ENTREVISTA
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ÍNDICE
Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
EDITORIAL UNA MANERA DISTINTA DE HACERLO
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ENTREVISTA THE HOLYDRUG COUPLE
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RETROSPECTIVA BJÖRK
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EN NÚMEROS FISKALES AD-HOK
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VIDEOTECA PULP
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RADAR THE SKINS / TERAPIA FAMILIAR
12/13
ENTREVISTA TUS AMIGOS NUEVOS
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ENTREVISTA ASTRO
16/17
ENTREVISTA PATIO SOLAR
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ENTREVISTA CAMILA MORENO
20/21
SELLO LEROCKPSICOPHONIQUE
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REPORTAJE 1965 / CINCUENTA AÑOS DE CANCIONES
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RESEÑAS
26/33
LIBROS BAJEN LA MÚSICA / BIOGRAFÍA DE UNA AMISTAD
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EN PORTADA ASTRO FOTOGRAFÍA MARÍA PAZ ARIAS DEL POZO EDICIÓN CAMILA MAIRA IMPRESIÓN OJO EN TINTA
Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
EDITORIAL
Hace casi tres años salió un disco que cambió mi forma de ver las cosas. No por sus canciones, sino más bien por una sencilla pero contundente frase que venía impresa al final de su librillo interior: “Edúcate a ti mismo”. Al verla, algo pasó. Esas cuatro palabras eran ‐más que una invitación‐ una orden a crear sin esperar que otra persona o institución marque el camino. ¿Por qué recordar eso ahora? Porque hoy, justo cuando celebramos nuestro cuarto aniversario, lanzamos por primera vez nuestra revista en papel. Y nos enorgullece decir que lo hacemos de manera independiente, sólo gracias al trabajo y esfuerzo de este equipo.
UNA MANERA DISTINTA DE HACERLO
Han sido cuatro años poniendo todo de nuestra parte por un sueño personal (para cada uno de nosotros). Pero también sabemos que el trabajo de todo este tiempo, y este logro en particular, ayudará a toda una industria que en la actualidad vive un complejo momento. Es justamente por ello que riesgos como el que tomamos hoy se hacen tan necesarios. Pero lo cierto es que esta manera de hacer las cosas ‐ la independencia‐ no es extraña dentro de un ambiente en el que cientos de bandas, artistas y sellos gestionan sus carreras y editan sus discos sin ayuda de nadie. Un ambiente donde cientos de personas siguen con pasión sus sueños aunque nadie los apoye, ni siquiera una ley que prometía hacerlo pero que terminó beneficiando a los mismos de siempre. “Edúcate a ti mismo”, gritaba desde su interior ese disco. Aprende, gestiona, atrévete. No es casualidad recordarlo: Ese es también el mensaje que a través de estas páginas queremos entregarte a ti. Ignacio Silva Director de Melómanos Magazine
DIRECTOR Y EDITOR GENERAL Ignacio Silva
STAFF
PRODUCCIÓN EJECUTIVA Jorge Rubio DIRECCIÓN DE ARTE Y DISEÑO Camila Maira REDACTORES Camilo Pérez Fernández Felipe Retamal Navarro
Joaquín Riffo Burdiles Claudio Salas Francisco Silva Ignacio Silva Mel Vargas Albornoz
Karla Argomedo Sebastián Garrido
DISEÑO GRÁFICO Javiera Reyes Camila Maira
FOTOGRAFÍA María Paz Arias Del Pozo Diego Figueroa Josefina Pérez Reinaldo Rodríguez Natalia Soto
COLABORADORES DISEÑO Alexandra Aburto
CONTACTO melomanoswbzine@gmail.com
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ENTREVISTA
Por Camilo Pérez · Fotografía por Natalia Soto
Por Camilo Pérez · Fotografía por Natalia Soto
ENTREVISTA
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RADAR ENTREVISTA
Por Mel Mariel Vargas Vargas Albornoz Albornoz· Fotografía por Josefina Peréz
COLOR
Ya con su tercer disco, el dúo The Holydrug Couple le da un toque especial a la clásica psicodelia. Tan especial que sólo saben de elogios y giras internacionales que –de hechose han vuelto obligatorias. La firma con la discográfica estadounidense Sacred Bones marcó el vamos definitivo a una travesía que no se ha detenido. Y tampoco piensa detenerse.
Pareciera que el universo conspiró para unir a Ives Sepúlveda (guitarra y voz) y Manuel Parra (batería). Es que estos amigos que se conocieron en Pichilemu y conectaron gracias a la música, decidieron volcar sus conocimientos y animarse a crear una banda que se ajustara a sus deseos, a sus gustos. A pesar de que Manuel no sabía cómo tocar una batería, fue con Ives con quien se decidió a aprender en serio y, según él mismo comenta, todo resultó al instante. “Funcionó perfect, como que el Manu sabía tocar batería al tiro. Además, fue mucho mejor el hecho de que no supiera tocar formalmente porque hacía cosas muy creativas. No era el baterista convencional”.
SACRED BONES: EL IMPULSO Las cosas se han mantenido en movimiento para los Holydrug, y no es sólo por las excelentes críticas a su música y al estilo que logran rescatar. Saben que las vueltas de la vida jugaron a su favor. Hace unos años fueron reclutados por la disquera neoyorquina Sacred Bones Records, lo que les ha traído varios beneficios.
Ives: El 2009 nos escribieron por MySpace, ahí teníamos dos canciones que habíamos grabado hace poco y nos dijeron si las queríamos editar en vinilo. Les dije que no, porque no encontraba que las canciones estuvieran bien grabadas. Los tipos me dijeron que daba lo mismo, pero no. Un tiempo después las grabamos otra vez y las mandamos. Ese disco (Awe) salió en enero del 2011. ¿Y supieron cómo llegaron ellos a ustedes? Ives: Sí, después les preguntamos y, según él, fue navegando. Como que le tincó. Igual debe haber algo muy intuitivo. De repente no se necesitan muchas razones.
DE CHILE CON AMOR A pesar de que firmar con una disquera extranjera es un plus, no les costó mucho hacerse de una fiel fanaticada. No sólo las observaciones de la crítica son positivas, sino que los comentarios en sitios como Youtube y en su misma página web dan una idea de lo que sucede en sus giras por otras partes del globo. “Nos fuimos de gira a Europa el 2013 y cuando tocamos en Tesalónica, en Grecia, llegó una mina de
Por Mel Vargas Albornoz · Fotografía por Josefina Peréz
ENTREVISTA
Ives: Nunca nos habían preguntado eso. Quizás es como un estilo llevado a un estado muy superficial de percibirlo.
Roma a vernos. Cuando recién llegamos con los instrumentos ella nos estaba esperando y nos dice que es de Roma y que sabe que vamos a tocar allá, pero que nos va a ver de nuevo”, relata Ives. ¿Y cómo estuvo esa gira por Europa? Manuel: Demasiado extensa. Ives: Fueron 59 fechas. Nos fuimos el 26 de septiembre y volvimos el 10 de diciembre. Estuvimos siempre viajando y tocamos casi todos los días. Tocamos en Inglaterra, en Escocia, Serbia. En esos lugares la manera en que nos recibían era sorprendente. Tocamos en Moscú y ahí fue la primera vez que nos pasó que yo estaba cantando y escuchaba a la gente corear más fuerte que yo la canción, ¿cachai? Era muy raro. ¿Y México y Estados Unidos? Porque ese mismo año se fueron de gira a esos lados. Ives: En México tuvimos una fecha en Monterrey y después en Estados Unidos tuvimos varias fechas. Manuel: Fueron como 19. Siempre los comparan con Tame Impala ¿Qué les parece? ¿Encuentran que se parecen? Ives: Puta, no. Como que lo encuentro demasiado raro. Manuel: Yo encuentro que no, pero igual entiendo. Ives: Sí. Es un comentario súper básico. Manuel: Es que es la asociación más rápida. Se parecen un poco y dicen que son idénticos.
MOONLUST: CAMBIO DE SONIDO No es errado pensar que hubo un cambio en la banda. El single “Dreamy” dejó en claro desde un principio lo distinto que es Moonlust, su tercer trabajo de estudio. “Es el mismo código, pero distinto”, comenta Manuel. Ives: Escogimos ese single porque encontrábamos que era lo que más se parecía a lo que habíamos hecho, a pesar de que ya es muy diferente. Las otras canciones del disco son totalmente distintas. Como decía Manuel, es nada que ver en cuánto a sonido, pero se cacha que es la misma banda, creo. ¿Y esto es porque el proceso creativo fue diferente, por la producción o porque ustedes quisieron cambiar? Ives: Los últimos dos discos los grabamos nosotros mismos. En el Noctuary (2013) descubrí que sería entretenido empezar a aprender una forma nueva de grabar, porque en el estudio se tiende a estandarizar los sonidos. Para Moonlust pasó lo mismo, grabé de otra forma. Ahora Manu está escuchando otro tipo de música más ligada al hip-hop y a mí me influenció mucho en el tema de armar las baterías o ritmos más soul. Yo venía escuchando cosas más electrónicas. Entonces salió un disco más sampleado, más relacionado con el trip hop que con el rock. Con la edición de Moonlust, al dúo lo espera una nueva gira por Norteamérica, incluyendo un lanzamiento en Nueva York, y un sinnúmero de fechas en su robusta agenda. Definitivamente, el futuro será movido.
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RETROSPECTIVA
Por Camilo Pérez · Ilustración por Karla Argomedo
El 20 de enero de este año, una de las artistas más valientes y osadas que conoció el siglo XX nos reveló un secreto: mientras aguardábamos por su regreso, ella se había caído a pedazos. Como parte de la vida en sí, Björk sabe que el camino redentor es uno largo y de paciencia, y como resultado nos brindó su mejor disco en más de una década.
rotundo de “It’s Oh So Quiet” la llevó a meteóricos niveles de reconocimiento.
En 1991, su participación en sesiones de grabación con el infravalorado equipo 808 State le inculcó el interés de una carrera en solitario que la llevaría a mudarse a Londres el año siguiente. Allá comenzó el trabajo que resultaría ser Debut (1993): un álbum‐viaje, donde Björk introduce su personaje, seductora y cautivante; inocente pero con sabiduría de años. A partir de su primer sencillo en solitario, “Human Behaviour”, se iniciaría una innovadora y memorable sucesión de vídeos musicales con aliados como Chris Cunningham y Michel Gondry.
A partir de ahí, conllevar la mística imagen pública que Björk había cultivado ya no sería tan fácil. 1996 en su biografía representa turbulencia. El cúmulo de relaciones fallidas, el estrés de las giras, el controversial incidente en Tailandia donde golpeó a una reportera. Pero sería un confuso y traumático episodio el que la llevaría a un punto de quiebre: Ricardo López, un fanático empedernido, intentó asesinarla enviando una bomba a su residencia. De paso, capturó todo el proceso de elaboración del explosivo, detallando sus motivos y acabando con su vida frente a la cámara. Aterrada por el escrutinio e inundada en el sentimiento de inseguridad, Björk abandonó Reino Unido y virtualmente el mundo por un año.
Precedido por la bestia industrial de “Army of Me”, Post (1995) anunció una expansión románica para la cantante, en la que apostaría por una infusión de trip‐hop, IDM, percusión tribal e incluso un pequeño y formidable número de tributo/parodia a los estándares de jazz de antaño. Acompañado de un colorido video homenaje a los musicales de Broadway hecho con Spike Jonze, el éxito
Tan convulso episodio fue el detonante de un radical quiebre con su pasado musical. En 1997 volvió con Homogenic, la piedra inicial en el camino del complejo arte que la islandesa desarrollaría de aquí
Desde temprano en su carrera, Björk le puso sus manos encima a cuanto género se le aproximara junto a una sucesión de grupos musicales en los que participó. De todas estas incursiones, la que le brindaría atención internacional por primera vez fue The Sugarcubes, un conjunto de rock alternativo cuyo sonido jangle evocaba a bandas como The B‐52’s. Con ellos lanzaría tres álbumes, siendo el más exitoso Life’s Too Good (1988).
Por Camilo Pérez · Ilustración por Karla Argomedo
en adelante. Volcándose de pleno a la electrónica compleja y abstracta, Björk se arrancó el pop de la piel, desplegando su álbum más aclamado y exitoso. Su acompañante sería el apaciguado Vespertine (2001), reflejo de una mayor madurez encontrada. Nunca extraña a la experimentación audaz, la carrera de Björk en el nuevo milenio se ha centrado en gran parte a ejercicios concretos de innovación: Medúlla, lanzado el 2004, es un álbum basado casi en su totalidad en torno a vocales. Volta (2007) la vio aportando comentario político junto a un background industrial, y Biophilia
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(2011) fue un denso espectro musical temático acompañado de una aplicación de Apple, cuya temática difuminaba la barrera naturaleza/tecnología. Incluso hubo tiempo para dos soundtracks: Selmasongs (para Dancer in the Dark) y Drawing Restraint 9 (2005). Este año, luego de enfrentar una filtración ilegal, Vulnicura nos devuelve a lo central del cuerpo de arte björkiano. Punto clave en la fórmula ganadora de Björk gira en torno a su capacidad para detallar y registrar la complejidad de las emociones humanas. Vulnicura, en este caso, es su versión del álbum de separación, luego que en 2013 su última relación sentimental llegara a su fin. Incluso cada tema está registrado cronológicamente, detallando los temores de la cantante, el eventual quiebre y el camino de sanación. Luego de una década difusa en el mundo de la madre tierra musical, esta pieza llega para recordar el impacto de su naturalidad y espontaneidad. La música de Björk no es para una mera escucha; es para prestar atención, aprender, y luego crecer. Tal como los ciclos de la vida.
HOMOGENIC Ninguno de los álbumes que Björk ha hecho en el nuevo milenio hubiese sido posible sin antes agotar los recursos. En la cúspide expresiva de la electrónica aterriza Homogenic, una colisión de sentimientos desafiantes, escapismo y distorsionados beats cargando composiciones de cuerda que barren con todo a su paso. Aquí encontramos el clímax agresivo de “Jóga”; “Bachelorette” es Björk en modo obra de teatro, y “Pluto” es una desintegración musical. El alma y corazón del disco son sus momentos más tiernos: “All Neon Like” y “All is Full of Love”, cuyo título refleja una declaración universal que no tiene límite.
MEDÚLLA Esta pieza es como una caja musical. Una caja poseída por voces a capella, mínima instrumentación, beatbox, canto inuit de garganta. Björk adoptó un desafío tomando sólo estos elementos, creando así un excelente tributo al cuerpo humano como instrumento musical. “Ancestors” es lejos el momento de mayor riesgo, sostenido por la experimentación vocal de la islandesa, y su invitada, Tanya Tagaq. “Where is the Line?” y “Triumph of a Heart” hacen gala de los talentos de Rahzel en el beatbox. Medúlla, para todos los efectos, es el triunfo de un corazón que lo da todo.
VULNICURA Vulnicura es un término adaptado del latín vulnus cura (cura para las heridas), lo cual es bastante adecuado considerando que el oyente sale cambiado después de la experiencia. En el curso de nueve temas, Björk se dedica a los detalles más microscópicos de cómo acabó su relación con Matthew Barney, desde las incertezas (“Lionsong”), la tragedia personal (“Black Lake”) y el enfrentamiento por salir adelante (“Atom Dance”). Sea como sea, ni cursilería ni sentimientos negativos predominan. La clave es que sigue el motor interno de todos los seres vivos: el amor.
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Por Francisco Silva · Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
Si uno se cuestiona qué hace a Pulp una banda tan reconocible, las respuestas llegan casi automáticamente: Su gancho, sus personajes y su humor. Eso es exactamente lo mismo que se encuentra en Pulp: A Film about Life, Death & Supermarkets, la cinta que documentó su retorno a Sheffield, la ciudad natal del grupo, dentro de su tour del 2012. Lo que resulta complicado es descubrir si se nos está mostrando una caricatura de los miembros de la banda, o si bien, Jarvis Cocker y compañía son una caricatura en sí. La primera idea se ve potenciada por la nada despreciable cantidad de personajes que desfilan por el filme (entre vendedores de periódicos, carniceros, etc.), como haciendo honor a ese himno del grupo llamado “Common people”. Pero lo cierto es que a medida que avanza, la cinta se va internando en ellos y logra permear en sus
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subconscientes hasta volverlos uno más de los tantos protagonistas que circulan por sus canciones. Y este es otro punto a tener en consideración; las canciones. Serán éstas las que hacen del metraje uno exquisitamente familiar. Echando mano a gran parte de Different Class (1995) y a hits como “Babies” o “This Is Hardcore”, la cinta consigue emocionar y hacer reír a partes iguales. Al fin y al cabo, dentro de cada recuerdo gracioso el ejercicio de rememorar ‐en sí mismo‐ sigue perteneciendo a la nostalgia.
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Por Mel Vargas Albornoz · Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
ROCK EN LAS VENAS Como una “infecciosa banda de Rock”, así se describe The Skins, un quinteto de jóvenes originarios de Brooklyn que de a poco se ha hecho de un nombre en la escena. Y no sólo porque son muy talentosos, sino también por haber sido el número de apertura en giras de Albert Hammond Jr. y Jake Bugg. ¿Estilo? Bastante definido: Rock. Rock con vibras de blues y de soul que van ligadas exclusivamente a su vocalista, Bayli. Lo llamativo de este grupo es que, aparte de ser muy jóvenes, tres miembros son hermanos: Bayli (voz), Kaya (bajo) y Reef Mckeithan (batería). Las guitarras están compuestas por Daisy Spencer y Russell Chell. En su corta pero intensa historia han lanzado sólo un EP de tres canciones (“Summertime”, “Going Down” y “Ocean”), que ha generado elogios por sus melodías pegajosas y sus aires de rock clásico que
incluyen increíbles riffs, notables solos de guitarra y una voz desgarrada y poderosa. “Going Down” tiene un factor más simple, pero no menos interesante. A pesar de ser llevada por un ritmo constante, la segunda guitarra se luce e implementa un sonido mucho más juguetón. “Ocean” es el epítome del blues rock en su estado más crudo, lo que no se ve muy a menudo: riffs simples, distorsiones precisas y una voz que llega a tonos altos sobresalientes, marcado un camino que luego sigue “Summertime”. Si bien el nivel musical se destaca y reconoce, tampoco se queda atrás la performance: The Skins son soberbios en escena y lo entregan todo en cada presentación. Eso es lo que les ha valido una fanaticada que los respalda y el paulatino reconocimiento internacional.
Por Ignacio Silva · Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
Algo llama profundamente la atención al escuchar las canciones de Terapia Familiar: todas comienzan con una hipnótica guitarra que, entre distorsiones, emula el sonido de ese característico instrumento indio conocido como tanpura. Asumiendo el riesgo de la repetición, pareciera ser que la banda utiliza una y otra vez ese elemento como una manera de volcar la atención en su fresca propuesta, que saca brillo a elementos de la psicodelia, el rock stoner y el folk para desencadenar en concisas y potentes composiciones que conquistan a primera escucha. Y a un año de su formación, el grupo ya dio forma a un puñado de estos temas que estarán integrados en
lo que será su primer disco; un trabajo que fue engendrado con vertiginosa velocidad. Claro que hurgando un poco más, se encuentra otro detalle que llama la atención y que explica la rapidez con la que ha avanzado el proyecto: Terapia Familiar está compuesto por Pato, Daniel y Simón Larraín, trío de hermanos que, más allá de lo anecdótico, es parte de un linaje de alto estirpe que en esta generación aglutina experiencia en referentes del rock independiente como Subradical, Fasat Alfa, Puta Marlon y Big Sur. Cuando la genética es buena no hay nada que hacer: sólo sentarse y esperar a que las expectativas se cumplan.
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ENTREVISTA
Por Felipe Retamal Navarro · Fotografía por Natalia Soto Rodríguez
Es la feria Pulsar. Tus Amigos Nuevos (TAN) están en el escenario. De pronto a Leo Salinas se le corta una cuerda de su bajo, justo antes de que intercambie su instrumento con Manuel del Valle, uno de los guitarristas. En el momento, con la tensión y la adrenalina a tope, deciden ajustes en el setlist en función de lo que puede tocar Manuel con el bajo sin una cuerda. Así, tal cual. Esa ocasión la banda la recuerda con cariño, pues ante la adversidad, el ingenio y las ganas pudieron más. Ese espíritu de dejarse llevar es algo que TAN ha desarrollado en sus discos: el sorprendente debut No si son (2013) y Triunfo Moral (2015), su segundo largaduración lanzado en marzo vía Sudamerican Records. En una pequeña sala de ensayo, la banda se lanza a tocar. Hacen jamming, prueban ideas, y también juegan bromas y chistes difíciles de descifrar a cualquier espectador. Así funcionan Tus Amigos Nuevos: probando, fluyendo. Y ese proceso alcanza nuevas alturas en Triunfo Moral, el disco que lanzaron en marzo pasado.
Aunque Triunfo Moral ha tenido buena acogida, el paso del segundo disco siempre es difícil. Por las expectativas. Por las odiosas comparaciones. Pero la banda no se complica demasiado; confían en su trabajo: “Yo creo que no estamos tratando de hacer el primer disco de nuevo”, afirma Diego Lorenzini (voz y guitarra). “Ya nos conocemos más y todo, estamos haciendo otras canciones que son como la evolución natural, entonces estamos tranquilos”.
Por Felipe Retamal Navarro · Fotografía por Natalia Soto Rodríguez
Pese a la seguridad, hubo desafíos en el camino. Uno fue sortear la partida del baterista Javier Chorbadjian, quien inició estudios en Europa. Aunque alcanzó a grabar el disco, la inminencia de su partida puso, en parte, presión en los tiempos de trabajo. Para ocupar su lugar en las presentaciones, la banda integró al baterista Cristián Aranda. Otra novedad es la incorporación de Alfredo Barriga, a cargo del set de percusión. “Barry” -como es llamado por el grupo- tocaba con Leo después de los ensayos y la sintonía entre ambos era tal que éste le ofreció probar cómo sonaría con la banda. “En el primer disco, Leo hacía esas percusiones”, cuenta Diego. “Entonces en vivo él tenía que dejar de tocar y de repente se necesitaba otra ayuda”. ¿En este disco hicieron algún cambio en el proceso creativo? ¿Consideran que tomaron riesgos? Manuel: Yo creo que fue más natural la evolución de los temas, porque al final el proceso creativo es el mismo. Juntarse, hacer jamming, alguien que llega con una idea y después se trabaja. Eso no ha cambiado. Siempre es un riesgo, no sabes lo que está pasando. Leo: Respecto al primer disco, yo creo que está más rockero, pero también está explorando otras influencias. Hay un poco Brasil, también hay más punk. En el primero había otras percusiones y hasta teclado. En este no, es más al callo. Algo que llamó mucho la atención de No si son fue la referencia a la cultura pop en las letras. ¿Por qué no seguir el mismo camino con Triunfo Moral? Diego: Tiene cosas parecidas, pero hay una evolución. No vamos a cantar “Baby
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boomers” de nuevo porque ya lo hicimos, pero estamos volviendo a jugar. Todas las letras son un desafío en sí mismo, no una fórmula. Hay que pasarla bien en las letras. Manuel: El primero es un disco más documental, y el segundo es algo más abstracto a nivel de letras. Probablemente sean menos frases, pero con mucho más contenido, con más lectura. Triunfo Moral fue grabado en Estudios Triana y en la producción estuvo la dupla de Pablo Infante y Arturo Zegers (Protistas, Survey Team). Se registró en sólo dos días, lo que implicó dificultades. “Las canciones las tuvimos que arreglar en muy poco tiempo”, cuenta Leo. “Habían varias que llevaban como dos años en carpeta y otras que salieron una semana antes de la grabación”. “Y hubo arreglos que terminamos de definir el día antes de grabar o el mismo día, incluso”, agrega Manuel. ¿Cuánto influyó la mano de los productores en el resultado final? Manuel: Yo creo que a nivel musical no es tanto, pero a nivel de producción, de que el bajo suene rico, que la batería suene tal, estamos en otro nivel respecto al disco anterior que era como muy lo- fi. Ahora es súper estéreo. Diego: Si uno es entendido va a decir: “Oh, que increíble cómo suena esto”. Pero si uno lo escucha sin saber mucho, es como: “Oye, pero este disco está grabado como con una grabadorcita, en el living”. Eso está bueno, me gusta. Además, nosotros tenemos una forma de tocar que tiene mucho detallito. Están las voces que cantan las melodías, pero también hay esas cosas como “¡uh!”, “¡ah!”, “¡un, dos, tres!”. Todas esas cosas eran súper importantes para nosotros. Entusiasmo es algo que en general provoca una banda como Tus Amigos Nuevos. Por ello, pese al tiempo, hubo buena recepción de los productores a su trabajo. “Da la impresión de que en nosotros ven la posibilidad de probar cosas que hace tiempo quieren hacer. ¡Están chochos!”, resume Diego. Es que la banda lo contagia. Con ese espíritu sacaron adelante esa noche de Pulsar; ese espíritu es el que los lleva a trabajar las canciones de la manera en que lo hacen; ese espíritu les permitió sacar adelante la grabación del disco. Ese espíritu incluso hace que alguna gente se suba a bailar al escenario durante sus tocatas. Es que ante todo, a Tus Amigos Nuevos les gusta lo impredecible.
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Por Ignacio Silva · Fotografía por María Paz Arias Del Pozo
Cuatro años tuvieron que pasar para que Astro se sacara los ropajes de su exitoso álbum homónimo y regresara al juego con nuevo material. Pero Chicos de la Luz no sólo es el segundo LP de la banda; también es el manifiesto de su propia identidad. El viaje astral comenzó hace años, pero acaba de llegar a su mejor estación. La escena es la siguiente: primeras semanas de 2015 y Andrés Nusser lleva horas en su estudio de grabación, repasando una vez más las nuevas canciones. Para el líder de Astro han sido varios meses de lo mismo, sólo interrumpiendo el ritual para ir a otro estudio o reunirse con el resto de la banda en la sala de ensayo. “Terminé súper desgastado”, reconoce ahora el músico y productor, mientras –como si demostrara el cansancio- bebe de un trago la mitad de una botella de agua en el backstage de un festival. Lo que mantuvo a Nusser por tanto tiempo enclaustrado fue la grabación y producción de Chicos de la Luz, el segundo largaduración del cuarteto que completan
Octavio Cavieres (batería), Daniel Varas (sintetizadores) y Nicolás Arancibia (bajo, percusiones). El disco es, por lo demás, el trabajo que trae de regreso al grupo a cuatro años del homónimo álbum con el que terminaron por transformarse en uno de los nombres más importantes del pop local. “Fue un proceso súper largo y complejo. Estuvimos tocando mucho, escuchando mucha música, llenándonos de influencias, aprendiendo. Además, ahora sabíamos más de lo que sabíamos cuando hicimos el anterior, y teníamos más herramientas y más conocimientos de cómo hacer las cosas”, describe el vocalista.
Por Ignacio Silva · Fotografía por María Paz Arias Del Pozo
ENTREGARSE EN LA BÚSQUEDA Y si hay algo que Nusser y sus compañeros destacan del extenso proceso de grabación y producción del disco es la actitud experimental con que lo afrontaron. En el plano musical, Chicos de la Luz prescinde casi totalmente de guitarras en favor de sintetizadores y las percusiones que desde hace un tiempo caracterizan a Astro. “Eso es producto de los 4 años que estuvimos sin lanzar material, porque empezamos a hacer muchos más arreglos de percusión, le empezamos a sacar más jugo al Lego (Nicolás Arancibia) como percusionista, y eso quedó en el disco de manera natural. Lo de los sintes yo creo que fue más como un condicionamiento sin querer, porque lo hicimos en un estudio con mucho sinte y eso te lleva a usarlos”, explica Nusser. Las letras, en tanto, dejan totalmente las fiestas de Le Disc de Astrou (2009) para radicalizar el enfoque místico que proponía Astro (2011). “Las canciones hablan básicamente del tema de interés que tenía en mi cabeza en ese momento, que era la meditación y la búsqueda espiritual personal. Eso mezclado con la fantasía típica de Astro dieron como resultado letras que hablan de temas del más allá”. Más allá de lo circunstancial, ¿de dónde vino ese interés por experimentar? Andrés: Quizás tuvo que ver con los inicios de Astro, porque nos hueveaban mucho con MGMT y eso nos empujó a explorar. Después te queda gustando. ¿Hubo también una intención de alejarse de esas comparaciones? Andrés: Se aleja harto de comparaciones, pero no era algo que estuviéramos buscando. En el anterior (Astro) buscamos sacarnos eso, pero en éste sentíamos que ya teníamos libre la cancha.
¿Y es ese un tema que los siga molestando? Andrés: Ya no. Al principio sí, pero no molestaba la comparación, porque era correcta; molestaba la mala onda. Teníamos las influencias, el trabajo era súper referenciado. Y lo digo abiertamente, porque eso no es malo. Hay una actitud hiriente acá en Chile cuando hablai del trabajo de alguien: o es perfecto, o una mierda. Es muy chaquetera la hueá. MGMT y Empire of the Sun para nosotros fueron referentes absolutos cuando Astro empezó y fue el punto de partida de la banda. A muchos artistas les pasa de esa manera. O sea, a alguien le inspira Bob Dylan y luego el hueón es Kurt Vile. Todos escuchan música, todos en algún minuto se dejan influenciar más por uno o un grupo de artistas. En ese minuto nos encantó lo que estaban haciendo ellos y como que canalizó solo. Ahora, de cualquier manera para nosotros eso es algo del pasado, ya fue.
CON LOS PIES EN LA TIERRA Fuera de ese complejo terreno, Astro ha logrado consolidar su propuesta y llevarla al extranjero. Festivales como Vive Latino, Lollapalooza Chicago, Primavera Sound (Barcelona) y Rock al Parque (Bogotá) han sido testigos de un recorrido internacional que con Chicos de la Luz podría alcanzar una nueva dimensión. “Hay expectativas, pero mesuradas. Somos bien medidos y estamos con los pies en la tierra. Al final hay que hacer las canciones que uno siente que hay que hacer, trabajarlas lo mejor posible, acompañarlas de un buen show, un buen arte y hacer que todo sea un buen producto. Pero obvio que tenemos expectativas; ya tenemos viajes programados a Estados Unidos, a España, Argentina”, reconoce Octavio. Y Lego agrega: “Nosotros aspiramos a eso, pero es difícil. O sea,
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trabajamos entre nosotros, somos una pyme de puros hueones de 30 años que han aprendido a pulso. Pero lo intentamos, de todas maneras”. Lo cierto es que el camino al extranjero que la banda emprendió ya tiene paradas definidas para Chicos de la Luz: además de los conciertos fuera de Chile, el disco será editado en España (Canada), en México (Terrícolas Imbéciles) y en Estados Unidos (Nacional Records). El itinerario está listo, por más que en Astro mantengan los pies en la tierra.
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Por Claudio Salas
· Fotografía por Diego Figueroa
PATIO SOLAR EFERVESCENTE JUVENTUD
Los sonidos que brotan desde un rincón de la capital parecen un certero augurio del retorno de las guitarras a la escena del pop chileno. Melodías ensoñadoras ambientadas en la cotidianidad del barrio, son nada más que el trabajo de Patio Solar, promisoria banda local impregnada de las vicisitudes de juventud.
El 2015 comenzó con la fresca sonoridad juvenil de Patio Solar, banda de amigos oriundos de La Florida que con apenas 22 años acaban de lanzar su álbum debut, Temporada. El trabajo, además, fue el primer título de Piloto, sello que acoge a otros proyectos del sector sur de Santiago.
Me gusta la música experimental, el post rock. Música chilena escuché bastante. También me habían dicho que somos medios post punk, y aunque no lo había pensado, puede ser. Los primeros discos de los Arctic Monkeys me gustaban caleta y esos son un poco post punk, creo”.
Los inicios del grupo se remontan al 2013, cuando Claudio Gajardo (voz y guitarra) reunió a sus amigos Yaney Salgado (guitarra y coros), Camilo Jiménez (bajo), Javier “Puje” Poduje (batería) y Franco Perucca (teclados) en torno a un par de lanzamientos autoeditados en casa.
Su forma de producción individual casera y sonido lo fi a ratos se mezcla con el shoegaze y lo instrumental. “Hice un intento explícito en hacer un shoegaze en Driminsún, con la canción “Remaría si pudiera”. Es un género que no lo cachaba mucho, pero me llamaba la atención porque es bastante instrumental. Me gusta eso y lo intente hacer. Pero no queremos casarnos con nada, no queremos ser pop, tampoco shoegaze. Queremos hacer algo que tenga hartos géneros distintos y que nos gusten”.
“El LP homónimo lo grabé el verano de 2013 y salió como en abril, y el EP Driminsún a finales de ese año. Ahí ya existía la banda”, asegura Gajardo. El par de lanzamientos autoeditados, ambos con canciones en baja fidelidad de buena factura, ya advierten de las influencias presentes en Temporada. “Siempre he escuchado harta música. El dreampop me gustaba harto, aunque no creo que hagamos dreampop.
Aunque como reconoce Claudio, el sonido resultó más pop de lo que esperaba. “Igual está bien que sea pop, es una etapa. Ya quedó y está bueno el disco. Que nos
Por Claudio Salas
· Fotografía por Diego Figueroa
digan que hacemos pop de guitarras son sólo etiquetas que hacen los periodistas. Somos guitarreros, aunque me imagino que los discos posteriores igual van a tener algo de pop.” Sobre sus letras, dice que “algunas son historias que no son mías, son invenciones no más. Otras son más personales. Otras están inspiradas en personas. Hay mucha reflexión y frase que se me viene a la cabeza”.
ENCUENTRO FORTUITO “Hasta que sacamos el Temporada todo era muy casero y mal grabado”, comenta Claudio, destacando la importancia del sello Piloto por permitirles dar un paso hacia adelante. “Nosotros no éramos nada y no teníamos nada que perder. Nadie nos llamaba. Ellos fueron los primeros interesados. Al final nos ofrecieron grabar algo mejor de lo que teníamos y gratis, eso fue grandioso. Sabíamos que la calidad iba a dar un salto. Yo creo que llegamos a Piloto porque el Elías, un participante del sello, es un busquilla musical y andaba en búsqueda de música chilena que le llamara la atención, y nos encontró”, recuerda. Desde entonces, la banda ha estado realizando modestas pero entrañables presentaciones en distintos sectores de la capital, incluso en regiones, por lo que escucharlos en vivo no resulta lejano. En ocasiones se reúnen con el resto de las bandas que agrupa Piloto (Niños del cerro, Silabario, La Banda Misma, Pujem), y dan vida a una nueva escena entre ellas. “Si po, es bien loco. Hay como una escena allá, bandas del sello y otras que no lo son, pero son bien cercanas. Yo creo que ninguna es igual a la otra, cada una tiene su identidad, pero se cacha que hay una simetría, una sincronía entre bandas.” Las nueve canciones de Temporada fueron
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producidas por la propia banda junto a Alex Rojas y son el resultado de un año de trabajo, siendo el primer largaduración editado por el sello. El lanzamiento tampoco ha pasado inadvertido a los oídos especializados, lo que se ha traducido en constantes visitas de Claudio y el resto del grupo a distintos medios musicales y programas radiales. De seguro la confianza y la buena onda les ayudó a canalizar el veloz crecimiento de la banda, que junto a su talento y trabajo les ha abierto las puertas necesarias para unir los puntos y así encontrar el rumbo.
EL PORVENIR YA VENDRÁ Por el futuro, Gajardo asegura que no se sienten presionados. Piensan reposar el lanzamiento un tiempo, reunir ideas para lo que viene y seguir tocando. “Yo creo que este año vamos a grabar el segundo disco, que va a salir el próximo año. Hacerlo con tiempo para que quede bueno. Tengo la convicción de que va a ser mejor, para allá va la cosa. Y queremos tocar lo más posible. Aunque igual no nos apuramos por nada, no estamos urgidos por difundir nuestra música, ni que se escuche lo más posible. Es forzosa esa hueá po, si está lleno de música, no queremos meterle los temas en el oído a nadie”. Si no ha escuchado el álbum, anímese a hacerlo. “Destellos de algo”, “Pintura”, y “Al sur” sonaron como una carta ideal para la pasada temporada estival, y son sólo algunas de las canciones que va a querer descubrir de su aún incipiente discografía.
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ENTREVISTA
Por Camilo Pérez · Fotografía por Josefina Astorga
Es abril y el verano se niega a abandonar las calles santiaguinas. Son las dos de la tarde y el calor hace de las suyas en las proximidades de un café en Nuñoa. En bicicleta y con sencillo atuendo primaveral llega Camila Moreno, haciendo una pausa dentro del extenuante presente que significan los últimos detalles de su nueva entrega. De vuelta con su placa más artesanal y fiera, Camila Moreno entrega una cátedra donde explica el curioso y atractivo título que le ha brindado. Pero tras el nombre se esconde algo: hay una discusión que busca poner en boca de todos.
“La preproducción empezó entre abril y mayo del año pasado”, cuenta una Moreno que expele entusiasmo bajo un reservado timbre de voz. “Las canciones son del año antepasado. El proceso de composición tuvo que ver unas veces con sensaciones de desamor, y otras veces con cosas que no había explorado, como hablar de mi infancia”. Mala Madre ha sido producido por la misma cantautora, con ayuda de Tomas Preuss (Prehistöricos), Cristian Heyne y Cristóbal Carvajal. “La manera que tuvimos de construir el disco fue respetando los demos, en el sentido de que dejamos las voces que yo grabé en mi casa, los pianos que yo dejé en mi casa, cosas muy precarias”, señala, y procede a explicar su fundamento de mantener la crudeza de la primera toma. “Cuando uno hace algo que tiene onda, carácter, misterio y agresividad, tratar de reproducirlo igual es falso.
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Siempre empieza a ser el intento de imitar lo que uno ya hizo y, la verdad, es un poco absurdo”. Además de la esencia, le importa mucho su acercamiento a los instrumentos, algo que se hizo ver en videos compartidos en redes sociales. Y le gusta acercarse a aquellos que no ha probado antes: “A pesar de que creo muy importante el estudio de los instrumentos, nunca te va a salir algo igual a cuando no conoces ese algo, porque ahí hay frescura que nunca se va a volver a repetir. Uno después lo empieza a conocer, le empieza a sacar otros sonidos, le saca el rollo, y empieza a tener una relación afectiva con ese instrumento. Te recuerda cosas, personas, momentos que viviste”, profundiza. “Inventamos un instrumento con mi voz, un teclado, que es como mi voz cantando, aunque no se nota. Fuimos a grabar a una construcción, sacamos ruidos fuertes, los metimos, grabamos cosas de otras personas. Jugamos mucho con el concepto del hip‐hop de los samples. Incluso sampleamos las mismas baterías que nosotros grabamos y las hicimos loops. Fuimos a grabar cuerdas a Valdivia, y esas mismas cuerdas las sampleamos, las movimos, las dimos vuelta”.
Por Camilo Pérez · Fotografía por Josefina Astorga
Pero qué sería de la parte instrumental sin un buen concepto que acompañe. Y Camila lo sabe: “Llegué a un texto donde se narraba que las mujeres de una tribu que ovulaban en luna llena tenían más posibilidades de quedar embarazadas. A eso se le llamaba el ciclo de la buena madre. El ciclo opuesto, el de la mala madre, era el de aquellas que en vez de eso, menstruaban en luna llena, y debido a esto eran expulsadas de sus tribus. Por el hecho de ser exiliadas de sus comunidades desarrollaban brujería y la hechicería, el chamanismo”. Camila llegó al concepto de la mala madre a través de la planta del mismo nombre, “de ahí el rollo de la mujer fea, la mujer que no es querida, y que finalmente termina desarrollando una magia, un poder que tiene que ver con algo estrictamente del mundo femenino, y que tiene que ver con la oscuridad”. Haciendo nexos literarios, la intelectualmente inquieta artista sustenta su teoría. La lectura del codex Malleus Maleficarum, que detallaba instrucciones y razones para la matanza de brujas, tuvo un profundo impacto en la temática del disco. “Es increíble leerse este libro porque es totalmente psicópata. Aquí proponen que es considerado brujo quién cree que puede transformar la realidad por sí mismo, porque sólo Dios tiene poder para transformar la realidad. Y es ahí donde se gesta la esclavitud humana que vivimos hoy, donde no somos capaces de siquiera creer que podemos transformar la realidad. Siempre el poder está fuera. Y ese mismo poder que se le quiso quitar a la mujer tiene que ver con eso, porque la mujer sí tiene naturalmente el instinto de generar nuevas realidades y transformar vidas”. Entre sus malas madres, Moreno identifica a poetisas como Cecilia Vicuña, Anne Sexton, Alejandra Pizarnik, Violeta Parra y Gabriela Mistral.
Tantos son los estímulos que inducen la exploración de distintas temáticas, que cada canción parece englobar su propio concepto también. “En el disco hay un tema llamado “Bathory”, que trata el relato de Alejandra Pizarnik de la Condesa Sangrienta. Ella existió cerca de la edad media, asesinó a 639 mujeres, las torturaba y sobre todo las prefería vírgenes. La forma en que lo narra te da la imagen de un personaje medio romántico haciendo todo esto”. Por otra parte, “Libres y estúpidos” hace una examinación más contemporánea, viniendo a decir que con nuestra libertad optamos finalmente por la estupidez. El lanzamiento de Mala Madre no puede ser expresado por un cliché más adecuado que inminente. Sin embargo, qué esperar de él es la fuente de incertidumbre. “Yo creo que es mejor que no esperen nada. Una amiga mía que lo escuchaba me decía que la gente no lo va a entender. Pueden esperar un disco más entretenido que los anteriores, un disco sin tapujos ni filtros, agresividad y sutileza”. Pero la reflexión final que hace es lo que realmente impacta en música tan vital. “Cuando me gusta un artista, me gusta por esa cosa que lo cruza, esa sensación volcánica que evoca. Tocar sólo notas no tiene ninguna gracia, ningún valor o mérito. Hay algo que se transmite en la música que tiene que ver con la energía oculta, la atmósfera eléctrica que existe en el arte. En cada artista se da de maneras diferentes, y eso a la larga es lo que hace que el mundo sea mejor y que sea más soportable vivir en él”.
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SELLO
Por Ignacio Silva · Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
Como tantas otras historias, la de LeRockPsicophonique comenzó con una necesidad, pero también una desilusión. Rodrigo Jarque era un profesor de inglés con un gran interés en la música y una indiscutible habilidad que le había permitido componer un puñado de canciones que grabó en estudio. Sus expectativas eran altas, y una vez registrado el material escribió a todos los sellos de Europa y Estados Unidos que admiraba, esperando que ocurriera el milagro y alguno se animara a distribuir su música. En cierto sentido, el plan funcionó: desde el sello francés Monopsone le respondieron encantados con las canciones, aunque sin la posibilidad de editarlo. El golpe fue duro, pero sin él Jarque no se hubiera atrevido a dar el siguiente paso. Pensó, en efecto, que establecer un nuevo sello era el único camino y desde su habitación dio forma a una iniciativa que luego bautizaría LeRockPsicophonique, comenzando sus funciones con ese primer disco llamado Monstruos bajo la cama. Una década ha pasado desde entonces y la discográfica ya cuenta con más de 20 títulos a cargo de nombres como Inverness, Jovenabuelo, Mutrone y los nóveles Tortuganónima; ecuación que lo ha transformado en una de las instituciones del rock alternativo local. Frente a tan buen panorama, las fronteras se abrieron gracias al reciente fichaje de los ecuatorianos Munn como su primera apuesta internacional. Proyección, identidad y un catálogo de lujo; nada mal para un proyecto que empezó en una habitación y gracias a una desilusión.
Por Claudio Salas 路 Fotograf铆a por Diego Figueroa
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COLOR PRESENTA
weichafe + ALAIN JOHANNES band rama + temple agentS + nuclear + DORSO la mala senda + ALL TOMORROWS
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REPORTAJE
Por Francisco Silva · Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
Establecerse temporalmente entre dos periodos musicales tan fuertes como La Invasión Inglesa y La Psicodelia hace pasar por alto el instante en que precisamente las tornas dejaron de moverse en una dirección, voltearon hacia otra y dieron a luz a nuevas corrientes que seguir. Eso es lo que sucedió en 1965, en el por entonces centrado panorama musical inglés y americano, que remecido por sus cambios sociales internos definió casi por defecto nuestro panorama musical moderno, dejando uno de los catálogos más relevantes y que aún, con cincuenta años a cuestas, es interesante revisar. ¿Qué respuesta puede dar la música a su entorno? Esa es quizás una de las grandes preguntas que todo arte busca responder, ya sea directamente, como lo hiciera Víctor Jara en lo local, o de una forma más sutil y simbólica, como un Bob Dylan electrificando su repertorio en el Festival de Newport. Si el entorno cambia, ¿por qué no lo debía hacer la música también? Quizás, la interrogante va por otro lado: ¿qué tanto pueden influir las canciones en el paradigma que las dio a luz? Difícil no imaginar la lucha social de Malcolm X por los derechos de los afroamericanos sin el Highway Revisited 61 de fondo, porque aunque es una imagen algo simplificada y que no convergió temporalmente por unos meses, no deja de estar inherentemente sujeta a su fondo. Y es que desde las arenas de Dune que fueron publicadas de la tinta de Frank Herbert, hasta el Oscar de The Sound Of Music, cada aspecto venía a representar una de las tantas aristas sociales que convergían con bastante fuerza, alimentando el vórtice que terminaría un año más tarde con el paradigma imperante de una juventud indiferente y sorda.
Ese paso, entre las melenas hippies del 67 y la vestimenta pulcra de las bandas que emulaban el R&B y el blues de los tempranos 60, se dio durante esos doce meses. Y como no podía ser de otra forma, la música fue la gran bandera a la que asirse. Quizás un buen ejercicio para hacerse una idea de cuan natural fue el cambio sea comparar qué partió sonando a lo que acabaría. Por ejemplo, en marzo Tom Jones lanzaba el clásico It’s No Unusual, mientras un mes antes The Impressions dejaba en primera fila a “People Get Ready”, una canción de protesta de tomo y lomo. En cambio, el trecho entre octubre y diciembre cerraba sus cortinas con singles recién estrenados como “My Generation”, “Turn Turn Turn” o “Get Off My Cloud ”. La tendencia se iba lentamente alejando del tributo a las influencias, para ir electrificándose y decantando por lo que sería un destape hacia el rock y el pop mucho más propio, con una mayor puesta de identidad en la ejecución. Las Unchained Melody se estaban cambiando por cosas más toscas como “The Ox” de The Who.
Por Francisco Silva · Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
No obstante, no todo fue para el rock. The Beach Boys, con un tremendo Brian Wilson a la cabeza, ese año sacó tres discos. Si bien la calidad es dispar y por entonces la meta era más el acertar un single exitoso y luego acompañarlo de otros 10 u 11 temas, no deja de ser meritorio el haber emplazado tremendas piezas del pop como “California Girls” o “Help Me, Rhonda”. Y es que el recientemente reposicionado estatus de los Beach Boys está más que merecido, no sólo como contraparte del por ese entonces pop británico dominado por The Beatles, sino como una piedra angular del pop americano. Ese mismo año, los Fab Four también dejarían varias postales para la historia: desde el mítico lleno en el Shea Stadium, hasta su nombramiento como caballeros de la orden británica. Pero estos hitos no hacen sino acumular distractores en lo que fue lo realmente imprescindible: el que hayan podido sacar dos piezas tan fundamentales y expansivas como lo son Help! y Rubber Soul. El primero es tal vez su acercamiento más directo al folk electrificado, y fue un emplazamiento desde el cual pudieron salir cosas como “You’ve Got To Hide Your Love Away”, o incluir una canción icónica como “Yesterday”. Tan sólo cuatro meses demoraría en llegar la segunda parte de esta expansión en el espectro sonoro de los de Liverpool, con canciones mucho más amigables y de una profundidad mayor como “Drive My Car” o “Nowergian Wood ”. Y si es por himnos, los Rolling Stones, Bob Dylan y hasta The Kinks no se quedaban atrás: “I Can’t Get No Satisfaction”, “Like A Rolling Stone” y “Tired Of Waiting For You” fueron concebidas como piezas moldeadas para perdurar. Esta avasalladora producción, sin embargo, dejó en un segundo plano algunos discos notables que quedaron sepultados. Algo así es lo que le sucedió a The Zombies, banda que en el 65 ya se
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sostenía de forma potente de la mano de Begin Here, un álbum que cruzaba diversos estilos pero siempre son ese sello de artpop propio de Chris White y Paul Atkinson. En una línea similar, aunque mucho más volcados al soul, estaban The Pretty Things con su estrambótico y agradable Get The Picture?, un elepé del que se desprendían toda clase de maravillosos y suaves acordes. Aunque si se quiere cruzar la vereda y volcarse de lleno en sonidos más lacerados en fuego, tenemos a The Sonics con su rústico y salvaje Here Are The Sonics. La variedad está en el gusto, dicen, y sin duda el de los jóvenes de esa época empezaba a cambiar en todos los sentidos. Otro que pasa algo colado, no por su resonancia, sino por su fecha de elaboración, es el magnífico A Love Supreme de John Coltrane, que si bien fue grabado a finales del año anterior, su publicación, y por ende el inicio de su misticismo, partió en el 65. Lo prolífico queda un poco enganchado a una producción tan variada, pero el asociarla o marcarla de tal significancia sería un poco mezquino, pues la reverberación y la edificación sonora que se llevó a cabo durante esos doce meses corrió más allá del de una buena cosecha y se transformó en algo más parecido a un molde a seguir. Fue un punto cardinal desde el cual se regirían no sólo los grandes exponentes del pop, folk y el incipiente rock, sino que una generación completa, propiciando un cambio de enfoque. Y es en esa parte donde nuevamente llegamos a la encrucijada inicial: ¿Fueron finalmente las canciones las que guiaron a toda esa generación hacia la apertura mental de años venideros, o fueron ellos mismos quienes utilizaron la música como una barcaza para llegar hacía donde querían? Es difícil responder, pero tal vez una conclusión justa -no exenta de romanticismoes que ambos se utilizaron y convergieron en el instante justo y cuando el mundo más lo necesitó.
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Mel Vargas A.
BLUR - THE MAGIC WHIP (PARLOPHONE) Si había un disco esperado, era éste. Después de 12 años el cuarteto inglés insigne del brit pop volvía a sacar disco. La crítica les ha dado los mayores halagos, porque sí, es un buen disco. De hecho, se escucha algo de Blur en algunas de sus canciones. En “Lonesome Street”, la primera de ellas, la vibra está y se confía que seguirá estando, pero hacia la segunda canción las dudas aparecen. Es que parece más una extensión del último disco solista de Damon Albarn que Blur en sí. Pero a pesar de ser algo desconcertante, no deja de ser una vuelta triunfante.
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Joaquín Riffo B.
TOBIAS JESSO JR. - GOON (TRUE PANTHER) El debut de Tobias Jesso Jr. es un disco cruzado por composiciones minimalistas al piano, develando una capacidad creativa certera y con un gran sentido del formato canción por parte del autor. Con un sonido que recuerda lo mejor de aquella ola de compositores setenteros, que sentados frente a las teclas dejaron un montón de melodías imborrables, la calidez con la que Jesso aborda temas como el desamor y la amistad lo hace parecer un álbum fuera de época, demasiado sincero, sencillo y orgánico para la grandilocuencia en la que vive el mundo actual.
3. Camilo Pérez
PANDA BEAR - PANDA BEAR MEETS THE GRIM REAPER (DOMINO) A cuatro años de su melancólico y esquelético Tomboy, el corazón de Animal Collective ha vuelto con un álbum que incluso le pisaría los talones a Merriweather Post Pavilion. Kaleidoscopico en su totalidad, Grim Reaper demuestra la capacidad de Noah Lennox para confeccionar gusanos de oreja que se insertan en la cabeza del oyente para nunca abandonar. La difusa niebla onírica de “Tropic of Cancer” se contrapone con momentos más propulsivos como “Boys Latin”. Definitivamente, un álbum que hará desarrollar la sinestesia a quienes no ven colores en la música.
4.
LAURA MARLING - SHORT MOVIE (RIBBON MUSIC / VIRGIN EMI) “It’s a short fuckin’ movie, man”. La línea que da montura al galopante caballo del bellísimo tema titular basta para describir el también bellísimo quinto álbum de Laura Marling; una experiencia fugaz, pero llena de aprendizaje. Aproximándose amenazante en “Warrior”, cautiva y huyendo en “I Feel Your Love”, misteriosa y excéntrica en “Strange”, sumisa y frágil en “Walk Alone”; Marling recorre todos los sentimientos de una búsqueda interna, desechando su persona antigua, optando por su primer álbum eléctrico. Momento imprescindible: el júbilo indie-rock de “Gurdjieff’s Daughter”.
5.
STEVEN WILSON - HAND. CANNOT. ERASE. (KSCOPE) El cuarto álbum solista Steven Wilson debía destacar, no sólo porque su estilo musical es perfecto, sino porque su disco anterior, The Raven That Refused To Sing (2013) había dejado la vara muy alta. Con Hand. Cannot. Erase. Wilson se hace de una gran banda, de sonidos definitorios y distintos. La instrumentalización lo es todo y va más allá en esta entrega. Son 11 canciones que pasan de fuertes riffs a emotivos solos de piano, increíbles guitarras y voces femeninas que complementan a un virtuoso Steven Wilson que nunca deja de sorprender.
6.
SUFJAN STEVENS - CARRIE & LOWELL (ASTHMATIC KITTY) Pongámoslo de esta forma: Carrie & Lowell es el mejor álbum de Sufjan Stevens a la fecha. O al menos el mejor desde Illinois. Y esto no deja de ser curioso: donde Illinois es excesivo, literario, increíblemente preciso en detallar las historias de ese estado de 12 millones de personas, en Carrie & Lowell sólo hay tres protagonistas: la difunta madre, Carrie, el padrastro amigo, Lowell, y el mismo cantautor, destrozado por la pérdida y buscando respuestas. Once bellas viñetas de humanidad y lazos en un mundo donde cada vez perdemos más el toque entre nosotros mismos.
Camilo Pérez
Mel Vargas A.
Camilo Pérez
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Joaquín Riffo B.
FATHER JOHN MISTY - I LOVE YOU, HONEYBEAR (SUB POP) El disco más redondo en lo que va del año. Father John Misty ha dejado la vara altísima para quienes le sucedan, con un LP plagado de canciones que sobrevuelan una madurez notoria, tanto en la lírica como en los arreglos. No se deje engañar por los curiosos títulos de algunos cortes (“Holy Shit”, “Bored in The Usa”). Son un galimatías que hay que disfrutar, mientras intentamos descifrar el arco de un trabajo que va aumentando en intensidad hasta transformarse en una experiencia sensorial, ante la que no queda otra que dejarse llevar.
Ignacio Silva
TORO Y MOI - WHAT FOR? (CARPARK) Chaz Bundick es un artista inquieto; eso queda de manifiesto en lo diverso del material que ha lanzado al mando de Toro y Moi. Esta vez, eso sí, extremó recursos y en What For? plasmó el manifiesto de su intención de nunca repetirse. Los espacios que en sus anteriores álbumes llenaba con su elegante visión de la electrónica, ahora los ocupa con guitarras y una esencia lo-fi que llega a momentos realmente álgidos en canciones como “Buffalo” y “Yeah Right”. Pop y tintes de psicodelia tan brillantes que recuerdan lo bueno que es cambiar.
Felipe Retamal
TUS AMIGOS NUEVOS - TRIUNFO MORAL (SUDAMERICAN RECORDS) “Soy el rambo de Atacama”, canta Diego Lorenzini en “Pateando petróleo”, uno de los interesantes cortes de Triunfo Moral. La canción resume al esperado álbum sucesor de No si son (2013): fuerza interpretativa, estructuras que alternan entre lo extraño y lo común, y letras con raros juegos de palabras, llenos de imaginería pop. Todo en ritmo bailable. Por ello el disco potencia la mejor característica de la banda: su capacidad de convocar al oyente. Y, por fin, ofrece un sonido que hace justicia a su directo. Un imperdible.
1. Francisco Silva
COURTNEY BARNETT - SOMETIMES I SIT AND THINK, AND SOMETIMES I JUST SIT (MOM + POP) Crudeza parece ser lo que define el trabajo de la joven australiana Courtney Barnett. Aunque por momentos se dedique a recitar más que a cantar, o que por aquí y por allá deje una que otra pista de despliegue pop, lo que hace interesante su elepé es la gallardía y lo desgarbado de sus canciones. Como manoplas electrificadas que van directo a la coyuntura, esa música fea y solitaria atrae como moscas a los amantes de lo tosco. Si lo escuchara, Lou Reed sonreiría (o haría una mueca) satisfecho.
1. Mel Vargas A.
DRENGE - UNDERTOW (INFECTIOUS) Lo que entregan los hermanos Loveless es una mezcla interesante que se desenvuelve entre el post-punk, el garage y el grunge. En su disco homónimo del 2013 quedó claro, pero con Undertow van más allá, empezando por la incorporación definitiva de un bajo. Su single “We Can Do What We Want” resultó ser completamente distinto a lo que se escucha en el álbum. Canción visceral y violenta, su vibra se contrapone a la mayoría de los otros 10 temas, mucho más relajados. “Favourite Son” y “The Woods” destacan; ambas brillantes de formas diferentes.
1.
JULIA SMITH - LA RESPUESTA (BEAST DISCOS) Un conjunto de melodías pop en una envoltura psicodélica, con un formato radial que resulta novedoso para quienes estábamos acostumbrados a la primera etapa de Julia Smith. Bajo la producción de Mauricio Basualto, los penquistas abandonaron por un rato las largas jams e introducciones de su primer disco para abocarse al formato canción, balanceándose en esa complicada cuerda que implica el sacrificar identidad por efectividad. El resultado es satisfactorio, decantando en un EP que podría ser la transición para el paso definitivo de la banda a las grandes ligas.
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Joaquín Riffo
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Mel Vargas A.
PASSION PIT - KINDRED (COLUMBIA) Lo último de Passion Pit está cargado de un indie pop parejo. Quizás demasiado parejo en comparación con su entrega anterior, Gossamer (2012), que proveía de múltiples ritmos y diversas emociones. Es cosa de comparar “Constant Conversations” y “Take a Walk”. Si el foco se pone en lo nuevo, no hay ninguna canción que marque la diferencia. Con Kindred, los liderados por Michael Angelakos se enfrían. O al menos eso parece. El single “Lifted Up (1985)”, primer tema del disco, es una clara representación de todo lo demás: entretenido, hasta que deja de serlo.
Camilo Pérez
SLEATER-KINNEY - NO CITIES TO LOVE (SUB POP) En la avalancha de regresos que han colapsado los últimos años, el de Sleater-Kinney se recibió repentinamente, considerando lo distantes que sus miembros estaban. Para muchos, diez años bastan para que la magia se vea perjudicada por el receso, pero las chicas de Olympia la rompen en grande con un set de diez canciones con densa poesía, efusiva explosión. En “A New Wave”, justo en el corazón del álbum, las Sleater-Kinney hablan de cómo una etiqueta no basta para definir sus existencias. Una escucha a este álbum demostrará el porqué.
Camilo Pérez
THE CRIBS - FOR ALL MY SISTERS (SONIC BLEW) El plan A estaba creado para no tener plan B. Los hermanos Jarman querían concebir dos polos opuestos destilando lo mejor de sus sensibilidades pop y punk. Y la verdad, todo parece marchar exitosamente: For All My Sisters presenta la faceta pop, a cargo de una sobria producción de Ric Ocasek (The Cars). 11 himnos de exuberancia juvenil (“Mr. Wrong”), clásicos Cribs (“Burning for No One”) y un opulento grand finale (“Pink Snow”). Quizás no sea el salto que The Cribs merece al estatus de tesoros nacionales británicos, pero es una sólida adición a ese canon. Así, tal cual.
1.
TORTUGANÓNIMA - PÁRSEC (LEROCKPSICOPHONIQUE) Tortuganónima se ha hecho un nombre en la escena nacional promoviendo géneros experimentales y poco populares como lo son el math-rock y el post rock. Ahora con Pársec, su segunda placa, lo dejan en manifiesto de una forma excepcional en su calidad, en las guitarras melódicas, en las baterías complejas, en los acentos cruzados en los tiempos. Todo actúa con precisión, a la altura de cualquier banda extranjera del género. Con este disco queda demostrado el poder de la música para valerse por sí misma como música pura, sin necesidad de una lírica.
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Vladimir Mella
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PEACE - HAPPY PEOPLE (COLUMBIA) El sucesor de In Love (2013) viene cargado de felicidad y de momentos amargos que no pasan desapercibidos. Los británicos no temieron juntar el número no menor de 18 canciones en un álbum que supone una real jugada. Algo un poco más experimental, que remonta a los sonidos de los 90, es una de las cosas más notorias del álbum. Netamente bailable, Happy People contrapone ritmos tan diferentes como los alegres “Lost On Me” o “World Pleasure” con la nostálgica “Under the Moon”, con una clara referencia a la música de los 60.
Mel Vargas A.
Francisco Silva
NATALIE PRASS - NATALIE PRASS (SPACEBOMB) Encantador parece ser uno de los primeros adjetivos que se vienen a la mente al instante de tratar de definir el buen hacer del disco debut de Natalie Prass. Pues más allá de hacer de la voz un mar de calma extremadamente sofisticado, se le sitúa como protagonista en la mayoría de las composiciones, aun cuando de fondo a veces se decante por las cuerdas que brindan sobriedad (“Christy”) o por el pop hecho y derecho (“Bird Of Prey”). Esos son solo fragmentos que hacen del total, una cita ineludible. Otoñal como pocos, aunque sin renunciar a los ganchos jamás.
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Felipe Retamal
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Camilo Pérez
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BELLE & SEBASTIAN - GIRLS IN PEACETIME WANT TO DANCE (MATADOR) Al oir “The party line”, el primer single de lo nuevo de Belle & Sebastian, es difícil no dejarse sorprender por la dirección electropop-disco que parece tomar la banda. Como Reflektor de Arcade Fire, lo nuevo de los escoceses es una invitación al movimiento, pero sin renunciar a sus melodías amables y pegajosas, o a sus cremosas armonías vocales. Todo ello resulta en una agradable colección de canciones, que además matizan y refrescan su repertorio en directo. ¿Qué huellas deja este paso en su carrera? No lo sabemos. Por ahora, ¿bailamos?.
KENDRICK LAMAR - TO PIMP A BUTTERFLY (INTERSCOPE / TOP DAWG) Siempre dispuesto a contar las historias de los silenciados y de sí mismo, Kendrick Lamar nos enseña To Pimp a Butterfly, un cuento de la calle, de lucha y superación. Lamar sabe que no requiere de recargarse en invitados para deslumbrar. Su rima alcanza sus puntos más fieros, más juguetones y más expresivos. Incluso son composiciones en su mayoría orgánicas las que sostienen esta placa. Butterfly refleja los tiempos de la comunidad afroamericana estadounidense, y sobre todo un sentimiento: every race starts from the black. ¿Enchular una mariposa? Ese es el sueño americano.
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NOEL GALLAGHER’S HIGH FLYING BIRDS - CHASING YESTERDAY (SOUR MASH) Noel Gallagher no deja de sorprender, presentando en Chasing Yesterday otra placa digna de enmarcar. Difícil parecía alcanzar la calidad del álbum debut de hace ya cuatro años, sin embargo su sucesor no se queda atrás en absoluto, dejando patente la vigencia de Noel como uno de los más talentosos compositores de las últimas décadas. Cada canción es un acierto. Todas ricas y frescas en lo compositivo, gozan de una solidez que conserva el espíritu de glorias pasadas, pero lo renueva con numerosos arreglos y elementos que en Oasis no habrían tenido cabida.
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ALABAMA SHAKES – SOUND & COLOR (ATO / ROUGH TRADE) Si Brittany Howard está a la cabeza, es difícil que las cosas salgan mal. Con Sound & Color los estadounidenses de Alabama Shakes entregan un proyecto aún más ambicioso que su exitoso disco debut Boys & Girls del 2012. Fueron dos singles los caballos de batalla de un trabajo de doce canciones. Tanto “Don’t Wanna Fight” -una sintonía de ritmos que combinan el soul, el funk e incluso ritmos afro- como el poderoso blues-rock de “Gimme All Your Love”, son el reflejo de un álbum que lo tiene todo: una gran voz, musicalización sobria y buenas letras.
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Claudio Salas
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Mel Vargas A.
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Felipe Retamal
EL MAL GUSTO - DESAYUNO (UVA ROBOT) El desencanto resumido en temas para bailar un viernes en la facultad. Esa imagen sintetiza la propuesta que El Mal Gusto desarrolla en su primer largaduración. Temas en que el formato canción pasa a segundo plano: ganan espacio el desencanto en las letras, los momentos de tensión, los arreglos sencillos y el gusto por el ruido como clave que articula las composiciones. Dicha apuesta no suena pretensiosa, es más bien visceral, explosiva, para bailar con una lata de cerveza barata en mano. Es música que llama a la acción. Póngalo fuerte.
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EARL SWEATSHIRT - I DON’T LIKE SHIT, I DON’T GO OUTSIDE (TAN CRESSIDA / COLUMBIA) “Todo lo que veo son serpientes en los ojos de estos niggas. Mi madre me enseñó a leerlas cuando las veo”, proclama Earl Sweatshirt en “Grief”, la primera cara visible de su nueva placa. Este es un buen reflejo de 36 minutos en los que el miembro de Odd Future confecciona una documentación de sus ansias, temores y demonios antisociales junto al productor randomblackdude. I Don’t Like Shit… emerge como una almagama de lúgubres beats y funestas que te harán cuestionar hasta la confianza en tu prójimo. Y un álbum así siempre es escucha indispensable.
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Camilo Pérez
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LIBROS
Por Felipe Retamal Navarro · Melómanos Magazine #14 · Junio / Julio / Agosto
BAJEN LA MÚSICA
MANUEL MAIRA (EDICIONES B)
Del casette a Spotify. De las transnacionales a los sellos independientes. De conciertos a festivales. Todas son historias con que Manuel Maira analiza los cambios en la industria discográfica chilena. Aunque el autor no lo explicita, se trata de comprender cómo la música entró en la fiesta del consumo tan propia del Chile actual.
je, a ratos ensayo. Es un remix de estilos que sin embargo no funciona totalmente. Aunque esa decisión le da al texto una narración ágil, también vuelve confusa la comprensión de la tesis del libro y varias de las historias personales son prescindibles y no aportan mayor comprensión al fenómeno analizado.
Por ello el autor inicia el recorrido desde su infancia, narrando sobre una industria que ya no existe. Se trata de poner en perspectiva las transformaciones del modelo discográfico intentando una lectura crítica que a ratos aparece contenida.
Por eso el relato a veces parece más un reportaje extenso que una investigación bien pensada. Y ello debilita el interesante trabajo de entrevistas que se logró y los buenos datos que aporta sobre la industria de los conciertos, o el surgimiento de sellos como Quemasucabeza. Bajen la música es una crónica de la música como bien de consumo desde la perspectiva de un consumidor. Una buena idea, pero que no termina de cuajar.
Es que Maira recurre a la mezcla de formas escriturales como una analogía de los tiempos de cambios que recorre el libro. A ratos es crónica personal, a ratos reporta-
BIOGRAFÍA DE UNA AMISTAD CLAUDIO NAREA (THABANG)
San Miguel. Un día perdido a comienzos de los 80. Un pasaje. Dos chicos con espinillas sentados en la cuneta. “Tú eres bonito y yo soy feo”, le dice Jorge a Claudio, su amigo y compañero de liceo. Este queda pasmado. No sabe qué pensar. Es que la frase resulta ambigua, enigmática. Como el Jorge que Claudio nos presenta en Biografía de una amistad. Un Jorge, lejos de la leyenda. Más que una historia de Los Prisioneros, lo que nos ofrece Claudio Narea es su visión sobre ésta a partir de su dolor. Y en específico, sobre su relación con Jorge González. Lo que propone Narea, es una batalla por la memoria. El libro no muestra tanto a un González rebelde, ácido, inspirado autor de himnos generacionales, sino
que a uno atormentado por una verdad incómoda: la obsesión sexual con Narea. Una verdad no asumida de la cual es prisionero y, por ello, responsable en el dolor ajeno. A partir de esa tensión Narea, decide sostener su verdad sobre la negación y la discusión de la verdad del otro. Por momentos nos encontramos frente a una historia con “buenos” y “malos”, lo que a ratos fuerza al lector a tomar partido. Por ello, el texto es a ratos incómodo. Porque la memoria, se completa con el relato del perdedor. El que no ganó dinero. El que debió patear piedras. Lo de Narea es el grito de dolor para una memoria olvidada. Y sólo en la discusión, puede honrar.
Mel贸manos Magazine #14 路 Junio / Julio / Agosto
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ESTA EDICIÓN FUE REALIZADA ESCUCHANDO LOS SIGUIENTES DISCOS:
FATHER JOHN MISTY I LOVE YOU, HONEYBEAR
FUGEES THE SCORE
TUNACOLA
LA HABITACIÓN DEL PÁNICO
TODOS LOS VERANOS DEL MUNDO
VOL. 1