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Visita guiada a la nova Biblioteca Gabriel García Márquez.

A vegades arriba a semblar que era això tot el programa federal”. (7 bis)

La actitud hostil de las clases acomodadas y burguesas de la ciudad, de ideología monárquica y conservadora, hacia la República, venía marcada principalmente por el programa social que aquélla traía consigo; éste era en cambio, lógicamente, lo que más adeptos le había granjeado en el sector popular donde, en esa forma simplista de considerar las cosas que tiene el pueblo, se veía a la República como la panacea que solucionaría todos sus problemas. (8) En este sentido, Mañé y Flaquer, director del Diario de Barcelona y portavoz oficial de aquel sector barcelonés, afirmaría en su juicio “a posteriori” de la experiencia republicana en nuestro país, refiriéndose a los medios de que se valieron los republicanos para atrarse partidarios: “(En cuanto a reformas políticas y económicas), no existía marcada diferencia entre los dos bandos que se disputaban el goce del poder… la puja de los reclutadores republicanos se hacía pues en el terreno social… a los inquilinos, se les prometía la propiedad de los cuartos alquilados, a los arrendatarios, a los aparceros y a los “rabassers” la propiedad de las tierras que cultivaban, a los jornaleros labriegos el reparto de las tierras de labor, a los esforzó en ocultarlo. Muy pronto, la actitud de reserva y expectación que observó en un principio, dejó paso a una hostilidad abierta y manifiesta. Refiriéndose a este hecho ha escrito Antonio Jutglar en su obra sobre los burgueses catalanes: “La gran burgesia catalana ben aviat passaria a definirse a favor d’una solució que tornés a deixar —com abans del setembre de 1868— les coses en el “lloc que els pertoca”, tot i fent les necessaries concessions convencionals a l’esprit de l’época. En aquest sentit, doncs, no es exagerat d’afirmar el paper primordial desenvolupat per la burgesia de Catalunya en la Restauració dels Borbons”. (10) No obstante es justo decir que, a pesar de esta actitud de reserva primero y de temor después que manifestó el sector conservador, en los primeros momentos, éste se sintió en gran parte tranquilizado por la manera de presentarse la nueva forma de gobierno. Al examinar la prensa republicana relativa al cambio de régimen, se advierte un deseo vivísimo, por parte del Gobierno, de equiparar la República con el orden, la paz y la justicia y de resaltar su instauración como modelo de calma, serenidad y concordia. (11) La República debía ser la salvación para nuestra maltrecha y deprimida nación. Si bien este halagüeño porvenir, no hizo desaparecer la mirada expectante del sector monárquico, sí consiguió al menos evitar el pánico y confusionismo que de otra manera se hubiera producido en las clases elevadas de la ciudad. (12) Indicio de esta relativa calma es el hecho de que los fondos bancarios catalanes no experimentaron por estas fechas ningún descenso. En el extremo opuesto, estaban los elementos de la Federación Regional de la A.I.T. que ya hemos visto empezaban a ser muy numerosos en el sector obrero barcelonés. Éstos, dentro del sentir general de sus compañeros del resto de España reciben la noticia con alegría, pero sólo tanto en cuanto significaba “el último baluarte de la burguesía… un paso que, sin embargo, era necesario superar”. (13) La Federación, órgano periodístico de la A.I.T., que se publicaba semanalmente en Barcelona por aquellas fechas, afirma rotundamente, que la República ha sido votada por los burgueses por miedo a la Internacional y que con ella intentan engañar al proletariado, presentándole

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La Federación, órgano periodístico de la A.I.T., que se publicaba semanalmente en Barcelona por aquellas fechas, afirma rotundamente, que la República ha sido votada por los burgueses por miedo a la Internacional y que con ella intentan engañar al proletariado

jornaleros de la industria lo que se llamaba la propiedad de los instrumentos de trabajo”. (9) Toda esta serie de ventajas, como fácilmente se adivinará, no eran más que promesas de las que se nutrían algunas propagandas extremistas que las presentaban como consecuencias necesarias de la instauración del régimen republicano, pero que jamás figuraron en ninguno de los programas oficiales del partido, que se limitaban a pedir la supresión de las quintas y el impuesto de consumos. Con todo, es innegable, que la burguesía acomodada no sentía simpatía alguna por el reformismo democrático que traía consigo la nueva forma de Gobierno y no se 13 auro invento-06-desembre 2022 13 auro invento-06-desembre 2022 13 auro invento-06-desembre 2022 13 auro invento-06-desembre 2022 13 auro invento-06-desembre 2022

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