Melisa Croce La Pradera

DISEÑO III - CÁTEDRA RICO COMISIÓN FEDE Y ANDY MELISA LAURA CROCE LA PRADERA

ES HORA DE IRSE

-ยกNo le puedes hacer eso al cuarto de jugar, no puedes!

-Vamos a ver, chicos.

EN EL MEDIODÍA SILENCIOSO SE OÍA EL SONIDO fuerte de los pulmones de fieltro de los leones, y de las fauces anhelantes y húmedas salía un olor de carne fresca. Los leones miraron a George y a Lydia con ojos terribles, verdes y amarillos.

El color amarillo de las pieles era como el amarillo de un delicado tapiz de Francia, y ese amarillo se confundía con el del pasto.

_ Una sombra parpadeó por encima de la ardiente cara de McClean. _ Parpadearon muchas sombras. _ Los buitres bajaban del cielo abrasador.

HOL A A A HOL A A A —Hay que cerrarlo.

-Oh, estarán aquí enseguida.

—Sí.

-No seas tan cruel.

—Te lo prometo.

A A A !!!

A A A A !!!

A —¡Casi nos alcanzan!

—Estoy asustada.

—Perdón.

-Lo observรณ con la mano encima de los ojos entrecerrados.

Muy bien, aquí estoy -dijo David McClean a la puerta del cuarto de jugar-. Oh, hola miró fijamente a los niños, que estaban sentados en el centro del claro merendando.

Más allá de ellos estaban la charca y la sabana amarilla; por encima había un sol abrasador. Empezó a sudar-. ¿Dónde están vuestros padres?