Sin embargo, pese al empirismo y los altos costos que éste acarrea, la aplicación del GA3 ha resultado ser uno de los más efectivos. La primera labor de los jóvenes agrónomos fue la caracterización de los estadios de formación y desarrollo de las rosas a través de un programa computacional que permite precisar estadísticamente el crecimiento de las variedades, para así saber cuál es el momento ideal de aplicación de la fitohormona. También en él los empresa-

rios encontrarán una herramienta para planear con mayor exactitud en qué momento se deben realizar los cortes, especialmente, en los cultivos de exportación. “Cuando un corte es mal programado, las flores pueden salir un día o una semana después de cuando se necesitan y sus precios varían enormemente”, dice Cáceres. El programa realiza la medición del crecimiento por grados/día y no por días/ calendario como se suele calcular. “Aprovechamos la acumulación de tiempo térmico o la temperatura de las rosas, ya que se encuentra sujeta a la variación del clima para precisar algunas labores culturales dentro de los cultivos”, complementa Nieto. El paso a seguir fue el cálculo del impacto del ácido giberélico sobre los botones. Allí consiguieron, durante los estadios conocidos como “chorote” y “arveja”, aumentar el grado de calidad de las variedades escogidas, pasando en promedio de un grado 60 (tamaño del botón testigo) a uno entre 70 y 80, lo cual representa un incremento en su precios, pues una flor de estas características cuesta en el mercado alrededor de 27 centavos de dólar. “Respecto a los testigos utilizados, la aplicación de giberelinas incrementó el rendimiento de los cultivos. Por ejemplo, en una hectárea que produce alrededor de 800 mil tallos en un año se pasó de 195 mil dólares a 213.400 dólares”, explica Cáceres. El uso equilibrado de los insumos representó un aspecto relevante de este estudio, el cual contó con el apoyo financiero y logístico de la empresa privada. “Hallamos –dice Diego Nieto– que una dosis de 350 ppm es suficiente para estimular el crecimiento del botón floral lo que se traduce en ahorro de materia prima”. En cifras macro significa que al usar el procedimiento estándar propuesto por los agrónomos el incremento de los ingresos estaría cercano al 9%, y al final del año los floricultores tendrían una ganancia adicional de 17 mil dólares aproximadamente. Así pues, el día de San Valentín, la primera gran fiesta de los floricultores del país, le representará a los productores de rosas algunas ganancias de más, con los 30 ó 35 vuelos diarios que hacia finales de enero y los primeros días de febrero saldrán cargados con flores colombianas.


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Elíxir de origen

Universidad

La elaboración de un aperitivo a partir del extracto de la hoja de coca facilitará a comunidades indígenas del Cauca procesos de desarrollo y rescate cultural. Para ellos, la erradicación de esta planta difiere de la conservación de sus costumbres.

arrancar los secretos de olor, sabor y color a la hoja de coca para trasladarlos a una bebida con atributos hedónicos como los de la uva, los puso esta vez en el más exigente ámbito de la Ingeniería Química.

Cortesía de Oscar Javier Huertas.

La chicha y el guarapo para los “carapálidas” son las bebidas indígenas más conocidas. No obstante, cada cultura aborigen obtiene diversos “jugos” de tallos, raíces u hojas, según la disponibilidad de recursos que ofrece el bosque aledaño a donde vive. Un conocimiento que estos pueblos han perdido a medida que crece su interacción con la sociedad mayoritaria, y que además ha sido birlado por las gaseosas, cervezas y otros refrescos. Cuando Juan de Jesús Duarte y Óscar Javier Huertas se toparon con el aviso: “Se necesitan estudiantes que quieran realizar un proyecto de grado en bebidas nativas”, supieron que en eso había algo más que casualidad frente a la terca idea de “hacer una tesis que tuviera un valor cultural agregado”, cuenta el primero de ellos. A punto de renunciar a tal intento luego de varios fracasos en la búsqueda del tema que les permitiera desarrollar su lado humanístico, desafiaron la práctica de la Ingeniería Química: no querían meterse con la gran empresa y dejar su experiencia investigativa solo en el terreno técnico. La primera semana de octubre de 2002, este par de jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia llegaron al Jardín Botánico Las Delicias en Silvia (Cauca). Un puñado de familias guardabosques pertenecientes al pueblo guambiano adelantaba un proceso educativo y organizativo para recuperar saberes y su relación con la biodiversidad, y el grupo de botánica económica trabajaba en rescatar los conocimientos sobre bebidas ancestrales que les sirviera como fuente de desarrollo. Fue sobre la ponderación de la identidad, el valor histórico, el saber espiritual y medicinal de esa colectividad indígena, que Jesús Duarte y Óscar Javier Huertas se “atrevieron” a seguirlos en la pretensión de elaborar vino de coca, como experiencia piloto de lo que podría ser un plan de desarrollo con ocho plantas más: arrayán, granizo, uchuva, manzanilla, cedrón, ruda, guayabilla y romero. La cuestión les demandó más de lo esperado. Revisiones en botánica, etnografía, mostos, control de calidad, resultaron menos angustiosas que el esfuerzo por vencer la prevención de la comunidad a suministrar información necesaria, originada en la biopiratería y el engaño en el pasado. Atrás quedaron las propuestas de repetir las ya populares experiencias de té o arriesgarse con bebidas hidratantes, para concentrarse en la elaboración del exótico licor. Rudimentariamente, la misma comunidad había hecho distintos ensayos, pero las características sensoriales mostraban sedimentos y alta sensibilidad al avinagrado; “mientras algunos vinos eran demasiado amargos y astringentes, otros eran demasiado dulces”, cuenta Jesús. Por eso,

Estrategias pedagógicas resultaron útiles para explicar a las familias guambianas el proceso adecuado de elaboración del vino.

Receta única La ancestral hoja, hoy estigmatizada como uno de los peores estimulantes adictivos y objeto de las mayores disputas políticas y de poder económico, conserva una descendencia asombrosa como ingrediente principal del famoso vino Mariani, de finales del siglo XIX. El antecedente no alcohólico de la Coca-Cola, desaparecido bajo los efectos de la ley seca que prohibió el licor por considerarlo perjudicial para la salud, mostró al mundo las bondades de la coca, a pesar de que ungüentos, elíxires, tónicos y cigarrillos se usaban antes de que el vino hiciera delirar los paladares más exquisitos. Escritores, médicos, reyes, científicos están en la lista, e incluso papas como León XIII, quien otorgó a Angelo Mariani, su inventor, una medalla de oro en agradecimiento, según cuenta uno de

Nelson Nieto.

María Claudia Rojas R., Unimedios

los diez volúmenes con elogios al Vin Mariani que reposan en la biblioteca de British Museum, citado por Richard Rudgley en su Enciclopedia de las sustancias psicoactivas. Pero la iniciativa criolla, sin pretensiones de semejante gloria, a diferencia del Mariani, que se preparaba macerando hojas de coca en vino de uva, obtuvo la formulación a partir del extracto directo de las hojas, estableciendo una receta nueva. El porcentaje de hojas, su maduración, la temperatura de fermento o la concentración de los ingredientes fueron piezas de un rompecabezas complejo de armar. Como señala la enóloga Eva Makovej, quien hizo la cata técnica de la bebida, “en ella hay un balance armónico entre amargo, dulce y ácido; su sabor es ligeramente herbal y de gusto mediano, con un paladar hacia el vermut. El color amarillo dorado con visos ambarinos manifiesta un toque frutal en el aroma. El contenido alcohólico, estabilizado en 10 grados, lo hace semiseco o abocado y por el contenido de la materia prima abre el apetito; es decir, sirve como aperitivo”. La investigación demostró que la coca refuerza el alcohol, por lo cual la fermentación alcanza 1,4 grados por encima de otras bebidas alcohólicas; “mientras normalmente el máximo grado de alcohol es de 12%, aquí llegamos a 13,4%”, dice Jesús Duarte. Según comprobaron los ingenieros, la buena concentración de magnesio y calcio en la composición nutricional de la hoja induce tal respuesta, aunque, contrario a lo que podría deducirse de esa con-

dición, el efecto “guayabo” es anulado por los altos contenidos de vitaminas que lo contrarrestan. La alternativa de Baco El Plan Piloto Tecnológico, un manual enológico y un video en el que se explica a las familias del resguardo indígena de Guambía paso a paso la elaboración del vino, sea en su forma artesanal o semindustrial, y la viabilidad económica del proyecto del producto, constituyen el aporte técnico y humano de los dos estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia. “Hace rato estamos buscando la diversificación de los productos a partir de la hoja milenaria de coca. Aparte de las aromáticas y las galletas, estamos interesados en producir el vino que obtuvieron los estudiantes de la Nacional”, manifiesta David Curtidor, comendero del Resguardo de Caldera (Cauca). Según las aspiraciones de este representante de las autoridades indígenas de la zona, a finales de febrero esperan tramitar el reconocimiento del registro sanitario por parte del Invima. Altibajos no le han faltado a lo que Jesús y Óscar llaman la hazaña de su trabajo. “Queremos que el vino de coca sea una realidad”, dicen tan empecinados como cuando se resistían a las convenciones profesionales de “ser” ingenieros químicos. Entretanto Baco, que enseñó a los mortales cómo cultivar la vid y hacer buen vino, tendrá con la hoja de coca otro mágico bebedizo con el cual honrar a la madre tierra y alegrar a los humanos.


Un dispositivo neumático que permitirá optimizar el uso de prótesis para miembro inferior, es el aporte más reciente realizado por la Universidad Nacional de Colombia a la población discapacitada del país. Se trata de una propuesta de fácil implementación y bajo costo apoyada en conceptos de biomecánica.

“No hay nada más difícil que adaptarse al uso de una prótesis”, dice Jorge, un campesino de 30 años al que una mina antipersonal le quito su pierna derecha hace tres años convirtiéndolo en otro de los más de cuatro millones de discapacitados del país. Las terapias posteriores a la amputación y las que recibió para aprender a utilizar su prótesis fueron insuficientes, pues tras muchos intentos él decidió guardarla y entenderse más bien con las muletas. “Quería mecanizar rápidamente el funcionamiento de la prótesis, pero resultó una experiencia muy dolorosa”, comenta. En el muñón, parte amputada del miembro, donde va incrustado el socket o cuenca de la prótesis quedan localizadas terminaciones nerviosas que son afectadas por la fricción que generan actividades como caminar o correr. Así mismo, la rigidez entre la unión de la rodilla y el tobillo protésico provoca con el tiempo desde dolores de cabeza, oído o espalda hasta osteoartrosis, tanto en rodilla como en cadera y columna. Estas fueron algunas de las razones por las que Angélica Ramírez, egresada de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Mecatrónica de la Universidad Nacional de Colombia, se propuso diseñar y construir un dispositivo neumático que permite a las personas como Jorge tener una vida más llevadera a través de la optimización de sus prótesis para miembros inferiores. Se trata de un sistema amortiguador de 15 centímetros aproximadamente, en cuyo interior se encuentra un cilindro neumático, un resorte de acero y una arandela de caucho o elastómero, con una vida útil de ocho años, adaptable a las prótesis modulares de fabricación nacional, las de mayor uso, ideal para pacientes con diferentes tipos de lesiones y alturas de amputación. En el mercado mundial se ofrecen prótesis con dispositivos de estas características, e incluso las hay electrónicas, pero su adquisición en Colombia es casi imposible, pues la mayoría son importadas y su precio oscila entre los 4 y 120 millones de pesos, frente a los 800 mil o un millón 500 mil pesos que cuestan las nacionales.

Tecnología 20

Guillermo Flórez P.

Diana Manrique Horta, Unimedios

Prótesis

Marcha a buen compás De allí que sean campesinos, soldados y cualquier persona de escasos recursos los principales beneficiarios del trabajo realizado por la joven ingeniera, pues además de que el sistema diseñado alcanza un costo aproximado de 250 mil pesos, está construido con materiales de fácil consecución en el mercado interno. Caminata amortiguada La observación de la marcha humana tanto en personas normales como en amputadas fue uno de los momentos centrales que precedió el diseño y construcción del dispositivo. Normalmente, al apoyar el pie sobre el suelo la energía es absorbida por los músculos y ligamentos de la pierna. Así mismo, durante una marcha normal Bogotá, D.C. • Enero 16 de 2005

(100 pasos por minuto), se transmite hasta 125% del peso corporal a cada una de las piernas, esfuerzo que es recibido por el tobillo mientras la rodilla se flexiona para terminar de amortiguar el impacto. De igual manera, este ciclo presenta un movimiento ondulatorio del centro de gravedad del cuerpo, lo cual produce un giro de la cadera que es transmitido a la rodilla y finalmente al tobillo que lo absorbe permitiendo que el pie se mantenga firme sobre el suelo sin girar durante el apoyo. “Las prótesis rígidas transmiten ese impacto y torsión al muñón y extremidad restante, ocasionando lesiones y cansancio al paciente”, explica Angélica Ramírez, quien realizó las pruebas de cinética (fuerzas y aceleraciones de cada una de las articulaciones) y cinemática en nueve pacientes del Batallón de Sanidad y el Hospital Militar Central, en la plataforma de marcha del Laboratorio de Movimiento del Centro Integrado de Rehabilitacion de Colombia (Cirec).

“El objetivo era identificar patrones de marcha y elementos antropométricos propios de la población colombiana, los cuales aún no se tenían en el país”, asegura. Con los resultados obtenidos se definieron las variables de ingeniería del sistema protésico y con ellas se realizó el diseño preliminar del dispositivo amortiguador. Simultáneamente y utilizando el software Dinamycs Designer Prosolid Edge versión V14, empleado con frecuencia para observar el comportamiento de mecanismos en movimiento y así hallar las variables cinemáticas o cinéticas del mismo, se llevaron a cabo simulaciones tridimensionales de la marcha con la intención de predecir el comportamiento del dispositivo propuesto y escoger la mejor alternativa de diseño. “Fue la primera vez que en el mundo se desarrolló un trabajo con estas características. Labor que traduce la competencia de los jóvenes estudiantes y egresados de nuestra Alma máter tanto en el diseño de prótesis como en el modelamiento computacional”, dice Diego Alexander Garzón, docente de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Mecatrónica, y director del trabajo de grado. Prueba de ello es el desarrollo de la investigación en biomecánica adelantada por el Grupo de Biomecánica de la Universidad Nacional desde 1986, en la cual el dispositivo propuesto por Angélica Ramírez hace parte de una serie de proyectos pioneros en el país, que buscan el mejoramiento y adaptación de dispositivos protésicos para la población colombiana utilizando bases de ingeniería como herramienta útil para alternativas médicas. Movimiento independiente Luego del diseño y construcción del dispositivo neumático, fueron los mismos pacientes seleccionados quienes se encargaron de calificarlo en nuevas pruebas en las que, además de medir su eficacia, pudieron ver de forma concreta el pequeño aparato que les devolverá la posibilidad de tener un movimiento autónomo. Comentarios como “es confortable”, “es cómoda”, “se siente la diferencia con la prótesis normal” o “ahora sí, voy a desempolvar la que tengo en la casa”, se escucharon con frecuencia durante las sesiones. Aunque el deseo es que el sistema diseñado llegue al usuario lo antes posible, aún es necesario perfeccionar los sistemas de acoples y realizar nuevas pruebas con otros pacientes que certifiquen la idoneidad del producto final. “Superados estos aspectos y los trámites correspondientes, en dos años aproximadamente el dispositivo amortiguador de impacto y torsión saldrá al mercado nacional”, augura la joven, quien no ve el día en el que las personas para quienes dedicó un año a diseñar y construir el dispositivo neumático intenten recuperar sus vidas normales.


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Diseño

Asociados a la aventura de aprender a leer y a escribir, Charry, Alegría de leer, Nacho y Coquito son nombres que despiertan en muchas generaciones de colombianos la nostalgia de sus primeros años. Una mirada al diseño gráfico de las cartillas escolares más recordadas en nuestro país.

Cortesía de Leonardo Cuéllar y William Naizaque.

presente tanto en los contenidos como en la forma, ilustran la necesidad de encontrar algo innovador que despierte la empatía de los escolares hacia su cartilla.

Sandra Inés Gómez, Unimedios

Quién no retiene en su memoria la imagen del niño de campo con sombrero de paja, jeans, camiseta de cuello y zapatos de hebilla, o a Coquito con su inseparable amiga Rosita, esos pequeños personajes que acompañaron a muchos niños en su acercamiento a las primeras letras. Pero, ¿qué hay detrás de estas cartillas de lectura?, ¿qué es lo que hace que permanezcan intactas en la memoria? Y, ¿qué les falta a las de hoy que perdieron su encanto? Diseño en común Sin importar el formato de la cartilla, el cual ha sido preferiblemente pequeño, la forma más usada para manejar los elementos es una retícula de tres columnas por cinco filas, una tendencia hacia los colores básicos y la tipografía según la época; desde los años cuarenta, las cartillas empezaron a utilizar el tipo futura. De otra parte, las imágenes que han acompañado las vocales son repetitivas, lo que obedece a la falta de presupuesto de las editoriales que en general acuden a un mismo repertorio. Apenas desde el año 2000 existe una norma editorial basada en las cartillas existentes, donde, además de los estudios socioculturales, el imaginario colectivo ha tenido un gran peso. Antes de esta norma el diseño era responsabilidad, en la mayoría de los casos, del autor. Las primeras cartillas tenían en sus ilustraciones una alta influencia de las europeas; por ejemplo, en el Método de Enseñanza Charry (1917), los dibujos eran grabados en metal, adicionados con color para su segunda versión. Este estilo se mantiene hasta la década del 60 cuando aparece Nacho que deja

Por el “A, B, C” de las cartillas. atrás las transparencias de la acuarela para dar lugar al color plano. Al tiempo que Coquito surge con toques caricaturescos en su iconografía. La vigencia de estas cartillas, al menos en los recuerdos de la gente, está asociada a su significado histórico; fueron por muchos años compañeras de aventuras, la primera ventana al mundo, la idea de progreso. Aunque es innegable que el paso del tiempo – las transformaciones sociales y el contacto, cada vez más estrecho, de los niños con los medios de comunicación– ha disminuido el impacto visual de las cartillas, también es cierto que la falta de creatividad en el diseño gráfico y el excesivo peso de la tradición

Diseño infantil Lo importante al momento de diseñar una cartilla de lectura es la interacción entre el texto y la imagen, los demás elementos se consideran como el complemento, por eso conviene que el tamaño de las letras no exceda los 18 puntos ni esté por debajo de los 12. Teniendo en mente los nuevos contextos, es necesario incursionar en nuevas tendencias de ilustración, estructuras narrativas visuales y conceptuales que estimulen la creatividad de los niños. Y si del color se trata, está claro que además de atraer la atención de los pequeños lectores, debe dotar a la pieza de identidad, unidad, mientras apoya la legibilidad, la comprensión de los elementos conceptuales y la definición de jerarquías, tensiones y contrastes. Estas son algunas de las conclusiones a las que llegaron Leonardo Cuellar y William Naizaque, diseñadores de la Universidad Nacional de Colombia, contenidas en su trabajo “Diseño gráfico en 4 cartillas de lectura colombianas”. Una investigación acerca de la labor del diseño gráfico en el campo editorial en el país, que busca dar luces sobre lo que debe ser este oficio, específicamente en piezas de lectoescritura. Con la asesoría de la maestra Zenaida Osorio y la dirección del profesor Rodrigo Bonilla, luego de elaborar encuestas dirigidas a personas en contacto directo con procesos gráficos, estudiantes, profesores, editores, publicistas y por supuesto usuarios de las cartillas, estos dos diseñadores fueron encontrando las transformaciones de esta herramienta escolar. Una de las partes más enriquecedoras del proceso fueron las charlas con personas como doña Cecilia Charry Lara con quien tuvieron

Las imágenes más utilizadas para representar la “a” son ala que aparece a partir de 1936 con Alegría de leer y avión que sale por primera vez en 1949 con la Cartilla Charry. Elefante y enano son las más reiterativas después de aparecer en 1917 en la Charry siendo la única excepción Alegría de leer con eje para acompañar la “e”. La ilustración de una uña para la vocal “u” fue la única que se usó en todas las cartillas.

La forma como se componen los elementos –el tamaño, la proporción del formato, el color– dentro de una página, determina un tipo de lectura.

la oportunidad de conocer los artes finales de las cartillas en su primera edición hacia 1917, además de disfrutar de sus anécdotas y conocimiento. Un hermoso libro para viajar por el mundo formal de los elementos del diseño gráfico que le dieron vida a las cuatro cartillas más usadas y recordadas por los colombianos, y para despertar, de paso, todas las nostalgias que puede producir encontrarse de golpe con Aviones, Enanos, Elefantes, Indios, Iguanas, Iglesias, Yates, que en los primeros años solo existían en los universos encuadernados de Nacho, Coquito, Charry y Alegría. También, fuente de inspiración que empieza con la "a" de avión para dejar una provocación en los que hoy tienen que competir con los nuevos medios, por el placer de diseñar para enseñar a leer y a escribir a las nuevas generaciones.


A propósito de literatura y periodismo se contorsiona por hambre, por injusticia o por deseo es testimonio de nuestro paso por el mundo, de nuestra percepción de los conflictos humanos en el tiempo. Decir poesía, no es decir poema ni versos, es la energía creadora, la voluntad de ser otro y al tiempo ser el mismo, y la fuerza capaz de hacernos vivir otro mundo, malo o bueno, verdadero o falso, no importa, en todo caso distinto al mundo en el que habitamos y en el que hay días verdaderamente insoportables. Para Octavio Paz la poesía moderna está influida por el periodismo, y su deseo más grande fue “dejar unos pocos poemas con la ligereza, el magnetismo y el poder de convicción de un buen artículo de periódico... y un puñado de artículos con la espontaneidad, la concisión y la transparencia de un poema”. García Márquez, por su parte, considera que la poesía debería ser cada vez más informativa y el periodismo cada vez más poético. Si el mundo del periodismo fue en sus orígenes la literatura, hoy muchos escritores intentan encontrar su estilo en el periodismo. El propio Alberto Moravia,

Dar una noticia y narrar historia es lo mismo. El periodismo es un instrumento para pensar. Julio César Goyes Narváez* La historia A sangre fría de Truman Capote fue fruto de una investigación periodística, de un rigor en la interpretación de documentos y entrevistas, un cuidado en el referente real. Justamente es eso lo que atrae, que alguien quiera hacernos creer que la fascinación y la ficción habitan los días cotidianos, que todo lo que el narrador dice sobre lo que ocurrió en un determinado lugar, en un determinado tiempo es digno de recordar, de atender, de venerar por la fuerza estética de la escritura. La literatura es testimonio y prueba, no únicamente de qué fuimos sino de cómo somos, qué deseamos, cuáles son nuestros sueños. De suerte que lo que importa no es tanto la anécdota en sí, ni que sea verdad o mentira, sino el empeño que el autor le transfiere al narrador para que éste a su vez impacte al lector, haciéndole creer en lo que éste último le afirma. Ese gusano dentro del escritor que no lo deja quieto y lo invita a expresar y comunicar al otro, porque como escribió Vargas Llosa en El arte de mentir, “en el embrión de toda novela hay una inconformidad y un deseo”. No se escribe para contar simplemente la vida, sino para transformarla agregándole algo nuevo, algo que antes no había en la cotidianidad ni en los sueños. Fuera de ese pacto del autor con el lector o del narrador con el narratario no hay posibilidad narrativa. Es imprescindible que el autor crea –el mismo hecho de escribir comprueba que cree, sobre todo cuando se dice a sí mismo poeta, escritor o periodista–; pero qué tan decisivo es que además el lector también co-cree el mundo que en las palabras se ha tornado creíble por fuerza de la imaginación; es decir, por el talento de llevar lo particular a lo universal, así este universal sea alegórico, símbolo de-

Perry Smith, el protagonista de la masacre que originó la escritura de A sangre fría. Dick Hickock, el otro asesino de la novela de Truman Capote.

gradado que tiene asidero en esta modernidad que nos desvanece y nos reproduce en mil espejos. Por esto, Tomás Eloy Martínez, el escritor argentino que defiende el periodismo narrativo, observa que el lenguaje periodístico del futuro no es cuestión únicamente de oficio o desafío estético, sino que es, ante todo, una solución ética. Según esa ética, el periodista no es un agente pasivo que observa la realidad y la comunica; no es una mera polea de transmisión entre las fuentes y el lector sino, ante todo, una voz a través de la cual se puede pensar la realidad, reconocer las emociones y las tensiones secretas de la misma, entender el por qué, el para qué y el cómo de las cosas con el deslumbramiento de quien las está viendo por primera vez. Expresar las palabras para representar lo que se ve como si fuera la primera vez, es una de las grandes funciones de la poesía, que ha estado siempre comprometida con el umbral realidad/imaginación. Es cierto, a veces ha tomado caminos herméticos y metafísicos, pero cuando el alma ancla en los acontecimientos de la tierra y el cuerpo

La complejidad psicológica del relato de Truman Capote, elevó la pesquisa periodística al rango de obra literaria.

DIRECTOR: Marco Palacios COORDINADORES EDITORIALES: Zoraida Rueda - Fernando Carretero P. COORDINADOR GRÁFICO: Leonardo Cuéllar V. CORRECTOR: Alejandro Rodríguez Mendieta DISEÑO E IMPRESIÓN: Impresiones Periódicas S.A.

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seudónimo de Alberto Pincherle, periodista y escritor antifascista y un duro ironizador de la vida de los jóvenes italianos, dijo alguna vez: “Todo escritor contemporáneo debería pasar por el periodismo”. Alejo Carpentier, para convocar a otro de los consagrados, no halló razón para separar al periodismo de la literatura, a no ser por cuestiones de estilo. Para él, el periodista y el escritor se integran en una sola personalidad. Define al periodista como: “Un escritor que trabaja en caliente, que sigue, rastrea el acontecimiento día a día sobre lo vivo. El novelista, para simplificar la dicotomía, es un hombre que trabaja retrospectivamente, contemplando, analizando el acontecimiento, cuando su trayectoria ha llegado a su término. El periodista, digo, trabaja en caliente, trabaja sobre la materia activa y cotidiana. El novelista la contempla en la distancia con la necesaria perspectiva como un acontecer cumplido y terminado”. La industria periodística y mediática ha transformado las pautas de producción, circulación, consumo y valoración social de la literatura y sus formas tradiciona-

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PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co VERSIÓN INTERNET: UN Digital CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico_bog@unal.edu.co TELÉFONOS: 316 5348 - 316 5000 ext.: 18384 FAX: 316 5232 ISSN: 1657-0987 DIRECCIÓN: Edificio “Uriel Gutiérrez” Trans 38 #. 40-01, p 5


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Periodismo

El asesinato de Herbert, Bonnie, Nancy y Kenyon Clutter conmovió a la opinión pública norteamericana.

les, y ha creado géneros literarios nuevos que en algunas ocasiones han alcanzado la realización artística bajo la forma de testimonios, crónicas literarias, reportajes, ensayos, columnas, artículos, guiones audiovisuales, el ámbito epistolar, entre otros. Varios estudiosos y críticos de la cultura moderna, ante la indiferencia que ha mostrado la historia y la crítica literaria tradicionales por los géneros periodísticos, se han dedicado a estudiar las relaciones entre periodismo y literatura. Las relaciones diacrónicas y sincrónicas entre la cultura literaria y la cultura periodística dibujan un objeto de conocimiento que debe ser abordado desde una perspectiva interdisciplinaria, puesto que es un campo donde concurren las ciencias humanas, las nuevas tecnologías, los medios de comunicación, el arte, la política y las industrias culturales. Es posible que la genealogía del género testimonial esté en las crónicas y relaciones de la conquista, dada la situación de marginalidad y postergación relativa que estos textos sostienen con el centro del poder. “A esos viejos cronistas y a los de hoy –escribe José Navia Restrepo en su libro de crónicas El lado oscuro–, los distingue esa intacta capacidad de asombro ante lo que pasa delante de sus ojos. No narran de oídas sino que atestiguan los hechos que

han percibido con todos sus sentidos y de modo directo”. Para varios escritores, los testimonios al igual que los textos coloniales suponen una “defensa de una causa justa elevada ante algún tribunal de la conciencia”. Tomás Eloy Martínez piensa que este género es anterior a García Márquez y le da carta de autenticidad para América Latina con José Martí y Rubén Darío, y en Estados Unidos con Capote y Hemingway. “Lo que se busca –según Eloy– es producir un proceso de identificación entre el lector y la noticia que se está contando”. De cierta manera, alguna producción literaria y periodística actual moviliza estas fuerzas identitarias (afectos de impotencia, compasión o repulsión), al contarle desenfadadamente al lector lo que le pasó, lo que está sintiendo y pensando el personaje/autor en un lugar determinado; además el autor habla por el lector cuando de denunciar y criticar se trata. Rossana Nofal de la Universidad de Tucumán, en La escritura testimonial chilena, una cartografía de la memoria, piensa que a partir de la década del 70, por lo menos para Chile, puede hablarse del testimonio como género con marcas propias, susceptible de codificarse como una categoría literaria. Y tomando como modelo la intervención última de Allende en la radio, observa en la voz performática tres rasgos fundamentales que definen el género testimonial: uno es la convicción de que la voz se ejerce desde una coyuntura dramática de la historia; otro confirma un discurso organizado por un sujeto que es a la vez testigo y actor de los hechos, y el tercero tiene que ver con la voluntad de hablar no contra otro discurso, sino contra el silencio de una de las versiones en conflicto. Estamos hablando de aquello denominado como la disolución de los límites entre el espacio de la ficción y lo real. El texto ostenta un campo externo cuando se refiere a los hechos reales ocurridos, pero también evidencia en la narración la “altitud poética” que exigía Truman Capote, para configurar esos hechos. Lo interesante del testimonio y la crónica es que esa verdad y realidad subjetiva tiene asidero como analogía con la realidad social. No es la simple anécdota, no es la noticia que denuncia tipos de anomalías. El realismo testimonial y autobiográfico, por ejemplo, va más allá de la imitación o correspondencia que identifica la realidad factual con el relato; va hacia la creación imaginativa del escritor que depura aquellos hechos objetivos y los hace significar por vía del extrañamiento, la ironía y la tensión poética. Es muy importante la ironía en esta escritura, pues este procedimiento obliga a la voz que narra a pasar de lo trágico al humor redoblando la tensión poética, volviéndola crítica y bastión

de denuncia. Es decir, siguiendo a Rossana Nofal, se entrecruzan los rasgos fundamentales de las voces testimoniales que van de la dramática que registra la historia y la que da cuerpo al testigo y actor de los hechos, a la que habla contra el silencio del temeroso y del cómplice. Sabemos desde Kafka y su literatura dramática de lo extraño que diluye lo real en lo fantástico, que cualquier cosa pude desatar la más absurda aventura humana en este mundo vigilante e injusto. Desde este punto de vista, el periodismo narrativo o la literatura testimonial podrían alimentarnos con historias sustanciales, donde la suerte de un hombre podría representar los destinos de muchos. “De alguna manera –dice Tomás Eloy Martínez–, la noticia ha dejado de ser objetiva para volverse individual, pero siempre como una voz a través de la cual se puede pensar la realidad, reconocer las emociones y las tensiones secretas con el deslumbramiento de quien las está viviendo por primera vez”.

La gran propuesta del periodismo es “descubrir, donde antes había solo un hecho, al ser humano que está detrás de ese hecho, a la persona de carne y hueso afectada por los vientos de la realidad... Allí donde el documento parece instalar una certeza, el periodismo instala siempre una pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de informar: esos son los verbos capitales de la profesión más arriesgada y más apasionante del mundo”. Claro que un libro no debe ser referencia de la realidad sino realidad en sí, ente autónomo sobre el cual, nos recuerda Goytisolo, un lector puede crear “a su vez una novela o un poema, liberador de temas y de formas, creación de creaciones”. Desde esta mirada, un texto periodístico debería crear un lector que a su vez también cree su propia crónica, su testimonio original. *

Profesor del Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura, (Ieco), de la Universidad Nacional de Colombia.

Las crónicas periodísticas de Gabriel García Márquez se conservan en los archivos de “El Espectador”.


El camino de la tormenta El clima de las zonas tropicales parece un eterno adolescente: impredecible y cargado de no muy agradables sorpresas. Los fenómenos asociados a su intemperancia suelen acarrear trastornos a la rutina productiva de vastas zonas del centro del país. Anualmente, en la Sabana de Bogotá ocurren tormentas eléctricas en 76 días del año que causan problemas en el sistema de transporte, en la red de distribución de energía y, en menor escala, pérdidas de animales e incluso de vidas humanas. Por esta razón y como parte de la creación del posgrado en meteorología del Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional, los profesores Gerardo Montoya y Jesús Eslava se dieron a la tarea de tomarle el pulso a las diferentes variables atmosféricas que al interactuar, precipitan las descargas eléctricas. Usualmente éstas van acompañadas de torrenciales aguaceros y de la alteración del entorno eléctrico instalado por el hombre, para el funcionamiento de los equipos que respaldan su actividad diaria. La primera fase del estudio se enfocó en el análisis de las condiciones favorables para el desarrollo de la actividad convectiva, pieza clave en la dinámica de las tormentas. Dicha actividad podría definirse, según el profesor Montoya, como “el movimiento ascendente del aire, causado por el calentamiento de la tierra, a su vez provocado por la radiación solar. Este fenómeno contribuye a la formación de nubes”. El profesor Eslava concluye que el conocimiento de dicha actividad es el elemento más importante para predecir en los trópicos, “la mayor parte de la precipitación registrada durante el año es originada por nubes convectivas y muchos fenómenos adversos que, como las tormentas eléctricas, están asociados a ellas”. A su vez, la actividad convectiva depende de los vientos y de la humedad superficiales. El estudio de estas variables para la Sabana de Bogotá –especialmente del viento–, supuso el registro minucioso de las variaciones que presentaban, la zona de procedencia y su destino. Estas labores sirvieron a los investigadores para adelantar el análisis de los datos históricos que tomaron de insumo principal para el trabajo.

Achivo.

Yino Castellanos, Unimedios

Diez años registrando los factores que inciden en la conformación de tormentas, le sirvió al equipo de investigadores para proponer un sistema de predicción.

A pesar de la inestabilidad de las condiciones climáticas en el trópico, el análisis de las mismas durante diez años, le sirvió a investigadores de la Universidad Nacional de Colombia para identificar con mayor precisión los factores que desatan las descargas eléctricas que afectan la Sabana de Bogotá. El efecto mariposa La Sabana de Bogotá está localizada en el altiplano andino a 2.547 metros sobre el nivel del mar y ocupa una extensión de 4.305 km2; la variación de sus condiciones atmosféricas depende en buena medida de la influencia de los vientos alisios que circulan en una estrecha franja llamada Zona de Convergencia Intertropical (Zcit) y que además propicia la actividad convectiva en los dos hemisferios. Este hecho, registrado con detalle en la bibliografía especializada, sirvió a los autores del trabajo para precisar, a partir del análisis de los datos propios, la naturaleza de las complejas relaciones de los factores atmosféricos que a escala global tienen incidencia en las condiciones locales de la Sabana. De esta manera y con el estudio de los registros que el Aeropuerto El Dorado realizó de las tormentas eléctricas, también durante una década, se obtuvieron conclusiones de gran relevancia sobre los perio-

dos del año y las horas más proclives a tener este fenómeno. El estudio confirmó que los meses de marzo, abril, octubre y noviembre, son los espacios de tiempo en los que se registran mayor cantidad de tormentas eléctricas, especialmente entre la una y las tres de la tarde, hecho que coincide con el paso de la Zcit por esta región, y con la temperatura máxima registrada en la zona. “Estas coincidencias –afirma Montoya–, nos indican que las tormentas en la Sabana de Bogotá son de origen local y se deben principalmente al calentamiento de la misma y sus alrededores, aunque no se puede desconocer la interacción con factores a gran escala”. Agrega el especialista: “No es igual en todas las partes del país. Por ejemplo, en las partes bajas, como en la Costa Atlántica o en la Amazonia, las tormentas generalmente se producen en las horas de la noche o bien caída la tarde, ya que allí el mecanismo para producirlas es distinto”.

Otro de los elementos que se tuvo en cuenta para implementar en el trabajo y en la detección de la tormenta, fue el cambio del viento de componente este a oeste, que sintetiza el profesor Eslava en el escrito Análisis de las condiciones convectivas que favorecen el desarrollo de las tormentas eléctricas en la Sabana de Bogotá; “los alisios soplan en sentido este, pero durante las horas de mayor actividad conectiva, este flujo es interrumpido para dar paso a las masas de aire cálidas y húmedas provenientes del valle del Magdalena”. Este cambio de dirección aparece señalado por los analistas de los datos del Aeropuerto El Dorado, e influye decididamente en la configuración de las tormentas en la Sabana. En consecuencia, conocer el rastro del viento en determinado momento es fundamental para la predicción de las tormentas, como afirma Montoya. Modelos de predicción Con la información consolidada de los valores de los restantes parámetros atmosféricos (temperatura, presión y humedad) y el conocimiento del momento en el que cambia el componente del viento, solo restaba la aplicación de un modelo que permitiera predecir numéricamente la llegada de la tormenta. Comúnmente, los pronósticos se hacen para plazos cortos, es decir de 6 a 12 horas. Sin embargo, con los análisis de los datos históricos y la aplicación del modelo atmosférico MN5, creado en la Universidad de Pennsylvania –y que ya se encuentra en la Universidad Nacional– la idea es anticipar algunos días el fenómeno. “Es claro –concluye el profesor Montoya– que para mejorar gradualmente las predicciones, los mecanismos más apropiados son los que utilizan modelos atmosféricos que tienen en cuenta los fenómenos que suceden no solo en la Sabana de Bogotá sino en zonas más amplias del territorio e incluso del continente; modelos capaces de interpretar y procesar información local en relación con la temperatura de la superficie del mar, el nivel de precipitación, la nubosidad, entre otros fenómenos más globales”. Con este trabajo se espera contribuir al desarrollo normal de las actividades productivas que exigen el uso de equipos electrónicos y, por supuesto, a la prevención de accidentes como el sucedido el 24 de octubre de 2002, cuando dos futbolistas murieron a expensas de los rayos provocados por una tormenta eléctrica. Muertes que se hubieran podido evitar, comentan los expertos.

Bogotá, D.C. • No. 69 • Enero 16 de 2005 • PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co • CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico_bog@unal.edu.co • ISSN 1657-0987


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